Los 500 ejemplares de este tĂtulo se imprimieron durante el mes de diciembre de 2010 en la Imprenta Regional Zulia del Ministerio del Poder Popular para la Cultura Sede el ICLAM , Sector las Banderas Maracaibo, Venezuela
VIOLETA HERNANDEZ………………………………… MAESTRA OLIVIA HERNANDEZ…………………… DIFUNTA MADRE DE VIOLETA PAJARITO………………………………………….. PERSONAJE DEL PUEBLO JOSÉ RODRIGUEZ………… TRABAJADOR DE LA TIENDA DEL CATIRE. MARÍA RODRIGUEZ…MUJER DEL ANTERIOR APODADA “LA BROLLERA”. PADRE ELEUTERIO……………… PARROCO (RETIRADO) DEL SAMÁN PADRE MIGUEL…………………………… NUEVO PARROCO DEL SAMÁN DOÑA BEATRIZ PEREZ……………………………. ESPOSA DE DON JÚAN SEBASTIÁN PEREZ…………………………DIFUNTO PADRE DE BEATRIZ ALEJANDRO E ISABEL……………………HIJOS DE DON JUAN Y BEATRIZ ROSENDO PARRA……………………………………CAPATAZ DE LA HDA. PRODIGIOSA LA NEGRA DOROTEA……………………………….COCINERA DE LA HDA. PRODIGIOSA CLARA…………………………………………………… HIJA DE DOROTEA JESÚS MARÍA MENDOZA………………………… VETERNARIO NEOMAR PIRELA……………………………………. PROPIETARIO HDA. SANTA ELENA RITA SANDOVAL…………………………………….. PROPIETARIA HDA. LA LEONA LENÍN URDANETA………………………………….. PROPIETARIO HDA. EL PORVENIR
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PERSONAJES. NARRADOR DON JUAN BAUTISTA UZCATEGUI ZULOAGA O JESÚS NUÑEZ ALCANTARA………… DUEÑO Y SEÑOR DEL SAMAN PEDRO ELEAZAR BRAVO (EL CATIRE BRAVO)…DUEÑO DE LA TIENDA RAFAEL SEGUNDO ORTEGA………………………….. JEFE CIVIL PEDRO SUAREZ……………………………………. JEFE CIVIL ASESINADO MANUEL ORTEGA……………………………………… HIJO DEL JEFE CIVIL CARMENCITA ROJAS………………………. MUJER DEL CATIRE BRAVO FERNANDO RAMÓN GALIZ FARÍA… FUNDADOR DE “EL SAMÁN” PABLO ROJAS……………………………………………… CARPINTERO CARMELA ROJAS…………………………………………… ESPOSA DE PABLO JUAN MENDOZA…………………………………………… SEPULTURERO ROCIO………………………………………….. ESPOSA DE JUAN MENDOZA DULCE Y REINA………………………………….. HIJAS DE JUAN Y ROCIO ROBERTO VEGAS…………………………… PROPIETARIO DE LA POSADA JULIA……………………………………………………. ESPOSA DE ROBERTO MARIO, JULIO Y VERONICA………………HIJOS DE ROBERTO Y JULIA PENELOPE………………… PROPIETARIA DE LA MANSIÓN “PENELOPE” NANCY……………………………………. TRABAJADORA DE LA MANSIÓN PEDRO DELGADO……………………………………….. HERRERO MARTA FERRER………………………………………….. ESPOSA DE PEDRO JESÚS DE LOS SANTOS Y ANITA……………. HIJOS DE PEDRO Y MARTA ORLANDO CUENCAS…………………………………… BARBERO ROSA……………………………………………………. MUJER DE ORLANDO PEDRO ALTUVE………………………………………….. JOYERO
EL SAMÁN Miguel G. Urdaneta
Colección de Teatro Entre Telones
EL SAMÁN
© Miguel G. Urdaneta, 2010 Coleción de Teatro / Entre Telones © Fundación Editorial el Perro y la Rana, 2010 Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Caracas-Venezuela 1010 C orreo electrónico: elperroylaranaediciones@gmail.com sistemadeimprentaszulia@gmail.com reddeescritoresdelzulia@gmail.com ISBN: 978-980-14-1506-0 LF: 40220108004540
Comité Editorial
Edición: Fundación Editorial El Perro y la Rana, al cuidado de: Edgar Sánchez José Davalillo Gil Corrección: Edgar Sánchez Diagramación/ Diseño de portada/ Ilustración: José Davalillo Gil Impresión y acabado: Fundación Editorial El Perro y la Rana, Sistema Nacional de Imprentas - ZULIA al cuidado de: Edgar Sánchez José Davalillo Gil Colaboradores: Julio Graterol Paola Franco
Capítulo Zulia, 2010
entrado todas cuando hizo su aparición Clara muy bien vestida, acudiendo para su matrimonio llevando en su mano a su hijo mayor, todos los asistentes extrañados esperaban ver a la pareja de Clara, al darse cuenta que se había quedado fuera de la iglesia se devolvió y le gritó ¡vamos!, ¡entra mi amor!, y todos quedaron sorprendidos al ver entrar a José Rodríguez cargando a los dos hijos menores de Clara. Después de que el Padre Miguel les dijo; Que todos sean felices, ya pueden besar a las novias. Los labios de todas las parejas casadas se unieron, pero lo que sorprendió a todos en la Iglesia fue, que al fondo de las hileras de sillas, Penélope y Rafael Segundo también sellaban su felicidad con un beso.
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se acercaba al río se consiguió con la sorpresa de que lo estaban esperando Rita “La Leona” y Lenin Urdaneta. Quienes eran excelentes tiradores, cuando el trato de dispararles sintió que sus brazos no se podían mover, habían sido atravesados por más de 5 proyectiles cada uno, cayendo del caballo se puso a llorar pidiéndoles perdón, pero estos le dispararon a las piernas obligándolo a arrodillarse, La Leona lo enlazo por el cuello y lo arrastró amarrado del caballo, cuando llegaron a la quinta, hacía rato que Don Juan había muerto. Al otro día el Mayor Oscar Galíz reunió a todos los hacendados para hablarles, estando ya todos reunidos les dijo. Mayor: - Queridos compañeros, por fin se hizo justicia en El Samán, el villano y sus secuaces están muertos, con esto vemos a lo que lleva la ambición, un hombre que sin tener nada, consiguió todo, aunque de mala forma pero siempre ambicionó más, el actuaba contra ustedes porque de las 15 haciendas que quedan en la parte del frente de La Prodigiosa 10 son ricas en petróleo, eso lo comprobamos al sacar los cadáveres de la gruta del Diablo, porque entre ellos estaban los cuerpos de los ingenieros y con ellos los estudios que habían realizado en sus haciendas, sería triste que dejaran de funcionar estas haciendas por la demanda petrolera y los contratos con las compañías de Norteamérica, que seguro les pagarán mucho dinero por extraer ese liquido negro, porque el país va a estar en un proceso de reestructuración, donde la ganadería es una de sus bases fundamentales, yo les deseo la suerte más grande del mundo, dejamos un pueblo en paz y pedimos que siempre haya armonía entre ustedes, el nuevo Jefe Civil tomara su cargo mañana, ya ustedes saben su nombre: Carlos Suarez “El Pajarito”, muchas felicidades les desea mi padre Ramón Farías y hasta la próxima. Ya reunidos el batallón se retiró. Oscar Suarez recibió la Jefatura Civil, Rafael Ortega le
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Gobernador: - Mi querido amigo Jesús Núñez (Que era el verdadero nombre de Don Juan) debido a nuestra amistad y grandes favores que yo le hice, vengo a pedirle que nos permita escondernos en su hacienda, ya que no disponemos de dinero, porque no nos dio tiempo de cargar nada, y carecemos de algo que nos permita dirigirnos hasta el vecino país donde mandé a depositar todo mi dinero.
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Don Juan: - Eso no fue amistad, me estuviste sobornando muchos años, no te debo favores porque siempre me fueron cobrados y como no te debo nada, éste es el regalo que te doy. Sacando su revolver le disparo en cuatro ocasiones, el secretario al ver caer muerto a su jefe, salió corriendo pero fue alcanzado por dos disparos en la espalda, en ese momento llegaba la armada a buscar a Don Juan el cual entró rápido en la casa, ya tenía en todas las ventanas a sus hombres armados con rifles para repeler a los soldados. El Mayor Oscar Galíz era el que comandaba las acciones ya que su padre se lo había pedido. Galíz ordenó cubrir todo alrededor de la casa, pero Neomar les había dado permiso a los soldados para que atacaran por el lado derecho, toda la familia de Don Juan ya sabían la verdad sobre éste, estaban amarrados y encerrados en un cuarto, las municiones las tenía Don Juan guardadas en la cocina, Dorotea y Clara permanecían escondidas cuando Rosendo llego a buscar las municiones, Dorotea lo apuñalo por la espalda y Clara hizo lo mismo por el pecho enterrándole el puñal en el corazón, al caer éste, las dos hicieron una carnicería con él, le asestaron no menos de 30 puñaladas. Clara llevando municiones y armas le dio la libertad a Jesús María, quien junto a ella fueron matando uno a uno hasta liberar a Beatriz y sus hijos, Clara fue a buscar a Dorotea en la cocina y sintió un dolor muy grande cuando la encontró muerta por un disparo en el pecho, había sido Don Juan que viéndose perdido, en su huida, al tratar Dorotea de pararlo la mató. Clara le avisó a los militares que Don Juan trataba de huir por el río montado en su caballo. Cuando Juan
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Mi historia relata la vida en un pueblo en el año de 1.930, bautizado con el nombre del Samán. Su nombre se debe; a que su fundación se realizó al rededor de un Samán frondoso, la construcción de las casas se realizó en hileras separadas del árbol a una distancia de cincuenta metros por lado, quedando el árbol en el medio como un monumento. Del lado derecho a la entrada, la hilera estaba formada por quince casas y del lado izquierdo la hilera estaba compuesta por doce casas, todas las casas estaban construidas de dos plantas, quedando los dormitorios en parte superior. El pueblo daba la impresión de ser un pueblo del oeste americano debido a sus calles de arena y sus casas fabricadas con madera y barro. Las personas eran transportadas del pueblo más cercano hasta El Samán en carretas tiradas por caballos, no existía una oficina de correo, las noticias y cartas las recibían por parte de los carreteros que llegaban a El Samán. Al finalizar las hileras de casas a quinientos metros de éstas, se encontraba la entrada de Los Portones, vía que conduce a las haciendas del Samán, llamada así por los portones colocados uno de cada lado de la entrada. Tengo que mencionar que entre los personajes más conocidos en el pueblo se encontraban; Pedro Eleazar Bravo, quién llegó a este pueblo en el año de 1.895 y a quién todo el pueblo conocía como El “Catire Bravo”, un hombre lleno de maldad de unos sesenta y siete años de edad (quién aparentaba ser mucho menor), y se prestaba a cualquier artimaña con tal de recibir algún beneficio. El Catire era un hombre alto, de
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piel muy blanca, su cabellera se había tornado entre amarilla y plateada, el era el propietario del único almacén del pueblo, (ya que no había permitido que nadie montara otro), por lo tanto su local era el único que surtía de alimentos y enseres al pueblo y haciendas de la región. El Catire sólo era doblegado por Don Juan Bautista Uzcategui Zuloaga el hacendado más rico de la región y al que describiré más adelante de mi relato. El Catire vivía con Carmencita Rojas una joven de veintiún años de edad, que a la edad de quince años fue violada por él, aprovechando su inocencia, ya que bajo engaños la introdujo en su tienda y utilizando su fuerza la había echo suya, ella no tuvo más remedio que quedarse viviendo con su violador al recibir el rechazo de su familia y del pueblo, al difundir El catire en el pueblo que Carmencita se le insinuaba en todo momento y él, siendo hombre no podía dejar pasar esa oportunidad. El novio para ese entonces de Carmencita era Manuel Ortega quién contaba con diecisiete años para ese momento, era hijo del Jefe Civil Rafael Segundo Ortega; hombre viudo, quién habían pasado siete años desde que recibió el nombramiento por parte del Gobernador del Estado, sustituyendo a Pedro Suarez antiguo Jefe Civil que fue asesinado a balazos y dejado muerto en el camino. Rafael Segundo había durado esos siete años como jefe civil, debido a la amistad que tenía Don Juan con el Gobernador del Estado, ya que Don Juan había intercedido por él para que se quedara con el puesto de jefe civil todos esos años, porque necesitaba alguien en ese puesto que le tapara sus fechorías. Rafael Segundo era un hombre hundido en los vicios tanto en el alcohol como en los juegos, pero al darse cuenta que su hijo corría peligro por amenazar de muerte al Catire por lo que le había hecho a su novia, envió a Manuel a la capital a vivir con su cuñada (tía de Manuel) con la excusa que estudiara y se hiciera de una profesión. En la entrada principal del Samán a mano derecha en la primera casa vivía Ramón Farías fundador del Samán en el año de 1.890 y quién contaba con setenta y cinco años de edad, el era un viejo solitario y se enorgullecía de haber fundado
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Don Juan: - Creíste que te saldrías con las tuyas desgraciado, muy bien pensado, me cogías a mi hija y te hacías dueño de la hacienda. Rosendo aprovechó el descuido de Jesús y le asesto un culatazo en el estomago lo que hizo que este cayera al piso, estando Jesús en el piso, Don Juan le tiró una carta que decía lo siguiente; Querido amigo Jesús María, ya envié una delegación hasta El Samán haciendo caso a tus denuncias, las de Don Ramón Farías y de Carlos Suarez, ya tenemos las pruebas, ya que se encontraron en la gruta del diablo todos los cadáveres producto de los asesinatos efectuados por José Núñez Alcántara que es el verdadero nombre de quien por años se ha hecho pasar por Don Juan Uzcategui, vamos a atacar la hacienda, por lo tanto te agradezco te salgas evitando ser el blanco de mis hombres que no te conocen. Tu amigo; Fernando Galíz “Gobernador”. Rosendo le volvió a dar otro culatazo que lo dejo tendido en el piso nuevamente, Isabel gritando y llorando le decía a su padre y a Rosendo. Isabel: - Déjenlo desgraciados, mal paridos, no ven que lo van a matar. Narración: - Don Juan le dio una cachetada a Isabel y ordenó que la sacaran. Don Juan: - No lo mates Rosendo, si es tan amigo del Gobernador puede ser mi salvoconducto. Rosendo a regañadientes obedeció la orden pero por el camino mientras lo llevaba, lo llevo a punta de golpes hasta que lo encerró. Don Juan se sorprendió cuando vio entrar a su hacienda a Penélope, quien acompañaba para enseñarles el camino al Gobernador depuesto y al secretario, retirándose Penélope luego.
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porque por fin vamos a estar juntos y felices. Lee por favor esta carta, yo la abrí antes de tiempo pero ese viejo zorro ya sabía lo que iba a suceder. El sobre decía: Remitente; Fernando Ramón Galíz Farías, para el doctor Manuel Ortega, ¡Por favor no la leas hasta la muerte del Catire!. Querido Manuel, lo único que no les permite a ustedes (Carmencita y tú) estar juntos es El Catire, estoy seguro que ya le queda poca existencia por lo tanto de regalo de bodas, te cedo mi casa para que tú, Carmencita y tus hijos vivan felices, firma Ramón Farías. Rafael Segundo se había quedado con las dos maletas de El Catire, había pensado botarlas con la creencia que lo que contenía era ropa, pero la curiosidad lo llevo al extremo de abrirlas, quedando paralizado a ver que estaban llenas de dinero, cerrándolas de inmediato se dijo; Nadie sabe pa quien trabaja. En la hacienda como siempre estaban discutiendo Isabel con Jesús María. Isabel: - Mira arrogante, ya estoy cansada de sus desplantes y malcriadeces. Jesús María: - Me podría decir a que viene eso, ya que desde que usted llegó a esta hacienda lo único que he hecho es sacarle el cuerpo, dirigirme poco a usted, mejor dicho no tomarla en cuenta. Isabel: - No ves; eso es lo que me disgusta (Llorando), no ves que me muero por ti, que te amo, que me duele tu desprecio, cuando te vas a dar cuenta que tengo un corazón y que es todo tuyo. Jesús no aguanto más, agarrándola por los brazos la atrajo a su cuerpo y la beso, los dos se dieron un beso largo hasta que el grito de Don Juan lo hizo separar, al lado de Don Juan estaba Rosendo.
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el pueblo, lo cual le hacía saber a todo visitante que llegaba a conocer El Samán, de él sólo se sabía que vino a este lugar a enterrar un desengaño amoroso, pero que el desengaño lo había enterrado a él en el Samán, el conocía todas las historias de cada una de las personas que habitaban en el pueblo, su tiempo lo consumía pintando y escribiendo, por su hablar refinado las personas notaban que el era un hombre de claros dotes intelectuales. En la segunda casa vivían Pablo Reyes y su esposa Carmela, él era el carpintero del pueblo y el padre de Carmencita, al lado de ellos se encontraba el almacén del Catire quién ocupaba con su local dos casas, después quedaba la Jefatura Civil, de seguidas vivía Juan Mendoza el sepulturero, su esposa Rocío y sus hijas Dulce y Reyna, luego ocupando también dos casas estaba situada La Posada del Samán que era propiedad de Roberto Vegas, un hombre de más de cincuenta años quién vivía con su esposa Julia y sus tres hijos; Mario, Julio y Anita. Al fondo de esta hilera de casas a una distancia de más de quinientos metros estaba situado el lugar preferido por los hacendados del lugar, de los pueblos cercanos y de hombres llegados de la capital quienes tenían conocimiento de la atención y existencia de la Casa de “Penélope”, nombre de su propietaria, una hermosa francesa que había llegado de la capital en el año 1.900, invitada por Don Juan y al gustarle el lugar decidió quedarse y construir la mansión , ya que este tipo de negocio no era permitido en la capital, debido a que las leyes en vigencia no permitían en las principales ciudades, casas de juego ni donde se llevara a cabo la explotación del sexo. El Gobernador del Estado para aquel entonces le había dado permiso para la construcción de la misma, ella hizo de un lugar abandonado sus sueños realidad, al levantar una mansión hermosa con muebles y adornos finos importados que maravillaban por sus excentricidades, convirtiéndola en el consuelo de los hombres que pudieran pagar los favores de Penélope y de las diez mujeres que allí trabajaban complaciendo los instintos sexuales de los clientes. La mansión contaba con un salón principal grande donde los clientes libaban, bailaban, se deleitaban
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con pasapalos exquisitos importados, la atención de las chicas, la voz dulce de Nancy (joven meretriz), acompañada por las agradables notas del piano ejecutadas magistralmente todas las noches por Jesús de los Santos Delgado, un joven de veintiocho años de edad quién permanecía soltero, ya que decía que le faltaba mucho por gozar de la vida aún antes de ser encadenado por el matrimonio, él era el hijo mayor de Pedro Delgado el herrero de la localidad y de Marta Ferrer quienes lo habían enviado a estudiar leyes en la capital, estudios que alternó con los de música interesándose más por ésta última. La Mansión contaba también con un gran salón de juegos, donde se jugaban grandes sumas de dinero, a cada lado del salón principal se encontraban situadas las escaleras de mármol que daban acceso a la parte superior donde quedaban las diez habitaciones amplias, con lujos y detalles muy bien cuidados, decoradas con gustos europeos para ofrecerles a los clientes un disfrute total. En la hilera de casas situadas al lado izquierdo de la entrada al Samán, la primera era habitada por Orlando Cuencas (El Barbero) y su esposa Rosa, la segunda por Pedro Altuve (El Joyero) quién tenía un negocio lucrativo con las mujeres trabajadoras de la mansión de Penélope, comprándole las joyas a muy bajo precio para vendérselas luego a un precio mayor a los incautos que compraban presentes para regalárselos a ellas mismas. Al lado de este vivía Pedro Delgado (El herrero), quién vivía con su esposa Marta y sus hijos Jesús de los Santos y Verónica, luego quedaba situada la Escuelita propiedad de Violeta Hernández, una joven de veintitrés años de edad, quién cursaba estudios de maestra en la capital cuando fue avisada de la gravedad de su madre debido a problemas cardíacos y quién había muerto a los pocos días de haber ella llegado al Samán, por lo que decidió no dejar su casa sola y encargarse de la escuela del lugar. Violeta nunca supo quién era su padre, secreto que se llevó a la tumba su madre Olivia, en su casa vivía un joven que aparentaba tener una edad entre veintidós a veinticinco años, a este joven Olivia le había dado posada en su hogar al poco tiempo que este apareció en el pueblo, sin que
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El Catire: - Bueno pendeja, yo te iba a matar a ti solo pero he pensado que es mejor matarlos a los dos y así se me hará más fácil escapar, y no le daré el gusto al doctorcito de que me coja la mujer. Después de decir esto, apunto a la cabeza de Pajarito, cuando se disponía a apretar el gatillo sonaron uno, dos, tres disparos que habían dado en la humanidad del Catire derribán dolo boca arriba, dándole tiempo al Catire de reconocer a su asesino; Rafael Segundo Arteaga quien termino de descargar su revolver en la humanidad del Catire. Pajarito permanecía con los ojos cerrados dando un brinco cuando lo fue a desatar Rafael. Pajarito: - (Mirando a Rafael) dígame, ¿Estoy vivo o muerto? Jefe Civil: - Vivo y muy, pero muy cuerdo. Pajarito: - Jefe Civil, ¿Cómo supo lo que estaba sucediendo? Jefe Civil: - José me contó todo y vine lo más rápido posible, creí no llegar a tiempo, porque para que no me oyera El Catire tuve que dejar el caballo a una distancia retirada. Narración: - Carmencita comenzó a despertar. Carmencita: - Jefe Civil primera vez que me alegro tanto de verlo. Rafael los desató, con las mismas cuerdas amarro a El Catire y luego su cuerpo a los caballos, llevándose el cuerpo arrastrado hasta el pueblo, antes de la entrada fue recibido por los hijos y hombres del difunto Rafael Muñoz quienes descargaron todas sus armas en lo que quedaba de cuerpo de lo que antes habían llamado El Catire Bravo. Manuel al ver a Carmencita, abrazándola y besándola, se la llevó al consultorio para curarla. Carmencita: - Es fuerte el dolor que siento, pero estoy alegre
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defenderse, después que José pasó, logró tumbar a Pajarito del caballo, cayendo sobre una roca y quedando sin sentido, cuando despertó se encontraba amarrado a un lado de un árbol y Carmencita del otro, ya José se había marchado. El Catire: - ¡Carajo! Que sorpresa, un Pajarito enjaulado. Pajarito: - ¿Po…rque… es….toy aquí? 58 28
El Catire: - No te hagas el huevón, ningún loco persigue a nadie para dar conmigo y trayendo una 45 en su cinturón. Sabes Pajarito, tengo rato mirándote, buscando el motivo por el cual me quieres matar y me dije; éste no está loco y entonces me acordé que tienes un parecido grande con aquel marica de Jefe Civil que me eche al pico. Pajarito: - No hacía falta que me lo confesaras cobarde, pronto te van a encontrar, antes de salir deje una nota diciendo en que camino iba a buscarte. El Catire: - No seas mentiroso pedazo de mierda. Cuando El Catire alzo la mano para pegarle, Carmencita empezó a llorar y gritar por lo que El Catire le asesto a ella un golpe en la cara, Carmencita con la boca partida y botando sangre le gritaba. Carmencita: - ¡Maldito! ¡Mil veces maldito!, Le pegas a las mujeres, se ve que no eres hombre, aunque eso lo sé yo desde hace tiempo, hasta la virilidad la perdiste marica, por eso es que castigas a las mujeres. No le dio tiempo de decir nada más, El Catire le había dado otro puñetazo que la dejó inconsciente.
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nadie supiera su procedencia ni edad, por su modo de ser, de actuar y hablar daba la impresión de ser retrasado mental, en el pueblo todos les tenían cariño y por desconocer su nombre fue bautizado con el apodo de “Pajarito”. Al lado vivía José Rodríguez hombre despistado, flaco, de bigotes gruesos, abundantes, quien trabajaba de ayudante en el almacén del Catire, vivía con su mujer María apodada “María la brollera” y la hija de ella Mariíta a quién había tenido antes de vivir con José. María y su hija vivían pendiente de todo lo concerniente a la vida de los habitantes del pueblo, y a cada rato por medio de sus chismes formar un embrollo. Al fondo de estas casas situadas a la izquierda de la entrada al Samán, a una distancia cercana a los trescientos metros estaba situada la Iglesia San José del Samán y al lado el cementerio. La Iglesia se encontraba en espera de un nuevo párroco, ya que el padre Eleuterio dada su avanzada edad padecía de varias enfermedades y falta de lucidez mental, lo que le impedía seguir al frente de la Iglesia. Me toca pasar con ustedes por el camino que nos llevará a la intriga, envidia y la maldad, todas éstas convertidas en un solo hombre; Don Juan Bautista Uzcategui Zuloaga. De los portones a la primera hacienda hay una distancia aproximada de dos kilómetros. Don Juan Bautista llegó a este pueblo en el año de 1.896 teniendo treinta y cuatro años de edad, se rumora que vino huyendo de las autoridades quienes lo culpaban de unos asesinatos y por el robo de una considerable suma, escondiendo sus fechorías al cambiar su verdadero nombre y comprando una pequeña hacienda convirtiéndola más adelante en la hacienda más grande del lugar, al casarse con Beatriz Pérez una mujer para ese momento de escasos dieciséis años y quién era hija de Don Sebastián Pérez, dueño de una gran extensión de tierra, quién fue asesinado junto a su señora esposa en el año 1.898, sin que se haya podido comprobar hasta los momentos la identidad de él, o de sus asesinos. Doña Beatriz había quedado huérfana y sola ya que era hija única, situación ésta que fue aprovechada por Juan Bautista para enamorarla y conven-
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ciéndola a que se casara con él, lo que aprovechó después de casados para arreglar los papeles quedando él como dueño y señor de una gran extensión de tierra llamada; Hacienda “La Prodigiosa”, de la unión de Don Juan y Beatriz nacieron dos hijos Alejandro e Isabel a quienes Don Juan envió a estudiar a Europa. De Don Juan puedo describir que era un hombre alto de un metro ochenta centímetros, con un peso cercano a los ciento diez kilos, de tez blanca, nariz perfilada, sus sienes mostraban su entrada en años ya que tenían un color gris claro, daba la impresión al hablar que era español o de descendencia de los nacidos en la madre patria. En la hacienda laboraban entre otros el capataz Rosendo Parra un villano quizás de peor calaña que Don Juan Bautista, a quién hizo venir de quién sabe de que lugar al poco tiempo de adueñarse de La Prodigiosa Don Juan. De Rosendo se comentaba que llevaba en su conciencia más de cien muertes, lo cual lo confirmaba su aspecto ya que tenía en su cara una cicatriz que partía desde su cien izquierda hasta su boca la cual semejaba a un corte con el filo de un machete, el era el perro fiel de Don Juan a quién en muchas ocasiones lo había utilizado para despachar a aquellos que lo habían reconocido y a los que lo adversaban, entre ellos a seis hacendados y mas de veinte trabajadores que fueron desaparecidos misteriosamente. Rosendo se había convertido en un azote constante de los trabajadores de la hacienda, él no perdonaba sexo ni edad, le era igual castigar a hombres, como a niños y mujeres. En la hacienda trabajaba de cocinera; una mujer de origen negro llamada Dorotea de unos cincuenta y cinco años de edad, con ella vivía su hija Clara una hermosa morena de treinta años de edad, las dos eran abusadas sexualmente desde hacía mucho tiempo por Don Juan y Rosendo, lo que llevaba a Clara a desconocer cual de los dos era el padre de sus tres hijos. La hacienda tenía muchos trabajadores de los cuales destacaba Jesús María Mendoza, joven veterinario de veintiocho años de edad, quién había llegado al pueblo hacía poco más de un año y, prácticamente había caído del cielo en la hacienda, ya que el veterinario anterior desapareció como
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al Catire la tarea de matarla, al darme cuenta de lo que pretendían, se lo hice saber a tu padre, al aparecer muerta asesinada la Sra. Crisálida de manos del Catire, tu padre fué a buscarlo para meterlo preso, pero El Catire le tendió una emboscada matándolo por la espalda, del dinero robado a dicha dama fue con él que El Catire pudo montar el almacén. Pajarito: - ¡Fue el desgraciado del Catire! Siempre pensé que había sido Rosendo. Violeta: - ¿Qué vas hacer ahora Carlos? Ahora que sabes quien fue el asesino de tu padre, no quisiera que te sucediera algo. Pajarito: - No se Violeta la mejor palabra no se dice. El Catire estaba huido del pueblo y se había llevado a Carmencita a la fuerza, había escapado con ella y dos maletas, nadie sabía donde estaba escondido. Un hijo del difunto Rafael Muñoz que era un visitante asiduo a la mansión de Penélope desde la desaparición de su padre, llegó a tener una buena relación con Nancy trabajadora de la mansión y al enamorarse los dos, esto le facilito saber la verdad de cómo murió su padre, él, sus hermanos y la gente de ellos buscaban insistentemente al Catire para colgarlo, pero este se les había escapado. José el ayudante del Catire no abrió más el almacén por ordenes precisas del Catire pero Pajarito a escondidas le seguía los pasos, en una ocasión lo vio salir con una bolsa montando en caballo en dirección a la mansión de Penélope, Pajarito tomo un caballo que Pedro Delgado acababa de herrar y se fue tras este, mientras Pedro gritaba. Pedro: - ¡Pero bueno loco del coño! ¿Para donde vas con ese caballo que no es mío? ¡Hey! Pajarito devuélveme el caballo. José pasó por un lado de la Mansión Penélope siguiendo la ruta que llevaba a la gruta del diablo, siempre con Pajarito persiguiéndole. El Catire que tenía trampas dispuestas para
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a lo que el carretero le respondió que el tenía ordenes precisas de dejar las dos cartas, ya que ella si conocía a ese señor pero con otro nombre, Violeta entró a la casa y le dijo a Pajarito. Violeta: - ¡Caray! Que raro, me envió el viejo Ramón dos cartas, una para mí y la otra para un tal Carlos Suarez un nombre que no conozco. Pajarito se puso pálido y le dijo. 56 32
Pajarito: - Ese es mi nombre, ¿como me pudieron descubrir? ¿Cómo el viejo Ramón sabe de mi existencia? Y abrió el sobre, saco la carta y la leyó a voz alta para que escuchara Violeta el contenido. -. Carlos; podrás engañar a mucha gente en el pueblo pero nunca a este viejo zorro, el parecido con tu padre Pedro Suarez, ex Jefe Civil y mi gran amigo es muy grande y te delata, el me contó de tu existencia y de sus visitas a tu casa, sufría mucho por no tenerlos en el pueblo, pero al estar ustedes lejos no corrían peligro, él era un hombre íntegro que lucho contra los desmanes de Don Juan y El Catire. En una ocasión llegó al pueblo una señora llamada Crisálida Muñoz, mujer adinerada quien estaba interesada en realizar un negocio en su pueblo parecido a la mansión Penélope, al esposo de esa señora lo habían asesinado muchos años antes para robarlo, al llegar a la mansión pudo reconocer a quien hacía tantos años había matado a su esposo, el hombre que se llamaba Jesús Núñez Alcántara un español que vino de su país huyendo de las autoridades y que se valió de la amistad que hizo con el señor Muñoz para robarlo y asesinarlo. Y por la pequeñez del mundo lo había encontrado enconchado en El Samán, con el nombre de Don Juan Bautista Uzcategui Zuloaga, todo ésto lo sé, por la amistad que hice con la Sra. Muñoz en el poco tiempo que vivió en el pueblo, ella tuvo la mala suerte que Don Juan también la reconoció y le encomendó
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todos misteriosamente después de tener desavenencias con Don Juan, según Rosendo este había huido después de robar un dinero en la hacienda, lo extraño era que nadie lo había visto escapar y en el establo de la hacienda para ese momento no llegó a faltar caballo alguno. Las demás haciendas del lugar eran pequeñas en comparación con las hectáreas ocupadas por la Prodigiosa, al lado quedaba la hacienda “Santa Elena” propiedad de Neomar Pírela, un hombre de unos cuarenta y cinco años de edad, muy correcto en su forma de ser por lo que nadie se explicaba del porque a poyaba a Don Juan, al lado de la hacienda Santa Elena quedaba la hacienda “La Leona” propiedad de Rita Sandoval quién le hacía honor al nombre de la hacienda, ella a pesar de sus cincuenta años todavía conservaba un bello cuerpo y muchos rasgos de belleza en su tez. “El Porvenir” era la hacienda que estaba situada al lado de la Leona siendo su propietario Lenin Urdaneta, el y Rita eran los únicos hacendados que permitían que los demás ganaderos que se encontraban en desventaja, pasarán las reses por sus haciendas para abastecerse de agua, ya que el río pasaba por los fondos de las haciendas ya mencionadas. Debido a este proceder Don Juan les había declarado la guerra utilizando desde atentados en contra de sus personas, matando reses, quemándoles cosecha y pastos, con el fin de obligarlos a cerrar el paso de ganado y de esa forma se vieran en la necesidad de venderles las haciendas. Eran las siete de la mañana cuando Rita llegó a la oficina de la Jefatura Civil, reflejaba su mal humor, tocaba la puerta repetidamente y con furia, con los gritos que se escuchaban en todo el pueblo, hasta que fue atendida por el Jefe Civil.
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Jefe Civil: - Pero bueno, que te pasa Rita, ¿me vas a tumbar la puerta? Rita: - ¡La puerta!, te debería de matar patiquín de mierda, borracho Irresponsable. Hasta cuando vamos a permitir que Juan y sus secuaces sigan haciendo de las suyas en este pueblo, ¿cuando te van a salir cojones nuevos? para que actúes con valentía y Defiendas por fin la ley en este pueblo olvidado. Jefe Civil: - ¡Cálmate Rita y Respétame! 18 34
Rita: - No me calmo un coño. Lo único que te voy a decir es una cosa Rafael Segundo, allá en mi rancho hay dos vacas muertas, o paras esto, o la próxima vez que se me muera un ganado al primero que voy a guindar por las bolas es a ti. Después de hacer la amenaza Rita se marchó. Jefe Civil: - (rascándose La cabeza y Hablando solo) ¡Coño!, esta bien brava la mujer, es la primera vez que me llama por mi nombre: Rafael Segundo, esto no me esta gustando en cualquier momento me desaparezco, aunque Don Juan me tiene amenazado que de llegar a huir me saca hasta del trasero del diablo, tengo que planificar muy bien, para cuando llegue mi hijo para ver a donde coño me escapo, no vaya a ser que me jodan al muchacho. (Al dejar de hablar sacó una botella de licor y bebiéndose como un cuarto de litro exclamó) ¡Carajo ahora si emparejé!. En la hacienda La Prodigiosa, Don Juan en un estado de soberbia le reclamaba a Rosendo. Don Juan: - ¿Como me fallaste Rosendo?, yo quiero la cabeza de la vieja loca de Rita, no de dos vacas. Rosendo: - Estaban avisaos jefe, cuando llegamos habían muchos hombres escondidos en los arboles y nos salvamos de
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Don Juan: - (Gritando) ¡Desgraciado! ¡Malagradecido! No permitiré que te ligues con ninguna puta de este pueblo, te lo juro. Don Juan se pasaba todo el tiempo nervioso, debido a los acontecimientos que sucedían en la Capital, el Gobernador lo presionaba para que obligara a los hacendados a vender sus haciendas porque las acciones estaban recrudeciendo y cada día que pasaba se veía un futuro incierto para ellos, y hasta no tener el control de esas tierras ricas en petróleo no podían negociar con el Gobierno Norteamericano. Los ataques contra los dueños de las haciendas La Leona y El Porvenir eran más intensos por no haber logrado que les cerraran el paso al agua del ganado de los hacendados dueños de las tierras que el pretendía. Los Portones se había convertido en una batalla campal, ya habían más de 20 muertos de bando a bando, no se presentaba una solución para que la ambición de Don Juan parara. Había pasado bastante tiempo desde la muerte de la esposa de Ramón, él se encontraba disfrutando del amor de sus hijos y nietos cuando estalló la guerra civil, con el propósito de derrocar al Presidente de la República quien en tantos años de mandato, había llevado al país a la más grande pobreza y corrupción, todo el aparato productivo del país se había venido al suelo, después de semanas de lucha el Mayor de la Armada Oscar Galíz había dominado la parte occidental, el Capitán Roberto Ríos la oriental, el General Cuencas toda la parte sur, el General Bello en el norte, todos los adeptos a la revolución comandada por el General José Lara, quien sustituyó al Gral. Domingo Santana al morir este, en un enfrentamiento terminada ya la guerra con el triunfo en el centro del país, que concluyó con la muerte del derrocado dictador Eugenio Hernández, se formó un congreso de emergencia nombrando al General José Espinoza Lara Presidente de la República. En El Samán, un carretero le hacia entrega a Violeta de dos cartas, una a su nombre y otra a nombre de Carlos Suarez, las cartas llevaban el nombre del remitente Fernando Ramón Galíz Farías “Ramón Farías”, Violeta extrañada la devolvió al carretero la otra carta porque no conocía a ese señor Carlos,
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Y mirándose los dos f ijamente no pudieron resistir la tentación y sus labios se unieron en un tierno beso, que después de entrar en la casa, en la habitación de Violeta los besos se volvieron fuego y pasión, fuego que duró todo ese día para poder ser apagado. En la hacienda La Prodigiosa, Don Juan hablaba con su hijo Alejandro en tono alto. 54 36
Don Juan: - Te mande a buscar porque quiero que dejes de ir al pueblo, se que te has estado viendo con Anita la hija de Pedro Delgado, yo no te envié a Europa a estudiar para que te enamoraras de una pata en el suelo, en ti gasté una fortuna para alejarte de la podredumbre de este pueblo, si es por pasar el tiempo, por saciar tus instintos sexuales esta bien te comprendo, pero si me llego a enterar que te has enamorado te envió nuevamente a Europa, a Norteamérica, o a donde sea con tal de quitarte ese capricho. Alejandro: - No te has dado cuenta papá que ya soy un hombre, que tú me pudiste hacer pero mi vida es mía, que yo mando en mis sentimientos, que no pienso como tú que sólo piensa en dañar a tus semejantes, que me da igual una persona que carezca de dinero a quienes lo tienen, que no discrimino a la gente, que tengo corazón, el que a ti siempre te ha hecho falta, para darnos un poquito de amor, no voy hacer como tú que estás lleno de fantasmas y taras mentales y que no puedes con el peso de tu conciencia. Narración: - Don Juan se paro lanzándole una cachetada, Alejandro agarrándole la mano antes que llegara a su destino le dijo. Alejandro: - No vuelvas a tratar de castigarme, aprendí a defenderme de todas las formas que me quieran dañar y te ruego no te metas en mi vida papá.
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casualidad, porque comenzaron a disparar hiriendo al negro Pedro. Don Juan: - ¿Y donde está el negro Pedro? no ves que si lo encuentran herido podrán ir hasta la Capital a denunciarme. Rosendo: - Tranquilo jefe, el negro Pedro está bien muertito y desaparecido igual a los demás. Los dos soltaron la carcajada al unísono. Mientras tanto en la cocina de la hacienda se encontraba Dorotea hablando con su hija Clara. Clara: - Algún día mamá, algún día me voy a vengar de esos dos Malditos que han desgraciado mi vida, lo juro mamá, lo Juro. Dorotea: - ¡Mija!, en lo que te ha pasado tu tienes culpa también, muchas veces te aconsejé para que huyeras, a cada rato te decía huye muchacha y no quisiste huir. Clara: - Y pa´ donde coño iba a huir, si yo era una niña sin experiencia, sin familia en ninguna parte, y que nunca he salido de esta hacienda. Dorotea: - Pa´ donde sea, era mejor poner a producir el que te conté y sacarle provecho, en vez de tener esto como cárcel y tres carajitos, y lo que es peor, no saber cual de los dos es el padre, al menos yo disfrutaba cuando Don Juan se me encaramaba porque siempre lo he amado, en cambio con el mal nacido de Rosendo me daba asco y le he pedido muchas veces a mi Dios que le haga pagar todas las culpas por todas las maldades que ha hecho, menos mal que ya no le gusto como mujer y no me busca.
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Clara: - Mamá, no se cuando vas a comprender que los dos son iguales, los dos son hijos del diablo. Dorotea: - ¡Ave María purísima!, no nombres a ese señor que nos vamos a empavar más de lo que estamos. Cuando Clara había salido, al ver a los peones reunidos, pasó entre ellos moviendo la cadera más de lo acostumbrado, pero ellos no la tomaron en cuenta, ni fijaron los ojos en ella, lo que la llenó de ira y les dijo. 20 38
Clara: - (disgustada y gritando) ¡Epa! y que pasa con ustedes se volvieron maricas, que ya no les llaman la atención las mujeres. Peones: - Claro que nos llaman la atención las mujeres, pero rosendo nos advirtió que eras propiedad de él, y que el que se te acercara se moría, por lo que preferimos miar pa´ otro lado, entendiste. Clara: - (gritando y Llorando) ¡Cobardes!, yo no tengo dueño, oyeron, no tengo dueño. En el corral más grande de la Prestigiosa, se encontraron el veterinario y Rosendo. Rosendo: - Doctorcito, ya no es como antes, antes uno podía hablar con libertad, ahora hay muchos soplones, hay alguien que esta abriendo la geta demás, ¿usted a oído algo de sobre eso? Veterinario: - Cuanto siento que algo se me está escapando, porque es muy triste no poder confiar en nadie, no me preocupa, ni me interesa, ya que de los únicos que confió y hablo todos los días es con los animales y hasta los momentos ninguno me ha abierto la geta para comentarme algo de lo que pasa.
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dirigieron a buscarlos, en la casa Doña Beatriz se encontraba llorando pensando que a su hija le hubiese sucedido algo, le dieron las gracias a Jesús y después que la joven contó lo sucedido procedieron a buscarle un médico, el cual ella había pedido con insistencia al no estar de acuerdo con las amarras según sus palabras que le había hecho el veterinario, Don Juan ya se había encargado de enviar por Manuel el hijo del Jefe Civil quien montó un consultorio improvisado en una de las casas abandonadas, esto era un alivio para los habitantes del Samán, porque anteriormente tenían que traer al médico de un pueblo distante, al llegar Manuel procedió a revisarla y les dijo a sus padres. Manuel: - Muy bien hecho, el que le hizo ese entablillamiento tiene conocimientos, le llevo el hueso a su lugar, no tiene nada serio, aquí traigo vendas, debe meter el pie en agua caliente hasta que resista, todos los días hasta que baje la inflamación, después de puesto el vendaje no puede apoyar el pie, debe tener reposo y en una semana podrá hasta saltar. Isabel reconoció que esa opinión y tratamiento era la misma indicada por el veterinario. En el pueblo Pajarito y Violeta después de que ella terminara de impartir sus clases, jugaban con una pelota improvisada en el fondo de la casa, Pajarito saltaba moviendo la cabeza hacia los lados y le pedía que soltara la pelota, Violeta riendo le decía que no y salió corriendo del lugar, Pajarito le fue atrás para alcanzarla y al llegar a ella propicio la caída de los dos, Violeta haciéndose la desmayada vio como Pajarito con el susto, se olvidaba de sus ademanes de loco y abrazándola le decía. Pajarito: - ¡Violeta! ¡Violeta! Por favor háblame que te ocurrió, ¿donde te diste? ¡Por favor Dios mío que no me le pase nada! Violeta: - Con vos pausada le dijo; No ves que no estas loco, eres lindo, como te llames a mi no podrás engañarme. Pajarito: - No juegues con nadie de esa forma, pensaba que me iba a morir al verte en ese estado.
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Isabel: - Al llegar acá el caballo se asustó y me lanzó, creo que tengo roto el pie derecho y mi rodilla izquierda. Cuando Jesús María se disponía a revisarla, vio que la falda se le había subido a Isabel y mostraba parte de los muslos, él se los quedo mirando, Isabel al darse cuenta se bajo la falda. Jesús se rio pensando en los bellos muslos que había visto, después de revisarla y de escuchar los quejidos que ella daba cada vez que el tocaba las partes afectadas, le dijo. 52 40
Jesús María: - Menos mal que no es nada grave, en tu rodilla sólo tienes un aruño y tu pie sólo necesita entablillarlo para anular su movimiento, con reposo e introduciéndo el pie en agua caliente todos los días durante una semana, estarás bien. Isabel: - Para mi es mejor que me lleves a la hacienda y que me vea un medico, porque que yo sepa tu eres veterinario y yo no soy ningún animal. Jesús María: - (La miro con rabia) ¡Vaya!, ¡Vaya!. Además de grosera, malagradecida la muchachona, por eso es que te hace bien el tratamiento que te he puesto, porque es verdad no eres animal pero actúas como ellos. El sin hacerle caso se quito la camisa y rompiéndola hizo unas tiras que usaría como un vendaje y con unos pequeños palos que consiguió le entablillo el pie, ella quedo impresionada al verle el pecho desnudo, pensó que a pesar de todo estaba bien formado, la montó en el caballo y después subiéndose él se dirigieron a la hacienda, ella tuvo que abrazarlo y colocar su cabeza en el hombro derecho casi pegando cara a cara, lo que le dio a Isabel una sensación que no había sentido nunca y a Jesús un nerviosismo que tampoco había sentido nunca. Ya cerca de la casa se les unieron Don Juan, su hermano Alejandro, Rosendo y unos trabajadores que preocupados se
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Rosendo: - ¡Ay doctorcito!, ¡ Ay doctorcito!, a mi me está pareciendo, que usted se la está dando de inteligente, pero no le tengo confianza, tenga cuidado. Veterinario: - Que lastima Rosendo, porque se está echando otro problema encima, que sumado a los que tiene deben ser muchos, ¡Adiós!. Al retirarse José María, (Así era el nombre del veterinario), el capataz quedo murmurando. 21 41
Rosendo: - No sabe hasta de que tamaño me cae mal, ojalá no seas lo que estoy pensando porque me veré obligado a desaparecerte igual que los demás. En el pueblo en casa de Violeta, se escenificaba una conversación entre ella y Pajarito. Violeta: - Pajarito, te he estado estudiando y he llegado a la conclusión de que tu no estas loco. Pajarito: - (Moviendo la cabeza negativamente y tartamudeando le contestaba). No en…tiendo, no… en…tiendo. Violeta: - Si me entiendes Pajarito, tu no estas loco, te haces pasar por loco no sé con que intenciones, los locos no se bañan y tu te bañas todos los días, y te he visto que después de bañarte te untas carbón en el cuerpo y en la cara para dar la impresión que no lo has hecho. Pajarito: - (nervioso) No te en…tiendo, no te en…tiendo. Violeta: - Si me entiendes, me dijiste que no sabías leer y escribir y en estas madrugadas al pararme vi como escribías una carta, por favor dime que tramas. Pajarito: - (Gritaba mientras se alejaba del lugar). No en….
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tiendo, en…..tiendo.
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En el frente de su casa sentado en un mecedor se encontraba Ramón Farías, hoy era el último día del mes y cada último día lo visitaba su gran amigo; Luis Lugo, mientras se mecía llegó de pronto a su memoria esos recuerdos que permanecían en el todos los días, los recuerdos de sus hijos, de su hogar y de su infiel esposa, la mujer que tanto amó, a la que le dedicó su vida y a la que encontró en brazos de otro hombre. En el pueblo nadie imaginaba que ese hombre ya viejo era orgullo del país, que era conocido como Fernando Galíz por sus dotes como pintor, novelista, poeta y cuentista, su nombre completo era: Fernando Ramón Galíz Farías. De su unión matrimonial había procreado tres hijos, el mayor de sus hijos Fernando Galíz era un reconocido abogado quién apoyaba la causa revolucionaria, para que en su país llegada la revolución al poder, y se pudieran realizar los cambios sociales que se necesitaban para sacar al país del atraso y la corrupción a la que esta dictadura lo mantenía enterrado, su amigo y cuñado quién era casado con su hermana Daniela; el General José Espinoza Lara era uno de los líderes de la revolución. El menor de los tres hijos de Ramón; Oscar Galíz había alcanzado en la milicia el grado de Mayor y también se había puesto a la orden de la Revolución. Todo lo que Ramón escribía o pintaba era la fascinación de muchas personas, quienes esperaban con ansias la llegada de Luis Lugo a la Capital para comprar las obras del Artista. Ramón se las entregaba a Luis todos los fines de mes. Luis tenía que soportar no solo el acoso de los fanáticos, sino también el de los periodistas y lo que era peor el de los hijos de Ramón que querían saber el paradero de su Padre, Luís tenía que mentirles diciendo que no conocía el paradero de su padre, que ha su oficina llegaba cada fin de mes los paquetes con el material y las instrucciones precisas de lo que tenía que hacer. Pero la verdad era que Ramón desde hace muchos años le había dado instrucciones precisas; de lo que produjeran las obras, Luís
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José: - Que va, con el susto y la carrera, ese no vuelve a coger fuerza por hoy, vamos a dejarlo para otro día. Alejandro era un hombre muy buenmozo pero su hermana Isabel irradiaba belleza, se veían en ellos los finos modales aprendidos en Europa y su delicada vestimenta, subiendo a la carreta fueron llevados a la hacienda. Al otro día Isabel se dirigió a los establos con el propósito de dar un paseo a caballo por la hacienda, en los establos revisando a los caballos estaba él. Dr. Jesús María, Isabel con su altivez le dijo, “Por favor ensílleme un caballo de inmediato”, Jesús la quedo mirando y le hablo así. Jesús María: - Puedes tener mucho estudio, mucha altivez pero conmigo te equivocaste, yo no soy un peón a los que se les puede dar ordenes de inmediato, soy el veterinario por lo tanto te agradezco busques un peón y le das esas ordenes para que te complazcan. (La dejo sola y se marcho). Isabel: - Qué hombre tan pedante, cuando vuelva se lo diré a mi padre para que lo bote de la hacienda. Rosendo que había esperado que Jesús saliera, ya que Don Juan le había advertido que no se le acercara al veterinario, le ensillo el caballo y se le puso a la orden para acompañarla, lo que ella se negó, diciendo que ella conocía muy bien su hacienda, después de haber pasado varias horas, el veterinario pudo ver que un caballo se acercaba hasta el establo sin su jinete, como el conocía a todos los caballos pudo deducir que era el caballo que se había llevado Isabel, ensillando uno rápidamente se dirigió hacia la vía por donde lo había visto venir y apurando el paso llego casi cerca del río y encontró a Isabel tirada en el suelo llorando, la cargo sentándola al pie de un árbol para que pudiera descansar su espalda. Jesús María: - ¿Qué le pasó? ¿Qué siente?
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José: - Aquí no comadre, es temprano todavía y nos pueden ver, vamos hasta una parte donde nadie nos vea, ni nos moleste, donde nos podamos entregar a esta pasión desenfrenada, comadre la espero en una hora en el cementerio. Rosa: - Esta bien José, cuento que estés allí dentro de una hora.
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José llego al cementerio media hora antes de lo previsto, esperaba a rosa impaciente y temeroso porque le tenía pavor a los muertos, tres minutos después de la hora pautada llego Rosa. José: - Te iba a esperar cinco minutos, si no aparecías en ese lapso me hubiese ido. Rosa: - Tuve que esperar a que se durmiera Orlando para poder salir. Rosa no espero más y comenzó a sobarle los bigotes y a besarle el cuello, ya que en una ocasión escucho decir a José que eso era lo que lo excitaba, José la fue acercando a las tumbas para usar las mismas como cama matrimonial, mientras ella seguía con la receta José fue apartando grasa para poder tocar lo que quería, ya desnudos, como no se veía por la oscuridad al pasar entre dos tumbas le cayeron encima a Juan Mendoza que se había quedado dormido de la borrachera. Juan: - ¡Que es la verga! Que les pasa desgraciados. Narración: - José asustado agarro la ropa y salió corriendo dejando a Rosa atrás, que como pudo se paro y salió tras de él, mientras gritaba ¡Un muerto! ¡Un muerto!, ¡Se levanto un muerto!, llegados a un árbol antes de llegar al pueblo se vistieron, mientras se vestían Rosa trato nuevamente de animar a José para terminar lo que habían empezado pero José le dijo.
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debía de hacer la repartición de la siguiente manera: el 50 % para sus hijos, 10 % para sus honorarios, 20 %, se los ahorraría en el Banco y el otro 20 % se lo entregaría a el personalmente para sus gastos. Ramón había jurado no volver más a la capital hasta tanto su ex mujer y madre de sus hijos Gladys estuviera con vida. Ramón además de los problemas que le ocasionaban sus recuerdos, también llevaba sobre sus hombros los secretos que encerraba el Samán desde su fundación. Ramón siempre pensó que antes de su muerte él con todos esos secretos, en especial el de la gruta del Diablo. Gruta abandonada que estaba situada en una parte selvática a un kilometro de distancia de los fondos de la mansión de Penélope, esta gruta no era visitada por los vecinos del Samán por el temor, debido a la creencia de que allí moraba el diablo. De pronto volvió de sus pensamientos al escuchar la carreta que traía a su amigo Luís, a quién abrazo en el instante. Ramón: - ¿Como estás Luisito? Luís: - Muy bien, vengo cargado de un maletín de noticias, tus hijos y nietos gozan de bienestar y buen estado de salud, la que cada día se encuentra en peor estado y su salud ha ido empeorando es Gladys, el cáncer la está consumiendo y pide a cada momento verte una última vez para pedirte perdón. Ramón: - ¡No señor! ¡No señor! Que la perdone Dios, yo le di todo lo que tenía, le di buen vivir, viajes, lujos, tres hermosos hijos, un hogar donde me hizo creer que era lleno de felicidad, y ya vez el pago que me dio la muy desgraciada, que Dios la perdone porque yo no, yo le pido todos los días a Dios que cuando yo muera no permita que se me acerque allá arriba, no me vaya a envainar también. Luís: - Ramón, ya no puedo seguir ocultando tu paradero, no aguanto la presión de tus hijos y menos ahora que Gladys les
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conto toda la verdad y el motivo porque te fuiste, ya no me creen. Ramón: - Al menos esa desgraciada tuvo la decencia de contarles a mis hijos su desvergüenza, pero no Luis no le digas a mis hijos donde me encuentro, si te la has ingeniado por tantos años, síguetelas ingeniando no quiero que mi hijos vean en el estado que he quedado. Pero cuéntame que ha pasado. 24 46
Luís: - Todo sigue igual, hasta que no cambien al Gobernador que tenemos no podrán intervenir el Samán, por la amistad que existe entre Don Juan y él, esto gracias a los favores en efectivo que Don Juan le aporta todos los meses, además la gente que se ha enviado al Samán no han presentado pruebas contundentes y la mayoría ha desaparecido. ¡Bueno! Compadre allí tiene el dinero y lo que me pidió, nos vemos a finales de mes y ojala le traiga mejores noticias. En el almacén del Catire se llevaba a cabo una tertulia entre Roberto propietario de la posada, Juan el sepulturero, Pablo el carpintero, José el trabajador del Catire y el Catire Bravo. Roberto: - Cada día la vaina se pone más apretada, al pueblo sólo llegan ricos que se quedan en la mansión de Penélope, si esto sigue así voy a tener que vender e irme al carajo. Juan: - Y si no matan a alguien yo también seguiré pelando bolas, porque en este pueblo nadie se muere de muerte natural. Pablo: - Coño yo estoy en las mismas, porque en este pueblo del diantre nadie manda hacer ni un taburete, más ganaba haciendo urnas. El Catire: - Despreocúpense que en cualquier momento se me sube la verga pa´ la cabeza y va a morir más gente que el coño,
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cuando de pronto, vieron venir a un señor de barba, pelo blanco, bien vestido con un traje tipo Ingles, sombrero y un bastón en su mano derecha, Luis asombrado fue en su búsqueda los hijos de Ramón se dirigieron al lugar presintiendo que ese era su padre, después de abrazar a Luis, sus hijos lo llenaron de besos y abrazos, de pronto como una coral todos los asistentes el mismo tiempo murmuraban, ese es Fernando Galíz, abrazado con sus hijos llego hasta donde estaba el féretro para presenciar el entierro, dijo con voz trémula “Te perdono Gladys”. De nuevo en El Samán, los hijos de Don Juan habían hecho su arribo hacía días, las únicas personas que los recibieron fueron; Don Juan, Doña Beatriz y Neomar, dándoles estos un fuerte abrazo a su madre, a su padrino Neomar y un abrazo poco efusivo a su padre. Juan Mendoza era un hombre muy callado y tranquilo, según su esposa debido a su temperamento fue que escogió la profesión de sepulturero, él cuando tenía ganas de beber acostumbraba irse hasta el cementerio y llevando con el dos botellas de licor, se sentaba entre las tumbas para bebérselas, porque de esta forma bebía tranquilo y nadie lo molestaba, ese día tenía ganas de beber y decidió ir hasta el cementerio para beberse las dos botellas. Rosa la esposa de Orlando disgustada por lo que había pasado entre su esposo y María, hizo el juramento de no perdonar a ninguno de los dos y desquitarse de ello por la traición que les habían hecho, por ello esa noche fue a buscar a José Rodríguez, ya que él era el más indicado para lograr su venganza, llegada al almacén toco la puerta. José: - ¿Comadre que le pasa? ¿Qué quiere? Rosa: - Compadre; usted siempre me ha llamado la atención pero por respeto a la comadre María nunca le dije nada y mire como nos pagaron, hay que hacerles lo mismo, te deseo José (Y empezó a sobarle el bigote)
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El Catire: - Todo a su tiempo Rafael, todo a su tiempo, te vas arrepentir de haberme amenazado. Jefe Civil: - No te tengo miedo Catire, te he podido soportar y aguantarte de todo, menos el meterte con mi hijo.
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Llegó un carretero tocándole la puerta a la casa de Ramón Farías, haciéndole entrega de una carta, ya Ramón sabía que decía adentro, desde la visita de Luis estaba esperando esa noticia, al leer la carta se entregó al llanto, siempre pensó que llegada la hora de la muerte de su esposa Gladys se sentiría feliz, pero era mentira porque a pesar del engaño nunca la dejo de amar, el estaba en una disyuntiva, no sabía si ir hasta allá o quedarse en el pueblo para pasar su dolor. El pueblo se encontraba convulsionado, desde que El Catire mato a Rafael Muñoz, ya que sus Cinco hijos y sus trabajadores no les había convencido lo que les conto Penélope, que Rafael no había portado por la mansión el domingo que fue asesinado. Agarraban a la fuerza a los del pueblo para que confesaran, quienes desconocían hasta el nombre del señor y lo que había sucedido, ellos juraron que hasta que descubrieran que le había pasado a su padre, no dejarían a nadie en paz. Por la preocupación debido a la cantidad de hombres que buscaban a Rafael y pendiente de que alguien en el pueblo lo delatara, El Catire había dejado tranquilo a Manuel pero éste y su padre no se confiaban ya que conocían a El Catire y sabían que en cualquier momento los podía atacar. El día que enterraban a Gladys, el cementerio estaba lleno de personas amigos de sus hijos, adeptos a su yerno el general, y la mayoría eran fanáticas de Ramón, gente que adoraba sus obras, habían personas desde la madrugada, estaban presentes también los periodistas haciendo cobertura del hecho y resaltaban todo lo concerniente a las obras de Fernando Galíz, la carroza fúnebre que traía los restos de doña Gladys de Galíz, se había detenido a tres metros de la tumba, para que la gente pudiera bajar el féretro. Ya abajo el cura empezó a decir unas palabras
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ya me estoy cansando de Rosendo, yo no soy ni peón, ni trabajador de nadie para que ese pendejo siempre me grite y me de ordenes, el día que me encuentre arrecho voy a acabar con él y con todos los que le acompañan. José: - Señor Catire, le ruego me avise cuando vaya a pasar eso para ayudarlo, yo si los meto en cintura, yo si tengo bolas para eso. No había terminado de hablar José cuando hizo presencia Rosendo, José saltó el mostrador y salió corriendo por todo el pueblo buscando donde esconderse, todos soltaron las carcajadas. Rosendo: - ¿Y que le pico a este loco? Roberto: - No le pares bolas que ese coño es así, bueno Catire hasta luego (Despidiéndose los tres). Rosendo: - Dice el jefe que me entregues el pedido, te agradezco que sea lo más rápido posible que ando apurado (En tono despectivo) Catire: - Te vas a tener que esperar, o le dices a tus matones que carguen los sacos, ya que espantaste a mi ayudante, y yo hace mucho tiempo que deje de hacer ese trabajo. Rosendo: - Te estas pasando Catire, si no fuera por el jefe, desde hace tiempo que estuvieras jugando con tus gusanos a tres metros bajo tierra. Catire: - Lo mismo digo Rosendo, si no fuera por tu jefe te hubiera hecho tragar por tu geta hedionda, desde hace tiempo esa valentía que tienes.
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Rosendo: - Ya llegará ese día, tenlo por seguro, vamos muchachos carguen los sacos y llévenlos a la carreta que nos tenemos que ir. A la salida cerca del árbol de Samán había un alboroto formado por Roció y Julia en contra de María quien había divulgado que ella en un paseo que daba por lo fondos de la iglesia fue testigo cuando los hijos de Julia (Mario y Julio) hacían el amor con las hijas de Roció (Dulce y Reina), el pleito se acaloraba mas y poco a poco se iban sumando la gente del pueblo. 26 50
Roció: - Ahora si te equivocaste porque mis hijas no son ningunas putas. María: - No serán putas, pero yo las vi con estos ojos bellos que tengo, como estaban gozando. Julia: - Tú no vas a comprometer a mis hijos en tu embrollo. María: - ¡Embrollo!, embrollo tenían ellos con el cuerpo. Roció y Julia, le empezaron a dar golpes a María, y María les respondía los golpes, todos los del pueblo intervinieron, ya que Dulce y Reina hacían lo mismo con Mariíta la hija de María, al separarlas continuó el pleito verbal. Roció: - ¿Porqué no dijiste nada cuando encontraron a Mariíta con Jesús de los Santos? María: - ¡Como! Eso es mentira, (corriendo hacia su hija le preguntó) ves la calumnia que te están levantando, dime que eso es mentira hija, (pero no hubo respuesta) la rabia que le dio hizo que le diera unos golpes a Mariíta, pero de nuevo intervinieron los vecinos para no permitir que la siguiera castigando.
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lucha, parecía una competencia para ver cual se apretaba más, ya cansados por tanto forcejeo. José: - Compadre, tengo una botella de licor, porqué mejor no brindamos y así celebramos haber salido de estas dos brujas feas. José: - Vamos compadre, brindemos por lo que nos ha pasado. Orlando: - Jadeante) Es verdad compadre, nos hicimos un favor, ya a mi me daba pena salir con esa vieja que parece a una cochina. El Catire desde las primeras horas del día, se había sentado en su taburete frente a su tienda, en espera de Manuel, al salir éste, El Catire caminó hasta encontrarse de frente con él y le dijo. El Catire: - Mira muñequito, te voy a aconsejar que vuelvas por donde viniste antes que te mate, si llegada la tarde te consigo aquí todavía, ten la seguridad que eres hombre muerto. Manuel: - Tengo entendido que éste es un pueblo libre, en donde las leyes me permiten hacer lo que yo quiera mientras no perjudique a nadie. No te tengo miedo Catire, no eres el hombre que me va hacer salir corriendo de mi pueblo ¿y no sabes por qué? Porque detrás de esa valentía hay un cobarde. Terminando de hablar Manuel, El Catire amagó para sacar su arma pero se dio cuenta que el Jefe Civil lo estaba apuntando con un rifle. Jefe Civil: - ¡Cuidado Catire! Porque te mueres, puedes hacer lo que quieras con todo el pueblo, pero con mi hijo no, él no se ha metido contigo y ten por seguro que si tratas de hacerle algo, las celdas por primera vez tendrán un preso, o te atravieso la cabeza de un tiro.
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Los peones sin hablar miraban a Jesús María con orgullo, como diciéndole por fin hubo alguien que le diera su merecido a Rosendo, ya tenemos un defensor, Clara abrazando a Jesús María le dijo; me ganaste soy tuya a la hora que quieras. Jesús María: - No Clara, no confundas el cariño que te tengo con otra cosa, soy un caballero y no permito que castiguen a las damas, además te aprecio mucho y no me voy a valer de la ocasión, sabiendo que te voy hacer sufrir porque no siento nada por ti. 46 52
Clara: - ¡Coño! Será que estoy tan fea que nadie me para, tendré que dárselo a los zamuros. En el pueblo también se escenificaba un show, ya que Orlando Cuencas supo lo de su mujer y José, y lo fue a buscar para invitarlo a pelear. Orlando: - José, sal desgraciado, vamos a arreglar esto ahora. José: - Compadre estamos pagos. Orlando: - Usted es un hombre y yo también, vamos a pelear para salvar nuestro honor. José: - ¿Cuál honor compadre? Si lo que nos han convertido es en cabrones. Orlando: - ¡Sal cobarde!, ¡Desgraciado!, ¡Hijo de Perra! José: - ¡Ah no! Compadre, seré cobarde, seré desgraciado, pero mi madre no fue una perra! Y José salió, nadie sabía que tipo de pleito era ese, Orlando tiraba golpes al aire y se caía, José también, así estuvieron un buen rato hasta que ya cansados se abrazaron en una
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En ese momento intervino Mario con fuerza de voz. Mario: - Si es verdad mamá lo que dice esta brollera, pero julio y yo desde hace mucho tiempo amamos a Dulce y a Reina y nos vamos a casar cón ellas, pero yo quiero que nos explique la señora: María, ¿ qué hacia por esos lados con Pedro Altuve? porque no es la primera vez que la vemos salir de esos lados con éste. José: - ¿Como es la verga?, compadre dígame usted que esto no es cierto. Al ver que no le respondía, agarro un palo y salió persiguiendo a Pedro, en ese momento volvió a decir Mario. Mario: - Pero no solamente la hemos visto salir con Pedro, muchas veces ha salido de allí con Orlando también. José: - Desgraciados del coño, los dos compadres y enchufándose a mi mujer, su comadre (y salió en percusión de los dos). María aprovechó el descuido de la gente y se fue a encerrar en su casa, ya que por vez primera veía tan disgustado a José. José llego ya tarde bastante tomado… José: - Ábreme la puerta prostituta barata… María: - Pero José, le vas a creer más a la gente más que a mí. José: - Ya los compadres me contaron como sucedió todo, como los indujiste a cometer esa falta. María: - ¿Los induje yo? si ellos fueron los que me indujeron a mi y por culpa de la tentación de la carne caí. José: - ¿Y yo lo que tengo guindando no es carne?, ¿Es verdura? Vamos ábreme que lo que voy a sacar es mi ropa y mi
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hamaca, me voy a vivir en la tienda del catire. Llorando abre la puerta y trata de abrazarlo María: - Mi amor no me hagas esto, tantos años de amor que nos dimos. José: - No me toques María, no me toques, no me obligues a hacer lo que no quiero hacer, no aguanto tu desvergüenza. 54 28
José recogió sus cosas y se fue de la casa. Amaneció, era día Sábado, los habitantes tenían hoy que hacer los preparativos para recibir el día Domingo al nuevo párroco, iban a adornar las calles, todos se hacían conjeturas, de que era viejo, que los iba a castigar por los pecados y muchas cosas más, ese día al igual que todos los días, Verónica la hija de Roberto dueño de la posada fue a llevarle el desayuno al padre Eleuterio, quien estaba medio cegatón y ya no escuchaba bien debido a la edad que tenía. Verónica: - Buenos días padre Eleuterio. Padre: - ¿Y qué vas a hacer en el cementerio?, por lo que sé, a ti no se te ha muerto nadie, además acabas de llegar. Verónica: - Padre lo estaba llamando por su nombre y aquí le traigo el desayuno. Padre: - ¿Cual hombre esta en ayuno?, tiene que tener muchos pecados, yo ya no ayuno porque la salud no me lo permite. Verónica: - (Hablando duro) Mañana viene su acompañante. Padre: - Ojala pudiera comer bastante, pero con cualquier cosa me lleno. Verónica: - (Hablando duro) No; lo que quiero decir es que
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ya con sueño se retiro a dormir diciéndose, mañana lo agarro. Manuel que estaba acostado disfrutaba pensar en todo lo que había pasado en estos dos días, el estar con su amada, saber que a pesar de los años todavía lo quería, y que El Catire desde hace 5 años ya no funcionaba como hombre, ésto era lo que más le tranquilizaba se durmió soñando con su amada. El día lunes al llegar a La Prodigiosa siendo las 6 de la mañana, Jesús María quedo asombrado, al verle el rostro a Clara, el ojo izquierdo semejaba un arco iris y su cara estaba toda inflamada. 45 55
Jesús María: - ¡No me lo digas!; Fue el cobarde de Rosendo (Ella llorando se abrazo a éste). Ese desgraciado la tiene que pagar, tanta maldad, tanto castigo a los indefensos. En ese momento venían caminando Don Juan y Rosendo acompañados de los peones. Rosendo: - ¡Suelta a mi mujer mariscote! Jesús María: - Marica es que el castiga una mujer, deberías hacerlo con un hombre de verdad. Entonces Rosendo aprovecho el descuido de Jesús y se abalanzó con la cabeza contra su humanidad, quien con un golpe de derecha de abajo hacia arriba lo enderezo, después de ésto le lanzo una ráfaga por todas partes del cuerpo, su cara parecía carne molida hasta que callo de bruces desmayado. Don Juan lo mando a recoger y llevarlo adentro, mirando a Jesús María le dijo. Don Juan: - Cuídate muchacho, aquí te necesitamos y Rosendo no olvida. Jesús María: - Despreocúpese yo se cuidarme.
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Martha: - Verónica es un alma pura, ella sabrá esperarte habla con ella, así se dará cuenta que tú en verdad quieres tener algo serio con ella. Jesús: - Esta bien mamá, mañana hablaré con ella.
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Martha se retiró contenta. Don Juan después de dejar todo arreglado a que Penélope se dirigió a su hacienda, al darse cuenta que su mujer no estaba en las habitaciones la salió a buscar, los peones le dijeron que había salido a cabalgar pero que ya había pasado bastante tiempo, el mandó a ensillar su caballo y salió a buscarla no había cabalgado mucho cuando la vio venir y fue a su encuentro. Don Juan: - ¿Dónde estabas? Beatriz: - Estaba aburrida y fui a dar un paseo por Europa. Don Juan: - No me parece gracioso. Beatriz: - Y para donde crees tú, que pueda ir aquí dentro de la hacienda. Don Juan: - Esta bien fue una pregunta tonta, sólo me preocupé creyendo que te había pasado algo, ya que los peones me dijeron que tenias tiempo afuera. Beatriz: - Tú sabes muy bien que mientras tú no estés, no hay peligro, porque no te das cuenta que te has vuelto un monstruo, que el peligro eres tu, que te has convertido en un peligro hasta para ti mismo. Ella apuró el paso y lo dejo atrás, el se quedo pensativo porque a pesar de todo amaba a esa mujer, pero estaba consiente que aunque viviera con él, ya la había perdido hace bastante tiempo. En el pueblo, El Catire todavía estaba sentado en el frente cuando eran las nueve de la noche esperaba a Manuel,
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mañana viene el párroco que lo va a sustituir. Padre: - ¿Y porqué te tienes que ir? Hija si acabas de llegar. Dándole un beso en la frente al padre, le dijo gritándole. Verónica: - Ay Padre, ojala el nuevo cura, fuera tan amoroso y comprensible como usted. Padre: - Agradeciendo el gesto le dijo, nadie en el pueblo es tan pura y linda como tu, si yo hubiese escogido el camino mundano le hubiera pedido al señor una hija que fuera igual a ti. Verónica agradeció sus palabras abrazando al anciano. Entre las carretas que llegaban al Samán, venia un joven simpático, daba la impresión de tener de 23 a 25 años, bien vestido y entre sus maletas destacaba un maletín, inconfundible porque era un maletín de médico, la gente miró al joven, pero no lo tomó en cuenta porque pensaron que lo habría enviado la iglesia para el agasajo del día domingo cuando llegara el nuevo párroco. El joven al bajarse agarró como pudo sus dos maletas y el maletín, y se dirigió a la jefatura civil pasando por el frente de la tienda del Catire sin ser reconocido, hoy es sábado y el Catire salía temprano porque había acordado con un grupo de granjeros y hacendados, realizar una jugada fuerte de barajas en la casa de Penélope, llegado el joven a la puerta de la jefatura empezó a tocar, hasta que Rafael lo atendió. Todavía con síntomas alcohólicos. Jefe Civil: - Me puede decir joven ¿porqué coño me despierta tan temprano? siendo hoy sábado. Joven: - Primero; lo despierto porque esta es mi casa, usted es mi padre y necesito su bendición. Jefe Civil: - ¡Manuel!, ¡Manuelito!, hijo de m i alma (de
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repente le preguntó) ¿Qué haces aquí Manuel, no ves que corres peligro? Manuel: - Te diré ¿por qué? he venido, primero el pueblo no tiene médico y segundo no soy cobarde. Jefe Civil: - Y tercero Carmencita.
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Joven: - En parte tienes razón papá, no puedo olvidarla, todos estos años solo estuve pensando en el desgraciado del Catire, en lo que me le hizo a mi novia. Jefe Civil: - Olvídate de Carmencita, aléjate de ella, por el bien tuyo y el mío. Manuel sabía que no podía olvidarla, que estos seis años sin ella habían sido un martirio, que todas las horas de estudio para poderse graduar de médico y todos los sacrificios por lo que había pasado era pensando en sacarla de ese pueblo. Ese día esperó vigilante por las dos puertas, tanto por la del frente como la de atrás a ver si la veía, estaba entretenido con la idea, cuando de pronto lo sorprendió la voz del padre. Jefe Civil: - Hijo me voy, voy hasta la mansión de Penélope, hoy va a estar el secretario de la gobernación, se va a reunir con Don Juan y yo como la autoridad del pueblo tengo que estar presente. Manuel: - Esta bien papá cuídese mucho. Eran ya las 7 de la noche, empezaba a oscurecer cuando Manuel vio salir por la parte trasera a Carmencita, la vio triste, mostrando en su cara el sufrimiento de la carga que llevaba encima, ella se acercó a uno de los horcones que sostenían la enramada, pegando a el su frente y aferrándose con sus manos alzadas, como buscando un apoyo con quien compartir sus penas, de pronto oyó una voz.
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función, sólo se oía ¡Ay papá!, ¡Ay mamá! Cuando de pronto llegó El Catire abriendo de una patada la puerta después de oír los gritos de Rosa y José, pensado que era Carmencita y su amante. El Catire: - ¡Salgan coños de madre! (Haciendo un tiro al aire) ahora si los voy a matar a los dos. José y Rosa salieron desnudos corriendo por toda la calle, la mayoría de la gente los domingos a esa hora caminaban por todo El Samán o se sentaban en los frentes de las casas, al ver a la gorda sin figura de Rosa desnuda y José que eran más gordo sus bigotes que el cuerpo, no podían parar las carcajadas. El Catire subió a su habitación encontrando a Carmencita supuestamente dormida, se dijo así mismo, no hay nada que temer, más tarde hablo con ella, y se sentó en el frente a esperar ver a Manuel, pero Manuel estaba acostado en su cama saboreando aun el néctar dulce de Carmencita. En la casa de Jesús de los Santos la madre muy preocupada lo aconsejaba. Martha: - Hijo la vas a perder, Verónica es una buena muchacha, quizás la mejor del pueblo. Jesús: - Como la voy a perder mamá si nunca ha sido mía, me he cansado de decirle lo que siento por ella y no me hace caso. Martha: - ¿Quién no le hace caso a quién? Deja esa vida de bohemio que llevas, enseria tú vida tu eres un profesional busca en otro pueblo un trabajo serió que tenga que ver con tu profesión y veras que todo cambia. Jesús: - Tú lo has dicho, para conseguir un trabajo que tenga que ver con mi profesión me tengo que ir de este pueblo y como la veo después, amor de lejos es amor de pendejos.
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El Catire: - No se iba a seguir burlando de mi y a mi mujer nadie le falta el respeto y te voy a decir esto Juan, si quieres que siga nuestra amistad cambia el tono, yo no soy uno de tus trabajadores, lacayos que se te arrodillan. Rosendo iba a sacar su arma, pero Don Juan no lo dejó.
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Don Juan: - Calma, nos tenemos que calmar, esta bien Catire te tratare con más respeto, Rosendo llama a tu gente, que recoja el cadáver y ya tú sabes lo que tienes que hacer. Penélope perdona lo sucedido, quiero que le aconsejes a tus muchachas que se olviden de lo que vieron, ya sabes por el bien de ellas y de todos los presentes, no vieron nada. Después de retirar el cadáver y limpiar la sangre que había en el piso, se retiraron todos los invitados. Don Juan: - Rosendo; ya El Catire no nos sirve, al descuidarse ya sabes lo que tienes que hacer. Rosendo: - Gracias mi jefe, será un placer desde hace tiempo le tengo ganas. Manuel y Carmencita divisaron a lo lejos al Catire, Manuel para no causarle problemas a Carmencita salió a escondidas y se fue a su casa, José que estaba dormido no se dio cuenta de la salida de Manuel, Rosa la mujer de Orlando sabiendo que José estaba en el deposito se dirigió al almacén y toco la puerta, José abrió y la invito a pasar. José: - ¿Comadre que quiere? Rosa: - José de mi alma vengo a terminar lo que empezamos. Rosa empezó a besar a José y a sobarle los bigotes y José aprovecho desnudándola y la llevo para el cuarto donde estaban los sacos de alimento usándolos como cama, empezaron la
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le alcahueteara todas las maldades y desmanes, que él hacía en el pueblo. Penélope al ver al secretario se le acercó para darle la Bienvenida. Penélope: - Reciba usted la más cordial bienvenida, nos sentimos orgullosos que usted mi querido secretario, visite nuestra casa que también es suya.
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Secretario: - Muchas gracias Penélope. El señor gobernador le envía este presente (le entrego un cofrecito) y me dijo que le hiciera llegar la noticia, de que muy pronto estará visitando tu casa, llegará como en otras ocasiones ha llegado hasta tu casa, sin que nadie sospeche de su presencia. Penélope: - Dile que estaré esperando con ansias ese momento (retirándose luego). Don Juan: - Mi querido secretario, ¿como ve usted las cosas en el país políticamente? Secretario: - Las cosas no están muy buenas amigo Juan, hay unos insurrectos Liderizados por el General Domingo Santana, su aliado el general José Espinoza Lara, y unos jóvenes militares y estudiantes universitarios revolucionarios que quieren derrocar a nuestro Presidente Eugenio Hernández, pero yo creo que ya ésto esta controlado, no hay el porque preocuparse. El gobernador me dijo que te preguntara si por fin compraste las haciendas, que tenemos que apurar la negociación con las compañías norteamericanas. Don Juan: - Yo tengo ganas de echarme al pico a la dueña de la hacienda la Leona y al desgraciado de Jesús Urdaneta, estos coños de madre han unido a los demás hacendados y los han convencido para que no me vendan, ya he esperado mucho y tengo que lograr que me vendan, antes que estos pendejos averigüen que esas tierras son ricas en petróleo y que van a producir más dinero que esas malditas vacas.
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Beatriz: - No, Neomar, matarlo no es la solución, te meterían preso por una bosta, el no vale la pena. Neoma: - Vente conmigo a la Capital Beatriz, venderé mi hacienda y así viviremos tranquilos tú y mis hijos. Beatriz: - Nunca renunciaré a estas tierras que son mías, ese desgraciado tiene que pagar la muerte de mis padres, cada día estoy más convencida que él fue quién los mató, sólo viéndolo preso, me podrá pagar todo el daño que me ha hecho. 41 63
Los besos volvieron, hasta que sus cuerpos desnudos, gozaron la pasión ardiente del deseo que cada uno de ellos acumulaba. Mientras que en la mansión de Penélope disfrutaban; Don Juan, Rosendo, El Catire y unos invitados acompañados por Penélope y sus trabajadoras, en ese momento llegó Rafael Núñez el hacendado del pueblo cercano, que acostumbraba a burlarse de los conocidos, ya el día anterior lo había hecho con el Catire sin importarle que se hubiese disgustado, después de saludar a todos se dirigió al Catire y le dijo. Rafael: - Pero bueno Catire, te llegó el rival de la Capital, ¿le estás dando tiempo para que sonsaque a tu mujercita o es que después de viejo te volviste cabrón? No había terminado de hablar el hacendado, cuando dos balas atravesaron su pecho, todas las mujeres empezaron a gritar y salieron corriendo despavoridas, en el suelo tirado de bruces estaba Rafael y frente a el, todavía con el arma en la diestra de El Catire. Don Juan: - (Gritando al Catire),¡Estúpido! que hiciste, ahora si nos jodiste, este hombre tiene hijos y hombres que vendrán a buscarlo, Rafael esta bien contactado con el Gobierno, la cagaste.
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feligreses, todos son personas que han sufrido mucho, la mayoría son pobres pero de un gran corazón, que la maldad de algunos del pueblo no te acobarden y sigas siempre el camino de Dios, nunca te despegues de él, porque sin él, no llegaras a ningún lado.
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Después del amén, el Padre Miguel se disculpó con el Padre Eleuterio para atender a sus feligreses. Ya ofrecida la misa Don Juan, Rosendo y El Catire que no había reconocido a Manuel Ortega, se despidieron para dirigirse a la mansión de Penélope, para seguir disfrutando y pasar la acción de los tragos del día anterior, Penélope no abría los domingos pero había decidido hacerle un agasajo a los que ella consideraba sus amigos. Doña Beatriz al abandonar la Iglesia, apresuró el paso para llegar a su carreta y de seguida agarro viaje a toda velocidad hacia la carretera Los Portones, al llegar a La Prodigiosa se dirigió de prisa hasta los establos, montando un caballo y se dirigió hasta un pequeño rancho que estaba situado a orillas del río, allí estaba un caballo, daba la impresión que alguien la estaba esperando, al bajar del caballo corrió abriendo la puerta y abrazando y besando al personaje que la esperaba diciéndole con alegría. Beatriz: - Amor vienen mis hijos, por fin vamos a ver a nuestros hijos, me siento tan contenta has mi felicidad más grande, ámame como siempre sin pensar en nadie, sólo pensemos en este momento, en los dos. Al darle la luz al rostro del hasta ahora desconocido nos encontramos con Neomar Pírela. Neoma: - Que alegría mi vida saber que llegan nuestros hijos, pero cuando sabrán la verdad, cuando les dirás que son mis hijos y no del maldito de Juan, no sabes cuanto le he aguantado por no hacerte daño a ti y a mis hijos, cuantas veces me ha pasado por la mente matarlo porque creo que esa es la solución a tantos problemas.
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Secretario: - Hay que tener mucha cautela, sabemos que en todas partes hay gente infiltrada y si te llegan a descubrir sin que el Gobernador le haya dado participación al Presidente Eugenio Hernández es muy difícil que haga algo por ti. Don Juan: - Pero si hace un mes que hable con el Gobernador y me dijo que se lo había notificado al Presidente de la República, a pedido me encargué de los ingenieros que vinieron hacer el estudio de los suelos y todavía no me han respondido, yo quiero irme de este pueblo de la mierda con mucho dinero, no puedo pensar a cada rato que va a venir alguien que sepa mi verdadero nombre y me castiguen por todo lo que he hecho. Secretario: - Yo voy a hablar con él, para que se apure en darle conocimiento de esto al Presidente. Pero debes actuar con cautela, lo que nos esta jodiendo son estos insurrectos que mantienen ocupado a nuestro Presidente, yo personalmente quisiera que se hiciera la negociación rápido con los empresarios petroleros norteamericanos, porque si se pone esto más feo yo soy uno que no voy a esperar lo que pase para desaparecer. Fueron interrumpidos por una de las trabajadoras del local invitándolos a pasar a las mesas de juego, donde los demás invitados los estaban esperando. En el salón de juego se encontraba muy alegre el Catire, bebiendo con una trabajadora sentada en sus piernas, Rafael Núñez, un hacendado de un pueblo cercano le preguntó. Rafael Núñez: - ¿Por fin como terminó el mollejero de esta mañana entre María la brollera y sus vecinas? El Catire: - Se sacaron los trapitos, se dieron unos buenos coñazos, pero la cuestión no paso de allí. Menos mal que mi Carmencita nunca ha tenido problemas, porque ni a la puerta se asoma y no da de que hablar a las chismosas del pueblo. Rafael Núñez: - ¿Y qué vas a hacer cuando llegue el hijo de
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Rafael Segundo?, ¿se portará igual? El Catire cambió del color blanco al rojo intenso, de los ojos parecían que iban a brotar fuego y mirándolo con odio y señalándolo con el dedo le dijo.
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El Catire: - No vuelvas a repetir eso porque voy a olvidar los años que tenemos de amistad y te juro que te mato, parándose de pronto dejando caer a la joven que estaba sentada en sus piernas le grito al Jefe Civil, ¡Rafael Segundo! Si tu hijo vuelve al pueblo y se le acerca a mi Carmencita ten la seguridad que lo mato a él y a ti también. Rafael Núñez: - Cálmate Catire, si sé que te vas a poner así no te pregunto nada, ya olvídalo y sigamos la partida. El Catire con una respiración jadeante y haciendo gruñidos, agarro la botella de whisky y se tomó gran cantidad de un sólo trago, para poco a poco calmarse. En el salón principal se escuchaba las excelentes notas de una música de Chopin magistralmente ejecutada por Jesús de los Santos, quien se encontraba acompañado por Nancy, quien ya había deleitado con su voz a los asistentes, al terminar su interpretación mirándola le dijo. Jesús: - No te comprometas con nadie, mi paga de hoy será toda para ti. Nancy: - Tú sabes que a mi no tienes que pagarme, tu sabes lo que siento por ti, pero nunca me tomaras en cuenta, para siempre yo seré solamente una meretriz que te hace los favores y que esta disponible a la hora que tu quieras. Jesús: - No hables así, yo no tomo en serio ni a ti, ni a nadie, no quiero amarrarme hasta gozar plenamente la vida.
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vida lujuriosa que llevas, sólo así le pondré atención a tus pretensiones, mientras que no lo hagas te agradezco que no te me acerques. Jesús: - Yo soy capaz de dejar todo por ti, pero tengo que tener seguridad de lo que sientes. Verónica: - Tienes que convencerme de que vale la pena, hechos son obras, hazlas. (Y caminó aprisa hasta alcanzar al padre y a Beatriz). 39 67
Ya en la iglesia el cura se excusó de los asistentes, diciéndoles que por favor tomaran asiento mientras se presentaba ante el Padre Eleuterio, quien no había asistido al recibimiento por los problemas que le ocasionaba la artritis, imposibilitándolo a caminar, al llegar ante éste le dijo. Padre Miguel: - Bendición padre. Padre Eleuterio: - No te entiendo (abrazándolo) pero bienvenido al Samán y que Dios te bendiga, sabes hijo ya estoy viejo, enfermo mi vista ya no es buena y para complemento me he quedado sordo, Dios sabrá porque me mantiene vivo, no sé si es que me falta algo por hacer o estoy pagando algún pecado que alguna vez cometí. Padre Miguel: - Lo primero puede ser, pero por lo que he sabido, su vida la ha dedicado al señor, siendo muy querido y respetado. Padre Eleuterio: - Tienes razón no me he afeitado. Padre Miguel: - (Subiendo el tono de voz) no, lo que he dicho es que a usted lo han respetado siempre. Padre Eleuterio: - Si..., ya no tengo dientes. Lo único que te pido hijo, es que sepas comprender a mis
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Nancy: - ¿Me crees pendeja verdad? Crees que no se que andas detrás de la mosquita muerta de Verónica, que te babeas por ella, que ella no te ha hecho caso, que es ese el motivo por el que no te has casado. Jesús: - Vamos a dejar eso de ese tamaño y te voy a pedir por lo que más hayas querido en tu vida, que no vuelvas a nombrar en esta casa ni en ninguna otra parte el nombre de Verónica, ella vale mucho y con sólo salir ese nombre de tus labios la ensucias. 38 68
Dicho esto se levanto y se fue. En la hacienda la Prodigiosa, Rosendo fue a visitar a Clara en su cuarto y sin tocar se introdujo a el. Clara: - ¡Que haces aquí desgraciado! nadie te enseñó que para entrar a una parte hay que tocar la puerta primero. Rosendo: - Yo no tengo que tocar ninguna puerta, si esta adentro lo que es mío, saca a esos negritos del coño, que quiero estar contigo. Clara: - Esos negritos del coño, como tú los llamas, pueden ser tus hijos, no comprendes que me das asco, que por ti no siento nada, que me ensucias al hacerme tuya. Rosendo no la dejo terminar de hablar, asestándole un derechazo en el mentón y otro en la boca, al caer Clara inconsciente al piso, cargándola la llevo hasta la cama y rompiéndole la bata de dormir y la ropa interior que llevaba puesta, sació en ella sus instintos carnales. Rosendo: - El hombre que no se de a respetar no es hombre, y ésto negra sucia te va a enseñar que cuando yo vuelva, sin hablar, tienes que abrirme las piernas de inmediato, porque quieras o no, eso es mío. Clara: - (Volviendo de su desmayo, en medio de lágrimas y dolor no se cansaba de repetir gritando); ¡me las vas a pagar desgraciado! ¡Me las vas a pagar!, ¡Maldito!.