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Ignacio Tejedor
Una exposición como un ecosistema
Vistas de Una exposición como un ecosistema. Sala Amadís, mayo de 2019. Foto: Edu Sola
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Una exposición como un ecosistema
Exposición concebida como un organismo vivo en constante crecimiento.
Este proyecto de investigación curatorial, presentado en la línea de Comisariado de las Ayudas Injuve para la Creación Joven, nació con la intención de visibilizar los procesos de creación de artistas procedentes del contexto catalán. La práctica de las artistas seleccionadas se caracteriza por la activación de espacios para la reflexión colectiva a través de la interacción con las cualidades de otros agentes (objetos, materialidades, trabajadores de Injuve, público, plantas o animales). Con la intención de resaltar estos valores, se buscó un modo de trabajar horizontal a partir del cual la exposición se presentase como un organismo vivo, en transformación progresiva según la intervención semanal de cada artista (Enric Farrés, Ariadna Guiteras, Consol Llupià, Jose Begega, Marc Vives y Eulàlia Rovira) en el espacio. Cada semana una artista reconfiguraba la exposición en función de su propuesta llevando a cabo performances que se articulaban en relación con los rastros de las acciones realizadas por la artista anterior. De esta manera se conseguía presentar un espacio mutable, alimentado por las sinergias y la cooperación de todos los involucrados, que trasladaba el funcionamiento de los ecosistemas naturales a la práctica comisarial.
Enric Farrés inauguró la sala blanca y vacía. Tras un riguroso estudio de la historia de la sala, se valió de la naturaleza de un taladro para extraer polvo de los distintos materiales que formaban las paredes y explicar la biografía del lugar. El resultado fue una sala vacía con cinco agujeros y un taladro colgando de uno de ellos.
Ariadna Guiteras investigó plantas autóctonas de Madrid y sus propiedades. Con algunas de ellas realizó bebidas espirituosas que habían servido históricamente a las mujeres para autorregular su cuerpo. El último día celebró un encuentro en Esto es una plaza donde invitaba a vecinas y demás interesadas a probar las bebidas mientras leía un texto especulativo sobre las políticas feministas ancestrales.
Consol Llupià diseñó una instalación sonora que recreaba la comunicación entre ballenas mediante sonidos subgraves que los humanos percibimos como vibraciones internas. En esta atmósfera sonora contó la historia de una ballena varada en la playa del Prat el año que nació y su lucha por devolver al mar su esqueleto almacenado en el zoo de Barcelona.
Jose Begega expuso un trabajo de documentación audiovisual en donde recogía experiencias sexoafectivas para abordar el papel de los cuidados en las prácticas sexuales disidentes. El vídeo se activó con una performance en la sala y otra en la casa de un fisioterapeuta.
Marc Vives convocó un grupo de organización temporal y gestión de los tiempos para administrar de manera colectiva la distribución de las obligaciones laborales individuales y resolverlas de manera comunitaria.
Eulàlia Rovira, partiendo de la única escultura urbana de Dalí situada próxima a la sala y que representaba la gravedad, cerró la exposición con una performance que especulaba sobre la idea de centro utilizando la modulación de su voz y de su cuerpo.
Este trabajo me permitió confirmar la necesidad de salir de categorías cerradas en lo que se refiere a la práctica artística. Si hasta el momento había diferenciado mi trabajo entre artista y comisario, gracias a Una exposición como un ecosistema pude comprender que el comisariado, la producción artística, la creación de textos o la docencia, son formatos que me sirven para desencadenar espacios de pensamiento colectivo que amplíen los límites de lo posible.
Actualmente me encuentro inmerso en el estudio de la imaginación como herramienta para proponer otros modelos de coexistencia en un mundo cuyo orden está cambiando. Me interesa mucho la búsqueda de dispositivos o situaciones que desencadenen el pensamiento especulativo mediante la estimulación de emociones para que sean los receptores, desde su autonomía, quienes accedan a su propio entendimiento del mundo.
UNA EXPOSICIÓN COMO UN ECOSISTEMA [AN EXHIBITION AS AN ECOSYSTEM]
An exhibition conceived as a living, constantly growing organism
This curatorial research project presented in the Curatorship category aimed to draw attention to the creative processes of artists from Catalonia. The praxis of the selected artists is characterised by the activation of spaces for collective reflection by interacting with the properties of other agents (objects, materials, Injuve employees, audience, plants or animals). In order to highlight these values, I devised a horizontal working method to present the exhibition as a living organism that would change over time with the weekly interventions of each artist (Enric Farrés, Ariadna Guiteras, Consol Llupia, Jose Begega, Marc Vives and Eulalia Rovira). A different artist rearranged the show every week, staging performances that built on the traces of the actions performed by the previous artist. This created a mutable space, fuelled by the synergies and cooperation of everyone involved, which transferred the operational principles of natural ecosystems to curatorial practice.
Enric Farrés was the first to tackle the empty white gallery. After thoroughly researching the history of the space, he used a drill to extract dust from the different materials used to build the walls and explain the venue’s biography. The result was an empty room with five holes and a drill hanging from one of them.
Ariadna Guiteras investigated plants native to Madrid and their properties. She used some of them to distil spirits which, in the past, were given to women to regulate their bodily functions. On the last day, she held a gathering in the community
space called Esto es una plaza, where she invited local women and anyone else who was interested to try the drinks while she read a speculative text about ancestral feminist policies.
Consol Llupia designed a sound installation that recreated the sub-bass sounds which whales use to communicate and which we humans perceive as internal vibrations. In this sound atmosphere, she told the story of a whale that was stranded on the beach of El Prat the year she was born and her struggle to have its skeleton, kept at the Barcelona zoo, returned to the sea.
Jose Begega exhibited an audiovisual research piece on sexual-emotional experiences that explored the role of ministration and care in dissident sexual practices. The video was activated by a performance in the gallery and another at a physical therapist’s home.
Marc Vives assembled a temporary organisation and time management group to collectively handle the distribution of individual work obligations and fulfil them as a community.
Inspired by Dalí’s only street sculpture located near the gallery, which represents gravity, Eulalia Rovira closed the exhibition with a performance that pondered the notion of centre, using the modulation of her own voice and body. For me, this project confirmed that artistic praxis should not be boxed into hermetic categories. I had always kept my work as an artist separate from my curatorial endeavours, but thanks to Una exposición como un ecosistema [An Exhibition as an Ecosystem] I realised that curating, making art, writing texts and teaching are all formats I can use to activate forums of collective thought that push the boundaries of the possible.
I am currently absorbed in studying the imagination as a tool for suggesting other modes of coexistence in a world whose order is changing. I am very interested in finding new resources or situations that trigger speculative thought by stimulating emotions, so that recipients, acting independently, can arrive at their own understanding of the world.
Vistas de Una exposición como un ecosistema. Sala Amadís, mayo de 2019. Foto: Edu Sola
Ignacio Tejedor
Madrid, 1986
Soy doctor en prácticas artísticas contemporáneas por la UCM, también estudio fenomenología del arte en la Academia de Bellas Artes de Brera (Milán) y comisariado en Saint Martins (Londres). Como investigador me interesan los procesos de construcción de relatos, tanto socioculturales como literarios, estudiando la articulación de la “verdad”. Mi práctica artística es muy variada y está enfocada en la constitución de espacios de ambigüedad donde la realidad y la especulación se mezclan a través de pactos con la ficción. Diseño situaciones en las que los asistentes deben asumir su autonomía para decidir qué hay de verdad en todo ello. Por este motivo entiendo la docencia como un recurso artístico más para provocar espacios de pensamiento colectivo que suscite la emergencia de conocimiento.
Con el interés de conocer el funcionamiento de las convenciones culturales, he realizado estancias de investigación en Real Presence (Belgrado), Residency Unlimited (Nueva York), L’Estruch (Sabadell) y Pose (Estambul). Este tipo de estancias me sirven para analizar la manera en la que los sistemas de creencias determinan el entendimiento de la realidad. Dado el carácter relacional de mi trabajo, el comisariado me sirve para generar un marco de reflexión en torno a determinados temas, combinando exposiciones, encuentros y otras actividades que vinculan a profesionales con públicos generales para detonar el diálogo. En 2013 abordo el tema de las representaciones masculinas como portadoras de valores subversivos en Factoría de Arte y Desarrollo (Madrid). Entre el 2017 y 2018 llevo a cabo en Espositivo (Madrid) un proyecto que pretendía generar un espacio de encuentro para que artistas vinculados con Madrid visibilizasen sus formas de hacer. En 2019 organizo un programa de talleres y conferencias junto a Jesús Alcaide en La Térmica (Málaga) sobre cómo la práctica del comisariado permite contar cosas con objetos y personas.
En los últimos años estoy inmerso en el dibujo performativo y sus posibilidades para fomentar la mirada detenida que desencadene otras maneras de concebir lo real.
Web: ignaciotejedorlopez.com FB: ignacio.tejedor IG: @ignacio.tejedor @textoytextura