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CUADERNOS DE INVESTIGACIÓN INSTITUTO DE INVESTIGACIONES INTERDISCIPLINARIAS UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO EN CAYEY

Caras, casas y cosas de lo francés perdido, hallado, imaginado o negado: Descubriendo lo francés en francés en el Caribe (Guayama y Arroyo)

Dr. Ricardo Molina Castrillón

Cuaderno 2 Año 2008


En la serie Cuadernos de Investigación del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la Universidad de Puerto Rico en Cayey se presentarán resultados parciales y preliminares de algunas de las investigaciones auspiciadas por el Instituto, versiones preliminares de artículos, informes técnicos emitidos por nuestras(os) investigadoras(es) así como versiones finales de publicaciones que, por su naturaleza, sean de difícil publicación por otros medios.

Los(as) autores(as) son responsables por el contenido y retienen los derechos de publicación sobre el material contenido en estos Cuadernos.

Copias de los Cuadernos se pueden obtener solicitándolos por teléfono, por correo regular o por correo electrónico al Instituto. También se pueden descargar de nuestra página electrónica en formato pdf.

Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias Universidad de Puerto Rico en Cayey 205 Ave. Antonio R. Barceló Cayey, PR 00736

Tel. 787-738-2161, exts. 2615, 2616 Fax 787-263-1625 Correo electrónico: instituto.investigacion@upr.edu Página web: http://webs.oss.cayey.upr.edu/iii/

Diseño de Portada: Prof. Harry Hernández Encargado de la serie de cuadernos: Dr. Errol L. Montes Pizarro Directora del Instituto: Dra. Isar P. Godreau Directora Auxiliar: Sra. Vionex M. Marti

© RMC


Universidad de Puerto Rico en Cayey PROYECTO DE INVESTIGACIÓN, CREACIÓN Y SERVICIO

AUSPICIADO POR Decanato de Asuntos Académicos Instituto de INVESTIGACIONES InterdisciplinariAs

Caras, Casas

y

Cosas

de lo francés perdido, hallado, imaginado o negado

Descubriendo lo francés en francés en el Caribe Guayama y Arroyo

Una investigación etnográfica de memoria y conciencia colectiva enero a noviembre de 2006 Dr. Ricardo Molina Castrillón (Pedagogía) Director de la propuesta, quien de niño usó el pseudónimo de Michel Vraimont y Prof. Alexis Tirado (Humanidades) consultor histórico Prof. Maité Caraballo (TAOF)

registro documental del proceso Prof. Gema Figueroa (Instituto)

facilitadora de procesos


Caras, Casas

y

Cosas

de lo francés perdido, hallado, imaginado o negado

Descubriendo lo francés en francés en el Caribe:Guayama y Arroyo Una investigación etnográfica de memoria y conciencia colectiva

Realizada de enero a noviembre de 2006

Dr. Ricardo Molina Castrillón (Pedagogía) quien de niño usó el pseudónimo de Michel Vraimont y Prof. Alexis Tirado (Humanidades) consultor histórico

Auspiciado por

Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias Dra. Isar Godreau: Directora Prof. Gema Figueroa: facilitadora de procesos

Anamarí Ramos, Secretaria

Decanato de Asuntos Académicos Iniciado por auspicio del Decano Dr. José Rosado

y finalizado en la incumbencia del Dr. José N. Caraballo Decano Interino Anita Collazo: Administración

Con la colaboración de

Prof. Maité Caraballo (TAOF)

registro documental del proceso

Harry Hernández cartel y talleres de arte, Migdalia Barreto de la Clase de Francés, Lucía Carballada, Directora de Pedagogía y Elizabeth Miranda de TAOF como evaluadoras , Augusto Estrada fotógrafo, Mariolga Reyes del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias, Humberto Malavé de In Service Learning, Arquitecto Jorge Ortiz del Instituto de Cultura, Sonia Dávila Cosme de la Biblioteca, Wanda Pabellón de la Sala de Colección Puertorriqueña, Estudiantes

Universitarios: Maricelis Nogueras(Programa de Honor),Sherry Cuadarado(Sheryll), Lizbeth Soto, Vanesa Delgado, Xiomara Alvarado, Marielys Colón. Estudiantes de las clases: EDPE 3045 del doctor Molina, estudiantes de TAOF 3009 de la Prof. Maité Caraballo, doctora Barreto y doctora Carbonell y su estudiante Javier Fuentes de la clase de francés y humanidades. Colaboración de los Padres y Maestros de la Escuela Bilingüe del Distrito Escolar de Cidra, la maestra de francés Carmen Yadira Ortiz y los niños investigadores Angelys, Obed, José, Laura, Max, Verónica, Isaac y Amanda, Eloiris Bazora del Colegio Saint Patrick’s de Guayama, Monsieur Duranthon de L’ Alliance Francaise; Conductores de los Vehículos de Recursos Físicos de U.P.R. Cayey. Enmarcó Ramón Sánchez de la galería Naycer en Cayey. Colaboró como consultora Madame Genevieve Stepheson, artista francesa, Meriam Gómez Solivere montó la exposición en Bellas artes de Guayama, Melba Díaz coordinó la exposición en el Tren Urbano: U.P.R.


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Agradecimientos Jesús a repondu la priere…

Merci a tous.

NOTA: El tipo de letra de los títulos no responde a formatos académicos.

En el texto aparecen diversos formatos.


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Tabla de Contenido Guayama y Arroyo: Francia imaginada Texto de Dr. Ricardo Molina Castrillón…………………………………….6 Introducción……………………………………………………………….……6 Objetivos…………………………………………………………………….…10 Descripción del Proyecto y su Metodología………………………..…….11 Limitaciones del proyecto…………………………………………….….….17 Prólogo a las perspectivas y Hallazgos: texto de Alexis Tirado Consultor Histórico……………………………………………………………………..…18 Perspectivas y hallazgos: Texto de Ricardo Molina quien entreteje las colaboraciones………………………………….…..…30 Francia en Puerto Rico………………………………………………….......35 Los Corsos y Puerto Rico…………………………………………….…..….39 Hallazgos e interpretaciones: Guayama y Arroyo ……..……………...43 El encaje…………………………………………………………………..…..51 La Iglesia del Pueblo de Guayama y Notre Dame de París…….……53 Los corsos: una interpretación .…………..………………..…………….56 Francófilos y Francófonos……………………….………………………….56 Interpretaciones de los investigadores ……….………………………….68 Conclusiones…………………………………………………………………..72


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Referencias……………………………………………………………………..78 Apéndices y textos anejados ..……………………………………………….83 Hojas de consentimiento para informantes………………………………83 Caras, Casas y Cosas : Sherry “Sheryll” Elaine Cuadrado …….….…....86 Francia y Puerto Rico: ¿Un encuentro en la guerra? Maricelis Nogueras Colón…………………………………………………..109


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Guayama y Arroyo: Francia imaginada Texto de Dr. Ricardo Molina Castrillón llamar a algo francés es folclor puertorriqueño.

Introducción Voila! Un etnógrafo tiene que revelar quién es, pues en esencia toda etnografía es un estudio de sí mismo y toda apropiación de un lenguaje es una transmutación (Mac Laren, 1995; Kachru 1990). Cosme,

decía bonjour

Mi papá, Emilio Molina

cuando este investigador era un niño.

Yo me

fascinaba por los cuentos de Córcega, Marsella, Orán y Pompeya donde él estuvo durante la Segunda Guerra Mundial. Mi otra identidad era Michel Vramont o Vraimont, quien hablaba un francés inventado. Para mí lo francés comenzó por lo imaginado y siguió por Luis XIV. De niño me llevó mi padre a una zapatería frente a la Mansión Georgetti. Estudiando con Gilda Navarra en los años 70, ella me regala, en un cumpleaños, un pedazo de un mosaico de la mansión Georgetti, propiedad de un corso puertorriqueño que se compró un hotel en París. En 1978 salgo a estudiar movimiento a L’ École de Jacques Lecoq en París. Veintiseis años después y casado con alguien que se apellida Beauchamp (el tatarabuelo de mi esposa llegó de Francia, eran dos hermanos marinos mercantes, uno se fue y el otro se estableció. Así siempre lo ha contado Laura, mi suegra); descubro que mi ciudad favorita Guayama y su antiguo barrio Arroyo son ambas petites Paris imaginados.


7 La francofilia no es solo un gusto personal, en la modernidad puertorriqueña

lo

francés

fue

durante

largo

tiempo

sinónimo

de

vanguardismo, sofisticación, elegancia y cosmopolitismo. Las trazas de esa inclinación a lo francés permanecen en caras, casas y cosas. La francofilia es amistad hacia Francia: “la’amitié vers la france,”

y la francofonía es la

amalgama de estados que hablan francés (Boland, 2005, recuperado abril 2006). Se puede ser francófilo, sin necesariamente ser francófono. Los francófilos y francófonos, desde Betances, han dejado un legado presente en la arquitectura, las artes escénicas, la literatura, la tecnología y el gusto popular

por lo refinado. La presencia e influencia francesa está

presente en el caribe puertorriqueño. Dentro de la región a la que servimos como institución, las ciudades de Guayama y Arroyo muestran una cierta influencia francesa. El patrimonio edificado en Puerto Rico tiene influencias francesa, no solo porque algunos

arquitectos estudiaron en Francia, sino

también por lo que Francia significaba (Álvarez –Curbelo y Vivoni― Farage, 1997).

El neoclasicismo presente en la Casa Cautiño, por ejemplo,

debe

haber tenido un marco ideológico para su selección. Explica Osiris Delgado, acerca del periodo de construcción de la Casa, en el opúsculo de la Casa Cautiño (2006), que el Caribe e Hispanoamérica toda se volcó en la Francia de la Tercera República.


8 En un periódico que reseñó a Guayama se decía de la influencia, real o imaginada, de la Catedral de Notre Dame en el diseño de la iglesia de Guayama. Lo francés parece sinónimo de elegancia. En el proyecto: Me visto de Historia: La blusa del uniforme en una

escuela de Arroyo: hilvanando identidades, auspiciado por el Decanato de Asuntos Académico de la UPR-Cayey (Molina y Tirado, 2003), se descubrió que al pueblo de Arroyo, que hasta 1855 fue parte de Guayama, le decían el pequeño París. Esto podría explicarse por la gran cantidad de extranjeros que habitaban la región, siendo éste un puerto de importancia o por la apariencia cosmopolita, que según Bonafoux, era el atractivo mayor de París (Álvarez – Curbelo y Vivoni-Farage, 1997). En ambos pueblos la emigración francesa fue considerable en distintos momentos del siglo XIX. Esto a partir de la

Real Cédula de Gracia que favoreció la inmigración. Después de España y los Estados Unidos, la mayor cantidad de importaciones y exportaciones en el año 1853 eran con Francia. Existían múltiples casas de comercio extranjeras. Las costureras entrevistadas en torno al uso de la puntilla en la blusa del uniforme, en el Proyecto de Arroyo,

indicaban que ésta era moda

francesa, noción que refleja o bien un legado francés real o un imaginario francés. Es interesante el observar que en el 1848 un francés de apellido Boyer, estableció con el auspicio de la Sociedad de Amigos del País, una industria de la seda en Guayama y que en las Ferias Exposiciones el calado y bordado hecho por las mujeres de Guayama, obtuvieron altas calificaciones


9 (Sued –Badillo, 1983). Podría ser la puntilla un remanente de la tradición de textiles de alta calidad en esta región. La puntilla es “…una señal viva de su identidad. Identidad que se reclama en los dinteles de las puertas de sus casas, ese alineamiento vivo de estructuras que van contando entre maderas, alambres, zinc y cemento la historia del pueblo,” (Pabellón, 2003). Las escuelas públicas de Puerto Rico solían incluir francés en el currículo, ¿por qué?, ¿qué significa lo francés? La escuela Bilingue de Cidra ofrece francés dentro de su programación; ¿conocen los escolares el legado francés en Puerto Rico? A través de una comunicación personal se estableció que la maestra de francés necesitaba justificar la enseñanza del francés como legado válido para la realidad puertorriqueña. Este proyecto aporta a la solución de esta necesidad. En

la

Universidad

de

Puerto

Rico

en

Cayey,

el

francés

tradicionalmente ha sido, por excelencia, el curso de lenguas extranjeras. ¿Existe alguna razón?

Las trazas de Francia en Puerto Rico, ¿cómo

constituyen aculturaciones de lo puertorriqueño? Para las clases burguesas puertorriqueñas el estudiar en Francia era sinónimo de ilustración y una forma de marcar una identidad europea frente a lo norteamericano (Álvarez – Curbelo y Vivoni-Farage, 1997).

El

Colegio Saint Patrick’s de Guayama

ofrece el curso de francés. ¿Existe alguna razón que pertenece a la historia o la tradición de clase sobre esta inclusión del francés en el currículo?


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Descripción del Proyecto y su Metodología Éste ha sido

un proyecto de convergencias:

la universidad y la

escuela; Cayey y su UPR, con Guayama y Arroyo, lo francés, la arquitectura, la expresión artística, la escuela de Lecoq, los francófilos y francófonos, la investigación histórica, los pedagogos, varios departamentos, el Instituto, la fotografía, los embelecos, los tereques, los inventos, los jelengues, los bártulos y la identidad puertorriqueña que criollizó lo francés, que perdura en lo inventado o lo real tangible. El Proyecto enfocó en la investigación y la creación como procesos de aprendizaje, por lo que se caracterizó por una acción esencialmente pedagógica. Es una afirmación de las artes como proceso investigativo y se condujo como una clase de historia y arte donde el contenido curricular se descubrió en el proceso. Desde la perspectiva del profesor universitario fue un servicio a la comunidad que nos circunda. Dentro del marco investigativo creativo, la pedagogía de Jacques Lecog, escuela francesa de mimo, movimiento y teatro, en la creación se fundamenta en muchas instancias en un proceso

de investigación, es

fundamenta su escuela en

el marco referencial del proyecto. Lecoq

Jusse (1974),

antropólogo del gesto, que

establecía que escritores, actores, bailarines, músicos y artistas plásticos, todos, son mimos. Dentro de este marco conceptual, un proyecto pedagógico, plástico e historiográfico refuerza positivamente el aprendizaje del francés,


11 mientras se descubrieron las conexiones histórico―culturales del francés en Puerto Rico.

La creación, producto de la experiencia, fue de naturaleza

visual. La exposición final es un registro real o imaginado del proyecto. En la pedagogía por proyecto (como en Reggio Emilia, Narváez y Molina 2005) los registros del conocimiento son creaciones. Una de las fases iniciales del proyecto constituyó de consultas y la traducción al francés por Genevieve Stephenson en París en el 2004. Esta fotógrafa francesa también egresada de la escuela de Lecoq iba a participar como artista francesa para aportar el ojo francés.

La Dra. Barreto y ella se entrevistaron en París también en el

mismo año. Finalmente no pudo participar pero sirvió de consultora. El Dr. Ricardo Molina se constituyó en investigador y director del proyecto con el asesoramiento histórico del Prof. Alexis Tirado. Se reclutaron niños de escuela elemental con sus padres seleccionados por la Maestra de francés

Yadira

Ortiz,

además

de

estudiantes

universitarios

como

investigadores auxiliares y miembros de cursos como colaboradores de apoyo. El componente de servicio comunitario lo constituyó el ofrecer una experiencia de investigación a los niños del curso de francés de la Escuela Bilingüe de Cidra. El componente interdisciplinario lo constituyó la participación de diferentes niveles académicos, el escolar y el universitario, las disciplinas de Pedagogía, Francés, Arte y Administración de Oficinas y la Historia.


12 Se realizaron conferencias metodológicas (sobre la etnografía) y sobre contenido (lo francés y lo franco-antillano y caribeño). Se llevaron a cabo talleres artísticos para los niños, dictados por el Prof. Harry Hernández. Se consultaron lecturas y documentos depositados en la Biblioteca. El instrumento más valioso del proceso etnográfico lo constituyó el investigador mismo (Conferencia, Lucca, 2006). La ciudad se tomó como un objeto de estudio y caminarla fue la metodología. Se realizaron siete visitas grupales a Guayama y Arroyo en las que participaron los investigadores. En tres de éstos asistieron los investigadores, las restantes cuatro fueron con los grupos de cursos universitarios que participaron del Proyecto. A todas asistió el doctor Molina, además de realizar otras tres individualmente. Los colaboradores estuvieron presentes en diversas instancias. Estas visitas de campo generaron anotaciones en libretas, dibujos y fotografías. Las interpretaciones generadas eran compartidas en reuniones periódicas moderadas por el doctor Molina en el Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias. Estas reuniones, a su vez, producían boletines de divulgación pública como comunicación del proceso montados por los colaboradores (Prof. Maité Caraballo). Los investigadores entrevistaron un total de 13 informantes, francófilos y francófonos previamente identificados y alrededor de ocho o más francófilos incidentales encontrados en Guayama, Arroyo u otros lugares. Se les brindó una Hoja de Consentimiento (Apéndices 1 y 2).

Las entrevistas variaron en su modo de registrarse. Cada


13 entrevistador seleccionó entre grabaciones, fotos, notas de campo o combinaciones de las anteriores. Las entrevistas informales y abiertas fueron guiadas mayormente por las siguientes preguntas, aunque podían variar en cada caso: 1. ¿Cómo define o describe lo francés? 2. ¿Por qué se siente inclinado hacia lo francés? 3. ¿Podría describir si tiene algún legado francés que conserva

o

mantiene? (Puede ser intelectual, cultural, del gusto, familiar o un objeto concreto.) 4. ¿Qué influencias en su vida le llevó a gustar de lo francés? 5. ¿Qué elementos de lo francés han sido criollizados en la cultura puertorriqueña? 6. ¿Existe alguna razón real o imaginaria sobre la inclusión de francés en los currículos de Puerto Rico? 7. ¿Podrá describirse lo francés como un imaginario de aristocracia, de identidad, del buen gusto? 8. ¿Será lo francés un componente de nuestra identidad? Los investigadores auxiliares, a modo de un curso, escribían reflexiones a las que se ha denominado Documento Escrito para el Proyecto. El documento incluía: Primero: ¿Cómo se identifica lo francés criollizado? ¿Qué significa lo francés en Puerto Rico?


14 Segundo: Transcripciones de las entrevistas o anotaciones Tercero: Las trazas de Francia en Puerto Rico: ¿Cómo constituyen aculturaciones de lo puertorriqueño? ¿Conoce la población el legado francés? Recogido de la visita a Guayama y a Arroyo vistos por el lente y con el marco conceptual levantado Cuarto: Ensayo final bajo el título del proyecto Los escolares redactaron, a su nivel, documentos similares. Los hallazgos e interpretaciones eran discutidas entre el grupo y con francófilos. El doctor. Molina leyó todos los documentos, marcó descubrimientos significativos, interpretó, registró algunas citas que reflejan la voz del informante o del intérprete y las entretejió en este texto. Las sesiones de diálogo con francófonos sirvieron a manera de corroboración de los hallazgos. Ives Paul Courcelle, uno de los francófonos entrevistados, sirvió de ojo francés en ausencia de Genevieve Stephenson la fotógrafa francesa que originalmente iba a participar en el proyecto y no se logró. Se llevaron Belgas, los William-Dekeulener, que conocen la cultura francesa parisina, en visitas de campo a constatar o contradecir hallazgos para aportar otro ojo francófono. En otra instancia se repartió por ambas ciudades el brochure, sumario sucinto y el cartel que entre otras cosas dice: ¿Por qué Arroyo y Guayama son diferentes a San Juan? Se repartió como parte del proceso de concienciación y activación de la memoria colectiva. Algunas personas en las plazas de los


15 pueblos comentaban que los investigadores sabían más de su ciudad que ellos. Como se mencionó anteriormente todo el proceso fue documentado por la profesora Mayté Caraballo, apoyada por estudiantes del Programa TAOF, mediante pequeños boletines informativos. La profesora escribió, tomó fotos, editó, montó y publicó los mismos. El profesor Estrada, profesional de la fotografía también tomó fotos. El profesor Tirado nos brindó la afinación histórica recogida en el prólogo a las perspectivas y a los hallazgos. En el transcurso de la investigación los investigadores, los miembros de los cursos y los niños crearon artefactos de comunicación artística que registraron el proceso. La divulgación es este documento, dos textos de investigadoras universitarias que permanecen íntegros y una exposición al modo de Reggio Emilia (2001). El patrimonio edificado con trazas francesas se registró con el lente de camaritas desechables, digitales y de artista. Enmarcó las obras y los documentos en diálogo constante con el doctor Molina el Sr. Ramón Sánchez de la Galería Naycer, quien también estudió en Grenoble. La exposición consistió de fotos de caras, casas y cosas que relacionan con los francófilos entrevistados; y caras, casas y cosas de los contextos de Guayama y Arroyo. Los participantes produjeron a su vez caras, fotos de los entrevistados; casas, registros fotográficos; dibujos, objetos manufacturados y cosas; fotos, dibujos, objetos y escritos. Acompañaron las fotos textos explicativos de los hallazgos y del proceso. Este proyecto se desarrolló como una clase de historia conducida bajo la metodología de enseñanza por proyecto y por servicio.

En esencia, la investigación cualitativa pretendió construir

significados o hacer que la realidad signifique (Creswell, 1994).


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Objetivos del proyecto El estudiante universitario el escolar: 1. Utiliza el francés en eventos significativos 1.1 Se comunica oralmente en francés mientras se capacita en la fotografía 2. Aprecia la relación entre saberes y disciplinas 2.1. Realiza un proyecto que requiere colaboración interdisciplinaria 3. Explica la herencia francesa en Puerto Rico Concluye lo francés como real o imaginario popular 3.2 Redacta textos en las que describe la riqueza histórica de lo cotidiano 3.3 Investiga la presencia francesa en los francófilos, en Guayama y Arroyo 3.4 Dialoga con la gente del pueblo acerca de los hallazgos 3.5 Identifica lo afrancesado 3.6 Examina documentación 4. Crea registros visuales de su proceso investigativo. 4.1 Organiza una exposición 4.2 Produce un archivo imaginario 4.3 Selecciona las fotografías y obras significativas de caras, casas y cosas que evidencian lo francés perdido y hallado. 4.4 Dibuja, pinta y construye El Profesor Universitario: 1. Participa de un espacio de encuentro Universidad y Comunidad 1.1 Asume roles necesarios en el proceso 2. Incorpora a su haber intelectual posibles temas para enriquecer sus cursos 2.1 Diseña planes instruccionales 2.2 Interpreta el proceso de documentación 2.3 Selecciona vías de interdisciplinariedad


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Limitaciones del proyecto Como es recurrente en las investigaciones etnográficas, no todos los francófilos o francófonos contactados estuvieron disponibles para las entrevistas. Dado el extenso número de participantes en algunos viajes, no todos los investigadores pudieron asistir a éstas y tampoco a todas las reuniones para compartir hallazgos.

Otra limitación fue la necesidad de

guiar más de cerca el proceso creativo como reacción a la investigación.


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Prólogo a las perspectivas y Hallazgos Alexis Tirado Consultor Histórico Director interino del Departamento de Humanidades El título de este proyecto de investigación, creación y servicio a la comunidad, suena sugestivo, y de inmediato vendría a la mente si en verdad hay algo de presencia francesa en la región de Guayama y Arroyo, y más a esta altura de principios del siglo XXI. Para los que vivimos en Guayama, es importante descubrir si existe la verdad de ese mundo europeo en nuestra idiosincrasia como pueblo, hemos recurrido al estudio histórico y etnográfico para comprobar esa otra vertiente de nuestro pueblo. Utilizando los métodos investigativos que conocemos, y que utilizamos en la historia y en otras disciplinas, nos lanzamos a la calle para ver si en realidad lo francés lo encontrábamos, lo imaginábamos o simplemente lo negábamos en la cultura popular, o si era un mero retrato en un momento dado en la historia de nuestros pueblos. Esa es la tarea y la razón de ser al realizar este tipo de investigación. Y créanme, les puedo adelantar, que se ha encontrado algo de ese París en la región sur este de Puerto Rico. Ahora bien, ¿por qué Guayama? Y ¿por qué Arroyo? Uno se preguntaría de inmediato si en verdad en estos dos pueblos al sur este de la isla de Puerto Rico existió en un momento dado la presencia casi omnipresente de la cultura europea en estos dos pueblos costeros.

Las

respuestas habría que buscarla precisamente en los estudios históricos, y


19 también, en el conversar con la gente común que en algún punto de su memoria sale a relucir aquella presencia; de alguna o de otra forma la memoria colectiva le recuerda, bien sea para bien o para mal. Al realizar la investigación sale a relucir precisamente que en nuestros dos pueblos sí queda en el recuerdo y en la memoria, algo de presencia francesa. ¿De dónde sale ese recuerdo? Pienso, precisamente, en la presencia de inmigrantes en la región, también, en que muchos de nuestros vecinos fueron a la guerra, bien sea en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial; y pienso también en algunos lugares de la región que tuvieron y que tienen en la actualidad nombres relacionado con aquella cultura gala. Y, ¿por qué Francia? Francia era en un momento dado la querendona. Muchos querían imitarla, como aquella que respiraba cultura por doquier; su idioma, su arquitectura, y su famosa Torre Eiffel, que impresiona aún a los visitantes y aquellos que no la han visitado siempre quedan con la curiosidad de visitarla algún día.

En el proyecto que antecedió a este, Me visto de

Historia (2002- 2003), que realizamos en el municipio de Arroyo, llamó mucho la atención el hecho de que en algunas entrevistas realizadas por los estudiantes de la Escuela Superior Carmen Bozello de Huyke, quienes trabajaron en el mismo, muchos informantes llamaran a este municipio el

Pequeño París o Le Petit Paris, en el idioma de aquel país. Llama la atención poderosamente que un pueblo pequeño como Arroyo, con una sola calle, que sirve de entrada y salida al centro urbano, que vivía de los cultivos de la caña


20 de azúcar, y su Central Azucarera Lafayette recuerde que un momento dado de su historia había esa presencia de elegancia y buen gusto.

Y es que

encierra a mi juicio, una de las más lindas historia que podemos tejer. Y no es para menos. Arroyo, siempre se ha distinguido por dos cosas: primero, el orgullo de su cultura africana en todos sus barrios y sectores, que son los forjadores de una sociedad orgullosa de sus raíces negras, y segundo, el deleite de su gente al buen gusto y refinamiento que se demuestra en la arquitectura de sus casas de la calle Morse. Es precisamente esa calle la que identifica al pueblo bucanero hoy día. Pero en su momento dado esa calle fue la que convergió a cientos y hasta miles de personas que se paseaban por allí realizando comercio de todo tipo, en especial los mercaderes azucareros, que llegaban hasta allí para el intercambio de azúcar, melaza y otros productos relacionados. Digo esto porque Arroyo fue el puerto marítimo de entrada y salida principal de la región sureste de Puerto Rico. Por allí entraron miles de europeos que muchos de ellos venían aprovechando los constantes decretos reales que les permitían entrar a las colonias españolas en el Caribe- Puerto Rico y Cuba-, de hecho, las únicas que le quedaban a España en toda la América Hispana en el siglo XIX. Arroyo, pertenecía a la jurisdicción municipal de Guayama, hasta que en el año 1855 el Concejo Municipal de Guayama y las autoridades coloniales le concedieron su independencia, para que pudiera organizarse de acuerdo a


21 las costumbres vigentes en Puerto Rico. Este dato es importante, porque y a pesar de haber perdido a Guayama como su centro de poder político y administrativo, ganó su independencia económica gracias a su puerto marítimo.

Pero Guayama tampoco quedó rezagado en esta pérdida

territorial, sino que todo lo contrario, Arroyo y Guayama unieron más sus lazos económicos ya que los guayameses utilizaban constantemente el puerto que era, a la sazón, el único que contaba en la región. Guayama le proveyó el comercio, a través de los comerciantes de la época, muchos de ellos prósperos, que utilizaban el puerto arroyano para realizar sus transacciones económicas y comerciales. La historia nos señala la presencia fuerte de inmigrantes europeos en nuestra Isla procedentes de distintos lugares. Hasta aquí llegaron corsos- de la isla de Córcega en el Mediterráneo- italianos, franceses, portugueses, daneses y así por el estilo, gente que provenía de distintos lugares europeos, y también, los que llegaban de las antiguas colonias españolas en América, en especial los procedentes de Venezuela. Estos nos legaron parte de su cultura y sus costumbres a la enriqueciendo aún más la nuestra. Apellidos originales de aquellas culturas provenientes de Europa, como los Moret, Funtané, Vivoni, Mariani, Delanoy, Gaudineaux, Pillot, entre otros, forjaron una economía alrededor del comercio y de la hacienda azucarera del siglo XIX. No podemos olvidar también a personajes extranjeros que llegaron a Arroyo por su puerto como lo fue Samuel S. Morse, el inventor del telégrafo, quien utilizó


22 al pueblo para su famoso experimento que revolucionó más adelante las comunicaciones. De hecho, la Prof. Ana L. Vega, cuya madre es oriunda de Arroyo, y que los veranos de su niñez y juventud las pasó en Arroyo, escribió hace muchos años una novela que debe ser clásica para aquellos que tenemos el orgullo de haber nacido en este pueblito.

Me refiero a su obra Falsas

Crónicas del Sur, donde recoge una serie de historias interesantes sobre Arroyo desde la perspectiva de la novela. Allí hace mención a elementos franceses, como el apellido de un médico del pueblo, el doctor Fouchard, quien había llegado a la localidad a mediados del siglo XIX a instancia de su amigo Beauchamp, a quien había conocido en París cuando estudiaban medicina, posiblemente a instancia de un caborrojeño, ¿será Betances? Pero no sólo la república francesa y su gente, sino que también las familias ricas y poderosas de los pueblos para esta época, comían postres al estilo francés y bebían el buen vino, una respuesta a lo francés que les caracterizaba. Como he mencionado, el pueblo de Arroyo para muchos se le consideró como el pequeño París. Sus casas guardan esa historia llena de emociones y aventuras de aquellos que se paseaban por sus calles con sus trajes largos con encajes, se dirigían a escuchar misa o bien a realizar las compras dominicales en su puerto.

En muchas ocasiones se consideraba también como una


23 pequeña Naciones Unidas porque se escuchaba muchos idiomas a la misma vez. Uno llegaría a pensar que lo que es hoy día las avenidas Muñoz Rivera y Juan Ponce de León, y también Miramar en San Juan, serían los lugares predilectos para que los franceses y demás inmigrantes del siglo XIX fueran a vivir, ya bien sea por su accesibilidad al puerto de San Juan, al comercio o al ambiente cultural que reinaba, pues nos equivocamos. Yo les diría que estos inmigrantes gustaban de vivir en los lugares que se asemejaran a su tierra de procedencia, que por alguna razón u otra habían abandonado. Guayama, la cabecera de distrito bajo España a partir de los 1880 y bajo los Estados Unidos, no se queda atrás en esta historia fabulosa e interesante a la vez. Allí se establecieron familias inmigrantes que entraron por el puerto de Arroyo y quienes forjaron una cultura extraordinaria en la ciudad. Otras, que no tienen nada que ver con los franceses, adoptaron algo de aquella idiosincrasia cultural por distintas vertientes. Ejemplo de ello es la familia Cautiño. Llegada a Guayama en el último tercio del siglo XIX, esta familia, adoptó la cultura francesa como uno de sus estilos de vida. Quedó claro en la investigación que usted, amigo lector tendrá la oportunidad de conocer, que los Cautiño en su casa guardaban muchas de las tradiciones galas y conservaban elementos de la vida cultural francesa. Posiblemente, ese buen gusto vendría gracias a la posición social que ocupaba esta familia dentro de la sociedad guayamesa. De hecho, algunos miembros


24 de la familia sirvieron en la Casa Alcaldía como alcaldes y miembros del cuerpo legislativo local. Guayama era el sitio político, económico, comercial y cultural de la región sur este de la Isla. Al ocupar esta posición dentro de esta sociedad isleña, allí llegaron cientos y tal vez miles de inmigrantes procedentes de tierras lejanas a esta islita en el Caribe.

Las tierras de la ciudad son

propicias para el cultivo de ciertos tipos de productos, encabezados sin lugar a dudas por la caña de azúcar y también para la crianza de ganado de todo tipo. Es notable este atractivo, sin haber contado con una Compañía de Fomento Industrial para su promoción.

Muchos de estos inmigrantes fueron

benefactores tanto de la municipalidad como de la Santa Iglesia Católica de Guayama, dejando su influencia en lo relativo a la arquitectura de algunos edificios. El edificio de la Iglesia San Antonio de Padua de Guayama, para uno de los investigadores es semejante a la catedral de Notre Dame en Francia. Aunque los hechos históricos no están claros de cómo y por qué se construyó de esa forma el edificio de la iglesia, lo cierto es que tiene ciertos parecidos. Su forma arquitectónica de torres a ambos lados del edificio, los bloques semejantes a paños en las esquinas de la iglesia, así como otros elementos característicos franceses, hacen de este edificio de una arquitectura de buen gusto. No es de extrañar, y según cuenta la historia guayamesa, que los Cautiño, quienes vivían en la próxima esquina a la iglesia, se decía que


25 tenían un pasadizo secreto que llegaba al atrio y allí ocupaban los primeros asientos en la misa. Muchas historias como estas se cuentan en la tradición guayamesa. No sólo podemos encontrar lo francés en expresiones culturales, sino que también en las necrópolis.

Tanto en Arroyo como en Guayama, sus

cementerios guardan tradición a lo francés en la construcción de sus tumbas, con elementos característicos de la arquitectura de aquel país. Ese elemento que siempre ha estado presente, se encontró en esta experiencia investigativa.

Tal vez, los que residimos en la comarca guayamesa y

arroyana, no conocíamos estos detalles, que aquí se han encontrado como elemento característico de un pasado lleno de historia y tradiciones ricas en nuestro entorno cultural. Si no es poco la presencia francesa en lo arquitectónico, representado en las casas de los que forjaron la economía de la región en un momento determinado en nuestra historia, pues encontramos en el caso de Guayama que la presencia estuvo marcado por una cultura intelectual de acuerdo a la época. Llama la atención que uno de los estudiantes investigadores de la escuela de Cidra, llamó a lo francés “guille”, o añado, estar a la moda. La ciudad de París siempre se ha caracterizado por ser una ciudad cosmopolita; caracterizada por sus cafés al aire libre, que sirven para expresar el sentimiento que hay guardado en cada uno de nosotros. Guayama, es la cuna de una familia de poetas quienes dieron lo mejor de si


26 en la prosa. La familia Palés Matos, compuesta entre otros por el patriarca don Vicente Palés Anés, y sus hijos Luis y Gustavo Palés Matos cultivaron en Guayama ese gusto por la poesía y la literatura en todo su esplendor. Me imagino a Luis Palés Matos, sentado en una esquina de la plaza de recreo, con gente a su alrededor, recitando sus poesías y entrando en una tertulia sobre los aspectos que dignifican la vida. Esa era también la vida en las urbes más importante del mundo de aquella época. Luis Muñoz Marín, cuenta sus Memorias, que de joven conoció a Luis Palés Matos y recorría el Guayama de aquel entonces, desde la altura de Jájome hasta la bahía de Jobos, buscando inspiración para su joven vida, errante para los años de 1920. Llama poderosamente la atención el que el joven Muñoz Marín, llegara hasta Guayama para tener largas conversaciones con Luis Palés Matos, desde política, literatura y, mejor aún, el cultivar la poesía al estilo parisiense, imaginamos que frente a las puertas de lo que se llamó el Hotel París en las inmediaciones del centro urbano de la ciudad. Sin duda, Guayama era el centro de erudición por excelencia, donde se tejieron historias bajo la luna que se abre en un montezuelo con mirada hacia el Mar Caribe.

Historias como estas están inspiradas precisamente en la buena

conversación, que es parte de la tradición francesa. Hoy día se recuerda el Hotel París en la ciudad. Un autor, residente en Guayama durante la Primera Guerra Mundial, hace alarde desde el sur este de Puerto Rico de su gusto por lo que


27 simbolizaba para él la república de Francia, en ese momento asediada por las fuerzas enemigas de la democracia. Luis Felipe Dessus, oriundo de Juana Díaz, nos legó uno de los documentos históricos más atesorados en la ciudad:

El álbum de Guayama. Escrito en 1918 e impreso por la imprenta Tipografía Cantero Fernández y Compañía en San Juan, alude a Francia como la “madre fecunda de la idea, nodriza de la libertad, olimpo del genio latino.” En esta obra extraordinaria, se puede ver la presencia de Francia en nuestro pueblo y la importancia que se le da a ese país, y que los soldados de Guayama, como de otros lugares de la Isla, habrían de ir a defender. Esa es la ilusión de Francia, allí es que encontramos a nuestros antepasados, tratando de preservar posiblemente unos valores que representaba la Francia de entonces. No sólo encontramos en la arquitectura en sus casas, y en la necrópolis, sino que también en la mente estaba presente. El decir o pensar en París era también recordar que allí en un momento dado dictaba la moda, y todavía, las casas más importante que dictan tanto la moda como los perfumes, se encuentran establecidos allí. Se encontró que en un rinconcito de Guayama existe una Academia de Belleza, que se conoce por el nombre de París Beauty Academy. No es que sea una subsidiaria de una academia establecida en la ciudad de París, Francia, sino que sus fundadores aluden que la moda en un momento dado venía de allí; y por eso no es de extrañar la relación de este nombre con la circunstancia que rodea al Guayama de entonces, donde por sus calles caminaban todos los


28 elementos extranjeros- inmigrantes, como menciono más arriba, una especie de Naciones Unidas. Lo de la academia de belleza, viene a formar parte de una cultura que se ha integrado a la idiosincrasia de pueblo.

Cuando

desaparezca esa academia, formará parte de la memoria colectiva del pueblo. Quedan tanto en Arroyo como en Guayama los residuos de una época gloriosa. Eso lo vemos en sus casas, en los recuerdos de la gente, en los apellidos que abundan en ambos pueblos que son testigos de la presencia de franceses o de corsos que llegaron a estos pueblos que son bañados por ese extraordinario Mar Caribe.

Ese Mar Caribe, al igual que el Mar

Mediterráneo, son testigos mudos de muchas historias, en especial de inmigrantes que llegaron y contribuyeron en cierta medida a forjar la economía y fortalecer la cultura de estas dos regiones. Siempre me viene a la mente el pueblo donde me forjé desde niño, Patillas. Allí existió hasta principios de la década de 1980 la colonia de los Merle. Descendientes de franceses. De hecho, en una colina se levanta la majestuosa casa que desde pequeño oí decir a mis padres y hermanos como la Casa del Francés, porque precisamente era un francés quien vivía allí. A pesar de que mi padre fue un funcionario de gobierno muy respetado y querido en Patillas, y que se desarrolló y se crió en este municipio, nunca conocí a ese francés que allí habitaba.

Hoy día, donde estaba la colonia

Merle, es un lugar dedicada al cultivo de palmas ornamentales, que creo que el francés de aquella casa tiene que ver con ese negocio. Sobre los Merle,


29 tengo que referirme al hecho de que en Guayama el buen vino- que se dice es de proceder francés- está en la Cava de Merle, en una de las calles más pintorescas que conocemos, en la Calle Palmer de Guayama.

Aún en la

entrada de la Cava, se anuncia orgullosamente su procedencia francesa, escrito en francés en una vía que justamente colinda con uno de los laterales de la Casa Cautiño. La cultura francesa podemos decir que es una de importancia en especial para nuestra Isla, que se ha nutrido en momentos dados al mantener una relación estrecha con nuestros pueblos. De allí es que proceden algunas de nuestras costumbres del pasado, sin perder las inspiradas en nuestros jíbaros de los siglos XVIII y XIX, dándonos otras perspectivas como pueblo. Por último, hay que reconocer que en esta investigación se ha descubierto lo poco que sabemos de esta cultura gala en nuestra región. Cuando se menciona la presencia francesa en Puerto Rico se establece a pueblos más al oeste de Guayama: a Ponce, Yauco, Sabana Grande, entre otros, que tuvieron una fuerte presencia francesa en un momento dado de su historia. Tanto en Guayama como en Arroyo, se ha demostrado que aún tenemos en nuestra cultura el arraigo francés, importante para poder entender el proceso histórico en un momento determinado. Así se escribe la historia; investigando, descubriendo los misterios del pasado y hablando con la gente. Los investigadores principales, los niños de la escuela de Cidra, descubrieron esa historia que estaba ahí, que


30 hablábamos por lo bajito en las costas de Patillas, Arroyo y Guayama, pero que ahora sabemos su proceder y las aportaciones que hicieron a la cultura. Desde la Central Lafayette, pasando por la Cava de Merle, el París Beauty Academy, el Hotel París, el Pequeño París de Arroyo, hasta los apellidos de ascendencia francesa, hemos tanto hallado como descubierto y hasta encontrado a ese París de antaño. Si no es así no lo hubiésemos encontrado. Aportamos a nuestra historia de pueblo.

En la ciudad de Guayama el Domingo, 27 de agosto de 2006

Perspectivas y hallazgos Texto de Ricardo Molina quien entreteje las colaboraciones La cuenca del Caribe ofrece influencias holandesas, inglesas, francesas y americanas, ya que estos eran los países cuya influencia económica se dejaba sentir en el Caribe hispano (Pirela-Torres, recuperado 2006). Esta amalgama de culturas forma lo creole; ni africano, ni europeo, ni asiático, más bien creole (Simone Saharriz Bart en Condé, 2001). En este marco, la francofonía es también un mosaico de elementos afines y contradictorios (Condé, 2001). En el siglo XIX había en Arroyo más extranjeros que nativos, principalmente franceses que vinieron de Louisiana y de Haití (Sued- Badillo, 1983; García-Boyré, 1985). Hubo en un momento del siglo XIX 54 franceses, 19 dinamarqueses y 8 suecos. De las antillas francesas también llegaron


31 esclavos. El francés y el inglés eran idiomas que se enseñaban en Guayama (Boyré, 1985). Aún la leyenda de que a Arroyo se le llama pueblo ingrato por haber quemado en alta mar a un hombre con una enfermedad contagiosa, está ligada a lo francés; el hombre se llamaba Monsieur Lartin Maturere (Boyré, 1985). La presencia francesa en exilio desde Haití, pudo traer consigo la noción de lo francés como lenguaje superior, ya que era común en Haití diferenciarse de casta por el conocimiento del francés (Leyburn, 1966). Es notable que mientras en Puerto Rico la modernidad era afrancesada, el Rey Christoph de Haití, que era realmente anglófono, estableció escuelas de francés e inglés (Leyburn, 1966). El sur de Puerto Rico recibía más inmigrantes que el norte En un momento se hablaban en Ponce hasta nueve idiomas (Vivoni-Farage conferencia, 2006). Se dice que el Hotel Bélgica en esa ciudad se fundó por la cantidad de comerciantes extranjeros que entraban en el puerto en el siglo XIX (comunicación personal informante de Ponce, junio 2006). Lo inglés, lo francés, lo holandés y lo dinamarqués, fue constitutivo de la estética del siglo XIX en la región. Las aventuras coloniales de algunos de estos países en Asia, especialmente de los ingleses en la India, condujeron a un sincretismo y eclecticismo en la arquitectura que a su vez fue implantada en las Antillas (Pirela-Torres, recuperado, 2006). Modelos tropicales orientales, como la casa “bungalow style,” o a la manera de Bengala, fueron ensayados en las Antillas. La confluencia de lo vernáculo con lo academicista,


32 historicista e ilustrado de las academias dan una apariencia particular a la zona. Los techos mansardas y las buhardillas están entre las exportaciones francesas. El balcón al frente es español y el lateral es francés. Según Vivoni Farage (conferencia, 2006) lo francés: consiste en el balcón curvo, dos escaleras, columnas bien finas, la filigrana en el techo, pabellones laterales y uno central en las edificaciones, el almohadillado, o apariencia de piedra en las esquinas de los edificios, el uso del hierro, los arcos de triunfo, las guirnaldas de estuco, los techos mansardos y las buhardillas. El arquitecto Ortiz (visita guiada: junio, 2006) establece que las escaleras de brazos abiertos (a manera de puente) se ven en otras Antillas Los techos con una profunda inclinación y las cumbreras del techo paralelas a la calle son también de clara influencia franco- antillana, presentes en otras Antillas. Otra influencia presente en la zona es la de los libros de patrones (que poseían modelos con mezclas estilísticas; de ahí la posibilidad de la presencia de casas prefabricadas como la Cora en Arroyo (Pirela-Torres, recuperado 2006, Ortiz-Colom, 2003). El hierro y la madera se introducen en las islas a partir de la Revolución Industrial, las piezas prefabricadas con carácter de provisionalidad comienzan en las haciendas y centrales y luego se mueve a las zonas urbanas, esto contribuye a que entre 1830 y 1929 se gesta un sistema arquitectónico con personalidad caribeña (Segre, recuperado 2006). Procesos similares ocurren en la zona de Guayama y Arroyo ejemplificado


33 por el hecho de que la filigrana en hierro del balcón de la casa Cautiño en Guayama procede de la Hacienda La Esperanza. Estos pueblos poseen períodos estilísticos, inicialmente construcciones de clara influencia francesa, inglesa, holandesa, americana y danesa; un estilo criollo entre 1850 al 1925 donde las casas poseen balcón corrido, puertas dobles, techos a dos aguas, a veces cuatro, cumbreras paralelas. Para el 1885 medios puntos, entre sala y antesala, una arquitectura culta entre 1890 a 1940, producto de arquitectos con educación formal, cuyo gusto es clásico, y un vernáculo de principios del siglo XX (1910-1950), con techos a dos aguas o a cuatro, cumbreras perpendiculares a la calle, rejillas ornamentales, ventanas con cristales, balaustres y columnas de concreto que imitan las de madera (Ortiz –Colom, 2003). Usando

modelos conocidos de urbanismo en Puerto Rico se puede

decir, de manera imaginativa, que el modelo San Juan y Santurce es el que predomina en Guayama y Arroyo. Guayama se presenta como San Juan: capitalino, metropolitano y oficial; mientras que Arroyo es Santurcino: jardincitos suburbiales con casas de imaginativo diseño. Arroyo recuerda la nostalgia de la vida rural que los ingleses llevaron a la India y que se exportó por el mundo (Pirela-Torres, recuperado 2006). Es curioso que al sector de la Parada 26 se llama el Versalles puertorriqueño, aludiendo al palacio de Luis XIV (Vivoni –Farage Conferencia, 2006). El Álbum de Guayama describe las


34 casas de Guayama como elegantes, lujosas, artísticas, y poéticas (Dessus, 1918). Es importante insistir en que San Juan es notablemente distinto a Guayama y Arroyo. La capital recuerda a Cádiz y a las metrópolis españolas, sin embargo, los dos últimos pueblos de Puerto Rico al estar en el sur, más desvinculado de la capital, divergen de los modelos españoles (Vivoni-Farage conferencia 2006). La influencia europea es mucho más significativa en el sur, y ésta venida no directamente desde Europa., sino a través de la criollización caribeña y del sur de Estados Unidos. Es la criollización de lo criollo. Rigau (1992) menciona en su comparación entre San Juan y Ponce, que a finales del siglo XIX e inicios del XX, Ponce se inspiraba en modelos europeos, mientras que San Juan, en los norteamericanos.

Esto es

comparando a Nechodoma, cuyos diseños provenían inspirados en su homológo Frank Loyd Wright, arquitecto estadounidense, con Wiechers (arquitecto ponceño) que estudió en Beaux Arts de París y trabajó con Senguier de Barcelona. San Juan, comprensiblemente, insistió al cambio de soberanía en los modelos metropolitanos de Norteamérica, como antes hacía con los españoles, Ponce en Barcelona con influencia parisina, mientras que se podría argumentar que Guayama y Arroyo son ciudades verdaderamente caribeñas inspiradas en otros modelos.


35

Francia en Puerto Rico La presencia francesa en Puerto Rico está aún en lo cotidiano. Cada vez que se solicita un jugo de las naranjas dulces, a las que llamamos chinas, se hace referencia a su nombre como apareció en Histoire naturelle et morale

des iles Antilles de L’Amérique, estableciendo la diferencia entre naranjas agrias y dulces llamándolas: oranges de la chine, tal vez por la costumbre china de regalarlas en las proposiciones matrimoniales (Pérez, 2006). En San Germán al pan de agua se le llama pan francés (Vivoni –Farge, conferencia 2006). Cuando decimos patria, se alude a Francia que desarrolló fuertemente este concepto, ya que sus fronteras continentales eran en contacto con otros países, por lo que la cohesión estaba, no en mantenerse aislados, sino más bien en ese sentimiento patriótico, que en ocasiones como agresión y defensa usa las armas del predominio intelectual (Ganivet, 1970). Álvarez-Curbelo (Conferencia, 4 de febrero de 2006) expresó que lo que se llama Francia se ha estudiado en Puerto Rico con cariño y admiración. La profesora planteó en su conferencia, como también lo hace en el libro Ilusión de Francia, la mayor parte de las perspectivas sobre Francia en Puerto Rico, mucahs de las cuales siguen a continuación. Desde el siglo XVI empieza el contacto con Francia. Los franceses queman a San Germán en una ocasión:…“el primer contacto con Francia es el fuego y el quemar, ’’ dice Álvarez –Curbelo.

Siglos más tarde, en una


36 invasión inglesa, son ellos quienes avisan de la invasión. Antonio Daubón, francés, tenía dos goletas en la bahía que pone a disposición de las autoridades españolas y defiende a San Juan de los ingleses como registra (Miller, 1922), libro que cita Gilda Navarra por tener un dibujo de su ilustre antepasado francés. Muchos de los franceses se quedaron y se casaron con criollas. Gilda Navarra (comunicación personal, 2006) indica que su madre decía que Daubón era su antepasado más notorio. Navarra, que hace parte de los francófilos entrevistados en este proyecto, estudió en Francia y uno de sus recuerdos

más vívidos es la narración de su madre sobre su antepasado

francés. De hecho, sus dos abuelas eran Daubón. Al parecer, la guerra es un elemento que provoca los contactos culturales y la relación Francia –Puerto Rico está unida a la guerra (Maricelis Nogueras, comunicación personal, 2006). El Álbum de Guayama (Dessus, 1918)

producto de un esfuerzo

comunitario para que los soldados que partían se llevaran un recuerdo de su ciudad, alude a Francia como el lugar al que iban a defender como: “madre fecunda de la idea, nodriza de la libertad, olimpo del genio latino” (pág. 45). Francia era también como un lirio que sangraba y París parecía ser la cumbre de la civilización. Existían en Guayama los hoteles Francia y París (Dessus, 1918). Hoy existe la Academia de Estética París, al parecer siguiendo con la misma tradición nominal.


37 Otro de los contactos con Francia pueden resumirse como siguen: en el XVIII una dinastía francesa ocupa el trono de España; Francia tenía propiedades en América empezando en Canadá.

Santo Domingo era la

colonia más rica en el mundo, Martinique también era francesa; y el café llega a Puerto Rico desde esa isla. El café que viene de Martinica y se aclimata en Puerto Rico, termina exportándose a Europa como claramente señalan los sacos de la Hacienda Buena Vista en Ponce marcados Bordeaux (visita guiada a la Hacienda Buena Vista, junio, 2006). En la independencia de Haití muchos franceses vienen a Puerto Rico trayendo capital, esclavos y sus ideas; en Campeche se nos muestran modas francesas, “Francia está ligado a la elegancia y a la vestimenta adornada.” En el siglo XIX Francia era el símbolo de la modernidad, representaba

la civilización; París fue

llamada la ciudad luz, ya que en una de las exposiciones universales se usa por primera vez la electricidad (Álvarez-Curbelo Conferencia, 4 de febrero de 2006). La realidad puertorriqueña y su relación con lo francés están registradas por Alejandro Tapia y Rivera (Álvarez-Curbelo Conferencia, 4 de febrero de 2006). Cuando era un niñito, escribió en Mis Memorias el recuerda que en 1830 llegaron los señores Pissi. Ellos empezaron a hacer bizcochos. Cualquier cosa era “a la Pissi”, lo nuevo era a lo “Pissi.” Los Pissi impusieron el gusto. Es curioso observar que una dama de Cidra (comunicación personal, 2006)


38 establece que la herencia francesa que tiene incluye el gusto por los dulces y los chocolates, producto de la costumbre de una tía francesa de traérselos de Francia cuando ella era una niña. En el pasado puertorriqueño se leía la literatura francesa. Muñoz Rivera y José de Diego leían a los hermanos Dumas y a Balzac. En el campo de la salud la leche pasteurizada es producto de las investigaciones de Luis Pasteur. En el área de la

religiosidad en el pasado venían monjas y

sacerdotes desde Francia porque tenían educación universitaria. Francisco Oller, siglo XIX, otro famoso pintor puertorriqueño, viajó a Francia manteniendo una larga relación con los pintores impresionistas. Se conserva en París su pintura El Estudiante.

Exposiciones mundiales se

dieron en Francia a las que Baldorioty de Castro asistió según lo relató en uno de sus libros. Entre 1880-1930 lo francés se presenta en las ideas políticas del liberalismo. Un concepto muy francés es el de entretener, “entretien.” “De entretenimiento entienden los franceses,” insiste Álvarez-Curbelo. El espectáculo es francés. El cine se inventa en Francia: “Melié et les freres

lumières.” La inclinación francesa en Puerto Rico se ve en la Primera Guerra Mundial, ya que donde las grandes batallas se libran es en suelo francés. Las señoras de Puerto Rico mandaron vendajes a Francia y pasta de guayaba


39 (Álvarez-Curbelo, Conferencia, 4 de febrero de 2006).

En el Álbum de

Guayama (Facsímil del Álbum de Guayama, 1918) se observa cómo las familias de renombre de la ciudad organizan una publicación con fotos y textos para los soldados que partían hacia Francia. Francia es vista como la patria de las luces, la ilustrada, la noble y culta, asediada por la ignominia alemana Esta presencia francesa fue notable en la Isla de Vieques, donde Don Teophile Jaime José María Le Guillou, natural de Bretaña, amasó una fortuna y tuvo una gran influencia política (Rabin, recuperado 12 de abril de 2005). Su presencia en la Isla propició el establecimiento de colonos franceses durante el tiempo favorable de la Real Cédula de Gracia. En los archivos de la Isla se encuentran nombres franceses incluyendo el de Anglade, también presente en el tope de la fachada de un edificio de Guayama. Narra Rabin (recuperado, 12 de abril de 2005) que hay documentación de los años cuarenta que señalan la presencia de elocuciones en francés, inglés y español cotidianamente en las calles de Vieques. En la toponimia el sector Moropó es realmente mon repos (como solía decir un francés cuando iba su casa, a su reposo). En el presente, lo francés parece ser aún motivo de aspiración en Puerto Rico ya que nombres (Le Chambón, zapatería de San Germán), Dejá Vu (salón de belleza de Cidra, ya desaparecido), Academia París (en Guayama) y anuncios de periódicos sobre ofertas de viaje donde irónicamente


40 se usa la Torre Eiffel, tan celebrada por los puertorriqueños y tan despreciada por los franceses (Ives Paul, comunicación personal, 2006).

Los Corsos y Puerto Rico La presencia Corsa en Puerto Rico es también una hibridación de una cultura isleña. Lo corso es isleño, italiano y francés y al transplantarse al Caribe se amalgama dentro del crisol antillano por usar una frase gastada. Desde Bonaparte y Josefina, lo Corso gusta del mar americano. Se ha establecido que Napoleón no construyó palacios, sino que redecoró los existentes, tal vez por lo corto de su reinado, creando un vigoroso estilo masculino que realzaba lo clásico, heredado del estilo Luis XVI, reacción al descubrimiento de Pompeya, y al énfasis del estilo del Directorio en lo antiguo (Dzurica, 2001). Hay en lo Napoleónico un exotismo producto de las conquistas en lejanas tierras. Es con la caída Napoleónica que la inmigración se promueve. Lo que el pequeño corso hizo con las armas y el imperio, los demás corsos lo hicieron con el comercio y la industria. En este proyecto un niño de la escuela de Cidra, Max, diseñó una guayabera inspirada en la Casa Cutido. A modo de interpretación cabría decir que en el proyecto de Arroyo se hicieron blusas de mujer y en este se produce una de hombre al mismo tiempo que se descubre la figura del Gran Corso. Vivoni–Farage (conferencia, 4 de febrero de 2006) señaló que la inteligencia francesa se estableció en Puerto Rico a través de la inmigración corsa.

Córcega es una isla del mismo tamaño que Puerto Rico. Vivoni


41 hablaba en francés con su familia y le decían el francesito. Sus antepasados vinieron de Córcega y tenían amistad con Ramón Emeterio Betances quien amó a Francia toda su vida. Cuando llegaron los corsos ya estaban afrancesados. Llegaron desde el Cabo Norte, principalmente, aunque vinieron también del Cabo del Medio y de la Balaña. Llegaron alrededor de dos mil corsos, asentándose mayormente en el sur. La mayor cantidad de corsos se fueron a Yauco, tal vez porque Córcega se da un parecido con Yauco (Barreto, Comunicación personal, marzo, 2006). Vienen por la política, por la opresión francesa y buscando mejor vida. El sur de la Isla no estaba atendido por España y la Real Cédula de Gracia de 1815 establece que un extranjero podía inmigrar si era católico y tenía capital. Cabría preguntarse si el expansionismo corso con lenguaje francés es la misma noción que Napoleón llevó a Francia. Para Ganivet (1970), las guerras de Napoleón nunca se llaman francesas, sino napoleónicas, ya que el concepto de isla y de imperialismo lo lleva Napoleón a Francia. Es importante señalar en este momento que tanto Napoleón como Josefina eran isleños. Los corsos que venían a América a comportarse como franceses y de vuelta a Córcega como italianos (Ives Paul, comunicación personal, mayo, 2006) sabían muy bien usar la identidad como postura política.

Habían tenido a un corso casado con un martiniqués como

Emperador. La liasson franco- antillana comenzó en el trono de Francia.


42 Los Fantauzzi de Arroyo, fundaron la Central Lafayette (Vivoni – Farage, conferencia, 4 de febrero de 2006). La casa de los Fantauzzi., aunque de estilo inglés, estaba decorada al gusto francés (calendario de Arroyo, 2003). En Guayama también hubo familias corsas. Un tal Nicolás Renochi vivió en Guayama, hizo una fortuna con un alambique, regresó a Córcega y construyó un palacio. Georgetti, corso, una de las personas más ricas de Puerto Rico en el primer tiempo del siglo XX, para facilitarse sus viajes a París se compró un hotel. Lo francés, lo culto, lo moderno, se regó en las clases altas puertorriqueñas muy educadas. La primera casa de Georgetti se construyó por uno de los que impulsaba lo francés, la segunda por Nechodoma, al estilo norteamericano de Frank Lloyd Wright. En 1898 los norteamericanos llegaron con otras ideas de cultura creando un nuevo imaginario de la modernidad. El puertorriqueño tuvo una reacción, ante la arquitectura “Mission Style,” siendo ésta de corte español floridano y californiano. Un grupo de ingenieros y arquitectos deciden empujar la construcción de edificios afrancesados, tendencia que termina con la Primera Guerra Mundial. En 1907 se quería un capitolio bien afrancesado, aunque el proyecto no culminó; el Casino de San Juan, sin embargo, se parece al de Monte Carlo.

Cuando comienzan a llegar arquitectos formados en

Estados Unidos. ya la arquitectura no tenía la misma carga de afirmación.


43 Existen instancias de la negación de lo francés. Hay un registro de 1813 sobre un proceso legal contra tres corsos, entre ellos Mattei y Palmieri, esto recordando que España fue invadida por Napoleón y había que sacar a los corsos de Puerto Rico (Vivoni–Farage conferencia, 4 de febrero de 2006). Hay otra instancia para la Revolución Francesa-1789 -1790- hay una carta pastoral

de la inquisición española (Álvarez-Curbelo, Conferencia 4 de

febrero de. 2006). Quedaban prohibidos casi todos los libros de franceses… “Son ideas de alborotosos.”

Hallazgos e interpretaciones Guayama y Arroyo Es la intención de esta investigación de corte etnográfico describir los significados ocultos de eso que se ha denominado francofilia o amistad con Francia. Se ha visitado la ciudad para interpretarla. “La ciudad toda es un interior,” dice un cartel en Marvao, ciudad amurallada de Portugal (Visita, junio, 2006). Los poetas de Marvao dicen en Muita Historia, Historia muda (traducción mía) en los carteles que: “Historias de Piedra , piedras con historias, fragmentos dispersos en cada calle, en cada fachada, en cada entrada de puerta. Hay piedras en Marvao que tienen una historia para contar.


44 Sí porque el alma habita un interior, siempre que se abre una puerta, los interiores se hacen de piedra, de cultura, de intimidades; toda la ciudad es un interior.” Algo así es esta caminata por las calles de Francia imaginada en Guayama y Arroyo. Es en el siglo XIX que los extranjeros que venían a Arroyo le apodaron Petit Paris por la profusión de techos al estilo francés (Ortiz-Colom, visita guiada, 2006). No es extraño que Muñoz Marín llama en su Memorias pequeño París a Guayama, ya que su padre Luis Muñoz Rivera usó al escribir el seudónimo de Monsieur Rivier (comunicación personal Alexis Tirado, mayo, y 2006, Alvarez–Curbelo, conferencia, 4 de febrero de 2006). La región completa de Guayama y Arroyo era como una minúscula región parisina, tanto por el gusto como por la idiosincrasia y procedencia de muchos de sus habitantes y por la ilusión e imaginación de sus visitantes. Guayama y Arroyo responden a los ambientes caribeños que crean “hábitat” originales donde se encuentran edificios prefabricados, seriados o tipificados en hierro, donde los espacios interiores entran en contacto con los exteriores para lograr hacer del balcón un espacio de transición (Contenido de espacio y símbolos en la arquitectura caribeña, recuperado mayo, 2006). La Casa Cora en el 92 de la Calle Morse de Arroyo, es de claro estilo francés, pero éste proveniente de Lousiana (Ortiz Colom, 2006, 2004, 2003). Su balcón lateral y sus techos inclinados y buhardillas o “contre-vent” lo denotan. Las visitas al Cementerio Municipal de Arroyo y las entrevistas en la calle Morse


45 reflejan que los propietarios de casas en esta calle eran franceses o corsos. Los apellidos Caussade, Mariani y Alcieux son algunos de los nombres que se pueden relacionar a las casas. La casa Fournier–León perteneció a un francés y puede argumentarse que su pabellón central con dos laterales y su cumbrera paralela a la calle, además de sus finas columnas, son francesas. La Casa Fournier es franco antillana, tiene un pabellón central y dos laterales, su balcón es al estilo verandah o lugar para estar y no estilo mirador como en el Viejo San Juan (Ortioz Colom, caminata guiada, 2006). La Casa Caussade, Morse 118, es de corte neogótico inglés (frontón alto con encaje en madera cortada). La calle Morse tiene aires suburbanos con casas aisladas. La casa Cautiño en Guayama (Visitas, marzo, 2006) fue diseñada por un egresado de “Beaux Arts” de París. A ciencia cierta se desconoce si su nombre era Manuel o Ángel Texidor. París constituía la ciudad moderna por excelencia y a pesar de que san Fernando era la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, “Beaux Arts” seguía siendo rectora en términos de preceptos arquitectónicos en siglo XIX (Pirela-Torres, recuperado, 2006). Su localización en un punto estratégico de la Casa la hace un asentamiento de poder que implica el poder “detrás del trono,” esto citando a una transeúnte que quiso involucrarse en una conversación durante el proceso investigativo. Esta familia originalmente proveniente de Portugal se establece en Puerto Rico y la tercera generación construye la casa.


46 La casa con elementos criollos, tales como las maderas, los arcos de medio punto, el amplio balcón y elementos neoclásicos como lo son las decoraciones caprichosas en el exterior, las guirnaldas en escayola, los medallones, las figuras del techo, mascarones tallados en caoba blanca, las cornisas, la gracia horizontal del cuerpo de la casa, las pilastras y los calados de los montantes en los arcos, los hierros a manera de encaje en las rejas del balcón, y las delgadas columnas, la hacen un texto con el vocabulario criollo y francés más elocuente para establecer la posición de sus ocupantes. El estilo neoclásico con elementos griegos, romanos y renacentistas imperó en edificaciones de gran escala

(Craven, recuperado abril, 2006). Grandes

industriales entre 1885-1925 comenzaron a usar lo que era habitual en instalaciones de estado en sus residencias. Cornisas, frisos, balaustradas, pilastras o columnas planas, pedimentos (como el pórtico de la Iglesia de Guayama) hacían parte de los elementos que completaban el sueño de una burguesía. Hay elementos en la casa que parecen franceses y son españoles. Durante el período de investigación los guías estuvieron cotejando los inventarios y descubriendo qué elementos, que para ellos eran franceses, como algunas lámparas, realmente eran españolas.

En Nueva Orleans a

veces sucede igual, es difícil determinar si una influencia es española o francesa. Los calados de la ciudad en los hierros son llamados españoles (French Quarter, recuperado 13 de marzo de 2006).

La criollización de


47 elementos europeos los funde de tal manera que es difícil precisar su procedencia. Saint Domingue es la colonia madre de la Louisiana, allí las molduras y el trabajo en hierro habla de riqueza.

Los balcones con

armazones de hierro que le dan ritmo y un aire de ligereza a las casas es típico del Caribe hasta la Nueva Orleans (Museé Saint Jean Perse, recuperado marzo, 2006). Los franceses eran expertos en el trabajo de hierro forjado (Ives Paul, comunicación personal, 2006). Uno de los padres de los niños investigadores argumentó que las rejas contemporáneas de Cidra y Cayey son distintas a las que se ven en Guayama y Arroyo. Para los guías, la familia Cautiño coleccionó arte francés porque eran adquisiciones que incrementaban en valor. La familia Ledée construyó los muebles usando las más finas maderas, especialmente la caoba, con diseños que recuerdan al rococó. Es interesante el observar que en la Casa del francés en Arroyo el mobiliario original de la familia Mariani, corsa, es también en caoba. En el comedor

de la Casa Cautiño hay un candelabro de cristal

murano de Venecia. Sobre la mesa un Bruyere, o perfumador francés, de mármol verde y bronce. Los franceses no gustan de los olores a comida en la o, sin embargo, casa, por lo que queman papeles aromáticos. En Puerto Rico es proverbial el que se entre a una casa y se elogien los olores que vienen de la cocina. Aquí hay un gran contraste.


48 El busto de María Antonieta, una reproducción en porcelana bisquet de un original en Versalles, habla de la adaptación de una extranjera al suelo francés y de la elegancia efímera y trágica de la nobleza francesa. Podría interpretarse que el afrancesamiento

de un extranjero, en este caso un

criollo, es aristocracia efímera y pasajera. “Biscuits Madame, no je prefere les

frites de banane,” diría María Antonieta en Guayama con la boca llena de grasa de alcapurrias o de tostones. Para dos francófonos de Bélgica entrevistados, la comida caribeña de Puerto Rico es acalorante: “la nurriture

est echaudfante.” El neoclasicismo francés y la criollización de lo francés parece ser parte de esa libertad que implica Francia. Libertad que es también aspiración de democracia a lo francés, (Album de Guayama). Francia es ilustrada y es noble y adquirir algo francés es añadir lo francés. Somos caribeños, parecen decir Guayama y Arroyo. María Antonieta en la Casa Cautiño parece acentuar ese fuerte gusto por lo francés, por lo extranjero; después de todo, María Antonieta era austriaca, pero afrancesada. La duración de esa ilusión de Francia (por usar la frase de Vivoni y Curbelo) es corta. En Guayama la cultura se hace al caldero y al fogón que sofríe y fríe todas las influencias culturales. El patrimonio edificado en Puerto Rico es un registro visible y concreto de la vida social puertorriqueña y de sus apreciaciones culturales y sus inclinaciones estéticas. Es curioso que el registro sea la construcción


49 doméstica y su basamento la producción material, mayormente agrícola. Guayama, lejos de la vigilancia española, manifiesta el lujo concreto e intelectual de buscar modelos no españoles. La plaza de Guayama posee una fuente, obsequio de los Cautiño, que se dice fue traída de Francia. La misma plaza parece construida a lo francés, pues posee un principio de axialidad y simetría (Ortiz-Colom, caminata guiada, mayo, 2006). Las lozas del pueblo de Guayama son de influencia catalana que tiene visos franceses. Según Ortiz–Colom, las urnas en el techo de la Casa Cautiño (que no son de la construcción original), representan hospitalidad y recurren en otras construcciones neoclásicas que este investigador ha visto en España. En una visita realizada a la Casa llamada del Francés en Arroyo, de líneas algo criollas, la informante comunicó a Xiomara Colón y a Laura, niña investigadora, que la casa era de Lacoste y se la vendieron a Jean Pierre Mariani. En el cementerio de Arroyo hay tumbas pertenecientes a la familia Mariani y en una se dice que uno de los miembros nació en Niza. Al parecer son de origen corso y es curioso que en la casa hay un Limoges o porcelana francesa con un Napoleón como decoración, (de hecho, perteneció a los dueños anteriores). La entrevistada dijo que un abuelo de la familia se la pasaba viajando para Francia y que compró un hotel para hospedar a la familia. Cabría preguntarse si se hace referencia al hotel comprado por Georgetti y que los Mariani hayan sido sus huéspedes o parientes. Esta casa la hicieron los Lacot y la vendieron a los Mariani. Ellos viajaban constantemente.


50 Todos los investigadores entraron a una casa criolla hermosísima y muy bien cuidada en la calle Morse. Su interior refleja el mejor gusto tradicional puertorriqueño. Su propietaria fue maestra y entre sus pertenencias se encuentra un piano y unos bustos de yeso de claro estilo art

noveau. Aunque no se podría establecer como francés, ni la casa ni su contenido; el busto y los elementos de la decoración sí expresan una aspiración a un buen gusto aristocrático y refinado. Entre la herencia francesa hallada se encuentra la de la familia Delanoy de Francia, residentes de Guayama (entrevista por Alvarado Laura, niña investigadora, 2006).

y

Una chica universitaria del curso del

Programa TAOF, participante del proyecto, descubrió que su familia es originaria del pueblo Lanoy en Francia. Uno de sus antepasados estudió música y a su regreso en 1870 fundó una academia de música en Guayama. Su familia también tuvo una casa comercial en la ciudad y aún subsiste el edificio que les perteneció, de estilo español, con arcos de medio punto que curiosamente si se unen los montantes de hierro forjado, que tiene cada arco, se lee la palabra Italia. Ella manifestó que, “Me siento inclinada hacia lo francés porque mi apellido es de origen francés y mis antepasados son oriundos

de Francia.

El mejor legado francés es mi apellido que, por

supuesto, siempre lo mantendré. ” Una informante de Arroyo, la señora Colón Marrero (entrevistada por Molina, 2006) al preguntársele

si hay herencia francesa

mencionó las


51 familias del pueblo y hasta un tal Bonafoux, vendedor de escobas,

y la

música. “Antes la gente sabía francés. ’’ Ella insistió en que en un momento dado en Arroyo casi todas las casas de la calle Morse tenían un piano en la casa. Aquí se puede argumentar si la academia de música fundada por la familia francesa De Lannoy influyó en la aristocrática presencia del piano en cada casa. Hay cosas en las casas. La puntilla, piensa ella, que queda en las escuelas porque había mucha gente que se dedicaban a tejer. Mencionó que María Lavergne era una elegante

mujer francesa del pueblo.

A esto se añade que una dama de

Guayama de apellido Lanauze explica que la puntilla introducida en los uniformes, según se dice, por una directora escolar es romántico estilo afrancesado. Se encontró a otra persona de Guayama (El Sr. Ángel Pont, entrevistado

por

Caraballo,

su

esposo,

e

Isaac

y

Amanda,

niños

investigadores, 2006), que indicó que en su familia la costumbre de colocar flores frescas en la mesa, comer con pan (como también mencionaran otros entrevistados) y los anillos de las servilletas de tela, aún sin ser ricos, son herencia francesa. Una dama de Guayama explicó que en la casa de su madre se acostumbraba a eliminar los olores de la comida, (este dato surgió cuando se explicaba acerca del bruyere para quemar inciensos aromáticos en la Casa Cautiño). Entre lo poco de francés negado se halla un residente de Guayama cuyo apellido es de ascendencia francesa que explicó que él lo lleva


52 por desgracia. Este encuentro fue uno de los pocos donde lo francés se niega con amargura.

El encaje Hay encaje en la Casa Cautiño en los hierros del balcón; lencería y filigrana de hierro; en los montantes de los soles truncos, en las molduras del balcón, en los mascarones del techo, en la manga del traje de Doña Genoveva Insúa (en la pintura) y en las colchas. Encaje es aristocracia, según una dama de Arroyo. Ella dice que hay punto francés y hay punto español. El encaje en diversos materiales está también presente en estructuras españolas y francesas de Europa.

En Guayama

se entretejen ambos con el punto

puertorriqueño. Hay encaje en ambas ciudades, en los

tapetitos sobre la

mesa que enmarcan un plato valioso; hay encaje de hilo, de piedra, de yeso, de madera, de hierro y podría decirse de lenguas. Todos cumplen una misma y sola función que es la de ser ornamento. El francés en la boca es elaborada ornamentación lingüística que embellece y distingue al hablante. Así probablemente también es el encaje que subsiste en las blusas del uniforme de la escuela de Arroyo y de algunas escuelas de Guayama. Podría bien ser un remanente de aristocracia, ya que entre las importaciones de las clases adineradas se encontraba la ropa fina. Históricamente parece que el encaje blanco

ha simbolizado la belleza y pureza en éste clero (Hart y

Clavert, 2003 en Molina y Tirado, 2003). Al parecer, la blusa implica una identidad: es el imaginario femenino. La escuela intermedia fue la que al


53 parecer inició esta modalidad, usando en sus graduaciones no ropa formal, sino el uniforme con blusas elaboradas y costosas. El arte de hacer encajes y bordes con encaje es de origen diverso. Es un arte de Flandes, la región al norte de Bélgica, pero también es italiano, de España, Francia y Holanda. En un estudio sobre la puntilla en la blusa costureras de 56 y 58 años consideraron que el uso de estas blusas es algo histórico y moda francesa refiriéndose a las mismas como de caché (Molina y Tirado, 2003).

Es un remanente visible de épocas pasadas. Las blusas

blancas con puntilla representan: lo antiguo, lo femenino; lo delicado y elegante; parte de una serie de artefactos para la decoración y recuerdan el rol de esposa y el vestido de novia. La puntilla en la blusa es lo que las guirnaldas de escayola, mascarones, hierros forjados y maderas talladas son a las casas, ornamento.

Faltaría

adornarse con el francés.

La Iglesia del Pueblo de Guayama y Notre Dame de París Según la apreciación de Fuentes (2006), investigador universitario de la clase de francés, siguiendo la indicación que se diera en un diario sobre el parecido de Notre Dame de París con el de la Iglesia de Guayama, el parecido

es hecho deliberadamente a través del tiempo.

Se exponen a

continuación sus hallazgos e interpretaciones, luego de varias visitas que él


54 realizó a Guayama. Descubrió que en 1827 comenzó la construcción a cargo de don Francisco María Regordere y del Ingeniero Evaristo Chaunera.

La

bóveda primitiva de la nave central de la Iglesia comenzó a construirse de ladrillo. Un accidente ocurrido durante el almuerzo de los trabajadores al mediodía, ocasionó el colapso total de la misma, poco antes de su terminación. Esto ocasionó que en sustitución se realizara la construcción original en madera la cual duro muchos años, hasta que bajó el Gobierno de los Padres Redentoristas, en el año 1881 cuando la bóveda fue instalada. La Parroquia San Antonio de Padua en el pueblo de Guayama frecuentemente se ha distinguido por su imponente diseño Neorománico y por su gran parecido a la Catedral de Notre Dame de París, Francia.

Este

singular parecido es desconocido por la gran mayoría de los fieles que asisten a las misas en la Iglesia domingo tras domingo. La Catedral de Notre Dame, Iglesia consagrada a la Virgen María, ya que Notre Dame en español significa “Nuestra Señora,”se eleva sobre el terreno que ocupaba una antigua iglesia en la Ile de la Cité en el centro de París (Duby, 1983; Ponofsky, 1951; Durliat, 1983; Simpson 1982 en Fuentes, 2006). La fachada principal es una muestra del estilo clásico gótico Francés.

Su círculo central representa a la Virgen

con el Niño rodeada de los profetas. El segundo anillo representa a los 32 reyes del antiguo testamento, y el tercero los 32 sumos sacerdotes y patriarcas.

Esta catedral sufrió algunos daños durante la Revolución

Francesa. Los mismos fueron significativos hasta que Eugéne Emmanuel


55 Viollet-le-Duc (1814-1879), arquitecto y teórico francés, especialista en restauraciones de edificios medievales, la restauró por completo. Fue en esta catedral que para el 1804 Napoleón Bonaparte y la Emperatriz Josefina se hicieron coronar. Si se comparan los techos, la Catedral de Notre Dame tiene una bóveda ojival, mientras que en la Parroquia de San Antonio de Padua su techo tiene una bóveda de arista que a su vez es simplemente decorativa.

Notre Dame

es de una escala muchísimo mayor que San Antonio de Padua, ya que la altura de Notre Dame requiere un segundo nivel de columnas. El gran parecido comienza con la construcción de San Antonio de Padua en su fachada de doble torre. Por otra parte, la Iglesia de París posee tres tímpanos en su fachada principal adornados cada uno con distintas escenas y personajes bíblicos, mientras que San Antonio de Papua posee un pórtico clásico. Ambas tienen en común el Rosetón o vitral circular de la fachada. El vitral de Guayama, incorporado luego, fue creado para sustituir uno hecho anteriormente en madera, acentuando su gran influencia de la Catedral de Notre Dame. Se podría concluir que la incorporación del vitral de San Antonio de Padua evidencia la intención de acentuar el parecido que ya tenía anteriormente con La Catedral de Notre Dame.

Estos datos fueron

consultados con la profesora Carbonell (comunicación personal, 2006) quien considera que la apreciación de Fuentes tiene fundamento.


56

Los corsos una interpretación Los corsos en Puerto Rico constituyen un descubrimiento insólito para muchos de los participantes de este Proyecto. La impresión de que hay nacionalidades europeas marcadamente presentes dentro de la identidad puertorriqueña es sorprendente. Podría decirse que los corsos se han movido del tonel de vino al saco de café, de la uva al grano. Esta imagen, para explicar la inmigración corsa, pone de manifiesto un aspecto de la misma. En Puerto Rico su identidad transcurre como la manipulación de un saco de café. Diríase que llegaron con tonel y terminaron con sacos. Como dice Rafael Fuentes (entrevista por Nogueras, 2006) “como nosotros tomamos café, ellos toman una copita de vino como alimento,” refriéndose a la cultura del vino francesa comparándola con Puerto Rico.

El café en la Isla sustituyó la

cultura del vino. Es curioso que en Bélgica al café fuerte se le llama café

corso (Williame-Dekeulener, entrevista Molina, 2006). parecer los corsos en Puerto Rico

Es notable que al

se desenvolvían como franceses y en

Córcega como italianos (Ives Paul, comunicación personal, 2006). Esto dado un cierto resentimiento con Francia, que aún hoy se refleja en el 5% de la población que es independentista.

Francófilos y Francófonos Para los francófilos y francófonos entrevistados, Francia o lo afrancesado es algo para admirar y contemplar, sea parte o no de la cultura puertorriqueña.


57 Para Sylvia Álvarez Curbelo (entrevistada por Nogueras y José, niño investigador 2006) lo francés es “un lugar de buen gusto, de amor por el lenguaje

y de vida cultural admirable,” aunque reconoce que parte del

imaginario es la idea norteamericana de que Europa representa una cultura más elitista y Estados Unidos una más popular. Ella se sintió atraída por lo francés por su interés en la historia. franceses dan a la comida.

Reconoce la importancia que los

El gusto que ponen en la cocina: “a veces

diferentes a nosotros que nos comemos las cosas muy rápido y no le ponemos atención. Ellos tienden a ser más respetuosos con la comida y hablan de cómo se hacen las cosas, les gusta la calidad en lo que comen y a mí me entusiasma mucho.” Admira la belleza de París como ciudad hecha para caminar, cosa que no encuentra en el urbanismo de Puerto Rico. Flaner es un caminante de la ciudad y París es una ciudad a la que escritores, poetas y admiradores han dedicado sus caminatas y reflexiones: “París sobre todo la práctica de caminar la ciudad, de experimentar la ciudad, o sea, la ciudad como experiencia, es algo que se ha trabajado como objeto de estudio.” Considera que lo francés se cuela desapercibido en la cultura de la Isla y que no se enseña que nuestra cultura es como un encuentro de muchas cosas. Como dijo Verónica, niña investigadora: “somos tan ciegos de ver nuestro pasado que no sabemos ni de dónde venimos.” Pocos conocen que el Código Legal de Puerto Rico, aunque llegó vía España, es Napoleónico. Curbelo fue atraída de niña por lo francés


58 a partir del drama de la guerra y la ocupación alemana.

Piensa

afirmativamente que el concepto de patria, como el pueblo, está ejemplificado en la marsellesa: “la patria no es ninguna cosa que ande por los cielos, sino la gente común y corriente como todos…” Gilda Navarra, bailarina y teatrera (entrevistada por Nogueras y José, niño investigador, 2006) define lo francés como una cultura de “cosa de fineza que tienen en el arte.” Para Navarra no existe un componente francés dentro de nuestra cultura, a pesar de que ella misma introdujo en Puerto Rico el género teatral del mimo proveniente de las escuelas francesas de Decroux y Lecoq. Explica que Lecoq se formó en Italia y que la pantomima trasciende a Europa, “no es francés, ni es italiana; va mucho más allá.”

Para ella la

técnica que estableció en Puerto Rico es algo que nació y se desarrolló a partir de diferentes influencias, Martha,Graham., una escuela alemana de mimo, Lecoq, Decroux a lo que añadimos, el flamenco y el ballet. Gilda salió dos veces a estudiar, la primera como “niña blanquita rica” y la segunda con una beca. Cuenta que aprendió con los franceses que una pieza antigua si se restaura es menester que se vea que es restaurada, no que se vea nueva. Detrás de un pedazo de tela se tiene que ver su tradición. Para ella también el gusto por caminar por sitios antiguos es algo francés que conserva: “yo me paraba en las esquinas a mirar…hay que eslembarse ante tanta belleza.” El amor por la belleza se inculca de niños. “La cosa de la sopa por la noche eso es bien francés.” En la opinión de Navarra, el fenómeno de


59 los corsos reunidos como grupo afiliado por sus orígenes familiares no es distinto al de los cialeños ausentes. Para Rafael Fuentes, mimo puertorriqueño (entrevistado por Nogueras y José, niño investigador, 2006), egresado de L’École de Jacques Lecoq en París y quien fuera estudiante de Gilda Navarra, lo francés es “buen gusto. ’’ Para él no hay que ser rico para tener buen gusto. Él conserva de Francia, entre otras cosas, revistas de los años 1898 y 1999, en las que aparece la actriz Sarah Berhandt. Considera que los franceses son muy dados a cuidar sus patrimonios, al rigor, al aprecio por las obras de arte y por su historia. Recuerda cómo algunos jóvenes artistas visitaban a un pintor en Montmartre y éste, aunque pobre, ya que vivía en una cochera, mostraba sus obras de arte y preparaba unas riquísimas sopas. “…Podía ser una sopa de cebolla pero era riquísima, un poquito de queso, un poquito de sal y con aquél frío que hacía, imagínate… y muy buen gusto que tenía… ” El rigor francés relaciona con sus estudios con Gilda Navarra, primera puertorriqueña egresada de Lecoq. Para Fuentes, con Gilda fue que descubrió el rigor de la disciplina teatral. Fue Gilda quien lo recomendó para ir a estudiar a Lecoq. “…La influencia mayor fue Gilda Navarra, el buen teatro que aprendí a hacer con ella…” Rafael se quedó en París en el mismo hotel donde Gilda estuvo. Él estudió francés en la escuela y su papá, que trabaja en la línea Caribair, lo llevaba a Haití.


60 A la doctora Ana Luisa Dávila (entrevistada por Soto, 2006 y Obed, niño investigador, 2006) le atrajo el conocer París y a una cultura líder en muchas cosas. “…Cuando me fui a Francia entendía que quería conocer la cultura, aprender otra lengua. Además quería constatar el encanto que tiene Paris en la literatura por lo que había leído y visto. Estuve en Francia desde 1974 hasta el 1979…” Ella habla francés y conserva además de cosas de Francia, un mobiliario que perteneció a su familia de Bayamón. Muebles y objetos centenarios adornan su casa.

Ella considera lo francés como un

elemento no importante de la cultura Puertorriqueña hubo influencia gala en la literatura y

aunque reconoce que

en el sur de Puerto Rico.

Al

preguntársele si lo francés es un imaginario de aristocracia y del buen gusto respondió que, “hay cosas francesas de buen gusto y cosas que no son de buen gusto. Lo que pasa es que se conoce vulgarmente en Puerto Rico. Siempre se entiende que los franceses son aristócratas, pero hay muchos que no lo son. La gente asocia a Francia con los palacios, museos; pero Francia tiene muchas cosas que no tienen que ver con eso. Hay muchas otras cosas, hay mucho racismo, son muy racistas con todo lo que no es francés. Son muy nacionalistas.” Para la señora Ortiz; maestra de francés de la Escuela Bilingüe de Cidra, (entrevista por Torres y Obed, niño investigador, 2006) lo francés es “…romántico, llama la atención por sus palabras, es precioso todo lo francés, es bien único.” Desde pequeña le llamó la atención que su abuelo siempre


61 decía que era de Córcega. Para ella el siguiente evento ejemplifica lo útil de conocer otras lenguas: “De hecho hace unos días fui a un restaurante y había unas personas que hablaban francés y la mesera no los entendía porque no sabía ese idioma; entonces yo la ayudé sirviendo como intérprete y como cortesía por haberla ayudado en el restaurante, no tuve que pagar mi comida.”

Para Obed, ya sea…“una búsqueda de identidad, un llamado a

buscar nuestras raíces o simplemente un deseo de ser chic, la influencia francesa está presente en Puerto Rico. Nuestras caras seguirán identificando aquellas casas y cosas que así lo apoyen. Bon Jour, boricua despierta a lo francés,” dice Obed al comentar su entrevista (niños y niñas investigadores, 2006). Según una informante, entre las cosas que parecen permanecer en Puerto Rico en las familias con herencia francesa directa, se encuentra que a los franceses no les gusta despedirse, a lo que Ives Paul

añadió en su

momento que la palabra despedida no está en el francés, sin embargo, otra francófila

indica que los que más hacen despedidas y fiestas son los

franceses, a lo que hay que añadir que una amiga francesa de este investigador tampoco gusta de las despedidas. Marc Duranthon (entrevista por Cuadrado- Sherrill, 2006, Colón y por Angelys, Max y Verónica, niños y niñas investigadoras, 2006) describe lo francés como algo que no es macizo o monolítico, en Francia existe también la diversidad. Para él los corsos también son puertorriqueños pues, “cada


62 persona en sí mismo tiene varias identidades…” Una particularidad que parece ser muy francesa es el estar hasta cuatro horas alrededor de la comida conversando y comiendo. Una comida especial tiene varios platos. Caminar, como paseo, por largas horas, cuando se visita a alguien. Se sale también a pasear, no a ver televisión y aun como peregrinación es algo que es muy marcadamente francés y europeo. “Por ejemplo, yo me acuerdo que una cosa del domingo era ir a buscar champiñones…con mi papá, mi mamá con canastitas…. ” Monsieur Duranthon recalcó la importancia de conocer la historia y de conservar, hasta asociándose para ello, el patrimonio cultural edificado. Debe añadirse que en La Alianza Francesa de Puerto Rico existe una gran matrícula, alrededor de 300, que en su gran mayoría provienen de núcleos sociales con alto poder adquisitivo. Lolita Villanúa (entrevista por Cuadrado- Sherill y por Angelys, Max y Verónica, niños y niñas

investigadoras, 2006) describió lo francés

mencionando la comida, las salsas, los quesos, las artes, ópera, danza y las costumbres. Como un aparte hay que mencionar que Lolita es hija de un francés y una puertorriqueña. Su madre Ana Lydia Vega se crió en Arroyo. Es interesante el notar que una mujer de Arroyo termina hablando francés, estudiando en Francia y casándose con un francés también. Sus parientes viven en una casa criolla cerca del mar en la calle Morse de Arroyo (Molina y Tirado, 2003).


63 Lolita Villanúa enfatizó que no imaginamos a un francés negro, pero que la inmigración y las mezclas raciales hacen que lo francés sea “… de todos los colores…” El idioma francés varía de región a región…“por ejemplo el del sur es más explayaos.” Los franceses son más liberales, aunque los hay muy conservadores y prejuiciados. Han tenido gobiernos de izquierda y derecha,

pero

aman

y

conservan

su

historia.

Ella

se

considera

puertorriqueña, aunque nació en Aix en Provence. Desde que era niña su papá le hablaba en francés y su madre en español, creció con dos idiomas y con dos culturas. Sus padres escribieron un libro sobre la enseñanza del francés que ella considera una manera de criollizar pedagógicamente lo francés. Argumentó que tampoco “…todo el que es francés es tru tru ni fino…” Cree que es necesario aprender más idiomas, ya que: …“es cuestión de adentrarse a través del aprendizaje de un idioma en otra cultura…” Una característica, que al parecer es de influencia francesa, es la incomodidad por la música alta y los ruidos. Cuando está en grupos puede haber personas que no se han percatado de las molestias del ruido, cuando ya ella tiene dolor de cabeza. Para la Dra. Mayra Nadal (entrevistada por Delgado, 2006) lo Francés le atrae por la literatura, por la revolución francesa y por París. Los corsos también usan de modelo a Francia. Para ella, lo Francés no es parte de nuestra cultura, sino más bien de la cultura global.


64 La Dra Nydia Lucca (entrevistada por Delgado, 2006 y por Isaac y Amanda, Niños y niñas investigadores, 2006) explicó que lo francés es lo relacionado a Francia: vinos, las costumbres de la mesa y los nacidos en dicho país.

Admira la arquitectura francesa, el arte y el ambiente

cosmopolita.

Su bisabuelo, Joseph Lucca Mattei,

procedente de

llegó a Puerto Rico

Córcega en el 1821, se casó con una criolla de apellido

Ballester. Se establecieron en Guayanilla. Emigró por causa de las plagas en la agricultura y gracias a la apertura de España para el 1815. Fundó una Hacienda de azúcar y fue uno de los primeros alcaldes del pueblo. Con la fortuna que hizo mandó a hacer una casa en Córcega entre 1850 al 1860. La familia Lucca no se acostumbró a la vida en Córcega. De niña, sus padres le decían que ellos eran franceses, pero solo es en la adultez que se interesa por el tema. Considera que en Puerto Rico la r

arrastrada es de origen francés, además de ciertas empanadillas, solo que en Francia son horneadas. Todavía su familia guarda libros de su bisabuelo; entre ellos, los del naturalista Emile Zola, quien al parecer era muy apreciado en el Caribe. La Dra. Migdalia Barreto, entrevistada por Laura (niña investigadora, 2006) contestó al preguntársele: ¿Cómo define o describe lo francés?, que en Francia permanecen sus valores culturales definidos. Los franceses lograron una política comercial y una difusión cultural. A veces se crean estereotipos culturales. Desde el Caribe se imagina que, por ejemplo, la boina roja todo el


65 mundo la usa. Pero no es así. Elementos de lo francés son el savoir faire (saber hacer), el

espíritu cartesiano racional, esquemas específicos para

hacer los cosas, pan hecho artesanal, quesos, el pan que lo compran todos los días (en París hay muchas panaderías). Cuando Barreto era niña, vio en su Libro de Estudios Sociales vestidos con ropa de diferentes países y le impresionó el vestido a lo francés. En escuela superior, en un colegio en Santurce, le dan un curso de francés. En esta época tiene la oportunidad de viajar y al llegar a París quedó impresionada y emocionada al ver la Catedral de Notre Dame y prometió regresar, no como turista, sino a estudiar y a vivir. En Francia desarrolló un sentido de que no era francesa y sí de que era de Puerto Rico y del Caribe. En Puerto Rico la educación del francés ha evolucionado desde una visión afrancesada hasta otros países que hablan francés. A lo que se puede añadir que la educación se ha movido desde lo francés hasta la francofonía. Aún en la francofilia ha habido una criollización que en parte Barreto la atribuye a Ana Lydia Vega. Para los franceses es importante ser auto suficiente; por eso se evitan las despedidas y los sentimentalismos aún en los niños.

Los

franceses, sin embargo, lidian con la soledad. Ives Paul (entrevista por Angelys y Verónica, niñas investigadoras, 2006) describe como la característica esencial de un francés la insatisfacción permanente. Él vive en Puerto Rico hace muchos años, sus abuelos eran medio alemanes, pues las regiones de Alsacia y Lorena fueron en diferentes


66 tiempos francesas y alemanas. Su familia le visita y él visita a su madre de 94 años. El espíritu francés es algo insatisfecho y algo burlón. Son, además, racionalistas, ordenados, “la cosa lógica.” A manera de corroboración, este investigador recuerda que en L’ École Lecoq nunca nada era bueno, toda actuación era solo pas mal, en mis clases en la Universidad en ocasiones los estudiantes me señalan que nunca digo es bueno y ya. Para Ives Paul los que se han criollizado son los franceses que comen arroz y habichuelas (él se casó con una puertorriqueña). Considera que es necesario aprender francés por la ubicación caribeña de Puerto Rico.

En

parte, hay elementos de la cultura francesa en Puerto Rico: apellidos, nombres de tiendas y lugares: “…es bueno para el estudio tratar de detectar lo que pertenece a esa cultura, pero eso los puertorriqueños lo hicieron suyo….ha dejado de ser francés o español, ya es de aquí. … es como una melodía…no se puede sacar una nota sin dañarla.” Ives Paul hace un acercamiento objetivo a lo francés estableciendo que hay cosas francesas que son también feas. Explicó que la Tour Eiffel que tanto representa a Francia en su tiempo fue considerada fea y muchos deseaban destruirla. En este punto Angelys, niña investigadora, ha expresado que ella difiere y la considera muy linda. Verónica le preguntó su nombre completo, a lo que él contestó Ives Paul Courcelle, “en Francia las mujeres pierden hasta su nombre al casarse.”


67 Una familia de Belgas, bilingües (Williame-Dekeulener: francés y flamenco entrevistados y guiados al campo por Molina, 2006), corroboró en visita de campo que

en efecto Guayama y Arroyo son marcadamente

diferentes de San Juan y de Ponce. En algunas instancias mencionaron que hay techos puramente franceses, pero techos de la campiña francesa cuya forma permite deslizar la nieve. Se sorprendieron por el gusto puertorriqueño por las columnas y los cambios de función en los edificios. Un gesto que en su parecer tipifica a la cultura de Puerto Rico es el pelar. Prácticamente casi todas las frutas y vegetales se pelan. Es notable ver lo mucho que caminaron para conocer. Cuando a ellos se les visita, tienen por costumbre llevar a la visita de paseo por el campo sembrado, el bosque o a través de un antiguo camino romano. Estuvieron de acuerdo en que el francés es ornato. Para ellos a veces los franceses piensan que la única lengua es el francés. Por mucho tiempo en Bélgica los paisanos flamencos que no hablaban francés eran oprimidos por las clases altas que sí lo dominaban. Las elocuciones en francés parecen

ser menos directas y más ornadas y elaboradas que en

flamenco. De aquí podría extrapolarse, una vez más, que el francés y lo francés es elegante adorno dondequiera que se encuentre.

Interpretaciones de los investigadores En

las

reuniones

universitarios, escolares

que

se

realizaron

con

los

investigadores

y con los padres, se establecieron diferentes

interpretaciones de la presencia o ausencia de lo francés en Puerto Rico. La


68 siguiente historia escrita por Obed, niño investigador, describe qué parece ser lo francés. “Les voy a contar una historia que no es real, pero muy bien pudo haberlo sido. Doña Ana es una dama cívica del área metro. Decide cambiar los muebles de su comedor y acude a una mueblería muy concurrida en Puerto Rico: Le Von Furniture. El vendedor le muestra algunas de las piezas disponibles. Unas de Korea, otras de China, otras eran italianas; pero Doña Ana no se enamoró de ninguna.

Luego le enseña el último juego de

comedor llegado directamente desde Francia. El resplandor en los ojos de Ana era tanto que alumbraba los muebles que estaban frente a ella y aunque costaban ocho veces más que los coreanos, los compró.

La táctica del

vendedor no fue darle descuento, sino enfatizar en la procedencia de los mismos. “Fueron traídos directamente desde Francia”, fue suficiente argumento para convencer a Doña Ana. Y es que, como alguna vez dijo Vilma en un episodio de los Pica-piedras: “En Francia, las hormigas caminan con elegancia”. Para nosotros, todo lo que es francés tiene clase. Acaso el dueño de la mueblería no quería impartirle un toque de elegancia nombrándola Le

Von Furniture en lugar de Limón Furniture, nombre que hubiera sonado mucho más criollizado.” Añade que, “podríamos muy fácilmente argumentar que Casas vemos, patrimonio arquitectónico desconocemos y Cosas vemos, orígenes no sabemos” Los niños, por su parte, interpretaron que lo francés es: “cosas con muchos detalles, cosas de olas (haciendo referencia a la ornamentación con


69 elementos sinuosos, rocalla o florales), cosas antiguas, bien detallistas, por elegancia (queriendo decir que se usa el francés porque es algo que da elegancia); comprar cosas finas (denotando que el gusto por lo francés es el de adquirir lo fino), formas con

arcos y flores, caché y guille; no todo el

mundo puede coger francés, se interesaban más en mí al saber que estudio francés (los niños perciben que cuando alguien sabe que aprenden francés se interesan más en ellos, hay francés porque hay guille (lo del guille, u orgullo por saber francés, es un atributo de lo francés sobre el cual se insistió a lo largo de todo el Proyecto) y casas, verlas por elegancia (las casas elegantes parecen ser francesas). Un niño concluyó que lo francés que queda son las casas y “Cosas de ellas.” La maestra preocupada estableció que “en Puerto Rico se cree que todo viene de España. Una niña insistió en la ceguera que se tiene en Puerto Rico. No nos vemos y nos desconocemos. “Lo francés por el caché”, es una expresión coloquial que también se repitió en muchas reuniones. Caché es una voz francesa cuyo significado tiene que ver con elegancia. Un cachet era un sello real que tenían los documentos, también es renumeración de artista. De alguna manera comenzó o a ser sinónimo de prestigio o elegancia (Vicente, recuperado, 2006).

Se debatió

entre los participantes si el nombre Le Guillou, del ciudadano francés más influyente en el Vieques

del siglo XIX, origina la palabra guille.

Documentación sobre el tema no se encontró, pero cabría la posibilidad.


70 Guille es definido como aire de grandeza, de superioridad, ínfulas y vanidad (Morales y Vaquero, 2005). Sería interesante descubrir si así era Le Guillou. Ilusión

de

Francia

parece

ser

ilusión

de

aristocracia,

pero

no

necesariamente ilusión de libertad. Buscamos el imaginario francés, pero como investigador, tendría que confesar que en mí, lo francés, comenzó de niño como un juego imaginario de aristocracia. Entre otras cosas, los padres dijeron que: “lo francés da posición social, el francés es impuesto, es para tener un tercer idioma, se beneficia el que sabe francés, las etiquetas de productos tienen el idioma francés, estamos en lo último (al saber francés), nos da guille y caché (el francés), elegante y es bien poco lo que se habla en Puerto Rico, el que habla francés está en lo máximo.” Sobre la ilusión de aristocracia y clase que brinda lo francés argumentó la doctora Barreto (comunicación personal, 2006), en uno de los viajes al campo, que un puertorriqueño ilusionado con su nombre francés se fue a Francia a buscar su origen y regresó decepcionado de que su antepasado era solo un vendedor de hierro. Se descubrió que la expresión chambón, o zapato grande o bodrogo es realmente francés. Una foto de una zapatería en San Germán (tomada en 1988) que se llama Le chambón, no solo alude a esta clase de zapato, sino también al pueblo del mismo nombre en Francia

(Chambón, recuperado,

julio, 2006). Esta ciudad albergó a Hugonotes o protestantes franceses desde 1560. Durante la Segunda Guerra Mundial, el pastor Marc Troc y su esposa


71 protegieron, con la complicidad de todo el pueblo, a judíos. Muchos de ellos escaparon caminando por los Alpes. Los Troc terminaron en un campo de concentración nazi. En algunos países un chambón es alguien inútil; en Puerto Rico, zapato y también es el apelativo para una pieza de los arneses de los caballos. La zapatería podría aludir a alguna de estas acepciones. Si es francés y muestra presencia corsa o francesa en San Germán. Las investigadoras universitarias reconocieron lo francés como una cultura que busca el orden sistemático de las cosas; que los que tienen herencia francesa familiar son los que reconocen esta influencia en Puerto Rico; que la vida de los corsos va más allá de sus apellidos lustrosos; es en su estilo de vida, en su cultura, que la herencia francesa se está perdiendo; aunque queda oculta en las casas, los hierros, las ventanas y los techos. Relata Vanesa (Delgado, investigadora universitaria,

documento inédito,

2006) que: ‘’Cuando fuimos a repartir los folletos con la información que habíamos recolectado durante nuestra Investigación sobre la influencia francesa en Guayama y Arroyo, la mayoría las personas ni siquiera tenían la remota idea de que habían vivido franceses o corsos en dichos municipios,” (p.6). Para la profesora Caraballo (Caraballo, 2006)

su

curso de

Administración de Documentos se convirtió, al participar del proyecto, “en un eslabón del servicio a la comunidad. Para este fin, los estudiantes aplican los conocimientos estudiados a lo largo del semestre académico a la organización


72 y contenido de las gavetas del Archivo Imaginario y el Archivo de Tela. Estos archivos consisten de fotos, entrevistas, arte, grabado, construcción, “collage,” entre otros. Colaboraron en la transcripción de entrevistas hechas por los Investigadores

a

los

francófilos.

Aquí

es

demostrada

la

educación

interdisciplinaria, estudiantes del Programa de Tecnología y Administración de Oficina con estudiantes de un curso de Arte y uno de Francés”( p_ ). Al cierre de la investigación se halló que a Juncos

se le llama mi

pequeña Francia o pequeño Paris (Wanda Pabellón, comunicación personal, 2006). La Señora Pabellón explica que su familia tiene como tradición el contar que realmente su nombre era

pavilion o papillon.

Según un

comerciante del pueblo entrevistado esto se debe a que en Juncos vivieron muchos franceses, entre ellos los Dumont, y a que un músico quería escribir sobre Juncos y alguien le sugirió que la vida bohemia y cosmopolita de Juncos era como en Francia (Hno. Andrés Algarín, comunicación personal ,2006). Ahí quedó la pieza musical que se canta popularmente. Juncos mi querido París probablemente hereda la tradición musical que iniciara Rafael Hernández con Oui Madame. París parece ser un apelativo nominal para reconocer la grandeza provinciana

(París y Francia han sido Guayama,

Arroyo, Ponce y ahora Juncos). Llamar a algo lo francés es folclor puertorriqueño.


73

Conclusiones Todas las fotos, objetos, dibujos, libretas y este texto, son un gran mosaico que ilustra un proceso sincretista; el Caribe es un mosaico de islas y culturas representado en la ciudad caribeña. Lo criollo

tiene elementos

multiculturales. La región parisina de Guayama y Arroyo representa un imaginario culto y elitista hallado, perdido y negado. ¿Por qué no romantizar sobre esa región? Después de todo, en algún lugar deberíamos soñar con lo exótico y precioso. Algún lugar de Puerto Rico debería permitirnos escapar de la banalidad pragmática y del folclor fácil. ¿Por qué soñar con Florencia, Venecia, Madrid, París y Viena cuando también podríamos soñar como los puertorriqueños ya las soñaron? El sueño de Europa quedó como un pedacito de encaje sobre la llanura “salitrosa.” Como nación, lo hemos ensayado todo a una escala doméstica para ver si hallamos lo que realmente somos. Tal vez somos todo eso y nada de eso. Tal vez sí lo fuimos y ya no lo somos; y está ahí registrado en calles

y construcciones. Aunque tal vez muchos de los

investigadores no pertenezcan a la clase social que aspiraba a la elegancia del francés y construyó muchas de las casas estudiadas, éstas son el registro de cómo artistas interpretaron las formas sofisticadas de la puertorriqueñidad y las hicieron madera y concreto. Es en esos significantes ocultos en las estructuras que yace su valor. Podría argumentarse que solo son la cultura de una clase, pero muchos que han crecido o nacido en otros grupos sociales


74 han apreciado lo mismo. Los explayaos nos hemos eslembao ante el caché. Finalmente, luego de esta caminata, se puede concluir que: lo francés es fineza, refinamiento, “caché,” gusto por lo antiguo, el "guille," lo "chic," lo fino, lo elegante, lo culto, la moda y lo "guillú". No todo lo francés imaginado como refinado y hermoso, necesariamente lo es. No todo lo francés es tru tru, ni fino Parte del imaginario es la idea norteamericana de que Europa representa una cultura más elitista y Estados Unidos una más popular. Se tiende a imaginar que lo francés es aristocrático. No hay que ser rico para tener buen gusto La herencia francesa se va perdiendo o transformando. La proximidad de las islas francófonas hace que lo francés sea parte de la cultura puertorriqueña. Hay herencia francesa en Guayama y Arroyo. En las escuelas no se habla mucho de Francia. La atracción por París es una constante. Experimentar la ciudad caminando es francés y también es europeo. Hay que recobrar el pararse a mirar y “eslembarse” ante tanta belleza. Los retratos en este proyecto son la evidencia de que nos “eslembamos” ante la belleza guardada en las calles de Guayama y Arroyo. En Guayama y Arroyo subsisten como elementos afrancesados: techos mansardos, ventanas en los techos o buhardillas, almohadillado en las


75 esquinas de los edificios, techos paralelos a la calle, muy altos y con una gran inclinación, hierros forjados que recuerdan la Luisiana francesa, confusión entre si los elementos son franceses o españoles, como en Nueva Orleans y construcciones de estilo neoclásico. La influencia antillana está presente con elementos holandeses, franceses e ingleses. Napoleón Bonaparte y Josefina Beauharnais eran ambos isleños, uno de Córcega y

la otra de Martinica.

Se les podría denominar los

migrantes imperiales. La historia de ambos pueblos registran una gran inmigración de extranjeros, entre ellos, muchos franceses en el siglo XIX. La evidencia en la memoria colectiva de algunos y en las tumbas, denota presencia francesa y extranjera. Hay quien desprecia explícitamente su ascendencia francesa. En París y en nuestros pequeños parises, que son Guayama y Arroyo, hay encaje de hilo, de yeso, de madera, de hierro, de piedra y de lenguas que cumplen una misma y única función: el ser ornamento. Al parecer, el francés en la boca es como el encaje, un ornamento. Nos apropiamos de la lengua francesa para adornarnos. La cultura del café es como la cultura del vino. Los corsos pueden describirse como del tonel de vino al saco de café, de la uva al grano.


76 En Bélgica se le llama al café fuerte café corso. Hay identidades familiares que se están construyendo por encima de las identidades nacionales, ejemplificado por los que se consideran a sí mismos primeramente corsos. Los corsos andan negociando su identidad entre Francia e Italia, como los puertorriqueños andamos conociendo la nuestra. El fenómeno de los corsos reunidos como grupo afiliado por sus orígenes familiares no es distinto al de los cialeños ausentes. La comida siempre es un valor cultural o cultural core value. Un recuerdo vívido de los

francófilos es la gastronomía francesa que

aunque en ocasiones sea simple, está repleta de buen gusto.

Los

franceses toman su tiempo para comer y para apreciar lo que comen. En Puerto Rico subsiste entre algunos admiradores de Francia, el gusto por los dulces, el no despedirse, el pan y las flores en la mesa. Los no franceses idealizamos más la cultura francesa. Para algunos, el francés es accesorio y para otros, es puerta a una cultura. Buscando lo francés hemos encontrado lo criollo; lo criollo es mezcla y convergencias. Somos una versión híbrida del occidente y esa mezcla es hermosísima.


77 La educación sobre lo francés en Puerto rico se ha movido desde lo francés hasta la francofonía. Aún en la francofilia ha habido una criollización que en parte se le atribuye a Ana Lydia Vega. Cuando se dice patria, se alude a Francia que desarrolló fuertemente este concepto. En el proceso del Proyecto, reiteradas veces se ha corregido el que los participantes imaginaron que todo lo que vieron era francés. Para algunos, no necesariamente el francés es un componente de nuestra identidad; todo depende de las circunstancias individuales y familiares y de cómo cada cual se imagina ante su contexto particular. Paris y Francia parecen ser apelativos nominales para reconocer la grandeza provinciana en Puerto Rico cuando ha existido presencia francesa (Paris y Francia han sido Guayama, Arroyo, Ponce y ahora Juncos). Llamar a algo francés es folclor puertorriqueño. La región completa de Guayama y Arroyo era como una minúscula región parisina; tanto por el gusto, como por la idiosincrasia y procedencia de muchos de sus habitantes y por la ilusión e imaginación de sus visitantes. Finalmente, como dijera Ives Paul (2006), “es bueno para el Estudio tratar de detectar lo que pertenece a esa cultura (la francesa), pero eso los puertorriqueños lo hicieron suyo….ha dejado de ser francés o español ya es de aquí.… es como una melodía…no se puede sacar una nota sin dañarla.”


78

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83

Apéndices Universidad de Puerto rico en Cayey Instituto de Estudios Interdisciplinarios Decanato de asuntos Académicos Hoja de Consentimiento informado para participantes de las entrevistas del proyecto: Caras, Casas y Cosas lo francés perdido , hallado, imaginado o negado

Descubriendo lo francés en francés en el Caribe: Guayama y Arroyo

Descripción: Es una investigación sobre la presencia de la cultura francesa en Puerto Rico.Le invitamos a participar en este proyecto de investigación, creación y servicio dirigido por el Dr. Ricardo Molina y el Prof. Alexis Tirado y mentoreado por los recursos del Instituto. El propósito es descubrir que opinan los participantes sobre la herencia francesa en Puerto Rico y si han identificado algún legado francés. Las notas tomadas durante las entrevistas y en algunos casos las grabaciones y las fotos, todo previamente notificado por llamada telefónica u otro medio, será para uso exclusivo del proyecto y serán divulgados en una exposición y harán parte de un texto.

Francófilos: Como previamente se les notificó en algunos casos dentro de lo posible se grabará. Se divulgará su nombre y se tomará una foto para una exposición. El participar en el proyecto le tomará aproximadamente una hora o dos en el momento del encuentro. Riesgos y beneficios: El proyecto no conlleva riesgo alguno, excepto el divulgar aspectos de la infancia donde la persona entrevistada se relacionó positivamente con lo francés. El beneficio es honrar a los que aman y reconocen lo francés y contribuir a la enseñanza de la Historia de Puerto Rico y a la del francés. Se desearía su presencia en la apertura de la exposición donde se presentarán los hallazgos. Derechos: Si ha leído este documento y ha decidido participar debe entender que su participación es voluntaria y que usted tiene el derecho de abstenerse y retirarse en cualquier momento. Tiene derecho a recibir copia de este documento .Dudas, o preguntas: Dr. Ricardo Molina Castrillón 787-263-7351, o al Instituto 787-738-2161 ext. 2615,2616, Nombre del participante_______________________________________________ Habiendo leído y dialogado, consiento conforme y firmo _________________________________________________

Fecha-----------Nombres de los investigadores ______________________________________________ ________________________________________________________________________ Firmas _________________________________________fecha -----------


84 Universidad de Puerto rico en Cayey Instituto de Estudios Interdisciplinarios Decanato de Asuntos Académicos Hoja de Consentimiento informado para participantes de las entrevistas del proyecto: Caras, Casas y Cosas lo francés perdido , hallado, imaginado o negado

Descubriendo lo francés en francés en el Caribe: Guayama y Arroyo

Descripción: Es una investigación sobre la presencia de la cultura francesa en Puerto Rico. Le invitamos a participar en este proyecto de investigación, creación y servicio dirigido por el Dr. Ricardo Molina y el Prof. Alexis Tirado y mentoreado por los recursos del Instituto. El propósito es descubrir que opinan los participantes sobre la herencia francesa en Puerto Rico y si han identificado algún legado francés. Las notas tomadas durante las entrevistas y en algunos casos las fotos, será para uso exclusivo del proyecto y serán divulgados en una exposición y harán parte de un texto.

Participantes incidentales: se guardarán las notas usando discreción y confidencialidad. El participar en el proyecto le tomará aproximadamente una hora en el momento del encuentro.

Riesgos y beneficios: El proyecto no conlleva riesgo alguno, excepto el divulgar aspectos de la infancia donde la persona entrevistada se relacionó positivamente con lo francés. El beneficio es honrar a los que aman y reconocen lo francés y contribuir a la enseñanza de la Historia de Puerto Rico y a la del francés. Se desearía su presencia en la apertura de la exposición donde se presentarán los hallazgos. Derechos: Si ha leído este documento y ha decidido participar debe entender que su participación es voluntaria y que usted tiene el derecho de abstenerse y retirarse en cualquier momento. Tiene derecho a recibir copia de este documento. Dudas, o preguntas: Dr. Ricardo Molina Castrillón 787-263-7351, o al Instituto 787738-2161 ext. 2615,2616, Nombre del participante_______________________________________________ Habiendo leído y dialogado, consiento conforme y firmo _________________________________________________ Autorizo a fotografiarme sí____no___

Fecha-----------Nombres de los investigadores ______________________________________________ ________________________________________________________________________ Firmas _________________________________________fecha -----------


85 Universidad de Puerto rico en Cayey

Instituto de Estudios Interdisciplinarios Decanato de asuntos Académicos Para los padres de estudiantes investigadores menores de edad

Hoja de Consentimiento informado para autorizar a un menor a participar como investigador en el proyecto:

Caras, Casas y Cosas lo francés perdido , hallado, imaginado o negado

Descubriendo lo francés en francés en el Caribe: Guayama y Arroyo

Descripción: Es una investigación sobre la presencia de la cultura francesa en Puerto Rico. Le invitamos a participar en este proyecto de investigación, creación y servicio dirigido por el Dr. Ricardo Molina y el Prof. Alexis Tirado y mentoreado por los recursos del Instituto. El propósito es descubrir que se opina sobre la herencia francesa en Puerto Rico y se identifica algún legado francés. Los estudiantes entrevistarán a francófilos y contactos incidentales siempre acompañados de sus padres. Tomarán fotos y dibujarán. Al final harán obras de arte. Sus escritos serán divulgados. Riesgos y beneficios: El proyecto no conlleva riesgo alguno para el estudiante

menor de edad y contribuirá a su proceso de aprendizaje y servicio comunitario. El padre o encargado siempre acompañará al niño, asumiendo el pleno ejercicio de su rol. Derechos: Si ha leído este documento y ha decidido autorizar al estudiante a participar debe entender que su participación es voluntaria y que tiene el derecho de abstenerse y retirarse en cualquier momento. Tiene derecho a recibir copia de este documento.

Dudas, o preguntas: Dr. Ricardo Molina Castrillón 787-263-7351, o al Instituto 787738-2161 ext. 2615,2616, Nombre del participante_______________________________________________ Nombre del padre o encargado: ________________________________________ Habiendo leído y dialogado, consiento conforme y firmo _________________________________________________

Fecha------------


86

Universidad de Puerto Rico en Cayey INICIATIVA INTERDISCIPLINARIA

Proyecto de Investigación, Creación y Servicio

CARAS, CASAS Y COSAS Lo francés perdido, hallado, imaginado o negado Descubriendo lo francés en francés en el Caribe Guayama y Arroyo Una investigación etnográfica de memoria y conciencia colectiva

Sherry “Sheryll” Elaine Cuadrado Oyola


87

La cultura contemporánea es una cultura híbrida, globalizada, en lo cual lo tradicional y lo moderno no sólo coexisten, sino que se cruzan y entremezclan. Carlos Pabón

Los conceptos de globalización, transnacionalismo, hibridación, hasta la misma “identidad nacional”, han sido el foco de estudio de distintos sociólogos e historiadores contemporáneos. Los argumentos que emergen de la indagación de éstos conceptos, han creado muchos debates y confusiones sobre el verdadero significado de los mismos y de las distintas repercusiones que emergen a través de los tiempos.

Estos temas aplicados a las

comunidades migrantes son de vital interés para mis planes futuros relacionados a estudios graduados y posibles vías de investigación. Conciente de que el proyecto Caras, Casas y Cosas me proveería conocimiento adicional sobre mis ideas e intereses académicos, deseé participar.

Ya estando familiarizada con los objetivos del proyecto y los

distintos procesos que se estarían realizando a través del semestre, como el de la investigación etnográfica que se llevaría a cabo, terminé por convencerme de la importancia de mi participación. Esto sumado a la experiencia de ser estudiante de la clase de francés y el gusto que estaba desarrollando por el orden sistemático, que es a mi juicio un atributo de la cultura francesa.


88 El proyecto Caras, Casas y Cosas buscó encontrar y descubrir la herencia francesa 1 en el Puerto Rico de hoy y de ayer. Estuvimos trabajando con la herencia familiar, el patrimonio edificado y cualquier otra expresión histórica que apuntara a nuestro foco de investigación. Estas indagaciones se llevaron a cabo en los pueblos de Guayama y Arroyo mediante investigadores universitarios de la Universidad de Puerto Rico en Cayey, niños investigadores participantes de la Escuela Bilingüe de Cidra, padres y profesores. En las primeras excursiones a los pueblos escogidos para la investigación se estuvo observando los distintos elementos arquitectónicos que podrían provenir de influencias francesas para entonces captarlos en el lente fotográfico que después sería parte de la documentación creada a través de todo el proyecto. Uno de los elementos que más me llamó la atención fueron las ventanas de las casas y edificaciones de los pueblos de Guayama y Arroyo. Para el proyecto artístico me llamó la atención la creación de una ventana que incluyera los elementos básicos de influencia francesa. La profesora Barreto me ayudó mediante la descripción de ventanas en Francia. Busqué muchas imágenes de modelos en París, distintas ciudades francesas, el “French Quarter” de Louisiana y la observación de los modelos en Guayama y Arroyo.

No fue una búsqueda muy elaborada ya que no se

contaba con el tiempo suficiente pero encontré algunos elementos básicos en

1

Al hablar de herencia francesa se estará refiriendo a la herencia que tenemos directamente de Francia pero por otro lado y me atrevo a decir más marcada, la herencia que viene de la inmigración corsa a Puerto Rico.


89 común que las distintas representaciones de las ventanas en los diversos lugares compartían. Un estudiante de la Universidad estuvo colaborando con mi aportación artística desarrollando el modelo a utilizarse tomando como ejemplo los elementos que se encontraron. Para entender los modelos de aculturación francesa en Puerto Rico es menester entender cómo se dieron los procesos de inmigración francesa y corsa en Puerto Rico. 2 Como bien el arquitecto Ortíz mencionó, Puerto Rico tiene influencias francesas tanto directas como indirectas.

La influencia

indirecta la tenemos de Estados Unidos mediante New Orleans y las influencias directas vienen de España que por mucho tiempo pensó que lo francés era significado de refinamiento y por supuesto por los inmigrantes franceses y corsos que llegaron a nuestra isla. En el siglo XVII los franceses se establecieron en una región del nuevo mundo al que llamaron Nueva Francia y Louisianna fue el nombre dado a un distrito administrativo de Francia. Cuando se da la Guerra de los Siete años entre Inglaterra y las colonias americanas contra Francia, muchos de los franceses se establecieron en el área del Caribe, Cuba, La Española y Puerto Rico.

Estas islas eran parte del imperio español que protegieron a los

franceses de su enemigo inglés. En 1697 España le cede el oeste de la isla de La Española a Francia y los franceses la llamaron Saint Dominigue que después se renombró Haití. Muchos de los franceses que se establecieron en 2

Distingo inmigración francesa y corsa debido a que aunque ambas comparten algunas razones y motivos de inmigración, la inmigración corsa representó un elemento crucial para la cultura puertorriqueña especialmente en el sur de la Isla.


90 Haití se dedicaron al cultivo del azúcar y utilizaron esclavos de África para trabajar. Años más tarde en 1789 estalla la Revolución Francesa. Partiendo de las ideas del pensamiento intelectual que emerge en Francia para el siglo XVII conocido como La Ilustración o El Siglo de las luces más otras razones como lo son: el descontento de la monarquía absolutista de Luis XVI, el auge de la burguesía como clase económica privilegiada y el descontento con el sistema feudal; la Revolución fue el agente pionero de muchas guerras revolucionarias que se extendieron hasta muy adentrado el siglo XIX a través de todo el mundo. Las consecuencias ya se estaban sintiendo en América en el Saint Dominigue francés. Los esclavos de Haití crecieron en número y pronto eran más que los mismos blancos. En 1791 los esclavos hicieron un ejército organizado por Toussaint Louverture y se rebelaron contra los franceses desatando lo que se conoce como La Revolución Haitiana, que fue de mucha importancia para Puerto Rico y el Caribe. En 1803 los esclavos ganaron la última batalla y en 1804 se fundó la República de Haití. Muchas personas emigraron a distintos lugares, Puerto Rico siendo uno de los lugares preferidos

para

establecerse.

Los

emigrados

haitianos

se

radicaron

mayormente en el oeste de la isla en ciudades como Mayagüez, Cabo Rojo y Añasco. Otros encontraron en municipios como Guayama, Ponce y Naguabo lugares donde asentarse. Los emigrados franceses ayudaron en la industria azucarera en Puerto Rico, otros se dedicaron al cultivo de café y muchos


91 ejercieron otras profesiones. Se dice que uno de estos emigrados de Haití introdujo la imprenta en Puerto Rico en el año 1806. 3 Las guerras revolucionarias de 1848, la Guerra Franco-prusiana en 1870 y el advenimiento de la Segunda Revolución Industrial en 1871 que llevo a muchos agricultores a emigrar a las grandes ciudades en busca de una mejor vida, fueron distintos sucesos que estaban ocurriendo en Francia y Europa durante el siglo XIX desatándose un movimiento migratorio europeo a distintas tierras del Nuevo Mundo. Muchos de estos inmigrantes se acogieron a la Real Cédula de Gracias expedida en agosto de 1815 4 por España y cientos de franceses se mueven a Puerto Rico para establecer sus asentamientos. Debido a que Córcega es un territorio de Francia 5 , las razones de inmigración son muy parecidas. Córcega está ubicada en el oeste de Italia y en el sur-este de Francia, la isla de Puerto Rico es muy parecida a Córcega y esto resultó en un gran incentivo para los corsos empezar una nueva vida. Cientos de corsos emigraron a Puerto Rico para el 1850, y se establecieron primordialmente en las áreas montañosas de la isla como Yauco, Guánica, Guayanilla, entre otros.

Mary Frances Gallart en la narrativa que hace

3

Scarano Francisco A. (1993). Puerto Rico: Cinco Siglos de Historia. MacGraw-Hill Interamericana, S. A. Impreso en Colombia 4 Documento que tenía como propósito principal el fomento del comercio, la industria y la agricultura de la Isla, también permitía el paso de colonos extranjeros a la Isla Silvestrini, Luque de Sánchez. (1992). Historia de Puerto Rico: Trayectoria de un pueblo. Ediciones Cultural Panamericana, Inc. Impreso en España 5 Córcega perteneció a Genova hasta 1768 cuando fue cedida a Francia para pago de una deuda


92 sobre un corso en Puerto Rico, nos provee un amplio escenario de las razones por las cuales muchísimos corsos llegaron a nuestra isla: “aumento poblacional de la década de los 1850, la crisis económica tras la escasez de cereales en 1830, inestabilidad política de la revolución de 1848, desarrollo de compañías de transportación marítima, la renuencia de los jóvenes al servicio militar obligatorio, tensiones sociales de la época de Napoleón III, y la imposición de la lengua francesa en un pueblo que tradicionalmente hablaban italiano.

Emigraron

solteros, campesinos pobres para la década de 1850”

mayormente

jóvenes,

6

Todas estas razones fueron las que empujaron y motivaron a los corsos a llegar aquí a Puerto Rico tomando a su vez nuestra isla como punto de partida a Puerto Rico para llegar a otros lugares del Caribe y América Latina.

7

Existen distintos modelos de aculturación francesa que se acogen aquí en Puerto Rico como resultado de todos los acontecimientos descritos anteriormente. La conferencia de la Dra. Álvarez Curbelo y su ensayo “La Divina Francia: Puerto Rico y los modelos de civilización francesa (18671918)” sirvieron de fuentes para entender la experiencia de modernidad aquí en Puerto Rico siguiendo los modelos de la Francia del Siglo XIX y su capital París.

6

Frances Gallart, “Epistolario de un corso en la isla: Pedro Santos Vivoni Battitini” Ilusión de Francia Serie Dédalo I UPR. San Juan de Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico 7 Información recopilada de la presentación del libro “Te pienso en el puerto” Elisa Arraiz Lucca


93 Después de la caída del imperio español, Francia se convirtió en el modelo a seguir no solo en Puerto Rico sino en el Caribe y Latino América. El siglo XIX para Francia constituyó un periodo muy importante en el ámbito político, social, cultural y económico. Se establece el papel del Estado en la ordenación de los territorios, el industrialismo y el carbón esta en todo su apogeo, e invenciones como la maquina de vapor y las grandes manufacturas textiles y ferrocarrileras. Ya adentrado el siglo XIX se logran varias leyes importantes como son la institución de la escuela primaria gratuita, la reglamentación del trabajo femenino e infantil y la libertad de prensa. Para el tiempo del Segundo Imperio, París sigue el “Rayonnement” 8 como su imagen de misión y a través de esto se genera un mito moderno de gusto y superioridad intelectual.

Este concepto se viene formulando desde los

tiempos de la Revolución Francesa seguidos con la era de Napoleón I y sus ideales de expansión. No es hasta la instauración del Segundo Imperio con Napoleón III cuando París experimenta la más radical transformación urbanística y de infraestructura llevada a cabo por el Barón Haussmann. Se construyeron bulevares, se mejoraron las estaciones de ferrocarriles; es el tiempo de los pasajes y panoramas, de las edificaciones de hierro, las exposiciones, galerías y las largas series de calles. Este modelo del Paris del siglo XIX fue tomado por distintas ciudades y países. Por ejemplo Buenos 8

Se evoca desde el siglo 18: “Francia debe contribuir al bienestar material y espiritual del mundo mediante la luz de su cultura, de su civilización, de su arte de vivir y de los valores asociados a la modernidad” Rudorff, The myth of france, New York: Coward-McCann, Inc, 1970. Previamente citado en Álvarez Curbelo, “La Divina Francia: Puerto Rico y los modelos de civilización francesa (1867-1918) p.p. 10-33” Ilusión de Francia Serie Dédalo I UPR. San Juan de Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico


94 Aires fue renovada para el siglo XIX con el modelo del París del Segundo Imperio; algunas construcciones de los teatros de distintas capitales hispanoamericanas fueron inspiradas por la ópera de París y continuamente llegaban y se aprobaban las compañías parisinas. Alejandro Tapia y Rivera en su libro “Mis memorias” recuerda la llegada de una costurera francesa a San Juan y cómo el buen gusto se fue definiendo en la ciudad; y en México, Bogotá y Buenos Aires el modelo francés sirvió para llenar el vacío que dejó España. 9 En Puerto Rico todo esto vino acompañado con la experiencia de modernidad de la época. En las exposiciones mundiales Baldorioty de Castro produce en París para el 1867 un documento que pauta el compromiso liberal puertorriqueño con la modernidad. Comenta sobre lo mucho que los puertorriqueños tenían que aprender sobre los franceses, estableció que no se debía coger los modelos de ellos sino más bien tomar lo mejor de la cultura y adaptarlo a la nuestra. En la Isla se leía Víctor Hugo y Alexander Dumas, para el 1887 a Ponce se le conocía como el París de Puerto Rico 10 y muchas de las compañías del campo de la medicina provenían de Francia. El gran pintor Francisco Oller viajó a París y estuvo compartiendo con grandes pintores impresionistas franceses y las ideas políticas de Luis Muñoz Rivera quién a su vez tuvo un tutor francés y utilizó el pseudónimo Monsier Rivier, son basadas en el liberalismo de la 9

Álvarez Curbelo, “La Divina Francia: Puerto Rico y los modelos de civilización francesa (1867-1918) p.p. 10-33” Ilusión de Francia Serie Dédalo I UPR. San Juan de Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico 10 Ver Nota # 25 en Álvarez Curbelo, “La Divina Francia: Puerto Rico y los modelos de civilización francesa (1867-1918) p.p. 10-33” Ilusión de Francia Serie Dédalo I UPR. San Juan de Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico


95 Revolución Francesa.

Otros hombres ilustres de Puerto Rico tienen su

conexión con la modernidad francesa como lo son Ramón Emeterio Betánces que contaba con el apoyo de los intelectuales franceses para con sus ideales 11 y José T. Silva que fue

financiero y consignatario de la Compañía

Transatlántica Francesa para Puerto Rico, Haití y Republica Dominicana. 12 Como es preciso señalar a pesar de que Puerto Rico tenía a Francia como su modelo a seguir no se descartaron las expresiones negativas sobre ésta cultura. Luis Bonafaux 13 escribe crónicas sobre la inmoralidad de la cultura ya entrando el siglo XX en periódicos puertorriqueños, no obstante presentando también la admiración de Francia a raíz de la Revolución Francesa: “ Francia ha sido y es todavía, un pueblo hermosamente quijotesco…” 14 Aún así cuando estalla la Primera Guerra Mundial la mayoría de la opinión pública respalda a Francia y voluntarios franceses van a apoyar la causa francesa junto con los soldados franceses y corsos que llaman para la guerra. Muchos otros campos e industrias en Puerto Rico tienen influencias o gusto francés como La red ferrocarilera, la industria del café y el azúcar, la cosmética y la gran moda.

11 12

13

Ej: Víctor Hugo Álvarez Curbelo, “La Divina Francia: Puerto Rico y los modelos de civilización francesa (1867-1918) p.p. 10-33” Ilusión de Francia Serie Dédalo I UPR. San Juan de Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico

Periodista e intelectual francés. Fundó y colaboró en varios periódicos en Puerto Rico, España, Francia y otros lugares. 14 Luis Bonafoux Quintero. (1913). Francesas y franceses. París: Librería Paul Ollendorff. Previamente citado en Álvarez Curbelo, “La Divina Francia: Puerto Rico y los modelos de civilización francesa (18671918) p.p. 10-33” Ilusión de Francia Serie Dédalo I UPR. San Juan de Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico


96

En el Caribe se puede ver claramente como los agentes fundadores de las antillas francesas y sucesos ocurridos en las mismas se trasladan a nuestra Isla.

Por ejemplo, un padre dominico francés se establece en

Martinica y allí inventa el sistema para la producción de azúcar conocido como el tren jamaiquino, sistema que se utilizó en Puerto Rico. 15 También en

1718 un capitán francés introduce el café a Martinica y se mueve el

cultivo a Santo Domingo, Cuba y Puerto Rico.

16

Estas formas de aculturación francesa no se quedaron plasmadas en la cultura solamente, sino que también afectaron y dirigieron el diseño arquitectónico en Puerto Rico por muchos años durante finales del siglo XIX y principios del XX. Llama mucho la atención el argumento de una cita de la sección de arquitectura de la Enciclopedia Puertorriqueña: “Las instituciones que rigen los destinos de los pueblos inspiran con frecuencia la construcción de importantes obras de arquitectura” 17 En la Enciclopedia se exponen algunos ejemplos de arquitectura civil construidos para satisfacer las necesidades políticas, educativas, culturales y de salud de los ciudadanos puertorriqueños durante los siglos XIX y XX. La invasión norteamericana de 1898 produjo muchos cambios significativos en Puerto Rico y el modo de

15

Scarano Francisco A. (1993). Puerto Rico: Cinco Siglos de Historia. MacGraw-Hill Interamericana, S. A. Impreso en Colombia 16 Fernández Eugenio. (1983). Los franceses en el Caribe y otros ensayos de historia y antropología. San Juan, Puerto Rico. Ediciones “ El Cemí” 17 Enciclopedia Puertorriqueña Siglo XXI. Caribe Grolier, inc. Puerto Rico. Edición 2000. Volumen I.


97 construcción de la época de finales del siglo XIX y principios del siglo XX se vio afectado significativamente. Con la llegada del nuevo régimen colonial también llegan muchas ideologías arquitectónicas que arremataban con el ingenio y la capacidad de producir de los ingenieros y arquitectos que se encontraban en la isla. Para combatir esto, se creó en 1904 una Sociedad de Ingenieros que establecían leyes para la protección de ellos en contra de la nueva administración. Uno de los más importantes fue Rafael del Valle Zeno que presenta su álbum en 1918 con sus obras arquitectónicas, tales como el Hospital de Auxilio Mutuo, el Hospital de Medicina en Santurce y el Casino de Puerto Rico que muestran un gusto por los elementos franceses. Empezando desde su familia se pueden trazar los lazos de Del Valle Zeno con Francia, su papá se va a París, y los estudios de Del Valle Zeno fueron en la Universidad Central de Caracas donde el sistema educativo era el estilo francés y la educación de ingeniería y arquitectura estaba influenciada por la École Polythechnique y la École des Beaux Arts en París. Esta Sociedad de Ingenieros adoptó los modelos del renacimiento francés para la construcción. El Renacimiento francés adoptó la arquitectura de los antiguos clásicos representando lo útil, lo bello y lo seguro en la sociedad francesa.

Elementos como la monumentalidad, la simetría,

axialidad y las proporciones; el cuerpo central con pabellones, columnas


98 geminadas, la decoración y los techos mansardos son característicos de este estilo. 18 Con la construcción del Colegio Sagrado Corazón se producía la ruta que ellos seguirían como una arquitectura representativa de su capacidad intelectual, profesionalismo e identidad nacional. Muchos fueron los contratos que los ingenieros y arquitectos ganaron pero perdieron también, este es el caso de el proyecto del capitolio donde participaron distintos arquitectos españoles, cubanos, canadienses, y la gran mayoría norteamericanos.

El

jurado lo iba a presidir tres norteamericanos, cosa que no agradó a la Sociedad de Ingenieros. Del Valle Zeno presentó su propuesta, un edificio con claros elementos de la arquitectura francesa como los pabellones laterales, la decoración de las ventanas, techos mansardos y la facilitación de la ventilación e iluminación con tragaluces y buhardillas. En Puerto Rico se apoyaba este tipo de arquitectura ya que se comparaba el renacimiento francés de distribución libre y armónico con la ilusión del pueblo de Puerto Rico acabado de salir del régimen español y con esperanzas de libertad y progreso.

El

estilo

correspondía

al

pensamiento

de

la

época.

Desgraciadamente no ganó el contrato. El Hospital de Medicina y el Auxilio Mutuo fueron otras grandes obras que se construyeron bajo la firma de la Sociedad y contienen los elementos del renacimiento francés. 18

Vivoni Farage, “Lo francés en nuestra arquitectura: legitimidad y dignidad profesional en Puerto Rico (1900-1908)” Ilusión de Francia Serie Dédalo I UPR. San Juan de Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico


99

El arquitecto Enrique Vivoni orientó sobre los elementos franceses que se deberían buscar en las casas de Guayama y Arroyo, tales como los balcones curvos, las escaleras a dos lados, las buhardillas, las columnas finas, los techos mansardos, las esquinas almohadilladas y el cuerpo central con pabellones simétricos laterales, arcos de triunfo, filigranas y adornos o las guirnaldas. Igualmente el arquitecto Juan Ortíz Colom en su recorrido por los pueblos de Guayama y Arroyo nos ayudó identificando algunos elementos de clara influencia francesa y europea. Una antigua casa comercial en el pueblo de Guayama está construida al estilo románico francés, los áticos altos de las casas provienen de influencia franco-antillana y a su vez se ve la utilidad de los mismos ya que apuntan al sistema francés de arrastramiento diagonal. También estos plafones altos eran construidos de esta manera por el clima tan caluroso de la isla. Otro elemento que señala el modelo de arquitectura útil y no tan solo bella son la parte superior de las ventanas que promueven la iluminación de las casas. Colom constantemente mencionaba y se refería a muchos elementos arquitectónicos de las casas de Guayama y Arroyo como de influencia europea, mostrando así que en las edificaciones se puede apreciar un sincretismo palpante existente en Puerto Rico. En el artículo “The Essence of Puerto Rican Historic Arquitecture” Colom a modo de introducción habla sobre las distintas afluencias tanto europeas como isleñas, de emigrantes


100 africanos y regionalismos sincréticos que se observan en los distintos edificios históricos en Puerto Rico.

19

Con el marco teórico a la mano se estuvo preparando para enfrentarse al campo de trabajo para así poder confirmar y descubrir todo lo que habíamos aprendido e investigado sobre la herencia francesa en Puerto Rico. En las excursiones que se estuvieron realizando a los pueblos de Guayama y Arroyo para observar e identificar el patrimonio edificado y poder conversar con distintas personas de los pueblos, se logró recopilar mucha información que fue de gran relevancia. En las primeras salidas, con la información que Vivoni nos transmitió, se encontró algunos de los elementos arquitectónicos del renacimiento francés. Encontramos esquinas almohadilladas en distintas edificaciones como en las iglesias de ambos pueblos. Las columnas finas y los techos mansardos también fueron elementos latentes en la arquitectura de los pueblos y por supuesto las ventanas. Algunas de las casas de Guayama y Arroyo tienen en los techos las famosas buhardillas y muchas de las ventanas eran al estilo “shutter” estilo de ventanas parisinas y encontradas también en la Louisianna francesa. Encontré ventanas salientes, ventanas con verjas de adorno, sencillas y con cristales. En mi libreta de notas de campo se pueden apreciar las distintas ventanas tanto parisinas, en los pueblos de Guayama y

“Puerto Rico’s historic buildings take on multiple and varied personalities to an extent unreconized by even Puerto Ricans preservationists themselves. Especially downplayed is the influx of African emigrants, non-Spanish European nationalities, specific regional syncretisms, and even forms and spatial solutions adapted from the smaller islands to the east and southeast” Colom Ortíz, “The Essence of Puerto Rican Historic Architecture” Publicación en línea, 6 de junio de 2005, <patrimonio y sociedad.blogspot.com>

19


101 Arroyo y del French Quarter en Lousianna. El arquitecto Ortíz apuntó los distintos elementos que son de clara influencia europea: inglesa, francesa, española y muchas influencias más fusionadas en la arquitectura hasta el punto de la posible confusión. La experiencia de tratar de captar lo que era afrancesado y distinguirlo de lo que tenía otro tipo de influencia resultó un tanto retante. En la presentación del libro “Te pienso en el puerto” se pudo percibir que los corsos viviendo aquí en Puerto Rico se consideran corsos viviendo en Puerto Rico y no puertorriqueños de herencia corsa.

Uno de ellos al ser

apuntado como francófilo, corrigió y comentó que él era corsófilo.

Ésto

presentando el “conflicto de identidad” que pueden tener estos inmigrantes corsos por el constante proceso de identificación tal vez no de su persona más bien agentes exteriores. Un comentario que hizo el Profesor Paul sobre el constante debate de la identidad de los corsos que relució en algunas de las reuniones del proyecto, fue que los corsos cuando llegan a Puerto Rico construyen a lo francés y en su isla construyen con las influencias italianas. ¿Qué razones tienen ellos de hacer esto? La desconocemos en su totalidad. En una de las salidas se estuvo hablando incidentalmente con un descendiente francés que expresó su desdén con la cultura y las cosas francesas. Con él se puede ver las dos caras de la moneda y pienso que sea cuales fueran las razones por la cual se siente así, la experiencia contribuye a otro punto de conversación que emergió en algunas discusiones especialmente


102 en las entrevistas: la idealización de las culturas europeas. Si bien pudimos ver la apreciación de los entrevistados por la cultura francesa, los mismos fueron muy claros en orientarnos sobre la no-idealización de la cultura. Se estuvo entrevistando a distintos profesores, intelectuales, directores artísticos, profesionales de la educación, todos francófilos, amantes de la cultura francesa. La información se registró a través de grabadoras y toma de notas. La trascripción de las entrevistas fue llevada a cabo por distintos estudiantes universitarios de la clase de TAOF: Sistemas de oficinas, y por los mismos investigadores universitarios. Se creó una tabla donde se podía dividir la información recopilada en cuatro categorías: francés hallado, perdido, imaginario y negado; y por último se estuvo analizando el contenido de las entrevistas para recopilación de datos y generar conversaciones entre los investigadores y profesores participantes del proyecto. Algunos de los temas discutidos y que sirvieron de base para nuestra información fue el cuestionamiento del concepto de patria proveniente de Francia, lo francés como parte de nuestra cultura e identidad puertorriqueña y las cosas francesas como signo de refinamiento y belleza. Nuestro equipo de trabajo entrevistó tres personas y básicamente todas estuvieron de acuerdo en muchas de las postulaciones; como el tiempo sagrado de reuniones familiares y el comer como ritual, la importancia del francés como idioma tanto a nivel elemental, superior e universitario y la conservación del patrimonio edificado como importante señalamiento de la historia de un pueblo. Así también hubo


103 discrepancias en otros temas, mientras unos apoyaban el concepto de patria como algo francés otros lo negaban afirmando que es un concepto creado al unísono en varios países y cuando se afirmaba el elemento francés como parte íntegra de la cultura puertorriqueña otro lo negaba pero no restándole importancia a la magnífica herencia cultural y familiar que existe en Puerto Rico. De las excelentes conversaciones que se dieron con los francófilos se puede interpretar que el amor y la admiración por la cultura francesa proviene de distintos factores: la herencia familiar, el arte, la cultura, la forma de vida, las tradiciones y el lenguaje, entre otros. La importancia del idioma más que ser el francés como tal, resulta ser importante y significativo ya que el estudio de cualquier lengua enriquece la vida de cualquier individuo académica, personal y profesionalmente. Igualmente provee una oportunidad de adentrarse a otra cultura intercalando aprendizaje del idioma con la historia y cultura del país. La cuestión de identidad

se ve de diversas

maneras: si la persona se siente o no francesa, si hay conocimiento, desconocimiento, interés o repulsión hacia la historia de la herencia francesa aquí en Puerto Rico y qué noción se tiene del significado de la puertorriqueñidad.

También queda claro que aunque en algún tiempo

Francia se tuvo como modelo a seguir en la Isla 20 idealizar la cultura o cualquier otra cultura europea, latino-americana u oriental puede resultar como agente decisivo en el gusto y apreciación de la misma. 20

Ver páginas 10-13


104

Uno de los objetivos del proyecto es proveer conciencia a los pueblos de que sí existen caras, cosas y casas de influencia francesa y a su vez poder correr la voz para que sea un elemento de continuo orgullo y conocimiento a través de los tiempos. En la última salida se pudo encontrar tantas personas que no tenían la menor idea de que en su pueblo existían descendientes directos de franceses y personas que hasta conocían el parecido del pueblo de Guayama con ciudades europeas. El proyecto Caras, Cosas y Casas fue de gran importancia tanto como para los estudiantes y profesores universitarios como para los niños investigadores. Trabajar con ellos fue una de las mejores experiencias de éste proyecto, ver el grado de inteligencia que tienen estos niños en su corta edad y poder aprender de ellos. La dinámica del grupo fue excelente y creamos nuevas amistades a través de todo el semestre. Las ideas que poseíamos al principio de la investigación fueron moldeadas y hasta cierto punto reemplazadas por otras que se adquirieron a través de todos los procesos investigativos. El proyecto fue más allá de los objetivos que inicialmente estaban pautados, infinidad de temas, dilemas y conflictos se discutieron, claro está no más a fondo debido a que estuvimos creando más de cuatro (4) focos de investigación con todas sus procesos y prerrogativas. Uno de estos fue la identidad nacional, tema que me interesa muchísimo por los constantes


105 debates que se han dado por el mismo. Si los corsos son franceses o italianos, si esto tiene alguna similitud con el caso de Puerto Rico, ¿que idioma resulta más atractivo para los estudiantes el inglés o el francés? Si es el francés y no el inglés, tendrá esto que ver con estar el inglés constantemente identificado con la metrópoli o es cuestión de gusto? ¿Qué pasa con las comunidades migrantes transnacionales y dónde encajan en el discurso de la identidad nacional?

Cuestionamientos como éstos son los que salen de una

investigación como ésta. Y qué tiene que ver todo esto con la investigación de Caras, Cosas, y Casas, precisamente el hecho de que muchas influencias francesas y corsas llegaron a través de inmigrantes. Que ellos mismos tienen su propia historia, sus propios “issues”, sus constantes debates.

Como dice

Pabón en su libro Nación Postmortem: “la identidad nunca se constituye de manera plena y absoluta” 21 , pero aun así no se le pueden restar la importancia que tienen estos estudios que se están llevando a cabo y que seguirán. Es por esto que estoy muy satisfecha con mi participación en el proyecto ya que ha añadido cuestionamientos, postulaciones, ideas y mucho más a mis intereses de investigación. Investigaciones como éstas abren paso el enriquecimiento académico de los universitarios y especialmente de los niños investigadores. No se puede dejar sin mencionar la importancia que este proyecto puede tener en el constante mito de la visión tridimensional de la cultura puertorriqueña: taíno, español y africano o indio, blanco y negro, como sea 21

Pabón Carlos. (2003). La Nación Postmortem. San Juan, Puerto Rico. Ediciones Callejón


106 que se presenten las categorías. Y con esto no hago ninguna afirmación o negación al respecto de sí lo francés es o no parte de nuestra cultura. Pero no hay que dejarlo ahí, si es muy cierto que se pudo estudiar la herencia francesa en la Isla se puede abrir paso a otras influencias que se ven latentes en la cultura puertorriqueña y que pudieran añadir valor a los estudios que se están dando sobre el rompimiento y desmantelamiento de la historia tradicional como la conocemos hoy.


107

Referencias Benjamín Walter. (1972). Iluminaciones II. Madrid. Taurus Ediciones, S. A. Impreso en España. Colom

Ortíz, “The Essence of Puerto Rican Historic Architecture” Publicación en línea, 6 de junio de 2005, <patrimonio y sociedad.blogspot.com>

Diplomatie. “1870-1914: la Francia republicana, crisis y consolidación”. Publicación en línea. <http://www.diplomatie.gouv.fr/es/articleimprim.php3?id_article=21> Diplomatie. “El legado de la Revolución y el Imperio” Publicación en línea. <http://www.diplomatie.gouv.fr/es/article-imprim.php3?id_article=21> Enciclopedia Puertorriqueña Siglo XXI. Caribe Grolier, inc. Puerto Rico. Edición 2000. Volumen I. Fernández Eugenio. (1983). Los franceses en el Caribe y otros ensayos de historia y antropología. San Juan, Puerto Rico. Ediciones “El Cemí” Pabón Carlos. (2003). La Nación Postmortem. San Juan, Puerto Rico. Ediciones Callejón Rigau, J. (1992). Puerto Rico 1900 Turn of the Century Architecture in the Hispanic Caribbean 1890-1930. New York: Rizzoli Scarano Francisco A. (1993). Puerto Rico: Cinco Siglos de Historia. MacGrawHill Interamericana, S. A. Impreso en Colombia Silvestrini, Luque de Sánchez. (1992). Historia de Puerto Rico: Trayectoria de un pueblo. Ediciones Cultural Panamericana, Inc. Impreso en España


108 Vivoni Farage, Álvarez Curbelo. (1997). Ilusión de Francia Serie Dédalo I UPR. San Juan de Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico Wikipedia, “Corsican immigration to Puerto Rico”. Publicación en línea. <http://en.wikipedia.org/wiki/Corsican_immigration_to_Puerto_Rico> Wikipedia, “French immigration to Puerto Rico”. Publicación en línea. <http://en.wikipedia.org/wiki/French_immigration_to_Puerto_Rico>


109

FRANCIA Y PUERTO RICO: ¿UN ENCUENTRO EN LA GUERRA? Por Maricelis Nogueras Colón

Allons, soldats, votre jour de gloire est arrivé! – Francisco Serrano “El Álbum de Guayama”, 1918

“La guerra actual unirá a los hombres de todos los pueblos y todas las razas contra el crimen de la matanza legal.” Así lee el elucidario epígrafe del “Álbum de Guayama,” en evidente alusión a las crónicas de la Primera Guerra Mundial, incipientes en el Puerto Rico de 1918. El afán antológico de Luis Felipe Dessus, autor guayamés de dicho texto, no solamente desembocó en la recopilación y organización de imágenes y obras literarias inspiradas en el acopio cultural del Guayama de principios del siglo XX. Este texto –sin precedentes en la historiografía guayamés de las más recientes épocas, según lo confirma el investigador Jalil Sued Badillo 22 – muestra además las páginas de otro encuentro histórico entre Francia y Puerto Rico. Un encuentro, que como se confirmará en las siguientes notas, dista de ser novel. A pesar de sus valoraciones bastante maniqueístas e irónicamente burguesas, el “Álbum de Guayama” sirve para poner en perspectiva cómo un segmento particular de puertorriqueños justificó y reprodujo la idealización 22

1983) 8.

Jalil Sued Badillo, Guayama: Notas para su Historia (San Juan de Puerto Rico: n.p.,


110 de “lo francés” durante el pasado siglo. El autor del referido documento fue miembro del llamado grupo de los “Four Minutes Men”, sociedad de oradores creada en Puerto Rico con motivo de la Primera Guerra Mundial para hablar por turno todas las noches en los teatros y cines de la isla 23 . El discurso anexionista de estos oradores legitimaba la causa del enfrentamiento de “la noble Francia, la poderosa Inglaterra y la gloriosa nación Americana” contra el “tigre teutón” de Alemania. El “Álbum de Guayama” sirvió precisamente para alentar los ánimos de los soldados puertorriqueños recién integrados a dicho conflicto. En efecto, así dicta el preludio del documento: Aquí va un jirón de Guayama, para que nuestros soldados, ya en los campos de instrucción y de concentración, como en los campos de batalla, tengan un recuerdo cariñoso de la ciudad que honran, sirviéndole con las armas en la mano, a la causa de la civilización. Despedimos a nuestros muchachos de Guayama y los alentamos, para que la historia al ocuparse de la tierra criolla que da combatientes, como da flores y frutos, ponga en lo más alto el nombre de esta raza

23

Luis Felipe Dessus, El Álbum de Guayama (San Juan de Puerto Rico: Cantero Fernandez, 1918) 197.


111 tropical que honraron e inmortalizaron siempre los poetas con sus liras y los valientes con su espada 24 . De los miles de jóvenes puertorriqueños que fueron transportados a diversos complejos industriales y campos de entrenamiento –con motivo de la intervención de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial en 1917 y de la consecuente cesión de la ciudadanía americana a los puertorriqueños mediante la ratificación de la Ley Jones – Guayama cumplió con una considerable cuota de soldados. Así lo confirma Dessus, con orgullo evidente. Guayama ha aportado al movimiento libertador del mundo, 219 soldados y 21 oficiales, en el primer llamamiento. En el segundo, aportará 422 soldados, y los cadetes que reciban comisión: actualmente, tiene en el tercer “Training Camp” un escogido número de jóvenes de todas las razas y posiciones 25 . En aquel momento el aparente incondicionalismo de Puerto Rico hacia Estados Unidos se debió en gran medida a la admiración que localmente se expresaba por Francia. Fue por esta razón que José C. Cebollero, guayamés que también escribió sus notas en el álbum de Dessus, dijo lo siguiente al referirse a la bandera estadounidense.

24 25

Dessus 4. Dessus 214.


112 Esa es la bandera que debemos amar de todo corazón; que debemos saludar con respeto; que debemos defender con honor; bandera que redimirá a la heroica Bélgica y a la noble Francia; la que hará del mundo un sitio decente y seguro para vivir. A diferencia de lo que podríamos pensar, éste no era un discurso adoptado exclusivamente entre “blancos y anexionistas” –categorías siempre complicadas. Antonio Lebrón Gómez, líder socialista de ascendencia negra, se expresó de manera análoga. Francia, por la cual nuestros soldados van a dar sus vidas y su sangre. Francia, que en estos momentos es perseguida por los lobos prusianos y austriacos, que nuestros soldados cazarán con sus certeros disparos de nuestros rifles; Francia a quien yo amo como mi segunda Patria, ella que me ha alimentado con la savia de sus grandes pensadores, ella que ha brindado lumbre a todas las mentes, que es la cuna de la historia; cuna de los evangelistas de la edad revolucionaria, que proclamó los derechos del hombre y que no ha terminado aún; allí donde nació entre relámpagos y truenos y se escribió el código


113 del proletario que son los derechos del hombre y suprema ley para todos los desheredados de la fortuna; irán nuestros hermanos

vistiendo kaki

honroso del soldado y unido a los descendientes de los puritanos, a cumplir con el más grande de los deberes y revestido del más alto de los honores; cual es la defensa de la bandera nacional, para defender con el fuego de sus estrellas las más grande de las capitales de Europa y la más alta cumbre del mundo (París) 26 . Tanta admiración por Francia debía responder a múltiples razones históricas. Mucho antes de la era Carolingia, en el siglo VIII d.C., la ascendencia francesa prometía ser paradigmática en el devenir de las emergentes naciones europeas 27 .

Siglos más tarde, Francia confirmó su

carácter de potencia y de metrópolis mediante su integración a la empresa colonial en América y África, empresa siempre impregnada de un intenso “olor a pólvora” 28 . Su protagonismo eventual en las artes, la ciencia y la Filosofía, antes y después de la era de la Ilustración, le hizo merecer aplausos, incluso desde las estancias aristocráticas del Nuevo Mundo. ¡Qué 26

Dessus 88-89. Ida Appendini y Silvio Zavala, “El Imperio de Carlomagno y el Advenimiento del Sacro Imperio Romanogermánico,” Historia Universal: Antigüedad y Edad Media (México: Editorial Porrua, 1970) 264-275. 28 Silvia Álvarez Curbelo, “La Divina Francia: Puerto Rico y los modelos de civilización francesa (1867-1918),” Ilusión de Francia: arquitectura y afrancesamiento en Puerto Rico, ed. Enrique Vivoni Farage y Silvia Álvarez Curbelo (San Juan de Puerto Rico: Serie Dédalo 1, 1997) 14. 27


114 mejor suceso que la Revolución Francesa para detonar ante el mundo la majestuosidad de una “sociedad de vanguardia”! ¡Qué mejor imagen que la plasmada por Delacroix en La libertad guiando al pueblo (La liberté guidant

le peuple) para representar las añoranzas sociales y políticas de una era de efervescencia y expectativa mundial! Estos sucesos históricos sirvieron de paso para legitimar a nivel global la lucha armada como factor efectivo de cambio. Se vio entonces implícita una noción constante: la valoración de la guerra como leitmotiv de conquista y de expansión de influencias esencialmente políticas y económicas. No hay porqué desmentir que en efecto la guerra se ha impuesto frecuentemente como “lugar de encuentros y desencuentros” entre las sociedades humanas. Para bien o para mal, esta realidad continúa definiendo en gran medida las dinámicas interculturales a nivel internacional. Durante la era decimonónica Francia, ya consumada como potencia, debió trascender múltiples enfrentamientos internos y externos, pero su influencia político-cultural continuó en boga. Con el auge de los movimientos de independencia en América, se observó el afrancesamiento de las nuevas instituciones jurídicas y constitucionales y de otras vertientes como la arquitectura y el urbanismo 29 . cambios en su estatus colonial,

Puerto Rico, a pesar de no experimentar también se sumó a los admiradores de

Francia. 29

“Cuadro general de la Historia de América durante el siglo XIX,”América en el Siglo XIX: selección de lecturas ed. Arturo Santana (San Juan de Puerto Rico: Editorial Cordillera, 1983) 45.; Álvarez 11.


115 La quema y saqueo de San Germán en 1528 y 1538 comprendió nuestro primer contacto con dicha nación. Desde el principio la guerra fue el factor determinante de nuestro encuentro con Francia. En Europa predominaba entonces la pugna entre Carlos V (Carlos I de España) y el monarca francés Francisco I, viejos rivales. Cada vez que recrudecía el conflicto europeo las colonias españolas pagaban la cuenta enfrentándose a los inclementes corsarios franceses 30 . En adelante, sería una osadía dar por hecho que ningún otro francés llegó a las aguas de Puerto Rico. Al entrevistar a varios francófilos/as para fines de este estudio tropezamos con el revelador testimonio de Gilda Navarra, reconocida actriz y bailarina puertorriqueña de ascendencia francesa. [A] mi abuelo o mi tatarabuelo –no sé cuántas generaciones son – nosotros le decíamos “el pirata” porque tenía una goleta. La goleta se llamaba

L’espiègle. Él estaba anclado en la bahía de San Juan cuando la invasión de los holandeses aquí. Fue para esa época. La cosa es que él ofreció sus servicios, su barco, su goleta, para defender la bahía de los holandeses. Su apellido era D’aubon, de “aguas buenas”, traducido al español. Entonces 30

Fernando Picó, Historia General de Puerto Rico 7ma Edición (Río Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 2000) 53, 82.; Francisco A. Scarano, Puerto Rico: cinco siglos de historia (México: McGRAW-HILL Interamericana Editores, 1993) 199-200.


116 él pasó esa batalla, ganaron los españoles, los franceses se tuvieron que ir y él se quedó en Puerto Rico y se casó con una puertorriqueña... En el libro de Historia de Puerto Rico de Miller hay un retrato de él. Fueron a vivir a Aguadilla, porque ella era de Aguadilla, y aquí estoy yo.

Son ocho o diez

generaciones las que han pasado… 31 En efecto, Navarra se refiere al ataque holandés de Balduino Enrico (Boudewijn Hendriksz) a la isleta de San Juan en 1625 32 . Ello sugiere que la inmigración francesa ya había comenzado a dejarse sentir de alguna manera en el Puerto Rico del siglo XVII, probablemente como producto de las dinámicas de contrabando, entonces muy vigentes como mecanismo de subsistencia económica en la isla. Décadas más tarde, la caída política de los Hasburgos desató la Reforma Borbónica, que marcó el inicio de una nueva relación con Francia. Nuevamente, el punto de arranque fue un conflicto bélico en Europa: la Guerra de Sucesión Española (1700-1713) 33 . De entrada al siglo XIX, el movimiento de independencia en Haití (1804) provocó la inmigración de refugiados dominicanos y franceses a Puerto Rico por las vías portuarias de Mayagüez y Aguadilla 34 . Muchos de los refugiados franceses, ya experimentados en la industria del café o el azúcar,

31

Gilda Navarra, Entrevista personal, 4 de marzo de 2006. Picó 90; Scarano 235. 33 Scarano 270. 34 Picó 144-145. 32


117 establecieron sus propias haciendas en Puerto Rico, especialmente en el área oeste. Una vez más el enfrentamiento armado dictó la pauta y nos predispuso a ineludibles enlaces interculturales. Para la misma época, Europa a penas cerraba el capítulo de las guerras napoleónicas, lo que incidió en un creciente ánimo de emigración. En aras de la fortuna muchos veteranos decidían buscar suerte en América. Entre tanto, existía una gran crisis económica en Puerto Rico a raíz de las complicaciones de gobierno en España con el regreso de Fernando VII al poder y con la derogación de la Constitución de 1812. Por el momento España sólo había adoptado algunas tácticas para ampliar el alcance comercial, tales como la Cédula de 1778, que permitía la entrada de técnicos franceses a la isla. Resultó entonces imprescindible una nueva estrategia económica: la instauración de la Real Cédula de Gracia (1815) 35 . Con ella se abrió la puerta a miles de inmigrantes franceses, ingleses, escoceses, irlandeses, daneses, alemanes, italianos, eslavos, portugueses, malteses, suizos y holandeses 36 , que se concentraron particularmente en el sur de Puerto Rico. Al trasladarse a la isla, estos se beneficiaron de las entonces intensas industrias del café y el azúcar. A tales efectos, el historiador Fernando Picó comenta lo siguiente: La inmigración europea no española sólo fue responsable

de

una

porción

de

incremento

poblacional puertorriqueño en el siglo 19. Quizás se 35

Francisco García Boyrié, Arroyo: notas para su Historia (San Juan de Puerto Rico: n.p., 1985) 15.; Picó 132; Scarano 383-384. 36 Picó 146.


118 ha exagerado un poco su impacto en la economía y en la cultura del país. Por un periodo relativamente corto, esta oleada de inmigrantes retuvo cierta hegemonía en los negocios y en la producción azucarera

en

algunas

ciudades

del

sur,

especialmente Ponce, Guayama y Arroyo 37 . Sigue siendo debatible si la influencia económica y cultural de las comunidades de inmigrantes fue significativa a nivel nacional durante la era decimonónica. Lo que es un hecho es que las relaciones interculturales que pudieron propiciarse continúan mereciendo estudio siempre que abonan a identificar concretamente un legado histórico.

En el caso de Guayama y

Arroyo ha sido preciso recurrir al estudio etnográfico 38 .

Para atender la

influencia francesa en ambos municipios antes es preciso advertir que Guayama fue fundado como pueblo en 1763 y en su jurisdicción se incluía Arroyo como barrio, cuya zona portuaria era esencial en la zona sur 39 . No fue hasta el 25 de diciembre de 1855, que Arroyo se reconoció como municipio independiente. Sólo temporalmente, entre los años de 1902 a 1905, volvió a ser un barrio guayamés 40 . Por lo tanto, el devenir histórico-cultural de ambos

37

Picó 148. El presente ensayo alude principalmente a las dinámicas de afrancesamiento en Guayama y Arroyo, puesto que son los pueblos enfocados en la investigación matriz de este estudio: “Caras, Casas y Cosas: lo francés perdido, hallado o imaginado en Guayama y Arroyo (Una investigación etnográfica de memoria y conciencia colectiva)” del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la Universidad de Puerto Rico en Cayey. 39 García 15. 40 “Información del Municipio de Arroyo,” Folleto del Departamento de Turismo de Arroyo (Arroyo, Puerto Rico: N.p.: n.p., n.d.). 38


119 municipios ha sido muy paralelo. Según apunta Cayetano Coll y Toste, existía una mayoría de inmigrantes franceses en estas zonas para finales del siglo XIX. Con el último censo español de 1897 tenía Guayama y su jurisdicción 12.934 habitantes; de los cuales 1 era americano, 1 dominicano, 3 holandeses, 4 venezolanos, 5 canarios, 5 cubanos, 12 asiáticos, 14 africanos, 18 ingleses, 19 italianos, 20 daneses, 34 mayorquines, 95 franceses, 276 peninsulares, y el resto puertorriqueños 41 . Por otra parte, Estela Cifre de Loubriel confirma en su estudio “Extranjeros Residentes en Puerto Rico en el Siglo XIX”, que había en Arroyo cincuenta y cuatro (54) franceses que constituían una mayoría entre dinamarqueses, suecos, ingleses, italianos, holandeses, suizos y curazoleños. Es importante destacar que entre los franceses mencionados muchos pudieron haber venido de Córcega. En L’Emigration Corse à Porto Rico, la investigadora Marie-Jeanne Casablanca explora las razones de la llegada de los corsos a la isla. Entre ellas se subrayan la inestabilidad política a raíz de la Revolución del 1848 en Francia, la renuencia de los jóvenes al servicio militar obligatorio, las tensiones sociales provocadas por el dominio de Napoleón III y la resistencia de los corsos italohablantes a la imposición de la

41

Dessus 18.


120 lengua francesa. Éstas y otras presiones, ambientadas siempre con el ruido de cañones, motivaron a más de 1250 corsos –mayormente jóvenes, varones, solteros y campesinos pobres – a llegar a los pueblos de Mayagüez, Ponce, Guayama, Yauco, Patillas y San Germán para mediados del siglo XIX 42 . Poco a poco la inmigración francesa trajo consigo modas y costumbres que finalmente se criollizaron. De esta manera lo francés comenzó a definirse como sinónimo de modernidad, calidad y adelantos científicos y artísticos. Por lo tanto, no resultaba extraño que las familias de mayor influencia enviaran a sus hijos a estudiar a Francia o que procuraran adquirir memorabilia de origen francés ya que ello representaba superioridad cultural. No sorprende entonces que de cara al siglo XX Francia se haya presentado al mundo como cuna de la modernidad.

El Centenario de la

Revolución de 1789 sirvió de coyuntura para que la joven república celebrara un proyecto clave: la Exposición Universal de 1889, fecha en la que también se terminó la construcción de la Torre Eiffel como monumento conmemorativo de este gran espectáculo mundial. Pocas veces se comenta que este gran evento también fue producto de la guerra, ya que era interés de Francia volver a ocupar su rango dentro de las grandes potencias, luego de la humillante derrota frente a Alemania en la guerra de 1870 43 . El evento fue

42

Mary Frances Gallart, “Epistolario de un corso en la Isla: Pedro Santos Vivoni Battistini,” Ilusión de Francia: arquitectura y afrancesamiento en Puerto Rico ed. Enrique Vivoni Farage y Silvia Álvarez Curbelo (San Juan de Puerto Rico: Serie Dédalo 1, 1997) 95-96. 43 Bertrant Lemoine, La fantástica historia de la Torre Eiffel (Rennes, Francia: Éditions Ouest-France, 1998) 3.


121 majestuoso y el mismo Ramón Baldorioty de Castro, que allí estuvo presente, manifestó su admiración. Tanta y tan grande variedad, animada por la expresión peculiar de tantas fisonomías diferentes, hacen de este recinto prodigioso un verdadero reflejo del mundo, y el lugar más a propósito quizás para estudiar los sentimientos, las ideas, el carácter y las preocupaciones de la humanidad 44 . Como Baldorioty, otras figuras importantes dentro de la clase intelectual del país vieron también en Francia la más tangible experiencia de “modernidad” y el más alentador modelo en la causa emancipadora, que frecuentemente ocupaba a nuestros emigrantes antillanos 45 . Según explica la investigadora Silvia Álvarez Curbelo, las exposiciones mundiales, el liberalismo, el espectáculo y la guerra sirvieron de coyuntura para el afrancesamiento en Puerto Rico 46 . Fue así que la bandera francesa nos sedujo, enarbolada en la simbólica guerra por la conquista cultural del mundo. Al terminar este recuento de nuestro encuentro con Francia se ha evidenciado que, hasta las primeras décadas del siglo XX, nos han concatenado circunstancias siempre relacionadas a guerras tanto físicas como ideológicas. Sin embargo, este no es un hecho al que debamos resignarnos. 44

Álvarez 18. Álvarez 21. 46 Álvarez 14. 45


122 Hoy vivimos en una nueva Exposition Universelle, en vivo y a todo color, gracias a las facilidades tecnológicas de un mundo en vías de globalizarse cada vez más. Entre tanto, Francia no se ha desmitificado como paradigma cultural a pesar de que

ya no es la única potencia que frecuentemente

merece nuestra atención y existen nuevas conciencias y criterios académicos menos occidentalistas a la hora de juzgar el “progreso humano”. Ante este panorama, sería esperanzador reiniciar encuentros culturales sin que la guerra nos dicte la calidad de ningún vínculo. En esa empresa nos resta mucho por estudiar y por hacer.


123 Bibliografía Álvarez Curbelo, Silvia. “La Divina Francia: Puerto Rico y los modelos de civilización francesa (1867-1918).” Ilusión de Francia: arquitectura y afrancesamiento en Puerto Rico. Ed. Enrique Vivoni Farage y Silvia Álvarez Curbelo. San Juan de Puerto Rico: Serie Dédalo 1, 1997. 11-33. Appendini, Ida y Zavala, Silvio. “El Imperio de Carlomagno y el Advenimiento del Sacro Imperio Romanogermánico.” Historia Universal: Antigüedad y Edad Media. México: Editorial Porrua, 1970. 264-275. “Cuadro general de la Historia de América durante el siglo XIX.” América en el Siglo XIX: selección de lecturas. Ed. Arturo Santana, San Juan de Puerto Rico: Editorial Cordillera, 1983. 39-90. Diccionario de Historia y Política del Siglo XX. N.p.: Editorial Tecnos, 2001. Dessus, Luis Felipe. El Álbum de Guayama. San Juan de Puerto Rico: Cantero Fernandez, 1918. Gallart, Mary Frances. “Epistolario de un corso en la Isla: Pedro Santos Vivoni Battistini.” Ilusión de Francia: arquitectura y afrancesamiento en Puerto Rico. Ed. Enrique Vivoni Farage y Silvia Álvarez Curbelo. San Juan de Puerto Rico: Serie Dédalo 1, 1997. 91-126. García Boyrié, Francisco. Arroyo: notas para su Historia. San Juan de Puerto Rico: n.p., 1985. “Información del Municipio de Arroyo.” Folleto del Departamento de Turismo de Arroyo. Arroyo, Puerto Rico: N.p.: n.p., n.d.. Lemoine, Bertrant. La fantástica historia de la Torre Eiffel. Rennes, Francia: Éditions Ouest-France, 1998. Navarra, Gilda. Entrevista personal. 4 de marzo de 2006. Picó, Fernando. Historia General de Puerto Rico. 7ma Edición. Río Piedras, PuertoRico: Ediciones Huracán, 2000. Scarano, Francisco A. Puerto Rico: cinco siglos de historia. México: McGRAW-HILL Interamericana Editores, 1993. Sued Badillo, Jalil. Guayama: Notas para su Historia. San Juan de Puerto Rico: n.p.,1983.


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