SA AMG 002 PRIMER FORO DEL FRENTE PARLAMENTARIO CONTRA LE HAMBRE (FPH) Elaborado por: El Instituto de Altos Estudios para la Integración y el Desarrollo Legislativo –IDL. República de Colombia - Bogotá D.C. PROPUESTA PARA RETOMAR EL CANJE DE DEUDA POR ALIMENTACIÓN ANTECEDENTES Primera reunión preparatoria del FPH para Sudamérica (Santiago de Chile, 25 y 26 de junio de 2009) Durante esta reunión, celebrada en la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, los Parlamentarios y Parlamentarias acordaron presentar los documentos anexos al Plan de Acción y Propuesta de Estatutos, que han sido debatidos durante la primera reunión preparatoria del FPH de América Latina y el Caribe. Asimismo, el equipo de la FAO que hasta el momento ha actuado como secretaría técnica de la reunión, se comprometió a realizar una propuesta de resultados esperados del Plan de Acción, la cual sería circulada a los asistentes que participaron durante esta primera reunión y posteriormente dada a conocer a los que participarán en la segunda reunión preparatoria. Se acordó que la propuesta de Declaración del lanzamiento del FPH sería analizada por el equipo de secretaria técnica, estando estos atentos a las consideraciones que los Parlamentarios y Parlamentarias realizarán. Finalmente, los Parlamentarios y Parlamentarias expresaron su reconocimiento y agradecimiento a la FAO, particularmente a la Iniciativa América Latina y Caribe sin Hambre, por su valiosa contribución al desarrollo de estos trabajos que permitirán fortalecer el accionar de los parlamentos nacionales y regionales a favor de la seguridad alimentaria. Segunda reunión preparatoria del FPH para Centro América, Caribe y México (Ciudad de Panamá, 13 y 14 de julio de 2009) En esta reunión los Parlamentarios y Parlamentarias tras debatir los documentos de trabajo emanados de la reunión preparatoria del FPH para Sudamérica, celebrada un mes antes en la ciudad de Santiago de Chile, acordaron la propuesta de los Estatutos, Plan de Acción y Declaración de principios del FPH para América Latina y el Caribe. Por su parte, el equipo de la FAO quedó de realizar un documento que contrastara los acuerdos tomados en ambas reuniones de representantes parlamentarios, con el fin de agilizar la discusión que se desarrollaría en la reunión de la Ciudad de Panamá los días 3 y 4 de septiembre de 2009 en el marco de la Conferencia Interparlamentaria sobre el Derecho a la Seguridad Alimentaria. 1
SA AMG 002 En general, durante esta reunión se trataron temas relacionados con el derecho a la alimentación y la institucionalidad para el derecho contra el hambre. Conferencia Interparlamentaria sobre el Derecho a la Seguridad Alimentaria (Ciudad de Panamá, 3 y 4 de septiembre de 2009) Dentro de esta conferencia, los Parlamentarios y Parlamentarias pusieron en el centro de la acción legislativa el respeto, protección y realización del derecho a la alimentación para toda la población. Durante la Asamblea Plenaria, los Parlamentarios y Parlamentarias discutieron sobre la forma orgánica que debía adquirir el Frente Parlamentario contra el Hambre, buscando que fuese útil para incrementar la seguridad alimentaria en la región. Se intercambiaron posiciones sobre los objetivos del FPH y el rol que deben tener los Parlamentarios y Parlamentarias para lograr que el Frente sea eficaz. Se planteó que el FPH debe ser capaz de apoyar a los países en el logro de objetivos relacionados con la seguridad alimentaria, trabajando coordinadamente y en constante cooperación. Asimismo, se manifestó la necesidad de que el Frente proteja los intereses regionales ante las condiciones del comercio internacional, priorizando la seguridad alimentaria para los pueblos de América Latina y el Caribe. De igual forma se establecieron los siguientes acuerdos:
Se aprueba el Plan de Acción emanado de las reuniones preparatorias del Frente Parlamentario contra el Hambre. Se propone incorporar, como resultado esperado en el Plan de Acción, que los Parlamentos Nacionales de América Latina y el Caribe ratifiquen la vigencia del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Se expresó la necesidad de incrementar los esfuerzos para lograr marcos institucionales estables en la región para poder aplicar las estrategias de seguridad alimentaria, subrayando la importancia de que se logren acuerdos nacionales amplios que garanticen que la lucha contra el hambre continúe, a pesar de los cambios de gobiernos o ante conflictos políticos. Se propone que el Parlatino establezca un mecanismo de organización que coordine y haga operativo el Frente Parlamentario contra el Hambre, atendiendo el hecho de que esta organización es un espacio de parlamentos nacionales con mayor presencia regional. Para ello, se sugiere la formación de un Grupo de Trabajo conformado por las comisiones de salud, derechos humanos y agricultura, para que establezcan mecanismos de trabajo y un posible reglamento para su funcionamiento. Se plantea la necesidad de incluir a los Parlamentarios y Parlamentarias de otros espacios legislativos no nacionales, como Parlamentos sub-nacionales y subregionales, que aspiren a contribuir con la erradicación del hambre y la desnutrición de sus países.
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Se argumentó sobre la necesidad de generar redes con organismos internacionales que apoyen la actividad del FPH, a fin de recibir asistencia en el cumplimiento de sus objetivos contemplados en el plan de acción. Se acordó que el FPH este vinculado a los objetivos y componentes de la Iniciativa América Latina y Caribe sin Hambre. Para lo cual, se solicita a la FAO el apoyo técnico para el cumplimiento de los objetivos y resultados esperados del Plan de Acción en los países de la región, en especial en lo relacionado con el logro de la seguridad alimentaria y la aplicación del derecho a la alimentación.
Finalmente, la Conferencia Interparlamentaria sobre el Derecho a la Seguridad Alimentaria concluyó con la aprobación de la Declaración que constituye oficialmente el Frente Parlamentario contra el Hambre, la cual refleja los elementos discutidos por la plenaria, siendo respaldada por los parlamentarios asistentes, 65 congresistas de 19 países. Declaración de la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria (Roma, 16 – 18 de noviembre de 2009) Durante esta Cumbre, los Jefes de Estado y de Gobierno y el Representante de la Comunidad Europea acordaron aplicar todas las medidas necesarias en los planos nacional, regional y mundial, para que deje inmediatamente de aumentar y se reduzca considerablemente el número de personas que sufren a causa del hambre, la malnutrición y la inseguridad alimentaria. Calcularon que la producción agrícola tendrá que aumentar en un 70% de aquí al 2050, para alimentar a una población mundial que se prevé superará los nueve mil millones de personas. Por lo anterior, será preciso adoptar medidas para garantizar a todas las personas el acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos, con especial atención a dar a las mujeres y niños. Los alimentos no deberán emplearse como instrumento de presión política y económica. Por ello, se reafirma la importancia de la cooperación y la solidaridad internacional, para implementar medidas y políticas multilaterales en beneficio de los países más vulnerables ante este flagelo. En este aspecto, se menciona la importancia de la inversión pública y privada para gestionar programas y proyectos que aumenten los niveles de seguridad alimentaria. Asimismo, durante la Cumbre se plantearon los objetivos estratégicos a seguir para mitigar los efectos de la inseguridad alimentaria:
Asegurar una acción urgente en los planos nacional, regional y mundial con miras a la plena realización del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio y del objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, puesto que, es muy preocupante que las personas aquejadas por el hambre y la pobreza sean ahora más de mil millones.
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Aunar los esfuerzos y competencias para trabajar en la Alianza Mundial por la Agricultura, la Seguridad Alimentaria y la Nutrición ―aprovechando las estructuras existentes para mejorar la gobernanza y la cooperación―, promover una mejor coordinación en los planos mundial, regional y nacional y garantizar que se expresen y tomen debidamente en consideración los intereses nacionales y regionales. Invertir la tendencia a la disminución de la financiación nacional e internacional para la agricultura, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural en los países en desarrollo y promover nuevas inversiones con objeto de incrementar la producción agrícola sostenible y la productividad de la agricultura, reducir la pobreza y obrar por el logro de la seguridad alimentaria y el acceso a los alimentos para todos. Afrontar de forma proactiva los retos que plantea el cambio climático para la seguridad alimentaria mundial y las necesidades de adaptación de la agricultura y mitigación en ella, así como aumentar la capacidad de respuesta de los productores agrícolas ante el cambio climático, con especial atención a los pequeños agricultores y las poblaciones vulnerables.
Finalmente, se estableció que los compromisos y acciones a seguir por cada uno de los gobiernos, organismos internacionales y actores de la sociedad civil deben ir acordes con los cinco principios de Roma para la seguridad alimentaria sostenible, a lo cual se suma la urgencia de adoptar medidas acompañadas de la voluntad política requerida para pasar de los compromisos a la consecución efectiva de las metas que persiguen disminuir los niveles de pobreza, hambruna y desigualdad social.
PROPUESTA PARA RETOMAR EL CANJE DE DEUDA POR ALIMENTACIÓN Ante la necesidad de que nuestros pueblos de América Latina y el Caribe empiecen a trabajan en programas y políticas que permitan mejorar la calidad de vida de los habitantes y el desarrollo sostenible de los pueblos, es indispensable que nuestros gobiernos y las diferentes instancias legislativas empecemos a retomar la recomendación de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de canjear parte de la deuda externa por alimentos. Lo anterior, se convierte en una iniciativa muy provechosa si se tiene en cuenta que nuestra región se caracteriza por una marcada diferencia en el nivel de ingresos de la población y es una de las más endeudadas del mundo. Como consecuencia del alto endeudamiento externo, los servicios financieros que origina la deuda (intereses y amortizaciones) terminan siendo una carga agobiante para las cuentas fiscales, afectando la capacidad de los Estados para ejecutar políticas públicas. Adicionalmente, el sobreendeudamiento que se ha generado en nuestra región, se ha convertido en una barrera para el desarrollo, tanto así que para el “2004 el gasto en el
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SA AMG 002 servicio de la deuda pública externa superó el gasto público social en sectores claves como educación, salud y nutrición en varios países de la región”.1 Así pues, el lento avance en la consecución del primer Objetivo del Desarrollo del Milenio, relativo a la reducción del hambre y la pobreza, reside principalmente en la insuficiente inversión pública destinada al sector social de forma eficiente y constante.2 En muchas ocasiones, los recursos destinados para pagar las deudas contraídas con diferentes países y organizaciones multilaterales, superan los montos que se han presupuestado para programas de índole social y ambiental. Es decir, “una de las razones que dificultan una mayor inversión social en muchos países, radica en el hecho de que los Estados deben destinar anualmente una parte considerable de su presupuesto al pago de servicios de la deuda externa”.3 A su vez, la carga que los servicios de la deuda representan para las finanzas públicas afecta la capacidad de los Estados para llevar adelante políticas sociales y para asignar más recursos a programas de reducción del hambre,4 que al mismo tiempo estarían promoviendo estrategias productivas para el fortalecimiento de la seguridad alimentaria en la región. Ante esta situación, el canje de deuda por alimentación cobra un papel relevante en las agendas de nuestros países y regiones, permitiendo llegar a acuerdos con los Estados y organismos acreedores, para obtener condonaciones en porcentajes considerables de la deuda que se podrían destinar hacia fondos de programas nacionales de lucha contra el hambre y la desnutrición crónica infantil en los países de nuestra región. Así pues, la posibilidad de canjear parte de la deuda por programas de seguridad alimentaria representa un fuerte aliado para superar el flagelo de la desnutrición, el hambre y la pobreza. Por esta razón, una alimentación suficiente debe convertirse en el corto plazo en un componente central del desarrollo, convirtiéndose en una “condición indispensable para mejorar no sólo la salud y la supervivencia de la generación actual y futura, sino también las oportunidades de salir de la pobreza”.5 Con el fin de profundizar en este tema tan importante para promover medidas que limiten los efectos de la inseguridad alimentaria en nuestra región, es indispensable mencionar las ventajas que conllevan el canje de deuda: 1. Reducción de la deuda. 2. Impacto positivo sobre la balanza de pagos. 1
SALLES, Juliana. (2007). Canje de deuda por alimentación, movilización de recursos para erradicar el hambre y la pobreza en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile, p. 30. Recuperado el 17 de febrero de 2010, en: http://www.rlc.fao.org/iniciativa/pdf/librocda.pdf 2 Ibíd., p. 7 3 Ibíd., 4 Ibíd., 5 Ibíd., p. 11
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SA AMG 002 3. Promoción de la inversión. 4. Incremento de financiamiento para programas de desarrollo.6 Indiscutiblemente, el canje de deuda por alimentos permitirá la ejecución de programas destinados al desarrollo y a la disminución de los niveles de desnutrición y hambruna, permitiendo a la vez una mejora en las condiciones de vida de la población más vulnerable que habita en nuestras regiones. Es decir, se podrán “destinar recursos para la erradicación de la pobreza por medio del financiamiento de proyectos que apuntan a atender a los sectores marginales de población (ámbito rural, zonas urbanas marginales, niñas, mujeres, etc), garantizar infraestructura básica (saneamiento, agua potable, etc) y promover el desarrollo productivo de las actividades que impactan los grupos más pobres de la población tales como la actividad agrícola”.7 En este punto, los pequeños agricultores también deben convertirse en actores principales de los programas sociales, pues si se incentiva la producción agrícola, además de las ganancias económicas, se aumentará en un nivel considerable el volumen de los alimentos producidos, lo cual a su vez traerá mayores beneficios para la sociedad civil. En este sentido, canjear parte de la deuda para emprender programas de seguridad alimentaria, ya sea que estos estén funcionando o que se estén lanzando por primera vez, permite impulsar iniciativas de lucha contra el hambre y la pobreza, las cuales al mismo tiempo promueven el acceso de todas las personas a los alimentos. No obstante, para que los programas y políticas sociales sean eficientes y eficaces, además del factor económico, es necesario que nuestros países demuestren señales de voluntad política para no limitar los alcances que pueden tener dichos programas. En este orden de ideas, “la experiencia en los canjes de deuda por desarrollo que se han realizado en la región con objetivos de largo plazo como la erradicación del hambre demuestran que se requiere de una línea de financiamiento estable y constante, además de un compromiso con la sostenibilidad”. Así pues, los canjes de deuda aunque no resuelven completamente los problemas que se presentan en nuestra región, relativos a la mala distribución de los ingresos, la pobreza y la desnutrición, si contribuyen de manera efectiva para complementar el presupuesto que los Estados destinan para la solución de estos problemas. Adicionalmente, reiteramos la necesidad de que los programas de canjes de deuda por seguridad alimentaria mantengan una estructura definida para su buen funcionamiento. Dicha estructura debe basarse en los planteamientos resultantes del estudio realizado conjuntamente entre la CEPAL y la FAO, en donde se establece la importancia de un Comité Bilateral para posibilitar un canal frecuente de comunicación entre el gobierno deudor y el 6
MOYE, Melissa. Panorama del Canje de deuda. Recuperado el 20 de febrero de 2010, en: http://www.hipccbp.org/files/es/open/Publications/SpanPub4_Canje_Deuda.pdf 7 SALLES, Juliana. Op. Cit., p. 43
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SA AMG 002 acreedor; un Comité Técnico, en el que se posibilita la participación de instituciones que pueden asesorarlos técnicamente como Agencias de las Naciones Unidas relacionadas con el tema; y la creación de una Secretaría Técnica al interior del gobierno, encargándose de supervisar los aspectos operativos y financieros, así como el seguimiento y la evaluación a los proyectos.8 Por otra parte, con el fin de demostrar el buen funcionamiento y los resultados positivos que han tenido los canjes de deuda en nuestra región andina, resaltamos dos casos específicos, el de Perú y Ecuador. En primer lugar, Perú ya cuenta con la experiencia de más de 10 años en operaciones de canje de deuda por desarrollo. De 1992 a junio de 2007 el gobierno peruano realizó 21 operaciones que le han permitido condonar deudas de carácter bilateral por un monto de 774 millones de dólares y orientar recursos a proyectos de inversión social por un monto de 368 millones de dólares. El 60% de los canjes de deuda por desarrollo realizados por Perú durante este periodo fueron destinados al sector social, 19% al ambiental y 24% al sector social y ambiental de forma conjunta. Hasta el momento los proyectos priorizados apuntan a una preocupación por la pobreza y por temas relacionados mayormente con los jóvenes y niños. Por su parte los fondos destinados a programas relacionados con la reducción de la pobreza representan el mayor aporte en términos de valores, más de 200 millones de dólares. Entre los países que han participado en estas operaciones como acreedores se encuentran: Francia, Suiza, Canadá, Alemania, Finlandia, Estados Unidos, España e Italia.9 En segundo lugar, en el Ecuador desde 1994 a junio de 2007 aproximadamente 156,5 millones de dólares han sido condonados de su deuda, generando un monto de 107 millones de dólares para financiamiento de proyectos de desarrollo. Hasta la fecha Ecuador ha realizado canjes de deuda con Suiza, Alemania, Bélgica, Italia y España. El canje de deuda realizado con Suiza en 1994 permitió viabilizar la condonación de 47 millones de dólares para ejecutar más de 100 proyectos que han beneficiado a unas 30.000 familias de escasos recursos en el país. Asimismo, las áreas priorizadas por la consecución de los otros canjes ha sido la social, con énfasis en proyectos de reducción de la pobreza y desarrollo de la educación, y la ambiental.10 Finalmente, después de haber resaltado la importancia y las ventajas que conlleva la utilización del canje de deuda para promover fondos de programas y proyectos sociales que buscan la sostenibilidad alimentaria; y teniendo en cuenta que dentro de los acuerdos establecidos durante la Conferencia Interparlamentaria sobre el Derecho a la Seguridad Alimentaria se plantea la necesidad de “instalar en todos los ámbitos sociales la lucha contra el hambre y la inseguridad alimentaria para promover leyes que construyan, con equidad de género y participación social, Sistemas Nacionales de Seguridad Alimentaria y Nutricional 8
Resumen Ejecutivo, Canje de deuda por alimentación, movilización de los recursos para erradicar el hambre y la pobreza. Recuperado el 20 de febrero de 2010, en: http://www.rlc.fao.org/iniciativa/pdf/recda.pdf 9 SALLES, Juliana. Op. Cit., p. 73-75 10 Ibíd., p. 87-88
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SA AMG 002 que garanticen el pleno ejercicio del Derecho a la Alimentación y la promoción de un financiamiento suficiente para concretar las estrategias de la Política Alimentaria Nacional”, consideramos de trascendental importancia la creación durante este Primer Foro del Frente Parlamentario Contra el Hambre (FPH), de una Comisión que se encargue de realizar los trabajos pertinentes para establecer el canje de deuda por alimentación, como una iniciativa indispensable que deberán seguir nuestros gobiernos latinoamericanos a fin de mitigar los efectos de la inseguridad alimentaria y la pobreza, reafirmando al mismo tiempo el compromiso que los países desarrollados deben adquirir en la inversión de programas que busquen beneficiar a la población más vulnerable de nuestra región. Así pues, consideramos el canje de deuda por alimentación un factor indispensable para el desarrollo de programas sociales que permitan facilitar el acceso de todas las personas a los alimentos, promoviendo de esta forma medidas tendientes a disminuir los niveles de desnutrición y hambruna en la región. Conclusiones El elevado endeudamiento de los países de la región latinoamericana ha limitado el desarrollo sostenible de la región, haciendo que en numerosas ocasiones los montos destinados para el pago de los servicios de la deuda sean superiores a los destinados para inversión en políticas públicas y programas sociales, cuyo objetivo principal son la erradicación del hambre y la pobreza. Como consecuencia de lo antes mencionado y con el fin de promover iniciativas que permitan mejorar los niveles de pobreza y hambruna en nuestra región, es indispensable que los gobiernos y las diferentes instancias locales, nacionales y regionales, establezcan dentro de sus agendas, el canje de deuda por alimentación como una de las formas más eficientes para la consecución de recursos dirigidos a fondos estructurales, que permitan la financiación de programas y proyectos con un fin social. Todo lo anterior, se debe ante la urgencia de que los países intensifiquen sus esfuerzos para erradicar el hambre. Adicionalmente, se debe tener en cuenta que el canje de deuda por desarrollo, incluyendo dentro de este el tema de la seguridad alimentaria, no sólo beneficia a los países deudores, sino también a los acreedores en la medida que les permite adquirir más aliados en los temas comerciales y políticos. En definitiva, el acceso a alimentos es una necesidad básica de la cual depende el desarrollo humano de cualquier individuo y por ende el propio desarrollo socio-económico de un país. En este sentido hablar de canje de deuda por desarrollo en países que padecen el problema de la desnutrición requiere priorizar el financiamiento de programas de alimentación, asociados a proyectos que buscan atacar las causas del hambre.11 11
Ibíd., p. 64
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No obstante, dichos programas no deben establecerse por un periodo de tiempo limitado, sino por el contrario deben definirse en el largo plazo para que haya una sostenibilidad en las políticas implementadas y así poder impulsar acuerdos a nivel nacional y regional, que permitan garantizar la lucha contra el hambre y el Derecho a la Alimentación, a pesar de que se generen cambios en los gobiernos de turno. Es decir, se beben impulsar Políticas de Estado que institucionalicen el derecho a la seguridad alimentaria. Finalmente, aprovechando las instancias parlamentarias, específicamente la del FPH, y con el ánimo de fortalecer el papel de los Estados latinoamericanos en la lucha contra el hambre y la pobreza, se reitera la necesidad de conformar una Comisión que trabaje en la importancia del establecimiento del canje de deuda por alimentos, como un factor indispensable para el financiamiento y la ejecución de programas que busquen incrementar la seguridad alimentaria en todos los pueblos de América Latina.
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