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La Urgencia de Avanzar

Lo han señalado numerosos estudios y especialistas, en distintos tonos, y lo palpamos día a día: Chile vive una crisis hídrica, provocada por factores naturales y antrópicos, vale decir, en los que los responsables somos nosotros mismos.

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Baste con recordar que llevamos 13 años de sequía estructural, con un preocupante déficit de precipitaciones asociado en gran medida al cambio climático, que proyecta un futuro aún más seco. Y que, al mismo tiempo, nuestro país se ubica en el lugar 18° del Atlas de Riesgo de Agua, publicado por el World Resources Institute en 2019, que evaluó el nivel de “estrés hídrico” –definido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, como la “extracción de agua dulce en proporción a los recursos de agua dulce disponibles”– de 164 naciones alrededor del mundo. Algo corroborado por el estudio “Radiografía del Agua: Brecha y Riesgo Hídrico en Chile”, publicado por la Fundación Chile, que nos cataloga como “el único país latinoamericano con estrés hídrico extremadamente alto al año 2040”. Frente a este seco panorama, la urgencia de avanzar en políticas públicas y acciones concretas que favorezcan el cuidado del agua es una cuestión vital que no puede seguir esperando. Eso, a todo nivel, desde la mirada país hasta cada uno de nosotros como usuarios de este bien común natural inapropiable, como acertadamente lo define la propuesta de Nueva Constitución, en su artículo 134, sentando las bases para darle un uso verdaderamente razonable y sustentable. En esa misma línea, dicho texto señala que el “Estado debe proteger las aguas, en todos sus estados y fases, y su ciclo hidrológico” y que “siempre prevalecerá el ejercicio del derecho humano al agua, el saneamiento y el equilibrio de los ecosistemas. La ley determinará los demás usos”. En relación a esto último también plantea un cambio necesario: los derechos de aprovechamiento de agua pasarían a llamarse autorizaciones de uso, las cuales serían “otorgadas por la Agencia Nacional del Agua, de un carácter incomerciable, concedidas basándose en la disponibilidad efectiva de las aguas, y obligarán al titular al uso que justifica su otorgamiento” (Artículo 142). Asimismo, la propuesta de Carta Fundamental establece las normas necesarias para una adecuada transición entre un régimen y otro, señalando por ejemplo que hasta que no se dicte la nueva ley que regulará esta materia seguirán rigiendo las reglas establecidas por el Código de Aguas para la constitución y extinción de dichas autorizaciones, excluyendo eso sí el remate como vía para obtener el permiso de uso. La mencionada Agencia sería creada por ley, siendo “la encargada de asegurar el uso sostenible del agua para las generaciones presentes y futuras, el acceso al derecho humano al agua y al saneamiento y la conservación y preservación de sus ecosistemas asociados”. Para eso, tendría como principales funciones

“recopilar información, coordinar, dirigir y fiscalizar la actuación de los órganos del Estado con competencias en materia hídrica y de los particulares en su caso” (Artículo 144). Estos lineamientos son mucho más acordes al desarrollo armónico con la naturaleza y las personas que exigen los actuales tiempos, toda vez que ayudarían a avanzar en soluciones a los graves problemas generados con el régimen jurídico hasta ahora imperante y que nos ha llevado a la crisis actual, como son la sobre entrega y sobre explotación de los recursos hídricos, la cuestionable comercialización de derechos de propiedad sobre un bien natural de uso público que fue entregado de manera gratuita por el Estado, y la dispersión de facultades en el aparato público para la gestión del agua. Desde esta perspectiva, si se aprueba la propuesta de Nueva Constitución, y se implementa de forma adecuada, se dará un paso muy relevante para avanzar hacia un mayor resguardo y mejor uso del agua. En caso que eso no ocurra, será necesario atender igualmente de manera urgente estos planteamientos orientados a corregir el rumbo en la gestión de este bien natural, imprescindible para nuestras vidas. Mucha agua ya ha pasado bajo el puente y, en medio de la crisis hídrica que hoy vivimos, no podemos seguir dejándola correr.

SUSTENTABILIDAD Y EFICIENCIA HÍDRICA

Dos conceptos de gran contingencia e importancia que los distintos sectores productivos comienzan a enfatizar como pilares fundamentales de su gestión. Los artículos de esta sección son algunos ejemplos en esa dirección.

CULTIVOS CON MENOS AGUA

La industria agrícola busca hacer un uso más eficiente del agua, aplicando tecnología e innovación en procesos como el riego. Revisamos algunos resultados prometedores en la producción de paltas y otros casos.

En la comuna de San Nicolás, Región del Ñuble, la agricultora Juana Venegas tiene motivos para sentirse contenta y realizada. Su emprendimiento agroecológico “Delicias Agro Dadindo” está creciendo y, lo que para ella es tanto o más importante, en armonía con el medio ambiente. Esto, porque desde hace un tiempo cuenta con un sistema de riego por goteo, en base a energía fotovoltaica, que implementó gracias a la adjudicación de fondos públicos. La iniciativa le ha permitido mejorar la eficiencia en el riego de cultivos como el ajo y ají, que son la base de su emprendimiento de hierbas medicinales y variados productos gourmet. Como Juana, son miles los pequeños, medianos y grandes empresarios agrícolas que año a año se suman a la tendencia y acogen la urgencia de hacer un uso más adecuado del agua, insumo fundamental en esta actividad. Según datos recientes del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), un 92% de los productores del sector se reconoce muy vulnerable ante el déficit hídrico que afecta hace más de una década al país. Todos ellos estiman que este problema pone en riesgo su labor agrícola, mientras que un 57% manifiesta que la eficiencia hídrica es vital para realizar su trabajo y un 39% cree que problemas como la falta de regularización de los derechos de agua afecta su capacidad de producir alimentos. Para poner en contexto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que la industria agroalimentaria requiere cerca de 100 veces más agua que las personas. Por ejemplo, necesita unos 1.700 litros para producir medio kilo de arroz, 500 litros para igual cantidad de trigo, 450 litros para medio kilo de maíz y en torno a 430 litros para un kilo de palta. ¿Qué hacer para reducir la demanda de agua en este rubro a nivel nacional? Según el Dr. Miguel Garriga, Académico e Investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, “es necesario traspasar conocimientos a la actividad agrícola en Chile, que consume sobre el 70% del agua, para que incorpore nuevas técnicas culturales, masifique el empleo de sistemas de riego tecnificado y/o use especies más eficientes”.

TECNIFICACIÓN CRECIENTE

Más allá de lo mucho que le falta por mejorar, la industria agrícola chilena registra avances significativos en materia de eficiencia hídrica. Así lo asegura Alejandro Antúnez, investigador en sistemas de riego del Instituto de Investiga5 Tecnologías de bajo costo para que los productores agrícolas puedan enfrentar mejor la sequía en sus cultivos de hortalizas, destaca la empresa de biotecnología Eficagua. Son los tensoactivos e hidrogeles (mejoradores de humedad), micorrizas (bioestimulantes radiculares), vigorizantes y filtros solares (protectores de estrés climático).

Estación meteorológica automática en un huerto de paltos.

ciones Agropecuarias (INIA) La Platina, quien comenta: “La restricción hídrica acelerada por el cambio climático, la competitividad en la producción agrícola y la escasez de mano de obra han sido los principales impulsores de los avances en este ítem en nuestro país”. ¿Cómo se manifiesta este progreso? El especialista afirma: “El acelerado ritmo de tecnificación del riego en Chile, estimado en más de 10.000 hectáreas por año, ha sido la principal forma de mejoramiento de la eficiencia hídrica. Esto ha ocurrido gracias a recursos aportados por la Comisión Nacional de Riego (CNR), el Indap y empresarios agrícolas”.

En particular, destaca el aumento significativo en la tecnificación del riego a nivel intra-

predial, “lo que implica la construcción de infraestructura de acumulación, bombeo, distribución y aplicación de agua de riego en los predios”, acota.

También releva el uso cada vez mayor de tecnologías que permiten apoyar las decisiones de riego del productor –como sensores de humedad de suelo e imágenes satelitales, entre otras–, que han sido adoptadas con éxito por parte de los productores más integrados a grandes canales de comercialización, principalmente exportadores de fruta y productores medianos de hortalizas.

Antúnez, empero, expone que un amplio grupo de productores agrícolas, sobre todo pequeños y medianos, se han quedado relativamente al margen de estas tecnologías, “por lo que requieren ser foco de apoyo en la inversión para mejorar la eficiencia del uso del agua de riego”.

Agrega que ha avanzado a un ritmo menor el revestimiento de canales, la infraestructura de regulación intermedia de éstos y la repartición de aguas de riego.

73% Del agua en Chile es consumida por el sector agrícola, que la ocupa para regar 902.158 hectáreas, según el VIII Censo Nacional Agropecuario y Forestal, correspondiente al año agrícola 2020-2021.

Por otra parte, el experto resalta el aporte que el INIA ha realizado a través de importantes estudios en frutales (vides de mesa, olivos, paltos, arándanos, entre otros) y hortalizas (lechugas, tomates y otras) que “permiten a sus productores mejorar la oportunidad de riego y agua aplicada al cultivo, para obtener un buen rendimiento comercial de las especies”.

En cereales como el arroz, de alta demanda de agua de riego, el INIA ha podido validar técnicas que consiguen reducir a más de la mitad el volumen de agua aplicado por hectárea. “Y ahora está siendo pionero en el estudio de riego presurizado para optimizar aún más el uso de agua en esta especie. En maíz grano, logró demostrar diversas técnicas que mejoran la eficiencia de planificación de agua de riego en el cultivo”, detalla.

En cuanto a recomendaciones de riego, la repartición estatal ha implementado una plataforma con apoyo de imágenes satelitales que entrega consejos a agricultores en un sistema conocido como PLAS (www.inia.cl/agroinformatica/plas/).

El investigador, además, afirma que la red de estaciones agrometeorológicas del INIA (https://agrometeorologia.cl/) brinda un apoyo diario a los agricultores para que tomen decisiones adecuadas de riego. Son más de 330 instalaciones conectadas en línea a lo largo del territorio nacional.

A su juicio, la transferencia tecnológica es fundamental para mejorar el manejo del riego rescatando el conocimiento del agricultor y apoyándolo en la adopción de nuevos sistemas. Ahora bien, en rubros emergentes o respecto a nuevas especies o variedades cultivadas en una

El riego de hortalizas por surcos tiende a desaparecer rápidamente frente al escenario de escasez hídrica.

macrozona, “suele ser necesario agregar una mayor componente de investigación para el desarrollo de técnicas que permitan mejorar la eficiencia de riego en los cultivos”, indica.

¿USO EFICIENTE EN PALTAS?

Han sido recurrentes las denuncias respecto a que en algunas zonas de escasez hídrica en Chile se privilegia el riego de cultivos por sobre el abastecimiento de la población. Es lo que se ha reclamado, por ejemplo, en la provincia de Petorca, donde la producción de paltas tiene uno de sus epicentros. ¿Consume mucha agua este fruto? En una entrevista, Francisco Contardo-Sfeir, Director Ejecutivo del Comité de Paltas de Chile, sostuvo que la realidad de su cultivo en Chile es muy distinta a la de otros países. “Acá, un kilo de paltas utiliza en promedio 427 litros de agua, según un estudio del INIA, dándole los productores de paltas asociados al Comité un uso cada vez más eficiente al agua. Por ejemplo, en la V Región –donde se concentra el 67% de los cultivos del país–, el riego tecnificado alcanza una cobertura del 97% por el empleo de sistemas de microaspersión y goteo. No hay otra especie con tal nivel de tecnificación y eficiencia en el uso de agua en la zona”, comentó.

Lo anterior fue ratificado por el estudio “Estado del arte ambiental de plantaciones de Persea americana Mill en Chile”, publicado a comienzos de 2022 por el Centro Regional del Agua para Zonas Áridas y Semiáridas de América Latina y el Caribe (Cazalac). Los investigadores concluyeron que la amplia cobertura de riego tecnificado entre los productores de paltas permite calificar como eficiente el uso del recurso hídrico, estimándose un consumo aproximado de 8.980 m3 de agua por hectárea en las zonas muestrales.

Con ese resultado, los paltos se ubican dentro del rango promedio de consumo de agua frente a otros cultivos frutícolas, incluso por debajo de algunas de las principales producciones agrícolas del país.

El reporte también consignó la reducción de todo tipo de plantaciones frutales en la provincia de Petorca, desde las 14 mil a 4 mil hectáreas en 2020, incluyendo la disminución de la superficie reservada a paltos.

Actualmente, a nivel nacional, algunos innovadores proyectos de riego aplicados a la producción de paltas están generando importantes avances en eficiencia hídrica. Por ejemplo, según reporta el Comité de Paltas de Chile, el agua tratada con la tecnología suiza AQUA4D, que en nuestro país ofrece IST Group, se filtra más fácilmente en los microporos del suelo, aumentando

Riego por goteo en ensayo de tomates.

su humedad y, por consiguiente, reduciendo las necesidades de riego. Además, se ha comprobado que con su empleo las plantas absorben más fácilmente los minerales y las sales dañinas se alejan de la rizosfera.

OTRAS SOLUCIONES

Para aportar, asimismo, a la eficiencia hídrica de la industria agrícola criolla, la empresa Geco Enterprises, con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), desarrolló un prototipo de sensor portátil (proyecto Optiriego) de fácil uso para disminuir hasta en un 30% el uso de agua en el riego en frutales y hortalizas. Ya fue utilizado en pruebas de campo en cultivos de tomates en las comunas de Pichidegua y San Vicente de Tagua Tagua, en la Región de O’Higgins.

En una publicación en el sitio web de la FIA, la especialista a cargo del proyecto, la ingeniero civil agrícola Dvor Wulfsohn, planteó que “existen variadas técnicas y tecnologías para determinar los requerimientos de agua de las plantas. Las bombas de presión de tipo Scholander se consideran hasta hoy como la herramienta más precisa, ya que determinan el potencial xilemático y, de esta manera, el estado hídrico del cultivo. La tensión sube a medida que disminuye el contenido de humedad del suelo y aumenta la demanda evaporativa en la atmósfera. Son muy sensibles a la variación de agua y, por lo tanto, exactas. No obstante, son de alto costo de adquisición, mantención y uso de mano de obra, lo que las pone lejos del alcance de los productores pequeños y medianos, que representan el 85% de la agricultura chilena”.

Sostuvo, además, que entre 2018 y 2021 se trabajó en el diseño, evaluación y validación del prototipo de sensor portátil, capaz de capturar datos de temperatura (ambiente y hoja), humedad relativa y luz PAR que llega a la hoja. Con esos datos se calcula un índice de estrés hídrico. Al término de las mediciones, la tecnología entrega una recomendación de regar o no regar, la cual dependerá de la estrategia hídrica que defina el productor.

También utilizando tomates, un grupo de investigadores de INIA La Cruz, la Universidad de Chile y la Universidad Arturo Prat, que forman parte del proyecto Anillo de Investigación en Ciencia y Tecnología “PASSA” de Conicyt, están desarrollando diferentes estrategias y empleando distintas formulaciones para aumentar la tolerancia de este cultivo a la falta de agua o a la salinidad, con lo que se podría ahorrar agua en su producción y seguir cosechándolo en terrenos que actualmente se ven afectados por este tipo de estreses abióticos.

Alternativas interesantes para avanzar en el uso eficiente del agua en la agricultura.

DESAFÍOS HÍDRICOS

Estudio reveló que el 62% del agua que consumen las industrias porcina y avícola se reutiliza y recircula, destinándose gran parte al fertirriego de campos y cultivos. Ambas trabajan para mejorar ese y otros indicadores.

En términos coloquiales, y haciendo un juego de palabras, se podría decir que la producción de carne de cerdo se ha ido al “chancho” en nuestro país en los últimos años. Esto, porque en 2021 representó el 38% del total de carnes producidas en Chile con 590 mil toneladas vara (en una sola pieza). Del total, un 75% fue destinado a exportaciones. Y su consumo también va al alza: durante el 2021 alcanzó las 367 mil toneladas vara, 37% más que en 2020. “Lo anterior, equivale a un 23% del consumo total de carnes, con una cifra per cápita de 18,7 kg por persona al año, situándose en el tercer lugar entre las carnes preferidas por la familia chilena”, aseguran en la Asociación Gremial de Productores de Cerdo de Chile (Asprocer). Este segmento del sector pecuario no podría haber alcanzado esas cifras ni pensar en seguir creciendo, si no contara con suficiente agua para cubrir las necesidades vitales de los animales y de los procesos productivos, para la refrigeración de las instalaciones o la limpieza, la higiene de los trabajadores o desinfección, entre otros usos.

En ese contexto, estos y todos los sectores industriales requieren saber cuánta agua necesitan y para qué, qué cantidad del recurso están recibiendo, y si habrá suficiente volumen para desarrollar sus actividades de manera adecuada. Más aún, considerando la escasez crónica de precipitaciones y los efectos del cambio climático que se han evidenciado en la última década a nivel nacional.

Conscientes de ello, ChileCarne, asociación que agrupa a los principales productores, faenadores y exportadores de los sectores porcino y avícola –con instalaciones productivas entre las regiones Metropolitana y de La Araucanía, y presencia en 9 de las principales cuencas del país– encargó el “Estudio Balance de Agua Sectores Porcino y Avícolas Chilenos” para dimensionar el desafío en la gestión del recurso hídrico en estas industrias.

Su objetivo específico fue actualizar la información existente relativa a los consumos de agua y el balance hídrico en ambos rubros a través del desarrollo de una base de datos georreferenciada a nivel nacional. Lo anterior, con datos del año 2020 relativos a consumo de agua, recirculación y utilización final de los caudales generados (acuíferos, cursos o su utilización en fertirriego) para cada uno de los establecimientos productivos que operan entre las regiones de Valparaíso y Maule (macrozona centro), donde se emplaza la gran mayoría de las instalaciones porcinas y avícolas.

5Empresas del sector porcino (AASA, Agrosuper, Chorombo, Coexca y Maxagro) avanzan en la implementación de acciones y el logro de metas para su certificación en el estándar del Programa Chile Origen Consciente, iniciativa liderada por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA) del Ministerio de Agricultura. Incluye requisitos en materia de eficiencia hídrica.

PRINCIPALES RESULTADOS

De acuerdo con antecedentes de la Dirección General de Aguas (DGA), la macrozona centro presenta una oferta de agua total por escorrentía de 1.116 m3/s, lo que equivale a 35.181 millones de m3 al año, los cuales abastecen a todas las actividades productivas de esa amplia zona, cuya huella hídrica (verde, azul y gris) se estima en 9.573 millones de m3 de agua anuales.

El uso de agua directa que hacen estos sectores representa al 0,19% de la demanda total de agua de la macrozona centro, equivalente a 18,1 millones de m3 al año de uso de agua total, de los cuales casi 2 millones son utilizados en planteles de aves, 10,1 millones en planteles porcinos y 6 millones en faenadoras (ver figura). Es más, el uso total de agua de ambos rubros corresponde al 0,21% del total de agua consumida por el sector agropecuario en la macrozona centro, revela el informe de ChileCarne.

“Este último balance da cuenta que la producción avícola y porcina ha disminuido en un 6% la extracción de agua debido a la implementación de

Embalse de aguas tratadas en la industria porcina, una parte de las cuales son reutilizadas en el proceso productivo.

CONSUMO DE AGUA DEL SECTOR PRODUCTOR DE AVES Y CERDOS

plantas de tratamiento avanzadas que permiten la recirculación de agua en los procesos productivos”, destacan en la organización.

Respecto al origen de las aguas consumidas en el año 2020 (18,1 millones de m3), 16,99 millones provinieron de agua extraída de pozo, o sea, un 94% del total. Otro 1,1 millón de m3 corresponde a aguas recirculadas y reutilizadas en el mismo proceso productivo, luego de su depuración en plantas de tratamiento de los mismos establecimientos.

El reporte entrega más antecedentes sobre el reaprovechamiento del vital elemento: del total de agua utilizada en los planteles porcinos y avícolas, 10,2 millones de m3 son destinados a fertirriego, o sea, a la aplicación simultánea de fertilizantes y agua en el riego de cultivos y campos, siguiendo pautas agronómicas, o bien son dispuestos en cursos de agua superficial cumpliendo con la norma de calidad para este tipo de cursos de agua.

En resumen, el 62% del agua utilizada por estas industrias, una vez tratada, se reúsa y recircula.

SECTOR PORCINO

La revisión de las 167 instalaciones productivas del sector porcino (163 plantas y 4 faenadoras/frigoríficos) ubicadas en las regiones de Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins y Maule –en las cuencas de los ríos Aconcagua, Maipo, Rapel y Maule y Mataquito–, que representan el 96% del uso del agua de esta industria, arrojó los siguientes resultados: • El conjunto de estos planteles emplea 12,448 millones de m3/año, lo que equivale a 394 litros/segundo. • El 82,52% de este uso (11,32 millones de m3/año) corresponde a agua extraída de pozos; 7,92% a agua superficial; y 0,52% a agua potable proporcionada por empresas sanitarias. • El 9,05% del agua consumida corresponde a agua recirculada (8,97%) y reutilizada (0,08%), lo que equivale a 1,12 millones de m3/año. talaciones porcinas, el 57% (6,45 millones de m3) se convierte en aguas residuales del proceso y un 43% (4,87 millones de m3) corresponde a consumo. De las primeras, 0,22 millones de m3 son purín crudo, 1,29 millones cuentan con una separación de sólidos y, finalmente, 6,07 millones de m3 (cifra que incluye los 1,12 millones de m3 que se recircularon y reutiliza-

Los sistemas de tratamiento de aguas residuales cuentan con monitoreo permanente.

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