HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

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AUTOR Juan Pedro García Martínez. EDITA Consejo Regulador de la DOP BULLAS COLABORA Ayuntamiento de Bullas FOTOGRAFÍAS Autor, Bodegas del Rosario, Cooperativa Vinícola-Agraria San Isidro, Archivo Municipal, Archivo fotográfico de La Verdad de Murcia y colecciones privadas AGRADECIMIENTOS Alfredo Amor Cayuela, Víctor López Corbalán, Francisco Puerta Aguilera, Salvador Martínez Sánchez y Pepa García Toledo DISEÑO Y MAQUETACIÓN Gregorio Egea Jiménez IMPRESIÓN Entorno Gráfico. Bullas. DEPÓSITO LEGAL XXXXXXXXX © Juan Pedro García Martínez, 2019.


HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

Índice

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Biografía

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Presentación

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Prólogo

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Las Denominaciones de Origen como garantía de identidad y calidad

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La frontera de la monastrell y el vino ilustrado

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El noroeste murciano y la crisis vitícola francesa

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Los años perdidos en la carrera por la calidad del vino

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La fallida Denominación de Origen de 1982

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El camino del esfuerzo, “Vinos de la Tierra de Bullas”

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El logro definitivo de la Denominación de Origen Bullas

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Bibliografía

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ÍNDICE


HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

BIOGRAFÍA

Juan Pedro García Martínez (Murcia, 1973) es Antropólogo y Viticultor. Ha desarrollado su actividad de investigación en torno al sector vitivinícola de la comarca de Bullas de la que son fruto el libro “Bullas: 100 años de cooperativismo vinícola” (2016) y diversos artículos publicados en revistas. Responsable del blog www.vinosmalditos.com desde el año 2011 dedicado a la historia de la vid y el vino en el noroeste murciano.

Fotógrafo: Vicente Vicens

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JUAN PEDRO GARCÍA MARTÍNEZ


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PRESENTACIÓN

Las figuras de Calidad Territorial constituyen una herramienta estratégica de primera magnitud por las bondades que se derivan de su desarrollo. La Denominación de Origen Protegida Vinos de Bullas cumple 25 años y el autor de este libro, Juan Pedro García Martínez, contribuye a difundir estos beneficios con la publicación oportuna de este trabajo que agradece toda la gran familia de la DO Bullas, bodegueros y viticultores.

Queda una tercera etapa pendiente que reclama conseguir los mismos hitos con el segundo objetivo de la DO, la promoción para que la demanda de nuestros vinos en cantidad y precio haga posible mantener y potenciar un patrimonio que desborda lo puramente productivo y lo liga a otros bienes y servicios, tangibles e intangibles, que en el caso de nuestra DO cumplen un papel de extraordinario valor. La lucha contra la erosión, su contribución positiva al ciclo

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A pesar que el tiempo transcurrido es relativamente corto respecto a otras Denominaciones más consolidadas, la DO Bullas ha conseguido en su conmemoración de plata cumplir satisfactoriamente uno de los dos grandes objetivos de estas figuras, la calidad y trazabilidad del producto. El amplio espacio de la DO Bullas era desde tiempos muy pretéritos tierras de viñedos, etapa que ha durado muchas centurias hasta cubrir en esta segunda etapa, un cuarto de siglo, un sueño que el tiempo ha demostrado que era posible alcanzar, la elaboración de vinos de calidad reconocidos mundialmente.


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Mucho se habla de cambio climático o del problema de despoblación. ¿Qué sería del territorio de la DO Bullas sin esta figura y de sus paisajes sin viñedos? Estamos en una etapa compleja, como muchas otras que se han pasado, posiblemente entonces con menos medios pero seguro que con mayor determinación y compromiso. Sino ¿cómo sería posible haber llegado a nuestros días?. La superficie de viñedo disminuye por varias razones, escasa remuneración de la materia prima, aunque en los últimos años haya aumentado, o los cultivos sustitutivos que deslumbran coyunturalmente pero que no tienen orden de magnitud con lo que supone el cultivo del viñedo en nuestra zona. En definitiva, falta de renovación en el compromiso que sí demostraron las generaciones anteriores sin cuya determinación no hubiésemos llegado a nuestros días. Son evidentes las ventajas que se derivan cuando se apuesta con fe en desarrollar lo propio, tu tierra, tus productos autóctonos. Seguro que los padres de la DO, al igual que ha sucedido en otras muchas iniciativas, nunca pensaron en la multitud de efectos colaterales beneficiosos que traería luchar por esta figura de calidad porque no se lo podían imaginar y sin embargo han ido apareciendo. Por ello es de justicia reconocer esa determinación en desarrollar algo con verdad porque seguro que traerá resultados. Ojalá sirviera de ejemplo para otras iniciativas en el territorio. Lamentablemente esta manera de proceder va desapareciendo y se diluye el compromiso intergeneracional que se cultivaba antaño. Sin la DO Bullas no se hubiera creado la Ruta del Vino de Bullas que supone una herramienta que amplía las bondades del territorio y la marca protegida. Vinculada estrechamente a nuestra figura abre una amplia gama de posibilidades con el desarrollo del Enoturismo, dar a conocer en definitiva la labor realizada con la apuesta por un producto endógeno de calidad ligado a un paisaje, a un patrimonio cultural a través de fiestas, folclore y de un patrimonio natural de primera magnitud a lo largo de todo el año. O el desarrollo de proyectos europeos que

han hecho posible alcanzar otras metas, dar a conocer la DO, conectar proyectos para los temas de interés que van cobrando relevancia social, adaptación y mitigación del viñedo al cambio climático, buenas prácticas para desarrollar el efecto sumidero del carbono y otros muchos proyectos. A pesar de la fragilidad de una DO de nuestras características, débil estructura de recursos humanos y materiales en términos relativos comparando con otras figuras similares españolas, existen multitud de herramientas que debemos usar para cumplir los fines socioeconómicos y medioambientales que alimenta la DO Bullas. Sin género de dudas tenemos que aprovechar, esta vez debe ir en serio, la elaboración de la Estrategia de Desarrollo Local Participativo para la nueva programación del Programa de Desarrollo Rural y fijar como uno de esos ejes estratégicos, el mundo del vino en una comarca donde el territorio del Grupo de Acción Local (GAL) Integral coincide prácticamente con el territorio de la DO Bullas. En esta estrategia debemos incluir de manera integral a todas las facetas de la vitivinicultura de nuestro territorio. Cuando se siembra, se recoge. Hace unos días se produjo un hito en el avance de la DO, el convenio de colaboración con el Bando de los Caballos del Vino de las fiestas de Caravaca de la Cruz para potenciar la imagen de ambas entidades entrelazando nuestras actividades. Seguro que va a generar proyectos interesantes. Me queda reiterar el eterno agradecimiento a todos los que han hecho posible llegar hasta nuestros días y que tuvieran la generosidad y la grandeza de miras para poder desarrollar un proyecto que no es posible desvincular de las tierras que comprenden la Denominación de Origen Protegida Vinos de Bullas. Francisco Carreño Sandoval Presidente de la DOP Vinos de Bullas

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del agua, el efecto sumidero con la fijación de CO2, la gestión de la biodiversidad o el efecto mosaico en el territorio para prevenir la continuidad en caso de incendios, son algunas de estas funciones básicas.


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PRÓLOGO

Algunos estudios relacionados con el turismo enológico y las Rutas del Vino, centrados en el área del Priorato, han puesto de manifiesto como la producción vitivinícola y el valor del origen del producto agroalimentario otorga a los territorios una valiosa oportunidad de marcar la diferencia frente a otros espacios geográficos competitivos. En este caso, la comarca del Priorato y su vinculación identitaria con las denominaciones de origen del vino Priorat y Montsant han permitido la revalorización del territorio y del patrimonio existente en la comarca.

El generador del impulso transformador tuvo su origen en el Proyecto Europeo Vinest, desarrollado entre los años 1998 y 2002, con la intención de promover el turismo enológico, que incluía la construcción del Museo del Vino. Los trabajos previos de definición del continente y contenido del proyectado museo pretendían recopilar toda la información documental y bibliográfica al respecto que orientara el objeto museístico. La situación que se encontró era la siguiente, en palabras del director del museo, Salvador Martínez Sánchez, “nada o casi nada se había estudiado, recopilado y, mucho menos, publicado sobre la historia del vino de Bullas y ello a pesar de la extraordinaria huella que había dejado a través

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Esa es la oportunidad que se vislumbraba tras el reconocimiento definitivo de la Denominación de Origen, “Bullas”, como expresé en un artículo publicado en el Libro de las Fiestas Patronales de 1995 con el título La denominación de origen, una nueva inversión productiva para nuestra comarca, al señalar que tal reconocimiento viene a ser una nueva seña de identidad comarcal, un nuevo elemento de proyección común de esta área de producción vitivinícola.


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El Ayuntamiento de Bullas, promotor del proyecto Vinest, y con la responsabilidad de aportar el nombre a la marca, se puso manos a la obra en varias direcciones para rellenar este vacío de la memoria colectiva. Favoreció el hecho de que ocupara la alcaldía en ese momento, José María López Sánchez, muy vinculado afectivamente a la idea por su doble condición de Técnico de la Consejería de Agricultura, y ex presidente del primer Consejo Regulador, tras la concesión de la denominación de origen provisional en 1982. Con la recopilación de la información se comprobó que los archivos históricos mostraban una ingente documentación que, en lo que se refiere al cultivo de la vid y la producción del vino, y acotada a los siglos XIX y XX, ha sido estudiada por José Luis García Caballero (2004). Por otro lado, se procedió a la catalogación de la huella que la industria del vino había dejado en la arquitectura de las viviendas de la localidad, todavía muy evidente tanto en la fachada como en el sótano destinado a bodegas, y las industrias dedicadas a la elaboración del vino y derivados. En cuanto al patrimonio museográfico y otro material etnográfico, se procedió a la recuperación de material de extraordinario valor didáctico, a través de una movilización vecinal digna de encomio.

Recientemente, con ocasión del XV Aniversario del Museo del Vino de Bullas, se ha hecho un balance de lo que ha supuesto esta institución y su radio de acción en su vertiente de conservación, investigadora y de divulgación, que puede leerse en el artículo de su Director, Salvador Martínez Sánchez, Quince años conectando con la cultura del vino. XV Aniversario del Museo del Vino de Bullas, Libro de las Fiestas Patronales, 2018. Sin duda alguna, “el Museo del Vino de Bullas se sitúa en el centro neurálgico de una denominación de origen que debe su nombre al municipio que ha capitalizado el cultivo del viñedo y la producción del vino durante el último siglo”. Entre los colaboradores más fieles del Museo se encuentra el autor de este libro, Juan Pedro García Martínez, Antropólogo y Viticultor, “más un oyente que un escritor, pero sobre todo no soy un crítico de vinos. Me gustan las historias que hay detrás de una botella de vino. Aunque las mejores son las que surgen junto a una copa de vino. Historias que hablan de sueños y desengaños”, como gusta presentarse en su bitácora www.vinosmalditos.com, de amplísimo contenido de investigación histórica y divulgación de la cultura del vino de Bullas. En su blog queda meridianamente claro el propósito del autor: “me interesa encontrar el pasado para comprender el presente, de ahí que empezara a rebuscar en esto del vino en las tierras del noroeste murciano que ahora llaman D.O. Bullas… A mí me interesa la historia de estos vinos, pero sobre todo la relación de los hombres del noroeste murciano con sus «vinos malditos». Escribir sobre estas cosas es una forma de descubrir y de comprender”. Desde septiembre de 2011, el blog aloja contenidos, ordenados en unas quince categorías, que ofrecen un vasto recorrido por la arqueología, la historia, la etnografía, documentación… de nuestra comarca vitivinícola. No es de extrañar, pues, que con ocasión del vigésimo quinto aniversario de la concesión de la Denominación de Origen, Juan Pedro García se haya planteado dar una visión de conjunto al amplio cúmulo de datos obtenidos durante todos estos años de insaciable búsqueda archivística, bibliográfica, fotográfica, … sobre el objeto de su estudio. El Ayuntamiento de Bullas y el Consejo Regulador vieron de inmediato

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del tiempo la intensa actividad vitivinícola por toda la zona”, apenas reseña bibliográfica alguna sobre la historia, la geografía y la cultura del vino en prácticamente ninguno de los municipios que componen actualmente la zona de la D.O. “Bullas”. Nos llama la atención que los estudiosos de Cehegín, dejaran de poner el foco en la tradición vitivinícola que tuvo este municipio en siglos anteriores, al contrario de lo sucedido con el cultivo y manipulación del esparto y el cáñamo. Y más aún en el caso de Caravaca, con amplia producción de trabajos de historia local, y un festejo, el de los Caballos del Vino, actualmente candidato a Patrimonio Inmaterial Cultural de la humanidad en la Unesco. El vino, en este caso, pasa a ser un mero elemento accesorio del complejo ritual festivo. Los orígenes de la fiesta se pierden entre la historia y la leyenda, pero los investigadores, en su búsqueda, prestan poca atención a uno de los protagonistas históricos de la fiesta, el vino.


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Con un mismo hilo conductor, la obra tiene dos partes bien diferenciadas: el marco histórico, geográfico y productivo primero, para sentar, después, sobre ese marco, la historia propiamente dicha del devenir administrativo de la concesión, la constitución de sus órganos de gestión, y las bases productivas agroindustriales que sostienen esta marca de producto de calidad. En los primeros capítulos se fundamentan las razones por las que surgen instrumentos jurídicos y órganos de vigilancia y control de calidad ligado a la expansión comercial internacional del vino. Con profusión de datos obtenidos de las numerosas fuentes consultadas se obtiene una visión histórica, acotada a la comarca vitivinícola en cuestión, de la producción y comercialización de los vinos a escala municipal. Desde el punto de vista geográfico, se analizan las condiciones particulares del terreno vinculadas a la variedad de uva Monastrell. En lo industrial, se relatan los diferentes métodos de elaboración del vino y cómo va evolucionando la apuesta por la obtención de mayor calidad en el producto.

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En cuanto a lo acaecido en estas últimas décadas, en lo que concierne a la tramitación administrativa y constitución del órgano gestor, he sido un actor privilegiado en los momentos capitales de esta última singladura. En 1979, siendo el primer alcalde democrático del municipio, y habiéndose otorgado el derecho a utilizar la distinción “Vinos de Calidad”, junto con el Presidente de la Cámara Agraria, José Fernández Ortega y representantes del sector bodeguero, obtuvimos el respaldo del Presidente del Consejo Regional de Murcia, Andrés Hernández Ros, para que la DO nos fuera concedida sin dilación. Dado que el ente preautonómico estaba integrado por representantes de PSOE y la UCD, se dio en los años siguientes una pugna entre ellos por llevar la iniciativa y apuntarse el logro. La intervención en el Senado del Sr. Pérez Crespo interesándose

por el estado de la cuestión hay que situarla en ese contexto. Al igual que la crucial visita del Sr. Iravedra, técnico muy influyente del INDO, en mayo de 1982, para una evaluación de la situación, estuvo acompañada de altos cargos de la UCD, ya próximas las elecciones generales de octubre de ese año. Finalmente, la denominación de origen para los vinos de Bullas y su comarca vitícola era concedida el día 21 de junio de 1982 con carácter provisional. El primer presidente del Consejo Rector fue José María López Sánchez, por entonces Primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento en mi segunda legislatura. En febrero de 1993, transferida parte de las competencias del INDO a la Comunidad Autónoma, el Presidente Carlos Collado Mena, a dos meses justos de su forzada dimisión, anuncia en Bullas de nuevo la concesión provisional, condicionada al cumplimiento de determinados requisitos para su conversión en definitiva. Llegué al Consejo de Gobierno de la Región de Murcia, con este presidente y me fui del cargo con él. Pocos meses después, siendo todavía Diputado Regional, a propuesta de los sectores económico del vino, fui designado, por la Consejería de Agricultura, presidente del Consejo Regulador Provisional. Del cumplimiento de los requisitos exigidos pendía una nueva frustración que no nos podíamos permitir. Y así fue. Un año después, por fin, gracias a la esforzada labor de Pilar Quesada, como personal técnico y a los miembros del Consejo Rector tuvimos a punto todo lo necesario para que la declaración provisional tornase a definitiva. Y hasta ahora. Hay que decir que nuestro papel fue el de un Consejo Rector “constituyente”, en el sentido de que marcamos la cartografía del área protegida, elaboramos el reglamento y el censo de personas con derecho a voto, y dejamos todo listo para que se procediera a las primeras elecciones democráticas de representantes al Consejo Rector, y su Presidencia. La Presidencia, ésta ya sí elegida de acuerdo con el propio reglamento, recayó en Jesús Fernández Puerta.

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la utilidad del propósito, dado el prestigio del autor. Así, hoy podemos disfrutar de este trabajo sobre la historia de la denominación de origen protegida Vinos de Bullas.


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Esteban Egea Fernández Doctor en Historia y Geografía

LAS DENOMINACIONES DE ORIGEN COMO GARANTÍA DE IDENTIDAD Y CALIDAD Por razones históricas y económicas el cultivo de la vid y la producción de vinos en Europa siempre gozó de una importante regulación y protección. El desarrollo de un mercado internacional de vinos de calidad desde mediados del siglo XIX obligaría con el tiempo a la creación de una serie de instrumentos jurídicos y formales para garantizar la identidad y calidad de los vinos comercializados, lo que llevaría a la creación de las Denominaciones de Origen y a la constitución de los Consejos Reguladores de las mismas. La usurpación de las denominaciones vitivinícolas ha sido una práctica muy extendida en la geografía y en la historia, por este motivo el proceso para la regulación de su prohibición y sanción ha resultado prolongado y complejo, a tenor de los muchos e importantes intereses en juego 1. Durante la crisis de las plagas americanas en la segunda mitad del siglo XIX los bodegueros franceses recurrieron a vender vinos con su marca, elaborados con caldos importados de Italia y España, o recurriendo a la utilización de colorantes y alcoholes industriales. El recurso a la falsificación y venta masiva de vinos fue la respuesta de la industria vitivinícola ante la crisis. 1 “La génesis de las denominaciones de origen: los antecedentes y la creación de la denominación de origen Jerez-XérésSherry”, Alberto Ramos Santana, págs. 135 a 158, en Actas del Congreso Científico. El vino de Jerez en los 80 años de la denominación de origen 1935-2015. 2016.

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Como puede apreciarse en las páginas de este libro, la vocación vitivinícola de los municipios que engloban esta área tiene una profunda raíz histórica. Su presencia en los mercados de consumo viene de siglos, pero tras el estrés sufrido por el viñedo a finales del siglo XIX, una de tantas veces en las que este pueblo nuestro ha hecho de la necesidad virtud, mantuvo con tesón su tradición, sin decaimiento, como ocurrió en los municipios vecinos, y tuvo la recompensa de ser la seña de identidad de una amplia área vitivinícola que ve reconocida su calidad en la Denominación de Origen Protegida Vinos de Bullas.


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Las exigencias de los perjudicados, entre ellos muchos viticultores y bodegueros, pero también los consumidores de vinos de calidad, provocaría la intervención de los gobiernos europeos quienes acabarían creando las normas jurídicas que propiciarían la creación de las actuales denominaciones de origen. Desde sus inicios las denominaciones de origen abarcaron una zona geográfica con unas características determinadas y diferenciadas de clima, suelo, variedades de uva y producción de vino. Para las diferentes bodegas contar con una Denominación de Origen supone un gran avance para que sus vinos puedan ser comercializados con un importante valor añadido en atención a su calidad.

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Los consejos reguladores marcan los límites geográficos de la zona amparada por la denominación y concretan las variedades de uva que pueden cultivarse dentro de dichos límites. Asimismo, establecen los rendimientos máximos que pueden producirse, implantan unos niveles de calidad del vino y promocionan la introducción de mejoras entre los viticultores y bodegueros. Analizar la historia de las denominaciones de origen exige localizar los esfuerzos por la calidad en la producción de vinos. Si bien la zona de Burdeos destaca a finales del siglo XVIII en la continua introducción de innovaciones técnicas en este sentido, poco a poco estas inquietudes acabarían por extenderse a lo largo de todo el territorio europeo. En España, la zona de Jerez ya había apostado por la producción de vinos de calidad en el primer tercio del siglo XIX con sus vinos generosos de corte oxidativo, pero no sería hasta la década de 1850 cuando los bodegueros de la ciudad de Alicante y de Monóvar, ya presentes en el mercado inglés a través de sus prestigiosos fondillones,

introducirían en España las técnicas modernas de elaboración de vinos naturales al estilo de los claretes de Burdeos. A la producción alicantina de calidad le seguiría Rioja con la fundación de las bodegas del Marqués de Riscal (1858), Murrieta (1872) o la Compañía Vinícola del Norte de España – CVNE (1879), pero también Vega Sicilia (1865) en la provincia de Valladolid 2. La revolución por la calidad en el vino en la comarca del noroeste murciano fue impulsada por la figura del bodeguero José María de Béjar y Giménez, quien en 1866 decidiría abandonar la producción tradicional en tinajas, con la construcción de una moderna bodega dotada de maquinaria, instrumental, cuvas de fermentación y toneles para la crianza. El impulso de este bodeguero permitiría situar a la comarca en la vanguardia de los vinos de calidad. Otros personajes del noroeste murciano, los conocidos como “bodegueros ilustrados”, seguirían su ejemplo en los siguientes años adaptando su producción a las técnicas francesas de elaboración a través de fuertes inversiones económicas y la adaptación de sus productos a los gustos de los consumidores de vinos de alta calidad. Sin duda alguna, la Denominación de Origen Protegida “Bullas” comenzó a gestarse en esta época. Pese a ello la mayor parte de los clientes en los mercados del vino del noroeste murciano sólo demandaban vinos ordinarios lo cual no incentivaban una transformación técnica de mayor alcance quedando limitada la misma a un puñado de bodegueros ilustrados. Es más, durante la mayor parte del siglo XX la comarca quedó atrapada en ese modelo de producción de vinos de baja calidad para ser comercializados a granel, con escaso valor añadido y alta graduación alcohólica. Su demanda incluso fue aumentando hasta los años 1970, lo que permitió a la comarca mantener esa especialización. El consumidor

2 Historia económica del vino en España (1850-2000). La Economía del vino en España y en el mundo. 2014. Eva Fernández y Vicente Pinilla. Pág. 76 y 77.

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Sin tener en cuenta el fraude a los clientes, pensando solo en el lucro de los bodegueros, la falsificación de vinos se extendió por todas las zonas productoras, y en este proceso de enriquecimiento fácil, entraron pronto los comerciantes que percibieron en la adulteración de los vinos una forma rápida de enriquecimiento.


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de los vinos del noroeste reclamaba casi exclusivamente vinos corrientes, de bajo precio, poco ácidos, muy pesados y con contenido alcohólico elevado3. De hecho no fue hasta los años 80 del siglo XX cuando se produjo una verdadera revolución en los patrones de consumo y en las exigencias de calidad de los consumidores. Ante este cambio la comarca supo reaccionar adaptando su producción a los nuevos vinos que demandaban sus clientes. Si la obtención de la Denominación de Origen fue un éxito para los viticultores y bodegueros del noroeste murciano por los grandes esfuerzos realizados durante estos años, el verdadero premio fue el reconocimiento de la calidad de sus vinos por la prensa especializada y los clientes nacionales e internacionales.

LA FRONTERA DE LA MONASTRELL Y EL VINO ILUSTRADO En vano buscamos definiciones para procesos culturales pretendiendo encerrar en palabras algo que fluye en el espacio y en el tiempo. Tratar de fijar una frontera para estas tierras de monastrell es todo un desafío y, sin embargo, no rechazamos el reto pues sin lugar a dudas el esfuerzo servirá para avanzar en el conocimiento de ese espacio y ese tiempo.

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Es injusto desde un punto de vista histórico atribuir todo el mérito a la villa de Bullas cuando la capital vitícola de la comarca siempre lo fue Cehegín, pero es el paso del siglo XIX a XX el que nos ofrece un cambio de testigo que orgullosamente asumen los viticultores y bodegueros de Bullas hasta alcanzar el logro del reconocimiento de la Denominación de Origen.

3 Historia económica del vino en España (1850-2000). La Economía del vino en España y en el mundo. 2014. Eva Fernández y Vicente Pinilla. Págs. 68 y 81.

Esta comarca lleva marcada su condición de frontera con tierras andaluzas. Más allá no hay viñedos de Monastrell, constituyen por tanto las últimas tierras para esta variedad hacia el sur. Pero también son frontera estas tierras en cuanto a la altitud de sus viñedos pues tampoco más allá puede madurar la Monastrell. La comarca acoge unos terruños de gran personalidad que históricamente han marcado la evolución genética

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Si empezamos por el espacio, lo primero es explicar nuestra decisión. Las tierras del noroeste de la Región de Murcia situadas en la margen derecha del Río Segura constituyen para nosotros el concepto de comarca vitícola de Bullas. En ella encuadramos los viñedos acogidos a la Denominación de Origen Protegida “Vinos de Bullas”.


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Pero también estas tierras fueron frontera durante casi tres siglos con el reino nazarí. Reino musulmán alejado de la cultura del vino y por ello de los habitantes del noroeste murciano. Tras la caída de Granada en 1.492 surgiría en la comarca lo que algunos historiadores han llamado la “frontera psicológica”. Repobladas a base de aventureros deseosos de reconocimiento de su hidalguía y de alcanzar bienes y riquezas estas tierras atrajeron a unos personajes dispuestos a empeñar en ello su vida. Con el tiempo acabaron escribiendo la historia y la cultura del vino en esta comarca. Nada mejor para ello que recorrer las calles medievales de los pueblos que conforman la comarca para descubrir un patrimonio histórico rico en casas solariegas y bodegas repletas de tinajas donde fermentaron y almacenaron los vinos con los que se construyeron los sueños de nuestros antepasados. El antiguo prestigio de los vinos del noroeste murciano Si hay algo que caracteriza a la historia del vino en la comarca de Bullas es su capacidad de adaptación a los gustos y necesidades de cada época. A ello debemos su continuidad ininterrumpida en la historia frente a la discontinuidad de otras comarcas vitícolas.

La extensión del viñedo tras la desaparición de la frontera granadina a finales del siglo XV permitió definir unos vinos que habían de satisfacer a la vez necesidades alimentarias, religiosas, económicas,... pero también de salud pública. Su cultivo principalmente en tierras de regadío permitía la obtención de vinos blandos de baja graduación alcohólica. De esta manera se invitaba a los pobladores de la comarca a altos consumos de vino alejando el peligro que suponía la ingesta de aguas que podían transmitir enfermedades. El noroeste tenía en esas fechas una reconocida fama de comarca vinatera lo que había llevado al Concejo de Murcia, en sus Ordenanzas de 1695, a proteger a los cosecheros locales prohibiendo la entrada de vino de Caravaca, Cehegín, Moratalla, Mula o de otras partes, desde el día de todos los santos hasta el último día de abril1.

Portada del libro Atlante Español – Reyno de Murcia (1778).

Tradicional era el reconocimiento de la calidad de los vinos de Moratalla en el pasado. Ya en el año 1735 el escritor Fernando Hermosino Parrilla destacaba la calidad de los caldos de esta localidad en su obra “Fragmentos históricos eclesiásticos y seculares del Obispado de Cartagena”2. Después vinieron los reconocimientos del geógrafo Bernardo Espinalt en su obra “Atlante español” (1778), de Antonio Marin (1788), de Antonio Vegas en el “Diccionario Geográfico Universal” (1795) o de Francisco de Paula en su “España Geográfica” (1845).

La explicación de la causa de la calidad de los vinos de Moratalla, frente a la del resto de vinos del noroeste (también sobre el resto de vinos del reino de Murcia), parece haberla encontrado Juan Bautista Vilar cuando en su obra “Cehegín, Señorío Santiaguista de los 1 La gestión del abastecimiento del vino en el Ayuntamiento de Murcia a finales del siglo XVII, 2005. María Trinidad López García. Revista Murciana de Antropología. Universidad de Murcia. Pág. 278. 2 Manuscrito, Biblioteca de la Academia de Historia, Colección Vargas Ponce, Vol. IX.

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de esta variedad, los clones de Monastrell del noroeste murciano son diferentes por ello a los de otras tierras. Las oscilaciones térmicas, la orientación de las parcelas, la altitud, los diferentes valles, el tipo de terrenos y otras circunstancias nos han ofrecido al cabo de los siglos unos clones Viñedos de la DO Bullas. de maduración más tardía y Archivo Regional de Murcia. poco productivos que ofrecen vinos con registros aromáticos y visuales bien diferentes.


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El Catastro de Ensenada en 1755 no confirma del todo los datos de Moratalla cuando establece una mayor proporción de la superficie de la vid en regadío sobre la de secano. Dicho catastro nos ofrece un paisaje vitivinícola de caldos con poca fuerza por la abundancia del riego en los términos de Cehegín, Mula y Bullas. Por las actas capitulares del Concejo de Murcia sabemos que en el año 1777 la sequía mermaba la producción de vinos en el noroeste murciano. La ciudad de Murcia constituía en la época el gran mercado de los vinos de nuestros viñedos, pero los comerciantes de la ciudad necesitados de vinos ante las carencias de la producción de nuestra comarca, debían abastacerse en el vecino Reino de Valencia.

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Así tenemos constancia de estos datos cuando el concejo, en su sesión de 7 de febrero de 17784, revisa una petición de varios comerciantes locales para que se les permita vender el vino a un precio superior debido al mayor precio de estos vinos por los derechos de aduana: “Viose memorial de Juan Bol, Juan Tarrida y consortes comerziantes de vino, haziendo presente han sido cortas y reduzidas las cosechas en los Campos de esta Ciudad y Cartaxena, Billar de Moratalla, Carabaca y Zehejin, por lo que se surten de las del Reino de Valenzia; y por la exorvitanzia de prezios, conduczion y drºs no pueden vender el quartillo a tres quartos, pues pierden en cada arrova zerca de dos Rls, y asi suplican a este Ayuntamiento se digne arreglar el prezio con la equidad que acostumbra“.

transformación del viñedo local saltando del regadío a las tierras de secano. Una verdadera revolución vitícola que ayudó debidamente a mejorar la calidad de los caldos locales, apostando de esta manera por el “estilo de Moratalla” basado en la producción en secano. No es el momento de analizar las causas de este cambio revolucionario pero no renunciamos a plantear la cuestión: ¿apuesta por mejorar los caldos o desplazamiento de la vid en el regadío por otros cultivos más rentables? Los pocos viñedos que todavía quedaban en tierras de regadío eran regados sólo en invierno cuando había agua, de lo contrario se quedaban sin regar “… mucha parte de unas y otras“5. La consolidación y especialización del viñedo en secano de Bullas a lo largo del siglo XIX llevaría a consolidar su reconocimiento entre los vinos de la comarca, llegando a afirmar el ingeniero agrónomo provincial Adolfo Virgili Vidiella en 1909 que el municipio era uno de los más ricos por la extensión de los viñedos y la calidad de sus vinos6. La elaboración tradicional de vino en la comarca La costumbre en los métodos de elaboración de vinos naturales en la comarca se imponía sobre la aplicación de innovaciones técnicas para perfeccionar la calidad de sus caldos. No existía un mercado de consumidores dispuestos a mejorar los precios del vino a cambio de una mayor calidad. Abundaban por ello los vinos flojos de escasa graduación y complejidad aromática que apenas resistían los calores de la primavera ante el desconocimiento generalizado de las técnicas de estabilización y conservación de los vinos aplicadas en los centros de producción de Burdeos.

Sin embargo, en el último tercio de este siglo XVIII, tal y cómo muestra el Interrogatorio Fiscal de 1803, en Bullas se produce una

La principal fuente de conocimiento de los métodos de elaboración de vino en el noroeste murciano hasta la fecha la constituye un Acta firmada el 19 de octubre de 1849 por el Secretario del Ayuntamiento de Bullas para responder al Interrogatorio que ese mismo año había remitido la Junta

3 Descripción de Cehegín, 1760, Padre Ortega. 4 Actas Capitulares del Concejo de Murcia, 1778. Archivo Municipal de Murcia.

5 Respuesta a la cuestión 32 del Interrogatorio de 1803. Archivo Municipal de Bullas. 6 La invasión filoxérica en España, 1911. Ministerio de Agricultura. Pág. 133.

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Borbón-Parma” (1985) señala citando la palabras del Padre Ortega, cronista de la villa de Cehegín a mediados del siglo XVIII, que Cehegín contaba con una abundantísima cosecha de vino, de modo que está reputada su bodega como la mayor del Reyno de Murcia, aunque sus vinos por la abundancia del riego tienen poca fuerza frente a los caldos de superior graduación de Moratalla (y de Caravaca) obtenidos de las viñas plantadas en secano3.


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Según la misma, la vendimia se efectuaba en los meses de octubre y noviembre. La uva se pisaba en los jaraíces y se exprimía en prensas, de madera y doble husillo. El mosto procedente de la pisa y el pie se conducía inmediatamente desde el jaraiz a tinajas de barro las cuales eran llenadas casi al completo, enteramente con mosto libre de raspajo o escobajo y en esta disposición se dejaba fermentar hasta febrero época en que regularmente Elaboración tradicional de vinos. Museo del Vino de Bullas. se hundía la casca y aclaraba el vino para trasegarlo a otras tinajas donde se cubría el vino con aceite. Durante la fermentación se hundía la casca dos veces al día en los ocho o diez primeros días con una sumidera de madera, en los doce o quince días siguientes una sola vez al día y después a más largos intervalos, hasta la clarificación. El orujo de las prensas se depositaba en tinajas poniéndole agua, se le dejaba fermentar, se prensaba nuevamente y se destilaba el líquido que resultaba, del que se sacaba una mitad de aguardiente del que acostumbraba a dar el vino.

Un tercer documento sobre dichos métodos de elaboración lo tenemos en el Informe realizado en 1877 por la Junta de Agricultura, Industria y Comercio de Murcia9, donde se señalaba:

“En la comarca del noroeste murciano la vendimia se practica en una sola vuelta durante el mes de octubre y es conducida directamente al lagar en aportaderas de madera y cofas o capazos de esparto, sin dejar que se asolee la uva como se hace en el norte -refiriéndose a Jumilla y Yecla- o en el plano de Cartagena. La pisa se verifica sobre el suelo del lagar, que está embaldosado y que tiene cierta inclinación hacia una canaleta practicada en el centro, que conduce el mosto directamente a las tinajas de fermentación; estas se hallan empotradas en un macizo de mampostería, y ordinariamente tienen de 420 a 430 arrobas de capacidad.

7 La Villa de Bullas. Siglos XVII-XX. 1991. págs. 239 a 246. 8 Memoria sobre la producción de viña y vino en la Hacienda de los Béjar, situada en el Carrascalejo de Allá en Bullas. Exposición Agrícola y Minera de Murcia 1876. Sign.- 1-J-38. Archivo Municipal de Murcia.

9 Memoria sobre la producción vinícola de la provincia de Murcia. Junta de Agricultura, Industria y Comercio de Murcia. Estudio sobre la Exposición Vinícola Nacional de 1877. Ministerio de Fomento. 1878, págs. 453 a 454. y Catálogo General de la Exposición Vinícola de Madrid. 1877. pág. 861.

Se obtenían unas 50.000 arrobas de vino que se comercializaba casi en su totalidad en la ciudad de Lorca y en la villa de Totana. 30

Su autor, el prestigioso bodeguero José María de Béjar y Giménez, nos indica que los cosecheros de las viñas de secano, si no sucedía ningún fenómeno extraordinario, comenzaban su labor entre el 15 o 20 de septiembre. La uva se pisaba por obreros en jaraíces enladrillados e inclinados para permitir correr el mosto hasta las cubas de fermentación. Este sistema era diferente al empleado en el reino de Valencia en el que la uva se pisaba Portada de la Memoria sobre la sobre unas tablas colocadas encima de las producción de viña y vino en la Hacienda de los Béjar de José cubas de fermentación, empleando los María de Béjar y Giménez. Archivo pisadores esparteñas o calzado provisto Municipal de Murcia. de suelas claveteadas como en Andalucía. También difería de la costumbre de otras partes de pisar la uva dentro de la cuba o incluso dentro de sacos de lona. El sistema empleado en la comarca resultaba imperfecto, según su juicio, por cuanto que los obreros resbalaban, además de quedar muchas uvas insuficientemente estrujadas o directamente granos enteros. Los vinos depositados en las tinajas habían de ser quemados todos los años por no aguantar sin acidificarse más allá del mes de mayo.

Una segunda visión más incompleta, pero de enorme interés, la hallamos en la Memoria sobre la producción de viña y vino en la Hacienda de los Béjar, situada en el Carrascalejo de Allá en Bullas, presentada en 1876 en la Exposición Agrícola y Minera de Murcia8.

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de Agricultura de la provincia de Murcia a petición del Gobierno7.


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Esta operación, aquí, es todavía más imperfecta y viciosa que en la región de Jumilla y Yecla; pues el vino se saca con una calabaza sujeta a la extremidad de un palo, por la boca de la tinaja, y es conducido en pellejos a las cuevas o bodegas. La uva Casca que se introduce en el mosto, después del trasiego, se tira y no se utiliza para nada. El vino se conserva en tinajas que se cierran con unas tapaderas de madera parecidas a las de las tinajas de agua; y hay necesidad de encabezarlo con alcohol para que no se tuerza o acetifique, como generalmente sucede en cuanto llega el mes de marzo.

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Calabaza empleada en la elaboración tradicional de vinos. Museo del Vino de Bullas.

Casi todo el vino que se produce es embocado o dulce pues así lo exige el gusto de los consumidores de esta provincia donde se vende”.

El análisis de las Contestaciones efectuadas en el mes de agosto de 1884 por los Ayuntamientos de Cehegín, Moratalla, Bullas y Caravaca al Interrogatorio estadístico sobre la producción vinícola remitido por la Junta de Agricultura de la provincia de Murcia10, nos permite acceder a una cuarta visión acerca de los métodos tradicionales de elaboración de vinos en la comarca.

poblaciones en el mes de octubre. La vendimia se practicaba de una sola vez sin dejar asolear la uva. La uva se pisaba con esparteñas en jaraíces enlosetados y construidos en pendiente. No se empleaban pisadoras, despalilladoras ni otros aparatos modernos. En las uvas se echaba yeso en proporción de una arroba de yeso cada cien de uva, aunque cada bodeguero actuaba según su capricho. En los jaraíces el mosto no se dejaba fermentar y se vertía a las tinajas con el uso de canales de madera o de obra, aunque también se empleaban para ello calderos de hierro o cobre. Tras la pisa se echaba un cuarto de los orujos al mosto sin la raspa para darle color. Estos restos de orujos y raspas se entinajaban separadamente en vasijas con cierta cantidad de agua. Tras la fermentación de este líquido se destilaba para obtener aguardiente. Las prensas utilizadas en las bodegas en su mayor parte eran de madera de doble husillo salvo algunas de hierro. Todo el mosto de prensa que se obtenía a partir de los orujos y raspas era mezclado con el de pisa en las mismas tinajas en proporción de tres partes de pisado por cada una de prensa. En la elaboración de vinos no se medía el azúcar de los mostos por carecer de instrumentos para ello.

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El mosto que se obtiene del prensado de la brisa, se reparte entre todas las tinajas, las que se acaban de llenar con cierta cantidad de la uva conocida con el nombre de Casca, previamente despalillada, pero sin estrujar: el líquido se agita repetidamente con un palo, y todo se conserva en tal estado hasta el mes de diciembre o enero, en que se trasiega el vino.

En la comarca la vendimia se iniciaba en las huertas de Cehegín en la segunda quincena de septiembre, para continuar en el resto de las 10 Contestaciones al Interrogatorio estadístico de 1 de mayo de 1884 sobre la producción vinícola remitido por la Junta de Agricultura de la provincia de Murcia a petición del Gobierno. Legajo 85-5. Archivo del Ministerio de Agricultura.

Prensa de madera de doble husillo. Museo del Vino de Bullas.


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La fermentación tumultuosa en las tinajas duraba de 3 a 4 días tradicionalmente. Si bien en Bullas llegaba a los 10 días y la templada a 20 días. Con un instrumento llamado sumidera se rehundía la espuma y la casca que salía a la superficie.

cuarta parte había de ser encabezada para resistir el verano. Para ello se utilizaba alcohol de 22 grados en proporción de 5 litros por cada 1.700 litros de vino. Algunos llegaban a emplear hasta 17 litros de alcohol para 1.700 litros de vino.

Tras la fermentación las tinajas eran cerradas con tapas de madera y se dejaban reposar los vinos hasta los meses de diciembre o enero en que se procedía a su trasiego empleando para ello calderos principalmente, aunque también pellejos, pozales y cántaros, y unos pocos con bombas.

Los vinos eran transportados en toneles de madera y pellejos, dando mejor resultado los primeros.

Sólo se clarificaban los vinos en Bullas tras la fermentación de forma natural y sin sustancias llegado el mes de enero.

En la comarca no había ningún laboratorio químico encontrándose el más cercano en Murcia.

Las tinajas se fregaban y limpiaban con agua perfectamente antes y después de la vendimia y se dejaban destapadas. En Bullas se conservaban de un año a otro con agua de sal o alcohol. Las tinajas para desinfectarlas se azufraban poniendo el azufre en una vasija de barro preparada con fuego que se bajaba por medio de una cuerda al fondo de la tinaja, la cual se tapaba con una manta aunque por cortos momentos. También eran limpiados antes y después de la vendimia todos lo útiles de las bodegas.

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Los vinos producidos eran en su gran mayoría tintos secos (de pasto) y algunos dulces, una quinta parte en el caso de Bullas. Para conseguir una arroba de vino eran necesarias dos y media arrobas de uvas, más otra media que se utilizaba como casca para darle color al vino. Sólo se comercializaba un tipo de vino seco ordinario en la comarca cuya graduación oscilaba entre los 12 grados en Caravaca a los 17 grados que se podían obtener en Bullas. No vendían los vinos embotellados con marca. Tres cuartas partes de la producción eran vendidas en los meses de invierno y primavera sin necesidad de encabezarlos, mientras que una

Pellejo de vino. Museo del Vino de Bullas.

Entre los consejos recibidos para el perfeccionamiento de los vinos del noroeste eran de destacar los de realizar la vendimia cuando estuviera la uva completamente madura lo que no se hacía para evitar las lluvias del otoño. También se les había recomendado sustituir las tinajas por pipas de madera, el azufrado de los vinos, su clarificación, etc. Sin embargo, los cosecheros se resistían a realizar inversiones y preferían mantener los métodos de elaboración tradicionales sin proceder a reformar completamente sus bodegas. Un renovador en las bodegas de Bullas Es en la crisis vitícola provocada a nivel mundial por las enfermedades americanas de la vid durante la segunda mitad del siglo XIX donde podemos encontrar la génesis de las actuales Denominaciones de Origen. En esta época vienen a coincidir un fenómeno de mundialización del mercado de los vinos con la consolidación de la nueva burguesía liberal. El deseo de reconocimiento de los vinos producidos en función de su origen y de su calidad es concebido como el triunfo social de la burguesía liberal inquieta por aplicar los avances de la ciencia a la elaboración de sus vinos para perfeccionarlos y dejar atrás los tiempos de las elaboraciones tradicionales.

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Los bodegueros de Bullas recurrían a cubrir los vinos con aceite para su conservación una vez estaban en limpio.


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Al bodeguero José María de Béjar y Giménez (1822-1903) debemos una Memoria sobre la producción de viña y vino en la Hacienda de los Béjar, situada en el Carrascalejo (de Allá) en Bullas, presentada en 1876 en la Exposición Agrícola y Minera de Murcia11. En la misma nos señala cómo en el año 1866 decide abandonar la producción de vinos en tinajas e iniciar la crianza en barricas de roble americano, a fin de implantar las técnicas de producción y envejecimiento de vinos que había estudiado en Monóvar (Alicante). De la lectura de la misma descubrimos la preocupación del bodeguero por mejorar el cultivo de la vid y garantizar la madurez y sanidad de la uva que entraba en su bodega. La utilización de instrumentos científicos y maquinaria moderna como una estrujadorapisadora y bombas de trasiego, entre otras. La José María de Béjar y Giménez. Archivo de la Familia Béjar. separación de mostos según el día de vendimia y el origen de estrujado mecánico o prensa. El control de la fermentación en grandes cubas y el adecuado envejecimiento de los vinos en un ambiente controlado en temperatura y limpieza. La clarificación antes del embotellado.

El reconocimiento de la calidad de sus vinos ordinarios y generosos le había permitido doblar el precio al que se vendían los vinos corrientes de la comarca, así cómo la obtención de Medallas de Oro para sus caldos en Exposiciones Agrícolas como las de Murcia de 1876 y 190012. Asistimos a un momento histórico en el noroeste murciano en el que se abandonan los métodos tradicionales y el bodeguero decide aplicar nuevas técnicas para conseguir una elaboración moderna de vinos, los conocidos en la época como Vinos Finos. No es otro su objetivo que el de obtener unos vinos de calidad que obtengan el reconocimiento en las exposiciones a las que remite sus caldos, además del aplauso de una nueva clase burguesa de corte liberal deseosa de vinos más selectos y refinados. Su ejemplo sería seguido por muchos otros bodegueros de la comarca, según se reconocía en la Memoria sobre la producción vinícola de la provincia de Murcia de 1876, elaborada por la Junta de Agricultura, Industria y Comercio de Murcia 13, al señalar que estos bodegueros ilustrados elaboraban sus vinos con arreglo a los principios de la ciencia motivo por el cual habían sido premiados en distintas Exposiciones, pudiendo competir con los afamados de otras localidades. Entre ellos podemos destacar a Juan Tamayo Conejero, Martin Perea Valcárcel, Alfonso Chico de Guzmán y Belmonte, Cristóbal Marsilla Fernández-Capel, Juan Agustín Martínez-Gil, Francisco Lorencio Agudo, Miguel Mazón Franco, Juan Vélez Guillén o Francisco Melgares de Aguilar González. El empeño de estos bodegueros permitió ofrecer una alternativa a la elaboración de vinos vulgares, de altas producciones y precios elevados con destino a la exportación que habría de dominar durante largo tiempo.

11 Memoria sobre la producción de viña y vino en la Hacienda de los Béjar, situada en el Carrascalejo de Allá en Bullas. Exposición Agrícola y Minera de Murcia 1876. Sign.- 1-J-38. Archivo Municipal de Murcia.

12 La Paz de Murcia, 17 de septiembre de 1876, pág. 1 y Las Provincias de Levante, 24 de agosto de 1900, pág. 1. 13 Memoria sobre la producción vinícola de la provincia de Murcia. Junta de Agricultura, Industria y Comercio de Murcia. Estudio sobre la Exposición Vinícola Nacional de 1877. Ministerio de Fomento. 1878, págs. 453 a 454. y Catálogo General de la Exposición Vinícola de Madrid. 1877. pág. 861.

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Ese anhelo colectivo, construido sobre los esfuerzos individuales de diversos personajes, abunda en nuestra comarca y buena muestra de ello son los catálogos de las exposiciones agrícolas que proliferan en todos los países, donde podemos seguir la pista de la participación de estos bodegueros ilustrados.


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Entre los días 17 de julio de 1892 y 15 de abril de 1893, El Diario de Murcia vino recogiendo en sus páginas la publicidad sobre los Vinos Superiores de Mesa que comercializaba “La Tienda del Catalán” de Pedro Coma Ferrer situada en la Calle Pascual (Contraste), 7 de Murcia. Junto a los vinos de Champagne, Borgoña (Cepa de Mâcon), Burdeos, Jerez, Priorato o Málaga se ofertaban botellas de vino de Moratalla, única representación de los vinos de la provincia de Murcia.

Publicidad de los Vinos de Juan Tamayo, La Juventud Literaria, 5 de junio de 1892, pág. 3.

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Juan Tamayo Conejero. El Siglo Nuevo, 4

de noviembre de 1906, pág. 1. Por otra publicación de la época, en concreto La Juventud Literaria en su ejemplar del día 5 de junio de 1.89214, sabemos que el bodeguero de Moratalla Juan Tamayo Conejero (1843-1906) comercializaba sus vinos en Murcia a través de “La Tienda del Catalán“. Juan Tamayo fue diputado provincial, vicepresidente de la Diputación, candidato al Senado por varias provincias, Delegado del Banco de España en Castellón, siéndole concedida la Gran Cruz de Isabel La Católica.

14 La Juventud Literaria, 5 de junio de 1.892, pág. 3.

Para elevar la calidad de la producción Juan Tamayo había recurrido a la contratación del maestro bodeguero Juan M. Sánchez. Las clases de vinos elaboradas eran el Blanco Moratalla, la Manzanilla, el Amontillado y el Tinto Superior, comercializándose tanto en botella como a granel. Por su parte el bodeguero de Mula Martin Perea y Valcárcel (1853-1902), quien ocupó la jefatura local del partido conservador, así cómo los cargos de Alcalde de Mula, diputado provincial y Gobernador Civil de Albacete y Murcia, abría en la calle Licenciado Cascales, 9 (actualmente Jabonerías) de Murcia un establecimiento para la comercialización de sus vinos embotellados (botellas de 0,75 litros, provistas de etiqueta, corcho y cápsula). Galardonado con una Medalla de Oro en la Exposición murciana de 1900 el Vino Perea se publicitaba como sano y puro, sin que contuviera por tanto ninguna sustancia perjudicial a la salud15.

Martin Perea y Valcárcel. Historia de Mula.

El ejemplo de la publicidad de estos dos cosecheros de la comarca nos sirve para mostrar cómo, sin recurrir a la utilización de una marca comercial, la identidad del bodeguero y el pueblo de origen servían para identificar Publicidad del Vino Perea. Las Provincias de Levante, 20 de enero la calidad y pureza de sus vinos de 1900, pág. 5. proyectando en los mismos la riqueza, el éxito y el prestigio social alcanzados por los bodegueros. La mejor marca para sus vinos era el propio nombre y el lugar de origen.

15 Las Provincias de Levante, 20 de enero de 1900, pág. 5; El Diario de Murcia 22 de abril de 1900, pág. 1; y 26 de agosto de 1900, pág. 3.; y El Heraldo de Murcia de 25 de agosto de 1900, págs. 1 y 2.

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La marca sinónimo de identidad, calidad, pureza y prestigio


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Tal y cómo indicaba la Respuesta al Interrogatorio de 1884 del Ayuntamiento de Caravaca, la modernización de la elaboración de vino exigía grandes reformas en las bodegas, cuando no directamente la construcción de nuevas edificaciones. Una nueva construcción había tenido que realizar José María de Béjar en su Hacienda del Carrascalejo de Allá, tras abandonar el uso de la vieja bodega de tinajas en 1866, para la disposición de varias estancias en las que situar el lagar con la pisadora mecánica y las despalilladoras, además de los almacenes para los toneles de madera de roble americano fabricados en Monóvar16.

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Los comerciantes franceses Augustin Bacqué Rossetin y Pierre Menat Bigué adquirían en Cehegín a principios de 1890 un terreno en el lugar conocido como Llano del Convento (situado en el Barrio de las Maravillas). En dicha finca construirían durante el año 1890 su gran bodega compuesta de dos edificios. Uno principal de 61 metros de longitud y 15 de latitud, lo que hacía un total de 915 metros cuadrados, constando de una sola nave. Y otro accesorio de 16 metros de longitud y 9 de Bodega de los Franceses en Cehegín. latitud, con un total de 144 metros17. Nuevas bodegas se edificaban en Bullas en el año 1893 cuando la prensa informaba de la construcción por “el rico propietario Sr. Carreño“ de una que habría de tener unas 14.000 arrobas de capacidad y que en esa época todavía no estaba concluida, así cómo la que en los siguientes meses habría de construir Francisco Melgares 18. 16 Memoria sobre la producción de viña y vino en la Hacienda de los Béjar, situada en el Carrascalejo de Allá en Bullas. Exposición Agrícola y Minera de Murcia 1876. Sign.- 1-J-38. Archivo Municipal de Murcia. 17 El Diario de Murcia, 19 de agosto de 1890, pág. 2. Providencia Nº 269 publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Murcia Nº 32 de 6 de febrero de 1914, pág. 2. 18 El Diario de Murcia, 27 de junio de 1893, pág. 2.

Cuando el día 30 de diciembre de 1893, a los sesenta y ocho años de edad, fallecía en Bullas Francisco Melgares de Aguilar y González (18251893) desaparecía la figura de uno de los grandes bodegueros del siglo XIX en la comarca. Abruptamente finalizaba el proceso de modernización en la elaboración de vinos iniciado con la construcción de su bodega, la conocida como “Bodegas de La Casilla o de los Melgares”, que había comenzado con la contratación del afamado arquitecto Justo Millán Espinosa19. El proyecto del arquitecto Justo Millán de 1892 suponía la construcción de dos edificios en una única planta con una superficie total de más 1.400 m2, siendo unas edificaciones exclusivamente dedicadas a la elaboración y almacenaje de vinos gracias a encontrarse dotadas de grandes depósitos para la fermentación además de cubas y barricas para la crianza y conservación de los vinos, que iban a ser adquiridas en Alicante al prestigioso tonelero Agustín Bay20. Pero también en la comarca surgía en estos años una incipiente industria de cuberos y toneleros para atender las necesidades de los bodegueros.

Detalle del plano de las Bodegas de la Casilla redactado por Justo Millán. Archivo Municipal de Hellín.

Quienes modernizaban su producción necesitaban cubas para la fermentación de vinos y toneles para la crianza de los mismos. Quienes simplemente exportaban los caldos elaborados siguiendo los métodos tradicionales recurrían a los toneles para su transporte por ser más adecuados que los pellejos que habían sido utilizados durante siglos21.

19 “Francisco Melgares de Aguilas y las Bodegas de la Casilla”, 2018. Juan Pedro García Martínez. Revista de las Fiestas de Bullas. 2018. 20 Correspondencia entre Justo Millán y Francisco Melgares. Archivo Municipal de Hellín. 21 Une histoire mondiale du vin, (1989) Hugh Johnson, págs. 424 y 425; y Manual para viajeros por España y lectores en casa, Vol I, pág. 55, de Richard Ford (2008).

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La construcción de nuevas bodegas


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Siguiendo los anuarios comerciales e industriales de esos años encontramos en Bullas el negocio del cubero y tonelero Juan Fernández Sánchez y también los de los toneleros Juan Romero y Juan Fernández Romero. En Mula figura la presencia de Bartolomé Sánchez López 22. Y sin embargo, pese a las riquezas acumuladas y los grandes esfuerzos realizados en la modernización de la producción y la elevación de la calidad de los vinos, el tiempo de los bodegueros ilustrados llegaba a su final en la comarca del noroeste murciano.

EL NOROESTE MURCIANO Y LA CRISIS VITÍCOLA FRANCESA

En el otoño de 1891 Agustín Bacqué marchaba arruinado de Cehegín, en 1893 fallecía Francisco Melgares de Aguilar, en 1897 se producía la muerte de Alfonso Chico de Guzmán, Martín Perea lo hacía en 1902, José María de Béjar en 1903 y Juan Tamayo en 1906. Poco a poco el noroeste vitícola perdía a sus más prestigiosos bodegueros en medio de una crisis vinícola generalizada. La plaga de la filoxera arrasaba el viñedo de la comarca y el fin del Tratado francoespañol, que había favorecido la exportación, ahogaba la producción de vinos.

A mediados del siglo XIX llegan a la comarca los primeros comerciantes franceses a la búsqueda de vinos con los que cubrir las necesidades de las bodegas su país. Las plagas del oídio, mildiu, filoxera y la podredumbre negra arrasan en diferentes oleadas el viñedo galo que no se recuperará hasta los años 1890. Estas plagas de la vid de origen americano provocaron dos grandes crisis que afectaron al viñedo francés durante la mitad del siglo XIX. De un lado, asistimos a la desolación causada por el oídio entre los años 1850 y 1863, y, de otro lado, a la devastación del viñedo galo por las plagas de la filoxera, mildiu y la podredumbre negra entre los años 1870 y 1891. Ambas crisis provocaron la reducción de la producción de uva, el aumento del precio del vino y la traslado de comerciantes franceses a territorios hispanos a la búsqueda de vinos ordinarios con los que elaborar sus preciados caldos. Estos períodos supondrán épocas de bonanza para España y de desgracias para Francia.

Marcel Lachiver explica en su obra cómo entre los años 1853 y1863 se producen los ataques más graves de oídio en la zona de Burdeos provocando una reducción de la producción de uva en más del 50% con respecto a cosechas anteriores1. 22 Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración. Años 1879, pág. 886; 1880, pág. 1084; 1886, pág. 1405; 1894, pág. 1725; o 1898, pág. 1735.

1“Vins, vignes et vignerons. Histoire du vignoble français”, 1988. Marcel Lachiver. págs. 405 y 406

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Las plagas americanas del viñedo francés


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Botellas de vino de Bullas del siglo Pero también el oídio llegó a España XIX. Museo del Vino de Bullas. extendiéndose por las zonas más húmedas de las diferentes comarcas vitícolas e impulsando el desarrollo de las zonas más secas3.

Alain Huetz de Lemps nos recuerda que durante la crisis del oídio el precio del vino en España se cuadriplica estimulándose la producción y exportación a Francia (en el año 1857 se alcanza en España la cifra de 1.300.000 hl de vinos exportados al extranjero)4.

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La recuperación del viñedo galo tras el empleo del caldo bordelés para poner fin a la plaga de oídio provoca que las exportaciones se reduzcan en gran medida y los comerciantes franceses abandonen el país. Se produce así una parada en el desarrollo de viñedos e industria vinícola en España.

en Francia y los comerciantes franceses regresaron al sureste español dando inicio a la segunda edad dorada de los vinos del noroeste. Entre los años 1870 y 1885, a pesar de las dificultades comerciales de 1886 y 1887, y hasta los inicios de los años 1890, se produce un período de expansión espectacular del viñedo6. La fiebre de la plantación de la vid se explica por el aumento de los precios del vino que se mantienen elevados a pesar del incremento de la producción. Los agricultores no sólo plantan viñas en tierras incultas sino que arrancan sus olivos o convierten sus campos de cereales en viñedos por la caída de los precios a consecuencia de la llegada de cereales del nuevo mundo, todo ello animado por buenas cosechas como la de 18777. El viñedo en las diferentes comarcas vitícolas refuerza su papel como sostén de la economía comarcal8. Los precios altos no sólo son motivados por la exportación ya que también juega un importante papel el incremento del consumo nacional ligado al crecimiento demográfico y a la elevación del nivel de vida. La demanda de vinos comunes crecía, los jornales aumentaban y se formaban grandes patrimonios. La devastación del viñedo del midi francés en 1878, la convención franco-española de 1877 y el tratado de 6 de febrero de 1882 favorecen las exportación de vinos a Francia9. Con el tratado de 1882 se reducían los aranceles de los líquidos de menos de 15 grados en cinco francos el hectolitro. El Real Decreto de septiembre de 1888 aprueba la creación de una serie de estaciones enológicas, entre ellas la de Alicante.

Sin embargo, en pocos años el viñedo francés se vería devastado por otra plaga aún más peligrosa, pues el insecto filoxera devoraba las cepas sin solución posible. Coincidiendo con ella, también llegaron a Francia otras plagas americanas como el mildiu y la podredumbre negra5. El pánico se desató

Los comerciantes franceses (y sus socios españoles) compraban cosechas enteras a pie de viñedo, abriendo almacenes de vinos y bodegas industriales para su elaboración desde los que expedir a Francia. Grandes factorías son construidas en el puerto de Alicante y otros puertos españoles, desarrollándose igualmente el transporte de vinos por ferrocarril10.

2 “Historia del Vino”, 2008, José Peñín, pág. 411. 3 “Les vins d´Espagne”, 2009 , Alain Huetz de Lemps, pág. 118. 4 “Les vins d´Espagne”, 2009, Alain Huetz de Lemps, pág. 119. 5 “Vins, vignes et vignerons. Histoire du vignoble français”, 1988, Marcel Lachiver, págs. 412-434, para la filoxera, y págs. 434-438 para el mildiu y la podredumbre.

6 “Les vins d´Espagne”, 2009, Alain Huetz de Lemps, págs.120 y 121. 7 “Les vins d´Espagne”, 2009, Alain Huetz de Lemps, pág.121. 8 “Historia del Vino”, 2008, pág. 411, José Peñín, pág. 412. 9 “Les vins d´Espagne”, 2009, Alain Huetz de Lemps, pág.122. 10 “Les vins d´Espagne”, 2009, Alain Huetz de Lemps, pág.123.

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Es José Peñín quien llama nuestra atención sobre el hecho de que bodegueros de Burdeos enviaron comisionados a Alicante y otras zonas para conseguir vinos ante la reducción de la producción en Francia. En el caso de sureste español por el color, sabor y grado alcohólico de nuestros vinos que los hacían ideales para ser mezclados con los vinos franceses. Esto motivó la instalación en el puerto de Alicante de almacenistas franceses cuyo interés decayó según el viñedo francés se recuperó del ataque del oídio2.


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La llegada del mildiu, la podredumbre y del pulgón a los campos del noroeste murciano en los años 1884 y 1885, reducen la producción, pero durante los años 1886 y 1887 el mercado del vino sufre una crisis comercial y los precios se hunden en Francia y en España, todo ello a consecuencia de los fraudes en la producción de vinos11.

En esas fechas, el viñedo francés está ya recuperado y además entra en juego el vino de Argelia, pero las mediocres cosechas de 1889 y 1890 sostienen las exportaciones españolas que alcanzan su máximo en 189113, fecha a partir de la cual se hunde el mercado español de vinos tras expirar el tratado franco-español el día 1 de febrero de 1892 cuando el hectolitro de vino pasa a soportar unas tasas de 7 francos frente a los 2 anteriores14. Durante la década de 1890 se redujo bruscamente la demanda francesa de vinos provocando una recesión en el sector con disminución de jornales, la emigración de los viticultores, aumento de la destilación de vinos y la ruina de muchos propietarios y bodegueros.

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El noroeste murciano ante la crisis vitícola francesa A diferencia de otras zonas, el noroeste murciano ya existía como comarca vitícola cuando se produjo la llegada de comerciantes franceses a tierras españolas. El viñedo más antiguo de Murcia abastecía de vino no sólo a esta provincia, sino también a las limítrofes de Albacete, Almería y Granada. Es por ello que en el noroeste la “explosión” vitícola fue más limitada que la que se produjo en zonas como Jumilla o Yecla, por citar a 11 “Les vins d´Espagne”, 2009, Alain Huetz de Lemps, pág.124, y “Vins, vignes et vignerons. Histoire du vignoble français”, 1988, Marcel Lachiver, págs. 438-442. 12 “Historia del Vino”, 2008, José Peñin, pág. 413. 13 “Les vins d´Espagne”, 2009, Alain Huetz de Lemps, pág.125. 14 “Les vins d´Espagne”, 2009, , Alain Huetz de Lemps, pág.147.

Bodega tradicional de tinajas del noroeste murciano. Museo del Vino de Bullas.

Este hecho, así cómo la falta de estudios sobre este período, ha llevado a muchos autores a minimizar la influencia de la crisis francesa en el desarrollo vitivinícola de la comarca, cuando no incluso a ignorarla.

No es cierto que el noroeste permaneciera aislado en un mar de abundancia. La influencia fue enorme: se incrementó la superficie vitícola, creció la producción de vinos, se construyeron nuevas y más modernas bodegas,… y se acumularon grandes fortunas que sustentaron las ambiciones políticas de algunos hombres cómo Joaquín Carreño Góngora, quien llegó a ocupar el cargo de Presidente de la Diputación Provincial de Murcia y de Gobernador Civil, o Alfonso Chico de Guzmán y Belmonte, Diputado a Cortes y Senador del Reino por la provincia de Murcia, entre otros muchos. Decíamos que hubo dos períodos de bonanza coincidentes con los períodos de crisis del viñedo galo que corresponderían a los años 1852 y 1863, así cómo a los años 1870 y 1891, en los cuales la producción aumentaba y los altos precios alcanzados se mantenían. Marcábamos los años 1857, 1885 y 1891 como hitos en la exportación de vinos españoles. Pero también destacábamos la llegada del oídio, el mildiu, la podredumbre y la filoxera a España, además de la crisis comercial de los años 1886 y 1887 por el fraude del vino artificial. También el noroeste murciano se vio afectado por todas esas sinergias.

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En España muchos comerciantes adulteraban los caldos con agua, alcohol industrial importado de Alemania y tintes a menudo tóxicos como la fucsia 12. Esto provocó el asentamiento de bodegueros franceses para controlar la producción vinos que expedían a su país.

las más próxima, cuya industria era más pequeña a mediados del siglo XIX.


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Según Alain Huetz de Lemps entre los años 1792 y 1857 el viñedo cubría en la provincia de Murcia 10.837 hectáreas tomando este dato de la memoria de la Junta de Agricultura, Industria y Comercio de la Provincia de Murcia de 185715. Consideramos que habría en el noroeste murciano unas 5.400 hectáreas (50%) aproximadamente, dada cuenta de la limitada presencia en Jumilla y Yecla del viñedo durante ese período pues ambos municipios contaban únicamente con 3.671 hectáreas (33,87%)16. El Ingeniero agrónomo provincial Vicente Sanjuan Rech suscribió un informe con los datos referentes a la producción vinícola de la provincia de Murcia el día 2 de noviembre de 1876 17. Afortunadamente, el informe es muy detallado y desglosa por partidos judiciales la información facilitada. Así podemos saber que en aquella época el viñedo ocupaba en la zona de Lorca unas 845,86 has., en la de Caravaca unas 5.231,47 has. y en la de Mula unas 2.204,21 has., es decir, el noroeste en su conjunto contaba con un total de 8.281,54 has. (sobre una superficie en la provincia de 17.170,39 has., es decir, un 48,24 % correspondía al noroeste).

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Arada de la viña con Mula (Sebastián Fernández). Archivo Municipal de Bullas.

Este ingeniero informaba al Ministerio de Agricultura el día 12 de julio de 1878 que la superficie del viñedo en la provincia había aumentado en unas 816,89 has. en los cuatro años anteriores, según le habían informado los alcaldes consultados18. 15 ”Les vins d´Espagne“, 2009, Alain Huetz de Lemps, pág. 115. 16 El altiplano de Jumilla-Yecla : estudio de geografía comarcal. Alfredo Morales Gil. 1972. pág. 296. 17 Legajo 248-1 del Archivo del Ministerio de Agricultura. 18 Legajo 248-1 del Archivo del Ministerio de Agricultura.

A petición del Ministerio de Agricultura francés las legaciones diplomáticas mantuvieron informado al gobierno en París sobre la extensión de la plaga de la filoxera por el mundo durante la segunda mitad del siglo XIX. Gracias a dos informes del consulado francés en Cartagena de los años 1.886 y 1.887 podemos conocer la situación del viñedo y la producción de vino en la comarca del noroeste durante esa época. El contenido de ambos informes ha sido analizado en el trabajo “L’action diplomatique française et le phylloxera en Espagne” (2011) de G.Mollevi y D. Serrano, destacando el hecho de que en los mismos se mencionan los datos de producción y comercialización de vino en la comarca, a pesar de que sea difícil contrastar la veracidad de tal información. Los datos facilitados por el consulado francés ponen de manifiesto la gran vitalidad del viñedo del noroeste en esos años, fundamentada en la gran expansión de la superficie de viñas cultivadas desde años antes. Esta euforia vitícola tenía su origen en el hundimiento del sector vinícola francés a causa de la llegada de la filoxera y la destrucción de su viñedo. Interesante es citar una carta de 1884 del cónsul de Palma de Mallorca comentando que había un gran número de propietarios (en las Baleares) que plantaban viñas de forma desmesurada arrancando olivos, almendros y otros cultivos tradicionales, lo que implicaba casi un monocultivo. No muy diferente debía ser la situación en el noroeste en aquellos años según conocemos por otras fuentes19. En el caso de la provincia de Murcia la plantación de viñas era constante entre los años 1885 y 1886 motivo por el cual la producción de vino había aumentado de forma destacable. Según los datos facilitados por la legación consular de Cartagena, en 1880 había en la provincia 22.000 hectáreas de viña, mientras que entre 1885 y 1886 esa cifra subió hasta las 32.660 hectáreas en plena producción. Por lo que respecta al noroeste murciano la superficie del viñedo entre los años 1885 y 1886 era de 2.572 hectáreas en el partido de 19 La Paz de Murcia, 3 de mayo de 1865 y 20 de octubre de 1891; y “La Crisis Agricola y Pecuaria” Vol. V, 1888, pp. 613 y 471, y Vol. IV, 1888, pp. 646 y 649 respectivamente, según cita de Teresa Carnero i Arbat en “La expansión vinícola y atraso agrario. 1870-1900“, pág. 49.

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La expansión del viñedo durante la segunda mitad del siglo XIX


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Muy interesante era la descripción del cultivo de la viña en la comarca que se realizaba, según el consulado francés las vides eran plantadas en hoyos de 70 cm (de profundidad), a una distancia de 1,8 a 2 metros entre plantas. Las vides se podaban a 15 o 20 centímetros y se dejaban cinco o seis nudos, mediante una operación que se llevaba a cabo generalmente entre febrero y marzo. Esto permitía obtener un vino de coloración viva y brillante, con una graduación alcohólica que variaba entre 14 y 16 grados (Ministère de l’Agriculture et du Commerce, 1887). Años más tarde, en el “Avance estadístico sobre cultivo y producción de la Vid en España“, 1889, el Ingeniero Vicente Sanjuan cifraba la superficie del viñedo en 3.151 has. para el partido de Caravaca, 951 has. para Lorca y 2.851 has. para Mula, lo que haría un total de 6.953 hectáreas para todo el noroeste de las 33.297 has. existentes en la provincia, lo que suponía un 20,88 % de la superficie provincial.

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Por último, el “Mapa de la Invasión Filoxérica en España“, 1899, con la información facilitada por el Ingeniero Vicente Sanjuan repite los mismos datos de superficie que diez años antes, lo cual no habría de extrañarnos dada cuenta de que en esa década el mercado del vino se había hundido. Por su parte, el ingeniero agrónomo provincial Adolfo Virgili Vidiella fijaba para el año 1894 una superficie del viñedo provincial de 64.514 hectáreas de las cuales correspondían al noroeste murciano unas 24.115 hectáreas, un 37,38% de la superficie provincial. Para el año 1909 la extensión provincial se había reducido a unas 58.458 hectáreas y la comarcal hasta las 18.900 hectáreas, lo cual suponía un 32,33%21.

La evolución del viñedo según las imprecisas fuentes fiscales parte de 1858 cuando supuestamente existían 15.004 hectáreas de viñedo de secano y 2.854 hectáreas de viñedo en el regadío, lo que hacía un total provincial de 17.858 hectáreas. En 1870 el viñedo cubría un total de 17.170 hectáreas perteneciendo al noroeste un total de 8.396 hectáreas, lo que suponía un 48,9% del total. Para el año 1894 el viñedo provincial alcanzaba ya las 64.514 hectáreas siendo el comarcal de 24.128 hectáreas, con un porcentaje del 37,4%. Por último, en 1922 se totalizaban unas 60.192 hectáreas en la provincia ocupando en el noroeste unas 3.491,14 hectáreas, resultando un porcentaje del 5,8%22. Valorando la evolución del viñedo en el noroeste debemos señalar que es muy posible que antes de la década de 1850 la superficie realmente fuera inferior a la indicada y la misma se incrementara rápidamente en dicha década con ocasión de la crisis del oídio en Francia para estancarse en los años 1860 y aumentar nuevamente en la década de 1870 para iniciar una lenta caída en los años 1880 como consecuencia de los problemas de sequía, mildiu, podredumbre y pulgón que afectaron a la viña de la comarca en esos años, así cómo la crisis comercial del fraude del vino y la recuperación del viñedo francés a finales de la década. Los años 1890 suponen el estancamiento del viñedo con un mercado del vino hundido y una reconversión hacia la producción de aguardientes hasta que finalmente la irrupción de la filoxera entre 1894 y 1909 arrasa con el viñedo del noroeste. La exportación de vinos a Francia

La producción de vino en el noroeste en el año 1876 alcanzaba la cifra de 48.443,51 hectolitros según el Informe del 2 de noviembre de 1876 elaborado por el Ingeniero provincial Vicente Sanjuan23, donde se indicaba que por cada hectárea de viña se obtenían unos 1,84 hectolitros en el partido judicial de Lorca, 9,20 hectolitros en Caravaca y 14,62 hectolitros en el partido de Mula, es decir, 1.582,96 hectolitros en Lorca, 48.443,51 en Caravaca y 32.225,55 en Mula.

20 Estos datos incluyen municipios como Torres de Cotillas, Aledo, Abarán, etc. no incluidos en la comarca, así cómo tierras de municipios que sólo parcialmente pertenecen al noroeste, en este caso zonas de huerta Ricote, Cieza, Totana, etc. 21 La invasión filoxérica en España, 1911. Ministerio de Agricultura, págs. 133, 134, 135, 192 y 193.

22 Historia Económica de la Región de Murcia, 2002, Jose Miguel Martínez Carrión, pág. 295 y 296. 23 Legajo 248-1 del Archivo del Ministerio de Agricultura.

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Caravaca, 951 hectáreas en el partido de Lorca, 2.348 hectáreas en el partido de Mula, 296 hectáreas en el partido de Totana y 1.004 hectáreas en el partido de Cieza, lo que hacía un total de 7.144 hectáreas, 21,87% del viñedo provincial20.


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Obviamente, y aunque estos datos carezcan de la fiabilidad que sería exigible, sí que es cierto que la producción de vino del noroeste se vio incrementada de forma paralela a la extensión del viñedo en la comarca como consecuencia de la demanda de vino más allá de los mercados tradicionales que eran abastecidos desde estas tierras durante varios siglos. Existe un gran desconocimiento sobre la influencia de la crisis vitícola francesa en el devenir de la comarca noroeste murciana en las obras que han tratado este período de la historia del vino.

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Quizás la causa de ello se encuentre en la casi total ausencia de datos sobre la presencia en el noroeste de comerciantes y técnicos franceses en esta época. A ello ha contribuido la poca atención que han mostrado los autores sobre esta cuestión según se puede comprobar al constatar la casi inexistencia de estudios al respecto. Estas carencias contrastan con las de zonas cercanas como Jumilla, Yecla o Alicante donde no sólo la documentación de la época, sino también los restos de arqueología vinícola (antiguas bodegas y almacenes), han permitido conocer la actividad de estos profesionales y la importancia del papel jugado en el desarrollo del sector en este período temporal.

comerciantes franceses se instalan en el puerto de Alicante, el noroeste murciano ya existía como industria y contaba con empresarios, bodegas y técnicos para la elaboración de vinos de calidad suficiente para ser exportados a Francia. A esto debemos añadir que tampoco debería de existir fraude significativo en la elaboración de vinos que obligara a controlar en origen la producción. De lo anterior resulta que no era por tanto necesario que los comisionados franceses (o sus socios españoles) se asentaran en el noroeste para obtener vino para su exportación a Francia. Establecer lazos comerciales con los productores locales era suficiente en nuestra comarca. Muy al contrario, en otras zonas sí que fue necesaria la presencia in situ para organizar la producción de vinos ante la inexistencia de una industria previa. Así se emprendió la construcción de bodegas, formación de viticultores y de personal cualificado para la elaboración de vinos, etc. En la prensa y en la documentación de la época existen huellas de esa exportación de vinos del noroeste a Francia. Publicaba El Eco de Cartagena, en su edición de 14 de junio de 1886, los datos sobre la riqueza vinícola de la provincia de Murcia ofrecidos por el Consejo Provincial de Agricultura para el año 1885. Según las autoridades del momento los vinos del noroeste que mejor aceptación tenían en el extranjero eran los de Bullas y Mula.

Sin embargo, es totalmente erróneo el juicio de valor desarrollado por muchos autores acerca del papel marginal que habría jugado el noroeste murciano en la exportación de vinos a Francia. Hablamos de “error” ya que algunos piensan que si apenas había comerciantes y elaboradores de vinos de origen francés en esta comarca es porque no había comercio con Francia.

Llama la atención el hecho de que no se citara, junto a estos dos pueblos, a Cehegín cuya producción alcanzaba en esas fechas según el Cuestionario sobre información vinícola aprobado el 1 de mayo de 1884 las 200.000 arrobas de vino. Pero más sorprendente es que en el citado cuestionario las autoridades locales negaran que los vinos de Cehegín se exportaran al extranjero refiriendo que la casi totalidad de la producción se vendía en la propia provincia25.

Sin embargo, no son capaces de tomar en consideración una circunstancia importante. A diferencia de Jumilla y Yecla, cuando los

24 Avance estadístico sobre cultivo y producción de la Vid en España, 1889. Ministerio de Agricultura, pág. 150.

25 Legajo 85-5 del Archivo del Ministerio de Agricultura.

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Trece años después, en el “Avance estadístico sobre cultivo y producción de la Vid en España“, 1889 el Ingeniero Vicente Sanjuan elevaba a 22 hectolitros por hectárea la producción de vino en el noroeste lo que permitía la obtención de un total de 152.966 hectolitros24.


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El Diputado en Cortes, Antonio García Alix, afirmaba en El Diario de Murcia, 3 de abril de 1891, que era preciso la defensa del tratado comercial con Francia para garantizar los mercados de París y Burdeos a los vinos de Bullas y Caravaca. Años más tarde, en la edición del 13 de enero de 1895 del periódico La Luz de la Comarca, un grupo de contribuyentes de Caravaca publicaba el recurso presentado contra el repartimento del impuesto de consumos de la localidad en cuyo texto se decía que hasta fechas recientes los caldos de ese pueblo eran exportados a Francia con notables ventajas. Es por ello que no podemos ignorar la presencia de franceses en la comarca durante la mitad del siglo XIX. Igualmente, debemos destacar la presencia de un centro neurálgico en el noroeste para la canalización de vinos hacia el mercado francés. Nos referimos a la conocida como Bodega de los Franceses situada en el barrio de las maravillas en la localidad de Cehegín que debería haber funcionado como almacén y bodega de elaboración de vinos en la comarca para su expedición posterior a Francia.

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Sabemos por la prensa que en el año 1891 en la Bodega de los Franceses se producía aguardiente con destino al mercado francés26. En 1883 la prensa local citaba la presencia de un representante de una casa extranjera que había hecho acopio de grandes cantidades de vino en la localidad de Bullas27. Uno de los documentos más interesantes del momento resultan ser las dos cartas escritas en el verano de 1901 por el bodeguero y político 26 Las Provincias de Levante y La Paz de Murcia, 21 de julio de 1891. 27 El Diario de Murcia 03 de octubre de 1883 con cita como fuente del periódico La Luz de la Comarca de Caravaca

de Bullas, Francisco Jesús Carreño Góngora, que fueron recogidas en el libro publicado ese mismo año por el periodista Gabriel Baleriola, bajo el título de “La crisis vinícola en la provincia de Murcia”. En las mismas el cosechero señala cómo los comerciantes franceses acudían a Bullas a comprar el vino al precio que marcaban los productores locales en grandes cantidades y de cómo les advertían de que algún día la filoxera atacaría los viñedos de la comarca, sin que los bodegueros les prestaran mucha atención28. También tenemos noticias de la presencia de comerciantes franceses en las localidades de Mula y Caravaca durante esas fechas. Desde el siglo XVIII el Levante español había exportado a Francia sus vinos desde el puerto de Alicante y sus aguardientes (y también vinos) desde el puerto de Valencia. No nos extraña por ello que cuando el periódico El Eco de Cartagena, en su edición de 14 de junio de 1886, aborda el tema de la exportación de vinos a Francia desde algunos pueblos del noroeste, señale que los caldos murcianos se embarcaban en los puertos de Valencia, Alicante y Cartagena. Puntualicemos que el embarque por Cartagena no es tan aceptado por los autores que han tratado el tema. En este sentido, el análisis de la literatura sobre las mercancías comercializadas desde este puerto no parece arrojar mucha luz al respecto ya que el comercio de vinos venía referido a los caldos del campo de Cartagena y su comercio con las zonas de Málaga y Jerez. Tampoco los autores franceses que analizan la llegada a puertos franceses de los vinos españoles nos ofrecen información sobre el comercio con el puerto de Cartagena. Es por ello que debemos concluir que no debió ser muy importante la utilización de este puerto para el embarque de los vinos del noroeste. Si bien no obstante, a través de La Gaceta Minera29 sabemos de la partida el día 16 de junio del vapor “García de Vinuesa”, de 713 toneladas, c. Muñoz, con destino a Marsella con diferentes partidas de vino cuyo origen desconocemos. 28 “La crisis vinícola en la provincia de Murcia”, 1901, Gabriel Baleriola, pág. 89. 29 La Gaceta Minera, 20 de junio de 1893, pág. 6.

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Por contra, en sus respuestas al citado Cuestionario las autoridades de Bullas sí que reconocían explícitamente que los vinos de Bullas eran exportados al extranjero. Del total 100.000 arrobas que producía la localidad un total de 40.000 arrobas (el 40% de la producción) era expedido con destino a Francia.


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El puerto de Alicante se erige pues como el verdadero punto de recepción de los vinos del noroeste adquiridos por comerciantes franceses para su embarque al país galo. Así lo corroboran las respuestas dadas por el Ayuntamiento de Bullas al Cuestionario sobre información vinícola aprobado el 1 de mayo de 1884 cuando declaran que las 40.000 arrobas de vino exportadas por la localidad eran expedidas al puerto de Alicante31.

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El puerto de Cette -nombre antiguo con el que era conocido el actual Sète- cerca de Montpellier, monopolizaba el comercio de vinos con los puertos del Levante español durante todo este período. Toneles de vino en el puerto de Alicante a principios Para analizar este comercio del siglo XX. recurrimos a dos fuentes distintas. De un lado a un autor francés de la época Angel Marvaud, autor de Les vins espagnols et le commerce français d’exportation, Bruxelles, 1906, y de otro, a los boletines semanales de la Estación Enotécnica de España en el puerto de Cette que eran publicados periódicamente por la prensa. Centrándonos en el trabajo del autor francés Angel Marvaud podemos señalar que los vinos que arribaban al puerto de Cette desde el Medoc Alicantino eran tintos secos bien vinificados y ricos en alcohol y taninos. Estos vinos eran muy apreciados y se mezclaban en el propio Cette con vinos franceses y de otras procedencias de menor graduación alcohólica, para ser reexpedidos a clientes extranjeros. 30 Legajo 85-5 del Archivo del Ministerio de Agricultura. 31 Legajo 85-5 del Archivo del Ministerio de Agricultura.

Por los boletines semanales de la Estación Enotécnica de España en Cette sabemos que los vinos del sureste llegaban al puerto francés desde Alicante. Para Francia no existían los vinos del noroeste murciano como tales, pues junto a los de Alicante, Jumilla, Yecla y los pueblos manchegos limítrofes, es decir, los de los territorios de producción de la uva Monastrell, eran todos ellos incluidos en un mismo tipo, el de los Vinos de Alicante. Los vinos que se exportaban Angel Marvaud señala en su trabajo que los vinos que llegaban a Cette desde Alicante eran de dos tipos, los obtenidos de viñas de secano eran de mayor calidad y grado alcohólico, de 15 a 16 grados, aunque algunos podían llegar hasta los 18 grados, frente a los de regadío de menor grado alcohólico, de 14 a 15 grados. La Estación Enotécnica de España en Cette clasificaba igualmente los vinos de Alicante en dos tipos, los de primera de 14 a 15 grados, y los de segunda de 14 grados32. El periódico El Eco de Cartagena, en su edición de 14 de junio de 1886, nos indicaba que los vinos exportados por el noroeste eran tintos y secos, no necesitando tratamiento alguno los que contaban con más de 14 grados. También señalaba el diario que variaban los precios, en la localidad de origen, de 19 á 25 pesetas hectolitro, y a bordo en Valencia y Alicante desde 25 á 32 pesetas. El precio del aguardiente era de 40 pesetas hectolitro y el del alcohol de 30 grados 100 pesetas. Coincide en estos extremos Alain Huetz de Lemps cuando nos recuerda que los vinos del sureste español eran muy buscados y disputados por los comerciantes franceses ya que contaban con 15 y 16 grados y no era necesario encabezarlos con alcohol para ser exportados a Francia33. 32 La Paz de Murcia, 11 de enero de 1892. 33 “Les vins d´Espagne” (2009), Alain Huetz de Lemps, pag. 130.

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Obviamente, la distancia con Valencia debió jugar en su contra, máxime si tenemos en cuenta la importancia de las infraestructuras alicantinas para el desarrollo de este comercio. El pueblo de Moratalla exportaba a Valencia unas 1.500 arrobas de vino al año a mediados de los años 1.880 según las respuestas dadas al Cuestionario sobre información vinícola aprobado el 1 de mayo de 188430.


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Recurriendo a las respuestas dadas por Cehegín, Bullas, Moratalla y Caravaca al Cuestionario sobre información vinícola aprobado el 1 de mayo de 1884 podemos saber que los vinos que se producían en el noroeste con destino a la exportación eran principalmente tintos secos habiéndose utilizado sólo un 25% de los hollejos para su maceración. La graduación alcohólica iba de los 12 a 15 grados para los procedentes de viñas de regadío y hasta los 17 grados para los obtenidos de viñas de secano. No era común el encabezamiento de los vinos, si bien se recurría a esta técnica de conservación para los vinos de menor graduación que habrían de venderse pasada la primavera del año de producción35.

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Sin embargo, sí que hubo una cambio técnico en la producción de vino del noroeste por exigencias de los comerciantes franceses. Frente a la elaboración de vinos acabados tradicional en la comarca los nuevos compradores -quien sólo buscaban vinos de alto color y graduación para mezclar- exigieron a los cosecheros que elaboraran fermentaciones tumultuosas largas, de unos diez días aproximadamente, al objeto de poder extraer el máximo de color contenido en la piel de la uva 36. De esta forma se obtenían vinos muy astringentes que sólo servían para dar color y grado a otros más claros y blancos de menor graduación. El colapso del noroeste vitícola Moratalla 16 octubre. Se halla en toda su plenitud la recolección de la uva en las huertas de esta villa, siendo su precio de venta el de setenta y cinco céntimos de peseta por arroba. Los compradores de este artículo son muy escasos.

Las muchas existencias de vino que hay en algunas bodegas del término y la falta

34 “Estudio sobre la exposición vinícola nacional de 1877“, 1.878, pág. 454. 35 Legajo 85-5 del Archivo del Ministerio de Agricultura. 36 “Propiedad vitícola y cambio técnico en la meseta de Requena” en Viñas, Bodegas y Mercados, 2001, Juan Piqueras Haba.

de pedidos para su exportación, hacen que el precio de este tienda a la baja y los propietarios y especuladores que lo elaboran estén desanimados. Además nos parece que la plantación vinícola se va haciendo tan extensiva cada un año que transcurre, que opinamos ha de ir en decadencia este producto, salvo que circunstancias que no nos es dado prever, mejoren mas adelante su precio. Por hoy, la fanega de tierra de riego plantada de viña, rinde menos producto, por regla general, que la de cereales bien cultivada. Y lo mismo acontece en el secano. Mediten los propietarios y labradores sobre este punto, que es muy interesante37.

El fin del tratado comercial con Francia en febrero de 1892 marcaba el inicio para el colapso de la comarca vitícola del noroeste. La drástica caída de los precios del vino, la sobreproducción y la plaga de la filoxera ofrecían un dramático final para uno de las grandes momentos históricos del sector en la comarca. Ante esta situación la prensa de la época reclamaba que se promocionara la elaboración de vinos de calidad con la introducción de las más modernas técnicas de elaboración y la constitución de Sociedades de cosecheros para favorecer la comercialización de los vinos en el extranjero sin intermediarios, así cómo para la compra colectiva de los medios necesarios para la elaboración de vinos (maquinaria, herramientas, productos químicos, etc.)38. Los bodegueros de la comarca fueron convocados a un congreso vinícola en Murcia el domingo día 3 de enero de 1892 por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia y la Sociedad Vinícola y Enológica de Murcia, junto a cosecheros de Jumilla, Yecla y Cartagena, para celebrar un congreso en el que tratar la crisis vitícola. En el citado congreso aprobaron un manifiesto en defensa del sector proponiendo al gobierno las siguientes medidas para facilitar su actividad:

Ensanche del mercado exterior

1º.- Celebración de convenios y tratados con todas las naciones para la exportación de los vinos españoles, limitando los aranceles a fijar. 37 La Paz de Murcia, 20 de octubre de 1991, pág. 2. 38 El Noticiero de Mula, 29 de marzo de 1891, pág. 1 y 2.

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Por otro lado, la Junta Agrícola de la provincia de Murcia sí que reconoce en la Memoria sobre el cultivo de la vid y la elaboración de vinos en la provincia de Murcia de 1877, que los vinos del noroeste eran secos, del tipo embocados, y habitualmente encabezados con alcohol para evitar que se torcieran o acetifiquen como generalmente ocurría cuando llegaba el mes de marzo34.


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3º.- Promover la intervención de los Cónsules Españoles para favorecer el comercio de los vinos españoles.

Ensanche del mercado interior.

4º.- Imponer gravosos aranceles a los alcoholes extranjeros y gravar también a los alcoholes industriales españoles que compiten con los vínicos. 5º.- Imponer gravámenes a los vinos artificiales y obligar a su etiquetado con indicación de la fórmula utilizada para su obtención. 6º.- Reducir los impuestos al consumo de vinos comunes y de pasto, además de prohibir gravámenes municipales.

7º.- Reducir las tarifas de las compañías ferroviarias para el transporte de vinos.

8º.- Reducción de impuestos sobre alcoholes vínicos, cognacs, aguardiente, licores y vinagres. 9º.- Supresión de impuestos a la exportación de vinos españoles a las provincias de ultramar.

Elaboración de vinos de marca

10º.- Crear escuelas de bodegueros, estaciones enológicas y laboratorios vinícolas en las varias comarcas productoras del país, utilizando los medios de que dispone el Gobierno, cuyas escuelas y centros de instrucción deberán establecerse por lo que respecta a esta provincia, una en Jumilla, como centro principal de la región vinícola que tenemos, otra en Bullas y otra en Cartagena.

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11º.- Celebrar exposiciones sucesivas y regionales, ofreciendo premios a los que se distingan en la elaboración por cierta cantidad de Vinos de marca. 12º.- Facilitar la enseñanza del coupage por medio de comisiones de Ingenieros que pasen a las comarcas vinícolas a enseñar la práctica de dicha importante operación

16º.- El producto de dicho impuesto se repartiría por el Sindicato en primas a los exportadores de vinos ya fueran nacionales o extranjeros establecidos en el país, que exporten de 100.000 hectolitros de vino en adelante cada año y con valor el litro exportado de una peseta para arriba aumentándose las primas a manera que aumenten las exportaciones y los destiladores de vinos y licoristas que más elaboren; y en el pago a capataces, bodegueros y personas entendidas que se habrían de traer para perfeccionarnos en la viticultura y enseñarnos la viticultura. 17º.- Que se permita la entrada en barricas de vinos franceses cuya graduación alcohólica no exceda de ocho grados mediante el pago de un derecho arancelario de 4 pesetas por hectolitro. 18º.- Imposición de grandes gravámenes a los vinos y licores franceses haciéndoles tributar por separado los tapones, cápsulas, etiquetas, etc.

Sorprende que siendo en esa época Cehegín la capital vitícola de la comarca la reclamación de inversiones estatales para la creación de una escuela de bodegueros, estación enológica y laboratorio vinícola se localizara en Bullas. Sin duda alguna la mayor participación en el congreso de los bodegueros de esta localidad debe de estar detrás de esta reivindicación39. Al año siguiente bodegueros y fabricantes de aguardientes de la comarca celebraban en Cehegín, el día 1 de enero de 1983, una nueva asamblea para tratar la crisis vinícola, tras la subida de los tributos que gravaban el alcohol vínico aprobada por el gobierno de la nación. Al encuentro habían asistido un total de 31 industriales y la relación de los participantes según la prensa era: Diego Ruiz.—José Lorencio Clemente.— Prudencio de Egea.—Antonio González.—Antonio Ruiz Moya.— María Hernández.—José Gómez. —Pedro Hernández.—Ramón Carrasco.— Gabriel López Ruiz.—Pedro Martínez Ruiz.—Eugenio Sandoval.— Domingo Celdrán.— Antonio Elum,—Juan Velez Guillen.—Francisco García Sánchez.—Eusebío Gallego.—Juan Susarte.— Carlos Ragué.— Francisco Puertas.— Francisco Sánchez Chacón.—Cristóbal Marín.—Juan Moya Fernandez.—Adrián Sánchez Moya Damian Fernandez Guirao.—

13º.- Eximir por cierto tiempo del impuesto industrial a las bodegas criadoras de vinos que se establezcan con el fin de elaborar vinos de marca.

Conclusiones de carácter general

14º.- Que el Gobierno auxilie la viticultura ayudando a formar la Asociación.

15º.- Establecimiento de un impuesto dirigido a impulsar la mejora de la producción.

39 El Diario de Murcia, 1 de enero de 1892, pág. 1; La Paz de Murcia, 4 de enero de 1892, pág. 1; El Diario de Murcia, 5 de enero de 1892, pág. 1 y 2; La Paz de Murcia, 5 de enero de 1892, pág. 1; El Diario de Murcia, 10 de enero de 1892, pág. 3; y La Paz de Murcia, 11 de enero de 1892, pág. 3. y Carta enviada por algunos miembros de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y de la Sociedad Vinícola y Enológica de Murcia al Presidente del Consejo de Ministros. FM-7899/4. Archivo General de la Región de Murcia.

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2º.- Establecimiento de estaciones enológicas y favorecer la creación de sindicatos y compañías en el extranjero para comercializar los vinos sin intermediarios.


HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

En 1895 los viticultores y bodegueros de la comarca asistirían al congreso regional organizado en el teatro Chapí de Villena, el domingo 19 de mayo de 1895, para la defensa de los intereses del sector en la que se aprobaría la constitución de Juntas de defensa de los vinicultores, la designación de Villena como capital de la región vinícola y se reclamaría al gobierno el fin de los impuestos de consumos que afectaban al vino41. El noroeste en llamas Sin embargo, las soluciones no llegaban y el descontento se iba extendiendo entre los más débiles: jornaleros y pequeños viticultores. La desesperación acabó provocando un estallido social en todos los pueblos del noroeste. Si durante el año 1892 se produjeron motines en Cehegín, Calasparra y Bullas y protestas en Caravaca42, el año de 1893 se iniciaba con un asalto a la casa del Alcalde Pedáneo del caserío de Béjar (Moratalla), donde se hospedaba el agente ejecutivo del impuesto de consumos acompañado de varios guardias43.

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Para el verano los diputados de la regiones vinícolas pedían en el Congreso de los Diputados la reducción de los impuestos de consumos que gravaban el vino y la supresión del impuesto sobre el alcohol vínico44. La prensa regional se hacía eco de la desesperación de las clases populares en el noroeste por la grave situación económica existente y la presión fiscal que se les imponía en los artículos de primera necesidad45. 40 La Gaceta Minera de Cartagena, 10/01/1.893, pág 5 y 6; El Diario de Murcia, 3 de enero de 1893, pág. 2, y 8 de enero de 1893, pág. 4; y La Unión Católica, 11 de enero de 1893, pág. 3. 41 El Eco de Cartagena, 17 de mayo de 1895, pág. 2; El Imparcial, 20 de mayo de 1895, pág. 1; La Época, 20 de mayo de 1895, pág. 2; La Iberia, 2, de mayo de 1895, pág. 2; 12 de mayo de 1895, pág. 2; 17 de mayo de 1895, pág. 2; y 20 de mayo de 1895, pág. 1; y El Diario de Murcia, 12 de junio de 1895, pág. 3. 42 El Eco de Cartagena, 2 de julio de 1892, pág. 3; y 2 de agosto de 1892, pág. 2; La Luz de la Comarca, 3 de julio de 1892, pág. 1; y La Paz de Murcia, de 6 de julio de 1892, pág. 3; 8 de julio de 1892, pág. 1; 12 de julio de 1892, pág. 1 y 3; y 6 de octubre de 1892, pág. 1; El Diario de Murcia, 9 de julio de 1892, pág. 1; y 17 de julio de 1892, pág. 3; El País, 14 de julio de 1892, pág. 2; Los Dominicales del Libre Pensamiento, 15 de julio de 1892, pág. 2; y El Liberal, 8 de octubre de 1892, pág. 1. 43 El Diario de Murcia, 12 de enero de 1893, pág. 3. 44 El Día, 1 de julio de 1897, pág. 3; y 2 de julio de 1893, pág. 1. 45 El Diario de Murcia, 2 de julio de 1893, pág. 2.

El día 30 de junio de 1893 se iniciaba otro nuevo estallido social en el noroeste. Grupos de amotinados recorrían las calles de Cehegín exigiendo la retirada de los impuestos de consumos y su sustitución por el reparto de contribuciones a las clases pudientes. Ante la negativa de las autoridades se produjo el asalto y el incendio del Ayuntamiento provocando la intervención de la Guardia Civil para restaurar el orden, lo que sólo se pudo lograr tras abrir fuego directo sobre la muchedumbre con el resultado de dos muertos y seis heridos, entre ellos el propio teniente de la guardia civil. El Gobernador Civil hubo de movilizar a las fuerzas de Caravaca y Murcia para ser enviadas hasta Cehegín. Ese mismo día en Pliego, Bullas, Caravaca y Mula grupos de personas se concentraban para protestar por idénticos motivos sin que llegara a mayores la situación ante la presencia de la Guardia Civil46. Al día siguiente 1 de julio de 1893 fallecían cuatro de los heridos de Cehegín, al tiempo que la revuelta se generalizaba por los pueblos del noroeste. En Bullas se producían gritos a favor de la proclamación de la República y se hacía uso de armas de fuego, siendo necesario que el Alcalde interviniera prometiendo la retirada de los impuestos de consumos. Mientras tanto en Ricote los amotinados prendían fuego a las dependencias de recaudación de impuestos. En Pliego donde los obreros se declaraban en huelga y los amotinados se enfrentaban a tiros y pedradas con la guardia civil. Las protestas se sucedían en Mula, Caravaca, Calasparra y Moratalla. Ante la gravedad de la situación el Gobernador Civil ordenaba a la Guardia Civil de Murcia concentrar sus fuerzas en Mula y movilizaba en tren dos compañías militares de infantería al mando de un comandante procedentes de Cartagena para ser desplegadas en Calasparra y Caravaca. Desde Cehegín se mandaban

46 El Diario de Murcia, 2 de julio de 1893, pág. 4; La Dinastía, 2 de julio de 1893, pág. 3; La Época, 2 de julio de 1893, pág. 1; El Liberal, 2 de julio de 1893, pág. 1; El País, 2 de julio de 1893, pág. 3; El Correo Militar, 3 de julio de 1893, pág. 1.

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José Sánchez López. —Francisco Carreño Puerta.—Nicolás Fernandez Amor.—Vicente Puerta Sánchez.—Salvador Moya García.—Federico Sánchez Valera40.


HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

El 5 de julio de 1893 el Gobernador Civil de Murcia comunicaba al Gobierno que había enviado refuerzos militares a los pueblos de Pliego, Bullas, Cehegín y Moratalla al continuar siendo muy grave la situación48, recorriendo los pueblos de la comarca una columna militar volante, mientras continuaba la captura y prisión de los implicados, dos nuevos fallecidos entre los heridos de Cehegín el día 8 de julio49.

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Sofocada la revuelta El Diario de Murcia50 ofrecía sus páginas para que los vecinos del noroeste murciano explicaran los problemas existentes que estaban detrás de la sublevación acaecida. Por su parte, El Eco de Cartagena51 pedía que se escuchara a los jornaleros y pequeños propietarios de estas poblaciones para ofrecer una solución a la situación en la que se encontraban. A su regreso de los pueblos amotinados el corresponsal de El Diario de Murcia52 lamentaba la situación desesperada de jornaleros y colonos que les había llevado en masa -unas dos mil personas según el periodista- a enfrentarse armados a las fuerzas de la guardia civil, siendo el impuesto de consumos la gota que había colmado el vaso. El Diario de Murcia53 pedía al Gobierno el nombramiento de un Delegado Especial que visitara los campos del noroeste murciano para averiguar las causas que habían llevado a amotinarse a miles de labradores sin antecedentes 47 La Correspondencia de España, 3 de julio de 1893, pág. 3; El Día, , 3 de julio de 1893, pág. 2; El Diario de Murcia, 3 de julio de 1893, pág. 1 y 2; Diario de Avisos, 3 de julio de 1893, pág. 3; El Eco de Cartagena, 3 de julio de 1893, pág. 2 y 3; y 4 de julio de 1893, pág. 2; La Época, 3 de julio de 1893, pág. 2 y 3; Le Petit Parisien, pág. 3; El Liberal, 3 de julio de 1893, pág. 3; El Siglo Futuro, 3 de julio de 1893, pág. 1 y 2; La Unión Católica, 3 de julio de 1893, pág. 1; El Correo Militar, 4 de julio de 1893, pág. 3; La Correspondencia de España, 4 de julio de 1893, pág. 3. El Diario de Murcia, 4 de julio de 1893, pág. 3 y 4. La Dinastía, 4 de julio de 1893, pág. 3; La Iberia, 4 de julio de 1893, pág. 1; La Lanterne, 4 de julio de 1893, pág. 2; Le Radical, 4 de julio de 1893, pág. 1; El Liberal, 4 de julio de 1893, pág. 1; El País, 4 de julio de 1893, pág. 2; El Siglo Futuro, 4 de julio de 1893, pág. 1; La Unión Católica, 4 de julio de 1893, pág. 2; La Correspondencia de España, 5 de julio de 1893, pág. 2; El Día, 5 de julio de 1893, pág. 1; La Época, 5 de julio del 1893, pág. 2; El Imparcial, 5 de julio de 1893, pág. 1; El Liberal, 5 de julio de 1893, pág. 1; La Unión Católica, 5 de julio de 1893, pág. 1; La Correspondencia de España, 6 de julio de 1893, pág. 1; y El Día, 6 de julio de 1893, pág. 1. 48 La Época, 6 de julio de 1893, pág. 2; y El Liberal, 6 de julio de 1893, pág. 1. 49 La Correspondencia de España, 10 de julio de 1893, pág. 2; El País, 10 de julio de 1893, pág. 3; El Siglo Futuro, 10 de julio de 1893, pág. 4. El Diario de Murcia, 12 de julio de 1893, pág. 3; 14 de julio de 1893, pág. 3; 15 de julio de 1893, pág. 3; 25 de julio de 1893, pág. 2; 26 de julio de 1893, pág. 2; y El orden, 16 de julio de 1893, pág. 3. 50 El Diario de Murcia, 4 de julio de 1893, pág. 1. 51 El Eco de Cartagena, 4 de julio de 1893, pág. 4. 52 El Diario de Murcia, 5 de julio de 1893, pág. 2 y 3; y de El Siglo Futuro, 5 de julio de 1893, pág. 2. 53 El Diario de Murcia, jueves 6 de julio de 1893, pág. 1 y 2.

revolucionarios, a la vez que criticaba que las autoridades se limitaban a ocupar militarmente la comarca para imponer la represión54. Desde las páginas de El País55 se culpaba de los graves sucesos acaecidos al régimen caciquil imperante en la comarca que trataba de imponer un régimen fiscal injusto en el que los grandes perjudicados eran los pobres. Un lector desde Caravaca dirigía una carta al Sr. Director de El Diario de Murcia56 culpando al caciquismo canovista implantado en la comarca y al abuso de sus autoridades como los causantes de los desordenes, a la vez que excluía a los términos de Caravaca donde gobernaban los liberales, señalando que allí la causa del descontento era la situación económica lamentable en que se encontraban y la nula perspectiva para el futuro. El Diario de Murcia pedía comprensión para los presos por los motines del noroeste en su calidad de víctimas de las injusticias del régimen caciquil imperante57. Para finales del mes de julio El Diario de Murcia se hacía eco de que la nueva cosecha de uvas no traería la alegría de otros tiempos a los pueblos de Bullas, Cehegín, Moratalla, Mula y otros de la provincia, que hasta hacía poco vendían sus ricos vinos a medio hacer y obtenían una pingüe ganancia, tenían en sus bodegas la parte de la cosecha que no habían podido mal vender o quemar58. “El pintar de las uvas, casi anuncia una nueva pérdida a los viticultores, pues para la mayoría de éstos, no compensa el precio ínfimo, increíble del vino, el gasto de la vendimia y de la vinificación. Cuando más hermosas estén las vides y más espesos y llenos los racimos, más tristeza les dará de verlos a los que saben cuán menospreciada está tanta riqueza. 54 La Época, 6 de julio de 1893, pág. 2. 55 El País, 8 de julio de 1893, pág. 2. 56 El Diario de Murcia, 11 de julio de 1893, pág. 1 y 2. 57 El Diario de Murcia, 19 de julio de 1893, pág. 1. 58 El Diario de Murcia, 27 de julio de 1893, pág. 1.

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fuerzas de la Guardia Civil a Moratalla, Caravaca y Calasparra donde eran necesarias para restaurar el orden. El número de fallecidos por los sucesos de Cehegín quedaría fijado finalmente en 847.


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Parece que el vino que se produce bajo tan contraria estrella, no lleva ni la virtud de alegrar el corazón del hombre. Es vino mezclado con la hiel de los tributos que no han de salir de las vides ni de las bodegas, sino del sudor estéril del capital y del trabajo”. A primeros de agosto algunos terratenientes, bodegueros e industriales de Cehegín, como Alfonso Ruiz, Amancio Marín, José Navarro Cuenca, Federico Delgado, etc., se hacían cargo ante el Juzgado de Caravaca de las fianzas que habían de facilitar la excarcelación de los detenidos en prisión por los disturbios acaecidos59. La crisis filoxérica en la comarca de Bullas Si bien la llegada de la filoxera en la provincia de Murcia se produjo en torno al año 1888 en los viñedos de Cartagena60 no sería hasta el año 1894 cuando la plaga se introdujo en los viñedos del noroeste murciano desde los parrales de Alhama de Murcia61.

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Los viñedos de secano más alejados de Cehegín, y próximos al término de Bullas ya infectado, mostraban los primeros síntomas del ataque filoxérico en 189562. El 17 de noviembre de 1897 la prensa se hacía eco de las noticias poco tranquilizadoras procedentes de Bullas. Unas seis mil cepas se habían secado en el término a causa de una enfermedad desconocida por los viticultores y que sospechaban fuera la filoxera. La riqueza vinícola de la comarca era de tal importancia que la rápida propagación de la epidemia haría empeorar la ya delicada situación económica del noroeste murciano63. 59 El Diario de Murcia, 8 de agosto de 1893, pág. 3. 60 Las Provincias de Levante, 20 de agosto de 1896, pág. 1. 61 La Crisis Vinícola en la Provincia de Murcia, 1901. Gabriel Baleriola, pág. 89. 62 La Crisis Vinícola en la Provincia de Murcia, 1901. Gabriel Baleriola, págs. 60 y 61. 63 Las Provincias de Levante, 17 de noviembre de 1897, pág. 1; y El Diario de Murcia, 24 de noviembre de 1897, pág. 3.

En 1898 se localizaban los primeros focos en el término de Pliego en los pagos de Taviras y del Juncal64. A primeros de julio de 1899 el foco filoxérico de Bullas se encontraba en el partido rural del “Rincón de Paco”, propiedad de Francisco González-Conde y González, hermano de Diego GonzálezConde y González, Senador por Murcia y Marqués de Villamantilla de Perales, a donde una comisión municipal se desplazó para tomar muestras y mandarlas analizar. Por su cuenta, el joven perito agrónomo de la localidad, Olegario del Amor Caballero, hizo sus propios análisis y tras constatar la existencia de filoxera realizó un informe proponiendo la El ciclo de la Filoxera. Fuente: Blog de Bodega Bacel. creación de viveros de vides americanas y la repoblación del viñedo con estas vides injertadas con las locales65. Días más tarde, el 26 de julio de 1899, llegaba desde Murcia el Ingeniero Agrónomo provincial Vicente Sanjuan Rech, quien en compañía de Olegario del Amor, constataba la presencia de la filoxera en diversos pagos de Bullas y en el de la “Casa del Carretero” de Mula66. Ese mismo mes de agosto de 1899 se declaraba oficialmente la presencia de la plaga en los viñedos de la comarca67. Para el mes de diciembre de 1899 el corresponsal del periódico El Heraldo de Murcia se lamentaba de que, a pesar de que el ingeniero agrónomo provincial Vicente Sanjuan había emitido meses antes su informe acerca de la existencia de la filoxera en gran número de viñedos de Bullas, el ayuntamiento no había tomado medida alguna y la plaga continuaba extendiéndose a pesar de los graves daños que habría de 64 La Crisis Vinícola en la Provincia de Murcia, 1901. Gabriel Baleriola, pág. 58 y 59. 65 El Diario de Murcia, 9 de agosto de 1899, pág. 1. 66 “La Filoxera en Bullas a finales del siglo XIX”, Juan González Castaño, Revista de las Fiestas de Bullas 2.000. 67 El Diario de Murcia, 26 de agosto de 1899, págs. 1 y 2; y 14 de junio de 1900, pág. 1.

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Mientras tanto y para ayudar a estos desgraciados pueblos de su miseria, lo único de que se trata es por ver de cómo han de contribuir por los vinos, que son hoy por hoy su perdición. El buscarles mercados, el que puedan pasar de unas regiones a otras de España, el abrirles las fronteras, no se trata con tanto tesón, como el que no se escapen de tributar al Estado.


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El fallecimiento del ingeniero Vicente Sanjuan Rech, el día 2 de abril de 1900, dejaba a la comarca huérfana de un personaje que durante años se había implicado en la sensibilización de viticultores y bodegueros de la comarca ante los retos que debía afrontar el sector y la necesaria reconversión del mismo hacia los vinos de calidad.

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Desde Pliego Isidro Garrido informaba el 21 de agosto de 1900 del ataque de la filoxera en un trozo de viñedo en el término de Mula y pago de Perlas, de la propiedad del vecino de esta villa Bernardo Ortiz Valera. Igualmente, estaba afectado el viñedo de la propiedad de Dolores Martínez Rivas, sito en término de Pliego y pago del Junca, situado a una distancia aproximadamente de medio kilómetro del viñedo del Ortiz antes mencionado. La plaga estaba extendiéndose y no tardaría mucho en alcanzar el extenso y productivo viñedo de “La Retamosa” (Mula), situado a unos seis kilómetros de los focos denunciados, propiedad del bodeguero Martín Perea y Valcárcel71. La filoxera era declarada oficialmente en Cehegín ese mismo verano de 1900 tras la visita a los viñedos afectados del nuevo ingeniero agrónomo provincial Adolfo Virgili Vidiella (1863-1929). Según su informe con más o menos intensidad todo el término municipal se encontraba afectado72. En el mes de octubre de 1900 el ingeniero agrónomo provincial Adolfo Virgili Vidiella recibía la orden de partir para Mula y Pliego para inspeccionar la extensión de la plaga de filoxera que se extendía por las 68 El Heraldo de Murcia, 23 de diciembre de 1899, pág. 2. 69 El Heraldo de Murcia, 18 de julio de 1900, pág. 2. 70 El Diario de Murcia, 14 de junio de 1900, pág. 1, y El Heraldo de Murcia, 19 de junio de 1900, pág. 2. 71 Las Provincias de Levante, 23 de agosto de 1900, pág. 1. 72 Las Provincias de Levante, 27 de agosto de 1900, pág. 3.

huertas y que haría desaparecer el viñedo allí situado. El Gobernador Civil prohibía el transporte de cepas filoxeradas a petición de la Cámara Agraria de Mula73. En la finca del Carrascalejo (Bullas) propiedad de Cristina Chico de Guzmán, esposa de Luis Pidal y Mon, II Marqués de Pidal, quien en aquellos años ocupaba el cargo de Ministro de Fomento, y en otras parcelas del término de Bullas, se ponía en el invierno de 1900 se ponía en marcha un vivero experimental de vides americanas para la lucha contra la filoxera74. En agosto de 1901 la plaga alcanzaba al pueblo de Caravaca tras ser constatada su presencia por el ingeniero agrónomo provincial en las huertas de la localidad75. En 1902 la filoxera seguía haciendo sus estragos en Bullas dejando angustia en una localidad amenazada igualmente por el precio ínfimo al que se malvendían sus vinos, lo que hacía esperar grandes miserias para sus habitantes76. Nuevamente el perito agrícola Olegario del Amor denunciaba cómo en dos o tres años no quedaría nada del viñedo local ni de las 400.000 arrobas de vino que se habían llegado a producir en la localidad, reclamando la creación de una asociación de viticultores que impulsara la reconstrucción del viñedo local77. El 7 de octubre de 1902 el alcalde de Cehegín, José de Béjar Ciller, emitía un informe sobre el estado del viñedo en la localidad y la propagación de la filoxera a petición del Gobernador Civil. En el mismo

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provocar68. En el verano de 1900 el corresponsal informaba del ataque de esta terrible plaga a los viñedos de los sitios conocidos como “El Prado” y “Cañada del Judío” sin que las autoridades locales o provinciales tomaran medida alguna para impedir la propagación69. Una visión más completa era ofrecida por Olegario del Amor en los periódicos El Diario de Murcia y El Heraldo de Murcia70.

José de Béjar y Ciller. Cehegín, 10 de enero de 1911, pág. 1.

73 Las Provincias de Levante, 20 de octubre de 1900, pág. 3, y La invasión filoxérica en España, 1911. Adolfo Virgili Vidiella. Pág. 133, 134 y 135. 74 La Crisis Vinícola en la Provincia de Murcia, 1901. Gabriel Baleriola, págs. 92 y 93. 75 Las Provincias de Levante, 14 de junio de 1901, pág. 1, y La invasión filoxérica en España, 1911. Adolfo Virgili Vidiella. Pág. 134. 76 El Heraldo de Murcia, 14 de febrero de 1902, pág. 2. 77 El Heraldo de Murcia, 30 de octubre de 1902, pág. 1.


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se informaba que el viñedo local ocupaba una superficie de 2.200 hectáreas de las cuales 1.850 estaban invadidas por la filoxera y 350 hectáreas se encontraban libres de la plaga. El número de hectáreas de vides totalmente destruidas alcanzaba ya la cifra de 450 hectáreas, sin que hubiera ninguna hectárea plantada de vides americanas ni existieran viveros de vides americana en el término municipal78. También las alcaldías de Caravaca, Ricote y Calasparra remitían su informe79. El 5 de octubre de 1903 llegaba a Moratalla el ingeniero agrónomo provincial Adolfo Virgili Vidiella para constatar la presencia de la filoxera en varios viñedos del término municipal confirmando con ello los peores presagios que amenazaban la principal fuente de riqueza de la localidad80. El 17 de octubre de 1903 el Ministerio de Agricultura concedía una subvención de tres mil pesetas a Amancio Musso Ruiz de Assin, en su calidad de Presidente de la Comunidad de Labradores de Caravaca, a fin de establecer un Laboratorio de análisis químico y una Granja experimental de cultivo de vides americanas, para tratar de ayudar a la lucha de los viticultores locales contra los males ocasionados por la plaga de la filoxera81.

El profesor José Miguel Martínez Carrión ha puesto de manifiesto cómo tras la filoxera el viejo viñedo de Moratalla fue sustituido por campos de cereales y olivares 84. Sin embargo, tal afirmación no debemos tomarla al pie de la letra puesto que otras fuentes cómo los Almanaques comerciales de los años posteriores o el censo del viñedo en Moratalla de 1933 (por la crisis del Mildiu) ponen de manifiesto que el cultivo de la vid seguía teniendo fuerza en el término municipal una vez reconstruido con la plantación de vides americanas. La rápida propagación de la filoxera por los viñedos del noroeste y la prolongación de la sequía en estos años produjo la ruina de gran número de familias que tuvieron que emigrar a sudamérica en búsqueda de trabajo85.

Tres años más tarde, el diario La Verdad de Murcia82 informaba que la filoxera avanzaba a pasos de gigante por el municipio lo cual supondría que en pocos años habría desaparecido la principal fuente de riqueza de Moratalla: la vid.

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Todavía en 1909, El progreso agrícola y pecuario se hacía eco de que la producción de uva en Moratalla era muy escasa por estar los viñedos muy filoxerados, si bien se vendía a tres pesetas la arroba de vino83. 78 Archivo Municipal de Cehegín. 79 El Heraldo de Murcia, 8 de octubre de 1902, pág. 2; 9 de octubre de 1902, pág. 2; y 11 de octubre de 1902, pág. 2; El Liberal de Murcia, 14 de octubre de 1902, pág. 2; El Diario de Murcia, 11 de octubre de 1902, pág. 2; y 14 de octubre de 1902, pág. 2. 80 La Luz de la Comarca, 11 de octubre de 1903, pág. 5, y La invasión filoxérica en España, 1911. Adolfo Virgili Vidiella. Pág. 134. 81 La Luz de la Comarca, 1 de noviembre de 1903, pág. 3. 82 La Verdad de Murcia, 21 de febrero de 1906, pág. 2. 83 El progreso agrícola y pecuario, 30 de septiembre de 1909, pág. 15.

84 “Historia Económica de la Región de Murcia”, 2002, José Miguel Martínez Carrión, pág. 298. 85 La invasión filoxérica en España, 1911. Adolfo Virgili Vidiella. Pág. 133.


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LOS AÑOS PERDIDOS EN LA CARRERA POR LA CALIDAD DEL VINO Lamentablemente, el fin de la crisis filoxérica, que había afectado a la comarca durante los primeros años del siglo XX, en modo alguno supuso el inicio de la carrera por la modernización vitivinícola que habían soñado -y casi “tocado”- los bodegueros ilustrados del noroeste en los años anteriores en su esfuerzo por hacer un vino diferente que pudiera competir con los afamados de otras regiones.

Quizás el mejor ejemplo que podamos poner de la realidad de lo sucedido durante estos años lo tengamos en las Bodegas de la Casilla que partiendo de un proyecto con moderna tecnología para la elaboración de vinos de calidad, tras la muerte de su impulsor Francisco Melgares de Aguilar González, sus herederos abandonan el proyecto inicial e impulsan su transformación y adaptación al modelo tradicional de bodega en la comarca con la instalación de numerosas tinajas destinadas a la elaboración de vinos vulgares1. 1 “Francisco Melgares de Aguilas y las Bodegas de la Casilla”, 2018. Juan Pedro García Martínez. Revista de las Fiestas de Bullas. 2018

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El panorama al que asistimos durante el primer tercio de siglo no es el de un salto cualitativo sino el de la pérdida de inercia por la modernización del sector, una falta de relevo generacional en las ideas de los bodegueros ilustrados y la acomodación de la mayor parte de la producción a la elaboración de vinos ordinarios con el empleo de unos medios y tecnología anclada en el tiempo. La comarca estaba atrapada en la producción de vinos ordinarios en la que estaba especializada.


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otros. Sin duda alguna, faltó un elemento que propiciara la unión entre bodegueros de la comarca y estos personajes para encauzar la producción hacia la elaboración de vinos de prestigio.

Trabajadores de una bodega en Bullas hacia 1915 (Benito Amor Fernández). Archivo Municipal de Bullas.

A juicio del autor no se podía hacer el vino de peor forma ya que los vinicultores desconocían totalmente las técnicas de fermentación del vino y andaban a ciegas por todas las fases. Igualmente, destacaba el alto nivel de azúcar y poca acidez de nuestros mostos que los hacían difíciles para la vida de las levaduras sino se corregían previamente a propósito, haciendo que su composición no fuera la adecuada. Al ser los mostos tan azucarados estos microorganismos habían de hacer un enorme trabajo en transformar el azúcar en alcohol, motivo por el cual su vitalidad había de ser grande o, en su defecto, habían de prepararse previamente buenos pies de cuba.

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A ello añadía Zacarías Salazar las deficientes bodegas que existían, entre otras cosas, para acabar concluyendo que ésa era la explicación por la que los vinos apenas aguantaban de un año para otro, el porqué eran azulados, abocados, de color inestable, etc. y, el porqué el enyesado, a pesar de sus inconvenientes, se imponía como un mal menor. Y sin embargo el noroeste murciano contaba en esos años con personajes influyentes ligados a la comarca, como el Ministro Juan de la Cierva Peñafiel; Isidoro de la Cierva Peñafiel, Senador; Juan Antonio Perea Martínez, Senador y Director General de Obras Públicas; Alfonso Pidal y Chico de Guzmán, III Marqués de Pidal; o Juana García de la Cuesta y Ruiz de Monsalve, Marquesa de Villamantilla de Perales; entre 2 La situación de la Agricultura en Murcia, 1910. Zacarías Salazar. pág. 189.

En este sentido, un análisis de la publicidad de los cosecheros aparecida en la prensa de la época nos ofrece un panorama de bodegueros y cooperativas más preocupadas por la comercialización de vinos comunes o de mesa que de otros selectos o finos3. Una excepción al panorama general ofrecido por la mayoría de los bodegueros de la comarca durante el primer tercio de siglo la tenemos en la figura de Joaquín Carreño Marsilla quien promocionaba su especialidad en la elaboración de vinos finos de mesa4. El Censo del viñedo de 1.933 En el año 1933 una plaga de mildiu atacó el viñedo en las provincias de Albacete, Alicante y Murcia. El domingo 16 de julio de 1933 se reunían, en la asamblea celebrada en el teatro Chapi de Villena (Alicante), los representantes de las comarcas vitícolas de estas tres provincias para tratar de remediar la crisis provocada por esta plaga. En la misma se aprobó la tramitación de ayudas económicas ante el Ministerio de Agricultura para los pueblos afectados5. 3 Don Pío, 1 de junio 1913, pág. 4; El Tiempo, 7 de octubre de 1923, pág. 2, 5 y 6; El Liberal de Murcia, 7 de septiembre de 1924, pág. 4; La Verdad de Murcia, 1 de enero de 1925, pág. 27 y 122; La Verdad de Murcia, 8 de diciembre de 1925, pág. 4; La Verdad de Murcia, 12 de febrero de 1928, pág. 3; La Verdad de Murcia, 1 de enero de 1931, pág. 41 y 42; La Verdad de Murcia, 1 de enero de 1932, pág. 71; El Monasterio del Niño, 1 de abril de 1933, pág. 2 y 11; La Verdad de Murcia, 6 de octubre de 1934, pág. 5; y Blanco y Negro, 31 de marzo de 1935, pág. 28 y 116. 4 El Tiempo, 3 de abril de 1931, pág. 25; El Tiempo, 6 de septiembre de 1931, pág. 2; La Verdad de Murcia, 1 de enero de 1932, pág. 5; El Tiempo, 30 de marzo de 1934, pág. 29; El Tiempo, 19 de abril de 1935, pág. 19; El Monasterio del Niño, 1 de julio de 1935, pág. 12; y El Tiempo, 10 de abril de 1936, pág. 19. 5 La Verdad de Murcia, 18 de julio de 1933, pág. 7, y El Tiempo, 18 de julio de 1933, pág. 2.

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Debemos al ingeniero agrónomo Zacarías Salazar, natural de Lorca, un informe titulado “La situación de la Agricultura en Murcia” redactado en 1910 donde encontramos una descripción crítica sobre la baja calidad de los vinos que se hacían en el noroeste (al igual que en el resto de zonas vitícolas de la provincia)2.


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El Ayuntamiento aprobó abrir un registro para inscribir a los propietarios y el número de hectáreas que habían sufrido la plaga. También se decidió que Juan Moya López, Alcalde de Bullas. la corporación se dirigiera a los diputados Archivo Municipal de Bullas en Cortes por la provincia de Murcia para pedirles que hicieran todo lo posible en beneficio de los pueblos afectados6.

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La Diputación Provincial de Murcia intervino en la crisis y convocó para el día 12 de agosto de 1933 una Asamblea de Diputados provinciales y Alcaldes para tratar de las pérdidas producidas7. El alcalde de Bullas, Juan Moya López, destacó en la misma que la localidad era una de las más perjudicada por cuanto que su única riqueza estaba constituida por los vinos y licores que se elaboraban en sus famosas fábricas, habiendo afectado la plaga a más del 70 por ciento de la producción y en algunos puntos a la totalidad. La Asamblea de alcaldes se mostró conforme en enviar a Madrid una comisión para poner en marcha los acuerdos alcanzados cómo: 6 Sesión del 17 de julio de 1933. Libro de Actas Capitulares del Ayuntamiento de Bullas. Archivo Municipal de Bullas. Citada por “La Vid y el Vino en los documentos municipales de Bullas”, 2004. José Luis García Caballero. Revista Murciana de Antropología. UMU. Nº 12 – 2005. 7 La Verdad de Murcia, 13 de agosto de 1933, pág. 1 y ABC (Madrid), el día 13/08/1933, página 34.

Primero. Gestionar del Banco Nacional de Crédito Agrícola la concesión de un anticipo a largo plazo, con un mínimo de interés con el fin de atender a los daños ocasionados por la plaga del mildiu en los Municipios de Murcia. Segundo. Caso de que no sea posible atender este anticipo gestionar un empréstito en las mismas condiciones o las más favorables, avalado por la Diputación. Tercero.- Interesar del Ministro de Obras Públicas ordene la construcción de caminos para remediar el paro obrero. El Ingeniero Jefe del Servicio agronómico había previamente enviado una nota al presidente de la Diputación en la que se indicaba que la cosecha de uva de ese año, tanto de mesa como de vino, era abundantísima, llegando las pérdidas, a causa de la mencionada plaga, al 60, 80 y 100 por 100, según las zonas, de las cosechas. Con carácter previo a solicitar las ayudas la Diputación ordenó a los Alcaldes de la provincia que elaboraran un censo de la superficie del viñedo de sus municipios y cuantificaran las pérdidas. Gracias a estos Informes podemos conocer la extensión del viñedo en los pueblos del noroeste8. El examen de los mismos nos lleva a destacar que no fue la plaga de la filoxera a comienzos del siglo XX lo que acabó con el viñedo y la industria vitícola de la comarca, tal y cómo se conocía históricamente. Por los datos de este censo de 1933 podemos comprobar cómo el sector mantenía su pujanza en el noroeste bien entrado el siglo XX, tras haber sido reconstruido a lo largo de la década de 1910. Otras fueron las causas del retroceso del viñedo y de la industria en el noroeste murciano. No debemos olvidar que las cifras ofrecidas por el censo carecen de la certeza de un catastro oficial pues son datos aproximados facilitados por los municipios, muchas veces tras recabar información de los propietarios, y destinados a la obtención de ayudas económicas del Ministerio, por lo que es muy probable que fueran cuantificados al alza. 8 Expediente sobre el alcance de la plaga de mildew o mildium en los viñedos de la provincia. Archivo General de la Región de Murcia. DIP 3485/22

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A la misma habían asistido en representación de Bullas el alcalde Juan Moya López, dos concejales, el secretario y representantes de la Unión Patronal Agraria de la localidad. En la sesión del pleno del Ayuntamiento de Bullas celebrada el lunes 17 de julio de 1933 se informaba a los concejales de que en la asamblea se había decidido elevar sus conclusiones a los poderes públicos para conseguir algún remedio que atenuara la crítica situación de propietarios y labradores, que forzosamente habría de repercutir en las clases trabajadoras, motivo por el cual habían sido invitados las autoridades de los pueblos afectados y las entidades de carácter agrícola de los mismos.


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- A través de informe de 18 de agosto de 1933 el alcalde José Soler manifestaba que la superficie de viñas existentes en Calasparra era de 133,09 hectáreas con daños entre un 20% y 50% según viña, las cuales producían un total de 54.881 arrobas de uva - Por su parte Juan Agudo, alcalde de Cehegín señalaba el día 18 de agosto de 1933 que en su término municipal existían aproximadamente un total de 1.200 fanegas de tierras de secano plantadas de viñas, al marco de 6.000 varas la fanega arrojaban 503 hectáreas y 4 áreas; como también 3.300 fanegas de riego de idéntica plantación que al marco de 3.000 varas fanega arrojaban 691hectáreas y 68 áreas. La superficie total de viñedo en la localidad era de 1.194,72 hectáreas. Se calculaba pues que cada fanega de secano era susceptible de producir aproximadamente 25 arrobas de uva, ascendiendo por este concepto un total de 30.000 arrobas. Igualmente se calculaba que cada fanega de riego era susceptible de producir 45 arrobas de uva, arrojando por este motivo un total de 148.500 arrobas. De lo expuesto se concluía que la producción total era de 178.500 arrobas de uva que divididas por 3 número de arrobas de vino que componían una de uva, ascendían a 59.500 arrobas de vino, que al precio de 2,50 ptas. de venta cada una suponía 148.750 ptas. el

intercambio comercial. La vid había sufrido una pérdida del 70% debido a la plaga del Mildiu. Un análisis de las declaraciones de cosecheros de vinos de la localidad nos permite señalar que la graduación de los vinos en esos años oscilaba entre los 12 y 15 grados, llegándose a obtener una producción de 747.188 litros en la cosecha de 19349. - El 17 de agosto 1933 respondía el alcalde de Moratalla José Teruel fijando la superficie de viñedo local en 220,33 hectáreas. - Para el municipio de Mula su Alcalde, Diego Soriano Ayala, informaba por carta fechada el día 1 de septiembre de 1933, que el número de tahúllas de viña de riego sitas en la huerta alcanzaba la cifra de 2.136 tahúllas (238,81 hectáreas), mientras que la superficie de la viña de secano era de 533 hectáreas en el partido de El Ardal y de 2.500 tahúllas (279,5 hectáreas) en el partido de Cagitán, lo cual suponía una superficie total de 1.051,31 hectáreas el viñedo local. El regidor indicaba igualmente, que si bien algunas viñas estaban afectadas en su totalidad por la plaga de mildiu, se podían cifrar las pérdidas en un 50% de la producción en relación con la cosecha habitual. - En Pliego cifraba en 166,31 hectáreas la extensión del viñedo local su alcalde Juan Ibáñez Buendía el día 11 de agosto de 1933. No figuran los datos de Ricote, Caravaca y las pedanías altas de Lorca que se integran en la comarca del noroeste murciano, sin embargo podemos hacer una proyección de los mismos que sumada a los demás datos ofrecidos en los diferentes informes nos permite concluir que el viñedo de la comarca ocupaba en esa época un total aproximado de 8.000 hectáreas, de las cuales un 13% de las mismas eran de regadío donde se producían vinos de baja graduación entre los 12 y los 13 grados.

9 Declaraciones de Cosechas y Existencias de Vino. Años 1933 y 1934. Archivo Municipal de Cehegín.

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- En Bullas, el Alcalde Juan Moya firmaba su informe el día 15 de agosto de 1933 indicando que con respecto a los perjuicios ocasionados por el mildiu y los pedriscos a los propietarios de Bullas en sus plantaciones de viñedo, se hacía constar que, las hectáreas atacadas por dicha Viñedos en el paraje de la Fuente Higuera, 1932 plaga alcanzaban a las 4.000 (Nemesio Fernández). Archivo Municipal de Bullas. hectáreas, incluyéndose en éstas los viñedos del término municipal de Bullas y las viñas atacadas de ciertos propietarios de Bullas que tenían en los términos de Cehegín y Mula, pero cuyos propietarios eran de Bullas y en Bullas elaboraban los productos de dichas viñas.


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Es en los años de la II República Española cuando se produce la creación jurídica de las “Denominaciones de Origen” españolas por el Decreto de 8 de septiembre de 1932 que aprueba el Estatuto del Vino10. Posteriormente elevado a Ley por la de 26 de mayo de 1933. En este mismo Decreto se reconocen las primeras denominaciones de origen entre las que encontramos a Rioja, Jerez, Alicante, Priorato, Málaga, entre otras.

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Esta innovación jurídica, y las posibilidades económicas que se ofrecían a las comarcas vitícolas beneficiadas con la concesión, propicia la implicación de las autoridades locales de Bullas en el asunto a fin de aportar por la producción de vinos de calidad. Así en la sesión extraordinaria del pleno del Ayuntamiento de Bullas, celebrada el día 19 de diciembre de 193411, uno de los grandes viticultores de la localidad, el concejal Blas Rafael Marsilla Melgares defiende la inclusión en el presupuesto municipal del año siguiente de una partida de 21.000 pesetas para la creación y sostenimiento de las Escuelas Municipales de Vitivinicultura y Tonelería, que según este concejal Blas Rafael Marsilla Melgares. “rendirán un gran provecho al municipio, no sólo Archivo Municipal de Bullas. por el progreso que en orden al cultivo de la vid y al perfeccionamiento de la elaboración de los magníficos vinos de Bullas, sino también al orden económico, ya que dichas Escuelas Municipales de Vitivinicultura y Tonelería revertirán en forma de cánones o de tasas una importante cantidad al municipio, siendo, además, un plantel para el futuro, de excelentes cultivadores 10 Gaceta de Madrid Nº 257, 13 de septiembre de 1932 11 Sesión del 19 de diciembre de 1934. Libro de Actas Capitulares del Ayuntamiento de Bullas. Archivo Municipal de Bullas. Citada por “La Vid y el Vino en los documentos municipales de Bullas”, 2004. José Luis García Caballero. Revista Murciana de Antropología. UMU. Nº 12 – 2005.

de las viñas que, por ende, mejorará la producción, y de peritos enólogos que aprenderán a elaborar nuestros vinos con las debidas condiciones para su introducción en los mercados. Y como complemento de esta Escuela, debe seguir la de Tonelería que, con el tiempo, será también plantel de nuestros toneleros y de producción de envases para vinos que no solamente proveerán a nuestras necesidades, sino que podrán exportar a otras comarcas vinícolas, criándose con ello en Bullas una industria fácil y de indudable rendimiento”. La propuesta era contestada por los concejales Juan Figueroa y Juan García señalando la posibilidad de que la creación de estas escuelas pudiera suponer una gravamen para los vinos. Sin embargo, Blas Rafael Marsilla Melgares les indicaba que este gravamen no superaría el céntimo por litro, y que, por otra parte, la puesta en funcionamiento de las escuelas no sería inmediata, al necesitarse un posterior acuerdo del Ayuntamiento que le diera un carácter oficial. Esta partida sería finalmente aprobada, asignándose 13.000 pesetas para la Escuela de Vitivinicultura, incluyendo material, personal y laboratorio, y 8.000 pesetas para la Escuela de Tonelería. Asimismo en la sesión de la Corporación municipal de 27 de octubre de 1934, nuevamente a propuesta del concejal Blas Rafael Marsilla Melgares, y bajo la justificación de ser necesario para encauzar y mejorar la producción y exportación de los vinos de Bullas, se aprobaba solicitar la inscripción en el Registro de la Propiedad Industrial de la marca “Bodegas Murcianas” y de la indicación comercial de procedencia “Bullas” a fin de que bajo la garantía municipal y del Estado pudieran ser apreciados debidamente los vinos de la comarca12.

12 Sesión del 27 de octubre de 1934. Libro de Actas Capitulares del Ayuntamiento de Bullas. Archivo Municipal de Bullas.

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El primer intento de reconocimiento de la Denominación de Origen en 1935


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La cosecha de ese año permitiría la elaboración de unos 350.000 decalitros de vino de fama nacional según afirmaban las autoridades locales, a la vez de que presumían de que una vez culminado el Registro de Marcas proyecto de modernización de la industria del remitidas por el Ayto. de Bullas. Archivo de vino local tras la puesta en marcha de las Escuelas la Oficina Española de Municipales de Vitivinicultura y Tonelería la población Patentes y Marcas. de Bullas se acabaría convirtiendo en una de las más importantes de la provincia de Murcia14. Al año siguiente el Ayuntamiento de Bullas solicita al Ministerio el reconocimiento de la “Denominación de Origen Bullas”. A propuesta del concejal Juan Figueroa Fernández en la sesión del Pleno municipal de 2 de septiembre de 1935, el Ayuntamiento de Bullas acordaba dirigirse al Instituto Nacional del Vino por conducto de la Junta Vitivinícola Provincial en solicitud de que los vinos que se cosechaban en la comarca de Bullas y que eran conocidos con el nombre de “Vinos de Bullas” quedaran protegidos con la denominación de origen por reunir las condiciones exigidas en el Estatuto del Vino, y comisionar al representante en la Junta Provincial Juan Figueroa Fernández, para que presentara dicha solicitud en nombre del propio Ayuntamiento15. Si bien no tenemos constancia documental de la sesión de la Junta Vitivinícola Provincial en la que se trató el asunto sí que sabemos 13 Expedientes M_101680 y M_101681. Registro de Propiedad Industrial. Oficina Española de Patentes y Marcas. y Boletín Oficial del Registro de la Propiedad Industrial Nº 1161, de 16 de enero de 1935, pág. 4140. 14 Blanco y Negro, 31 de marzo de 1935, pág. 116. 15 Sesión del 2 de septiembre de 1935. Libro de Actas Capitulares del Ayuntamiento de Bullas. Archivo Municipal de Bullas.

por la prensa de la época de la celebración de una reunión de la misma el día 13 de septiembre de 1935 donde debió de discutirse y ser aprobada la propuesta del Ayuntamiento de Bullas16. En la sesión del Pleno del 30 de septiembre de 1935 el secretario de la corporación municipal Mariano Viada y Viada comunicaba a los concejales del Ayuntamiento de Bullas el oficio recibido de la Junta Nacional Vitivinícola por el que se anunciaba la apertura de expediente para la concesión de la Denominación de Origen “Bullas” a los vinos de esta procedencia, que sería resuelto una vez quedara reorganizado lo referente a los consejos reguladores de las denominaciones de origen17. A fin de agilizar la constitución del consejo regulador de la denominación de origen Bullas en la sesión del Pleno del Ayuntamiento de Bullas del día 9 de diciembre de 1935 se aprobaba agilizar la tramitación de la marca “Bullas” e indicación de procedencia de los vinos de Bullas que se tenía solicitada en el Registro de la Propiedad Industrial 18. Sin embargo, las solicitudes del registro de las marcas “Bullas” y “Bodegas Murcianas” serían denegadas por el Registro de la Propiedad Industrial muy probablemente porque las peticiones eran incompatibles con lo dispuesto en el Estatuto del Vino que reservaban al Consejo Regulador la personalidad jurídica para ostentar este tipo de denominación como representantes jurídicos de las denominaciones de origen19. Pese a que el impulso de las autoridades municipales parecía garantizar la obtención de la denominación, el inicio de la Guerra Civil en el mes de julio de 1936 interrumpió la tramitación del expediente incoado y con ello se impidió el logro de esta temprana denominación de origen para los caldos locales. 16 La Verdad de Murcia, 18 de septiembre de 1935, pág. 6. 17 Sesión del 30 de septiembre de 1935. Libro de Actas Capitulares del Ayuntamiento de Bullas. Archivo Municipal de Bullas. 18 Sesión del 9 de diciembre de 1935. Libro de Actas Capitulares del Ayuntamiento de Bullas. Archivo Municipal de Bullas. 19 Boletines Oficiales de la Propiedad Industrial Nº 1.176, de 1 de septiembre de 1935, pág. 7123, y Nº 1185, 16 de enero de 1936, pág. 359.

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Según consta en el Registro de Propiedad Industrial la solicitud sería presentada el día 29 de diciembre de 1934 tramitándose los expedientes como solicitud de una marca colectiva la mención “Bullas” para identificar vinos procedentes de del territorio municipal de Bullas y como una marca para distinguir vinos la denominación “Bodegas Murcianas”13.


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El conflicto bélico provocaría daños en el viñedo comarcal por la sequía, la falta de viticultores y la ausencia de inversiones, lo que llevaría una vez finalizada la guerra civil a la necesidad de una recuperación del mismo, pero también al abandono del proyecto modernizador iniciado durante los años de la segunda república. Vuelven a primar en este período los intereses por defender la producción de vinos corrientes para su venta a granel. Las nuevas autoridades franquistas impulsarían así una refundación del movimiento cooperativo en la localidad de Bullas y la construcción de grandes bodegas donde producir altos volúmenes de vino sin prestar atención a la promoción de la implantación de técnicas en la comarca para la mejora del cultivo de la vid y la producción de vinos de mayor calidad.

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A pesar del panorama general que ofrecen estos años en la comarca, donde se agudiza la especialización del sector en torno a la localidad de Bullas, sí que observamos la presencia de algunos bodegueros que se esfuerzan por mantener viva la llama de la apuesta por la elaboración de vinos de calidad. En estos primeros años de la dictadura franquista destaca la figura del bodeguero y fabricante de aguardientes Lope Martínez Puerta (1911-1988), quien ocupaba los cargos políticos de Jefe Local de Falange y Alcalde de Bullas. Desde el año 1939 elaboraba y comercializaba un vino de esmerada elaboración bajo la marca “Fino Muestra Perdiguero”.

Lope Martínez Puerta. Archivo Municipal de Caravaca de la Cruz.

Su preocupación por el reconocimiento de la calidad de este vino le llevaría a publicitar el mismo en la prensa de la época20, así cómo a solicitar la titularidad de la marca en el Registro de la Propiedad Industrial21. En la vendimia de 1945 este bodeguero, junto a sus hermanos Jose Antonio y Diego, elaboraba una producción total de 76.750 litros de vino en tres bodegas de la villa (una de su propiedad, Calle Jose Antonio, 81, y dos arrendadas, Calle Balsa, 10 y Bodega de la Casilla)22. La segunda figura a destacar en Etiqueta de vino “Fino Muestra Perdiguero”, 1939. este período es la de Luis Pidal FernándezMuseo del Vino de Bullas. Hontoria, IV Marqués de Pidal, quien recibió por herencia paterna de la familia Chico de Guzmán, la Hacienda del Carrascalejo donde se hallaba uno de los pagos vitícolas más antiguos del país de origen íbero-romano. Durante la década de 1950 se elaboraban en la bodega de la propia Casa-Palacio apenas unos 14.000 litros de vino destinados al consumo propio o su venta a granel23.

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El abandono del proyecto modernizador durante el franquismo

Luis Pidal Fernández-Hontoria, IV Marqués de Pidal. Archivo de la Familia Pidal.

20 Diario Línea, 22 de septiembre de 1946, pág. 6; y 1 de octubre de 1946, pág. 15 y 16; Murcia Deportiva, 7 de octubre de 1946, pág. 5; y 11 de noviembre de 1946, pág. 16. 21 Expte.- 185.342. Boletín Oficial del Registro de la Propiedad Industrial Nº 1420, de junio de 1946, pág. 2947. 22 Declaraciones de Cosecheros 1945. Archivo Municipal de Bullas. 23 Declaraciones de Cosecheros de Bullas del año 1954. Archivo Municipal de Bullas.


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A partir de 1959 Luis Pidal Fernández-Hontoria decidió embotellar y comercializar los vinos del Carrascalejo. Con este propósito se modernizaron las instalaciones y se introdujeron nuevas técnicas vitivinícolas en el viñedo y en la bodega familiar24, aumentando la producción de vino hasta los 100.000 litros en 196025.

El Estatuto de la Viña de 1970 y el nuevo impulso a la denominación de origen. Con el fin de adaptar al sector a los nuevos tiempos se aprueba en 1970 un nuevo Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes26, desarrollado a través de un Reglamento aprobado en 197227, que propugnaba novedades trascendentales como la creación del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen, del cual dependerían los Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen, así cómo del Catastro Vitícola y Vinícola en las comarcas amparadas por las denominaciones de origen.

Etiqueta de Vino Rosado. Carrascalejo. 1966.

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Museo del Vino de Bullas.

24 Las Rutas del Vino en España – Murcia, 2006, págs. 106 y 107. 25 Para la cosecha de 1960 se había incrementado la producción de vino hasta los 100.000 litros con una graduación de 14º, frente a la media de 15º del resto de bodegueros de la localidad; en el año 1961 la producción disminuía a los 80.000 litros con 15º; en 1962 llegaba a los 72.000 litros con 14º en la media con el resto de la producción local; en 1963 quedaba en los 60.000 litros con 14º; en la cosecha de 1965 la producción se elevaba nuevamente a los 100.000 litros de vino de 14º; en 1966 alcanzaba los 82.500 litros de 15º restando por vender igualmente unos 59.700 litros de la cosecha anterior; en 1967 se elaboraban 70.000 litros de 14º manteniendo 50.000 litros de cosechas anteriores; en 1968 la cosecha era de 80.000 litros de vino de 13º y 30.000 litros de campañas anteriores; en 1970 se producían 79.000 litros de 14º, correspondiendo 58.000 litros a vino Rosado y 21.000 litros a vino tinto, de la cosecha anterior restaban por vender 4.000 litros de vino rosado; en 1971 la producción era de 75.000 litros de vino de 13,5º, correspondiendo 50.000 litros a vino rosado y 25.000 litros a vino tinto, restando por vender 40.000 litros de vino rosado de la cosecha anterior; para el año 1972 la producción se reducía a los 55.248 litros, de 13,5º a 12,5º, obtenidos de una cosecha de uva de 85.127 kg., correspondiendo 41.150 litros a vino de mesa rosado y 14.098 litros a vino de mesa tinto, restando además en la bodega un total de vino mezclado de rosado y tinto de unos 14º de la cosecha anterior; en el año 1973 se había elevado a los 93.892 litros de vino de 13,5º con una cosecha de uva de 132.243 kg., correspondiendo 75.564 litros a vino rosado y 18.327 litros a vino tinto, existiendo 14.230 litros de vino mezclado de la cosecha anterior ; y para el último año que tenemos constancia de 1974 se declaraba una producción de 83.400 litros de vino de 14º con una cosecha de uva de 119.250 kg., de los cuales 66.200 litros eran de vino rosado y 17.200 de vino tinto, además de restar en bodega unos 48.300 litros de vino rosado y 15.200 litros de vino tinto de la campaña anterior. Declaraciones de Cosecheros de Bullas del año 1950-1974. Archivo Municipal de Bullas.

En esta época, según destacaba la prensa del momento, los terrenos de la comarca, especialmente los de Bullas, dedicaban buena parte de su superficie cultivable a la vid, produciendo caldos de 15-16 grados, de gran aceptación y renombre. La elaboración de estos vinos se efectuaba principalmente en régimen cooperativo, obteniendo una Jornada de vendimia hacia 1970 (Sebastían producción superior a los Fernández). Archivo Municipal de Bullas. 29 6.000.000 de litros al año .

26 25/1970, de 2 de diciembre, BOE Nº 291, de 5 de diciembre de 1970 27 Decreto 835/1972, de 23 de marzo 28 La Verdad de Murcia, 30 de septiembre de 1972, pág. 27 y 6 de octubre de 1973, pág. 9. 29 Línea, 21 de marzo de 1973, pág. 13.

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El nuevo Estatuto provoca el renacer de las inquietudes por la obtención de la denominación para la comarca tras más de 35 años de abandono del proyecto. La Hermandad de Labradores de Bullas solicita en el año 1971 la concesión de la “Denominación de Origen” y reclama el apoyo de las autoridades, organismos oficiales y el propio pueblo28.


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Sin embargo, el nuevo intento acabó otra vez en fracaso tras la visita en 1974 de los técnicos del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen (INDO) y la reunión mantenida con representantes del sector vitícola y de las bodegas cooperativas y particulares30.

(540 Ha.) y parte de los términos de Moratalla, Caravaca y Lorca. La variedad absolutamente dominante es la “Monastrell”,y en cuanto a portainjertos domina la “Rupestris de Lot”, en los municipios de Bullas y Mula, mientras que en el municipio de Lorca existe un 70 por ciento de plantaciones de pie franco.

En la visita los técnicos del INDO habían inspeccionado las bodegas, catado los vinos, considerando en general que la elaboración adolecía de defectos, puesto que el criterio dominante en las bodegas cooperativas era la obtención de vinos de alta riqueza en materia colorante, sin prestar mayor atención a los aspectos organolépticos ni a la calidad.

La graduación alcohólica de los vinos, en general, oscila entre 13,5º y 14º, con una acidez total de unos 50 gramos por litro.

Aprovechando su presencia, los técnicos dieron consejos a los bodegueros para impulsar la mejora de las elaboraciones y se pidió al sector vitivinícola que informasen al INDO periódicamente de las mejoras que fueran introduciendo en las bodegas, a fin de facilitar el seguimiento de la evolución de la calidad de los vinos de las sucesivas cosechas. Sin embargo, esta información solicitada no fue posteriormente facilitada al INDO.

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Los técnicos del INDO realizarían otra visita en 1975 dentro de los trabajos de campo para la elaboración del Catastro Vitícola y Vinícola de la Provincia de Murcia que acabaría siendo publicado en 1978. Ambas visitas proporcionaron al INDO una información suficientemente detallada sobre las características del viñedo y utillaje de las bodegas: La comarca de Bullas comprende unas 5.000 Ha. de viñedo, que se extiende por los municipios de Bullas (1.000 Ha.), Mula (2.180 Ha.), Cehegín 30 Respuesta del Gobierno al senador Antonio Pérez Crespo, día 29 de abril de 1982, Boletín Oficial de las Cortes. Senado. Serie I. Núm. 136. de 4 de junio de 1982. págs. 4525 y 4526., “Preguntas realizadas en el Senado por Antonio Pérez Crespo sobre varios asuntos. Años 1979-1981;”, Biblioteca A. Pérez Crespo, FM,10229/1, Archivo General de la Región de Murcia.

En Bullas la cooperativa del Rosario tiene una capacidad del orden de 90.000 Hl. y la cooperativa de San Isidro de unos 25.000 Hl. En ambas los depósitos de fermentación y de conservación de los vinos son de hormigón, sin revestimiento interior, y la maquinaria de elaboración con que cuentan ha sido seleccionada con un criterio de altos rendimientos y rapidez de elaboración más que con un criterio de producción de vinos de mayor calidad. Por todas estas razones en las catas se ha observado defectos de aroma y de sabores en los vinos, en algunos casos debidos a malas elaboraciones Prensado de uva en la “bodega larga” de la Cuesta del Reloj. 2 de noviembre de 1975. y también a falta del adecuado (Melchor Puerta López). Archivo Municipal de Bullas. acondicionamiento de los envases y de la maquinaria. También se han observado muchos vinos con exceso de sulfuroso, que trata de corregir todo riesgo de posibles alteraciones de los vinos, pero que empleado indebidamente ocasiona un detrimento de calidad en el producto. En cuanto a las bodegas particulares (dos en Bullas, dos en Cehegín y cuatro en Lorca), merece destacarse la que existe en Bullas, que envasa prácticamente la totalidad de su producción en botella de 0,75 litros, con marca, y que es la que alcanza el mejor nivel de calidad y de comercialización.

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Por otra parte, con excepción de la bodega del Carrascalejo también visitada, las cooperativas no habían alcanzado un suficiente nivel de comercialización de vinos embotellados.

En la zona existen en total 10 bodegas, de las cuales dos son cooperativas y ocho son bodegas particulares.


HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

Municipio Bullas Calasparra Caravaca Cehegin Lorca* Moratalla Mula Pliego Ricote Total

Superficie viña Intensidad viñedo 1031,82 h. 19,36% 19,69 h 0,36% 114,18 h 0,31% 538,86 h 6,84% 1104,74 h. 1,62% 49,21 h 0,16% 2.182,70 h. 6,53% 26,31 h. 1,93% 268,32 h. 9,62% 5.335,83 h. (7,83% del viñedo provincial)

* También tiene zona de viñedo de uva de mesa fuera de las tierras altas del noroeste.

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Conforme a los datos ofrecidos por el Catastro el viñedo existente en la comarca del noroeste había sido plantado desde el año 1950, siendo insignificante la superficie con mayor antigüedad. Existía un monocultivo de la variedad Monastrell la cual rozaba el 99% de la superficie cultivada. La superficie de viña plantada en pie franco era de 19,59 has. en Calasparra, 77,26 has. en Cehegin, 691,92 has. en Lorca, 21,16 has. en Moratalla, 217,69 has. en Mula y 69,48 has. en Ricote, siendo utilizado el portainjerto “Rupestris de Lot” mayoritariamente en el resto del viñedo31. En cuanto a las bodegas existentes en la comarca el Catastro indicaba que había un total de 13 de las cuales dos de ellas eran cooperativas y once particulares. La producción total de las bodegas del noroeste era de 159.915 hl. de vino. Ninguna de ellas utilizaba ni para elaboración ni para almacenamiento depósitos metálicos, y sólo una de las bodegas empleaba para ello depósitos de madera. Apenas se criaba y envejecía vino en toneles de madera de roble32. 31 Catastro Vitícola y Vinícola. Murcia. Instituto Nacional de Denominaciones de Origen. Ministerio de Agricultura (1978) Pág. 22, 42, 43, 54 y ss, y 66 y ss. 32 Catastro Vitícola y Vinícola. Murcia. Instituto Nacional de Denominaciones de Origen. Ministerio de Agricultura (1978). Pág. 90, 91, 95 y 98.

Bullas contaba con las dos cooperativas y también con dos bodegas particulares que elaboraban la totalidad de su producción de 133.853 hl. en depósitos de hormigón, sin crianza ni envejecimiento de vinos. Por su parte, las dos bodegas de Cehegín producían unos 250 hl. en depósitos de cerámica, 5433 hl en depósitos de hormigón y se envejecían y criaban un total de 50 hl. en otros depósitos diferentes del roble, siendo por tanto su producción total de 5.733 hl. Los datos de producción para las cuatro bodegas de Lorca era de 1.812 hl. en depósitos de cerámica, 2.000 hl. en depósitos de hormigón y 4.000 hl en otros materiales. Se envejecían 50 hl de vino en toneles de roble inferiores a 2,5 hl., alcanzando su producción total los 7.802 hl. Por último, Ricote contaba con tres bodegas que elaboraban unos 12.377 hl. en hormigón y 150 hl. en depósitos de madera, siendo su producción de 12.527 hl. Sobre los tipos de vino hemos de señalar que en todas las bodegas se elaboraban vinos tintos, sólo la bodega del Publicidad de la Cooperativa del Rosario. Línea, 5 de octubre de Carrascalejo de Bullas elaboraba vino rosado 1974, pág. 40. mientras que las dos cooperativas también elaboraban claretes, junto a otra bodega de Lorca. En Ricote se encontraban las dos únicas bodegas de la comarca elaboradoras de vino. Vemos también que en la comarca no se producían blancos, dulces, rancios, generosos, ni mistelas, etc. A pesar de que el INDO rechazaba el reconocimiento de la Denominación para los vinos de la comarca, el desanimo no cundió entre las autoridades locales según podemos comprobar en las palabras del alcalde de Bullas Francisco Sandoval Gómez, quien indicaba en una entrevista concedida con ocasión de la celebración de la Feria Regional de Muestras del Sureste (FERES), donde participaban las tres bodegas de la población (Cooperativa Nuestra Señora del Rosario, Cooperativa San Isidro y Bodegas del Carrascalejo), que Bullas era una zona eminentemente vinícola y que:

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Del Catastro Vitícola y Vinícola de Murcia publicado en 1978, cuyo trabajo de campo había sido efectuado en 1975, podemos extraer el detalle por municipios del viñedo existente en la comarca:


HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

“El vino de Bullas es muy apreciado en toda España, especialmente el clarete y el tinto, que suelen alcanzar los 16 o 17 grados. Actualmente tenemos solicitada la concesión de “denominación de origen”, para poder exportarlo, pues dada la calidad de nuestros vinos creemos que puede tener buenos mercados”33. Con ocasión de la visita a las bodegas de la Cooperativa del Rosario por parte del Gobernador Civil Federico Francisco Sandoval Gómez. Gallo Lacárcel y el Presidente de la Alcalde de Bullas. Diputación Provincial José Manuel Línea, 5 de octubre de 1974, pág. 27. Portillo Guillamón, el presidente de la cooperativa Juan Caballero destacaba la calidad de los vinos de Bullas y el éxito de su comercialización entre bodegueros del norte de España, así cómo entre los bodegueros de Jumilla y Yecla, lo que avalaba la lucha del sector por obtener de la denominación de origen para la comarca34.

La extensión que ocupan los viñedos de Bullas no se puedo comparar con los cultivados en Yecla y Jumilla. En estas dos comarcas el cuasi-monocultivo de la vid aumenta día a día, en la misma medida que se acrecienta el prestigio de sus vinos, consecuencia lógica y normal de una política de racionalización inteligente que ha tenido su principal soporte en la tecnificación de los métodos de elaboración. Pero a Bullas y sus vinos les falta algo muy importante de estos tiempos de exigencias impuestas por la sociedad de consumo, y es la denominación de origen. Cierto que el montaje requiere ampliar la zona de viñedos, pero cuando se ha comprobado que uvas procedentes de diversas diputaciones del campo de Lorca y de los pueblos colindantes, reúnen unas características similares a las producidas en Bullas, uno piensa que sólo falta el empuje de un grupo de hombres para lograrlo, poniendo así un broche brillante a sus esfuerzos y afanes”35.

“Es elogiable y esperanzador que los pueblos de España no permanezcan anclados en el tiempo y evolucionen paralelamente a las exigencias que la ley de la vida impone con ritmo acelerado. A este propósito recuerdan las gentes de Bullas que hace tan sólo veinticinco años obtenían sus vinos por el tradicional sistema de pisar las uvas con las clásicas albergas, y no había casa, grande o chica, que no dispusiera de una bodega para almacenar los mostos procedentes de sus viñedos. 33 Línea, de 2 de abril de 1975, pág. 6. 34 Línea, 18 de febrero de 1977, pág. 8.

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El anhelo de los viticultores y bodegueros de la comarca era también conocido por los periodistas de la provincia de Murcia y así quedó reflejado en el artículo “Los Vinos de Bullas” publicado por José SánchezManzanares en enero de 1979:

Afortunadamente esa riqueza que atesoran los campos bullenses tiene hoy un aprovechamiento más funcional y tecnificado; no obstante, sus renombrados caldos alcanzan unas calidades encomiables, superiores, desde luego, a los de hace un cuarto de siglo.

35 Hoja del Lunes, 15 de enero de 1979, pág. 8


HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

LA FALLIDA DENOMINACIÓN DE ORIGEN DE 1982

Con la publicación en el BOE Nº 209 de 31 de agosto de 1979, pág. 20400, de la Orden de 1 de agosto de 1979 del Ministerio de Agricultura por la que se reglamenta el uso de las indicaciones relativas a la calidad, edad y crianza de los vinos, la comarca de Bullas ve reconocida su condición de región vitivinícola amparada por el “Estatuto de la Viña, el Vino y los Alcoholes” y su derecho a utilizar el apelativo “Vinos de Calidad”. Este hecho espolea a los bodegueros de la comarca a impulsar una nueva iniciativa destinada a la obtención de la ansiada Denominación de Origen. En este sentido el alcalde de Bullas Esteban Egea Fernández anuncia en una entrevista publicada en el diario Línea, que el Presidente del Consejo Regional de Murcia, señor Hernández Ros, había efectuado los contactos necesarios para que dicha denominación fuera concedida lo más rápido posible, dada la importancia de la misma para los vinos del noroeste murciano1.

“todo con respecto a conseguir esta denominación de origen está muy avanzado, casi a punto de realizarse, pues en este punto la Cámara ha trabajado a tope para conseguir esta denominación, cosa que beneficiará mucho a Bullas y toda esta comarca, pues nuestros terrenos son más vinícolas que otros”2. 1 Línea, 7 de octubre de 1979, pág. 55. 2 Línea, 7 de octubre de 1979, pág. 56.

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Por su parte, José Fernández Ortega, Presidente de la Cámara Agraria de Bullas, en otra entrevista declaraba que


HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

Pasos decisivos para la consecución de la Denominación de Origen

de la localidad para examinar las instalaciones y calificar los vinos elaborados8.

A estas gestiones se sumaba la Cámara Agraria de Lorca cuando en una reunión del pleno del mes de octubre de 1979 acordaba solicitar del Ministerio de Agricultura la denominación de origen de los vinos de Bullas y su comarca3. El 30 de enero de 1980 el pleno de la Cámara Agraria de Bullas acordaba preparar toda la documentación necesaria para tramitar la solicitud de la denominación de origen para los vinos de Bullas y su comarca4. Preguntados por el periodista Pedro Gabriel Gil los bodegueros locales manifestaban su apoyo a la iniciativa destacando los beneficios que acarrearía por la probabilidad de ventas y la protección oficial de cara a la entrada en el Mercado Común Europeo, en este sentido se pronunciaban las Cooperativas del Rosario y San Isidro, y también de cara a la obtención de nuevos permisos de plantación, añadía Luis Pidal Fernández-Ontoria, Marqués de Pidal, de Bodegas Carrascalejo5.

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En la localidad de Bullas se esperaba con anhelo el reconocimiento de la denominación de origen. Pedro José Fernández Martínez, presidente de la Cooperativa Nuestra Señora del Rosario, señalaba que a su juicio no quedaba mucho para que el Ministerio de Agricultura accediera a la solicitud con lo cual se daría un paso muy importante para el sector6. Todavía en la localidad se confiaba en que antes de final del año 1980 estuviera reconocida oficialmente la denominación de origen7. Si bien inicialmente estaba prevista la visita a la comarca de los técnicos del INDO para el mes de noviembre de 1980 dicha visita fue suspendida y trasladada al mes de febrero de 1981. Finalmente, la misma se produciría el martes 24 de marzo de 1981 con la visita a las tres bodegas 3 Línea, 14 de octubre de 1979, pág. 14, y La Verdad de Murcia, de 14 de octubre de 1979, pág. 19. 4 Linea 3 de febrero de 1980, pág. 14. 5 Linea 3 de febrero de 1980, pág. 14. Diario Línea, 13 de marzo de 1982, pag. 14. 6 Línea, 5 de octubre de 1980, pág. 50 7 Línea, 8 de noviembre de 1980, pág. 15

Publicidad de los Vinos de Bullas. Hoja del Lunes, 3 de noviembre de 1980, pág. 26.

La ilusión se mantenía al año siguiente, máxime cuando en la reunión de la Comisión provincial de Gobierno de Murcia, presidida por el gobernador civil, el Delegado de Agricultura informaba de la viabilidad de la denominación de origen sobre vinos de la zona de Bullas 9. Nuevamente el presidente de la Cooperativa del Rosario se pronunciaba sobre la estimulación de la comercialización de los vinos de Bullas que supondría la denominación, en una entrevista publicada en el diario Línea10.

“Tenemos fe en que va por buen camino, pues los informes periciales han sido positivos; pero si se acelerase el proceso de la obtención de la denominación de origen indudablemente todos saldríamos beneficiados”.

Mientras continuaba la tramitación de la solicitud de la denominación de origen para los vinos de la comarca de Bullas, la Consejería de Turismo del Consejo Regional de Murcia editaba la publicación “Vinos de Murcia” acerca de los diferentes tipos de vinos existentes en la Región de Murcia11. Sobre los vinos del municipio de Bullas se indicaba que se elaboraban con la variedad “Monastrell”. La superficie del viñedo era de 1.500 hectáreas, desarrollándose la vendimia desde la primera quincena de octubre a los primeros días de noviembre y los vinos elaborados 8 Sesiones del 4 de diciembre de 1980, 17 de marzo de 1981 y 1 de julio de 1981 del Libro de Actas de la Cámara Agraria de Bullas. Archivo Municipal de Bullas. 9 Línea 31 de marzo de 1981, pág. 3 10 Línea, 25 de noviembre de 1981, pág. 18. 11“Vinos de Murcia”, Consejería de Turismo del Consejo Regional de Murcia (1982), “Vinos de Murcia”, Consejería de Industria, Comercio y Turismo de la Comunidad Autónoma de Murcia (1985), y Línea, 20 de febrero de 1982, pág. 7.

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HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

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Depósitos en la Bodega del Carrascalejo. Archivo fotográfico de la La Verdad de Murcia.

El caldo de Lorca se producía gracias a un viñedo cuya extensión tenía entre las 800 y 850 hectáreas que se extendía por las pedanías de Zarcilla de Ramos, Zarzadilla de Totana, Avilés, La Paca y Doña Inés, con predominio de la variedad garnacha sobre la monastrell. La uva se procesaba en su mayor parte en las cooperativas de Bullas. La elaboración en casas particulares ofrecía vinos más bien rosados que alcanzaban los 12-13 grados, sin que faltara alguno que lograra los 17. Su color era dorado-rojizo, acarameladocaña. El de Moratalla procedía en buena parte de la elaboración casera.

Serían unas 330 hectáreas las plantadas en esa época entre secano y regadío. El vino de Calasparra se producía por la Cooperativa local de La Merced12 cuyos socios eran dueños de la finca El Algaidón, situada en Moratalla, de donde se llevaban la uva además de otras compras en el mismo término de Moratalla. La cooperativa elaboraba un tinto que lograba los 13 grados que era como se embotellaba. Se trataba casi de un clarete, seco, de buen paladar, que se vendía prácticamente sólo en la comarca. Por su parte, el de Ricote andaba alrededor de una producción de 800.000 litros, elaborados artesanalmente. La vendimia era la más tardía de la comarca, desarrollándose entre los días 20 de octubre y 20 de noviembre. El tinto seco alcanzaba de 16 a 19 grados. El “abocado” de 15 a 16 grados y el dulce de 14 a 15, a base de uvas pasas. Era de color rojo oscuro con mucho aroma y molla. No se filtraba y por tanto se vendía en rama. La publicación de la Consejería de Turismo venía acompañada de una relación de bodegas de la comarca de Bullas y los vinos comercializados: Localidad

Bodega

Marca

Tipo

Graduación

Bullas

Cooperativa del Rosario

Rosario

Tinto

14º

Bullas

Cooperativa del Rosario

Rosario

Tinto

12,8º

Bullas

Cooperativa del Rosario

Rosario

Especial 3 años

14,5º

Bullas

Cooperativa del Rosario

Rosario

Rosado 2 años

13,5º

Bullas

Cooperativa San Isidro

(Graneles)

Tinto

Bullas

Cooperativa San Isidro

(Graneles)

Claretes cubiertos

Bullas

Vinos Carrascalejo

Carrascalejo

Tinto 1 año

14º

Bullas

Vinos Carrascalejo

Carrascalejo

Rosado 2 años

14º

Calasparra

Cooperativa La Merced

La Merced

Tinto

13º

12 La Sociedad Cooperativa del Campo “La Merced” de Calasparra fue fundada en el año 1976 siendo inscrita en el Registro de Cooperativas según Orden del Ministerio de Trabajo de 30 de julio de 1976, BOE Nº 251 de 19 de octubre de 1976. La disolución de la misma se debió de producir entre los años 1983 y 1984 teniendo su causa en el fracaso de la contratación de un enólogo jumillano según información oral facilitada por Jesús Navarro Jiménez, quien fuera alcalde de Calasparra

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alcanzaban los 15,5 grados. Los caldos de 24 horas de maceración eran claretes cubiertos, el tinto fuerte se obtenía con 8 días de fermentación, pero también se elaboraban los de “doble pasta” o “sangre de toro” fermentándose dos pastas de hollejo y una de mosto, además de los “rosados directos” con color piel de cebolla. No se elaboraban blancos. La localidad producía con sus dos cooperativas entre los 5 y los 6 millones de litros por añada comercializados en su mayoría como graneles. El vino del Carrascalejo -finca de 1.000 hectáreas de superficie dedicada a diversos cultivos, dedicando 100 hectáreas al cultivo de la vid de la variedad monastrell- alcanzaba por su parte los 14 grados al realizarse la vendimia en la segunda quincena de septiembre. Era un vino afrutado, con mucho cuerpo el tinto. El rosado del Carrascalejo era ligero, de más sabor que aroma, podía beberse a temperatura natural sin enfriarlo excesivamente. Sus vinos eran comercializados en restaurantes y tiendas especializadas.


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Sorprende que la Consejería de Turismo, en ninguna de las dos ediciones de su libro, recogiera la existencia del viñedo de Cehegín y las dos bodegas de la localidad, García Noguerol y Carreño, así cómo las pequeñas bodegas del campo de Lorca. El apoyo del Senador Pérez Crespo En Madrid el Senador por Murcia, Antonio Pérez Crespo, perteneciente al Grupo Parlamentario le Unión de Centro Democrático instaba al Gobierno a la aprobación de la Denominación de Origen para los vinos de Bullas mediante una pregunta formulada a la Presidencia del Senado fechada el día 3 de marzo de 198213.

la más importante actividad laboral y de recursos económicos para dicho municipio. Las gestiones se habían venido realizando por la Cámara Agraria Local y por las empresas del ramo, de las que destacaban la Cooperativa Agro-vinícola Nuestra Señora del Rosario, Cooperativa Vinícola Agraria San Isidro y la firma Carrascalejo. El ámbito geográfico que abarcaría dicha denominación de origen comprendería también los términos de Mula y Lorca; de este último municipio las zonas que comprendían las pedanías de La Paca y Avilés, principalmente. En dicha zona se cultivaban alrededor de 8.000 hectáreas de viñedo de la variedad Monastrell, que producían -según la climatologíauna cosecha anual de la que se obtenían unos cinco millones de litros de vino. En la campaña de 1981 se habían conseguido caldos de 15 grados, siendo los tintos claramente secos los más característicos, pero todos ellos de gran calidad y muy apreciados en los mercados nacionales y extranjeros.

Antonio Pérez Crespo. Hoja del Lunes, 4 de

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agosto de 1986, pág. 29.

En su demanda el senador murciano exponía que desde hacía varios años se venía gestionando ante la Administración la denominación de origen para los vinos que se producían en la localidad murciana de Bullas, cuyo cultivo de la materia prima y posterior elaboración suponía 13 Boletín Oficial de las Cortes Generales. Senado. Serie I. Nº 127, 26 de marzo de 1982, pág. 4058 y 4059. Sesión de 26 de marzo de 1982 del Libro de Actas de la Cámara Agraria de Bullas. Archivo Municipal de Bullas. “Preguntas realizadas en el Senado por Antonio Pérez Crespo sobre varios asuntos. Años 1979-1981;”, Biblioteca A. Pérez Crespo, FM,10229/1, Archivo General de la Región de Murcia

La denominación de origen para los vinos del área geográfica referida supondría un factor de gran importancia cara a la comercialización de los mismos -debido especialmente a las garantías de una elaboración correcta que exigían los comerciantes- y, de otra parte, el que se ampliaran las zonas de cultivo de la vid, pues en esos años, y de acuerdo con las disposiciones vigentes, la falta de denominación de origen frenaba la ampliación del cultivo, limitándose a la reposición de cepas.

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En febrero de 1981, a raíz de la solicitud correspondiente, se habían desplazado a Bullas dos funcionarios del Instituto Nacional de la Denominación de Origen, quienes realizaron una inspección de las calidades de los vinos y de los sistemas de elaboración.


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Los técnicos observaban que prácticamente no se habían introducido mejoras en las bodegas y se seguían apreciando defectos similares en los vinos examinados. Por esta razón no se había formulado informe favorable a esta petición de denominación de origen. Se estimaba que las características de clima y suelo, conjuntamente con el excelente material vitícola existente, constituido fundamentalmente por la variedad “Monastrell”, configuraban una zona vitícola apropiada para la elaboración de vinos de calidad y que, por consiguiente, los defectos aludidos debían atribuirse a errores de elaboración, a insuficiencia tecnológica y mal acondicionamiento de las bodegas.

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Igualmente se indicaba que a finales del siguiente mes de mayo, en que ya estaría terminada la fermentación maloláctica, se proyectaba visitar nuevamente la zona y celebrar reuniones con las cooperativas y bodegas particulares, comentando los posibles defectos de elaboración que se observaran para tratar de corregirlos. El semanario “Actualidad Agraria” recogía en esas fechas un comentario del ingeniero Gabriel Iravedra Llopis, Jefe de los Servicios Técnicos del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen (INDO), sobre las comarcas que se encontraban a la espera de alcanzar la denominación de origen para sus vinos. Para Bullas nos indicaba que su aprobación no estaba prevista como inminente a pesar de estar en estudio por su interés. Al igual que en

14 Boletín Oficial de las Cortes. Senado. Serie I. Núm. 136. de 4 de junio de 1982. págs. 4525 y 4526., “Preguntas realizadas en el Senado por Antonio Pérez Crespo sobre varios asuntos. Años 1979-1981;”, Biblioteca A. Pérez Crespo, FM,10229/1, Archivo General de la Región de Murcia.

el resto de comarcas a estudio se indicaba que los principales problemas se encontraban en el escaso nivel de comercialización de sus vinos y en algunas deficiencias en cuanto a calidad15. La concesión provisional de la Denominación de Origen Según había anunciado el Gobierno, en su respuesta a la pregunta del senador Pérez Crespo, en la mañana del viernes 28 de mayo de 1982, se produjo la vista del citado ingeniero Gabriel Iravedra Llopis a Bullas para una reunión de trabajo con los viticultores y bodegueros locales, junto al alcalde Esteban Egea Fernández; el presidente y secretario de la Cámara Agraria de Bullas; el delegado provincial de Agricultura Manuel Hernández Pagán; el Senador por UCD Antonio Pérez Crespo; y el secretario de la Cámara Agraria Provincial, señor Buitrago. La comitiva visitó las instalaciones de la cooperativas locales 16. En la reunión de trabajo celebrada, el técnico del INDO ofreció a los viticultores y bodegueros locales una doble alternativa: o bien se concedía una denominación específica “sui géneris” equivalente a la de los vinos de la DO Cava o la denominación de origen en toda regla como las de Jumilla o Yecla. Por decisión unánime se aprobó la segunda de las opciones. Según manifestó el ingeniero Iravedra la concesión sería inminente, según compromiso personal en el plazo de un mes, pero tendría carácter provisional durante cuatro años para que en este tiempo los productores locales realizaran los esfuerzos necesarios a fin de conseguir unos vinos con unas características específicas y determinadas que los distinguieran. Para ello los técnicos recomendaban efectuar combinaciones sobre la base de la variedad “monastrell” existente con nuevas plantaciones de “tempranillo” y “garnacha”, de lo que resultarían unos vinos suaves e inferior graduación, paladar característico y mayor aceptación de cara a la demanda. 15 Línea, 17 de abril de 1982, pág. 18. 16 Línea, 1 de junio de 1982, pág. 15, y La Verdad de Murcia, 1 de junio de 1982, pág. 20.

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La respuesta del Gobierno al senador murciano se produjo el día 29 de abril de 198214; en la cual tras recordar el Informe elaborado por el INDO tras la visita a la comarca de 1974 y la elaboración del Catastro Vitícola y Vinícola de la Provincial de Murcia elaborado en el año 1975, se comunicaban los resultados de la visita efectuada en marzo de 1981 por los servicios técnicos del INDO.


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de Origen a los vinos de Bullas. La Verdad de Murcia,

En el expediente 1 de junio de 1982. tramitado a solicitud de la Cámara Agraria de Bullas se habían emitido diversos informes por parte del Registro de la Propiedad Industrial del Ministerio de Industria, de la Dirección General de los Registros y del Notariado del Ministerio de Justicia y del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen del propio Ministerio de Agricultura.

Según el citado texto legal:

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Primero.- Se reconocía con carácter provisional la denominación de origen “Bullas”, aplicable a los vinos de esta comarca vitícola de la provincia de Murcia. Segundo.- Se facultaba a la Dirección General de Política Alimentaria para designar un Consejo regulador provisional encargado de formular el proyecto particular de la citada denominación, que se adaptaría a cuanto preveía el artIculo 84 de la Ley 25/1970, de 2 de diciembre, por el que se aprobaba el Estatuto de la Viña, del Vino y de los Alcoholes, así cómo el Decreto 835/1972 por el que se aprobaba su reglamento de desarrollo. 17 Orden del Ministerio de Agricultura, publicada en el Boletín Oficial del Estado publicaba en su edición Nº 226 de 21 de septiembre de 1982, pág. 25664, noticia de la que se hacía eco la prensa de la época, Línea, 2 de octubre de 1982, pág. 6, y 7 de octubre de 1982, pág. 12, La Verdad de Murcia, 2 de octubre de 192, pág. 16.

Tercero.- El reconocimiento definitivo de la denominación de origen, la aprobación del Reglamento y la constitución del Consejo Regulador a que se refiere el punto 3 del artículo 84 de la Ley 25/1970, quedaban subordinados al cumplimiento de los siguientes requisitos: a) Que la proporción de vinos embotellados en bodegas de origen, considerados como vinos de calidad, según la Orden de este Departamento de 1 de agosto de 1979, sea como mínimo del 10 por 100 del volumen total de producción del viñedo inscrito en la denominación de origen. b) Que estén realizados: los censos de viñedos y de bodegas cuyos propietarios hayan solicitado la adscripción a la denominación de origen. c) Que se produzca una mejora manifiesta de las instalaciones y nivel tecnológico de las bodegas elaboradoras, no solamente desde un punto de vista de rendimiento de las instalaciones, sino dirigidas a la mejora cualitativa de los productos y a la conservación de los caracteres tradicionales de los vinos de esta zona. Cuarto.- El cumplimiento de los requisitos anteriores debía realizarse en el plazo máximo de tres años a partir de la fecha de publicación de esta Orden en el Boletín Oficial del Estado que se produjo el día 21 de septiembre de 1982. En caso de incumplimiento de este plazo, y previo informe del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen, podrá ser anulado el reconocimiento de esta denominación de origen. Durante la fase provisional del funcionamiento de la denominación da origen se autorizó la utilización del nombre geográfico de “Bullas” en concepto de indicación de procedencia por las bodegas situadas en la zona vitícola en las etiquetas, documentación o publicidad de los vinos originarlos de la misma, pero no podría ser empleada la indicación “denominación de origen”.

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Finalmente, la Denominación de Origen para los vinos de Bullas y su comarca vitícola era concedida el día 21 de junio de 198217. Conforme a lo anunciado el reconocimiento tenía carácter provisional con la salvedad de que el período finalmente sería de tres años antes de una nueva evaluación para su conversión en definitiva. Noticia en prensa de la concesión de la Denominación


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Si bien los vinos del municipio José María López Sánchez. Presidente de la Denominación Origen provisional Bullas. de Ricote habían quedado inicialmente fuera de la denominación, gracias a un acuerdo entre viticultores y bodegueros se produjo dicha incorporación después de su ratificación por el pleno del Ayuntamiento. Tras la misma, los caldos de esa zona podrían ser comercializados con la denominación “Bullas” o “embotellado en Ricote”18. El Consejo Regulador procedió a la redacción de un reglamento para la Denominación de Origen que entregó a la Consejería de Agricultura para su aprobación. Asimismo, inició la realización del censo de viñedos, bodegas y cooperativas que deseaban ampararse bajo dicha denominación de origen. Los términos que comprendía la comarca vitícola acogida a la denominación eran los de Ricote, Mula, Pliego, Bullas, Cehegín, Caravaca, Calasparra, Moratalla y el noroeste del campo de Lorca. La superficie de viñedo que comprendía la denominación “Bullas” alcanzaba las 5.300 hectáreas en esos años, existiendo en la zona un total de 10 bodegas, de las cuales dos eran cooperativa, Nuestra Señora del Rosario de Bullas, con un total de 830 socios y una capacidad de 90.000 hectolitros, y la de San Isidro de Bullas, con 375 socios y una capacidad 18 Línea, 12 de junio de 1985, pág. 16.

de 25.000 hectolitros, siendo las otras ocho bodegas particulares. La producción de las bodegas de Bullas era con diferencia la más importante de la comarca puesto que alcanzaba una media de 4.200.000 millones de litros de los cuales la Cooperativa del Rosario elaboraba un 80%19. Según fuentes del propio Consejo Regulador los vinos obtenidos en la comarca tenían gran calidad alcohólica muy ricos en color y en extracto seco de gran aroma (buquet) que envejecían rápidamente. Eran vinos aptos para la elaboración de tintos de doble pasta, siendo de las mejores variedades españolas. Los diferentes tipos de vinos se extendían desde los “vinos dulces” de Ricote, procedentes de mostos de alta riqueza en azúcares; los “vinos nobles” de Bullas y Mula, fabricados con uvas preferentes, con riqueza exclusivamente natural y criados con practicas muy esmeradas. Y los “vinos generosos” con uvas del campo de Lorca, Caravaca y Moratalla, siempre con uvas de variedades selectas y nunca con adicción de alcohol, ni manchando el vino, y con un grado siempre superior a 14º de alcohol, que los hacían poco apetecibles porque eran “vinos cabezones”20. Por parte de las cooperativas se estaba consiguiendo, por procedimientos naturales, la producción de vinos entre 12,5 y más grados ya que los gustos de los consumidores los preferían con menor graduación. En este sentido el Consejo Regulador proponía adelantar la vendimia en al menos 15 días para lograr con ello una menor graduación y mayor aroma y sabor, realizando la recogida de la uva por parajes para lograr con ello una mejor calidad al no tener que controlar la fermentación con exceso de sulfuroso, pues ocasionaba un detrimento de la calidad. También se estaba impulsando el cambio de criterio de alto rendimiento y rápida elaboración por los de anticipo de campaña, menor grado natural alcohólico, para conseguir así unos vinos de calidad, sabor y aroma, no tenían en esas fechas problemas de comercialización, tanto en embotellado -70% de la producción-, como a granel, si bien los precios no eran del todo óptimos. 19 La Verdad de Murcia, de 6 de octubre de 1984, pág. 36. 20 Línea, 12 de junio de 1985, pág. 16.

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Tras el reconocimiento provisional de la denominación de origen el Instituto Nacional de Denominación de Origen (INDO), a propuesta de la consejería de Agricultura de Murcia, procedió al nombramiento del Consejo Regulador de la denominación de origen que constaba de tres representantes del sector vitícola, tres del sector vinícola, y tres vocales técnicos. Fue designado presidente José María López Sánchez, y como secretario, José Pérez Serrano.


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El Consejo Regulador se ofrecía como lazo de unión entre los vitivinicultores de la comarca para lograr la defensa y perfeccionamiento del cultivo de la vid; hacer que el cultivo de la vid fuera rentable para obtener beneficios económicos; controlar la producción y la calidad de origen; y colaborar con las otras denominaciones de origen de Jumilla y Yecla en la provincia de Murcia en la defensa del producto de la vid, de su precio y de una mayor introducción en el mercado europeo. La pérdida de la Denominación de Origen

La Orden del Ministerio de Agricultura de 21 de junio de 1982 por la que se había aprobado provisionalmente la denominación no perdió su validez jurídica, a pesar de la pérdida de la denominación, manteniendo la protección de la mención “bullas” y limitando su uso en las etiquetas de vinos. Ésta fue la causa por la que Registro de la Propiedad Industrial el día 5 de mayo de 1992 dejaba en suspenso la utilización de la marca “El Copetín de Bullas”, registrada por la Cooperativa del Rosario para comercializar sus vinos, debiendo modificarla y reducirla a “El Copetín”.

A nuestro juicio no fue una causa única la que provocó la pérdida de la denominación de origen pero sí que parece desprenderse del análisis de las fuentes existentes que no hubo una verdadera sinergia entre administraciones, bodegueros y viticultores que impulsara la puesta en marcha de una verdadera reconversión del sector vitivinícola en la comarca. Ello provocó que ni existiera una diligencia administrativa en la realización de los trámites necesarios para la obtención definitiva, ni se recibiera la formación necesaria por parte de viticultores y bodegueros para poner en Descarga de uva en la Cooperativa San Isidro. Archivo Municipal de Bullas. marcha los cambios en las prácticas de cultivo de la vid y elaboración de vinos, ni se efectuaran las inversiones requeridas para adaptar el viñedo comarcal y modernizar los medios productivos de las bodegas a fin de ajustarlos a las exigencias de la elaboración de vinos de calidad, además de no existir propiamente una masa crítica de consumidores que demandara esos vinos y desechara el consumo de los vinos defectuosos; entre otras cuestiones.

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Pese a los buenos propósitos del Consejo Regulador la denominación de origen acabaría perdiéndose en septiembre de 1985 por no haber conseguido dar cumplimiento a los requisitos exigidos por el Instituto Nacional de Denominaciones de Origen.


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EL CAMINO DEL ESFUERZO, “VINOS DE LA TIERRA DE BULLAS”

Tras la desilusión por la pérdida de la Denominación de Origen concedida, los viticultores y bodegueros de la comarca se tomaron en serio las advertencias de los técnicos del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen y se pusieron manos a la obra a fin de superar las deficiencias del sector e iniciar una verdadera reconversión. Para ello aceptaron que los vinos del noroeste quedaran protegidos por una Denominación Específica hasta la consecución definitiva de la denominación de origen. En una reunión mantenida en las oficinas de la Cooperativa del Rosario el 18 de enero de 1986 el presiente de la DO provisional y los representantes de la Cámara Agraria de Bullas, de Bodegas del Carrascalejo y de las Cooperativas locales del Rosario y San Isidro acordaban solicitar a la Consejería de Agricultura de Murcia la concesión de la misma, por serles necesaria para la comercialización de sus vinos como aval de la garantía de su calidad, algo que ya les exigían la mayoría de sus clientes1. Las características del viñedo y la elaboración de vino

A fin de justificar la solicitud de Denominación Específica ante el Ministerio de Agricultura la propia Dirección Regional de Producción e Industrias Agroalimentaria de la Comunidad Autónoma de Murcia emitía Informe sobre las características del viñedo y del sector industrial de la comarca2. 1 Acta de la reunión de 18 de enero de 1986 y Oficio de 18 de febrero de 1986 del Director Regional de Producción e Industrias Agroalimentarias. Archivo del Consejo Regulador de la DO Bullas. 2 Informe sobre la solicitud de una Denominación Específica para los vinos producidos y elaborados en la comarca vitícola de Bullas. 14 de abril de 1986. Dirección Regional de Producción e Industrias Agroalimentaria de Murcia. Archivo del Consejo Regulador de la DO Bullas.

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Bullas

Mula

1.537 Has.

2.103 Has.

Cehegín Calasparra Moratalla

538 Has.

33 Has.

327 Has.

Lorca

TOTAL

954 Has.

5.492 Has.

De este viñedo la mayor superficie correspondía a la variedad Monastrell, injertada en Rupestris de Lot para un 70-75% y el resto pie franco. Un escaso 1% estaba plantado de Forcallat tinta, existiendo además recientes plantaciones de Merseguera sobre unas 500 has. de superficie que habrían de entrar en plena producción en 3 o 4 años. Los tres tipos de vino que principalmente se producían eran tintos de 14-14,5º, claretes de 13-14º y rosados de 13-13,5º.

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Toneles en la Cooperativa del Rosario de Bullas. Archivo Fotográfico de La Verdad de Murcia.

Para ese mismo año la Cooperativa del Rosario había realizado ensayos adelantando la vendimia y obteniendo vinos de menor graduación. Si la costumbre de la zona era comenzar la vendimia a partir del 10-12 de octubre se podría iniciar desde el 20 de septiembre, según indicaban los resultados obtenidos. Asimismo, la cooperativa había iniciado la fermentación de mostos por zonas o parajes a fin de mejorar la calidad de los caldos. En cuanto al proceso de elaboración de los vinos el Informe señalaba que la uva una vez recibida en bodega se sometía a estrujado y desraspado, para después destinarse a la producción de los diferentes tipos de vino: • Rosados. La uva se situaba sobre un escurridor separándose el mosto flor que pasaba a los depósitos de fermentación para la producción de rosados. Por otra parte, los orujos continuaban el proceso de escurrido destinándose el mosto obtenido en esta segunda fase junto con las uvas para la producción de claretes. • Claretes. La uva estrujada y despalillada, se mantenía en maceración, durante 12-15 horas; a continuación el mosto se trasegaba a los depósitos de fermentación a los que se agregaba también el mosto obtenido de los orujos mediante escurrido. De estos orujos escurridos, se obtenía el correspondiente “mosto prensa” de características similares al obtenido en el proceso de rosados. • Tintos. La producción de vinos tintos en la zona de Bullas era muy reducida; en su elaboración, durante el proceso de fermentación se maceraban los orujos hasta que su densidad descendía a 1010-1020 gr/l.; posteriormente, se realizaba el descube separando vino de orujos. También se producía un Vino de Prensa obtenido del procesado de los orujos frescos o fermentados procedentes de las diferentes elaboraciones anteriores. Para el Tinto Doble Pasta se seguía el mismo proceso de obtención del vino tinto, pero una vez descubado el mosto, se

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Gracias al mismo sabemos que en esa época el viñedo ocupaba una superficie total de 5.492 hectáreas en los municipios de Bullas, Mula, Cehegín, Calasparra, Moratalla y Lorca, según la siguiente distribución:


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En cuanto a las características de las cinco bodegas existentes en la zona y el sistema de comercialización de sus vinos se señalaba:

- Cooperativa Agrovinícola “Nuestra Señora del Rosario”. Bullas.

Por cuanto a lo que respecta a las inversiones previstas, la Cooperativa pretendía realizar una modernización de su bodega con un gasto de unos 20 millones de pesetas a fin de proceder a la instalación de una estrujadora de rodillos, un sistema de refrigeración de mostos y vinos, un filtro esterilizante, medidor de vino, desvinador transportable, desturbador mecánico y ordenador.

- Cooperativa Vinícola Agraria “San Isidro”. Bullas.

Estaba integrada por 1.258 socios, ocupando sus instalaciones una superficie de 3.914 m2, con una capacidad de 11.500.000 kg. de uva, capacidad de depósitos de 88.143 hl., capacidad de crianza en madera 15.000 l. y rendimiento de su embotelladora 2.500 botellas/hora. Contaba con 3 estrujadoras, desvinador, 1 prensa continua, 1 filtro de heces, 1 filtro de vinos, 1 planta embotelladora y 3 prensas hidráulicas sin uso. En esas fechas se molturaban una media de 5.000.000 kilos de uva de la que se obtenía un rendimiento en vino del 70%. Elaboraba vinos claretes (65%), rosados (25%) y tinto (10%). La producción de claretes y rosados se comercializaba embotellada y la de tintos principalmente a granel.

Integrada por 377 socios, contaba con una superficie cubierta de 930 m2 y destinaba su producción a la elaboración de vinos a granel. Su capacidad de molturación era de 2.500.000 kilos de uva y la de sus depósitos de 22.412,5 hl. Contaba con una prensa continua, desvinador, estrujadora y 2 prensas hidráulicas en desuso. La elaboración media de su producción era de 1.500.000 kilos de uva que se destinaban a la producción de claretes, comercializándose como vino a granel (sólo un 5% se vendía en garrafas) en sus mercados de Jumilla, San Sebastián, Sevilla y Madrid.

El vino que se obtenía procedía casi exclusivamente de los viñedos establecidos en la finca en la que estaba ubicada la bodega que daba nombre a la misma. La superficie cubierta utilizada era de 810 m2. Su capacidad de molturación era de 500.000 kilos de uva y la de sus depósitos de 3.025 hl. El rendimiento de su planta embotelladora era de 1.200 botellas hora. Contaba con 7 jaulones, 1 estrujadora de rodillos, 1 prensa discontinua, 1 filtro de tierras, 1 filtro de placas y 1 planta embotelladora. Funcionando al máximo de su capacidad en la campaña anterior se habían obtenido 230.000 litros de vino rosado y 72.000 litros de vino tinto, de los cuales, el 95% comercializaban en botellas de ¾ de litro bajo la marca “Carrascalejo” y el 5% restante a granel. Todo el vino rosado se sacaba al mercado al año y se dejaba en reserva 8-10.000 litros de vino tinto para la crianza en botella durante 3-4 años. Su mercado estaba localizado en la provincia de Murcia y, principalmente, en la propia capital.

Sus marcas comerciales eran:

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Marcas comerciales Cooperativa del Rosario Don Hidalgo Tintos Rosados Blancos Viña Rosario Tintos Blancos Señorío de Bullas

Claretes

Castillo de Bullas Viña Castellar Viña Rosario Copetín de Bullas

Claretes Tintos Claretes

Reserva de 4-5 años. Rosados Rosados

Blancos

Botellas 1 litro

Los vinos eran comercializados al 80% en la provincia de Murcia, al 10% en Alicante y el resto en Cataluña y Valencia. Se estaban realizando campañas publicitarias y degustaciones en Madrid y Almería.

- Bodegas Carrascalejo. Bullas.

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añadía al depósito de maceración donde permanecían los orujos, nuevas uvas estrujadas. Este último tipo de vino se hacía según demanda, no todos los años.


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- Viuda de Antonio García Noguerol. Cehegín.

Con una superficie de 258 m2 la bodega tenía una capacidad de molturación de 1.200.000 kilos de uva y una capacidad de depósitos de 8.000 hl. El rendimiento de su planta embotelladora era de 1.200 botellas/hora. Sus instalaciones contaban con 2 jaulones, 1 turboestrujadora, 1 extractor de raspajo, 1 prensa discontinua hidráulica y 1 planta embotelladora. Elaboraba unos 350-400.000 litros de vino de los que se obtenían claretes (50%), rosados (20%) y tintos (30%). La producción de claretes se comercializaba un 80% en botellas de un litro, y de la de rosados un 10% en botellas de ¾ de litro. El tinto se vendía en su totalidad a granel. Las marcas utilizadas eran “García Noguerol” para botellas de litro y “Delmio” para botellas de ¾ de litro. La comercialización de los vinos de la bodega se efectuaba en las provincias de Murcia, Almería, Alicante, Granada y Santa Cruz de Tenerife.

- Viuda de Antonio Carreño. Cehegín.

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Con dos naves, una de elaboración de 700 m2 y otra de embotellado y comercialización de 300 m2, la bodega tenía una capacidad de molturación de 1.700.000 kilos de uva y de depósitos de 12.000 hl., mientras que el rendimiento de su planta embotelladora era de 1.600 botellas/hora. Sus instalaciones contaban con 3 prensas hidráulicas, 2 prensas continuas, 1 filtro de placas, 2 desvinadoras, 1 refrigerador de mosto y 1 planta embotelladora. La producción de vino elaborado en bodega era de 350.000 litros del que el 75% era del tipo tinto cubierto y el 25% restante del tipo tinto doble pasta. De la producción total se embotellaba el 10-15% en botellas de un litro. De los datos expuestos la capacidad de producción total de las bodegas de la comarca era 17.500 Tm. de uva. En las últimas campañas, y a consecuencia de la sequía existente, se habían elaborado de media anual unas 8.500 Tm. de uva con las que se habían obtenido unos 5.550.000 litros de vino al año. De esta cantidad se comercializaba embotellado un 65% aproximadamente, de los que un 43% era en botellas de ¾ de litro y el resto en botellas de 1 litro.

Nuevamente, los técnicos del INDO realizaron visita a la comarca en el mes de mayo de 1986 para informar con respecto a la solicitud de la Denominación Específica efectuada. En el Informe del 21 de mayo de 1986, tras reconocerse la calidad del viñedo de Monastrell existente y el gran potencial del mismo para la obtención de vinos de calidad, se ponían de manifiesto las carencias existentes en las bodegas para la elaboración de vinos sin defectos3. Así se señalaba que existía una mala organización de la elaboración y una serie de defectos estructurales debido a la antigüedad de las bodegas. No existían instalaciones que permitieran el control térmico de las fermentaciones, aspecto de gran importancia teniendo en cuenta el alto grado glucométrico con que entraba la uva en bodega y la elevada temperatura que por lo general presentaba la misma. De las ocho muestras de vinos tomadas en la comarca y sometidas a análisis por el Comité de Cata del INDO sólo una había obtenido una calificación de Buena, cuatro de ellas Regular, dos Mediocre y una última había tenido que ser Eliminada por su escasa calidad. En concreto, los catadores consideraban que los vinos presentaban debilidad en los aromas primarios, gustos y sabores extraños, oxidación, acritud, etc. No obstante lo anterior, se reconocía el interés de los bodegueros por contar con la Denominación Específica para dar a conocer sus vinos en otros mercados y mejorar la estructura comercial con la que ya contaban estas bodegas de forma aceptable. También se aplaudía la motivación de los bodegueros por mejorar la calidad de sus vinos mediante nuevas inversiones en sus instalaciones. Para los técnicos del INDO en el corto plazo la Cooperativa del Rosario estaba en condiciones de eliminar los defectos en sus vinos con la instalación de un sistema de refrigeración de mostos y vinos (siendo la bodega más importante en cuanto a volumen de elaboración ya que en ella se obtenía el 70% del vino de la comarca). Respecto a las otras bodegas, Carrascalejo se encontraba condicionada por su ubicación en los bajos de 3 Informe del 21 de mayo de 1986 de la Subdirección General del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Archivo del Consejo Regulador de la DO Bullas.

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Por estos motivos se consideraba oportuno el reconocimiento de la Denominación Específica a fin de establecer una organización del sector a nivel comarcal y mantener la movilización en favor de la calidad. Con este reconocimiento la comarca lograría en el medio plazo superar sus carencias tecnológicas y de calidad que en ese momento le impedían obtener el reconocimiento de la DO.

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El reconocimiento de la apelación “Vinos de la Tierra de Bullas” En el mes de diciembre de 1986 los caldos locales recibieran el reconocimiento de la apelación “Vinos de la Tierra de Bullas”, que abarcaría los viñedos de los municipios de Bullas, Caravaca, Cehegín, Lorca, Moratalla, Mula, Ricote y Calasparra, implicando con ello en el camino de la calidad del vino a las dos cooperativas de Bullas, el Rosario y San Isidro, a la Bodega del Carrascalejo, así cómo a las bodegas cehegineras Carreño y Entrada de la Cooperativa del Rosario. García Noguerol4. Archivo Fotográfico de La Verdad de Murcia.

El año 1987 se inició con una protesta generalizada en el sector agrícola contra el gobierno exigiendo mejoras para el campo. En Bullas los viticultores se sumaron a las movilizaciones incorporando a las reivindicaciones generales su 4 ORDEN de 11 de diciembre de 1986 por la que se establecen las reglas de utilización de nombres geográficos y de la mención “Vino de la tierra” en la designación de los vinos de mesa. BOE Núm 306, 23 de noviembre de 1986, pág. 41917

petición del reconocimiento de la denominación de origen, además de ayudas públicas para la reconversión del viñedo5. Por parte de la Comunidad Autónoma se impulsaba la creación en Jumilla de una bodega experimental donde se realizarían investigaciones destinadas a mejorar la calidad de los vinos de Bullas y Ricote, además de los de Yecla y Jumilla. Con la intención de adecuarlos a los gustos de los consumidores europeos se pretendía cambiar el color, olor y sabor de los vinos del noroeste murciano. Con ello se perseguía mejorar la calidad de los vinos para aumentar la renta de los viticultores. En declaraciones a la prensa el ingeniero agrónomo Pedro Mulet, autor del proyecto de la bodega experimental, afirmaba que buscaba conseguir “vinos jóvenes de menor grado alcohólico, sin astringentes, con manifestación de los aromas propios de la variedad, evitando la presencia de ácido málico y consiguiendo un punto fresco, afrutado y armonioso, con equilibrio de extracto y acidez”6. Las gestiones políticas para conseguir la denominación de origen para los vinos de la comarca de Bullas no cesaban. En el verano de 1988 el presidente autonómico Carlos Collado reconocía la existencia de esas gestiones en una entrevista al periódico Hoja del Lunes7. Los esfuerzos del sector por la modernización de su producción comenzaban a ser visibles cuando en octubre de 1988 Pedro Hidalgo Valera, Presidente de la Cooperativa Nuestra Señora del Rosario, reconocía que se habían introducido cambios en la vendimia realizando estudios de maduración en las diferentes zonas y adelantando el inicio de la campaña al 13 de septiembre para conseguir con ello vinos de menor graduación y mayor aroma, si bien seguían manteniéndose para la gran mayoría de los viticultores la recogida de la uva en el mes de octubre.

5 La Verdad de Murcia, 15 de marzo de 1987, pág. 21. 6 La Verdad de Murcia, 15 de mayo de 1987, pág. 18. 7 Hoja del Lunes, 1 de agosto de 1988, pág. 8.

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una casa solariega; mientras que la otra cooperativa de Bullas presentaba los defectos típicos del cooperativismo tradicional: descapitalización, elaboración rutinaria y falta de dirección técnica. Las bodegas existentes en Cehegín, debían ser consideradas más cómo almacenes dedicados al comercio del vino y por ello contaban con criterios de actuación que podían presentar problemas a la hora de someterse a la disciplina derivada de un Reglamento.


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Si bien los vinos de la cooperativa eran comercializados como “Vinos de la Tierra” se seguía aspirando a la obtención de la “denominación de origen” para la comarca antes de 1992, así cómo a conseguir comercializar el 100% de la cosecha con vinos embotellados en las propias instalaciones, gracias a las ayudas económicas recibidas del Instituto de Fomento de la Región de Murcia. Con el impulso de la Dirección General de Producción e Industrias Agroalimentarias de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia se desarrollaron en el mes de noviembre de 1988 diferentes acciones para formar a los técnicos de control de producción de vino que habrían de trabajar en la denominación “vinos de la tierra de Bullas”, así cómo unas Jornadas de Cata en la propia localidad de Bullas, los días 14 a 17 de noviembre, para desarrollar las habilidades de degustación de la calidad y recibir recomendaciones de mejora en la producción y elaboración de vinos9. Estos cursos de formación técnica destinados a los miembros de los Comités de Cata de la provincia se repetirían en los años posteriores, con la participación de los técnicos del Instituto Nacional Premio de Fotografía “Vinos de Bullas”. 1995. Archivo Municipal de Bullas. de las Denominaciones de Origen, a fin de unificar los criterios de homogeneidad sobre la valoración de los vinos10. 8 La Verdad de Murcia, 1 de octubre de 1988, pág. 56., 26 de enero de 1989, pág. 17. y 16 de septiembre de 1989, pág. 8. 9 Hoja del Lunes, 7 de noviembre de 1988, pág. 33. 10 La Verdad de Murcia, 15 de julio de 1990, pág. 16.

Acuerdo para la mejora de la calidad de los vinos de Bullas El lunes 5 de diciembre de 1988 se firmaba en Bullas un “Acuerdo para mejorar la calidad de los vinos de Bullas”. El presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Carlos Collado, el consejero de Agricultura, Antonio León, y el Director General de Industrias y Comercialización Agrarias, Félix Romojaro, asistían en Bullas, a la firma de un acuerdo entre bodegueros, viticultores, Ayuntamiento y Administración Regional que tenía como objetivo la mejora de la calidad de los vinos de la comarca, con el fin de conseguir la denominación de origen11. En este sentido se recordaba que la consecución de la denominación de origen, que otorgaba el Ministerio de Agricultura a través del INDO, era el resultado de una serie de estrictos controles sobre la calidad y autenticidad de los productos elaborados en una determinada zona. El acuerdo que se firmaba tenía como objetivo prestigiar, promocionar y desarrollar la calidad de los vinos de Bullas y su comarca. Igualmente con la firma de este acuerdo se constituía el Centro Gestor de los Vinos de la Tierra de Bullas, que sería el responsable de velar por el cumplimiento de los controles de calidad y del etiquetado de los vinos de la zona. Ocuparía el cargo de Director Gerente de dicho centro Santos Fernández García. Asimismo se firmaba el Plan de Calidad y se constituía un comité de Cata, encargado de contrastar la calidad de los caldos de Bullas12. La creación del Centro Gestor de los Vinos de la Tierra de Bullas, cuyas oficinas se abrirían en la Avenida de Murcia, 4 de Bullas, tenía una gran trascendencia pues se erigía en el órgano donde estarían representados bodegueros, viticultores, autoridades municipales y la administración autonómica, con dos asesores en materia de enología y 11 Acuerdo para mejorar la calidad de los vinos de Bullas de 5 de diciembre de 1988. Archivo del Consejo Regulador de la DO Bullas. 12 Resolución de 12 de diciembre de 1988 de la Dirección General de Industrias y Comercialización Agrarias, por la que se publica el A cuerdo Intersectorial para Seguimiento de los Vinos de la Tierra en la Comarca de Bullas. Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. BORM Nº 299 de 30 de diciembre de 1988, pág. 5851

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También se estaban realizando inversiones tecnológicas con la puesta en marcha de vinificadores con control de frío de la fermentación para la elaboración de rosados jóvenes entre 11 y 11,5º8.


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En cuanto a las funciones que asumía eran numerosas, pero destacaban las siguientes: a) Orientar y revisar la producción, elaboración y calidad de los vinos etiquetados con la mención “Vinos de la Tierra”. b) Determinar los aspectos de calidad que se tendrán en cuenta para que basándose en la normativa que regula la aplicación de la mención “Vinos de la Tierra”, se vean favorecidos comercialmente. c) Establecer el mecanismo de aplicación de un plan de calidad tanto en aspecto analítico como sensorial (Comité de Cata). d) Intervenir los resultados obtenidos y en consecuencia calificar o descalificar las partidas. e) Confección y control de contraetiquetas numeradas.

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f) Aprobación de etiquetas de cada una de las bodegas. Los cambios que se estaban implementado en la elaboración de vinos de la comarca eran reconocidos por Enrique Antón Gil, director del Laboratorio Agrario Regional, cuando en la presentación de su libro “Vinos y Licores de la Región de Murcia”, señalaba que las nuevas técnicas estaban cambiando los caracteres tradicionales, ofreciéndose al consumo caldos frescos y afrutados, con menor graduación alcohólica y más ligeros de cuerpo que los tradicionales, al tiempo que la tendencia era la del aumento de los vinos embotellados frente a los graneles. En esa época el viñedo del noroeste murciano se extendía por 5.500 hectáreas obteniéndose una producción de 63.000 hectolitros14. 13 La Verdad de Murcia, 3 de diciembre de 1988, pág. 19., y 30 de septiembre de 1989, pág. 83. 14 Hoja del Lunes, 6 de marzo de 1989, pág. 8, y La Verdad de Murcia, 7 de marzo de 1989, pág. 18.

La campaña de publicidad impulsada por la Consejería de Agricultura para los vinos de la provincia de Murcia señalaba que la comarca vitivinícola de Bullas estaba situada en la zona noroccidental y centro de la Región, de Murcia ocupando parte de los términos municipales de Bullas, Mula, Cehegín, Moratalla, Calasparra, Lorca y Ricote, abarcando su cultivo una superficie de unas 5.500 hectáreas15. La variedad dominante, que ocupaba casi toda la superficie era la Monastrell, variedad tinta, muy bien adaptada a las condiciones del medio que aportaba interesantes características de frutosidad y calidad de las viñas. Completaban la superficie la variedad Forcallat tinta (1%) así como recientes plantaciones de Merseguera.

Publicidad de la Consejería de Agricultura sobre los Vinos de Bullas. La Verdad de Murcia, 18 de noviembre de 1989, pág. 47.

Existían 5 bodegas elaboradoras ubicadas, 3 en Bullas y 2 en Cehegín. De ellas, cuatro eran a la vez embotelladoras. Los vinos tintos eran rojo rubí, aterciopelados, aromáticos, redondos y suaves, con un contenido alcohólico de 12 al 14% en volumen. Los vinos rosados eran de color rosa-cereza, frescos, muy aromáticos y afrutados con un grado de 13 a 13’5%. El vino blanco era afrutado, seco y muy equilibrado con un grado alcohólico de 12%. Sin embargo, la incertidumbre existente acerca de si se lograría obtener la ansiada denominación provocó las dudas de los bodegueros de Ricote, quienes tras reunirse con su alcalde Jesús Miñano, no aceptaron sumarse a la propuesta de la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de Bullas quien había solicitado del Ayuntamiento de Ricote la inclusión de éste en la futura Denominación de Origen de Vinos de Bullas, que abarcaría los municipios de Mula, Cehegín, Caravaca, Moratalla y Lorca, al objeto de llevar a cabo las oportunas gestiones para la tramitación de la 15 La Verdad de Murcia, 18 de noviembre de 1989, pág. 71.

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agricultura, y funcionaría como un Consejo Regulador al encomendársele las labores de vigilancia y control de la denominación13.


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Frente a las dudas de los bodegueros de Ricote, los viticultores de las pedanías altas de Lorca (La Paca, Zarcilla de Ramos, Coy, Doña Inés, Avilés, Las Terreras y Zarzadilla de Totana) reclamaban al alcalde de Lorca, José Antonio Gallego López y al consejero de Agricultura, Antonio León Martínez-Campos, quienes visitaban la zona mayo de 1989, acompañados del director general de Desarrollo Agrario y otros técnicos, la necesidad que tenían de sumar la producción lorquina de uvas al proyecto de Denominación de Origen Bullas.

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En las pedanías altas de Lorca la producción se extendía en unas 1.000 hectáreas de viña, cuyos frutos eran vendidos a bodegas de Bullas y Yecla, aunque una pequeña parte era elaborada de forma artesanal para el uso doméstico. Su intención era que el campo de Lorca dedicado a la vid se integrara en la citada denominación, pretensión que era apoyada desde el Ayuntamiento de Lorca, ya que, según el responsable del área rural, el beneficio sería mutuo: revalorización de este tipo de agricultura y asegurarse la comercialización bajo marca, más el prestigio de pertenecer a una Denominación de Origen con control de calidad a desarrollar por el consejo regulador correspondiente17. El impulso del Centro Gestor de los Vinos de la Tierra de Bullas Tras un año de funcionamiento del Centro Gestor de los Vinos de la Tierra de Bullas, su director gerente Santos Fernández García señalaba a la prensa que en la comarca se cultivaban unas 7.000 hectáreas de viñedo destinadas íntegramente a la elaboración de 16 La Verdad de Murcia, 19 de febrero de 1989. 17 La Verdad de Murcia, 27 de mayo de 1989, pág. 15.

vinos, distribuyéndose entre los términos municipales de Bullas, Cehegín, Lorca, Moratalla, Mula y Ricote; dependiendo directamente de este sector unas 4.000 familias, destacando fundamentalmente entre los términos mencionados Bullas, las pedanías o diputaciones de Lorca, como Coy, Avilés, La Paca, Doña Inés y Don Gonzalo, Mula y Ricote18. La producción estimada era de aproximadamente unos 150.000 hectolitros de vino de los cuales un 70% es de rosados y un 30% de tintos. La comarca contaba con 5 bodegas con un potencial de elaboración de 200.000 hectolitros. Por último destacaba que desde la constitución del centro gestor se venía observando una ligera tendencia a la baja de la superficie del viñedo debido fundamentalmente a la prima por abandono de tierras dedicadas al cultivo de la vid, por parte de las autoridades europeas. Sobre las actuaciones acometidas por bodegueros y viticultores para conseguir la calidad de los vinos de Bullas que habrían de llevar a la consecución de la denominación de origen, el director gerente Santos Fernández indicaba que: “En este aspecto la respuesta de los bodegueros ha sido excepcional y no han escatimado esfuerzos en renovar sus instalaciones de los métodos de elaboración más modernos, tal es así que como ejemplo, tengo que decir, que para la presente campaña de vendimia, todas las bodegas acogidas a este centro gestor, dispondrán de equipo de frío para el control de la fermentación mejorando así la calidad de nuestros apreciados vinos. 18 La Verdad de Murcia, 30 de septiembre de 1989, pág. 83. Ver también La Opinión de Murcia, 29 de septiembre de 1989.

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referida denominación, con el fin de lograr la adecuación conveniente a la normativa de la Comunidad Europea y conseguir una comercialización de los vinos sin trabas algunas. El alcalde, Jesús Miñano, informó en el pleno municipal de los acuerdos adoptados en la reunión mantenida con los productores de vino de la localidad, dejándose sobre la mesa la propuesta del Ayuntamiento de Bullas, al mismo tiempo que se aprobó solicitar la inclusión de Ricote en la denominación de origen de vinos de Jumilla, dirigiendo solicitud al Consejo Regulador de Jumilla16.


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(...) como antes se ha apuntado se han realizado unas nuevas mejoras muy importantes en las bodegas en cuanto una tecnología más acorde con las exigencias del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen (INDO). Realizamos como mucho un 10% de vinos embotellados en bodegas de origen, ahora «Vinos de la Tierra», en este aspecto estamos en un 25% de la vendimia o cosecha de 1988, el cual esperamos rebasar ampliamente con el cambio de tecnología realizado como se ha dicho anteriormente lo cual supondría una mejora sustancial en la calidad. Esperamos terminar el censo de viñedos con los datos que obtengamos en esta vendimia.

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Exigencias todas las que se ha mencionado del INDO, para aspirar a la concesión de la denominación de origen «Bullas» en fin creo que estamos por el buen camino y espero que no sea cosa de más de 2 años. Aunque no somos una comarca con problemas de excedentes (el futuro del sector) lo vemos con cierta preocupación debido a la política en cuanto a excedentes y en concreto a los vinos comunes o de mesa, no amparados por una denominación de origen o vinos de calidad producidos en regiones determinadas (VCPRD), como se denominan en Europa. Vuelvo a insistir en la urgente necesidad de que se nos conceda para Bullas la ya mencionada denominación de origen. Ya que con esta calificación se conseguiría una

verdadera ayuda a una comarca muy deprimida tanto económica como social, y no olvidemos que nos encontramos a una altitud de 750 metros de altura y que el cultivo de otras especies, tales como almendro, albaricoque se hielan en una gran mayoría de años, no sucediendo así con el cultivo de la vid”. A finales de 1990 el alcalde de Bullas, Cayetano García Rosa, seguía defendiendo la necesidad de contar con la denominación de origen por ser un punto vital, ya que Bullas tenía su mayor economía en la vid, puesto que supondría una mayor protección dentro del mercado europeo y un mayor rendimiento económico para los viticultores19. Por su parte, el director gerente del Centro Gestor, Santos Fernández, seguía exponiendo los logros obtenidos en la comarca, donde más de cuatro mil familias vivían directa o indirectamente de la elaboración y comercialización de vinos. Entre las tareas pendientes se encontraban las de concluir Publicidad del Centro Gestor de los el censo de viticultores, pues Vinos de la Tierra de Bullas. 1990. se exigía que por lo menos estuvieran inscritos la mitad de los viticultores de la comarca, así cómo la de alcanzar un 25 por ciento de vino embotellado, cuando en esa fecha se encontraba la producción en el 15 por ciento. Si no se lograba la denominación se corría el riesgo de que por la política de las autoridades europeas hubiera que arrancar la mayor parte del viñedo20.

19 La Verdad de Murcia, 6 de octubre de 1990, pág. 64. 20 La Verdad de Murcia, 6 de octubre de 1990, pág. 65, y 23 de febrero de 1991, pág. 76. y 78.

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En cuanto a los agricultores la respuesta ha sido también muy favorable y han colaborado muy estrictamente con los bodegueros ya que de muy poco servirían las fuertes inversiones realizadas por éstos sin la colaboración de los agricultores, cabría destacar el cambio de mentalidad de éstos en cuanto al adelanto de la vendimia, un trato más esmerado a la materia prima en este caso la uva, el progresivo cambio de variedades con poco interés enológico, etc.


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Para 1991 los mercados principales para la comercialización de los vinos del noroeste murciano eran las provincias de Alicante, Almería y Murcia, si bien ya se estaba logrando la exportación de vinos a países europeos cómo Alemania, Holanda y Bélgica22. Los datos de producción de las bodegas de la comarca eran los siguientes:

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- La Cooperativa Agrovinícola Nuestra Señora del Rosario, en el municipio de Bullas, tenía 1.182 socios, según indicaba su gerente Lope Román Martínez. Sus instalaciones elaboraban unos cinco millones de litros de vino entre tintos y rosados. Un 70% de los caldos eran jóvenes, afrutados y de baja graduación. El resto eran vino tinto de crianza. La mayor parte de la producción (50%) se comercializaba en Murcia. Un 40% se destinaba al mercado nacional, principalmente provincias limítrofes como Alicante o Almería. Sólo un 10% de la producción total se dedicaba a la exportación en países como Alemania, Bélgica y Holanda. Asimismo se llevaba adelante una campaña encaminada a introducir sus productos en grandes cadenas de hipermercados y comercios. La Cooperativa del Rosario había realizado en los últimos cuatro años una importante inversión que rondaba los ochenta millones de pesetas con el objetivo de mejorar sus instalaciones. Así su bodega disponía de un equipo de frío para la estabilización del mosto. En 1989 se había puesto en funcionamiento una nueva cadena de embotellado y una instalación para la filtración de los caldos. - Bodegas Fernando Carreño Peñalver había comenzado en 1.930 su producción como negocio familiar. Sus instalaciones elaboraban unos 600.000 litros de vino. Un 80% de la producción eran tintos con una graduación que rondaba los 13 grados. Los rosados eran jóvenes, 21 La agricultura murciana antes y después del Mercado Común. 1975-1992. Serie Estudios. Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca. Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, (1994). Jorge Cortina García. Pág. 90. 22 La Verdad de Murcia, 23 de febrero de 1991, pág. 76. y 78.; y de 28 de junio de 1991, pág. 76.

afrutados y con una graduación alcohólica también baja. Según manifestaba su propietario el objetivo era obtener vinos de calidad pero “conservando su personalidad”. Así, el saber aprendido de sus antepasados se conjugaba con la tecnología más vanguardista: Publicidad de las Bodegas Fernando Carreño Peñalver y García Noguerol. La Verdad de Murcia, 7 de fermentación controlada septiembre de 1991, pág. 69. mediante equipos de frío y vinificadores automáticos con control de temperatura, nuevas instalaciones para limpiar el mosto de residuos, etc. Los tintos y rosados que se elaboraban en esta bodega, ubicada en el municipio de Cehegín, se comercializaban principalmente en provincias limítrofes como Almería, Granada o Albacete. Un 20% de estos caldos se embotellaban y el resto se vendía a granel aunque cada vez más los consumidores se decantaban por los vinos embotellados bajo una etiqueta que certificara su calidad. Fernando Carreño indicaba que con esta tecnología punta “el siguiente paso será ampliar la gama de productos siempre conservando la calidad y personalidad que ha caracterizado a los vinos de esta tierra”. Asimismo manifestaba que “el consumidor pide cada vez más vinos del año, afrutados, que no se oxiden y suaves al paladar”. - Bodegas García Noguerol, había sido fundada en Cehegín en 1.887 y contaba con una honda tradición familiar. Antonio García comentaba que sus antepasados tenían bodegas propias en las que elaboraban un vino para el consumo particular. “Dada la calidad del producto el público comenzó a demandar estos vinos. Con el paso del tiempo se ampliaron los viñedos y se empezó a comercializar a una escala mayor”. La bodega elaboraba unos 400.000 litros de vinos a partir de la variedad Monastrell, que se comercializaban en Murcia y Canarias. La mayor parte

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A principios de los años 1990 la reducción del viñedo por los incentivos europeos alcanzaba aproximadamente el 28% sobre la extensión existente en 1985 en la provincia de Murcia21.


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Los tintos sólo suponían un 30% de la producción total. Estos caldos se obtenían mediante la maceración en vinificadores. Los tintos de crianza, aterciopelados y de un intenso color rojo rubí, completaban la gama de productos elaborados por Antonio García Noguerol. - Bodegas Carrascalejo pertenecían desde su fundación en la segunda mitad del siglo XIX a la familia de Pidal-Chico de Guzmán, que continuaba tras generaciones, la tradición artesana del cultivo de sus propios viñedos y elaboración del vino. La bodega, situada en los sótanos de la casa-palacio Carrascalejo en plena sierra, elaboraba: unos 150.000 litros de vino que se embotellaban en su totalidad desde el año 1.960. Carrascalejo producía aproximadamente unas 40.000 botellas de tintos y 110.000 de rosados. Ignacio Pidal Allendesalazar, uno de los propietarios de la bodega, indicaba que su familia fue una de las primeras en elaborar vinos rosados en la Región. Estos caldos, sobradamente conocidos en Murcia, eran frescos, ligeramente ácidos y suaves pero con sabor.

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Ignacio Pidal Allendesalazar propietario de Bodegas del Carrascalejo. Archivo Familia Pidal.

Los vinos elaborados en esta bodega, ubicada entre las localidades de Bullas y Cehegín, se comercializaban en su totalidad en Murcia. Carrascalejo contaba con tecnología punta en sus instalaciones: equipo de frío y nave de embotellamiento. Asimismo, señalaba Ignacio Pidal, que “un apartado importante en la elaboración de nuestros caldos es que elegimos la fecha para vendimiar con lo que llevamos un seguimiento constante del grado de maduración de las uvas”23. - Cooperativa Vinícola-agraria de San Isidro de Bullas. Si bien es cierto que esta bodega había participado desde el principio en las acciones del sector tendentes a conseguir la denominación de origen no debemos pasar por alto que a diferencia del resto de bodegas había quedado rezagada en el proceso de reconversión y modernización de instalaciones y maquinaria exigido por el Instituto Nacional de Denominaciones de Origen. No sería hasta los años 1990 cuando esta bodega afrontaría dichas inversiones y recuperaría el terreno perdido para incorporarse como miembro de pleno derecho en la denominación24. Camino del reconocimiento de la Denominación de Origen A principios de 1992 las autoridades regionales confirmaban el rumor del pronto reconocimiento de la denominación de origen para los vinos de la comarca de Bullas. En este sentido, Félix Romojaro, director general de Industrias Agroalimentarias de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, señalaba que la futura Denominación de Origen de Bullas había

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de la producción era de rosados, un 70% aproximadamente. Estos caldos se obtenían del primer mosto que soltaba la uva sin presión alguna. El vino rosado elaborado en esta bodega era de baja graduación, afrutado, color frambuesa, ligero y débilmente ácido.

Publicidad del Centro Gestor de los Vinos de la Tierra de Bullas. La Verdad de Murcia, 5 de octubre de 1991, pág. 108.

23 La Verdad de Murcia, 23 de febrero de 1991, pág. 79. 24 Bullas, 100 años de cooperativismo vinícola, 2016. Juan Pedro García Martínez. Págs. 81 a 84.


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recorrido ya una buena parte del terreno necesario para optar a tal condición25.

calidad del producto”. Además, una Denominación de Origen tenía, según sostenía, un alcance a nivel internacional.

“Por lo que sé, en Bullas existe algo parecido a un Consejo Regulador de la Denominación de Origen en el que están integrados seis catadores. A mi juicio, tienen ya una estructura muy similar a éstos”.

Correspondía en último término a la administración regional la concesión del título a un determinado alimento o vino, puesto que el Estatuto de Autonomía de Murcia contemplaba la transferencia de estas competencias al gobierno regional. El Ministerio de Agricultura, a través del Instituto Nacional de las Denominaciones de Origen, se limitaba tan sólo a ratificar la decisión adoptada por las entidades autonómicas.

“Este apreciado vino goza en esos momentos de la consideración de “Vino de nuestra tierra”, promoción donde se incluyen además las producciones vinícolas de Cehegín y las zonas altas de Lorca. Son vinos que carecen aún de la denominación de origen, pero que reúnen unos requisitos de territorialidad, por así decirlo”, según Andrés Meca.

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La concesión de una Denominación de Origen era un proceso mucho más complicado que la obtención del status de “Alimento de Calidad” de la Región, pese a la extrema rigurosidad de los controles que se habían de sobrepasar para obtener ésta. Del mismo modo, para un producto siempre pesará más a nivel promocional y publicitario el poseer la Denominación de Origen que el status de “Alimento de Calidad”. A juicio de Félix Romojaro, para obtener una Denominación de Origen era imprescindible el consenso entre el segmento productor y el transformador: “aquí no se está hablando de un producto que se fabrica en una factoría determinada, sino que se llega a identificar el producto con una zona de producción y elaboración, en tanto que para que en la Comunidad Murciana un alimento obtenga la calificación de calidad se requiere que la iniciativa parta, por ejemplo, de la empresa que lo fabrica que, por otra parte, acepta las condiciones rigurosas que debe cumplir su producto a lo largo de los exámenes periódicos que los funcionarios de la consejería de Agricultura efectúan para certificar la 25 La Verdad de Murcia, 31 de marzo de 1992, pág. 66

En octubre de 1992 Lope Román Martínez, director gerente de la Cooperativa del Rosario, era consciente de que en los siguientes seis meses se esperaba obtener la denominación provisional de origen Bullas: “Hay que hacer mención especial de que sin la denominación de origen, el sector de la vid en este pueblo no tiene futuro. A nivel del mercado, tal como se presenta hoy, no tendría sentido comercializar un vino sin dicha denominación. El cliente de la calle demanda los productos que consume con la certificación de origen y calidad constatada. Por ejemplo, si es vino de Bullas, que venga así constatado en la etiqueta, con garantía de que el contenido procede realmente de la zona indicada”26. Para el mes de diciembre de 1992 la prensa del momento se hacía eco del visto bueno a la denominación de origen de Bullas por parte de los servicios técnicos del Instituto Nacional de Denominaciones de Origen tras haberse conseguido censar dentro de la denominación unas 3.200 hectáreas del viñedo existente sobre un total de 6.000 hectáreas. Según explicaba Antonio Portillo, representante de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Bullas, simplemente restaban unos informes de la Consejería de Agricultura de Murcia para que el Boletín Oficial del Estado pudiera publicar el reconocimiento de la misma27. 26 La Verdad de Murcia, 3 de octubre de 1992, pág. 77. 27 La Verdad de Murcia, 26 de diciembre del 1992, pág. 16.

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Por su parte, el Director General de Comercio, Andrés Meca, declaraba que la comarca de Bullas estaba en condiciones de alcanzar en un futuro cercano las cotas de producción que exigía el Instituto Nacional de Denominaciones de Origen (I.N.D.O.).


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Los Informes de la Comunidad Autónoma se suscribían el día 18 y 22 de diciembre de 1992 reconociéndose en los mismos que la comarca ya había conseguido cumplir con los requisitos que le habían sido exigidos diez años antes, cuando se le concedió por primera vez la Denominación de Origen, debiendo destacar, de un lado, la experiencia acumulada por el Centro Gestor de los Vinos de la Tierra en el funcionamiento de una estructura organizativa que debía tener el futuro Consejo Regulador y, de otro, los grandes cambios tecnológicos acometidos en las bodegas para alcanzar un grado de calidad medio-alto con la introducción de elementos y maquinaria de acero inoxidable y moderno diseño, y la incorporación por parte de algunas de las bodegas de la aplicación de frío tanto a la elaboración como al tratamiento y estabilización de los vinos28.

EL LOGRO DEFINITIVO DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN BULLAS El jueves 18 de febrero de 1993 los medios de comunicación eran citados a un acto en Bullas presidido por Carlos Collado Mena, Presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, donde se presentaría la publicación en el Boletín Oficial de la Región de Murcia de la concesión provisional de la Denominación de Origen Protegida “Bullas” que tantos esfuerzos había requerido por parte de viticultores, bodegueros y administraciones públicas1. Tras 58 años de intentos Bullas conseguía provisionalmente la denominación de origen para sus caldos. De esta forma, el noroeste se convertía en la tercera comarca de la región que obtenía este reconocimiento, tras Jumilla y Yecla. La nueva denominación abarcaría además de los viñedos de Bullas, los de las pedanías altas de Lorca, Cehegín, Calasparra, Caravaca, Moratalla, Mula y Ricote.

Según la Orden de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca de Murcia de 12 de febrero de 1993, por la que se reconocía, con carácter provisional, la Denominación de Origen Protegida “Bullas” para los vinos producidos en dicha comarca vitivinícola2, la concesión pretendía garantizar y salvaguardar los caracteres diferenciales de estos vinos frente 28 Expediente para la concesión de la DO provisional Bullas. Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Diciembre 1992. Archivo del Consejo Regulador de la DO Bullas.

1 La Verdad de Murcia, 5 de febrero de 1993, pág. 39. 2 BORM Nº 40 de 18 de febrero de 1993, pág. 1167

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El período provisional del reconocimiento de la Denominación de Origen


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a posibles competencias desleales. Dicha Orden constituía su Consejo Regulador provisional que habría de estar formado por un Presidente, cuatro representantes del sector vitícola, otros cuatro del sector vinícola y un vocal técnico. La concesión era provisional y condicionada a la redacción y aprobación del Reglamento de la citada Denominación de Origen en el plazo de un año3.

Las variedades eran Monastrell, Tempranillo, Macabeo y Airen. Con estas variedades se obtenían en la comarca tres tipos de vino: el tinto, que representaba el 75% de la producción, el rosado, que suponía prácticamente otro 25% y el blanco, con el que se había comenzado a experimentar y que podría alcanzar entre 300.000 y 500.000 litros de producción.

Las explotaciones vinícolas inmersas en el área geográfica de la denominación Bullas sumaban en esa fecha, aproximadamente, unas 5.500 hectáreas, de las que más de la mitad, unas 2.600, ya habían mostrado su deseo de acogerse a las directrices del consejo regulador, según explicaba Santos Fernández, director-gerente del Centro Gestor de la denominación Vinos de la Tierra de Bullas 4. De igual modo, señalaba, que también había ya cuatro bodegas -dos de Bullas y dos de Cehegín-, que cumplían todos los requisitos técnicos, y que habían decidido producir vino con denominación de origen.

Santos Fernández explicaba que uno de los principales problemas de la zona era que los vinos tenían una graduación demasiado alta, pero que se estaba trabajando ya en su reducción para elaborar caldos más al gusto y a las exigencias del mercado. Indicaba también que una de las medidas posibles era abandonar el pago de la cosecha por el sistema de graduación de azúcar-kilo, lo que permitiría conseguir uva de menos grados. Las características generales de las distintas clases de vino eran, en su opinión:

La denominación de origen era un pasaporte para los vinos locales, que, si se acompañaba de unos buenos controles de calidad y de una elaboración cuidada, podía abrirles mercados, tanto nacionales como europeos, que hasta el momento tenían vedados los vinos de la comarca. En la denominación de origen iban a coexistir cuatro variedades de uva, que eran las que inicialmente permitía la reglamentación regional, cuyas mezclas permitirían mejorar la calidad de los vinos, según reconocía Santos Fernández. 3 ORDEN de 13 de julio de 1993 de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca por la que se modifica la Orden de 12 de febrero de 1993 de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca, por la que se reconoce con carácter provisional, la denominación de origen “Bullas” para los vinos producidos en dicha comarca vinícola. 4 La Verdad de Murcia, 17 de febrero de 1993, pág. 10.

- Tinto: Color rojo rubí, muy aromático y menos afrutado. Se recomendaba que no pasara de trece grados alcohólicos. - Blanco: Color blanco cebolla, muy transparente y limpio. Con aroma y buqué. Se recomendaba que no pasaran de los 10,5 grados alcohólicos. Por su parte, el Director General de Industrias Agroalimentarias de la Comunidad de Murcia, Félix Romojaro, manifestaba, durante el acto de presentación de la concesión de la Denominación de Origen a los vinos de Bullas, que para que éstos fueran competitivos debían “tener calidad y ser agresivos en el plano comercial”. Igualmente indicaba que esta denominación “podía tener una repercusión importante en el sector vitivinícola” y para ello había que buscar “la calidad de los vinos y situarlos en los mercados en el sitio que les corresponde”5. 5 La Verdad de Murcia, 19 de febrero de 1993, pág. 39.

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La mayor parte de la cosecha de 1992 aún no había salido a la venta y, según indicaba Santos Fernández, sería posible que, casi un tercio de ella, unos cinco millones de litros, se pudiese comercializar ese mismo año de 1993 con las nuevas etiquetas. La cosecha del año anterior había permitido obtener una producción total de entre doce y trece millones de litros de vino.

- Rosado: Color rojo cereza, muy aromático y muy afrutado. Su graduación alcohólica oscilaba entre los 11 grados y los 11,5. Era vino de año.


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A juicio de Félix Romojaro el reconocimiento de la denominación sería un impulso para el sector del vino en la comarca “que irá aumentando su embotellado, lógicamente, y posicionándose en el mercado. Pero para ello es esencial que el Consejo Regulador actúe en lo relativo a promoción y control de calidad, o no será significativo”.

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La constitución del Consejo Regulador Provisional de la Denominación de Origen El ex consejero de Educación y Cultura de la Comunidad Autónoma de Murcia, y también antiguo alcalde de Bullas, Esteban Egea Fernández, era designado el 27 de julio de 1993 por la directora general de Investigación e Industrias Agroalimentarias de la Consejería de Agricultura, Rosario Quesada, como presidente del Consejo Regulador Provisional de la Denominación de Origen del vino Bullas, a propuesta unánime de los sectores vitivinícolas de la comarca. El reto del consejo regulador, cuya constitución estaba prevista para el mes de septiembre siguiente, era el de dotarse de un reglamento para que la autorización de creación de la denominación se convirtiera de provisional en definitiva7. 6 La Verdad de Murcia, 30 de marzo de 1993, pág. 86. 7 La Verdad de Murcia, 10 de agosto de 1993, pág. 11, y Designación de miembros del Consejo Regulador Provisional de la DO Bullas de 27 de abril de 1993 y Designación como Presidente del Consejo Regulador Provisional de la DO Bullas de 27 de julio de 1993. Archivo del Consejo Regulador de la DO Bullas.

Noticia sobre la elección de Esteban Egea Fernández como Presidente de la Denominación de Origen Bullas. La Verdad de Murcia, 10 de agosto de 1993, pág. 11.

Sin embargo, la designación de Esteban Egea como presidente del Consejo Regulador provisional generó cierta polémica a nivel político cuando fue rechazada por el líder de la oposición Ramón Luis Valcárcel del Partido Popular, quien más tarde sería presidente de la Comunidad Autónoma. Valcárcel acusaba a Esteban Egea de ser un político profesional que pasaba de un cargo a otro sin que se supiera si estaba o no cualificado para el cargo. Esteban Egea salía al paso de estas declaraciones manifestando que “Valcárcel no tiene ni puñetera idea de lo que dice, cuando se refiere a mi persona. Yo presido el Consejo Regulador de Vinos de Bullas sin cobrar y a propuesta de empresarios y sindicatos”. Según el ex Consejero de Educación y Cultura, al cesar en este cargo le ofrecieron la presidencia provisional del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de los Vinos de Bullas. “La oferta me la realizaron los sindicatos y los empresarios del sector. Además, se trata de un cargo no remunerado y que, por tanto, está al margen del contexto en que lo sacó a relucir el presidente regional del PP en sus críticas”. Conforme a lo declarado por Esteban Egea, su propuesta estuvo refrendada por todos los miembros del citado consejo que representaban a los empresarios del Carrascalejo, Cooperativa del Rosario, Carreño

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Murcia era una buena exportadora de vino, cuyos caldos eran demandados principalmente por Suiza, Francia, Inglaterra, Dinamarca y Bélgica aunque, paradójicamente, resultaba difícil la penetración en mercados nacionales como el catalán o el madrileño, con una exigente tradición enológica, según reconocía el Director General de Industrias Agroalimentarias. Ello se explicaba porque, aunque en Murcia existían vinos con un prestigio ya establecido, nuestra región producía mayormente vino sin denominación de origen; este tipo de vino, muy solicitado en el extranjero, no era muy valorado en nuestro país. “Aunque hay criterios divergentes, es indudable que la labor del INDO tiene una importancia vital para la comercialización de los vinos”, comentaba Félix Romojaro, quien añadía que “es el mejor sistema para mantener la calidad y el control de producción y de promoción”6.


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Peñalver y Bodegas Zarco, Federación de Uniones Agrarias de la Región de Murcia (FUARM) y Jóvenes Agricultores. “El señor Valcárcel no debe extrañarse de que en la comarca del Noroeste piensen en un socialista para ofrecerle presidir órganos de este tipo, ya que allí el PP no se come una rosca y nadie puede proponer a sus hombres porque ni siquiera los conocen”, señalaba Egea, quien recomendaba a Valcárcel “que antes de criticar a nadie se informe de la situación real de las personas; en mi caso, ha sido injusto, me ha vejado y ha mostrado un desconocimiento supino de lo que quería criticar”8.

Tal y cómo manifestaba el presidente del Consejo Regulador “el futuro depende de que se elabore vino de calidad; de otra manera, estas localidades desaparecerían como zonas de producción de la vid. Nuestra misión será conservarla y ofrecer un producto de alta calidad, además de mejorar su comercialización y extensión en el mercado nacional y europeo”9.

Tras ser constituido Consejo Regulador provisional de la Denominación de Origen Bullas Esteban Egea declaraba a la prensa que la denominación tenía una vocación comarcal, pero se había elegido el nombre de Bullas por haberse mantenido allí la personalidad y la continuidad histórica más firme a lo largo de los siglos. En este sentido ponía de ejemplo el hecho de que los documentos del siglo XVII ya hablaban de un censo de viñedos muy amplio en la zona.

El día 29 de marzo de 1994 la Consejería de Agricultura de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia aprobaba el Reglamento de Denominación de Origen Bullas y de su Consejo Regulador, que se aplicaría a la producción de vinos en la comarca. El Reglamento señalaba que la elaboración de los vinos protegidos se realizaría exclusivamente con uvas de las variedades tintas -Monastrell y Tempranillo- y blancas -Macabeo y Airén-. El Consejo Regulador de la Denominación de Origen podría determinar la fecha de comienzo de la vendimia y acordar las normas oportunas sobre el ritmo de la recolección, a fin de que ésta se efectuara en consonancia con la capacidad de absorción de las bodegas. Señalaba también el Reglamento que el citado Consejo Regulador podría disponer lo que considerara conveniente respecto al transporte y tipo de envase utilizado para el traslado de la uva vendimiada, así como otras medidas encaminadas a la mejora de la misma, para que ésta se llevara a cabo sin Publicidad del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bullas. La Verdad de Murcia, 1 de octubre deterioro de la calidad de la de 1994, pág. 62. 10 uva .

Durante estos primeros meses los esfuerzos del mismo se dirigieron a la elaboración del reglamento y a completar el censo de agricultores y cosecheros para conseguir el reconocimiento definitivo de la denominación de origen. Igualmente comenzaron los trabajos de vigilancia de la calidad del producto como garantía para los consumidores, así cómo de resolver la posible colisión de intereses que pudieran surgir entre viticultores y bodegueros. 8 La Verdad de Murcia, 4 de febrero de 1994, pág. 4.

9 La Verdad de Murcia, 2 de octubre de 1993, pág. 54. 10 ORDEN de 29 de marzo de 1994, de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca, por la que se aprueba el Reglamento de Denominación de Origen “Bullas” y de su Consejo Regulador. BORM Nº 92, 23 abril 1994, pág. 3651. ORDEN del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de 5 de septiembre de 1994 por la que se ratifica el Reglamento de la Denominación de Origen “Bullas” y de su Consejo Regulador. (B.O.E. Nº 223 de 17 de septiembre 1994). y La Verdad de Murcia, 28 de abril de 1994, pág. 16.

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Este primer Consejo Regulador reunía a cuatro representantes de los sindicatos agrarios y otros cuatro de los industriales cosecheros, siendo Secretario del mismo Santos Fernández García, anterior Gerente del Centro Gestor de los Vinos de la Tierra de Bullas. Los productores de uva estaban representados por un delegado de la UPA (Unión de Pequeños Agricultores), dos delegados de la FUAR (Federación de Uniones Agrarias de la Región de Murcia) y un delegado de la J.A. (Jóvenes Agricultores). Los industriales, por su parte, venían representados por la Cooperativa del Rosario de Bullas, Bodegas del Carrascalejo, Bodegas Carreño de Cehegin y Bodegas García Noguerol, también de Cehegin.

El reconocimiento definitivo de la Denominación de Origen Bullas


HISTORIA DE LA DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROTEGIDA VINOS DE BULLAS

En ese momento la comarca de Bullas, tenía una superficie de 6.000 hectáreas de viñedo, ubicado en la zona noroccidental y central de la Región de Murcia, que abarcaba a los municipios de Bullas, Cehegín, Mula, Ricote y una parte de los términos municipales de Calasparra, Caravaca, Moratalla y Lorca. Los vinos de Bullas se elaboraban casi exclusivamente a partir de la variedad tinta Monastrell, de la que se obtenían unos vinos tintos, con un 70 por ciento mínimo de esta variedad, que presentaban un color rojo rubí, aterciopelados, aromáticos, suaves y redondos, con un contenido alcohólico de 12 a 14 grados. Se elaboraban también pequeñas cantidades de blancos de 10 a 12,5 grados y rosados (exclusivamente con Monastrell) de 11 a 12,5 grados. La producción total de vino en la Denominación de Origen Bullas se elevaba a unos 80.000 hectolitros anuales12.

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Uno de los primeros problemas a los que se tuvo que enfrentar el Consejo Regulador fue el de la presión de las instituciones europeas. Desde Bruselas se pretendía impulsar una reforma de la organización común del mercado del vino que conllevaba el arranque de viñedo a fin de reducir los excedentes de vino existentes. Habiéndose integrado el Consejo Regulador en la Mesa para la Defensa de la Viña y el Vino se proponían diversas alternativas desde el sector.

Como alternativa, se planteaba la poda en verde de las viñas con destino a la producción de alimentos para el ganado, la reducción de los impuestos sobre alcoholes que gravaban el vino, que en algunos países europeos eran muy elevados, a fin de favorecer el incremento del consumo, el enriquecimiento con mostos de los vinos en zonas con baja graduación eliminando la utilización de azúcar, o la ampliación de la Unión Europea con los países escandinavos; como elementos no traumáticos y claramente efectivos para la eliminación de los excedentes vinícolas. A pesar de los esfuerzos del sector, en estos años se fue produciendo una disminución de la extensión del viñedo en la comarca a razón de 400 hectáreas/año como consecuencia de la conjunción de diversos factores, junto a los incentivos económicos de las autoridades europeas, la escasez de lluvias, la caída del precio de la uva (40 pesetas/kilo, con unos gastos de 5 pesetas/kilo por a la vendimia y 5 pesetas/cepa podada), la falta de relevo generacional, la especulación urbanística o mayores oportunidades de empleos más rentables en otros sectores económicos13.

A fin de celebrar la llegada de los primeros vinos con denominación Bullas se organizaba el día 27 de diciembre de 1994 una ceremonia de presentación de los mismos en La Rafa (Bullas), presidida por el Consejero de Agricultura de la Región de Murcia, Antonio León. Al acto asistieron también el presidente del Consejo Regulador, Esteban Egea Fernández, y el alcalde de Bullas, Cayetano García Rosa, Botellas de vino de la Denominación de Origen Bullas. Archivo fotográfico de la La Verdad de Murcia. además del secretario general de la Consejería, Félix Romajaro14.

11 Acta de la Sesión del Consejo Regulador de 9 de mayo de 1994. Archivo del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bullas. 12 La Verdad de Murcia, 14 de mayo de 1994, pág. 95.

13 La Verdad de Murcia, 29 de junio de 1994, pág. 17. y 6 de octubre de 1994, pág. 58. 14 La Verdad de Murcia, 28 de diciembre de 1994, pág. 08.

De un lado, se denunciaban las graves consecuencias que para el noroeste murciano supondría la aplicación de la medida propuesta por la Comisión Europea, por cuanto que el arranque de miles de cepas se traduciría en la destrucción de puestos de trabajo directo y jornales temporales, a la vez que generaría una grave erosión del suelo.

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Tras el reconocimiento definitivo de la Denominación su Consejo Regulador acordaba la ratificación de los cargos provisionales en el nuevo Consejo Regulador sin mayores cambios que el de la Secretaría del mismo que pasaba a ocuparla María Antonia Ros Sánchez11.


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Para ese año, Bullas presentaba resultados muy modestos respecto a la campaña anterior al sufrir una bajada de producción del 50% con respecto a la media normal debido a la sequía. La añada era calificada como buena, si bien destacaban los vinos de las bodegas del Carrascalejo con una calificación muy buena y un recorte en la producción apenas significativo del 15%. La fuerte caída de la producción había provocado que la subida de los precios hubiera sido también superior, según indicaban a la prensa desde la Cooperativa Nuestra Señora del Rosario de Bullas, cuyos vinos se estaban exportando a Bélgica y Estados Unidos15.

El impulso a la calidad de los vinos de la comarca El Consejo Regulador era el organismo encargado de velar por el cumplimiento de todo lo estipulado en el texto del Reglamento de la Denominación de Origen. También había establecido un Comité de Calificación de vinos, cuya misión era informar sobre la calidad de los mismos. El 17 de julio de 1995 se aprobaba por el Consejo el Plan de Calidad de los Vinos de Bullas18.

Lope Román Martínez, gerente de la Cooperativa Nuestra Señora del Rosario de Bullas. La Verdad de Murcia, 3 de octubre de 1992, pág. 77.

Lope Román consideraba que a nivel europeo, se podían aceptar las propuestas que iban surgiendo en cuanto a la demanda de sus productos, lo cual se había visto favorecido al tener concedida la Denominación de Origen: “Ya nos miran de otra manera -decía-, y dejan de considerarnos como simples productores de vino de mesa. Los viticultores de la comarca se sienten aliviados, pues con la consecución de la Denominación de Origen el viñedo tiene futuro en la zona”. Sin embargo, para Esteban Egea, presidente del Consejo Regulador, el mercado de los vinos de la comarca se encontraba muy 15 La Verdad de Murcia, 6 de febrero de 1995, pág. 3. 16 La Verdad de Murcia, 13 de julio de 1994, pág. 66.

Igualmente recordaba que se habían invertido muchos años en elevar la calidad de los vinos de esta zona vitivinícola mediante renovaciones del viñedo, la utilización del adecuado portainjerto y variedad, interviniendo además en el sector enológico, donde se efectuaron importantes inversiones tecnológicas.

Para poder emplear la mención D. O. Bullas, los vinos debían previamente ser sometidos y superar un proceso de calificación. Dicho proceso pasaba por las preceptivas tomas de muestras para su control analítico en un laboratorio oficial, así como otro control a cargo de un Comité de Cata, compuesto por diez expertos con formación de catadores, nociones de enología y vinicultura. 145

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Una de las primeras valoraciones sobre la puesta en marcha de la Denominación de Origen la tenemos en Lope Román Martínez, gerente de la Cooperativa Nuestra Señora del Rosario de Bullas que en el verano de 1994 declaraba a la prensa que “la Denominación de Origen nos ha ayudado a introducir nuestras marcas en el mercado europeo: estamos ya en el mercado belga y actualmente se estudia la conquista del mercado holandés”16.

concentrado en la Región de Murcia y las provincias limítrofes, debiendo esperar un poco más para poder apreciar cambios positivos17.

Ilustración sobre los vinos de Bullas. Revista de las Fiestas de Bullas 2000. 17 La Verdad de Murcia, 20 de noviembre de 1996, pág. 76. 18 Acuerdo del Consejo Regulador de la DO Bullas del Plan de Calidad de los Vinos de Bullas de 17 de julio de 1995. Archivo del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bullas.


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De acuerdo a los datos facilitados por M. Pilar Quesada Gil, Técnica del Consejo Regulador, en la comarca se distinguían tres subzonas con suelo, clima y régimen lluvias característicos. La primera, un 8% del viñedo, se hallaba situada al Nor-Noreste de la DO-, incluyendo los términos municipales de Calasparra, Ricote, Bullas y Mula: con sus 400 a 500 metros de altitud es la zona de menor producción. La segunda, un 40% del viñedo, ocupaba la parte central de la D. O. (Bullas, Cehegín y Mula), entre los 500 a 600 metros de altura. La tercera con el mayor porcentaje del viñedo, situada al Oeste-Noroeste de la D. O., alcanzaba alturas de hasta 810 metros y era considerada como la zona por excelencia de los vinos de la Denominación de Origen Bullas, debido a la pluviosidad, altitud y suelos óptimos para el cultivo de viñedos de calidad19.

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M. Pilar Quesada Gil también ofrecía una breve revisión sobre el análisis sensorial de algunos de los vinos etiquetados por las bodegas acogidas a la denominación:

de 14 a 16°C. El Carrascalejo rosado procedía igualmente de uva 100% Monastrell, con color rosa intenso, y era muy afrutado y fresco. - Bodegas Fernando Carreño Peñalver (Cehegín): producía el Puntarrón, un vino tinto de mucho color y cuerpo, delicado bouqué y suave, recomendado para acompañar comidas fuertes, embutidos y jamones. El Viña Aceniche rosado, de sabor fresco, afrutado y equilibrado, ideal para acompañar pescados y comidas ligeras. - Bodegas García Zarco (Cehegín): el Zarco rosado era un vino afrutado, ligero y ligeramente ácido, con grado alcohólico entre 13 y 13,5%, adecuado para las comidas ligeras. Pese a los esfuerzos del noroeste murciano en el reconocimiento de la garantía y calidad de los vinos de Bullas por parte de la opinión pública, el día 11 de diciembre de 1996, Antonio Portillo, presidente de la Federación Murciana de Organizaciones Agrarias (FEMOA), ponía en duda la procedencia de la uva utilizada para la elaboración de vino en la comarca en un artículo aparecido en La Verdad de Murcia. Dichas afirmaciones eran contestadas tres días más tarde en el mismo medio de comunicación por parte de la Cooperativa Agro-Vinícola Nuestra Señora del Rosario exigiendo que el Sr. Portillo se retractara públicamente de sus graves y falsos comentarios a la vez que afirmaba que “el vino producido en esta comarca es el 100% de calidad, del que sólo se embotella del 25% al 30% como Denominación de Origen, un 40% como vino de mesa y el resto a granel a las más prestigiosas firmas de España desde hace muchos años. Los mercados de nuestros embotellados son Murcia, Andalucía, Cataluña y País Vasco, entre otros. El vino que se comercializa como Denominación de Origen es 100% de esta zona. Para ello se controla a nivel de Consejo Regulador: catas, análisis, tomas de muestras, control de existencias, libros oficiales, y un largo etcétera”20.

- Cooperativa Nuestra Señora del Rosario de Bullas: Las Reñas (tinto) con un color cereza violáceo, de capa alta-media por su elaboración, brillante en sus reflejos. Aromas florales típicos de la uva Monastrell (vía nasal potente, fina y duradera). En boca resultaba suave, fresco y elegante. Las Reñas (rosado) de color rosa grosella con tonos anaranjados, muy limpio y brillante. Destacaban sus aromas frutales complejos que recordaban al plátano y frambuesa. En boca daba sensación de sutileza por su finura y delicadeza. - Bodegas Carrascalejo S.A. (Bullas): el Carrascalejo tinto era un vino procedente de uva 100% Monastrell. Tenía color rojo cereza, de paladar suave redondo y aromático. La temperatura de consumo aconsejada era 19 La Verdad de Murcia, 28 de septiembre de 1995, pág. 76.

20 La Verdad de Murcia, 14 de diciembre de 1996, pág. 19.

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Sobre las partidas de vino así calificadas se efectuaba un seguimiento y análisis contradictorio (con muestra inicial) previo a los embotellados, de tal manera que en el mercado se tuvieran vinos con Denominación de Origen de la mayor calidad, con las características propias de la zona.


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Con el apoyo de la entidad financiera Cajamurcia a mediados de diciembre de 1996 se organizaban en Bullas unas Jornadas de Viticultura y Enología, inauguradas por el alcalde del municipio José María López Sánchez, en las que se congregaban a algunos de los principales expertos en vinos de la Región. El programa de las jornadas recogían diversas ponencias como las de Los nuevos conceptos en viticultura, a cargo de Adrián Martínez Cutillas, ingeniero agrónomo y jefe del departamento de Viticultura y Enología de la Consejería de Medio Ambiente y Agricultura; Las variedades y la calidad final de los vinos de José Ignacio Fernández Fernández, enólogo, investigador de la bodega experimental de Jumilla; Importancia de los consejos reguladores en el sector vitivinícola, por José Serrano Cuadrillo, jefe de sección de las producciones vinícolas del Instituto Nacional de la Denominación de Origen; El programa de colaboración en viticultura Denominación de Origen Bullas de Juan José Rubio López, de la Unión de Agricultores y Ganaderos, quien dirigía dicho programa; Los rendimientos, factor determinante en la calidad final de los vinos por Josep Lluís Pérez Verdú, de Bodegas Mas Martinet (Priorat); y por último, en calidad de invitado el presidente del Consejo Regulador de Campo de Borja, proveniente de Ainzon (Zaragoza) con La denominación de origen Campo de Borja, una realidad consolidada23.

21 La Verdad de Murcia, 19 de septiembre de 1996, pág. 18, 4 de octubre de 1996, pág. 34, 19 de noviembre de 1996, pág. 19 y 22 de noviembre de 1996, pág. 22. Designación de presidente del Consejo Regulador de 10 de diciembre de 1996. Archivo del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bullas. 22 La Verdad de Murcia, 14 de diciembre de 1996, pág. 19, y 28 de noviembre de 1997, pág. 86. 23 La Verdad de Murcia, 19 de diciembre de 1996, pág. 20.

Para el año 1997 un total de seis bodegas se encontraban adheridas a la denominación de origen Bullas con la incorporación de la Cooperativa San Isidro de Bullas y la familia Ruiz de Assín, cuya bodega se encontraba situada en el pago de Ulea de Moratalla24. La prensa se hacía eco del creciente interés por invertir en la Denominación de Origen Bullas ante el reconocimiento del potencial y de la calidad de su viñedo lo que en los años siguientes se traduciría Publicidad del Consejo Regulador de en el nacimiento de nuevas bodegas como la Denominación de Origen Bullas. Los Ceperos (Cehegín), Balcona (Bullas), Revista de las Fiestas de Bullas 1997. Mundo Enológico Mercader & Quesada (Bullas), Madroñal (Bullas), Molinos y Lagares (Cehegín) y Monastrell (Bullas). A nivel institucional la Denominación de Origen se incorporaba en el año 1998 al programa europeo VINEST, la Escuela Taller de Bullas realizaba un inventario de bodegas antiguas del casco histórico de Bullas (2.000) y otro de material enológico repartido en las casas de Bullas (2.001). En el año 2003 se inauguraba el Museo del Vino de Bullas. El impulso del enoturismo en la comarca suponía la creación en el mes de junio del 2006 de la “Asociación Ruta del Vino de Bullas”. En ese mismo año, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen trasladaba sus oficinas a las nuevas instalaciones en la bodega de la Balsa. Cehegín acogía en el año 2013 a la Escuela del Vino en la antigua Casa de la Tercia de la localidad.

24 Bullas, 100 años de cooperativismo vinícola, 2016. Juan Pedro García Martínez. Págs. 81 a 84. y La Verdad de Murcia, 28 de noviembre de 1997, pág. 85, y 86.

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Polémicas a parte, el Consejo Regulador procedía a su renovación con la celebración de las primeras elecciones el 20 de noviembre de 1996 con elección de Jesús Fernández Puerta como nuevo presidente 21. Por otro lado, seguía impulsando el crecimiento y desarrollo del sector en la comarca planificando la introducción de nuevas variedades foráneas como Cabernet Sauvignon, Syrah, Garnacha y Merlot, para vinos tintos, y Riesling, Chardonnay y Verdejo, para vinos blancos, mediante la realización de estudios a nivel de producción y enología y una reforma del Reglamento de la denominación22.


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El 11 de septiembre del 2000 veía renovado su cargo el presidente Jesús Fernández Puerta, quien cesaría el 28 de diciembre del 2006 asumiendo la presidencia José Sánchez Lozano. Un nuevo relevo se produce el 5 de julio del 2011 cuando Francisco Carreño Sandoval pasa a ocupar el cargo, quien lo renovaría por otro período el 17 de julio del 201525. Mención a parte merece el lanzamiento al mercado de nuevos vinos que alcanzaron gran reconocimiento entre la crítica nacional e internacional logrando situar a Bullas en el mapa mundial de los vinos de calidad. La llegada a la comarca de enólogos procedentes del Priorat como Josep Lluís Pérez Verdú, Pep Aguilar y Patri Morillo o del escocés Norrel Robertson servirían de catalizadores de este salto cualitativo.

La Cooperativa del Rosario con “Las Reñas Selección” o “3.000 años” en los siguientes años recibiría calificativos de bodega capaz de realizar “vinos ilustrados” y de poderse permitir el lujo de hacer excelentes tintos27. Por su parte la Bodega Molinos y Lagares lanzaba al mercado sus vinos “Lavia” y “Lavia+” con un equipo formado por la enóloga local María José Fernández Llamas y los tarraconenses Pep Aguilar y Patri Morillo, consiguiendo en la añada 2007 ofrecer al mercado un “Lavia” con técnicas novedosas en la comarca como el envejecimiento por reducción y sin madera.

Publicidad del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bullas.

En 1999 Bodegas Balcona presentaba ante la prensa especializada las 10.000 botellas de su vino “Partal Selección 37 Barricas“, siendo reconocido como una “sorpresa” en el panorama vinícola nacional al ser “un vino con mucha enjundia” o “un vino soberbio que combina audazmente la tradicional monastrell con una estudiada mezcla de cabernet sauvignon, syrah, merlot y tempranillo”26.

25 Designaciones de Presidente del Consejo Regulador de 11 de septiembre del 2000, 28 de diciembre del 2006, 5 de julio del 2011 y 17 de julio del 2015. Archivo del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bullas. 26 Las Rutas del Vino en España – Murcia, 2006, págs. 102 y 103; diario ABC, 26 de noviembre de 2001, pág. 233, y El País, 20 de mayo del 2006 y Sábado, 9 de mayo de 2009.

Poco a poco los vinos de Bullas irían recibiendo la atención de los críticos de vino y de los certámenes internacionales convirtiéndose en un referente de los vinos de calidad del sureste de España. Se lograba así el sueño que habían perseguido los bodegueros ilustrados de la comarca durante el siglo XIX.

27 ABC, 26 de noviembre de 2001, pág. 233, y El País, 20 de mayo del 2006 y Sábado, 9 de mayo de 2009. 28 Nota de Prensa del Consejo Regulador DO Bullas de 9 de marzo del 2007. Archivo del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bullas. “The Wine Advocate”, 2007.

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Nuevo logotipo de la DO Bullas.

En la edición de marzo del 2007 la prestigiosa revista americana “The Wine Advocate”, editada por el crítico norteamericano Robert Parker, incluía por primera vez cuatro vinos de Bullas. Dos de ellos, calificados como “vinos sobresalientes de excepcional complejidad y carácter”, en concreto Vinos Sin Ley MO4 – Reñas Joven. Monastrell 2005 de Bodegas del Rosario con 91 puntos y Partal 2001 de Bodegas Balcona con 90 puntos28.


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