El baul un pueblo un destino, josé borjas

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Serie Historia Regional y Local

ELBaúl, un Pueblo un Destino

José Antonio Borjas




El BaĂşl: Un pueblo, un destino



José Antonio Borjas

El Baúl: Un pueblo, un destino


Sistema Nacional de Imprentas COJEDES

El Baúl: UN pueblo, un destino © José Antonio Borjas Portada: Willian García / Casa de Alto de El Baúl / Fotografía Digital / 2008 Por la 1ra Edición: © Fundación Editorial el perro y la rana Imprenta Regional Cojedes Edificio Manrique, Primer Piso Sede de la Escuela Regional de Teatro San Carlos-Venezuela 2201 Teléfono: 0424-4364611 Correo electrónico: sistemadeimprentascojedes@gmail.com

ISBN 978-980-14-1400-1 Depósito Legal: LS 40220078003118


El Sistema Nacional de Imprentas es un proyecto editorial impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Fundación Editorial El perro y la rana, la participación en corresponsabilidad y cogestión de la Red Nacional de Escritores de Venezuela. Tiene como objetivo fundamental brindar una herramienta esencial en la construcción de las ideas: El libro. El Sistema Nacional de Imprentas funciona en todo el país y cuenta con tecnología de punta, cada módulo está compuesto por una serie de equipos que facilitan la elaboración rápida y eficaz de textos. Además, cuenta con un Consejo Editorial conformado por el Especialista del Libro, Pensamiento y Patrimonio Documental del Gabinete Estadal, un representante de la Red Nacional de Escritores de Venezuela Capítulo Estadal y diversos representantes del poder popular a fin de garantizar la participación y la inclusión.


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A la memoria de Mi padre Alejandro Borjas. Mis tíos: Don Julio y Manuel Borjas Levinson. A unos bauleños distinguidos, que nacieron y murieron en ese pueblo y son parte de su identidad: Don Manuel Gómez, Don José Ángel Piñango, Santiago Colmenares, Rafael Arvelo, Carmelo Salazar, Carmelo Medina, Nicolas Pérez, el Dr. Etanislao Mejías, el Dr. Donato Pinto y el Prof. Ramón Villegas. Este es el mejor tributo que puedo rendirles.



Prólogo Borjas: el destino hecho camino Si se pensó en mí para la nota introductoria de este libro, se optó por la discrepancia. Como no soy un disfraz de escritor, siempre ando avivando el desacuerdo. Este no es un prólogo, sino unas palabras de lector agradecido, de alguien que conoce la obra del poeta y Dr. José Antonio Borjas, el obsesivo y obseso, digo el deslumbrador y deslumbrado, de apasionado testimonio de un río y un pueblo, contador como él solo de todas las huellas del viento en esa parte que a alguien se le ocurrió nombrar El Baúl de este territorio del Cojedes… Él y Ramón Villegas Izquiel son lo más parecido a un peloeguama negrito. Ambos comparten un caminar nervioso de hombres temerosos y precavidos, propio del andar del que se siente ajeno al camino que pisa. ¡Que temeridad! Estos seres en cualquier sitio y momento del día, en cualquiera ocasión, siempre están diciendo —se me hace que Villegas no ha muerto— que ellos son de El Baúl y que esa es una carta irrenunciable de presentación. Cuando pienso en el camino real que me lleve imaginariamente a El Baúl, mediante un viaje de ayer a hoy, y a la inversa, busco los papeles de Borjas y Villegas que celosamente guardo en la papelería más pequeña del mundo. Borjas es eso: otra puerta de tranca que me abre el llano, el caballo y la copla, ese cantar sabroso de Florentino del que Borjas echa mano cuando se le antoja: Yo te quisiera encontrar calladita y en silencio; desnuda como la luna


libre como el pensamiento. Nadie que haya sido más fiel al lugar del nacimiento le supera en lealtad. Un día descubrí en la caída de sus miradas todas las ruinas de El Baúl, pero cuando la levanta, es el paso del río, de la incansable porfía, la que nos entrega los anzuelos y la atarraya del progreso, un destino que nos han secuestrado los desgobiernos que hemos padecido, desde la época de la Independencia. Como somos porfiados, aun esperamos, don Rómulo Gallegos, la carretera hacia El Baúl: lo que pudo la dictadura de Pérez Jimenez, la democracia, con interrupciones de excepción, no ha podido, lesionando nuestra esperanza… ¿Hasta cuando el descuido? Puedo llegar a Borjas por muchos títulos de su autoría, así como se llega a El Baúl por varios caminos: el que lo quiera conocer, busque sus libros, un escritor no es más que su escritura. He padecido la suya —algunas veces—, y en otras, me celebro: Borjas escribe el llano y despliega las crónicas más sabrosas de personajes que nada tienen que ver con la epopeya, ni héroes, ni otras especies: seres insignificantes para la memoria oficial. Este es el escritor que yo recomiendo y alabo: el sublevado a la manera suya. El de este libro ajusta cuenta contra la desmemoria y eso me basta. Escribir es un destino, una posibilidad del azar, apuntó más o menos Orlando Araujo: Ese destino también encontró camino y sustancia en la existencia de José Antonio Borjas. Miguel Pérez


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El BAÚL EN LA HISTORIA “San Miguel de la Boca del Río de Tinaco”, es el primer nombre con que lo fundara el frayle capuchino Fray Pedro Villanueva, el 1ero de mayo de 1744, según el acta expedida por el mismo misionero el 20 de diciembre de 1745. Lo situó en la margen izquierda del río Tinaco, hasta su desembocadura en el Cojedes, en la confluencia de dos ríos. Ahí permaneció hasta que se trasladó a la margen derecha del Cojedes, done existe en la actualidad y comenzó a llamarse El Baúl, quizás debido a que estaba enclaustrado entre dos ríos y dos cerros. San Miguel todavía persiste y es el caserío que nos encontramos al llegar y conserva el nombre originario de la fundación. En cambio El Baúl sigue ahí permanente y eterno y así lo concibo yo y le canto emocionado. Se yergue en la confluencia de dos aguas que vienen de lejanas aventuras unidas por las sabias coberturas forjadas en el horno de sus fraguas. Es de calles muy largas y tendidas con ángulo de río en sus entrañas, con cerros que le peinan las pestañas en las noches de luna; amanecidas. El Baúl ha tenido a través de toda su historia diferentes etapas de prosperidad y de decadencia de bonanza y de penuria, pero siempre ha conservado su inmenso deseo de vivir y una campechanía hospitalaria de sus habitantes, que como dice el refrán “han puesto al mal tiempo, buena cara”. Desde su fundación El Baúl pertenecía a la provincia de Caracas o de Venezuela: en 1824 pasó a ser parte 14


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de la provincia de Carabobo y del Cantón de El Pao. A partir de 1844 este Cantón estaba formado por El Pao, y el Baúl y tenía una población de 19.261 habitantes. Por Decreto del Congreso de la República del 3 de mayo de 1855, fue creada la provincia de Cojedes con los Cantones: San Carlos, Tinaco y Pao y fue su primer gobernador el Comandante Pedro Manuel Fuigueredo y así permaneció Cojedes como provincia hasta 1856 en que declararon vacantes todas las gobernaciones de la República, según lo antota Guillermo Tell Villegas, que gobernaba la provincia de Cojedes a partir de esa fecha de 1856. Virgilio Tosta en su libro “El Baúl” nos dice: “Por Decreto del Congreso Nacional promulgado el 28 de marzo de 1856 fue erigido en la provincia de Cojedes, el Cantón Girardot, con dos parroquias: El Baúl y Sucre, llamado antes “Los Menuditos”. Por Considerarlo de verdadero interés histórico voy a transcribir textualmente este Decreto: “EL Senado y Cámara de Representantes deVenezuela, reunidos en Congreso, Considerando: que la Diputación Provincial de Carabobo en sus sesiones de de 1854, excitó al Congreso de la República y le recomendó la conveniencia de erigir en Cantón las parroquias de El Baúl y Sucre, correspondiente hoy a Cojedes. Decreta:Art. 1º: Se crea la provincia de Cojedes un Cantón compuesto de las parroquias El Baúl y Sucre, que empezara a existir a partir del 1º de mayo próximo. Su cabecera será El Baúl y llevara nombre de Girardot. Art. 2º: Los límites de este Cantón serán los mismos que tienen las parroquias que lo componen, excepto con el de El Pao, aguas arribas por éste hasta que se desprenden el Caño San Jerónimo y desde este punto, línea recta hasta el nacimiento del río Chirgua. Art. 3º: El Consejo Municipal del nuevo Cantón constara de un Presidente, del Procurador y cinco concejales, mientras, la Diputación no altere éste número. Dado en Caracas a los veintiocho días del mes de marzo de 1856. Cúmplase: José Tadeo Monagas, Presidente”. 15


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El Dr. Guillermo Tell Villegas que fue gobernador de la provincia de Cojedes, en sus mensajes dirigidos a la Asamblea Legislativa de 1856 decía: “Desde ahora El Baúl con su puerto, con las actividades de su comercio, con su abundante población, con su cría, con su agricultura y con sus riquezas diariamente en crecimiento, es un pueblo de grandes esperanzas y de un extenso porvenir”. Para que tengamos una idea de importancia de nuestro pueblo,en aquella época llegaban vapores de gran calado procedentes de Ciudad Bolívar, con el champaña y el brandy francés, vestidos de la moda de Paris y mármol de Carrara traído de Italia. Oigamos lo que nos decía el señor Francisco Hernández Padilla, Jefe Político del Cantón Girardot en oficio de fecha 23 de julio de 1856 dirigido al gobernador Tell Villegas: “Tengo el honor de participar a Ud. Que a las siete de la mañana del 20 de los corrientes arribó a este puerto el vapor “META”, a cargo de su capitán Juan Hammer, cuyo buque tiene 46 pies de latitud y 143 de longitud y cala cinco pies, de toque en Florida para Bolívar, cargado de añil, tabaco, curaseca, algodón, cueros, licores y sal; y siguió a las ocho de la mañana del 21, con gran orquesta y más de 200 personas de ambos sexos de paseo a la parroquia Sucre, viró en la vuelta llamada de Las Tortugas y regresó a este puerto a las dos de la tarde del mismo día; y en la noche hubo a bordo un famoso ambigú (palabra que significa: Deliciosos manjares que se ponían en diferentes mesas para deleite de los invitados, mientras la música dejaba sonar sus notas). A las ocho de la mañana del 22 continuó “El Meta” su marcha para Ciudad Bolívar, ofreciendo al comercio de esta plaza establecer relaciones mercantiles aquí para el año entrante”. Y siguieron llegando barcos al “Puerto ribereño de El Baúl”, como “El Masparro”, “El Alianza”, “El Guárico” y “El Guayana”, surcando las aguas del Orinoco, Apure, Portuguesa y Cojedes. Por eso me parece una excelente idea la construcción del 16


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puerto “José Laurencio Silva” en las orillas del Portuguesa, en la carretera El Baúl-Arismendi y empalmarlo con el ferrocarril a Turén, para que los productos que vengan de Guayana tengan su salida hacia el mar vía El baúl, Turén, Acarigua, Barquisimeto, Morón, Puerto Cabello. Es de una de las grandes ideas que se han proyectado en esta mitad del siglo; así El Baúl volverá a ser la Gran Ciudad que fue en el siglo pasado. El Baúl fue aumentando su población a medida que pasaban los años de haberse fundado y de un pequeño caserío, paso a ser en el siglo XIX un pueblo pujante, de grandes riquezas en el comercio, la agricultura y la ganadería. En la obra ya citada de Virgilio Tosta se nos dice: “Según el censo de 1873 el Departamento Girardot (antes Cantón) tenía 1.873 casas y 13.389 habitantes. El pueblo de El Baúl, constaba de 1.442 casas y 10.015 habitantes. Sucre, 531 casas y 3.374 personas. Producía entonces caña de azúcar, yuca, maíz, menestras, tabaco, frutos menores, cueros, pescado salado y se consideraba que más de 10.000 cabezas cuando se sancionó una nueva Constitución en el país, de las tantas que se han promulgado, algunas con nombres y apellido, se formo entonces el gran Estado Zamorano, (hoy Barinas) dividido en tres secciones, Zamora, Portuguesa y Cojedes. En lo que respecta a la sección de Cojedes quedó dividido en seis Departamentos. El Departamento Girardot constaba de tres parroquias; dos urbanas: El Baúl y San José y una foránea: Sucre. Es a partir de 1891 cuando El Baúl comienza a declinar y una de las primeras causas fue el paludismo. “El general Paludismo” más terrorífico que los generales montoneros de las guerras civiles. Y justamente el mal entró por El Baúl con las tropas del “Ilustre Americano” General Antonio Guzmán Blanco, quien venía triunfante de la Campaña de Apure, en el año de 1872. Pernoctó durante tres noches en nuestro pueblo, se le colmó de agasajos, de discursos altisonantes. Específicamente su residencia fue la Casa de 17


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Alto de Don Juan Manuel Iturriza. Por cierto que esta mansión después de 130 años de construcción, necesita una mano amiga que la restaure para que funcione en ella la Casa de la Cultura; son más de un siglo y cuarto de historia que merecen la atención de las autoridades porque un pueblo que olvida su pasado no puede vislumbrar su porvenir. En el censo de 1891, vemos claramente el comienzo de la decadencia de nuestro pueblo, de 10.015 almas en 1873, pasó a 6.751 y Sucre de 3.774 a 2.375; la parroquia San José había sido eliminada por la Asamblea Legislativa del Estado. El paludismo hizo estragos en el pueblo, decayó el comercio, los grandes caserones se fueron quedando vacío y murieron de pie como los árboles; los comerciantes emigraron a Valencia, San Fernando de Apure y los más pudientes a Caracas. En 1926 había en El Baúl 1.267 casas y 815 habitantes y en 1936 apenas llegaba a 632 almas que resistieron a pie firme el terrible flagelo. En 1937 cuando llegué a El Baúl proveniente del caserío “El Polvero”, a las orillas del río Portuguesa, aguas arriba de la confluencia con el Cojedes, donde mis padres poseían una finca agropecuaria y una hacienda de caña de azúcar; ahí se fabricaban panales, papelón y el famoso batido, que se llevaban en bongo durante dos días por los ríos Portuguesa y Cojedes para venderlo de El Baúl, recuerdo que era un pueblo solitario y triste, pero con inmensos deseos de vivir y poblado por gente buena y trabajadora. El Dr. Ricardo Archila que visitó El Baúl en 1941, como Jefe de la Sección de la División de Malariología y Asistencia Social, dejó importantes documentos para conocer la situación socioeconómica de este pueblo llanero. Decía al efecto: “Que El Baúl tenía solamente tres calles, Bolívar, Sucre y Páez, longitudinales y paralelas al río Cojedes y con 18 pequeñas calles transversales que terminaban a la orilla del río Cojedes (recuerdo que la que pasaba por la esquina de mi casa se llamaba “Las Delicias”; todas tenían sus nombres, hoy no hay una señal que las identifique). Todas las calles 18


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eran de tierra y solo tenía aceras encementadas la Bolívar que era una larga arteria de 1.600 metros de longitud. (No toda la calle Bolívar tenía aceras, esta comenzaba en la casa de Donato Pinto, donde hoy está el Club Social Girardot). No existían alcantarillas y el recinto del pueblo estaba cercado contra la entrada del ganado”. Había cuatro puertas con tranqueros, la del pueblo abajo frente a Julián Benítez, camino de La Manga y Las Queseras. La del antiguo cementerio, camino de Plato de Tierra. La del cementerio Nuevo que pasaba por el Muerto del Cují, vía Arismendi y la cuarta puerta al final de la calle principal en la vía Sucre. En la calle Bolívar estaba el comercio principal, vivía la gente más importante y había dos casas de alto, la del pueblo debajo de mi abuelo Juan Nepomuceno Nieves y la del pueblo arriba de Don Alonso Tosta (casa de los Iturriza). El escritor barinés dice: “La Calle Tercera era de menor longitud, casi no tenía viviendas y bordeaba el cerro del Calvario. Siempre estaba enmontada, era intransitable en invierno por los grandes charcos de agua que se formaban”. Finalmente esta la Cuarta Calle o de los Potreros, que después se llamó Angulo, con la que bautizó el pueblo, porque por ahí vivió o tenía sus “comederos” un ingeniero de ese nombre que vino a El Baúl y después fue concejal. Durante el verano nacía en El Baúl, una nueva calle, la de “Los Tramposos” que la formaba la playa del río Cojedes y se mentaba de ese nombre, porque la gente que debía al comercio se iba por ahí, para no ser visto por sus acreedores. En 1941, dice el Dr. Archilla, había dentro del perímetro del pueblo 176 casas, 80 tenían techos de tejas, 95 de palma y una de zinc, 117 habitaciones tenían piso de tierra, 25 de ladrillos y 24 de cemento. En 1938 se creó la Medicatura Rural, dirigida por el eminente médico español Dr. Alberto Mateo Alonso, que terminó con las enfermedades endémicas; claro que había comenzado la lucha contra el paludismo con el D.D.T y Mariología y se 19


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construyeron los waters de hoyo que eliminaron la anquilostomiasis. Ya los muchachos no eran barrigones y de color amarillo. El Baúl dejó de ser poblado por Casas Muertas y comenzamos de nuevo a tener características de pueblo. En 1951 salimos del aislamiento, se inauguró la carretera Tinaco-El Baúl, era de tierra, pero mejor que la de hoy que es un infierno transitar por ella. Manos a la obra los que tienen poder de decisión u los Bauleños se lo agradeceremos eternamente. Todavía hay tiempo para evitar que esta vía se pierda indefinidamente. El Baúl pequeño, humilde, pero grande en el corazón de sus hombres, es y ha sido tierra de intelectuales, profesionales, poetas, escritores, músicos, pintores y militares de ayer y hoy que han sabido poner muy en alto el gentilicio. Empezaré por hacer una breve reseña de los militares del siglo pasado tanto de la Independencia como de la Federación, que se cubrieron de gloria en el campo de batalla los primeros y los segundos lucharon al lado del General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora, para lograr la igualdad social. Comenzaré en primer lugar por el General NICOLAS SILVA: no era de El Baúl, pero estaba emparentado con varias familias de El Pao y del Distrito Girardot, su hijo Juan Nepomuceno Nieves, era el dueño del Hato Piñero. Fue mi bisabuelo por la parte materna, conozco bien su historia que oí contar a mi abuela Carlota Nieves, incluso me enseño una carta dirigida por el General a Juan Nieves donde le decía: “Querido hijo”, donde le encargaba de sus negocios en El Pao, mientras él estaba en campaña. Con motivo de los Doscientos años de nacimiento las autoridades de La Luz, me invitaron personalmente. En el libro de Virgilio Tosta. “Barines Ilustre”, está una biografía del prócer que dice: “En el valioso y numeroso grupo de eminentes varones que la antigua provincia de Barinas ofreció para realizar la obra de la independencia y para el posterior servicio de la República, ocupa un sitio preclaro el general de División NICOLAS SILVA, quien nació en el pueblo de 20


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La Luz el 6 de diciembre de 1798. Fueron sus padres el comerciante Don Rafael Silva y doña Rafaela Echenique, ambos naturales del Nutrias”. Ingresó en las fuerzas patriotas a los 15 años de edad, y estuvo presente en varios combates y batallas como oficial del General Páez, de las cuales citaremos: Palmarito, Mata de la Miel, Mantecal, El Yagual, Mucuritas; también peleó en Carabobo, como Segundo Comandante del Regimiento “Venganza” bajo las órdenes de Mellao. El 6 de diciembre de 1821, el General Santander, desde Bogotá comunicó a Silva: “Atendiendo a los méritos y servicios de Ud., he tendo a bien de nombrarlo miembro de la Orden de los Libertadores de Venezuela, cuya venera podrá Ud., usar en virtud de este oficio, mientras se libre el despacho en forma. “Prestó eminentes servicios de la República y llegó al grado General de División. Murió en Valencia el 5 de marzo de 1861 a los 63 años de edad. Por Decreto Ejecutivo del General Antonio Guzmán Blanco, sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional. Para mi es un honor que a mi bisabuelo Nicolás Silva sea mi ascendiente, padre de mi abuelo Juan Nepomuceno Nieves, dueño del hato Piñero. Comandante JUAN JOSÉ DÍAZ: nacido en El Baúl en el año de 1800, héroe de Carabobo; Edecán del General Páez, a quien acompaño en las batallas de la patria, desde que se alistó en sus filas en 1818. Peleó en Carabobo con el grado de Sargento Mayor de Caballería, participó en la toma de Puerto Cabello donde perdió un brazo y por su valiente comportamiento fue ascendido a Capitán. Acompañó con devoción al general Páez, quien lo ascendió a Comandante y fue fiel al ídolo hasta que éste fue derrotado en Los Araguatos, por su compadre Cornelio Muñoz. Ahí dio fin a su carrera militar y se retiró a El Baúl “con licencia temporal y goce de sueldo”, hasta obtener su cédula de invalido en 1854. Como dije el Comandante Díaz se retiró a El Baúl en 1848, después de treinta años al lado del Caudillo llanero, que le dejaron como saldo la pérdida de un brazo en las batallas de la independencia y acá, en 21


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la tranquilidad de su hogar, con la sencillez de la gente de su pueblo, encontró la paz para su espíritu, hasta su tránsito final. Murió en la ciudad de Valencia, donde fue enterrado y sus restos se perdieron en el cementerio de la Ciudad del Cabriales. En el Concejo Municipal de El Baúl está su retrato, con un uniforme militar, sus medallas, condecoraciones e insignias de Comandante, su cabello blanco y su mirada de recién personalidad. Así fue pintado por Don José Antonio Borjas, pintor Bauleño, autor también del retrato del Coronel Atanasio Girardot. Este cuadro se conserva gracias a Diario Villegas, quien durante su Presidencia en el Consejo lo mandó a restaurar. General RICARDO SILVA: Nació en el Baúl en 1827, era hijo del General en Jefe José Laurencio Silva y de una hermosa mujer de pelo rubio, llamada Damiana del Castillo. A los siete años fue llevado a Guanare y estudió en el Colegio Federal de esa ciudad. Dice el Dr. Carillo Moreno: “Ricardo era un hombre de agudo ingenio, fue periodista, poeta y militar. En las filas guzmancistas alcanzó el grado del General de Brigada. Gran amigo Matías Salazar y su compadre, no intervino en la causa injusta que Guzmán le siguiera para enfrentarlo al pelotón de fusilamiento, lo que le valió la enemistad del caudillo liberal”. Casó en primeras nupcias con Jerónima Gómez de Sea, y sus descendientes viven en Tinaquillo, los Silva-Sánchez y son: Dr. Julio Ricardo Silva (Abogado): Julio Rafael Silva (Profesor y Escritor) y Julio César Silva Sánchez. General ELISO BORJAS LEÓN: Nativo de El Baúl, luchó desde muy joven en la Revolución Federal, llegando a obtener el grado de General de Brigada de los Ejércitos de falcón y Zamora. Desempeñó importantes cargos en la administración pública en el Estado Cojedes, entre ellos formó parte de la Constituyente, como Diputado por El Baúl, una vez declarada la autonomía del estado Cojedes, en 1909. se dedicó también al comercio y la ganadería. Era el hijo del primer Borjas llegado a El Baúl, Don Pablo Borjas 22


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y hermano del pintor Don José Antonio Borjas, sobrino de Don Serapio Borjas (mi abuelo). En la partida de nacimiento del ilustre jurisconsulto sancarleño Dr. Armiño Borjas, aparece como padrino de bautizo. Capitán José Natalicio León: Nativo de El Baúl luchó en las batallas del Llano venezolano, era de los soldados del Coronel Fernando Figueredo. En 1821 es comandante del cuartel patriota de El Baúl y el 13 de junio de 1821, Bolívar le envía una carta desde San Carlos donde le dice: “Que debe ofrecer garantías a todos lo que se presentan en su cuartel general”. El General José Laurencio Silva en El Baúl (La Insubordinación de las Empalizadas y Turén): El General José Laurencio Silva, ilustre prócer de la independencia nacido en El Tinaco, estuvo muy ligado a El Baúl en la época de la ndependencia y posteriormente en la República. En 1826 de ida para San Fernando de Apure pasó una temporada en idilio con una hermosa mujer, Damiana del Castillo, de quien tuvo un hijo, el futuro General Silva, nacido en El Baúl en 1827. En el año de 1846, después de muchos años retirados de la actividad militar, lo llamó el Presidente Soublette y le nombró Comandante General de la División de El Pao, con el objeto de combatir una serie de levantamientos ocurridos en Turén. Las Empalizadas y Ortiz. El General Silva fijó en varias oportunidades su cuartel General en El Baúl y hay una serie de documentos que así lo acreditan del Archivo del General Soublette y recogidos por el Dr. Carrillo Moreno en su libro “José Laurencio Silva, Paradigma de Lealtad”. Vamos a comenzar las diferentes cartas fechadas en El Baúl, la primera el 13 de octubre de 1846 que dice así: “Ayer doce de los corrientes se presentaron en este pueblo los facciosos de “Las Empalizadas”, con el fin de invadir la plaza de esta parroquia y habiendo tomado las medidas para defenderla coloqué en los puntos más importantes las fuerzas que correspondía, tomé una de las avenidas del pueblo y di otra 23


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al Comandante Santiago Gonzáles de la fuerza de infantería, compuesta por 28 hombres bien dispuestos a pelear por el orden”. El Baúl 18 de octubre de 1846, para el Jefe del Estado Mayor, donde comunica que “el Comandante Nicolás Silva recibió la orden que volase caminando toda la noche a esta parroquia, en auxilio de la guarnición, presumiendo que los facciosos hubieran sometido la plaza. Al efecto el Comandante Nicolás Silva, salió a las 5 de la tarde, sin perder momento en el tránsito llegó a las 6 de la mañana al Aceite, por haber tenido que sufrir retardos en los pasos de los Caños crecidos y a las 10 de la mañana llegó a este pueblo, habiendo sido informado que los facciosos se habían retirado o replegado por el mismo camino que trajeron, sin haber habido necesidad de la intervención de esta tropa”. Orden del Día del Comando de la División de El Pao, en El Baúl el 18.10.46. Donde se le comunica a los vecinos de este Cantón que desgraciadamente hayan estado y están actualmente comprometidos o de alguna manera complicados con los facciosos y trastornadores del reposo público en Las Empalizadas y Turén, que quieran participar en el beneficio del indulto decretado por su Excelencia el general en Jefe del Ejército, deberán presentarse dentro del tercer día manifestando que se acogen sumisos al gobierno y leyes de la República, donde prueban con sus hechos posteriores de un positivo arrepentimiento, prometiéndoles que sus personas serán respetadas y tratadas con la mayor consideración, en caso contrario serán juzgadas como conspiradores y tratados sin clemencia”. El Baúl 19.10.46. Informa el general Silva, sobre los hechos ocurridos el día 18, cuando los facciosos comandados por el Comandante Pedro Blanco, amagaron con ocupar el pueblo, pero gracias al valor y prudencia de los Jefes de la Plaza, Comandantes Carlos Blanco y Santiago González, se logró dominar la situación. Como se sabe el día 12, hubo un acto de insubordinación de la 24


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tropa de la Guarnición de El Baúl, en vista que no pudieron ocupar el pueblo escaparon, presentándose posteriormente por el Camino Real de Apure y La manga, en dos columnas. Llegaron los facciosos por las espaldas del pueblo, en el cerrito de El Calvario e instaron a su rendición, el comandante González les gritó que se rendiría después que pasasen sobre su cadáver. Pedro Blanco que estaba en La Manga, se unió a González y juntos arremetieron contra el enemigo, que resolvió retirarse. El Baúl 21 de octubre los alzados huyeron por la vía de Guadarrama e hirieron aun soldado en la huída; el General Silva despachó al Comandante Juan José Díaz (Bauleño) para que marchase con un piquete de caballería a Guadarrama, con orden de batir a los facciosos que encuentre, cualquiera que sea su número y posición. Finalmente los facciosos se dispersan y muchos se acogieron al indulto del gobierno, para el 30 de noviembre más de 35 facciosos optaron por el perdón, los presos fueron enviados a San Carlos al Juez de la Instancia. Mayoría de estos alzados eran gente humilde, labradores, jornaleros, criadores, entre ellos había muchos bauleños de nacimiento, como: Manuel Matute, Antolino Zavaleta, José Antonio Canelones, Ventura Brizuela, Domingo Fuentes, Evaristo Hernández, Cornelio Hernández, José Páez, Leonardo Fuenmayor. Así terminó la insurrección de Las Empalizadas (que yo considero se llama así porque ellos irrumpieron desde el caserío de ese nombre, sobre el río Portuguesa, en la Vía Guaderrama), no hubo derramamiento de sangre, pero el pueblo durante dos días pasó sitiado esperando lo peor, pero gracias a la sangre fría de los Comandantes Gonzáles y Blanco, el agua no llegó al río.

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ANÉCDOTAS, MISTERIOS Y TRADICIONES DE LA CASA DE EL BAÚL I Después de 136 años de construida por Don Juan Miguel Iturriza la Casa de Alto del Pueblo Arriba vuelve a ser noticia, pero esta vez no con champaña y brandy francés, cohetes y bailes de gala, sino con el grito moribundo de sus paredes que se niegan a morir. 1863 es el fin de la Guerra Federal, después del Tratado de Coche, son 118 años de la fundación de El Baúl por Fray Pedro Villanueva, es en ese año en que un descendiente de vasco, domiciliado en el Baúl, dueño de hato y haciendas inauguró esta casa que se lleva más de un siglo de existencia. Cargada de historia y de recuerdos. Según la tradición oral, la construcción duró cinco años, muchos de los materiales empleados de la misma vinieron por barco de ciudad Bolívar; el mármol, cemento, tejas, lámparas y espejos. Don Juan Miguel se instaló en ella con su familia y ahí como adinerado vivía como un señor feudal. Era amigo de Páez, por lo tanto conservador furibundo, pero un hombre abierto a las ideas. En 1871, el General Antonio Guzmán Blanco, “El Ilustre Americano”, dueño y señor de Venezuela, llegó a El Baúl, vía Arismendi y permaneció cinco días en el pueblo. La tradición nos cuenta, que ante la inminente llegada del Caudillo de la Revolución de Abril, los notables del pueblo no hallaban casa apropiada para alojarlo, porque pensaban que Don Juan Miguel, godo rancio se negaría a recibirlo, pero al final se decidieron, y el dueño de la casa sabiendo el honor que representaba recibir en su Casa al Presidente de la República, acepto con mucho gusto basado en el principio que lo cortés no quita lo valiente. De ahí surgió una amistad con el “Autócrata Civilizador” que 26


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según Argenis Agüero; “Don Juan Miguel se alistara en el Bando de Antonio Guzmán Blanco”. El “Ilustre Civilizador” se marchó y después de cinco días de estancia en el pueblo, rodeado por su ejército y entre vítores y aclamaciones, bailes y banquetes, nos dejo un triste legado: El Paludismo que nos redujo a escombros. Me contaba mi abuela, sentada en la sala de la Casa lo siguiente:“En esa dos mecedoras que tu ves se sentó tu bisabuelo el General Ramón Borjas León, con el Presidente Guzmán, hablaron más de una hora, tomaron café y una copa de brandy. En verdad mi bisabuelo peleó en la Revolución Federal, amigo de Zamora, Falcón y Guzmán. El 10 de enero 1860, muerto “El Caudillo de Santa Inés” pidió la baja y se retiró a El Baúl. Guzmán le ofreció la presidencia de uno de sus Estados Federales, pero no aceptó. Don Juan Ignacio vivió en esta Casa de Alto hasta 1880 que se marchó y Valencia y se la vendió a Don Luís Sosa, comerciante próspero de la localidad, quien vivió en ella durante muchos años formando un hogar bien constituido junto a su esposa e hijos. Como la Casa estaba a orillas del río Cojedes, durante mucho tiempo sirvió de puerto de carga y descarga de los vapores que venían de Apure, por esos se le conoce también como la casa de la Aduana. Me contaron vecinos de mi pueblo que Don Luís tenía una hija muy hermosa llamada Carmen Inés, que había mandado a estudiar a Valencia en la Escuela de Bellas Artes. Al regresar al pueblo era una excelente pianista, que animaba a los saraos y reuniones en la Casa paterna. Era una mujer culta, pero con un dejo de tristeza en sus ojos. En Valencia había dejado un novio para casarse, pero estando en el pueblo supo la noticia que se había casado con otra, eso la llevo a desesperación, y con una amargura y depresión que se retrataba en su rostro. Un 16 de julio, día del Carmen, tomó una decisión muy propia del romanticismo de la época. En esa mañana del invierno, cuando el río Cojedes estaba hasta sus bordes, se tiró a sus aguas, para buscar la muerte, porque no tenía deseos de vivir. Pero en ese momento 27


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preciso, un peón que estaba sacando aguas del río, pensó que se había resbalado y sin pensarlo dos veces la salvo de la muerte. Esta muchacha sumamente religiosa creyó que el milagro de salvarse se debía al Escapulario de laVirgen del Carmen que colgaba sobre su cuello. En la tardecita del mismo día, cuando nadie la veía, repitió se trágico destino, se quito los escapularios y se lanzó de nuevo a las aguas, buscando la muerte, porque no tenía deseos de vivir. El otro día apareció el cadáver flotando en la confluencia del río Cojedes y Tinaco y el padre afligido, ante la dolorosa circunstancia trató por todos los medios, que la muerte apareciera no como un suicidio, sino que imprudentemente se resbaló y cayó al río. Pero el pueblo sabía la verdad y las causas inmediatas de la misma, era que la niña había hecho confidencias a sus amigas de la pena que la afligía. El señor Sosa, acongojado y triste vendió la Casa, el negocio y se marchó para no volver más a un sitio que le traía recuerdos trágicos.

II Vamos a continuar hablando de este tema grato a mi corazón, que he conservado siempre en el recuerdo y triste a la vez, ante la impotencia en que nos encontramos los bauleños para salvar de las ruinas esta casa con 136 años de la historia. Siguiendo el orden cronológico de sus inquilinos, el tercero de los mismos fue Don José de Jesús Salazar Olivo (Don Chucho) comerciante respetado y padre del tribuno cojedeño Carmelo Salazar Cisneros, que nació en esa Casa igual que sus hermanos. José Antonio y Elba. Cuando conocí a Don Chucho en el año 1937, era un viejecito inquieto, pequeño, con el cabello muy blanco, simpático, agradable, culto y arriscado, que contaba con pelos y señales la visita de Guzmán Blanco a El Baúl. Señalaba la “invitación” que le hizo al pueblo a la plaza mayor, especialmente a los comerciantes y ganaderos para 28


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pedirles un préstamo que le sirviera de la logística en la movilización de su ejército. La mayoría estaba indecisa, pero cuando “El Ilustre Americano” le apretó los tornillos por la fuerza de los sables, todos “cooperaron” amigablemente. Me contaba Don Chucho que el Presidente Guzmán fue fiel a su palabra y antes de terminar el septenio, canceló todos los pagarés, con sus respectivos intereses. Se salvo Don Chucho que había prestado 500 pesos (dos mil bolívares) que para esa época era un dineral. Venía como decía en mi artículo anterior el General Guzmán triunfante de la Campaña de Apure, dueño y señor de Venezuela, quien pernoctó durante cinco días en la Casa de Alto y nos dejo un triste recuerdo: el flagelo del paludismo. Virgilio Tosta en su libro “El Baúl”, “con los soldados de Guzmán entró el paludismo en Cojedes”. Don Jesús Salazar era el dueño de la Casa de Alto y le tocó el honor de recibir durante dos noches al General Joaquín Crespo,“El Héroe del deber cumplido”, quien había sido nombrado Comandante General del Ejército en campaña para combatir El Mocho Hernández, alzado contra el gobierno, en su llamada Revolución de Queipa. Crespo siguió la vía del llano,Villa de Cura, Calabozo, Camaguán, Guadarrama. El Baúl y desde el balcón de la casa de Alto improvisó una arenga, con estas palabras: “Pueblo ribereño de El Baúl”. Siguió “El Héroe del deber Cumplido”, vía el Amparo, Lagunitas, Cojedito, Mata de Carmelero, donde encontró la muerte el 16 de abril de 1898. Don Jesús Salazar Olivo vivió más de treinta años en la Casa de Alto, pero al final los negocios le fueron mal y tuvo que vender la Casa y se mudo al pueblo de arriba, frente a la casa de habitación del General Rafael Mejías. Como dije anteriormente, conocí a Don Chucho en la Escuela Federal Graduada “Nicolás de Castro”, donde era maestro suplente en el 2° grado, ya un anciano venerable que jamás empleó la palmeta y sus alumnos para fastidiarlo le 29


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decíamos a sus espaldas; “Unidad, Decena, Centena, Don Chucho cabeza de maizena”, haciendo alusión a su cabellera. En el año 1940 se marchó a Caracas a casa de una de sus hijas del primer matrimonio y en 1946 cuando este Cronista trabajaba en la capital le visitaba los domingos en su residencia de San Bernardino donde me contaba episodios del pueblo, que posteriormente me sirvieron de mucho cuando escribí mi libro: “Personajes populares de mi Pueblo”. Era un anciano de memoria prodigiosa, a pesar de sus ochenta años. Murió en Caracas, lejos de su pueblo, de la Casa de Alto donde pasó los años más felices de su vida. Carmelo Salazar, su hijo fallecido recientemente guardó en su memoria muchas historias del pueblo que escribió después en su Folleto: “La Bauleñidad”.

III Hablando de Don Jesús Salazar Olivo, el tercer propietario de esta casa, recuerdo perfectamente el cuento del General Arévalo Cojedeño que ocupó militarmente a El Baúl, e hizo preso al Jefe Civil Don Julio Ramón Montenegro y lo amarró en la Plaza Bolívar. Arévalo al saber que las tropas del Gobierno le pisaban los talones, huyó precipitadamente vía Arismendi. Muchos años después vino de visita oficial a El Baúl, donde tenía muchos amigos y se le hizo un homenaje en la Islita, frente a la calle de Los Placeres. Al acto se presentó Don Valentín Díaz (famoso cantante e improvisador) con un cuatro en la mano y en la otra un mecate y en verso le contó al Presidente del Estado la historia del famoso mecate con el cual fue amarrado en la plaza hacía 20 años. Don Julio, hombre bueno y campechano, sacó cien bolívares del bolsillo y se los metió en el cuatro; siguieron el ejemplo el poeta Julio Morales Lara, Secretario General de Gobierno, con uno de veinte y los demás de la fuerte para arriba. 30


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El cuarto inquilino fue Don Alonso Tosta, rico comerciante nativo de villa de Cura donde nació en 1887. Primero se radicó en Guadarrama y en 1930 llegó a El Baúl con su esposa Ricarda Izquiel y sus siete hijos, uno de ellos es el ilustre académico e historiador Dr. Virgilio Tosta. Don Alonso era un hombre polifacético, culto, servicial, atento, que gozaba de la estimación del pueblo a la muerte de Gómez, el 17 de diciembre de 1935, ocurrida, en El Baúl se supo la noticia el día 18 por medio del telégrafo y la gente comenzó a arremolinarse, a cuchichear en voz baja, preguntar muy calladamente si era verdad tanta belleza. Pero todavía escéptico, apático, sin dar muestras de euforia, todavía temeroso del miedo ancestral que llevaba calado hasta los huesos. Al fin alguien con agallas, se levantó y organizó una poblada. Era Manuel Antonio Jiménez, quién a la cabeza de la manifestación marchó en busca del Jefe Civil de turno, para pedirle la renuncia. Este era un viejo guerrillero, de gran ascendencia y autoridad, no se amilanó, marchó con ellos frente ala casa de Don Faustino Padrón, donde el pueblo estaba congregado; se subió a una silla de cuero y desde ahí renunció públicamente el cargo. Se fueron barajando nombres para someterlos al soberano. –“que don Fulano de Tal”; el pueblo contestó “no lo queremos”: -“que don Sutano”, alguien del publico gritó: -“ese cara de galápago es más gomecista que Gómez”, al final se propuso a don Alonso Tosta, (que estaba asomado al balcón de la casa viendo los acontecimientos) quien fue aclamado por unanimidad. Primer acto democrático sin precedente, sucedió en esa apartada región del llano, cuando la voluntad del pueblo se impuso, después de una larga oscuridad. Don Alonso vivió en esta casa 17 años, la mantuvo impecable durante su estancia hasta que se marchó en 1947. En esa época conocí muy bien esta vivienda, porque se realizaba en ella, bailes infantiles, piñatas que generalmente se hacía el día de cumpleaños de Fe María, la hija del dueño de la casa. 31


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A partir de esta fecha, la Casa se quedo abandonada y fue adquirida por el Odontólogo francés A. Piegard; pasa después a la familia Iturriza Guillén, específicamente a Don Ladislao Iturriza Guillén, quien la remodeló. Al morir don Ladislao la Casa pasó a su esposa doña Eleana y su hijo Francisco Iturriza Sotillo, estos últimos la donaron al Gobierno del Estado, presidido por Federico Reyes Pereira. Por cierto siendo éste gobernador, nos convocó a los bauleños al despacho, porque del INCIBA, enviaba un cheque de cuatro millones para la restauración. Estuvimos desde las diez esperando y a la una llamaron de Caracas para decidir que la avioneta donde traían el cheque se accidentó y en otra oportunidad lo mandaban, nunca más se supo del famoso cheque. Me consta que Federico hizo todas las diligencias posibles porque él había logrado la donación de la Casa y tenía un deber moral de terminarla, pero así fue la historia, y en honor a la verdad Federico Reyes fue uno de los Gobernadores que más le hizo a El Baúl, aunque no logró la remodelación de la Casa de Alto, a pesar de los esfuerzos emprendidos en su tiempo de gobernante.

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BR. IGINIO MORALES UN MAESTRO AL SERVICIO DEL PUEBLO

¿Quién es este personaje desconocido por la mayoría de los cojedeños? Fue un educador de grandes méritos que formó generaciones de jóvenes en el Municipio Girardot y que hoy merece el recuerdo y el tributo a su memoria que le rinde uno de sus alumnos. No era de Cojedes, pero en esta tierra fértil y generosa vivió, luchó y murió dejando su pensamiento y acciones en un pueblo agradecido. Iginio Morales nació en Calabozo el 11 de enero 1898 y allí pasó la mayor parte de su vida. Era hijo de Trinidad y Sacramento Daza. Cuando su madre se puso enferma, llamó a su amiga Rita Benavides de Morales y le entregó al niño para que lo criara y lo educara. Esta señora Morales era muy apreciada en Calabozo. Su oficio era el de costurera y volcó todo su cariño hacia el infante y al final lo adoptó, llamándose desde entonces Iginio Morales. Sus estudios primarios los realizó en el “Escuelón” Escuela Unitaria de Varones, siendo sus maestras Margarita Carreño y Petra Rechadel. El niño dio muestras sobradas de inteligencia, y al terminar su primaria comenzó a estudiar bachillerato en el Colegio de primera categoría “Carlos J. Bello, donde se gradúa de Bachiller en Filosofía y Letras. Ejerció en su juventud diferentes actividades, como Tenedor de Libros en la Casa de Comercio de los Hermanos Fleitas en Calabozo. Posteriormente se dedico al Comercio en Corozo Pando desde 1927 hasta el 38, primero como dependiente, después socio del negocio. Tuvo también una pulpería llamada “La Colmena” y una fabrica de cola. En 1922 su madre adoptiva pasó a su nombre 33


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todos sus bienes debido a que no tenía más herederos y al gran comportamiento que tuvo con ella en toda su vida. Recuerdo perfectamente que el Br. Morales no hablaba de su pasado, pero cuando nombraba a su madre Rita, lo hacía con el mayor respeto posible. Parece que el comercio no le fue muy bien, era un hombre inclinado al arte, la poesía y la literatura, que no era compatible con otros menesteres. En la juventud fue un gran deportista y participó en un campeonato de béisbol, entre los conocidos equipos calaboceños los Rojos y los Azules; estas prácticas las realizaba cuando estudiaba bachillerato. Dice el Prof. Eloy Laya: que el Br. Morales, “era un hombre de carácter jovial, alegre, espiritual. No tenía vicios conocidos (alcohol, cigarrillos, juegos) y era descuidado en el vestir. Fue poeta educador y orador de una labia extraordinaria que empleaba en sus discursos”. Tuvo amigos entrañables en Calabozo entre los cuales destacamos a los señores: Nicolás Hurtado Navarro, Antonio Estévez, Eduardo Viso, Carlos Armas, el poeta José de los Santos Pereyra, el Br. Andrés Avelino Acosta, Jacobo Saade, Miguel Barbela y el Dr.Viana Castillo. En agosto de 1938 por intermedio de su amigo Viso fue nombrado Director de la Escuela Federal Graduada “Nicolás de Castro” de El Baúl, donde llega en agosto de ese año; en un invierno fragoso y al lomo de un caballo, con su capotera, donde apenas tenía dos trajes, cuatro camisas y dos pantalones de diario, ese era su único capital cuando llegó a El Baúl. Atrás había quedado el dependiente del comercio, el bodeguero, el fabricante de cola, para dar el maestro, al educador, que dedicó siete años de su vida a enseñar generaciones en un pueblo perdido en la llanura, sin luz, ni carretera, pero con inmensos deseos de vivir. Antes de seguir la vida del personaje es indispensable hablar del escenario donde realizó su labor. Al final de la dictadura de Juan Vicente Gómez habían en El Baúl dos Escuelas públicas para 34


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la enseñanza de los niños de la localidad: La Escuela Federal de Varones nº 5 y la Escuela Unitaria Nº 227. Esta última dirigida por una culta mujer, excelente maestra, sociable y elegante, como fue doña Rafaela de Díaz, quién ejerció su cargo hasta su trágica muerte. La sucedió Batistina Pinto (Hermana del Dr. Donato Pinto) que se casó después con José Rafael Delgado Borjas, pasando luego como maestra integrada a la Escuela de reciente creación. En 1936 el Presidente de la República, general López Contreras, fundó 100 Escuelas Graduadas en todo el país, una de ellas, la Escuela Federal Graduada “Nicolás de Castro” que lleva el nombre del Ilustre matemático Coronel Nicolás de Castro, Diputado del Congreso de 1811 y firmante del Acta de la Independencia. Fundada la Escuela Federal Graduada “Nicolás de Castro” en 1936, el primer Director fue el Br. Zamora, un central que apenas duró un año en el cargo y la gente comenzó a llamarlo Br. Ibarra, porque es esa época había un ron con ese nombre, el cual el Director era bastante aficionado. Le sucedió el Br. Ramírez, un andino fregao y autoritario que los “Curas del Pueblo” bautizaron con el nombre de “Marrajo de ron” porque cuando estaba en sus citas con Banco siempre pronunciaba esta frase para referirse a cualquiera circunstancia: “Este pueblo es un marrojo de ron”, estas calles oscuras son un “marrojo de ron”, esta vida solitaria es un “marrojo de ron”. En invierno de 1938, llegó un guariqueño oriundo de Calabozo que cambió la Faz de la Escuela, fue maestro de generaciones y sembró las letras y la cultura en un pueblo olvidado de Dios. Se llamaba Iginio Morales, tenía alrededor de 40 años, era un hombre de fuerte contextura, sabía mandar y que la gente le obedeciera, convivió con el pueblo, se hizo su guía y maestro y salió finalmente camino de la tumba. Hay algunas anécdotas del Br. Morales que él mismo contó a sus alumnos. En una época puso un negocio en Corozopando con un socio de apellido Azopardo, pero por diferencias con este perdió todo. El Br. Morales buscó un 35


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picapleito, en vez de un abogado, tratando de salvar algo de su parte, y le pagó Bs. 500, oo por adelantado. Este señor le escribió una carta que comenzaba de la manera siguiente: Hapreciado amigo. Cuando el Br. Morales, vio apreciado con H, se jaló los cabellos y comentó simplemente: “Se perdió mi plata y mi negocio”. Hay otras anécdotas contada por Antonio Estévez (que yo pude personalmente oír del insigne músico, cuando estaba confirmado en San Carlos en 1950). Antonio Estévez fue compañero de estudios del Br. Morales y se refiere a la época en que el General Gómez cambió la capital del Estado, de Calabozo a San Juan de los Morros. Los únicos que protestaron el zarpazo del tirano fueron Los Viana, Los Viso y el Br. Morales. Hicieron un muñeco de trapo con la figura del déspota y lo velaron toda la noche en privado con sus amigos y el día siguiente lo quemaron. Era la protesta callada y silenciosa, la única arma que se podía emplear es esa época de oscurantismo y de barbarie. Tengo claro en la memoria el día en que el Br. Morales llegó al pueblo en pleno mes de agosto y se hospedó en la casa de Martín Guárico, donde está hoy la bodega de Domingo Masabé; Juana Adaméz, la mujer de Martín, le preparaba deliciosos platos de la cocina criolla, de la cual era especialista. Todos los alumnos de la Escuela le fuimos a saludar, entre los 6 hijos de Don Alonso Tosta, y cuando fueron dando sus nombres:Virgilio Tosta,Tirso Tosta, Firpo Tosta, Enrique Tosta, Fe Tosta y Carmelo Tosta, comentó: “Esta Escuela es una Tostera”. El Br. Morales se ganó el corazón del pueblo, pues era un hombre inteligente de gran capacidad de trabajo, comunicador por excelencia, poeta y orador con matices románticos y maestro excepcional. En las reuniones sociales era el centro de la atención del grupo, por su palabra fácil y amena conversación y por su don de gente. Comenzó dando 4º, 5º y 6º grado, en el primer grado, en el 36


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primer grado estaba el maestro Julián Díaz y en 2º y 3º el maestro José Antonio Pereira. Su primera promoción de 6º grado fue un acontecimiento para el pueblo, de allí salieron: Tirso Tosta, Luís Hurtado, Héctor Trestini, Nelia Trestini y Elba Mendoza. Hasta el 5º grado estudiaron Virgilio Tosta y Saúl Ron, que se marcharon a Caracas y hoy son dos personajes de la vida Nacional. Durante los siete (7) años de su estancia en el pueblo, el Br. Morales se compenetró con la comunidad, sus problemas, sus necesidades, sus vidas. Contrajo matrimonio con Carmen Hernández y tuvo un hijo Iginio. Además vivía con él un sobrino que trajo de Calabozo, de nombre Arnaldo. Tanto a su hijo como a su sobrino los signó la tragedia y cuando eran adultos murieron trágicamente. En el Guárico tuvieron dos hijos ilegítimos; Enrique y Ana que le sobrevivieron y su eterna novia Elba Rengifo, que según me contó el Prof. Eloy Lara sabía todas las peripecias de su vida. Recuerdo perfectamente un telegrama que vi en el escritorio del maestro, un día que lo organizaba la biblioteca, y que decía: “Sé que el domingo contrae matrimonio. Ahora si será Ud. feliz. Diez años de los nuestros quedó en el olvido. Nunca te olvidaré. Elba”. El Br. Morales fue Concejal y consejero de muchas gentes. Quiso a la Escuela y a sus alumnos con devoción. Sacaba de su bolsillo para comprar libros,cuadernos,materiales para experimentos de física y química, frasco para conservar en alcohol a las culebras y semillas para el huerto de la Escuela, donde cada alumno tenía su parcela. Fue mi maestro durante tres años en 4º, 5º y 6º y me enseñó a amar lo bello el arte, la literatura, la poesía y guardo de él los más gratos recuerdos de mi juventud… Era un maestro de escuela, de aquellos de 40 horas a la semana, donde sus alumnos eran la primera prioridad. Están vivos en mi memoria los actos extraordinarios de la plaza bolívar con motivo a las efemérides patrias, donde el Br. Morales lo organizaba todo, desde los libretos, hasta las diferentes interpretaciones en prosa y en 37


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verso y terminaba recitando “La Silva Criolla”, de Lazo Martí. Puso a funcionar un periódico “Primicias” que hizo por primera vez la promoción para elegir a “Miss Baúl”, que fue de una atracción extraordinaria, donde había múltiples candidatas y al final se impuso Josefita Monasterios, una hermosa mujer, hija adoptiva de Don Faustino Padrón y Amparo de Patrón. Otro hecho que conmocionó a la juventud de aquella época fue la organización del equipo de Béisbol, conformado por dos divisas: Los Rojos y los Azules con sus pitcheres estelares: Rafael Arvelo y Robespierre Figueroa y el short stop estrella El Negro Padronero, (Birragüilla). Era tanta la afición que para 1941, cuando se celebró el campeonato Mundial de Béisbol Amateur en La Habana, el Br. Morales llevó a sus alumnos de 4º, 5º y 6º grado al negocio de Manuel Sánchez, para oír por radio el último partido. Emoción desbordante de nosotros, jóvenes provincianos que apenas estábamos dando los primeros pininos en el deporte rey. Compartimos con los nuestros el out final hecho por José Antonio Casanova y la Victoria del pitcher, el chino Canónico, contra el trabuco cubano y su pitcher estelar Conrado Marero. El Br. Morales emocionado nos obsequio una kolita G y compró una docena de cohetes que hizo estallar al compás del triunfo. Rememoro las excursiones al cerro San Miguel para visitar “La Cueva del Viejo”, donde según la leyenda vivió un viejo solitario, víctima de la lepra. “La Destiladera” situada en los mismos cerros de San Miguel, era otro sitio obligado en las Excursiones que realizaba anualmente la Escuela, allí había una cascada imponente, formando en la caída, un pozo de cierta profundidad de aguas cristalinas y frías. En ese sitio se bañaban los muchachos mayores y las niñas lo hacían en las menos profundas, bajo la mirada de sus representantes. Eso era una tradición que todos los años los días 24 y 29 de junio respectivamente, se trasladara la familia a pasa el día en sano esparcimiento. 38


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Trato de hilvanar en estas crónicas, las anécdotas de mi época escolar, en esa “Nicolás de Castro”, que funcionaba en la calle Sucre cruce con Iturriza, en una casa de Don Pio Jiménez. Mi promoción de 6º grado en el año de 1943 estuvo formada por Luís Rafael Barreto Méndez, Luís Alberto Pereyra Barros, Fernando Herrera La Riva, Santiago León Castillo, OlgaVillegas Izquiel, Nigel Adonis Pinto, Cástor Martín León Adames Y José Antonio Borjas Nieves, los últimos tres son abogados. En este año 2009 sobrevivimos dos, los otros cinco se marcharon donde no se regresa. En 1945 el Br. Morales se puso enfermo de una vieja hernia, que por descuido no se operó. Era la época de invierno, no había médico en el pueblo, no había carretera, no había lancha y por negligencia se perdieron cinco (5) días preciosos. Al final lo sacaron en una canoa con Ramón Blanco como patrón y Lino León de canaletero y en un gesto sin precedentes de bondad lo acompañó Rafael Herrera La Riva, prácticamente del dispensario, en esta odisea contra la muerte. Después de remar durante tres días y dos noches, llegaron al final a San Fernando donde falleció al llegar a la mesa de operaciones, por un estrangulamiento de la hernia. El Lic. Rafael Delgado Borjas, cuando era Supervisor en Apure, hizo todas las diligencias posibles para rescatar sus restos y llevarlos a El Baúl, todo fue en vano. Solo nos quedó el adiós que con mano temblorosa nos hizo al embarcarse en la canoa que lo llevó a la muerte. Por diligencias del prof. Ramón Villegas y el Lic. Humberto Delgado Borjas, una Escuela Básica lleva el nombre de “Iginio Morales”, su actual Directora la Prof. Adilia Castillo. Hoy después de 65 años de su muerte, el recuerdo del Br. Morales sigue permanente en el pueblo, en sus gentes, en sus amigos de entonces, en sus alumnos que son hoy prolongación de sus ideas. Muchos de estos datos fueron aportados por el Prof. Eloy Laya, que vive en Calabozo y tomados otros, de mi libro “Personajes Populares de Mi Pueblo”. Barinas 1984. Edición UNELLEZ. 39


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RAFAEL SILVA O “LINO SUTIL”

Rafael Silva está entre los cojedeños olvidados, fue un gran periodista a nivel nacional y colaboró en los grandes periódicos y revistas de la época: EL Universal y El Cojo Ilustrado, donde sobresalió por su talento. En una oportunidad que escribí sobre su persona, fui injusto porque dije que nunca se ocupó de su tierra, pero después vi sus artículos en El Universal donde recordaba emocionado a El Baúl, su niñez a la orilla del río Cojedes, los platos típicos que preparaba su abuela, los dulces de la cocina llanera, los bailes de postín en la Casa de Alto del pueblo arriba, todo reseñado con el afecto del recuerdo. Se le critica la reseña que hizo del viaje de Castro a Cojedes para el periódico de Gumersindo Rivas en Caracas. Esto no menoscaba su calidad de Escritor. En el año 1956 se creó en San Carlos la Escuela Normal “Rafael Silva”, por iniciativa del Prof. Ramón Villegas, que era diputado a la Asamblea Legislativa. Se escogió el nombre del periodista bauleño y después de esto, cayó de nuevo en el olvido. Rafael Silva o (Lino Sutil), escritor poeta y periodista, nació en el Baúl el 24 de marzo de 1874 y murió en Caracas el 8 de septiembre de 1946 a los 72 años de edad. Desde muy temprana edad se trasladó a Valencia donde comienza su carrera de periodista, trabajando como redactor en los periódicos El Diario, El Eco de las Pampas y El Cronista. Fue corresponsal de varios periódicos de Caracas y sus Crónicas de la visita del Presidente Castro a Cojedes en 1904 fueron altamente reseñadas, algunas en colaboración con Lisandro Alvarado. Los viajes de “El Cabilto” a los Estados Aragua, Carabobo y Zamora, fueron posteriormente publicados en un libro. Colabora en El Nuevo Diario, en El Cojo Ilustrado e ingresa en El Universal a 40


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partir de 1910, con el seudónimo de Lino Sutil y su crónica titulada “Al Margen de la Vida”. Esta crónica duró casi 40 años hasta la muerte del autor. Tomando en consideración la importancia que tuvo su seudónimo, le cambie el titulo a sus escritos por “Crónicas de Lino Sutil”. Héctor Pedreañez Tejo nos dice: “Casi tosa su vida la entregó el periodismo y las letras, excepto en ciertos momentos en que incursiona en la diplomacia, siendo Cónsul en Nazaré” (Brasil). En el Libro Vida Cultural de Cojedes se reseñan sus obras publicadas: Cuentos de Cristal. Tip. Herrera-Irigoyen 1901, Del Natural. Acuarela. Valencia 1899, Viajes del Presidente a Aragua, Carabobo y Zamora. Imprenta Nacional 1904, Nieves y Sol-Caracas Imp. Cojo Ilustrado, Pan y Carne. Costumbres Venezolanas, Güelfos y Gibelinos. Criticas Políticas, Cándida Rosa. Novelín, y Carta a Tía María. Rafael Silva fue colaborador del Cojo Ilustrado desde 1900 donde público más de cuarenta artículos sobre Ensayos, Poesías, Costumbres, etc. Voy a enumerar algunos de ellos: Alejandro Romance (1901), Amor de Antaño (1908), Barcelona España (1901), Camafeo (1901), La Corneta (1910), Como escriben los Escritores, Cuento Chiquitín (1901), Desde aquí (1903), En la Casa de Luís XIV (1906), Expisodios (1906) y Flor de Pascua (1906). Para conocer el estilo de Rafael Silva, veamos el artículo publicado en el “Cojo Ilustrado” en (1907) titulado “Miel y Rosas”. “Yo no sabría decir en cuál antiquísimo museo del reino de Fantasio, leí un simbólico rito nupcia, por el que fue costumbre de antaño, ofrendar miel y rosas a los jóvenes viajeros que se aventuraban en el brumoso país de Himeneo: en el país brumoso de una bruma azul como la del cielo formada de átomos de amor, de partículas de ilusión y de sutiles briznas de esperanza. Miel y rosas son para vosotros, oh enamorados!. Las amarguras y las espinas de la existencia!. Miel y rosas sean para vosotros, la hiel 41


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que mana permanentemente de la esponja infinita de ese sayón a que se llama sufrimiento, y los clavos crueles con que os clavarán en la cruz de la vida esos judíos de todas las edades que son el desengaño y el dolor”. Era el estilo de la época, el romanticismo que imperaba y que los escritores echaban a volar el numen de su inspiración.

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COMANDANTE JUAN JOSÉ DÍAZ Muchos de los próceres que hicieron la independencia, que lucharon durante años en la guerra emancipadora, se encuentran hoy relegados al olvido, ya que algunos de ellos no fueron comandantes de tropas, ni generales, pero estuvieron en primera fila en las batallas de la independencia y regresaron de la contienda a su patria chica, cargados de condecoraciones y heridas a comenzar en una nueva vida. Entre ellos podemos destacar al Comandante Juan José Díaz, nativo de El Baúl donde nació en el año 1800. A los 18 años se alistó en las filas del Centauro, en la Campaña del centro, permaneciendo desde entonces a su lado, hasta 1843, cuando el General Páez entregó el poder (Segunda presidencial) al General Soublette. El Comandante Díaz estuvo presente en varias batallas: en la Laguna de la Patos, en la batalla de Cojedes y en la batalla de Carabobo, en el Regimiento de Caballería de honor al mando del primer Comandante Cornelio Muñoz y el segundo comandante José Laurencio Silva, adscrito a la primera división que comandaba el General Páez. Ahí fue ascendido a Capitán, tenía 21 años. Estuvo en la toma del Puerto Cabello donde perdió un brazo y ascendió a Comandante, siguió a las ordenes de Páez de quien fue se Edecán hasta 1843 en que regreso a El Baúl donde se dedico a la agricultura y a la ganadería, teniendo posesiones en El Baúl y Guadarrama. Se había retirado del ejército “con licencia temporal y goce de suelo, hasta obtener la cédula de invalidez en 1856”. En el año 1846, en la presidencia del general Soublette se suscitó una rebelión en Turén y las Empalizadas, Caserío este último en el cantón Girardot. El General José Laurencio Silva fue llamado por el Estado Mayor General, para que se encargara de la Comandancia General de El Pao y fijó su cuartel general en 43


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El Baúl. Hay una comunicación de fecha 21 de octubre de 1843 donde el General Silva participó al Estado Mayor “que ha dispuesto que el teniente coronel Juan José Díaz, marche con un piquete de caballería con dirección a Guadarrama y con instrucciones de batir a los facciosos que encuentre, cualquiera que sea su numero y posición, recorriendo todos aquellos contornos y recogiendo todos los caballos y elementos de guerra que encuentre a su paso, a fin de evitar que sirvan para los enemigos” ya en comunicación de 29 de septiembre recibida del Estado Mayor, el General Silva le contesta desde El Baúl: “En la comunicación cuyo recibo ahora acuso, me ordena su excelencia llamar al servicio activo al Comandante Juan José Díaz”. Después de esta contienda entre los sublevados de las empalizadas, se logra la pacificación y los alzados de acogieron a la amnistía del Gobierno. El Comandante Díaz vuelve a sus quehaceres en El Baúl y Guadarrama, ahí la tranquilidad de su hogar, en la sencillez de la gente de su pueblo encontró la paz para su espíritu, hasta su tránsito final en Valencia, donde murió en la década de los 60; sus restos se perdieron en el cementerio de la Ciudad del Cabriales. En el libro Historia de las Finanzas Públicas en Venezuela 1858-63 tomo XII, compilado por el Dr. Tomás Enrique Carrillo batalla, Nº 732, publicado por la Academia Nacional de la Historia se establece: Convención Nacional,Valencia 21 de Enero de 1859. Sr. Secretario de Estado en los Despachos de Guerra y Marina:“En la sección matutina de hoy ha aprobado la Asamblea el siguiente informe de la Comisión Primera de Guerra, sobre las solicitudes de los señores Comandantes Juan José Díaz y Orocio Constati le han dirigido reclamando el pago de una acreencia procedente de terceras partes de sueldos que han dejado de percibir. El informe dice así:“La Comisión Primera de Guerra ha examinado la solicitud del Comandante Orocio Constanti, reclamando se le mande a satisfacer la suma de ochocientos veinte y nueve pesos y siete 44


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centavos por pensiones de invalidez que ha dejado de percibir y la del Comandante Juan José Díaz, pidiendo se le mande a liquidar sus pensiones, la tercera parte de sus sueldos que le fueron suspendidos en la Administración de los Generales Monagas. Dada por sentado que sean ciertas las razones en que se apoyan las peticiones, no queda duda de que son acreedores del tesoro de la nación. El secretario de la convención,. R. Ramírez”. En el Concejo Municipal de El Baúl está su retrato, con un informe militar, sus medallas, sus insignias de Comandante, su cabello blanco y su mirada de recia personalidad. Este cuadro se conserva gracias a Diario Villegas que cuando fue Presidente del Concejo Municipal, lo mandó a restaurar. Tuve la oportunidad de conocer a los descendientes del Comandante Díaz, precisamente a su nieto José Manuel Díaz, casado con doña Virginia, que vivía a una cuadra de mi casa y era panadero. Tuvo dos hijas Don José Manuel: Ramona que se casó con Genaro Perera y Carmen con Ricardo Sánchez, ambas no dejaron descendencia y hoy sobrevive esta última, la única descendencia viva del Comandante Juan José Díaz. El retrato fue pintado por mi homólogo y tío-bisabuelo, el pintor bauleño Don José Antonio Borjas, igual que el retrato de Coronel Atanasio Girardot, que se encuentra en el “Club Girardot” de El Baúl.

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EL PERIODISMO EN EL BAÚL: EL TRIBUNO

El Estado Cojedes, en el pasado siglo XIX y el actual siglo XX fue prolifero en cuanto a órganos de comunicación social, decenas de periódicos circularon es esta región, muchas de vida efímera, otros se estabilizaron en el tiempo y tuvieron vida duradera. Generalmente se fundaba un periódico para una determinada campaña electoral para elegir al Presidente de la República, tanto del gobierno, como de la oposición, liberales y conservadores promocionaban a sus candidatos, si el candidato ganaba las elecciones, el periódico estaba hecho y podía subsistir, pero si en cambio perdía, hasta ahí llegaba y dejaba de circular. El Prof. Héctor Pedreañez Trejo, en su libro “Vida Cultural de Cojedes, nos enumera 11 periódicos que circulan en El Baúl desde El Tribuno en 1884 hasta Primicias 1941-43. por considerarlo de valor histórico y para que sirva de bibliografía a los estudiantes de periodismo, voy a nombrarlos uno por uno según la metodología del Prof. Pedreañez. 1. El Tribuno 1884 Director Antonio Peña. Editado en la Imprenta Municipal. Es el periódico más antiguo de El Baúl, el cual se conserva toda la colección en la Hemeroteca de la Academia Nacional de la Historia. 2. El Regenerador 1887. Director Teodosio Estrada. 3. El Giraldeño. 1891. 4. El Obrero Liberal. 1901. Director, Br. Carlos J.Villanueva. 5. La Razón. 1904. Director Dr. Antonio Trujillo V. 6. El Aerolito. 1905. Órgano creado para apoyar la candidatura de Cipriano Castro. 7. La Concordia. 1909. Director Dr. Antonio Trujillo. 46


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8. La Idea. 1921. Director Estéfano González. 9. Aganipe. 1926. Director Francisco A. López Olivares. 10. El Restaurador. 1908. Director Dr. Antonio Trujillo. 11. Primicias. 1941-43. Vocero de la Escuela “Nicolás de Castro” de El Baúl. Director- Redactor, Ramón Villegas. A partir de este último periódico, órgano de la Escuela Federal “Nicolás de Castro” y que tenía como lema: “Al servicio de la Escuela, la cultura y el Terruño”, que yo sepa, no ha circulado más ningún órgano de comunicación social en El Baúl. Dice el Dr. Virgilio Tosta en su Historia de Barinas, Tomo III. “Estudiaremos ahora su Semanario que comenzó a circular en El Baúl en 1884. Se llamaba El Tribuno y era elaborado en la Imprenta Municipal que le obsequio el Presidente Guzmán Blanco al Concejo Municipal del Distrito Girardot, aparecía como Director y Editor de este periódico el Señor Antonio Peña. Se trataba de una publicación de Carácter General, con una lectura interesante y variada. Un Semanario bien impreso, tamaño tabloide, en cuyas páginas se insertaban artículos y notas de índole económica, política, así como asuntos de comercio, comunicados y anuncios”. En el primer número El Tribuno se refiere a la próxima elección presidencial, cuyo candidato era el General Joaquín Crespo, decía en su Editorial: “Preparémonos pues, todos los venezolanos a rodear el digno magistrado que viene a suceder al actual (Guzmán Blanco), demos una prueba más de nuestro patriotismo, de nuestra abnegación y que solo aspiramos a la consolidación de la paz y el triunfo de la noble causa liberal”. Don Teodosio Estrada, intelectual de El Baúl, fue Presidente de la Asamblea Legislativa del estado, comerciante, colaboró en El Tribuno con artículos de arte, filosofía y política, era un hombre polifacético, que construyó la Casa de Alto del pueblo abajo, donde tenía un negocio mercantil llamado: “Casa Estrada Hermanos”. Hay una leyenda sobre la construcción de esta Casa que yo relato en mi libro: “El Pueblo de mis Sueños”. 47


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Así: Fue construida en un gesto de amor por un hombre de letras, como tributo a la mujer amada que se negaba a sus requerimientos. De allí salió la petición: -Me casaré contigo cuando plantes la mejor casa del pueblo, y el hombre de culta reciedumbre comenzó su trabajo que duró un lustro de esperanza. En el artículo denominado “La Paz” que aparece en ElTribuno, don Teodosio escribió: “La Paz ha hecho siempre la felicidad de las naciones. Un país que se habitúa a vivir en guerra, pierde la delicadeza del sentimiento, la bondad del alma, la inclinación a la justicia y el amor al trabajo”. Don Julia Estrada, casó con el musiú Levinson que emigró a Venezuela) específicamente a El Baúl, su hija Ezequiela Levinson Estrada, casó con el General Serapio Borjas, ambos mis abuelos paternos. Esta casa de alto fue vendida a finales del siglo pasado a Don Juan Nepomuceno Nieves y Carlota Terán de Nieves, dueños del hato Piñero (fueron mis abuelos maternos).

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LA CARRETERA DE EL BAÚL

El día 6 de enero, día de los Reyes Magos, en la Iglesia San Miguel de El Baúl, se celebró la santa misa en acción de gracias por el comienzo de los trabajos de la carretera que une al El Baúl con la población de El Tinaco. Fue un acto transcendente que nos quitó el pesimismo y todavía incrédulos nos parecía que no era verdad tanta belleza. Pero ante la evidencia de los contratistas con sus máquinas que comenzaron a trabajar ese mismo día, vimos que la cosa era en serio y un hit para el gobierno de Cojedes y su gobernador Alberto Galíndez. Los bauleños somos regionalistas, amamos nuestra tierra hasta lo más intimo del ser, y cualquier obra de progreso, venga de donde venga, la recibimos con beneplácito. ¡Años de agonía llegaron a su fin!. Recodando este acto me puse pensar a épocas pasadas y voy a tratar de hacer un recuento de lo que significa para El Baúl esa vía que nos une con el centro de la República. El año 1937 marca mi llegada a El Baúl desde la Finca de mis padres, con el objeto de estudiar en la Escuela Federal “Nicolás Castro”. El Baúl en ese entonces era un pueblo incomunicado, sin luz, sin agua, sin cloacas, sin asfalto, pero con inmensos deseos de vivir. Las comunicaciones en invierno eran por vía fluvial a través de los Ríos de Cojedes, Portuguesa y Apure, donde los bongos tardaban 10 días aguas abajo en llegar a San Fernando. El intercambio comercial se efectuaba con productos agrícolas y pecuarios que se llevaban de El Baúl a San Fernando y de allá para acá se traían productos manufacturados y víveres frutos para surtir los comercios bauleños. En verano la comunicación en Valencia, vía Tinaco, era por los malos caminos y se gastaban 12 horas desde Valencia, por 49


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rutas y trochas intransitables que al final iban alisando las ruedas de los camiones. El viaje Tinaco-Baúl era mejor, porque el pasajero iba sentado en los sacos de café, azúcar y harina. El Baúl, Tinaco era peor, porque el camión iba lleno de cerdos y en la troja los pasajeros, con el consabido mal olor de los porcinos y las ramas de los árboles que había que apartar, para evitar perder un ojo. No digamos el problema que significaba trasladarse a Valencia en época de invierno, durante tres días sobre un caballo. Recuerdo perfectamente el viaje que realicé en julio de 1947 para asistir en Valencia a una reunión familiar. Me acompañó Santiago Barreto Méndez y el primer obstáculo fue el caño de Avemaría que estaba crecido y había que pasar en balsas y los caballos nadando cogidos de la brida. Llegamos el primer día a La Segoviera de Don Ezequiel Rojas, la posada, que con tres bolívares teníamos derecho de comer y pasto y maíz para el caballo. La segunda etapa culminaba en la Chivera y el tercer día se llegaba a El Tinaco, una odisea digna de contar. En 1950 se comenzó la carretera Tinaco-Baúl y fue inaugurada en marzo de 1952, con la presencia del Constructor Benjamín Story, que a pesar de no ser ingeniero hizo una obra de buena calidad y diseñamiento. La fiesta se celebró en el club social Girardot con un acto de las fuerzas vivas y con asistencia del gobernador Dr. Aldo Novellino. Se le entregó una placa y una medalla de oro puro al constructor, como un reconocimiento a su obra y el agradecimiento del pueblo de El Baúl, la mayoría de su gente antiperezjimimenista. Ese día dio una tregua y asistió a los actos, pues era una obra de beneficio colectivo. La carretera era de tierra pero muy buena, no obstante que se llegaba cubierto de polvo rojo, era un alivio; hora y media de Tinaco-Baúl, cuando antes gastábamos tres días a caballo; respiramos tranquilos. A partir de 1985 comienza la carretera a deteriorarse y estos últimos 16 años 50


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ha sido de calvario de los bauleños. Por fin parece que salimos del túnel y conseguimos luz. La carretera es un hecho, pues esperamos que se concluya en estos cuatro meses de verano y no ocurra como otras veces que han tenido que paralizar los trabajos por la entrada de las aguas, con el consiguiente deterioro de las obras. El Baúl es un pueblo agradecido que jamás olvidara la terminación de esta vía tan importante para su desarrollo.

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ARÉVALO CEDEÑO Y LA TOMA DE EL BAÚL

General Emilio Arévalo Cedeño (Valle de la Pascua 18821965), telegrafista, guerrillero y opositor de Gómez. Invadió siete veces a Venezuela, nunca gano una batalla, ni presentó combate al enemigo, siempre fue derrotado; invadía por la frontera llegaba hasta El Guárico y de ahí se desplegaba y otra vez a la frontera. En 1914 con apenas 40 hombres se alza contra Gómez en la Plaza de Cazorla y pronuncia su grito de guerra: “Viva la Libertad”, muere el tirano Gómez. “La única hazaña que merece ser contada y que le dio gran prestigio fue la tercera invasión a Venezuela en 1921 con solo 123 hombres”. Después de 27 días de navegación por el río Casanare, Meta y Orinoco, pudo llegar a San Fernando de Atabapo, capital del territorio Amazonas donde gobernaba el temido criminal Tomás Funés, a quien apreso y sometió a Consejo de Guerra, que lo condeno a muerte, ordenando su ejecución en presencia de guerra, los habitantes de poblado un día treinta de enero de 1921”. Paso Arévalo Cedeño parte de su exilio en Colombia y las Antillas y regresó en 1936 a la muerte de Gómez. En el año 36, el General Arévalo Cedeño, fue nombrado diputado al Congreso Nacional por el Estado Guárico y 1937 López Contreras lo nombro presidente de su Estado Natal. En 1965 ya anciano y pobre murió en Valle de la Pascua este guerrillero que a pesar de sus equivocaciones luchó contra la dictadura Gomecista. En el boletín Nº 59 del Archivo Histórico de Miraflores hay una carta del General J. F. Irazábal Rolando al General Juan Vicente Gómez donde le presentaba toda la información sobre la persecución que le hizo al revolucionario General Emilio Arévalo 52


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Cedeño, la cual comenzó en Calabozo el 18 de noviembre de 1921 y concluyó el Elorza el 14 de diciembre del mismo año. En esta cuarta invasión a territorio venezolano, el guerrillero guariqueño partió desde la frontera con Colombia y avanzó hasta las tierras del Guárico. En el informe al Presidente Gómez del General Irazábal dice: “En persecución del faccioso Arévalo Cedeño, mi campaña la realicé en tres expediciones así: primera Expedición Calabozo-El Baúl. Segunda Expedición El Baúl-Arismendi-El Samán-Elorza”. Comienza la persecución sin ninguna batalla o escaramuza,Arévalo huía e Irazábal le pisaba los talones con 153 hombres bien armados que le acompañaban desde Calabozo. Continuemos con la Carta del General del Gobierno “Mandé mi infantería sobre el hato Piñero, pero el enemigo había salido en la madrugada del día 20, Arévalo y sus cuatreros siguieron para El Baúl, y a las seis de la tarde proseguí con el resto de la gente de caballería y llegue a Piñero a las 11 de la noche. El día 22 a las tres de la mañana proseguimos a la marcha y a las cinco de la tarde llegamos a San Miguel, pasé el río Cojedes y ocupé inmediatamente a El Baúl, que encontré solo por haberlo abandonado los facciosos a la siete de la mañana de ese día”. El pueblo se encontraba consternado, los comerciantes obligados a prestar su dinero y sometidos a vejámenes, conozco muy bien la historia que me contaron posteriormente mis familiares. El General Irazábal sigue contando: “El General Arévalo llego a El Baúl el domingo noviembre a las 8 de la mañana, con numerosas brigadas de bestia que iba recopilando en el tránsito. Del Hato Piñero (de las Nieves) y El Barbasco (de los Iturriza) se llevaron 60 bestias, además 40, propiedad de Ud. (Gómez). Cayeron sobre la población en el instante en que la gente celebra la misa y tan inesperadamente, que no hicieron nada para impedirle el paso por el río. Al Jefe Civil del pueblo Julio Ramón Montenegro, lo hicieron preso en el corredor de su casa, impuso un empréstito a los comerciantes y 53


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cometió toda clase de coacciones, calculándose en 30.000 pesos el monto de los atropellos”. El Dr. Arcay Presidente del Estado, puso a las órdenes de las tropas del gobierno “al general Rafael Mejías, valiente guerrillero y conocedor a fondo del terreno y la montaña, quien lo acompañó hasta Arismendi”. Esta fue la triste toma de El Baúl, Arévalo tenía más de 300 hombres, el gobierno 150 y en vez de presentar batalla huyo a la selva de Turén, llevándose los caballos, el ganado y el dinero de los ganaderos de El Baúl. Consecuencia: Muchos ganaderos quebraron, porque se llevaron los caballos, el ganado y dinero que tenía para cumplir sus compromisos y tuvieron que hipotecar sus hatos. Caso muy conocido del Hato Piñero del Juan Nepomuceno Nieves, que perdió el hato acosado por los acreedores y el gobierno del Estado que amenazó con La Rotunda sino hacían la transacción. Este episodio lo cuento en mi libro: “Personajes Populares de mi Pueblo”.

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EL GENERAL RAFAEL A. MEJÍAS Y LA REVOLUCIÓN DE QUEIPA

El General Rafael A. Mejías, bauleño, militar y político, revolucionario en las Contiendas del pasado y presente siglo, de gran valor personal y don de mando, estuvo presente en toda la campaña encabezada por el General José Manuel Hernández, “El Mocho”. El Dr. Vicente Lecuna, historiador, bolivariano, escribió un libro muy interesante titulado: “La Revolución de Queipa” donde describe toda la odisea del Mocho desde su salida deValencia disfrazado en el vagón de un tren, hasta que fue preso por el General Ramón Guerra. Esta “Revolución” estalló el 2 de marzo de 1898 y nos describe las marchas y contramarchas de Mocho por Cojedes y Portuguesa, hasta la “Mata Carmelera” donde murió Crespo”. Vamos a destacar la importancia que tuvieron en esta campaña dos cojedeños: El Baúl Alfredo Franco, quien se sumo a las tropas del Mocho en Tinaquillo y el General Rafael Mejías, militar de tabaco en la vejiga y gran valor personal, que se le incorpora en su hato de Tirado, con 30 jinetes de caballería bien armados. Los Generales Franco y Mejías tuvieron una actuación especial en la acción de la “Mata Carmelera” y fueron citados en la orden del día y posteriormente en tierra deYaracuy, cerca deYaritagua, mandando las avanzadas del Mocho; esto Generales cojedeños arrollaron las tropas del gobierno. El Mocho después de la Mata Carmelera, una vez que había matado al tigre, le tuvo miedo al cuero y en vez de avanzar hacia Caracas se desplegó a las tierras de Lara donde fue hecho prisionero por las fuerzas del gobierno. El General Rafael Mejías se retiró a su Hato de Tirado, 55


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donde siguió atento a la política nacional y regional y cuando era Presidente del Estado, el Dr. Guillermo Barreto Méndez, fue nombrado Jefe Civil de El Baúl, hasta la muerte de Gómez. El General Mejías era un hombre de carácter infundía respeto y le tenían miedo los que estaban al margen de la Ley. Le gente que lo conocía en esa época dice que no atropelló a nadie, simplemente “Los carajeaba” y era corriente decir, “anda derechito porque el General no solo te va a carajear, sino que te puede planchar “. Prueba de que fue un hombre bien, lo vemos en 1936, cuando un grupo de ciudadanos de San Carlos, le pidió al Presidente General López Contreras que lo nombrara Presidente del Estado Cojedes. El telegrama dice así: “San Carlos 15 de febrero de 1936. Señor General Eleazar López Contreras. “Como un patriota e hijos del pueblo cojedeño protestamos ante Ud., con el respeto debido contra aquellos empleados del régimen pasado que piden al Señor Evencio Luque para que continúe rigiendo los destinos de esta Entidad Federal; nosotros los aquí firmantes gremio de obreros, criadores, agricultores, y comerciantes queremos que Ud, nos mire con ojos de piedad y nos honre en nombrar al Señor General Rafael Antonio Mejías, El hombre de Cojedes para Presidente de este Estado, hombre honrado y de grandes meritos sin manchas y de reconocida reputación y valentía. Ya los pueblos de El Baúl y Sucre le hicieron hace días su petición a Ud., y nosotros los que conocemos los méritos de este hijo de Cojedes, esperábamos el momento oportuno para también hacerle esta justísima exigencia patriótica. En espera de Ud., atenderá nuestra justa manifestación, rogamos al Todopoderoso le de larga vida para ver así enrumbaba hacia la cima de progreso a nuestra querida Venezuela. Somos de Ud., leales compatriotas”. El 15 de marzo de 1936, en un telegrama, el General López Contreras, recomendaba al señor José Rafael Rotondaro, Presidente del Estado, al General Rafael Mejías para dirigir la Guarnición 56


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Militar, así dice:“Estimado amigo. De acuerdo con las instrucciones que di a Ud., de utilizar al General Rafael Mejías como elemento de orden y motivo para el desempeño de misiones especiales organizadas a restablecer la normalidad de Estado, controlando y dominando las actividades de los grupos merodeadores que atacan la propiedad, me complace decirle que el General Mejías me ha ofrecido colaborar en todo con Ud., a fin de sostener el orden y la paz dentro de los principios legales y que a tal efecto le ha constatado la misión de confiar una guarnición que habrá de establecerse con carácter permanente en esa jurisdicción la mitad en San Carlos y resto distribuido entre aquellas localidades si las circunstancias así lo requieren. Juzgo oportuno ratificarle con esta misiva mis recomendaciones a favor del General Mejías en la seguridad de que marcharán estrechos de acuerdo para el cumplido éxito del plan de organización a que me refiero. E. López Contreras”.

Nota del Autor: El general Mejías era el padre del Dr. Etanislao Mejías.

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EL RÍO PORTUGUESA

Por su extensión y caudal, el Portuguesa es el río más importante del Estado Cojedes. Nace en la frontera con el Estado Lara, atraviesa el Estado Portuguesa y penetra en Cojedes de Oeste a Este por el Municipio Girardot, más allá de la Olmita, los Pelao, La Capilla y las Montañas de Turén. En su recorrido por nuestra región va recibiendo el agua de sus afluentes: el Cojedes (a 20 kms., de El Baúl), Guanarito, Guanare, Igûez, Pao y desemboca en el Apure cerca de San Fernando, Guadarrama, La Unión Camagúan, son pueblos que circundan sus riberas. El Portuguesa es un río de aguas terrosas, de gran torrente en el invierno y con chorreras veraniegas, inmensa vegetación, grandes palmeras y sabanas, donde el mangle que se inclina sobre el agua, es el vigía perenne de sus sueños. Conozco muy bien mi río, cada vuelta, cada rugido, desde la desembocadura, en la Boca o en la confluencia con el Cojedes, hasta los samanes del paso sanmigueleño de El Baúl, trayecto éste que surqué muchas veces en los primeros diez años de mi infancia, en canoa o en bongo navegando en sus riberas. A sus orillas, mis padres tenían una finca ganadera y una hacienda de caña para fabricar panela y papelón. Nueve kilómetros del río era el norte de mis años juveniles, lo obsesión mi razón de ser. La primera visión de mis ojos más allá del regazo materno. Cuantas veces sentado en el tronco de un árbol, en un atardecer cualquiera, cuando el sol se movía en lontananza, se me iba lo mirada, tras el azul silente de sus aguas. Los carameros de palo, con los pájaros subidos en sus ramas, eran los pilotos de barcos imaginarios, eran los trenes que surcaban los rieles de lo noche. El Portuguesa con sus aguas terrosas en invierno y claras en verano, 58


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formaban parte de mi propio ser, se incrustaba en lo más hondo del subconsciente y afloraban de vez en cuando a las ideas. El río lo era todo para nosotros pobres náufragos de una ínsula perdida: EL agua para tomar, el pescado para alimentarnos, el medio de comunicación con la ciudad, el riego de la vega, el liquido que apaga la sed veraniega del ganado, el paisaje que alimenta el alma. He sentido en lo más profundo de mi espíritu la tragedia que embarga al Portuguesa en el día de hoy, manos criminales han desviado su cauce; 60 kilómetros de río son hoy caparazón vacío, lleno de arena y piedras. 12 comunidades y tres mil personas se quedaron sin agua, los pescadores enterraron sus anzuelos y atarrayas, los conucos se quedaron solos y el ganado huye buscando un refugio para su sed. Es aspecto dantesco a nuestros ojos, un crimen ecológico sin presidentes. Me decía un anciano de El Baúl, pecador antiguo en sus riberas- que el terraplén desvió de aguas hacia el Igüez y el río se irá secando paulatinamente. El Puerto José Laurencio Silva de El Baúl, será el más afectado así como las fincas ribereñas del Sur del Distrito. No hay derecho a alterar el curso natural de las aguas. Hay que hacer una cruzada para defender nuestro río. Sabernos que el gobernador del Estado se ha movido en todas las instancias, para terminar con este desastre ecológico. Peter Taffin desde sus emisoras ha tomado la defensa del río, como una cosa personal y ojalá los cojedeños tomemos conciencia de este grave problema y nos unamos todos de este grave problema y nos unamos todos para defender una causa justa, como es defender el río Portuguesa. Para terminar voy a copiar el canto XV de mi libro “El Pueblo de Mis Sueños”, el poema “El Río Portuguesa, como un desagravio a este río de mi obsesión: El río Portuguesa. Llega de lugares ignotos de tierras rojas y plomizas 59


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donde el crespúsculo es un dedal de oro que se enreda en la melena de la noche. Su nombre es una tradición de siglos que se encajo en el hilo de su curso, y fue voz de perenne sentimiento en la lágrima oscura del adiós. Erguida, de lusitano ancestro de melena color de las palmeras surcaba en su bongo de sus sueños el río de larga vestidura. Pasaron años sobre las crestas de las aguas que se mecían al titilar de las estrellas y la bella mujer de líneas imprecisas divisaba el espacio señero de su entorno. Llegó la tragedia de designios oscuros y la portuguesa de rubia cabellera cayó al río, y se la trago inmisericordemente. El recuerdo se vistió de violetas y el pueblo que es la voz de Dios llamó al río de larga cabellera: Portuguesa, que se fue por recónditas regiones y le dio el nombre al Estado que circunda nuestros aledaños. Pasa tranquilo lamiendo la espalda de mi pueblo conozco sus rugidos, conozco el verde de su entraña, porque estuve 10 años en sus orillas hilvanando estos recuerdos en la sombra serena de la angustia.

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CARMELO SALAZAR, HA MUERTO

El 21 de septiembre de 1998, el primer día de otoño y a la edad de 74 años, se apago la vida de Carmelo Salazar. Su corazón enfermo no resistió más el golpe que se llevó el último suspiro terrenal para perderse en a eternidad del ser. El eco trastorno la sombra, subió por las pasarelas del tiempo, llegó a la cima del Tiramuto, bajo las galeras de El Pao, se confundió con los llanos de Paraima y llegó en su carruaje de sueños a la confluencia Sanmigueleña. El sonido de su voz tomó fuerzas para pasearse por la calle de Los Placeres, seguir su rumbo por la calle real hasta llegar a la casa de los Iturriza, para encontrarse con las raíces telúricas de sus ancestros. ¡Carmelito Salazar ha muerto!. El pequeño gigante de la oratoria, el hombre de verbo contundente, de la sonrisa a flor de piel, el del chiste oportuno en las Tertulias familiares, el amigo fraterno, se fue con paso firme por los caminos de la eternidad. Emoción le causaba la copla que siempre le recitaba: Por los llanos de Cojedes la luna nace en Paraima nadie sabe donde llega ni donde el cielo se acaba. Si Carmelo, donde le cielo se acaba al confundirse con el cenit del horizonte, donde llano y palmera ponen un rocío de luz en penumbra, allá se confundirá tu alma con la beatitud serena de los dioses. Hoy recuerdo con tristeza y alegría tus bodas de oro que celebramos este año en Tinaco al calor de tus amigos. En un 61


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romance improvisado, hecho a la ligera te decía esa noche: El Baúl te dio la vida Tinaco la inspiración Caracas sabiduría San Carlos fue la emoción. Recuerdo cuando la luna por Paraima se recrea el paisaje que la crea en el azul infinito, en este cielo bendito, bendito por lo que sea. Carmelo Salazar nació en El Baúl el 22 de julio de 1924, en la Casa de Alto del pueblo arriba, que era propiedad de su padre, Don Jesús Salazar Olivo; esa Casa histórica, albergue en oportunidad de dos presidentes (Guzmán y Crepo), todavía sigue de pie en sus cimientos buscando una mano amiga que la rescate del olvido. En esa casa enterró su ombligo al pie de un tamarindo y a los nueve días hubo un bautizo de postín, donde sirvió de padrino otro bauleño de guáramo, oficial del Mocho Hernández y Jefe Civil Distrito, como lo fue el General Rafael Mejías. En 1938 conocí a Carmelo, como alumno del Br. Morales en la Escuela Federal Graduada “Nicolás de Castro” de El Baúl, donde comenzó su formación cultural y humana. Era un niño despierto, inquieto, soñador y aplicado en sus estudios, buen lector, amigo de las chanzas y las juergas y contestario siempre, que exasperaba a veces al Director por sus causticas preguntas. En 1940 se marcho a Caracas, siendo un joven provinciano y campuroso que entró al Liceo Andrés Bello a estudiar secundaria. Estuvo en el Nuevo Circo el 13 de septiembre de 1941, cuando 62


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se fundó Acción Democrática y desde ese momento entró en la política hasta el último suspiro. En 1945, fue enviado por Betancourt a fundar A. D, en Cojedes y ahí se agigantó su estatura como orador de masas en las grandes concentraciones. Después diputado a la Asamblea Legislativa en dos oportunidades, diputado al Congreso Nacional, Presidente de la Asamblea, parlamentario y tribuno de palabra incendiaria. Hoy esta muerto, Peter Taffin su amigo fraterno dijo en su oración fúnebre en la Radio San Carlos: “Amó a su pueblo El Baúl, a sus ríos, sus sabanas, sus cerros hasta la eternidad, hizo en su corazón un baúl de recuerdos imborrables. Carmelo Salazar es un ejemplo de honestidad y dignidad cojedeña”. Sobre su tumba recién abierta yo esculpiría los versos de Miguel Otero, dedicados a Andrés Eloy, que cuadran perfectamente en este bauleño de corazón de luz: El coro estremecido a llorar su muerte vengo con el agua que no tengo, con las perlas que más cuido. Era cual el valle ardido que sin lluvia florecía; era cual mar bravía con una estrella en el fondo; y era bueno como el día.

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LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE EL BAÚL

San Miguel de la Boca del RíoTinaco fue el nombre primigenio con lo que bautizó el padre Capuchino Fray Pedro Villanueva el 1º de mayo de 1744, cuando lo fundara en la confluencia de los ríos Cojedes y Tinaco. Hay permaneció varios años en los terrenos del Conde Tovar, cuando se dieron cuenta que era imposible su expansión a la costa de un cerro y frente aun río, porque sería un pueblo de una sola calle. A raíz de la fundación se construyó la Iglesia de bahareque con techo de palma y piso de tierra y se ofició la primera misa el 14 de mayo de 1744. Posteriormente el pueblo fue trasladado a la margen derecha del río Cojedes, aguas arriba, donde se encuentra en la actualidad. En 1778, con 34 años de fundado, el pueblo tenía 226 almas y en las inmediaciones había 60 familias de blanco, mestizos y pardos, con casas, labranzas y hato de ganado. El padre Villanueva permaneció 32 años de párroco de San Miguel, hasta 1776 en que murió “enfermó y achacoso”. El obispo Martí visitó El Baúl el 22 de marzo de 1781 y nos describe de una manera gráfica el recorrido que hizo de El Pao a El Baúl, con las diferentes incidencias de la topografía del terreno; he aquí lo que dice: “Día 20 de marzo de 1781, salimos del pueblo o villa del Pao a las dos y media de la madrugada, y llegamos a las siete y media al sitio llamado Carriscal, distante seis leguas. Día 21 de marzo salimos de Carriszal a las siete de la mañana, y llegamos a las dos de la tarde al sitio llamado Caño Seco, hato del Conde Tovar, de Caracas, distante nueve leguas. Día 22 de marzo de 1781, salimos de Caño Seco a las dos y media de la madrugada, y llegamos a las once a este pueblo de San Miguel de la Boca del Tinaco, alias El Baúl, distante cerca de diez leguas. Todo el camino desde el Pao 64


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hasta acá es bueno, a excepción de algunas cortas distancias o de algún cerrito pedregoso, de algunos terrenales o de algunos caños y pasos del río Pao; y los ríos del Pao, unido con el río del Tinaco, y del (sic) río de Cojedes, unido con el de San Carlos, se pasan juntos ya estos cuatro ríos inmediatamente a este pueblo”. El Obispo Martí en su relato de vida pastoral a El Baúl, describe detalladamente la Iglesia de San Miguel Arcángel de la manera siguiente: “Esta Iglesia es bajo la invocación de San Miguel Arcángel de la Boca del Tinaco. Esta cubierta de teja, sus paredes, de tapias y de adobes, cubierto de cañas el cuerpo, pero la Capilla mayor está cubierta de una bóveda de tablas pintadas, que no está mala. El retablo mayor está aseado. En su nicho principal está colocada la imagen de Nuestra Señora del Amparo, de bulto, vestida, y en el nicho colateral de la banda del Evangelio está colocado San Miguel Arcángel, de estatura, y en el otro nicho colateral de la banda de la Epístola está colocada la imagen de San José, también de escultura. La sacristía tras del Presbiterio, está mediamente ornamentada. No está colocada su Divina Majestad, y solamente en tiempo de Cuaresma, en aquellas fechas en que las gentes cumplen con los preceptos anuales, está el pixis con hostia (y óleos) consagrados. Tiene custodia buena. Tiene Coro alto, y el cementerio está (en la plazuela) delante del pórtico de la Iglesia. Hay pila bautismal. A más el altar mayor, hay un altar a la banda del Evangelio y otro a la banda de la Epístola, en el cuerpo de la Iglesia. Las paredes colaterales del Presbiterio están pintadas con los cuatro doctores de la Iglesia.Todo está muy aseado y mejor de lo que suelen estar las Iglesias de estas misiones”. Desde su fundación pasaron a El Baúl diferentes sacerdotes que se encargaron de la Iglesia de San Miguel Arcángel. En 1778, estuvo de párroco Fray Fernando de Sevilla, misionero de Cunaviche. Fray Juan Bautista de Málaga que vino de Agua Blanca. En 1796 era misionero de El Baúl Fray José de Cazalla. En 1802 el 65


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cura Bachiller José Damián Acosta hizo la matricula del pueblo que contaba para entonces con 2.026 almas. Para 1810, cuando se inicio la independencia, El Baúl seguía siendo un pueblo de la provincia de Caracas y sometido a Vicariato de San Carlos. Para 1827 la Iglesia de El Baúl se encontraba en lamentable estado, por tal motivo la facultó al padre Juan Vicente Cisneros para hacer las reparaciones. Esta Iglesia estaba fuera del poblado en la falda del cerro del Calvario a unas seis cuadras de la Plaza Mayor. En vista del deterioro se resolvió entonces hacer una nueva Iglesia y por autorización del Arzobispo Ramón Ignacio Méndez, comenzó la construcción en el sitio donde está actualmente. Con el tiempo la Iglesia de San Miguel ha sido despojada de sus vitrales y sus tallas religiosas más importantes.

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EL BAÚL, HISTORIA DE UN PUEBLO

La historia de Barinas en cinco tomos, del Dr.Virgilio Tosta, es una obra extraordinaria para los investigadores de esta región (que anteriormente formó parte del gran Estado Zamora). En ella hay importante material referente a nuestro Estado, que posteriormente iré comentando. Hoy vamos a seguir hablando del libro “El Baúl, Historia de un Pueblo”, del mismo autor. Continuando el artículo anterior que hablaba de “Algunos de mis Recuerdos”, helos aquí: “Y los paseos familiares y los juegos de salón, magníficamente organizados por doña Rafaela de Díaz, maestra inteligente y hermoso tipo de mujer. Las misas de aguinaldos, con profusión de fuegos artificiales, villancicos en el coro de la Iglesia, café caliente y arepitas, y locas campanas desatadas despertando a los pobladores. Veladas artísticas, a base de ingenuos dramas, verso de Abigail Lozano,Tomas Ignacio Potentini, Elías Calixto Pompa, Julio Flores y Amado Nervo; con jóvenes cantantes que remedaban a los charros mexicanos y a los gauchos argentinos. La obligada concurrencia, todas las noches, en las casas de Félix Padilla y del compadre Manuel Sánchez (de las primeras personas que adquirieron radios en El Baúl), para escuchar los programas de noticias, las comedias de Ana Teresa Guinán y el desfile de cantantes internacionales de la Caravana Cámel. Los viajes de Valencia, sobre las “trojas” de camiones cargados de porcinos, con estancia en la Yagua, en la posada de Ezequiel Rojas, propicia para disfrutar del sabroso hervido de gallina, como para el descanso necesario. Los baños en el río Cojedes, en traje de Adán y a ocultas de 67


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la familia, con riesgos de que los feroces caribes nos mutilaran los dedos o nos arrancaran cierto órgano colgante, cuyo nombre no es preciso mencionar. Cuando Rafael Ramón, aunque analfabeto, pero con una memoria extraordinaria, recitaba discursos enteros de varones ilustres, o extensos poemas, con una voz nerviosa y atropellada que no sabía de puntos ni de comas. Cuando don Carlos De Bona, con su medida figura arriscada, daba rienda suelta a su fantasía, en tertulia de amigos, y contaba sus juveniles aventuras en Italia, su tierra nativa, sin olvidar sus “devaneos” con cierta dama de la Realeza”. Las divertidas excursiones al Calvario, en pos de guayabitas de cerro. Las diarias visitas a la casa de los Trestini, donde nos esperaban acogedores chinchorros, siempre colgados en los corredores. Aquellos carnavales. Con disfraces callejeros y populares batallas de agua. Con desafíos acuáticos entre las familias. No es posible olvidar aquellas escenas, en que las muchachas, durante la refriega, parecían fierecillas despeinadas, y cuyos vestidos empapados y adheridos a la piel, trasparentaban las graciosas formas de sus cuerpos. Pues ha tenido siempre El Baúl fama de ser lugar de mujeres hermosas. Merecida fama que una copla popular expresa así: San Fernando Pa´ las lanchas, Camagúan pa´ las maracas Guadarrama pa´ las maracas, Guadarrama pa´ las niguas y El Baúl pa´ las muchachas. Punto Final. Al poner fin a esta pequeña historia de El Baúl,experimentamos, una gran emoción. Es como si hubiéramos pagado una vieja deuda. Una deuda de cariño y de gratitud, para con el pueblo que nos 68


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recibió con sus brazos abiertos, cuando salimos del amado terruño barinés que nos vio nacer. Estas páginas publicadas 33 años después de habernos venido a Caracas prueban que no hemos olvidado a El Baúl. No es fácil olvidar lo que se ha querido entrañablemente. No es posible borrar de la memoria a las personas y a las cosas que nos hicieron realmente felices en alguna etapa de la vida. Así lo confesamos a la altura de nuestros cincuenta años, contentos, casi orgullosos.Y no puede ser de otra manera. Porque es agradable envejecer con hermosos recuerdos, y con la seguridad de que siempre estaremos cerca de las personas y de las cosas a las cuales verdaderamente hemos amado”.

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SI LADRAN ES PORQUE CAMINAMOS

Comienzo mi artículo con este Epígrafe, de una frase del gran escritor español Don Miguel Cervantes y Saavedra, que será en adelante, la identificación de mis artículos. Estas sibilinas palabras las dijo Don Quijote a Sancho, cuando los envidiosos, mantenidos, alcohólicos, inmorales, fracasados, sisadores, malandrinos y rufianes, quisieron ensuciar su limpia trayectoria: “Si ladran Sancho, es porque caminamos”. Hecha esta pequeña introducción, voy a comenzar el artículo sobre los 250 años de la fundación de El Baúl, fundada el 1º de mayo de 1744 en la confluencia de los ríos de Cojedes y Tinaco. Se encuentra situado al Sur del Estado Cojedes a 137 Kms,de San Carlos y a 60 Kms, de Arismendi. Se comunican en invierno por los ríos Cojedes, Portuguesa, Guácara y Apure con Guadarrama, La Unión, Camagúan y San Fernando. El Municipio Girardot cuya capital es El Baúl, tiene una parroquia foránea que es Sucre (antiguamente se llamó “Los Menuditos”), es el de los menos poblados del Estado, en el censo de 1990 tenía una población de 9936 habitantes, es decir que el crecimiento ha sido lento, debido a que la mayoría de la gente emigra a San Carlos y Valencia, en busca de trabajo y oportunidades que no encuentran en su lar nativo, su fundación como dije fue iniciada el 1º de mayo de 1744, es uno de los pocos pueblos que tiene Acta de Fundación expedida por el mismo fraile el 20 de diciembre de 1745. Fue una tarea ardua y difícil la fundación de este pueblo, con los ríos crecidos, la plaga que atacaba inclemente y en un descampado donde era imposible guarecerse salvo debajo de la copa de los arboles. Eso no fue obstáculo, ni menguo la voluntad de hierro de aquellos hombres: “Padre de la Patria Vieja” como la 70


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llamó Guillermo Morón. El fraile relata su odisea: “Salí del pueblo y misión de nuestro sacrificio Padre San Francisco de Cojedes el 20 de abril de 1744, con 33 familias y 150 almas, todos los más de la nación Guaiguira, con algunos güires y achaguas, para el sitio de esta fundación en cuyo viaje gaste 10 días de padecimiento por el río por donde venían dichos indios embarcados, muchos trabajos e incomodidades que no admiten ningún reparo. Habiendo llegado al sitio de dicha fundación hallé que tenía todas las conveniencias que para el pueblo de indios se requiere y manda el rey nuestro señor, así en aguas abundantes donde prolifera el pescado cotidiano alimento de los indios, como tierras y montañas para la labranza por lo que determiné hacer fundación y la comencé el 1º de mayo del mismo año con el nombre de “SAN MIGUEL DE LA BOCA DEL RIO TINACO”. Virgilio Tosta dice: “Para 1758, la misión de San Miguel constaba de 307 almas de ambos sexos. El pueblo posteriormente fue trasladado de la margen izquierda del Tinaco a la margen derecha del Cojedes, donde actualmente se encuentra” y comenzó a llamarse El Baúl, quizás debido a que estaba enclaustrado entre dos ríos y dos cerros. San Miguel todavía persiste y es el Caserío que está en la originaria fundación. Su fundador había nacido en 1709 en España, era un fraile capuchino de decisión y temple que tenía 35 años, cuando fundo el pueblo y se quedó para siempre hasta su muerte, “enfermo y achacoso” en 1774: fueron 30 años que entregó con devoción, con oficio de alfarero a formar, moldear y demarcar la estatura de su creación y hoy después de 226 años de su muerte, no le hemos rendido tributo a su memoria. El Baúl pertenecía a la provincia de Caracas o Venezuela, en 1824 pasó a ser parte de la provincia de Carabobo y del Cantón de El Pao. Es a partir de 1844 cuando este Cantón estaba formado por El Pao y El Baúl y tenía una población de 19.261 habitantes. Por Decreto del Congreso de la República del 3 de mayo de 1845 fue creada la provincia de Cojedes, con los Cantones de San Carlos, 71


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Tinaco y Pao y fue su primer Gobernador el Comandante Pedro Manuel Figueredo y así permaneció Cojedes como provincia hasta 1856 en que se declararon vacantes todas las gobernaciones de la República, según lo anota Guillermo Tell Villegas, que gobernó esta provincia a partir de esa fecha. Por considerarlo de verdadero interés histórico voy a transcribir textualmente este Decreto: “El Senado y Cámara de Representantes de Venezuela, reunidos en Congreso, Considerando: que la diputación Provincial de Carabobo en sus sesiones de 1854, excitó al Congreso de la República y le recomendó la conveniencia de erigir en Cantón las parroquias de El Baúl y Sucre, correspondiente hoy Cojedes. Decreta:Art. 1º: Se crea en la Provincia de Cojedes un Cantón compuesto de las parroquias El Baúl y Sucre, que empezará a existir a partir del 1º de mayo próximo. Su cabecera será El Baúl y llevará el nombre de Girardot. Art. 2º: Los límites de este Cantón serán los mismos que tienen las parroquias que lo componen, excepto con el de El Pao, agua arribas por este hasta que se desprende el Caño San Jerónimo y desde este punto, línea recta hasta el nacimiento del río Chirgua. Art. 3º: EL Consejo Municipal del nuevo Cantón constará de un Presidente, el Procurador y cinco concejales, mientras, la diputación no altere este número. Dado en Caracas a los veintiocho días del mes de marzo de 1856. Cúmplase: José Tadeo Monagas, Presidente: El Dr. Guillermo Tell Villegas que fue el gobernador de la provincia de Cojedes, en su mensaje erigido a la Asamblea Legislativa en 1856 decía:“Desde ahora El Baúl con su puerto, con las actividades de comercio, con su abundante población, con su cría, con su agricultura y con sus riquezas diariamente en crecimiento es un pueblo de grandes esperanzas y de su extenso porvenir. Para que tengamos una idea de la importancia de nuestro pueblo, para esa época llegaban vapores de gran calado procedentes de Ciudad Bolívar, con la champaña y el Brandy francés, vestidos de la moda de Paris, mármol de Caracas traído de Italia”. 72


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El próximo 1º de mayo comienza la celebración de los 250 años de la fundación de El Baúl, mi pueblo, que culminara el 1º de mayo de 1994. Es hora que el alcalde del Municipio Girardot y demás autoridades nombren una comisión que se encargara de organizar los actos de tan extraordinaria fecha. es motivo para que ese día los bauleños donde quiera que se encuentren, regresen a su solar nativo y bajo los samanes de la Plaza Bolívar recordemos con fe en el porvenir y el destino de nuestro pueblo. Pequeño y humilde pero grande en el corazón de sus hombres.

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LA PLAZA BOLÍVAR DE EL BAÚL

Sabemos que los españoles cuando fundaban una ciudad, villa o pueblo, l primero que hacían era trazar un cuadro que después sería la Plaza Mayor, teniendo cuidado de situarla en el centro de la población. Alrededor de la Plaza se iba levantando los edificios de las autoridades civiles, fundadores y los notables. Así en El Baúl, en cada una de las esquinas se construyó: La Iglesia, el Ayuntamiento, el Gobierno Civil y la sede del Teniente Gobernador Civil y la sede del Teniente Gobernador y Justicia Mayor. Hay que destacar que en el contorno de la plaza, durante la época colonial, no hubo en el pueblo ninguna casa de alto; se construyeron después de la última mitad del siglo XIX, cuando El Baúl era un pueblo próspero, con su puerto fluvial de gran importancia. En un periodo de tres meses llegaban hasta dos vapores diarios. En esa época se construyen dos casas de alto en la Calle Real, la primera por Don Miguel Iturriza (1863) y la segunda de Don Teodosio Estrada (1882) que después fue adquirida por Don Nepomuceno Nieves. Durante todo el periodo de la Colonia y de la Independencia la Plaza de El Baúl no sufrió ningún cambio hasta 1883, con motivo del centenario del Libertador, cuando Guzmán Blanco dictó un Decreto en que era obligado que todas las Plazas principales de los pueblos y ciudades se llamasen Bolívar y se erigiesen un busto del héroe. Me contó mi abuela, que en esa época en Jefe Civil llamado Coronel Juan Crisóstomo Rojas, hombre dicharachero, buen conservador, amante de las armas y que decía a sus contertulios que era estudioso apasionado de la historia, que una vez que recibió el Decreto guzmancista se trasladó a San Carlos y pidió que le dieran el Busto de Bolívar para inaugurar la Plaza el 74


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próximo 24 de julio de 1883. Le informaron las autoridades que no había ningún Busto del Libertador, que de quien tenía uno era del Ilustre Americano General Antonio Guzmán Blanco”. El Jefe Civil no cejó en su empresa y pidió que le diera el de Guzmán y lo mandó en un carro de mulas con la orden estricta y confidencial de que lo llevaran a la Jefatura Civil, bien embalado. Una vez en el pueblo el Jefe Civil, sigilosamente hizo llamar al maestro Blanco:Albañil, carpintero y hasta escultor y le dio la orden que transformara el Busto de Guzmán en uno de Bolívar. Nuestro flamante escultor realizó una obra de arte y el 24 de julio de 1883 con su gran pompa, fue inaugurada la primera Plaza Bolívar de El Baúl. Me siguen contando que con el tiempo el busto se fue deteriorando y volvió a la forma original. La gente protestó porque no querían a Guzmán en la Plaza Bolívar y una noche varios bohemios y trasnochadores lo arrancaron del pedestal y lo tiraron al río Cojedes. Así estuvo la Plaza Bolívar, sin Bolívar hasta 1915 en que el Presidente del Estado José Felipe Arcay hizo el siguiente Decreto: “Director José Felipe Arcay Presidente Constitucional del Estado Cojedes, considerando. Que la gratitud Nacional impone la sagrada obligación de celebrar con todo el entusiasmo patriótico la fecha onomástico del Padre de la Patria Decreta. Art. 1º. Celébrese en todo el territorio del Estado con solemnidad debida el próximo 28 de los corrientes. Art. 2º. Una Resolución de la Secretaría General organizará el programa de los festejos en esta capital; Y en los Distritos del Estado los ordenará el respectivo Jefe Civil. Art. 3º. Inaugúrese ese día el Busto de Bolívar de la Ciudad de El Baúl; y se comisionará al Jefe Civil del Distrito Girardot, para que disponga lo conducente a la mayor solemnidad de dicho acto. Art. 4º. El Secretario General queda encargado de la ejecución del presente Decreto. Dado firmado y sellado con el sello del Ejecutivo 75


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del Estado en el Palacio de Gobierno en San Carlos a los 22 días del mes de octubre de 1915. Año 106 de la Independencia y 57 de la Federación; José Felipe Arcay. Refrendado el Secretario General Francisco de Paula Vásquez”. La plaza estaba cercada y tenía tres puertas de entrada para evitar que los animales pastasen en ella. En 1925 siendo Jefe Civil un gomecista empedernido, sembró la Plaza de maíz para comer sus cachapas. Una no noche varios jóvenes de la localidad le pusieron a Bolívar un sombrero y una marusa terciada y un letrero que decía: “Me voy de esta plaza porque no soy periquero”. El Jefe Civil agarró un berrinche, pero no dio con los culpables, que al final uno resultó ser su mismo yerno. La Plaza Bolívar de El Baúl sigue en su mismo sitio, respirando la paz de los samanes y vigilante permanente del destino del pueblo.

Nota: Gracias a Tobías Mariño por facilitarme el Decreto de Arcay.

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PRÉSTAME TU LINTERNA, RAMÓN VILLEGAS IZQUIEL I El titulo de este artículo se refiere a un Ensayo del Poeta Miguel Pérez, publicado el 30 de abril del 2008, con motivo del aniversario de la fundación de San Miguel de la Boca del Río Tinaco (El Baúl), que hoy este Cronista de fibra y corazón bauleño, va a hacer un comentario por considerarlo de interés y valor cultural e histórico. Dice el poeta:“El Baúl: el lamento de la tierra hecha carne, la herida, la tentación de la orilla, los libros, mis amigos y una larga esperanza de 264 años. “Miguel Pérez, apureño, hombre polifacético, cantor de la llanura límite, vigía perenne del verso que rompe la quietud sonámbula del tiempo. Así escuetamente, descarnadamente se expresa en un sentido que taladra la carne lacerante del olvido, así saca del fondo del recuerdo las raíces telúricas del ser:“Un bollo de pan que se le quemó al olvido y allí esta escondido en las pampas cojedeñas (Las malas mañas se pegan. No son pampa Mauricio Pérez Lazo) no es esta la pampa argentina, verdad, Reinaldo Armas, esta es la tierra de pastos reseñadas por los Cronistas de Indias y que el conquistador aludió con el calificativo de llano, los llanos, la llanura. El tábano, los ríos, (el de uno y el de otros) y la calle Los Placeres. Un par de cubanas y un par de alpargatas nuevas.. Atarraya, anzuelos, canaletes. Un cielo azul-ralito-un paso apresurado hacia adentro del monte, en los calderos del ocaso. La raya del horizonte, la palma, un peloeguama negrito.. Una silla chocontana… Un caballo castaño. 77


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El contrapunteo de un baile, al son de: una periquera, cobijado por un sol color araguato. Si poeta, se te enredó el guaral en el caramero del recuerdo, te brillaron los ojos en el mogote donde hace su siesta el tigre de pinta menudita y se te metió por los ojos las aguas cristalinas de las quebradas, donde nacen los hilos de la angustia. El poeta surca la confluencia, se ancla en el samán de centenaria historia, surca con sus alpargatas de caminante por la calle Los Placeres, donde se ha hundido para siempre el talón del devenir de un pueblo. “El Baúl tiene fama de mujeres bonitas, murmuradas en todas las partes del llano, por las carcajadas de triples, tenoretes y bordones; por la gracia de las ocho sílabas de la copla, por el temple de ese linaje de hombres que le dieron la espalda al progreso y le cerraron las puertas a un nuevo coloniaje que se apoderó muy temprano de Venezuela, pero su identidad esta ahí, permanente y eterna”. No podemos jamás olvidar lo que hemos querido, lo que llevamos en la sangre de nuestros aborígenes, el recuerdo plañidero de la abuela que llevaba dibujado en el delantal de las angustias. Pero no se puede jamás matar la copla, no se puede matar lo que se quiere, no se puede aprisionar el verso que vuela como el aire y nace espontaneo en el medanal bravío: Por los llanos de Cojedes/ la luna nace en Paraima/ nadie sabe donde llega/ ni donde el cielo se acaba. Copla esta que le hacía estremecer el sentimiento de un bauleño cabal: Carmelo Salazar, el pequeño gigante de la oratoria, el tribuno del pueblo arriba, “el metro y medio” de la tribuna, que engrandecía con su verbo. O el recuerdo del cantador que afina su garganta, se aclara el pecho y nos desgrana como mazorca tierna el numen de su inspiración:Yo no digo y que habrán/ cantadores en el llano/ cantarán mejor que yo/ pero más sabroso cuando. Viste Miguel Pérez que nos arisca el sentimiento, cuanto la copla galopante; invade la plenitud del ser. Si El Baúl y ha sido, tierra de mujeres bellas, con música de viento que animaban 78


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los saraos, con el clarinete de Santiago Colmenares, el bombardino de Carmelo Delgado, la trompeta de Daniel Delgado Borjas y la flauta de Ramón Antonio Silva Virgilio Tosta repite una copla muy llanera; San Fernando pá las lanchas/ Camagúan pá las matracas/ Guadarrama pá las niguas/ y El Baúl pá las muchachas. Esto me hace recordar la primera glosa que escribí en San Carlos de mis recuerdos y afecto: MI tierra llano querido/ cuantas veces te recuerdo/ que en mi soledad me pierdo/ mirando tu recorrido poeta, en este Ensayo que hoy releo con deleite, veo que El Baúl, se engarzó en tu pecho, lo amarraste con tu tierra apureña, para que de esa simbiosis de luz y de llanura, naciera una colmena en jagüey de espuma… Conclusión: El Baúl, mi pueblo pequeño y humilde, pero grande en el corazón de sus hombres.

II Con este artículo cierro una serie de dos sobre el Ensayo del Poeta Miguel Pérez, dedicado a El Baúl, donde una manera metodológica bien documentada, va hilvanando los hechos y circunstancias de este pueblo llanero. Hablamos en la primera crónica sobre la vida de algunos intelectuales y ahora desentrañemos la vida del Poeta Maximiliano Guevara, profesor de Castellano, Literatura y Latín del Instituto Pedagógico de Caracas. Le conozco por sus libros de poesía: “Miranda y Rumbo”, “Donde los Senderos se Bifurcan” y “Mulieribus” (1999), suyas son las líneas siguientes: “Nunca sabrás que en lo insondable de mi corazón/. Guardo unos crisantemos para ti”. Conozco muy bien a Maximiliano, desde que lo trajeron del caserío Cerrillo (Piñero) a El Baúl, junto a sus tres hermanos, por la trágica muerte de sus padres, lo crio una familia humilde pero de prestigio, la Familia Díaz, bisnieta del Comandante Juan 79


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José Díaz. En 1948 comenzó el bachillerato en el Colegio Estado Cojedes de San Carlos, hasta tercer año, término en Guanare su Cuarto Año e ingresó en el Instituto Pedagógico. Nos separamos, cada quien tomó su camino, pero reconocemos sus luchas y sus méritos intelectuales. Sigamos comentando: “De El Baúl son las Realistas José Pereyra, el Comandante Miguel Antonio León. Un alto personaje de la gente llevada por Boves, pertenecía a los territorios del sur de Boves, pertenecía a los territorios del sur de Cojedes sobre todo de Lagunitas, El Pao, El Baúl” (H. P. T). “José Tomás Boves residió eventualmente en el Baúl, auxiliado por el misionero Fr. José de Cazalla, quién vino por primera vez a San Carlos, como comerciante” (H. P. T). Sigue el ensayista hablando de nuestro pueblo, de sus hechos más importantes en la guerra de la independencia y nos habla del Comandante “Juan José Díaz, oficial de caballería de los lanceros de Páez del cual era compadre. Cuando este s sublevó contra el gobierno 1848, levantó 200 hombres de caballería y salió hacia Calabozo a unirse a las tropas de Páez. En Guadarrama recibe la noticia del avance del Centauro a San Fernando, desesperanzado siembra de candela a este pueblo y regresa a El Baúl”. El Comandante Díaz vivió en El Baúl al retirarse del Ejército, donde levantó una familia, murió en Valencia, donde sus restos se perdieron. En el Consejo Municipal está su retrato con sus insignias y arreos militares. Por aquí paso por El Baúl, la segunda división del General Pablo Morillo, “El Pacificador” después del encuentro del Herrero y el regreso de las tropas de Achaguas”. Sigue Miguel describiendo a la cantidad de militares y civiles que pasaron por El Baúl.“Por aquí pasó, compadre, hacia aquellos montes lejos” (A. A.T.).Verdad Villegas Izquiel, el General José Laurencio Silva, en 1846 cuando el alzamiento de “Las Empalizadas”, en el gobierno de Soublette, donde Silva vino a sofocar los alzados, acompañados, del General Nicolás Silva y el Comandante Díaz, por aquí pasó “El Agachao”, tuvo casa de comercio, levantó una tropa de 300 80


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hombres en 1858, debajo de la bandera amarilla,“al grito de horror a la oligarquía”. Joaquín Crespo. “El Héroe del Deber Cumplido”, tenía potreros y ganados a la orilla del río Portuguesa a finales del siglo XIX. Crespo pasó por El Baúl en 1898 en persecución del Mocho Hernández, se hospedó en la Casa de Alto e hizo una arenga desde el alto de la casa de Los Iturriza:“Pueblo Ribereño de El Baúl, feliz el mortal que pisa tus orillas”. Por aquí pasó Luis Loreto Lima con las tropas,“Mochistas en 1898. La última lanza del llano, el Hombre de 5 eles, natural de Tinaco; como ustedes saben siempre anduvo en campaña en contra del gobierno, nunca a favor de Gómez. Por aquí pasó el General Antonio Guzmán Blanco, 1871 de regreso de la campaña de Apure, con sus tropas infectadas de paludismo y les obsequio una imprenta, cuatro años después, comenzando así una historia intensa del Periodismo en El Baúl, que en 41 años reporta 21 rotativos”. Por aquí pasó el General Arévalo Cedeño en 1921, enfermo, con 400 hombres de caballería, mal remontados, sin municiones, la mitad de la tropa también enfermó por la gripe”. Conozco bien esta historia, llegó al Hato Piñero, se llevo 500 reses, 30 caballos y los peones que se tenían, todo para pagar un préstamo que mi abuelo Juan Nepomuceno Nieves había hecho a los Rotondaro, esto nos llevó a la ruina y al final hubo que vender el hato ante la presión gomecista y sus acólitos “venden o van para la Rotunda”. Puso preso al Jefe Civil Julio Ramón Montenegro, a quien amarró en la pata de un mamón en la Plaza Bolívar. Por aquí pasó la señorita Estéfana González (1866-1952) natural de El Tinaco, educadora, escritora y promotora cultural. Hizo lo que sabía hacer. Enseñar, fundó un periódico:“La Idea” en 1922, después se trasladó a su pueblo natal. Este periódico circuló hasta 1945, en la Imprenta de Chico Arias. Conclusión: Creo haber hecho un buen análisis de la obra de 81


Miguel Pérez sobre El Baúl, nosotros los bauleños agradecemos éste gesto hermoso de recordar la historia de nuestro lugar nativo



Indice



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El BAÚL EN LA HISTORIA ANÉCDOTAS, MISTERIOS Y TRADICIONES DE LA CASA DE EL BAÚL II III BR. IGINIO MORALES UN MAESTRO AL SERVICIO DEL PUEBLO RAFAEL SILVA O “LINO SUTIL” COMANDANTE JUAN JOSÉ DÍAZ EL PERIODISMO EN EL BAÚL: EL TRIBUNO LA CARRETERA DE EL BAÚL ARÉVALO CEDEÑO Y LA TOMA DE EL BAÚL EL GENERAL RAFAEL A. MEJÍAS Y LA REVOLUCIÓN DE QUEIPA EL RÍO PORTUGUESA CARMELO SALAZAR, HA MUERTO LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE EL BAÚL EL BAÚL, HISTORIA DE UN PUEBLO SI LADRAN ES PORQUE CAMINAMOS LA PLAZA BOLÍVAR DE EL BAÚL PRÉSTAME TU LINTERNA, RAMÓN VILLEGAS IZQUIEL I II

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Fundación Editorial El perro y la rana Imprenta Cojedes Consejo Editorial Popular Estado Cojedes: Willian Ramírez Especialista en Gestión Cultural - Area del Libro y la Lectura Willian García Asociación de Cronistas del Estado Cojedes Johnny Figueroa Red de Escritores de Venezuela - Capítulo Cojedes Deibi Díaz Fundación Editorial El perro y la rana Diseño Gráfico y Edición José Baute Fundación Editorial El perro y la rana Impresión y Montaje

Esta edición de 500 ejemplares se culminó en Octubre de 2010 en la Imprenta Cojedes de la Fundación Editorial "El perro y la rana" En su impresión se usaron tipos Linotype Univers y Bembo



lores y auto reconocimiento de la identidad regional - en es-

pecial referencia a su pueblo natal, el pueblo de sus sueños,

El Baúl, que durante años ha desarrollado el Cronista de la

Ciudad de este San Carlos hecho a su vez, de tiempo, tanto

desde su columna semanal en el diario Las Noticias de Co-

jedes como de otros espacios. Para el estudioso y para el es-

tudiante, para el ciudadano que vive en estos pueblos o viene

de paso, este un libro lleno de sueños, de vida, de tiempo.

El Baúl, un Pueblo un Destino

de historiografía, promoción y reafirmación de nuestros va-

José Antonio Borjas

recoge en apretadas páginas, la extensa y fructífera labor

Cojedes

JOSÉ ANTONIO BORJAS NIEVES. Nació en El Baúl el 20 de julio de 1927. Escritor, Poeta y Abogado, es el Cronista de la Ciudad de San Carlos desde 1985, y desde 1990, Miembro de la Academia Nacional de la Historia Correspondiente por el Estado Cojedes. Su extensa obra literaria ha sido reconocida con el Premio Municipal de Poesía de la Alcaldía del Municipio San Carlos, y su trabajo como promotor y defensor de nuestra identidad le ha merecido numerosas condecoraciones a nivel regional. El Dr. Borjas, como lo conoce casi todo San Carlos, tiene 12 títulos publicados sobre Historia, Ensayos, Poesía y Biografías.

El Baúl, un pueblo, un destino, de José Antonio Borjas,




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