BREVE ANTOLOGÍA DE
MICRORRELATOS ANTI-NAVIDEÑOS
SELECCIONADOS POR EL COMITÉ EDITORIAL DE
Breve antología de microrrelatos anti-navideños
ÍNDICE Prólogo (Comité editorial de Internacional Microcuentista)
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MICRORRELATOS GANADORES 1° 2° 3° 4° 5°
Puesto: Puesto: Puesto: Puesto: Puesto:
El Justiciero (Fabián Vique, Argentina) El rito de Pascuas (Mar Horno, España) Doce campanadas (Fernando Martínez, España) Vasos comunicantes (Pablo Nicoli Segura, Perú) La cena (Alberto Benza González, Perú )
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MICRORRELATOS FINALISTAS Cosas de niños (Xavier Blanco, España) Servicio postal (Mónica Sempere Creus, España) Como caído del cielo (Jorge Valbuena, Colombia) Del que tiene sus motivos para desoír las instrucciones (Patricia Nasello, Argentina) Irreemplazable (Carolina García, Argentina) Propósitos de Año Nuevo (Iker Pedrosa Ucero, España) La carta (Álvaro Corcuera, España) Inocentes (David Moreno Sanz, España) Venganzas (Carolina García, Argentina) Contrapartida (Santiago Sevilla Vallejo, España) Reyesmagos.com (Ana Paradela, España) Cena (Gonzalo Tomás Salesky Lascano, Argentina) Favor de Dios (Mariano F. Wlathe Ruiz, México) Extraña guirnalda (Rodrigo Maida, El Salvador) Adiós Santa (Javier Guillen, España)
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Esta “Antología de microrrelatos anti-navideños” es una edición digital de la INTERNACIONAL MICROCUENTISTA – Revista de microrrelatos y otras brevedades. En la web: http://revistamicrorrelatos.blogspot.com En Facebook: Internacional Microcuentista - En Twitter: @Imicrocuentista Contacto: microcuentista@gmail.com Los microrrelatos incluidos en esta publicación han sido seleccionados por el Comité Editorial de la revista, integrado por Esteban Dublín, Martín Gardella, Víctor Lorenzo, Fernando Remitente, José Manuel Ortiz Soto y Rony Vázquez Guevara Edición no venal para distribución gratuita a través de Internet. Prohibida su comercialización sin autorización. 24 de diciembre de 2011. Los derechos sobre los textos aquí incluidos son propiedad de los autores que se indican en cada caso.
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Breve antología de microrrelatos anti-navideños
PRÓLOGO
C
uando lanzamos la convocatoria de microrrelatos de antinavidad no imaginamos que tuviera este éxito de participación. El poco tiempo de margen (apenas dos semanas) y el hecho de
no premiar (materialmente) al ganador nos hacían pensar que pocos lectores de la Internacional Microcuentista nos enviarían sus relatos. Pero nada más lejos de la realidad. Más de 500 microrrelatos, procedentes de diversos puntos del planeta (España, Argentina, Colombia,
Cuba, Puerto
Rico,
México,
El
Salvador, Guatemala,
Ecuador, Brasil...), han llenado hasta los topes el calcetín que colgamos en nuestra chimenea. Esto (o sea, vosotros) es lo que nos convierte, día a día, en internacionales. Abrumados por la gran participación en la convocatoria, la IM se ha visto obligada a improvisar (como ya hicimos el pasado año) un regalo para todos vosotros, que no es otro que esta Breve Antología de Microrrelatos Anti-Navideños, en la que no están todos los que son, pero sí son todos los que están. Los primeros cinco relatos que aparecen corresponden al ganador y a los cuatro finalistas. Tras ellos, y en orden aleatorio, se encuentran otros microrrelatos que, según la opinión del Comité Editorial de la IM (personal y discutible, como todas) merecen estar en esta antología. Disfrutad de estos textos. Haced circular esta publicación. Será el mejor regalo que nos podréis hacer. A nosotros y a los autores.
¡Muchas gracias y felices fiestas! Comité Editorial de la Internacional Microcuentista (24 de Diciembre de 2011)
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MICRORRELATOS GANADORES
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EL JUSTICIERO Salió de la chimenea y abrió la bolsa. —Jennifer, en esta caja encontrarás las orejas del abuelo, que enrojecía las tuyas al “saludarte” en cada cumpleaños. Nicole, aquí hallarás la cabellera de mamá, quien fingiendo peinarte tironeaba con violencia tus dorados rizos. Para ti, Edgar, el ojo izquierdo de papá, ese que te miraba furioso cuando te sorprendía colocando veneno para ratas en sus zapatos nuevos. Y tú, pequeño Brian, recibe el dedo índice de la abuela, ese que te levantó intimidante el día que arrojaste su bastón barranca abajo. —¡Gracias! —dijimos, y nos lanzamos sobre los paquetes.
Fabián Vique, Argentina.
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EL RITO DE PASCUAS La familia sigue la tradición todos los años. En la víspera, esperan a que oscurezca y se dirigen al bosque alumbrados con faroles de colores confeccionados especialmente para la ocasión. Los niños llevan guirnaldas al cuello. Eligen el árbol adecuado y el padre lo tala con vigorosos hachazos mientras la madre y los hijos recitan unas plegarias. Vuelven a casa cantando, felices, con el corazón festivo. Entre
todos
confeccionan una rudimentaria cruz invertida y empalan al forastero que atraparon a las afueras del pueblo. Cuando cesan los gritos, dan gracias por los dones recibidos.
Mar Horno, España.
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DOCE CAMPANADAS Dong, rubia platino vestida de negro con nariz de payaso. Dong, hombre con zambomba. Dong, anciana de sombrero floreado y pandereta. Dong, joven con cresta y matasuegras. Dong, barrendera de serpentinas. Dong, borracho a dos manos. Dong, niña con muñeca y antifaz. Dong, cuarentona de peluca brillante. Dong, galán lanzando confeti. Dong, policía. Dong, presunto Papá Noel. Dong, presentadora de televisión. La última flecha, la más célebre mañana, también da en el blanco. La Puerta del Sol hervirá de terror unos minutos, luego quedará desierta. Doce de doce, el próximo será un buen año para mí.
Fernando Martínez, España.
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VASOS COMUNICANTES Papá Noel se alistó a entrar por la chimenea y darles la sorpresa; más abajo, los tres cerditos lo aguardaban con el caldero hirviendo.
Pablo Nicoli Segura, Perú.
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LA CENA Era víspera de Navidad y me encargaron vigilar al huésped de casa. Sabía que pasarían muchas horas, así que destapé el whisky y empecé a beber con él. —¡Ya es hora de la cena! —dijo papá al caer la noche. El invitado no podía ni ponerse en pie. Mis hermanos lo desvistieron, lo ataron a la mesa y gritaron: «¡La cena está servida!».
Alberto Benza González, Perú.
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MICRORRELATOS FINALISTAS
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COSAS DE NIÑOS No he sido capaz de olvidar aquella imagen de Papa Noel agonizando en el salón; ni la mirada de mi hermana observando impasible la escena. Sus ojos ardían y en esas llamas resplandecía humeante la pistola que aferraba entre sus manos. Su voz cándida todavía martillea en mi cerebro: “ese gordo existe, pero yo no he pedido una muñeca”. Para no disgustarla, lo enterramos con el disfraz, el relleno y la barba de algodón; hasta el cura se reía. Ella, ingenua, espera que los
Reyes
Magos
le
traigan
la
bicicleta,
pero
sigue
preguntando insistentemente dónde está papá.
Xavier Blanco, España.
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SERVICIO POSTAL Aprieto el arnés de Rudolph mientras repaso la carta. No consiento errores, soy el mejor en lo mío. Traje rojo, botas negras, barba pulcra y aspecto saludable. Llego puntual. Ahí está, pantalones caídos, camisa sudada, colilla babosa y la música demasiado alta. No muestra respeto por los huesos, los coge a paladas. Lo peor, su mirada. A la pequeña Elvira le repugna el enterrador que ha exhumado a su mamá. Pide que le pateemos la cabeza a ritmo de salsa. Quiere sus ojos en una cajita de cristal con lazo. Mi trabajo es cumplir sueños, soy un profesional.
Mónica Sempere Creus, España.
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COMO CAÍDO DEL CIELO Gracias a Papá Noel esta casa no volvió a inundarse. Desde que quedó atrapado en nuestra chimenea ya ni se sienten las lluvias. Cumple bien su labor de tapón. Lo difícil es en el invierno, cuando queremos calentarnos y la humareda se encierra en la casa. Por eso lo hemos puesto a dieta. Queremos que su peso baje. Así habrá un breve espacio para que salga el humo y cuando vuelvan los aguaceros, otra vez, lo pondremos a engordar. En esta familia siempre respetamos las decisiones unánimes.
Jorge Valbuena, Colombia.
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DEL QUE TIENE SUS MOTIVOS PARA DESOÍR LAS INSTRUCCIONES
Junto al otro ruido, parejo, constante, ahora se escucha el de los cristales chocando en un brindis que miente el buen deseo de una feliz navidad. Sabe que sus hijos y nueras se detestan de modo que elige atender al sonido ausente, al perro que ya no gime, no araña la puerta intentando le permitan entrar. —Cambiá la cara, es nuestra familia, cuando escampe cada cual volverá a su casa —dice su mujer. Puesto que él no da señas de haber escuchado, ella insiste—. Noé, por favor.
Patricia Nasello, Argentina.
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IRREEMPLAZABLE
Bajé corriendo las escaleras para tirarme de palomita al pie del árbol desbordado de regalos. Tomé el mío y grité emocionado, sacudiéndolo con énfasis para tratar de adivinar el contenido. Semejante alboroto no demoró en congregar al resto de la familia a mi alrededor. Les di un cálido beso a mi mujer y un casi infantil abrazo a mis hijos. No puedo seguir fingiendo que no creo en Santa, le había dicho a mi esposa. Por suerte aceptó hacerse cargo de desperdigar los obsequios bajo el pino, mientras yo hacía la vista gorda.
Carolina García, Argentina.
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PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO
Dorian acarició con nostalgia la primera cicatriz que matizó su
retrato,
tan
primorosamente
pintado.
Retrato
hoy
irreconocible para nadie que no sea un cura. Tal cicatriz también será, presumía, la última a desaparecer cuando acometa
mi
larga
empresa
compensatoria
de
buenas
acciones. Dorian suspiró. Acabó de vestirse y se demoró en un sorbo más de ginebra con tónica. Exquisita. Casi lamentó que a la par que bebía no se dibujase una nueva cicatriz en el retrato. Se sumergió voluptuoso en una aureola de sutil perfume y salió rumbo a la penúltima de las bacanales.
Iker Pedrosa Ucero, España.
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LA CARTA
Querido Papá Noel: Hace tres años escribí a Baltasar pidiéndole una casita de muñecas. Me trajo una comba. Hace dos cambié de Rey y se la pedí a Melchor. Recibí la pluma con la que estoy escribiendo. El año pasado pensé que Gaspar me haría caso e insistí. Sólo conseguí una cajita de madera para guardar mis lápices. Este año una niña de la escuela me ha dicho que los Reyes son los padres. Si es verdad y eres Papá, te diré lo que hace Mamá cuando estás de viaje. Si eres Mamá, prometo no decírselo a Papá.
Álvaro Corcuera, España.
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INOCENTES
Disfrazado de Papá Noel, el lobo se sabía victorioso.
David Moreno Sanz, España.
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VENGANZAS
¿Por qué tanta espera y cariño? Papá Noel es malo. Nos roba las ilusiones con esa barba que parece sintética y la panza desproporcionada, y pretende comprarnos con regalos que nunca nos gustan. Como ya no puedo soportar esto, tomo un muñeco con su imagen y lo lleno de agujas. Pero inmediatamente me imparte el castigo, haciendo convulsionar de dolor a mi padre en el suelo. Para eso sí es bueno, pienso, aunque no me explico por qué se las agarra con él. Por las dudas guardo el juguete con cuidado y sin alfileres, acariciándolo cada tanto.
Carolina García, Argentina.
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CONTRAPARTIDA
Edgardo espera rodeado de paquetes en el recibidor, junto a Fermín. A una señal de su amo, Fermín se asoma al patio, sin resultado. «Será mejor que el señor se vaya a dormir. Van a tardar lo suyo». «He dicho que no, estaré aquí para dejárselo bien clarito. Nosotros no necesitamos nada, si acaso nos sobra. Si los reyes quieren traernos más cosas, tendrán que llevarse algo».
Santiago Sevilla Vallejo, España.
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REYESMAGOS.COM
Por fin había llegado su noche. A.C. ayudó a sus compañeros a ajustarse las barbas y les dio las últimas instrucciones. ReyesMagos.com es una web seria, así que no debe haber errores: comprobad en la lista cada regalo y depositad la factura en el lugar convenido, mientras todos duermen. Si se despierta algún niño, tranquilizadlo con una caricia. Y ojito con el cava, ¿eh? Cuando volváis al almacén, sacad con cuidado a los niños de los sacos y comprobad que siguen dormidos. Mañana nos los llevaremos para Oriente: creo que este va a ser un buen negocio.
Ana Paradela, España.
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CENA
Santa Claus, agotado después de la noche más larga del año, llegó a su casa casi muriendo de hambre. Junto con su esposa, preparó la cena al fuego de la chimenea. La carne era dura. Sabía bastante mal. Aunque no tanto como la carne de reno.
Gonzalo Tomás Salesky Lascano, Argentina.
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FAVOR DE DIOS
Esa navidad, María oró por un regalo sorpresa para José. Dios decidió ayudarla.
Mariano F. Wlathe Ruiz, México.
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EXTRAÑA GUIRNALDA
Este va a ser mi árbol de navidad —se dijo a sí mismo. A la mañana siguiente, lo encontraron ahorcado.
Rodrigo Maida, El Salvador.
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ADIÓS SANTA
La noche era sombría. Sus pupilas se adaptaron a la oscuridad del salón y se colocó el pasamontañas. Sacó un cuchillo de caza y vio su propio reflejo en la afilada hoja. Escuchó el ruido de algo cayendo por la chimenea, una persona rechoncha y torpe. Se paró detrás y pasó el brazo sobre su hombro, contactando el puñal con su garganta. -Si no me has traído una consola, te rajo. Lo único que pudo hacer el anciano vestido de rojo fue temblar y dejar caer al suelo un paquete de calcetines, antes de tragar por última vez.
Javier Guillen, España.
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