Radiante Expansión Soy caribeña y crecí irreverente, independiente e ilusionada con la vida. A mis 36 años me sonreía mi mejor momento, con una familia nueva y seguridad financiera. Todo eso cambió en 24 horas. La vida estaba por enseñarme que yo era más difícil de romper de Lo que jamás imaginé. Aún así, mi cuerpo entró en dolor crónico, mi mente no lograba Apagar la ansiedad y mi espíritu estaba en guerra. A dos años de entrar en esa pesadilla, justo cuando estaba por rendirme, me vi en los ojos de mi hijo de cinco años y no quise que él viera un día a la mujer que yo veía reflejada en sus ojitos esa noche. Declaré alto y fuerte: “ ¡me rehúso a vivir así!”. Y me lo cumplí. Se lo cumplí. Ese día, 12 años atrás, empecé a desarmarme parte por parte para volverme a armar más fuerte, poderosa y valiente. Aprendí a encontrar y aceptar ayuda. Solté mis anclas para que me crecieran alas. Me dediqué en cuerpo y alma a salvarme a mi primero porque mi hijo dependía de mi victoria. Todo lo que me dijeron que era imposible, yo lo hice y lo creí. Hoy, a mis 48 años, ayudo a otras madres a salir de la oscuridad y encontrar su propia radiante expansión.
Carolina Pérez