Diferencias entre pedagogía y andragogía

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Diferencias entre pedagogía y andragogía

Germán González Formador INES


Pedagogía y Andragogía La andragogía postula liquidar o cancelar las relaciones de dependencia y paternalismo autoritario mantenidas hasta hoy en la pedagogía. Este cambio se nota en la terminología que sustituye el concepto de “educador” por el de “orientador”, “facilitador”, “guía”, “andragogo”, “animador”, indicando, de este modo, la renuncia voluntaria a cualquier posición jerárquica. En la andragogía desaparece la diferencia entre el que sabe y el que no sabe, entre el dueño de la cultura y el ignorante, entre el letrado y el analfabeto. Por el rol que cumple el facilitador, o animador, o andragogo, no es correcta la expresión enseñanza-aprendizaje, que corresponde al campo pedagógico, la expresión correcta en andragogía es orientación-aprendizaje. El acto pedagógico está centrado en el maestro, por cuanto es el poseedor del conocimiento y de la experiencia. En cambio, en el acto andragógico, el centro de los aprendizajes es el participante adulto en cualquier nivel del sistema educativo. Así como es importante para el pedagogo la fijación de contenidos que le ensaña a los niños, para el andragogo lo importante es el proceso de cómo se realiza el aprendizaje de sus participantes adultos, para ayudarles a lograr dentro de su propio ritmo y capacidades los objetivos propuestos. Mientras el proceso pedagógico se caracteriza por la verticalidad en la relación de un adulto con un ser en crecimiento, el proceso andragógico está condicionado por la horizontalidad, determinada por la relación entre adultos. La verticalidad obliga a una relación dependiente. La horizontalidad impone una relación participativa.


Cuadro comparativo de las metodologías pedagógica y andragógica Metodología pedagógica 1. Toma en cuenta el proceso de maduración en el ser humano (psicología evolutiva). Maduración es un proceso de desarrollo y crecimiento del ser humano. 2. Destinada a la educación de las nuevas generaciones. La metodología que se aplica para educar al niño o adolescente varía de acuerdo a las características de cada etapa de crecimiento o desarrollo. 3. La relación pedagogo-alumno se la entiende en una situación dador-receptor. 4. El pedagogo debe ser una persona idónea para enseñar determinados contenidos (transmite conocimientos). 5. En el caso de niños y adolescentes, el interés tiene como objetivo el aprovechar en ellos intereses artificiales y espontáneos que faciliten los procesos motivantes del aprendizaje. 6. Para que un niño o adolescente aprenda es necesario interesarlo. Los intereses de los niños y adolescentes son circunstanciales y transitorios, responden más a factores emocionales o instintivos que racionales. 7. El educador-pedagogo, por ser eje del proceso enseñanza-aprendizaje, impone su autoridad en forma vertical y paternalista.


Metodología andragógica 1. Toma en cuenta la madurez funcional (psicología diferencial) o sea la capacidad del ser ya estructurado para aprovechar su potencialidad en función de su mejoramiento integral. Madurez es el fin o término de dicho proceso (adultez). 2. Para el adulto, axiológicamente la experiencia constituye el valor fundamental, es el producto resultante del vivir, confrontar situaciones y practicar los conocimientos teóricos. 3. La relación andragogo-participante es dialógica, participativa e interactuante. 4. El andragogo selecciona y elabora los contenidos junto a los participantes (facilita la situación de aprendizaje). 5. Los intereses de los adultos están ligados íntimamente a las necesidades inmediatas. El adulto no requiere de factores artificiales para comprender la necesidad de adquirir nuevos conocimientos y de mejorar los ya adquiridos. 6. El adulto que estudia lo hace en función de sus propios y reales intereses, que nacen de las exigencias económicas, sociales o individuales con las que tropieza en su vida de relaciones. 7. El facilitador o andragogo, en el proceso orientación-aprendizaje, estimula la autoformación y autodidaxia del adulto participante, en aplicación de los principios de horizontalidad y participación.


La tesis andragógica resalta la condición adulta del estudiante de la educación no formal o universitario: a) por haber transpuesto la adolescencia, pues suele ser mayor de quince años; b) desde el punto de vista biológico, sus órganos, con raras excepciones, han llegado a la plenitud funcional, ha alcanzado fundamentalmente su capacidad reproductora y puede perpetuarse como especie; c) desde el punto de vista psicológico, tiene conciencia de su naturaleza y de la realidad en que vive, puede decidir responsablemente sus actos y es dueño de su destino. La conciencia crítica es en él una realidad que ha sustituido a la conciencia ingenua y mágica del niño y del adolescente, se trata de un adulto que analiza, sintetiza, deduce e induce todo el acontecer humano, capaz de insurgir contra el statu quo o de crear ideales y formas de vida, es un ser con independencia de pensamiento y acción; d) desde el punto de vista social y del trabajo ya tiene capacidad para intervenir en los procesos sociales de toda índole y comparte en el mercado de trabajo.


Generalmente, son tres los procedimientos de evaluación andragógica: la autoevaluación, la coevaluación y la evaluación unidireccional o heteroevaluación. La autoevaluación es el proceso mediante el cual el participante realiza su propia evaluación, establece la medida en la cual alcanza sus objetivos; su carácter es formativo; la coevaluación es el procedimiento en el cual varios participantes valoran actividades y logros y tiene como finalidad permitir el perfeccionamiento de los resultados de autoevaluación; tiene también carácter formativo, permite determinar el nivel de opiniones de los participantes en relación con los logros y desarrollo de actividades de conjunto. La evaluación unidireccional es la hecha por el animador y está dirigida a determinar los logros alcanzados por los participantes de manera individual y en grupo: entrega de trabajos o asignaciones, intervenciones, aportes, informes, participación en discusiones y conclusiones de cada sesión. La evaluación andragógica es también horizontal y participativa, similar al proceso orientación-aprendizaje, es, pues, recíproca entre el orientador y el participante. La evaluación andragógica está destinada a: a) estimular y desarrollar el sentido de auto-responsabilidad en el participante; b) confrontar los objetivos alcanzados tanto por el animador-andragogo como por el participante; preparar al participante para la evaluación que ha de afrontar en el mercado de trabajo y que conlleva la evaluación del andragogo y de la institución, incluyendo autoridades.


Es importante señalar que el adulto no solo está en capacidad de autoevaluar su rendimiento sino también de apreciar si las experiencias que se les suministran tienen significación para su vida. A diferencia del niño y adolescente, imposibilitados por las limitaciones de su desarrollo a evaluar a su maestro, el adulto está en capacidad de emitir juicios sobre los contenidos que se le suministran y sobre las técnicas aplicadas en el proceso de aprendizaje que ejecuta. Mejor que el andragogo, el participante puede apreciar objetivamente si los contenidos culturales, profesionales o sociales han de proporcionarle algún beneficio inmediato.


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