Cárdenas, Albazo para cuerdas
Mozart, Sinfónia Nº 40
Maestro Augusto Carrión, Director Titular Evento online Sábado 19 de junio, 20:30 Facebook, YouTube /sinfonicacuenca
Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación Ministerio de Cultura y Patrimonio
Maestro Augusto Carrión, Director Titular Orquesta Sinfónica de Cuenca Concierto con público Catedral Vieja. (Luis Cordero y Mariscal Sucre)
Grupo de Cámara, Cuerdas. Orquesta Sinfónica de Cuenca. Museo Municipal de Arte Moderno
Repertorio
Leonardo CÁRDENAS
(Ecuador, 1968) Albazo para Cuerdas
Wolfgang Amadeus MOZART
(Austria, 1756-1791) Sinfonía N° 40 en Sol Menor K550 I. Molto Allegro II. Andante III. Minueto - Allegro IV. Finale – Allegro - Assai
Maestro Augusto Carrión, Director Titular, Orquesta Sinfónica de Cuenca.
Maestro Augusto CARRIÓN
Director Titular Orquesta Sinfónica de Cuenca
(Loja, Ecuador). Su formación musical la realizó en el Conservatorio Salvador Bustamante Celi. Se desempeñó como profesor en los conservatorios de Cuenca y Quito, integró las orquestas sinfónicas de Loja, Cuenca y nacional de Ecuador en calidad de violista principal. Se hizo acreedor a algunos premios nacionales y participó en varios encuentros Orquestales. Entre 1977 y 1988 es invitado por el programa musical El Sistema dirigido por el maestro José Antonio Abreu en Venezuela. Participa en la World Philharmonic Orchestra en Tokio Japón con Giuseppe Sinópoli como director, y la orquesta latinoamericana de Juventudes Musicales en Uruguay con Isaac Karachevsky. En 1990 cambia su residencia a México, país donde trabajó en la Orquesta Sinfónica del Estado de México OSEM con la que realizó giras a Europa, China y los Estados Unidos, Orquesta de Cámara de la Universidad Autónoma del Estado de México. Creador y fundador del Cuarteto de Cuerdas del Ayuntamiento de Toluca y de la Orquesta Filarmónica de Toluca, de la cual fue su primer Director Artístico. Ha realizado grabaciones en CD de grandes composiciones del repertorio universal como son: las nueve sinfonías de Beethoven, sinfonías de Tchaikovski y Brahms, oberturas de Verdi y Rossini, música de compositores españoles y de compositores mexicanos. Tomó clases magistrales de Dirección de Orquesta con directores reconocidos internacionalmente como: Enrique Bátiz, Susan Siman, Linus Lerner, Benjamín Zander, Carlos Spierer, Lior Shambadal y Francisco Navarro Lara. Es Licenciado en Dirección Orquestal, título otorgado por la Royal School of Music de Londres. Ha sido director invitado de las orquestas sinfónicas Nacional (Quito), de Guayaquil y de Loja en Ecuador. Fue director por el lapso de 11 años de la orquesta sinfónica Esperanza Azteca Bicentenario y de la orquesta sinfónica estatal Esperanza Azteca, así como de la Orquesta Juvenil de Cámara de Toluca. El 18 de febrero de 2021, fue nombrado director titular de la Orquesta Sinfónica de Cuenca.
Notas al PROGRAMA Albazo para Cuerdas, Leonardo Cárdenas. Con un formato original escrito en 2004 para sexteto cameral heterogéneo: flauta, clarinete, violín, violoncello, piano y contrabajo. La presente versión que escucharemos está escrita para el formato de Orquesta de Cuerdas y es una de las obras del compositor, con más interpretaciones internacionales: Bielorrusia, Turquía, Suiza, Estados Unidos, México, Venezuela, Colombia. Brasil, así como también en Ecuador. Albazo, se enmarca dentro de las propuestas de nuevas tendencias de música tradicional académica ecuatoriana. En su estructura, en la introducción se consideran nuevas ideas, por ejemplo, la métrica, en donde se mezcla el compás de 6/8 con el de 7/8, creando una rítmica ampliada en acentos, una característica diferente de entrada, hasta un desarrollo más amplio, considerando extender el espectro formal, en relación a la del albazo tradicional, para con ello, lograr una contribución efectiva a un desarrollo más académico de este género. Profundamente lírico y rico en matices dinámicos que hacen que la música obtenga una característica particular y muy orgánica, emotiva, provocándonos disfrutar de una obra, que aunque no es grande en dimensiones temporales, logra sintéticamente a través de un lenguaje armónico muy diverso, con recursos sonoros, técnicas compositivas, paleta de colores múltiple, una hibridación que permite acercarnos a un Albazo nuevo, desde todo punto de vista interesante y sobre todo, un trabajo creativo que proyecta nuestra música ecuatoriana a un futuro renovable y sostenible. (Leonardo Cárdenas Palacios – Compositor) Sinfonía N° 40 en Sol Menor K550, Wolfgang Amadeus Mozart. La extraordinaria Sinfonía Nº 40, bautizada ocasionalmente como La Grande para diferenciarla de su antecedente (la No. 25, K.183), es la más célebre y “una de las más bellas del maestro” como advirtiera Traeg ya en 1793. Su intensidad dramática y expresividad, su cromatismo, trabajo temático y abundancia de ideas, hicieron que en su época no fuese entendida como una obra convencional, aunque no rebasa los moldes establecidos. Por esta razón atrajo a los corazones de los amantes de la música a principios del XIX, quienes frecuentemente la llamaban “romántica”. Precisamente por admiración y el interés que suscita en el público y la crítica se ha
llegado a convertir en una de las obras claves del repertorio estándar de directores y orquestas, contando con infinitas grabaciones en el mercado. Este ejemplo intachable del equilibrio clásico es, para Kaslaw, básico para comprender el eslabón musical entre los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, lo que choca, es la elección de una tonalidad menor (Sol menor), algo poco frecuente en los sinfonistas del período. Aunque en Mozart el tratamiento de las tonalidades suele ser más neutral que en otros compositores, aquí elige Sol menor cuidadosamente. Se ha llegado a afirmar que sus sinfonías escritas en menor son las más personales, aunque Mozart es excelente en ambos modos. El primer movimiento Molto Allegro (compás de 2/2), presenta forma de sonata si bien prescinde de la normal introducción lenta. Sobre la base rítmica de las violas en divisi, se inicia en un delicado piano la exposición del primer tema cantabile en los violines. Desde el principio se produce una indefinible inestabilidad entre el ritmo regular del acompañamiento y los acentos de la melodía, que comienza en una anacrusa disonante y expresiva, a modo de sístole y diástole. La segunda aparición está reforzada con los instrumentos de viento y, en una animación continua, el conjunto conduce incesantemente al relativo mayor (Si bemol Mayor). La tensión sólo cesa con la entrada del segundo tema, más estable, en las cuerdas a las que responden los oboes y clarinetes. Tras bruscos acordes, comienza el violento desarrollo, donde se concentra todo el atrevimiento del trabajo temático, sobre todo con la cabeza del tema inicial. A través de modulaciones intrépidas, intercambios agitados de los diversos motivos entre los instrumentos, el creciente cromatismo y la explotación de los procedimientos contrapuntísticos (como movimientos contrarios) se crea una situación que a los contemporáneos de Mozart debió haber parecido insólita. Los instrumentos de viento conducen a la reexposición, pero todavía nos esperan novedades: la segunda parte del primer tema es inédita y se convierte en escenario de una nueva confrontación. Tras el segundo tema en la tonalidad principal más desarrollado, se concluye el movimiento con una coda sobre el obsesivo motivo inicial que nos deja sin respiro. El Andante, en Mi bemol Mayor, nos guía hacia la luz. El tema inicial en compás de 6/8 se presenta con imitaciones de reminiscencia barroca. Este es murmurado por las violas y después enriquecido con un canto de violines. Tras el pasaje melancólico confiado a las maderas al final del puente, se alza de repente en forte el nuevo tema protagonista, en la tonalidad de la dominante (Si bemol Mayor), seguido de motivos rápidos con fusas. La exposición finaliza con el recuerdo del primer tema, ahora tejido con los motivos de fusas, hasta cadenciar con las llamadas evocadoras de los vientos.
La serenidad se trunca en el desarrollo hasta que se retorna a la reexposición. Este movimiento ha servido de inspiración a compositores como Haydn quien lo cita en el No. 38 de Las Estaciones, metáfora del invierno con la vejez, donde homenajea la música de su amigo y preconiza el final de su propia carrera. También el Minueto (3/4) fue utilizado de forma general como modelo por compositores como Schubert en su Quinta Sinfonía. El contraste está claramente presente entre el pomposo minueto que abre el movimiento y el trío más alegre. La melodía inicial, basada en el motivo ascendente sobre el arpegio desplegado de Sol menor, coge impulso rítmico gracias a las marcadas síncopas, haciendo aquí también gala al máximo de la utilización del contrapunto. La ferocidad no se pierde cuando el tema es repetido en los vientos. El trío, compuesto en la tonalidad homónima (Sol Mayor) se expone otra melodía de encanto pastoral, respondiendo las sonoridades calurosas de las trompas. Pero la calma se vuelve otra vez intranquila con el retorno del principio. El Finale, (Allegro assai, 2/2) ha sido últimamente muy valorado por el equilibrar el primer movimiento, aunque, desde el punto de vista rítmico, es de los más ortodoxos que Mozart escribió. La línea ascendente del arpegio inicial en piano se interrumpe fuertemente con una respuesta de rasgo descendente. Este tema es repetido dos veces más, enlazando con el puente. El segundo tema es expuesto por cuarteto de cuerdas con la incorporación de los vientos. Sin embargo, el desarrollo supone “una sucesión caleidoscópica de tonalidades” en palabras de Rosen. Sin duda es el pasaje más bello del movimiento, cuyo núcleo es el arpegio inicial, llegando al paroxismo en el fugatto donde una séptima disminuida cae en la recapitulación en sol menor, “tornándose toda huella de esperanza”. Oulibicheff vio en esta obra “la agitación de la pasión, los deseos y añoranzas de un amor frustrado”, donde el genio de Mozart va más allá de lo imaginable. Nos resulta difícil concebir, pues, cómo Schumann, arropado por gran parte de la crítica decimonónica, llegó a definir esta sinfonía patética como “gracia y ligereza griega”, tachando a Mozart de formalista al lado del poderoso Beethoven. Sin embargo, desde finales del XIX y a lo largo del XX asistimos a una apología del salzburgués como crítico social, justificando su apego a los moldes clásicos por su obligación de producir un arte cortesano. Sea como fuere, esta ambigüedad entre lo apolíneo y lo dionisíaco, entre forma y contenido, queda finalmente diluida en la magia que produce en el oyente. Tomado de Isabel Mª Ayala Herrera.
Sección Cuerdas, Orquesta Sinfónica de Cuenca.
Orquesta Sinfónica de Cuenca.
ARTISTAS en escena Maestro Augusto Carrión, Director TITULAR Concertino Patricio Mora Violín I Marco Saula Xavier Mora Miguel Mora* Santiago Paccha Santiago Zumbana Esthela Saula Violín II Carlos Andrade Jhomayra Cevallos Sofía Bravo Patricio Lituma Jessica Cárdenas Daniel Arpi Patricia Íñiguez Viola Luis Paccha* Luis García Joseph Jadán Juan Abril
Contrabajo Sergio Toledo David Tigre Christian Torres Oboe Silvio Paccha Danny Condo Clarinete Paulo Morocho* Franklin Chapalbay Flauta Paola Zambrano Fagot Germania Gallegos John Ramón Corno Francés Cristian Tacuri David Zumbana * Músico Principal
Violoncello Yackson Sánchez Adriana Fernández Gabriela Ruque Isabel Rodas Dixon Delgado Rocío Gómez
Mezcla y masterización de audio y video: Pedro Astudillo Diseño y diagramación: Galo Mosquera
Primera Temporada
2021
Próximo CONCIERTO Presencial
Brass,
Toreador (Georges Bizet) Fanfare la peri (Paul Dukas)
Mozart,
Concierto para piano KV491 en Do Menor
Haydn. Sinfonía 104 “London”
Maestro Augusto Carrión, Director Titular Entrada Libre, aforo 30% Viernes 25 de junio, 19:00 Iglesia Catedral Vieja (Mariscal Sucre y Luis Cordero)
Orquesta Sinfónica de Cuenca Dirección: Calle Larga y Av. Huayna Cápac Teléfono: 4109 186 Correo: info@sinfonicacuenca.gob.ec www.sinfonicacuenca.gob.ec