Patrimonio de la Casa del Lector

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Lecturas sobre patrimonio cultural CASA DEL LECTOR M谩ster de Gesti贸n Cultural 10ed. (UC3M)


INDICE Introducción

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Patrimonio de la FGSR

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Matadero Madrid

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El origen de los mataderos

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Concurso de mercado de ganados de 1899

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Propuesta de Luis Bellido

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Evolución del matadero hasta hoy

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Protecciones urbanísticas

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El futuro del antiguo Matadero

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Casa del Lector

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Colección Fernando Eguidazu de novela popular

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Biblioteca digital

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Propuesta para difusión del patrimonio

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PATRIMONIO DE LA CASA DEL LECTOR

INTRODUCCIÓN Para encarar el análisis patrimonial de Casa del Lector es necesario tener en cuenta múltiples y variados puntos de vista y realidades. Así, hemos comenzado por situar el proyecto de la Casa del Lector dentro de la labor de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, puesto que a ella pertenece el proyecto y se engloba dentro de sus actividades. En segundo término hemos querido analizar someramente la historia del espacio de Matadero, al enmarcarse las instalaciones de la Casa del Lector (y las nuevas de la Fundación) dentro de este espacio cultural emblemático y funcionar todas las instituciones que lo componen como un todo unitario. En tercer lugar, hemos detenido nuestra atención en las instalaciones de Casa del Lector propiamente dichas, un ejemplo de cómo combinar la conservación del patrimonio arquitectónico e industrial de la ciudad con los últimos avances tecnológicos al servicio de la ciudadanía. Finalmente, hemos llevado a cabo el análisis de dos ejemplos paradigmáticos de la labor de conservación llevada a cabo por la Casa del Lector; la acogida, para su estudio por parte de investigadores, de la Colección Eguidazu de Novela Popular y la Biblioteca Digital coordinada por Antonio Rodríguez de las Heras.

PATRIMONIO DE LA FUNDACIÓN GERMÁN SÁNCHEZ RUÍPEREZ Historia de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez El editor español Germán Sánchez Ruipérez creó la Fundación oficialmente el 27 de octubre de 1981. Dedicada a la realización de programas educativos y culturales, la Fundación, desde su mismo origen, ha centrado la mayor parte de su actividad en la difusión y extensión de la cultura del libro y de la lectura, en todos sus soportes y manifestaciones. El protagonista fundamental de la actividad de la Fundación es el lector. La Fundación Germán Sánchez Ruipérez es una institución al servicio de la sociedad en su conjunto. Profesional, independiente y permanentemente comprometida con el futuro y, por lo tanto, con la innovación. Su actividad diaria se centra en el desarrollo de proyectos y programas, en su mayor parte creados en la institución, para lo que dispone de los equipos humanos, de los recursos propios y de las infraestructuras que permiten la realización de su labor. El Presidente de la Fundación siempre mostró una decidida voluntad de integrar en el proyecto de la institución a los mejores profesionales y poner a su disposición infraestructuras de la máxima ambición y calidad. La vocación de permanencia de todos sus programas, así como el carácter aplicativo de estos, ha llevado a la Fundación a la creación de diversos centros técnicos que cumplen misiones específicas diferentes. Estos centros técnicos, nutridos por el trabajo de los profesionales y usuarios que en ellos se integran, construyen la estructura básica de la Fundación, presente así

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en las tres realidades prototípicas de la sociedad nacional: la capital de provincia, el área rural y la capital del Estado.

Los centros técnicos Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil Salamanca Inaugurado en Salamanca, en 1985, el Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil, obra del arquitecto Pablo Andrés, ocupa un edificio de ocho plantas, con una superficie total de 2.500 metros cuadrados. La creación de un Centro orientado específicamente al libro infantil y juvenil responde a la importancia cultural y económica alcanzada por la literatura para niños y jóvenes. El CILIJ desarrolla su labor en torno a tres áreas preferenciales: Fomento de la lectura, Formación y extensión cultural y Documentación e investigación. Área de fomento de lectura La labor de fomento de la lectura destinada a la población infantil y juvenil se desarrolla fundamentalmente a través de la Biblioteca del Centro y de diferentes servicios y programas. Su fondo bibliográfico sobrepasa los 90.000 registros, lo que la convierte en la primera biblioteca infantil y juvenil especializada de España. El CILIJ alberga cinco salas de lectura diferentes: Sala de prelectores (para lectores de seis meses a seis años). Sala general (para lectores de seis a trece años). Sala juvenil (para lectores de trece a dieciocho años). Sala de préstamo, para el uso exclusivo de este servicio. Sala de referencia para consulta de obras informativas. Área de Documentación e Investigación Toda la labor de esta área se desarrolla a partir del Centro de Documentación e Investigación, experiencia pionera en España, en coordinación con los más importantes centros documentales del mundo. El Centro lleva a cabo una labor de difusión de la información que genera la Fundación a través de su I+ D de la lectura o la que recoge de las fuentes de mayor prestigio en el panorama internacional. Área de formación Se ocupa de los cursos, presenciales y a distancia, que el Centro ofrece, así como de la organización de las reuniones de carácter profesional –congresos, seminarios, simposios, jornadas– que anualmente tienen lugar en él. Área de extensión cultural A lo largo del año, el Centro organiza y exhibe diferentes exposiciones sobre el mundo de la literatura infantil y juvenil, en buena parte de creación propia. Posteriormente, muchas de ellas se muestran en otros centros culturales nacionales e internacionales, a través de un programa de itinerancia que gestiona el propio Centro. 3


Centro de Desarrollo Sociocultural, Peñaranda de Bracamonte Ubicado en Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), lugar de nacimiento de Germán Sánchez Ruipérez, el Centro de Desarrollo Sociocultural, con sus cerca de 2.500 metros cuadrados, ocupa un edificio histórico al que se ha incorporado una construcción actual, obra del arquitecto Pablo Andrés. Inaugurado en marzo de 1989, el CDS realiza una acción educativa y cultural plural, dirigida, sin distinción de edad, a la totalidad de la población de la localidad y su comarca. Para fomentar la lectura, El Centro acoge la Biblioteca Municipal, que cuenta con las secciones Sala Infantil y Sala de adultos. Formación Bibliotecaria En colaboración con diferentes universidades, el CDS oferta anualmente una variada propuesta de cursos formativos, especialmente dirigida a Bibliotecas y Centros de Documentación. Como es el caso de los demás centros de la Fundación, la mayor parte de los contenidos de formación se fundamenta en proyectos propios de investigación como Territorio eBook (proyecto creado en 2009 para adquirir conocimiento sobre el impacto de lo digital sobre los lectores). Programas externos La Biblioteca del CDS también realiza una labor fuera de sus instalaciones, a través de programas como: Biblioteca-escuela, de forma similar al CILIJ de Salamanca; Bibliotecas rurales, programa de asesoramiento a las bibliotecas de la comarca; Leo para ti, lectura domiciliaria a población anciana, enferma o imposibilitada o Bibliopiscina, servicios de atención lectora en la temporada veraniega.

EL CDS cuenta con un Auditorio multiuso en el que se programan representaciones escénicas, con compañías de todo el Estado, se realizan ciclos de cine; conciertos y audiciones; actuaciones de danza y ballet y ciclos de conferencias. EL CDS también es el responsable de la programación teatral y cinematográfica del Teatro Municipal Calderón. La Sala de exposiciones del CDS acoge diferentes muestras, realizadas por el propio Centro – que luego itineran– o que provienen de instituciones culturales diversas.

Departamento de Análisis y Estudios El DAE, constituido formalmente en 2009, pone en práctica una de las líneas estratégicas de la Fundación: la investigación en el ámbito de la lectura. Realiza importantes investigaciones en torno a la red de lectura pública española, así como asesora o coordina la labor de diferentes Observatorios del Libro y la Lectura. Mantiene activas diversas bases de datos, accesibles en internet, como la Bibliografía de Bibliotecas Públicas o la Bibliografía Salmantina. Buena parte de su labor está disponible en la sección de recursos digitales de la web. 4


Centro de Tecnologías Avanzadas para el Medio Rural, Peñaranda de Bracamonte Puesto en funcionamiento en 2006, en Peñaranda de Bracamonte, el CITA continúa la labor que el CDS realizó, desde su origen, para la implantación y extensión de las nuevas tecnologías. Esta iniciativa supone la confirmación del compromiso de la Fundación con el área rural, así como su decidida apuesta por la nueva alfabetización y las oportunidades que se derivan de la implantación y uso del entorno tecnológico. El CITA, con una superficie superior a los 2.400 metros cuadrados, alberga tres edificios de nueva creación, obra de los arquitectos Álvaro Siza y Juan Miguel Hernández León, con decoración exterior de Alberto Corazón, amueblamiento de Jesús Moreno y rodeados de un jardín, del paisajista Luis Vallejo. En la creación del CITA fue decisiva la colaboración de la Unión Europea, así como de los Ministerios de Economía y Hacienda y de Industria, Turismo y Comercio; de las más relevantes instituciones regionales, provinciales y locales, y de Caja Duero, entidad financiera con la que la Fundación mantiene una estrecha línea de colaboración. La actividad del CITA se estructura en torno a la formación, la creación y la divulgación sobre el uso de las nuevas tecnologías. Formación Se imparte en las aulas del Centro. Sus destinatarios son, además de la población en general, los profesionales de la docencia y sus alumnos –protagonistas del programa Red Educativa– así como el tejido empresarial, las instituciones de representación ciudadana y la red de salud pública local. Alberga la Escuela Oficial de Idiomas de Peñaranda, un proyecto en colaboración con la Junta de Castilla y León. Auditorio Diseñado como una instalación multimedia. En él se celebran jornadas, seminarios y todo tipo de encuentros profesionales, además de actividades divulgativas y ciclos de expresión artística y audiovisual basados en las nuevas tecnologías. El Laboratorio Es aquí donde se lleva a cabo la adaptación de programas ya existentes o la elaboración de propuestas novedosas. En él se han realizado diferentes propuestas dirigidas al medio educativo o a la población en general.

Actividad de la FGSR en Madrid. Del Centro de Estudios Análisis y Debate a Casa del Lector Hasta que la Fundación completara su desarrollo estructural con la creación de Casa del Lector, la primera presencia de la Fundación en Madrid fue el Centro de Estudios, Análisis y Debate (CEAD), creado en 1982, que inicialmente se denominó Centro de Estudios y Promoción del 5


Libro. Su labor se ha centrado en el diseño y organización de diversas actividades culturales, así como en el desarrollo de proyectos singulares y en la dirección y coordinación del área editorial de la Fundación. Servicio de Orientación de Lectura (S.O.L.) Dirigido y realizado por el CEAD, el S.O.L (www.sol-e.com) es un espacio virtual de selección y recomendación de lecturas dirigidas a lectores hasta los 18 años. También cuenta con secciones orientadas a familias y profesionales. Posee un amplio fondo de libros infantiles y juveniles de ficción y consulta. Así como una exhaustiva base de datos sobre literatura infantil y juvenil, lectura y temas afines. Acción editorial El CEAD ha dirigido y realizado la línea editorial de la Fundación, a través de sus cuatro colecciones: Biblioteca del Libro; El Árbol de la Memoria; Biblioteca Práctica y Papeles de la Fundación. La acción editorial se completa con la publicación periódica del Boletín de la Fundación así como con la edición de diversos materiales.

Casa del Lector Casa del Lector culmina la visión que Germán Sánchez Ruipérez quiso compartir con los demás. Casa del Lector es la consecuencia y la plasmación de todo el camino recorrido y el conocimiento generado por cada uno de los centros anteriormente creados por la Fundación. Es un gran centro cultural que hace de los lectores y la lectura sus protagonistas fundamentales. Un lugar desde el que experimentar con la lectura, sus nuevas manifestaciones, su promoción y la formación de sus intermediarios, entre otros ámbitos. Un espacio en el que favorecer el encuentro del público en general y el mundo profesional. El adulto, el joven y el niño. La palabra, la imagen, el arte. No hay manifestación cultural que, para su conocimiento y disfrute, no requiera de un ejercicio pleno de lectura. Exposiciones, conferencias, cursos formativos, talleres de creación, ciclos de música, cine y artes escénicas, junto a investigaciones aplicadas, contribuirán, entre otras muchas propuestas, a la consecución de un lector que comprende, que valora , que asimila, que comparte y que interpreta el mundo, la sociedad y su tiempo porque lee. Con una superficie total superior a los ocho mil metros cuadrados, Casa del Lector ocupa el espacio perteneciente a las naves 13 y 14, el de conexión entre estas dos naves, la nave 17b y parte de la nave 17c (tres crujías) en el espacio Matadero Madrid.

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MATADERO MADRID EL ORIGEN DE LOS MATADEROS La primera información sobre esta institución en Madrid se remonta al siglo XVI, cuando por Real Cédula de 1502 los Reyes Católicos, facultaron al Ayuntamiento para “mudar el Matadero desde el paraje junto al Hospital de la Latina (en la calle Toledo) a otra parte”, a costa de su fundadora doña Beatriz Galindo, en el momento que se estaba iniciando la construcción del Hospital.

Después de la elección arbitraria de la nueva capital del imperio español por Felipe II, la población de Madrid “aumentó de 65.000 habitantes a 175.000 entre 1.606 y 1.630 con el consecuente auge en la construcción”. En relación directa con el aumento demográfico, estuvo la creciente demanda de alimentos, ello hizo que el municipio se planteara la necesidad de construir edificios destinados a la matanza de animales para el abasto de la Villa. Así el propio Ayuntamiento asumió la construcción el Matadero del Rastro y el Matadero de la Puerta de Toledo. La primera referencia cartográfica existente es el Plano de la Villa de Madrid Corte de los Reyes Católicos, levantado durante el reinado de Felipe IV, por Antonio Marcelli en el año de 1622.

Hasta el siglo XX, los mataderos públicos madrileños han estado localizados en la zona Sur de la ciudad, más concretamente en el barrio del Rastro, excepto el matadero del Saladero que estuvo en la plaza de Santa Bárbara. De hecho, el barrio del Rastro recibió el nombre porque en el Cerrillo del Rastro estuvo el primitivo matadero y carnicería mayor y en sus inmediaciones se situaron las tenerías y fábricas de curtidos, como indica todavía hoy la toponimia de las calles colindantes: Carnero, Tenerías, Ternera, Matadero, etc. La causa de esta localización tan concreta puede estar en relación con el hecho de que la mayoría del ganado de abasto tuvo su entrada durante siglos a través de la Puerta de Toledo.

El Matadero del Rastro

En la Topografía de la Villa de Madrid de Pedro Texeira, elaborada en 1656, el Matadero del Rastro aparece identificado con el número 30: “El Rastro y Carnicaria Maior”. Aparece como un edificio de grandes proporciones con planta rectangular y doble patio porticado. Tenía doble acceso situado en el eje mayor, con dos pequeñas construcciones adosadas en las fachadas

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secundarias. Esta distribución se mantuvo prácticamente igual hasta que fue derribado en el siglo XX.

La casa-matadero de la Puerta de Toledo

El Matadero Nuevo, como también se le llamó, se instaló inicialmente en parte del edificio que antes había ocupado el Hospital de San Lorenzo, junto a la Puerta de Toledo, después de su adquisición por la corporación madrileña. En la adaptación del edificio intervino el maestro de obras Lorenzo Domingo Joan Se trataba de una construcción muy sencilla de una sola planta con desarrollo alargado mirando al campo, englobado dentro la cerca de la Villa. Está distribuido con tres patios traseros y tiene tres puertas en la fachada principal y otra secundaria, en la calle del Matadero.

Al igual que se había hecho en el siglo anterior, en los primeros años del siglo XIX se llevaron a cabo una serie de reparaciones para mantener las instalaciones en uso.

EL CONCURSO DEL MERCADO DE GANADOS DE 1899 Y LAS PRIMERAS TENTATIVAS PARA LA CREACIÓN DE UN NUEVO MATADERO

El Mercado de Ganados se encontraba desde 1869 fuera de la Puerta de Toledo, sobre un terraplén formado por un vertedero de escombros. En realidad era un gran paraje cercado con unas cuantas casetas de madera. En él se admitía diariamente ganado vacuno, lanar, ovino y de cerda y solamente los jueves se permitió la entrada de caballos, asnos y mulas. Unos años después se pidió su traslado de este mercado a la dehesa de Arganzuela y que sus oficinas fueran instaladas en el antiguo embarcadero del Canal. Carlos Colubí, entonces arquitecto municipal, informó sobre el estado de abandono general de todas las dependencias en 1895, pidiendo que se pusiera algún remedio al problema. Sólo cuatro años más tarde, el 9 de enero de 1899, se convocó un concurso para la construcción del nuevo mercado de ganados y paradores en la dehesa de Arganzuela. Los concursantes debían hacer el proyecto en sólo tres meses. Se presentaron tres equipos al concurso: Joaquín Saldaña, que se presentó solo, el segundo estuvo formado por Manuel del Busto y José Espelius y el tercero lo componían Andrés de Lorenzo Álvarez y Enrique Martí Perla. El ganador fue Joaquín Saldaña que presentó un proyecto con una composición simétrica a base de pabellones independientes relacionados

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por calles paralelas al paseo de Chopera. En el eje central compositivo se situaban los edificios administrativos, bolsa y restaurante, disponiendo a la derecha el mercado de abastos y a la izquierda el mercado de trabajo. Saldaña utilizó como modelos los mercados de ganados de Londrefi y París, como él mismo reconoció en la memoria. El sistema constructivo que propuso fue a base de muros de ladrillo visto con zócalo de cantería al que se le añadía detalles cerámicos y piedra artificial para remates, con armaduras de hierro y pilares de fundición. Este sistema constructivo fue un tratamiento habitual en edificios de carácter industrial, benéfico, escolar y sanitario en el último tercio del siglo XIX y primera década del siglo XX en Madrid, que algunos especialista identifica con el estilo neomudéjar. En realidad el uso de los muros de ladrillo sin ningún tipo de revoco se extendió porque era un sistema económico y además se prestaba a utilizar cualquier elemento decorativo, en un momento en el que imperaba una corriente ecléctica que duró casi cincuenta años y que podía adaptarse a cualquier tipo de edificios.

A partir de la aprobación municipal - el 13 de julio de 1899 - empezaron los grandes problemas; primero por falta de presupuestos y después por las interferencias que llevaron a su frustración, a pesar del gran interés que suscitó en su momento. Una vez más pasó a formar parte de todos esos proyectos no construidos de nuestra capital.

A finales del siglo XIX los dos establecimientos para abasto de carnes de la capital, el Matadero del Rastro y el Matadero de la Puerta de Toledo, resultaban insuficientes para la población madrileña que había aumentado en sólo cincuenta años, de los 271.254 habitantes existentes en 1857 a 840.889 en 1907. Por ello la corporación madrileña empezó a gestionar el establecimiento de un nuevo matadero más adecuado a las necesidades de la Villa, a pesar de que había aprobado la construcción del Matadero proyectado por Joaquín Saldaña, que había sido el ganador del concurso en 1899.

El artículo 109 de la Instrucción General de Sanidad de 1904, consideró como perteneciente a la higiene municipal la construcción y el régimen de mataderos, que hasta entonces no estaban claras las competencias. El Real decreto del 6 de abril de 1905 amplió la última parte de la Instrucción de 1904, en los siguientes términos:

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“... Los municipios de las capitales de provincias y pueblos de más de 10.000 habitantes debían, con la mayor urgencia, construir o reformar el matadero general... “Este nuevo decreto abrió la posibilidad para que la corporación madrileña prescindiera del mercado de ganados proyectado Joaquín Saldaña y pudiera pedirle al arquitecto municipal del Propiedades, Luis Bellido y González que elaborara un proyecto más amplio.

El mercado de ganados de Saldaña quedó paralizado, aunque con fuerte lucha por su parte, llegando incluso a interponer dos recursos de alzada contra el Ayuntamiento por incumplimiento de contrato. En 1907, el arquitecto Luis Bellido recibía el encargo del nuevo matadero y mercado. Así, el nuevo matadero nacía bajo el signo de la polémica.

LA PROPUESTA DEL ARQUITECTO LUIS BELLIDO PARA EL NUEVO MATADERO Y MERCADO DE GANADOS DE MADRID.

El encargo y la designación del arquitecto.

Es evidente que la posición de Luis Bellido González, como arquitecto de propiedades del Ayuntamiento de Madrid desde 1905, habría de favorecer el encargo directo por parte de este consistorio para que se ocupara del proyecto y ejecución del nuevo matadero y mercado de ganados municipal que se había decidido construir. No puede descartarse en este cambio de parecer del Ayuntamiento, por un lado la ampliación del programa con respecto a lo inicialmente requerido en la convocatoria y por otro, quizás, la intervención del propio Bellido, crítico con los modelos franceses e ingleses de mataderos, que la propuesta de Saldaña reconocía seguir, frente al más avanzado alemán.

Su obra cumbre va a ser el nuevo Matadero y Mercado de Ganados de Madrid, la más ambiciosa y la que le reportaría el máximo reconocimiento profesional y social, sirviéndole de base para la redacción del Plan General de Mercados de Madrid (1927-1935), que desarrollarían básicamente sus colaboradores.

La experiencia europea y el ejemplo alemán.

El mismo verano de 1907 se le concede a Luis Bellido la representación municipal para efectuar el viaje europeo, si bien a sus expensas, lo que le llevará a Alemania, Francia,

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Inglaterra, Bélgica, Italia y Portugal, y tras el cual llegaría a la conclusión que la vanguardia en la construcción de mataderos le correspondía al primer país, por su perfecta instalación y el “excelente y racional” funcionamiento de la mayoría de ellos. No obstante, había otra nación modelo de progreso en la materia: los Estados Unidos, cuyo sistema peculiar la hacía de difícil aplicación en los restantes lugares, incluso en los más próximos. Bellido conocía bien el matadero español, sabía de sus muchas deficiencias y de sus escasas ventajas, como que debían ser públicos y obligatorios y hacerse en ellos “el trabajo en nave común”. Los métodos eran tradicionales, directamente influidos por Francia, por lo que carecían de toda clase de condiciones higiénicas, iluminación y ventilación, y organización técnica.

Bellido va a encontrar en los mataderos y mercados alemanes el ejemplo a seguir, coincidiendo así con diversas naciones continentales e incluso con otras en las que se nota su influencia, aun cuando fuera mucha la distancia, como Argentina, Venezuela, Oceanía y China. Sus visitas a las instalaciones de Berlín, Colonia, Breslau, Offenbach y Leipzig, serían altamente productivas, pues pudo comprobar como todas se habían beneficiado de las leyes y medidas protectoras adoptadas por el gobierno alemán desde 18 de marzo de 1868, cuando quedaron prohibidos los mataderos particulares y se exigió a los Ayuntamientos la construcción de edificios públicos a tal fin. La “precisión, el orden y la cultura” eran las máximas de estos establecimientos alemanes, contrastando grandemente con los existentes en España. Todas estas modernas ideas iban a encontrar una directa aplicación en el proyecto de matadero y mercado de Luis Bellido para Madrid.

La conclusión del conjunto, inauguración y puesta en funcionamiento.

En cuanto al desarrollo de las obras, se habían seguido, en gran medida, las pautas marcadas en el proyecto, si bien algunos elementos, como las naves de exposición de ganado vacuno, con una sección y alzado más rotundo, las cámaras frigoríficas, las mondonguerías y el depósito de agua sufrirían importantes modificaciones en su diseño. El resultado fue que no hubo una puesta en funcionamiento general, sino gradual, y así entre octubre de 1924 y junio de 1925 se inauguraron los principales servicios, como el transporte de ganado, el degüello, la mondonguería, el mercado, los talleres, las naves frigoríficas y, en gran medida, las actividades comerciales.

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El lenguaje compositivo del conjunto. Modernidad y singularidad.

Se trataba del intento de superación de un lenguaje arquitectónico propio y nuevo para los grandes establecimientos de carácter eminentemente utilitario, evitando Bellido el academicismo en beneficio de la disposición más conveniente y práctica y de la sinceridad y economía constructiva, aun sin renunciar a la belleza. En la memoria del proyecto ya dejaba clara su apuesta por materiales autóctonos, piedra berroqueña en zócalos, ladrillo y mampostería descubierta al exterior, elementos de sillería artificial en algunos puntos, azulejos en impostas y cornisas, etc., y colores entonados “al modo clásico de la arquitectura castellana”. Lo que está ofreciendo Luis Bellido en el Matadero, desde el punto de vista compositivo, es la participación en el principal debate arquitectónico de su época: la búsqueda de un estilo nacional o castizo, que pudiera servir de guía para su generación. Aceptado por tanto, desde su conclusión, como un auténtico modelo para España, el Matadero de Madrid ha tenido un uso prolongado de casi seis décadas, lo cual es la mejor demostración de su acertado proyecto y que sólo su emplazamiento, finalmente absorbido por el crecimiento de la ciudad ha sido causa de su definitiva clausura en 1996 y traslado al conjunto Mercamadrid.

LA EVOLUCIÓN DEL MATADERO Y MERCADO MUNICIPAL HASTA LA ACTUALIDAD

A pesar de ciertas mejoras técnicas y de la redacción de un nuevo reglamento en 1973, las instalaciones del Matadero y Mercado, éste con sus actividades ya mermadas, comenzaban a quedarse obsoletas, planteándose políticamente su desaparición, apoyada por colectivos y asociaciones vecinales, que reclamaban un cambio de uso en los terrenos para dotaciones socio-culturales y, de este modo, una mejora en las condiciones salubres del entorno. A esa amenaza contribuía la Ley 23 de 1967, llamada de la Arganzuela, por la cual el Estado cedía al Ayuntamiento de Madrid una franja de terreno junto al río Manzanares para ser convertida en zona verde antes de diez años, a la que debían sumarse los solares del Matadero Municipal y del vecino Mercado de Frutas y Verduras, realizado en 1926 también por Luis Bellido con la determinante colaboración de Javier Ferrero.

Frente a la legislación aprobada, comenzó a suscitarse en Madrid un clima cultural de defensa de las edificaciones municipales, en línea con una nueva y generalizada concepción de la

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protección del patrimonio arquitectónico y urbano, que reclamaba su reconversión en otro uso, sobre la base de su buen estado de conservación y su alta categoría histórico artística. Se trataba, en definitiva, de no repetir otro funesto episodio como lo había sido el aún reciente derribo del Mercado Municipal de Olavide en 1977. La reacción por parte del consistorio madrileño primero fue tímida, centrada en la protección del pabellón central, el de Administración, el que el propio alcalde D. José Luis Álvarez veía en 1978 “factible conservar, dado su valor arquitectónico”, para final y felizmente lograr extenderla a la mayoría del conjunto. El proceso no resultó fácil. A la par que se decidía el futuro de las edificaciones que quedarían comprendidas dentro del Parque de la Arganzuela, en 1981 se procedía a la transformación y modernización de las instalaciones que aún funcionaban en el Matadero, a fin de adaptarse a la reglamentación vigente y evitar así el cierre que el Ministerio de Agricultura exigía para el 5 de agosto, en caso de no llevarse a cabo.

Proyectos realizados e irrealizados

La dilación de actuaciones al respecto iría propiciando la opción conservacionista y su implantación en la opinión pública, si bien la permanencia de los edificios del Matadero, y también los del inmediato Mercado de Frutas y Verduras, seguía chocando con la citada Ley de 1967, por lo que debía ser modificada por las Cortes, previa aprobación del Consejo de Ministros. Ésta no se alcanzó hasta marzo de 1983, afectando a todo el conjunto, que tendría que ser destinado a equipamientos colectivos y servicios generales. Gracias a ese plan, se pudo emprender inmediatamente su reforma para sede de la Junta Municipal del Distrito, más centro cultural y biblioteca, proyecto fechado en 1983 y firmado por el arquitecto Rafael Fernández- Rañada. El resto del conjunto habría de quedar sujeto a la pretendida revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, con las limitaciones que supusieran la recuperación constructiva y funcional de los edificios y las adaptaciones para corregir las posibles lesiones y facilitar su cambio al uso asignado. Una primera medida fue la concentración en la zona Sur de todas las secciones del Matadero, en realidad los edificios proyectados por Bellido con este fin específico, liberando así al resto de pabellones para los que pronto comenzó la búsqueda de un destino socio-cultural. En 1989, las condiciones sanitarias del Matadero Municipal comenzaban a ser deficientes, a pesar de las inspecciones, sus gastos de explotación gravaban, más que beneficiaban, al Ayuntamiento y, por ende, su incidencia en el abastecimiento y comercialización de carne de la

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Comunidad de Madrid descendía, no alcanzando en esa fecha más del 20 % de los sacrificios totales realizados en ella. Era evidente que el uso para el que habían sido proyectados estos edificios de Legazpi era cada vez más cuestionable, mientras otros muy diferentes se iban adaptando en las naves, que, desde hacía tiempo, ya se encontraban vacías o semivacías. Así, en 1987, el mismo arquitecto Fernández-Rañada transformaba respetuosamente la antigua nave de estabulación y venta de terneras en pabellón de actos culturales y deportivos y, tres años más tarde, el Ayuntamiento de Madrid proponía la conversión de la de ganado vacuno, luego destinada a la comercialización de patatas, en invernadero acristalado. Esta nave se convertiría así en otra de las piezas clave del mismo Parque de la Arganzuela, al modo de las estufas decimonónicas europeas, la cual sirve de orden y referencia para laberintos, estanques, pérgolas, plazas ajardinadas, mercadillo de flores, etc. Sus elementos compositivos y constructivos fueron mantenidos y rehabilitados, a excepción de la cubierta, que fue ejecutada con láminas de vidrio armado. En febrero de 1991 comenzaron las obras y un año después se inauguraba el pabellón y el parque, en la primavera, tras una inversión de mil ochocientos millones de pesetas, superando aquél al reciente invernadero de la Estación de Atocha en tamaño, capacidad y medios técnicos, controlando la temperatura, radiación solar y humedad por ordenador. Era, en suma, la “estrella” del nuevo Parque, que por sí sola se llevaba el 75 % de la inversión total. Comprendida también es esta actuación, pero fruto de un acuerdo entre el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de Madrid, sería la rehabilitación de otra de las naves del sector Norte, los antiguos establos de vacuno, para su adaptación como sede del Ballet Nacional de España y la Compañía Nacional de Danza, ante la precariedad de la anterior, en el Teatro Real, y tras el cierre para su remodelación. Se encargó este proyecto al arquitecto Antonio Fernández Alba, en colaboración con José Luis Castillo-Puche, quienes en 1990 plantearon una intervención delicada, “no agresiva con respecto a la tipología construida”, medida y restitutiva, en gran modo, de sus características arquitectónicas. El edificio se organizaba en 19 naves, adosadas y autónomas, y dos plantas, reformada la baja para recepción, salas de ensayo, vestuarios, talleres y almacenes, y la alta para administración y dirección, servicios generales y talleres de diseño. Manteniendo en gran medida las divisiones transversales, los arquitectos no dudaron en crear un eje longitudinal para la circulación, independiente de los usos, e introducir materiales y estructuras nuevas, así como instalaciones, donde fuera preciso, sin perturbar el perfil volumétrico, incluso la

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cubierta, a la que sólo se le añadió un lucernario corrido, situado en el centro de cada una de las naves. Con respecto a los demás pabellones del Matadero, los que todavía seguían en funcionamiento con este uso, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid daría un plazo al Ayuntamiento hasta el 31 de diciembre de 1995, sin opción de prórroga, para que adaptara sus instalaciones a la normativa europea y al real Decreto 147/1993 de 29 de enero, que introdujo nuevas “exigencias sanitarias para el sector cárnico”. No obstante, el consistorio madrileño decidiría su cierre y traspaso del negocio de la matanza a manos privadas, ante la supuesta imposibilidad de modernización y su más que costoso mantenimiento, por su baja productividad, lo que se llevó a efecto el 2 de enero de 1996, tras más de setenta años de existencia.

La protección que amparaba a las naves del Matadero y Mercado de Ganados exigía un uso respetuoso con su arquitectura, por lo que pronto comenzaron a barajarse diferentes posibilidades, en las que predominaba el carácter cultural. En 1997 se plantearon tres nuevos destinos para las naves vacías: uno dedicado a la comunicación, promovido por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, otro para coches antiguos y el tercero para la arquitectura, a quien se le adjudicarían 5.500 m2. Sin embargo, este espacio para la cultura fue visto por los responsables municipales como excesivo, por lo que comenzaron a introducir otras funciones, como espacios cinematográficos u hosteleros, zonas verdes y de recreo, mercado de artesanía, etc., con el fin de convertirlo en un Covent Garden a la madrileña. Mientras se tomaba la decisión global, a través de un plan director que debería estar aprobado en 1998, se procedió a la limpieza de naves, eliminando añadidos inconvenientes, y a la rehabilitación de sus cubiertas y estructura, dejándolas aptas para la intervención. Se trataba de una primera fase, que se concluyó en mayo de 1999, en la cual se procedió a la limpieza de fachadas y elementos estructurales originales, jácenas, cerchas y correas, así como a la retirada de instalaciones obsoletas. Tras una inversión de 400 millones de pesetas (2.400.000 euros) por parte del Ayuntamiento de Madrid para dichas obras, las propuestas de usos de las naves continuaban sucediéndose paralelamente, mientras quedaban en el olvido las más antiguas, si bien todas pasaban por la asignación de funciones culturales. De este modo, fueron pasando también por el Matadero, un museo del aire y otro del agua, un teatro experimental, estudios para artistas, alquilados a pintores y escultores, o talleres de artesanía hispanoamericana, aunque la única utilización real

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y parcial hasta entonces fuera la de plató cinematográfico para el rodaje de películas, de algunas de las cuales todavía quedan restos esparcidos aquí y allá.

LAS PROTECCIONES URBANÍSTICAS

En 1997, el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid incluyó el Matadero Municipal en el Catálogo de Edificios Protegidos, asignándole el Nivel 2, grado estructural, afectando a todo su perímetro y a 48 edificios independientes, y le calificó como Dotacional de Servicios Colectivos en su clase de Equipamiento Singular (ES), constituyendo Suelo Urbano común.

Su uso cualificado y característico es el de Equipamiento y Administración Pública, el cual incluye las siguientes posibilidades en el nivel de implantación Singular: Educativo, Cultural, Salud, Bienestar Social y Religioso. Además, el conjunto del Matadero se halla localizado dentro del apartado de “Protección Arqueológica. Terrazas del Manzanares” con el Nivel B. Para poder llevar a cabo los distintos proyectos, el gobierno municipal tuvo que introducir una modificación puntual en el Plan General el 9 de octubre de 2001, por la cual se descatalogaban varios edificios de servicios existentes en la zona próxima al Vado de Santa Catalina, exceptuando el depósito del Matadero por su interés, se cambiaba la calificación a dotacional de Servicios Colectivos, en su clase de Equipamiento Singular, del Mercado de Frutas y Verduras, que había quedado comprendido dentro del Plan del Matadero, y se incluían en su ámbito los cercanos talleres y parque de limpiezas municipal, importantísima obra racionalista de José de Azpiroz y Javier Ferrero de 1933. Igualmente, se preveía la posibilidad de que el 50 % de los 130.000 m2 que comprendía se destinaran a ocio y comercio, salvo en parcelas dotacionales, donde no excedería del 25%, e incluso que ese uso fuera gestionado por empresas privadas en su totalidad. El 20 de junio de 2002 se aprobaba definitivamente el Plan Especial de intervención, adecuación arquitectónica y control urbanístico-ambiental de usos en el ámbito del antiguo Matadero Municipal, redactado bajo la dirección de la arquitecto Sara de la Mata Medrano, si bien existían al respecto algunas ideas previas, apenas si tomadas en consideración, que fueron aportadas por los dichos arquitectos Antonio Fernández Alba y José Luis Castillo-Puche Figueira, a quienes el propio concejal de urbanismo Ignacio del Río había pedido dos años antes que establecieran qué “espacios se pueden utilizar para uso cultural” y cuales para el ocio. Incluso le había pedido el concejal a Fernández Alba que ubicara en una de las naves del

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Matadero el Museo de Antropología, a fin de trasladarlo desde la Glorieta de Atocha, lo cual no se ha llevado a efecto. El Plan Especial contemplaba como fines: la consolidación y reestructuración de las edificaciones que integran el ámbito, plan de obras específico para cada una de ellas, atendiendo a su morfología, estado de conservación y características de sus elementos, distribución de la edificabilidad, destinando casi la mitad a equipamientos, la remodelación de los espacios libres, si bien manteniendo su carácter cerrado, la construcción de aparcamientos subterráneos, en pro de la calidad ambiental, la definición de una nueva fachada sobre el río o la conexión con el Mercado de Frutas y Verduras. El conjunto lo dividían los arquitectos en tres zonas: a) el área específica del Matadero y Mercado de Carne, con dos sectores, el Norte, ya rehabilitado, y el meridional, integrado por once naves vacías y en proceso de reparación y consolidación; b) el Mercado de Frutas y Verduras, en aceptable estado; y c) los talleres generales, llamados Edificio Parque Sur. La inversión necesaria para la restauración de las naves contempladas en el Plan Especial, la construcción de los aparcamientos y la urbanización se calculaba en unos 125 millones de euros.

EL FUTURO DEL ANTIGUO MATADERO Y MERCADO DE MADRID

Desde esa fecha hasta la actualidad, algunos proyectos parecen cobrar realidad, como la denominada Casa del Lector, gracias al convenio suscrito entre el Ayuntamiento de Madrid y la Fundación Sánchez Ruipérez el 3 de octubre de 2002, por el que aquélla habrá de instalarse en las antiguas naves de matanza de vacuno. El objetivo de esta institución es el de convertirse en un servicio útil a la sociedad, pues todas sus actividades son gratuitas, estructurándose en tres áreas: formación, información y divulgación, con aulas, bibliotecas, centro de documentación y salas de exposición, destinadas permanentemente a la exhibición de muestras relacionadas con el libro y la lectura. Más reciente es el acuerdo entre el consistorio, la Comunidad de Madrid y la Fundación Arco, fechado el 4 de marzo de 2003, por el cual se cedían a esta entidad las inmensas naves de exposición de lanar y cerda, para colocar su importante colección de arte, esto es, 166 obras de 133 artistas, entre los que destacan Antoni Tàpies, Lucio Muñoz, Antonio Saura, Kapoor o Boltanski, las cuales habían sido adquiridas en las sucesivas ediciones de la Feria. Las partes se comprometían así a contribuir por igual en la adecuación de las naves, quedando en suspenso la negociación sobre la financiación de sus actividades, en cualquier caso competencia de las

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dos administraciones públicas citadas, más la Cámara de Comercio e Industria y Caja Madrid, todos patronos de la Fundación ARCO, la cual fue creada en 1987 con el objetivo de “promover el coleccionismo de arte contemporáneo y cumplir un compromiso de mecenazgo cultural”. Con el fin de conseguir la rehabilitación integral del establecimiento y su incorporación al tridente cultural: Museo del Prado, Thyssen y Reina Sofía, propósito ya recogido en el Plan Especial, el Ayuntamiento decidió convocar un concurso en julio de 2002 para la gestión del resto del recinto, concediendo suelo público para usos privados de carácter terciario y equipamiento, además de la urbanización de los espacios libres entre las naves y construcción de un aparcamiento de 1.288 plazas. En el Pliego de Prescripciones Técnicas quedaban claras sus metas: la recualificación del tejido urbano en el que se asienta el Matadero, extendiendo la centralidad de la ciudad hasta el río Manzanares y, de este modo, potenciar un área tradicionalmente marginada. Sin embargo, el concurso habría de quedar desierto por falta de licitadores. Queda así en suspenso la definitiva configuración de esta proyectada Ciudad de las Artes, o más concretamente de la Cultura, el Ocio y la Tecnología, en las antiguas naves del Matadero Municipal, sobre las que, además de las actividades de las referidas fundaciones, ARCO y Sánchez Ruipérez, siguen planeando otras de distinto signo, como las de un museo de la Lengua Española, un punto de encuentro de las culturas iberoamericanas e incluso un centro de documentación de la arquitectura, fruto de conversaciones, no concretadas, con el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Este tendría el carácter de archivo, museo y lugar de reunión de estudiosos e interesados en la materia.

Aunque la diversidad de funciones en el recinto podría poner en peligro su unidad, el Ayuntamiento pretende resolverlo mediante la interrelación y comunicación de experiencias, formación y producción entre las instituciones aquí asentadas, materializada en una nave común destinada a librería especializada, cafetería, “cibercafé” y restaurante. Mientras el proyecto se pone en marcha la Concejalía de las Artes, de la que depende el viejo establecimiento, ha dispuesto la ejecución de obras en el mismo con carácter de urgencia, para lo cual ha librado una partida de 215.000 euros.

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CASA DEL LECTOR

Historia Casa del Lector es el proyecto culmen de la Fundación Germán Sánchez Ruíperez. Sánchez Ruíperez fundó en 1959 la editorial Anaya, orientada al mundo educativo, la cual fue expandiéndose hasta convertirse en lo que es hoy en día, el Grupo Anaya, el cual engloba diversos sellos editoriales y publicaciones. Es en 1981 que se constituye la Fundación Germán Sánchez Ruíperez, que impulsa la creación, fomento y desarrollo de todo tipo de actividades culturales poniendo especial énfasis en el libro y la lectura. Esta Fundación cuenta con diversos centros de promoción de la lectura como el Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil (CILIJ), el Centro de Desarrollo Sociocultural (CDS) y el Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas (CITA) La aventura de Casa del Lector comienza en el año 2002 cuando Germán Sánchez Ruíperez, “deseaba crear una institución consagrada al lector y a la agitación cultural desde el libro en sus diversos formatos. Un centro de investigación sobre la lectura apoyado en la más avanzada tecnología, y cuya programación debía permanecer vinculada al hecho lector.” (http://www.room-digital.com/casa-del-lector/). Encontrar un lugar para llevar a cabo este proyecto no fue tarea fácil, finalmente se optó por desarrollarlo en el antiguo Matadero de Madrid. El espacio de Matadero se encuentra lleno de significados, tanto por su historia como por su ubicación y por los espacios públicos que se encuentran a su alrededor, como por ejemplo, Madrid Rio. Las naves utilizadas por Casa del Lector –inaugurada en el 2012- son la 13, 14, 17b y 17c, las cuales suman más de ocho mil metro cuadrados dedicados a la conectividad de las personas con la lectura. Las naves 13 y 14 constituyen Casa del Lector en sí, es decir los espacios de exposiciones, zona de lectura y aulas. La nave 17b acoge al Auditorio y la 17c está dedicada a oficinas de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Cómo se ha visto, el Matadero de Madrid, incluyendo las naves utilizadas por Casa del Lector, se encuentra dentro del Catálogo de Edificios Protegidos, asignándole el Nivel 2 de protección en grado estructural. Esto quiere decir que, al realizar las modificaciones que permitan utilizar su estructura como espacio cultural es necesario conservar tanto su volumetría como sus 19


elementos arquitectónicos más destacados. Esto significó todo un reto para Ensamble Estudio, dirigido Antón García-Abril, encargado de la reforma las mencionadas naves para transformarlas en Casa del Lector. Cabe mencionar que este encargo fue obtenido como premio a un concurso restringido celebrado en 2006 cuyo objeto era justamente un proyecto de reforma de las naves 13, 14, 17b y 17c del antiguo Matadero. Para ello, Ensamble Studio propone un nuevo orden en las naves existentes pero manteniendo y potenciando el carácter original del Matadero, es decir un carácter industrial y fabril. En primer lugar se abordó la rehabilitación de las estructuras ya que ellas se encontraban en muy mal estado; a continuación se procedió a intervenir el espacio para transformarlo en Casa del Lector. Se buscaba: “conservar la memoria del lugar manteniéndolo intacto e insertar una estructura nueva que permitiera el desarrollo de la nueva actividad, conectando las dos naves gemelas que se hallaban separadas” (http://www.room-digital.com/casa-del-lector/) En efecto, la reforma más llamativa consiste en la unión de las naves 13 y 14, las que hasta el momento conformaban dos edificios independientes. Esta unión se realizó mediante once vigas-puentes de hormigón que se insertaron en la estructura existente, generando así no sólo el ensamble de ambas naves sino también dos niveles físicos: nivel inferior –estructura original- dedicado a las exposiciones, aulas y sala para niños, es decir, formación y difusión cultural; y nivel superior –construido con vigas prefabricadas de hormigón- dedicado a un área de investigación y trabajo. Estas vigas son el elemento más representativo del proyecto ya que, aparte de su funcionalidad, refuerzan el carácter industrial de Matadero. Si bien es cierto que el uso de cada uno de los niveles se ha planteado tal como se ha descrito en el párrafo anterior, el uso de las vigas-puente permite que los diversos espacios funcionen para diversos usos, todo sirve para todo. “Interconexión e intercambio, movilidad y transiciones tal y como sucede en el mundo que vivimos hoy.” (http://www.roomdigital.com/casa-del-lector/) En cuanto a la nave 17b, esta es hoy en día el Auditorio. Para su remodelación se ha mantenido el perfil original de la nave pero cambia drásticamente su interior, lo cual le permite incorporar el nuevo uso. En efecto, el interior se ha recubierto con un arco generado con láminas de luz, lo que le da versatilidad para diferentes tipos de presentaciones a realizarse en el espacio. Además, cuenta con una gran pantalla capaz de conectarse a diversos 20


dispositivos ya sea local como remotamente. “La intervención plantea así desde el inicio la consolidación de la estructura preexistente, en estado precario de estabilidad, y la inserción de una nueva estructura que permite la transformación del espacio para la nueva actividad respetando en todo momento los elementos estructurales originales. La delicada estructura metálica interior y el muro perimetral de fábrica que definían el contenedor original, hoy lo siguen definiendo, y se complementan con la estructura añadida de hormigón prefabricado que claramente se diferencia de lo que anteriormente estaba allí, conservando la memoria del lugar e iniciando en él una nueva historia.” (Dossier de prensa, Casa del Lector) Es en el Auditorio en donde se aprecia de manera más clara la unión entre nuevas tecnologías e historia y tradición del espacio ya que; como se ha mencionado, el exterior conserva su forma y materiales originales, sin embargo el interior se ha visto recubierto de un arco de luz y una gran pantalla que le dan una apariencia cambiante, ya que dichas luces pueden ser programadas de acuerdo al evento que se esté realizando en dicho espacio. Resumamos ahora, tras mostrar la filosofía de la construcción, los principales puntos del proyecto arquitectónico. El proyecto arquitectónico Para la realización del proyecto arquitectónico de Casa del Lector, y de acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid, se invitó a cinco estudios de arquitectos a participar en el concurso inicial de ideas, siendo finalmente elegida la propuesta de Antón García-Abril (Ensamble Studio), arquitecto y responsable de la ejecución de toda la infraestructura arquitectónica. Le acompañaron en el proyecto Javier Cuesta Rodríguez-Torices (Aparejador. Proyecto y obra), Débora Mesa Molina (Arquitecto asociado. Proyecto y obra), Marina Otero Verzier (Arquitecto colaborador. Proyecto y obra), Alba Cortés Rodríguez (Arquitecto colaborador. Proyecto) y Elena Pérez López (Arquitecto colaborador. Proyecto). Además de Jesús Huerga González (Estructura), Úrculo Ingenieros (Instalaciones) y Eurocontrol (Control de calidad, seguridad y salud). Construyó Ferrovial Agroman. La comunicación se basa en el principio de conectividad. Conectar personas, ideas, espacios y lugares. Y esta es la esencia del diseño que Antón García-Abril ha plasmado en Casa del Lector, un proyecto que es capaz de integrar la actividad futura de investigación, educación y 21


comunicación con la esencia del espacio, construyendo por tanto en la ciudad de Madrid un centro inédito de creación en torno a la lectura. Matadero Madrid, ofrece un entorno previo, unas grandes naves de estructuras industriales, cuyo orden impone las claves bajo las cuales se diseña Casa del Lector. Conectar transversalmente las dos naves fue la primera acción que se resolvió trazando puentes; y provocando el encuentro entre las dos estructuras, la previa de la nave, de corte longitudinal, frágil y vertical, con la incisión transversal de las vigas de hormigón pretensado, que confrontan su naturaleza pesada, horizontal y lineal. Es en la conexión ente las dos estructuras donde surge la conectividad que crea la comunicación entre el edificio y el lector, que percibirá un espacio único a doble altura, una doble escala, entre el gran espacio continuo del plano del suelo de la nave y las líneas de los puentes por las que se transita entre las naves que se asientan al borde del río Manzanares. Las dos estructuras se confrontan, se comparan, y se enriquecen mutuamente. Superficies y equipamientos Los diversos espacios de Casa del Lector se acogen en las naves 13, nave 14, espacio de conexión entre estas dos naves, nave 17b y tres crujías de la nave 17c. En la nave 13, se acogen los siguientes servicios y espacios, en una superficie de 2.262,89 m2: ·

Aulas de Formación

·

Biblioteca y área de consulta

·

Despachos y oficinas de administración

·

Taller de Ilustración

·

Taller de Escritura

·

DILVE

·

Servicios generales (aseos, guardarropa, vestíbulo)

En la nave 14 se acogen los siguientes servicios y espacios en 2.187,49 m2: ·

Sala de exposiciones

·

Salas de Motivación Lectora

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·

Investigación y Experimentación

·

Galería

·

Servicios generales (vestíbulo, guardarropa, aseos)

En el espacio de conexión entre las naves 13 y 14, de 925,64 m2, se acogen los siguientes servicios y espacios: ·

Recepción

·

Área de Encuentro y circulación (primer nivel)

·

Área de Encuentro y circulación (segundo nivel)

La nave 17 b alberga el Auditorio, de 852,53 m2 y con capacidad para 300 localidades, cuya superficie se distribuye del siguiente modo: ·

Auditorio (300 localidades)

·

Camerinos

·

Servicios generales

·

Sets de radio y TV

En las tres crujías de la nave 17c (777,94 m2 y 504,90 m2 del área de instalaciones) se situan los espacios destinados a la elaboración de contenidos y edición de Casa del Lector así como los espacios de representación de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

Pasaremos ahora a analizar dos ejemplos de patrimonio en el seno de la Casa del Lector. Uno histórico, la Colección Fernando Eguidazu de novela popular, y otro tecnológico, la Biblioteca digital de Casa del Lector.

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COLECCIÓN FERNANDO EGUIDAZU DE NOVELA POPULAR

Un elemento destacable del patrimonio mueble de la Casa del Lector es la Colección Fernando Eguidazu de Novela Popular. Donada a la institución en 2011, consta de unos 50.000 títulos que abarcan desde el siglo XIX hasta la actualidad. Aunque la mayoría de las obras fueron publicadas en España, también se encuentran ejemplares de Francia, Argentina, México o Estados Unidos. El donante, Fernando Eguidazu, es un empresario español que desde el año 2011 ocupa el puesto de Director General de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Economía. Aunque experto en economía, publicó un ensayo sobre la evolución de las novelas populares, "Del folletín al bolsilibro: 50 años de novela popular española", que

fue

galardonado con el Premio Ignotus al Mejor Libro de Ensayo 2009. ¿Qué se entiendo por novela popular? A efectos de la colección, se entiende por novela popular aquellas obras cuyo objetivo principal es el mero entretenimiento, alejado de pretensiones artísticas más elevadas. Aunque el origen del calificativo popular proviene de que el público principal que leía este tipo de novelas eran las denominadas “clases populares” sin formación cultural, lo cierto es que fueron igualmente leídas por otros sectores más cultos de la sociedad. El entretenimiento que este tipo de novelas ofrecía se demostró válido para todos, independientemente de la calidad literaria y del nivel cultural del lector. Tradicionalmente menospreciada y marginada como infraliteratura, esta novela popular es importante por varias razones: 1) Durante décadas, fue el tipo de literatura más leída en España. 2) Literatura iniciática para muchos jóvenes españoles. 3) Fue un fenómeno editorial en España y fuera de ella, hasta el punto de permitir que las editoriales españolas se expandieran a Latinoamérica, convirtiéndose en las primeras multinacionales de este país. 4) Cuenta con un interés sociológico enorme, debido a que esta literatura reflejaba abundantemente los valores y preocupaciones de la sociedad de su tiempo. Es posible ver, además, la evolución de estos valores a través de los cambios que se producen en los contenidos y los géneros de la novela popular. 24


Precisamente este interés sociológico ha sido comprendido hace tiempo en el extranjero, donde ya existen colecciones interesantes y bien catalogadas, puestas a disposición de estudiosos e investigadores. Precisamente por eso, el objetivo de la Casa del Lector es establecer la Colección Fernando Eguidazu como un referente nacional para que los estudiosos de la novela popular y cualquier aficionado puedan acceder a una colección con un enorme número de títulos y bien catalogada. El hecho de convertir la Casa del Lector en residencia permanente de esta colección funciona, además, como reclamación a las actuales autoridades políticas para que la novela popular sea, por fin, considerada como un bien cultural a proteger y a estudiar como elemento determinante en el desarrollo de la sociedad española en una época determinada. Más allá del afán del coleccionista y de la dudosa trascendencia literaria de las obras, la Casa del Lector apuesta por el valor sociológico e histórico que esta colección ofrece.

Estructura cronológica de la Colección: 1.Segunda Mitad del Siglo XIX: La prehistoria de la novela popular Ejemplares de las “aleluyas”, las coplas y los denominados romances de ciego que se leían en voz alta por barrios y pueblos, a un público predominantemente analfabeto que constituyen lo que podría denominarse la prehistoria de la novela popular. Les siguen los folletines que se insertaban por entregas en la prensa diaria y en las revistas, como medio para fidelizar al lector. Y, sobre todo, las novelas por fascículos

que

se

publicaban

semanalmente por entregas, y que se vendían directamente por suscripción, o bien en las librerías o en la propia imprenta que las editaba. Los fascículos publicados eran puras entregas de texto, sin portada,

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que se iban siguiendo semanalmente por los lectores y que, concluida la obra, se encuadernaban. En cuanto a su temática, se trataba de historias lacrimosas de viudas y huérfanos, cuando no de víctimas de la injusticia social. Sus autores escribían simultáneamente a su publicación y su extensión dependía del interés del público, concluyendo tan pronto las ventas disminuían. Hubo obras que rebasaron las 2.000 páginas. 2. De 1900 a 1936 Lo integran alrededor de 20.000 fascículos, integrados en más de 600 colecciones. A diferencia de los fascículos de la novela popular del XIX, éstos tenían vistosas portadas a todo color. Como eran historias de aventuras, viajes por lugares exóticos, piratas o luchas con pieles rojas o tribus salvajes, tales portadas resultaban sumamente atractivas, llenas de acción y colorido. Sin duda son estas portadas lo que atrae especialmente a los coleccionistas actuales. Se agrupaban en colecciones claramente diferenciadas por la temática: policíacas, de piratas, del Oeste americano, de terror, ciencia ficción, viajes, aventuras exóticas en selvas o lugares remotos… En algunos casos cada fascículo era un episodio completo, ligados entre ellos por el personaje, mientras que en otros –la mayoría– se trataba de una novela larga que se prolongaba en tantos fascículos como soportara la fidelidad de los lectores. A esta época corresponde también la aparición de importantes colecciones de novela popular cuya andadura se prolongaría después de la guerra civil, como “La Novela Rosa” de la Editorial Juventud o las colecciones de novelas del Oeste y de Aventuras de Ediciones Iberia.

3. La Edad de Oro de la novela popular española: los años 40 En un país surgido de una cruel guerra civil, inmerso en un largo período de penuria y sin apenas otros recursos de ocio que el cine y la radio, la novela popular se convirtió en uno de los principales recursos de entretenimiento y en un poderoso configurador del imaginario

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colectivo. La colección cuenta con prácticamente todo lo que se publicó en esos años cuarenta. Entre personajes legendarios como

el Pirata Negro de Pedro Debrigode (alias Arnaldo

Visconti), el Encapuchado de Guillermo López Hipkiss o el Vengador, merece especial mención El Coyote, creado por José Mallorquí, sin duda el máximo exponente de la novela popular española. Publicado inicialmente en 1943 esta nueva versión del Zorro mejicano se convirtió a lo largo de más de 200 novelas, adaptaciones al cómic y al cine, en un fenómeno cultural que pervivió durante toda la segunda mitad del siglo XX.

5. Años 50 y 60: Los años del bolsilibro y la Edad de Oro de las Editoriales La literatura de quiosco adoptó ya para siempre el formato pequeño, apto para llevarse en el bolsillo. Se leían no solo en casa, o en los ratos perdidos, sino también en el metro o el tranvía, y tal formato era obviamente el más adecuado. Se editaron por millares (ediciones semanales de 50.000 ejemplares o en el caso de algunos autores, muchos más),

inundaron

los

quioscos

con

miles

de

títulos,

fundamentalmente consagrados al Oeste, la novela policíaca y la novela rosa, consagraron colecciones como Rodeo, FBI, Servicio Secreto, Bisonte, Amapola, Madreperla o Rosaura, editoriales como Bruguera –la campeona indiscutible–, Rollán, Molino o Valenciana, e hicieron famosos a autores como Corín Tellado, Marcial Lafuente Estefanía, Fidel Prado o Alf Manz. Si los años cuarenta fueron la edad de oro de la novela popular, los cincuenta y los sesenta fueron sin duda la edad de oro de las

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editoriales. Publicaron millones de ejemplares anuales y expandieron su mercado a toda Latinoamérica. Pero el interés de esta literatura comenzó claramente a descender. 6. Años 60: El ocaso de la novela popular: En la década de los 60 comienza la decadencia cualitativa y cuantitativa de la novela popular, no sólo por la calidad ínfima de los textos - los argumentos se estereotiparon, la calidad de los textos fue decayendo cada vez más, las novelas se fueron convirtiendo en un producto industrial, convencional, ajustado a unos clichés que se repetían de forma mecánicasino porque el mayor nivel de vida de la población, la competencia imbatible de la televisión y el acceso a nuevas opciones de ocio, fueron relegando las ediciones de novelas populares a una dimensión mucho más modesta. Las colecciones supervivientes en los quioscos fueron escasas.

LA BIBLIOTECA DIGITAL DE CASA DEL LECTOR Entre el patrimonio digital y el patrimonio inmaterial La Casa Del Lector es un centro que no solo se preocupa por recolectar y salvaguardar su colección de novela. La propia institución afirma que posee una colección viva que continuará engrosándose con nuevos ejemplares, y que se complementa con un fondo documental de libros, artículos, fotografías y documentos de todo tipo que se irá incrementando con aportaciones a lo largo del tiempo.

Una de las grandes bases que define Casa del Lector es el análisis de la lectura desde diferentes puntos de vista, teniendo en cuenta sus diferentes formatos, por ello está presente la idea de patrimonio inmaterial, entendido como se cita en La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO (París, 2003).

Entendiendo el patrimonio cultural inmaterial como algo que se constituye por los “usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”. 28


Esto hace que se considere la lectura como un sistema de transmisión cultural digno de su salvaguarda y estudio, de tal manera que sus actividades favorecen al patrimonio inmaterial con la transmisión de conocimiento que esta actividad ofrece.

Hay que tener en cuenta también el cambio en el paradigma de la literatura que se vive hoy en día, es decir, la lectura ha cambiado sus formatos, por lo que la institución, bajo el compromiso de estudiar y difundir las múltiples lecturas y soportes, ofrece una amplia colección de libros digitales pertenecientes a una biblioteca digital, cuyo uso es plenamente gratuito.

Esta biblioteca se articula en tres espacios:

El espacio digital: la Red Los libros en la Red tienen la característica de ser ubicuos; pueden ser accesibles desde cualquier parte. Poseen diferentes orígenes y se pueden diferenciar en dos tipos; los primeros son aquellos que han sufrido un proceso de digitalización, conocidos como libros electrónicos, y los segundos, son aquellos libros que han sido editados directamente en formato digital, que reciben el nombre de libros digitales.

Como el libro digital contiene siempre una parte de experimentación, los fondos de la Biblioteca a lo largo del tiempo pretenden salvaguardar obras que además de lo que aporten sus contenidos ofrezcan una evolución en la manera de escribir para la pantalla y sobre soporte digital. Por lo tanto, estos fondos guardarán testimonio de una interesante trayectoria de este tipo de experimentación.

El espacio electrónico: las pantallas El contacto con el mundo virtual de la Red se hace a través de una interfaz electrónica. En el caso de la lectura, cuando se habla de interfaces se alude a las pantallas. Estas han evolucionado muy rápidamente en los últimos años, su desarrollo se caracteriza por tender a ser lo menos visible posible, y derivar en diferentes formatos, materiales y precios. Ejemplos de esto puede ser el móvil, la tableta o el portátil, todas pantallas que nos permiten la lectura.

Con el libro electrónico y el digital se ha disociado el texto del soporte. El texto y el artefacto en papel son inseparables en el libro tradicional. Pero cuando el texto está escrito en formato

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digital no tiene la materialidad de un libro de papel, está en la Red y se manifiesta en un instrumento electrónico, pudiendo tener diferentes funciones o características.

El libro digital no tiene copias, es un único texto al que se accede desde muchos instrumentos electrónicos de lectura. Curiosamente, la biblioteca digital, con sus “fondos” de libros digitales, se parece más a una biblioteca de libros manuscritos, debido a que existe un tercer espacio como enclave para estos libros. 

 El espacio arquitectónico: Casa del Lector Al contar con los libros en la red y poder reflejarlos mediante las pantallas, queda relegado a un segundo puesto la ubicación real de la biblioteca, pero es igual de importante que los otros dos elementos, ya que gracias a ésta el libro pertenece a un lugar físico al que se puede asociar y visitar.

La biblioteca aporta también un tercer espacio para la concepción de una biblioteca digital, no es una mediateca, ni una biblioteca virtual. Es un tercer espacio para que tengan un lugar palpable los libros digitales, que se encuentran en el espacio de la Red.

Esta visualización del espacio, hace que tenga cierta tangibilidad el libro, ya que al ser virtual carece de un espacio real, lo cual supone una actuación novedosa. Cada obra tiene una concepción muy distinta tanto en contenido como en formato, la obra puede ser mostrada mediante actividades originales, aprovechando el uso de espacios expositivos que enriquecen la presentación de la obra.

Un libro del fondo de la Biblioteca no se muestra como una referencia en un catálogo, sino acompañado del registro de las distintas actuaciones que hayan sido hechas, como conversaciones, coloquios, análisis sobre las obras y opiniones de los lectores en las redes sociales. Esto contribuye a crear un entorno o contexto de la obra, de manera que el libro digital no está en una estantería o repositorio, ni se registra tan sólo en un catálogo, sino que se aloja en una biblioteca con un valor añadido y creciente ya que se integra en un proceso muy creativo de nuevas formas de concebir el libro, la escritura y la lectura.

Todo este conjunto de intenciones acerca de la creación de la biblioteca digital (que con el paso del tiempo va creciendo y siendo más que una intención) parece algo que no tenga que ver

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nada con la salvaguarda del patrimonio. Sin embargo, anteriormente se ha citado que Casa del Lector es una institución que recoge documentos de todo tipo, tanto analógicos cómo digitales. Por este motivo, también hay que citar la actividad de salvaguarda del patrimonio digital que realiza la institución, previendo los cambios vertiginosos en la tecnología y los lenguajes y formatos empleados que se avecinan.

Según la Carta de preservación del Patrimonio Digital del 2003 de la UNESCO:

“Hay que ayudar a la conservación, al progreso y a la difusión del saber, velando por la conservación y la protección del patrimonio universal de libros, obras de arte y monumentos de interés histórico o científico. Reconociendo que esos recursos de información y expresión creativa se elaboran, distribuyen, utilizan y conservan cada vez más en forma electrónica, y que ello da lugar a un nuevo tipo de legado: el patrimonio digital. Consciente de que el acceso a dicho patrimonio brindará mayores oportunidades de creación, comunicación e intercambio de conocimientos entre todos los pueblos. Entendiendo que este patrimonio digital se encuentra en peligro de desaparición, y que su preservación en beneficio de las generaciones actuales y futuras es una preocupación urgente en el mundo entero. En definitiva, La biblioteca digital de Casa del Lector no es una simple biblioteca que alberga libros digitales, sino que lleva a cabo una labor de experimentación en los procesos de la lectura, lo que a su vez lleva aparejada una labor novedosa de recopilación de textos de carácter digital, creando una colección para prevenir la pérdida de estos ante la obsolescencia digital que provoca la vertiginosa evolución de la tecnología.

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PROPUESTA PARA LA DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO Safari fotográfico de matadero

La actividad que oferta Casa del Lector apostando por su patrimonio y la difusión del mismo, mezcla el concepto de la preservación de todo lo que conlleva el Matadero de Madrid y a su vez mediante la nueva tecnología, alma de la institución, trata de mostrar el contenido tanto cultural como histórico que contiene este enclave, con la misión de difundir y sensibilizar a los visitantes sobre el patrimonio y la herencia cultural que el mismo nos ofrece. La actividad consta de dos elementos principales, uno de ellos es la visita guiada por Matadero y el segundo factor que crea una diferenciación es el uso de tablets y dispositivos móviles para obtener una visión completa y formativa del entorno gracias al soporte del vídeo y de la fotografía. Para llevar a cabo esta actividad se planteó la utilidad del sistema de geolocalización en los dispositivos electrónicos y gracias a esta se le puede sacar partido a una doble visión del entorno, por un lado la visita terrenal, y por el otro una visita virtual que te lleva al mismo territorio pero variando las coordenadas del tiempo pudiendo ver a la gente desde principios del sXX hasta la actualidad. Casa del Lector ha desarrollado una app para smartphone o tablet disponible para Android y Iphone. La app consiste en la superposición imágenes antiguas sobre lo que es la realidad actual mientras se lleva a cabo la visita, esto se consigue mediante el uso de la cámara del aparato. La guía de la app o “mapa” de navegación por el espacio de Matadero es de gran utilidad ya que ofrece textos informativos adicionales que complementan los diferentes destinos en el mapa o utilizar el GPS para localizar una imagen cercana y utilizar tu cámara como una ventana a través del tiempo. La documentación fotográfica ha sido obtenida gracias al Archivo de Matadero y a los fondos documentales de la Biblioteca Nacional de España, el apoyo audiovisual ha sido de la Filmoteca y de RTVE, trabajo realizado por dos documentalistas expertos en la materia gracias a una beca de investigación con una duración de 6 meses. Toda la parte de desarrollo y construcción de la app ha sido trabajo de la empresa Madpixel con periodo de trabajo tres meses, contando con la colaboración de la Oficina de Turismo de Madrid, pionera en creación de aplicaciones turísticas para la comunidad de Madrid, un ejemplo de esto es Turismo Madrid Visitors & Convention Bureau, creando recorridos turísticos por toda la ciudad. 32


Pero el punto tecnológico no tiene que diferir sino ayudar y servir de apoyo a la explicación por parte del guía, la app es una herramienta para la visita, no acapara la atención en ningún momento sobre la explicación del recorrido ya que muchos datos y anécdotas se perderían por el camino. También la app es una herramienta que puede ser usada de manera independiente por el visitante, creando público en caso de que todas las plazas de las visitas estén ocupadas. A su vez, permite una mayor movilidad estableciendo uno mismo el tiempo que desea estar haciendo la visita. Contemplando la diferencia de públicos, la aplicación se crea con contenidos plegables, es decir, parte de una información básica que si el lector quiere complementar de una forma más amplia se le permite mediante actualizaciones y contenidos extra. La duración de este proyecto será de un año, dependiendo del éxito obtenido en la actividad, estará controlada mediante un indicador de descargas de la app y a la vez un control numérico del público que se interesa en las visitas guiadas, Casa del Lector podrá determinar y efectuar cambios convenientes en pos a estos resultados, con la intención de optimizar gastos y a la vez crear la difusión del patrimonio. VISITA Duración aproximada: 1 hora Y 30 minutos aproximadamente Punto de salida: Hall de Casa del Lector Nº de asistentes: 5 mínimo-20 máximo Horario: de lunes a viernes 17:00 a 18:00 sábados de 11:30 a 13:00 y 17:00 a 18:30 Los asistentes han de suscribirse vía mail a la dirección conocematadero@casadelector.es

A continuación se citan las paradas que efectúa la visita y se hace una breve descripción de la explicación y contenido de la visita con la app, gracias al guía se complementará la información de las funciones actuales que llevan a cabo las paradas y las instituciones y empresas culturales que trabajan en la zona.

1- Conociendo Arganzuela y Legazpi Es la primera parada, en la que se contextualiza la urbanización con el ensanche de Castro, la industrialización del barrio de Arganzuela, la llegada del ferrocarril entre Atocha y Príncipe Pío con lo que se genera la necesidad de creación de infraestructuras. Fueron necesarios apeaderos para la carga y descarga del ganado, así como el

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aprovisionamiento de otras mercancías, especialmente de frutas y verduras que llegaban a la capital. Así fue como nacieron el gran mercado de frutas y verduras ubicado al final del Paseo de las Delicias, en la glorieta de Legazpi, sobre solares que con anterioridad eran fincas rurales utilizadas como huertas; y el conjunto de los mataderos, inmediatos al mercado, entre la plaza de Legazpi, el Paseo de la Chopera, el Vado de Santa Catalina y la Avenida del Manzanares.

2-El Matadero De camino hacia la Casa del Reloj se irá explicando los inicios del Matadero, conjunto de cuarenta y ocho edificios destinados a la diversidad de usos requerida, desde cuadras y naves para el despiece o salas frigoríficas, hasta dependencias administrativas, capilla y fonda. El pabellón de entrada estructura todo el conjunto y resalta su función por una torre con reloj. En el que se hará la segunda parada de safari de recuerdos. 3-Casa del Reloj Mientras el visitante puede observar el contexto histórico desde su aplicación, se dará una explicación estilística y técnica de la casa del reloj o el pabellón de los servicios generales, explicando su funcionalidad administrativa y de transacciones.

4-Naves del degüello Una vez explicada la última parada el grupo avanzará hacia las naves del degüello, en la que se encontrarán mas imágenes de la gente trabajando en la zona y transportando a las reses, bordeando el edificio (la actual Casa del Lector) podrán encontrar más imágenes que han ido definiéndola historia de este complejo e ilustrando el pasado y el futuro actual de las instituciones de Matadero.

5- Naves de estabulación, venta lanar y porcino Parada en la que se explicará la destinación de estos lugares, paralelas a la parada anterior debido a la facilidad que suponía llevar a las reses de una nave a otra para poder sacrificarlas. 6-Naves de oreo, colgaderos y sección frigorífica Se encuentran en la zona sur de matadero, paralelas al Paseo de la Chopera y era el conjunto de edificios más grande de todo el matadero, en el se colgaba la carne y se refrigeraba, el oreo estaba destinado a las pieles procedentes del ganado vacuno, también existían dependencias para la salazón de carnes y urinarios, con el paso de las décadas su función quedó relegada a la de frigorífica.

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7- Secaderos de pieles Se sitúa al lado del depósito de agua que da a parar a la plaza de Legazpi, y en este espacio se hacía todo el trabajo de destripado y secado, el edificio tiene tres alturas que se conectaban con un montacargas, actualmente se usa como espacio para conferencias y congresos.

8-Nave de aves Se sitúa en la parte meridional de matadero, posee dos plantas y es de construcción más tardía, contiene un número mayor de columnas de hormigón que el resto de edificios, ha estado inactivo hasta 2011.

9-Depósito de agua Está situado en una esquina limítrofe al solar, este depósito surtía de agua a toda la plaza de Legazpi, con un volumen de 800m3 y una altura de 17 m se ha convertido en un emblema del conjunto edificios y surtía de agua a todo el matadero. DIFUSIÓN Para que haya una difusión adecuada a la app y de visita se creará un plan de preproducción en el que entrarán en juego las redes sociales de la institución, acercando contenidos desde diferentes soportes de las mismas, con el fin de llegar a un público con diferentes intereses de la misma manera. De una manera más institucional, Casa del Lector mandará información en sus Newsletters acerca de las visitas y la descarga de la aplicación. Se creará una nota de prensa en la que colaborarán los representantes de la oficina de turismo y la delegación cultural de la Comunidad de Madrid. A su vez, creará durante el primer mes de otra actividad complementaria a esta, mediante una conferencia sobre las apps y el patrimonio cultural con Pilar Roca, directora de Programas de Difusión Cultural del ICUB y con Alex Hinojo, Consultor de museos y wikiGLAM Ambassador.

En cuanto a las redes sociales, Casa del lector se dirigirá a:

Facebook

Se irán creando publicaciones desde un mes antes al lanzamiento de la app

mediante mensajes fotografías ilustradas del entorno y enlaces de utilidad para una mejor comprensión del mismo. Twitter Mediante enlaces y tweets, se redirecionará a la web de la institución para poder

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acercar a los seguidores la actividad y cómo bajarse la aplicación para la visita, la web cuenta con una versión de navegación para móviles y tablets que facilitará el proceso de descarga. Youtube Se creará un apartado dentro del canal oficial para esta actividad, y generará videos con dos meses de antelación para poder nutrir a otras redes de contenidos que sean de interés para los seguidores y que no conozcan el canal de youtube. ANÁLISIS DE RESULTADOS Los resultados obtenidos durante los 6 primeros meses de la actividad servirán para estudiar con detenimiento si ha cumplido los objetivos estimados del proyecto y si hace falta remodelar la actividad, continuarla o dejar de prolongar la actualización y el mantenimiento de la app. Los indicadores en los que se centrará el análisis son el número de descargas efectuadas, el impacto que ha tenido en redes mediante un estudio estadístico de Hootsuite y el número de visitas que se han inscrito gracias a la dirección mail.

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PRESUPUESTO El presupuesto está calculado para la duración de la actividad durante 6 meses:

T0TAL CAPITULO

DESARROLLO DE LA APLICACIÓN

CANTIDAD

PRECIO UNI.

SUBTOTAL

24.000,00

DISEÑO DE LA APP

1

18.000,00

18.000,00

MANTENIMIENTO

6

1.000,00

6.000,00 -

DIFUSIÓN

200,00

ANÁLISIS DE REDES PERSONAL

2 0

100,00 -

200,00 -

CONFERENCIA

1.000,00

PONENTE

2

500,00

1.000,00 -

PERSONAL

1.200,00

GUÍA

6

LICENCIA DE IMÁGENES

1.000,00

BIBLIOTECA NACIONAL

TOTAL GENERAL

200,00

1.200,00 -

1

1.000,00

1.000,00

27.400,00

Aparte de la hoja de gastos de la actividad, hay que comentar diversas ayudas que ha captado la Casa del Lector para el desarrollo de la actividad: -Colaboración de la Comunidad Autónoma de Madrid con 10.000€ -ONO, uno de los patrocinadores de Casa del Lector cederá tarifa de datos gratuita a todas las tablets que poseen durante el tiempo que dure la actividad. -Cuentan con un gran número de tablets que pertenecen a la fundación. -El mantenimiento de redes se hace mediante servicio interno de la institución.

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El equipo de Ingenia: Gabriela Altuna Hidalgo Juan Pablo Díaz Chorne Lucía Férnández Moya Marta Jiménez Galán Santiago Mazarrasa Elosegui Jimena Piera Rojo Raquel Velasco Abarca

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