Samuel Omar Sรกnchez Terรกn
Los Cuentos del Arriero
Versiรณn Digital Febrero 2018 Sistema de Editoriales Regionales - SER Cojedes - Venezuela
Arco de Taguanes, es un monumento que conmemora la Batalla de Taguanes, en la ciudad de Tinaquillo, en Cojedes Venezuela, se trató de un enfrentamiento protagonizado por lanceros comandados por los generales Atanasio Girardot, Fernando Figueredo y Rafael Urdaneta, quienes alcanzan en las sabanas de Taguanes al Coronel Julian Izquierdo comandante del ejercito español y le causan la derrota en esta árida llanura, donde el entonces sargento José Laurencio Silva cumple azañas de valor.
El Sistema de Editoriales Regionales (SER) es el brazo ejecutor del Ministerio del Poder Popular para la Cultura para la producción editorial en las regiones, y está adscrito a la Fundación Editorial El Perro y la Rana. Este Sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una editorial-escuela regional que garantiza la publicación de autoras y autores que no gozan de publicaciones por las grandes empresas editoriales, ni de procesos formativos en el área de literatura, promoción de lectura, gestión editorial y aspectos comunicacionales y técnicos relacionados con la difusión de contenidos. El SER les brinda estos y otros beneficios gracias a su personal capacitado para la edición, impresión y promoción del libro, la lectura y el estímulo a la escritura. Y le acompaña un cuerpo voluntario denominado Consejo Editorial Popular, co-gestionado junto con el Especialista del Libro del Gabinete Cultural estadal y promotores de literatura de la región.
Samuel Omar Sánchez Terán
Los Cuentos del Arriero
Fundación Editorial el perro y la rana Sistema de Editoriales Regionales-SER ¦ Cojedes. 2017 Colección Literatura Edición Digital
Edición digital 2018 © Samuel Omar Sánchez Terán © Fundación Editorial el perro y la rana, 2017 Ministerio del Poder Popular para la Cultura G-20007541-4 Centro Simón Bolívar, Torre Norte, Piso 21, El Silencio, Caracas – Venezuela 1010 Telfs.: (0212) 377.2811 / 808.4986 http://www.elperroylarana.gob.ve coordinaciondels.e.r@gmail.com @perroyranalibro Fundación Editorial Escuela El perro y la rana Sistema de Editoriales Regionales-SER, Cojedes Calle Sucre, entre Manrique y Libertad, Edif. Manrique 1er. Piso. Cojedes – Venezuela cojedes.ser.fepr@gmail.com @SNECojedes Editorial Cojedes
Diseño y diagramación Deibi Diaz Portada ©Alejandro Antonio López Técnica: Dibujo sobre papel Tamaño: 15cm x 23cm Depósito Legal: DC 2017003011 ISBN: 978-980-14-4089-5
Samuel Omar Sรกnchez Terรกn
Los Cuentos del Arriero
Dedicatoria A mis padres María Carlota Terán de Sánchez “doña Carlota” y Samuel Elías Sánchez “el morocho”, por haberme dado tanta alegría de compartir con ustedes y me siento orgulloso de ser su hijo, sé que desde el cielo, estarán disfrutando de este triunfo, gracias y darme siempre la bendición y guiarme por la vida, los amos y los extraños. Al amigo, al hermano de juego de la comunidad Los Malabares, José Gregorio (Cheo) Marín, desde el cielo te reirás de estos testimonios. Hernán Aguirre “el paisa” desde el cielo disfrutara de estos relatos. A los amigos de la camarilla, ya fallecidos. A esos caminantes nocturnos. Gracias y Mil Bendiciones.
“Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia” José Saramago (2005)
Agradecimiento Gracias a Dios Todopoderoso, a Jesús de Nazaret, a la Virgen de Coromoto, a nuestro Santo del Pueblo el Doctor José Gregorio Hernández, por darme salud e iluminarme a presentar este libro de relatos orales. Mi eterno agradecimiento al siempre Presidente eterno y padre de esta revolución Hugo Rafael Chávez Frías, por sus políticas de inclusión, me enamore del proyecto revolucionario y me atreví a ser escritor y compilar los relatos orales de las comunidades y logre publicarlos, esto es cultura. Agradecimiento especial a nuestro Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, por seguir cumpliendo con el legado del gigante Hugo Chávez Frías, y sembrar conciencia de identidad, de Patria Soberana. Gracias a la Fundación Colombeia y su presidenta Luz Ángela Chacón, por ser parte de este bello proyecto hecho en la revolución. Gracias a mis amigos de la emisora Zamora Socialista 102.3FM, en San Carlos, adscrita a la Fundación Colombeia y al Ministerio del Poder Popular para la Educación, por brindarme la oportunidad de tener dos programas en sus parrillas como son: Cuentos y Leyendas del Llano Venezolano y Cojedes de Antier. La vida es un bello Milagro, envuelto en una sonrisa, en un caminar, en un sueño hecho realidad, en la fe de hacer bien las cosas y ponerle pasión a todo lo que se hace… Todo es un Milagro de Dios, respirar una dicha, sufrir es una pérdida, amar es un privilegio, triunfar es 10
una meta, vivir es un reto, soñar es una obligación… reír es un propósito… Gracias a la vida por brindarme tantas alegrías En el Ecuador a mi hermana Petra Susana “petita” Terán, y mi familia, a mi bella sobrina que se encuentra en Alemania la Ing. María Carlota Terán, gracias por siempre apoyarme, creer en mí y es un hecho, estaré con ustedes para ese libro de Leyendas Indígenas del Ecuador, que haré en honor a mi madre, mil bendiciones de Salud. Un especial agradecimiento por el aporte de los relatos orales a: Carmen “la tuca” Zapata, Yraima Rojas Tovar, Freddy García, Katy Carpio Sánchez, Milagro Sánchez de Carpio, Samuel Elías “el morocho” (fallecido), Ángel Telleria “ñongo”, Mi tía Rosa Elvira Sánchez, Gutsmila Carpio, Eduardo Acosta, el hermano de “fino - fino”, Pascuala Velásquez, Francisca Ávila “pancha”, Nancy Yasdey Cisneros, Hildomero Delgado “mero”, José Antonio Rodríguez, José Miguel Aular, Ing. Arquímedes Quintana, Víctor “papa “Aular, Wilfredo Hernández, Gilda Sánchez La Cruz, Edgar Telleria “apony”, Manuel Sequera “rara”, José Colmenares, “muñuño” profesor de la materia de Inglés ya jubilado. En el estado Portuguesa, gracias a la docente universitaria, igualmente modelo de pasarela Milagro Pérez, conocida como la del bello poing, por creer en mí y ser parte del bello milagro que se convirtió en este libro, sus aportes y acompañamiento para las entrevistas de estos testimonios orales, esas largar tertulias muy provechosas, disfrutando con una
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buena taza de buen café y tú amor por las tortas de chocolates. Gracias de corazón, a la amiga Licenciada en Educación Lucrecia Valdez y familia, en la Atenas de Tinaco, por sus sabios consejos y colaboración en este libro. En el estado Guárico, gracias a mi prima Licenciada Milagros Sánchez de Carpio, por sus aportes orales para este libro, igualmente a la Ing. Katy Carpio Sánchez y la doctora Gutsmila Carpio, por ser parte de estas vivencias testimoniales, gracias a toda la familia y su apoyo incondicional. En estado Monagas, gracias a la Licenciada Karla Hernández, sus hijos Emili Sarais y Sebastián, le cumplí la palabra de que verías en un libro, esos relatos que gentilmente en una tarde nos sentamos y aquí están esos testimonios orales del llano Oriental. A mis compañeros de camino, que me han apoyado con sus consejos para estos relatos, a los amigos William García, Cronista de Tinaco, Rafael “chichito” Machado, Cronista del municipio Ezequiel Zamora y Presidente de la Asociación de Cronista del Estado Cojedes, Hugo Cortez, Cronista del municipio Tinaquillo, Rubén Rumbos, Primer Rector Cojedeño de la Universidad Deportiva del Sur, Fred Rodríguez en Tinaquillo, Juan Montoya, Cronista del municipio Ricaurte, Ramón Ramirez, Cronista del municipio Lima Blanco, Ernesto Zerpa, Cronista del municipio Anzoategui, a la amiga Ángela Páez, por tu colaboración en la redacción y transcripción. En el municipio Pao de San Juan Bautista, a mi amiga la profesora Yery Machado, gracias por su 12
apoyo incondicional y aportes de relatos. Al amigo Amílcar Alejo, Director del Museo Casa La Blanquera, por esas largas tertulias, en el Café La Blanquera. A las hermanas (os) Persida (la piernona), Lidia Lloverá, e igualmente a Carlos “el burrero”. Al colega de Tinaco y cuenta cuentos Juan Carlos Jiménez. A los amigos Deibi Díaz y José Baute, de la imprenta El Perro y la Rana. A la amiga Yelitza Flores, Coordinadora de la Biblioteca Pública Andrés Bello - San Carlos, y su personal, por compartir muchos de los cuentos en sus actividades programadas en sus espacios. A la amiga Yodalis Roche, encargada de la Librería El Sur, en San Carlos por compartir sus espacios con los conversatorios de oralidad. A la amiga y profesora de la Universidad Simón Rodríguez, Noelia Tovar y Familia. A la amiga y Licenciada Dilia Velásquez, gracias por sus consejos y apoyarme en esta actividad de escritor, de soñador, facilitador de talleres de historia local y de cuentos. A mi familia, quien siempre me apoya en este trabajo, mi tía Rosa Sánchez y toda la familia, Zara Delgado y Familia, Edilia de Acosta y Familia, Astrid Manrique y familia. A mí querida Universidad Bolivariana de Venezuela. A mis profesores y amigos: Jasón Sandoval, Dorelis Martínez, Orlando Silva, Santa Cedeño, Oscar Farfán, José Miguel Aular, Grismer Peña. 13
A la escuela de Formación Ali Primera, donde soy facilitador y su apoyo. A la licenciada Nancy Yasdey Cisneros y familia, gracias amiga por tus sabios consejos en esos momentos difíciles y por apoyarme. Antonio Yuniz, Director del diario Ciudad Cojedes. Al Licenciado en Contaduría Pública Eduardo Acosta y familia. A la amiga y Licenciada Sara Bravo y familia. Sigue así trabajando por la cultura del estado Cojedes. A todos los que me han apoyado y han creído en este proyecto.
Gracias y mil bendiciones para todos. “Si no tenemos conciencia histórica, no hay conciencia política”
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Prólogo Los arrieros se originan en épocas remotas, cuando recorrían extensos senderos utilizando bestias para su transporte. Forman parte de nuestro acervo patrimonial, nuestras raíces, por esos caminos de recuas se veían los arreos de burros, cargando las mercancías para surtir los negocios y los hatos, o cuando salían de esos fundos con cantidades de ganados y de cochinos para llevarlos al matadero. A veces duraban 5 días de travesía o más, de ahí se conocen los arreadores de ganados y burros. En tiempos de lluvias, los caminos se ponen infernales, los pasos de los ríos crecían y ellos seguían con sus cargas hasta el final, eran hombres de palabras. La geografía hizo de los arrieros más que un oficio, una cultura, ellos desafiaron rutas inhóspitas, arriesgando sus vidas en esos largos días y noches a riesgos de asaltantes, de un feroz animal o como Dios los proteja de algunas apariciones infernales de caminos. Son estos personajes los que dan inicio a este Libro de Cuentos de Arrieros, en esos caminos donde salían aparecidos y fantasma que aun en esta época moderna siguen rondando... eso es folclore, y nuestra bella Venezuela, está llena de esas historias. Desde los caminos del estado Guárico, los llanos orientales del estado Monagas, pasando por el estado Cojedes y siguiendo la ruta al estado Portuguesa, van los arrieros contando esos testimonios orales, que son nuestras raíces, nuestra identidad y nos identifica con nuestras historias. 15
En este libro Cuentos de los Arrieros, es una compilación de relatos orales en honor a esos arrieros de nuestro ayer y siempre. Samuel Omar Sánchez Terán. Samuel…el de Los Malabares. El hijo de Samuel Elías (el morocho) y Doña Carlota. Licenciado en Comunicación Social. Cronista Visual fotografico del estado Cojedes Cronista Popular.
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Los llantos en el Hospital de San Juan de los Morros
Este relato es de la rica tradición oral de San Juan de los Morros estado Guárico. Podemos decir, es la puerta de entrada a los Llanos Centrales, tienen unas espectaculares montañas con un singular aspecto que dan origen al nombre de la ciudad los morros Dicen las personas mayores que ven las figuras del carretón, la llorona, la yegua blanca, el hombre montado en un burro en candela, el silbón y hasta las ánimas recorriendo las calles de la ciudad. El Hospital Dr. Israel Ranvárez Balsa, donde los estudiantes de medicina realizan sus pasantías. Desde hace mucho tiempo, en la sala de los recién nacidos o también conocida como reten, ubicada en el cuarto piso, se oyen en las noches, llantos de niños… lo extraño es cuando está vacía. Sucedió un día por cierto de semana santa, les toca hacer guardia a Gutsmila Carpio Sánchez, estudiando el 4to año de medicina en la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos, nativa del Socorro, juntó con otros compañeros, todo normal, hasta las 12 de la medianoche, sucedió un terrible accidente, le dicen a Rosa que vaya a buscar unos guantes y suturas. Responde: -¡Sola no voy para allá! Le dice María: -Tú si eres gallina... -Yo si, además se debe pasar por el cuarto piso, porque no vas tú...media enojada. Exclama Rosa: -Porque estoy ocupada. Responde María. La jefa de servicio les dice con voz de mando: -Van Rosa y Gutsmila. -¿Porque yo...? Exclama. 17
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Van todas asustadas, llevan los ojos más abiertos que faro en neblinas. Dice Gustmi: -Me han comentado las enfermeras con más años de servicios, que no les gusta trabajar de noche y menos rondar por esos pisos. -También he escuchado -¿Qué esos llantos son como ecos retumbando los oídos? Entre tartamudeos le responde Rosa. Abren la puerta del salón, ante sus ojos ven el largo corredor que lleva para el 5to piso y al estar ahí, oyen unos llantos lastimeros de niños, se ven los rostros, son todo un poema… Miran para todos lados saben que no hay nadie, lloran de miedo, sus piel están erizadas, sus corazones laten aceleradamente, parecen desmayarse, Gustmi esta pálida y blanca como una tiza, igual Rosa, quieren correr no pueden, están cosidas al piso, de nuevo vuelven a oír los llantos pero más fuertes, se abrazan, se acuerdan de rezar un Padre Nuestro y sacando fuerzas donde no las hay, salen agarradas de las manos, detrás de ellas retumban los llantos como ecos en la inmensidad del salón, bajan las escaleras y llegando donde sus compañeros (as), al, verlas así les preguntan: -¿Que les paso, miren como vienen jipuchas y llorando? Cuentan que en el retén las asombraron. Desde ahí, no suben solas a ese departamento, más de una pasante y hasta enfermeras las han espantado. Así se supo cómo a Gutsmila, la impresionaron en el Hospital de San Juan de los Morros. 18
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El encuentro con la Sayona En los llanos del estado Guárico, sitio por excelencia de los relatos de espantos, aparecidos, encantamientos, y otros más… Don Carpio conocido como “el paisa”, está conversando en el patio de su hogar, con su hijo Gustavo “el negro”, cuando llegan sus amigos: Francisco “muerto flaco”, José Ramón y Luis se saludan, dice “muerto flaco”: -Compa Carpio, venimos a invitarlo para ir de cacería, comento mi compadre Federico, que en Cerro Alto, vio unos enormes venados, se anima... Don Carpio, es un afamado cazador e igualmente pescador. Le responde con un ¡sí! Se van los amigos y le recuerdan: -A las cinco de la tarde, lo pasarían buscando. Le dice a su esposa: -Isolina, prepare los macundales; porque pasaremos varios días en la montaña y me acompañaría “el negro”. Al caer la tardecita, ya han terminado toda la faena y dejado todo listo. Llegan sus amigos en una camioneta doble cabina, toman camino y al llegar a la entrada de la montaña, van directo a casa de don José Gregorio, muy amigo del “paisa”, se saludan y le cuenta que dejaran el vehículo, porque subirán a la montaña a cazar algunos venados. Después de conversar un rato, se despiden y toman camino, llegando a un cruce de una quebrada, se detienen a refrescarse, 19
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toman un poco de agua, ven escabullirse dos cachicamos y comenta “el negro”: -Mire Taita, la cosa pinta buena. Todos se ríen, siguen la marcha, son casi las siete de la noche, arriban a un claro donde deciden acampar, preparan la fogata para cenar, guindan sus chinchorros, se recuestan un rato. A las once, se levantan y se internan en la montaña, “el negro”, lleva un buen termo de café para así espantar el sueño, están vigilando un comedero pero nada que aparece ningún animal. Llego la medianoche, toman café y comenta “muerto flaco”: -Compañeros, la caza se pone pesada. Aprovecha “el paisa” para comer una pella de chimo Tarazonero. Una fuerte brisa estremece los árboles, se oyen gritos extraños en las profundidades de la montaña. En una pica ven a tres enormes Venados, se alegran y dice Luis: -La noche se acomoda amigos, ahí están las presas... El “paisa” es uno de los mejores tiradores expertos del Guárico, prepara su escopeta, un disparo seguro, cae el enorme Venado. Los demás logran darle a los dos restantes, se alegran. Llegan al sitio, tremenda sorpresa, ven rastros de sangre pero nada de los Venados. Dice José Ramón: -Seguro, están más adelante. Caminan casi una hora, y nada encuentra, al claro de la luna, aparecen los tres venados comiendo, rápidamente disparan y logran darle certeramente. Al llegar ni rastro... Algo asustado dice “el negro”: 20
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-Taita, son cosas del demonio. Todos se persignan y deciden regresar rápidamente para el campamento. Se encuentran alrededor de la fogata, incrédulos aún “muerto flaco” saca una botella de aguardiente caña clara y varios tragos se toman. Comenta José: -Eso que vimos, son los encantamientos de la montaña. Nadie dice nada, saben que algo malo presagia la noche. Cada uno se acuestan en sus chinchorro, aún nerviosos, no han pasado media hora cuando oyen un horrible llanto bajando desde la montaña, se levantan y ven la figura de una mujer, notan que viene levitando, no toca el suelo, sus ojos son dos brasas de fuegos. Exclamó Luís, todo tembloroso: -Esa es la Sayona, vámonos. Agarran sus escopetas y salen a plena carrera montaña abajo, oían ese grito que les reventaba los tímpanos, es un silbido que los tiene locos, casi los alcanzó la mujer, al cruzar la quebrada, pega un grito que les heló la sangre, están blancos, se encuentran como panela de hielo…escuchan el cantío del gallo anunciando el nuevo amanecer, se detienen y ven como esa aparición se esfuma en el aire y detrás el silbido. Los cazadores caen de rodillas y agradecen a Dios, que por andan esa noche casi son ellos los cazados por la Llorona.
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Cuando asombraron a Milagro Sánchez de Carpio Me santiguó y pidiendo a la Virgen de Coromoto, que me aclare la garganta para relatar esta historia que es la pura verdad por este puñado de cruces. Sucedió en “El Socorro” del estado Guárico Milagro Sánchez de Carpio, hija de Emperatriz Gómez de Sánchez y Elías Samuel Sánchez, nació en Valencia estado Carabobo, al graduarse de maestra se fue a trabajar a El Socorro con el paso del tiempo se casó con Gustavo Carpio “el negro Carpio”, para ese tiempo veían poco televisión ya que nacieron 4 hijos: Ryszard, Katy, Ilic y Gutsmila. Disfrutaba con su familia y viajaba para Valencia a ver sus padres y a San Carlos también a visitar a su tío Samuel Elías Sánchez. Al paso del tiempo la señora Emperatriz se fue a vivir a El Socorro, se compró una casa en el sector Las Amazonas, monta un negocio el cual atendía y se distraía, su hija la visita todos las tardes en un vehículo que había comprado, a veces va con toda la familia o sola. Es una fija llegar a las 6 de la tarde y se regresaba a las 12 de la madrugada, su madre le decía: -”Lala” a estas horas no te vayas quédate a dormir aquí. Y le respondía: -No mami no pasara nada, le pedía su bendición y se regresa para su hogar. Sus amigos le decían y hasta su esposo que por esos lados salían apariciones, a más de uno los han asustado por cierto en el puente Las Amazonas, salen diferentes espantos se comenta 22
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de la tradición oral que en esa quebrada hay un entierro de morocotas que nadie ha podido desenterrar. Sucedió por cierto para un lunes del mes de mayo, Milagro cumple con todos sus quehaceres y le dice a su esposo “el negro”: -Iré un rato a casa de mi mamá, le lleva un pedazo de queso llanero y un plato de pisillo de chigüiere y una taza de arroz con coco. Le dice: -Milagro, acuérdate que es lunes de las ánimas y estamos en el mes de los espantos que andan haciendo de las suyas. Se ríe con jocosidad y dice: -¿Qué te pasa Negro? Vas a creer en esos cuentos y con ese tamaño ahora me saliste cobarde… Se va tranquila, llega a las 7 de la noche, su mamá le da su bendición, se alegra de verla y está contenta que niña con muñeca nueva al recibir esos detalles. Pasan las horas entretenidas conversando con las anécdotas, se dan cuentan, es la una de la madrugada, Milagro decide irse; su mamá le dice: -No te vayas y le recuerda de la aparición en el sector del puente Las Amazonas. Se despide, antes de llegar al sitio hay una especie de bajada, ella distingue a lo lejos dos faros que brillan, pensó debe ser un gato encaramado en el palo, toma la bajada en primera y acelera su carro para sorpresa de ella a un lado del puente ve la figura de un hombre que salió de la nada, lo raro es que solo ve dos ojos resplandecientes, tiene puesto un sombrero enorme de color negro que le tapa casi toda la 23
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cabeza, unos pantalones pero no le nota los pies; está levitando en el aire, ni le distingue las manos porque lleva un saco grande y le tapa casi todo el cuerpo, Milagro se persigna y acelera pasándole a un lado , con el rabillo del ojo lo distingue, pensó a lo mejor era una persona pasada de tragos y se le lanzaría hacia su carro, ve por el retrovisor y nada, pensó Dios será que lo golpeé, ahí mismo da la vuelta en dicho sitio, llega al sitio se baja, reviso los alrededores con la mirada y nada, se reuerda que su esposo y su mamá le decían que asombraban en el puente, de sopetón una fuerte brisa aparecio, es tan fría que castañean su dientes, en la lejanía se oyen a unos perros ladrar, siente un celaje a su lado; está nerviosa, un miedo que le recorre todo el cuerpo, voltea hacia el árbol cerca del puente y de nuevo ve los dos ojos centellantes, ¡Ay Dios! Se monta en su carro y da chancleta, esa recta la devora en un santiamén, llega a su casa, está realmente asustada, abre la puerta y entra directo a la cocina, no encuentra explicación de lo sucedido le atacan los nervios en ese momento sale del cuarto Katy y ve a su madre temblorosa le dice: -¿Qué te paso? Y le cuenta lo que paso, se va al cuarto de su hija, tan asustada que se acostó con ropa y todo, en la mañana se levanta, su esposo está haciendo el café y le cuenta lo sucedido. Así se supo cómo a Milagros Sánchez de Carpio en el puente Las Amazonas de El Socorro la Asustaron.
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La Viuda Llanos de Guárico, zona ganadera y fama de ser cuna de muchos hombres valerosos, que se batían a duelo por cualquier disputa familiar, por eso las familias no se acobardaban fácilmente ante la presencia de montoneras, tan comunes y corrientes al final del siglo XIX y principios de este siglo XX. En una agradable casa, rodeadas de muchos árboles vive la señora Gumersinda con su hija Rosalinda, de belleza incomparada, pero marcada por el designio de la fatalidad, pasan los años, y llega al pueblo el “Sombrero” un arriero comerciante, de nombre Joaquín, monta su negocio, se enamora perdidamente de Rosalinda logra que lo acepte como su novio, la suerte le cambiaría a la familia totalmente. Al cabo de poco tiempo se realizó la boda, semanalmente el hombre viaja cargando mercancía en sus arreos, gana bien, solo pensaba en su bella mujer y en la familia que formarían; por causas aún desconocidas el hombre se desprendió con las mulas por un precipicio, dos días después Rosalinda, recibe la noticia de la muerte de su esposo, casi enloqueció, desde ahí la ven caminando calle arriba, calle abajo, vestida con un traje negro de manga larga y de escote cerrado, el negocio se viene a la quiebra, perdió el brillo de sus ojos, se le ve como la propia Ánima Sola, la gente le empezó a llamar “La Viuda Solitaria”, su pelo le cayó la nieve del tiempo, nadie se explica cómo sucedió, es una mujer de unos treinta años de edad aproximadamente, el otro cambio, está muy delgada, parecía un cabo de vela, cuando de la noche a la mañana misteriosamente se esfumó, la buscan por todos 25
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lados y no dan con su paradero. Muchos de los lugareños, a la medianoche la ven recorrer las calles, el miedo se apodera, pero siempre hay un guapo, un día martes después de disfrutar una farra, viene Ramón Machado, hombre de pelo en pecho, no le falta un puñal acomodado en la cintura, muchos le dicen que tenga cuidado con la “Viuda”, como buen llanero se echa a reír y decía: -No compañeros, esa “viudita de la noche”, lo que le falta es que Ramón la saque a bailar y la hamaquee. Va llegando a la plazoleta, cuando ve la figura de una mujer, se pregunta: -¿Quién será, a estas horas y sola, bueno ese plato es mío? El aire se pone algo larguideciente, le cuesta para respirar, la noche se detiene y el hombre no le para, el reflejo de la luna muestra una mujer de buen cuerpo, vestida de medio luto, se recuerda de los comentarios, se lleva la mano a la cintura, toca el puñal por si acaso. Están frente a frente y sacando fuerza le dice: -¿Buenas noches, señora, tan sola por aquí? Se corre el velo que le tapa su rostro y con un sonrisa. Le responde: -¿Vengo por ti Ramón, no me invitaste a bailar, un buen zapateo , demuéstralo ahora? La mujer se pone desgarbada, su pelo es blanco, sus manos son huesudas y entre risas. Exclama: -¡Vamos a bailar! Suenan los bordones del arpa al compás de un buen joropo, las maracas retrucan, el cuatro le pone fuego. 26
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Lo abraza, Ramón está paralizado, le falta la respiración, trata de soltarse y más lo estrecha contra su cuerpo, su compañera de baile esta helada, se le va la vida; se recuerda de los consejos de su madre, y eleva una plegaria al cielo, rezando entre balbuceos un Padre Nuestro, desfalleciendo pega un grito…la mujer confundida lo suelta y salió como un loco de carretera, cae frente a su casa. En la mañana lo encuentran delirando que “la viuda” lo asombro. Desde ahí el hombre no salió más a parrandear, de recuerdo le quedo unos arañazos en su cuerpo para siempre que al pensar en ella, palidece como un fantasma.
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El Llanto de la Llorona Frente a la Plaza ubicada en el municipio de Araure, se encuentra la iglesia “Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza”, una edificación colonial, orgullo de sus habitantes, ante sus puertas desfilan constantemente numerosos viajeros que pasan por esos llanos y la visitan, ya que ahí fue bautizado el General José Antonio Páez e igualmente en ella oro el Libertador Simón Bolívar antes de ir a la batalla de Araure y triunfar con su ejército libertador. Cuentan desde hace muchos años, por esos lados de la plaza, oyen llantos lastimeros de la Llorona, la describen quienes han tenido ese encuentro nada agradable, es una mujer joven, muy bella, de larga cabellera de color negro azabache, piel blanca, con un cuerpo de cuatro y un caminar de potra fina. Mes de mayo, tiempos de cachapas y cantos de velorios a la Cruz de mayo, se encuentran los amigos: “Monche”, Omar Infante, “el negro” y Ruperto; están conversando y comenta “el negro”: -En casa de Milagro Perez, hay un Velorio de la Cruz de Mayo, todos se ponen de acuerdo y a las ocho en punto se encuentran en el sitio acordado, se van conversando. Al llegar Milagro los saluda: -Me alegra muchachos, que estén aquí y compartamos este momento, pasen son de la casa. Todos la florean al decirle que está más bella que la luna, ella se ríe con esa picardía femenina y dice Omar: Milagro, tu sonrisa alegra tu belleza, y tientan 28
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a besar esos labios provocativos con sabor a miel y albaricoque. Ese caminar de estampa de potra fina, pones a sudar a todos y aceleras los corazones con ese poing de cascada de sueños. Milagro, se sonroja y los demás la felicitan. Después de ese galanteo, se ponen a compartir con los presentes, llega la medianoche y después del pago de la promesa, ahora empieza la parranda con arpa, cuatro y maracas. Las jóvenes engalanan con su belleza la fiesta es para amanecer, donde la comida sobra y de tomar cocuy de penca. Son las dos de la mañana, cuando Ruperto les dice a sus amigos: -Que está cansado y se quiere marchar. Le comentan sorprendido: -Estas locos, mira como hay bellas mujeres, por Dios… Todo serio exclama: -¿Bueno, muchachos igualmente me iré solo…? Intrigada Milagro le pregunta: -¿Qué te pasa Ruperto, estas aburrido, mira cuantas flores adornan la fiesta y te vas a retirar? -No amiga, de verdad me quiero ir. Le responde. Milagro, no le insiste y dice: -Está bien, ve con cuidado, recuerda es mes de mayo, cuando todas las ánimas salen en busca de alguien para aliviar sus penas… Sus amigos también le comentan: -No te vayas, dentro de dos horas nos vamos. Se despide, viene caminando por esas calles solitarias, nada más piensa en llegar a su casa. La luna se detienen y se esconde detrás de 29
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unas nubes, de golpe un escalofrío le recorre su cuerpo, llegando a la plaza José Antonio Páez, en Araure, ve sentada a una mujer muy joven, delgada, con una larga cabellera negra que le brilla, nota que su piel es blanca, pero sus ojos le resplandecen al ver que tiene cuerpo de sirena… lleva puesta una bata blanca larga y encima otra de color negra. Piensa… -¿Quién será esa mujer, y con esa vestimenta tan inusual? Sigue caminando, al llegar ante ella. Como un galán medieval le dice: -Buenas noches, mi bella dama: - ¿Qué haces tan solitaria por aquí? - ¿Qué le pasa? Con una sensualidad, lo mira a la cara, le muestra una sonrisa donde sobresalen unos labios rojos carnosos, que tientan a morderlos… Se oyen ladridos de perros acobardados. Ella dice algo triste: -Es que busco a mi hijo. El cual se me extravió por estos lados. Se extraña Ruperto, se pone remolón, se recuerda de los comentarios de sus amigos. La mujer se levanta y queda boquiabierto, al ver tanta belleza con ese cuerpo de guitarra, el hombre salta de la emoción. Se ofreció para ayudarla, caminan agarrados de la mano, siente un frío, su corazón late asustado. Algo presiente… La mujer se detiene y dice: -¿Qué le pasa Ruperto, lo siento como un ratón acobardado, es que no te gusto… Se oyen el maullar de gatos, la noche está tétrica anunciando una desgracia. 30
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El rostro de la mujer se transforma y grita diciendo: - ยกMi hijo, mi hijo! Ruperto esta pรกlido, se da cuenta que esta frente a la misma Llorona, del susto cae desmayado. Al amanecer unos trabajadores del aseo urbano, lo encuentran y lo socorren; aun impresionado les cuenta que la Llorona lo asombro en la Plaza de Araure.
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La Novena Este relato es de la rica tradición oral de Acarigua. Portuguesa, sitio llenos de misterios y aparecidos desde la Colonia se oyen los cuentos desde el carretón, la llorona, la sayona, los duendes del camino, todos se dan la mano con el silbón en un cruce de caminos, para seguir saliendo por esos anchos caminos de la llanura. Esto que contare es la realidad por la Virgen del Carmen. Un grupo de amigas Josefina Hernández, Omaira Ostos, Carmen Teresa y Gloria, van de visita al Museo Inés Mercedes Gómez Álvarez, ubicado en Guanare disfrutan todo el día, tarde de la noche regresan a sus hogares. Al día siguiente reciben la noticia en casa de la familia Ostos, falleció un familiar en un accidente de tránsito en la vía Guanare – Acarigua, se riega como pólvora, su familia deciden velar el cuerpo en su residencia en Araure. Al saber la noticia sus amigas se van en el vehículo de Carmen Teresa, llegan a casa de Omaira, le dan las condolencias, es noche cálida y sin brisas como son las noches de Guanare, en las que ni el soplo de un pajarito hacia mover ni siquiera una hoja seca esparcida entre las sombras de unas acacias...le dan el pésame a la familia que han llegado del estado Apure, y son de la vieja creencia que el fallecido debe ser velado en su hogar, rezar los tres santos rosarios al cuerpo presente, los hace una mujer con rasgos indígenas, a muchos sorprendió porque las letanías son diferentes a las actuales, otro 32
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detalle que no sabía leer ni escribir, pero con una soltura rezaba. Han rezado las novenas de las siete y las nueve de la noche, el café, el chocolate, las galletas, el queso y cigarros, no falta a los presentes, en el patio prepararan un hervido que no le falte nada, para los que amaneceran acompañando a la familia en esa hora triste. Comenta algo intrigada Gloria: -¿Que manera tiene de rezar y de donde salió esa señora? -¿Ella viene acompañando a mi familia desde Apure, es del entorno de confianza, además por esos lados rezan de esa manera? Le responde Omaira. Y agrega Carmen: -Además cuando reza, a nosotras nos ve muy raro, no me gusta y desde que llego no se ha movido de esa silla, ni para ir al baño. Las amigas, siguen conversando de las actividades que harían después, está por empezar la plegaria de las once para terminar al filo de la medianoche y así cumplir con las tres novenas que se le hacen al difunto. -¿Muchachas, me siento incomoda y me voy a retirar? Dice Carmen. Algo extrañadas las amigas, Exclaman: -¿Qué te pasa Carmen? Terminamos esta novena y nos vamos. -No amigas, si quieren se vienen ahora, esta morena se va... Empiezan a rezar, se levanta de la silla, se despide, se monta en su vehículo y sale rumbo a su hogar. -No se preocupen muchachas, mi tía nos mandara con cualquiera de sus hijos o si no amanecemos. Dice Omaira. 33
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Carmen, viene manejando tranquilamente oyendo una canción, siente a su espalda una respiración, la mujer se eriza, su corazón palpita fuertemente, de nuevo lo escucha y ahora alguien tosiendo, la mujer frena bruscamente, suerte que no vienen otros vehículos. Un poco asustada, se pregunta: -¿Qué pasa Dios Mío vengo sola, no estoy loca? En ese instante pasa frente del vehículo un señor, al reconocerlo revienta en llantos. -¡Dios mío! Es el difunto. Se persigna y se regresa al velorio. Al llegar la ven más sudada que una hielera y con los ojos más pelados y llorosos que teniente cuidando frontera. En ese momento la rezandera ordeno que todos los que estaban ahí se pongan de pie y pidió que nadie se atravesara entre el altar y la entrada de la casa, ordeno que abrieran las puertas de par en par y ahí pronuncio unas oraciones aún más intensas dirigidas a los santos del cielo y especialmente a San Pedro, para que llevara y protegiera aquellas almas sin que ningún espíritu o entidad inferior osare interferir en su camino...en ese momento estando todos de pie y en un verdadero suspenso, sienten un estampido de brisa que venía saliendo de lo profundo de la casa apagándose repentinamente las velas encendidas en el altar el cual estaba ubicado en el centro de la sala, al igual que golpeando con fuerzas las ventanas y puertas en un inexplicable recorrido desde el interior hacia afuera, golpeando la rejita a media pared de la entrada de esas que caracterizan muchas casas de pueblos; cuyos hierros traqueteaban como queriendo desprender de sus base... los vasos de plásticos con los cuales habían 34
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servido el chocolate y café, rodaron dispersos por el suelo como disparados hacia la calle y formando un pequeño remolino, durante pocos segundos parecía un ventilador encendido a toda potencia, la rezandera en esos momentos profería sus peculiar rezos... Carmen, alcanzo a terminar la novena, sus amigas al verla aun nerviosa, le buscan agua y le pregunta Omaira: -¿Amiga que te paso, mira como vienes, nos tienes intrigadas? Varios de los presente, se acercan a ver qué le sucedió. La rezandera vio a la muchacha pálida y afirma con la cabeza un sí. -Amigas que el difunto me asombro y por eso me regrese. Respondió Carmen. Se le acerca como una buena madre, le acaricia el pelo y dice: -Usted es tan joven y no cree mucho en las costumbres del llano, cuando se reza a un cuerpo presente, no se deben levantar ni retirarse porque si no él los asombra y se tienen que regresar para terminar la novena, eso le pasó.
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La Procesión de las Ánimas En este modernismo donde en vez de carretas tiradas por burros o caballos, en las calles empedradas de Acarigua, ahora son motos rodando por el asfalto y busetas con ensordecedores volúmenes de una canción atormentando a los pasajeros, son los nuevos fantasmas recorriendo las diferentes veredas, sin olvidar la Procesión de las Ánimas, las cuales salen en busca de alguien para darle su buen susto. Un día cualquiera, del año 1985, están celebrando en un conocido club, el cumpleaños de María Marcolina, la carne asada y demás delicadeces están por doquier, la familia Hernández, se esmeran en la buena atención para los invitados, el motivo la cumpleañera es la niña de los ojos de sus padres. Se encuentran: José, Arquímedes, Wilson y Paul, todos amigos desde hace mucho tiempo, estudian 5to año, son jóvenes de diecisiete años de edad, y jugadores de maquinitas…no faltan a ninguna fiesta, son como el arroz blanco… después de salir de clases se ponen de acuerdo, a las siete de la noche se encuentran, llevan puestos sus mejores atuendos y dice Paul: -Bueno compañeros, esta noche vamos a comer y a disfrutar. Todos se ríen. Al llegar al club, se sorprenden por el ambiente, felicitan a la cumpleañera, bailan hasta decir…igualmente han comido carne asada con yuca, en cada ronda que traen los mesoneros lo pescan, han disfrutado de lo lindo, cuando deciden retirarse, se despiden de la familia. 36
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Vienen caminando, por esas calles, van alegres porque disfrutaron hasta el cansancio. Llegan a una placita que se encuentra ubicada detrás de la Iglesia San Miguel Arcángel en Acarigua, inicialmente conocida primero como Plaza de la Corteza y posteriormente ahora es Plaza la Burrita, ya que se visualiza a una señora junto a un niño y una burrita. Descansan un rato y comenta José: -Casi me quedo a dormir aquí, hay una tranquilidad. El reloj de la iglesia suena para anunciar, son las tres de la mañana. -Bueno compañeros, ya amanece, es viernes y mañana no tenemos clases, además miren llevamos un buen pedazo de carne asada y torta. Exclama Wilson. La brisa trae unos murmullos de voces… Pregunta Paul: -¿Amigos, son rezos, pero a estas horas y quiénes serán? A lo lejos ven aparecer por la calle un grupo de personas todas vestidas de blanco, van llevando un ataúd, en brazos de amigos y cada uno llevan en sus manos unas velas encendidas, viene delante una mujer guiándolo y rezando un rosario. Los amigos están algo incrédulo, un leve frío les recorre desde la planta de los pies hasta la nuca… -¿Qué raro un entierro a estas horas y esa gente así vestida? Dice José. Pasan frente a la Plaza, los muchachos se persignan y oyen como un zumbido en los tímpanos de sus orejas esa letanía y escuchan decir a la guía: -¿Qué descansen en paz el cuerpo de 37
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José? A un solo compás de voces responden: -¿Qué brille para él, la luz perpetua? Sorpresa se llevan, ven que todos los acompañantes; sus cuerpos son traslucidos…y dice asustado Wilson: -Es la Procesión del entierro de las Ánimas, ¡Dios socórrenos! El papel blanco, es el reflejo de sus rostros, sudan de miedo, un olor a flores de difuntos impregna el ambiente, la procesión sigue su camino… Quedan como bachacos sin antenas, y grita Arquímedes: -Vámonos, no quiero ver más a esa procesión. Se les ven corriendo por las veredas, llegando con las lenguas casi de corbatas a sus casas, en sus rostros tienen la cruz del miedo por esa aparición que los asombraron en la Plaza la Burrita.
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El Pozo Escondido El Furrial, bello caserío apacible donde su gente es muy familiar, la diversidad de pájaros engalana con sus cantos, pero se va perdiendo por la llegada del modernismo y aun así los cuentos de espantos, perduran como este de la tradición oral de Maturín. No me recuerdo el año que paso; hay un sitio donde la gente de El Furrial, disfrutan una tarde en el sector conocido como “El Pozo Escondido”, se oyen relatos de encantamientos, de aparecidos y aún siguen saliendo. Según la tradición de los mayores, después de las seis de la tarde no se pueden bañar, porque corren el riesgo que los enamore el encantamiento y se los lleve, han aparecidos varios ahogados sin explicación, sus aguas cristalinas invitan al disfrute, pero son peligrosas… A veces se oyen el canto de los pájaros y revoloteando enormes mariposas de multicolores, igualmente se escucha en el rumor de las brisa, el llamado melancólico de los encantados. Ricardo y Mario, dos personajes muy trabajadores, les gusta las parrandas y sobre todo, después de llegar del trabajo agarran la ceba de ir a dicho pozo, después de disfrutar sus aguas, entre cantos y cuentos… se toman una botella de aguardiente claro, los parroquianos les recordaban que tenga cuidado no los asombre esos encantamientos. Les agradecen y se ríen, dice Mario: -Tranquilos amigos, eso no pasaría, tenemos unas contra. 39
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Y les muestran la botella de licor. Un lunes, ya próximo a semana santa, donde se come el plato típico el cuajao. Llevan para el pozo una cachapa burrera y queso de mano, se dan un buen banquete al rato empiezan a tomar, pasan las horas y en plena tertulia, dice Ricardo: -Compa se terminó la botella y para ir a la bodega de la señora Josefina a comprar otra. -Ay compa Mario, del morral extrae otra de un litro. Le responde alegremente. Están conversando más que un radio loco, cae la medianoche…un frío los hace estremecer. Comenta Mario: -¡Uy! Compa, si es la media noche, será mejor que nos retiremos a nuestros hogares. Sonriendo le responde: -Tranquilo, nos queda media botella, la terminamos y listo. Siguen enfrascados en la conversación, una agradable sorpresa, llega una morena espectacular, su belleza los cautiva, lleva un vestido transparente donde muestra sus atributos…estan más alegres y comenta Ricardo: -¿Qué belleza de morena, me partió el corazón…? -Por ella, voy hasta el mismo infierno por tenerla. Dice alegre Mario. Les sonríe coquetamente… -Buenas noches princesa. Amablemente le dice Ricardo. Con una sonrisa tierna, mostrando unos labios carnosos, les responde: -Me siento halagada, por ese piropo y estar acompañada por dos hombres. Extrañamente hay una quietud, las aguas 40
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del pozo se ponen de un color azul cielo, una ráfaga de viento, deja una estela de frío... -¿Qué haces por aquí? Le pregunta Mario: -Vengo a mi hogar para dormir… Se extrañan de la respuesta, saben que la casa más cercana se encuentra algo retirada. No le paran mucho y ese caminar sensual, toda una Diosa de Ébano, va hasta el pozo y les dice: -Acompáñenme, el agua esta divina… Están atolondrados, una fuerza sobrenatural los atrae hacia ella, Ricardo medio reacciona y su corazón le avisa algo raro, siente un hormigueo que le recorre su cuerpo….Mario, como un tiburón sigue a nado detrás de ella, logra alcanzarla, lo abraza, dándole un beso, en un pestañear desaparecen. Ricardo se asusta y empieza a llamarlo, se lanza al pozo y no lo ve por ninguna parte, se recuerda lo que cuentan los abuelos, es el encantamiento y se llevaría a su amigo. Se aferra a un Cristo que lleva en la cadena al cuello y le pide que lo socorra en esa mala hora. Oye un grito que desgarra la piel y ve flotar a su amigo casi muerto; lo alcanza a traer hasta la orilla, le da respiración, vuelve a la vida, entre quejidos pregunta: -¿Qué paso compa, no recuerdo nada…? Aun asustado Ricardo. Le dice: -¿Que casi te ahogas, y eso que eres tremendo nadador? Logran ver a la mujer, en el medio que los llama y dice: -Vengan a estar conmigo, además Mario, no dijo que si estabas conmigo eras capaz de ir hasta el mismo infierno… 41
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Ahora saben que es el mimo encantamiento en persona, y casi seguro se los llevaría. Oyen el canto del gallo, de donde salió ni pendiente, la mujer grita asustada y en un torbellino de agua, desapareció dejando el ambiente con un fuerte olor raro. Ese cantío los salvo, se vienen como pueden aun chorreados, desde ahí no han vuelto más a el Pozo Escondido.
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El Ahorcado (Maturín) Tiempos aquellos donde nuestros abuelos, sentados en sus taburetes de madera y alrededor de la luz de la vela, cuentan esos relatos de aparecidos y espantos, los cuales recorren las calles de tierras del Furrial del estado Monagas. Esos arrieros, aparte de cargar en las mochilas el tabaco en ramas o chimo, lo acompañan la luna y las estrellas en esas largas travesías por caños y montañas. En los arreos de mulas traen mercancías para los negocios; así es la vida, como se la ganan donde a más de uno les salió un aparato feo... Es parte de nuestra idiosincrasia y con los cambios algunas de esas apariciones han desaparecidos con la llegada de la luz. Pero otros se arraigaron como el ahorcado del árbol, que está en frente donde una vez funciono el Club Social y Deportivo el Furrial. El cantante ecuatoriano Julio Jaramillo engalana dicho sitio, con su voz se paseó por un variado repertorio hasta se dejó acompañar con arpa, cuatro y maracas, extasió al público presente con la canción “Tardes Cojedeñas” y salió en hombros al estilo de los grandes matadores de toros, tiempos de bellos recuerdos, en la actualidad funciona ahí la Junta Parroquial. Un día cualquiera, el año se me olvido, en casa de la señora Mireya, esta con su hija Josefina; por cierto estudia cuarto año de bachillerato, una muchacha de dieciséis años. Le dice a su mamá: -Mami, está noche en casa de mi amiga María Elizabeth, le celebrarían sus diecisietes 43
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años de edad, para que me des permiso. Le responde: -Bueno está bien pero hoy, tú harás el almuerzo. -Gracias mami, muy sonriente. Exclama Josefina. La abraza y se esmera en preparar esa deliciosa comida. Se viste sencilla, pero elegante, al verla así tan bella su madre comenta: -¿Tú amiga, no es la cumpleañera? Pareces una linda princesa, aunque siempre lo eres con ese bluyín negro y esa blusa azul, ¡ay Josefina! seguro que a más de uno le darás un infarto... Se ríen las dos. -¡Ah pues mami! estoy sencilla. Le responde Con la picardía de madre. Dice: -Podrán estar en esa fiesta más de un pretendiente, pero sólo una persona es tú dolor de cabeza... Sus ojos negros le brillan, con un tímido ¡sí! lo afirma, le da su bendición y agrega: -No regreses muy tarde, acuérdate de la aparición que sale en el frente del club social... -Si mami, me cuidare pero ese espanto ya no existe. Dice sonriendo. Llega con el regalo a casa de la cumpleañera y empieza a disfrutar de la fiesta. Están casi todos sus compañeros de clases y baila tanto que hasta los pies le duelen, varios pretendientes entre ellos Manuel Omar, aprovechan para atenderla como una princesa oriental. Josefina, está descansando un momento y aprovecha para conversar con su amiga y suena 44
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un set de canciones románticas, varios tratan de seguir bailando con ella y dice: ¡no! A sus bellos ojos negros, se le van ese brillo de fuego y le brotan dos lágrimas... Le preguntan a María. -¿Qué le pasa a Josefina, que no quiere seguir bailando? -Esas canciones, le tocan su corazón algo bonito de ella. Responde su amiga. Llega la hora de cantar el cumpleaños, sorpresa aparece un mariachis...a la una de la madrugada se despide de su amiga y la familia, le dan un buen pedazo de torta y carne asada con casabe para su mamá. Se ofrece Manuel Omar, para acompañarla junto a José y Marina, que van por el mismo camino. Vienen conversando y Manuel floreando a Josefina, ni pendiente. Están llegando al Club Social, el aire se siente pesado, un olor intenso a cacho quemado casi los asfixia. Y toda sofocada dice Josefina: -¡Ánimas del Purgatorio!, esto no es bueno... Caminan rápido pero los pasos no rinden, ahora todo pálido y tembloroso dice Manuel: -¡Es verdad lo del muerto! y todos se persignan más que viejita montada en moto. De la montaña baja un grito de dolor que los ponen más asustados que gallinas en fiestas de zorros. Una brisa fuerte sale como puñal arañándoles la piel... La luna se acobarda y sale brincando para esconderse. Se oyen rebuznar varios burros, pero parecen risas sarcásticas. Al llegar frente al Club Social, ven una figura colgada de un mecate a la rama de la ceiba, sus 45
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ojos brotados, la lengua la tiene de corbata. De la impresión Josefina, pego un grito que recorre el Furrial. Manuel Omar, esta frío como cava de hielo. José junto a Marina, sudan más que tapa de olla de hervido. Un olor al propio azufre los envuelve. Parten en carrera, Manuel deja a Josefina en la entrada de la casa y sale como cohete para su hogar. La muchacha del susto, no puede abrir la puerta. Se levanta su mamá al verla más pálida que muchachaanémica, pero aun así no soltó la torta se la entrega, y le pregunta. -¿Qué te paso hija, mira cómo estás? -Mami, mami, de regreso nos salió ese horrible espanto. Esta toda erizada y temblando. La abraza, le da agua con azúcar y la acompaña al cuarto para que se acueste. Al día siguiente se regó como pólvora que, a Josefina y sus amigos, los asombro el ahorcado del Furrial.
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El encantamiento en el Jardín de Oriente Llamado “Jardín de Oriente” Caripe del estado Monagas, con un clima y vegetaciones increíbles, luego de un recorrido de montaña por la orilla de un río, se disfrutan de las aguas cristalinas, las cuales han esculpido por años cuevas, toboganes y algunas que desembocan en un chorrerón, que da nombre al sitio. En dicho lugar fresco y sombrío, donde solo se oye el canto de los pájaros y revolotean enormes mariposas azules metálicas o caballitos del diablo. Un día cualquiera, el año 2011 un grupo de compañeros de estudios del IUTIRLA, entre ellos: Karla, Liliana, Luisana, Omar, José y Olimar, se reúnen después de clases y se ponen de acuerdo para ir al Chorrerón, dice Karla: -Vamos el sábado. Los demás apoyan la propuesta. El sábado a primeras horas se dirigen al terminal de pasajeros, Karla lleva a sus dos hijos: Emili y Sebastián; Lilimar va con su hija Marimar; Olimar va con su dos hijos Simón y Francia; llegan temprano antes de tomar camino para el sitio de recreación, van a una bodega a desayunar, el señor que los atiende ya entrado en años, con el pelo escarchado les dice: -Muchachos, me han caído bien, tengan cuidado con el pozo, está encantado. Manuel le agradece y se van cantando, a la vez que oyen el ruido de la naturaleza. Al llegar se encuentran a una familia, pero como es grande nadan todos tranquilos, ahí dice Emili: -¡Qué bello todo esto, gracias mami por 47
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traernos! Y agrega Sebastián: -¡Si mami, me quedaría toda una semana! Todos se ríen y comenta Karla: -Bueno pórtense bien y estudien para traerlos de nuevo. Los hijos de Olimar responden: -¡Nosotros nos portamos bien…! Es mediodía, están Omar, Lilimar y Olimar, preparando el pescado frito y las arepas, Karla tiene listo la ensalada, y el guarapo de papelón. Mientras almuerzan comenta Luisana: -Caramba, comadre Karla, le quedo sabrosa… Y riéndose con picardía dice: -Claro, mi coma, es que tengo esa magia para cocinar. Empiezan a echar cuentos de aparecidos, y Olimar le pregunta a Omar, un educador y que ahora es locutor: -¿Qué hay de cierto sobre las apariciones en estos pozos?, además, a ti te asombraron en la radio. A lo que él responde: -Una vez estando de guardia en la emisora Soclas 98.7Fm, que se encuentra en el 7mo piso, es la una de madrugada y después de tener una conversación con un gran amor, de aquí mismo de Maturín y darle un concierto de canciones, tocan el timbre de la puerta, salgo a ver quién será, ¡susto! No hay nadie y de ñapa el ascensor está arriba, al regresar la cabina sentí un silbido en la oreja que me espelucó todo. Todos se ríen con duda. Y agrega Omar: -Pero recuerden, aquí en este pozo sale un encanto también. 48
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Son las cuatro de la tarde, la otra familia se fue, llega una fuerte brisa, aparecen mariposas enormes de color negro, oyen unos gritos y ven a los animales asustados, los pájaros salen en desbandadas, cerca del pozo hay una enorme piedra, la cual se envuelve en una neblina y ante ellos aparece una mujer de pelo negro, sentada…todos la miran, ahí grita Sarais: -¡Mami! Por Dios… Viene corriendo toda temblorosa hasta su madre. Que le pregunta: -¿Qué te paso hijita? Nerviosa le dice: -Sentí que alguien me acaricio el pelo. Y ninguno de los muchachos está cerca de ella. Llegan otras mariposas, pero de color azul, sus corazones laten acelerados como tren sin freno, el tiempo se detuvo, la mujer se ríe de una manera loca y se lanza al agua, antes su ojos en la piedra ahora se ha posado un pájaro grande desconocido, todos se persignan, y como bailar en un tusero con alpargatas nuevas, en segundos salen en veloz carrera más blanco que dulce de leche. Llegando a la bodega, los espera el vendedor muy calmado y moviendo la cabeza, a lo que Olimar le afirma: -Es verdad del encantamiento del pozo.
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El encuentro de los morochos Sánchez y la Sayona Hablar de los relatos de ese San Carlos, cuando sus calles eran de tierras, el alumbrado de los poste de electricidad parecen cocuyos en noches de neblinas, casas de bahareque y techos de zinc, en los patios no falta un chiquero donde engordan varios marranos para la venta y el consumo de la familia, igualmente no falta los tinajeros y jarrones de barro donde se almacenaban esa agua la cual se mantenía fría y dulce, pero los cuentos de aparecidos, de fantasmas eran el pan de cada día. Este relato sucedió más o menos para los años de 1.965, Samuel Elías Sánchez, conocido como “el morocho” trabaja para la Oficina del Correo de San Carlos, es cartero y lo ven recorrer las calles en una bicicleta de reparto que le asignaron para llevar las cartas y encomiendas, a los tres años siguientes paso a trabajar como Oficinista en los depósitos del Garaje del Estado, su hermano Elías Sánchez, el otro morocho, para esos años está trabajando en el área de mantenimiento en la parte eléctrica del Hospital Los Llanos, el cual estaba ubicado en los terrenos de la Plaza Manuel Manrique y la Cinemateca, por cierto en dicho sitio aun rondan los aparecidos de ese viejo Hospital. Samuel Elías, se había casado, pero siempre en las tardes, visita a su madre Teresa Sánchez, en el barrio la Morena, ahí se entretenían jugando barajas con ella, igualmente la señora María Rivero, don Pánfilo, doña María Seijas y por supuesto el otro morocho Elías, son casi las nueve de la noche y dice la señora Teresa: -Mira Samuel, acércate a ver qué le ha pasado 50
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a tu hermano, que no ha llegado. -Está bien le responde. Sale en la bicicleta, al llegar se encuentra con la enfermera de guardia de nombre Rosario, al verlo dice: -Caramba, vienes a ver a Elías, está en la cava de la morgue. Pasa y lo ve lleno de grasa, su rostro refleja preocupación, se saludan, le pregunta: -¿Qué ha pasado hermano, que no has llegado a la casa? -¿Qué justamente cuando estoy terminando la guardia se paró el motor y aquí estoy buscando la falla y no la encuentro? Le responde. Entre los dos se ponen a trabajar ya es la medianoche, cuando vuelve a funcionar y dice Elías: -Gracias hermano, por la ayuda, me preocupaba porque hay dos difuntos y te imaginarás, sin el frío de la cava, se persigna varias veces, se ríen. Al salir va Rosario con unas tasas de café recién colado, lo están disfrutando cuando la brisa trae un sonido que parece un pinchazo de aguja, no le paran y de nuevo lo oyen pero más cerca, se le cae la taza a Rosario, se persigna y dice: -¡Ave María Purísima! Es el llanto de la Sayona. Los dos hermanos son blancos y están colorados, una brisa mueve las ramas de los árboles cercanos y ven la figura de una mujer pasar por la cuadra y dejando la estela del grito. Dice Rosario: -Era la Sayona, mejor que se queden aquí y al amanecer se marchan. Dice Elías: 51
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-No chica, ya esa mujer se fue para la vía de Manrique. Se despiden, se viene los dos en la bicicleta de reparto está manejando Samuel, cuando están llegando donde ahora funciona las Oficinas de Eleoccidente, antes llamada calle Real hoy Avenida Bolívar, en esos terrenos había un aserradero, una estela de una fuerte brisa los mueve, sienten que la noche se paralizo, dice Elías: -Cónchale, es la Sayona. En ese momento oyen los gritos y dice Samuel: -Agárrate hermano, que le daré pedal. Están asustados, los gritos más cerca de ellos, siente que los traen coleados, parece que no han recorrido mucho, cuando llegan a la puerta de la casa, tocan la puerta desesperado y sale la señora Teresa, al verlos así ya sabe que vienen espantados, trae en su mano una vela de la Candelaria y la estampa de la Magnifica, está rezando y la mujer se perdió por esos caminos, gracias a su madre, se salvaron. Esa noche Samuel, se queda a dormir en casa de su madre, al día siguiente fue el comentario que a los hermanos Samuel y Elías, los asombraron.
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Don Peloyo Cuando el llano era llano, los llaneros en lomos de sus briosos caballos se dirigían a sus faena y las estrellas con su titilar en el firmamento eran la luz de los caminantes. José Gregorio Herrera conocido como “don Peloyo” para ese tiempo es el encargado del Hato “La Catalda”. Son las diez de la noche sale de la casona y se dirige hacia el potrero, abre la puerta de tranca y ensilla su caballo favorito uno de color ruano, esta con su inseparable sombrero pelo e guama y su liquilique, toma camino hacia el morichal va a revisar un ganado que está en otros corrales, lleva un buen trecho recorrido cuando en la soledad de la llanura oye un berrido demasiado feo es un llanto jamás escuchado por él, ve para todos los lados y esta solo…vuelve a oírlo más fuerte ahora siente miedo…, se arma de valor y sale a todo galope en su caballo que también está asustado al cabo de una hora se da cuenta que esta extraviado, no se acuerda del camino ha perdido por completo el sentido de orientación. Conocía cada sendero de esa sabana como la palma de su mano pero esta vez no sabía dónde está. Como buen baquiano de los misterios del llano llega donde hay un molino, se baja de su caballo, se persigna agarra la cobija y la tiende en el suelo; acostándose boca abajo sobre ella ha pasado más de dos horas cuando se levanta ya ha recobrado el sentido de orientación. Oye el canto de los gallos de las casas cercanas a la finca, son las cinco de la mañana esta incrédulo porque jura que recorrió muchas leguas sobre su caballo y se da cuenta que está cerca de la finca ha estado dando vuelta en 53
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círculo, regresa todo extrañado, al llegar lo ven los obreros que salen a la faena y lo detiene, aun “Peloyo” anda un poco tembloroso se baja de su bestia y le cuenta lo sucedido, ahí uno de los muchacho le comenta no compa a mi tío Ramón le paso algo peor, salió a cazar y se perdió por esos montes por espacio de cinco días y cuando reacciono estaba dando vuelta en círculo, dice la gente que son los guardianes de la sabana que los hacen extraviar y más bien de gracias a Dios porque otros jamás se les ha encontrado y que sus almas en las negras noches se les ve recorriendo esos montes como ánimas en penas buscado a otros seres para llevárselos y así aligerar sus sufrimientos y poder salir de purgatorio donde se encuentra . Desde ese momento “Peloyo” juro no salir para esos sitio solo y tampoco olvido su cajita de chimo que es contra para eso espantos.
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La Noche Negra Susana Cascante, conocida como “doña Susanita”, mujer buenamoza, de unos 50 años de edad, con un caminar de potra fina, más de uno han llegado a la clínica porque se han estrellado con esa muralla…es blanca, pero con una sonrisa que enamora, eso sí es buena gente, buena madre, buena esposa y buena amiga y cocina como los ángeles… Residenciada en Tinaquillo en el sector Tamanaco, tiene una muy productiva finca en la vía Vallecito, sembrada de maíz, igualmente un buen corte de melón y patillas, más de doscientas cabezas de ganado importado y varios caballos de pasos, mujer trabajadora, se monta en ese tractor y lo maneja como dicen no es floja, siempre anda en su camioneta, haciendo diligencias, por eso lados dicen que aun rondan los aparecidos desde un ahorcado que sale en la entrada de la Urb. Tamanaco, si no preguntemos a la ingeniera Omara Martínez, que la han asombrado, igualmente varios peones de la finca le dicen: -Susanita, cuídese usted que anda muchas veces tarde de la noche. Una tardecita en plena recta de Vallecito, viene en su vehículo y observa bajo una enorme mata de Samán a un perro, la impresiona son los ojos que son dos brasas de candela. -Por un momento dice: -Espantos y Apariciones, eso no va conmigo y acelera perdiéndose en la lejanía llegando al cruce, ve de nuevo al mismo animal, esta vez le muestra sus enormes dientes, la cabina del vehículo la siente más helada; se apaga el motor 55
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de la camioneta. Ahora si la mujer está algo asustada, su piel se eriza, se santigua, trata de encenderla y nada, el animal ahora es todo un mar de llamas, esta pálida se encomienda a las Tres Divinas Potencias y logra ponerlo en marcha hasta llegar a su hogar; les cuenta a su pareja y su hija lo sucedió, lo que hacen es reírse y ella dice es la pura verdad. Pasan dos semanas, su pareja e hija, les toca viajar por dos meses para Colombia, Ecuador, Bolivia, ella no los acompañaría porque ya tenía un pasaje comprado para viajar hasta Alemania y España. Se mete de lleno a la finca porque tiene que embarcar un ganado para una exposición de una feria que habrá en el estado Portuguesa y decide tomarse una semana para visitar a su hermano en San Carlos. Sucedió un viernes 03 de julio del año 2015, llega a la Urb. “Aeropuerto”, en casa de su hermano Omar, después de haber pasado el día disfrutando de las bellezas naturales y compartido en el balneario “la bocatoma”, están en la casa, conversan del viaje a las 11 de la noche, se van a sus habitaciones a descansar. Es la una de la madrugada, cuando se oyen los latidos feroces de un perro como si estuviera endemoniado, justamente al frente donde duerme “Susanita” toda nerviosa dice: -¡Señor Ayúdame! ¿Qué está pasando? Los ladridos son cada vez más fuerte, casi se meten por la ventana para el cuarto, la mujer esta aterrada, esta como viejita rezandera, se oyen gritos llamando a su hermano, al llegar le pregunta: - ¿Qué te pasa hermana? Y le responde 56
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entre sollozos: -¿Hermano son los latidos del perro endemoniado que me salió en Vallecito y hasta aquí me siguió? Sorprendido por ese comentario, escucha los feroces latidos de ese animal. Se asoma por la ventana y logra verlo. Le dice a su hermana: -Tranquila no te preocupes saldré y lo espantare, toma un bate y sale. -Su hermana le dice: -Ve con cuidado hermanito, acuérdate que es el perro del demonio. Al hacerlo se lleva tremenda sorpresa el perro le latió de tal forma que le mete miedo, sus ojos son dos bolas de candela, Omar se persigna y le ofreció un rezo a la “Magnifica” y en santiamén el canino salto la pared y se perdió, dejando el ambiente un olor al propio azufre. Así logra dormir “Susanita” y en la mañana, riegan toda la casa con agua bendita para alejar todo mal y aún están sorprendido que ese perro logro saltar la pared de la casa, latir en frente del cuarto, tan feroz que si agarra a una persona se lo come a dentelladas.
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La Carreta del Diablo Los relatos orales, son parte de nuestro acervo patrimonio inmaterial, de ahí que debemos preservarlo en el tiempo, y las generaciones venideras sepan de donde se viene, como se formó una comunidad y sobre todo los cuentos y leyendas son parte de ese legado cultural. En el sector 23 de enero, en San Carlos Estado Cojedes, llegan a vivir la señora Hilda La Cruz y su pareja Elio Sánchez, uno de sus hijos es Gilda, muchachona de piel canela y vivaracha, con su caminar muy fino, estudiante de la escuela Carlos Vilorio, junto a sus compañeros Marlene, Mary, Nora, Mon Valera y Julito Aguiño, todos excelentes muchachos pero…siempre hay un capitán o capitana y es Gilda, muchas veces se escapan del colegio para ir de pesca y bañarse a los ríos “el canal de riego” y “el paso de las negras”, como disfrutaban como peces y dígame comiendo mangos, eso sí al llegar a sus hogares preparen esas nalgas que se las dejarían moradas de la pela que llevan. Por cierto por toda esa zona recorre sus calles el carretón, hasta se dan las manos al encontrase la llorona, con el ahorcado y el duende que aparece en dicha escuela y más de uno los han asombrado, como lo que le paso al buen amigo Tito Ortiz, “titico” el hijo de Rosario Pérez, enfermera del viejo Hospital Los Llanos y del nuevo y de Tito Ortiz, viejo camionero y eterno jugador de bolas criollas, una noche viene “titico” después de venir de una parranda y al llegar a la escuela, de la nada le apareció la llorona lo lleva coleado hasta su casa, gritando y 58
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sus tías Amelia y “la negra”, lo rescataron por un tiempo parece monaguillo en la casa. Todos esos cuentos los amigos siempre los oían, ya que sus padres lo relataban, pero ellos decían que son cuentos de caminos, tienen una ceba de jugar de lunes a lunes, llueva, truene o relampaguee, llegan a la esquina de la casa de señora Rosarito La Cruz, sitio de encuentro y disfrute, al salir al recreo de la escuela dice Gilda: -Ya saben muchachos en la noche nos vemos. Cada quien después de hacer las tareas y los mandados de la casa se van, la mama de Gilda, siempre le decía: -Mija deja esa maña de estar jugando siempre de noche, un día de estos los asombraran. Con respeto le respondía: -Ah pues mami, tranquila que no pasara nada y se viene más contenta que perico comiendo guayabas. Se encuentran todos, se ponen a jugar, esa noche los muchachos están hipnotizados, juegan la “ere”, “el paralizado”, “el escondido”, metras, la semana, cuando dice Mary : -Muchachos la señora Rosario ya se acostó. - ¡Vacío! si son las once dice Mon. En ese momento escuchan en la lejanía el sonido de varios cascos de caballos y el rebuznar de unos burros, dice algo intrigada Gilda: - ¡Mueca esos son los burros de don Benito! a ¿Estas Horas? Un fuerte ventarrón acompañado con una espesa neblina los arropa, están como paletas de helados, temblando…oyen el chasquido de las ruedas de una carreta, ahora si todos están 59
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como gallina grifas Julito quiere decir algo y empieza gaguear, Marlene toda morada grita: -¿Muchachos es la carreta del diablo? Cada quien sale como viento en sabana a sus casas. Gilda, llega más asustada que gallina en casa de zorro, su madre la abraza y la manda a dar una ducha para que duerma tranquila, ese día su padre está de viaje, ya está en su cama el reloj da las doce campanada dando la bienvenida a la medianoche, oye estrepitosamente la ruedas de una carreta que mete miedo, los perros laten asustados, esa carga fantasmal se le oía por la calle Federación, de la impresión le da un dolor de muela, es fuerte ese chirriar y la pone más asustada que ratón en madriguera de culebra y a su edad de nueve años, el miedo pudo más, sale corriendo para el cuarto de sus madre, ya sabe porque viene, la coloca debajo de su abrazo, como lo hacen las mama gallina y acurrucan a sus pollitos: -Ves hija lo que te decía, esa es la carreta del Diablo. Gilda al oír esa bulla sus tímpanos están acobardados, que la señora se pone a rezar la oración de la magnífica para así alejar esa mala aparición. A la mañana siguiente, era el comentario entre los amigos de la bulla del carretón del diablo, la escuela se alboroto tanto que llevaron a un cura para que bendijera la institución según para alejar esos espectros, lo bueno es que dejaron esa ceba de jugar todas las noches. Si lo hacen es temprano y después cada quién para su casa. 60
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La Mujer de la Finca Siempre se ha comentado que las tradiciones orales son parte de nuestra identidad, y el estado Cojedes están llenas de leyendas y sobre todo de personajes que a veces por no conversar con ellos, son unos verdaderas cajas de sorpresa por los cuentos que saben. Este relato que les contare, sucedido hace muchos años en San Carlos, y en una tertulia comiendo helados de la casa de Eddy, salió esta conversación estando presentes, Elías Quintero “Monche”, Ángel Telleria “ñongo”, Wilfredo Hernández y Samuel Omar. Esta un personaje Wilfredo, el hijo de la señora María y don Roberto Hernández, conocido como el mecánico del pueblo, ambos ya fallecidos, le han pasado tantas cosas como pescando y cazando en el campo, que va camino a ser bautizado como el hombre de los cuentos, así como su compadre “el ñongo”. Desde muchacho un grupo se hacen amigos y pasan los años seguían parrandeando entre ellos: Humberto Barreto, Félix “felito” Hernández, Pedro Manzo Núñez, los hermanos Rodríguez Bayones, “el mono” Alfaro, William Rangel “cuquin”. Es un grupo que les gusta ir de cacería al monte e igualmente son amantes de la pesca con anzuelo, sin faltar que eran fieles a las tardes de toros coleados y las peleas de gallos. Paso una tarde que están disfrutando de una tarde de toros coleados al compás de la música criolla por cierto de los cantantes Armando Martínez y Antonio Sosa Mejías, cuando dice “Felito”: -Mire compa, porque no vamos a cazar. 61
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-Apoyo la propuesta dice Humberto. Unos se van en una camioneta wagonier de color vino tinto, que es de Pedro Manzo y los demás se van en la otra camioneta de cabina de Humberto, eso sí van saratecos tomando anís y cantando. Toman vía carretera Las Babas, para la finca de Los Mata Sifontes, al llegar está el cuidador en la puerta los deja pasar y se acomodan, se preparan, toman varias escopetas, se meten al monte, logran matar un enorme venado y varios conejos, la noche está que mete miedo, por un momento se extravían y caminan varias horas, nada de encontrar el camino de regreso, oyen varios gritos extraños, una neblina los arropa que les metió miedo de espanto, se toman unos largos tragos y dice Pedro: -Compa, esto no es bueno como que nos perdimos. El “mono” Alfaro se mete un pella de chimo y dice una oración, al rato encuentran el camino. Llegan justamente donde está la caballeriza, cerca se encuentra la casa de los obreros y algo retirada queda la casona de los dueños. Son casi las dos de la mañana cuando deciden preparar el fogón para comer esa carne, esta Felito, preparando el venado, los demás se ponen hacer unas arepas, de repente la noche se hace un silencio que ni el sonido de los zancudos se oían, la partida esta alegre porque comerían venado, Felito de lleno como todo un cocinero ya tiene casi listo, cuando una fuerte brisa de la nada aparece que lo estremeció, se toma un trago en ese momento logra ver a una mujer de belleza indescriptible, vestida con un largo vestido de color blanco, que lo empieza a llamar 62
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y se queda pensativo, esa mujer, un silbido se oye en la sabana, sabe que es una aparición el hombre empieza a llamar a todos y llegan, ahí le pregunta Humberto: -¿Qué pasa amigo? Lo encuentran muy pálido y temblando. Les señala que vean hacia la caballeriza hay mujer y lo más cumbre está levitando ahí si todos se asustan, no hallan que hacer cuando dice Pedro: -Amigos es la muerta de la finca. Se persignan y salen todos en los carros más chorreados al llegar a la entrada el cuidador les abre la puerta, al rato se acuerdan que dejaron todo en el sitio se detienen y deciden regresar, al llegar a la entrada vuelven a llamar al encargado este extrañado les pregunta que les paso, Felito le comenta. -Dice que si es cierto que esa mujer trabajo por muchos años y sin motivo alguno la encontraron ahorcada, desde ahí ella se pasea por toda la finca, el encargado los acompaña y aprovechan para recoger las escopetas y se traen el venado y los conejos, eso si a estos amigos del susto se les quito la rasca.
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Los fantasmas en Hato Baranda Siguiendo con los relatos que suceden en cada sitio de las inmensas tierras del estado Cojedes, como son las apariciones en las carreteras o las muertes por arrollamientos y de ahí surge el inicio de los misterios, la idiosincrasia del venezolano nos identifica con el rescate de las historia como esta. El sitio conocido como Puente Onoto, antes de llegar a la población de Apartadero en el estado Cojedes, se encuentra el Hato Baranda, para el año 2.010, llega a trabajar Carlos Lloverá Contreras conocido con el apodo “el burrero”, se ganó ese remoquete porque en tiempos lejanos el hombre participaba en carreras de burros y se parecía al famoso jockey Juan Vicente Tovar en su manera de montar y ganar. Por dicho sitios la misma gente no les gusta salir después de las ocho de la noche, porque según han visto cosas extrañas desde oír el ruido estruendoso que hacen al chocar dos vehículos y al salir de sus casas para ver el accidente no hay señales, igualmente gritos que meten miedo al más pintado, y tantos así, sus hermanos le comentan a Carlos, de esos relatos y el hombre dice: -Tranquilo pollo que el agua está hirviendo y aquí está un Lloverá para lo que salga… Siempre en esos trabajos se hacen buenas amistades así se formó el grupo de los Intocables como esa famosa serie de televisión, van para arriba y para abajo, Omar Reyes “nano”; Hurtado “loquillo”; Ángel Veloz; Carlos “el burrero” y Edwin Alvarado conocido como el “guaro”, bailador de tamunangue y es el gandolero, por 64
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cierto entre ellos había un brujo según hablaba con los muerto y tenía un poderosa contra. Para un mes de mayo, después de realizar las faena de trabajo de cada uno y cenar, se reúnen en el área del taller, se ponen a jugar un rato una partida de barajas así pasan un buen tiempo, preparan un poco de chocolate, son casi las ocho de la noche cuando se desato un señor aguacero agarrado de las manos con rayos y centellas e igualmente su primo el ventarrón, están sentado en unos taburetes no tienen sueño, cuando empiezan a conversar sobre los misterios de esas apariciones y muertes que salen en la carretera, en especial por dicho sector igualmente de dos personas que salen asombrando en el Hato, según la historia un obrero que se mató, la mujer era una cocinera que murió de repente preparando un cochino a la brasa. Están en plena conversa de relatos de espantos, cuando dice Hurtado: -Mire mijos esta contra que me prepararon me protege de todo, además ellos son mis altos panas. Todos se miran las caras y se ríen. -“El guaro” decía como macho larense: -¿Que salga cualquier espantos para ponerle esta correa por las costillas y verlos revolcarse en el piso? -La lluvia ahora es una moja pendejo, no empapa pero…cuando se van a sus respectivos dormitorios, exactamente a la medianoche, cuando sale Ángel corriendo como picado de avispa diciendo: -¡Ave María Purísima! y va directo a una ambulancia que está cerca del taller, a los diez minutos llego Hurtado, como cohete encendido, 65
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comenta: -Que vio a dos personas cuando le mueven su cama y ante sus ojos se esfumaron. Entre balbuceos y temblando, responde Ángel: -Sentí un peso sobre mi pecho, que me ahogaba la respiración y de ñapa me jalaron las patas, de aquí nos sacaran con una grúa. En ese momento llega “nano” pálido como plátano sin color: -No hile muchachos, unas manos me movieron la hamaca. Carlos, está tranquilo en su chinchorro cuando siente unos pasos, un frío penetra dicho cuarto como carro de heladero y le han dado un sacudón que el hombre cae de platanazo al piso esta más blanco que un saco de cal y pega una carrera hasta llegar donde están los amigos pasando el susto. El “guaro” está agarrando sueño, cuando le dan una soberbia nalgada que el hombre como esta de lado, del susto se cae, logra ponerse de pie y dice: -Den la cara para entrarnos a golpes, aquí está un macho Barquisimetano. Cuándo siente los pasos de chancletas y un relámpago alumbra el cuarto, frente a él hay un hombre y una mujer totalmente transparentes, le subieron y les bajaron como pepa de mamón, sale como muchacho con dolor de barriga que no llega al escusado, todos están en la ambulancia más apretado que familia en casa de Fundabarrios, todos están pendiente con las orejas como radar y los ojos pelados, cuando le dicen a Hurtado: -No dices que hablas con ellos. Y les responde: 66
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-Si pero con los difuntos que conozco con estos, zaperoco. Así pasan las horas hasta el amanecer que salen de ahí más trasnochado que vigilante de hospital. En todo el Hato, se supo cómo a la pandilla de los Intocables los asustaron, desde ahí no hablaron más de aparecidos.
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El Toro Aparecido en Mango Redondo Los relatos orales son nuestras partidas de nacimientos, y como hemos dicho en las comunidades de nuestro bello estado Cojedes, las tenemos para regalar lo que debemos es escribirlas para darlas a conocer como este testimonio y es la pura verdad. En la comunidad “Los Malabares” en San Carlos, llegaron hace muchos años a vivir Roberto Hernández conocido como “el mecánico del pueblo” por mucho tiempo trabajo en los famosos Garajes del estado Cojedes, actualmente ahí funciona Bus Taguanes, casado con la señora María de Jesús Molina. Por cierto doña María preparaba unos ricos espaguetis con carne molida y queso; la cual deguste muchas veces con su hijo Roberto “Robertico” se graduó de Ingeniero y está trabajando en Inglaterra, por cierto los dos estudiamos en la escuela Iginio Morales. Doña María, siempre contaba que vivió en el caserío de “Mango Redondo” de la Parroquia Manuel Manrique, justamente donde vive Antonio Zapata y su pareja Isbelis, ahí vivió hace tiempo el señor Jacinto Molina y doña Cleotilde, los padres de la señora María, en frente de la quebrada. En dicho sector han pasado muchos sobresaltos porque tienen sus cuentos de aparecidos, si no pregúntenle al amigo Ramón Hernández que parte de su frondosa cabellera la perdió del susto que se llevó se jalo los pelos de la cabeza. Desde un burro Jipeador, la bola de fuego, del muerto que sale en la mata de mango 68
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al lado de la escuela y de un enorme toro negro en candela que aun sale. Sus habitantes aún se aterran en las noches de esos cuentos en especial en los meses de mayo, que aun salen por eso se recogen temprano por si las mosca. Contó la señora María para esos tiempos en dicho caserío, tiene 12 años de edad, siempre llega a la quebrada cercana para lavar los corotos y las ropas, igualmente para bañarse. En las noches sus padres se sentaban a relatar cuentos de aparecidos que salen en dicho sector y en todo Manrique. Una mañana va camino para la quebrada a lavar, cuando está preparándose para regresar a su casa, siente en el monte un sonido extraño y ve a un inmenso toro negro, sus ojos son dos brasas de candela…la muchacha queda asustada, apareció por arte de magia un fuerte ventarrón que los árboles crujían de dolor, María piensa que han pasado varias horas y apenas cinco minutos vivió aterrada con esa aparición. Cerca están unos burros y los ve correr en estampidas asustados, por primera vez la muchacha dejo los corotos y sale a toda carrera hasta llegar al hogar al verla su madre le pregunta: -¿Qué te pasa hija, mírate estas pálida? Le cuenta lo sucedido y todos van rápidamente al sitio y sorpresa se llevan todos que casi se desmayan. El ambiente está impregnado de un olor nauseabundo, los pájaros cantan asustados, ven unas sombras cerca de la quebrada, pero lo cumbre es que justamente ahora donde María dijo que vio la aparición, encuentran muerto al toro rodeado de una espesura negra que 69
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aterra, un intenso calor les recorre sus cuerpos al contemplar esa escena y más al ver que de la nada alrededor del animal están tres personas totalmente desconocidas y el animal se empezó a descomponer quedando nada más el huesero y desapareció al igual que los hombres. Don Jacinto y doña Cleotilde al notar lo sucedido se persignan, se ven los rostros y toman a María de la mano y salen rápidamente de ese sitio asombrados, al llegar a la casa, Cleotilde enciende una vela en honor a la Magnifica y rezan la oración, ahora Jacinto le dice a su hija María: -Eso que apareció es un encantamiento, me lo contó mi padre que le salió hace muchos años, lo vuelvo a ver y agrego la señora: -Tome mija cargue este estampita de la Magnifica y vaya siempre con cuidado”. Al día siguiente se supo cómo a María de Jesús Molina, la asombro el Toro en la quebrada de Mango Redondo.
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El mango del Cementerio Las tradiciones orales son partes de nuestro patrimonio inmaterial de Venezuela, y sobre todo en cada barriada, cada calle, cada sector de las comunidades de San Carlos o del estado Cojedes, están llenas de historias como estas. Les pasos a dos personajes de Los Malabares, Víctor Aular “el papa” y Edgar Telleria “apony”, desde pequeños andan para arriba y para abajo, son casi hermanos estos muchachos, desde la escuela se destacan como buenos jugadores de fútbol de salón. Para el año 2000, mucha gente se gana la vida vendiendo guacales de mangos bocado, se ven familias recorriendo San Carlos para las famosas mangueras que existió en el sector de Canta Claro y las talaron para darle cabida a esa Urb, nos quitaron ese pulmón de aire puro y el sustento de muchas familias que se alimentaban al vender jaleas de mango, no olvidemos donde hoy está Farmatodo en la Urb Rómulo Gallegos también había una manguera y otras tantas más. Pero olvidamos un sitio que nunca falta varias matas de mango como son los cementerios y el de San Carlos los tiene, muchas personas no les gustan ir a buscar a ese campo santo pero estos amigos aprovechan y recogen pero en las noches. Una tarde se ponen de acuerdo justamente en la esquina donde vive doña Paula Montero, en ese sitio fueron legendarias los carnavales ahí con ella o si no en su casa los fines de semana llegaban los cantantes de 71
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música llanera Cheo Hernández Prisco, el Carro de Palmarito y hasta Jesús Moreno si faltar ese rico hervido después de un amanecer llanero en su hogar, ahí están tomando Anís Cartujo el popular Rómulo Suarez conocido como “•burro negro” su hermano Wledy, Cheo Marín, los hermano Alcalá, Chichilo y Vitico. A las 11 de la noche “el papa” busca en su casa 2 sacos para recoger los mangos y se llevan un tobo, toman camino para el cementerio el cual queda cerca de Las Dos Vías, cuantas historias de aparecidos y espantos por ese sector se han oído. Llegan a él y empiezan a recoger los mangos, se llevan una botella de 1 litro de ese licor y dice “el papa”: -Vamos a ver la tumba de mi padre, se encuentra cerca donde está enterrado don Pascual Varrones y Cheo Marín, se le pone el corazón chiquito a “el papa” se recuerda de su viejito y llora, “el apony” también lo acompaña, se toman un trago largo y brindar por el difunto son las 12 de medianoche, en esa soledad se oyen voces en los alrededores, un frío les da la mano a ese par de amigos, se vuelven a tomar otro guamazo para darse valor y “el papa” echa un trago al suelo por su papá y notan que se hace unas burbujas y dice “apony”: -Vacío mira se lo está tomando. Sienten de nuevo susurros al rezar una letanía…parecen ventiladores girando para todos lados y no ven a nadie, los dos se ven como dos ánimas solas en esa inmensidad. Se vienen intrigados, al llegar donde esta una inmensa mata de mango a la entrada de la vereda principal y casualmente caen unos mangos dentro del tobo, el cual suena durísimo que brincan pero más cuando van a tomarlos y 72
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echarlos al saco, sus ojos parecen saltarse, lo que tienen es tierra de difuntos, ahí si los pelos se ponen como el cuerpoespín, están chorreados del susto no hayan que hacen dice “el apony”: -Yo soy un varón pero aquí Víctor estoy asustado. Y le responde: -Compadre estoy sudando si seguimos aquí nos encontraran al día siguiente para enterrarnos. Oyen el canto del temido “chupa hueso” ahora si ya no pueden y corren del susto que hasta se les olvida los sacos. Dice “el papa”: -Cónchale, dejamos los sacos todos chorreados se regresan los toman y salen como almas en bajada y el corazón latiendo como locomotora, llegan a los Malabares aún asustados, están en la casa del “apony” la botella la dejaron comentan lo sucedido y ahora van a buscar los mangos a las 7 de la noche. Así se supo cómo a estos buenos amigos los asombraron en el Cementerio de San Carlos.
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El Pescador del Pozo de Piedra Este es un relato oral de la rica tradición de Manrique en el estado Cojedes. Sitio por excelencia para los visitantes para disfrutar del bello paisaje, de su agradable clima y sobre todo de bañarse en los ríos y otros van de pesca. Don Simón Delgado, hombre Manriqueño, trabajador honesto y amigo de todos, se casó con Rosa Elvira Sánchez de Delgado, siempre lo acompaño y apoyo en todo. Tiene un conuco donde sembraba de todo, siempre se va en la mañana y en la tardecita regresa después de un arduo trabajo en el campo. Unos de sus pasatiempos era la pesca con anzuelo. Está en la casa y cae una lluvia apenas escampa, agarra su bolso con anzuelos, comentaba que después del aguacero los peces ajilaban más y como que era verdad ya que cuando pasaba eso trae buenos pescados el cual los fritan y lo acompañan con yuca blandita de su conuco. Sucedió un día que cae una garuita de lluvia, le dice a su esposa: -Voy al pozo de piedra, me voy a llevar a Beltrán e Hildomero conocido como mero. Por cierto ellos salieron como su padre les gusta ir de pesca, Doña Rosa dice: -Gua Simón, esta llovizna dejo la tarde fría mejor que se queden ellos no vaya a hacer que agarren un resfriado. -Le dice está bien mujer y toma camino al río que no queda tan lejos. 74
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Cuando va por el camino viene su compadre Hilario, cargado con dos burros y varios sacos de ñame y yuca, se saludan conversan un rato al despedirse su compadre Hilario dice: -Compa Simón, vaya con cuidado ya sabes que por esos lados salen encantos y aparecidos. - Le responde: -¡Gua compa!, tranquilo que yo ando con Dios y la Virgen. Se viene y llega al río, camina un poco más hasta llegar al sitio conocido como el “Pozo de Piedra”, porque hay una piedra enorme, era muy concurrida por sus aguas cristalinas pero era un poco peligrosa no era tan llano. Don Simón, antes de llegar a su sitio favorito de pesca, se detiene, ve a un muchacho de color carbón oscuro, que esta agachado y lanzando el anzuelo, cada vez que lo hacía sacaba un pescado, Don Simón duda...decide acercarse lentamente y nota que es real la aparición, pensó: - Es el diablo, que está pescando. Son las 6 de la tarde en ese momento siente un frío, se quiere regresar en ese instante el muchacho se voltea y dice: - ¿Cómo esta compañero, acérquese que los peces están ajilando? Don Simón, lo ve detalladamente y observa que tiene como unos trece años de edad, bajo de estatura, extremadamente delgado, es realmente de color azabache profundo, tiene blanco solo los dientes y las pupilas de los ojos, está asustado, se pone a rezar, el muchacho se levanta y dice: -¿Es usted Don Simón Delgado? Antes de responderle se dice 75
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mentalmente: -El diablo sabe mi nombre. - Ese es mi nombre. Le responde: Sale en carrera que hasta el saco de los anzuelos los deja, llego a su casa y Doña Rosa, al verlo así pálido, con el corazón latiendo fuertemente le pregunta: -¿Que te paso Simón? Todo tembloroso, le dice: -¡Gua Mujer!…que cuando llego al sitio a pescar veo a un muchacho de color azabache y hasta sabia mi nombre porque me llamo, era el mismo diablo por eso vengo así asustado que hasta deje mis anzuelos favoritos. Han transcurrido dos horas y están conversando, cuando llega a la casa el muchacho trayendo el bolso que había dejado Don Simón al verlo dice: -Rosa, ese es el diablo... Al ver al muchacho riéndose le dice: -Que demonio ni que diablo Simón, ese es el hijo de José Baudilio, que se mudaron para el sector El Bajío, ahí todos se echan a reír de como a Don Simón Delgado los nervios lo asustaron en El Pozo de Piedra.
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El susto de Manuel Sequera “rara” en el Cementerio De la tradición oral de San Carlos, corría el año de 1970, quien no recuerda en la comunidad “Los Malabares” como fiel devoto del Doctor José Gregorio, a Manuel Sequera “rara”, una persona creyente de las ánimas, por cierto un día lunes se dirige al viejo cementerio de San Carlos el cual está ubicado cerca de las dos vías, lleva un machete y escardilla para limpiar algunas tumbas para así ganar algo de dinero. Llega a las ocho de la mañana, cómo todo el tiempo que va al campo santo el “rara” ha limpiado varias tumbas, oye claramente que alguien dice su nombre, voltea para todos lados y nadie…no le para sigue su faena, en esa soledad del campo santo dicen de nuevo su nombre, se pone un poco remolón, está meditando: -¿Qué raro, otra vez me llaman? Se recuerda que su madre decía: -Cuando pasaba así eran las ánimas y para eso tenía que caminar de espalda y todo volvería a la normalidad. Para todos los lados mete la vista, abundaban ahí cadillos y montes de ringue, ringue a montón ¡ummm…!caminar así ni loco… Está recogiendo la basura de la tumba cuando siente cerca de su oído su nombre y se va en eco por todo el cementerio, el pobre se pone blanco como el arroz, su corazón palmita a millón, se olvida del machete y lo demás, sale a toda carrera hasta la vereda. Este incrédulo se dice: -Alguien me está jugando una broma para asustarme, se vuelve a regresar y comenta: 77
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-Será que las prende y rezas un Padre Nuestro. Lo hace y ve al señor llorando “rara” se extraña y le pregunta: -¿Qué le pasa mi don?” Con sus ojos llorosos, le dice: -Mire muchacho es que desde hace varios años no me prenden una vela y hasta me abandonaron. Ahora sí “rara” empieza a temblar al oír esas frases y le dice el señor: -¿Qué horas tiene”? Ve su reloj y le responde: -Son las tres en punto. -Está bien es hora de marcharme que Dios te pague esto muchacho; y delante del pobre desaparece… “Rara” se pone blanco como la sal y empieza a temblar como un loco, parece un ventilador viendo para todos lados y no ve a nadie, saliendo en una loca carrera hasta su hogar, mas asustado que gallina en jaula de zorros. A los dos días llega a su casa uno de los que trabajan en el cementerio y le dice: -Mira chico te traje el machete que dejaste abandonado parecías un conejo purgado con saldiguera, nunca te había visto correr así, dejaste el pelero. Le cuenta lo sucedido y le dice: -¡Guau! Manuel, no es la primera vez que ha pasado a muchas personas los han asombrado, quedando medios nerviosos que no ha vuelto más a visitar a sus deudos.
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-Si agarro a esa persona le doy unos peinillazos por las nalgas. Olvida el suceso y sigue en su faena esta mas sudado que perico llevando sol, pero se está ganando la plata, no siente los pasos cuando llega una persona mayor junto a él, vestido totalmente de blanco tiene un sombrero de cogollo y unas alpargatas le dice: - Hola hijito, es bueno así que los muchachos se ganen el sustento con el sudor de la frente trabajando honradamente. Se ponen a conversar y le comenta el señor: -Será que me haces el favor de limpiarme una tumba. - Le responde “rara” al terminar aquí iré con usted. Se van los dos, la tumba se encuentra al final, al llegar esta bien enmontada “rara” se le queda viendo y comenta”: -Está bien abandonada esta tumba. Viejito con un tono de tristeza le responde: - Si mis familiares se olvidaron de venir a visitarme Al oír esas palabras con un tono de melancolía Manuel, le entro un frío de cementerio y le dice: -Tranquilo mijo, no se asuste es jugando. Pasan las horas y “rara” dejo la tumba bien limpia de monte y hasta la lavo, ve el nombre de la placa que dice José Asunción Guillen, el señor le pide el favor que le compre unas velas para colocarlas este va con gusto, se tarda un rato porque se está comiendo un raspado y de regreso ve a el señor sentado en la tumba al verlo le dice: -Será que las prende y rezas un Padre Nuestro. 79
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Lo hace y ve al señor llorando “rara” se extraña y le pregunta: -¿Qué le pasa mi don?” Con sus ojos llorosos, le dice: -Mire muchacho es que desde hace varios años no me prenden una vela y hasta me abandonaron. Ahora sí “rara” empieza a temblar al oír esas frases y le dice el señor: -¿Qué horas tiene”? Ve su reloj y le responde: -Son las tres en punto. -Está bien es hora de marcharme que Dios te pague esto muchacho; y delante del pobre desaparece… “Rara” se pone blanco como la sal y empieza a temblar como un loco, parece un ventilador viendo para todos lados y no ve a nadie, saliendo en una loca carrera hasta su hogar, mas asustado que gallina en jaula de zorros. A los dos días llega a su casa uno de los que trabajan en el cementerio y le dice: -Mira chico te traje el machete que dejaste abandonado parecías un conejo purgado con saldiguera, nunca te había visto correr así, dejaste el pelero. Le cuenta lo sucedido y le dice: -¡Guau! Manuel, no es la primera vez que ha pasado a muchas personas los han asombrado, quedando medios nerviosos que no ha vuelto más a visitar a sus deudos.
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La Costurera Este relato oral es uno de los tantos de la población del Baúl del estado Cojedes, bello pueblo llanero, para esa época abundaban las casas de bahareques y las imponentes casa de altos, sus calles de tierra, sus habitantes vivían en sana armonía. A una cuadra de la calle principal, en una casa con frondosas matas de mangos y un bello jardín, vive la señora Josefina Cruces, costurera de oficio, se gana la vida así, sentada enfrente a su vieja máquina de pedal conocida como la “negrita” de marca “Singer”; la ven religiosamente. Su costumbre es coser de lunes a lunes, en horas de la noche, la gente decía que ella está enterada de todo lo que sucedía en dicha población. Cerca de la ventana trabaja, siempre está abierta, cuando escucha algo en la calle, se levanta para asomarse a ver ya que desde ahí tiene una gran visión de todo ese sector. Sus amigas decían: -Josefina, deja de estar pendiente de los demás, cuidado te asustan por estar de chismosa. Se reía diciendo: - Lo hago de noche, porque en el día estoy ocupada en los que hacer del hogar, además al estar la ventana abierta entra buena brisa. Josefina, paso todo el día en diligencias a las siete de la noche, se sienta a coser, tiene que entregar varios encargos en la mañana. Hay un poco de frío, prepara algo de café, para así agarrar calor, son las once y media, 81
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se asoma a la ventana porque creyó escuchar gritos lo ve solitario, vuelve a meterse de lleno a su costura... siente un silbido en su oreja, le estremece todo su cuerpo, en ese instante alguien toca la ventana diciendo: - Buenas noches señora. -Sorprendida por la llamada le responde: - Buenas, si señor que se le ofrece a estas horas. -¿Cómo esta señora Josefina? Me la recomendaron unas amigas, tengo una emergencia mañana, voy a viajar para Carúpano, le traje cuatro pantalones para que les arregle el ruedo, se levanta sin ninguna malicia y ve al señor que tiene como 60 años de edad, es de piel blanca, lo noto algo delgado, dice: -Está bien pero tengo varios encargos que entregar en la mañana. -No se preocupe señora, le pago el doble, por favor téngalos listo a primeras horas. Se alegra al oír de la paga y dice: -Está bien, démelos por la ventana porque no abriré la puerta, el visitante dice: -No se preocupe y le da una bolsa de color negro el cual contenía los pantalones. Josefina lo tiene en sus manos y se le caen al suelo, lo está recogiendo al levantar la mirada ya no lo ve se extraña, va con el paquete hacia su sitio de trabajo y al revisarlo para sorpresa, en vez de pantalones contenía unos huesos… pega un grito de asombro, agarra esa bolsa y lo lanza por la ventana, cerrándola de inmediato. De ahí en adelante la señora Josefina, dejo de coser de noche y menos de estar pendiente de la vida ajena de los demás. 82
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El Espanto de la Manguera Corría el año se me escapó de la memoria, le sucedió a unos muchachos de la barriada “Los Malabares”: Alex Carmona “mandinga”, el hijo de Doña Paula Montero, Antonio Zapata, el hijo de Carmen Zapata “la tuca”, Ángel Telleria “ñongo”, el hijo de Edy de Telleria. Tiempos de cosechas de mangos, quienes no madrugaron, para agarrar algún guacal llenos de mangos, esos amigos siempre ofrecían de seis hasta diez guacales, aprovechan los primeros meses de cosecha porque lo pagan más caro, no está saturado el mercado como en plena cosecha. En la esquina de la casa de doña Paula Montero, ubicada en la calle Leonardo Ruiz Pineda, cruce con Mariño, se reúnen para ponerse de acuerdo para donde buscar, porque no eran ellos nada más, habían otros y hasta familias enteras recogen mangos para ganarse una buena plata para así ayudar en los gastos de la casa y comprar cosas para su uso personal y hasta para comprarse ropa, por eso se veían en las tardecitas o en la mañanita a la gente recogiendo mangos. Estos buenos amigos salen a las nueve de la noche hasta las doce de la medianoche, o a veces se levantan a las cuatro de la madrugada y estaban hasta las seis de la mañana, de regreso venían más contentos que loro comiendo mango, porqué siempre llevan cargados de varios sacos para eso “el ñongo”, iba manejando un triciclo donde cargaba los sacos, los demás también van en bicicletas. Agarraban en la barriada “Los Malabares ”, o si no se dirigen dónde están las mangueras, ya 83
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las han tumbado para dar entrada al progreso, que es bueno pero también acaban con un pulmón que da aire puro, al igual dan mucha sombra quien no se ha recostado a descansar una siesta bajo una mata de mango, o a estudiar y hasta enamorar a su pareja, quien no ha comido un dulce de mango, una jalea de mango o un jugo y paremos de contar. Sin olvidarnos que le estamos quitando una fuente de trabajo a mucha gente que se benefician con ello. Los muchachos van hacia la manguera que estaba ubicada al lado de la Urb. Canta Claro, la cual la derribaron toda para construir unos edificios, o la que estaba para los lados de la vía de Manrique. Así paso una noche salen de la barriada, serian como las ocho de la noche al llegar las diez, aún no había agarrados nada, dice mandinga: -¡Carajo! Muchachos nos han ganado los demás, si seguimos así pasaremos toda la noche, bailando como un trompo sin agarrar ni un saco de mango. Le responde ñongo: - Vámonos hacia Mapuey, allá están varias mangueras”, dice Antonio: -Una pelusa esa vaina es lejos. Le responde ñongo: -Ni que vayamos a pie. A las once de la noche, llegaron a una manguera y no había nada ahí dice mandinga: -Ya recuerdo más adelante esta otra manguera que es propiedad de Don Gumersindo. Se van raudo y veloz montados en sus caballos de hierro, llegan a la parcela la cual está cercada con alambres de púas, hay una parte donde la cerca esta caída al suelo por ahí se meten los muchachos. 84
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Al llegar y más alegre dice Antonio: -Que de pinga muchachos, cuantos mangos hay en el suelo y de diferentes clases. Han recogidos unos diez sacos ya están montado en el triciclo cuando se dan cuenta que son las 12.10 de la madrugada, la luna se asusta y en veloz carrera se esconde, al igual las estrellas desaparecen, la noche se pone remolona, la manguera se ve tétrica, que metía miedo, se le oye decir a “ñongo”: -Tengo culillo muchachos. Le responde mandinga: -No jodas tú si eres becerro, eres la propia gallina culeca, no pasa nada. En la soledad escuchan a varios perros ladrar, aparece de la nada un fuerte remolino que las ramas de las matas de mangos se estremecen. Desde lo profundo escuchan el relinchar de un caballo, todos se miran las caras, saben que no hay, en un espabilar de ojos ven un caballo de color negro, al estar frente a ellos se para en las dos patas traseras, dice Antonio: -¡Coño! es el diablo. El caballo sale en veloz carrera hacia lo profundo, los muchachos están chorreados del miedo, un viento cargado con un olor impregnado de azufre, dice ñongo: -Es el caballo del demonio, cuando dan unos pasos hacia donde están las bicicletas… oyen el venir a toda carrera del caballo, pero se llevan una sorpresa este animal ahora es un esqueleto de huesos prendidos en llamas, querían correr pero no pueden sienten los pies pesados como si estuvieran clavados a la tierra, el corazón les late a millón, grita ñongo: -¡Dios ayúdanos! 85
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Mandinga, no dice nada, está muerto del miedo tanto que es de color y esta blanco como la leche, en ese instante el caballo endemoniado se les viene encima, dice Antonio: -¡Coño! nos va a quemar, mamá ayúdame por favor Se oye un murmullo en la lejanía y una carcajada diabólica retumba en la manguera, ven el caballo del Diablo, que desaparece en una polvareda de viento los muchachos sacan fuerzas, logrando montarse en sus bicicletas, le dan pedal con todas las fuerza y salen de la manguera, llegando a la barriada “Los Malabares”, así se supo de cómo ese caballo endemoniado de la manguera de Mapuey, asusto a los muchachos recogedores de mango.
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El Cazador Este es uno de los tantos relatos orales de la población de Manrique en el estado Cojedes. Alexis Sandoval, hombre manriqueño, tiene por hobby la cacería no desperdicia un momento libre para ir al monte o la montaña. Siempre le decían su familia y amigos, que dejara esa ceba porque no respetaba los días santos para cumplir sus hazañas de cazador, el comentaba que era buen baquiano y para eso cargaba una contra de la Virgen del Carmen. Sucedió un día lunes, luego de trabajar en su parcela, llega a su hogar, después de cenar le dijo a su mujer: -¿Qué va de cacería y llegaría tarde? Son las nueve de la noche, está por los lados del sitio conocido como “la martinera”, logra distinguir un enorme picure se dice: -¡Ah camarita, me salvo la noche! Lo empieza a perseguir, está corriendo y no se da cuenta por dónde va la noche se pone como cueva de zamuro oscura y se estalla por una cerca de alambre, al rato nota que está dentro de los terrenos del cementerio el cual está situado en las afuera del poblado, se encuentra cerca de unas matas de algarrobo, la luna se esconde detrás de unas nubes, no ve por donde va y cae de vastagaso en una fosa que han hecho los sepultureros en la mañana, es un inmenso panteón familiar, tiene casi tres metros de profundidad, suerte que no se fracturo una pierna, nada más unos leves moretones, se echa a reír y dice: -! Cónchale ! ese picure me tenía hipnotizado, que no vio cuando entre al cementerio y de ñapa vengo a caer en esta fosa, son casi las 87 87
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doce de la medianoche, ha gritado a ver si alguien lo escucha y lo rescata, ha tratado de salir, no puede está agotado de tanto saltar, la luna aparece y refleja su claridad a un lado de la tumba, el otro oscuro, siente un silencio sepulcral que ni un grillo canta, un frío helado lo pone a temblar por un momento, se da por vencido, decide acomodarse en la parte que no da claridad, esperara al amanecer cuando lleguen los trabajadores y lo saquen comenta la gente mayores que la tierra de cementerio mojada pone a la gente hinchada, por cierto había caído una leve garuita de lluvia, ya está cómodo para dormir un rato, cuando siente que cae un bojote de platanazo dentro de la tumba, sobresaltado salta, ve que es otro cazador el cual dice: -No se preocupe compañero, que vengo hacerle compañía. Alexis, le ve su rostro que es todo cadavérico, ahí logra un gran salto como si fuera empujado por un resorte y sale de un brinco de la fosa, pálido como un cadáver, se encomienda a la Virgen del Carmen y pega una loca carrera monte adentro, que aún lo andan buscando.
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Los jugadores del más Allá Corría el año 2.000, del mes de Abril, pasó en el barrio “Los Malabares”, son tiempos de progresos, se veían las calles asfaltadas y contaban con todos los servicios públicos necesarios. Lindomar “lindo” Velásquez, el hijo de Pascuala Velásquez y Jesús María Peñalosa “guayabo”, vive en casa de sus padres juntos a sus hermanos: Yajaira, Dilia, Jesús, Víctor, Hugo, Leydis “no me dejes morir”, como se dice un familión ¡Uy! La señora Pascuala, es alegre le gusta echar cuentos ¡ah!, no le falta su infaltable cigarro, hasta le gusta bailar, pero la música de violín parrandera la mujer, eso si todo en casa familiarmente Dilia, es calladita pero cuando se toma varias frías se pone alegre, conversona la muchacha y como le gusta bailar merengues pero apretado no suelta, se las trae y cocina como su mamá, pero la más alegre es Leydis, con su risa contagiosa que hasta un muerto lo despierta, igualmente bailadora hasta de joropo, pero su fuerte son sus chistes o frases como: “monto, no me dejes morir”, de ahí que le dicen así, en esa casa hacen un sabroso hervido, pero lo cómico es una olla, hay que verle la cara lo hacen tradicionalmente en el patio y a leña que es más sabroso y su toque de cilantro de monte, mire que huele a varias cuadras, de esa maceta de olla, no queda nada, más de un muerto se ha levantado comiendo un plato de ese hervido. “Lindo”, también es parrandero con sus amigos y hermanos, se pasa en los Botiquines tomando las bien frías, jugando las partidas de bolas criollas, mire qué el muchacho es buen 89
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arrime, si no eran partidas de barajas, otro detalle se la daba de peleón o sea no se dejaba montar la pata, los hermanos se juntaban vayan que peleaban, cuando no ganaban empataban o sino a correr se ha dicho hasta llegar a la casa donde muchas veces llegaban a buscar algún machete para pelear pero ahí su mamá, los regañaba y los jodia, les daba varios coscorrones con los cuales se quedaban quieto, En una de esas un señor que no me recuerdo su nombre tenia para ese tiempo arrendado el club del Consejo Municipal, ubicado en la calle Mariño cruce con Federación, en “Los Malabares”, conocía a “lindo”, le ofreció que lo ayudara a trabajar, acepto empezó a ayudarle a limpiar el patio de bolas, recoger las botellas que dejaban regadas, metían las cervezas en el enfriador, hasta ayudaba a despachar y muchas veces se quedaba durmiendo ahí para cuidar el negocio. Doña Pascuala, se alegró que “lindo”, este trabajando pero le decía: -Que no se ponga loco y se cuide. Le responde como buen hijo: -No se preocupe mamá, me porto bien. Se ponen a conversar los dos en el corredor de la casa y con un cigarrillo cada uno, sin faltar un rico café que siempre hay en un termo, a los dos también les gusta jugar los triples de lotería los cuales de vez en cuando ganaban y así se remediaban. En dicho Club, se han oído hablar de historia de fantasmas y aparecidos, los cuales a más de uno los han asustado, se oyen de duendes, de un ahorcado que sale en la pata del palo de mango y otros tantos más, pero hay uno en particular de que alguien están jugando bolas 90
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en el patio, lo curioso que lo han escuchado de día como de noche, pero cuando el negocio esta solo más de una vez la señora Pascuala y los vecinos han escuchado gente bochando y hablando “lindo”, estaba claro pero como se la da de guapetón no le paro su mamá, le decía : -Cuídate, muchacho de esas malas apariciones. Paso un día martes, por cierto no abrieron porque el señor tiene que ir a Valencia, a ver a su familia, “lindo”, cumplió su faena, barrio el patio, dejo todo acomodado, después se fue a la casa donde almorzó y ceno, jugó un rato barajas, cuando son como las 8 de la noche, decide ir a darle una vuelta al club, se despidió al llegar abrió la puerta y prendió todas las luces reviso todo comprobando que no había novedad, se fue al cuarto y se pone a ver la televisión se acostó en una hamaca, esa noche esta algo fría, prendió un cigarro y como las 9.30, se levanta para ir al baño, oye en el patio el sonido de una bola cuando le dan un boche clavado al mismo tiempo escucha un murmullo de voces que dicen: -Piazo de boche. Deja de orinar, piensa está solo y nadie podía ser, sale rápidamente se dirige al patio, no ve nadie. Se le paran los pelos de punta, se rasca la cabeza y dice mentalmente: -¿Que había escuchado un boche clavado? Viene a su mente lo que dijo su mamá, veía para todas partes buscando una explicación pero nada, siente una fuerte brisa que mueve las ramas de los árboles, se vuelve a espelucar, alcanza a encender un cigarrillo. Vuelve a sentir cerca de él, un boche 91
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clavado y unas voces que dicen: -Compa tremendo boche, con eso ganamos la partida. ¡Ay mamá!, “lindo”, se la cae el cigarro, del susto se pone morado parece un aspa de ventilador girando para todos lados, tiene los ojos abiertos parecen un par de huevos fritos. Esta petrificado, vuelve a escuchar un boche ahora si el miedo lo agarro y sale espantado en una sola carrera se tropieza con la chancleta, se cae al suelo como puede se levanta, pegando una veloz carrera hacia la puerta, menos mal que cargaba las llaves en el pantalón como pudo la abrió cerrándola llega a la casa tocando la puerta como un loco gritando: -Mamá, mamá, mamá, ábrame la puerta, me acaban de asustar. Se levanta rápidamente, al oír los gritos también los hermanos, al verlo en ese estado jipiando del miedo, tenía los pelos parados, esta pálido, le preguntan: -¿Qué te paso “Lindo”? -Le responde ¡coño! Que escuche que estaban jugando bolas, por Dios, salí al patio y nadie había, mírenme como estoy chorreado del susto. Su mamá le dice: -Cálmate le da un vaso de agua, prende un cigarro y se lo da a su hijo para que se tranquilice, poco a poco lo va haciendo. Le dice su hermana Dilia: -Pero no viste nada, estás seguro “lindo”. Aun tembloroso, dice: -No vuelvo más para allá, mañana renuncio. Decía el muchacho. Le pregunta su mamá: -Dejaste todo trancado. 92
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-Si lo que deje prendido fue el televisor y la puerta abierta del cuarto. Le responde. Dice su mamá: -Debes ir para que lo apagues. -No regreso para allá, ni a palo. Le responde. -No te preocupes, te acompañaremos. Fueron los hermanos hasta el club, no quería entrar, pero lo obligan van hasta el cuarto, apagan la televisión, cierran la puerta con llave, revisaron todo y nada extraño ven, la señora Pascuala, lleva una vela blanca la cual prendió, reza un Padre Nuestro y dijo: -Esta luz es para los espíritus que anden en penas, que descansen en paz, se vienen todos. Al día siguiente llega el encargado del negocio, vino a la casa de “lindo”, le entrego las llaves del club y le dijo: -No vuelvo a trabajar allá. El encargado sorprendido le pregunta: ¿Qué te paso “lindo”? -La señora Pascuala, le comenta lo que había sucedido y agrega: -Para mí, son los espíritus que están penando, de algunas personas que fueron a jugar a dicho club y han muerto. Así se supo de los jugadores de bolas que asustaron a “lindo” y aún siguen escuchándolos.
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El Túnel de la Blanquera Un 27 de julio de 1813, se viste de gloria la Villa de San Carlos de Austria, cuando el Libertador Simón Bolívar; llega con sus tropas, repican las campanas de las iglesias dándole la bienvenida al salvador de la Patria y esos héroes que derramaron su sangre por la libertad y ser libre de la esclavitud, pero sobre todo esos Sancarleños que lo acompañan. Junto a esas personas anónimas como: los arrieros y baquianos, que cruzando lagos, ríos, acantilados, barriales y un sin número de penurias para traer los pertrechos o bastimentos para las tropas del ejército venezolano. Por las céntricas calles cerca de la plaza mayor, se ven los llaneros acampando en improvisadas carpas de cueros hecho de ganados para protegerse del sereno de la noche. Las tropas se alimenta de carne seca y asada, arepa de maíz pilado, yuca a la brasa o plátano, panelas de papelón para el jugo, pero sobre todo impregnado de sentimiento de identidad por la tierras que pisan llamada Venezuela. Desde la tradición oral se ha dicho que en el Colegio Juan Pablo II, se oyen de madrugada los gritos y el sonido de las bayonetas al disparar, por tantos muertos patriotas y realistas que fusilaron en las paredes externa de esa casona, la cruz es testimonio mudo, además cobra un valor histórico porque el Libertador, en el marco de la Campaña Admirable reafirma el Decreto de Guerra a Muerte y da el visto bueno a los últimos acontecimientos para la batalla que se escenificó en las sabanas de Tinaquillo, 94
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como fue ese 31 de julio la Batalla de Taguanes, otro patrimonio histórico es el Museo Casa la Blanquera, igualmente el Libertador disfruto su estadía con su legión de centinelas luchadores de la Independencia de Venezuela, ahí reafirmo las estrategias finales para la batalla de Carabobo. Para un mes de mayo las amigas y amigos: María Loreto, Jenny Días, Romualdo Bravo, Sinforoso Ardon, Milagro Pérez y Catalina Velásquez, todos de doce años de edad visitan mucho la Blanquera, están fascinados por el misterioso túnel que es de vieja data según la tradición oral, contó el mismo Isaías Medina, que se cansó de estar ahí, ubicado a la entrada de la casona a mano izquierda dónde funciona la biblioteca, y desde ahí se comunica directamente al altar mayor de la Iglesia San Juan. Milagro, de piel blanca, ojos marrones, de mediana estatura y el caminar de potra fina, cintura de avispa, parece una profesora, comentando sobre la importancia de ese sitio histórico, junto a sus compañeros, pasan horas soñando como eran esos tiempos donde los próceres conversaban sobre la independencia. Una tarde de visita en la Blanquera, están disfrutando la estadía y dice tímidamente Milagro: -Muchachos ¿Porque no vamos a recorrer el túnel? Se animan. Todos se miran las caras de asombro. Comenta Catalina: -No será peligroso, y si nos sale una culebra, tengo miedo. -Que culebra del zipote, no seas mala agüera. Le responde Sinforoso. Todos muertos de risa, se encuentra sentados alrededor de la fuente que se encuentra 95
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en el interior. Una brisa agradable los abriga y aprovecha Milagro: -Nos animamos, quien sabe si descubrimos algo y nos hacemos famosos y ricos. Comenta Romualdo: -En tiempos de la colonia, no habían bancos, y la gente rica, escondían sus prendas de oros y baúles llenos de morocotas, las enterraban y porque no en ese túnel, encontramos algo, apoyo a Milagro. Se las ingeniaron y el vigilante que esta de ronda, ni noto la presencia de los exploradores de tesoros. Entran con cuidado Romualdo y Sinforoso, van de primero como guías y Milagro al lado, están dispuestos a encontrar algún vestigio de esa guerra para coleccionarlas, han caminado hasta a la mitad, el aire empieza a oler a bosta quemada, los muchachos se extrañan, dice Sinforoso: -¿Gua chicos esa fragancia de donde salió, epa Catalina es tu perfume? Brava le responde: -¿Mira Sinforoso de los cuernos, sería la abuela tuya que me lo dio? Se medió ríen, para no llamar la atención al vigilante. En ese momento Milagro, ve algo a medio enterrar en la tierra, se arrodilla y al excavar un poco, nota que es una moneda y brilla como el oro, al revisarla les dice a los compañeros: -Miren, por un lado de la moneda tiene la imagen de la Libertad, igualmente grabada la fecha de 1873, en el reverso dos águilas, será de la plata enterrada en el túnel. 96
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Todos la observan con cuidado, saben que es diferente a las demás. Alegre dice Sinforoso: Es una morocota, eso vale un puyero de plata. Escarban en busca de otras, Milagro más alegre que muchacha con vestido nuevo, hace una caminata de pasarela y los muchachos alegres le dicen: -Esa es Milagro, la modelo del bello poing. La aplauden. Sus mejillas cambian de color, esta apenada, pero alegre... El lugar se empieza a poner como cava helada, todos se miran la cara no hay respuesta. Entre balbuceos dice Romualdo: -¿Maquina esta heladera parece un cementerio? Hay un silencio fúnebre, presagio de algo malo. Todos ven la sombra de una mujer, salida de la nada con un harapiento vestido, un sombrero de cocuiza que le tapa su rostro. Jenny queda pegada en el suelo y dice: -¡Ave María Purísima! Los amigos están desorientados, no hayan para donde correr, oyen la risa salida de la misma profundidad, escuchan un llanto de dolor, que se les metió por todo el cuerpo, ahora sí parecen como tizas blancas y sus corazones son como estampidas de ganado. Dice Milagro: -Es la mujer del demonio que está cuidando el túnel y salió porque estamos profanando este sagrado recinto. El olor se hace más fuerte están 97
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desmayándose cuando sienten una fragancia de canela que aplaca ese mal olor, la aparición pela los ojos, mete sus manos en los harapientos bolsillos y pega un grito al ver sus dedos huesudos, una brisa los arropa en un manto de dulzura e igualmente salen de la nada tres personas vestidos de gala militar. Dice María: -Muchachos es el catire Páez, a su lado el coronel Celedonio Sánchez y Pedro Camejo conocido como el Negro Primero. El Taita Páez con voz de mando enérgicamente dice: -Si tocas a los muchachos, te colgaremos y seguirás penando por los caminos de las tinieblas. La aparición pega un grito de rabia y así como salió también se desapareció, los muchachos respiran de alegría. El Negro primero con una voz apacible comenta: -Taita, juyo la mujer, canaria al fin, Con su lanza le señala la salida del túnel, dan las gracias, los salvadores se ríen, los muchachos salen como bala de cañón, al estar en la fuente, aun asustados. Dice llorando Milagro: - ¡Cónchale!, del susto se me cayó la moneda de oro, vamos a regresarnos para buscarla. María, toda temblorosa como gelatina dice: -Iras tú, porque esta trigueña se va para su casa. Están comentando de esa aparición y dice Romualdo: -Yo te acompañare, pero si vendes la 98
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moneda la mitad de la plata es mía. Y los demás al coro de cantantes, comentan. -También queremos nuestra parte. Ladran varios perros asustados, escuchan un llanto que proviene desde la biblioteca que les heló la sangre... Viene hacia ellos el vigilante. Con los nervios de punta y llorando dice Milagro: -Es la mujer del túnel, que viene por nosotros. No esperan y salen como viento en sabana llegando a sus casas todos asustados, por un largo tiempo no van al museo Casa la Blanquera, y no hablaron más del túnel y las monedas de morocotas enterradas, aún esperan que las encuentren.
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La Correa del Difunto Siempre hay una historia de apariciones y los que trabajan en las funerarias, al igual que los enfermeros en los hospitales, en la sala de fallecidos, más de uno los han asombrado tanto que dejan de trabajar ahí y otros no. Hay un personaje de nombre Conrado, buena gente con visión de negocio San Carlos virgen, se dijo hace falta una funeraria y cerca del Hospital que lleva por nombre Egott Nucette, la monto, tiene muchos clientes como se dice, hay veces que en accidentes fallece alguien quedando desfigurado el rostro que las mismas personas acostumbradas en esos sitios no se atreven, en esos casos buscan a uno con guaramos y para eso está mandado hacer Darío Carrillo, por cierto sobrino de Chichito Machado. En eso tiempos muchos accidentes mortales sucedían en la famosa curva de la guabina, dígame esas personas que los encuentran y tienen más de una semana en descomposición ahí es donde Darío es bueno para hacer ese trabajito. Una noche está en un patio de bolas criollas disfrutando, cuando llega “el muerto” al verlo Darío dice: -¿Qué hay por ahí? Le responde: -Tenemos un trabajito, un fallecido que tiene el rostro todo desfigurado. Con una sonrisa comenta Darío: -Está bien pero cuesta unos realitos. -Tranquilo eso lo tendrás. Le dice “ el muerto”. -Al terminar esta partida iré, tengan todo 100
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los instrumentos listos y no olviden lo principal una botella de recreo de un litro. Dice Diario. Llega a la funeraria al verlo Conrado le da la paga y el litro, cuando ve al muerto que está como pasa arrugada Darío, les pide donde están las agujas, el formol, antes de empezar se tomó un largo trago de licor, tanto que lo regaña y arruga la cara. Coloca el muerto en una tabla y empezó a prepararlo en especial el rostro, cuando de repente se va la luz eléctrica, se toma otro trago, el calor lo sofoca y sale hacia el corredor, de nuevo llega la electricidad, al regresar nota que el difunto no está donde lo coloco…se pone pensativo: -Vació que pasa, ahí no lo deje, será el licor que me está afectando. Vuelve a empezar su trabajo de maquillaje, hace lo mejor, de nuevo un apagón quedando el sitio en penumbra no se ve nada ni las pupilas de los ojos. Se toma de nuevo un trago y sale al corredor a los veinte minutos regresa, se dispone a seguir el trabajo cuando al llegar se sorprende todo porque el muerto desapareció, se pone a buscarlo y lo encontró recostado en la pared del siguiente cuarto, esta dudoso como llego ahí, antes le pasa como se dice raqueta y le agarro una correa nueva al igual que unos zapatos de gamuza, monta el cadáver en una carretilla para trasladarlo al sitio de trabajo lo coloca y se va a buscar un poco de formol al regresar lo encuentra sentado, ahora si Darío esta mas asustado que conejo al oír ladridos de perros… se va a la casa se echa un baño y se pone a pensar en lo sucedido, se da valor, regresa a la funeraria de nuevo ve el cadáver recostado en la pared, 101
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así no lo dejo y lo extraño es que no hay más nadie solo él, se sienta y espera casi al amanecer cuando termina el trabajo. Al llegar los compañeros les comenta lo que le paso con ese difunto y todos se echan a reír a carcajadas, ya Darío está perdiendo facultades y ahora le teme a los muertos. Se marchó y disfruta el dinero, llegando a la medianoche a su hogar más prendido que tubo de escape de moto recalentado, se acostó en su hamaca y cosa rara no puede dormir, una aparición lo molestaba, le jala la hamaca y le susurraban al oído se da cuenta que es el rostro del muerto a quien le quito sus pertenencias , al amanecer averiguo donde lo enterraron y al llegar a la tumba le pide perdón por lo sucedido y se los dejo ahí, esa noche durmió como un lirón. Así se supo cómo a Darío por quitarle las pertenencias no lo dejo dormir el muerto.
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Cuando estaba Vivo Este testimonio es tan cierto así como la luna sale todas las noches, y el sol todos días, por eso afirmamos que Venezuela está llena de cuentos, de espantos y todo el estado Cojedes no se escapa de ellos, como este. Cuando las calles de San Carlos se respira el aire de campo ya florecía el modernismo como fue la obra imponente de esa época la Avenida Ricaurte, las familias se reúnen a escuchar la radio e igualmente otros sentados en los porches de las casas sentados en sillas de mimbre si no de madera forrada con cuero de ganado hasta se ven otros en taburetes de madera a contar las hazañas de esos personajes de la historia sin olvidar los cuentos de aparecidos que había mucha aceptación y tanto que después los muchachos al acostarse van más asustados que hormiga cerca de oso hormiguero. En la barriada Los Malabares para esa tiempo hoy en día Urbanización, donde viven la familia Sandoval frente a la casa de los Rotondaro, nada más sobresalía tres quintas de Los Matute, Darío Carrillo y el padrino Sandoval quienes criaron a José Colmenares un niño, pero vivía con su familia justamente donde hoy está el instituto educacional “San Carlos”, de Doris Hernandez, se divertía mucho jugando pelotas de gomas en las calles de tierras, igualmente chapitas, con sus amigos y hasta disfrutan de las delicias aguas del canal de riego siempre con cuidado al pasar la conocida carretera negra o de las gandolas, para ese tiempo los gandolero decían que atropellados no pagan y menos muertos. 103
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Tendría como trece años de edad, después de haber jugado toda la tarde, se van con los otros amigos hasta los terrenos del señor “galletano” a agarrar escondidos los mamones muy dulces, ahí están como fiscal de tránsito en esquina a las doce del mediodía viendo para todos los lados porque si los agarra van a llevar más peinillazos por las costillas, después de bañarse su mamá le dice: -Mira Joseito, tienes que ir a la farmacia que está en la esquina del cruce de vías de San Carlos, porque tu hermanito tiene una calentura y no se le baja con las pócimas. Ahí el negrito esta reacio se pone a jipiar como niño cuando le quitan la mamila: -Pero mamita me da miedo además eso está vía el cementerio, ahí salen espantos no mamá. -Como que no muchacho del zipote, tu hermano arde en fiebre. Le dice molesta. -No mami, no quiero. Le responde -Ah no vas a ir. Le dice Se dirige a la pared donde tiene el rejo de cuero para darles unos por las nalgas” al verla en esa actitud reacciona: -Está bien mamita iré. Le responde como buen hijo. Va más asustado que gallina en fiesta de zorros y justamente el pensar que debe transitar cerca del cementerio se pone a llorar, viene caminando y al llegar donde está el parque “San Carlos” el cual lleva por nombre “Arminio Borja”, un señor de unos cincuenta años de edad, piel morena, está en la puerta y le pregunta: -¿Qué te pasa muchacho, porque vienes llorando? -¡Gua! Señor tengo que ir a comprar unas 104
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medicinas a la farmacia y tengo que pasar cerca del cementerio y me da miedo. Le contesta. -Tranquilo muchacho te acompañare cerca de ahí queda mi casa. Le respondió. Se ponen a conversar un rato ahí entran en confianza, el señor le cuenta que tiene una parcela donde tiene de todo y la trabaja de noche porque de día no puede, en ese momento, un remolino de la nada salta y mueve a los árboles, la luna esta aterciopelada y del susto se escondió, no le paran pelota y se vienen caminando por la orilla de la carretera. José dice: -¿Qué raro señor tenemos un rato caminando y no rinden los pasos? Se ríe y siguen la marcha de nuevo le pregunta: -¿Señor usted no le da miedo andar por estos sitios tan solo? Este lo mira de arriba hacia abajo y con una sonrisa le comenta: -No muchacho, me daba cuando estaba vivo, ahora para que, si mi hogar es el cementerio. Su corazón late como locomotora sin freno, José esta blanco como los copos de nieves, entre balbuceos medio reza un Padre Nuestro, siente una fuerza y pega una carrera hasta llegar a la farmacia, el boticario al verlo así casi desmayado le dice: -¿Qué te paso muchacho, mira cómo vienes? Le cuenta lo sucedido, está un conocido de la familia y se ofrece a llevarlo para su casa. Al llegar al hogar y verlo así su mama, pálido 105 105
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del miedo y acompañado del amigo, le cuenta lo sucedió, no olvido la medicina y así su hermanito le baja la fiebre, de ahí en adelante no salió solo a esas horas.
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Los Jugadores de Domino Esto sucedió en el barrio los Malabares, en el club del Consejo Municipal, el cual se encuentra ubicado entre las esquina de la calle Mariño y Federación, en San Carlos, estado Cojedes. Quien no ha estado en dicho club, tomando bajo las matas de mango o jugando unas partidas de bolas criollas o domino, sin faltar la rokola con un extenso repertorio de música llanera y sobre todo los domingos, igualmente el infaltable hervido de res o mondongo como se dice levanta muertos, después de una noche, de buena farra cervecera. Para el año de 1990, dicho club esta arrendado a Rafael Acosta, popularmente conocido como “fino – fino”, siempre ha estado ligado a ese ambiente desde que estaba la manga de coleo, donde hoy funciona la extensión de Medicina de la Facultad de la Universidad de Carabobo, se dieron grande faenas de toros coleados, que tardes aquellas viendo a los mejores coleadores de Cojedes y de otros estados, jugarse la vida con los bravíos toros cataldeños, “fino – fino”, en esos tiempos vivía en casa de Félix Herrera, dueño del Abasto “Los Malabares”, ubicado en las esquinas de la calle Mariño y Leonardo Ruiz Pineda, está con su hermano Eduardo Acosta, ayudando a Félix, en el negocio, e igualmente doña Pancha, en las famosas tardes de toros coleados, “fino – fino”, le dan un kiosco de la cervecería Zulia o Polar, junto a Eduardo, lo atendían, utilizaban los famosos vendedores conocido como los toberos, que eran muchachos de la misma barriada, que caminaban por toda la manga vendiendo la bien 107
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frías, así se ganaba también la vida. Paso el tiempo y “fino –fino”, se esmeró en una buena atención al cliente, las cervezas siempre las tiene frías, buen mantenimiento al local, casi siempre cerraba entre la 1 y 3 de la madrugada, claro después de las 12 cerraban la puerta de la entrada, quedando solo el protector, eran clientes asiduos que se entretenían jugando barajas, partidas de domino y bolas criollas, al igual se dice desde hace muchos años que en dicho club salen aparecidos. A más de uno han visto como duendes, el ahorcado de la mata de mango, el hombre sin cabeza, el canillu, hasta se oye gente jugando partidas de bolas o domino en dicho club. “Fino – Fino”, sabia de esas historias porque se había criado en la barriada ah también se emparranda a jugar sus partidas de bolas criollas y tomar cervezas, en los conocidos bar “El Llanero”, de Telmo Garmendia y el bar y patio de bolas “El Dandi”, de Miriam Meléndez, el cual para ese época quedaba en frente de la manga de coleo, “fino – fino”, es aficionado a la buena diversión, que se imaginaria él, que estaría bajo su administración dicho club. Siempre había gente disfrutando tanto que ahí se jugaron muchos campeonatos regionales y nacionales de bolas criollas masculinos y femenino al igual que domino, dicho club se había ganado una fama de buen ambiente familiar. “Fino – fino”, de vez en cuanto se pone a jugar unas partida de bolas criolla y su hermano Eduardo, se encarga, casi siempre cerraban a las 3 de la mañana a veces se quedaban a dormir, han acondicionado un cuarto con dos buenas camas, un ventilador de pared, un buen radio 108
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reproductor y su infaltable televisor a colores, si no se van a la casa, en la mañana se encuentra “fino – fino”, limpiando el club y llenando los dos enfriadores de cervezas, se le acercaban varios vecinos y le preguntan: -¿“Fino – fino”, cerraste como a las 3 de la madrugada? -No cerré a las 2 pm. Le respondía. Comentan algo incrédulos: -¿Qué raro porque a esa hora se oían que estaban jugando una partida de domino, tanto que decían el juego está trancado y muerta la cochina? (La piedra doble seis). -Aquí no había nadie, a esa hora. Les respondía. Después “fino – fino”, le comenta a Eduardo, y este decía: -Tranquilo hermano, eso son cuento de aguaitacaminos, esa gente estaban soñando. Así pasa el tiempo y llega el mes de mayo, de cuentos de aparecidos y del silbón ¡ay camaritas! ¡Guau!, día miércoles, a las 2 pm, abre el negocio, la tarde, pintaba buena, el negocio se fue llenado de clientes esta full, los hermanos andan atareados de despachar tantas cervezas ya para las 11 de la noche, “fino – fino”, le dice a Eduardo: -Hermano las cavas están casi vacías, se han vendido las 40 cajas de cervezas, están alegres por eso, se quedan varios clientes al llegar las 12 de la medianoche, se acaban, los hermanos aprovechan para recoger las botellas vacías y ordenar las mesas y sillas, se va el último cliente, “fino – fino”, le dice a su hermano: -Vete estoy más prendido qué un cerro quemado, aprovecharé para quedarme a dormir aquí. 109
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-Le dice bien hermano, se despiden. Cierran las puertas, ya ha recogido todo, apaga todas las luces, son casi la 3 pm, se va al cuarto, coloca la plata de la venta debajo del colchón, se echa un buen baño, está cansado y rascado, se acuesta. Serían como las 3 y 15 pm, soñoliento oye unas voces diciendo: -Trancado, y muerta la cochina, recojan su gallo muerto. Pensó estar soñando, vuelve a dormirse, pero vuelve a escuchar lo mismo, se rasca la cabeza, diciendo: -¡Coño! ese es Eduardo, se regresó con unos amigos y está jugando domino con ellos, extrañado, porque su hermano no le dijo nada, se levanta colocándose el pantalón y una guardacamisa, abre la puerta del cuarto al salir siente que le llega una fuerte brisa, es tan fría qué toda la piel se le erizo y titiritaba , oye unos perros ladrando asustados, las luces están apagadas se extraña, una neblina de golpe aparece envolviendo todo ahora siente un miedo que le llega hasta los tuétanos, vuelve a oír: -Trancado compadre, a llorar al canal. Se oyen risas y aplausos. “Fino – fino” , dirige la mirada hacia el fondo donde está la mata de mango, cosa rara ve una mesa con 5 jugadores, la noche se pone tétrica, la neblina aclara un poco y alcanza a ver a los jugadores, distingue a uno de ellos con un sombrero de cogollo de color negro, tiene un tabaco en la boca, es su compadre Venancio, pero hace más de 3 años falleció, a su lado están “el Indio”, Carlitos Gómez, José Miranda y Pedro Pablo, compa ahí si el miedo lo tomo de lleno, 110
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empieza a sudar a borbotones, la rasca se quiere ir corriendo, los perros dejan de ladrar, Pedro Pablo, dice: -Compa Indio, va el bueno, traigan otra ronda de cervezas, compa Rafael, no se quede ahí como un muerto, atienda, tráigalas pero bien frías y nos trae una caja de cigarro. “Fino – fino”, quiere gritar, esta mudo de la impresión, su corazón late fuerte como una manada desbocadas de caballos, el pobre es moreno y ahora es blanco, ahora si la rasca se le quito del susto, quiere arrancar a correr y nada, le dice su compa Venancio: -Compa que pasa no se asuste, es que donde estamos no juegan; por eso decidimos venir a nuestro club de siempre a jugar, todos se ríen. “Fino – fino”, alcanza a decir: -Dios, ayúdame por favor, y cae desmayado al piso. Pasan las horas, serían las 9 de la mañana, cuando llega Eduardo al club, se extrañó porque no tiene la puerta abierta, menos mal que él trae llave, ve a su hermano en la mitad del patio desmayado, corre a ver que le paso, lo toca y lo despierta, a verlo “fino- fino”. Lo abraza diciéndole: -Hermano, estoy asustado. Lo ayuda a levantar y lo sientan en una silla, le da un vaso de agua, el cual “fino – fino”, se lo toma desesperado y le dice: -¡Ay! Eduardo, anoche, mi compadre Venancio y otros más vinieron a jugar domino aquí. Este incrédulo le dice: -¿Qué te pasa hermano si ellos están muerto? 111 111
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-No hermano, se lo juro por este puñado de cruces que es la purita verdad, me espantaron, mírame aún estoy chorreado del miedo. Tartamudeando le exclama: -Nunca más trabajo así y menos para un mes de mayo. Así se supo cómo unos jugadores de domino asustaron a “fino – fino”, en el club del Concejo Municipal llamado “Carlos León”.
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El Hombre del Flux Este relato es la purísima verdad, por eso pido permiso para contarlo a los caminantes nocturnos. Sucedió para el año 2.010, hay una reunión de trabajo con la comunidad de pescadores del municipio Pao de San Juan Bautista y la Oficina de Desarrollo Económico Endógeno, bajo la dirección del Ingeniero Arquímedes Quintana, termino más tarde de lo previsto, la gente de esos pueblos son muy acogedores tenían preparados ya unos pescados asados en fogón, acompañado con yuca blandita y guarapo de papelón al finalizar todo degustaron ese detalle que les habían preparado, son las 11 de la noche y deciden agarrar camino para San Carlos, los vecinos le dicen: - Epa compa no agarren a estas horas carretera, es peligroso y en el sitio de las Galeras del Pao salen unos espantos, mejor quédense aquí los acomodamos en unos chinchorros y se van al amanecer. Le comenta Arquímedes, gracias por el ofrecimiento no se preocupen y se monta en la camioneta ya está al frente del volante Richard José Aular, chofer de la Gobernación del estado Cojedes, asignado a la Oficina de Desarrollo Económico Endógeno, se despiden y antes de salir, el Ing. se pasa para el asiento de atrás para descansar un rato en el trayecto de regresó. Vienen escuchando un CD de música instrumental de arpa venezolana del Uña de Oro Amado Lovera, cuando llegan a la altura del sector conocido como las Galeras del Pao en el sitio donde está situada una antena de la empresa eléctrica CORPOELEC, Richard siente 113
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que alguien se ha sentado en el puesto del copiloto, piensa que es su jefe, de reojo ve un hombre bien vestido lleva puesto un flux y camisa de rayas, lo curioso es que de la rodilla para abajo no le veía los pies ni los zapatos, se dice a lo mejor fue que le pidió la cola a mi jefe, Richard le pregunta: -Usted hacia donde se dirige. El acompañante le hace una mueca con la boca que siguiera hacia adelante, entablan una conversación y Arquímedes, se despierta ya que venía medio dormitado, oye la conversación y le dice: -¿Qué te pasa Richard, estás hablando solo? Le responde no jefe vamos a dejar a este señor mas adelante el cual nos pidió la cola. Se extraña y dice: -Qué te pasa camarita, yo no veo a nadie. Richard aprovecha y voltea hacia el lado del copiloto para cerciorarse y en ese instante ve cuando la mano de Arquímedes traspasa sobre la figura del hombre, Richard frena bruscamente el vehículo del asombro casi se voltean por obra y gracias de Dios no les paso nada. Richard se baja todo tembloroso, asustado, está sudando a borbotones más que una olla hirviendo, su jefe también se baja raudo y veloz con una peinilla que siempre lleva debajo del asiento por una emergencia, dice: -¿Qué te pasa, que viste? Con la voz entrecortada, le responde: -Míralo ahí está el señor y me está mirando, Richard está sentado a un lado de la carretera que por cierto parece como boca de infierno y como el Ánima Sola, ni una alma se ve 114
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por esos parajes hasta la luna se acobardó. Dice Richard: -De aquí no me muevo y menos manejare, esta pálido. -Le responde Arquímedes: - Tranquilo cuñado no te preocupes. Se vienen poco a poco, cuando llegan al peaje en el Pao, su jefe baja los vidrios del vehículo para saludar a los agentes policiales que están de guardia, es la 1 de la madrugada, en ese momento Richard ve parado a un lado de la garita al hombre del flux y le sonríe, todo tembloroso le dice a su jefe: -Míralo ahí está otra vez. Dice Arquímedes: -¿Cuál señor? Ahí veo son los agentes no hay más nadie. -Claro que si míralo me está saludando, le dice el cuñado Extrañado los agentes, no ven a nadie con esas características, el oficial de guardia le pregunta: -¿Qué le pasa al compañero, aquí no hay nadie así vestido? Arquímedes, les comenta que casi tienen una tragedia, los agentes se miran las caras y uno de ellos se persigna y dice: -El amigo lo que está es asombrado, vio el aparecido del flux de las galeras de El Paso y más de uno han tenido accidentes trágicos, gracias a Dios, no les paso nada. Están un rato con los agentes, les dan a tomar café ya Richard, tiene otro semblante, les dan las gracias. Y se vienen y no paso más nada en el trayecto del camino. Desde ese momento Richard, no agarra 115
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carretera para eso sitios y cuando son las 5 de la tarde, está de regreso para que no los arropes la noche por esos sitios de misterios y aparecidos, así se supo cómo a la altura de las Galeras del Pao, del municipio Pao de San Juan Bautista del estado Cojedes asombraron a Richard José Aular.
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El puente del sector la Medinera Pido permiso a los caminantes de las noches sin destinos, por este puñado de cruces, me santiguó para relatar este testimonio, el cual es la pura verdad. Sucedió en San Carlos, van apareciendo poco a poco las luces del progreso, lo que si salían eran apariciones y aparatos feos, que ni el mismo modernismo los ha ocultado. Hay tres comunidades que se formaron con los nombres de Arizona, el Limoncito y la Medinera, sus habitantes deben caminar varias cuadras para ir de un sector a otro, los separa un canal de aguas caudalosas, por iniciativa de las comunidades y el gobierno regional, construyeron un puente el cual fue bautizado como la Medianera. En horas de la medianoche, se oyen los llantos de la llorona, el sonido infernal de las ruedas del carretón, lo curioso es que son los días lunes y fin de semana, se corre como pólvora que a más de uno los han asombrado y casi los dejo muerto del susto. En el año 2013, marcó un misterio que aún no han encontrado la explicación a esa mala visión, el puente es el sitio de encuentro de los conocidos para conversar con un litro de alguna bebida espirituosa. Un día lunes por cierto de las ánimas benditas del purgatorio, viene Rigoberto en su moto con Orlando de acompañante, son pasadas la medianoche; la noche presagia algo...el frío arremete en contra de ellos, al llegar a la entrada del puente, se apaga la moto, se extrañan y dice Orlando: -Compadre Rigoberto, nos quedamos 117
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sin gasolina, se le olvido llenar el tanque. Le responde sonriendo: - El tanque está full, no se que le paso a mi compañera. La revisan y nada de encontrarle la falla. En la soledad oyen un fino silbido, los pone alerta...se hace un silencio de esos que espantan; de la nada ven a una mujer de belleza asombrosa camina hacia ellos, cuerpo de sirena, un pelo negro azabache que le llega a la cintura, sorpresa está totalmente desnuda. Se ven las caras, sus cuerpos se erizan, señal de algo malo, la mujer los mira se acerca a una de las barandas del puente, se monta y se lanza a las aguas turbulentas, quedan impresionado con esa escena, están aterrados, cuándo oyen una carcajada maligna y acompañado de ese silbido, el susto los acompañan, como pueden logran encender la moto y llegan a sus casas asustados, desde ese día empezó el misterio de la mujer que sale en dicho puente. No hace poco tiempo vienen de una fiesta en sector el Retazo, Freddy Garcia, su pareja Yuraima Sandoval, sus hijas Daniela y Daniely, han disfrutado de lo lindo, vienen conversando alegremente cuando llegan a la entrada del puente, un fuerte remolino estremece las ramas de los árboles, ven pasar a varios perros corriendo asustados, un silbido recorre todo el sitio, se miran los rostros, el miedo se les refleja, se agarran todos las manos al llegar a la mitad del puente, ahora el silbido es fuerte, el caminar es más rápido, no comentan nada y llegan a su hogar en el sector el Módulo del Limoncito. Dice algo temblorosa Daniely: - Mamá, ese es el silbido de la sayona. Le responde: 118
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- No hija, es de las ánimas benditas. Aún están temblando del susto, es la una de la madrugada, cuando oyen el llanto lastimero de una mujer, en frente de la casa que les heló la sangre, rápidamente Yuraima busca la imagen de la Magnifica y reza la oración, el llanto se aleja por la calle, el silbido toca la puerta, sus corazones se aceleran, las hijas lloran aterradas, Freddy saca de su cartera un cruz elaborada de palma bendita y la coloca en la puerta y se va desvaneciendo ese sonido infernal y desapareció. Al amanecer comentan que la aparición del puente, los acompaño hasta la casa esa noche. Desde ahí no llegan después de la medianoche y por si acaso, siempre riegan la casa con agua bendita, por si acaso.
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Índice Los llantos en el Hospital de San Juan de los Morros
El encuentro con la Sayona Cuando asombraron a Milagro Sánchez de Carpio La Viuda El Llanto de la Llorona La Novena La Procesión de las Ánimas El Pozo Escondido El Ahorcado (Maturín) El encantamiento en el Jardín de Oriente El encuentro de los morochos Sánchez y la Sayona Don Peloyo La Noche Negra La Carreta del Diablo La Mujer de la Finca Los fantasmas en Hato Baranda El Toro Aparecido en Mango Redondo El mango del Cementerio El Pescador del Pozo de Piedra El susto de Manuel Sequera “rara” en el Cementerio 120
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La Costurera El Espanto de la Manguera El Cazador Los jugadores del más Allá El Túnel de la Blanquera La Correa del Difunto Cuando estaba Vivo Los Jugadores de Domino El Hombre del Flux El puente del sector la Medinera
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81 83 87 89 94 100 103 107 113 117
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Colección: LITERATURA Serie: "Tiramuto" NARRATIVA
Los cuentos del arriero Desde los caminos del estado Guárico, los llanos orientales del estado Monagas, pasando por el estado Cojedes y siguiendo la ruta al estado Portuguesa, van los arrieros contando esos testimonios orales, que son nuestras raíces, nuestra identidad y nos identifica con nuestras historias.
S istema de E ditoriales R egionales
Cojedes
Samuel Omar Sánchez Terán (Cojedes- Venezuela, 1962) Comunicador social, Escritor conocido en el estado por sus cuentos de aparecidos, tallerista, historiador, columnista de diferentes medios impresos a nivel regional y nacional, Cronista popular, Cronista visual, Investigador, ha recibido diferentes reconocimientos por su labor y aporte a la cultura cojedeña.