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Acuarelas del alma Ileana Velรกsquez
ACUARELAS DEL ALMA © Ileana Velásquez, 2016 Colección de Poesía/Serie resonancia © Fundación Editorial el Perro y la Rana Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Zulia-Venezuela Correo electrónico: sistemadeimprentaszulia@gmail.com facebook: Imprenta zulia Edición Fundación Editorial El Perro y la Rana, al cuidado de: Edgar Sánchez Diagramación/ Diseño de portada Luis Ignacio Cárdenas Impresión y acabado Sistema Nacional de Imprentas - ZULIA
Capítulo Zulia, 2016 ISBN: 978-980-14-3152-7
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
A Dios, mi luz, quien colocó este sueño en mi corazón. A Gabriela y Silvia, mi hija y mi madre, mi motivación, las dueñas de todos mis logros.
Si mis poemas todos se perdiesen la pequeña verdad que en ellos brilla permanecería igual en alguna piedra gris junto al agua, o en una verde yerba. Si los poemas todos se perdiesen el fuego seguiría nombrándolos sin fin limpios de toda escoria, y la eterna poesía volvería bramando, otra vez, con las albas. Fina García Marruz.
Acuarelas del alma / Ileana Velásquez
Alma mía Tengo el alma encendida como ciudad nocturna, desnuda como el día en que nací, alta como Pico de Orizaba, ansiosa por transitar las millas de mis sueños, limpia como hoja al reverso, ligera como conciencia sin carga, ¡libre! se zafó de esclavitudes, escapada ¡a las cumbres! lúcida sin embriaguez de melancolía, nueva con garantía de por vida, noble como pan generoso.
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Editorial regional / ZULIA
Te esperaré la vida Cuando llegues, naceré en tus manos, cantaré dentro de tu voz, desataré mis pupilas para que libres te miren, te daré la ternura que desgaja los sentidos. Cuando llegues, el viento peinará los mares, la lluvia tocará a mi ventana, se oirá el ave citadina, te amaré con la fuerza de mil soles juntos. Cuando llegues, comenzaremos de nuevo como recién nacidos en una vida sin edades, y ahuyentaremos las sombras de las noches que fueron. Cuando llegues, soplarán amor los cuatro puntos cardinales en aires de acantilado, me alimentaré de colmenas, seré fértil como campo de mies para darte cosecha de hijos. 6
Acuarelas del alma / Ileana Velásquez
Cuando llegues sobrarán los perdones y la tinta para la nueva historia escrita en la autonomía de nuestro que será contada por los que siguen quizás en otros mundos quizás en otros lados. Y cantaremos victoria en el último suspiro con las cruces enlazadas de tus dedos y los míos. Te esperaré la vida.
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espacio
Editorial regional / ZULIA
Horizonte perdido …Me voy de ti con tus mismos alientos: como humedad de tu cuerpo evaporo. Me voy de ti con vigilia y con sueño, y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Gabriela Mistral.
Me abandoné en tu cielo de par en par, descubierta como tanto mar, adormecida como laguna, vulnerable como el manto que cubre el contorno de la tierra. Y desperté en otra realidad, rota como un suelo en sequía, cabizbaja como tus ojos ahora, adolorida como un duelo. Pero estaban echados los dados, escrito lo porvenir y el tiempo repartido. Fuiste vendaval de aliento en demasía, eres ahora corriente disipada en lejanía, horizonte perdido.
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Acuarelas del alma / Ileana Velásquez
Hemisferios Conoces todo el hemisferio de mi geografía a veces norte cuando estoy en mi solsticio de invierno con el corazón congelado, algunos días en que el sol nunca se pone. Cuando el deseo semevuelveunPolo Norte como sentado fuera del centro de la Vía Láctea dejando inexistentes las estrellas que eran visibles. Y a veces sur cuando el sol surca el cielo sobre mi norte de este a oeste y me calienta los sentidos con los que te vivo cuando en un verano extendido te observo te escucho te toco te huelo y me aprendo tu sabor.
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Editorial regional / ZULIA
Emanuel Fuiste fuego que quemó mis culpas, destruyendo lo que había, transformando el corazón. Te pedí señales de lo profundo y de lo alto, y me diste a Emanuel. Era valle desierto y me acampaste; cambiaste las que creí riquezas por aguas que corren mansamente, y me regocijé en la saciedad de mi sed. Me hiciste subir entre ríos impetuosos y pasar sobre sus riberas hasta llegar a la calma. Se difuminó mi aflicción, se llenó mi mar de gloria, mis tinieblas de gran luz, y amaneció. Multiplicaste mis júbilos, y quebraste mi pesado yugo. Admirable, Eterno, el Amado de mi alma para siempre.
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Florilegio I Como dos cafés negros servidos, dulces, me esperaban tus ojos indagantes. Me viste y me llevaste adonde el mar embate, donde guarece el viento. Me hallaste en desamparo, como pradera de noche, y me bajaste el rocío a la hierba. Se desvistió el alba y desnudó también tu voz en el eco de la brisa que la trajo en ondas de añoranza. II Volvió mi mano a la tuya entre danzas nocturnas con el acorde de la armónica que alguno tocaba con los ojos cerrados mientras otro cantaba suave a la vida.
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Y no pudimos burlar al ciego con el pobre disimulo del silencio, la escasa diplomacia de los besos y el incierto camuflaje al corazón. Soñaba, me hallaba otra vez, en gozo florecía. Tus pasos con los míos conspiraban, por ir a un camino de senda extraña y como soñada alguna vez, por ti, por mí. III Ser feliz era tan sencillo cuando callados y dulces como gacelas apacentadas entre lirios reposábamos ceñidos, y mirándote, mi memoria te guardaba para otros tiempos. Absorbían tu olor las hebras de mi pelo, que se enredaban con tu rostro de niño sobre los lunares de mi pecho. Mi acomodo era tu espalda, 12
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la inmensidad de mi vientre tu morada, y te daba un siglo de ganas por cada beso en tus manos, la libertad de mi espíritu y un premio con las marcas de mis años selladas en el lienzo de mi cuerpo. ¿Recuerdas? ahora que lejos de mi tibieza te congelas en tu frío viaje lejano, buscando cubrirte con un nuevo manto de felicidad. IV Comienzos fatigosos, futuros azorados, voces que me desvalijan la paz; cuando quiero ser libre me libero con vos, subo sobre alas me elevo altísimo y voy luego bajo y asiento los pies en la repetida realidad. Porque somos como la gota que nace en la hoja y apenas comienza a vivir, pero corre cae a tierra 13
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y se hunde en la arena quedando sepultada. Porque te irรกs, nos iremos y aunque hoy nos queremos, estos designios mundanos me gritan que se irรก tu voz a otro lado.
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Romelia A mi abuela adorada
Ojos grises como nubes preñadas de aguacero atrincherados en las líneas de sus años de plata sus cabellos y sus crianzas mecidas en sus rugosas manos. Remembranzas eternas. Cómplice para atrapar palomas blancas, sabiduría compartida en enseñanzas. Sus ojos desde el ventanal me miraban de felicidad empapada y arriba otros ojos, de tanta lluvia lloraban. Brisa fresca que refrescaba mi espíritu belleza que en su linaje se ensancha preciosa como del campo las cannas. El vaivén de su falda y de su mecedora vieja son tesoros escondidos en el cofre de mi alma así como su risa que hilvana con mi boca que escucho en los espacios de mi mente que la añora.
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Dejó el susurro de un canto, huellas en la casa amada, una herencia de bondad, inmutable amor, y se fue al cielo de todos los cielos. María, era su nombre, Romelia para algunos, Pero yo la llamaba “abuela”.
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Yo te canto Dulces sigilos me cuentan que el sonido de mis sueños suena en altos decibeles de armonías que se abrazan entre notas de algodón; y mi sueño que es tu nombre me ha traído a los recuerdos que te adora dulcemente este blando corazón. Yo te canto con los vientos con mi sueño y con mis notas, con tu nombre y mis deseos que me han dado la razón, pues te canto con la luna con la noche con mi alma que está asomada a la tuya confesándote su amor, y se declara tan tuya tan tuya como estas ansias de las que el dueño tú eres, abrázame por favor.
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Tarde de octubre …Ahora él está lejos, y se hace la noche, y estoy como nunca llena de recuerdos. Mientras el silencio en la mano me cae como un salario pobre…
María Calcaño
Tarde de octubre, lo pardo de tus ojos, el reflejo de sus niñas, y una historia que nacía. Tu piel clara y noble, tus lunares alfarero, y tus manos que me esculpían. Te miraba a mi vera dormido, la octava maravilla, y ese tórrido momento fue mi cántaro en sequía. Mas hoy te saco del recuerdo, del suspiro te desenredo, y te arrojo al puente que nos divide, sin regreso.
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Acuarelas del alma / Ileana Velásquez
Acuarelas del alma He pintado una acuarela En los versos de estas páginas Porque escribir es un cuadro en letras Que terminará colgado en las paredes De la médula del que se atreva a leer. Pues a medida que vayan caminando lentamente sus retinas En dirección horizontal Y bajen Y se detengan en algún punto O el algún margen Que las espera con un regalo llamado instante Para que por unos segundos Quien lea Rememore entre una mueca pícara O tal vez una vivas o triste expresión Los asuntos similares que quizá vivió. Y se descubra a sí mismo en estos trazos Que son un desahogo Un grito que suplica que lo atiendan Un sueño que quiere que lo vean cumplido Un espejo donde se refleja a sí misma La que escribe Y donde a veces también observa otra cara Que la mira con vista airosa Como saboreando el haberle ganado Y otras tantas con un rostro abatido 19
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O con regocijo, O con los ojos cerrados, Como recordando tiempos que se despidieron hace rato; Porque el alma es como un lienzo Donde van cayendo colores, O como una hoja blanca Donde los dedos escurren tonalidades, Y vuelven esta vida un arte Sea pintado, Sea escrito, Y se sacuden de las sobras Como para que no queden las manos manchadas Ni el alma mal dibujada, Y se vaya todo, todo en ese tapiz, O en ese pedazo de papel que fue tronco, Y que sostenía las hojas que daban sombra, Pero que ahora En otras que palidecieron, Nace una nueva existencia, Porque la escritora se subió sobre ellas, Les hizo el amor con letras Y las preñó de una vida más, Donde revivirá ella misma Cada vez que alguien la lea.
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La duda …enamorarse es un presagio gratis una ventana abierta al árbol nuevo una proeza de los sentimientos una bonanza casi insoportable y un ejercicio contra el infortunio…
Mario Benedetti
Si me prestas tus latidos como segundero de un reloj te regalo el tiempo, para que cantes conmigo cuando el mundo haga silencio, mientras chocamos las copas en una noche triste. Ven, que te espero para aclararte la duda, así como me vuelvo agua clara cuando al verte, comprendo una verdad que solo tus ojos conoce y tus manos sostiene, pero que tu corazón aún no entiende. A veces, enfermos de emociones ciegas no nos habla el instinto claramente, y otros ojos que abiertos invitan a que entre, nos traducen el lenguaje de las almas que con miradas se oyen. 21
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De los amores tantos Amores tan carnales con vidas de minutos son solo pasionales. Amores tan prohibidos se vuelven como un vicio descartan los prejuicios. Amores clandestinos que viven encubiertos con miedo y con inciertos. Amores que amanecen por años y guardan apariencias por evitar más daños. Amores incansables que mueren y que nacen algunas tantas se odian y otras el amor se hacen. Amores con fiebre y con desahucio que nada ya los cura ni remedio ni santo. Amores por un día que sirven de refugio cubriendo soledades que llueven en diluvio.
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Amores ostentosos que sacan bien las cuentas para pagarse los besos y las caricias en venta. Amores traicioneros mienten con alevosía con un amor por día. Amores tan lejanos de la esperanza garantes con un aguardo incesante. Amores tan confusos subsisten entre dudas de noche dan la vida y de mañana se mudan. Amores de los buenos de corazones puros de los que siempre están solos y por temor ponen muros. ¡De amores he visto tantos! algunos los he vivido pero nada se compara a lo eres todo se pierde como agua en un porque aquellos amores de mis años no son una mirada de tus ojos.
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manojo
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Tengo Tengo albores que dan vida al aura golondrinas que van en bandada donando su canto en cuartel de invernada. Luna plena en diez mil madrugadas universo con la vía láctea firmamento envuelto en luz blanca espacio infinito que a este mundo aguanta. Aire puro que la brisa emana tantas horas que en los días pasan. Mas si no es contigo se convierte en nada la luna se esconde las aves no cantan la tierra no gira los días no alcanzan el aire se acorta el tiempo se estanca las horas se han ido ya no habrá mañana.
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¿Dónde está la vida? ¿Dónde está la vida? ¿está aquí y ahora? ¿o está allá en mi destino? ¿en el reposo callado de mis horas? ¿o en el ensueño que no digo? ¿Dónde está la vida? cuando estoy como inerte y pienso ¿en cuál océano naufragan tus ojos? y flota un “te espero para siempre” en mi silencio. ¿Dónde está la vida? me pregunto contigo atravesado en la garganta si aún no existes y ya te recuerdo, y mi ser está vestido de ropajes tuyos. ¿Dónde está la vida? cuando este cuerpo de polvo se me baña de sol y no está tu corazón para darle sombra al mío. ¿Dónde está la vida? ¿acaso en un país recóndito? donde caminas ciego de alma con mi patria entera en tus ojos. 25
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¿Dónde está la vida? tal vez esté convaleciente o quizás viva dentro unos años cuando al fin me encuentres.
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A Varinia A la hermana que nunca pude mirar
Tú no estás en esta realidad, simple espacio ordinario. Te mudaste a la verdad, donde burlaremos los trechos, donde las horas se desvanecerán en los adentros de mis ojos cuando te miren. La entrada debe tener tu nombre, aguas sumisas y penumbras resplandecientes cuando tu luna se descubre. Allí, en la verdad, donde la noche se entrega al día y lo preña de luces y las cayenas son más rojas; donde no cerraré los ojos ante el vértigo que me causen las alturas a las que me llevarás, hasta llegar a donde la risa no cesa, para hacerte vecina de una estrella, darte un concierto con mi voz, y transitar juntas eternamente por calles de oro, sin tiempos, sin dolor.
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Instante Hay un instante efímero donde se halla cada acontecimiento un instante matutino en el que alguien abre los párpados que es el mismo en el que otro los va cerrando, pero nocturno. Ese segundo en que nació el beso de los esposos que ya se van y al mismo tiempo una madre besa al hijo que al mediodía la esperará; mientras lo deja, un semáforo cambia la luz, y un impaciente sigue su rumbo. Ruedan las llantas manejadas por un ciclista y en otra calle el anciano intenta manejar su bastón tratando de pasarse al otro lado en ese justo momento como para no alterar el tiempo que sigue siendo el mismo en el que una cucharilla le da tres vueltas a un café medio caliente mismo minuto en el que otra tasa viaja hasta la boca roja de una dama que se encuentra sentada en la mesa de al lado donde está un caballero que pasa de la 3 a la 4 las páginas del periódico de hoy y en un unir y separar las planas 28
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se recogen las cortinas de una casa que le da la bienvenida al sol justo cuando pasaba agitado el metro y también un conocido acomodando su corbata por la acera mientras que con el mismo agite corría el limpiaparabrisas hasta un auto. En ese mismo intervalo alguien dijo buenos días o eso me pareció porque el timbre de mi teléfono lo opacó y también desconcentró al niño que leía un libro y repetía mientras el autobús escolar, supongo, venía por él y ya cruzaba la esquina que marcaba la calle 5. La calle 5 donde vivo donde llego donde me voy donde crecí donde envejezco donde camino donde me detengo como detengo la existencia en el instante en el que se abren y cierran párpados que es el mismo del beso de la luz de la calle 29
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del anciano del café de la boca roja de la mesa del periódico de las cortinas del metro de la acera del auto del teléfono del niño del libro del autobús de la esquina donde estoy sentada en este lugar donde se detuvo la vida cuando llegaste a mi mente por un mientras todo aquello sucedía.
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instante
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Ojitos de Luna Hija, amada mía, Gabriela Saraí
Era mi vientre la cuna que resguardaba tus sueños y tu vida la fortuna de la que ahora somos dueños. Se entretejió tu figura muy adentro de mi templo tuve en mí dos corazones amándose al mismo tiempo. Me volvió a empezar la vida cuando lloraste a lo lejos cuando fija tu mirada iluminó mis adentros. Unos ojitos de luna me observaron en silencio que con dolor traje al mundo para amarlos por el tiempo. Mis manos te equilibraban te sostenían mis brazos tu camino comenzaba dando tus primeros pasos.
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Y con tu voz me llamabas en tus primeras palabras mamá, tú me susurrabas, mientras venías despacio. Fue creciendo la alegría que irradiaba en tu mirada, cuando tan libre tú andabas corriendo con picardía. Cantabas tan esmerada las sinfonías de tu infancia, y con tus manitas santas al mismo tiempo aplaudías. Quise interrumpir las horas que tan rápido corrían, y detenerte en el tiempo pues muy de prisa crecías. Cuánto quisiera que vuelvan hija mía aquellos días, que en esos años vividos no sabía cuánto valían. Te llevaba por las calles, te mostraba los luceros, mientras tú me preguntabas qué tan alto queda el cielo.
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Te decía: hijita mía, calcularlo yo no puedo, mas mira cuánto te amo, le debe quedar pequeño. Como pequeña es la luna y en tus ojos su reflejo, pues ellos brillan más fuerte que un cielo de estrellas lleno. Fueron pasando los años, tu voz de niña era menos, tus preguntas aumentaban, eran otros tus anhelos. Tus cabellos se crecían, tu carita ya cambiaba, fui conociendo los sueños que tu alma joven deseaba. Con sudor te aré el camino para que tus pies andaran, te mostré varios senderos para que no tropezaran. Me hice fuerte en tu defensa cual soldado en la brigada, para cuidarte la vida y heridas no te dañaran.
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Porque tu vida es la mía yo seré como tu espada, y también como tu escudo, por ti no le temo a nada. Si por tu andar por el mundo debes de mí tú alejarte, mi alma se irá con la tuya, prometo nunca dejarte. O si en tristeza te encuentras la tomo toda en mis manos, y mi risa te regalo por alegrar tu existencia. Mi piel te doy para el frío, para el calor brisa fresca, si tienes sed traigo un río que manantiales te ofrezca. Tú eres tan grande a mis ojos y tan pequeña en mis brazos, siempre es tuyo mi regazo por más que tu cuerpo crezca. Y si naciera otras veces busco de nuevo tenerte, pues mi amor es para siempre y no hay vida en que perezca.
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A dos ...es tan corto el amor y es tan largo el olvido... “
Pablo Neruda
Hiciste escala a dos octubres, a dos temporadas de lluvia, dos ojos que aún te miran, dos madrugadas eternas, dos almohadas que soñaban, a dos vidas que hoy se alejan, a dos voces que se callan, a dos mentes que aún se piensan, dos manos que soltaste, dos cuerpos que aún desean, dos bocas que reclaman, dos almas que se anhelan, a dos caminos que siguen hacia un lugar que no llega, y a una palabra infinita que se escribe en cuatro letras.
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Madre mía Para la amada mujer que me dio la vida
Si hoy te escribo es porque un día al mundo tú me trajiste, con amor me bendijiste cuando los ojos yo abría. ¡Fue tu luz, oh madre mía! mi bienvenida en tus brazos, me tomaste en tu regazo como lo haces todavía. Como el sol del mediodía brilló fuerte tu mirada, al ver las nuevas andadas que paso a paso yo hacía. Y si hoy te hablo, madre mía es porque a hablar me enseñaste, quiero decirte en palabras lo que guarda el alma mía. Y tu mano con la mía le daba forma a unas letras, cuando a escribir me enseñabas siendo niña todavía.
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Y aún en mi poca destreza cartas de amor yo te hacía, las que guardas, madre mía sin que el tiempo desvanezca. Por un lapso anduve lejos lejana a tu compañía, fueron tantas tus plegarias cual ángeles me seguían. Y tu fuerza fue la mía desde allá yo te escuchaba, que aunque pasaran cien años a tu lado volvería. Fue tan duro en aquel tiempo tenerte lejos un rato, de no imaginar yo trato que te me irás, madre mía. Mi vida te entregaría para duplicar la tuya, y hacerte eterna en las hojas de mi simple poesía. Pero hoy que estás tú tan viva quiero en prosa describirte, fuerza yo te llamaría pues ser fuerte decidiste.
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Y con tesón te serviste a esas dos vidas a cuestas, para sacar adelante a los hijos que pariste. Con abrazos muy cansados en las noches me abrigaste, para buscar el bocado mil jornadas trabajaste. Sin darte cuenta forjaste el concepto del ejemplo, y si hoy vivo dignamente fue porque tú me enseñaste. ¡Cuántas cosas quiero darte que provoquen tu alegría! ¿Bastaría, oh madre mía para esta deuda pagarte? Ni con todos los diamantes podré saldar yo la mora, que me mantendrá en demora todos mis días restantes. Perdóname si es que acaso de tu bondad he abusado, es tanto lo que me has dado y aún lo que me darías.
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Con amor perdonarías lo que ya me has perdonado, eres del cielo un regalo sin ti yo no viviría. ¡Gracias te doy madre mía! por ser consuelo en mi llanto y esperanza en mi quebranto cuando el corazón dolía. De ti heredé gallardía para luchar sin cansancio y para salirle al paso al afán del día a día. Y cuando camines lento en tus temblorosos pasos, tu apoyo serán mis brazos adonde vayas yo iría. Jamás yo te dejaría como nunca me has dejado, ¡Allí estaré madre mía! reponiendo tus cuidados.
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El mundo de dos caras Como sol en el centro del cielo que quema y alumbra la tierra eres. Pero desapareces cual sol en ocaso que baja como baja mi aliento en tu rostro al besarte en la frente si te marchas. Y tu luz se apuesta al otro lado abrazando un ajeno horizonte en el mundo de dos caras en el que vives. Deja de ser el mar tan inmenso si siempre se mira, y mis ojos en ti se quedan cuando te vas ocultando. Y te vuelves diminuto en mis retinas nubladas y tambiĂŠn en el espacio interno donde se alberga el amor.
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Hermano A mi hermano amado, Carlos Luis
Guardianes han sido tus ojos para cuidar mis pisadas, y en medio de ausencias que creímos inmensas nos bastamos, para resguardarnos. Tantas risas de niños, tantas memorias, los juegos de tarde, los cantos. ¿Cuántas calles del pueblo pisamos, hermano? por donde caminamos unidos de manos en la infancia, arraigándonos la humildad, y vendiendo la dulzura amasada en la mano de la que tanto nos amó. ¿Cuántos años vivimos, hermano? en aquella ruidosa juventud de carcajadas escandalosas e infinitas y canciones compartidas, de sueños confiados,
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amores llorados, de abrazo y consolación. ¿Cuánto falta por vivir, hermano? en este tiempo maduro en el que ya estamos hechos, que aún nos alcanza para seguir haciéndonos, haciéndonos grandes fuertes viejos. Hermano, vendrán épocas para seguir riendo seguir cantando, en el asiento de la años cansados donde nos sentaremos a recordar. Pero aquí estuvimos, hermano, estamos y estaremos, en estas dos vidas que nacieron de una pero la tuya es el ejemplo que la mía seguirá.
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Adiós Entre fortuitos e inciertos y luchas por vencer, te fui queriendo despacio como emerge un renacer. Creyendo que era imposible me convenciste sin ver que cuando el alma es palpada termina en reverdecer. De la prisa y las ausencias hiciste un fuerte sostén, que sostenía el anhelo de verte siempre volver. De las esperas y horas me alimentaste el querer, querer mirarte dormido antes de irte otra vez. Querer abrazar tu esencia y a tu estadía convencer, para que ya no te fueras y yo en ti permanecer. Pero una noche muy pronta tuve que verte correr decir adiós decidiste, y yo la rienda solté. 43
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Te preparé bien las alas y hasta el vuelo te alisté, para que volaras libre tal como siempre te amé. ¿Quién creará aquellos puentes? que con mis manos fundé, para pasar tus abismos y ampararte de caer. ¿Quién calmará tus humores? esos que tanto cambié, que en sonrisas terminaban pues con paciencia aquieté. ¿Quién cuidará tus desvelos, los insomnios que velé?, cuando el cuerpo te dolía siendo mi dolor más bien. ¿A quién contarás tus miedos, tu debilidad también? sin que se sirva de ellos para engrosar su poder. ¿Quién llorará con tu llanto, te enjuagará todo el ser? con pañitos de agua dulce que curen tu decaer.
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¿A quién darás tu confianza? la que a pulso me gané, ¿dónde estarás tan seguro? si tu paz ya no seré. ¿Quién te escribirá poemas? que por tus ojos plasmé, dibujándote entre letras, perpetuándote el haber. ¿Quién será tu luz a oscuras? si a tu paso ya no iré, ni tendrás mi mano en sendas que contigo atravesé. ¿Y quién será tu consuelo? cuando debas comprender que el amor no has conocido solo emociones de piel. Cerrar tus ojos no cambia lo ocurrido por no ver, más bien te será más duro cuando al abrirlos flaquees. Ahora de ti me despido te dejo el camino a pie, cierra bien todas las puertas y las ventanas también.
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Abrígate bien del frío guarda lo que te entregué, recuerda bien lo que dije, mas no pienses en volver. Hoy me trasladé de tiempo y de lucha me mudé, me hice un cambio hasta de vida y en esta no te junté. Sé feliz en tu existencia como he querido y querré, como en otro tiempo quise, inténtalo, puede ser.
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La creación Firmamento, tierra y mar el universo luces en las alturas aves en la cumbre el arcoíris del pacto una alianza perpetua JURAMENTO INEXORABLE. El silencio nocturno la lluvia que desciende el sol que calienta la faz los vientos que arrecian LA VOZ DEL CIELO. Sublime alumbramiento las pupilas de un niño el bullicio del mundo ESPERANZA DE VIDA. El olor de las flores las colinas y prados las montañas, las selvas la fuerza del río, el valle, el glaciar las cataratas altas, lagos, islas, el salar el desierto silente, el pantanal archipiélagos, bosques cordillera y sierra las quebradas que brotan el cantar de la tierra EN TODAS PARTES ESTÁS. 47
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Perdรณn Salvaciรณn Libertad Paciencia y dulzura Sol de justicia y bondad Dร DIVAS ETERNAS. Lirio de los valles Recompensa, vida y paz El esplendor de los cielos Fuego y brisa matinal LA MAGNIFICENCIA.
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Soledad Finalmente los seres que amamos se terminan yendo, como se van las aves cuando viene la tormenta, como se va la luna cuando se cargan las nubes, como se va el sol cuando se acerca la lluvia. Y una va acostumbrándose a la misma soledad con la que nace y con la que algún día morirá, porque la vida es eso, una compilación de seres que le van dando forma y sentido a lo que llamamos existencia, y desde los primeros que aparecen hasta los últimos, se van. Se van las manos de la madre que nos arrullaron y nos dieron de comer, las del padre, que con fuerza trabajaron por llevarnos el bocado. Se van los hermanos con los que reímos y jugamos en la niñez; los amigos, unos porque nunca lo fueron y otros en la búsqueda de su destino. Se va la familia, a la que ineludiblemente tenemos que ver partir. Se van los hijos que parimos con dolor, que les dimos hasta lo que no tuvimos, y por quienes dejamos de ser para ser ellos desde que respiraron.
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Se van los amores, que muchas noches nos robaron, por los que mucho hicimos, para verlos mirar hacia otro lado, y despuĂŠs ver llegar nuevas querencias. Y asĂ se va yendo quien se ama, por caminos lejanos, rutas nuevas y otras no tanto, porque eterna solo la vida, si es que contamos con fe, y segura solo la muerte. Finalmente no es tan mala la soledad, ella nunca nos deja.
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La casa La casa que llamo hogar no es de estructura opulenta pero tiene dos ventanales con vista a los años una entrada que jamás se cierra un huerto con césped tierno dos mapas que guarda para guiarme y un balcón donde cada noche dos amigos me esperan. Es una casa sin domicilio donde tú estés, se encuentra para correr por el tiempo en esos dos ventanales que tienes por ojos que se abren y me observan reposar de la vida en tu huerto de piel y pasar por esa entrada llamada corazón que nunca me cierras
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cada vez que pierdo el rumbo y busco las palmas de tus manos que son como los mapas que con sus líneas me centran y me hacen volver al balcón donde la noche se anida y tus oídos se aprestan para escuchar lo que quiero contarles como a esos amigos que nunca se alejan porque la casa que llamo hogar tiene tu nombre y mi hogar será el cobijo que dé la tibieza que tus dedos tejan.
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5. Alma mía. 6. Te esperaré la vida. 8. Horizonte perdido. 9. Hemisferios. 10. Emanuel. 11 Florilegio. 15. Romelia. 17. Yo te canto. 18. Tarde de octubre. 19. Acuarelas del alma. 21. La duda. 22. De los amores tantos. 24. Tengo. 25. ¿Dónde está la vida? 27. A Varinia. 28. Instante 31. Ojitos de luna. 35. A dos. 36. Madre mía. 40. El mundo de dos caras. 41. Hermano. 43. Adiós. 47. La creación. 49. Soledad.
51. La casa.
Editorial regional / ZULIA
Epílogo
La poesía, es la representación artística de la vida y está en la cúspide del arte y la belleza, belleza que se le puede encontrar a cualquier persona, circunstancia, objeto o elemento. En resumidas palabras, la poesía es vida y los poetas los narradores de eso que nos hace tan elementales y al mismo tiempo tan profundos. Este libro es la representación del amor, de muchas luchas, entre éstas derrotas y victorias, de filosofías personales que solo se logran a través del encuentro con uno mismo, de soledades transitorias, susurros gramaticales, saludos y despedidas, el recuerdo que cambia como la luz del semáforo que nos reta a recorrer hemisferios y cambiarlo todo por el futuro, o a preguntarnos por las grandes noticias del mundo, o a navegar en las filosofías existenciales y amorosas que se vuelven un ejercicio de sensibilización y desahogo para quien lo escribe y quien lo lee. Acuarelas del alma, es una canción que tiene nombre de madre, esperanza de hija, fuerza de hermano, convicción y visión bien pintada en el lienzo del papel, hecha con verso de mujer hecha y derecha, melancólica, apasionada y enamorada.
Edgar Sánchez
Acuarelas del alma / Ileana VelĂĄsquez
Los 250 ejemplares de este tĂtulo se imprimieron durante los meses de abril de 2016 en la Imprenta Regional Zulia del Ministerio del Poder Popular para la Cultura Sede el ICLAM , Sector las Banderas Maracaibo, Venezuela
Editorial regional / ZULIA