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editorial Celebrando con alegría nuestros 10 AÑOS de trayectoria! Imagine Revista Infantil trae para ustedes un recuento de Cuentos Clásicos para continuar fomentando la costumbre de contar cuentos que se ha ido trasmitiendo de generación en generación, de abuelos a nietos, de padres a hijos.

Orgullosos de haber vivido esta maravillosa experiencia de 10 años llegando al corazón de nuestros lectores y convirtiéndonos en la primera y más antigua Revista Infantil de la región. No existen palabras para manifestar nuestro agradecimiento a nuestros clientes y quienes nos siguen día tras día.

La razón es evidente: los numerosos beneficios que aportan los cuentos en la mejora de la capacidad de comprensión del niño, en la comunicación, su vocabulario, su fantasía, su imaginación,… ¡y el amor por la lectura!

Lo que comenzó como un sueño de ser parte de la vida de cualquier niño y cualquier familia, hoy es una realidad. Imagine siempre seguirá trabajando para ofrecerles nuestro mejor esfuerzo. Infinitas Gracias a todos.

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Consejo editorial: Isabel González - María Lorena Salas - Dirección de Arte: Daniela Díaz Diseño Gráfico: Patricia Ochoa - Comercialización: Mariemid Cabrera - Verónica Chacín Fotografías: Producción Revista Imagine - David Hlusicka Producciones - Fotografías Mi fiesta: www.mirumbita.com En Portada: Samantha Mora - Rodrigo Herrera - Paulina Malham - Luka Lizarralde Tlf.: 0261-7987710 - E-mail: revistaimagine@gmail.com www.imaginekidsmagazine.com Facebook: revistaimagine - Twitter: @revista_imagine

Fotografía: David Hlusicka

















Reseña

Próxima Apertura Nueva Sede

Isamar

Que niña no ha soñado con ser una bailarina? aunque sea solo para usar un tutu? Para los amantes del ballet, de su belleza de su elegancia y en general para todos los apasionados del baile, ISAMAR ESTÁ PARA TI !! Isamar es una organización con más de 25 años en la región, especializados en la comercialización de ropa, calzado y accesorios nacionales e importados para aquellos que practiquen ballet, danza, flamenco y todo tipo de baile. Estan orientados a identificar y satisfacer las necesidades de sus clientes ofreciendo artículos de alta calidad a precios accesibles con criterio de competitividad y excelencia, promocionando y apoyando el baile. Actualmente, cuentan con dos sedes ubicadas en la calle 98#5-85 Plaza Baralt, y en el centro comercial Ciudad Chinita Multitiendas Piazza local 46. Próximamente a inaugurar una nueva sede en el centro comercial Gran Bazar

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Maracaibo en el segundo piso local ML 878, donde esperan seguir brindando a sus clientes un espacio que contribuya a lograr ese sueño de ser un profesional del baile. “El ballet es un arte expresivo en el que no existen obstáculos de idioma, y un arte semejante es por cierto de gran significación en estos momentos”. Arnold L. Haskell



Reseña

chipilin Cuenta con hermosas instalaciones acondicionadas para satisfacer a los más pequenos y listas para propiciar el desarrollo integral y armónico de las capacidades afectivo-social, física y cognitiva del niño atendiendo a las características propias de su edad y a su entorno social a través del uso de los contenidos tradicionales y la incorporación de nuevas tecnologías. Chipilín es una institución formada por un grupo de profesionales interdisciplinarios en las áreas de educación inicial, psicología, psicopedagogía, música, inglés y computación; creada para educar y preparar e integrar de forma eficiente a los niños en su educación. Sus dueñas actuales, Geidy Bravo, Administradora, Dimary Añez, Licenciada en Educación Preescolar y Lisette Uztariz Especialista En Tecnología Educativa y creadora del proyecto educativo www.mitrencito.com, están comprometidas con el desarrollo de una personalidad activa y creativa en cada niño, y de su plena interacción e inclusión en la sociedad.

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Chipilín fomenta valores, ayuda al niño en su autonomía y potencia la expresión creativa de su pensamiento de la mano con la naturaleza y la cultura ofreciendo a todos los padres un mejor concepto y un sinfín de alternativas y actividades.

http://www.michipilin.com



Reseña

chiquiplanet

Hace un año nace en la ciudad el novedoso y divertido concepto de CHIQUI PLANET. Un lugar cómodo, con grandes espacios para aprovechar y recreado con una aventura espacial y una diversión fuera de órbita.

Además ofrece animación profesional, agradables anfitrionas, seguridad y mucho más, unido a los mejores y más atractivos paquetes para que sus clientes se sientan satisfechos.

Chiqui Planet cuenta con una excelente ubicación y atracciones para niños de todas las edades, desde el área para los más pequeños, playground, inflables y piscinas de pelotas hasta áreas de spa, discotekadas y área de videos para los más grandecitos.

Si deseas contar con buen servicio y brindarle a su hijo una experiencia diferente y exclusiva, conoce Chiqui Planet y descubrirás un mundo de otra galaxia.

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Cuentos FotografĂ­a: David Hlusicka


Cuentos

Pinocho

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ace mucho tiempo, un carpintero llamado Gepeto, como se sentía muy solo, cogió de su taller un trozo de madera y construyó un muñeco llamado Pinocho. –¡Qué bien me ha quedado! –exclamó–. Lástima que no tenga vida. Cómo me gustaría que mi Pinocho fuese un niño de verdad. Tanto lo deseaba que un hada fue hasta allí y con su varita dió vida al muñeco. –¡Hola, padre! –saludó Pinocho. –¡Eh! ¿Quién habla? –gritó Gepeto mirando a todas partes. –Soy yo, Pinocho. ¿Es que ya no me conoces? –¡Parece que estoy soñando! ¡Por fin tengo un hijo!

Gepeto pensó que aunque su hijo era de madera tenía que ir al colegio. Pero no tenía dinero, así que decidió vender su abrigo para comprar los libros. Salía Pinocho con los libros en la mano para ir al colegio y pensaba: –Ya sé, estudiaré mucho para tener un buen trabajo y ganar dinero, y con ese dinero compraré un buen abrigo a Gepeto. De camino, pasó por la plaza del pueblo y oyó: –¡Entren, señores y señoras! ¡Vean nuestro teatro de títeres!. Era un teatro de muñecos como él y se puso tan contento que bailó con ellos. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no tenían vida y bailaban movidos por unos hilos que llevaban atados a las manos y los pies. –¡Bravo, bravo! –gritaba la gente al ver a Pinocho bailar sin hilos. –¿Quieres formar parte de nuestro teatro? –le dijo el dueño del teatro al acabar la función. –No porque tengo que ir al colegio. –Pues entonces, toma estas monedas por lo bien que has bailado –le dijo un señor. Pinocho siguió muy contento hacia el colegio, cuando de pronto: –¡Vaya, vaya! ¿Dónde vas tan deprisa, jovencito? –dijo un gato muy mentiroso que se encontró en el camino. –Voy a comprar un abrigo a mi padre con este dinero. –¡Oh, vamos! –exclamó el zorro que iba con el gato. Eso es poco dinero para un buen abrigo. ¿No te gustaría tener más? –Sí, pero ¿cómo? –contestó Pinocho.

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–Es fácil –dijo el gato. Si entierras tus monedas en el Campo de los Milagros crecerá una planta que te dará dinero. –¿Y dónde está ese campo? –Nosotros te llevaremos –dijo el zorro. Así, con mentiras, los bandidos llevaron a Pinocho a un lugar lejos de la ciudad, le robaron las monedas y le ataron a un árbol. Gritó y gritó pero nadie le oyó, tan sólo el Hada Azul. –¿Dónde perdiste las monedas? –Al cruzar el río –dijo Pinocho mientras le crecía la nariz. Se dio cuenta de que había mentido y, al ver su nariz, se puso a llorar. –Esta vez tu nariz volverá a ser como antes, pero te crecerá si vuelves a mentir –dijo el Hada Azul. Así, Pinocho se fue a la ciudad y se encontró con unos niños que reían y saltaban muy contentos. –¿Qué es lo que pasa? –preguntó.

–¿No me prometiste ir al colegio? –preguntó. –Sí –mintió Pinocho, ya he estado allí. Y, de repente, empezaron a crecerle unas orejas de burro. Pinocho se dio cuenta de que le habían crecido por mentir y se arrepintió de verdad. Se fue al colegio y luego a casa, pero Gepeto había ido a buscarle a la playa con tan mala suerte que, al meterse en el agua, se lo había tragado una ballena. –¡Iré a salvarle! –exclamó Pinocho. Se fue a la playa y esperó a que se lo tragara la ballena. Dentro vio a Gepeto, que le abrazó muy fuerte. –Tendremos que salir de aquí, así que encenderemos un fuego para que la ballena abra la boca. Así lo hicieron y salieron nadando muy deprisa hacia la orilla. El papá del muñeco no paraba de abrazarle. De repente, apareció el Hada Azul, que convirtió el sueño de Gepeto en realidad, ya que tocó a Pinocho y lo convirtió en un niño de verdad.

–Nos vamos de viaje a la Isla de la Diversión, donde todos los días son fiesta y no hay colegios ni profesores. ¿Te quieres venir? –¡Si vamos! Entonces, apareció el Hada Azul.

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Cuentos

Blancanieves

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abía una vez, en pleno invierno,una reina que se dedicaba a la costura sentada cerca de una ventana con marco de ébano negro. Los copos de nieve caían del cielo como plumones. Mirando nevar se pinchó un dedo con su aguja y tres gotas de sangre cayeron en la nieve. Como el efecto que hacía el rojo sobre la blanca nieve era tan bello, la reina se dijo. -¡Ojalá tuviera una niña tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y tan negra como la madera de ébano! Poco después tuvo una niñita que era tan blanca como la nieve, tan encarnada como la sangre y cuyos cabellos eran tan negros como el ébano. Por todo eso fue llamada Blancanieves y al nacer la niña, la reina murió. Un año más tarde el rey tomó otra esposa. Era una mujer bella pero orgullosa y arrogante, y no podía soportar que nadie la superara en belleza. Tenía un espejo maravilloso y cuando se ponía frente a él, mirándose le preguntaba: ¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta r e g i ó n?

Entonces el espejo respondía: La Reina es la más hermosa de esta región. Ella quedaba satisfecha pues sabía que su espejo siempre decía la verdad. Pero Blancanieves crecía y embellecía cada vez más; cuando alcanzó los siete años era tan bella como la clara luz del día y aún más linda que la reina. Ocurrió que un día cuando le preguntó al espejo: ¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región? el espejo respondió: La Reina es la hermosa de este lugar, pero la linda Blancanieves lo es mucho más. Entonces la reina tuvo miedo y se puso amarilla y verde de envidia. Entonces hizo llamar a un cazador y le dijo: Lleva esa niña al bosque; no quiero que aparezca más ante mis ojos. El cazador obedeció y se la llevó, pero en vez de matarla allí la dejó.

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La pobre niña se encontraba en medio de los grandes bosques, abandonada por todos y con tal miedo que todas las hojas de los árboles la asustaban. Corrió hasta la caída de la tarde; entonces vio una casita a la que entró para

descansar. En la cabañita todo era pequeño, pero tan lindo y limpio como se pueda imaginar. Había una mesita pequeña con un mantel blanco y sobre él siete platitos. Como tenía mucha hambre y mucha sed, Blancanieves comió trozos de legumbres y de pan de cada platito y bebió una gota de vino de cada vasito. Luego se sintió muy cansada y se quiso acostar en una de las camas. Pero ninguna era de su medida; una era demasiado larga, otra un poco corta, hasta que finalmente la séptima le vino bien. Se acostó y se durmió. Imagine 42


Cuando cayó la noche volvieron los dueños de casa; eran siete enanos que excavaban y extraían metal en las montañas. Encendieron sus siete farolitos y vieron que alguien había venido, pues las cosas no estaban en el orden en que las habían dejado. Luego el primero pasó su vista alrededor y vio una pequeña arruga en su cama y dijo: ¿Quién anduvo en mi lecho? Los otros acudieron y exclamaron: ¡Alguien se ha acostado en el mío también! Mirando en el suyo, el séptimo descubrió a Blancanieves, acostada y dormida. Al amanecer, Blancanieves despertó y viendo a los siete enanos tuvo miedo. Pero ellos se mostraron amables y le preguntaron. -¿Cómo te llamas? -Me llamo Blancanieves -respondió ella. -¿Como llegaste hasta nuestra casa? Entonces ella les contó que su madrastra había querido matarla pero el cazador había tenido piedad de ella permitiéndole correr durante todo el día hasta encontrar la casita. Entonces Blancanieves se quedó con ellos realizando las labores de la casa.

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Blancanieves permaneció mucho tiempo en un ataúd de cristal como dormida, ya que siempre estaba blanca como la nieve, roja como la sangre y sus cabellos eran negros como el ébano. Ocurrió una vez que el hijo de un rey llegó, por azar, al bosque y fue a casa de los enanos a pasar la noche. En la montaña vio el ataúd con la hermosa Blancanieves en su interior. En ese momento nada más contemplar a Blancanieves quedó prendado de ella. Quiso despedirse besándola y de repente, Blancanieves volvió a la vida, pues el beso de amor que le había dado el príncipe rompió el hechizo de la malvada reina. Blancanieves se casó con el príncipe y desde entonces todos vivieron felices.

La madrastra se creyó de nuevo la principal y la más bella de todas las mujeres. Se puso ante el espejo y dijo: ¡Espejito, espejito de mi habitación! ¿Quién es la más hermosa de esta región? Entonces el espejo respondió. La Reina es la más hermosa de este lugar Pero, pasando los bosques, en la casa de los enanos, la linda Blancanieves lo es mucho más. La reina quedó aterrorizada pues sabía que el espejo no mentía nunca. Se dio cuenta de que el cazador la había engañado y de que Blancanieves vivía. Ideo muchos planes para desaparecer a Blancanieves y nada resultó. Disfrazada de anciana atravesó las siete montañas y llegó a la casa de los siete enanos, golpeó a la puerta y ofreció a Blancanieves una manzana envenenada. La bella manzana tentaba a Blancanieves y al recibirla y morderla, cayó muerta. En la noche, al volver a la casa, los enanitos encontraron a Blancanieves tendida en el suelo sin que un solo aliento escapara de su boca: estaba muerta. La pusieron en una parihuela se sentaron junto a ella y durante tres días lloraron.

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Cuentos

el soldadito de plomo H

abía una vez veinticinco soldados de plomo con un bonito uniforme azul y rojo y un fusil al hombro. Vivían metidos en una caja de madera y se aburrían un poco. Un día oyeron una voz de niño que decía: - ¡Guau! ¡Soldados de plomo! Era la voz de Carlos, quien había recibido los soldados como regalo de Navidad. Enseguida los sacó de la caja. Todos eran exactamente iguales menos uno, que, aunque sólo tenía una pierna, se mantenía firme como los demás. A su lado también había más regalos, pero muy pronto el soldado de plomo se fijó en una bailarina que levantaba con gracia un pie para dar a entender que estaba bailando. “También le falta una pierna, como a mi. Es la mujer que me conviene - pensó el soldadito de plomo -. La quiero conocer, ¡es tan guapa!” El soldadito estaba detrás de una caja sorpresa desde donde podía contemplar a la bailarina. Al llegar la noche, Carlos guardó todos los soldaditos excepto a él, porque no lo vio. Y, aprovechando que toda la familia dormía, los juguetes empezaron a divertirse. De la caja sorpresa salió un muñeco verde que, al ver al soldado mirar a la bailarina, le dijo: - Soldadito de plomo, ¿por qué en vez de mirar a la bailarina no miras el tipo que tienes? Pero el soldadito no hizo caso y siguió mirando a la bailarina. - Bueno, bueno, ya verás mañana - dijo el malvado muñeco. Al día siguiente Carlos puso el soldadito en la ventana. No se sabe bien si por el viento o porque el muñeco de la caja- sorpresa cerró la ventana, el soldadito cayó a la calle. - Mira, un soldado de plomo - dijo un niño que Imagine 44

pasaba por la calle. - Le haremos navegar - dijo su amigo -. Le meteremos en una barca. Y dicho esto, hicieron un barquito de papel en el que metieron al soldado, luego empujaron el barco y el soldadito se alejó por las aguas de un arroyo que se había formado por la lluvia. El barco cada vez tenía más agua y se hundía más, porque era de papel. Al final le cubrió la cabeza al soldadito. Pensó que sería su final y sólo se acordaba de la bella bailarina que tan poco tiempo pudo ver. Creía haberla perdido para siempre. Poco poco, se fue hundiendo hasta el fondo del arroyo. Allí se lo tragó un gran pez que pasaba en ese momento. Durante un largo tiempo, se quedó a oscuras y en silencio. No sabía donde estaba, aunque tenía la esperanza de que alguien pescase el pez y lo rescataran. Estaba dormido cuando de pronto oyó una voz que le sonaba familiar: - ¡Oh, mirad quién está aquí! ¡Es mi soldadito de plomo! Era la voz de Carlos. El soldadito no se lo podía creer. ¿Cómo habría llegado hasta allí? La cocinera de Carlos había comprado el pez a un pescador. Enseguida el soldado se dio cuenta de que estaban sus amigos y su querida bailarina. Su fortuna no duró mucho tiempo, ya que una ráfaga de viento hizo caer de nuevo al soldadito, esta vez a la chimenea, mientras se derretía, vio a su lado a su querida bailarina, que debió caer con él. Nada más se supo del soldado y de la bailarina. Al limpiar la chimenea a la mañana siguiente, se encontraron un corazón de plomo y una rosa de lentejuelas. Era la señal de amor que había quedado entre el soldado y la bailarina.



Cuentos

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abía una vez...Un príncipe que quería casarse con una princesa, pero pretendía una princesa como la que él había imaginado en sueños. Por lo que se dedicó a buscarla por el mundo entero. Pasado un tiempo regresó a casa lamentando no haber encontrado la princesita que él andaba buscando, pues ¡deseaba tanto una verdadera princesa! Llegó una noche en que se desató una tormenta muy fuerte, en que pululaban los rayos y los truenos y la lluvia caía a cántaros. En medio de la terrible tempestad, tocaron a la puerta de la ciudad, y el viejo rey fue a abrir en persona.En el umbral había una princesa. Pero, ¡santo cielo, cómo se había puesto con el mal tiempo y la lluvia! El agua le chorreaba por el cabello y las ropas, se le colaba en los zapatos y su estado era deplorable. A pesar de esto, ella insistía en que era una princesa real y verdadera. “Bueno, eso lo sabremos muy pronto”, pensó la vieja reina. Y, sin decir una palabra, se fue a su cuarto, quitó toda la ropa de la cama y puso un frijol sobre el bastidor; luego colocó veinte colchones sobre el frijol, y encima de ellos, veinte almohadones hechos con las plumas más suaves que uno pueda imaginarse. Imagine 46

la princesa y el frijol Allí tendría que dormir toda la noche la princesa. A la mañana siguiente le preguntaron cómo había dormido. –¡Oh, terriblemente mal! –dijo la princesa–. Apenas pude cerrar los ojos en toda la noche. Estaba muy incómoda ¡ Vaya usted a saber lo que había en esa cama! Me acosté sobre algo tan duro que amanecí llena de cardenales por todas partes. ¡Fue sencillamente horrible! Oyendo esto, todos comprendieron en seguida que se trataba de una verdadera princesa, ya que había sentido el frijol nada menos que a través de los veinte colchones y los veinte almohadones. Sólo una princesa podía tener una piel tan delicada. Y así el príncipe se casó con ella, seguro de que la suya era toda una princesa verdadera. Y el frijol fue enviado a un museo, donde está exhibido todavía, salvo que alguien se lo haya robado.



Cuentos

el ratoncito perez E

rase una vez Pepito Pérez , que era un pequeño ratoncito de ciudad , vivía con su familia en un agujerito de la pared de un edificio. El agujero no era muy grande pero era muy cómodo, y allí no les faltaba la comida. Vivían junto a una panadería, por las noches él y su padre iban a coger harina y todo lo que encontraban para comer. Un día Pepito escuchó un gran alboroto en el piso de arriba. Y como ratón curioso que era trepó y trepó por las cañerías hasta llegar a la primera planta. Allí vio un montón de aparatos, sillones, flores, cuadros..., parecía que alguien se iba a instalar allí. Al día siguiente Pepito volvió a subir a ver qué era todo aquello, y descubrió algo que le gustó muchísimo. En el piso de arriba habían puesto una clínica dental. A partir de entonces todos los días subía a mirar todo lo que hacía el doctor José. Miraba y aprendía, volvía a mirar y apuntaba todo lo que podía en una pequeña libreta de cartón. Después practicaba con su familia lo que sabía. A su madre le limpió muy bien los dientes, a su hermanita le curó un dolor de muelas con un poquito de medicina. Y así fue como el ratoncito Pérez se fue haciendo famoso. Venían ratones de todas partes para que los curara. Ratones de campo con una bolsita llena d e comida para él, ratones de ciudad con sombrero y bastón, ratones pequeños, grandes, gordos, flacos... Todos querían que el ratoncito Pérez les arreglara la boca. Pero entonces empezaron a venir ratones ancianos con un

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problema más grande. No tenían dientes y querían comer turrón, nueces, almendras, y todo lo que no podían comer desde que eran jóvenes. El ratoncito Pérez pensó y pensó cómo podía ayudar a estos ratones que confiaban en él. Y, como casi siempre que tenía una duda, subió a la clínica dental a mirar. Allí vio cómo el doctor José le ponía unos dientes estupendos a un anciano. Esos dientes no eran de personas, los hacían en una gran fábrica para los dentistas. Pero esos dientes, eran enormes y no le servían a él para nada. Entonces, cuando ya se iba a ir a su casa sin encontrar la solución, apareció en la clínica un niño con su mamá. El niño quería que el doctor le quitara un diente de leche para que le saliera rápido el diente fuerte y grande. El doctor se lo quitó y se lo dio de recuerdo. El ratoncito Pérez encontró la solución: “Iré a la casa de ese niño y le compraré el diente”, pensó. Lo siguió por toda la ciudad y cuando por fin llegó a la casa, se encontró con un enorme gato y no pudo entrar. El ratoncito Pérez se esperó a que todos se durmieran y entonces entró a la habitación del niño. El niño se había dormido mirando y mirando su diente, y lo había puesto debajo de su almohada. Al pobre ratoncito Pérez le costó mucho encontrar el diente, pero al fin lo encontró y le dejó al niño un bonito regalo. A la mañana siguiente el niño vió el regalo y se puso contentísimo y se lo contó a todos sus amigos del colegio. Y a partir de ese día, todos los niños dejan sus dientes de leche debajo de la almohada. Y el ratoncito Pérez los recoge y les deja a cambio un bonito regalo.





Cuentos

pulgarcito U

na vez hubo un campesino muy pobre que se encontraba frente al fuego mientras su esposa hilaba. Ambos sentían pena por no haber tenido hijos, ya que el silencio que había a su alrededor los entristecía.La mujer dijo que se conformaría incluso con un hijo pequeño, que no fuese más grande que un pulgar. Días después la mujer enfermó, y al cabo de siete meses dio a luz un niño tan pequeño como un pulgar. El matrimonio, contento, pensó en llamar al niño Pulgarcito. Por mucho que comía y pasaba el tiempo, el niño no crecía nada, pero por el contrario se trataba de un niño listo y muy hábil que conseguía hacer todo lo que se proponía. Un día el padre se fue al bosque a cortar leña, y pensó que necesitaba a alguien que le llevase el carro. Pulgarcito se ofreció a hacerlo. Al padre le dio risa debido a que era demasiado pequeño para llevar las bridas del caballo. Pulgarcito se acercó a la oreja del caballo y le fue diciendo por dónde tenía que ir. Al rato encontraron a dos forasteros que se sorprendieron de ver al caballo moverse sin nadie que lo guiase. Decidieron seguir al carro hasta que llegó al lugar en el que se encontraba el padre.

Al final se rindieron y se marcharon. En su vuelta a casa encontró una caracola donde decidió quedarse a dormir. Al rato dos hombres pasaron barajando la posibilidad de robar al cura su oro y su plata. Pulgarcito se ofreció a ayudarles. Al llegar, Pulgarcito entró en la casa y comenzó a gritar preguntando que qué querían que les sacase. Al final la cocinera se despertó y los ladrones huyeron. Pulgarcito se escondió y al final la mujer pensó que lo había soñado. Pulgarcito decidió quedarse a dormir sobre la paja, pero al día siguiente, la cocinera fue a dar de comer a las vacas y Pulgarcito acabó en el estómago de una de ellas. Al verse en esta tesitura, empezó a pedir ayuda, y la mujer pensó que la vaca hablaba. El cura acudió y ordenó matar a la vaca porque creía que era obra del diablo.

Cuando vieron a Pulgarcito pensaron que podían conseguir una gran cantidad de dinero por enseñarlo. Se acercaron al padre le dijeron que se lo compraban. El padre se negó, pero Pulgarcito le dijo que lo vendiese y que él ya sabría cómo regresar.

Pulgarcito que estaba todavía en el estómago de la vaca fue tragado de nuevo, pero esta vez por un lobo. Pulgarcito le ofreció al lobo decirle dónde podría encontrar buena comida a cambio de la libertad. El lobo le escuchó y se pegó un buen festín. Al querer salir había engordado tanto que ya no podía pasar por la puerta. Entonces Pulgarcito empezó a gritar hasta que despertó a los padres.

Durante el camino, Pulgarcito se escondió en una madriguera de forma que los hombres no pudiesen cogerlo.

Los padres mataron al lobo y sacaron a Pulgarcito, con lo que de nuevo toda la familia volvió a estar junta.

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el patito feo C

omo en cada verano , a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los mas guapos de todos. Llegó el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se juntaron ante el nido para verles por primera vez. Uno a uno fueron saliendo hasta seis preciosos patitos , cada uno acompañado por los gritos de alegría de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo , el más grande de los siete , aun no se había abierto. Todos concentraron su atención en el huevo que permanecía intacto , también los patitos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento. Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente patito , más grande que sus hermanos , pero ¡oh , sorpresa! , muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis...La Señora Pata se moría de verguenza por haber tenido un patito tan feo y le apartó de ella con el ala mientras prestaba atención a los otros seis. El patito se quedó tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían... Pasaron los días y su aspecto no mejoraba , al contrario , empeoraba , pues crecía muy rápido y era flaco y desgarbado, además de bastante torpe el pobre.. Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de él llamándole feo y torpe. El patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una mañana muy temprano , antes

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de que se levantase el granjero , huyó por un agujero del cercado. Así llegó a otra granja , donde una anciana le recogió y el patito feo creyó que había encontrado un sitio donde por fin le querrían y cuidarían , pero se equivocó también , porque la vieja era mala y solo quería que el pobre patito le sirviera de primer plato. Y también se fue de aquí corriendo. Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que querían dispararle. Al fin llego la primavera y el patito paso por un estanque donde encontró las aves más bellas que jamás había visto hasta entonces. Eran elegantes , gráciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente acomplejado porque el era muy torpe. De todas formas, como no tenía nada que perder se acercó a ellas y les preguntó si podía bañarse también. Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vió en el estanque, le respondieron: - ¡Claro que sií, eres uno de los nuestros! A lo que el patito respondió: -¡No os burléis de mi!. Ya se que soy feo y flaco , pero no deberiíis reir por eso... Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y verás como no te mentimos. El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vió le dejó maravillado. ¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne más blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque. Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para siempre.



Caperucita Roja H

abía una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a llamar

Caperucita Roja. Un día su madre le dijo: “Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil y esto le ayudará. Vete ahora temprano, antes de que caliente el día, y en el camino, camina tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no olvides decirle, “Buenos días”, ah, y no andes curioseando por todo el aposento.” “No te preocupes, haré bien todo”, dijo Caperucita Roja, y tomó las cosas y se despidió cariñosamente. La abuelita vivía en el bosque, como a un kilómetro de su casa. Y no más había entrado Caperucita Roja en el bosque, siempre dentro del sendero, cuando se encontró con un lobo. Caperucita Roja no sabía que esa criatura pudiera hacer algún daño, y no tuvo ningún temor hacia él. “Buenos días, Caperucita Roja,” dijo el lobo. “Buenos días, amable lobo.” - “¿Adonde vas tan temprano, Caperucita Roja?” - “A casa de mi abuelita.” - “¿Y qué llevas en esa canasta?” - “Pastel y vino. Ayer fue día de hornear, así que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para fortalecerse.” - “¿Y adonde vive tu abuelita, Caperucita Roja?” - “Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo tres grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los habrás visto,” contestó inocentemente Caperucita Roja. El lobo se dijo en silencio a sí mismo: “¡Qué criatura tan tierna! qué buen bocadito

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- y será más sabroso que esa viejita. Así que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas fácilmente.” Entonces acompañó a Caperucita Roja un pequeño tramo del camino y luego le dijo: “Mira Caperucita Roja, que lindas flores se ven por allá, ¿por qué no vas y recoges algunas? Y yo creo también que no te has dado cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada en el camino como si fueras para la escuela, mientras que todo el bosque está lleno de maravillas.” Caperucita Roja levantó sus ojos, y cuando vio los rayos del sol danzando aquí y allá entre los árboles, y vio las bellas flores y el canto de los pájaros, pensó: “Supongo que podría llevarle unas de estas flores frescas a mi abuelita y que le encantarán. Además, aún es muy temprano y no habrá problema si me atraso un poquito, siempre llegaré a buena hora.” Y así, ella se salió del camino y se fue a cortar flores. Y cuando cortaba una, veía otra más bonita, y otra y otra, y sin darse cuenta se fue adentrando en el bosque. Mientras tanto el lobo aprovechó el tiempo y corrió directo a la casa de la abuelita y tocó a la puerta. “¿Quién es?” preguntó la abuelita. “Caperucita Roja,” contestó el lobo. “Traigo pastel y vino. Ábreme, por favor.” - “Mueve la cerradura y abre tú,” gritó la abuelita, “estoy muy débil y no me puedo levantar.” El lobo movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la tragó. Y enseguida se puso ropa de ella, se colocó un gorro, se metió en la cama y cerró las cortinas. Mientras tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando flores, y cuando vio que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño presentimiento que se dijo para sí misma: “¡Oh Dios! que incómoda me siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto estar con abuelita.” Entonces gritó: “¡Buenos días!”, pero no hubo respuesta, así que fue al dormitorio y abrió

las cortinas. Allí parecía estar la abuelita con su gorro cubriéndole toda la cara, y con una apariencia muy extraña. “¡!Oh, abuelita!” dijo, “qué orejas tan grandes que tienes.” - “Es para oírte mejor, mi niña,” fue la respuesta. “Pero abuelita, qué ojos tan grandes que tienes.” - “Son para verte mejor, querida.” - “Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes.” - “Para abrazarte mejor.” - “Y qué boca tan grande que tienes.” - “Para comerte mejor.” Y no había terminado de decir lo anterior, cuando de un salto salió de la cama y se tragó también a Caperucita Roja. Entonces el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a tirar en la cama, y una vez dormido empezó a roncar fuertemente. Un cazador que por casualidad pasaba en ese momento por allí, escuchó los fuertes ronquidos y pensó, ¡Cómo ronca esa viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces ingresó al dormitorio, y cuando se acercó a la cama vio al lobo tirado allí. “¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador!” dijo él.”¡Hacía tiempo que te buscaba!” Y ya se disponía a disparar su arma contra él, cuando pensó que el lobo podría haber devorado a la viejita y que aún podría ser salvada, por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas tijeras y empezó a cortar el vientre del lobo durmiente. En cuanto había hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes más y la pequeña Caperucita Roja salió rapidísimo, gritando: “¡Qué asustada que estuve, qué oscuro que está ahí dentro del lobo!”, y enseguida salió también la abuelita, vivita, pero que casi no podía respirar. Rápidamente, Caperucita Roja trajo muchas piedras con las que llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo despertó, quizo correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no soportó el esfuerzo y cayó muerto. Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó la piel al lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió el pastel y bebió el vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita Roja solamente pensó: “Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para internarme en el bosque, cosa que mi madre me había ya prohibido hacer.”

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El Mago de Oz D

orita era una niña que vivía en una granja en Kansas con sus tíos y su perro llamado Toto. Un día, mientras la niña jugaba con el perro por los alrededores de la casa, nadie se dio cuenta de que se acercaba un tornado. Cuando Dorita lo vio, intento correr en dirección a la casa , pero su tentativa de huida fue en vano. La niña tropezó, se cayó, y acabo siendo llevaba junto con el perro, por el tornado. Los tíos vieron desaparecer en el cielo a Dorita y a Toto, no pudieron hacer nada para evitarlo. Dorita y su perro viajaron a través del tornado y aterrizaron en un lugar totalmente desconocido para ellos. Allí encontraron a unos extraños personajes y un hada que, respondiendo al deseo de Dorita de encontrar el camino de vuelta a su casa les aconsejaron que fueran visitar al Mago de Oz. Les indicaron un camino de baldosas amarillas, y Dorita y Toto lo siguieron. Imagine 60

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En el camino, los dos se cruzaron con un espantapájaros que pedía incesantemente, un cerebro. Dorita le invitó a que la acompañara para ver lo que el mago de Oz podría hacer por él. Y el espantapájaros aceptó. Más tarde, se encontraron a un hombre de hojalata que sentado debajo de un árbol deseaba tener un corazón. Dorita le llamó a que fuera con ellos a consultar al mago de Oz. Y continuaron en el camino. Algún tiempo después, Dorita, el espantapájaros y el hombre de hojalata se encontraron a un león rugiendo débilmente, asustado con los ladridos de Toto. El león lloraba porque quería ser valiente. Así que todos decidieron seguir el camino hacia el mago de Oz , con la esperanza de hacer realidad sus deseos.


Cuando llegaron al país de Oz, un guardia les abrió la puerta, y finalmente pudieron explicar al mago lo que querían. El mago de Oz les puso una condición: primero tendrían que acabar con la bruja más cruel de reino, antes de solucionar sus problemas. Ellos lo aceptaron. Al salir del castillo de Oz, Dorita y sus amigos pasaron por un campo de amapolas y aquel aroma intenso les hizo caer en un profundo sueño, siendo capturados por unos monos voladores que venían de parte de la mala bruja. Cuando despertaron y vieron la bruja, lo único que se le ocurrió a Dorita fue arrojar un cubo de agua a la cara de la bruja, sin saber que eso era lo que haría desaparecer. El cuerpo de la bruja se convirtió en un charco de agua, rompiendo así el hechizo de la bruja todos pudieron ver como sus deseos eran convertidos en realidad, excepto Dorita.

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Toto, descubrió que el mago de Oz no era sino un anciano que se escondía tras su figura. El hombre llevaba allí muchos años pero ya quería marcharse. Para ello había creado un globo mágico. Dorita decidió irse con él. Durante la peligrosa travesía en globo, su perro se cayó y Dorita saltó tras él para salvarle. En su caída la niña soñó con todos sus amigos, y oyó como el hada le decía: Si quieres volver, piensa: “en ningún sitio se está como en casa”. Y así lo hizo. Cuando despertó, oyó gritar a sus tíos y salió corriendo. Todo había sido un sueño. Un sueño que ella nunca olvidaría, ni tampoco sus amigos.


Cuentos

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rase una vez un bosque donde vivían muchos animales y donde todos eran muy amiguitos. Una mañana un pequeño conejo llamado Tambor fue a despertar al búho para ir a ver un pequeño cervatillo que acababa de nacer. Se reunieron todos los animalitos del bosque y fueron a conocer a Bambi, que así se llamaba el nuevo cervatillo. Todos se hicieron muy amigos de él y le fueron enseñando todo lo que había en el bosque: las flores, los ríos y los nombres de los distintos animales, pues para Bambi todo era desconocido. Todos los días se juntaban en un claro del bosque para jugar. Una mañana, la mamá de Bambi lo llevó a ver a su padre que era el jefe de la manada de todos los ciervos y el encargado de vigilar y de cuidar de ellos. Cuando estaban los dos dando un paseo, Imagine 62

Bambi oyeron ladridos de un perro. “¡Corre, corre Bambi! -dijo el padre- ponte a salvo”. “¿Por qué, papi?”, preguntó Bambi. Son los hombres y cada vez que vienen al bosque intentan cazarnos, cortan árboles, por eso cuando los oigas debes de huir y buscar refugio.

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Pasaron los días y su padre le fue enseñando todo lo que debía de saber pues el día que él fuera muy mayor, Bambi sería el encargado de cuidar a la manada. Más tarde, Bambi conoció a una pequeña cervatilla que era muy muy guapa llamada Farina y de la que se enamoró enseguida. Un día que estaban jugando los dos oyeron los ladridos de un perro y Bambi pensó: “¡Son los hombres!”, e intentó huir, pero cuando se dio cuenta el perro estaba tan cerca que no le


quedó más remedio que enfrentarse a él para defender a Farina. Cuando ésta estuvo a salvo, trató de correr pero se encontró con un precipicio que tuvo que saltar, y al saltar, los cazadores le dispararon y Bambi quedó herido. Pronto acudió su papá y todos sus amigos y le ayudaron a pasar el río, pues sólo una vez que lo cruzaran estarían a salvo de los hombres, cuando lo lograron le curaron las heridas y se puso bien muy pronto.

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Pasado el tiempo, nuestro protagonista había crecido mucho. Ya era un adulto. Fue a ver a sus amigos y les costó trabajo reconocerlo pues había cambiado bastante y tenía unos cuernos preciosos. El búho ya estaba viejecito y Tambor se había casado con una conejita y tenían tres conejitos. Bambi se casó con Farina y tuvieron un pequeño cervatillo al que fueron a conocer todos los animalitos del bosque, igual que pasó cuando él nació. Vivieron todos muy felices y Bambi era ahora el encargado de cuidar de todos ellos, igual que antes lo hizo su papá, que ya era muy mayor para hacerlo. Y fue así como Bambi se convirtió en el Gran Príncipe del bosque en compañía de Farzzina y sus hijos.


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la bella durmiente H

ace muchos años vivían un rey y una reina quienes cada día decían: “¡Ah, si al menos tuviéramos un hijo!” Pero el hijo no llegaba. Sin embargo, una vez que la reina tomaba un baño, una rana saltó del agua a la tierra, y le dijo: “Tu deseo será realizado y antes de un año, tendrás una hija.” Lo que dijo la rana se hizo realidad, y la reina tuvo una niña tan preciosa que el rey no podía ocultar su gran dicha, y ordenó una fiesta. Él no solamente invitó a sus familiares, amigos y conocidos, sino también a un grupo de hadas, para que ellas fueran amables y generosas con la niña. Eran trece estas hadas en su reino, pero solamente tenía doce platos de oro para servir en la cena, así que tuvo que prescindir de una de ellas. La fiesta se llevó a cabo con el máximo esplendor, y cuando llegó a su fin, las hadas fueron obsequiando a la niña con los mejores y más portentosos regalos que pudieron: una le regaló la Virtud, otra la Belleza, la siguiente Riquezas, y así todas las demás, con todo lo que alguien pudiera desear en el mundo. Cuando la décimoprimera de ellas había dado sus obsequios, entró de pronto la décimotercera. Ella quería vengarse por no haber sido invitada, y sin ningún aviso, y sin mirar a nadie, gritó con voz bien fuerte: “¡La hija del rey, cuando cumpla sus quince años, se punzará con un huso de hilar,

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y caerá muerta inmediatamente!” Y sin más decir, dio media vuelta y abandonó el salón. Todos quedaron atónitos, pero la duodécima, que aún no había anunciado su obsequio, se puso al frente, y aunque no podía evitar la malvada sentencia, sí podía disminuirla, y dijo: “¡Ella no morirá, pero entrará en un profundo sueño por cien años!” El rey trataba por todos los medios de evitar aquella desdicha para la joven. Dio órdenes para que toda máquina hilandera o huso en el reino fuera destruído. Mientras tanto, los regalos de las otras doce hadas, se cumplían plenamente en aquella joven. Así ella era hermosa, modesta, de buena naturaleza y sabia, y cuanta persona la conocía, la llegaba a querer profundamente. Sucedió que en el mismo día en que cumplía sus quince años, el rey y la reina no se encontraban en casa, y la doncella estaba sola en palacio. Recorriendo el palacio llegó a una vieja torre. Una vieja llave estaba en la cerradura, y cuando la giró, la puerta súbitamente se abrió. En el cuarto estaba una anciana sentada frente a un huso, muy ocupada hilando su lino. Y nada más había tocado el huso, cuando el mágico decreto se cumplió, y ella se punzó el dedo con él. En cuanto sintió el pinchazo, cayó sobre una cama que estaba allí, y entró en un profundo sueño. Y ese sueño se hizo extensivo para todo el territorio del palacio. El rey y la reina quienes estaban justo llegando a casa, y habían entrado al gran salón, quedaron dormidos, y toda la corte con ellos.


Y pasados cien años, un príncipe llegó al lugar, y oyó a un anciano hablando sobre la cortina de espinos, y que se decía que detrás de los espinos se escondía una bellísima princesa, llamada Preciosa Rosa, quien ha estado dormida por cien años, y que también el rey, la reina y toda la corte se durmieron por igual. Pero en esa fecha los cien años ya se habían cumplido, y el día en que Preciosa Rosa debía despertar había llegado. Cuando el príncipe se acercó a donde estaba el muro de espinas, no había otra cosa más que bellísimas flores, que se apartaban unas de otras de común acuerdo, y dejaban pasar al príncipe sin herirlo, y luego se juntaban de nuevo detrás de él como formando una cerca. En el establo del castillo él vio a los caballos y en los céspedes a los perros de caza con pintas yaciendo dormidos, en los aleros del techo estaban las palomas con sus cabezas bajo sus alas. Y cuando entró al palacio, las

moscas estaban dormidas sobre las paredes, el cocinero en la cocina aún tenía extendida su mano para regañar al ayudante, y la criada estaba sentada con la gallina negra que tenía lista para desplumar. Él siguió avanzando, y en el gran salón vio a toda la corte yaciendo dormida, y por el trono estaban el rey y la reina. Entonces avanzó aún más, y todo estaba tan silencioso que un respiro podía oirse, y por fin llegó hasta la torre y abrió la puerta del pequeño cuarto donde Preciosa Rosa estaba dormida. Ahí yacía, tan hermosa que él no podía mirar para otro lado, entonces se detuvo y la besó. Pero tan pronto la besó, Preciosa Rosa abrió sus ojos y despertó, y lo miró muy dulcemente. Entonces ambos bajaron juntos, y el rey y la reina despertaron, y toda la corte, y se miraban unos a otros con gran asombro. Días después se celebró la boda del príncipe y Preciosa Rosa con todo esplendor, y vivieron muy felices hasta el fin de sus vidas.

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hansel & gretel H

ansel y Gretel vivían con su padre, un pobre leñador, y su cruel madrastra, muy cerca de un espeso bosque. Vivían con muchísima escasez, y como ya no les alcanzaba para poder comer los cuatro, deberían plantearse el problema y tratar de darle una buena solución. Una noche, creyendo que los niños estaban dormidos, la cruel madrastra dijo al leñador: -No hay bastante comida para todos: mañana llevaremos a los niños a la parte más espesa del bosque y los dejaremos allí. Ellos no podrán encontrar el camino a casa y así nos desprenderemos de esa carga. Al principio, el padre se opuso rotundamente a tener en cuenta la cruel idea de la malvada mujer.-¿Cómo vamos a abandonar a mis hijos a la suerte de Dios, quizás sean atacados por los animales del bosque? -gritó enojado. Imagine 66

-De cualquier manera, así moriremos todos de hambre -dijo la madrastra y no descansó hasta convencer al débil hombre de llevar adelante el malévolo plan que se había trazado. Mientras tanto los niños, que en realidad no estaban dormidos, escucharon toda la conversación. Gretel lloraba amargamente, pero Hansel la consolaba. -No llores, querida hermanita -decía él-, yo tengo una idea para encontrar el camino de regreso a casa. A la mañana siguiente, cuando salieron para el bosque, la madrastra les dió a cada uno de los niños un pedazo de pan. -No deben comer este pan antes del almuerzo -les dijo-. Eso es todo lo que tendrán para el día. El dominado y débil padre y la madrastra los acompañaron a adentrarse en el bosque.


Cuando penetraron en la espesura, los niños se quedaron atrás, y Hansel, haciendo migas de su pan, las fue dejando caer con disimulo para tener señales que les permitieran luego regresar a casa. Los padres los llevaron muy adentro del bosque y les dijeron: -Quédense aquí hasta que vengamos a buscarlos. Hansel y Gretel hicieron lo que sus padres habían ordenado. Cuando se acercaba la noche y los niños vieron que sus padres no aparecían, trataron de encontrar el camino de regreso pero desgraciadamente los pájaros se habían comido las migas que marcaban el camino. Toda la noche anduvieron por el bosque con mucho temor y a cada paso se perdían más.

Al amanecer, los niños vieron un pájaro blanco que volaba frente a ellos y que para animarlos a seguir adelante les aleteaba en señal amistosa. Siguiendo el vuelo de aquel pájaro encontraron una casita construída toda de panes, dulces, bombones y otras confituras. Los niños, corrieron hasta la rara casita, pero antes de que pudieran dar un mordisco a los riquísimos dulces, una bruja los detuvo. La casa estaba hecha para atraer a los niños y cuando éstos se encontraban en su poder, la bruja los mataba y los cocinaba para comérselos. Como Hansel estaba muy delgadito, la bruja lo encerró en una jaula y allí lo alimentaba con ricos manjares para engordarlo. Mientras tanto, Gretel tenía que hacer los trabajos más pesados y sólo tenía cáscaras de cangrejos para comer.

Un día, la bruja decidió que Hansel estaba ya listo para ser comido y ordenó a Gretel que preparara una enorme cacerola de agua para cocinarlo. -Primero -dijo la bruja-, vamos a ver el horno que yo prendí para hacer pan. Entra tú primero, Gretel, y fíjate si está bien caliente como para hornear. En realidad la bruja pensaba cerrar la puerta del horno una vez que Gretel estuviera dentro para cocinarla a ella también. Pero Gretel hizo como que no entendía lo que la bruja decía. -Yo no sé. ¿Cómo entro? -preguntó Gretel. -Tonta -dijo la bruja-, mira cómo se hace -y la bruja metió la cabeza dentro del horno. Rápidamente Gretel la empujó dentro del horno y cerró la puerta.

Gretel puso en libertad a Hansel. Antes de irse, los dos niños se llenaron los bolsillos de perlas y piedras preciosas del tesoro de la bruja. Con gran alegría los niños encontraron a su padre allí. Éste había sufrido mucho durante la ausencia de los niños y los había buscado por todas partes, e incluso les contó acerca de la muerte de la cruel madrastra. Dejando caer los tesoros a los pies de su padre, los niños se arrojaron en sus brazos. Así juntos olvidaron todos los malos momentos que habían pasado y supieron que lo más importante en la vida es estar junto a los seres a quienes se ama, y siguieron viviendo felices y ricos para siempre. Imagine 67


Cuentos

cenicienta

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ubo una vez, hace mucho, mucho tiempo una joven muy bella, tan bella que no hay palabras para describirla. Se llamaba Cenicienta. Cenicienta era pobre, no tenía padres y vivía con su madrastra, una mujer viuda muy cascarrabias que siempre estaba enfadada y dando órdenes y gritos a todo el mundo. Con la madrastra también vivían su dos hijas, que eran muy feas e insoportables. Cenicienta era la que hacía los trabajos más duros de la casa, como por ejemplo, limpiar la chimenea cada día, por lo que sus vestidos siempre estaban sucios o manchados de ceniza, por eso las personas del lugar la llamaban cenicienta. Cenicienta apenas tenía amigos, solo a dos ratoncitos muy simpáticos que vivían en un agujero de la casa. Un buen día, sucedió algo inesperado; el Rey de aquel lugar hizo saber a todos los habitantes de la región que invitaba a todas las chicas jóvenes a un gran baile que se celebraba en el palacio real. El motivo d e l b a i l e e r a

encontrar una esposa para el hijo del rey; el príncipe, para casarse con ella y convertirla en princesa. La noticia llegó a los oídos de cenicienta y se puso muy contenta. Por unos instantes soñó con que sería ella, la futura princesa. Pero, por desgracia, las cosas no serían tan fáciles para nuestra amiga cenicienta. La madrastra de cenicienta le dijo en un tono malvado y cruel: - Tú Cenicienta, no irás al baile del príncipe, porque te quedarás aquí en casa fregando el suelo, limpiando el carbón y la ceniza de la chimenea y preparando la cena para cuando nosotras volvamos. Cenicienta esa noche lloró en su habitación, estaba muy triste porque ella quería ir al baile y conocer al príncipe. Al cabo de unos días llegó la esperada fecha: el día del baile en el palacio. Cenicienta veía como sus hermanastras se arreglaban y se intentaban poner guapas y bonitas, pero era imposible, porque eran muy feas de tan malas que eran, pero sus vestidos eran muy bonitos. Al llegar la noche, su madrastra y hermanastras partieron hacia el palacio real, y cenicienta, sola en casa, una vez más se puso a llorar de tristeza. Entre llanto y llanto, dijo en voz alta: - ¿Por qué seré tan desgraciada? . De pronto, sucedió algo increíble; se le apareció un hada Madrina muy buena y muy poderosa. Y con voz suave, tierna y muy agradable le dijo a cenicienta; - No llores más, te ayudaré. ¿De verdad ? dijo cenicienta un poco incrédula, pero ¿cómo vas a ayudarme ? no tengo ningún vestido bonito para ir al baile y mis zapatos están todos rotos! La hada madrina sacó su varita mágica y con ella tocó suavemente a cenicienta, y al momento, un maravilloso vestido apareció en el cuerpo de cenicienta, así como también unos preciosos zapatos. Ahora ya puedes ir al baile de palacio cenicienta, pero ten en cuenta una cosa muy importante: tu vestido a las 12 de la noche volverá a ser los arapos que llevas ahora.

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Hay algo más que debes saber, delante de la casa te espera un carruaje que te llevará al gran baile en palacio, pero a las 12 de la noche, se transformará en una calabaza!. Cuando cenicienta llegó al palacio, causó mucha impresión a todos los asistentes, nadie nunca había visto tanta belleza. El príncipe, no tardó en darse cuenta de la presencia de esa joven tan bonita. Se dirigió hacia ella y le preguntó si quería bailar. Bailaron durante horas. Casi llegaba la media noche, cuando Cenicienta recordó: - ¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! . Salió a toda prisa del salón de baile, bajó la escalinata hacia la salida de palacio perdiendo en su huída un zapato, que el príncipe encontró y recogió. A partir de ese momento, el príncipe ya sabía quien iba a ser la futura princesa, la joven que había perdido el zapato. Para encontrar a la bella joven, el príncipe ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato. Envió a sus sirvientes a recorrer todo el

reino. Todas las jóvenes, chicas y mujeres se probaban el zapato, pero no había ni una que pudiera calzarse el zapato. Al cabo de unas semanas, los sirvientes de palacio llegaron a casa de Cenicienta. La madrastra llamó a sus feas hijas para que probasen el zapato, pero evidentemente no pudieron calzar el zapato. Uno de los sirvientes del príncipe vió a cenicienta en un rincón de la casa y le probó el zapato. Cuando cenicienta s e puso el zapato y le encajó a la perfección, todos los presentes se quedaron paralizados. Inmediatamente la llevaron a palacio y a los pocos días se casó con el príncipe transformándose en princesa. Nunca más volvió con su madrastra y vivió feliz en palacio hasta el último de sus días.

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rapunzel H

abía una vez una pareja que desde hacía mucho tiempo deseaba tener hijos. Aunque la espera fue larga, por fin, sus sueños se hicieron realidad. La futura madre miraba por la ventana las lechugas del huerto vecino. Se le hacía agua la boca nada más de pensar lo maravilloso que sería poder comerse una de esas lechugas. Sin embargo, el huerto le pertenecía a una bruja y por eso nadie se atrevía a entrar en él. Pronto, la mujer ya no pensaba más que en esas lechugas, y por no querer comer otra cosa empezó a enfermarse. Su esposo, preocupado, resolvió entrar a escondidas en el huerto cuando cayera la noche, para coger algunas lechugas. La mujer se las comió todas, pero en vez de calmar su antojo, lo empeoró. Entonces, el esposo regresó a la huerta. Esa noche, la bruja lo descubrió. -¿Cómo te atreves a robar mis lechugas? -chilló. Aterrorizado, el hombre le explicó a la bruja que todo se debía a los antojos de su mujer. Imagine 70

-Puedes llevarte las lechugas que quieras -dijo la bruja -, pero a cambio tendrás que darme al bebé cuando nazca. El pobre hombre no tuvo más remedio que aceptar. Tan pronto nació, la bruja se llevó a la hermosa niña. La llamó Rapunzel. La belleza de Rapunzel aumentaba día a día. La bruja resolvió entonces esconderla para que nadie más pudiera admirarla.


Cuando Rapunzel llegó a la edad de los doce años, la bruja se la llevó a lo más profundo del bosque y la encerró en una torre sin puertas ni escaleras, para que no se pudiera escapar. Cuando la bruja iba a visitarla, le decía desde abajo: -Rapunzel, tu trenza deja caer.

una tierra apartada e inhóspita. Luego, ató la trenza a un garfio junto a la ventana y esperó la llegada del príncipe. Cuando éste llegó, comprendió que había caído en una trampa. -Tu preciosa ave cantora ya no está -dijo la bruja con voz chillona -, ¡y no volverás a verla nunca más!

La niña dejaba caer por la ventana su larga trenza rubia y la bruja subía. Al cabo de unos años, el destino quiso que un príncipe pasara por el bosque y escuchara la voz melodiosa de Rapunzel, que cantaba para pasar las horas. El príncipe se sintió atraído por la hermosa voz y quiso saber de dónde provenía.

Transido de dolor, el príncipe saltó por la ventana de la torre. Por fortuna, sobrevivió pues cayó en una enredadera de espinas. Por desgracia, las espinas le hirieron los ojos y el desventurado príncipe quedó ciego.

Finalmente halló la torre, pero no logró encontrar ninguna puerta para entrar. El príncipe quedó prendado de aquella voz. Iba al bosque tantas veces como le era posible.

Durante muchos meses, el príncipe vagó por los bosques, sin parar de llorar. A todo aquel que se cruzaba por su camino le preguntaba si había visto a una muchacha muy hermosa llamada Rapunzel. Nadie le daba razón.

Por las noches, regresaba a su castillo con el corazón destrozado, sin haber encontrado la manera de entrar. Un buen día, vio que una bruja se acercaba a la torre y llamaba a la muchacha. -Rapunzel, tu trenza deja caer. El príncipe observó sorprendido. Entonces comprendió que aquella era la manera de llegar hasta la muchacha de la hermosa voz. Tan pronto se fue la bruja, el príncipe se acercó a la torre y repitió las mismas palabras: -Rapunzel, tu trenza deja caer. La muchacha dejó caer la trenza y el príncipe subió. Rapunzel tuvo miedo al principio, pues jamás había visto a un hombre. Sin embargo, el príncipe le explicó con toda dulzura cómo se había sentido atraído por su hermosa voz. Luego le pidió que se casara con él. Sin dudarlo un instante, Rapunzel aceptó. En vista de que Rapunzel no tenía forma de salir de la torre, el príncipe le prometió llevarle un ovillo de seda cada vez que fuera a visitarla. Así, podría tejer una escalera y escapar. Para que la bruja no sospechara nada, el príncipe iba a visitar a su amada por las noches. Sin embargo, un día Rapunzel le dijo a la bruja sin pensar:

¿Cómo buscaría ahora a Rapunzel?

Cierto día, ya casi a punto de perder las esperanzas, el príncipe escuchó a lo lejos una canción triste pero muy hermosa. Reconoció la voz de inmediato y se dirigió hacia el lugar de donde provenía, llamando a Rapunzel. Al verlo, Rapunzel corrió a abrazar a su amado. Lágrimas de felicidad cayeron en los ojos del príncipe. De repente, algo extraordinario sucedió: ¡El príncipe recuperó la vista! El príncipe y Rapunzel lograron encontrar el camino de regreso hacia el reino. Se casaron poco tiempo después y fueron una pareja muy feliz.

-Tú eres mucho más pesada que el príncipe. -¡Me has estado engañando! -chilló la bruja enfurecida y cortó la trenza de la muchacha. Con un hechizo la bruja envió a Rapunzel a Imagine 71


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los tres cerditos A

l lado de sus padres , tres cerditos habían crecido alegres en una cabaña del bosque. Y como ya eran mayores, sus papas decidieron que era hora de que construyeran , cada uno, su propia casa. Los tres cerditos se despidieron de sus papas, y fueron a ver como era el mundo. El primer cerdito, el perezoso de la familia , decidió hacer una casa de paja. En un minuto la choza estaba ya hecha. Y entonces se fue a dormir.

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El segundo cerdito , un glotón , prefirió hacer la cabaña de madera. No tardó mucho en construirla. Y luego se fue a comer manzanas. El tercer cerdito, muy trabajador optó por construirse una casa de ladrillos y cemento. Tardaría más en construirla pero estaría más protegido. Después de un día de mucho trabajo, la casa quedo preciosa. Pero ya se empezaba a oir los aullidos del lobo en el bosque.


No tardó mucho para que el lobo se acercara a las casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se dirigió a la primera casa y dijo: - ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!. Como el cerdito no la abrió, el lobo sopló con fuerza, y derrumbó la casa de paja. El cerdito, temblando de miedo, salió corriendo y entró en la casa de madera de su hermano. El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamó a la puerta, y dijo: - ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré! Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo sopló y sopló, y la cabaña se fue por los aires. Asustados, los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de su otro hermano. Pero, como el lobo estaba decidido a comérselos, llamó a la puerta y gritó: - ¡Ábreme la puerta!¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré! Y el cerdito trabajador le dijo: - ¡Soplas lo que quieras, pero no la abriré!

sus fuerzas, pero la casa ni se movió. La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedó casi sin aire. Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no desistía. Trajo una escalera , subió al tejado de la casa y se deslizó por el pasaje de la chimenea. Estaba empeñado en entrar en la casa y comer a los tres cerditos como fuera. Pero lo que él no sabía es que los cerditos pusieron al final de la chimenea, un caldero con agua hirviendo. Y el lobo , al caerse por la chimenea acabó quemándose con el agua caliente. Dió un enorme grito y salió corriendo y nunca más volvió. Así los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y tanto el perezoso como el glotón aprendieron que solo con el trabajo se consiguen las cosas.

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Entonces el lobo sopló y sopló. Sopló con todas

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E

rizitos de oro

rase una vez una tarde , se fue Ricitos de Oro al bosque y se puso a coger flores. Cerca de allí, había una cabaña muy bonita , y como Ricitos de Oro era una niña muy curiosa , se acercó paso a paso hasta la puerta de la casita. Y empujó. La puerta estaba abierta. Y vió una mesa. Encima de la mesa había tres tazones con leche y miel. Uno , era grande; otro, mediano; y otro, pequeño. Ricitos de Oro tenía hambre, y probó la leche del tazón mayor. ¡Uf! ¡Esta muy caliente! Luego, probó del tazón mediano. ¡Uf! ¡Esta muy caliente! Después, probó del tazón pequeñito, y le supo tan rica que se la tomó toda, toda. Había también en la casita tres sillas azules: una silla era grande, otra silla era mediana, y otra silla era pequeñita. Ricitos de Oro fue a sentarse en la silla grande, pero ésta era muy alta. Luego, fue a sentarse en la silla mediana. Pero era muy ancha. Entonces, se sentó en la silla pequeña, pero se dejó caer con tanta fuerza, que la rompió. Entró en un cuarto que tenía tres camas. Una, era grande; otra, era mediana; y otra, pequeña. La niña se acostó en la cama grande, pero la encontró muy dura. Luego, se acostó en la cama mediana, pero también le pereció dura. Después, se acostó, en la cama pequeña. Y ésta la encontró tan de su gusto, que Ricitos de Oro se quedó dormida. Estando dormida Ricitos de Oro, llegaron los dueños de la casita, que era una familia de Osos, y venían de dar su diario paseo por el bosque mientras se enfriaba la leche. Uno de los Osos era muy grande, y usaba sombrero, porque era el padre. Otro, era mediano y usaba falda, porque era la madre. El otro, era un Osito pequeño y usaba gorrito: un gorrito muy pequeño. El Oso grande, grito muy fuerte: -¡Alguien ha

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probado mi leche! El Oso mediano, gruñó un poco menos fuerte: -¡Alguien ha probado mi leche! El Osito pequeño dijo llorando con voz suave: se han tomado toda mi leche! Los tres Osos se miraron unos a otros y no sabían que pensar. Pero el Osito pequeño lloraba tanto, que su papá quiso distraerle. Para conseguirlo, le dijo que no hiciera caso , porque ahora iban a sentarse en las tres sillas de color azul que tenían, una para cada uno. Se levantaron de la mesa, y fueron a la salita donde estaban las sillas. ¿Qué ocurrió entonces?. El Oso grande gritó muy fuerte: -¡Alguien ha tocado mi silla! El Oso mediano gruñó un poco menos fuerte.. -¡Alguien ha tocado mi silla! El Osito pequeño dijo llorando con voz suave: se han sentado en mi silla y la han roto! Siguieron buscando por la casa, y entraron en el cuarto de dormir. El Oso grande dijo: -¡Alguien se ha acostado en mi cama! El Oso mediano dijo: -¡Alguien se ha acostado en mi cama! Al mirar la cama pequeñita, vieron en ella a Ricitos de Oro, y el Osito pequeño dijo: -¡Alguien está durmiendo en mi cama! Se despertó entonces la niña, y al ver a los tres Osos tan enfadados, se asustó tanto, que dió un salto y salió de la cama. Como estaba abierta una ventana de la casita, saltó`por ella Ricitos de Oro, y corrió sin parar por el bosque hasta que encontró el camino de regreso a casa.


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Cuentos

las habichuelas magicas P

eriquín vivía con su madre, que era viuda, en una cabaña de bosque. Con el tiempo fue empeorando la situación familiar, la madre determinó mandar a Periquín a la ciudad, para que allí intentase vender la única vaca que poseían. El niño se puso en camino, llevando atado con una cuerda al animal, y se encontró con un hombre que llevaba un saquito de habichuelas. -Son maravillosas –explicó aquel hombre-. Si te gustan, te las daré a cambio de la vaca. Así lo hizo Periquín, y volvió muy contento a su casa. Pero la viuda, disgustada al ver la necedad del muchacho, cogió las habichuelas y las arrojó a la calle. Después se puso a llorar. Cuando se levantó Periquín al día siguiente, fue grande su sorpresa al ver que las habichuelas habían crecido tanto durante la noche, que las ramas Imagine 80

se perdían de vista. Se puso a trepar por la planta, y sube que sube, llegó a un país desconocido. Entró en un castillo y vio a un malvado gigante que tenía una gallina que ponía huevos de oro cada vez que el se lo mandaba. Esperó el niño a que el gigante se durmiera, y tomando la gallina, escapó con ella. Llegó a las ramas de las habichuelas, y descolgándose, toco el suelo y entró en la cabaña. La madre se puso muy contenta. Y así fueron vendiendo los huevos de oro, y con su producto vivieron tranquilos mucho tiempo, hasta que la gallina se murió y Periquín tuvo que trepar por la planta otra vez, dirigiéndose al castillo del gigante. Se escondió tras una cortina y pudo observar como el dueño del castillo iba contando monedas de oro que sacaba de un bolsón de cuero.


En cuanto se durmió el gigante, salió Periquín y, recogiendo el talego de oro, echó a correr hacia la planta gigantesca y bajo a su casa. Así la viuda y su hijo tuvieron dinero para ir viviendo mucho tiempo. Sin embargo, llegó un día en que el bolsón de cuero del dinero quedó completamente vacío. Se cogió Periquín por tercera vez a las ramas de la planta, y fue escalándolas hasta llegar a la cima. Entonces vió al ogro guardar en un cajón una cajita que, cada vez que se levantaba la tapa, dejaba caer una moneda de oro. Cuando el gigante salió de la estancia, cogió el niño la cajita prodigiosa y se la guardó. Desde su escondite vio Periquín que el gigante se tumbaba en un sofá, y un arpa, oh maravilla!, tocaba sola, sin que mano alguna pulsara sus cuerdas, una delicada música. El gigante, mientras escuchaba aquella melodía, fue cayendo en el sueño poco a poco. Apenas le vio así, Periquín, cogió el arpa y echo a correr. Pero el arpa estaba encantada y, al ser tomada por Periquín, empezó a gritar: -Eh, señor amo, despierte usted, que me roban! Despertose sobresaltado el gigante y empezaron a llegar de nuevo desde la calle los gritos acusadores: -Señor amo, que me roban! Viendo lo que ocurría, el gigante salió en persecución de Periquín. Resonaban a espaldas del niño pasos del gigante, cuando, ya cogido a las ramas empezaba a bajar. Se daba mucha prisa, pero, al mirar hacia la altura, vio que también el gigante descendía hacia él. No había tiempo que perder, y así que gritó Periquín a su madre, que estaba en casa preparando la comida: -Madre, tráigame el hacha en seguida, que me persigue el gigante! Acudió la madre con el hacha, y Periquín, de un certero golpe, cortó el tronco de la trágica habichuela.

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Al caer, el gigante se estrelló, pagando así sus fechorías, y Periquín y su madre vivieron felices con el producto de la cajita que, al abrirse, dejaba caer una moneda de oro.


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mi fiesta

FotografĂ­a: David Hlusicka


Mi Fiesta

s pleaño o. Cum t 5 u s ando sti Celebr ara Na

Bárb

Lugar: Kids Play Motivo: Izzy (Jake y los Piratas del Nunca Jamás) Torta, Dulces y Decoración: Star Party Imagine 86


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Mi Fiesta

s plea帽o o. Cum m 7 u s s ando Celebr o Caba

Dieg

Lugar: Fun Place Motivo: Harry Potter Decoraci贸n y Animaci贸n: Fun Place Torta: Cakes & Minicakes Imagine 88


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Mi Fiesta

s pleaĂąo o. Cum d 2 u s ando nas Celebr ina Are

Valent

Lugar: Burger King Plaza La RepĂşblica Motivo: Hello Kitty Torta: Cakes & Minicakes Dulces: Dulcinea Cupcakes: Giuli Addante Imagine 90


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Mi Fiesta

izo u Baut ando s r b le e s C gelvi

A Mariel

Lugar: Basílica Nuestra Señora de la Chiquinquirá Recepción: La Churuata Tortas y Dulces: Entredulces y Maritza de Olmos Imagine 92


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Mi Fiesta

tizo de el Bau o d n a as Celebr cia Ari

ra Mar铆a G

Recibi贸 el Sacramento del Bautismo junto a su padres, familiares y amigos Lugar: Iglesia Nuestra Se帽ora de la Consolaci贸n Imagine 94


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Mi Fiesta

lea帽os .Cump o m 7 u ando s man Celebr na Ale

Fabia

Lugar: Uff / C.C Small Motivo: Cupcakes Animaci贸n: Plastilina Cupcakes: Quequitos

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Mi Fiesta

n de muni贸 era Co im r P ando la z Celebr ra A帽e

Lau

Lugar: Iglesia San Ram贸n Nonato

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Mi Fiesta

de leaños l Cump e o d é n r a Ab u Celebr Valeria

José y

José Abréu Motivo: Hot Wheels Valeria Abréu Motivo: Barbie Fashionista Lugar: Rollertec Decoracion: Patricia Torta: María Teresa Vargas Dulces: Lisbeth Montiel Animación: Yuli Eventos


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Mi Fiesta

ños mplea vo. Cu 2 1 u s ando do Celebr ria Rui

Victo

Lugar: Estética Gema Torta: Estética Gema

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Mi Fiesta

u ando s CelebrComunión a Primer

Isabella Malham, Victoria Bermúdez y Viviana Sarcos Iglesia Nuestra Señora de Rosario Recepción: Lago Maracaibo Club Decoracion y Torta: Dubal Diversión: Juan Drake - Just for Fun Grupo Show La Fiesta de Wilfredo Imagine 104


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Mi Evento

bra os celeres t i d a i r Bienc de las Mad el Día

En compañia de los más pequeños y sus mamás Biencriaditos celebró el día de las madres en las instalaciones de Fun Place con un divertido y ameno evento. Imagine 106


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Mi Evento

Girl berian I S g n i Cast

Siberian Girls realiz贸 su tan esperado casting con un despliegue m谩gico de color y moda.

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Mi Evento

de las el DĂ­a La Lago o d n a Celebr hildrencitos sC Madre

El Preescolar Childrencitos La Lago celebrĂł el DĂ­a de las Madres con un maravilloso evento realizado en el Teatro Bellas Artes.

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Mi Evento

e las l DĂ­a d Norte e o d n s a Celebr Childrencito s e r Mad

El Preescolar Childrencitos celebrĂł el DĂ­a de las Madres con un maravilloso evento.

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Mi Evento

sario AniverBeckett l Samue

Con gran entusiasmo y alegr铆a el Centro de Educaci贸n Inicial Samuel Beckett celebr贸 sus 10 a帽os de trayectoria.

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