TELEVISIÓN CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN

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(versió CASTE) 4 junio Cultura/s La Vanguardia TELEVISIÓN CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN Ingrid Guardiola D.O. apela a “denominación de origen”, según la wikipedia, “una indicación geográfica que garantiza el origen y la calidad de un vino que está elaborado a partir de unas determinadas varieaddes y con prácticas vinícolas, enológicas y de envejecimiento establecidas previamente. D.O. también es el nombre que, desde el 2005, recibe el “contenedor” de programas televisivos de la Xarxa de Televisions Locals y que aglutina un abanico de programas breves a partir de características establecidas tales como hecho de alejarse del lenguaje periodístico, la atemporalidad, el no basarse los contenidos en la estricta actualidad, sino en conceptos y ejes temáticos, los proyectos geográficamente descentralizados y que hagan referencia a la realidad social y cultural de todo el territorio catalán, la originalidad, el discurso crítico y transgresor, el lenguaje formal inédito, la estética innovadora y la calidad técnica. Desde que empezó el D.O. ha coproducido casi 150 mini-series con más de 75 artistas, convirtiéndose, tal como ellos mismos dicen “en toda una reserva de nuevos creadores audiovisuales”. Los programas pueden verse cada domingo en quinze emisoras de la XTVL u online en wearedo.tv. Los programas del D.O. en la gran pantalla Desde hace unos años, la XTVL colabora con el MINIPUT, la única muestra de todo el estado dedicada a los programas de “televisión de calidad” y que lleva 17 años haciéndose en Barcelona. El MINIPUT es una selección de lo mejor que se puede ver cada año en el INPUT, una muestra de televisión innovadora y arriesgada de todo el mundo que lleva organizándose cada año en una ciudad del mundo desde el 1976. En el MINIPUT se han proyectado algunos de los programas más sorprendentes del D.O., como por ejemplo la serie Portbou de Elsabeth Produccions (responsables también de la serie Puetes). Los autors de Portbou aterrizaban en la frontera franco-catalana como aquel que aterriza en Marte, y a partir de ahí seleccionaban algunos de los personajes más emblemáticos del “twin peaks” catalán para hacer una serie a medio camino entre el documental y la parodia, la ficción involuntaria y la poética de las pequeñas cosas que nos envuelven. Conseguían, de esta forma, cartografiar con mucha más precisión descriptiva uno de los pueblos más alterados por los cambios socioeconómicos (de ser el paso de una frontera se convirtió en un lugar de veraneantes francesos de edad avanzada) y por la historia (fue allí donde Walter Benjamin se mató huyendo de los nazis y donde extravió su famosa maleta). También se pudo ver Paraules al vent, de Yomeloguiso Produccions, ganador del premio Actual de Televisió de Catalunya, recogía los testimonios de escritores que trabajan fuera de toda convencionalidad posible. Las entrevistas (cada una de ellas se realizaba en un lugar cercano, sentimentalmente, al protagonista), se combinaban con los paseos de un juglar urgano que iba recitando fragmentos de la obra del invitado, junto con las lecturas de los textos por parte de la gente de la calle, que podía dar su opinión a tiempo real, y las secuencias poéticas que elaboraban los responsables del programa. En la edición del 2008 se pudieron ver tres ficciones de bajo presupuesto, Vent Maleït (torna’m les meves coses) de Un lloc un món con tonalidades surrealistas encabezada por Chi, una aviadora


taiwanesa que busca su equipaje extraviado, K7 de Óscar Chamorro, una serie de suspense que explica la historia de un hombre que se gana la vida buscando objetos y curiosidades para coleccionistas y Anotacions de Art3Pro, una serie austera, casi una road-movie, que explica el proceso de crisis de una pareja. En aquella sesión, el jefe de dramáticos de TV3 dejó claro que estas producciones no se podían abordar desde TV3 puesto que no se podían permitir un “frame en negro”, metáfora que sirve para explicar como cada minuto en televisión está hipotecado por los altos costes de las producciones y la necesaria rendibilidad económica que tiene cada momento de emisión. Otros programas que se pudieron ver en las últimas ediciones son Xadom, de Atzucac Films, que mezcla la ficción con la didáctica culinaria, Brots, de Crampton, una serie documental sobre personas amb transtornos mentales, Baret Voltaire de Piscolab Laboratori Creatiu donde un bar se convierte en una caja de sorpresas, poemas e inspiración, y, finalmente, Tu mateix, una serie que juega con la ambiguedad del falso documental y que enfrenta padres e hijos en un entorno aséptico donde la pantalla partida cede toda la atención a la pura dialéctica verbal entre los protagonistas. Algunas perlas del D.O. En su segundo año de vida, el D.O. acogió Croatan, de Suara Produccions, que inauguraba el género de la ciencia-frikción, retratando 13 jóvenes creadores a partir de un presentador inexistente (las imágenes del presentador estaban sacadas de archives.org), unas imágenes de archivo found footage que acompañaban las falsas biografías y unas entrevistas a periodistas y cómplices que ayudaban a cerrar el pacto de credibilidad de la serie que partia del falso documental para acabar tejiendo un relato que nos daba más pistas sobre la sensibilidad y modus operando del artista invitado en cuestión. Así demostraban que se puede parlar de cultura a partir de la parodia, de la falsificación creativa de los hechos, de la dialéctica de la imaginación pura. También el humor era la base de Intendències de Cassette Films, donde se abordaban “tendencias” absurdas como acampar en los lugares más inhóspitos, la moda massai o la recuperación de los juegos de patio, pero todo todo desde los códigos narrativos de los reportajes más clásicos. También el absurdo recubría Oltre I limiti de Kiribati-Bairiki, ambientada en una Manresa sede de los aborígenes, una “plataforma creada por la gente de todo el mundo que tiene la certeza que hay vida inteligente fuera de la tierra”. Un día toda la población es abducida excepto dos italianos y, como en Down by law de Jim Jarmush, la pareja, unida accidentamente, tendrá que empezar a entenderse para sobrevivir en Manresa en medio de la más grande de las incógnitas, el más provinciano de los desiertos. La mosca fa piu-piu de La càmera enamorada (una productora asídua al D.O.) rompe con los convencionalismos narravios y, desde una poética surrealista y naif, explica la historia de un niño mosca que husmea a sus vecinos a través de la pared, unos personajes siempre imprevisibles. Finalmente destacar Tallers sonors, por intentar mostrar los procesos de creación musical sin simplificarlo, 12 bodes i un funeral, por conseguir hacer una serie sólo con material de archivo y Human Core, una serie que combina ciencia-ficción y reflexiones sobre conceptos básicos de la existencia humana como el miedo, la alegría y la frustración a partir de imágenes que nos ha dado la historia de la fotografía, el cine y la televisión y la recreación de un búnker del futuro que es donde los protagonistas viven, una modernizada Enterprise. La nueva temporada La nueva temporada del D.O. presenta algunas novedades destacables: el nuevo lema


que aglutina la plataforma (“We are do”) que pretende reforzar la idea de establecer una “comunidad de creadores” y la apuesta que han empezado a hacer hacia los proyectos transmedia, acompañado todo esto por una página web que permite todo tipo de facilidades, desde ver los programas hasta interactuar con sus responsables. Algunas de las producciones más interesantes son Mariel de Lacamara, una historia de una chica huérfana rodada en 16mm o Cucut de Shelter Films, “trece rostros del miedo”, que consigue una calidad narrativa, rítmica, estética y conceptual muy cercana a directores europeos como Kaurismaki, Kieslowski o el primer Wenders. También de carácter estético-conceptual es la serie Animal Party, donde cada episodio retrata, desde la partitura musical de Logical Disorder, desde una construcción estética cercana al videoclip y prescindiendo del diálogo, a hombres que están a medio camino entre el hombre y el animal, de hecho cada episodio lleva el título de un animal diferente, atribuyendo a los protagonistas con sus características animalescas. Según los autores: “es un catálogo de situaciones premeditadas o fortuítas, algunas insignificantes y otras ostentosamente notorias, que delatan las bestias que llevamos dentro”. El D.O. vuelve a dar cabida a series que están entre la road-movie, las auto-filmaciones amateurs y las historias de parejas y familias en crisis, como París TV, Des d’Egipte (sense tu), Marhaba, de Boala Films, que ya habían hecho un par de productos parecidos anteriormente en la XTVL, 13 maneres de quedar-se sol, de los responsables de Tu Mateix, una serie continuista respecto a la anterior o Corall de Laneta, que presenta personas que han vivido una situación traumática y cómo han conseguido relativizarlo, a medio camino entre el cuento y el documental. El D.O. sigue apostando por Concerts Privats, este catálogo de artistas catalanes que están dispuestos a tocar en lugares inusuales, cercanos, íntimos, para un público reducido, acercando los aficionados, los enamorados (de los grupos) y los músicos en un mismo espacio, esperando que surja lo inesperado de toda situación de proximidad afectiva y creativa. Finalmente, hace falta destacar Els Convidats, el primer proyecte transmedia del D.O. y que, aparte de los canales habituales (internet y televisión) fue proyectado en los Cines Girona en una noche en las que los espectadores tenían que conectarse al móvil si querían seguir la trama con toda su complejidad. La experiencia interactiva resultante no acabó de cuajar con la definición de da Jenkins a la experiencia transmediática como una experiencia unificada y distribuida a la vez, amplificada, alrededor de una historia que no se puede explicar a través de un único medio. A pesar de las más de 200 personas que estábamos en la sala, las 3 wifis instaladas, los 700 twits que se hicieron en una hora y media, lo que faltó es un guión transmedia más estructurado, puesto que la mayoría de las interacciones por parte de la audiencia no pasaban de anecdóticas. De todas formas, Els convidats es un proyecto complejo y un paso necesario dentro de la historia de nuestor país, precisamente porque han apostado por un formato del cual aquí no ha habido experiencias previas, a pesar de que a nivel internacional sea un tema de debate permanente por su actualidad práctica y teórica. Que se una pequeña productora y la XTVL, que opera con presupuestos modestos, los responsables de esta heroica tarea (aunque a nivel más comercial tengamos otras experiencias como las de Águila Roja, etc.), es memorable. Esperamos que, poco a poco, este tipo de proyectos no nos resulten tan ajenos, que las televisiones públicas inviertan más en llos (aunque vayan cayendo todos los departamentos de innovación e investigación), puesto que serán el common place donde lo audiovisual acabará encontrándose. Si tiene que haber una “convergencia audiovisual”, que no sea la de los conglomerados mediáticos, sino las de las historias que, de tan ricas y bien tramadas, necesitan pasar por las diferentes pantallas, recreando mundos reales, posibles e imposibles, y haciendo de la tecnología un medio al servicio de la creatividad y no sólo de las empresas. El otro reconocimiento


imprescindible del D.O. es la apuesta por los nuevos talentos y por los productos con unc ierto riesgo estético, polític y narrativo, una cuestión a menudo no resuelta desde la televisión generalista, pública o privada, que casi siempre sufre de immobilismo, de estar supeditada a las estrellas y de nutrirse de formatos de telerealidad, deseducando e infantilizando el público en un proceso de alienación permanente.


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