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d e I m p r e n tas
S i st e m a
Sombrajes Yiletza Pastora Peña
cojedes Serie Poesía
c o l e c c i o n LI T E R AT U R A
Sombrajes
Yiletza Pastora PeĂąa
Sombrajes
Sombrajes © Yiletza Pastora Peña Portada: Richard La Rosa Oviedo / S/T / Mixta sobre papel / 2008 Por la 1ra Edición: © Fundación Editorial el perro y la rana Imprenta Regional Cojedes Edificio Manrique, Primer Piso sede de la Escuela Regional de Teatro San Carlos-Venezuela 2201 Telefs.: 0424-4364577 correo electrónico: imprentaregionalcojedes@gmail.com
ISBN 978-980-14-0201-5 Depósito Legal: LS 40220078003118
El Sistema Nacional de Imprentas es un proyecto editorial impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Fundación Editorial El perro y la rana, la participación en corresponsabilidad y cogestión de la Red Nacional de Escritores de Venezuela. Tiene como objetivo fundamental brindar una herramienta esencial en la construcción de las ideas: El libro. El Sistema Nacional de Imprentas funciona en todo el país y cuenta con tecnología de punta, cada módulo está compuesto por una serie de equipos que facilitan la elaboración rápida y eficaz de textos. Además, cuenta con un Consejo Editorial conformado por el Especialista del Libro y la Lectura del Gabinete Estadal y un representante de la Red Nacional de Escritores de Venezuela Capítulo Estadal.
A mis amores perennes: Mis hijos Waverly y Manuel A Su Majestad: Con su mirada azul, azul e inolvidable atrapada en el rechinar de un tiempo indefinido A los amores furtivos, de contrabando
Paren el mundo para quedarme con la fuente sin rostro y sin edad
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
Escape
En medio de la estancia, sin testigos ruidosos, sólo el gemido de la respiración oprimía el recinto. En la quietud de ese instante la ansiedad fue liberada, fundido por la pasión, pudieron deleitarse en libertad. La llama encarcelada, se mitigó, la furia loca se durmió impregnada de un pecado honesto.
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Huellas
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Hondo pisa el tiempo cuando se palpan, sus profundas huellas. En la memoria infinita del recuerdo fresco, en las entraĂąas del roquedal.
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
Lejanía
Mis labios resecos corrieron para alcanzar la lluvia, pero escampó en un instante. La tristeza arrojó del camino la esperanza, sentí su abrazo en el silencio, su llanto en mi regazo.
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Soledad
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Pensando en la soledad, caminar por sus senderos, fríos, desolados, tenebrosos, los deseos de llorar son infinitos. Ya no hay luces, ya no hay gente, nada hay. Quieta, ensordeciendo los latidos, de un corazón sin pálpito, la mirada absorta, en el rostro impávido que se fue.
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Yiletza Pastora Peña
Ausencia
La música se esfuma, junto al aire. Las letras de las canciones, se dilatan en el vacío.
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Mi espíritu impotente, en la vastedad de lo real. ¿Qué puede hacer mi alma, ante lo inevitable? Vivir, vivir a tientas, llegar al extremo dado, y desvanecerse. Sólo las luciérnagas, con sus luces perpetuas, delatarían el oscuro amanecer.
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
No valen las palabras, susurradas al oído, sin el corazón, con la razón, lo envuelve la penumbra. Y un Dios mío para qué si la vida se extravió, junto a las inquietudes.
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Las fantasías enterradas, por la nada, qué tristeza mirar el firmamento, y no mirar las estrellas. No bastan lágrimas, ni añoros, basta vivir lo aprendido, para soportar las noches, sin aromas y sin luna. No basta escribir, para estar acompañada, no basta dejar correr, el pulso tembloroso, para atrapar las letras, escurridizas.
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
Por tus ojos húmedos, nació un río cristalino, con mis penas, una estola de tristeza gris, con las alegrías, un pinchazo de abeja estéril.
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Entre sueños, deshilachaba mi pesadumbre, al súbito despertar, sentía una alegría sorda. La pena ensombrece las ansias, de un amor en espera. Me duele el suspiro, me duele sentirlo. Ya no está, se lo llevo, la angustia presumida, la angustia sin rastro.
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
Si llegara el amor, con la frialdad de la noche, no podrá consumir, el néctar con avidez, de un sentimiento ido. Su luz será irreversible, se irá con lo claro, se irá con la hora.
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Alianza
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Todo perdido en un mundo, de buenos y de iguales, le ofrecí una alianza, para no desamarrar los troncos, que nadaban río arriba, con mi amor a cuestas. La corriente turbulenta le salpicó, un vástago le arrastró, hasta la orilla, a vivir otra vez.
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
En la hora última, mis súplicas se las llevó el polvo. Volvió la quietud, con mi amor desnudo, con olor de ayer, diciendo te amo. Un te amo, vuelto añicos, zafado de su marco, buscando guarecerse, en mi cuerpo transparente.
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Eclipse
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En la noche tibia, de la mano con su amor, la luna busc贸 en sollozos, un cuerpo celeste ausente, que giraba y giraba, nunca logr贸 alcanzarlo. Arropada con las sombras, perdida en la oscuridad, apoyada en los luceros, sinti贸 al fin la claridad. Contenta sali贸 corriendo, al encuentro con su amado, no pudo escapar del beso, de su sol, de su letargo.
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Fuego
Acepto tu fogosidad, no quiero que la detengas, quiero responder a tu fuego... con mi fuego. No para quemarnos vivos, sino para seguir viviendo.
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Encuentro
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Dos seres que se encuentran, se tocan, dicen las mismas palabras, conocen y reconocen, una semilla de amor, un cuerpo que se nutre, de lo mismo, somos tu y yo, para otros dĂas.
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Insomnio
Donde estás, amado mío, es de madrugada, la noche extravió mis sueños. Me aniquila el desamparo toma un lado de mi cama Abrázame, haz que tus manos se lleven el frío apriétame, deja mi rostro ante tu pecho para saber que estas ahí. Dime ¿dónde fuiste…? sabes que te amo.
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Un dĂa caluroso, bajo el sol quemante. Amabas mi cuerpo, atrapado en el sudor.
Sombrajes
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Tus ojos
No quiero zafarme de tu alma noble, ni dejar de mirar, tus ojos quietos.
Ese azul, azul, de mar encantador, fue más mío, es tuyo.
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Mi cuerpo, como guarida oscura, no se arrastra, desea enredarse, en tus brazos, hasta lo irracional. Para que lo quieras, como tu quieras. Como la yedra, que trepa con dolor agudo, mi alma triste, sin voz.
Sombrajes
Yiletza Pastora PeĂąa
Ocaso
El pleno atardecer, contempla el ocaso, entre el verdor del monte, y el azul del cielo. El rojo pĂşrpura se esconde, atrapado en lo caliente, se fue entre las nubes, sin esperarme.
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Lluvias
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Llegó el invierno, con frescos aromas, olor a tierra mojada, con vestido nuevo. En los noches húmedas sus dueños adormecen, con su canto triste, rompiendo la serenidad.
Sombrajes
Yiletza Pastora PeĂąa
Que ilusa es la tormenta Si cree que espanta, el hambre de mi piel.
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Eres imaginerĂa puedes besar, mis labios secos, tocar mis manos temblorosas.
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Yiletza Pastora PeĂąa
Eres el oscuro objeto de mis deseos reprimidos, me declaro culpable, por haberte inventado.
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Que tolerante es el lucero que no deja separarme, de su bรกrbaro resplandor.
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Yiletza Pastora PeĂąa
No existe distancia que impida abrazarte estoy tan cerca de ti, que pudiera habitarte. Basta con soĂąarte y me entregue a ti, me desnuda tu mirada, ese amor total, ese amor sin fin.
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Tu eres la inspiración de todos mis versos, siempre te han buscado, en las tensas horas, cuando sacuden la noche‌
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
Quiero llegar a donde tu estás, aunque te encuentres en lo más profundo, de la experiencia humana, no habrá infierno que nos separe. Mi amor verdadero es eterno como el mar, pasa por encima, de lo circunstancial.
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La espera
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Vamos hacia allá el amor está, al doblar de la esquina, no lo hemos hallado aún, no importa que nos toque, la calle más larga. Vale la pena morir de tanto caminar de prisa, con tal de encontrarlo. Siempre estará ahí, esperándonos, no será efímero, ni transitorio, será perenne.
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
Cierro mis ojos para sentirte lo necesito, para seguir sin rostro, sin edad. No quiero el abismo sin magia, sin seducción, es imprescindible que te sueñe…
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Soy tu sombra, tu vigía, no te dejaré en paz, no te dejaré los recuerdos. Ya no somos extraños, conocimos la entrega absoluta, no partas en silencio llévame.
Sombrajes
Yiletza Pastora PeĂąa
Busco un sendero en el tiempo, para alcanzar la tentaciĂłn vagarĂŠ feliz, buscando la existencia, para encontrar lo eterno.
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Un silencio leve siempre rompe la noche, desdibuja tu silueta, que se pierde, sin sus voces, buscas la luz que te hará brillar, déjame encontrarte, como el sol a la mañana.
Sombrajes
Yiletza Pastora PeĂąa
Ver morir el alba es deleitarse, con el sol naciente No disfrutar la noche, es desprenderse de tus brazos.
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Se acerca el invierno con sus dĂas grises, te recuerdo hoy, igual que ayer, escucho tus palabras, frĂas como el hielo, te tiembla la voz, se termina el tiempo, aligera el paso, ganarle a la vida.
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
Soy la mujer que vela tus sueños. Quien los mantiene lejos, de la oscuridad, el candil de tu espíritu da calor a mi cuarto, dulcifica mi melancolía, asalto a media noche mi ventana. Rozando la próxima mañana musitando voces y trinos, rompiendo el duro torbellino rompiendo el silencio leve.
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El silencio
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Siento que voy apagando los sueños, quedaré como un recuerdo, ya no seré la caricia, ya no seré la ternura que resguarde el nido. Me esfumaré donde amanezca allí estarán tus manos, esperando las mías.
Sombrajes
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Verdad
Quiero salir corriendo contigo hacia un jardĂn, sin puertas, hondo, sin fin, donde la maĂąana limpia, de otro mundo mejor nos recuerde.
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Memoria
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Desconozco tu silueta tus horizontes, tus inviernos, sueĂąo tus ojos ansiosos de reflexiones, traviesas y revoltosas. No estamos tan lejos del tiempo ni del espacio, estoy en tus brazos, con la esperanza, de meterme, en ese rinconcito cĂĄlido reservado para mi.
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Alejarse
Terminó la plática se paró el andar, debes buscar tu rumbo sin mirar hacia atrás olvídame si puedes, que yo quiero.
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He pedido con fervor a Dios, cuando la vida me jubile no quiero llantos ni flores, sรณlo un cortejo de sonrisas.
Sombrajes
Yiletza Pastora Peña
Al desprenderse la luz de la mirada radiante, el infortunado amante también se despedirá de mi cuerpo, de mis sueños, en mis brazos no estará.
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He llorado mi muerte a travĂŠs del cristal, sin recuerdos, sin amores, sin suerte, sin azar, solo el viaje sin retorno me darĂĄ felicidad.
Sombrajes
Yiletza Pastora PeĂąa
No comprendo lo incomprensible, de la oscuridad del tĂşnel, un resplandor al final me atrae, hasta la locura.
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Sombrajes
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Ella me pisa la sombra la que a veces me aturde, ella me pisa la sombra para encontrarme, a mi misma.
Sombrajes
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El desventurado ser, se aleja de la presencia. No encontró lo que buscaba el amor se fue, con lágrimas de angustia para no perecer.
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Al filo de la verdad mi corazรณn se desgarra no porque no tengo vida sino porque se le apaga. Mi alma volarรก triste al infinito segura de encontrar un amor nuevo que no tenga rasgaduras.
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El Baúl
Un pueblo entre montañas grises imponente en el cajón del valle. Sus calles estrechas, polvorientas. Eleva un camino hacia el malecón, un murallón de monte, enternece el paisaje, de la mañana. Un fausto samán bajo su sombra y helechos, con suave brisa, acariciaba mi rostro, danzaba mi cabellera, como abanico de enredaderas. Contemplaba la corriente quieta, escuchaba el trinar de los pájaros, el rugido de los trepadores montaña adentro.
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La nostalgia crecía como voces de cantores, se dejaban escuchar con las rocas metidas en el río.
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El rostro del pueblerino contrastaba con el tiempo, menguado por el verdor del monte. El lugareño se tambaleaba por la embriaguez cruda en domingo de trasnocho. Que placidez sentía mi alma. Con ese olor a mastranto la recta de la llanura. En el camino se plasma un remolino ennegrecido arrastrando las aves de carroña, devoradoras de olvido.
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La bola de fuego
Voy a comenzar diciendo lo que contaba mi abuelo que en el cruce del samán sale la bola de fuego. La bola es grande y redonda con adornos de candela con cien uñas en las patas y cachos en las orejas. También contaba Paulino que tiene un rabo muy largo la barriga sin ombligo los ojos son como el diablo. A mi abuelo le salió una bola chiquitica mientras se le fue acercando lo pico la pica pica. La fulana desde lejos no la alcanzan ni con brincos pero de cerca señores mató al caballo relincho.
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Tienen temor al verano la gente del callejón por lo de la bola e’ fuego paseando en el carretón.
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Por la curva del samán cuando pasan los viajeros nunca miran pa’ los laos van corriendo a Santoyero. Los que van a Mata de Oso o vienen de Cantarrana se persignan ligerito cuando sienten la oscurana. Con los cuentos de Luis Flores el que cantaba a la Cruz lo escuchaba Isidro El Diablo dándole su patatús. Volando por las parcelas llega la bola al Mayal asustando a los vecinos salpicándoles el barrial. Las gallinas se alborotan cuando sienten el olor no es cachicamo ni lapa ni picure trovador.
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¡Fo! que olor tan repugnante no es pólvora… ¡es mortecina! esa es la bola de fuego lo decía ña' Miguelina. Muchos de los cuenta cuentos Don Justino, Don Toribio Merced Lara y Sute Goyo escuchaban los chillidos. Cuando llegue a Lagunitas vaya por el callejón pregunte por la cochina la bola y el carretón. Cuando se acerca el verano y la tarde se enrumazona sólo se escucha el quejío: ¡Ahí vienen la bola e' fuego la cochina y la sayona!
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Indice
Escape
11
Huellas
12
Lejanía
13
Soledad
14
Ausencia
15
Mi espíritu impotente…
16
No valen las palabras…
17
Las fantasías enterradas…
18
Por tus ojos húmedos…
19
Entre sueños…
20
Si llegara el amor…
21
Alianza
22
En la hora última…
23
Eclipse
24
Fuego
25
Encuentro
26
Insomnio
27
Un día caluroso…
28
Tus ojos
29
Mi cuerpo…
30
Ocaso
31
Lluvias
32
Que ilusa es la tormenta…
33
Eres imaginería…
34
Eres el oscuro objeto…
35
Que tolerante es el lucero…
36
No existe distancia…
37
Tu eres la inspiración…
38
Quiero llegar…
39
La espera
40
Cierro mis ojos para sentirte…
41
Soy tu sombra…
42
Busco un sendero…
43
Un silencio leve…
44
Ver morir el alba…
45
Se acerca el invierno…
46
Soy la mujer…
47
El silencio
48
Verdad
49
Memoria
50
Alejarse
51
He pedido con fervor…
52
Al desprenderse la luz…
53
He llorado mi muerte…
54
No comprendo…
55
Sombrajes
56
El desventurado ser…
57
Al filo de la verdad…
58
El Baúl
59
La bola de fuego
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Fundación Editorial El perro y la rana Imprenta Regional Cojedes Consejo Editorial Popular Estado Cojedes: Aurymar Granadillo Especialista en Gestión Cultural - Area del Libro y la Lectura Deibi Díaz Red de Escritores de Venezuela - Capítulo Cojedes
Eduardo Mariño Diseño Gráfico y Edición José Baute Impresión y Montaje
Esta edición de 500 ejemplares se culminó en octubre de 2008 en la Imprenta Cojedes de la Fundación Editorial "El perro y la rana" En su impresión se usaron tipos Franklin Gothic, Linotype Univers y Bembo
Yiletza Pastora peña (Libertad, 1955) Escritora, dramaturga, docente y promotora cultural por excelencia del Municipio Ricaurte y una de las figuras representativas de la cultura cojedeña desde los años ‘80, cuando funda la Compañìa Nacional de Teatro Experimental Libertad. Fue Coordinadora de Artes Escénicas del Instituto de Cultura del Estado Cojedes y actualmente trabaja en la investigaciòn y recopilaciòn de la rica tradiciòn oral de su querida Libertad. Sombrajes es su primer poemario publicado.
Una poesía inspirada en el amor, una visión de una tierra y una razón de ser como se es, porque sencillamente así lo dictan el corazón y sus inflexibles y hermosas reglas: Sombrajes nos asoma, de esta manera sensible, a la intimidad enamorada y reflexiva de una mujer con profundo oficio de poesía.