4 minute read

Una Emancipación Inconclusa

invistieron con la dictadura perpetua y hereditaria… De este modo se apropiaría de la soberanía y dispondría a su antojo de los recursos económicos de la nación” (José De la Riva Agüero).

“Mentira que la patria pertenece a todos los que nacimos en ella. Pertenece a una pequeñísima minoría de acaparadores de la tierra y de las riquezas del suelo. Pertenece a los terratenientes, grandes negociantes y banqueros” (Librado Rivera).

Advertisement

“Por las más recientes informaciones recibidas se sabe que los peruanos alistados en el ejército (libertador) huyeron al saber que tenían que enfrentarse con sus antiguos amos, y que esto había tenido consecuencias desastrosas para determinada batalla. Sin decir que son hostiles al nuevo orden, esto debe ser atribuido a su indolencia para la guerra y a su creencia de que su condición no va a mejorar con el nuevo estado” (Alexander Caldclevgh).

“…Los de la clase alta, aunque desean la independencia no darán, sin embargo, ni un paso para lograrlo o secundarla, pues como tienen a sus padres empleados o son mayorazgos, o son hacendados, no se afanan mucho por mudar de existencia política, respecto a que viven con desahogo bajo el actual gobierno. Los de la clase media que son muchos no harán nada tampoco activamente hasta que no vengan los libertadores y les pongan las armas en la mano, su patriotismo solo sirve para regar noticias, copiar papeles de los independientes, formar proclamas, etc., levantar muchas mentiras que incomodan al gobierno y nada más. Los de la clase baja que comprende este pueblo, para nada sirven ni son capaces de ninguna revolución. En una palabra, no hay que esperar ningún movimiento que favorezca los del ejército protector de esta capital. Pues en ella reina una indolencia, una miseria, una flojedad, una insustancialidad, una falta absoluta de heroísmo, de virtud republicanas en general, que nadie resollará, aunque vean subir al cadalso un centenar o dos de patriotas” (José De la Riva Agüero).

“La independencia del Perú fue un proceso ambiguo, donde la actuación de clases populares fue muy dispar, y donde la aristocracia limeña optó por la independencia como última alternativa para conservar sus privilegios frente a un poder real que en 1820 (nuevamente bajo la influencia política de los liberales) no podía protegerla” (John Lynch).

“… Jamás se ha conocido en el Perú un demagogo más orgulloso: sus odios han sido eternos, siempre vengativo con todo aquel que no se le ha prosternado. Este hombre ha querido siempre mandar en el presidente de la república: lo consiguió en las épocas del presidente La Mar y Orbegoso, y también durante el mando de don Manuel Salazar. La dirección de aquel fue la pérdida de esos gobernantes. Puede decirse que Luna Pizarro, después de Bolívar, es el principal origen de la anarquía que por tanto despedaza al Perú. Luna Pizarro parece haber sido uno de aquellos que toman el estado eclesiástico por carrera y no por vocación” (José De la Riva Agüero).

"Este enojo mandó el Marques Gonzalo Pizarro matar a esta mujer de Manco Inca, llamada Kura Ocllo y, atándola a un palo, unos cañares la varearon y flecharon hasta que murió. Decían los españoles que allí se hallaron, que nunca esta india habló palabra ni se quejó, y así murió de varazos y flechazos que le dieron. ¡Cosa de admiración que una mujer no se quejase ni hablase ni hiciese ningún mudamiento con el dolor de las heridas y de la muerte!". Según la tradición sus últimas palabras las dirigió a sus verdugos: "¿Sacan su ira con una mujer?... Dense prisa y acaben conmigo y así podrán satisfacer todos sus deseos" (Pedro Pizarro – Cronista).

“… Es sabido que Bolívar, para ponerse a cubierto de todos sus excesos, y poder asegurarse en la usurpación del Perú, hizo que Sucre y demás agentes suyos instalasen en Lima una farsa a semejanza de Congreso. Esta farsa, titulándose Representación Nacional, no obstante, de carecer del requisito esencial de la elección de los pueblos, fue ganada por las dádivas y promesas de Bolívar, y esta le dio en patrimonio el Perú. Si las elecciones populares están expuestas a ser corrompidas, ¿cómo una farsa de gente desconceptuada y ganada de antemano, no había de prostituirse al que los había colocado en esa categoría? Así sucedió, ellos recibieron descaradamente de Bolívar toda clase de colocaciones en los empleos civiles, militares, eclesiásticos, de hacienda y de justicia; y a su vez ellos lo

“En la Batalla de Ayacucho, en la que estuvo presente el General Navala Huachaca, el Ejército Realista estaba compuesto de unos 9.000 hombres, de los cuales sólo unos 500 eran españoles peninsulares; 6000 eran peruanos -indios y mestizos mayoritariamente- y el resto eran indios llegados desde Salta e incluso 3 divisiones de soldados de Chile. El Ejército Patriota, por contra, estaba formado por un puñado de criollos peruanos, chilenos, argentinos, colombianos y varios miles de mercenarios europeos pagados por Inglaterra” (Hispanismo).

“...La etapa que he llamado Gesta de la República 1820-1826 exhibe al lado de los más grandes heroísmos las más grandes infamias. Era de contrastes. Tras de cada apóstol un traidor. Tras de cada héroe un cobarde. Abnegación y perfidia. Elevación y procacidad. Cada página de gloria tiene un reverso de abyección. Naturalmente, el periodismo de la época es el fiel reflejo de la vida; pero un espejo siempre enturbiado por la cobardía del anónimo y generalmente también por la mezquindad de los tópicos, por el chisme y la procacidad que lo ribetean, distintiva de la pútrida fermentación de una sociedad en la que la guerra ha removido el fango y sacado a flote la inmundicia” (Carlos E. Paz Soldán Unánue).

This article is from: