IGLESIA BAUTISTA ISRAEL SAMBORONDÓN
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“ORANDO POR LOS HIJOS” Por: Lcdo. David Campos C Lectura Bíblica: Job 1:5
shalom_alehem45@hotmail.com Samborondón, Enero 18 del 2015
Sucedió por los años 410 al 430. Vivía en Milán – Italia el célebre maestro de la retórica Agustín de Hipona. Hijo de un oficial romano de religión pagana. Agustín tuvo en Mónica a una madre cristiana ferviente, cuya oración ferviente y consistente por la conversión de su pagano marido, halló respuesta final con la conversión del pagano. Agustín fue muy inteligente. Pero en sus días, la filosofía y la religión eran como las vías del tren. Había mucho de ellas. Aparecían y desaparecían creencias religiosas. Una de ellas fue el MANIQUEÍSMO. El Maniqueísmo enseñaba que la salvación consistía en separar dos principios: el espiritual y el físico. Todo lo físico es malo y condenaba la procreación por mala y pecaminosa. Se consideraba perfecto a los que se separaban del mundo para vivir de contemplación, mientras que todos los que vivían vidas comunes eran pecadores condenados hasta el fin. Uno de ellos fue Agustín de Hipona. Pero un día su madre Mónica al ver que su hijo Agustín se estaba desviando hacia una secta, pronunció la siguiente frase: “No puede ser que un hijo que cuesta tantas lágrimas perezca.” Entonces ella comenzó a orar fuertemente por su hijo y éste abandonó las prácticas erradas y volvió a DIOS. 1. LO QUE ES UN HIJO. Decía Don José Perman que “un hijo es una persona que le hacemos al destino.” Y Napoleón I dijo que “el porvenir de un hijo es siempre la obra de su madre.” ¿Qué nos enseña la BIBLIA sobre nuestros hijos? Al leer el Salmo 127:3 nos dice que nuestros hijos son HERENCIA. ¿Qué es HERENCIA? Es un conjunto de caracteres que los hijos reciben de los padres. Esto se llama Herencia Biológica. También el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que una persona posee en la vida. Entonces un hijo nuestro representa nuestros caracteres y es un bien, un derecho y una obligación. El momento que pensamos así, todo hombre y mujer van a pensar dos veces antes de traer un niño al mundo. En segundo lugar un hijo es COSA DE ESTIMA. Otra versión dice que es un GALARDÓN. Otra dice RECOMPENSA y por último PREMIO SUYO. ¿Habría hijos abandonados con todos estos conceptos? Lo dudo, sin embargo hay niños en vergüenza, gomeritos, violadores, abandonados, desposeídos, sin techo, sucios, pidiendo caridad, durmiendo en el suelo, con hambre y todo por culpa de un padre o una madre irresponsables. En tercer lugar la BIBLIA llama a un hijo SAETA EN MANOS DEL VALIENTE (Salmos 127:4). Una Saeta es una flecha. En la antigüedad, el arma más letal, más dañina y más poderosa que tenía un guerrero era una flecha. Con ella se defendía del enemigo, pero con ella salía de cacería para traer el alimento a su familia. Tener un hijo varón era cuestión de hombría y cuando nacía un varón era la alegría del padre. Tan fuerte era esta posición que el primogénito varón era consagrado a DIOS (Éxodo 13:2). También era cierto que la mujer que daba varón a su marido era la mujer fija y se quedaba como reina. Eran los varones los que representaban al padre al final de los días. En cuarto lugar un hijo era UNA PLANTA DE OLIVO (Salmo 128:3). El Árbol de Olivo es considerado como el símbolo de la paz, ha sido el árbol cuyas hojas han servido para señalar el triunfo, la paz, la energía, la alegría y el poder. Si en los Juegos Helénicos se entregaba una Corona con hojas de Olivo al Triunfador.
Tiene forma de ser longevo y su aceite limpia el rostro, lo brilla y lo hace hermoso. Si pudiéramos pensar en nuestros hijos como nuestros triunfos, nuestra alegría, nuestra paz y nuestro poder, estaríamos en excelente situación. Por último la BIBLIA nos dice que nuestros hijos son PLANTAS CRECIDAS EN SU JUVENTUD Y ESQUINAS LABRADAS EN UN PALACIO (Salmo 144:12). Estos términos involucran a varones y mujeres. ¡Qué privilegio que somos los que tenemos hijos! Pero el privilegio viene junto con la RESPONSABILIDAD. 2. EJEMPLOS DE ORACIÓN. Tres hermosos casos de oración, dedicación y fe nos muestran la Palabra De DIOS para que los imitemos. El Primero fue ANA. Nos dice 1º Samuel 1:27-28 que “Por éste niño oraba, y JEHOVÁ me dio lo que le pedí. Yo pues, lo dedico también a JEHOVÁ, todos los días que viva, será de JEHOVÁ.” No estamos para criticar a ninguna madre, por supuesto. Pero como es lógico, toda madre desea ver triunfar a sus hijos. Y hacen bien. Con el tiempo sus hijos son buenos artesanos, excelentes obreros, profesionales en casi cualquier rama, pero qué pocas veces hemos visto que los padres decidieron dedicar un hijo al SEÑOR. Parece ser que no es rentable la posición. Parece ser que no se lo alabará por sus méritos. Quizás, no sea reconocido por la fama. Pero Ana no miró así. Ella había orado a DIOS por un hijo y Samuel se transformó en el más grande sacerdote de su tiempo. Fue todo un Juez. Nadie debe olvidar que ANA ORO POR SU HIJO y DIOS fue fiel a la petición de esta mujer, como es fiel a la petición de cada madre, y de cada padre por sus hijos. El Segundo caso que me encanta leer es Job 1:1-5, para aquellos que piensan que es deber de las madres orar, les recuerdo que los padres también debemos hacerlo. Para aquellos que piensan que sólo los pobres tienen tiempo para orar, les recuerdo que el hombre más rico y ocupado de esos tiempos, oraba y hacía holocausto a DIOS por sus hijos se llamaba JOB. Tuve la oportunidad de hospedarme en la casa de J.T.Gilbert. Rico, cuatro clínicas de Rehabilitación, dos Centros Médicos y un sin número de propiedades. Pero J.T oraba todos los días por sus tres hijos. Era fiel a su iglesia bautista, diezmador, ultra fiel, presidente de la Unión Varonil de su iglesia y gran médico. Pero lo que más me impresionaba era su amor a DIOS, su BIBLIA y la ORACIÓN por sus hijos. Este es un consejo y un ejemplo para aquellos que son “tan ocupados” que no tienen que pedir permiso a DIOS, sino que DIOS tiene que pedirles permiso. No se necesita ser pobre para ser santo, ni rico para ser diablo. Job era rico y era un hombre perfecto y recto, temeroso de DIOS y apartado del mal. De Job, todos los varones podemos imitar. Hágase la siguiente pregunta usted varón. ¿Dedicó un día de ayuno por la salud de sus hijos? ¿Oró usted junto a su esposa para que DIOS proveyera un esposo o una esposa adecuada a sus hijos? ¿Oró usted por la salud económica de sus hijos? ¿Oró como lo hacía Job para que sus hijos no pequen? ¿Ora usted varón, para que sus hijos no caigan en descrédito ni en incorrecciones? Job los llamaba uno por uno y los santificaba, es decir les preguntaba de sus errores, de sus faltas. Job les abría el corazón a ellos y ellas le abrían el corazón a su padre. ¿Cuántas son las veces que los hijos tienen guardados los pecados y no los confiesan ni a DIOS, peor a sus padres por resentimiento, por amargura o porque los padres le dieron un pésimo ejemplo? Es muy difícil que le cuente a su padre sus andanzas femeniles, si el padre ha andado en lo mismo. El poder de la palabra se apaga por la debilidad de los hechos ¿Cuándo llegó usted al templo y se arrodilló ante el altar por sus hijos? Todo el que tiene hijos debe saber que tiene una herencia. Tiene un galardón. Tiene una cosa de estima y que si la abandona, alguien va a tomar su lugar. Muchas personas han tomado la vida espiritual de sus hijos con tal ligereza que ni idea tienen lo que se les viene. Es increíble ver como hay madres que invierten dinero a raudales en sus hijos con todo derecho en academias de danza, bailes, pintura, arte, teatro, música, deportes. Todo eso está bien. PERO, cuando vemos la parte seria, la real, la de la moral, la madre o el padre saben menos que sus hijos.
El hombre más sabio que existió en la tierra dijo:
“Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Proverbios 22:6. El fundador de los Jesuitas dijo: “dadme un niño hasta los cuatro años, después pueden llevárselo.” En nuestra escuela “Israel” se le enseña a los niños a orar. Una niña decidió orar a la hora de la comida en su casa, pero su padre le prohibió. Ese padre era como el perro del hortelano: “Ni come ni deja comer.” Él le impidió el Reino de los Cielos a su hija. El tercer caso es TIMOTEO. La BIBLIA tiene casos de malos ejemplos y de buenos ejemplos. Timoteo fue un joven oriundo de Listra en la Provincia de Galacia. Hijo de una pareja mixta, pues su padre era griego y su madre judía. Del padre sólo se sabe que fue un griego y allí muere todo. Pero lo grande es cuando se menciona a su abuela y a su madre. 2º Timoteo 1:5 nos dice que Timoteo tenía una fe no fingida que formaba parte de la vida de su abuela y la de su madre. Pero más adelante en 2º Timoteo 3:15 nos dice que “desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras.” No nos equivoquemos más. Ya es tiempo de dejar de ser tontos. Los jóvenes que por miles están ya amarrados a las drogas, son la luz que nos dice que “no hemos orado por ello.” Ellos son los que fueron niños y niñas pero que ahora ensucian las paredes como para decirnos “Ustedes no oraron por nosotros.” Los adolescentes que huelen la gasolina, los “gomeritos” abandonados son los que con el grito del silencio nos dicen “Ustedes no oraron por nosotros.” Si algo hay que hacer, es pedir perdón a DIOS y a las pandillas, porque “no oramos por ellos como debimos haberlo hecho.” Pero todavía hay tiempo. Nuestros niños, nuestros adolescentes y nuestros jóvenes nos reclaman más atención y todos los días debemos orar por ellos. No olvidemos que si oramos por ellos, los más grandes seremos nosotros. Pablo oró por un joven como Timoteo al que lo llamó “su verdadero hijo”, aunque no era su hijo en la carne. Pablo rogó por Onésimo “a quién engendré en mis prisiones”, aunque no fue en la carne, sino en el espíritu y Tú y Yo tenemos hijos en la carne e hijos en el espíritu por quien diariamente orar. Hagamos un ejército de promesas que diariamente como Job “nos levantamos y ofrecemos holocausto para que nuestros hijos no blasfemen contra DIOS, sino que lo alaben diariamente.” Amén.