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MÚSICA

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ENTREVISTA

ENTREVISTA

Escrito por el reverendo Maltbie Davenport Babcock, inspirado en la Biblia, el himno expone la personalidad, el poder y los propósitos del Creador.

EL MUNDO ES DE

MI DIOS

PUBLICADA póstumamente en 1901, la composición “El mundo es de mi Dios” es una alabanza de meditación sobre la creación del Señor. Obra del compositor estadounidense Maltbie Davenport Babcock, inspirada en las Sagradas Escrituras, aborda la presencia, la personalidad, el poder y los propósitos del Redentor. Poema estructurado en su versión original en dieciséis versos, fue ideado por su autor mientras pastoreaba un templo de la ciudad de Lockport. De acuerdo al himnólogo Kenneth Osbeck, el hermano Maltbie se motivó a escribirlo en una de sus caminatas matutinas en las que se maravillaba con la vista del lago Ontario. Posteriormente, uno de sus amigos más cercanos, el músico Franklin L. Shepherd, adaptó una canción popular inglesa acoplando porciones del texto primigenio en tres estrofas de ocho versos. En su nuevo formato, y dotado con una melodía llamada “tierra bendita”, el cántico apareció en un libro de himnos de 1915. Según la base de datos Hymnary.org, hace alusión, entre otros pasajes bíblicos, a Génesis 1, Génesis 2:7-15, Génesis 3, Job 38:7, Salmos 8, Salmos 19:1-6, Salmos 24, Salmos 50:10-12, Salmos 97:1, Salmos 98:8-9, Salmos 103:19, Salmos 104, Salmos 113, Salmos 145:10-13, Salmos 148, Isaías 40:2531, Mateo 5:45 y Juan 16:33.

Impactante predicador

de su generación, el pastor Babcock llegó al mundo el 3 de agosto de 1858 en la ciudad de Siracusa del estado de Nueva York. Destacado escritor evangélico del siglo XIX, estudió en la Universidad de Syracuse donde se graduó en 1879 con los más altos honores.

EL MUNDO ES DE MI DIOS

1 El mundo es de mi Dios, su eterna posesión. Eleva a Dios su dulce voz la entera creación. El mundo es de mi Dios, trae paz así pensar. Él hizo el sol y el arrebol, la tierra, cielo y mar.

2 El mundo es de mi Dios; escucho alegre son del ruiseñor que a su Señor eleva su canción. El mundo es de mi Dios, y en todo mi redor las flores mil con voz sutil declaran fiel su amor.

3 El mundo es de mi Dios; jamás olvidaré aunque infernal parezca el mal mi Padre Dios es Rey. El mundo es de mi Dios, y al Salvador Jesús hará vencer por su poder por la obra de la cruz.

Luego, se formó en teología en el Seminario Teológico de Auburn, ubicado en la ciudad de Nueva York, y recibió su título en 1882. Al concluir su adiestramiento doctrinal, asumió el liderazgo de una congregación de Lockport. Después, de 1887 a 1900, presidió la prestigiosa iglesia presbiteriana de “Brown Memorial” de la urbe de Baltimore. Reconocido como Doctor en Divinidad por la Universidad de Syracuse en 1896, fue un varón de una inteligencia inusualmente brillante y se destacó como un impactante predicador que conmovía siempre a las almas con mensajes contundentes. Por desgracia, el 18 de mayo de 1901, en la ciudad de Nápoles, dejó de existir. Hábil músico que tocaba con destreza el órgano, el piano y el violín, el reverendo Maltbie Davenport Babcock desplegó un corto ministerio que tuvo al himno “El mundo es de mi Dios” como su máxima expresión de fe. Un canto que, con un fuerte sentido de la sana doctrina, subraya que el planeta le pertenece al Altísimo.

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