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La UNIA-ACL a la ofensiva

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Introducción

Introducción

La UNIA-ACL en Nueva York no se quedó de brazos cruzados ante los arrestos de sus miembros en el Caribe. El 23 de octubre de 1921, John Sydney de Bourg, con el título oficial de «líder de los negros de las provincias occidentales de las Indias Occidentales y Centro y Suramérica», llegó a la República Dominicana, incluida en su jurisdicción.45 A su arribo contactó al gobernador militar, el contralmirante Snowden, ante el cual, con un saludo protocolar, presentó sus credenciales e inquirió sobre los miembros encarcelados de la UNIA-ACL. Además, acopió información acerca de los miembros de la organización en la capital y, al concluir, anunció su partida a San Pedro de Macorís ese mismo día para «ocuparse de los hermanos en prisión» (Vanderhorst, 1921:4, TN).

Martha Labega, secretaria general de la sección de Consuelo, describió su llegada en The Negro World en noviembre de 1921 como «un aguacero en tierra sedienta [...] y nosotros nunca dudamos confiando en Dios primero y después en Garvey» (Labega, 1921, TN).

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45 La UNIA-ACL dividió el Caribe en dos subregiones y John Sydney de Bourg tenía la responsabilidad de una de ellas. De Bourg, natural de Granada, fue maestro de escuela y, luego de emigrar a Trinidad y Tobago, llegó a ser secretario de la Trinidad

Workingmen's Association, liderada por el capitán A. A. Cipriani. Se le deportó a su isla de origen por su participación en la huelga de 1919. En 1920, a petición de

Garvey, representó a Trinidad y Tobago en la convención de la UNIA-ACL, en la cual fue electo a su puesto de líder (Hill, Ed., 1983b:579).

Iglesia Episcopal, San Pedro de Macorís

Fuente: Colección personal, Humberto García Muñiz.

Iglesia Moraviana, San Pedro de Macorís

Fuente: Colección personal, Humberto García Muñiz.

El 25 de octubre, ya en San Pedro de Macorís, De Bourg se reunió con el comandante de distrito, teniente coronel William C. Harllee.46 Con tono intimidante, Harllee le prohibió a De Bourg celebrar reuniones acerca de los hombres en prisión e insistió en que se inmiscuía «en asuntos peligrosos si intenta investigar a unos extranjeros, siendo usted mismo un forastero, en un país que se encuentra bajo una ocupación militar» (Harllee, 1921a, TN).47 De Bourg no se dejó amedrentar. Su primer paso fue contactar al Gobierno británico en Londres y a su representante local. Debido a que casi todos los involucrados eran súbditos británicos, el enviado de la UNIA-ACL, el 25 de octubre, dirigió extensas cartas a Winston Churchill, que por breve periodo fungía como Secretario de Estado para las Colonias, y al cónsul británico en la capital, C. K. Ledger (De Bourg, 1921a; Ledger, 1921).48 En ellas solicitaba una investigación sobre el papel de los cónsules nombrados para la protección de los súbditos británicos negros, e hizo un fuerte reclamo con respecto a la participación del vicecónsul, el reverendo Beer, en la represión contra la UNIA-ACL.49 De Bourg se acercó también a las corporaciones azucareras de San Pedro de Macorís. El 14 de noviembre se reunió con los administradores

46 El teniente coronel Harllee fue quien implantó la técnica de acordonamiento para capturar a los gavilleros, la cual no tuvo éxito, pero sí hizo mucho daño material a los campesinos y provocó abusos contra gente inocente. Resultó sometido a una corte marcial, pero lo absolvieron por no informar o investigar varios casos de abusos en 1921 y 1922. El gavillerismo era un movimiento heterogéneo, en su mayoría compuesto de campesinos de la región oriental, que libró una guerra de guerrillas contra las fuerzas del gobierno militar de los Estados Unidos. Tiene sus comienzos antes de la ocupación (Calder [1984], 1989:169-230; Franks, 1995: 158-179; García

Muñiz, 2000-2001:3-48). 47 Las instrucciones transmitidas por la radio del gobernador militar al teniente coronel

Harllee fueron «brindarle cualquier petición razonable y permitirle que se quede todo lo quiera mientras su visita no sea en detrimento del buen orden» (Harllee, 1921b, TN). 48 En su carta a Churchill, De Bourg citaba las palabras del primer ministro Lloyd

George: «Ninguna calamidad mayor puede ocurrirle al mundo que una acentuación de las divisiones en cuestiones de raza» (De Bourg, 1921a). 49 Por este lado, poco apoyo podía esperar. El intercambio de información sobre la

UNIA-ACL y la African Blood Brotherhood (Hermandad de Sangre Africana, ABB) era rutinario entre Estados Unidos y las dos potencias coloniales europeas. Francia y Gran Bretaña veían el garveyismo como una amenaza para sus colonias en el Caribe y su hegemonía en el África Occidental, mientras que Estados Unidos lo vislumbraba como «un reto para su influencia en las regiones predominantemente negras del Hemisferio Occidental» (Kornweibel Jr., 1998:115, TN). A finales de 1921, Ledger intentó infructuosamente una investigación sobre la muerte de un trabajador de St.

Kitts a manos de varios infantes de la Marina (Calder [1984], 1989:193-194).

Albert Bass y Edwin Kilbourne, del central Consuelo, quienes le autorizaron a continuar con sus actividades después de escuchar su explicación acerca de las metas y objetivos de la UNIA-ACL.50 El 20 de noviembre se celebró una recepción en honor a De Bourg en Consuelo, con la asistencia de quinientas personas. Más de un centenar no pudieron entrar en el salón por falta de espacio. Al dirigirse a los asistentes, puntualizó que la UNIA-ACL los defendería aquí y en cualquier parte del mundo. Añadió que si fracasaba en esta misión cerraría su sede en la ciudad de Nueva York (Labega,1921).51

De Bourg se valió de la agitación política creada por las actividades de los nacionalistas en el país y en el exterior, exigiendo la terminación de la ocupación militar. A principios del mes de diciembre, el comité del Senado de Estados Unidos encargado de investigar la situación en la República Dominicana y Haití sesionaba en Santo Domingo. Sin rodeos, De Bourg le envió dos mensajes al senador Atlee Pomerene, uno de los jefes del comité. En uno solicitaba la libertad de James Halley, el secretario del capítulo de San Pedro de Macorís, y en el otro describió las atrocidades de los militares estadounidenses en esa ciudad (De Bourg, 1921b, 1922a). Pomerene, por su parte, respondió expresándole que debía dirigir sus peticiones al gobernador militar, quien le daría su debida consideración (Pomerene, 1922).52

En este momento candente del conflicto en la República Dominicana, Marcus Garvey, el 18 de diciembre de 1921, expuso en un discurso en Nueva York sus posiciones con respecto a la naturaleza política y religiosa de la UNIA-ACL. Rechazó tajantemente el bolchevismo y el socialismo: «[...] es una idea soviética —una idea bolchevique— que no debe haber capitalistas; que todo lo que hay que hacer lo debe hacer el Estado». El líder de la organización

50 El central Consuelo puso a disposición de los garveyistas el vapor de la compañía para su transportación a la ciudad. En contraste, Orlando Hynes mencionó que el ingenio Porvenir no respaldaba las acciones de la UNIA-ACL en sus predios (The

Negro World, 1922a: 12). 51 Las noticias informaban acerca de la persistencia de la hostilidad de las fuerzas militares estadounidenses y su negativa a permitir reuniones, no obstante la autorización emitida por el central Consuelo. Esa autorización fue una medida para mejorar las relaciones laborales y tenía la clara intención de prevenir otra huelga como la desatada en marzo de ese año por los trabajadores cocolos del sector fabril (Cassá, 1990:96). 52 En pocos días, ante la avalancha de innumerables acusaciones contra la ocupación militar, el comité terminó abruptamente las audiencias y se embarcó hacia los Estados Unidos (McConnell, 1929:113-124).

procedió a alertar a los miembros de la UNIA-ACL que si se unían a los bolcheviques y socialistas perderían las posibles oportunidades de empleo: «[...] ustedes están condenados en la industria y en la economía en este país y en el mundo occidental, porque los capitalistas que les pueden emplear no tendrán ninguna piedad o misericordia por ustedes» (Hill, Ed., 1985:289, TN).

Sobre los arrestos en San Pedro de Macorís, Garvey manifestó que eran por «la creación de una nueva iglesia y que las otras iglesias [...] estaban luchando contra la organización porque les estaba llevando sus miembros con el pretexto de que estos se estaban uniendo a la UNIA-ACL». El líder panafricanista también censuró la recaudación de dinero para una iglesia a nombre de la UNIA-ACL al decir que «[...] los Liberty Halls no serían utilizados como iglesias y que nosotros no nos organizamos como ninguna iglesia» (Hill, Ed., 1985:292-293, TN).53 Su postura ante el conflicto con el Gobierno militar era clara: no tenía vínculos con el bolchevismo y el socialismo ni con ninguna iglesia, y por eso había enviado a De Bourg «a un costo de cientos de dólares para arreglar la situación» (Hill, Ed., 1985:292).

Ante la implacable ofensiva de la UNIA-ACL, el brigadier general Harry Lee aceptó una audiencia con De Bourg el 5 de enero de 1922. En ella, este último aclaró que la UNIA-ACL y la Hermandad de Sangre Africana (African Blood Brotherhood, ABB) eran organizaciones separadas, distintas y antagónicas. En su informe sobre esta reunión, Lee comunicó al gobernador militar que la UNIA-ACL promovía el progreso de la raza negra y la lealtad a los gobiernos constituidos de los cuales formaba parte, mientras que la ABB tenía tendencias bolcheviques y fomentaba la destrucción de todos los gobiernos donde predominaran los blancos (Lee, 1922b).54 Por fin, el testimonio de las diferencias entre las dos organizaciones (UNIA-ACL y ABB) aparecía en los documentos oficiales de la investigación que llevaba

53 La posición de Garvey es contradictoria si se tiene en cuenta el éxito (Burkett, 1978) de la UNIA-ACL en los enclaves de inmigrantes antillanos no hispanohablantes en el Caribe hispano gracias a su carácter de «religión civil» en términos organizativos (véase Giovannetti-Torres, 2001:198-201). Esto también se enmarca en la tensa relación entre Garvey y el capellán de la UNIA-ACL, George A. McGuire (Prüter, 1986). 54 Esta reunión se celebró después de varias cartas infructuosas al Gobierno militar, en las cuales De Bourg acusaba de «negrofobia» a las autoridades militares de San

Pedro de Macorís, solicitaba la liberación de James Halley y se quejaba del maltrato a Edgar W. Bridgewater y J. l. Bowman, dos miembros la UNIA-ACL. En su carta a

De Bourg, Bridgewater citó al teniente coronel Harllee: «Ya veo que no lo hicimos bien en deportar a Phillips [sic] y los otros [...] voy a armar a cada maldito marino y dejarlos que les disparen» (Bridgewater, 1922).

a cabo el Gobierno militar.55 Sin embargo, había cierto fundamento en la confusión con respecto a la ideología de la UNIA-ACL, debido a que algunos de sus miembros en la República Dominicana (David S. Hennessey) y en Nueva York (el capellán George A. McGuire) habían pertenecido o hecho coro en ambas organizaciones (Hennessey, Industrious, Jordan, 1920; Hennessey, 1920; McGuire, 1921a, 1921b).56

Listín Diario, el periódico más influyente del país y portavoz de un sector de la clase dominante, sorprendentemente intervino en la disputa el 27 de enero de 1922. Hasta el momento no había hecho alusión a la UNIA-ACL ni a los sucesos de San Pedro de Macorís. Pero cinco días después del arresto de Garvey el 12 de enero por fraude postal relacionado con la Naviera Black Star, el rotativo atacó fuertemente al hombre y al movimiento:

Pero he aquí que todo tiene su fin y parece que las dulzuras de SIR Marcus van a terminar. Acaban de detenerlo [...] acusado de fraudes y engaños utilizando las valijas de correos para su propaganda deshonesta. La propaganda hecha hasta el día le han proporcionado unos 4 millones de adeptos que pagan cuota de 35 centavos cada uno. Calcúlese y se verá que eso significa $1,400,000 [...]. ¿No se pasa de listo el magnate Etiope? ¿Habrá quien siga dejándose engañar? (ABC, 1922:5, mayúsculas en el original).

55 Otra diferencia fundamental entre la UNIA-ACL y la ABB era que pertenecían a distintas corrientes del nacionalismo negro. Garvey favorecía el regreso a África, mientras que Briggs promovía la creación de una nación negra independiente dentro de los Estados Unidos (Dawson, 2001:95-94). 56 En el Caribe, la ABB estableció filiales en Trinidad y Tobago, la Guayana Británica y en la República Dominicana. Su presencia fue mucho menos importante que la de la

UNIA-ACL. Hennessey fue secretario del capítulo 26 de la UNIA-ACL desde su fundación el 7 de diciembre de 1919 hasta el 21 de junio de 1920. Renunció alegando falta de pago de su salario. El 6 de febrero de 1921, en una carta a las autoridades militares,

Hennessey y Alan Jordan definían a la ABB como «social, amistosa, humanitaria, caritativa, educativa y expansiva», dedicada a la «superación de los negros del mundo, independientemente de nacionalidad o credo» (citado en Cassá, 1990:75). No obstante, al recibir una carta posterior de Jordan sobre el estancamiento de la ABB en el país,

Briggs respondió solicitando un informe de progreso. Añadió que «los secretos de la

Organización se le revelan a cada miembro a su tiempo». Otra parte de su carta dice:

«[...] tenemos conexiones con algunos movimientos secretos asiáticos y de África [...].

En Estados Unidos nuestra política es simple, defendernos si somos atacados. Es en

África donde estamos preparando nuestras “Acciones” reales. En algunos lugares de las

Indias Occidentales y otros sitios del área del Caribe podemos atacar en circunstancias favorables, pero nuestros miembros [...] se usarán principalmente para dar fuerza y cerebro (brawn and brains) al movimiento [...], ofrecer apoyo moral [...] y obligar al enemigo a mantener tropas allí que les sean necesarias en otras partes» (Briggs, 1921).

Black Star Line

Fuente: Colección personal Humberto García Muñiz.

Parece que De Bourg se sintió confiado por haber logrado que sus alegatos llegaran a las autoridades militares en la capital. En febrero de 1922, en un salón abarrotado del central Consuelo, un baluarte de la UNIA-ACL, De Bourg afirmó que no se debe estar pendiente al hombre blanco y sus actividades porque «nuestra atención está centrada en el hombre negro [...] cuyo destino está en sus manos». Advirtió sobre aquellos negros que niegan sus raíces: «[...] cuando el hombre negro exitoso alcanza una buena posición en la vida [...] intenta alejarse de su raza» (The Negro World, 1922a:10, TN). Esa misma noche la sección del mencionado central eligió nueva directiva en las ramas masculina y femenina, pues la constitución de la UNIA-ACL preveía tener en cuenta ambos géneros en las elecciones, aun cuando la primera rama tenía primacía sobre la segunda.57

Mientras tanto, las autoridades militares estadounidenses de San Pedro de Macorís, que confabulaban con elementos religiosos y la representación diplomática británica, arremetieron contra De Bourg. En una citación entregada por el vicecónsul, el reverendo Beer, el preboste militar, capitán Kincade, lo convocaba al cuartel de su regimiento (Beer, 1922) y lo acusaba de violar la orden de no celebrar reuniones de la UNIA-ACL e incitar a la oposición y a la resistencia contra el Gobierno militar (Kincade, 1922). El 16 de febrero, De Bourg fue juzgado, condenado y multado por 300.00 dólares. De no pagar la multa, pasaría cinco meses en prisión con trabajos forzados.58 Otra vez, escribió a las altas autoridades militares en Santo Domingo y al presidente Warren Harding (1921-1923) con una franca exposición de lo sucedido (De Bourg, 1922b, 1922c). A principios de marzo, luego de investigar, el gobernador militar, el contralmirante Samuel S. Robison, desautorizó el proceso, los hallazgos y la sentencia, y ordenó la devolución de la multa (Robinson, 1922).

57 Se eligieron, como presidente, a Abram Labega, y a Charles Thwaites como vicepresidente. En la rama femenina fueron electas Amelia Parrot, presidenta; vicepresidenta, Anne Abbott; Ellen Patterson, secretaria, y Ellen Soar, tesorera. Otros funcionarios electos fueron D. W. Briscoe, James Grant, Marie Griener, Israel Illadeeg,

E. Benjamin, D. Price y Charles Wattley. 58 Las autoridades militares estadounidenses en San Pedro de Macorís tomaron una represalia inmediata contra la comunidad cocola al no recomendar la autorización de un capítulo local de la logia The Rose of the Garden. El teniente coronel Harllee se expresó en contra: «…es una sociedad de negros ingleses […] sus miembros pertenecen a una clase en la comunidad que son agitadores y alteradores de la paz» (Harllee ,1922). Además, el informe negativo del vicecónsul, el reverendo Beer, hizo indefendible su aprobación por el Gobierno militar (Peard, 1922).

El 11 de marzo, el inmigrante Halley, que aún permanecía en prisión, fue también liberado.59 Robinson finalmente decidió pasar el asunto a manos de las autoridades civiles dominicanas. Determinó también que las sociedades podrían seguir en funciones si cumplían las leyes del país y comunicó esto a la oficina del secretario de la Marina en Washington, DC (Robinson, 1922). El 6 de abril, el coronel L. H. Moses, encargado de administrar los asuntos del Departamento de Interior y Policía para el Gobierno militar, informó que la UNIA-ACL no constituía amenaza alguna para la paz y el orden del país. Añadió que la legislación dominicana protegía a la organización en la medida «en que no cometan actos ilegales» (Moses, 1922).

La culminación del proceso fue la celebración del 30 de abril de 1922, «un día para nunca olvidar por la organización como uno de triunfo supremo» (The Negro World, 1922b:12). En una marcada paradoja en relación con los eventos previos, los funcionarios de mayor rango civil y militar — el gobernador civil de la provincia y el capitán preboste, como representante del Gobierno militar— y dos representantes del ayuntamiento de la ciudad de San Pedro de Macorís asistieron a una reunión de la UNIA-ACL, lo cual le otorgaba una confirmación oficial al capítulo 26. Un suceso que se debe destacar fue el discurso en español de la secretaria de la rama femenina, Martha Labega, en el que puntualizó que la UNIA-ACL enseñaba lealtad hacia todos los gobiernos. El acto cerró con su declamación de la traducción del poema «Himno universal etíope», el himno oficial de la UNIA-ACL (The Negro World, 1922b:12).60

59 Halley no fue deportado a su isla natal de Curazao, una colonia holandesa, por una cuarentena contra la viruela. Como estuvo preso durante tanto tiempo, el contralmirante Robinson determinó que, como secretario de la organización y custodio de sus expedientes oficiales, se le permitiría permanecer en el país, a pesar de que existían razones justas y suficientes para su deportación 60 El himno era parte de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Negros del

Mundo. Se aprobó en la Primera Convención Internacional de los Pueblos Negros del Mundo en 1920 (Hill, Ed., 1983a:227). La palabra «etíope» era el término común en la década de 1910 para designar el panafricanismo (Hill, 1974:38-70).

Tercera Convención Internacional de la UNIA en Nueva York, celebrada en San Pedro de Macorís por el capítulo 53 del Consuelo, 30 de julio de 1922

Fuente: Colección personal Humberto García Muñiz.

El 12 de julio de ese año, varios meses después, De Bourg, ante el capítulo número 45 de San Juan, en la vecina isla de Puerto Rico, se vanagloriaba declarando que en la República Dominicana «todas las divisiones están operando como resultado de mis esfuerzos [...] y Santo Domingo es otra

vez un lugar seguro para los miembros de la UNIA-ACL» (Martínez, 1922:2). Antes de regresar a los Estados Unidos, De Bourg se encargó de poner en orden el capítulo número 112 de la capital, ya que vio a su llegada «que algo estaba mal» (Vanderhorst, 1921:4, TN).61

Sus esfuerzos rindieron fruto con la celebración de un concierto el 12 de noviembre de 1922. Entre los participantes estaban su fundador, Alfred Dunbavin; el capellán John R. Phypher, de la Iglesia Metodista Episcopal Africana de la ciudad; el presidente Josiah N. Daviron; el secretario Claudius Phipps, y su asistente Wilfred Bell. También estuvo presente Agnes Isaac, la pasada presidenta de la rama femenina (Dunbavin, 1922:10).

El capítulo de Sánchez, que vino a ser el número 315 de la UNIA-ACL, en el norte de la isla, se fundó en febrero de 1922, sin ninguna relación aparente con la organización en otros lugares del país ni con De Bourg.62 Sin embargo, no fue hasta junio de ese año que solicitaron al Gobierno militar su autorización formal, invocando que sus fines eran «puramente de socorro, protección y cultura recíproca» (Chapman y Hill, 1922). El Gobierno militar denegó la petición porque la organización promovía la comisión de crímenes, no obstante el reclamo de que el capítulo de San Pedro de Macorís había sido recién aceptado e incorporado por los Gobiernos civil y militar.63

61 A finales de 1921, Ezel Vanderhorst fungía como su secretario (Vanderhorst, 1921:4). La presencia de un número significativo de cocolos en Santo Domingo se puede evidenciar con la instalación de dos clubes de cricket: el Shamrock

Cricket Club y el Ciudad Cricket Club en 1912 (Rodríguez Demorizi, 1975:134). 62 A raíz del uso de vehículos de carga en la carretera Duarte, el puerto de Sánchez perdió importancia como centro de exportación para la región del Cibao (Mata

Olivo, Olivo y Paredes, 1986:60). Aquí los garveyistas aparecen vinculados al movimiento obrero en el puerto. En 1917, el sindicato de los muelles, la Unión Obrera de Sánchez, con Isaac Gumbs como presidente y William George como secretario, se organizó con una mayoría de cocolos, aun cuando también había varios dominicanos entre sus miembros. William George y William Clarke, vicepresidente y tesorero de la UNIA-ACL respectivamente, militaron en esta organización laboral (Gumbs y George, 1917). Si usamos como indicador los nombres y apellidos de los firmantes de la solicitud de incorporación, la unión tenía 51 cocolos y 10 dominicanos para un total de 61 miembros, entre ellos una sola mujer. 63 El Gobierno militar rechazó la solicitud porque no era a favor del «interés público» la cláusula de la sección 3 de la constitución de la UNIA-ACL. Esta decía que «el

Potentado y su Consorte no recibirían a nadie que hubiera sido convicto por un delito grave, excepto si dicho crimen o delito se cometiera por los intereses» de la organización (Lee, 1922c).

Señor Encargado de la Secretaría de Justicia i Instrucción Pública Señor:

Los que suscriben, presidente y secretario de la “ASOCIACION UNIVERSAL para el PROGRESO de la RAZA NEGRA y LIGA de la COMUNIDAD AFRICANA” División No. 345, rama de este país, debidamente establecida en la calle “Libertad” No. 41 en la población de Sánchez, Provincia de Samana, respetuosamente bien a suplicar a Ud. amparados en las disposiciones de la Orden Ejecutiva No. 520 de fecha de 25 de julio de 1920, debidamente publicada en la “Gaceta Oficial” No. 3139, la incorporación de la referida sociedad, teniendo en cuenta que sus fines son puramente de socorro, protección y cultura recíprocas. La Junta Directiva está constituida del modo siguiente: Presidente: John Joseph Chapmann Vicepresidente William Clark Tesorero William George Secretario Solomon E.S. Hill Vocales Joseph A. Crooke, José Ma Yldefonso, Henry Thomas. Se incluye copia de los Reglamentos. De Ud. respetuosamente, El Secretario El Presidente Junio 22 1922.

La UNIA-ACL en Estados Unidos mantenía contacto con este capítulo. En febrero, el presidente John Joseph Chapman escribió a The Negro World y explicó que, ante el arresto de Marcus Garvey, no habían podido reunirse a causa de una epidemia. Prometió que contribuirían al fondo de su defensa a pesar de «las dificultades financieras de nuestro distrito». Dejó claro que, aunque eran «pocos en número», secundaban las palabras del reverendo Duval: «Pueden contar con nosotros [los miembros del capítulo 345] como marineros que apoyan a su jefe hasta que el barco se hunda» (Chapman, 1922:9, TN).

Luego de la intervención de De Bourg a principios de los años 20, la UNIA-ACL en San Pedro de Macorís reanudó sus actividades bajo la presidencia de Thomas Duruo. En 1927, Duruo, al igual que otros, abandonó el país y se dirigió a Aruba para trabajar en la refinería Lago, de capital estadounidense (Sekou, 1997:64-65).64 Otro inmigrante, Wilfred E. Rowland, que laboraba en el ingenio Santa Fe, se convirtió en presidente de la UNIAACL por unos ocho años, ya entrada la década de 1930.

Rowland continuó como líder de la organización hasta su retiro y traslado a Montecristi para trabajar en el Departamento de Suministro y Materiales de la Grenada Company (Rowland, 1991; De Lara Viñas 1995:104). De ahí en adelante no tenemos más noticia de la UNIA-ACL en San Pedro de Macorís ni en ningún otro lugar en la República Dominicana, pero sí del garveyista Stanley J. Clarke, un empleado doméstico del administrador Kilbourne del central Consuelo. Clarke, oriundo de Tortola, Islas Vírgenes Británicas, continuó siendo «un devoto seguidor de Marcus Garvey [...] y sus creencias en el progreso del negro y una idea fija en la igualdad —sino en la superioridad real— de la raza negra» (Phillips, 1936).65

64 Duruo, natural de la parte holandesa de St. Martin, organizó la UNIA-ACL en Aruba, con otro de los miembros de la organización en San Pedro de Macorís, Victor

Burnett. En las Antillas holandesas, «la historia oral y escrita señala a Duruo como el padre de la conciencia negra en el siglo XX» (Sekou, Ed., 1997:65, TN). 65 Henry Albert Phillips, un escritor de viaje por el Caribe, comenta: «Clarke era un ave rara de su especie. Su ambición no tenía límites y su progreso encomiable si consideramos los grandes obstáculos bajo los cuales laboraba. Poeta, intelectual, superaba por mucho a sus colegas; militante, pero un fanático de la paz mundial».

El autor añade sobre Garvey, establecido en su isla natal: «[...] su luz parece haberse extinguido ahora que vive en un cómodo nido entre su gente en una sección de chalets de Kingston, Jamaica» (Phillips, 1936:49, TN). Se informa que, en 1935, Father

Divine, también de Nueva York, envió delegados a San Pedro de Macorís, los cuales utilizaron el edificio, ya semidestruido, de la UNIA-ACL (Peña, 1990:12).

Sánchez, República Dominicana, s. f.

Fuente: Colección fotográfica, Archivo General de la Nación, Santo Domingo, República Dominicana.

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