Universidad Distrital Francisco José de Caldas Historia de la pedagogía / Jaime Blandon Ensayo, la universidad que queremos Indira Parra Caro 20131155037
PLURIVERSIDAD: ENTRE LA DIVERSIDAD, LA DIALOGICIDAD Y LO POPULAR. A lo largo de la historia la sociedad ha tenido cambios trascendentales que han marcado el curso del desarrollo humano, frente a todos los aspectos. Actualmente nos enfrentamos con una sociedad mediática y de consumo. La educación ha sido una receptora principal de estos cambios y ha ayudado a reproducir prácticas colonizadoras, autoritarias, discriminadoras y deformadoras del conocimiento. Es por esto que se hace necesario resistir a la academia, pero resistir de una forma activa, construyendo entre todos y todas la educación que queremos. Universidad hoy: ¿En qué nos movemos? La educación hoy se ha limitado a la transmisión de información, a la fragmentación del conocimiento y a la reproducción de formas de vida y maneras de pensar que no permiten el desarrollo de mentes críticas. La escuela se convirtió en un simple espacio de encierro que produce individuos utilizables para fines institucionales. La educación de la modernidad le apunta al control, a la disciplina y al mercado, y esto ha generado una gran crisis. Como hecho globalizante del sistema neoliberal, la educación se ha visto obligada a responder a las demandas del mercado; esto ha implicado que esta se limite a lo que el mercado nos ofrece: información, televisión, rapidez, saturación del conocimiento, inutilidades materiales y hasta audiovisuales, y entonces nos encontramos con personas desinteresadas del mundo, del conocimiento, del aprendizaje y aún peor de la creación. Es por medio de esta, que se han reproducido todas las formas de mercantilización de la vida. La inmediatez y rapidez de los sucesos que nos presenta la sociedad de consumo no permite que se interiorice lo que se nos está exponiendo, no permite un buen desarrollo mental; es una educación que se limita a la transmisión del conocimiento y que no permite que haya una verdadera actividad dentro de nuestro cerebro para su buen desarrollo; es una educación descontextualizada, es una educación a la que no le interesa la producción de saberes sino la reproducción de prácticas homogeneizadoras. Clara muestra de ello es la homogeneización de las personas a partir de pruebas pisa, saber pro, saber 11, etc. que son pruebas estándares que responden a demandas internacionales puestas por el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el BM(Banco Mundial). Colegios y universidades se preparan para responder un examen que define la situación de la educación del país. A partir del “a-b-c-d” es posible definir el alto grado de “educación de calidad” de las personas, o al menos
eso parece. Y entonces, como resultado, se le enseña a las personas a competir, se instauran dinámicas colonizadoras y se homogeniza el conocimiento. No es una academia que forma, es una academia que deforma hacia una determinada forma de ser. La universidad ha jugado un papel importante dentro de la educación, pues es allí donde se ha evidenciado la forma mercantil de la educación, pero también se ha venido construyendo, desde la base, otra universidad y ha sido el lugar donde se ha generado más controversia, acerca de cuál es la universidad que el pueblo necesita, y la que el pueblo quiere. La universidad pública aún más, ha sido promotora de esta construcción y ha trabajado en contra de la mercantilización de la educación y en pro de de una universidad que sea construída así misma a partir de la actividad política, de la defensa de la educación como derecho fundamental y del establecimiento de lo público como aquello que se cocina entre todas(os); sin embargo en medio de la protesta y bajo las dinámicas del capital, la propuesta frente a la universidad que queremos se ha quedado vacía y no ha generado grandes debates más allá del movimiento que surge en contra de las políticas de mercado. <<Comienza entonces un desmantelamiento de la universidad pública debido a factores externos e internos, entre los que se pueden señalar: en lo externo la ofensiva internacional de las multinacionales para “colonizar” la educación superior en los países Latinoamericanos y las exigencias del Fondo Monetario Internacional para privatizar los servicios públicos con el fin de asegurar, en los estados acreedores, el pago de los intereses de la deuda externa mediante “la racionalización del gasto”. Y, a nivel interno, el congelamiento de las plantas de personal docente, el aumento de profesores por contrato, la exigencia de autofinanciación mediante la venta de servicios, el aumento del valor de las matrículas, la ingerencia del gobierno y sus políticas gerenciales en los Consejos Superiores de las universidades y la apatía y ausencia de propuestas viables por parte del estamento estudiantil y profesoral orientadas a enfrentar tan grave crisis más allá de la protesta y la denuncia.>> 1
1Tamayo Valencia, Alfonso.
El Observatorio de la Universidad Colombiana - Sentido y significado de la Universidad Pública, en http://www.universidad.edu.co/index.php? view=article&catid=36%3Aensayos-acadcos&id=362%3Asentido-y-significado-de-launiversidad-pca&format=pdf&option=com_content&Itemid=81
Se ha hecho necesario entonces, que pensemos en la educación que queremos y que nos salgamos de los esquemas impuestos por el sistema, y empecemos a pensar cuál es la educación que realmente necesitamos, y cuál es la que queremos. De la educación individualizadora al reconocimiento del otro. “Cada una habló de su diferencia, y cada otra de las diosas que escuchaban se dieron cuenta que escuchando y conociendo la diferencia de la otra, más y mejor se conocía a sí misma en lo que tenía de diferente; entonces todas se pusieron muy contentas y se dieron a la bailadera y tardaron mucho pero no les importó porque en ese tiempo no había tiempo”2
Hemos de pensar, como primer avance hacia la transformación de la universidad, que hay otras personas y otros saberes que deben ser reconocidos. El primer acto transformador de la universidad debe ser estrechar las relaciones de la solidaridad y el reconocimiento del otro, como un otro que construye, otro que piensa y otro que debe ser recogido dentro de la educación que queremos. El mundo globalizado y el modelo neoliberal se ha encargado de establecer formas de vida y ha provocado que las relaciones humanas se establezcan a partir de relaciones de consumo y de mercado. En la educación esto no ha sido la excepción, de hecho, es allí donde se reproducen con mayor fuerza, y de manera implícita, estas formas de relacionarse o mejor de no relacionarse con el otro; es por esta razón que el primer paso hacia la construcción de una nueva universidad debe ser el reconocer al otro en su diferencia, aprender a respetar y aceptar la diferencia para construir, en medio del diálogo y en medio de la diversidad, espacios donde podamos converger y donde podamos estar generando todo el tiempo relaciones humanas de solidaridad antes que cualquier tipo de conocimiento.
2 Subcomandante Marcos. Los otros cuentos. La historia de los otros. Tomado de: http://www.youtube.com/watch?v=fBREknkJrLk
Dialogicidad, la praxis pedagógica “La gente tiene que ser capaz de analizar su mundo y, al tiempo construirlo y transformarlo, y no sólo de repetir las "consignas" de moda de un autor o partido cuyas tesis básicas no ha confrontado o ni siquiera conoce más que desde la lectura de algún artículo aislado.”3
La educación que hoy tenemos es una educación a la que no le importa el conocimiento, ni el consentimiento del otro. Docentes y estudiantes deben acogerse a las políticas de estado para llevar a cabo el proceso de enseñanza y el de aprendizaje. La tarea transformadora debe llevar como segunda medida hacia el diálogo para la construcción, no sólo de una universidad o de un espacio de aprendizaje, sino también de un mundo nuevo. En ‘Educación como práctica de la libertad’, Freire define el diálogo como “una relación horizontal de A con B. Nace de una matriz crítica y genera criticidad. Se nutre del amor, de la humildad, de la esperanza, de la fe, de la confianza. Por ello sólo el diálogo comunica y cuando los dos polos del diálogo se ligan así con amor, con esperanza, con fe uno con el otro, se hacen críticos en la búsqueda de algo. Se instaura, entonces, una relación de simpatía entre ambos. Sólo así hay comunicación”4 Como característica de la dialogicidad Freire plantea que es en el diálogo donde se transforma; pero no entendiendo el diálogo como un accesorio de generosidad sino como toda una praxis para llegar a la construcción. Sin esto decir que el diálogo nos pone a todos como iguales, sino que por el contrario, nos reconoce en su diferencia. “El diálogo gana significado precisamente porque los sujetos dialógicos no sólo conservan su identidad sino que la defienden y así crecen uno con el otro. Por lo mismo, el diálogo no nivele, no reduce el uno al otro. Ni es favor que el uno haga al otro. Ni es táctica mañera, envolvente, que el uno usa para confundir al otro. Implica por el contrario, un respeto fundamental de los sujetos involucrados”5 3 José Luis Carretero. Conciencia y dialogicidad: de qué hablamos cuando hablamos de formación política. Revista Trasversales número
30
octubre
2013-febrero
de
2014.
Tomado
de:
http://www.portaloaca.com/opinion/8322-conciencia-y-dialogicidad-de-que-hablamos-cuando-hablamosde-formacion-politica.html 4 Freire Paulo. Educación como práctica de la libertad. Ed. América Latina.Bogotá. Pag112 5 Freire Paulo. Pedagogía de la esperanza. Un reencuentro con la pedagogía del oprimido. Pag 145. Siglo veintiuno editores.
Pero el diálogo no puede volverse un constructo relativista dentro de la diversidad; “El objetivo es problematizar en común los problemas colectivos. En definitiva: aprender.”6 Debe ser en el diálogo donde se problematice y se construya además una visión crítica de lo que se nos es presentado, debe enfrentarse a la complejidad y debe generar conocimiento. Diversidad, ¿Universidad o pluriversidad? Además de los problemas expuestos anteriormente, la educación ha sido reproductora de prácticas colonizadoras. El mundo que hoy conocemos ha intentado estudiar, entender y comprender a partir de los saberes occidentales, entendidos como los saberes producidos por Europa. Hemos construido una visión occidental del mundo y hemos configurado una forma de ver el resto del pensamiento que no es occidental, como folklore. Hemos estructurado formas de vida desde este pensamiento y hemos estado sumergidos dentro de la constante colonización europea hacia una reproducción de la realidad occidental. De la mano de esto, hemos olvidado que el mundo no es solo un continente o una sola forma de pensar, y nos hemos estancado dentro de lo que racionalmente es correcto, reconocido y aprobado dentro de la visión occidental. Es tanto así, que hasta dentro de nuestro sistema educativo la visión del crecimiento está dirigida hacia el aprendizaje de lo europeo. Existe en el mundo un racismo epistémico, entendido como el rechazo a cualquier pensamiento que no sea occidental. Hay una jerarquía de dominación colonial en donde se pone en la parte superior el conocimiento occidental, que es universalmente válido, y en la parte inferior al conocimiento no-occidental que no es válido en tanto que está en el no-ser. Existe una colonización mental de las visiones del mundo. De Sousa Santos propone una teoría de la razón indolente, que es aquella que no mira más allá de lo occidental. Ésta razón está dividida en dos tipos: la metonímica y la proléptica, la primera disminuye el presente basándose única y exclusivamente en el pensamiento occidental y la segunda expande el futuro desde el mismo punto de vista. (Grosfoguel, 2011) De Sousa Santos propone una forma de combatir este tipo de razón a partir de dos formas de sociología que proponen una ecología de saberes. La primera es la sociología de las ausencias, que aumenta la posibilidad de conocer otras realidades y la segunda es la sociología de las emergencias que produce experiencias posibles dentro del mundo en general y no únicamente el que es entendido occidentalmente. Ambas producen una enorme cantidad de realidad y proponen una forma de visión pluriversal del mundo. 6 Op cit. José Luis Carretero. Conciencia y dialogicidad: de qué hablamos cuando hablamos de formación política.
Entonces, la descolonización del conocimiento desprendida del diálogo nos debe conducir a entender que no se debe hablar de una universidad, puesto que no pretendemos que sea uniforme el conocimiento ni la vida, sino que, por el contrario, debemos hablar de una pluriversidad como un espacio en el que la diversidad pueda converger y donde además de construir sociedad, se puedan dar aires de descolonización del conocimiento y de la vida. La construcción de lo popular “Lo popular es la historia de lo excluido, la vida de lo sometido, la imagen de los que no tienen patrimonio, de los que no logran ser reconocidos y conservados. Lo popular es lo que queda por fuera, ó que llegando a estar es ilegitimado e invisibilizado; es lo excluido, lo sometido. Lo popular es la circulación de sentimientos, representaciones, saberes y conocimientos subordinados y deslegitimados por el poder, manifestándose a lo largo y ancho del tejido social y transitando los circuitos de la política y la cultura.”7
La educación popular tuvo sus raíces en el pensamiento de Paulo Freire y sus orígenes se remontan a las ideas y experiencias desarrolladas alrededor de las prácticas de educación de adultos y de alfabetización en Brasil hacia los años 70. Nace como una educación pensada para aquellos que son mayoría pero que están subordinados a quienes inoculan el poder. La tarea transformadora de la educación hoy y de la universidad, debe propender por una educación que esté al alcance de todos, una educación que sea incluyente, que transforme y construya el conocimiento. La construcción de nuestra educación debe ir de la mano de lo popular. Pero no de lo popular entendido únicamente como lo excluido, lo subordinado ni mucho menos relacionado con la pobreza, sino lo popular entendido como aquello que está al alcance de todos, puesto que está construido en la base, con las manos de todos. La intencionalidad pedagógica entonces, debe ser de carácter liberador, puesto que debe propender por la libertad de cada persona; debe desarrollar las relaciones de las personas frente a la vida en colectivo y debe ser de carácter político, entendido esto no como un adoctrinamiento ni enseñanza de ideologías políticas, sino entendido como el desarrollo de una conciencia política que a partir del diálogo y de la crítica sea capaz de generar en las personas acciones de construcción y transformación de su mundo en pro de la diversidad y el respeto por los otros. El pensar lo popular, es pensar también en la reconstrucción del sujeto social “que interviene en las prácticas educativas como un sujeto popular histórico que 7 Jorge Enrique Ramírez. La educación popular: significados y posibilidades. Pag.16. En: Programa de maestría en desarrollo educativo y social. Modulo: educación popular sus significados y retos. Preparado por: Jorge Enrique Ramírez. Centro internacional de educación y desarrollo humano. Convenio UPN-CINDE 25-26. Bogotá. 2011.
adquiere protagonismo social en la dimensión del empoderamiento, es decir, en el campo de las transformaciones y desplazamientos de las relaciones de poder en los ámbitos del mundo de la vida y en ámbitos más generales en la medida en que se constituya como movimiento social hacia lugares de mayor justicia social” 8 Mundos posibles, de la fragmentación a la vida en colectivo. Dentro de un mundo fragmentado, la vida en colectivo es en definitiva una de las formas más efectivas de resistencia. El aula de clase debe convertirse entonces en un espacio en el que la construcción colectiva prime sobre cualquier otra cosa. El reconocimiento del otro, debe incentivarse desde el primer momento en el que se inicia el proceso de aprendizaje, independientemente del nivel en el que se encuentre. El constructo pedagógico (que no es por parte del maestro únicamente, sino por parte de docentes y estudiantes) debe propender por el beneficio colectivo. Así el aula de clase debe convertirse en un mundo donde quepan muchos mundos, debe ser un sitio que, en medio de la fluidez y de la fragmentación, permita el diálogo de saberes para viajar, para construir y para crear, y de este modo no mantenerse dentro de la lógica sino que, por el contrario salirse de ella para crear otro mundo posible. Los docentes y estudiantes deberán entonces aprender a construir a partir del debate y del consenso, que debe ser un acuerdo que beneficie al colectivo. De esta manera, junto al proceso de aprendizaje se logrará producir un espacio y un tiempo en el que se producirá conocimiento y se atacará de hecho, esa forma impositiva de hacer escuela que nos han enseñado a reproducir. Un espacio sin dispersión, sin información flotando o pasando rápidamente, un espacio que se nutra de conocimiento, de crítica, de ideas, de pensamientos de todos los colores que sepan a un mundo otro posible. Aprendizaje libre, una construcción pedagógica. Es definitiva, es sumamente importante que docentes y estudiantes comiencen un proceso que ayude a des-aprender prácticas autoritarias que no permiten el desarrollo de la libertad individual, de la autonomía y que, por el contrario ayudan a reforzar dinámicas colonizadoras y deformadoras del conocimiento. De la misma manera, al tiempo que se des-aprenden este tipo de prácticas como la imposición del currículo, imposición de forma de evaluar, etc, docentes y estudiantes deben aprender también a posibilitar el desarrollo de la autonomía, del enriquecimiento colectivo e individual y la libertad. Los docentes no deben entonces, propender por el autoritarismo, ni mucho menos imponer la clase a sus estudiantes; desde el currículo hasta las actividades deben 8 Ibid. Pag 20.
ser un constructo entre quienes hacen parte del proceso de aprendizaje. Los estudiantes y docentes desde el principio deben de reconocerse en sus diferencias y a partir del diálogo, generar crítica y conocimiento. La re-construcción de la praxis pedagógica no debe ser una tarea recostada en la labor docente; los estudiantes deben aprender a exigir también su reconocimiento frente a lo que quieren y a lo que no, y frente a lo que están de acuerdo y lo que no, en el aula de clase. De ninguna manera debe ser aceptado la exclusión de otro, ni tampoco el que alguno o alguna de las personas pase por encima de la integridad, de la dignidad y de la libertad del otro; y es por esto que el diálogo se hace tan importante desde el aula de clase, para que a través de este se construya y se aprenda entre todos. Nuestra pluriversidad debe ser un espacio libre, que no discrimine, que sea construido por todos y para todos, un espacio popular; pero debe también ser un espacio de confrontación de ideas para el desarrollo del aprendizaje. La pluriversidad debe ser un espacio en el que se reconozca al otro en su diferencia y que antes que nada desarrolle la libertad, la autonomía y sobre todo la solidaridad. La transformación verdadera no está únicamente en la resistencia, ni en la protesta, la transformación está en la propuesta, en la alternativa, en nuestra praxis. Es por esto que, la acción inmediata frente a la creación de espacios libres de autoritarismo, libres de represión, libres de barbarie, de colonización y de discriminación, hacen frente a todo un sistema que ha convertido las relaciones sociales en relaciones de mercado, hacen frente a todo ese sistema que a partir de políticas que giran en torno al dinero arrasan a diario con comunidades enteras, dejando de lado la dignidad y la vida de las personas. Si empezamos a generar espacios libres, autónomos, populares y construidos a partir del diálogo, que aunque sean pequeños siembran semillas de resistencia y de cambio, lograremos subvertir todo ese sistema que a diario nos oprime y coarta nuestras libertades. ¡Por un aprendizaje libre, por la vida y por la autonomía! “Les enseñamos a los niños que la palabra, junto con el amor y la dignidad, es lo que nos hace seres humanos […] Les enseñamos que hay tantas palabras como colores, y que hay tantos pensamientos porque de por sí el mundo es para que en él nazcan palabras. Que hay pensamientos diferentes y que debemos respetarlos […] Hablando y escuchando palabras es como sabemos quiénes somos, de dónde venimos, y a dónde va nuestro paso. También es como sabemos del otro, de su paso y de su mundo. Hablando y escuchando palabras es como escuchamos la vida.”9
. 9 Subcomandante Marcos. Carta a la organización político-miltiar Vasca Euskadi Ta Askatasuna(ETA) País Vasco. Ejército Zapatista de Liberación Nacional. México. Enero, 2003.
Bibliografía
• Tamayo Valencia, Alfonso.
El Observatorio de la Universidad Colombiana Sentido y significado de la Universidad Pública, en http://www.universidad.edu.co/index.php? view=article&catid=36%3Aensayos-acadcos&id=362%3Asentido-ysignificado-de-la-universidadpca&format=pdf&option=com_content&Itemid=81
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José Luis Carretero. Conciencia y dialogicidad: de qué hablamos cuando hablamos de formación política. Revista Trasversales número 30 octubre 2013-febrero de 2014. Tomado de: http://www.portaloaca.com/opinion/8322conciencia-y-dialogicidad-de-que-hablamos-cuando-hablamos-deformacion-politica.html
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Subcomandante Marcos. Carta a la organización político-miltiar Vasca Euskadi Ta Askatasuna(ETA) País Vasco. Ejército Zapatista de Liberación Nacional. México. Enero, 2003.