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GORKA ARNAIZ
Disociación: Separación de dos o más cosas que estaban unidas.
Cuando una persona abandona su hogar y cambia de país sufre el duelo migratorio, un fenómeno psicológico que le afectará a diferentes niveles, no sólo a nivel psicológico, sino también relacional, físico y emocional.
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Así, cuando una persona emigra se produce una disociación entre la persona que era en su país de origen y la persona que comienza a ser en el nuevo país.
La adaptación de una persona inmigrante así como la del medio receptor, supone un esfuerzo cultural y social que condiciona las interacciones entre los individuos. La cultura tiene un papel fundamental en este proceso de adaptación.
El proceso migratorio es una experiencia traumática cuyos procesos internos (despojamiento de la identidad, angustia de aniquilación, invisibilidad del riesgo de muerte que se ha sufrido, etc.) aceleran sobremanera la disociación de la persona que salió de su país para convertirlo en la persona que conocemos en el país al que emigra. Su capacidad para relacionarse, su autoconfianza, su forma de ser… todo ello se transforma de una manera traumática.
Todos vivimos en tránsito y en algunas ocasiones nos toca partir, y en otras acoger. Siempre es más difícil la posición de quien parte que la de quien recibe.
No deberíamos olvidar que quienes emigran lo hacen por la presión de una situación hiperreal, algo que impele a una solución por lo general no deseable, ambigua y perturbadora. Esa experiencia traumática deviene en diferentes tipos de duelo, dependiendo de la personalidad y sensibilidad de cada persona.
Sobrevivir es encontrarle sentido al sufrimiento y encontrar una determinada dignidad en medio del dolor.
Viktor Frankl, apenas 1 año después de acabar la II Guerra Mundial.