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Sebastián Videla
Por Sebastián Videla Decano Facultad de Ingeniería Universidad Católica de Temuco
Cambio de foco: hacia una Economía Regenerativa
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En una primera edición del informe de la Organización Meteorológica Mundial sobre el Estado de los Recursos Hídricos Globales 2021 se destaca que este año ocupó el quinto lugar entre los siete más calurosos de los que se tiene registro, con un crecimiento de 1,11±0,13 °C sobre el promedio del período 1850-1900.
Nuestro país sufre la mega sequía más grande de su historia desde hace 14 años, cuyos efectos negativos son cada vez más visibles para la población. Un planteamiento que se originó hace más de 20 años señalaba la necesidad de desacoplar el crecimiento económico de los impactos ambientales más profundos, lo que en parte en nuestro país se fue cumpliendo con el notable desarrollo de ERNC y el cambio de la matriz energética. También el tratamiento de aguas servidas representó el mejor avance en indicadores ambientales de la década de los 90.
Pese a ello, sigue existiendo un fuerte acoplamiento entre explotación de recursos naturales y medio ambiente. Si bien se plantean nuevas estrategias para explotar el litio y producir hidrógeno verde, todo ello se hace para aumentar los ingresos del Estado, sin la debida atención al acoplamiento estructural de nuestro modelo de desarrollo.
Por ello, cabe preguntarse qué debiese hacerse para avanzar en sostenibilidad. Como señala Omar Ghaly, CEO del Centro Egipcio del Carbón (ECC), la sustentabilidad como concepto desacoplador fue válida hace 10 o 15 años, pero actualmente se requiere un cambio mucho más fuerte, que se daría si se entra directamente a una Economía Regenerativa. Para ello, se necesita un cambio de enfoque en política ambiental y productiva donde los nuevos proyectos tiendan a fortalecer la resiliencia, la economía circular, la adaptación al cambio climático y la disminución del pasivo ambiental existente.
Recientemente, la Universidad Católica de Temuco, con apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), organizó un Seminario de Agricultura Regenerativa donde pudimos mostrar nuevas tecnologías para avanzar en esta estrategia. Cabe incluir las Soluciones Basadas en la Naturaleza, además de implementar procesos más eficientes con tecnología 4.0. con inteligencia artificial.
Seguir haciendo más lo mismo no es la vía hacia un mejor desarrollo. Necesitamos incorporar nuevas visiones que consideren que el principal recurso es el conocimiento y no solo lo que la naturaleza nos ofrece.
Los brigadistas forestales deben utilizar vestuario y elementos de seguridad certificados, no inflamables y resistentes al calor, para el combate de los incendios en zonas rurales.
Para no creerlo en los tiempos que hoy corren: en Chile, las brigadas forestales en los años 60 estaban constituidas por estudiantes de enseñanza media. Eran voluntarios que combatían incendios en áreas naturales sólo en sus meses de vacaciones y, como es de suponer, con muchas limitaciones logísticas y operacionales. Tal realidad comenzó a cambiar en la década del 70, cuando el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), primero, y la Corporación Nacional Forestal (Conaf), después, empiezan a preocuparse, como representantes del Estado, de esta problemática. Como recuerda el sitio web del Club Forestín, como se conoce al animal símbolo y corpóreo de Conaf, en 1974 esta entidad organiza su primera brigada forestal profesional, con personal contratado, equipado y capacitado, “que fue el modelo y la base de la actual organización de combate al fuego tanto de Conaf como de las empresas forestales”, señala el portal. Hoy, como lo precisa un reciente informe de asesoría parlamentaria, la actividad de brigadistas de incendios forestales en Chile es desarrollada tanto por funcionarios de la Conaf como por trabajadores del sector privado, rigiéndose ambos por el Código del Trabajo. Ahí se revela que “no existe una normativa general que exija a los brigadistas forestales cumplir con determinados requisitos para desarrollar esta actividad en nuestro país. Sin embargo, su reclutamiento por parte de la Conaf se efectúa mediante llamado a concurso público donde se establecen los requisitos. Algunos de ellos son someterse a exámenes físicos, psicológicos, de educación y experiencia en el control de incendios. Además, para ejercer como tales, los brigadistas de la Corporación deben aprobar el curso de capacitación C110 Brigadista Forestal, dictado por instructores y personal técnico del mismo servicio”.
VESTUARIO IGNÍFUGO
Desde 1969, y hasta el cierre de esta edición, habían fallecido en la contención de si-
El traje debe ser de manga larga, de colores visibles a distancia y con cintas reflectantes.
1Riesgo recurrente en el combate a incendios forestales es el eléctrico, el cual está asociado a la presencia de torres de alta tensión, cableado eléctrico y antenas en zonas rurales. De ahí que empresas de servicios eléctricos, como CGE, realicen todos los años capacitaciones a los brigadistas.
niestros forestales en nuestro país un total de 71 brigadistas y pilotos de aviones y helicópteros, de los cuales 34 eran de Conaf y 37 de empresas privadas.
Para el adecuado combate de las llamas, los bomberos forestales deben usar un equipo de protección personal (EPP) conformado, sobre todo, por ropa ignífuga. O sea, que no se inflama con el fuego y no permite la propagación de las llamas. El traje debe ser de manga larga, de colores visibles a distancia (amarilla y roja en el caso de los combatientes de Conaf) y con cintas reflectantes.
En la Corporación plantean que “debido a que un gran porcentaje de las operaciones de combate de incendios forestales se lleva a cabo en meses de altas temperaturas y durante extensos períodos de tiempo, el tejido de las prendas de protección debe, además, favorecer la transpirabilidad y la frescura del usuario. Esto permitirá reducir el cansancio y mejorar el confort, aumentando por lo tanto el rendimiento y la seguridad”.
Específicamente, el hilo con el que está confeccionada cada prenda es 100% aramida, inherentemente ignífuga, mejorando las propiedades del algodón en materia de inflamabilidad, resistencia al calor radiante, y resistencia térmica. “En caso probabilístico de ocurrir contacto directo con las llamas, el tejido protege de mejor forma al personal que aquel de composición sólo 100% algodón”, explican en Conaf.
Los cierres de contacto velcro tienen la misma característica ignífuga y no son metálicos para evitar que entren en contacto con la piel del usuario.
“Los ensayos a los que se ha sometido el tejido usado en estas prendas están contemplados en la norma europea UNE 15614. Su objetivo es
Los brigadistas de incendios forestales en Chile pueden ser funcionarios de la Conaf o trabajadores del sector privado.
proporcionar los requisitos de prestaciones mínimas para la ropa de protección, diseñada para su uso durante prolongados períodos de tiempo en el proceso de extinción de los incendios forestales y actividades asociadas”, señala un artículo de la revista de Conaf.
Agrega que cuando existe un combate directo del fuego, con llamas muy cerca de los brigadistas, “aunque se tomen en consideración todas las medidas de seguridad siempre estará presente el peligro de la exposición al calor, muchas veces sorpresiva e inesperada. Esto debe tenerse en cuenta, ya que la protección textil indicada precedentemente no ha sido diseñada para la penetración al fuego”.
CALZADO Y MÁS
A su vez, las botas de los brigadistas y operadores de motosierra de incendios forestales deben cumplir una serie de exigencias según las normas internacionales UNE EN ISO 15090 (calzado para bomberos forestales), UNE EN ISO 20344 (calzado de seguridad, protección y trabajo), UNE EN ISO 20345 (calzado de seguridad) y UNE EN ISO 17294 (resistencia al corte de motosierra). “Todas ellas son estrictamente verificadas por un laboratorio, mediante ensayos normalizados y certificados, de manera que el fabricante demuestre que tiene la habilidad y capacidad de cumplir con las exigencias de seguridad”, manifiestan en Conaf.
En la Asociación Chilena de Seguridad (AChS), en tanto, aseguran que las botas deben ser de caña alta, de cuero, con suela de goma robusta y antideslizante, con estrías profundas, plantilla interior aislante y resistentes al calor. Además, los cordones hay que amarrarlos con nudo de seguridad. Y no se recomienda usarlas con punta de acero, ya que este metal conduce el calor al interior de la bota.
En relación al casco, en la AChS especifican que éste tiene que estar certificado para incendios forestales, contar con arnés interior y barbiquejo (correa que lo amarra por debajo de la barbilla), y ser ajustable, resistente a temperaturas elevadas y a contacto con objetos ardientes, y no conductor de electricidad.
A los EPP anteriores hay que sumar los siguientes: • Protectores oculares: Tienen que ser no inflamables, resistentes al calor y cubrir la parte superior del rostro. Esto, para reducir el efecto de los gases irritantes y evitar el contacto con partículas ardientes y golpes de ramas. • Guantes de medio puño y con refuerzo en nudillos y palmar. • Máscara purificadora buconasal con filtro recambiable, goma suave y flexible, y de tamaño reducido. Se usa, sobre todo, en zonas con alta concentración de humo.