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Ike Ahmed
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El Dr. Ike Ahmed (Canadá, 1971) no deja indiferente a quien ha coincidido con él o ha sido testigo de sus presentaciones en los más de 750 cursos y congresos internacionales en los que ha participado, como las dos últimas ediciones del Trends in Glaucoma celebradas en IMO. Pionero de las revolucionarias técnicas MIGS y considerado uno de los cirujanos oculares más prometedores y reconocidos del mundo, compagina la dirección médica de dos reconocidos centros oftalmológicos en Ontario con una intensa vocación investigadora y la docencia en las universidades de Toronto y Utah. Su labor ha sido galardonada por varias sociedades médicas y, en 2009, fue reconocido por su país como uno de los “Canada’s Top 40 Under 40”, premio que reciben jóvenes destacados en diferentes ámbitos, como los negocios o la innovación.
¿Qué le llevó a dedicarse el glaucoma? ¿Por qué le atrajo esta subespecialidad oftalmológica?
Cuando estaba finalizando la residencia, la cirugía refractiva, corneal y de catarata, así como la cirugía retiniana, eran las especialidades más fuertes. Sin embargo, siempre he sido un outsider; no me gusta seguir la corriente. Quería hacer algo diferente y pensé que dedicarme al glaucoma era una oportunidad para introducir novedades en un área que estaba un poco estancada, sobre todo en el ámbito quirúrgico. ¿Por qué no podíamos tener una cirugía mejor, más segura y de recuperación más rápida, que los pacientes se sintieran cómodos y confiados de escoger? Hoy seguimos trabajando en ello y fue precisamente este reto y la posibilidad de aportar nuevas ideas lo que me atrajo del glaucoma. No es fácil desafiar el statu quo, pero me motiva ser ambicioso e ir más allá de lo establecido.
¿Cómo fue dar los primeros pasos en el campo de la cirugía mínimamente invasiva para el glaucoma? ¿Qué supuso ser pionero de las técnicas MIGS?
Innovar e intentar poner en práctica nuevas ideas supone que muchas de ellas acaben fallando y, sin duda, mi carrera ha estado llena de errores. Fuimos cuidadosos de llevarlos a cabo en un entorno apropiado –sobre todo en el laboratorio y en fases iniciales de la investigación, con un mínimo riesgo quirúrgico– y aprendimos a levantamos rápido para pasar a la siguiente idea. Cuando obtuvimos los primeros datos y resultados con las MIGS, supe que estábamos frente a algo diferente; un sistema de drenaje fisiológico con un abordaje realmente muy poco invasivo y un buen perfil de seguridad. Creí que teníamos que distinguirlo de la cirugía convencional del glaucoma, apostar por ello y centrar nuestras energías en el nuevo enfoque, aunando oftalmólogos, científicos, ingenieros, inversores… Las MIGS cristalizaron esfuerzos comunes en beneficio del paciente. Al principio, muchos se reían cuando oían hablar de estas técnicas. ¿MIGS? Ahora están a la orden del día, han ganado popularidad y se han consolidado, por lo que pienso que es el momento de continuar avanzando.
Echando la vista atrás, ¿qué ha aprendido de las MIGS?
Vivir el proceso completo de desarrollo de las MIGS me ha enseñado que lo más importante es plantearse esta pregunta: ¿por qué estoy haciendo esto? Yo lo hago porque sigo recibiendo pacientes cada día, con sus preocupaciones, incertidumbres etc., y necesito poder ofrecerles algo mejor. No olvidar nunca este objetivo es lo que me motiva a innovar.
Por otro lado, también he aprendido a ser resiliente. Cuando empiezas algo nuevo puedes sentirte muy solo, pero solo hace falta que una persona crea en ti, aunque otros no lo hagan, y que te empuje hacia adelante. Yo he sido afortunado de contar con la confianza de gente a mi alrededor que me ha apoyado y estoy muy orgulloso de la colaboración de mi staff, colegas, pacientes… Todos han sido partícipes de las MIGS y, para mí, el equipo es fundamental. También moverse; moverse siempre.
Las MIGS, junto a otros avances, han posibilitado un cambio de paradigma en el manejo de los pacientes, según ha destacado en su conferencia en el Trends in Glaucoma. Explíquenos más.
Estamos poniendo mucho énfasis en un manejo más activo del glaucoma, que considero que ha sido el principal progreso en los últimos años. El “glaucoma intervencionista” es una nueva actitud, que va de la mano de la innovación tecnológica e implica realizar un control mucho más exhaustivo del paciente e intervenir antes la patología. El fin es lograr una reducción más precoz, significativa y segura de la presión intraocular, lo que está muy relacionado con la introducción de las MIGS. Estos dispositivos –que se pueden combinar con una operación de catarata– nos permiten ofrecer la cirugía de forma más temprana a los pacientes, cosa que rechazábamos debido a las complicaciones de técnicas tradicionales como la trabeculectomía. Por tanto, con las MIGS no tenemos que esperar a que la enfermedad evolucione hasta fases avanzadas para operarla y podemos ser más incisivos a la hora de mantenerla a raya. Otro avance clave para apostar por un abordaje intervencionista es el diagnóstico, con equipos en desarrollo continuo y de precisión creciente como la OCT. Gracias a ello, actualmente disponemos de mejores técnicas para monitorear la progresión del glaucoma y detectar a los pacientes que están en riesgo, incidiendo en la importancia de las revisiones periódicas. Además, también prestamos cada vez más atención al control de la presión intraocular fuera de la consulta del oftalmólogo, mediante las mediciones de tonometrías que se pueden realizar desde casa, lentes de contacto especiales o sensores en el ojo para aportar información de cómo las fluctuaciones pueden influir en el empeoramiento del glaucoma.
¿Cómo ve el futuro del tratamiento del glaucoma?
La curva terapéutica del glaucoma se ha modificado: la cirugía ha ganado peso frente a la medicación –evitando problemas de adherencia al tratamiento médico y facilitando el control activo de la enfermedad– y estoy muy satisfecho de ello. Sin embargo, ahora que hemos conseguido poner al alza la cirugía, mi reto es llegar a eliminarla y no tener que utilizarla nunca. Esto significa dejar atrás el proceso tradicional de tratamiento del glaucoma (gotas – láser – intervención quirúrgica para reducir la presión intraocular) y encontrar nuevas vías con las que estabilizar o revertir la progresión de la patología, curando verdaderamente el problema. Para ello, deberemos apostar por un mayor entendimiento de las estrategias de terapia génica, neuroprotección, medicina regenerativa…; nos dirigimos hacia ahí.
Para terminar, ¿qué mensaje les daría a los pacientes con glaucoma?
Mucha esperanza en el presente y en el futuro. Tenemos cada vez más terapias disponibles y logramos mejores resultados, que nos preparan para ser capaces de dar una solución definitiva a esta enfermedad, todavía incurable. Ahora bien, necesitamos en todo momento la implicación del paciente en su salud ocular: debe ponerse a diario los colirios prescritos, cumplir con el calendario de revisiones, tener un estilo de vida saludable evitando el tabaco y malos hábitos alimentarios… Lo máximo que controlemos hoy la enfermedad; mayores serán las posibilidades de preservar la visión con el paso de los años.