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Roc\u00EDo Mu\u00F1oz-Cobo
ROCÍO MUÑOZ-COBO
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TEXTO : SARAH OCHOA-MARÍA JOSÉ NICOLÁS
No ha parado de trabajar desde que cambió la carrera de criminología por la de Arte Dramático. Sin ninguna duda los escenarios son la verdadera pasión de Rocío Muñoz-Cobo, quien lleva regalándonos personajes desde hace más de veinte años.
Esta actriz con cara de eterna joven y mirada profunda, ha dejado grandes papeles en el cine y en televisión. Empezó como presentadora de programas musicales, pero pronto dio el salto al cine y a series españolas como “El Comisario”, donde se dio a conocer. Después le siguieron otros personajes relevantes en “El secreto de Puente Viejo”, “Amar es para siempre”, “Víctor Ros”, “Que Dios nos perdone”, “Lady Macbeth”…
Este otoño ha estrenado “Élite”, una nueva apuesta de Netflix; una película con Roberto Álamo y Carlos Bardem, “Alegría y tristeza”; y continua de gira con el clásico “Las bicicletas son para el verano”.
De todo esto y mucho más hablamos con ella en Icruceros.
Icruceros: ¿Qué nos ofrece esta nueva serie que se ha estrenado el pasado mes de octubre?¿Tienes algo en común con tu personaje en “Élite”?
Rocío Muñoz: “Élite” es una serie dirigida sobre todo a un público juvenil muy cuidada y especial. Tiene un poco de todo, entretenimiento, suspense, amor, relaciones complicadas y un lado inquietante. Espero no tener mucho en común con Laura. Su vida familiar es un desastre, es una mujer infeliz con adicciones. Eso sí, envidio su vestuario.
Icr.: Cuando cambiaste la criminología por los escenarios, ¿te esperabas una carrera tan próspera como la que estás teniendo?
R.M.: Terminé derecho y después de una práctica jurídica decidí no continuar. Más que próspera, yo creo que mi carrera ha sido continua y emocionante. Al menos para mí. También ha habido altibajos y momentos duros.
Icr.: Pregunta obligada, cine, televisión, teatro, radio… ¿Con cuál te quedas? ¿Dónde te sientes más cómoda?
R.M.: Pues la verdad es que me siento muy cómoda en todos los medios. Todos me parecen especiales y estimulantes. Pero lo que me hace vibrar y tener auténticos subidones es subirme a un escenario con un buen texto y unos buenos compañeros. No hay nada igual.
Icr.: Eres una actriz concienciada y aventurera donde las haya, ¡hasta te hemos visto nadar entre tiburones! ¿Hay algo que le dé miedo a Rocío Muñoz- Cobo?
R.M.: (Risas)… No, en principio a la hora de trabajar no tengo miedo a nada. Quizá lo que más respeto me dan son las alturas. Pero si hay que hacerlo, se hace.
Icr.: ¿Cómo ha sido compaginar la gira de “Las bicicletas son para el verano”, el rodaje de “Alegría y tristeza” y el de la serie “Élite”?
R.M.: Lo único que se superpuso fue la serie y el teatro. Fue un momento muy especial. Ambos personajes eran diametralmente opuestos y saltar de uno a otro me parecía un regalo. Del Madrid de esta época y la clase alta, al Madrid de la Guerra Civil y la pobreza. Un regalo para cualquier actriz.
Icr.: Después de estos meses de no parar, ¿te vas a tomar unas vacaciones? ¿Cuál es tu lugar preferido para desconectar?
R.M.: Este verano he podido desconectar un mes en Ibiza. Y el ritmo de la isla me ha durado un tiempo (risas)…Desconecté mucho pero estaba deseando volver al escenario. ¡Esto es una droga!.
Icr.: Papeles como el de Doña Dolores dan paso quizás a una etapa de personajes más maduros, ¿crees que las actrices españolas pasada cierta edad, estáis bien valoradas dentro de la industria cinematográfica?
R.M.: No, estamos olvidadas. Hay pocos personajes y no suelen ser muy interesantes ya que están a merced de los personajes masculinos. Algunos, por supuesto, son excepción a esta norma, pero no son muchos. Espero que con la entrada de más mujeres directoras, guionistas y productoras, el cuento cambie. Por suerte siempre quedará el teatro para contar historias femeninas interesantes.
Icr.: Tras interpretar este papel en el que la mujer está claramente subordinada por su marido, ¿te has sentido cómoda haciéndolo, sobre todo ahora que el feminismo está más en auge que nunca?
R.M.: Pues la verdad es que sí. Al principio me costó mucho ya que mi cuerpo no entendía cómo se actúa un peldaño por debajo del hombre. Pero una vez que entendí que ese era mi papel y mi personaje no se lo cuestionaba, lo disfruté. Yo en el escenario no peleo con estas cosas. Cuento la historia que me toque contar y punto. Eso sí, cuando me bajo de escena, soy una mujer luchadora más. Queda aún mucha guerra.