Con motivo de la exposición (Re) lectura en el Vesubio que tendrá lugar en Casa del Lector entre septiembre de 2013 y marzo de 2014, el equipo de Ingenia decidimos crear esta muestra escénica que refleja el papel de la lectura en la antigua Pompeya. Para ello, tomamos el esquema expositivo y configuramos cuatro escenas, cada una ambientada en un lugar diferente: la escuela (espacio privado y público), el foro (espacio público), la domus (espacio privado) y, finalmente, la villa (espacio privado). La representación tuvo lugar en la Sala Nudo (Madrid) y contó con la proyección de un vídeo que se inició con un fragmento de la película La vida de Brian. Durante la representación, sirvió de decorado virtual, con imágenes de los distintos lugares donde se desarrollaba la escena. A continuación, todo quedó oscuro, los personajes paralizados y una enorme explosión de lava dio la idea escénica de la erupción del Vesubio mientras una voz en off narraba el descubrimiento realizado por Carlos III, lo que correspondería a la segunda parte de la exposición de Casa del Lector. Finalmente, mientras se proyecta el cartel con la información de la misma, todo el elenco de personajes nos despedimos cantando y bailando la famosa Always look on the bright side of the life. En este cronograma aparece de forma detallada toda la información técnica de la representación: Tiempo 0 - 1.30
Parte Intro
Luces
Acción
¿Quiénes?
Elementos
No luces / oscuridad
Audiovisuales ¿El teatro tiene…? Video Vida de Bryan
Proyector Ecran / pantalla Altavoces Lector DVD / USB
Imagen de fondo Sonido niños
Cañon / ¿es movible? ¿cuántos cañones hay?
Oscuridad
1.30 - 3.30
3.30 - 5.30
Escuela
Foro
5.30 - 7.30
Domus
7.30 - 9.30
Villa
9:30 - 10.30
Explosión
10.30 - 11.30 Carlos III FIN
Cañón a la parte seleccionada del escenario. Luz blanca.
Profesor: Juanpa Alumna: Jime Profesor dictando a alumno
Oscuridad Cañón a la parte seleccionada del escenario. Luz blanca. Oscuridad Cañón a la parte seleccionada del escenario. Luz blanca. Oscuridad Cañón a la parte seleccionada del escenario. Luz blanca. Oscuridad
Dos mujeres leyendo
Luces de colores (rojo)
Congelados
Todos
Congelados
Todos
Luz baja amarillenta Luz encendida
Discusión entre dos mujeres
Señor dictando sus memorias
Papiro Tabla (cartón) Punzón Mesa Silla Regla de madera
Mujer 1: Marta Mujer 2: Gaby
Imagen de fondo Sonido gente
Mujer 1: Lucía Mujer 2: Raquel
dos papiros una silla
Señor: Santi
Taburete (silla)
Imagen de fondo
Imagen de fondo
Video lava Sonido explosión Humo Voz en off narrador Pantalla en plomo Info casa del lector
Los carteles promocionales creados para la ocasi贸n fueron:
Guión Primera escena. Aula romana, annus domini 101 Los alumnos gritando, cuando entra el MAGISTER todos callan. MAGISTER.- Conticuere omnes intentique ora tenebant. (Callaron todos y atentos mantenían sus rostros, Eneida) ¿Alguien sabe de quién es el verso? (Silencio) Es de nuestra epopeya fundacional, compuesta para mayor gloria del divino Augusto. ASCLEPIUS.- (Por lo bajini) Propaganda... MAGISTER.- ¿Asclepius? ASCLEPIUS.- La Iliada. MAGISTER.- (Molesto) La Iliada es griega, y nosotros no somos griegos. Los griegos eran griegos y nosotros somos romanos. ASCLEPIUS.- Pero en el futuro seremos iguales, seremos greco-romanos. MAGISTER.- Pero cómo vamos a ser griegos los romanos, que hemos conquistado el orbe, que somos el mayor imperio de la historia. ASCLEPIUS.- Las superpotencias se hunden, Magíster, la corrupción, la codicia y el hambre del pueblo acaban con ellos, y acabarán también con Roma. MAGISTER.- Bueno, ya está bien. Os pregunto cuál es nuestra epopeya fundacional, aquella en la que el divino poeta narra la fundación de Roma y las peripecias del mismo tras la guerra. (Otro alumno levanta la mano) MAGISTER.- Asclepius. TITO.- La Odisea. MAGISTER.- ¡Homero es griego, por Júpiter, Saturno y el Hades! Precisamente nuestra epopeya reúne las virtudes de los dos grandes poemas homéricos, las contiendas de la Iliada y los viajes de la Odisea. Nosotros los romanos somos maestros de la concisión. ASCLEPIUS.- Tito Livio. Catulo. MAGISTER.- Ay, scinditur incertus studia in contraria vulgus. (El pueblo se divide adaptando opiniones contrarias, Eneida) Pero ninguno acierta. La Eneida, zopencos, la Eneida del divino Virgilio es nuestro canto fundacional. Arma virumque cano, dice su inicio, el poeta canta a las armas y al hombre, mostrando desde el arranque que será un compendio de la obra homérica. ASCLEPIUS.- Entonces somos algo griegos. MAGISTER.- Mira tu tablilla, Asclepius, qué dice el hexámetro que tenéis que medir. ASCLEPIUS.- Quidquid id est timeo danaos et dona ferentis. MAGISTER.- Entonces…
ASCLEPIUS.- ¿Qué? MAGISTER.- Cómo qué, ¿cómo vamos a ser griegos, si en nuestro poema fundacional Laoconte clama que teme a los griegos, porque los dánaos son griegos, mentecatos, incluso cuando traen regalos? ASCLEPIO.- (Por lo bajini) Pues los troyanos tampoco eran romanos. MAGISTER.- ¿Qué? ASCLEPIO.- Perdone, Magíster, no importa, total los bárbaros vendrán y llegará la edad oscura. MAGISTER.- ¡Qué mente calenturienta, dioses, no puedo hacer carrera de vosotros!
Segunda escena. Foro pompeyano, annus domini 101. LUCIA.- ¡Hola Octavia! Cuánto tiempo sin verte por el foro... OCTAVIA.- Ay sí, es que he estado ayudando a mi hijo Robertus que estaba con unos problemas con su mujer, tú sabes cómo es eso... LUCIA.- Claro que sí, todo el mundo tiene esos problemas familiares, en cambio mi hijita Diana no encuentra con quién desposarse, ya me empiezo a preocupar... ya tiene una edad y nada, ¡la pobre anda tan sola! OCTAVIA.-Pues espero que tengas la misma suerte que nosotros y puedas unir a tu hija con un mozo de buena familia. Ya sabes lo importante que es hoy día pertenecer a un linaje de clase alta. LUCIA.- Ya...Por cierto, te habrás enterado que ahora que las tropas romanas han conquistado Pompeya ya somos municipium de Roma... OCTAVIA.- Sí, parece que hemos asumido la ciudadanía romana con todas sus obligaciones... LUCIA.- ¡Pero no con todos sus derechos! ¡Es increíble! OCTAVIA.- Cierto, ahora tenemos que pagar el tributum. Seguramente habrá mejoras en la ciudad, pero perderemos nuestra libertad política. LUCIA.- ¡Es el colmo! Y el tributum se va a Roma, por supuesto… ¿Y habrás oído los rumores de los papiros de Barcenus? Tanto en el foro como en la villa no se habla de otra cosa. OCTAVIA.- ¡Ay Barcenus! Ahora salen tantos papiros a la luz que ya no sabe uno ni qué pensar. Lo único bueno que le veo a todo esto es que podremos tener autonomía administrativa y ejercer nuestra propia jurisdicción en Pompeya. LUCIA.- Algo positivo tiene que tener tanto cambio político… ¡A ver qué dicen los magistrados de todo esto!
Tercera escena. Domus romana, annus domini 101. (Pegea -nombre de ninfa de agua dulce-es una rica patricia que está embelesada leyendo una carta hasta que interrumpe su amiga Mélide -nombre de ninfa de árbol frutal-. Pegea no quiere enseñar el documento a la recién llegada. Se pelean y finalmente acepta mostrarla) PEGEA.- (Resignada lo muestra) Es una carta de Marcus Servius… (Empieza a leer) Oh, Pegea qué bella eres tan pura como una vestal MELIDE.- (Interrumpe riéndose) ¡Eso es porque no conoce la historia en el romeral! más bella que Venus, tan inteligente como Minerva, Oh, Pegea tu mirada irradia luz celestial que ni los cabellos de Apolo se atreven a igualar MELIDE.- ¡Si eres teñida! Déjame leer a mí (le quita el papiro). Oh, Pegea sólo con mirarte una vez más esas volutas me hacen suspirar PEGEA.- (Visiblemente incómoda se siente obligada a intervenir) ¡qué descaro! Tu cuerpo es el templo Que con mi humilde presencia quiero dignificar PEGEA.- Y tan humilde, veinte años tiene y cojo y tartamudo va ya, por eso no se atreve ni a hablar y por escrito se ha de declarar. Amada mía, sin ti mi corazón es un ágora vacía, un mercado sin esclavos, como un peplo sin su fíbula
PEGEA.- Ni siquiera rima… Amada mía, quiero estar contigo toda la vida. Firmado: Marcus Servius (Las dos ríen)
Cuarta escena: En una villa pompeyana, annus domini 101. (Aparece solo en escena un militar retirado que habla mientras dicta sus memorias a su amigo Solino) Amigo Solino, escúchame atento que hoy voy a contarte unas cuantas cosas. Escribe, por favor, que hoy pensando en el futuro me ha invadido la tristeza. Amigo mío… ¿Tú que recuerdas de tu juventud? La mía ya se ha perdido en otros lugares, en otros cielos. ¡Lejos de las hermosas costas de Campania y de las hermosas esclavas de Sila! -cuánta abundancia trajeron desde Hispania los bueyes de Hércules- Sin embargo, hoy nada de eso me sirve amigo mío. ¿Y las batallas que resultaron victoriosas? Apenas recuerdo los horrores y nada queda de los paisajes, las hazañas en Britania o las celebraciones... ¿Y ahora, amigo mío? Ahora, con ese hijo suyo, un loco iracundo y paranoico que desde que es Emperador ha puesto Roma a sus pies. ¡Si por mí fuera, Solino, le colgaba de una cruz! Menos mal que me trasladé a la hermosa Pompeya y aquí he logrado alcanzar la merecida paz del ciudadano al servicio de Roma. …(Recupera el hilo de su dictado) Como te iba diciendo y como dirían algunos, hoy se ha apoderado de mí la nostalgia; ahora que me doy cuenta de que este mundo ya no es el mío. No soporto la insolencia de los jóvenes, sus risas y sus burlas. Quisiera enfrentarme a ellos con el mismo ímpetu de antes… ¡Quisiera luchar ahora! ¡Contra cualquiera! Pero Solino, como ves, he perdido mi espada. Así soy de ridículo ahora… Indigno de mí ha sido desempolvar este uniforme sin una espada que adosarle… Hay algo mucho peor Solino, mucho peor: Pompeya también perderá su espada. También Pompeya envejecerá y, no muy tarde, nadie habrá oído hablar de nosotros, amigo mío, ni de nuestros hijos. Ni siquiera, quizás, de ese bárbaro de Tito. Por eso, Solino, escribe. Escribe que hoy me ha invadido la tristeza.