Investigación Bibliotecológica Vol. 11 Núm. 23

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Revista semestral No. 23 vol. 11 julio/diciembre de 1997 1997 EDITORES ACADÉMICOS FUNDADORA DRA. ESTELA MORALES CAMPOS

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DRA. LAURA BENITEZ GROBET IIF–Universidad Nacional Autónoma de México M.Sc. SARAY CÓRDOBA GONZÁLEZ Universidad de Costa Rica, Sede de Occidente MTRO. ARIO GARZA MERCADO El Colegio de México

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EDICIÓN A CARGO DE: CARLOS CEBALLOS SOSA PORTADA: IGNACIO RODRÍGUEZ SÁNCHEZ MARIO OCAMPO CHÁVEZ Revista indizada en :L I S A ; ISA; C L A S E ; I N F O B I L A Otros servicios: ULRICH’S

DR. HESHMATALLA KHORRAMZADEH El Colegio de México

DR. JOSÉ LÓPEZ YEPES Universidad Complutense de Madrid LIC. CLEMENCIA MOLINA ESCOBAR Universidad de Antioquia

DRA. ESTELA MORALES CAMPOS DGAPA–Universidad Nacional Autónoma de México

DR. JAIME PONTIGO Instituto de Investigaciones Eléctricas DR. ADOLFO RODRÍGUEZ GALLARDO DGB–Universidad Nacional Autónoma de México

DRA. ZAIDA SEQUEIRA ORTIZ Organización Panamericana de la Salud DR. EMILIO SETIÉN QUESADA Biblioteca Nacional José Martí

MTRO. ERNESTO DE LA TORRE VILLAR IIH-Universidad Nacional Autónoma de México MLS. RUBÉN URBIZAGASTEGUI ALVARADO Universidad de California

WEB: Http://cuib.unam.mx Investigación Bibliotecológica: archivonomía, bibliotecología e información es editada semestralmente por el Centro Universitario de Investigacio-

nes Bibliotecológicas/UNAM. ISSN: 0187-358X. Certificado de Licitud de Título No. 6187, Certificado de Licitud de Contenido No. 4760, expedidos el 29 de noviembre de 1991. Reserva al Título en Derechos de Autor No. 236-92, expedido el 25 de febrero de 1992. Toda correspondencia debe enviarse a Torre II de Humanidades, pisos 12 y 13, Ciudad Universitaria, C.P. 04510. México, D.F., teléfonos 623 03 52 y 623 03 26, Fax 550 74 61; e-mail:csosa@servidor.unam.mx Suscripciones en la República Mexicana y en el ex tranjero a. Se autoriza su reproducción total o parcial si se cita la fuente. Cada autor es responsable del contenido de su propio texto.


Normas para la recepción de colaboraciones CARACTERÍSTICAS Las características que los artículos deben reunir para ser publicados en la revista Investigación Bibliotecológica: archivonomía, bibliotecología e información son: Originalidad - Presentar tema innovador. - Tener enfoque novedoso a temas ya tratados. - Llevar a cabo una aplicación metodológica nueva o distinta para tratar un tema. - Ser una revisión de un tema que muestre una nueva relación entre contenidos y/o autores que hagan una aportación válida. Metodología - La metodología utilizada debe ser consistente (implícita o explícita), aplicada adecuadamente al tema. - Las conclusiones deben corresponder a la argumentación presentada y desprenderse de ésta de manera lógica y coherente. - La estructura del trabajo debe contener los elementos mínimos que se requieren para un artículo. - El uso y las fuentes bibliográficas deben ser pertinentes al tema que se está tratando. DE LOS DICTÁMENES 1. Sólo se aceptarán artículos que cumplan los requisitos antes mencionados. 2. La revista se apoyará en el arbitraje de expertos o especialistas. Este proceso será anónimo para ambas partes. 3. Los dictámenes serán comunicados por escrito al autor y éste, en caso que le sea desfavorable, podrá solicitar por escrito el recurso de reconsideración, incluyendo la argumentación relativa al trabajo que considere pertinente. PRESENTACIÓN DEL MATERIAL 1. Los trabajos enviados deberán ser relativos a bibliotecología, archivonomía y ciencias de la información. Podrán publicarse colaboraciones sobre otras disciplinas siempre y cuando el artículo las vincule con las ya mencionadas y no haya sido —o vaya a ser— publicado. 2. El envío de cualquier artículo a esta revista supone la obligación del autor de no someterlo a la consideración de otras publicaciones. 3. La revista se compromete a publicar todos los artículos aprobados. 4. Los trabajos deberán ajustarse a las siguientes normas: - Se remitirá un ejemplar impreso que sea legible y la información en procesador de texto en cualquier formato (en

diskettes de 3 1/2 ó 5 1/4). En ningún caso se aceptarán fotocopias, copias al carbón o sobre papel translúcido. - No se aceptarán trabajos con correcciones sobrepuestas en la impresión que se pide. - Las notas al pie de página y las fuentes de citas con referencias bibliográficas se mecanografiarán a doble espacio y se agruparán, preferentemente, al final del texto. - Los nombres propios y los títulos y subtítulos del trabajo deberán venir en mayúsculas y minúsculas. - Las citas, notas bibliográficas y la bibliografía deberán contener todos los elementos que permitan la identificación de los documentos citados. - Los cuadros de tres o más columnas, las gráficas, anexos u otros tipos de figuras se presentarán, en la impresión, en hoja aparte intercalada en el texto y siguiendo la paginación de éste, perfectamente claros y precisos. Cuando sea posible vendrán digitalizados (escaneados), en cualquier formato. - La primera vez que se emplee una sigla en los textos de los cuadros o gráficas irá acompañada de su equivalencia completa. 5. Los trabajos deberán venir gramaticalmente correctos. En caso de que la revista lo considere, el texto pasará a revisión especializada. 6. La extensión mínima de los artículos es de 15 cuartillas (incluyendo anexos). Cada cuartilla consta de 28 renglones de aproximadamente 65 golpes cada uno. 7. Los artículos deberán venir con su resumen en español e inglés de 100 a 200 palabras cada uno. 8. Cada colaboración vendrá precedida de una hoja que contenga: - Título del trabajo (breve, suficientemente específico y descriptivo). - Nombre del (o los) autor(es), cargo y dependencia o institución. - Indicación de domicilio, teléfono u otros datos que permitan la localización del autor con objeto de aclarar posibles dudas sobre el artículo. 9. El Centro se reserva el derecho de hacer los cambios editoriales que considere convenientes. 10. El autor es responsable de las ideas expresadas en su trabajo. El material firmado no representa necesariamente los criterios de esta revista ni del Centro. 11. El CUIB no se compromete a regresar trabajos.


contenido comentario artículos

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Lenguaje, cultura, acción y cambio Beatriz Garza Cuarón Las acciones de transferencia de información y la comunicación María Nélida González de Gómez Beneficios de la utilización de lenguajes controlados en el análisis y recuperación de información María Texia Iglesias Maturana Manejo de información en el sistema literario Domingo Alberto Vital Díaz Utopías bibliográficas en el ciberespacio Georgina Araceli Torres Vargas y Hugo Alberto Figueroa A. Ciberespacio, signos y comunicación Antulio Sánchez Integración y comunicación en proyectos de investigación en el área de las ciencias sociales y la cultura José Amozurrutia Control de autoridades en catálogos en línea Ana M. Martínez, Norma E. Mangiaterra y otros Aproximación a la organización bibliotecaria española en el siglo XVIII Amparo García Cuadrado

reseñas Técnicas del trabajo intelectual Stella Maris Fernández Teoría de la biblioteconomía Enrique Molina Campos World Information Report 1997/98 Yves Courrier El modelo matemático de Bradford: su aplicación a las revistas latinoamericanas de las ciencias bibliotecológicas y de la información Salvador Gorbea Portal Patron behavior in libraries: a handbook of positive approaches to negative situations Beth Mcneil y Denise J. Johnson Scholarly publishing: the electronic frontier Robin P. Peek y otros Quality management for information and library managers Peter Brophy y Kate Coulling

Investigaciones Investigaciones en proceso en América Latina Martha A. Añorve Guillén

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DISTRIBUIDORES EN LA REPÚBLICA MEXICANA Y EN EL MUNDO Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial

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Diseño de portada:Ignacio Rodríguez Sánchez Mario Ocampo Chávez Explicación de la portada:

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a imagen en cubierta hace alusión a la prohibición de que eran víctimas las mujeres de la antigüedad respecto de la educación universitaria, ya que no se les permitía el acceso a estas casas de estudio; sin embargo, como una constante en el tiempo y en el espacio, las familias adineradas siempre han gozado de ciertos privilegios; a las mujeres de esta clase social les era posible acudir a las bibliotecas de los conventos a instruirse y de esta manera podían ampliar sus conocimientos, los cuales se restringían, en no pocas ocasiones, a las labores domésticas. La imagen fue tomada del libro

Genios de la Humanidad: Johann Gu-

de Michael White p. 18. Exley Publication, 1993.

tenberg

Investigación Bibliotecológica: archivonomía, bibliotecología e información / ed. por el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas.– Vol. 1, No. 1 (ago. 1986)– .– : Universidad Nacional Autónoma de México, CUIB, 1986–V.: Semestral ISSN. 0187–358X


comentario L

a producción del conocimiento es parte de un ciclo, para que este se cumpla debe ser transformado en un texto y registrarlo en un medio físico con el fin de transmitirlo a diferentes comunidades, una de ellas, integrada por especialistas con capacidad para obtener de ese conocimiento elementos que le permitirán transformarlo en bienes, productos y servicios. Las revistas científicas se ha constituido en uno de los medios de transmisión de resultados de investigación y, a la vez, en parámetro del avance de las disciplinas que cubren; son crisol y resultado de éstas. Las revistas se enmarcan, también, en una dinámica en donde, además de reflejar el avance científico de la disciplina, dan cuenta y dejan constancia de su desarrollo. Es sabido que la unidad significativa que da sentido a estas publicaciones tiene su sustento en uno de los resultados del trabajo científico: el artículo de investigación. La naturaleza de estos trabajos trae consigo algunos aspectos que le son inherentes, principalmente en lo que se refiere a los procesos de selección editorial, sobre todo en lo concerniente al arbitraje y a la evaluación. Investigación Bibliotecológica no es la excepción: el avance disciplinar, su madurez como publicación científica, las evaluaciones internas y externas a las que eventualmente es sometida, la constante preocupación de quienes, desde diferentes posiciones, en ella colaboramos y el interés de la comunidad bibliotecológica y de la información, para hacer de ella una publicación de gran relevancia, que cumpla con su cometido de transportar conocimiento, hacen necesario replantear los criterios de su política editorial, vistos desde una amplia prospectiva. La intención de fortalecerla ha estado presente desde su aparición y a lo largo de su vida –desde 1986 que se ha publicado ininterrumpidamente–, toda vez que es consecuencia del proceso de evolución que se ha venido dando en el campo bibliotecológico y de la información. Su Comité Editorial ha realizado una ardua labor en la reestructuración de las áreas de selección editorial. Para ello, se llevaron a cabo trabajos colegiados para determinar con mayor rigor los parámetros de aceptación y de evaluación de artículos de investigación, ello trajo consigo que se elevara la calidad de los materiales publicados. Se modificó también la estructura base de los cuerpos científicos de apoyo de la revista, como lo son el Comité Editorial y el Consejo Editorial. El primero se transforma orgánicamente para dar paso a nuevas figuras académicas-editoriales que coadyuvarán sustancialmente al mejoramiento de la cantidad y calidad de artículos de investigación; el segundo se amplía y diversifica, además de que se buscará que su participación sea mucho más activa. El cuerpo especializado de dictaminadores simultáneamente creció nacional e internacionalmente. Por su parte, el formato de la revista también sufre cambios no sólo desde el punto de vista de su presentación física (tamaño, diseño gráfico y editorial), que ya de sí rompe con lo que tradicionalmente se conocía, sino desde su estructura misma: a partir de este número estará conformada exclusivamente por artículos de investigación, reseñas y por la sección de investigaciones en América Latina; con ello se busca abrir un mayor espacio a los trabajos científicos y académicos y, a la vez, sumar nuestra disciplina al conjunto de saberes que interactúan en las formas globalizadoras del conocimiento. Elsa M. Ramírez Leyva


Investigación Bibliotecológica: archivonomía, bibliotecología e información, versión electrónica corresponde al número 23, volumen 11 (julio/diciembre de 1997) de la versión impresa. Esta edición forma parte del proyecto de investigación Biblioteca 2001, a cargo del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.  Universidad Nacional Autónoma de México La versión electrónica fue elaborada en CorelVentura© V.7 y adaptada para ser transferida bajo el formato electrónico PDF (Portable Document Format) de Adove Acrobat.© CRÉDITOS Edición electrónica: CARLOS CEBALLOS SOSA csosa@servidor.unam.mx Coordinación del proyecto Biblioteca 2001: RAMIRO LAFUENTE LÓPEZ lafuente@servidor.unam.mx ELSA M. RAMÍREZ LEYVA eramirez@servidor.unam.mx Asesoría en sistemas: ALBERTO CASTRO THOMPSON acastro@servidor.unam.mx

Los créditos de edición científica, diseño de portada y revisiones, así como los de las coordinaciones de número, de editores académicos y de las autorías de los trabajos, son los mismos que los de la versión impresa, toda vez que es ésta la que sirve de base a esta versión electrónica.


Artículos Lenguaje, cultura, acción y cambio1 BEATRIZ GARZA CUARÓN Investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. Torre II de Humanidades Ciudad Universitaria Tel 6230018

Trabajo recibido el 31 de octubre de 1997

RESUMEN Se analizan las relaciones de los signos con la realidad, la mayor o menor adecuación de las necesidades de los hablantes respecto de los signos lingüísticos que emplean. Estas relaciones del lenguaje son también con el pensamiento de una cultura, pues el sistema de signos se adapta a cualquier situación cultural. Se revisa esta relación desde Humboldt, hasta Austin, pasando por Saussure, Boas, Sapir y Whorf entre otros. La conclusión para nuestro mundo actual es que hemos de ser flexibles y adoptar los términos técnicos provenientes de otras lenguas (y consecuentemente otras culturas, otras maneras de ver y, sobre todo, de nombrar la realidad). Las innovaciones, sobre todo las tecnológicas, entran en otras culturas con su léxico correpondiente, es inútil oponerse a extranjerismos imbricados con las tecnologías que necesariamente tenemos que importar. Lo que sí tenemos que hacer es adaptar las palabras de otra lengua a la pronunciación de nuestro español. ABSTRACT The paper approaches the relations of signs with reality, the greater or lesser fitting of speakers’ needs with respect to the linguistic signs they use. These language relations are also with the thoughts of a culture, for the sign system adapts itself to any cultural situation. The relation is reviewed from Humboldt to Austin, including, among others, Saussure, Boas, Sapir and Whorf. The conclusion for our modern world is that we must be flexible and adopt the technical terms coming from other languages (and consequently other cultures, other ways of understanding and, above all, naming reality). Innovations, mainly technological, enter into other cultures with their corresponding lexicon; it is useless to oppose these foreign words closely knit with the technologies we necessarily have to import. What we certainly have to do is to adapt those words from other languages to our Spanish pronunciation.

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Una versión más amplia de este trabajo será publicada por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.


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l mensaje lingüístico implica una determinada captación y ordenación de la realiEdad. El lenguaje comunica la experiencia que tenemos de la realidad no lingüísti-

ca, en la medida en que nos es común con los demás usuarios de una lengua. Además, el lenguaje es el instrumento mediante el cual, en cierta manera, el hombre da forma a su pensamiento, a sus sentimientos, o a sus estados de ánimo, sus aspiraciones, su querer y su actuar, y por medio del cual recibe influencias del exterior; en este sentido, el lenguaje es el cimiento más firme y profundo de la sociedad humana. Es decir, el lenguaje reproduce, por medio de un sistema de signos la realidad objetiva y subjetiva de los hablantes. Las lenguas no son un único y mismo calco de una realidad invariable. Las lenguas tampoco son nomenclaturas, listas de palabras, asociadas por convención a objetos o a significados que existen independientemente de la lengua. Cuando se aprende una lengua extranjera podemos constatar rápidamente que esa lengua hace distinciones de significados que no hace la otra lengua. Aprender el vocabulario de una lengua extranjera no es simplemente adquirir una nueva serie de etiquetas y relacionarlas con significados ya familiares, sino entrar en una nueva manera de observar y percibir el mundo. La asociación que se da entre la lengua y la realidad no lingüística es sumamente interesante, puesto que no se produce de una manera directa e igual en todas las lenguas. Según la experiencia común a todos los miembros de una sociedad, cada lengua ordena, clasifica y analiza esta experiencia común, y la enfoca de una manera particular. Veamos unos ejemplos de esto: Los términos para el color usados en las distintas lenguas no se corresponden exactamente unos a otros. Evidentemente existen diferencias físicas en el espectro del color, sin embargo, las lenguas lo dividen en diferentes formas: ¤ en galés, glas ‘Zona del azul y el verde en español’ ¤ en hindi, pita Puede traducirse en español como ‘amarillo, anaranjado o café’ ¤ en ruso, goloubof ‘azul claro’ ¤ en ruso, sinii ‘azul oscuro’ Hay lenguas que sólo distinguen dos colores básicos que corresponden a dos mitades del espectro; otras hacen muchas más distinciones que el español. En esquimal no hay una palabra para ‘nieve’ sino que hay muchas designaciones para los diferentes tipos de nieve, dada la importancia que tiene este elemento en su vida cotidiana. Incluso en lenguas emparentadas entre sí los datos de la experiencia se organizan de una manera particular en cada una.


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La estructuración del vocabulario y la cultura dependen también de la situación peculiar de cada grupo social. El factor más importante para la construcción del vocabulario de una lengua es la estructura de la cultura en el seno de la cual esta lengua es el principal medio de comunicación. Es decir, los hablantes delimitan la realidad de diferentes maneras, de acuerdo con sus necesidades prácticas, e incluso hacen cambios cuando así lo requieren. Como en el caso de los esquimales con la nieve, cada colectividad exige una estructuración particular del lenguaje. Así, el árabe tiene muchas palabras para distinguir diferentes tipos de camellos. Una comunidad que vive en una región selvática necesitará un vocabulario más extenso en cuanto al reino vegetal para poder discriminar y aprovechar de manera adecuada su medio ecológico. Un pueblo de pescadores, por lo mismo, posee un léxico ictiológico muy amplio que no tiene por qué ser conocido por un habitante de zonas del altiplano. Incluso dentro de una sola lengua el vocabulario de un campesino y el de un hombre de la ciudad no es el mismo, porque sus necesidades expresivas son distintas. El de la ciudad llamará a todas las coníferas, PINO, en cambio el hombre de la montaña distinguirá diferentes tipos. En español, por ejemplo, distinguimos gallo / gallina, pollo; en cambio no distinguimos ni el sexo, ni la edad del águila o de la golondrina, porque la gallina tiene una presencia indudable en nuestra vida diaria. Por ejemplo, el niño pequeño cuando empieza a hablar llama dada a todo lo que tiene cuatro patas y una cierta altura: el caballo, la vaca, el asno, el perro grande y tal vez la cabra, el elefante, la jirafa, o el camello que ve en el zoológico; o no distingue, por ejemplo, entre las distintas clases de agua como mar, río, charco, alberca, etcétera, sino que a todo le llama agua. Esto se debe exactamente al mismo proceso por el que llamamos águila o golondrina a la vez al macho, a la hembra y a su cría, es decir, nuestra práctica social no nos incita a distinguirlos, y por tanto a nombrarlos separadamente. Por estos ejemplos puede verse que, al comienzo, el niño sólo posee una clasificación general para animales o para agua, que poco a poco irá delimitando según sus necesidades, intereses y conocimientos. En un sentido estricto puede decirse que lo que no se nombra carece de existencia distintiva para el hablante. Por eso, cuando se crean nuevos inventos, se introducen junto con el vocabulario de la cultura que los creó y, en adelante toda sociedad que accede al cambio, adopta esos nuevos puntos de vista, junto con sus estructuras lingüísticas. De lo anterior, se desprende que el signo lingüístico se relaciona con la realidad de una manera arbitraria. Puesto que el lenguaje es la facultad del hombre de reproducir y recrear, por medio de un sistema de signos, la realidad que percibe, y puesto que hemos visto que una misma realidad se percibe de distinta manera, es necesario entonces ver la relación de estos signos con la realidad. La característica fundamental del signo es ser arbitrario, es decir, la asociación entre una palabra y su significado es siempre convencional; no hay ninguna analogía entre la forma y el sentido, entre la expresión y el contenido. La función del signo es representar algo distinto de sí mismo. En las lenguas hay ciertas formas llamadas onomatopéyicas en


8 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 las que sí hay analogía entre la forma del mensaje y su significado: tic-tac, glu-glu, fru-fru (tela). Aunque aún en estos casos, la forma que le da cada lengua a los sonidos en apariencia onomatopéyicos es muy distinta. Por ejemplo, en español, el gallo hace quiquiriquí [kikirikí]; en cambio en inglés hace cock-a-doodle-do [kokadudldú]; y en francés, coquerico [kokerikó]. También existe arbitrariedad en la formación de las estructuras gramaticales. De la misma manera que en el léxico, las estructuras gramaticales se organizan de distinta forma en cada lengua. Dentro de este aspecto no se puede ver tan claro el reflejo de la práctica social: ¿Por qué hay lenguas que prácticamente carecen del reflexivo? ¿Por qué es más importante en las lenguas indígenas americanas el aspecto verbal y por qué las lenguas románicas le dan tanta importancia al tiempo? Éstas son preguntas que no podemos contestarnos. Tampoco podemos saber por qué son tan diferentes las siguientes estructuras sintácticas: ¤ español: me duele la cabeza ¤ francés: j’ai mal à la tête (tengo una mal en la cabeza) ¤ inglés: I have a headache (tengo un dolor de cabeza) ¤ ruso: u menja bolit’golova (en mi sufre la cabeza) Es obvio que cada una de ellas expresa “visiones del mundo” muy diferentes, cuyo origen estructural desconocemos porque se ha olvidado en muchos casos. ¿Por qué en nidivat, una de las lenguas de la India, en la costa del Pacífico, las divisiones del día, la noche, el año, la mañana, el verano, son adverbios de tiempo, sin posibilidad de plural, de artículo ni de posesivo? Hay lenguas en las que hay tres formas distintas que indican número, en griego, por ejemplo, hay singular, plural, dual. En cambio, en zapoteco el número se indica exclusivamente por medio de adjetivos que se agregan al sustantivo. Muchas lenguas, como el español, distinguen dos tipos de género, masculino/femenino: perro perra, banco - banca; otras, tres, latín: femenino/masculino/neutro: rosa - leo -templum. Hay lenguas en las que el sustantivo se flexiona, como en latín y alemán, de ahí las declinaciones. Puede decirse que, sea o no clara la correspondencia de las estructuras gramaticales con la práctica social, cada lengua organiza su material en los distintos niveles, según las necesidades inherentes al propio sistema lingüístico que en último término, corresponden a las necesidades de los hablantes. Veamos ahora la relación del lenguaje con el pensamiento derivado de una cultura. El hombre con ayuda del lenguaje distribuye y organiza el mundo; del caos de las apariencias crea un sistema organizado. Dado que el hombre transmite esta organización idiomática del mundo a la generación siguiente, por el lenguaje recibe también una determinada visión de las cosas, es decir, el lenguaje, el pensamiento y la cultura están en una relación de interdependencia.


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Esto nos hace pensar que la lengua en sí es un prisma, puesto que nos acostumbra a estructurar los datos de la experiencia de cierta manera; pero, al mismo tiempo, por las infinitas combinaciones posibles en toda lengua, nos permite una total apertura mental. El sistema de signos no está ligado a ciertos estados o situaciones fijas, sino que su flexibilidad le permite adaptarse a cualquier situación cultural. Es decir, dada la necesidad de expresar una situación, cada lengua llega por su propio camino a una estructuración distinta. Por esto, no podemos decir que hay lenguas primitivas y lenguas evolucionadas. Unas podrán ser más pobres léxicamente, sobre todo porque viven en una realidad más pobre, pero todas están en posibilidad de expresar toda clase de conceptos. Entre los innovadores en percibir las lenguas como prismas a través de los cuales se vive y se contempla una realidad, está Guillermo de Humboldt, quien fue uno de los pensadores más profundos del siglo XIX en cuestiones de lingüística general. Su contribución no es tan conocida como sería posteriormente la de Ferdinand de Saussure, sin embargo, a Humboldt se le puede considerar como uno de los pocos lingüistas que dio inicio en el siglo XIX, a una nueva filosofía lingüística. Guillermo de Humboldt, como su hermano Alejandro, tuvo ocasión de viajar por muchos países y conocer varias lenguas occidentales y orientales, y también, algunas lenguas americanas. Esto le dio la oportunidad de comprender mejor cómo cada lengua enfoca su realidad de distinta manera. En su teoría del lenguaje, Humboldt destaca el aspecto creativo de la habilidad lingüística de todo ser humano. El lenguaje, dice, debe ser identificado con la capacidad vital que tenemos todos los hablantes de producir y entender enunciados. Hace resaltar que el lenguaje tiene una habilidad creadora, a la que llama “enérgeia”, que contrasta con el mero producto lingüístico al que llamó “ergon”. Humboldt se opone a que las lenguas sean identificadas con los productos inertes analizados por los gramáticos; por eso las lenguas son acción y cambio. La capacidad del lenguaje es una propiedad esencial de la mente humana, que a través del medio ambiente, en el que crece la persona, hace surgir una lengua. En virtud de la propia naturaleza de esa capacidad mental, las lenguas son susceptibles de alterarse e ir cambiando, adaptándose a las exigencias de las circunstancias. Dentro de esta concepción, se puede explicar la parte central y un tanto misteriosa del lenguaje: la posibilidad que tenemos los hablantes de hacer un uso infinito de los recursos lingüísticos. Lo novedoso de la teoría de Humboldt consiste en que al mismo tiempo que admite que la facultad del lenguaje es universal, sigue el pensamiento de otros lingüistas, como Herder, que consideran las características individuales de cada lengua como manifestaciones de las peculiaridades de cada grupo social. Las bases articulatorias para hablar son comunes a todos los hombres, pero son únicamente una materia pasiva para la estructura o la organización formal del lenguaje (innere Sprachform). Esta “forma interior del lenguaje” corresponde a la estructura semántica y gramatical de una lengua y responde a los elementos, esquemas y reglas a que se so-


10 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 mete la materia prima del habla. La estructura semántico-gramatical es común a todos los individuos, puesto que es una especie de equipo intelectual inherente al hombre, pero por otra parte, la especificidad de cada lengua sirve para identificarla formalmente y distinguirla de los demás idiomas. Este principio de organización de cada lengua domina las estructuras silábicas, la gramática y el léxico. Queda a los lingüistas y a los creadores literarios explorar los límites máximos o el campo de potencialidades de la forma interior del lenguaje dentro de cada lengua. Humboldt lleva adelante el paralelo entre el desarrollo del pensamiento y el lenguaje, y concluye que la cultura, el modo de pensar y el modo de hablar de un pueblo están íntimamente ligados: “la lengua de un pueblo es su espíritu y su espíritu es su lengua”. Para Humboldt el pensamiento y la percepción se definen y se vuelven comunicables por medio del lenguaje: el pensamiento y el lenguaje son interdependientes e inseparables. Las palabras no son rótulos o nombres individuales, sino que al contrario, sirven para denotar una cosa y colocarla al mismo tiempo en una determinada categoría del pensamiento. Las palabras de una lengua constituyen un sistema, de modo que cualquiera de ellas, cuando es enunciada, tiene siempre detrás de sí, toda una estructura semántica y gramatical de la que es parte integrante. Esto quiere decir, que de ninguna manera es cierto que las diferencias entre las lenguas estén sólo en el aspecto fónico; sino que difieren también en cuanto a la interpretación y la com prensión que tienen los sujetos hablantes del mundo en que viven. Podemos ver con relativa facilidad que este mundo de los hablantes, como el mundo propio de cada uno de nosotros, hasta cierto punto, cambia constantemente con las innovaciones de toda índole que se van produciendo. Y así también, tiene que cambiar y evolucionar la lengua. La influencia de la manera de pensar de Humboldt se hizo sentir muy pronto. El fundador de la psicología experimental, W. Wundt, en sus estudios de psicología lingüística y psicología nacional, se reconoce influido por las teorías de Humboldt. Su influencia también se dejó sentir en la escuela estética e idealista a través de las ideas sobre individualidad, creatividad y potencialidades artísticas de cada lengua. Más recientemente, ya en el siglo XX, tanto en Europa como en América, surgen varias corrientes neohumboldtianas. En los Estados Unidos, sobre todo en el campo de los estudios de las lenguas indígenas, se puede trazar una línea que comienza en Humboldt, pasa a Franz Boas, sigue con Edward Sapir, y desemboca en Benjamin Lee Whorf. En las lenguas indoamericanas se aprecian muy claramente los cambios radicales que se introducen al ser influidas por culturas distintas. El lingüista que indudablemente siguió, en algún aspecto, la teoría de Hum boldt, en cuanto a la relación lenguaje-pensamiento, fue Ferdinand de Saussure, quien puede ser considerado el fundador de la lingüística moderna. Sus cursos fueron recogidos y ordenados a partir de las notas de sus discípulos después de su muerte y publicados en 1915, como el bien conocido Cours de linguistique générale. A los puntos de vista de Ferdinand de Saussure también se les ha considerado el pro-


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ducto más profundo y a la vez más clarificador del positivismo derivado del siglo XIX. Sin embargo, su doctrina es algo más que el resumen de una escuela científica superada. A partir de su riguroso y sistemático deslindamiento de varias parejas de conceptos, Saussure clarificó el objeto de estudio del lenguaje y dio pie al desarrollo de la lingüística moderna. Estas parejas de conceptos bien conocidas son: lengua y habla, sincronía y diacronía. Pero, también, su concepto de sistema basado en la noción complementaria de valor es uno de los que más han contribuido a entender las lenguas como sistemas de pensamiento y de acción, y no sólo como medios de comunicación. Su concepción estructuralista de que las lenguas son sistemas en que todos los términos son solidarios unos con otros, permite que las entidades de los sistemas lingüísticos funcionen. Por ejemplo, si tibio tiene un significado es porque no es ni frío ni caliente, sino que tiene una situación intermedia que le da su valor gracias a la existencia de los otros términos. Lo mismo los términos que son declinables en algunas lenguas, sólo tienen valor en relación con los demás. El valor consiste en la solidaridad e interdependencia de una significación con las otras significaciones; el valor emana del sistema e implica en cada elemento la presencia concreta del sistema en su conjunto. La significación, como bien dice Saussure, no se debe a la relación entre un nombre y un referente aislado. En este sentido, es la primera vez que se enfoca el problema de significar en el terreno concreto de los sistemas de las lenguas y no en el abstracto de la lógica que aísla todo significado del sistema. Este concepto de las relaciones entre cultura, lengua y pensamiento es mucho más profundo que el asociacionismo que se había dado entre los lingüistas positivistas, los llamados neogramáticos. La posición de Saussure está en la misma dirección que la forma interior del lenguaje de Humboldt, que ya hemos visto.2 Otro lingüista que contribuyó a demostrar concluyentemente el valor de las aproximaciones estructurales entre cultura, pensamiento y lenguaje fue Edward Sapir, que demostró que los vocabularios en lenguas distintas, en muchos campos, no son iguales, no son isomórficos: que en una lengua hay distinciones semánticas que no se encuentran en otra y, además, que determinados campos pueden categorizarse de una manera totalmente distinta en lenguas diferentes. El ejemplo que suelen dar los lingüistas, al hablar de esta relatividad semántica, es el de los términos de color que ya vimos antes. Sapir, con mucha sabiduría afirmó: “los mundos en que viven las distintas sociedades son mundos distintos y no el mismo mundo con distintas etiquetas pegadas” (como es el prisma de Humboldt). Para vislumbrar mejor la relación cultura, pensamiento y lenguaje, también debemos entender que los sistemas léxicos de cada lengua no presuponen necesariamente una sustancia subyacente. Por ejemplo, para nuestros propósitos de 2

También está relacionada con la “actitud categorial” o clasificatoria de Bergson y con la filosofía de las formas simbólicas de E. Cassirer.


12 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 argumentación, las palabras honestidad, sinceridad, veracidad, lealtad, fidelidad, etcétera, entran en un sistema léxico con el concepto virtud. La estructura de este sistema de conceptos sólo se puede describir con base en las relaciones de sentido que mantienen entre sí sus miembros. En síntesis, las correlaciones en el mundo semántico de las lenguas no sólo pueden ser descritas con base en la existencia de un referente, sino también por medio de las correlaciones que van marcando entre sí todos los miembros de un mismo campo semántico. Uno de los primeros lingüistas que habla del lenguaje como acción, es Leonard Bloomfield. Para él, que se basa en situaciones conductistas tipo estímulo-respuesta, la lengua es lo que permite que una persona pueda tener una reacción, mientras otra persona tiene el estímulo correspondiente. Su ejemplo es el siguiente: van por un camino Jack y Jill. De pronto, Jill siente hambre y ve un árbol de manzanas, y en vez de ir a coger una manzana para satisfacer su hambre traslada su estímulo a Jack, a quien le pide que le traiga una manzana. De esta manera, el estímulo fue recibido por Jill y la respuesta satisfecha por Jack. Así, dice Bloomfield, “la división del trabajo y con ella la labor entera de la sociedad humana se debe a la lengua”.3 La lengua para Bloomfield también es el soporte del pensamiento y la cultura, y depende de la facultad humana que tiene toda comunidad social para construir una lengua. Las acciones humanas, entre ellas las lingüísticas, son parte de secuencias complicadas de causa y efecto en nuestro sistema nervioso. Para que esto se lleve a efecto es necesaria, además de la facultad física, el entrenamiento y el hábito. El niño, por ejemplo, al aprender a hablar, primero emite sonidos; segundo, imita sonidos. En tercer lugar une el estímulo al sonido en presencia (por ejemplo: a su madre le dice, ma). En cuarto lugar, aprende lo que es el habla abstracta, es decir, nombra la cosa in absentia. Por último, aprende a hacerlo bien para que le entiendan y adquiere los hábitos necesarios para actuar conforme a las normas convencionales. Aunque ya varios lingüistas y filósofos habían visto el lenguaje como un medio de producir acciones, en los años sesenta se publica una obra muy importante del filósofo inglés John L. Austin, su libro How to do Things with Words. Ahí Austin acepta que durante mucho tiempo los filósofos dieron como un presupuesto que el papel de un enunciado lingüístico sólo podía describir algún estado de cosas o enunciar o constatar algún hecho, con verdad o falsedad. A éstos Austin los llamó enunciados constativos. Sin embargo, el principio que llevó a Austin a revolucionar la filosofía del lenguaje fue el preguntarse por otro tipo de oraciones. Él mismo nos explica: “Es cierto que los gramáticos han señalado siempre que no todas las «oraciones» son (usadas para formular) enunciados: tradicionalmente, junto a los enunciados (de los gramáticos) hay también preguntas y exclamaciones, y oraciones que expresan órdenes o deseos o permisiones.”4 Austin observa, también, que no todos los 3 4

Leonard Blommfield. Lenguaje. p. 27. John L. Austin, Cómo hacer cosas con palabras. Palabras y acciones. Trad. de Genaro R. Carrió y Eduardo A. Rabossi. p. 41.


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enunciados que parecen descriptivos sirven para indicar alguna característica de la realidad, sino que indican simplemente, las circunstancias en que se formula el enunciado o las restricciones a que está sometido o la manera como debe ser tomado. Esto quiere decir que no todos los enunciados, verdaderos o falsos, son descripciones. Aparte de éstos, Austin tomó en cuenta expresiones que aparentemente podrían ser enunciados en un sentido lógico, puesto que tienen verbos en primera persona del singular del presente de indicativo en voz activa, pero que los filósofos no tomarían normalmente como enunciados, puesto que no podría probarse que son verdaderos o falsos. Sus características son, que estas expresiones, primero “no describen o registran nada y no son verdaderas o falsas, y segundo, que el acto de expresar la oración consiste en realizar una acción o parte de ella, acción que a su vez no sería normalmente descrita como consistente en decir algo.”5 Los ejemplos que Austin da son las siguientes acciones lingüísticas: 1.- “Sí, juro (desempeñar el cargo con lealtad, honradez, etcétera”), expresado en el curso de la ceremonia de asunción de un cargo. 2.- “Bautizo este barco Queen Elizabeth”, expresado al romper la botella de champaña contra la proa. 3.- “Lego mi reloj a mi hermano”, como cláusula de un testamento. 4.- “Te apuesto cien pesos a que mañana va a llover”. Todos estos ejemplos indican que emitir esas expresiones es realizar determinadas acciones y que éstas no se conciben normalmente como el mero decir algo, sino que exigen ejecutar algo, por lo tanto, los denomina actos ejecutivos. En síntesis, lo que interesó a Austin, fue la diferencia entre decir algo y hacer algo con la lengua. De estos puntos de vista se dedujo que producir un enunciado puede ser entablar un cierto tipo de interacción social, por lo que el término que surgió para denominar este tipo de interacción social fue “acto de habla” (speech act). Sin embargo, aunque no se explicita, dentro de la teoría de Austin pueden entrar actos no verbales o no lingüísticos que satisfacen la definición de Austin para actos de habla. Por ejemplo, entre dos personas el darse un apretón de manos puede cerrar un trato comercial y, por lo tanto, hacer un cambio en sus relaciones mutuas. Austin, posteriormente, presentó una distinción tripartita, que se conservó a través de su continuador John Searle y en adelante, entre tres tipos de actos de habla: 1.- Acto locutivo es un acto de decir, es la producción de un enunciado significativo “en el sentido filosófico de la palabra, es decir, con un cierto sentido y una cierta referencia,”6 y que puede ser verdadero o falso. 2.- Acto ilocutivo es un acto realizado al decir y a la vez al hacer algo: por ejemplo, hacer una aseveración o una promesa, emitir una orden o un ruego, formular una pregunta, bautizar un barco, etcétera. 5 6

Ibidem. pp. 45-46. Ibidem. p. 94.


14 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 3.- Acto perlocutivo es un acto realizado por medio del decir algo: hacer que alguien crea que algo es así, persuadir a alguien de que haga algo, mover a otro a la ira, consolar a alguien en su aflicción, etcétera. Conviene distinguir muy claramente lo que es la fuerza ilocutiva de un enunciado de su efecto perlocutivo. Esto quiere decir que ambos son componentes independientes del acto de enunciación: la fuerza ilocutiva se reduce a la condición de promesa, amenaza, ruego, declaración, exhortación, que emite el hablante; en cambio, el efecto perlocutivo de un enunciado se refiere a que se está actuando directamente sobre las creencias, actitudes o conducta del destinatario y, en muchos casos, se está esperando alguna acción consecuente de parte del receptor. Por ejemplo, si Juan le dice a Pedro ¡cierra la puerta! se puede conseguir que Pedro obedezca la orden y cierre la puerta, al obedecer y cerrar la puerta tenemos el efecto perlocutivo de una acción y no se debe confundir con su fuerza ilocutiva, que es haber dado la orden. Todo acto ilocutivo debe satisfacer determinadas condiciones de cumplimiento. La primera es que la persona que ejecuta el acto debe tener derecho o autoridad para realizarlo. Por ejemplo, una persona no puede bautizar un barco diciendo simplemente llamo a este barco Libertad al margen de la situación de enunciación. La persona que realiza el acto del bautizo debe estar autorizada para hacerlo y producir el enunciado en el curso de una ceremonia bien instituida. Si no se cumplen estas condiciones preparatorias, el acto resultará nulo y vacío. La segunda condición es la de sinceridad. Por ejemplo, si alguien bajo juramento en un juzgado comete perjurio al decir una mentira o algo que no cree, el acto ilocutivo quedará anulado. Lo mismo sucede cuando se llega a confundir la cortesía con la sinceridad. Cuando por simple cortesía alguien le dice al otro sin creerlo ¡qué inteligente es usted! el acto ilocutivo no tiene efecto. En tercer lugar, la última condición es la de ser esencial. La persona que ejecuta el acto se compromete por la fuerza ilocutiva de su enunciado a mantener ciertas creencias o intenciones; y si produce un enunciado incoherente con esas creencias, o se comporta de un modo incompatible con las intenciones que había mostrado, puede ser juzgado culpable de incumplimiento de palabra o, simplemente, traidor. En resumen, de la distinción de Austin entre enunciados constativos y enunciados ejecutivos, nos queda lo siguiente: los enunciados constativos son aseveraciones cuya función consiste en describir algún evento, proceso y circunstancia y tienen la propiedad de ser verdaderos o falsos; los enunciados ejecutivos, por el contrario, carecen de valor veritativo y se emplean para hacer algo. Así, Austin desafió la concepción restringida de significado que sostenían los lógicos positivistas, según los cuales, los enunciados totalmente significativos sólo eran las aseveraciones empíricamente verificables; el resto de los enunciados se clasificaban como emotivos. Ésta fue la causa de que antes de Austin y Searle, el término emotivo se usara además de en filosofía,


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también en la crítica literaria de manera muy laxa, para referirse no simplemente a los enunciados metafísicos, sino a todo discurso que no pudiera ser verificable. Podemos ver ahora que, lo que Austin ofrece es una teoría del significado de los enunciados en el marco de una teoría general de la actividad social. En realidad, su teoría del significado, como la de Wittgenstein, y como la posterior de John Searle, puede describirse como una teoría contextual del significado, lo cual tiene la ventaja de crear un puente entre el abismo que existió durante mucho tiempo en los puntos de vista filosóficos, sociológicos y antropológicos sobre la semántica. También hay que destacar que la teoría de Austin sobre los actos de habla conserva muchos aspectos válidos y provechosos de la semántica conductista. No es, de ninguna manera, una teoría conductista en sentido estricto, pero tampoco es incompatible con una versión ampliada del conductismo. Es necesario tener en cuenta que muchos de los actos de habla que hemos mencionado son de carácter universal, en especial, hacer declaraciones, formular preguntas, ordenar, pedir, son universales, en el sentido en que son actos que se realizan en todas las sociedades humanas. En este sentido, no se puede hablar de convenciones. Sin embargo, hay ciertos actos de habla que dependen de conceptos legales o morales institucionalizados, distintos en cada sociedad. El ejemplo de Austin de bautizar un barco es uno de ellos; otro acto convencional es prestar juramento en un juzgado, o bautizar a un niño en la fe cristiana, o conferir un título universitario. Por otra parte, hay que distinguir7 entre decir algo en el sentido pleno de la palabra y articular o pronunciar sin comprometerse. Ningún acto ilocutivo se realiza si el hablante no comprende lo que está diciendo o si no quiere realizar efectivamente tal acto. Pero esto no quiere decir que su audiencia no crea que sí se está realizando un acto ilocutivo. Por ejemplo, si se nos juzga culpables de haber roto una promesa, no se va a tomar en cuenta si al prometer nosotros internamente no queríamos cumplir con tal promesa, sino que seremos culpables de incumplimiento. Pasando ahora a lo que es el cambio en las lenguas, además de todo lo que hemos mencionado en relación con los cambios constantes que tienen lugar en las lenguas, debemos recapacitar sobre uno de los cambios culturales y, por lo tanto, lingüísticos más fuertes que se han producido en los últimos años. Esto es, el avance de la informática y su llegada a cada escritorio personal de todo investigador. En la actualidad nos es ya casi imposible trabajar sin la valiosa ayuda de una computadora (término correspondiente al continente americano) o de un ordenador (galicismo que entró ya al español de la península Ibérica). Resulta natural que al mismo tiempo que utilizamos los instrumentos informáticos desarrollados en su mayoría en los Estados Unidos, usemos también el vocabulario que nos llega junto con el instrumento. Por ejemplo, es ahora muy frecuente decir acceder (derivado de to access); enviamos un e-mail, en vez de un correo electrónico; escaneamos un texto o una fotografía (derivado de scanner), y 7

Véase Z. Vendler, Res cogitans. Ithaca, N.Y.-London, 1972, p. 6 y ss.


16 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 hasta decimos, a veces, tipear (de to type). Pero contrariamente a lo que hubieran dicho los académicos y los profesores puristas de la primera mitad del siglo XX, hoy nadie pretende ya cambiar tecnicismos como modem, como fax y faxear, como cd-rom, o compact disk, por palabras aparentemente más castizas. La innovación que provoca los cambios entra en las culturas con su léxico correspondiente. Así ha sido a lo largo de la historia; no es algo privativo de este fin de siglo, sino que es un fenómeno natural de toda innovación y de todo cambio. Por ejemplo, cuando el latín era la lengua llamada de cultura, todos los demás idiomas usaban los términos técnicos latinos; de esa manera, el inglés, por ejemplo, está lleno de latinismos; y en una época sucedió lo mismo entre el griego y el latín: los romanos adoptaron la cultura griega más desarrollada que la propia, junto con su vocabulario. Esto nos deja ver que debemos ser flexibles y adoptar el término técnico que más nos convenga sin temer que se trate de un extranjerismo. Lo único que tenemos que hacer es adaptar las palabras de otra lengua a la pronunciación de nuestro español. En resumen, para concluir, podemos decir sobre nuestra cuarteta o quinteta, lenguaje, cultura, pensamiento, acción y cambio, que la capacidad lingüística del ser humano es la que nos permite no sólo expresar nuestros pensamientos, sino también nos lleva a actuar en sociedad. Sin embargo, debemos hacer algunas salvedades desde la visión a la que actualmente han llegado las ciencias del lenguaje. El pensamiento no es simplemente una masa amorfa como pensaba Saussure, sino que, a partir sobre todo de las contribuciones de Jean Piaget y sus seguidores, sabemos que el pensamiento es una capacidad inherente al hombre que, aunque puede estar modificada por el idioma de cada comunidad lingüística, tiene también su desarrollo propio que incluye el lenguaje y muchas otras capacidades. En cuanto al relativismo y al determinismo lingüístico de Sapir y de Whorf, hoy ya no se puede decir que cada grupo social esté totalmente predeterminado por su lengua, sino que un ejemplo muy claro lo dan las lenguas que exportan los imperios: es perfectamente posible que pueblos tan distintos como los hispanoamericanos o los australianos adopten lenguas como el español o como el inglés como propias. Con esto no queremos restarle, de ninguna manera, importancia al hecho de que cada pueblo tiene el derecho de conservar su propia lengua, puesto que de ella depende en gran medida, su visión del mundo, pero no podemos cegarnos ante las evidencias de la historia: un grupo social homogéneo no corresponde necesariamente a un grupo lingüístico determinado. Por ejemplo, los pueblos indios del sur de México en alguna forma constituyen grupos con cierta homogeneidad entre ellos, aunque no hablen las mismas lenguas. Para poder entender la dinámica cultura-pensamiento-lenguaje, debemos tratar de comprender cuáles son las características universales, comunes a todas las lenguas y cuáles las que son particulares a cada una. También debemos distinguir conforme lo que nos han enseñado en los últimos años las ciencias que relacionan el comportamiento social y cultural con el pensamiento y con la lengua, que hay ciertos


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modelos de pensamiento y de acción que son comunes a varios grupos lingüísticos y que, por lo tanto, sobrepasan la noción de lengua. En esto último, se ha estado investigando con gran rigor en los años recientes, en la llamada tipología lingüística, y es ésta una veta que se debe seguir analizando si queremos comprender la acción, el pensamiento lingüístico, la cultura y el cambio. En lo que respecta a considerar el lenguaje como acción, nos parece indispensable seguir el camino del análisis de las acciones que se realizan mediante el lenguaje. De hecho, si leemos los periódicos o analizamos la función de los medios masivos de comunicación, vemos que estamos en un mundo lleno de actos ilocutivos y que como resultado de ello las acciones perlocutivas de los lectores o de los televidentes, en el mejor de los casos, se dejan persuadir o convencer para creer o hacer algo, pero en gran parte de la ocasiones, también los actos de habla llevan al receptor a rebelarse contra actos perlocutivos que pretenden someter al oyente como si fuera un ente sin voluntad y sin raciocinio propios. Esto nos lleva a considerar que la acción, el pensamiento y la cultura, desde luego, también están íntimamente relacionados, por lo que no podemos estudiar las acciones y los cambios que se realizan por medio del lenguaje, sin tomar en cuenta cuáles son las formas lingüísticas propias de esos actos en cada comunidad lingüística o en cada grupo social. Lenguaje, cultura, acción y cambio es una relación inseparable que nos permite comprender lo que es la sociedad; no así el análisis aislado, ya sea de elementos lingüísticos fuera de contexto, o de ideas entresacadas de la interacción social, o de aparentes leyes del pensamiento que se contraponen a la práctica de la lengua y sus acciones. Por eso, nuestra tarea debe estar centrada en la relación de lengua, conducta, ideas, pensamientos, acciones, reacciones y cambios. Sólo teniendo en cuenta este amplio universo, podremos entender lo que es la capacidad del lenguaje humano.

BIBLIOGRAFÍA Austin, John L. (1990). Cómo hacer cosas con palabras. Palabras y acciones. Ed. de J. O. Urmson. Trad. de Genaro R. Carrió y Eduardo A. Rabossi. Barcelona-Buenos Aires-México: Paidós. (Paidós Studio, 22) [1ª ed. 1962]. Bloomfield, Leonard (1964). Lenguaje. Pról. y bibliografía complementaria de Alberto Escobar. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos. [1ª ed. inglesa, 1933]. Humboldt, Wilhelm von (1990). Sobre la diversidad de la estructura del lenguaje humano y su influencia sobre el desarrollo espiritual de la humanidad. Trad. y pról. de Ana Agud. Barcelona: Ministerio de Educación y Ciencia; Madrid: Anthropos. (Autores, Textos y Temas, Lingüística, 1) Lyons, John (1971). Introducción en la lingüística teórica. Trad. de Ramon Cerdá. Barcelona: Editorial Teide. [1ª ed. 1968]


18 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 – – (1980). Semántica. Trad. de Ramon Cerdá. Barcelona: Editorial Teide. [1ª ed. 1977] Robins, R. H. (1979). Pequena história da lingüística. Coleçao coordenada por Carlos Eduardo Falcao Uchôa. Traduçao Luiz Martins Monteiro de Barros. Rio de Janeiro: Ministério da Educaçao e Cultura-Ao Livro Técnico. Sapir, Edward (1954). El lenguaje. Introducción al estudio del habla. Trad. de Margit y Antonio Alatorre. México: Fondo de Cultura Económica. (Breviarios, Fondo de Cultura Económica, 96) [1ª ed. 1921]. Saussure, Ferdinand de (1967). Curso de lingüística general. Trad. pról. y notas de Amado Alonso. 6ª ed. Buenos Aires: Editorial Losada. [1ª ed. 1945] Searle, John R. (1994). Actos de habla. Ensayo de filosofía del lenguaje. Trad. de Luis M. Valdés Villanueva. 4a. ed. Madrid: Cátedra. Vendler, Z. (1972). Res cogitans. Ithaca, N.Y.-London: Cornell University Press. Whorf, Benjamin Lee (1971). Lenguaje, pensamiento y realidad. Selección de escritos y pról. de Stuart Chase. Introd. de John B. Carroll. Trad. de José M. Pomares. Barcelona: Barral Editores. [1ª ed. 1956]


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Las acciones de transferencia de información y la comunicación MARÍA NÉLIDA GONZÁLEZ DE GÓMEZ Investigadora y Profesora del Programa de Posgrado en Ciencia de la Información, Universidad Federal de Río de Janeiro, Escuela de Comunicación E-mail: nelida @omega.Incc.br

Trabajo recibido el 31 de octubre de 1997

RESUMEN En este artículo se muestran algunos puntos de vista sobre la representación, transferencia y recuperación de la información. A partir de tales elementos, se afirma que es en las prácticas sociales, donde se construyen las evidencias informacionales, tanto las científicas como las de la vida cotidiana, por lo que la indización debe realizarse en el contexto de acciones contractuales y formalizadas de transferencia de información. Finalmente se menciona la teoría de las tres lecturas, a fin de observar los diferentes tipos de interpretación de significado que pueden darse al momento de analizar la información. ABSTRACT This paper shows some viewpoints on information representation, transfer and retrieval. From these elements it states that informational evidence, both scientific and every day, are constructed within the social practices.Thus, indexation must be undertaken within the context of contractual and formalized information transfer. The three lectures theory is mentioned so as to observe the different types of interpretation of meaning that may arise when analyzing information.

LOS PUNTOS DE PARTIDA nas premisas, que servirán de punto de partida para nuestra argumentación, Aldeguben ser explicitadas:

1) La “Transferencia de Información”, conforme nuestra concepción, abarca desde la producción del conocimiento y de la información hasta el uso de la información y su transformación en nuevos conocimientos. 2) La “Recuperación de la Información”dividida en dos etapas (primera, acceso a las referencias de los documentos y segunda, acceso a los documentos en sí) y en general, el sistema de información bibliográfica, es un segmento importantísimo de la “Transferencia de Información”, pero no la cubre por entero. 3) Al mismo tiempo, consideramos la “Representación de la información” como un área clave para comprender la naturaleza y formas de intervención técnica y social en los procesos de comunicación científica y cultural.


20 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 4) Los estudios de la “Representación de la Información” incluyen así, los específicos de la clasificación e indización de información documental, la representación de informaciones estadísticas en grandes bases de datos demográficos, los hipertextos, la representación de la información cultural en instituciones de memoria, como los museos y los archivos. Y estos estudios tratan de dilucidar las semejanzas y diferencias que estas representaciones tienen. SIGNIFICADO, CONOCIMIENTO, INFORMACIÓN En ese horizonte de problemas, nos preguntaremos por la relación que existe entre información, significado, conocimiento y lenguajes documentales. Los estudios de la información y de la documentación tienen hoy que ocuparse del significado en tres direcciones: ° Por la vía teórica y metodológica, deben atender a la actualización de las Ciencias de Interpretación del Texto. ° Por la vía práctica y factual, deben responder al impacto de las nuevas tecnologías intelectuales sobre el sistema de inscripción (los modos de fijar y reproducir significados). La oferta de conmutación digital casi ilimitada de los mensajes parece reunir en una única red la ficción y la ciencia, la imagen, la palabra y el sonido, lo local y lo distante, el autor y el lector, el indizador, el editor, el empresario de la industria de la información. ° Por la vía ética y política, debe pensar en las condiciones de los procesos de identificación social y de la autonomía cultural frente a los nuevos mecanismos económicos y tecnológicos de metamodelización de las estructuras comunicacionales e informacionales, y de esta manera, nuestra propia experiencia individual y colectiva. Por otro lado, hoy estarían sufriendo cambios profundos todas nuestras definiciones de valor gnoseológico. Al mismo tiempo que parece abrirse indefinidamente el campo de las posibilidades informacionales, la red de la comunicación electrónica parece absorber anulando todas las formas previas de vinculación gnoseológica de la información. El conocimiento, sin embargo, por su propia definición, parece haber necesitado, en su desarrollo, de esos espacios reguladores donde se construyen y se critican sus contenidos específicos. De hecho, desde la formación de la “Sociedad Moderna”, las disciplinas académicas y las especialidades, las unidades territoriales y sus fronteras geopolíticas, las instituciones de la ciencia y de la tecnología, como las universidades e instituciones nacionales de investigación, actuaron como planos de integración epistemológica y social de los conocimientos, a los que aplicaban sus pautas de procedimiento y normativas.


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Así, conocimiento se aplicaría a un saber socialmente legitimado, que coloca una exigencia fundamentada de validez y especificidad, frente a todos los otros saberes, afirmando su potencia de aprehensión del objeto de su competencia, en el ámbito fenoménico y metodológico de su construcción. Y es esa tarea y exigencia de justificación lo que lo diferencia de otros saberes cuya vigencia y valor está incluida en el propio dominio de la actividad a la cual sirve, sin requerir actores, prácticas de construcción y cuerpos normativos específicos (así sucede con los saberes tradicionales sobre alimentación, nacimiento, salud, etcétera). En ese sentido, todo conocimiento es autorreferente: implica, desde el inicio, conocimiento y metaconocimiento. Sin embargo, la posibilidad de relación entre los diferentes discursos científicos, parecería requerir de nuevo un tercer componente, trascendental respecto al plano de constitución de cada uno de los discursos singulares y segmentados y por eso capaz de reunir los lenguajes-objetos en un nuevo plano de igualación y síntesis: una gramática natural, una lógica natural, un metalenguaje. ¿Encontraríamos ese plano en el nivel morfológico-sintáctico de la información digital o en el universo controlado de la comunicación documentaria organizada? ¿Es necesario un tercer componente, un instrumento de enlace, como condición de la comunicación de los conocimientos? A partir de esta primera afirmación de cambios en los parámetros de definición del conocimiento y de la información, vamos a ocuparnos ahora de la representación del conocimiento a través de lenguajes documentales, en el contexto de acciones intencionales y formales de transferencia de información. Entre las diferentes prácticas profesionales que tienen como objeto el análisis y la representación de la información, tenemos el de construcción de “modelos de información”. En su versión más vigorosa, constituye lo que Lyntinenn denomina la visión del “mapeamiento de la realidad” y Eco, del “pensamiento fuerte”. El modelo legitimado por el “pensamiento fuerte”, que es un pensamiento esencialmente modelador, tendría que satisfacer las siguientes condiciones: 1. Ser capaz de reducir la complejidad (en el dominio de lo modelado o de lo representado). 2. Ser heurístico; permitir que sean colocados en evidencia trazos del dominio del objeto que no eran perceptibles antes del modelo. 3. Ser homológico o isomórfico; remitiendo del mundo del modelo al mundo modelado (mundo real ). 4. Permitir predicciones, la anticipación del acontecimiento de determinadas ocurrencias o fenómenos. El mayor problema del acto de modelar es entonces mantener al mismo tiempo dos reglas que se oponen:


22 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Por un lado, seleccionar atributos y relaciones propias del modelo, buscando la reducción de la complejidad del campo del objeto modelado. Por otro lado, mantener el isomorfismo modelo/mundo o modelo/objeto modelado: esto aseguraría la reversibilidad de la operación de reducción, y permitiría sustentar la capacidad predictiva del modelo. Se trata, en cualquier caso, de un modelo construido por un observador externo al mundo/objeto de la acción modeladora. Siendo lo modelado del orden de la información, esto nos lleva a un nuevo problema: todo modelador de un objeto informacional y de acciones que tengan como objeto productos y servicios de información, tiene como objeto de modelaje una construcción informacional de otro actor (autor o agente de prácticas de información en el interior de acciones significativas). En ese sentido, un analista de información es siempre un metamodelador, cuyo modelo tiene como objeto las construcciones modeladoras de otros actores. En el mejor de los casos, un coproyectista y un coplanificador de acciones y objetos de información: un participante, junto a otros, del plano de metamodelización comunicacional de una experiencia colectiva. (Estarían juntos en ese plano de metamodelización, al menos, los cientistas, los educadores, los analistas de sistemas, los periodistas y comunicadores). Esta situación de intervención en la comunicación de saberes culturales (conocimientos científicos más saberes y discursos estéticos, políticos, jurídicos) hace de la operación de modelar objetos de información una propuesta paradójica. Se pretende, por un lado, que un actor (agente de la acción de transferencia de información), se mantenga como observador externo de los procesos cognitivos y comunicacionales de otros actores sociales que forman el universo de receptores o usuarios de la información (e integran el mundo-objeto del modelo): es decir, supeditando procesos significativos a procedimientos observacionales y no comunicacionales de descripción y operacionalización. Por otro lado, se pretende intervenir en dominios específicos de producción de sentido, con la intención de su optimación, lo que solamente puede acontecer por la inclusión del actor agente de la transferencia y el receptor o actor final en una misma esfera de comunicación, como intralocutores. Veamos qué sucede cuando entendemos la operación documental como una operación semántica.1

1

Kobashi, Informare, v.2, n.2, 1996 Gardin, citado por Kobashi, asimila la operación de constituir representaciones a los procesos realizados en el interior de las ciencias que analizan e interpretan textos: el pasaje del texto original para ese género de “representaciones” sería una operación semántica, aunque sin obedecer a reglas precisas.


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La operación documental, como operación semántica, se realiza por medio del análisis del contenido textual del documento: los textos pasan por un conjunto de operaciones que lo transforman en un producto documental.2 Texto 1 Documento Primario Textos en lenguaje natural o en el lenguaje especializado del emisor

Texto 2 Documento secundario

Operación semántica

El producto de la operación documental: las representaciones documentales

Existirían otras condiciones específicas del análisis documental, además de aquellas comunes a todo modelo: los principios y procedimientos usados en el AD deben ser rápidos y potentes, para dar cuenta de grandes volúmenes de textos y para dar acceso a la información actual. Las principales operaciones, que van a transformar un ítem de información en un producto documental de circulación en los espacios y procesos de la comunicación documental organizada, serían tres:3 a) lectura del texto; b) selección del contenido informativo pertinente y relevante para un uso determinado; c) representación de las informaciones seleccionadas para transformarlas en documentos manipulables, o documentos secundarios. El análisis documental, en realidad, transforma el documento en tres productos principales de representación: dos de carácter temático y resultantes de la condensación del texto: el resumen y el índice; y uno, el propio registro documental normalizado, de carácter descriptivo y que remite a variables transtextuales (autor, edición, etcétera). Los lenguajes documentales, en la operación documental como operación semántica, constituirían el “tercer componente” que permite ejecutar la operación de “traduc2

3

Kobashi, Informare, v.2, n.2, 1996. “A passagem do texto original para esse gênero de representação -empregaremos doravante este termo para designar o produto da análise documentária - é sem dúvida uma operação semántica, mesmo que ela não obedeça, na maioria das vezes, a nenhuma espécie de regra precisa, e que cada organismo de documentação, e mesmo cada analista, se limite a buscar no documento a ocorrência de uma certa regularidade interna, fundada muito mais na experiência ou no hábito, do que em algúm tipo de procedimento explícito”. Idem. El texto de Kobashi nos ayuda a precisar los conceptos. El término representación sería un concepto preteórico, asociado por un lado a la descripción de aspectos que identifiquen materialmente los documentos y por otro, al proceso (indización, elaboración de resúmenes) y al producto (resúmenes, índices) de la condensación de los contenidos de textos. El acto documentario consistiría en la aplicación de metodologías que permitan construir objetos que materializarán la comunicación documental. Comunicación documental es un proceso que envuelve la codificación y descodificación de contenidos informacionales, o sea, de tratamiento y recuperación de la información, teniendo como producto la representación.


24 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 ción” del texto original al texto condensado, con el objetivo de alcanzar una circulación reguladora y normar la información en su esfera de destino. Los lenguajes documentales son lenguajes controlados y más o menos formalizados, para lo cual tienen que restringir a priori el campo de aplicación y uso de los significados indizados. Serían éstos los presupuestos de la operación documental: 1) Es posible identificar la información principal del texto. 2) Existe un significado fijo, un vocabulario privilegiado o una interpretación privilegiada de un texto, que expresa esa “información principal”. 3) Existe un principio de isomorfismo o de equivalencia4 entre el producto de la operación documental ( palabras claves; descriptores; resúmenes; bibliografías; bases de datos referenciales; guías de fuentes) y el objeto de la operación documental (texto, documento), de manera que la presencia de uno, permite predecir el valor informativo o semántico del otro. 4) Es posible anular los valores expresivos de un texto; la representación sería “neutra”en relación con los valores expresivos. 5) Es posible diferenciar variables internas de variables externas a la operación documental, de modo que la operación se mantenga en un ámbito bien demarcado y controlable de variables internas y semánticas (como las variaciones del grado de precoordinación de los términos). Quedarían fuera de este recorte semántico de la operación documental, como variables externas: a) las variables descriptivas de un ítem de información ( consideradas categorías de datos de catalogación); b) las variables que describen los agentes de tratamiento de la información y sus prácticas profesionales (analistas de información y variaciones de competencia y desempeño); c) las variables contextuales y organizacionales (como normas y patrones de excelencia y políticas de información). Esa equiparación del análisis documental y los procedimientos de lectura y análisis textual, que mantiene su validez como elección metodológica, en una estrategia definida de investigación, tiene otra premisa implícita: el predominio de lo dicho sobre el decir. Veremos algunas consecuencias de esta estrategia, para después proponer una estrategia alternativa. Podemos afirmar que en esta definición de la operación documental, el analista de información estaría forzado a buscar el equilibrio entre dos posibilidades opuestas: la de una lectura imperfecta o la de una superinterpretación y de una metaescritura, de una autoría de segundo grado. La imperfección de la lectura resultaría de la posición del indizador frente al texto y su relación con el “tercer componente”de la traducción. 4

Idem. “Embora a informação documentaria seja obtida, de um lado, pela neutralização do poder expressivo do texto e, de outro, moldada de acordo com regras previamente determinadas, prevalece a ideia de algo que, a pesar de ser originalmente diferente do original, portanto “representaçào”, é equivalente a ele, do ponto de vista do conteúdo informacional.”


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Primero, la imperfección de la lectura resultaría de la posición intermedia frente al texto, fuera del polo del autor del texto y del polo del lector del texto, lo que agrega a la indeterminación del texto, la polifonía de las interpretaciones que mediatizan su lectura. Segundo, la utilización del lenguaje documental, el tercer componente o instrumento conector, realiza su operación como un paralenguaje o un metalenguaje, construido por procedimientos selectivos sobre las selecciones de significados realizadas en el momento de la inscripción textual, y conforme una estrategia de selección que privilegia el punto de vista del sistema o del usuario final de la información. Los tesauros son repertorios o listas de términos autorizados, constituidos por unidades -descriptores y no-descriptores, pertenecientes a un dominio particular del conocimiento, relacionados semántica y lógicamente. Son utilizados para caracterizar tanto el contenido de un documento como el contenido de las preguntas propuestas por el usuario. Su función es por eso, la de servir como intermediario entre los documentos y los usuarios. Los elementos de los lenguajes especializados son los términos. Mientras los términos son obligatoriamente extraídos del discurso, los descriptores son unidades preferencialmente conocidas por los usuarios: De una manera más precisa, sucede que el descriptor no representa de hecho el conocimiento, o no lo hace integralmente, ya que no es una unidad monorreferencial –como lo es el término– pero sí, preferencial. De eso resulta que el descriptor no tiene la precisión del término.5

Los descriptores, elementos del lenguaje de indización, tendrían que ser portadores de una información tal que permitiera relacionar el documento con un objeto de la realidad extralingüística. Mas son palabras indeterminadas en cuanto a su valor de referencia. Las palabras tienen propiedades: sólo el discurso remite o construye universos de referencia. El paso de la palabra al discurso equivale al paso de la lógica intencional a la lógica extensional (lo que implicaría la utilización de predicados complejos o relacionados).6 En el otro extremo, dentro del tratamiento sistémico, se presupone un centro de decisión que tiene el poder y los medios de elegir un lenguaje legítimo del sistema, de modo que el analista de información se convierte en un intérprete privilegiado, cuya lectura encierra el potencial de sentido de un texto en una única interpretación, de la cual depende su presencia y ausencia en los ciclos de la comunicación documental organizada. En realidad, él se convierte en un megautor, que transforma la diversidad de su base de documentos en un nuevo y único texto (el periódico de resúmenes, la bibliografía, la base de datos bibliográficos). Como el filólogo, que fija 5 6

H. Kuramoto. “Uma abordagem alternativa para o tratamento e a recuperação de informação textual: os sintagmas nominais”. Ci.Inf., v.5, n.2, p.182-192, 1996. R. Fugmann. “Na interactive classaurus on the PC”. International Classification,V.17, n.3/4, p.133-137, 1990.


26 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 el significado del texto interpretado en un metanivel, el analista de información interpreta un texto con un texto. EL TEXTO, LA LECTURA, LA INTERPRETACIÓN: LAS FRONTERAS DEL ANÁLISIS DE INFORMACIÓN

Podemos definir un texto como un discurso elaborado con un propósito deliberado. Incluimos en esta categoría, además de los textos del lenguaje verbal, diagramas, mapas, mensajes fílmicos o iconográficos. A la indeterminación del significado textual, Levvy agrega la característica de ser una unidad virtual. Si la lectura es su actualización, la lectura sería siempre una manera nueva y singular de resolver el problema del sentido.7 El hipertexto solamente exhibiría algunas de las propiedades que siempre estuvieron en el texto y en la lectura. La lectura tanto bucea en el interior del texto, sus remolinos y vacíos, como también lo ignora, lo atropella, lo atraviesa por las márgenes persiguiendo indicios del autor, del traductor, del editor, del tipógrafo. Sobre la linealidad de la escritura, buscamos las entrelíneas, los desvíos que el propio autor parece ignorar. Leer es construir y una construcción que nunca alcanza una forma final. Pero si el sentido nunca está completo en el texto, ¿sobre qué trabaja el análisis documental? ¿Cómo podríamos identificar el “sobre qué” de un texto, aquello que para Hjorland8 estaría definido por el conjunto de las posibilidades epistemológicas de realizar el valor informativo-semántico de un texto? La virtualidad de la obra cultural no sólo permite que diferentes sujetos hagan diferentes lecturas de un texto, sino también que un mismo sujeto construya diferentes significados en las diferentes lecturas de un mismo texto. Es preciso avanzar en la búsqueda de recursos conceptuales. Si el sentido no reside exclusivamente en el texto, tampoco es exclusivo del autor o del lector. A diferencia del concepto de interpretación (centrada en el receptor) o de la concepción clásica del texto (centrada en el emisor), el concepto de negociación de significados (transaction) implica la no direccionalidad de la construcción de sentido y la posibilidad de interacción y de “intralocución”. Para Geertz,9 es necesario pasar de la inscripción como producto al acto de inscripción, al proceso de fijación del sentido. ¿Cómo se conduce la inscripción de la acción? ¿por qué medios? ¿cómo es elaborada? ¿qué significados se retienen y fijan el flujo de los acontecimientos? es decir ¿qué de lo que sucede se convierte en his7 8 9

P. Levvy. Que é o virtual? RJ, Ed.34, 1996. p.35. B. Hjorland. “The concept of “subject” in Information Science”. Journal of Documentation. V.48, n.2, p.172-200, 1992. Geertz. Local Knowledge. Further Essays in interpretative Anthropology. Harper Collins, 1983.


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toria? ¿qué del pensar se transforma en pensamiento? ¿qué de la acción cultural se transforma en obra? en fin, ¿qué del documentar se convierte en documento? La producción de sentido, a partir de cualquier sistema simbólico (repertorio técnico, pintura impresionista, programa de computador) es siempre organizada por reglas construidas y negociadas en el contexto de la experiencia colectiva. Las reglas por las cuales un conjunto simbólico tiene sentido y sin las cuales ningún conjunto de símbolos tendría sentido10 definen y son definidas por comunidades de interlocución y representación. Las mismas actúan como restricciones sobre la autonomía semántica de los individuos, asociando lo privado a lo público y sirviendo de instrumento a las formas simbólicas del poder. La reglas organizan, así, las experiencias práctico-discursivas, generando regularidades a partir del contrato local de los participantes de una red de relaciones sociales mediatizada por el lenguaje. Deben tener un carácter público y no privado. La producción social de conocimientos científicos pertenece al campo de las posibilidades práctico-discursivas. Podríamos afirmar, luego, que el modo de vinculación de los conocimientos responde a la forma de reglas y no a estructuras apriorísticas y universales. En ese sentido, Geertz considera las prácticas científicas como “formas de vida”. Esa “garantía colectiva” (communal warrants) de la interpretación no intervendría sólo en la construcción de significados denotativos comunes, sino también en la construcción de macroestructuras que facilitarían el control social de grandes grupos o áreas de la actividad humana. Las reglas no son, a pesar de eso, fijas: una de las mayores funciones de la crítica sería la renegociación de las reglas de interpretación. Pensamos que la acción de transferencia de información interviene en la misma dirección: ya sea como una renegociación de significados, ya sea por la construcción de estructuras de información.11 LA TEORÍA DE LAS TRES LECTURAS

10 Ibidem. 11 M. N. Gomez, Relatório de Pesquisa: “La representación instrumental procede a fijar, en la dinámica de la transmisión de significados, estructuras de información. Éstas intervienen como operadores semánticos, con la función de agregar y disociar informaciones de modo significativo para permitir su busca segmentada y su recuperación selectiva. Denominamos estructuras de información a los procedimientos y sus resultados, orientados al control de la transmisión de significados, teniendo como objetivo aumentar la previsibilidad de una interpretación preferencial, en un contexto específico de comunicación de la información. Las estructuras de información serían configuraciones estables de significados, constituidas por categorías y redes conceptuales, palabras y agregados de palabras o por otros elementos de representación ( icónicos, por ejemplo).”


28 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Como corolario del principio de la indeterminación del sentido del texto, las nuevas teorías de la lectura12 afirman que lo que hace que un texto sea científico o no científico no es el propio texto, sino la forma de leerlo. Las diferencias de sentido se establecen en la relación entre texto y lector. Así, la inestabilidad del significado de un texto no es solamente propia de la literatura de ficción, sino de cualquier escritura. Podemos pensar entonces en una lectura estética, que sería aquella en que el lector está centrado en lo que vive en cuanto lee, en sus propias vivencias y en una lectura informacional, que sería aquella en que el lector está centrado en la información que obtiene del texto. Sería el tipo de lectura de la argumentación, una lectura no accidental, sino que tiene el propósito de actualizar la base de conocimientos del lector o llenar una laguna. A esas dos formas de lecturas, proponemos agregar otra, una lectura del analista de información, ni imperfecta ni metalectura, sino otra lectura: la lectura de la metainformación. La lectura proposicional del analista de información se dirige a la metainformación, y las condiciones sobre las cuales es capaz de relacionar la información con la información, permitiendo la realización del valor semántico de la información. El propósito de esta lectura es la transferencia de la información, para que ésta realice su máximo valor semántico o cognitivo en un lector final, el usuario. En ese sentido, el analista de información antes que un intérprete, es un re-negociador de los sentidos negociados entre el autor y el lector. Esa lectura metainformacional tiene como objeto la relación de las informaciones entre sí y el modo como estas relaciones llevan a la articulación entre la información y el conocimiento. Produce así un nuevo tipo de sentido, que podemos llamar metaconocimiento. La información y la metainformación poseen un valor en la construcción social del conocimiento y del metaconocimiento, pero ese valor no es el mismo que el valor de verdad, conjetura o falsedad que se puede atribuir a un conocimiento. La pregunta por ese valor sería: ¿cuáles son las condiciones metainformacionales de un testimonio o evidencia informacional? Y de nuevo nos preguntaríamos si se trata de las condiciones de definición de una “evidencia” que podrían ser establecidas a priori, las mismas en todos los casos, o si se trata de una construcción a posteriori, de modo que esas condiciones metainformacionales de una evidencia informacional podrían variar, caso a caso. Nuestra hipótesis es que la metainformación tiene el carácter de reglas producidas por las personas, sus prácticas y sus cuadros de referencia institucionales. 12 Brent Dough. Reading as Rhetorical Invention: Knowledge, Persuasion and the Teaching of Research-Based Writing. Urbana, National Council of Teachers of English, 1992.


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Tenemos también algunas nociones de posibles criterios de valor que definirían calidades de información: lo verosímil, lo auténtico. David Bearman,13 justamente, se refiere a la “crisis de la evidencia” y de la accountability en la sociedad de la información: los registros electrónicos, los transient messages dejan preguntas no respondidas claramente todavía, sobre su acceso futuro, sobre las condiciones de su durabilidad, sobre las marcas de su identificación. Las Ciencias Humanas, por ejemplo, dependen de la posibilidad de estudiar textos, filmes, imágenes originales, de poder hacer atribuciones correctas y de tener certeza de la autenticidad de un vestigio cultural. Si no conocemos el contexto en que una información fue creada y quiénes participaron en esa creación, muchas de las cuestiones que le serán presentadas a la información quedarán sin respuesta (por más abundante y variada que ella sea). ¿Cómo el futuro podrá conocer nuestra época? Bearman coloca cuatro problemas respecto a la información archivística, que es una de las fuentes del conocimiento jurídico e histórico, pero también del conocimiento económico y de los negocios: la preservación de señales o ‘bits’; la “preservación intelectual”; la preservación “funcional” o la garantía de independencia del software y de la posibilidad de migración de un medio a otro medio; el establecimiento de nuevos patrones sociales y legales de “evidencia”. La inestabilidad del registro electrónico, la comercialización de un gran número de diferentes medios de almacenaje y de diferentes formatos de registros, todo parece indicar una rápida obsolescencia o pérdida del registro electrónico. Existen medios de lectura y copia que permiten el transporte o la migración de los datos de un software a otro, de un hardware a otro: pero ¿cómo saber cuál es el grado de pérdida en esa transposición de un medio a otro ? ¿cuál el residuo de significado sin traducción tecnológica? En el plano de la información digital ¿cómo podemos establecer cuando tenemos un “documento” o un conjunto de datos registrados? Gracias a la escritura, la unidad de registro parecía ganar una relativa independencia de sus contextos de producción. El texto digitalizado, sin embargo, es parte dependiente de un sistema de inscripción, almacenaje y transmisión, y sólo dentro de ese sistema mantiene su potencia funcional. Un hipertexto en Internet posee relaciones y posibilidades de intertextualidad que sólo se mantienen mientras está en la red: un conjunto de copias de textos en papel nunca será equivalente al hipertexto y sus potencialidades funcionales. Las relaciones entre sites u objetos informacionales son complejas y sin reproducción adecuada fuera del ambiente tecnológico de su funcionamiento.

13 D. Bearman. Virtual Archives. Http://www.oclc.org:5046/~weibel/archtf/bearman.txt. 17/05/97.


30 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Entre los impactos de la disolución de los atributos testimoniales del registro, tenemos también la pérdida de la unidad narrativa, de la unidad de acción, de tiempo y de lugar de la narrativa clásica. El montaje singular del lector individual trastorna la dispositio de la vieja retórica. En el medio digital, la lectura se aproxima a la edición y a la escritura; se forman colectivos de lecturas y lectores que establecen un continuum que iría de la lectura de un sujeto individual en un único texto, a las redes textualizadas donde muchos sujetos simultáneamente conectan textos, los anotan, los aumentan con sus propias inscripciones. Cada uno no sólo aumenta el repositorio de informaciones: agrega al conjunto un wandering point of view, un punto de vista desde una posición distante sobre el conjunto, injerta en la red una nueva malla de singularización. EL POSTULADO DEL CONTRATO COMUNICACIONAL Todo nos lleva a considerar que debemos analizar las prácticas de información a la luz de una sociedad posconvencional, resultante de la metamodelización intencional e intensiva de la comunicación y de la información (con la intervención de los medios de comunicación social, la telemática y las industrias de la cultura y de la información, así como de bibliotecas, centros de documentación y archivos). Las prácticas y acciones de información formarían parte de un continuum que tiene en uno de los extremos la comunicación, como forma ideal de construcción intersubjetiva de las informaciones, en un marco de plena reciprocidad normativa y argumentativa, y en otro de los extremos la transferencia de información, como situación de total asimetría entre los sujetos emisores y receptores participantes de esa acción. Suponemos que nunca nos encontraremos frente a una situación de pura comunicación, pero que también es imposible la absoluta pasividad de la recepción en una situación de transferencia totalmente asimétrica. La transferencia de un minimun de información sobre el cual se sustentaría la socialización moderna, requiere un minimun lógico y ético de normas, conocimientos y significados recíprocamente compartidos. Frente a las presuposiciones radicales de conmensurabilidad o inconmensurabilidad de las teorías y de los discursos sociales, contraponemos la historicidad de una situación donde la traducción y los movimientos circulares de la producción cultural del sentido, se enfrentan con los hiatos de la comunicación que resultan de la exclusión, el secreto, los privilegios, la desinformación. Reuniendo en este punto nuestras anteriores afirmaciones, diremos que la definición de una evidencia informacional solamente sucede conforme a reglas, por medio de relaciones contractuales, implícitas o explícitas, en contextos institucionales específicos. Agregamos ahora que esas reglas tendrían que satisfacer las expectativas de un acto de argumentación, como articulación no ética del leer y del escribir, del hablar y del escuchar, del informar, el informarse y el ser informado.


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Es en el espacio virtual de la argumentación que todas las demandas de evidencias son problematizadas y sujetas a las condiciones de la aceptación. En ese cuadro, el contrato comunicacional sería condición y premisa de la posible acción colectiva y presupuesto de toda formulación del contrato social. Sería al menos, y sujeto a su validación en esferas de argumentación, una posible definición del conocimiento científico en los nuevos contextos de su producción y comunicación. El analista de información encontraría en ese contrato comunicacional los parámetros de la renegociación del sentido. Para Wersig14 la ciencia de la información tendría como objeto estudiar acciones de información que tienen como finalidad la provisión de fuentes externas de argumentación. La participación en esferas contractuales y argumentativas exigirá que los analistas y otros profesionales de la información coloquen públicamente las reglas de los juegos de la información, y permitan que los otros participantes de ese juego discutan esas reglas y produzcan otras. Los juegos participativos de información son al menos una condición de la futura “Ciudad de la Información”, más democrática y equitativa.

14 G. Windel, G. Wersit, “Information Science needs a Theory of ‘Information Actions’”. Social Science Information Studies, n.5, p.11-23, 1985.


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Beneficios de la utilización de lenguajes controlados en el análisis y recuperación de información

* índice

MARÍA TEXIA IGLESIAS MATURANA Profesora Titular de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Santiago, Chile.

* artículo siguiente

RESUMEN Considerando la gran importancia de una ágil y adecuada transferencia de información en una sociedad en permanente cambio y marcada por la globalización y por un acelerado desarrollo científico y tecnológico, el papel de los especialistas en información cobra un cariz cada vez más preponderante. Dentro de este contexto, el diseño y desarrollo de buenos lenguajes documentales que ayuden a una mejor comunicación entre el autor y el usuario en las distintas áreas del conocimiento, parece una tarea de gran relevancia. Se discuten los beneficios que tiene la utilización de lenguajes controlados en el análisis y recuperación de información, versus el uso de un lenguaje libre. ABSTRACT Considering the major importance for quick and adequate information transfer within a society in permanent change and marked by globalization, and an accelerated scientific and technological development, the prospect of information professionals takes on an increasingly predominant role. A relevant task within this context would seemingly be, the design and development of sound documentary languages that help to improve the communication between author and user. The benefits of using controlled languages in information analysis and retrieval, versus the use of common language, are discussed.

Trabajo recibido el 31 de octubre de 1997

INTRODUCCIÓN pósito de este trabajo es entregar algunas consideraciones, basadas prinEcil pro palmente en la propia experiencia, tanto laboral como académica, y en las

opiniones de diversos autores, sobre la conveniencia de usar lenguajes controlados en la indización y en la posterior búsqueda de información. Hace un par de décadas, cuando algunos de nosotros nos iniciamos en el mundo de la información, el gran impacto era hablar de la explosión de la información, hoy en día la explosión de entonces nos parece un pequeño retumbar. Lo que en realidad, ahora ha exacerbado la situación ha sido la “Explosión


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Las acciones de transferencia de información y la comunicación MARÍA NÉLIDA GONZÁLEZ DE GÓMEZ Investigadora y Profesora del Programa de Posgrado en Ciencia de la Información, Universidad Federal de Río de Janeiro, Escuela de Comunicación E-mail: nelida @omega.Incc.br

Trabajo recibido el 31 de octubre de 1997

RESUMEN En este artículo se muestran algunos puntos de vista sobre la representación, transferencia y recuperación de la información. A partir de tales elementos, se afirma que es en las prácticas sociales, donde se construyen las evidencias informacionales, tanto las científicas como las de la vida cotidiana, por lo que la indización debe realizarse en el contexto de acciones contractuales y formalizadas de transferencia de información. Finalmente se menciona la teoría de las tres lecturas, a fin de observar los diferentes tipos de interpretación de significado que pueden darse al momento de analizar la información. ABSTRACT This paper shows some viewpoints on information representation, transfer and retrieval. From these elements it states that informational evidence, both scientific and every day, are constructed within the social practices.Thus, indexation must be undertaken within the context of contractual and formalized information transfer. The three lectures theory is mentioned so as to observe the different types of interpretation of meaning that may arise when analyzing information.

LOS PUNTOS DE PARTIDA nas premisas, que servirán de punto de partida para nuestra argumentación, Aldeguben ser explicitadas:

1) La “Transferencia de Información”, conforme nuestra concepción, abarca desde la producción del conocimiento y de la información hasta el uso de la información y su transformación en nuevos conocimientos. 2) La “Recuperación de la Información”dividida en dos etapas (primera, acceso a las referencias de los documentos y segunda, acceso a los documentos en sí) y en general, el sistema de información bibliográfica, es un segmento importantísimo de la “Transferencia de Información”, pero no la cubre por entero. 3) Al mismo tiempo, consideramos la “Representación de la información” como un área clave para comprender la naturaleza y formas de intervención técnica y social en los procesos de comunicación científica y cultural.


34 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 ble alcanzar una exactitud casi matemática en la manipulación y coordinación de la información”.(Kaiser, 1965.) El principal avance en relación con la clasificación enumerativa, se atribuye a Ranganathan, quien publicó en 1933 su Clasificación de Los dos Puntos (Colon Classification), de hecho, fue el primer esquema en utilizar, en realidad, el principio analítico-sintético. Basados en este principio analítico-sintético, los esquemas se construyen de una manera inductiva a partir de ciertos conceptos fundamentales, los cuales pueden combinarse de diversas formas para conformar un compuesto sintetizado. Los conceptos fundamentales se logran mediante el análisis y el arreglo en facetas y categorías. Esto da al indizador una total libertad para construir notaciones relevantes para el documento que está describiendo; para construir, de alguna manera, sus propios “casilleros”. INDIZACIÓN Y RECUPERACIÓN (INPUT & OUTPUT) En 1965, Vickery describió sucintamente el proceso de indización, como una operación de tres etapas: 1) Revisión del texto para seleccionar un conjunto de palabras, frases o sentencias que colectivamente representen su contenido temático. 2) Tomar una decisión respecto a cuáles de estas descripciones temáticas vale la pena registrar como relevantes para los propósitos del sistema de recuperación. 3) Las descripciones temáticas relevantes se transfieren a un lenguaje descriptor normalizado en uso en el sistema. Por otra parte, Wilfrid Lancaster (para quien la indización es un proceso de clasificación) describe el proceso de búsqueda, diciendo: Al conducir una búsqueda en un sistema de recuperación de información para satisfacer una necesidad de información en particular, nosotros: 1) Decidimos qué clases (término de un lenguaje descriptor normalizado) es más probable que contengan los documentos relevantes para la necesidad de información. 2) Examinamos esas clases. 3) Recuperamos algunos o todos los documentos. (Lancaster, 1972.)

Así puestas las cosas, consideramos el lenguaje descriptor nor malizado como el principal agente para establecer una coincidencia entre los vocabularios de indización y de búsqueda, al realizar ambas operaciones utilizando un mismo lenguaje. Como dice Marie Thérèse Laureilhe, “[...]es un elemento esencial de la cadena que asegura la ligazón entre el documento y el usuario”. (Laureilhe, 1977.)


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En otras palabras, el vocabulario controlado es el puente entre el lenguaje del autor, el lenguaje del usuario y el lenguaje del indizador u operador del sistema. Figura 1 (Lancaster, 1978)

PRE-COORDINACIÓN VS. POST-COORDINACIÓN La “indización coordinada” era considerada novedosa hasta hace algunos años, aunque de hecho la gente la ha estado utilizando desde hace mucho tiempo. Lo que sí surgió en la década del 50, fue la indización “post-coordinada”, en oposición a la indización “pre-coordinada.”


36 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 La indización pre-coordinada significa que la coordinación de conceptos diferentes, con el propósito de expresar una temática compleja, se realiza al momento de la indización, construyendo términos que representen la conjunción temática que se desea alcanzar, como aún lo podemos ver en los tradicionales catálogos en fichas. En los sistemas post-coordinados, en cambio, la coordinación de conceptos separados se realiza al momento de la recuperación, como normalmente hacemos hoy al preparar nuestras estrategias booleanas y confrontarlas en nuestras búsquedas en bases de datos computarizadas. Y, aunque sin duda, estos sistemas post-coordinados solucionaron la gran dificultad que existía para expresar temas complejos (de hecho, formados por la conjunción de varias temáticas diferentes), también trajeron el gran ruido de las falsas coordinaciones. ¿POR QUÉ UN VOCABULARIO CONTROLADO? Los sistemas post-coordinados, con la tecnología de la información disponible hoy en día, permiten realizar búsquedas en texto libre, obviando el proceso de indización. Esto significa que no es indispensable el uso de un vocabulario controlado o “lenguaje descriptor normalizado” como lo llama Vickery, para realizar nuestras búsquedas en el mencionado texto libre, representado, generalmente, por un re sumen. Aún más, podemos realizar esas búsquedas en lenguaje libre y en texto completo. Sin embargo, que algo no sea indispensable, no significa que esté de más o sea descartable; muy por el contrario, ese algo puede ser bastante necesario, beneficioso y útil. Esto es lo que ocurre, en mi opinión, con los vocabularios controlados, utilizados como puente entre el autor y el usuario. (Ver Figura 2) El rol principal de un vocabulario controlado en un sistema de recuperación de información, nos lo muestra este, muy conocido, diagrama de Lancaster. Permite la confrontación de los perfiles de preguntas y documentos, ambos expresados en el mismo lenguaje. No obstante, aquí hay un punto importante que sería bueno recordar: el vocabulario controlado no influye, o por lo menos no debe influir, en el análisis conceptual de los documentos ni en el de las consultas. La etapa del análisis conceptual es aparte y previa a la etapa de traducción al lenguaje del sistema. Primero decidimos de qué trata un documento o una pregunta, y luego tratamos de traducir nuestro análisis conceptual a términos del lenguaje de indización. Estas dos etapas, la de análisis y la de traducción al lenguaje, tienen diferentes efectos en el performance del sistema de recuperación de información. Por ejemplo, luego de analizar conceptualmente la pregunta planteada a nuestro sistema, podemos tener muy claro y decidido que lo que nuestro usuario necesita


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son documentos que traten sobre el síndrome de las vacas locas, que expresado en términos más científicos sería encefalopatía espongiforme del bovino. Figura 2 El sistema de recuperación de información

(Lancaster, 1978)

Éste es el resultado de nuestro análisis conceptual. Al ir a nuestro vocabulario puede que no encontremos el término y nos veamos obligados a expresar nuestra


38 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 búsqueda en términos menos precisos, más genéricos, como encefalopatías del bovino, por ejemplo; o aún más general, como encefalopatías, o aún peor, enfermedades del sistema nervioso (Ver Figura 3) Figura 3 Especificidad del Vocabulario

Esta falta de especificidad del vocabulario afectará sin duda la precisión en el resultado de la búsqueda, aún cuando ciertamente favorecerá el recall de la misma. Pero, observemos ahora otro diagrama. Éste nos muestra los diversos pasos de una operación de recuperación de información y, al lado de cada uno, los factores que más significativamente afectan el resultado. (Ver Figura 4) Figura 4 Pasos en el proceso de recuperación y factores que afectan el éxito de cada paso

(Lancaster, 1972)


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Como vemos, al observar el diagrama, el lenguaje de indización afecta el per formance en dos de los principales puntos. Afecta la estrategia de búsqueda, al determinar cuán precisamente podemos describir los intereses de información de un usuario en particular, y afecta la indización, al establecer cuán precisamente puede el indizador describir el contenido temático de un documento. El uso o no uso de un vocabulario controlado es una parte muy importante en la operación de recuperación, pero sin duda que afecta el performance del sistema como un todo. EL VOCABULARIO CONTROLADO COMO UN MODELO CONCEPTUAL En este contexto y considerando la problemática del análisis y recuperación de información con un enfoque sistémico, podemos asociar un lenguaje controlado con el “modelo conceptual de un sistema”. “Un modelo conceptual”, dice Codina: [...]expresa los elementos fundamentales de un sistema, haciendo abstracción de los detalles particulares de las diversas ocurrencias de los sistemas reales existentes. El objetivo de un modelo conceptual es proporcionar una representación del objeto o fenómeno que permita su comprensión global, como un todo, sin que tal comprensión quede dificultada por la confusión entre las cuestiones accidentales, que sólo se dan en algunas ocurrencias del modelo. (Codina, 1994.)

Los modelos conceptuales también facilitan la comunicación entre equipos de personas implicadas en tareas comunes, al eliminar la ambigüedad de ciertos aspectos del fenómeno considerado, y posibilitar el uso de un lenguaje común entre los miembros del equipo, evitando los malos entendidos, en especial, dados a aparecer, paradójicamente, en todos los asuntos relacionados con el desarrollo de sistemas de información. Siguiendo a Walker, un sistema de información “es un sistema que mantiene alguna clase de registros sobre las características y la evolución de otro sistema [colección de documentos], el cual suele designarse como sistema del mundo real o como sistema objeto.” (Walker, 1991.) “El sistema de información” agrega Codina, “no registra todas las variables o parámetros posibles del sistema del mundo real (o sistema objeto) que son virtualmente infinitos, sino que abstrae y selecciona ciertas características del sistema objeto de acuerdo con los propósitos del sistema de información y con los intereses de sus usuarios.” (Codina, 1994.) Si dentro de un sistema de información, así considerado, tomamos, a su vez, el vocabulario controlado como un “modelo conceptual”, vemos que éste no re gistra todos los vocablos del lenguaje real (o sistema objeto) sino que selecciona aquellos que considera más relevantes, más específicos, menos ambiguos, de


40 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 acuerdo con los propósitos específicos de un sistema de información en particular y con los intereses de sus usuarios. Así, entonces, el vocabulario controlado facilita la comunicación y la transferencia de información, al eliminar la ambigüedad de ciertos aspectos del fenómeno controlado (en este caso, el lenguaje natural y libre en que está escrito un documento), privilegiando los conceptos sobre las palabras. Ahora bien, aunque el modelo construido por el sistema de información (vocabulario controlado) debe obedecer a los propósitos particulares del sistema y a los intereses de sus usuarios, también debe ser fiel al sistema objeto (o lenguaje real) para ser eficiente. En consecuencia, es posible construir un lenguaje (visto como un modelo conceptual) que comunique al autor, el indizador y al usuario. Este lenguaje de indización, en primer lugar, aporta un control sobre los sinónimos y los homógrafos, pero además, lo que es muy importante, permite realizar búsquedas genéricas. Al establecer una red de referencias cruzadas entre los términos, de alguna manera reúne las temáticas relacionadas, permitiendo realizar una búsqueda sobre una temática amplia. Supongamos que al usuario le interesa el tema de los “esteroides”. En este caso, el vocabulario debe ser capaz de mostrar todos los términos relevantes que tengan que ver con “esteroides”, a partir de los TG (términos genéricos), los TE (términos específicos) y los TR (términos relacionados). Esta característica, con cretamente de los tesauros, alivia el esfuerzo del usuario, evitándole el tratar de imaginar todos los posibles términos relacionados con “esteroides” bajo los que tendría que buscar, para realizar una búsqueda exhaustiva. Sin mencionar que ya le ha evitado todos los posibles sinónimos y cuasi-sinónimos a través de las referencias “USE”. LA BÚSQUEDA EN TEXTO LIBRE No es mi intención hacer una diatriba en contra de la búsqueda en texto libre como una forma de apoyar mi defensa del uso de vocabularios controlados. Sin embargo, permítanme transcribir lo que Reva Bash llama “Los siete pecados capitales de la búsqueda en texto completo”, sin duda sufriente de todos los pro blemas de la búsqueda en texto libre... y algo más. Sólo me detendré un momento en el “Pecado Nº 2”: VERBOSIDAD. Pecado Nº 1: DUPLICIDAD. El texto completo en línea, rara vez es el mismo texto completo impreso. Pecado Nº 2: VERBOSIDAD. Tantas palabras... tan pocos descriptores. Pecado Nº 3: DIFICULTAD (Wimpiness). Tanto los usuarios como el sistema deben desarrollar nuevos músculos. Pecado Nº4: IRRELEVANCIA. Las opciones de despliegue deben ayudar y no esconder. Pecado Nº5: SUCIEDAD. Oh, esos datos sucios.


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Pecado Nº 6: HIPÉRBOLE. ¿Búsqueda global o “nunca mezcle, nunca se preocupe”? Pecado Nº7: OFUSCACIÓN. “Finalmente logré reunirlo todo... pero olvidé dónde lo puse”.

La verbosidad Numerosos estudios describen la negociación entre recall y precisión en las búsquedas en texto completo. En términos sencillos, poner más palabras en la “alberca de búsqueda” significa más aciertos en sus términos de búsqueda, pero una menor proporción de aciertos relevantes. Esto porque, en general, las bases de datos de texto completo carecen de alguna suerte de indización detallada o clasificación jerárquica que facilite la búsqueda. El inmenso volumen de información en los archivos de texto completo, combinado con la natural “caja negra” de las búsquedas en línea, hace que la falta de puntos de acceso controlado sea un gran pecado de omisión. Reva Bash entrega un pequeño recuento de los trucos que es necesario usar para compensar esta “verbosidad” y falta de vocabulario controlado. 1) Utilice jerga, sinónimos y antónimos. Construya su propia fuente de conceptos que utiliza frecuentemente. 2) Realice una truncación que permita la incorporación de los plurales y otras variaciones y terminaciones verbales alternativas. 3) Use operadores de proximidad y otros dispositivos que mejoren la precisión y el análisis de los registros recuperados en busca de relevancia. 4) Restrinja los términos de búsqueda al mismo tema o párrafo. 5) Realice su búsqueda, primero, en una base de datos bibliográficos para aprovechar las ventajas de su vocabulario controlado, luego trasládese al texto completo para recuperar artículos específicos. De esta forma, usted estará usando la base de texto completo como una forma de obtener documentos, en lugar de una herramienta de búsqueda. (Bash, 1989.) EL TESAURO COMO VOCABULARIO CONTROLADO He procurado mostrar los aspectos positivos de utilizar un vocabulario controlado en el análisis y recuperación de información. Sin embargo, si queremos que tal lenguaje sea eficiente y realmente mejore la recuperación de información, es necesario que cuente con algunos atributos como los siguientes: 1) Debe contar con un vocabulario y una sintaxis comprensibles para el que busca. Digo para el que busca, porque hoy en día muchas veces esa persona es el usuario final. El indizador, por razones obvias, conoce bien el lenguaje de indización que usa. Si los usuarios del sistema de información son público general, o por lo menos no particularmente especializado, el lenguaje de indiza-


42 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 ción debe aproximarse en lo posible al lenguaje natural. En una unidad de información, en extremo, especializada, el vocabulario debe reflejar las expresiones que son propias de los especialistas. En el primer caso, es posible que usemos enfermedad de las vacas locas, y en el segundo caso incluiríamos encefalitis espongiforme del bovino. 2) Debe ser capaz de aceptar sus propias modificaciones, en la medida que cambia el lenguaje de los documentos o de los usuarios. 3) Si el archivo de búsqueda consiste en una base computarizada de datos bibliográficos, implica que el formato, la sintaxis y el vocabulario del lenguaje de indización deben ser comprensibles para la máquina y para el hombre. 4) Como lista de autoridad debe, además, tener las siguientes características: a. Control de sinónimos para evitar que documentos iguales se indicen de diferente forma, lo que ocasiona que se dispersen y se dificulte su recuperación. b. Control de homógrafos para evitar la confusión entre palabras que se escriben igual y tienen diferente significado. c. Genéricamente estructurado, a fin de que muestre las relaciones jerárquicas entre los términos, lo que facilita, al momento de la indización, encontrar los términos más generales o más específicos según se necesite, y permite la búsqueda genérica al momento de la recuperación. d. Con un adecuado nivel de pre-coordinación en sus términos, que evite, o por lo menos aminore, las falsas coordinaciones tan frecuentes en los sistemas post-coordinados. e. Con las necesarias notas de alcance, vale decir, que tenga notas aclaratorias, dentro del contexto de ese vocabulario en particular, respecto a algunos términos que así lo ameriten para su mejor uso y comprensión. Sin duda, un vocabulario controlado que suele reunir estos atributos y características es el tesauro. El tesauro Dentro del ámbito de la Recuperación de Información, según Vickery, la pri mera persona que usó por escrito la palabra “tesauro” en su aplicación común de hoy, fue Helen Brownsen en 1957 en una Conferencia sobre Clasificación realizada en Dorking, Inglaterra. Brownsen dijo: [...]el problema [de la recuperación de información], al menos como algunos investigadores lo ven, es transformar los conceptos y sus relaciones como aparecen expresadas en el documento a otro lenguaje más reglamentado, con los sinónimos controlados y las estructuras sintácticas simplificadas[...]Algunos investigadores piensan que la mejor respuesta o solución[...]puede ser la aplicación de un tesauro mecanizado basado en redes o significados relacionados. (Vickery, 1960.)


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En nuestro contexto actual, y coincidente con lo pensado por Helen Brown sen, un tesauro es la herramienta utilizada para normalizar la terminología al indizar documentos con vistas a su posterior recuperación, y, también es la herramienta que se utiliza para indizar las preguntas que llegan a un sistema. El hecho de utilizar la misma herramienta en ambos procesos, permite lograr una coincidencia entre los documentos (representados por sus términos de indización o perfil del documento) y las consultas (representadas por sus términos de indización o perfil de la pregunta). (Schultz, 1978.) Un documento, entonces, será recuperado cuando se produzca una coincidencia total o parcial entre el perfil de la pregunta y el perfil del o los documentos almacenados en el sistema. (Iglesias, 1992.) La experiencia de construir un tesauro La construcción de un tesauro, como muchas otras actividades, puede enfocarse teórica o empíricamente. Quienes prefieren el método empírico, examinan el lenguaje que realmente utilizan los autores (seleccionados al azar) en el campo temático que les preocupa, y realizan muchas de sus decisiones por estadísticas, decisiones referidas a si incluir o no un término, o elegir entre sinónimos cuál será aceptado y cuáles se ingresarán con referencia de USE. En contraste, quienes utilizan el enfoque teórico en la construcción de un tesauro suelen comenzar un poco como lo hizo Melvin Dewey, tratando de pensar “lógicamente” acerca de cómo el universo debe ser dividido y expresado. Generalmente este pensamiento se basa en un examen jerárquico del conocimiento más que en un examen del uso del lenguaje. Quizá, un tesauro concebido con un enfoque teórico será menos eficiente tanto en la indización como en la búsqueda de información, aunque más estable en el tiempo. Pero, no es la estabilidad lo que más se busca en un tesauro, ya que por su propia naturaleza se espera que sea una herramienta viva y dinámica. Con Catalina Naumis de México, Ana Cecilia Osuna de Venezuela y Lucy Espinoza de Colombia, desde hace cerca de un año se ha estado aunando esfuerzos en un proyecto interinstitucional, bajo el alero del CUIB y de INFOBILA , para la construcción de un Tesauro Latinoamericano en Ciencias Bibliotecológicas y Documentales. Este tesauro, cuya versión preliminar se estará poniendo a prueba durante los próximos meses, es una conjunción del trabajo de personas diferentes que realizaron su labor en distintos países y con diversos propósitos. En el caso de Chile y Colombia, inicialmente, fue el resultado de trabajos de titulación, después, desarrollados y ampliados por las profesoras guías; por ende, el propósito primario de estos tesauros fue de orden académico, por lo que puede decirse que su enfoque de construcción es una mezcla entre el empírico y el teó-


44 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 rico. En el caso de Venezuela y México, en cambio, los aportes fueron el resultado de un trabajo experimental, donde la terminología fue surgiendo a medida que se indizaron cantidades importantes de documentos. Durante el desarrollo de este trabajo y al tratar de fundir en un producto el es fuerzo de todas, se comprobó cuán diferente puede ser el uso del idioma español en países latinoamericanos, aún tratándose de una misma área del conocimiento. Naturalmente, no se podía dejar de pensar cuán dificultosa podría resultar la tarea de preparar estrategias de búsqueda para recuperar documentos en texto libre, en una base de datos construida con el aporte de todos los países latinoamericanos sobre la base de resúmenes. Digamos concretamente INFOBILA. Sin embargo, y más allá de la utilidad que este tesauro pueda tener para la indización y recuperación de documentos de la especialidad, subyace un objetivo muy importante, que es lograr una normalización en el lenguaje utilizado por los profesionales de información en América Latina. Una disciplina, además de sus fundamentos teóricos y filosóficos, necesita de una terminología inequívoca entre los pares, para avanzar en sus pretensiones científicas. Finalmente, aun desde un punto de vista práctico, si el objetivo se logra, sin duda, será un gran aporte para el intercambio de experiencias profesionales, académicas y de investigación en la región.

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Manejo de información en el sistema literario DOMINGO ALBERTO VITAL DÍAZ Investigador del Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM E-mail:vital@servidor.unam.mx

RESUMEN Se analizan los elementos coincidentes y divergentes entre oralidad y escritura cibernética, a fin de conocer la situación que se da en el flujo de información, en cada uno de estos canales. A partir de ello, se des prende cómo la elaboración de fuentes como el Diccionario de Escritores Mexicanos (Siglo XX) del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, representa una buena alternativa para coadyuvar la problemática que se observa. ABSTRACT Coincident and diverging elements between oral speech and cybernetics writing are analyzed to approach the situation given in the information flow within each of these channels. From there it can be inferred that the preparation of sources suchs as the Diccionario de Escritores Mexicanos, Siglo XX (Dictionary of Mexican Writers, XXth Century) by the Instituto de Investigaciones Filológicas (Philological Research Institute) of UNAM (National Autonomous University of Mexico), are a good alternative for helping to solve the observed problems.

en la vida literaria se ha vuelto tan intenso que la defiElnifluciónjo demisinma,formaen ción tanto sistema, depende ya de la descripción de las redes por

donde transitan los datos que conforman a la vez un conjunto de corpora y un canon, esto es, una serie de textos y un intento por jerarquizarlos conforme a valores estéticos, a éxitos en el mercado entre la crítica especializada y al cumplimiento o incumplimiento de funciones sociales decisivas. De hecho, como ya lo advirtió Walter Mignolo, las nociones de corpus y de canon literarios se relacionan con términos de tensión: podríamos definir, aquí, la primera como la producción y reproducción horizontal y más bien indiferenciada de textos y paratextos, así como el intento de recuperación y fijación de los mismos por el valor que tienen ya de suyo, sea estético o puramente documental o histórico; definiríamos la segunda como la jerarquización, la verticalización de la

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suma de textos y datos producidos, lo cual conlleva una selección, es decir, una discriminación que implica exclusión de grandes cantidades de información. Una de las actividades fundamentales hoy–cuando se vive en medio de una exuberancia informativa, cuando existen millones de fuentes a las cuales se puede tener acceso instantáneo desde múltiples lugares del mundo– consiste, justo, en la verticalización discriminadora de todos los datos de un corpus. Ello otorga al resumen, como género discursivo, una importancia de la que careció en otras épo cas. En el sistema literario, abundan los espacios donde se procesa la producción para abreviarla, codificarla y trasladarla a una alta cantidad de receptores: el pe riodismo cultural (impreso y electrónico), los manuales históricos, los planes de estudio, los ensayos panorámicos y las antologías canonizadoras son algunos de esos ámbitos, cuya creciente importancia se percibe en el prestigio (o poder simbólico) alcanzado por las personas encargadas de ejercerlos o ejecutarlos. El carácter estratégico del resumen se cifra en dos factores: 1) la relevancia del sitio desde el cual se remite y 2) el impacto que produce según el tamaño y la significación del público al cual llega. De hecho, si se ha vuelto un axioma la experiencia de que el manejo de la información es siempre político, en el sistema literario, ese manejo alcanza su presión máxima cuando aparecen resúmenes de los tipos arriba mencionados, pues en ellos se juega el destino de numerosos textos y escritores: para unos y otros, la inclusión/exclusión en/ de dichos espacios representa no sólo un (re)(des)conocimiento, sino la posibilidad misma de seguir formando parte de un sistema altamente especializado, jerarquizado y, hasta cierto punto, impersonal. Ahora bien, frente a los espacios de canonización sinóptica crecen las prácticas que multiplican los corpora y los flujos de información sin que se presenten por fuerza las típicas fijaciones paralizantes de los cánones impresos: dos vertientes –en muchos aspectos opuestas; en otros, afines– frenan la tendencia a la ca nonización absolutista de la letra impresa; me refiero a la oralidad y a la escritura cibernética. La oralidad proviene, tradicionalmente, de sectores marginales, con escaso o nulo acceso a los poderes de la escritura impresa; la literatura cibernética, por el contrario, es un rizoma que usa tecnología de punta y trata de resolver las limitaciones de lo impreso, como la ya señalada fijación canonizadora. Ambas, oralidad y electrónica, son susceptibles de metaforizarse como un terreno movedizo, en continua expansión y contracción, donde las nociones de <autor> y <texto>–fundamentales para la letra impresa– se vuelven problemáticas. Ello


48 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 comporta asimismo un cuestionamiento a dos productos capitales de la modernidad, dado que en ésta la determinación del <texto> y del <autor> forman parte esencial de la multiplicación y reproducción de los saberes, de la universalización de los postulados básicos y de la responsabilidad del individuo acerca de todo cuanto enuncia. La oralidad tiende a ser no moderna o amoderna –como se prueba en prácticas textuales de grupos indígenas–; la cibernética puede ser posmoderna si en verdad supera esas nociones y se sitúa en el provocativo territorio de un trabajo colectivo y horizontal donde se organicen y enriquezcan voces procedentes de los más diversos cortes sociológicos. Ahora bien, las prácticas orales y la cibernética podrían superar una de las consecuencias de la necesidad de resumir toda la información generada por el sistema literario: la conversión de meros datos cosificados de todo aquello que –como conjunto de discursos– entraña pulsiones y es campo de batalla entre valores e intereses, espacio de marcada tensión entre diversas imágenes del mundo o de lo inmediato, sitio donde se han discutido y dirimido los grandes problemas de la existencia. Ahora bien, las prácticas cibernéticas ya incluyen revistas y antologías, es decir, dos de las formas habituales de la difusión y la canonización de corpora literarios. Una variante decisiva respecto a los usos impresos, consiste, justamente, en la posibilidad de que unas y otras se ramifiquen en el tiempo y en el espacio. De hecho, las antologías cibernéticas se hallan en condiciones de cumplir una función difusora y una canonizadora, sin que una y otra recaigan en las fijaciones que tantas polémicas y frustraciones han causado desde las antologías en papel. De ese modo, sería posible que el enorme poder alcanzado por los intermediarios en el sistema –equivalente al del transportista, muy superior al del campesino– disminuyera en favor del auténtico productor, a menos que siguiera siendo cierta aquella célebre frase de hace unas décadas –“El medio es el mensaje”–, y las re des electrónicas adquirieran tal dinámica que acabaran devorando nuevamente a los creadores. Como un vívido ejemplo de las tensiones entre el corpus y el canon –en tanto que dos instancias distintas de organización, preservación y difusión de los datos generados en el sistema literario–, recordemos aquí el enorme éxito alcanzado por El canon occidental (1994), de Harold Bloom, ambiciosísimo volumen que in tenta resumir en listas, las principales obras del siglo XX. Bloom coloca en el centro de ese canon la obra de William Shakespeare y olvida, al enmarcar la producción latinoamericana, la obra de Juan Rulfo, que es entre nosotros el equivalente de Shakespeare. El éxito del volumen habla claramente de la urgencia


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–entre el público de muchos lugares– de orientarse en medio de una vastísima producción mundial, absolutamente inabarcable, incluso, para algún lector de dimensiones fáusticas; una ausencia como la de Rulfo habla, en cambio, de la pre cariedad del proyecto de Bloom, atravesado por limitaciones de tiempo y espacio y, sobre todo, por presiones políticas, dado que Bloom ha establecido contactos con México y muestra conocer muy bien a otros autores importantes del continente, de manera que la omisión de una señal tan visible en el tablero latinoamericano como Rulfo, sólo puede atribuirse a causas extraliterarias. En resumen, uno de los conflictos latentes hoy en el sistema literario consiste en que no es posible prescindir de la función canonizadora, la cual discrimina y jerarquiza la abundantísima información generada, ni parece viable cumplir esa función como se hizo durante siglos, ya que la misma exuberancia de datos y la presencia de tensiones políticas en el sistema limitan radicalmente las tareas del individuo encargado de la canonización. Una manera de solucionar estas presiones consiste en elaborar diccionarios objetivos, donde se registre sistemáticamente toda la información posible. Conforme a ese criterio, el Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas produce desde hace años el Diccionario de Escritores Mexicanos. Siglo XX, fuente confiable e indispensable de consulta para todos los especialistas. Asimismo, la conversión del diccionario en un disco compacto duplica sus posibilidades de uso.


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Utopías bibliográficas en el ciberespacio GEORGINA ARACELI TORRES VARGAS HUGO ALBERTO FIGUEROA ALCÁNTARA Investigadora del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, UNAM, tel. 623 03 61 E-mail: gatv@servidor.unam.mx Profesor de carrera, Facultad de Filosofía y Letras y coordinador del Colegio de Bibliotecología, UNAM E-mail: hugof@servidor.unam.mx

RESUMEN A lo largo de la historia, diversos estudiosos se han preguntado sobre cómo poder lograr un acceso ilimitado a la información y dar pie a la democratización del saber. A la luz del ambiente tecnológico que hoy se vive, estas ideas muestran una gran vigencia, por lo que se hace necesario analizarlas, en relación con el contexto actual. Por tal razón, en este escrito se muestran las propuestas hechas por tres idealistas: Paul Otlet, Ted Nelson y Timothy Leary, precursores de un universo en donde la información sea libre. ABSTRACT Throughout history, scholars have asked themselves how unlimited access to information, can be achieved and knowledge democratization be attained. In the light of today’s technological environment, these ideas are very current and therefore they need to be analyzed in regard to the current context. This paper shows the proposals made by three known idealists: Paul Otlet, Ted Nelson and Timothy Leary, forerunners of a universe where information is free.

INTRODUCCIÓN añejo por parte de la humanidad es el vinculado con una bibliografía/biIdeal blioteca total, universal, en que se reúnan todos los conocimientos acumula-

dos, todos los documentos creados, disponibles libremente.1 Empero, acumular todo el patrimonio cultural de la humanidad en un solo lugar se revela realmente, como una tarea imposible, como una utopía. Y más aún, al multiplicarse las versiones de las diversas obras, se va diluyendo cualquier es peranza de exhaustividad.2

1 2

Roger Chartier. El orden de los libros. Barcelona, España: Gedisa, 1992. — p. 69. Crystal Graham. “Definition and scope of multiple versions”. Cataloging and classification quarterly. Vol. 11, no. 2. — (1990).

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Sin embargo, los visionarios no dejan de existir. Uno de los más importantes es Paul Otlet. Muy pocos pueden negar que Otlet fue un adelantado a su tiempo. Quizá resulte todavía más arriesgado asegurar que Otlet mostró en muchos sentidos toda una mentalidad hacker. Pero, claro está, careció de la tecnología pertinente: una computadora, un módem, configuración de redes. De igual manera, Ted Nelson y Timothy Leary concibieron por su parte diferentes ideales sobre las formas en que podría tenerse acceso ilimitado a la información generada en el mundo. En la actualidad, estos ideales cobran fuerza, a la sombra de un ambiente tecnológico que promete su concreción. ¿En qué sentido, utopías como la otletiana son vigentes? ¿Qué otros sueños sobre la construcción de una bibliografía total, de un acceso cabal a la información y al conocimiento en el ciberespacio, han jugado un papel crucial? Las siguientes reflexiones giran en torno de tales interrogantes, centrándose en tres idealistas: Paul Otlet, Ted Nelson y Timothy Leary, enfatizando la importancia de Otlet como principal precursor de un universo en donde la información sea libre. A su vez, se muestra cómo las ideas de Nelson constituyen las bases de medios tecnológicos actuales como el World Wide Web para, de igual forma, analizar las premisas de Timothy Leary, quien señala la necesidad de una búsqueda de la conexión directa entre el ser humano y las bases de datos del conocimiento. Con tales propósitos, resulta pertinente mostrar algunos preliminares relacionados con las representaciones del pensamiento humano que se establecen mediante el uso de las tecnologías existentes, además de una visión general de la ética hacker, que se relaciona con muchas de las ideas visionarias de Otlet, Nel son y Leary. EVOLUCIÓN DE LAS REPRESENTACIONES DEL PENSAMIENTO HUMANO El tránsito de la cultura oral a la escrita permitió grandes transformaciones. Una de las más importantes fue la posibilidad de fijar significados dentro de una entidad material.3 Simultáneamente, la escritura implicó el desarrollo de fenómenos como la or ganización del pensamiento acumulado, fijados en un soporte material. El desarrollo de la escritura, según su grado de abstracción y el uso de diversos materiales, trajo consigo cambios cualitativos en cuanto a la percepción y comprensión de las ideas y en la capacidad para tratarlas; la cultura del libro dio lugar a un foro para compartir, discutir y generar nuevas ideas.4 De esta manera, bajo la influencia de tecnologías como la escritura y la imprenta se generaron nuevos modelos de comunicación. 3 4

Umberto Eco. Signo. — Barcelona, España: Labor, 1988. — p. 29. David R. Olson. Cultura escrita y oralidad. Barcelona, España: Gedisa, 1991. — p. 242.


52 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 En nuestros días, se está desarrollando de manera acelerada una cultura diferente de la del libro, que provoca transformaciones en los modos en que las ex presiones del pensamiento fluyen. Bajo una nueva cultura posmoderna en donde la simulación convive con lo real, aparece la llamada revolución de la información, caracterizada por la idea de globalización que analizara McLuhan, vista ahora como aquella omnipresencia totalizadora de intercambios y recursos, que a menudo hacen creer que el mundo es uno sólo.5 En la emergencia digital de nuestros días, puede observarse una convergencia de medios de comunicación, publicación, computación y telecomunicaciones, creándose una megamedio de efectos todavía no del todo comprendidos,6 frente a la que el texto –como uno de los más predominantes símbolos del avance de la humanidad– es objeto de cambios trascendentes. El texto impreso, por su propia naturaleza, es secuencial. La creación de un texto impreso implica una actividad desplegada sobre un soporte generalmente plano. Por tal razón, el ejecutante, en la realización de su tarea, se enfrenta con una superficie que se ofrece como una entidad estática y delimitada. Dada esta acotación, el individuo escribe y lee en un plano lineal. Sin embargo, el ser humano lee en secuencia, pero salta de idea en idea al momento de leer y escribir, pues establece múltiples estructuras en su mente. Hoy día este proceso señalado está dando un giro fundamental, pues la tecnología digital ha inventado ciertos elementos que permiten formar esos vínculos entre ideas. En este sentido, el hipertexto es el ejemplo más representativo. Gracias al uso del hipertexto, a través de medios como el Web –en donde se encuentran textos electrónicos de orígenes diversos– se percibe un medio sin límites, omnipresente, en donde todo existe en un solo momento y en el cual no es posible delimitar las obras y sus versiones, ya que además, el contenido aparece, desaparece y se transforma constantemente, convirtiéndose en obras abiertas.7 Se piensa que en un futuro cercano, con la existencia de un ambiente de red totalmente interactivo, cada usuario podrá transformar los textos digitales, volverlos a insertar, almacenarlos y distribuirlos a los usuarios que se encuentren en cualquier parte del planeta. En este nuevo orden emergente, la autoría se dispersará aún más. De esta forma, una red telemática será más que la suma de sus partes; constituirá una visión global, en cuanto al acceso ilimitado a la información por medio de 5 6 7

Raúl Trejo Delarbre. La nueva alfombra mágica : usos y mitos de Internet, la red de redes. — México: Diana: FUNDESCO, 1996. — p. 19. Stewart Brand. El laboratorio de medios: inventando el futuro en el MIT. Madrid, España: Fundesco, 1980. — p. 38. Lorenzo C. Simpson. Technology time and the conversations of modernity. New York: Routledge, 1995. — p. 162.


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las redes. Se posibilitará así una visión holística e integradora de estructuras, sistemas y acontecimientos de ámbito global. Escenarios como el descrito conforman el contexto de la cibercultura. El tér mino cibercultura se refiere, principalmente al impacto social derivado de las nue vas tecnologías vistas desde dos áreas: inteligencia artificial (computación y ciencias de la información) y biotecnología (porque conecta nuestros sentidos a la realidad virtual o al ambiente artificial creado por la computadora, como mecanismo protésico de órganos o sistemas fisiológicos humanos).8 La cibercultura puede ser entendida como un proceso de digitalización del mundo, que permite nuevas formas de control sobre el planeta, así como nuevas posibilidades de poderosos vínculos entre seres humanos, naturaleza y máquinas. ÉTICA HACKER La cibercultura tiene entre sus protagonistas a esa mezcla de genios de la computación, de espíritu libertario y lúdico: los denominados hackers. Los hackers consideran que el acceso a la información debe ser libre, se toman ese derecho por su cuenta y se dedican a navegar por Internet y acceder a las bases de datos de todo el mundo.9 Mucho se ha llegado a confundir a los hackers con los crackers. Sin embargo, estos últimos se ocupan de piratear programas, penetrar a sistemas privados y en ocasiones, de destruirlos. Son expertos en la inserción de poderosos virus computacionales en la red, con la idea de sabotear al máximo los grandes sistemas. Los hackers por su parte, luchan por la utópica libertad de la información. Su lucha está normada por una ética muy particular. La idea de ética hacker es formulada por vez primera en el libro de Steven Levy publicado en 1984 Hackers : heroes of the computer revolution, en donde señala que: ¤ El acceso a las computadoras debe ser ilimitado y total. ¤ Toda la información debe ser libre. ¤ Es necesario promover la descentralización. ¤ Los hackers deben ser juzgados por su labor, no por su raza, edad o posición. ¤ Su labor se concentra en el logro del libre acceso a la información.10 Arturo Escobar. “Welcome to Cyberia”. — Current anthropology, Vol. 3, no. 3. — (June 1994). — p. 214. 9 Howard Rheingold. The Virtual community : homesteading on the electronic frontier. — New York : Harper Perennial, 1994. — p. 102. 10 Mondo 2000: a user’s guide to the new edge : cyberpunk, virtual reality, wetware, designer aphrodisiacs, artificial life, techno erotic paganism, and more/edited by Rudy Rucker, R. U. Sirius y Queen Mu. New York : Harper Perennial, 1992. — p.132. 8


54 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Los hackers forman una élite de la computación que tiene la plena convicción de que toda la información debe ser libre y por lo tanto, las redes también deben serlo. Ellos consideran que el ciberespacio es controlado por grandes multinacionales de las comunicaciones y de la informática, con base en el ejercicio de políticas antisociales, pues afirman que estas empresas mantienen sus equipos más avan zados, lejos de la mayoría de la gente. Piensan que otro tipo de apropiación tecnológica es la ejercida por las compañías telefónicas, quienes manejan precios muy altos por sus servicios. El ideal hacker se centra sobre todo en el sueño de reunir todo el patrimonio cultural de la humanidad, en tanto que creen en la posibilidad de tener acceso al universo de la información de forma ilimitada. En este sentido, sus ideas guardan gran correspondencia con las que anteriormente planteara Paul Otlet. PAUL OTLET Paul Otlet nació en Bruselas, Bélgica en 1868. Su obra monumental el Tratado de documentación (1934) ocupa un lugar crucial y simbólico en el desarrollo de la bibliotecología y la ciencia de la información, llamada documentación en la primera mitad de este siglo en Europa. Paul Otlet fue la figura central en el desarrollo de la documentación. Él luchó incansablemente por décadas alrededor de los aspectos fundamentales técnicos, teóricos y organizacionales de un problema central para la sociedad: cómo hacer el conocimiento registrado disponible para todos aquellos que lo necesiten. Inició, diseñó y desarrolló soluciones ambiciosas que hoy en día resurgen con gran fuerza, por lo que recientemente se ha dado un renovado interés en la obra de Otlet. En este tenor, destacan sus grandes contribuciones a la teoría moderna de la clasificación y su notable anticipación a las bases de datos, los estudios sobre textualidad, el hipertexto y las estaciones de trabajo. Sus aportaciones constituyen una nueva formación discursiva que implica la promulgación de nuevas ideas, la identificación de nuevos fenómenos y cambios en la práctica del lenguaje, especialmente la elaboración de una nueva terminología.11 Aunque él no maneja la terminología actual, sus ideas anticipan aspectos modernos tales como estrategias de búsqueda, bases de datos relacionales, soft ware manejador de bases de datos, redes de comunicación académica, multimedia e hipertexto y sobre la noción de información.12

11 Michael Foucault. La arqueología del saber. México : Siglo XXI, 1974. 12 W. Boyd Rayward. “The origins of information science and the International Institute of Bibliography/International Federation for Information and Documentation (FID)”. Journal of the American Society for Information Science. Vol. 48, no. 4. — (1997). — p. 289-290.


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Otlet siempre mantuvo un punto de vista optimista acerca de la posibilidad del cambio social por medio de la información. Al igual que pensadores actuales como Chartier, estaba seguro de que el libro no sólo cumple una función en la representación de la realidad, sino que también actúa como una metáfora para la organización de grandes prácticas y espacios sociales, tales como la construcción y uso de bibliotecas.13 Para Otlet, de acuerdo con sus leyes bibliográficas, el libro es: 1.Un organismo. 2.Una máquina. Como organismo, señala que el libro conserva la energía mental. El contenido de unos libros pasa a otros y toda creación bibliográfica, por muy importante y original que sea, implica la distribución, combinación y nuevas amalgamas de datos anteriores. La comprensión de Otlet sobre el libro como un organismo que no es representación de la naturaleza sino una forma de energía mental y bibliográfica, es posteriormente ampliada por su comprensión del libro como una máquina. El libro como máquina es conectado a otras máquinas para formar grandes ensambles en el movimiento de energía. Esta idea se asemeja a la que se tiene hoy sobre el hipertexto. OTLET Y LA IDEA DE HIPERTEXTO Para Otlet las leyes de organización bibliográfica sugieren que los libros constituyen una red tanto consigo mismos como en su relación con otros. Concibió que la naturaleza de la máquina libro evolucionaría y ligaría su contenido a todo un universo de palabras, documentos y conceptos. Otlet señaló la conveniencia de organizar una red universal que relacione cooperativamente todos los organismos particulares de documentación, tanto públicos como privados. Con lo anterior, Otlet prefigura una versión de lo que ahora conocemos como Internet y aunque el centralismo determinó su perspectiva internacional, anticipó el actual ambiente de red mundial, por lo que su multidimensional concepción de la información puede ser de utilidad para desarrollar Palacios de Memoria asistidos por computadora conectados a bibliotecas virtuales internacionales.14 La realización de esta visión de Otlet depende no sólo de la invención de nue vos tipos de aparatos intelectuales que envuelven tecnología, bases de datos, y me13 Roger Chartier. Op. cit., p. 19-22 14 W. Boyd Rayward. “Visions of Xanadu: Paul Otlet (1868-1944) and hypertext”. Journal of the American Society for Information Science. Vol. 45, no. 4. — (1994). — p. 238.


56 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 canismos de búsqueda. Resulta necesario también una organización del trabajo documental en diversos niveles. La red, de la manera que sea, debe fomentar la relación entre los centros productores, distribuidores, usuarios, de cualquier especialidad y de cualquier lugar. Se trata de que en la práctica todo productor que tenga que dar a conocer algún dato, que presentar o defender alguna proposición; que todo usuario que tenga que recoger algún tipo de información para que avance su trabajo teórico o práctico pueda obtener lo que le interesa con un mínimo de esfuerzo y con el máximo de seguridad y de abundancia de recursos. Para el logro de su sueño, Otlet luego de constituir junto con Lafontaine la Oficina Internacional de Bibliografía y el Instituto Internacional de Bibliografía (1895), inicia la creación de un gran catálogo en tarjetas. El catálogo, llamado Répertoire Bibliographique Universel (RBU) creció rápidamente; hacia 1930 contenía cerca de 16 millones de registros.15 El Repertorio Bibliográfico Universal fue seguido de otros tipos de bases de datos: ¤ 1906 de imágenes: Repertorio iconográfico internacional. ¤ 1907 de texto completo: Repertorio enciclopédico de dossiers, primero, que después se convirtió en la Enciclopedia documental, que tuvo como propósito juntar material (ej. folletos, fascículos, libros, recortes) y copiar pasajes de libros y revistas relativos a todos los objetos y todos los hechos que constituyen la actividad humana en su más amplio sentido.16 El Repertorio Bibliográfico Universal era un registro de la producción bibliográfica universal, con una tecnología bibliográfica (una base de datos flexible y moderna), que aun cuando en la actualidad podría considerarse lenta, contaba con las bases indispensables para conformar un catálogo de la biblioteca universal ideal.17 Para Otlet y sus colegas la creación y organización de sistemas de acceso a las bases de datos en el IIB dependieron de una tecnología de información en especial: la tecnología de la tarjeta y el catálogo. Fue también una tecnología de cortar y pegar estándar, con base en las tarjetas de 3x5 pulgadas, que permitió la expansión colaborativa de la base de datos en este formato.18 Junto con esta tecnología, Otlet tomó como base la clasificación CDU, pues la consideraba un inmenso esquema del conocimiento. La CDU es, en efecto, un sistema manejador de bases de datos. En el contexto de los sistemas de al macenamiento y recuperación de información hipertextual, un mecanismo de 15 Michael Buckland. “Paul Otlet, pioneer of information management.” Disponible en: http://info.berkeley.edu/~buckland/otlet.html 16 Irene Sekeley Farkas-Conn. From Documentation to Information Science : the beginnings and early development of the American Documentation Institution. — New York: Greenwood, 1990. – p. 13. 17 Pilar Arnau. “Trascendencia de la vida y obra de Paul Otlet.” — Revista General de Información y Documentación. — Vol. 5, no. 2. — (1995). — p. 159 18 W. Boyd Rayward (1997). “The origins of information science.” Op. cit., p. 292-293.


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recuperación para el acceso efectivo y el manejo de las bases de datos. Pero de acuerdo con la tecnología de información existente en la época (tarjetas y catálogos), el sistema tuvo sus serias limitaciones, aunque para fines de búsqueda y re cuperación en entornos digitales tiene muchas ventajas.19 A partir de sus actividades a favor de la elaboración de un Repertorio Bibliográfico Universal, Otlet persigue la creación de un libro universal, de la Summa summa riun en donde todo el saber esté ordenado y expuesto para poder ser utilizado al máximo en la investigación analítica y sintética. En correspondencia con esta idea utópica, Paul Otlet decidió que para 1924 culminaría una gran obra en la que se concentraría todo el saber de la humanidad. Deseaba que tal obra, denominada Mundaneum, fuera un monumento erigido con la unión de todas las fuerzas, dedicado a la inteligencia, en donde se conjuntarían un Museo Internacional, una Biblioteca Internacional, una Universidad Internacional.20 Aunque no llegó a concretarse tal sueño, es importante señalar que en esta idea de Otlet subyace la utilización de toda la documentación que contiene el saber, disperso, repetido, desordenado. Su organización, teórica y práctica, constantemente desarrollada, revisada, renovada, debería convertirse en una obra común, central, propuesta repetidas veces para conjuntar diversos esfuerzos, con el fin primordial de tener acceso irrestricto a la información. Entre las figuras más importantes dentro de la lucha por el logro de un acceso total a la información, se encuentra Ted Nelson, forjador directo de la idea del hipertexto. TED NELSON Ted Nelson es un entusiasta visionario que se ha dedicado a analizar cómo las tecnologías de la información pueden contribuir a que el hombre tenga un libre y amplio acceso a las publicaciones generadas en el mundo. Basándose en investigaciones de Engelbar, Nelson pensó que mediante eslabonamientos complejos entre series de textos electrónicos, podrían relacionarse los documentos pertenecientes a diversas bibliotecas.21 Gracias a esto, los usua rios podrían tener acceso instantáneo a la fuente que requiriera, saltar entre diversas versiones de una misma obra, e identificar y acceder a documentos relacionados, entre otros aspectos. A los ojos de Nelson, el hipertexto ofrecía la posibilidad de representar y explorar todo. 19 V. Buxton (1990). “Computer searching using UDC numbers” Journal of documentation. Vol. 46, no. 3. — (1990). — p. 211. 20 Pilar Arnau. “Trascendencia de la vida y obra de Paul Otlet.” Op. cit., p. 162. 21 Douglas C. Engelbart. “Intellectual Implications of Multi-Access Computer Networks.” Disponible en: http://beluga.dc.isx.com/bootstrap/final/augment-5255.htm


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Con esta idea, Nelson concibió el hipertexto. La propuesta de su creación fue presentada en la Conferencia Nacional de la Association for Computing Machinery, llevada a cabo en 1965. El hipertexto es una tecnología para leer y escribir. Al igual que el texto tradicional está constituido por unidades significativas, pero mientras éstas ocupan un lu gar, un orden fijo en las páginas de un texto, en el hipertexto están vinculadas por medio de enlaces. A partir del hipertexto se genera una revolución cognoscitiva, ya que se ofrece la posibilidad de manipular un contenido en espacios multidimensionales y por ende, las relaciones conceptuales se amplían.22 Diversos autores señalan que originalmente Nelson no pensó en el hipertexto como una tecnología, sino como un caudal de literatura interrelacionada. Ésta fue la filosofía que orientó el proyecto Xanadu, creado en 1960 por Nelson. Xanadu se concibe como un sistema global de publicación en hipertexto; es la utopía más prolongada en la historia de la industria de la computación, pues ha estado en desarrollo por más de 30 años (tanto como tardó en construirse la muralla china).23 La idea básica de Xanadu es tener un repositorio común para los escritos de la humanidad. Cualquier texto formaría parte de este repositorio universal, el cual puede ser accesado por cualquiera y cualquiera puede hacer ligas a otros textos. El proyecto Xanadu de Ted Nelson implica la biblioteca universal, democrática, hipertextual que ayudaría a la vida humana a pasar a una dimensión enteramente nueva. En cierto sentido algunos expertos consideran el proyecto Xanadu una broma pero, en el plano serio, Xanadu está concebido como una biblioteca universal, una herramienta de publicación en hipertexto en la esfera mundial, un sistema para resolver disputas de autoría y un foro de altura para la discusión y el debate de académicos y eruditos. Entre los antecedentes del proyecto Xanadu, está el escrito por Vannevar Bush publicado en The Atlantic Monthly en julio de 1945, en donde se describe un sistema hipotético de almacenamiento y recuperación de información llamado Memex. Memex permite crear índices personales a documentos y ligar pasajes de diferentes documentos mediante marcas especiales. Aunque la idea de Bush fue puramente especulativa influyó sobre Nelson.

22 Roy Rada. “Hypertext, multimedia and hypermedia.” The New review of hypermedia and multimedia: applications and research. Vol. 1. — (1995). — p. 5. 23 Gary Wolf. “The curse of Xanadu.” Wired. 3.06. — (1995). — p. 137-152, 194-202. Disponible también en: http://wwww.wired.com/wired/ 3.06/features/xanadu.html


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Inicialmente, Nelson insistía en que el sistema requería de poco equipo de cómputo, pero con el paso de los años fue necesitándose de más elementos. La primera manifestación de Xanadu fue un procesador de palabras bajo el programa llamado paralled textface, que permitía la conexión simultánea entre dos textos.24 La creación del software para Xanadu ha tenido una dificultad legendaria. El problema es encontrar una vía rápida para moverse en una base de datos tan vasta como todas las palabras de todos los libros en la gran biblioteca universal. Debido a la magnitud del problema, podrá comprenderse por qué hasta hoy, la tecnología para implantar una red Xanadu todavía no existe. Sin embargo, aun cuando este sueño no ha podido concretarse, ha ejercido gran influencia en la ética hacker; Xanadu fue el más radical sueño de la computación de la era hacker, pues su concepción coincide con el nacimiento de tal cultura. En 1974 se publica el trabajo de Nelson titulado Dream Machines, al que se considera el manifiesto de la revolución digital. En él se incluía una breve des cripción de Xanadu, en donde se le relacionaba con el derecho a la información. Nelson consideraba ilógico el cobro por el acceso a los documentos electrónicos de una biblioteca universal, pues sería necesario que alguna empresa controlara el flujo de la información. Ted Nelson está convencido de lo necesario que es el ofrecer un libre acceso a la información a través de sistemas como Xanadu. La única condición para poder utilizar este sistema, sería que cada miembro de la red asumiera ciertas responsabilidades, una de ellas, la de compartir el conocimiento. Dream Machines fue escrito para la población en general, pero su efecto más profundo lo ejerció entre los programadores, quienes sintieron que les correspondía una gran responsabilidad frente a la humanidad, como libertadores de la información. En este sentido, Nelson fue un gurú dentro de la cultura hacker. Sin embargo, por lo general sólo se le reconoce como la persona que inspiró el desarrollo de la WWW. En este sentido, aunque si bien pueden observarse en el World Wide Web algunos elementos considerados por Nelson, muchos otros no se cumplen, por ejemplo: ¤ Ligas bidireccionales: sobre el WEB uno establece vínculos con cualquier otro documento o archivo sobre el WEB, sólo que a diferencia de la idea de Nelson, aún no se puede ver qué documentos están ligados hacia nuestro propio archivo. ¤ Ligas horizontales: el WEB es esencialmente un medio vertical, de arriba hacia abajo, cualquiera puede publicar una página para que todo el mundo la vea, pero no puede directamente hacer comentarios para que los lectores también vean esos comentarios. 24 Ibid.


60 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 ¤ Relaciones bibliográficas: de una obra pueden existir diversas versiones, actualizaciones, pero no existe un mecanismo que permita establecer las categorías específicas de relación bibliográfica que guarda una con otra.25 Actualmente, Nelson vive y trabaja en la Universidad Keio de Japón, para dar forma a una nueva encarnación del sistema Xanadu: el sistema OSMIC (Open Standard for Media InterConnection), que intenta ser un formato integral y uni versal para el intercambio de datos de diversa naturaleza.26

TIMOTHY LEARY El psicólogo y educador Timothy Leary fue un teórico de la cibercultura que concibió al ciberespacio como un espacio mágico, en donde la evolución humana se da en razón del creciente poder de su cerebro, al interactuar con medios computarizados.27 Para Leary, el cerebro humano es el más poderoso control de comunicación que se conoce en el universo; no es un simple órgano, sino una suma de microchips y moléculas, aglutinada en un enorme hardware de neuronas, por lo que considera que hacia el año 2000, el hombre estará en posibilidad de operar con neurocanales e implantes para reformatear y editar archivos de su cerebro.28 Estas ideas forman parte de su visión del futuro en donde, asegura, se producirá una mutación cada vez más dramática en la inteligencia humana, lo que per mitirá establecer una comunicación multimedia entre individuos de diversas latitudes. Gracias a esta interacción, se accederá a la información de manera libre.29 Para Leary, este futuro ya se gesta dentro de lo que define como era de la in formación (1950-2010), y se consolidará en el momento en que se conozca cómo recibir, procesar y enviar mensajes a través de nuestro cerebro, que a partir de ese momento será un cerebro cibernético. En tal futuro, los desarrollos tecnológicos se dirigirán hacia una simbiosis entre el cerebro del hombre y las computadoras, en donde será difícil distinguir entre la parte tecnológica y la orgánica.30

25 Jonny Fink. “Ted Nelson and Project Xanadu : A hypertext exploration of hypertext.” – (1996) Disponible en: http://www.olywa.net/jonny/nelson/ 26 Ted Nelson. “Xanadu (R) and OSMIC.” — (1996) Disponible en: http://www.sfc.keio.ac.jp/~ted/xanadu.and.osmic.html 27 Timothy Leary. Chaos and ciber culture. — Berkeley, California: Ronin Publishing, 1994. – p. 14. 28 Ibid. 29 Timothy Leary. “The interpersonal, interactive, interdimensional interface”. The art of human-computer interface design / edited by Brenda Laurel. Cupertino, Calif.: Apple Computer, 1990. 30 Timothy Leary. Design for Dying / Timothy Leary with R.U Sirius. — San Francisco, California: Harper Edge, 1997. — p. 42.


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Una parte clave en esta evolución será el conocimiento del DNA, que permita saber cómo transmitir nuestra inteligencia por medio de chips. Leary afirma que cuando esto ocurra, podremos tener viajes a través del espacio-tiempo y el flujo de la información será ilimitado.31 Leary, al igual que otros autores, refleja, en sus ideas, una concepción del hombre como máquina, donde la información juega un papel vital. Al igual que Descartes, Leibniz y Voltaire,32 establece una equiparación del organismo humano con la máquina, que guía hacia el desarrollo de extensiones artificiales del hombre, sin ahogar lo natural. En tal sentido, la utopía de Leary representa una manifestación más de las múltiples quimeras que buscan la libertad, en su más amplio sentido, de la humanidad, así como de su entorno informacional. CONCLUSIONES De acuerdo con lo anteriormente expuesto, pueden desprenderse las siguientes conclusiones: En un ambiente tecnológico como el que actualmente se presenta en el ámbito de la información, las representaciones del pensamiento humano tienden a ser multidimensionales, pues en medios como el Web, se percibe un medio atemporal, ilimitado y omnipresente donde pareciera que puede contenerse toda la información generada hasta nuestros días. Percepciones como ésta, corresponden al contexto de la cibercultura, es decir, al proceso de digitalización del mundo que permite nuevas y más amplias visiones sobre el mismo. En este entorno cibercultural, aparecen los hackers, aquel grupo que lucha por descentralizar y hacer que la información sea li bre, bajo una éti ca bien definida. Esta sensación de dirigirnos hacia la bibliografía/biblioteca total, en donde se logren conjuntar todos los documentos creados para disponer libremente de ellos, corresponde con las utopías de Paul Otlet, Ted Nelson y Timothy Leary. Así, tanto en la parte discursiva como en la práctica de Paul Otlet, se refleja una anticipación a conceptos modernos, como aquellos que se refieren a las es trategias de búsqueda, bases de datos relacionales, el software o hipertexto, por nombrar algunos. A partir de su concepción del libro como máquina, Otlet prefiguró una versión de lo que ahora conocemos como Internet, además de adelantarse a la idea de hipertexto. Mediante la idea del libro como máquina, Otlet soñaba con vincular los contenidos de todos los documentos y constituir una red universal. 31 Bruce Sterling. “The future?” Scenarios : special Wired edition. San Francisco, 1994. — p. 152-170. 32 Mauricio Beuchot. Posmodernidad, hermenéutica y analogía. — México: Universidad Intercontinental: Porrúa, 1996. — p. 58.


62 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 En las acciones que emprende Otlet –como el Repertorio Bibliográfico Universal– subyace la utopía de construir un gran catálogo que registrara todo el saber de la humanidad, mismo que debería estar disponible en algún sitio ex profeso, en al guna biblioteca total. Por su parte, Ted Nelson concibió el hipertexto como la mejor opción para lograr relacionar toda la información generada en el mundo, sobre cualquier tema y en cualquier tiempo. Con base en este sueño, crea el proyecto Xanadu que simboliza una de las más grandes utopías en relación con la universalización de la información. El proyecto Xanadu guarda correspondencia con el Mundaneum de Otlet, en tanto que ambos implican la biblioteca universal, democrática e hipertextual que relacionaría todo el conocimiento humano. Xanadu también representa el ideal hacker, pues además de que coincide con el nacimiento de esta cultura, implica la libertad total en el flujo de la información. Timothy Leary ha sido uno de los visionarios más representativos de la cibercultura. Su utopía se basa sobre todo, en la evolución de la naturaleza humana a través de su simbiosis con la tecnología. Para él, esta simbiosis será fundamental en el logro de una comunicación multimedia entre los individuos, facilitando el intercambio de ideas e información de una manera rápida y amplia. En este sentido, la libertad de la información, se convierte en uno de los objetivos primordiales para Leary. Como puede verse, las ideas de Otlet, Nelson y Leary muestran concepciones del entorno que se manifiesta a partir de la digitalización y uso de tecnologías de cómputo y telecomunicaciones. En esencia, las utopías de estos tres visionarios representan las utopías presentes hoy en el ciberespacio.


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Ciberespacio, signos y comunicación ANTULIO SÁNCHEZ Director de la revista Topodrilo de la UAM Iztapalapa, División de Ciencias Sociales y Humanidades E-mail:asga@xanum.uam.mx

RESUMEN En este trabajo se analizan las nuevas formas de interacción y transmisión del conocimiento, que se dan en el interior de los mundos virtuales inmersos en el ciberespacio. Se detalla sobre la idea de comunicación interactiva y la cultura sígnica que se gesta, a partir del uso de la tecnología de cómputo y telecomunicación. ABSTRACT This paper analyzes the new forms of knowledge interaction and transmission which are given within the virtual worlds of cyberspace. The idea of interactive communication and sign culture, stemming from the use of computer technology and telecommunication, is detailed.

Trabajo recibido el 31 de octubre de 1997

El mundo virContuallaquelleganosda indelterecisaberesdespacricio,bir seaquíenessanelchaeleceltrómunnico,do losvirtual. “lugares” donde se

simulan experiencias de tipo multimedia, bimediales o incluso unimediales. Los mundos virtuales no son sólo puentes o mediaciones para entender la realidad, sino que constituyen una de las formas más perfeccionadas en que se genera la cultura del próximo siglo. Los mundos virtuales1 según se menciona a partir de distintos medios de comunicación, se tornan en la nueva forma de aprehender la realidad, de relacionarnos con el otro, de vivir la experiencia existencial de 1

Es cierto que en todos los trabajos que se remontan a la filosofía, la sociológica, psicología, teoría literaria e incluso la sociología, prevalece la línea de estudio de lo virtual como una cuestión que va siempre de lo virtual hacia lo real. Sin embargo, el francés Pierre Lévy en su estupendo texto Qu’est-ce que le virtuel? (la découverte, París, 1995), traza el camino inverso: dibujar cómo desde lo real se ha construido un sinfín de vías o de ambientes totalmente virtuales. Para él, los mejores vehículos de virtualización son precisamente los artefactos de Gutenberg y un sinnúmero de mecanismos civilizadores que la humanidad ha puesto en marcha. Sobre lo que constituyen estos mundos virtuales, me he extendido en otra parte. Cfr. Antulio Sánchez. Territorios virtuales. De Internet hacia un nuevo concepto de la simulación, Taurus, México, 1997.


64 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 fin de siglo, de transmitir el conocimiento. Los mundos virtuales son la conformación de un espacio artificial, simbólico, posible gracias al ciberespacio y permiten a los individuos poner en marcha aspectos económicos, políticos, amistosos, lúdicos, etcétera; las proyecciones y figuraciones simbólicas, que circulan por el ciberespacio, son capaces de dar un significado destacado a la existencia de los individuos. Pero antes de continuar de lleno con esta línea de los mundos virtuales elec trónicos, debo mencionar que desde que el humano es tal, siempre ha tenido que recurrir a la mediación virtual para relacionarse y comprender su entorno. La magia, los múltiples caminos de la estética o la misma ciencia y técnica son tanto procesos de virtualización como medios por los cuales los individuos podemos lograr este paulatino, pero imparable, proceso de virtualización. Por el libro, imaginamos y trazamos escenarios, damos coherencia y proponemos la clarificación del entorno; o lo que es lo mismo, por medio de la virtualización del vector libro construimos y reconstruimos el mundo con aspectos que nos son significativos, de esta manera nutrimos nuestro imaginario individual y colectivo. Así pues, los mundos virtuales naturales y artificiales son resultado lógico del largo proceso de hominización. Las diferencias entre ambos son evidentes: el mundo virtual natural se caracteriza por ser un conjunto de imágenes no del todo interactivas, que provienen de la fantasía y la imaginación, pero que tienen la factibilidad de ser vividos y explorados, el efecto que genera en quienes se acercan a él se puede dar en el mismo momento en que se “entra en contacto” o de manera retardada; los dos se caracterizan por producir una relación de corte subjetivo. Por su parte, un mundo virtual sintético o artificial es el que corre o se hace posible en el ciberespacio, está conformado por una base de datos gráfica e interactiva, es un programa explorable en tiempo real o no bajo forma de imágenes de síntesis tridimensionales; una parte del mismo es inmersivo y permite generar el sentimiento de adentramiento en la figura o ambiente simulado, aunque la cuestión subjetiva es lo característico. Esta segunda modalidad de los mundos virtuales, no es necesariamente inmersiva e incluso ya era explotada de manera evidente por el cine, la televisión, el video, etcétera. A partir de este momento, para no entrar en confusión, designaré con el término de ciberespacio todo lo que anteriormente refería con el de mundo virtual artificial. De esta manera, el ciberespacio no sólo es la infinita zona atópica que está detrás del monitor, sino que es el terreno en donde se cons truye y genera conocimiento, o donde se cambia de identidad o vive de manera distinta el acto comunicativo, donde las perspectivas y los enfoques singulares se desenvuelven. Lo que se destaca en esta definición de ciberespacio, e incluso va en contra de la opinión mayoritaria, es la relación que establece el usuario con tales me dios, la cual se caracteriza por ser subjetiva,2 cuestión que a lo largo de las si guientes páginas intentaré dejar aclarado. Para lograr esto, me serviré de


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algunas ideas sostenidas por uno de los grandes inventores e investigadores del ciberespacio, quien ha sostenido la posibilidad de arribar, gracias precisamente a estas tecnologías, a una comunicación transparente, libre de distorsión o confusión interpretativa y ausente de mediaciones sígnicas. Antes de avanzar, me gustaría abrir un paréntesis para reflexionar un poco más sobre lo que constituye la cuestión ciberespacial. Buena cantidad de textos abunda, y con buena fortuna, en lo que conforma al ciberespacio, su génesis y su uso. Dentro de las varias tendencias destacan las que lo ubican como manifestación expresa de lo inmaterial o bien como una especie de espejo de la realidad.3 Si bien la primera de estas ideas me parece que no posee consistencia, en el caso de la segunda creo necesario abundar al respecto. Reflejada la realidad, sin duda, está en Internet, y esto es algo que me parece no está sujeto a descrédito porque de todos es sabido que cuando nos comunicamos con otras personas a través del correo electrónico, la máquina se torna en una mediadora, pero somos nosotros los que decidimos de manera directa o indirecta (por medio de una secretaria o algún ayudante), poner en marcha el proceso de comunicación. A pesar de que en el futuro se cuenten con motores de búsqueda, robots más perfeccionados que Marimba, por ejemplo, estos dispositivos “inteligentes” que se agrupan bajo el marbete de tecnología Push seguirán siendo instancias programadas por los usuarios para llevar a cabo distintas tareas de mediación. Por esto mismo no le quitará al ciberespacio su doble faceta: ser real en tanto que son usuarios de carne y hueso quienes lo usan para cuestiones distintas; pero al mismo tiempo vir tual en cuanto todo corre dentro de la pantalla, en el interior de un no lugar, una región atópica.4 Expresado lo anterior, quisiera avanzar hacia la idea de la comunicación interactiva y la cultura sígnica en la que, por cierto, sólo un sector minoritario de este país se ha adentrado. El místico Mircea Eliade decía que “únicamente los músi2 3

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El francés Pierre Lévy ha trabajado sobre esta línea. Aunque no lo hace de manera explícita, él marca la cualidad de estos instrumentos como subjetivos. Véase al respecto, su texto L’ideographie dynamique, (la découverte, París, 1991). No comparto esto de la inmaterialidad, porque tal parece que toda cuestión que circula por los diferentes vectores o soportes tecnológicos fuera una cuestión ausente no sólo de medición y cuantificación, sino que borra con pragmática y dogmática visión cualquier procedencia subjetiva de un ente concreto en el acto creativo. Una aclaración pertinente sobre este equívoco se encuentra en Tomás Maldonado. Real y virtual, Gedisa, Barcelona, 1994. Es evidente que esto es posible gracias a la mediación clónica, a la representación que permite el mecanismo de bits o binario de la red. Se me puede objetar que en el caso de la realidad virtual, por ejemplo en las librerías virtuales, a veces, lo que se representa no existe en la realidad. En primer lugar, debe destacarse que en muchos casos lo simulado en este nivel está inspirado en obras literarias, políticas, pictóricas...pero, incluso, a pesar de que no lo fueran, no puede soslayarse que ellas derivan de un proceso de subjetivación, de un específico acto cognitivo. Además, no pasemos por alto que todo lo que hay en un disco duro o en un CD-ROM es cuantificable, es algo que puede ser reducido a electrones y, por ende, a materia.


66 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 cos, los chamanes o los soberanos logran establecer, de una manera pasajera y sólo por su propia práctica, la comunicación con el cielo.”5 Sin embargo, se dice que gracias a la interactividad, esta cuestión ya está al alcance de un mayor y significativo grupo de seres humanos. Interactividad y signos Gracias a la interactividad es como se da paso a una buena explotación del ciberespacio6 sea en su modalidad internetiana o en un CD-ROM. Sólo con la interactividad es como la navegación o la exploración del ciberespacio adquiere sentido. De esta manera, las imágenes y las informaciones que circulan en el ciberespacio pueden ser seleccionadas, contempladas, ligadas, modificadas o re construidas. La interactividad no es una cuestión nueva, pero en lo referente a los medios de comunicación sí se presenta como un producto reciente y, sobre todo, demandado ya desde fines de los sesenta por algunos sectores como algo necesario. Debe recordarse que una fracción del movimiento estudiantil estadunidense de fines de los sesenta, el que se ramificó en la utopía contracultural con medios electrónicos, denunciaba con fuertes calificativos la tiranía y la antidemocracia ejercida por la comunicación de masas, exigía una comunicación bidireccional, horizontal, en donde el papel pasivo del consumidor de información se modificara. De esta manera, la interactividad era el eslabón que conducía a la democracia. Hoy no cabe duda de que la práctica interactiva se presenta de manera evidente en el ciberespacio, es su medio idóneo,7 aunque tampoco sirve para llegar al cie lo. Interacción, nos dice el Diccionario de la Real Academia, es una cuestión que designa la “acción que se ejerce de manera recíproca entre dos o más objetos, agentes, fuerzas, funciones, etcétera.”8 Sin embargo, la palabra se asocia cada vez más con los soportes electrónicos e incluso ha contaminado a los otros medios que sin reparo alguno se autodesignan de interactivos. Véase como erróneamente la radio, la misma televisión acuden al recurso de que todo lo que hacen es interactivo, o incluso la publicidad ya nos ofrece refrescos interactivos o fast food con grados de 5 6 7

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Mircea Eliade. Imágenes y símbolos, ensayos sobre el simbolismo mágico-religioso, Taurus, Madrid, 1979. El ciberespacio, tal como lo defino, significa que ya estaba en el teléfono, el telégrafo, el cine, pero después continuó, de manera masiva, extendiéndose a través de varias artes visuales, hasta llegar a una modalidad interactiva soportada por bits. Estoy de acuerdo con que la verdadera comunicación es aquella que se da cuando se presenta una transmisión en doble sentido, es decir, se avanza hacia cierta zona y se retorna de ella con algo; cuando las partes que intervienen entran en el intercambio de bienes, sean éstos los que sean. Por eso, el instrumento más horizontal y virtual que usamos con mayor frecuencia es el teléfono o nuestra misma corporeidad como tal. Cfr. Françoise Holtz-Bonneau. L’image et l’ordinateur, Aubier, París, 1986. Diccionario ilustrado de la lengua española, Barcelona, 1980.


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interactividad, a través de máquinas tragamonedas. Con la palabra interactivo se trata de designar o calificar a ciertos componentes, los soportes materiales y lógicos y sus condiciones de explotación, es decir, las características de acceso y el tipo de relación que se establece con dichos paquetes. En este sentido, lo interactivo vendría a ser una manera de calificar a los materiales, los programas y las condiciones de acceso al software; es la manera en que se dan los “intercambios” informativos entre la computadora y el usuario, y le permiten a este último orientar el desarrollo de las operaciones. No me interesa abundar tanto en los niveles y grados de interactividad, sino señalar que el más perfeccionado sería el que posibilita no nada más recibir información, sino el que modifica el bien informativo, el que permite a los individuos que “surfean por las costas del ciberespacio” no sólo recibir información sino remitir, también, información. A partir de esta cualidad de los soportes, se piensa por Lanier y compañía que estamos ante el advenimiento de un lenguaje carente de signos, del verdadero esperanto que hará posible la llegada de la comunicación objetiva, de la mística convertida en práctica cotidiana. Esta radical transparencia en la comunicación, es el equivalente a alcanzar el cielo. Es decir, que la virtualidad será el elemento más idóneo para lograr el diálogo diáfano entre los seres humanos, el pivote de un auténtico diálogo transparente, consensuado y ausente de ruidos. La buena interactividad será la que dará paso al advenimiento de una comunicación sin distorsión o sin filtros interpretativos, en la cual ya no estará o no tendrán razón de ser los criterios de interpretación.9 Llevada a su extremo, pero con cierto matiz caricaturesco, esta idea diría que el mismo especialista ya no tendrá problema alguno para ser com prendido; las disputas que puedan darse en el caso de corrientes, escuelas o teo rías serán resueltas al ser comprendidas por todos y hasta es pensable una uniformidad consensuada del pensamiento. Esto, al menos como idea, no deja de ser seductor para muchos, sobre todo cuando la academia se ramifica en trincheras y están a la orden del día la multiplicidad de líneas y enfoques para tratar una problemática. Recordemos que son los grandes artífices de estos nuevos medios de comunicación, quienes han sostenido esta idea de prescindir de los signos para lograr un mejor entendimiento entre los seres humanos y para conocer la realidad. Desde algunas personalidades importantes de empresas como Cisco, el mismo Steve Jobs, uno de los dos pesonajes sensación que construyeron la Apple, o Jaron Lanier (confeccionador de uno de los guantes de datos), entre otros, se han encargado de difundir a los cuatro vientos que una nueva generación de soportes materiales y lógicos hará posible la verdadera comunicación y concretar este 9

Suficientes experiencias tenemos para decir que la interactividad no es la panacea para resolver todo. No es superfluo decir que la interactividad en el campo de la televisión ha evidenciado que ese medio ha carecido de un trasfondo cultural. Usada tal como se viene haciendo, en la mayoría de los casos, de nada sirve, sólo viene a incrementar el caudal de superficialidad en que se ha regodeado la oferta televisiva.


68 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 anunciado ambiente celestial. ¿Pero qué entienden estos atletas de las nuevas tecnologías por una real comunicación? No se puede saber, cuando poco explícitos son estos personajes para ilustrar su idea, pero al menos, siguiendo a Lanier, que ha sido más abierto, sí se puede tener una idea. Para él, el lenguaje empezará cada vez más a perder buena parte de sus funciones y su misma importancia cultural, ya no signará una determinada pertenencia geográfica y cultural. Para él, los actuales medios convencionales de comunicación electrónica, pero sobre todo el lenguaje, constituyen una limitación para poder hacer accesible y poner al alcance de los seres humanos lo que piensan y sienten. Todo lenguaje es, según la idea de Lanier, un dispositivo exclusivo de comunicación, es más: la lengua surge ahí donde la limitación física y tecnológica impide que se transmita fielmente lo que uno percibe, el lenguaje no logra que lo pensado o sentido por una persona sea comprendido de igual manera por el re ceptor del mensaje. Para él, en el largo y perenne desarrollo de la humanidad, el lenguaje ha tenido la labor de hacer menos pesada las mismas “limitaciones” físicas, las restricciones del ambiente y es resultado de la imposibilidad de no contar con un medio más eficaz para comunicarse o representar el mundo. Lanier dice que tal como está estructurado hoy día el mundo de la comunicación, la experiencia es incomunicable. Para él, “el lenguaje está limitado, uno no puede servirse de él para actuar en directo sobre la realidad [...] Es un flujo de pequeños símbolos discretos, pero el mundo está constituido de movimientos y continuidades. El lenguaje no puede sugerir ni reproducir la realidad ni crearla. Ninguna pintura podrá ser del todo descrita por palabras, mucho menos el mundo.”10 De esta manera, Lanier ve el lenguaje como un acompañante imperfecto para dar cuenta de las cosas; por más profunda y “transparente” que sea la palabra, no alcanza la esencia de las cosas; se queda en la superficie y a lo más que llega es a acariciar una limitada parte de lo que se desea describir. Es la dureza y diversidad de factores ambientales que el mismo hombre construye, los que lo obligan a recurrir al lenguaje. Un verdadero instrumento de comunicación no sólo es el que transmite fiel mente a los otros nuestros pensamientos e ideas, sino que para lograr nuestro objetivo comunicacional debe facilitarnos modificar también nuestra configuración biológica. Por eso, el mejor medio comunicativo es el que se da en el ciberespacio, el que permite alterar contextos, es el único capaz de controlar la totalidad del mundo sensible del receptor del mensaje. Se piensa que cada vez nos acercamos más a esto a partir de la realidad virtual, incluso recuérdese que para la misma red Internet se está pensando en crear moléculas artificiales o vir tuales, para que los olores viajen por la red de redes. Para Lanier, a medida que se perfeccionen los programas y los sistemas inmersivos se incrementen, el lenguaje perderá sentido e incluso, y esto sin decirlo en forma directa, desaparecerá. 10 Entrevista a Jaron Lanier en Whole eart review, USA, Otoño de 1989. Tomado de Pierre Lévy, Op. Cit.


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Comparto con Lanier que toda lengua al ponerse en marcha tiene como fin mantener, modificar o incluso destruir lo que refiere. Ésa es, precisamente, una de las varias cuestiones que lo hacen rico e incomparable. Es cierto que quien comunica, intenta que quienes reciben el mensaje lo capten de acuerdo a como él lo siente o desea que lo sientan, pero como maniobra sensorial, sensibiliza e incluso puede llevar a alterar la conducta. El lenguaje, la entonación, el contexto, la he rencia genética, la cultura, la indiosincrasia...son algunos ingredientes que hacen del lenguaje un vehículo no homogéneo en la transmisión de mensajes a distintas personas. La palabra, la lengua, es antes que nada, acción, estimula y modifica, pero ambos aspectos también son históricos y cambian conforme los humores de las personas y el momento histórico en que se designan o usan.11 Equivocado está Lanier cuando piensa que el ciberespacio generará un cambio radical de tal situación, que hará del lenguaje algo transparente y marcará la llegada de la intersubjetividad que desea darle a la virtualidad. La virtualidad expresada por las bases de datos o cualquier modalidad de bits, no sólo tiene por función alterar lo que simula, sino que genera pautas interpretativas. El ciberespacio sólo es factible gracias a las computadoras, a una interfase administradora de signos; la operación de tales máquinas se debe a la puesta en marcha de procesos o lenguajes formales, es decir, de operaciones simbólicas. Cualquier programa o soporte lógico que activemos o que nos permita desencadenar alguna operación, pone en función estructuras sígnicas. Toda comunicación tiene que recurrir a ella, no hay comunicación sin signos. Toda la parafernalia y retórica que se pone en operación para lograr la comunicación virtual o mediada por computadoras, se transforma en signos, es así como llega al usuario. “A pesar de que las ‘experiencias’ sensoriomotoras de los mundos virtuales se transmiten de manera directa, no es posible comunicar sin intermediación sígnica, ni traducir las prácticas reales del mundo ‘verdadero’ sin los signos”.12 Cualquier transmisión de pensamiento, de ideas, se traduce de manera obligatoria en signos. Coincido, parcialmente, en que, tal vez, el mejor administrador de signos hoy día sea el ciberespacio usado en modalidad de realidad virtual, porque gracias a su cualidad de facilitar operaciones en tiempo real y de manipular los signos de manera “directa” con “nuestras manos”, permite hacer modificaciones inmediatas del objeto y representarlo en un santiamén en nuestro cerebro. Por eso permite que uno modifique instantáneamente el espectro sígnico representado. La palabra, la lengua, de acuerdo con contextos y entonaciones es capaz de hacer que el corazón palpite más rápido, que la piel se nos vuelva miel, en fin, es 11 Claude Cadoz. Les réalités virtuelles, Flammarion, París, 1990. 12 Cfr. Antulio Sánchez. “Comunicación y virtualidad”, Topodrilo, México, núm. 44, enero-febrero, 1997.


70 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 una vena de emociones. Pero, sobre todo, es un “instrumento” para imaginar, pensar y reflexionar. El ciberespacio se parece al lenguaje, emerge del mismo cerebro y, por consiguiente, resulta de la confección y del tratamiento elaborado de los signos. Por ello, en vez de preludiar una interacción y comunicación sin sím bolos, la virtualidad es una clase distinta de intermediación con el entorno, tal vez el más horizontal en el mundo de la comunicación que conocemos. Creo pues, para concluir, que veremos cada vez más cómo la nueva subjetividad descansará en signos virtuales, en signos que proceden de la fruición electrohumana o incluso totalmente electrónica. Esto, incluso, nos acorralará hasta en los acontecimientos cotidianos; hasta en las mismas calles o banquetas se multiplicará aún más el ciberespacio, demandándonos y saturándonos la visibilidad y nuestra presteza para digerirlos. Una hemorragia icónica en ascenso que no será el advenimiento de la catástrofe, pero tampoco será la varita mágica para escalar al cielo y solucionar los problemas que enfrenta la humanidad. Estamos todavía a tiempo para discutir lo que constituye el ciberespacio, para ponerlo al servicio de la vida, para que coadyuve en la nueva etapa del proceso civilizador en el que ya estamos inmersos, para entenderlo mejor y que no se torne en un lastre y factor de marginación para grandes colectivos de nuestro país y los del tercer mundo que carecen de estas cuestiones.


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Integración y comunicación en proyectos de investigación en el área de las ciencias sociales y la cultura GRUPO DE TRABAJO DE LA RED (José Amozurrutia) Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

Trabajo recibido el 31 de octubre de 1997

RESUMEN Este trabajo presenta los elementos técnicos y conceptuales que se toman en cuenta, para la conformación de una red de investigadores del área de las ciencias sociales y la cultura. Como primer propuesta, se consideran aquellas investigaciones que requieren el uso de herramientas de cómputo para su desarrollo y presentación, por lo que los puntos centrales de la red son el uso del cómputo como herramienta vital, el manejo de la información y el uso de otros re cursos que propicien el desarrollo autónomo de las investigaciones. ABSTRACT Thepaper presents the technical and conceptual elements which are taken into account when forming a researchers network in the area of social sciences and culture. A first proposal considers research that require the use of computer tools for their development and presentation. Thus, the central point of the network is the use of the computer as a vital tool, information handling and the use of resources which foster the autonomous development of research.

INTRODUCCIÓN rrollo de proyectos de investigación en las ciencias sociales y en la culEltudera,sacon base en las herramientas de cómputo es una prioridad incuestiona-

ble hoy en día. Los múltiples vínculos, entre los proyectos de investigación, comprendidos desde su gestación hasta los frutos de sus primeras estaciones, deberían de existir al margen de las políticas sociales y culturales, y deben estar en empatía con los recursos tecnológicos cada vez más poderosos y al alcance de un creciente número de personas. La fuerza de dichos vínculos abrevia la vitalidad de los contactos directos. Sin embargo, la realidad de muchos investigadores de las ciencias sociales y de la cultura en nuestro México, no en pocas ocasiones heterogénea, compleja y paradójica, nos enfrenta a un gran reto para pensar en la construcción de una “red de investigadores” que no sólo compartan títulos de proyectos, direcciones elec trónicas y correos de sus sentires, sino una red de contactos que intercambie información relativa al estado de avance de los proyectos, a sus semillas, frutos y


72 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 de especial manera, una red con espacios de intercomunicación, creación y recreación de la información, dentro de un contexto de amplio acceso, gran com partibilidad y uso de recursos al alcance del mayor número de investigadores y creadores. La construcción de una red con tales características es un proyecto compartido por varios colegas y amigos deseosos de participar en la transformación de las “formas de relación y uso de los recursos” que ofrece la tecnología de las comunicaciones y el cómputo de hoy. En estas líneas se sintetizan algunos de los elementos técnicos y conceptuales que ya se están conformando y construyendo para crear el componente en el Web de la red de investigadores y creadores en el vasto universo de las ciencias sociales y de la cultura en general, síntesis y conjunción de experiencias e ideas de algunos de sus gestores e integrantes.1 En este marco, el trabajo analiza el uso de elementos creativos para la intercomunicación entre los participantes de la red: investigadores y creadores, así como de la información compartible y la comunidad creciente en el ciberespacio. ASPECTOS GENERALES DE LA RED El concepto fundamental que conforma el componente en el Web de la red, se circunscribe a la interacción de dos esferas: una orientada al establecimiento de una estructura de contenidos, basada en formatos comunes y una madeja de hipertextos; y la esfera de creación, alimentada por las propuestas gráficas libres, con ligas abiertas para establecer los vínculos entre los contenidos, las personas y el entorno digital. Los ejes centrales de nuestra propuesta son los siguientes: 1. El uso del cómputo como herramienta vital y autónoma para la construcción de información compartible y para la intercomunicación entre los integrantes de la red y la comunidad en general. 2. El manejo de la información con un mínimo de elementos para su organización y un máximo de elementos para su distribución y difusión. 3. El uso de recursos idóneos que propicien la no dependencia y el desarrollo autónomo de las investigaciones. 1

Dos son las principales experiencias que han propiciado el tejido de esta red: El proyecto FOCYP (Formación de Públicos y Ofertas Culturales): investigación con equipos de trabajo en diez ciudades del país y coordinado por el Dr. Jorge González; y el equipo de trabajo coordinado por el Dr. Jesús Galindo, dedicado a capacitar equipos de investigadores en varias universidades del país y a dirigir múltiples proyectos de investigación. Nuestra participación en el equipo de trabajo que construye la red está centrada en el diseño de software, en la capacitación y en la conformación de procedimientos automatizados para la creación de páginas en el WEB en el ámbito de las artes y la cultura en general.


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El uso del cómputo como herramienta imprescindible en el proceso de investigación es una realidad que no debe hacerse a un lado. Consideramos que desde la concepción de los proyectos, pasando por sus fases y resultados, debe tomarse en cuenta la disponibilidad económica de equipos y software, así como de una mentalidad que toma en cuenta estructuras de datos, organización de archivos y estructuras hipertextuales para conformar y desarrollar un proyecto de investigación. En la medida en que se adopten estándares de uso general para la transferencia e intercambio de información (archivos ASCII, formatos GIF, JPEG y HTM) así como el uso de paquetes integrados para el manejo de procesadores de texto, diseño de gráficos, hoja electrónica y bases de datos, se podrán establecer lineamientos de compartibilidad e intercambio de información. Estamos cada vez más convencidos de que el camino para usar al cómputo durante una investigación es a través de paquetes integrados en donde el usuario debe conocer su operación (evitando mayores dependencias con los desarrolladores o programadores) y puede automatizar algunas operaciones en su tratamiento (incrementando su cultura informática). Es más importante poder trabajar, mostrar o difundir una aplicación en hoja electrónica (con recursos cada vez más poderosos) en cualquier equipo PC, que conocer e instalar temporalmente paquetes específicos que sólo estén disponibles en una o dos computadoras. Desde luego que cuando las necesidades de una investigación impongan el uso de bases de datos o softwares de fuerte capacidad o muy especializados, debe considerarse el uso de equipo y software idóneo para dichas necesidades. Respecto a la información compartible, son los formatos comunes de registro de información los que permitirán establecer criterios comunes entre los usuarios para actualizar, consultar, importar y exportar información. La estructura operativa de la red considera solamente dos niveles de participación, el de coordinación que tiene la misión de coordinar las actividades de su nodo o equipo de trabajo y el nivel de los investigadores y creadores que son los que alimentan a la red con su trabajo. El reto fundamental está en saber construir y participar en una red que tiende a una estructura horizontal en cuanto al suministro y acceso de información, con el propósito de transformar los conceptos de pertenencia y compartibilidad en los ámbitos del ciberespacio. ESFERA DE LA INVESTIGACIÓN Los elementos básicos que definen esta propuesta operativa son los siguientes: 1. Grupo de trabajo. 2. Proyecto de Investigación. 3. La Información.


74 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 4. Herramientas de trabajo. 5. Medio de comunicación. 6. Nodo de la red. Cada concepto implica una serie de definiciones, lineamientos básicos y pro cedimientos estándar que en su conjunto darían la forma operativa de la red. Grupo de trabajo El grupo de trabajo está conformado por un conjunto de coordinadores, in vestigadores y creadores que tienen una sede común o distribuida. Realizan uno o más proyectos y comparten recursos de cómputo. El número de coordinadores depende de la organización del grupo y tienen la misión de cumplir funciones de organización y coordinación de proyectos y re cursos. Junto con los investigadores y creadores, generan, intercambian y reinventan la información, sus contenidos y resultados. Un ejemplo de sede común es el grupo formado por un diplomado, maestría o doctorado en una universidad. Aunque en oficinas, campus y hogares diferentes, los coordinadores e investigadores comparten un proyecto global común, además de participar en uno o más proyectos. Ejemplos de grupos distribuidos son el proyecto FOCYP (subred dentro de la red) en donde coordinadores e investigadores tienen sus sedes en ciudades diferentes, todos con el mismo propósito de investigación; otro es el caso del grupo PASANDO EL SIGLO EN EL CINE (subred de FOCYP) en donde coordinadores y creadores tienen residencias en ciudades diferentes y crean una serie de televisión con un tema común. Otro grupo es el de la Generación Macluhan, conformado por investigadores de la comunicación. El proyecto de investigación Los proyectos de la red pueden ser de muy diversos tipos, temas y propósitos, desde las investigaciones de un fenómeno social o cultural hasta proyectos lúdicos para conformar ciberespacios de creación. En el marco de esta propuesta y como primer paso, los proyectos que se consideran son los relativos a las investigaciones sociales y a la cultura, con la pers pectiva planteada en los diplomados y talleres ya realizados por miembros de la red en el ámbito universitario. Son proyectos que consideran una o más metodologías de investigación para tratar los temas y en casi todos los casos requieren del uso de herramientas de cómputo para su desarrollo y presentación. El seguimiento y control de los proyectos en cada grupo se lleva a cabo con base en los lineamientos de los coordinadores y responsables de los proyectos. Como más adelante se presentará, la información relativa a ellos podrá ser mostrada en un apartado de la página en el Web, y por otro lado, en la parte de for -


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matos comunes, se presentará el estado actual del proyecto, tomando en cuenta los lineamientos que se describen a continuación. La definición de las “fases de desarrollo” permitirá normar un criterio general para tener una visión de conjunto de uno o más proyectos, y facilitar la ubicación y estado actual de un proyecto y el tipo de información disponible y compartible con los miembros de la red. Desde un punto de vista macroscópico, consideramos el proyecto en cinco fases, que se llevan a cabo entre uno y tres años. ? Fase de preparación. ? Fase de asentamiento. ? Fase del trabajo de campo. ? Fase de terminación. ? Fase de difusión. La fase de preparación corresponde al periodo de conformación del proyecto con base en los lineamientos establecidos por las coordinaciones respectivas. En el caso de un grupo universitario, corresponde al curso propedéutico. En otros casos, es el periodo para realizar el anteproyecto. La fase de asentamiento principia con la fecha formal de inicio del proyecto y concluye cuando se han establecido claramente los objetivos, alcance y plan de trabajo de campo. La fase del trabajo de campo generalmente es la más prolongada y responde a un plan de acción propio de cada proyecto. La fase de terminación se puede considerar que inicia cuando el investigador ha terminado de recopilar la información de campo y sólo le queda asentarla, reflexionar y formular las conclusiones. La fase de difusión es posterior a la edición del proyecto, ya sea en papel o en páginas del Web para su difusión. Su duración depende del peso y proyección de la investigación para mantener la atención de terceros en la red u otros medios. La información Del ilimitado universo de datos vinculados a una investigación, solamente circunscribimos aquella que será compartida en la red. Partimos de que toda la in formación digitalizable (texto, imagen y voz) que se proporcione a los espacios de consulta en la red, será compartible con todos los miembros de la red. Para que la información sea eficientemente compartible debe tomar en cuenta “formatos comunes” para el registro de los datos, su almacenamiento y consulta en pantalla y en papel. En cuanto a los “formatos de registro de información básica”, solamente enumeraremos los más importantes: ? Formato de registro de proyectos, con la información básica del investigador y del proyecto. Definido por una tabla de hoja electrónica y consolidado


76 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 más adelante en una base de datos que alimentará a la página correspondiente en el Web. ? Formato para el registro de la información del anteproyecto: contiene el planteamiento teórico, fundamentación, objetivos y alcance del proyecto. En una primera versión de este formato, se consideran los puntos planteados por el Mtro. Mariñes. Este formato y el anterior se emplearán en la fase de preparación de los proyectos. ? Formato para las referencias bibliográficas, empleado a lo largo de todo el proyecto. ? Formato para las fases del proyecto: que permitirá conocer el estado ac tual del proyecto, y los resultados parciales a nivel macroscópico obtenidos a la fecha. Considera algunos aspectos tomados en cuenta en los formatos propios de cada grupo de trabajo para el seguimiento y control de cada proyecto. ? Formatos de consulta, que corresponden a la manera de presentar los resultados finales de los proyectos en la página del Web; se establecerá en su momento la estructura de los contenidos y los criterios de búsqueda (por temas). Herramientas de trabajo Consideramos al software y a los recursos de comunicación como las dos he rramientas básicas de trabajo en la red. Respecto al software proponemos las siguientes posibilidades en cuanto a lenguajes y estándares en tipos de archivos: ? Cualquier procesador de palabras que “exporte” los textos a archivos con formato ASCII; cualquier base de datos que exporte a formato DBF o tenga la posibilidad de exportar información de los campos a archivos ASCII con formatos en columnas o separados por comas; cualquier hoja electrónica que permita la “importación a EXCEL” o exporte información a formatos ASCII; cualquier generador de gráficos que permita generar archivos con formatos “gif o jpeg”. ? Pensamos que el uso de un paquete como el OFFICE de Microsoft, que integra todas las aplicaciones anteriores (salvo los archivos para imágenes), es la opción más económica y de mayor alcance, principalmente en lo concerniente al uso de la hoja electrónica, que es una herramienta con mucho potencial para las investigaciones. ? No descartamos el uso de bases de datos más poderosas (SYBASE, ORACLE, INFORMIX, etcétera), para manipular grandes cantidades de información, que exigen de mayor atención para su uso y administración, aspectos que visualizamos a mediano plazo. ? Para la integración de la información en el Web, proveniente de los softwares anteriores, el estándar por ahora será el HTML (V3.0).


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La transferencia de la información de los procesadores de palabras, bases de datos y hoja electrónica, al lenguaje empleado en las páginas del Web, puede hacerse con base en archivos puente en formato ASCII o, por medio de programas de conversión directa de un formato particular al HTML. La segunda herramienta de trabajo en la red la proporcionan los tres servicios básicos que ofrece INTERNET: ? El correo electrónico y las posibilidades que ofrece para enviar información auxiliar a través del “attach”. ? Los foros de discusión. ? El servicio de envío de archivos (ftp). ? El servicio del World Wide Web. Sugerimos que la manera de emplear y organizar el flujo de información por medio del correo electrónico sea abierta y dependa de la manera como cada miembro de la red desee establecer el contacto y comunicación con otros miem bros ya conocidos o, por conocer. La realización continua de foros de discusión es un componente vital para la intercomunicación “inteligente” de los miembros de la red, ya que se propiciará la mención directa a contenidos de información de las investigaciones de la red misma. El uso del “ftp” permite enviar archivos medianos o grandes, situación que se presentará cuando inicie el flujo de imágenes o conjuntos de páginas en el Web, y que en su momento, requerirá de instructivos específicos. Los envíos de archivos (por “attach” o por “ftp”) podrán ser empacados vía “zip”. Para participar en el ámbito de las comunicaciones en la red, el grupo de tra bajo debe gestionar el acceso y espacio en disco requerido en un servidor, así como los servicios básicos de Internet (correo electrónico y envío de archivos de datos). Pueden existir tres casos: ? Que el grupo de trabajo no tenga acceso a un Servidor de Internet. ? Que el grupo de trabajo sí tenga acceso a un Servidor de Internet. ? Que el grupo de trabajo tenga un Servidor de Internet. En el primer caso, que no es deseable y sí factible, el grupo en cuestión podrá copiar de un servidor de otro grupo de la red en operación, las páginas que con sidere pertinente e instalarlas localmente en un equipo de su grupo de trabajo, también deberá copiar en el servidor del grupo que le ofrezca apoyo, la información que desee compartir en el Web y actualizarla con la periodicidad que juzgue conveniente. En el segundo caso, que será el más frecuente a corto y mediano plazos, los coordinadores del grupo de trabajo enviarán las actualizaciones de sus páginas al servidor disponible. Este servicio lo ofrecerá, generalmente, la instancia co rrespondiente en su universidad, o en algunos casos un servicio contratado en su ciudad.


78 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 A mediano y largo plazos, consideramos que la mayoría de los grupos de trabajo tendrán su propio servidor (operando como subnodos de algún nodo de Internet en México) y podrán administrar y actualizar la información de sus páginas en la misma sede del grupo. En cada caso, será necesario elaborar pequeñas guías para que los coordinadores informáticos de los grupos de trabajo, estructuren y actualicen las páginas correspondientes con criterios y lineamientos semejantes. El medio de comunicación Los servicios de Internet (correo electrónico, foros y ftp) y especialmente “las páginas” en el Web son propiamente “el medio” para presentar e intercambiar información entre los miembros de la red, y con otras redes y al público en general. A través del Web la red podrá organizar la información de manera integral, estableciendo un espacio para su trabajo interno y otro para su interrelación con otras redes y en general, con la comunidad de usuarios del Web. Proponemos que la “página de la red” contenga dos grandes componentes: el primero es el que mira hacia adentro, hacia la red misma y que operará como una INTRANET que sintetiza y presenta de manera ordenada, la información de interés a los coordinadores, investigadores y creadores de la red durante el desarrollo de su trabajo. Es el componente para el apoyo en el intercambio y desarrollo interno de las investigaciones en la red. El segundo componente de la página en el Web es el que mira hacia afuera, para operar como una página en INTERNET que sintetiza y presenta de manera ordenada, la información que va a difundirse y es de interés para los coordinadores, investigadores y creadores de otras redes y latitudes. El componente de INTRANET, a su vez, considera dos partes: la que toma en cuenta la información compartible de cada grupo de trabajo con base en los for matos comunes para el registro y consulta el estado de los proyectos, y la parte que permite la presentación y difusión abierta y libre de cada grupo de trabajo. El acceso a la información en ambas partes se da, en primera instancia por el grupo de trabajo, y en cada página de grupo, el acceso puede ser por el tipo de información: básica, del anteproyecto, bibliográfica y del estado actual de los proyectos. El componente de INTERNET también presenta dos partes: la que describe los objetivos y propósitos de la red, sus estándares y procedimientos de comunicación y organización, así como la manera para que nuevos grupos se integren a la red. Por otro lado, considera la parte que permite la consulta a la información básica y resultados de los proyectos con base en una clasificación por temas o metodologías empleadas en los proyectos.


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El Nodo A manera de síntesis, un nodo de la red: ? Está conformado por un grupo de trabajo y vinculado a un conjunto de proyectos que tienen formatos de registro y contenidos de información compartible. ? Para conectarse de manera digital con otros nodos, los coordinadores, investigadores y creadores de un grupo de trabajo emplean el correo electrónico y el acceso a las páginas en el Web como medios para intercambiar y consultar información entre sí. ? La compartibilidad de la información entre los nodos se logra mediante el uso de estándares en los lenguajes empleados, formatos comunes para el registro de información básica, y bases de datos comunes dentro de una INTRANET de la red. ? Como parte de una integración general de la red, cada nodo considera lineamientos comunes de organización de la información para difundir e intercambiar los resultados de sus investigaciones y de las propuestas de creación, o criterios propios para mostrarla e intercambiarla de otras maneras en la red o con otras redes. ? La forma de establecer contacto entre los miembros de la red es mediante los foros o consultando las bases de datos con información estandarizada del registro de proyectos. Podría hacerse por dos vías: consultando las páginas de los grupos de trabajo en el componente de las páginas con formatos co munes en Intranet, o por el componente de consulta por temas o metodologías. En ambos casos se puede conocer la dirección electrónica del investigador e iniciar el contacto. Por medio de la consulta a la base de datos de la descripción de los anteproyectos del grupo, tendrá más elementos para analizar y estudiar los aspectos de interés y formular concretamente preguntas desde el primer contacto. ? La formulación de nuevos grupos de trabajo o proyectos de investigación puede tomar, como punto de partida, la síntesis de los resultados obtenidos al momento en la red, por otros grupos de trabajo o proyectos terminados. Asumimos el carácter ambicioso de la red que queremos construir, y el gran reto que implica modificar, actualizar o inmiscuir a investigadores y creadores en los lenguajes y recursos informáticos de hoy en día. Sin embargo, el equipo humano de trabajo, que ya tiene varios años propugnando por un cambio de conciencia en el proceso de investigación en las ciencias sociales, está convencido de que sí es posible entrar al ciberespacio de manera constructiva y creativa, ya que tiene como banderas lo lúdico y las nuevas maneras de interaccionar con la realidad.


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Control de autoridades en catálogos en línea ANA M. MARTÍNEZ* NORMA E. MANGIATERRA** CRISTINA RISTUCCIA** MARIANA PICHININI* MÓNICA G. PENÉ* *Cátedra

de Clasificación I y II. de Catalogación I. Departamento de Bibliotecología. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata. Calle 48 e/6 y 7-5º piso, 1900 La Plata, Argentina. E-mail (AMM): ammarti@netverk.com.ar E-mail (NEM): biblos2@satlink.com.ar **Cátedra

RESUMEN Se revisa la literatura especializada sobre el control de autoridades en los catálogos en línea, incluyendo sus definiciones, funciones, gestión y tendencias actuales, así como la situación en bibliotecas de América Latina. Si bien no se trata de una práctica nueva, ha sido revalorada a partir del alto índice de fracasos (cero registros recuperados) detectado durante las búsquedas en línea realizadas por los usuarios en los catálogos de biblioteca. Las principales ventajas del control de autoridades son: a) mejora la precisión y la recall orientando al usuario durante la búsqueda mediante un sistema de referencias cruzadas, b) en la recuperación ofrece un 100% de garantía documental, c) mejora y agiliza los procesos técnicos, incluyendo la verificación, validación y cambios globales en el catálogo y d) ahorra espacio de almacenamiento. Las desventajas son el alto costo y el esfuerzo intensivo que demanda la implementación y mantenimiento de las listas de autoridades. En el futuro inmediato se apunta a desarrollar la tecnología, incrementar la productividad, promover la cooperación nacional e internacional y realizar más investigaciones. En América Latina se necesita discutir el control de autoridades en profundidad, especialmente en relación con los sistemas de gestión bibliotecaria desarrollados en la región, el muy difundido software CDS/ISIS, diversos formatos no MARC para datos bibliográficos, en especial aquellos distribuidos por organismos internacionales (por ejemplo CEPAL, LILACS, AGRIS, INIS, etcétera), el re levamiento de las listas de autoridades ya existentes, la compilación de listas nacionales, la cooperación nacional y regional, la capacitación profesional y el compromiso que deben asumir al respecto las bibliotecas nacionales. ABSTRACT The literature on authority control of on-line catalogs is reviewed, including its definitions, functions, management, and current trends, as well as the present situation in Latin America. Although authority control is not a new practice, it has been revalued due to the high

Trabajo recibido el 22 de septiembre de 1997


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failure index (zero records retrieved) detected during the online searches of library catalogs carried out by users. The main advantages of authority control are: a) improvement of precision and recall, guiding the user during the search with a cross reference system, b) guarantee of 100% document retrieval, c) better and faster technical processes, including verification, validation and global changes in the catalogs, d) savings in storage space. The disadvantages include the high cost and intense effort required for implementing and maintaning authority files. The immediate future aims at technological improvements, productivity increase, national and international cooperation, as well as more research development. In depth authority control discussions are necessary in Latin America, particularly related to: library management systems developed in the region, the widely used software CDS/ISIS, several non-MARC formats for bibliographic data specially those provided by international organizations (e.g. CEPAL, LILACS, AGRIS, INIS, etc.), the identification of already existing authority lists, the compilation of national lists, national and regional cooperation, professional continuing education, and the commitment of national libraries.

INTRODUCCIÓN ceso de mantener la coherencia de la forma Elverconbaltrolusadedaauparatoriredapredessenestarel pro un punto de acceso –sea nombre, título unifor-

me o materia– en un catálogo de biblioteca y mostrar además las relaciones entre dichos puntos de acceso (Clack, 1985; Taylor, 1989 y 1992; Tillet, 1989). Este proceso se concreta en una serie de operaciones que permiten elaborar un asiento o registro de autoridad; el conjunto de estos registros se denomina lista de autoridades (ISO 5127/3a, 1981; UNE 50113/3a, 1991) y puede ser de nombres (personas, entes corporativos, conferencias, familias, lugares geográficos), de títulos uniformes (monográficos y de series) o de materias (epígrafes o descriptores). Un nombre, un título uniforme o una materia, establecido oficialmente como punto de acceso autorizado, constituye una autoridad. El control de autoridades no es una práctica nueva, ya que a fines del siglo pasado, Charles A. Cutter prescribió la elección de un único encabezamiento como punto de acceso, con remisiones desde las formas variantes y relacionadas, que debían constituir un sistema de conexiones o referencias cruzadas. A partir de allí, la lista de autoridades se convirtió en un instrumento de apoyo para los pro cesos técnicos, pero con el tiempo muchas bibliotecas la sustituyeron por la consulta en el catálogo público y el marcado de la lista de epígrafes o del tesauro (Taylor, 1992). Sin embargo, desde la aparición de los catálogos en línea, se ha instalado un amplio debate sobre el control de autoridades, sus ventajas, desventajas y desarrollos futuros. Por tal motivo, en el presente trabajo, intentamos revisar la bibliografía sobre el tema y presentar un estado del arte que abarque


82 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 aspectos tales como definiciones, funciones, gestión (operaciones, normalización, tecnología y cooperación), así como proponer una discusión sobre el control de autoridades en bibliotecas de América Latina. FUNCIONES DEL CONTROL DE AUTORIDADES El control de autoridades permite mejorar dos funciones del catálogo de bi blioteca, que fueron definidas por el propio Cutter (Jáudenes Casaubón, 1996; Taylor, 1992; Tillet, 1989; Younger, 1995a,b): ? Función de identificación, es decir, la posibilidad de encontrar un documento particular, entre todos los que forman la colección, a partir del uso de formas coherentes de los puntos de acceso de autor, título o materia. ? Función de reunión, es decir, la posibilidad de encontrar todos los documentos de un mismo autor, título uniforme o materia que forman la colección. Estas funciones se pueden asimilar a los conceptos de precisión –capacidad de limitar una búsqueda– y recall –capacidad de ampliar una búsqueda (Younger, 1995a,b). En la indización, los vocabularios controlados mejoran la precisión mediante el control de homónimos y polisemas y la construcción de términos compuestos, mientras que mejoran la recall mediante el control de sinónimos y las relaciones asociativas (Aitchison y Gilchrist, 1987; Dubois, 1987; Lancaster, 1995; Svenonius, 1986). Estas propiedades son, por supuesto, aplicables a la lista de autoridades de materia, ya que ésta constituye en realidad el vocabulario controlado de una biblioteca en particular. Sin embargo, los conceptos de precisión y recall también son aplicables a la lista de autoridades de nombres y títulos, para cuyo control se siguen las reglas de AACR2R y las interpretaciones de esas reglas (Gorman y Winkler, 1988; Library of Congress, 1990). Así, la adición de fechas de nacimiento y muerte o las aclaraciones de iniciales entre paréntesis contribuyen a mejorar la precisión, mientras que las referencias que conectan los nombres autorizados y sus formas variantes o los diferentes títulos de una misma obra y su título uniforme contribuyen a mejorar la recall (Taylor, 1992). De modo que los ejemplos 1.1 a 1.10 de la Tabla 1 aumentan la precisión y los ejemplos 2.1 a 2.3 y 3.2 a 3.3 aumentan la recall, mientras que 2.4, 3.1, 3.4, 4.1 y 4.2 aumentan la precisión si se elige una sola opción y aumentan la recall si se se leccionan varias o todas las opciones. Ahora bien, diversos estudios sobre el desempeño de los usuarios durante la búsqueda en catálogos en línea, realizados principalmente en Estados Unidos, han demostrado altos índices de fracaso que alcanzan 30-40% de búsquedas con cero registros recuperados para autor o título y 40-50% para materia (Borgman, 1996; Ríos García, 1991; Shiao-Feng, 1994).


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Tabla 1 Ejemplos de registros de autoridad, registros de referencia específica y registros de referencia general 2.4 Contabilidad Ejemplo 1 TR Contadores públicos Diferenciación de homónimos y polisemas para nombres y Ejemplo 3 materias: Registro de referencia específica 1.1 Gutiérrez, M.F. (Manuel Francisde nombres, títulos uniformes y maco), 1910-1991 teria 1.2 Gutiérrez, M.F. (Manuel Francis- 3.1 Escardó, Florencio Para las obras de este autor bajo co), 1940su seudónimo véase además 1.3 Gutiérrez, M.F. (María Florencia), Piolín de Macramé 19653.2 Organización de las Naciones 1.4 Córdoba (Argentina : ciudad) Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura 1.5 Córdoba (España : ciudad) Véase UNESCO 1.6 Córdoba (México : ciudad) 3.3 El libro del pueblo de Dios 1.7 Congreso Latinoamericano de Véase Biblia. N.T. Bioquímica Clínica (12 : 1995 : 3.4 Danzas folklóricas Buenos Aires) TG Danzas 1.8 Congreso Latinoamericano de Bioquímica Clínica (13 : 1997 : Ejemplo 4 Caracas) Registro de referencia general 1.9 Langosta (Crustáceo) 4.1 Novelistas peruanos Véase además el nombre de 1.10 Langosta (Insecto) cada novelista individual, por ejemplo Vargas Llosa, Mario Ejemplo 2 Registro de autoridad de nombres, 4.2 Historiografía Se incluyen aquí las obras sobre títulos uniformes y materia la disciplina Historiografía; para 2.1 Almafuerte las obras sobre la historiografía x Palacios, Pedro Bonifacio particular de una disciplina, insti2.2 OEA tución, país, etc. véase además x Organización de Estados Amela subdivisión Historiografía bajo ricanos esos encabezamientos, por ejemplo Arte-Historiografía, Igle2.3 Tragedia de Hamlet, Príncipe de sia Católica-Historiografía, AleDinamarca mania-Historiografía, etcétera. UP Hamlet


84 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Los principales errores detectados en la búsqueda por autor incluyen el nom bre y apellido en orden directo y no invertido, errores de mecanografía y ortografía, truncamiento incorrecto, espaciamiento incorrecto, primera palabra incorrecta, demasiadas palabras solicitadas, persona como título o materia, intento de búsqueda booleana, etcétera (Bangalore, 1995; Peters, 1989; Sinnott, 1993). En cuanto a la búsqueda por materia, las principales dificultades se deben a errores de ortografía y mecanografía, búsquedas muy largas, pocos epígrafes o des criptores y una falta de coincidencia entre la terminología del usuario y la del sistema (Peters, 1989; Ríos García, 1991; Shiao-Feng, 1994). Las investigaciones de Sinnott (1993) y Bangalore (1995) coinciden en que el control de autoridades reduce los índices de fracaso en la búsqueda por autor, con 26% y 13% respectivamente, que contrastan con el 54% informado por Hunter (1991) y el 31% de Peters (1989), en sistemas sin control de autoridades. Por su parte, Wilkes y Nelson (1995) llevaron a cabo una investigación en la que demostraron que la búsqueda por materia en un catálogo en línea sin control de autoridades ofrecía 59.4% de éxitos y 40.6% de fracasos; cuando estas últimas búsquedas fracasadas se repitieron en un catálogo con el mismo lenguaje de indización, pero con control de autoridades, se logró reducir el índice de fracaso a sólo 10% de la muestra original. Algunos autores consideran que para solucionar este alto índice de fracasos no es necesario el control de autoridades, sino la utilización de las poderosas técnicas de búsqueda con que cuenta la computadora (operaciones booleanas, truncamiento, adyacencia), así como la recuperación palabra por palabra (Shiao-Feng, 1994; Tillotson, 1995; Younger, 1995a,b). Watson y Taylor (1987) descubrieron que 82.8% de los nombres personales y 34% de los corporativos en la lista de autoridades Library of Congress Name Authority File (LCNAF) eran innecesarios si se contaba con recuperación palabra por palabra y truncamiento a la derecha. Sin embargo, los usuarios han demostrado un severo rechazo hacia la utilización de las técnicas de búsqueda. Peters (1989), de la University of Missouri, encontró que los usuarios aplicaban los operadores booleanos en menos del 1% de las búsquedas, mientras que Millsap y Ferl (1993), de la University of California at Santa Cruz, detectaron un 10% y Olsen et al. (1989), de la Brigham Young University, el 24%. Pat Ensor (1992), de la Indiana State University, llevó a cabo una encuesta en la que el 40% de los encuestados ni siquiera pudo contestar si comprendía el uso de los operadores booleanos. De acuerdo con Borgman (1996), investigaciones realizadas en el área de la psicología cognitiva demuestran que las personas no aplican la lógica en su vida cotidiana, sino que siguen un juicio intuitivo en el que AND y OR se asumen en su sentido lingüístico, es decir, un AND inclusivo que amplía y un OR exclusivo que limita o reduce, exactamente al revés que los operadores booleanos. Además, Peters (1989) y Kern-Simirenko (1983) coinciden en señalar el escaso uso del truncamiento para comenzar una búsqueda, en tanto que Fidel (1991) y Hancock-Beaulieu (1990) han demostrado


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las dificultades que produce el desconocimiento de estas técnicas para reconvertir una búsqueda poco satisfactoria. En cambio, la recuperación palabra por palabra aplicada a nombres, títulos, epígrafes o descriptores, notas de contenido, resúmenes, etcétera, ha sido una al ternativa más exitosa, ya que permite recuperar fácilmente un punto de acceso verbal por cualquiera de las palabras que lo forman, sin importar el orden en que se encuentran (Ensor, 1992; Olsen, 1989). También incrementa los índices de precisión y recall, pero de diferente manera, ya que su nivel de especificidad mejora la precisión, mientras que la posibilidad de recuperar una palabra en todos los campos de la base de datos del catálogo mejora la recall (Aitchison y Gilchrist, 1987; Dubois, 1987; Lancaster, 1995; McJunking, 1995; Svenonius, 1986). Sin embargo, tiene también sus desventajas: por un lado aumenta los índices de so brerrecuperación (más de 50 registros recuperados), como ha sido comprobado por Tillotson (1995), quien al analizar la recuperación palabra por palabra en dos catálogos en línea obtuvo un promedio de 1063 y 431 registros por búsqueda, respectivamente. Por otro lado, si el usuario solicita VASCONCELOS desde el menú de búsqueda, obtendrá los registros referidos a las obras escritas, entre otros, por el brasileño José Mauro de Vasconcelos o por el mexicano José Vasconcelos Calderón, así como los estudios y biografías sobre ambos; si solicita COLERA recuperará registros referidos a esa enfermedad y a la novela El amor en los tiempos del cólera; si solicita BANCOS, se encontrará con información sobre entidades financieras, muebles, cúmulos de arena, archivos de datos, etcétera. Desde luego, la solución no consiste en elegir entre recuperación palabra por palabra o control de autoridades, sino en combinar ambos recursos en el mismo catálogo con el fin de ampliar las oportunidades de acceder a la información y de complementar las desventajas de una con las ventajas del otro y viceversa (Du bois, 1987; Svenonius, 1986; Tillet, 1996; Younger, 1995a,b). En adición a lo anterior, es importante remarcar que la lista de autoridades de una biblioteca contiene los puntos de acceso que han sido utilizados en esa biblioteca durante la catalogación e indización, y nada más que esos puntos de ac ceso, de modo que cuando el usuario inicia la búsqueda en la lista de autoridades puede tener la certeza de que recuperará al menos un documento que responda a la autoridad elegida, es decir, obtendrá un 100% de garantía documental (ninguna búsqueda con cero registros recuperados).


86 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 GESTIÓN DEL PROCESO DE CONTROL DE AUTORIDADES Operaciones El proceso del control de autoridades consiste en llevar a cabo una serie de operaciones que incluyen tanto el trabajo intelectual de establecer las autoridades y sus referencias, como las tareas de implementar, mantener y administrar la lista de autoridades (Clack, 1985; Jáudenes Casaubón, 1996; Taylor, 1992; Tillet, 1989). Básicamente son las siguientes: 1. Verificación de una autoridad: una vez identificado un posible punto de acceso como autor, título uniforme o materia, se debe consultar la lista de autoridades y controlar si ese punto de acceso ha sido aceptado como autoridad; si es así, se debe asignar esa autoridad coherentemente. 2. Creación de una autoridad: si por el contrario, el punto de acceso no coincide con una autoridad, ésta debe crearse y registrarse en la lista de autoridades. 3. Establecimiento de referencias cruzadas: una vez determinada la autoridad, deben establecerse las relaciones equivalentes (véase/x, Use/UP) entre una autoridad y sus formas variantes, así como las relaciones jerárquicas (TG/TE) y asociativas (véase además/xx, TR/TR). 4. Registro de autoridades y sus referencias cruzadas: la lista de autoridades en línea es una base de datos que debe definirse de acuerdo con un formato nor malizado y un software de gestión apropiado. 5. Mantenimiento de la lista de autoridades: requiere una permanente revisión, verificación y validación del sistema para incorporar altas, modificaciones y bajas, actualizando no sólo las autoridades, sino también las referencias cruzadas y sus respectivas reciprocidades. De acuerdo con las directrices de la International Federation of Library Associations (IFLA, 1984, 1993a,b y 1995), en una lista de autoridades se pueden in cluir tres tipos de registros: los registros de autoridad, los registros de referencia específica y los registros de referencia general. Un registro de autoridad consta básicamente de: a) un encabezamiento de autoridad que constituye el punto de acceso autorizado y b) un trazado que incluye las referencias a las formas variantes no utilizadas (señaladas con los símbolos x, UP, ←, <) o a otros encabezamientos de autoridad relacionados (Véase además, TR, »«, >><<), como los ejemplos 2.1 a 2.4 de la Tabla 1. Un registro de referencia específica puede ser de dos tipos: a) el encabezamiento de referencia específica es una forma variante que no se usa y remite a un encabezamiento de autoridad mediante los símbolos Véase, Use , →, >, como los ejemplos 3.2 y 3.3 de la Tabla 1; b) el encabezamiento de referencia específica es un encabezamiento de autoridad que remite a otro encabezamiento de autoridad, mediante los símbolos Véase además, TR, »«, >><<; en este caso, si se desea indicar una relación jerárquica, se pueden sustituir los símbolos anteriores por los correspondientes TT, TG, », >> o TE, «, << y


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también es posible redactar estas referencias en forma de nota; los ejemplos 3.1 y 3.4 de la Tabla 1 corresponden a la referencia específica. Por último, un registro de referencia general incluye: a) un encabezamiento de referencia general, que suele ser un encabezamiento colectivo y b) los encabezamientos de autoridad a los que se remite mediante una nota explicativa o referencia sábana, como se muestra en los ejemplos 4.1 y 4.2 de la Tabla 1. La planificación de un sistema de autoridades debe tener en cuenta distintos aspectos; en este sentido, resultan de gran utilidad las experiencias de diversas bibliotecas que han sido publicadas en la literatura especializada (Bechtel, 1992; Gibbs y Bisom, 1989; Goldman y Havens, 1990; Goldman y Smith, 1989; Halverson et al., 1992; Irwin, 1993; Kirby, 1989; McCurley, 1993; Moreno y Quijano Solís, 1991; Park, 1992; Ridgeway, 1989; Santizo y Rezabek, 1992; Sullivan, 1992; Vela de la Sancha,1996). Cuando una biblioteca decide implementar su propia lista de autoridades en línea, debe considerar el problema de la reconversión, que resulta imprescindible si se pretende lograr la vinculación entre la lista de autoridades y el catálogo en línea; se pueden presentar dos situaciones: que la biblioteca posea una lista de autoridades en ficha que pueda ser reconvertida al sistema en línea, o bien que la biblioteca no posea una lista de autoridades, pero quiera incluir en la nueva los puntos de acceso ya utilizados en su catálogo (Irwin, 1993; Maccaferri, 1992; McCurley, 1993; Wendler, 1995). También es necesario decidir si las operaciones de implementación y reconversión de la lista de autoridades se realizarán en la biblioteca o se contratará una empresa catalogadora, en cuyo caso deben evaluarse los servicios y precios ofrecidos por cada proveedor (Johnston, 1989; Maccaferri, 1992; Wendler, 1995). En una encuesta realizada por Santizo y Rezabek (1992), 53% de las bibliotecas había preferido contratar el trabajo con terceros, 12% lo hizo en la biblioteca y 32% combinó ambas opciones. Una vez implementada la lista y completada la reconversión, el personal de la biblioteca puede hacerse cargo de su mantenimiento. De acuerdo con Maccaferri (1992), la gestión de la lista de autoridades en línea no demanda mucho personal; por ejemplo en la Kent State University, de unas 12 personas que se requerían para mantener la lista de autoridades en fichas, se pasó a una sola persona responsable de la versión en línea. En la University of California at Los Angeles (UCLA), las operaciones de control de autoridades para el catálogo Orion (más de un millón de registros bibliográficos) han quedado a cargo de un bibliotecario y cuatro ayudantes. En la Sterling C. Evans Library de la Texas A&M University, la sección de autoridades ha sido creada con las cinco personas que mantenían el catálogo en fichas, quienes recibieron entrenamiento en servicio para las operaciones pertinentes (Halverson et al., 1992). Las operaciones de control de autoridades son costosas y laboriosas; para OCLC (1995) constituyen el 30% del costo total de los procesos técnicos, pero según Tillett (1989) alcanzan casi la mitad. Byrd y Sorury (1993), de la Indiana


88 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 University, han calculado el costo de las operaciones de control de autoridades en US$2.42 por registro, de modo que una biblioteca con cien mil puntos de ac ceso establecidos tendría que desembolsar aproximadamente un cuarto de millón de dólares para conformar su lista de autoridades. En consecuencia, se discute si todos los puntos de acceso necesitan control de autoridades o sólo algunos. Idealmente, deberían establecerse autoridades para todos los puntos de acceso, pero en la práctica no siempre es posible. Diversos estudios intentan identificar criterios para esta selección de prioridades (Bogan, 1996; Calhoun, 1996; Fuller, 1989; Itoga et al., 1996; McGrath, 1993; Younger, 1996). A manera de ejemplo, Bogan (1996) considera que para los nombres personales las prioridades serían: a) nombres usados como materia, b) apellidos compuestos, c) apellidos con prefijos, d) nombres de mujeres (solteras/casadas), e) nombres de personas cuyo elemento de entrada no sea un apellido (monarcas, santos, papas, etc.), f) apellidos muy comunes (en inglés se han establecido cuatro: Jones, Johnson, Smith y Miller), g) nombres latinizados, h) nombres anteriores al siglo veinte, i) nombres con aclaración de iniciales o similares. Una manera de proporcionar autoridades para todos los puntos de acceso y al mismo tiempo limitar el trabajo de autoridades es la informada por McGrath (1993) para las bibliotecas de la State University of New York at Buffalo, que se basa en la utilización del llamado registro de nivel mínimo o provisional. Este re gistro es creado por el sistema sin intervención humana, ya que cada punto de acceso utilizado en el catálogo en línea es verificado contra la lista de autoridades; si no se encuentra allí, el sistema automáticamente crea un registro mínimo o provisional que por lo general se limita al punto de acceso verificado, pero que en algunos casos puede incluir también algunas referencias (Anderson, 1991); luego, el bibliotecario de autoridades completa los registros que requieren referencias cruzadas, mientras que el resto se mantiene solamente con el nivel mínimo. Los costos también se reducen cuando se accede a una lista de autoridades reconocida, por ejemplo las de Library of Congress. Aunque las listas son caras, hay distintas organizaciones como OCLC, RLIN, WLN, que hacen posible su consulta y la copia, no de todos los registros, sino sólo de aquellos que se necesitan (Dickson y Zadner, 1989). Maccaferri (1992) comenta la experiencia de UCLA, y señala que sólo 15% de los registros de autoridades fue original, mientras que 85% se copió de otras listas. De todas formas, las bibliotecas no siempre cuentan con personal suficiente y capacitado, ni presupuesto para llevar a cabo este control de autoridades y, en adición, muchas veces realizan un trabajo redundante e incompatible (Tillet, 1989). El resultado, entre otras cosas, es una productividad insuficiente de registros de autoridades: sólo el 50% de los nombres personales y el 30% de los entes corporativos, registrados como puntos de acceso en el catálogo colectivo de OCLC, se encontraban en las respectivas listas de autoridades de Library of Congress (OCLC, 1995).


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NORMALIZACIÓN Al igual que el catálogo en línea, la lista de autoridades requiere un formato estándar que permita definir la base de datos para su gestión y al mismo tiempo intercambiar estos datos con otras bibliotecas (Jáudenes Casaubón, 1996; Taylor, 1992). En 1976, Library of Congress inició el desarrollo de su formato de autoridades, con una primera edición al año siguiente. Luego de profundas revisiones y modificaciones, se publicó una nueva edición en 1993, con el título USMARC format for authority data, que se actualiza periódicamente. Por su parte, IFLA ha desarrollado también su formato de autoridades UNIMARC /authorities: Universal format for authorities, con una primera edición en 1977 y la segunda y última en 1991. Además, existen formatos de autoridades nacionales como UKMARC, IBERMARC, etcétera (IFLA, 1991; Jáudenes Casaubón, 1995; Library of Congress, 1995a). Tanto UNIMARC como USMARC han establecido claramente la vinculación entre sus formatos de autoridades y los respectivos formatos bibliográficos, de modo que, por ejemplo, el campo correspondiente a nombre de persona en el formato de autoridades es compatible con el campo del formato bibliográfico para autor personal. UNIMARC y USMARC se basan en AACR2R y tanto IFLA como Library of Congress han complementado sus formatos con varios instrumentos prescriptivos: IFLA publicó en 1984 sus Guidelines for authority records and entries (GARE) y en 1993 las Guidelines for subject authority records and entries (GSARE) –ambas traducidas en España–, mientras que Library of Congress cuenta con varios manuales que apoyan el control de autoridades (Gorman y Winkler, 1988; IFLA, 1984, 1993a,b y 1995; Library of Congress, 1990, 1992, 1994, 1996a). TECNOLOGÍA Taylor (1992) distingue dos posibilidades para la lista de autoridades en línea: la lista implícita o separada del catálogo que presenta apenas algunas ventajas respecto a la lista en fichas y la lista explícita o vinculada con el catálogo, que desde luego constituye el aporte realmente valioso del control de autoridades en línea. En algunos sistemas, la lista comparte una misma base de datos con el catálogo, mientras que en otros se encuentra en bases de datos separadas, pero interconectadas. La elección del software debe tener en cuenta el almacenamiento de los registros de autoridades, de acuerdo con los formatos aceptados internacionalmente, el mantenimiento de la lista de autoridades con sus adiciones, modificaciones y eli minaciones, la vinculación entre las autoridades y sus referencias cruzadas para obtener reciprocidades automáticas, la vinculación entre las autoridades y los registros del catálogo para facilitar tanto la tarea de almacenamiento como la de recuperación, verificación, validación y posibles cambios globales en el catálogo, la vinculación con otras listas de autoridades externas para poder importar y


90 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 exportar registros de autoridades, diversas facilidades para la edición, exhibición, exploración, impresión y copia de la lista de autoridades, así como la generación de estadísticas e informes destinados a la evaluación y gestión del sistema (Ali prand, 1993; Anderson, 1991; Bechtel, 1992; Clack, 1990; Fiegen et al., 1990; Fox y Kanafani, 1989; Gibbs y Bisom, 1989; Goldman y Havens, 1990; Goldman y Smith, 1989; Johnston, 1989; Kirby, 1989; Moreno Jiménez, 1992; Ridgeway, 1989; Sullivan, 1992; Vela de la Sancha, 1996; Wendler, 1995). Como ya se mencionó, el software debe crear automáticamente los registros de autoridades provisionales o de nivel mínimo (Anderson, 1991; McGrath, 1993). Por otro lado, debe facilitar los permanentes cambios que se requieren para el mantenimiento tanto de la lista como del catálogo (Fox y Kanafany, 1989; Grady, 1996; Van Pulis, 1996). De acuerdo con Calhoun y Oskins (1992), de las 1388 operaciones de control de autoridades que realiza Library of Congress en promedio por día, 60% corresponde a nuevos registros, 38% a modificaciones y 2% a bajas; esta relación se mantiene igual para los nombres y títulos, pero se in vierte para materias: 38% de altas, 60% de modificaciones y 2% de bajas. Entonces, el sistema debe llevar a cabo la mayor cantidad de cambios globales; por ejemplo, en la reconversión del sistema Hollis de la Harvard University, el soft ware empleado permitió realizar 1.6 millones de correcciones en los puntos de acceso de 5.3 millones de registros del catálogo, a partir de poco más de 684,000 registros de autoridades, en menos de año y medio, a razón de 60,000 registros transferidos quincenalmente, vía FTP, a la empresa catalogadora; las operaciones llegaron a realizarse a un ritmo de 25,000 correcciones por hora, sin intervención humana (Wendler, 1995). Otro aspecto que debe considerarse es la interfaz usuario-sistema y la interfaz bibliotecario-sistema, ya que la lista de autoridades ha pasado a ser una herramienta útil tanto en la recuperación como en el almacenamiento de información. La interfaz debe ofrecerle al usuario la posibilidad de: a) explorar la lista de autoridades, sin tener que adivinar desde el menú de búsqueda qué términos se han utilizado para la descripción del documento, b) seleccionar una autoridad mediante un sistema orientador de referencias cruzadas y c) evitar errores de ortografía, mecanografía, orden de palabras, etcétera. Por ejemplo, si el usuario solicita el nombre MIGUEL ANGEL ASTURIAS, el sistema debe contestarle véase ASTURIAS, MIGUEL ANGEL; el usuario se dirige a esta autoridad o, mejor aún, es remitido automáticamente por el sistema; selecciona la autoridad con sólo presionar una tecla y se muestran en pantalla los registros documentales del catálogo que responden a la autoridad elegida (el usuario no necesita darse cuenta de que el sistema ha vinculado la lista de autoridades con el catálogo). De manera similar, el bibliotecario de procesos técnicos que necesite agregar nuevos registros en el catálogo, en vez de mecanografiar los puntos de acceso, puede explorar la lista de autoridades orientándose con el sistema de referencias cruzadas, seleccionar la autoridad pertinente con sólo presionar una tecla y que


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esta autoridad se registre automáticamente en el campo correspondiente del catálogo en línea, evitando así errores de ortografía y mecanografía y agilizando la tarea de catalogación e indización. Debe destacarse también que el control de autoridades reduce la cantidad de términos controlados que debe manejar el índice invertido del catálogo en línea, ya que las formas variantes de un punto de acceso se almacenan una sola vez en la lista de autoridades, mientras que en el catálogo se almacena una única forma autorizada. COOPERACIÓN Al igual que otros aspectos de los procesos técnicos, tanto los costos como las tareas del control de autoridades se reducen si se comparten con sistemas interbibliotecarios. Entre las experiencias cooperativas se pueden mencionar el Program for Cooperative Cataloging (PCC), establecido por Library of Congress en 1995, integrado por más de 200 bibliotecas, que han acordado crear registros únicos, bajo formas mutuamente aceptadas y facilitar el uso de esos registros. El PCC incluye dos subprogramas referentes al control de autoridades: a) Name Authority Cooperative Operations (NACO), que revisa y actualiza la lista de autoridades LCNAF con más de 3.7 millones de registros de nombres de personas, entes corporativos, conferencias y lugares geográficos, así como títulos uniformes reunidos desde 1977, con unas 228.000 adiciones anuales y b) Subject Authority Cooperative Operations (SACO), que revisa y actualiza la lista de autoridades Library of Congress Subject Headings (LCSH), con más de 227.000 encabezamientos de materia o referencias y unas 9000 adiciones por año. El PCC incluye también un convenio particular entre British Library, National Library of Canada y Library of Congress, a partir del cual se está conformando un pool de autoridades en inglés, que se ha dado en llamar Anglo-American Authority File (Li brary of Congress 1995b; Riemer y Morgenroth, 1993; Tabb, 1996; Tillett, 1995a,b y 1996). Otras fuentes de control compartido de autoridades son las organizaciones como RLIN, WLN u OCLC. Esta última organización, que también participa del PCC, adquiere los registros de autoridades de Library of Congress, los somete a la revisión de sus bibliotecas cooperantes autorizadas por NACO que agregan referencias cruzadas; el registro de autoridades, así enriquecido sigue dos vías: por un lado vuelve a Library of Congress para su ingreso en las listas nacionales y por otro lado se registra en la lista de autoridades de OCLC, y queda disponible para ser copiado por cualquiera de las bibliotecas adheridas, las que a su vez pueden agregar nuevas referencias para su sistema local. Otra experiencia interbibliotecaria importante es el proyecto AUTHOR, patrocinado por la Comisión Europea de Bibliotecas Nacionales (CENL), en el que


92 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 participan la Bibliothèque National de Francia, la Bibliothèque Royale Albert I de Bélgica, el Instituto de Biblioteca Nacional e do Livro de Portugal, la Biblioteca Nacional de España y la British Library de Gran Bretaña. AUTHOR forma parte del proyecto Computerised Bibliographic Records Actions (COBRA) y se basa en los principios de cooperación internacional de IFLA (que se mencionan a continuación), se limita a nombres de personas y entes corporativos, pretende unificar los formatos nacionales en Unimarc/authorities y diseñar una red con acceso Z39.50 a la lista de autoridades (CENL, 1997; Jáudenes Casaubón, 1995). Por su parte, IFLA ha propuesto que la cooperación internacional para el control de autoridades se fundamente en dos principios: a) que cada país elabore su lista nacional de autoridades y b) que los demás países acepten las formas autorizadas por esas listas nacionales (Delsey, 1989; Tillet, 1989, 1995 y 1996; Willer, 1996). Aunque en teoría estos principios resultan lógicos, en la práctica presentan conflictos, ya que la autoridad establecida por un país puede no ser satisfactoria en otro, sea por el idioma, por la escritura, porque es más conocida una forma variante, etcétera. Desde Library of Congress se está impulsando una iniciativa que pretende cambiar el concepto de control de autoridades por el de control de acceso, en el que no habría una única forma autorizada, sino que distintas variantes tendrían el mismo valor; luego, si cada biblioteca local o cada sistema nacional lo desea, podría elegir una forma por default (Barnhart, 1996; Tillet, 1990, 1995 y 1996); sin embargo, consideramos que se requieren más ex periencias para asegurar que esta modalidad no afecte la normalización. IFLA también ha propuesto la creación de un número estándar internacional (ISADN) que identifique cada autoridad, para facilitar el intercambio entre distintas listas. También es necesario establecer qué le compete al ámbito internacional, al nacional y al local, ya que las necesidades de un ámbito pueden diferir de los otros y obstaculizar la cooperación. De acuerdo con IFLA (Delsey, 1989), la agencia bi bliográfica nacional es la responsable de compilar la lista nacional de autoridades, coordinando las bibliotecas locales en un sistema nacional y estableciendo mecanismos que aseguren la calidad y distribución de estas listas. A su vez, la agencia bibliográfica nacional puede acudir al ámbito internacional para intercambiar su lista nacional con las de otros países. La agencia bibliográfica nacional, entonces, pone estas listas de autoridades extranjeras a disposición de las bibliotecas locales de su país. Diversas naciones cuentan con sus listas de autoridades nacionales, entre ellas Alemania (Muennich, 1996), Australia (Trianor, 1995), Israel (Lazinger, 1991), Croacia (Willer, 1993), los países integrantes de AUTHOR, que incluyen a Portugal y España, cuyas listas resultan muy importantes para América Latina (CENL, 1997), Chile (RENIB, 1997), etcétera. Al ámbito local le corresponde identificar las autoridades locales y transferirlas a la agencia bibliográfica del país para su inclusión en la lista nacional, copiar las autoridades que necesite a partir de las listas que la agencia bibliográfica nacional ponga a su disposición y diseñar el sistema local de autoridades en función de sus


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usuarios finales. En este ámbito son importantes las redes estatales o provinciales como ILLNET Online (Henigman, 1991). En definitiva, hay tres factores importantes que no deben descuidarse si se quiere llegar a establecer un control bibliográfico universal (Delsey, 1989): a) la estandarización de prácticas para el establecimiento de encabezamientos y la es tructuración de autoridades; b) la promoción de responsabilidades nacionales en la creación y diseminación de registros de autoridad y c) la planificación de una infraestructura que soporte el intercambio efectivo de datos de autoridad en la esfera internacional. EL CONTROL DE AUTORIDADES EN BIBLIOTECAS DE AMÉRICA LATINA El desarrollo de la informática entre las bibliotecas latinoamericanas ha dado lugar a situaciones dispares. En un intento por generalizar, podemos plantear que por un lado se encuentran aquellas bibliotecas que han incorporado programas de gestión bibliotecaria de origen estadunidense o europeo, los formatos tipo MARC y el acceso a los servicios de organizaciones como OCLC, RLIN, WLN, etcétera. Por otro lado, se encuentran las bibliotecas que utilizan sistemas de gestión bibliotecaria diseñados localmente, muchos de ellos basados en el software CDS/ISIS para microcomputadoras (Microisis), que realizan procesos técnicos originales y no por copia y utilizan formatos no MARC, como los suministrados por organismos internacionales (CEPAL, AGRIS, INIS, LILACS, etcétera) o bien formatos locales como FOCAD en Argentina o FC en Uruguay. Las bibliotecas del primer grupo son menos numerosas y se encuentran por supuesto en una situación de mayor ventaja para implementar el control de autoridades, en la medida que acceden a los recursos y desarrollos mencionados previamente en este texto. En cambio, para las bibliotecas del segundo grupo se presentan otros desafíos. Los formatos de descripción bibliográfica no MARC difundidos en la región no cuentan con sus respectivos formatos de autoridades, situación que genera enormes dudas respecto a si es conveniente esperar que aparezcan tales formatos o si es preferible anticiparse y definir las listas de autoridades con USMARC o UNIMARC. El tema es aún más preocupante si se tiene en cuenta que el formato que se elija para la lista de autoridades debe ser compatible con aquellos utilizados nacional e internacionalmente y al mismo tiempo con los catálogos locales a los que debe vincularse y que ya han sido definidos con otros formatos. Los programas de gestión bibliotecaria diseñados en la región no han incluido hasta ahora el control de autoridades ni de nombres ni de materia y deberán evolucionar en este sentido, como ha comenzado a hacer SIABUC de la Universidad de Colima en México. Los desarrollos futuros deben tener en cuenta no sólo la implementación de las listas de autoridades, sino también la reconversión de lis -


94 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 tas ya existentes (muchas de ellas implícitas) y la vinculación de estas autoridades nuevas con los puntos de acceso ya registrados en los catálogos y bibliografías en línea, que con seguridad requerirán correcciones a gran escala para coincidir con dichas autoridades. En algunos países de la región, la biblioteca nacional ha organizado y coordina el sistema interbibliotecario nacional y proporciona a los participantes su lista de autoridades, como es el caso de Chile (RENIB, 1997), pero en otros países la biblioteca nacional se ha desentendido de la responsabilidad que le compete en cuanto a la cooperación, la normalización de formatos y procedimientos y la compilación de catálogos, bibliografías y listas de autoridades nacionales, evidenciando una vez más la carencia de políticas de información de los gobiernos respectivos. Numerosas bibliotecas especializadas han podido suplir esta falta de un formato nacional, participando en sistemas cooperativos coordinados por organismos internacionales, con lo cual –como ya se mencionó– se han incorporado, dentro de un mismo país, distintos formatos y metodologías de trabajo, situación que podría extenderse al control de autoridades. En la región se han implementado sistemas para el control de autoridades como los informados por el Colegio de México y la Biblioteca de la Universidad Intercontinental (Moreno y Quijano Solís, 1991; Vela de la Sancha, 1996), así como la Red Bibliodata de Brasil; también se han compilado listas de autores personales e institucionales como la de CEPAL en Chile o las de la Universidad Nacional de San Juan y UNIRED en Argentina (Lohe, 1996) y de materia como la Lista de encabezamientos de materia para bibliotecas compilada en Colombia o el Epigrafiario de la Biblioteca Central de Ciencia y Técnica de Cuba, pero sería muy útil conocer con exactitud cuáles son las listas de autoridades existentes, las experiencias surgidas de esta compilación, el estado de compatibilidad que guardan unas con otras y las posibilidades de intercambio de registros de autoridades. Por su parte, las escuelas latinoamericanas de bibliotecología deben incluir este tema en sus planes de estudio, formando a los futuros bibliotecarios en el uso de los formatos, manuales y directrices que normalizan el control de autoridades en línea; no obstante, es posible que en los años inmediatos estas escuelas deban centrar mayores esfuerzos en la educación continua o de posgrado, que permita la actualización y perfeccionamiento de los bibliotecarios en ejercicio.

CONCLUSIONES La pregunta que nos planteamos en este momento es si vale la pena el control de autoridades, es decir, si los beneficios que aporta justifican los costos elevados. Las principales ventajas podrían resumirse en que a) mejora la precisión y la recall orientando al usuario durante la búsqueda a través del sistema de referencias


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cruzadas, b) en la recuperación le proporciona al usuario un 100% de garantía documental (ninguna búsqueda con cero registros recuperados), c) mejora y agiliza los procesos técnicos y las operaciones de verificación, validación y cambios globales y d) ahorra espacio de almacenamiento en el catálogo en línea. Las desventajas estarían en el alto costo y el esfuerzo intensivo que demanda. En general, la comunidad bibliotecaria parece estar de acuerdo en que el control de autoridades es necesario, pero se necesitan cambios para hacerlo más eficiente (O’Neill, 1996; Tillet, 1995 y 1996; Younger, 1995a,b). El periodo 1996-2000 se presenta como crítico para el desarrollo del control de autoridades, según lo sugieren los planes estratégicos de OCLC (1995) y Library of Congress (1996b), que apuntan principalmente a lograr mejoras tecnológicas, aumento de la productividad y promoción de la cooperación. Se necesita además investigar a fondo la interacción entre los procesos técnicos y la recuperación para determinar dónde resulta más efectivo el control de autoridades, cómo se complementa éste con la recuperación palabra por palabra, las técnicas de búsqueda, la retroalimentación relevante, así como evaluar los programas de gestión y los costos (Taylor, 1989; Tillett, 1995 y 1996; Younger, 1995a,b). Respecto a la región latinoamericana, consideramos que sería conveniente aprovechar que el control de autoridades en línea es un tema que se encuentra en su etapa inicial para a) dar a conocer las experiencias de implementación, gestión y evaluación de listas de autoridades, b) realizar una tarea cooperativa de normalización nacional y regional, c) promover la investigación y el desarrollo tecnológico y d) incluir este tema en los programas de enseñanza tanto de pregrado como de posgrado en las escuelas de bibliotecología. No queremos dejar de insistir, a manera de cierre, en el compromiso que de ben asumir las bibliotecas nacionales de América Latina, respecto a los beneficios que ofrece la cooperación interbibliotecaria en ésta como en otras tareas de procesos técnicos. Si sus contrapartes en los países desarrollados, como Library of Congress y las bibliotecas nacionales europeas, se han visto en la necesidad de cooperar, con mayor razón resulta imprescindible esta decisión entre las bibliotecas nacionales de países en vías de desarrollo –y por ende de escasos recursos–, ya que como afirma Tabb (1995), los procesos técnicos compartidos permiten alcanzar una mayor producción de registros, tanto de autoridad como bibliográficos, una calidad garantizada por el uso de normas y procedimientos comunes y periódicamente revisados, una eficacia basada en la sustancial reducción de la carga de trabajo, de los tiempos y de los costos, un ámbito ideal para que los bi bliotecarios de procesos técnicos, liberados de las tareas rutinarias, dediquen sus esfuerzos a discutir la solución de problemas, se capaciten y capaciten a otros colegas, influyan decisivamente en el medio profesional mediante la normalización y recomendación de buenas prácticas bibliotecarias y exploren nuevas formas de acceso a la información.


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Aproximación a la organización bibliotecaria española en el siglo XVIII AMPARO GARCÍA CUADRADO Departamento de Información y Documentación. Universidad de Murcia, Campus de Espinardo s/n 30071 Murcia. España. Tel. 34.68.307100 ext. 2404 Email:ampagar@fcu.um.es

RESUMEN El ideal ilustrado de felicidad pública, progreso y utilidad es asumido por las élites ilustradas españolas especialmente a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII. Este empeño por sacar al país de su atraso secular va a quedar patente en la adopción de una serie de medidas y normas legales en el campo educativo, científico y cultural. Pero la re forma de la enseñanza y la creación de Academias y Sociedades, exigía también, como base estructural, la apertura de bibliotecas públicas. A través de ellas se pretendía poner al alcance de todos aquellos instrumentos esenciales para el estudio y la lectura. El análisis de las normas legales emanadas de la Corona, desde la fun dación de la Real Biblioteca con la llegada de la dinastía borbónica, hasta la reorganización y formación de nuevas bibliotecas a partir de los fondos librarios dejados por los jesuitas españoles tras su expulsión en 1767, son un claro exponente de una organización bibliotecaria que pretendía hacer frente a una necesidad social percibida por la minoría dirigente. ABSTRACT The illustrated ideal of public happiness, progress and usefulness is assumed by the Spanish illustrated élite, especially throughout the se cond half of the 18th century. This determination to take the country out of its secular backward state is going to be obvious in the adoption of a series of measures and normal regulations in the educational, scientific and cultural fields. But the education reform and the creation of Academies and Societies demanded also, as a structural base, the opening of public libraries. Through them it was intended to put at everybody’s hand all those essential instruments for studying and rea ding. The analysis of the legal norms issued from the Crown, from the foundation of the Royal Library with the arrival of the Bourbon dynasty, to the re-organisation and formation of new libraries starting with the book stock left by Spanish Jesuits after their expulsion in 1767, are a clear exponent of a library organisation which tried to face a social need perceived by the governing minority.

Trabajo recibido el 3 de noviembre de 1997


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INTRODUCCIÓN esde comienzos del siglo , España va a experimentar una serie de camDbios progresivos que culminan en las grandes reformas ilustradas de los mi XVIII

nistros de Carlos III. La entronización de la dinastía borbónica supuso el comienzo de una andadura, caracterizada por una mayor intervención del Estado en la vida pública. Este intervencionismo estatal, por lo que al ámbito cultural se refiere, comienza ya en los primeros años de la centuria y es su manifestación más significativa, la creación de una serie de instituciones culturales de claro cuño francés. Entre estas nuevas instituciones, las Reales Academias serán elementos de modernidad frente al estancamiento de las universidades, a las que todavía no habían llegado los aires renovadores de la ciencia europea del XVII. Bajo la protección de Felipe V se crea en 1714 la Academia de la Lengua, la cual dirigirá sus esfuerzos a la elaboración de un Diccionario de Autoridades desde 1739. A ésta se suma la Academia de Medicina en 1731 y posteriormente la de Historia en 1738, fundándose seis años más tarde la de Nobles y Bellas Artes. Este movimiento academicista tendrá su reflejo fuera de la capital del reino en donde se constituyen sociedades similares en poblaciones como Barcelona, Sevilla, Valencia y Zaragoza entre otras.1 También, desde los primeros momentos, se lleva a efecto la creación de una de las instituciones culturales más marcadamente dieciochesca, la Biblioteca Real, futura Biblioteca Nacional y cabeza del sistema bibliotecario español. El ideario ilustrado de felicidad pública, utilidad y progreso marca, especialmente desde mediados de siglo, el camino a seguir por la minoría ilustrada, apoyada por la Corona en su quehacer reformista y renovador. Para esta minoría “la sociedad humana no es feliz porque haya uno u otro hombre grande, sino por la copia de hombres grandes, de hombres instruidos en las diferentes materias tenidas por necesarias para beneficio de la humanidad.”2 Se pretende, por tanto, lo grar la felicidad de todos, la felicidad “pública” para lo que resulta imprescindible acometer una serie de reformas desde arriba, en beneficio de la mayoría. Para Jovellanos, una de las figuras paradigmáticas de la vida cultural del siglo ilustrado, la primera y principal fuente de felicidad pública es sin duda la instrucción nacional “porque no se puede esconder que sin educación física no se po drán formar ciudadanos ágiles, robustos y esforzados; sin instrucción política y moral no podrán mejorar las leyes con que estos ciudadanos deben vivir seguros, ni el carácter y las costumbres que los han de hacer felices y virtuosos; y que sin ciencias prácticas y útiles no se podrán dirigir ni perfeccionar la agricultura, la in 1 2

En 1729 y 1751 se fundan las Reales Academias de Buenas Letras de Barcelona y Sevilla; la Academia de Artes de San Carlos de Valencia en 1768 y la de San Luis de Zaragoza en 1792. G. Marañón. Vida e Historia. 9ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1968, p.70.


104 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 dustria y el comercio y las demás profesiones activas que los han de multiplicar, enriquecer y defender.”3 Aunque el Estado no estaba en condiciones, por carecer de los medios adecuados, de proporcionar una enseñanza para todos como un auténtico servicio público, sí trató de reformar el sistema educativo del momento. Se quiso extender y modernizar la educación elemental por todo el reino,4 se trató de renovar los estudios de latinidad y humanidades y nace la enseñanza profesional especializada con la creación de Escuelas de Náutica y Dibujo en diversas ciudades, al tiempo que las Sociedades Económicas ejercerán su acción educativa no sólo en la enseñanza primaria sino también en el campo práctico y utilitario de la instrucción profesional.5 También la universidad y su reforma serán ob jeto de atención de regalistas ilustrados como Moñino o Campomanes en busca de su centralización y uniformidad si bien no lograron sacarla de su franca decadencia.6 Pero la reforma de la enseñanza debía completarse con otras actividades cul turales desarrolladas por Academias y Sociedades y, como no, con la creación de gabinetes de Historia Natural, museos y jardines botánicos. En este abigarrado conjunto de reformas, la imprenta también debía jugar un papel fundamental en el desarrollo cultural perseguido tal y como lo manifiesta Carlos III en el preám bulo de algunas leyes dictadas bajo su mandato, buscando el fomento de ese arte y del comercio de libros, factores “que tanto contribuyen á la cultura general, y á la propagación de las Ciencias y conocimientos útiles[...]”7 Por último, la mejora del nivel cultural exigía como base estructural la apertura de bibliotecas públicas. En palabras de García Morales, los ilustrados “[...] quisieron que los libros se encontrasen al alcance de la selecta e ‘inmensa’ minoría que encabezaba y regía un país en gran parte analfabeto. Para ello, comenzaron a de sear, mejor que a abrir, restringidas –valga la paradoja– bibliotecas ‘públicas’.”8 De la importancia concedida a estos establecimientos por los hombres del siglo XVIII es buena muestra el hecho de que muchos de los políticos e intelectuales del momento poseyeron importantes colecciones bibliográficas. Además, los li 3 4 5 6 7 8

G. M. de Jovellanos. “Bases para la formación de un Plan de Instrucción pública”. En Obras. B.A.E., t. XLVI, p.276, cit. por Varela, J. La Educación Ilustrada o como fabricar sujetos dóciles y útiles. Revista de Educación, nº extraordinario, 1988, p.257. Ver J. Ruiz Berrio. “La Educación del Pueblo Español en el proyecto de los Ilustrados”. Rev. de Educación, nº extraordinario, 1988, pp.165-191. F. Aguilar Piñal. “Entre la Escuela y la Universidad: la enseñanza secundaria en el siglo XVIII”. Rev. de Educación, 1988, pp.227-243. A. Álvarez de Morales. “La Universidad en la España de la Ilustración”. Rev. de Educación, 1988, pp.469-477. Novísima recopilación de las leyes de España. Dividida en XII libros. Mandada formar por el Señor D. Carlos IV. Madrid: B.O.E., 1980, 6 vols. Repr. facsímil de la ed. de Madrid, 1805-1807, Libro VIII, Título XVI, Ley XXVI. J. García Morales. “Un informe de Campomanes sobre las bibliotecas españolas”. Rev. de Archivos, Bibliotecas y Museos, 75, enero-diciembre, 1968-1972, p.92.


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bros y las bibliotecas constituyeron fundamentales instrumentos de trabajo en la elaboración de sus utópicos programas ilustrados. El Padre Martín Sarmiento, el gran amigo de Feijoo, se muestra convencido de los beneficios que reportaría el establecimiento de bibliotecas públicas en las distintas poblaciones, ya que habrían de constituir el medio más apropiado para conseguir la felicidad de la República Literaria. A ellas, podrían acudir “a leer y estudiar los que no tienen libros, o los que no tienen todos los que necesitan para escribir alguna obra.”9 Ese “prematuro plan de bibliotecas”, como lo denomina H. Escolar, trazado por el benedictino, nos parece un exponente altamente significativo del pensamiento reformista en donde la biblioteca debe desempeñar un claro papel instrumental, una potente herramienta educativa para formar individuos virtuosos y cultos propiciando la felicidad pública perseguida. Esta sentida necesidad de renovación cultural queda plasmada a lo largo de la centuria en una serie de iniciativas en las que podemos observar las bases y pri meros pasos de una organización bibliotecaria. FUNDACIÓN DE LA REAL BIBLIOTECA La primera iniciativa borbónica en el campo bibliotecario va a tener lugar antes de concluida la Guerra de Sucesión. En efecto, el rey Felipe V en 1711 aprueba el proyecto de creación de una Librería Pública en Madrid, elaborado por su confesor el jesuita P. Robinet en colaboración, al parecer, con Melchor de Macanaz. Unos meses más tarde, el 1 de marzo de 1712, es abierta al público, si bien su creación oficial se produce en 1716 a través de un Real Decreto de 2 de enero expedido en Madrid por Felipe V.10 En el citado decreto de constitución, el monarca resuelve el establecimiento de dicha Librería Pública donde, junto a un buen número de libros impresos y manuscritos, se habrían de depositar “varios instrumentos Matemáticos, porción de monedas, medallas y otras curiosidades” siguiendo la costumbre de la época. Para su sostenimiento se la dota “con ocho mil reales de renta á el año, asig nándoles en las del tabaco y naipes del Reyno.” Se prevé, asimismo, la dotación del personal que ha de servir en ella. El director general será el confesor del rey y bajo sus órdenes habrá un bibliotecario mayor, cuatro bibliotecarios, un administrador y dos escribientes, completando la plantilla un portero y un ayudante. Se 9

“Reflexiones literarias para una Biblioteca Real y para otras bibliotecas públicas hechas... en el mes de diciembre del año 1743”. Seminario Erudito, XXI, pp.99-273, cit. por Escolar, H. Historia de las Bibliotecas. Salamanca; Madrid: F.G.S.R., 1990, p.387. 10 L. García Ejarque. Biblioteca Nacional de España. Boletín de la ANABAD, 42, 3-4, 1992, p.206. Sobre la creación e historia de la B.N. es abundante la bibliografía tal y como se desprende de la recopilación llevada a cabo por Crespo Tobarra, C. Ensayo de una bibliografía sobre la Bi blioteca Nacional. Boletín de la ANABAD, 42, 1, 1992, p.234. Decreto de constitución, Libro VIII, Título XIX , Ley I de la Novísima recopilación.


106 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 especifican los sueldos de cada uno de ellos, con cargo a la dotación asignada, la cual permitirá también la adquisición de nuevos fondos. Por último, se aprueban las constituciones o estatutos del establecimiento, redactados por el padre Guillermo Daubenton, confesor del rey, a lo largo de sus veinte puntos, se fijan las obligaciones del personal, la utilización de los fondos y el horario de apertura11 (ver anexo I). Las directrices para la adquisición de fondos bibliográficos quedará configurada no sólo mediante la compra a cargo del presupuesto de la propia biblioteca como ya se ha señalado, sino también por medio de incautaciones, donaciones y la asignación o concesión de lo que más tarde se denominaría depósito legal. Efectivamente, la confiscación de algunas bibliotecas particulares de nobles que abandonaron el país, tras el triunfo borbónico sobre el archiduque Carlos, parece un hecho confirmado por Melchor de Macanaz, quien en su testamento nos dice como él “se encargó de recoger las bibliotecas de los emigrados” que posteriormente pasaron a formar parte de la nueva institución.12 Éste fue el destino de la biblioteca del Marqués de Mondéjar, formada por más de 5000 volúmenes, algunos de ellos manuscritos, confiscados por mandato real en 1708,13 así como la del duque de Uceda y la del arzobispo de Valencia, ambas incautadas en 1711 y 1712, respectivamente.14 Por su parte, la asignación del depósito legal supuso para la Librería Real una fuente permanente de nuevos ingresos a partir de la promulgación de la Real Cédula de 26 de julio de 1716. En ella se ordenaba la entrega de un ejemplar encuadernado de todo libro que se imprimiese, del mismo modo que se venía haciendo desde 1619 con destino a la Biblioteca del Monasterio de El Escorial. El objetivo de esta medida es puesto de manifiesto por el propio texto legal: “[...] para que cada día se vaya perfeccionando esta obra tan de mi agrado y bien pú blico”. Además, la norma tiene un carácter retroactivo, ya que se debían depositar en la “Biblioteca todos los libros y demás impresiones que se hubieren dado á la estampa desde el año de 1711 en que tuvo principio esta Biblioteca.”15 De los beneficios que el establecimiento de esta institución real debió reportar a la nación nos da cuenta el propio Padre Sarmiento en sus ya citadas “Reflexiones literarias” al señalar que a su “establecimiento, que al principio pasó por cu 11 Fundación y Estatutos de la Libreria Publica de el Rey N. Señor D. Phelipe V Rey de Es paña. En Ma drid: en la Oficina de Francisco de el Hierro, 1716, p.8-14. 12 H. Escolar, Op.cit., p.375. 13 Esta biblioteca es citada por Campomanes en su “Noticia abreviada de las bibliotecas y monetarios de España:” “[...]la librería del Marqués fue numerosa y exquisita, conservándose en el día incorporada a la Biblioteca Real”, cap.IV, transcrito por García Morales, J. Un in forme de Campomanes sobre las bibliotecas españolas. Rev. de Archivos, Bibliotecas y Museos, 75, enero-diciembre, 1968-1972, p.118. 14 L. García Ejarque. Op.cit., p.211. 15 Novísima Recopilación, Libro VIII, Título XVI, Ley XXXVI.


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riosidad, le siguió la curiosidad de ir a ver los libros materialmente colocados; a ésta la de abrirlos y revolverlos; a ésta el apetito de leer algo; a éste la afición de leer mucho, y a todos el deseo de comprar otros semejantes para leerlos con más comodidad en su casa, o la solicitud de comprar otros libros que allí vió citados y aún no se hallaban en la Real Biblioteca. Finalmente, comenzaron a descubrirse compradores de libros curiosos, y no faltaron libreros extranjeros que viniesen a establecerse en Madrid.”16 En parecidos términos se expresa años más tarde (1788) el conde de Campomanes: “Las bibliotecas públicas se han creado generalmente en España durante este siglo, lo que debe atribuirse al ejemplo de la Biblioteca del Rey y al provecho que de su manifestación diaria resulta a las gentes literatas, por lo común pobres y faltas de medios para adquirir libros, especialmente en los primeros años, que es cuando pueden leerlos con mayor fruto.”17 LA ORGANIZACIÓN BIBLIOTECARIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII Si los primeros lustros del XVIII vienen caracterizados en el campo bibliotecario por la creación y consolidación de la futura Biblioteca Nacional, a partir del reinado de Carlos III, los ilustrados españoles pondrán de manifiesto un interés creciente por dotar al país de nuevas bibliotecas al tiempo que tratarán de potenciar las ya existentes. La labor legislativa que orienta las directrices bibliotecarias se va a centrar fundamentalmente en un impulso renovado hacia la Biblioteca Real de Madrid y en la organización de los ricos fondos bibliográficos dejados por los jesuitas tras la expulsión de la Compañía en 1767. Carlos III y la Real Biblioteca La primera disposición tomada por el monarca tras su llegada en 1759 será la aprobación por una Real Cédula de 11 de diciembre de 176118 de unas nuevas constituciones elaboradas por el Bibliotecario Mayor Juan de Santander (ver anexo II). En ellas, a lo largo de sus 16 artículos, se trata de reglamentar con una mayor minuciosidad la “fundación Real[...] una de las más preciosas alhajas de la Corona, de que resulta tanto beneficio y honor al Estado.” Se reitera, en primer lugar, su carácter de Propiedad Real, por lo que todas sus dependencias y negocios correrán a cargo del “Secretario del Despacho Universal que tuviere á su cargo las Casas Reales”. También ratifica el rey, aunque am pliándolo, el privilegio de recibir un ejemplar “de todas las obras, libros, papeles y escritos de qualquiera clase, y por pequeños que sean, que se impriman ó reim16 Fray Martín Sarmiento. “Reflexiones literarias...” Seminario Erudito, XXI, dic. 1743, cit. de Escolar, H., op.cit., p.387. 17 Noticia abreviada de las bibliotecas..., cap.V. Op.cit., p.122. 18 Novísima recopilación..., Libro VIII, Título XIX , Ley II.


108 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 priman en los Reynos y dominios de S.M.” Para evitar el incumplimiento de la norma legal “deberán siempre todos los impresores reservar en su poder un exemplar de qualquier obra, libro, mapa ó papel que impriman, y enviarle á la Real Biblioteca; sin cuyo recibo no pasarán á entregar la obra ó libro á su autor, ó al dueño de la impresión, ni se podrá poner en gazeta, venderse ni hacerse uso alguno de ella.” El artículo tercero, amplía aún más la entrega de impresos a “todas las ordenanzas, reglamentos, pragmáticas, cédulas, decretos y demás papeles que de orden de S.M. se imprimieren por las Secretarías del Despacho universal, Consejos y Tribunales de estos Reynos[...]” Además, para facilitar el ingreso por compra de nuevos fondos se ratifica el privilegio de tanteo otorgado a la biblioteca en 175019 sobre la venta de bibliotecas particulares. Con ello se pretendía que la Biblioteca Real se erigiese en primer comprador, y por tanto en situación de privilegio sobre la adquisición de tales fondos. Los dueños no podían efectuar su venta hasta 15 días más tarde, plazo aprovechado por el Bibliotecario Mayor para decidir sobre la conveniencia o no de su compra. Para llevar a cabo estas y otras adquisiciones se dota a esta institución con 50.000 reales al año, completando el presupuesto 39.356 reales “para los gastos precisos anuales que debe hacer la Real Biblioteca, así para su conservación como para el servicio del Público.” Estos nuevos estatutos no se olvidan de determinar las medidas de custodia, el personal y las competencias que se les asignan, así como la confección de índices, catálogos e inventarios que son necesarios mantener.20

19 Real Resolución a consulta del Consejo de 17 de junio de 1750 por la que “los tasadores de librerías hayan de avisar inmediatamennte que ejecuten las tasas de las que vendiesen o tasasen a este fin a V. para que, en el término preciso de ocho días, reconocidas las tasas que se le han de remitir, y registrados los libros, faltando estos en la Real Biblioteca, use del derecho de tanteo en dicho término, de modo que, pasando sin haberlo ejecutado, puedan los dueños usar del que les corresponde para la venta, en uso de su libertad, quedando por este medio salvo el derecho de tanteo a la Real Biblioteca, en el caso de faltarle algunos libros, y evitando el perjuicio que de la dilación se seguiría con necesidad a los dueños de ellos, quienes en manera alguna podrán disponer de dichos libros para venderlos sin que procedan las referidas circunstancias”, cit. de García Ejarque, L. Op.cit., p.212-213. 20 En este punto ver la obra de H. Escolar ya citada.


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El 19 de diciembre de ese mismo año, una Real Orden reitera el cumplimiento de la entrega de impresos a la biblioteca pero ampliándose la normativa a “las estampas, que se publicasen sueltas o en colecciones.”21 Las bibliotecas de los jesuitas La impronta dejada por la Compañía de Jesús en el campo bibliotecario español puede resumirse en tres puntos esenciales: 1º Fueron diversos los jesuitas que con su esfuerzo y empeño hicieron factible la constitución y posterior desarrollo de la Biblioteca Real. En este punto debemos recordar cómo fue precisamente un jesuita, el padre Pedro Robinet, quien realizó la propuesta de creación de la misma al rey Felipe V y, posteriormente, ejercieron como directores diversos miembros de la Compañía.22 2º Desde su fundación, esta orden religiosa otorgará a la biblioteca un significativo papel en sus programas de formación y enseñanza. La actividad docente desempeñada por la Compañía en los Colegios de Primeras Letras, Latinidad y Humanidades y en buena parte de las universidades españolas hicieron de ella un eje fundamental en este campo desde mediados del siglo XVI. Inseparables de esta actividad educadora eran las bibliotecas, ya que las propias normas fundacionales y la regulación de los estudios por la Ratio Studiorum así lo re querían: “Haya librería, si se puede general, de los colegios y tengan llave de ella los que el rector juzgase deben tenerla. Sin esto los particulares deben tener los libros que les fueren necesarios [...] Con esto no los deben glosar y tenga quenta dellos el que tiene cargo de los libros.”23 La documentación aportada y analizada por Bartolomé Martínez sobre las librerías jesuíticas nos muestra claramente cómo cada uno de los Colegios de la Compañía situados en las distintas provincias (Castilla, Toledo, Andalucía y Aragón), contaron con bibliotecas de abundantes y variados fondos. La forma de adquisición de los mismos, determinada por la propia Ratio Studiorum, se efectuaba por medio de las rentas fundacionales e incluso partidas extraordinarias en algunos casos, las frecuentes donaciones de bibliotecas particulares y por último los libros impresos en las imprentas de los jesuitas especialmente a 21 Libro VIII, Título XVI, Ley XXXVIII de la Novísima recopilación. 22 Señala C. Eguía Ruiz cómo los jesuitas estuvieron en la dirección de esta institución al menos 40 años: P. Robinet (1712), E. Le Compaseur (1715), G. Daubenton (1716), G. Bermúdez (1723), J.A. Lefevre (1724), F. Rávago (1751). “Los jesuítas, proveedores de bibliotecas. Re cuento de muchos espolios”. Razón y Fe, 1944, p.234. 23 Constituciones Sti. Ignatii, parte IV, cap.6, art.7. Monumenta Ignatiana, serie 3, t.III, cit. por Bartolomé Martínez, B. “Las librerías e imprentas de los jesuítas (1540-1767): una aportación notable a la cultura española”. Hispania Sacra, 40, 1988, p.316.


110 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 partir del siglo XVIII.24 La naturaleza de los fondos, según vemos por los libros de cuentas conservados de los distintos colegios, se adaptan a las necesidades didácticas, de estudio y predicación, tareas a las que estuvo abocada la Orden desde su fundación. Por otro lado, los catálogos de sus librerías mencionan, junto a li bros de espiritualidad y sermones, los tratados científicos y las producciones literarias.25 Sobre la riqueza de los libros que surtían algunas de estas bibliotecas, resulta significativo el siguiente texto referido al Colegio de Granada, uno de los más prestigiosos por la presencia de la casa provincial y noviciado: “[...] con lo que ha juntado buen número de libros de todas las facultades pues pasan de cinco mil cuerpos los que por el índice se hallan oy en la librería y todos exquisitos y curiosamente enquadernados y si tan bueno es el número de libros impresos que ay no es de menor estima lo manuscrito que en ella se ha puesto este año de 1640 y entre ellos libros del arzobispo de Toledo y de Luis de Molina con la disputa de auxiliis.”26 También la variedad y calidad de la Biblioteca del Colegio Imperial de Madrid debió ser considerable ya que según P. Burruel “hay la mayor y mejor librería de la Corte fuera de la Real y un archivo nada desfrutado de mil curiosidades.”27 3º Estos fondos jesuíticos constituirán la base de la reorganización bibliotecaria española llevada a cabo por los ilustrados, como veremos a continuación.

24 B. Bartolomé Martínez. op.cit., p.317-332. La Ratio Studiorum señala que “para que no falten a los nuestros el número de libros necesarios conviene fundar rentas anuales del propio colegio o de otra parte para ampliar la biblioteca y bajo ningún concepto se puede aplicar a otro destino”. También las donaciones efectuadas por los fundadores de los colegios o por particulares afectos a la Compañía, fueron un medio de adquisición de fondos importante, como vemos en este documento de donación fechado el 17 de abril de 1599: “Notorio sea a todos que yo Don Antonio Zapata por la gracia de Dios, Obispo de Pamplona, dejo de mi libre voluntad y por la que tengo y he tenido a la sagrada religión de la Compañía de Jesús, hago desde agora para siempre gracia y donación pura, perfecta irrevocable que el derecho llama inter vivos a la dicha Compañía de Jesús y al colegio della villa de Madrid corte de su Magestad de mi librería que tengo toda en los estantes en que está que son ciento y quarenta caxones... y de los globos, spheras, mapas e instrumentos de cosmographia que ansimesmo tengo... y pongo por condición onerosa o por obligación recíproca, y inbiolable que los dichos libros y lo demás contenido en esta donación no se pueda quitar de dicho colegio”. En cuanto a los fondos salidos de las imprentas jesuíticas fueron esencialmente manuales de humanidades clásicas, sobre todo latinas, requeridos por el programa de estudios y libros de piedad. 25 Idem. p.322-323. 26 A.H.N . Secc.Jes., lib,773, cit. de Bartolomé Martínez, B. Las librerías e imprentas..., p.319-320. 27 A. Echánove Tuero. La preparación intelectual del P. Marcos Andrés Burriel. Madrid, 1971, p.40, cit. de Bartolomé Martínez, B. Op.cit.,p.352. La biblioteca del Colegio Imperial es estudiada por J. Simón Díaz en Historia del Colegio Imperial de Madrid. 2 vols. Madrid, 1959.


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Reorganización de los fondos de la Compañía El gran artífice de esta reforma y reestructuración el conde de Campomanes, buen conocedor de las riquezas bibliográficas de los jesuitas, se va a plantear, incluso antes de la pragmática de expulsión de 2 de abril de 1767, la necesidad de conseguir pruebas con destino a “la pesquisa reservada” que debía justificar la expulsión de la Compañía de los reinos de España y de las Indias. En las librerías y archivos de los jesuitas pensó el fiscal Campomanes encontrar las pruebas in culpatorias que buscaba y así, en el Consejo Extraordinario de 29 de enero de 1767, propuso la incautación de las bibliotecas y papeles en los siguientes términos: “Procederá sucesivamente (el ejecutor), junto con los PP. Superiores y Pro curador, a la judicial ocupación de Archivos, papeles de toda especie, Biblioteca común, libros y escritorios de aposentos, poniendo con distinción los que pertenezcan a cada jesuita, juntándolos en uno o más lugares; entregando in continenti las llaves al juez de comisión.”28 Al parecer, la incautación perseguía también, dada la riqueza de tales depósitos, conseguir los fondos necesarios que hiciesen factible, desde un punto de vista económico, el extrañamiento perseguido. La ocupación y venta de las temporalidades, que se traducían en un sustancioso patrimonio, era pues un requisito inseparable de las medidas de extinción de los jesuitas. Así las cosas, veinte días después de la expulsión, se dicta una Provisión encaminada a normalizar la actuación de delegados y ejecutores de la medida propuesta para los fondos incautados. En efecto, el 23 de abril de 1767, una Real Cédula recoge la “Instrucción de lo que se deberá observar, para inventariar los Libros, y Papeles existentes en las Casas que hán sido de los Regulares de la Compañía, en todos los Dominios de Su Magestad.”29 A lo largo de veinticuatro capítulos se detalla el método que ha de seguirse en tan delicada tarea para no “caer en confusión”, encomendándose a personas “versadas en negocios y literatura”, y no entregando “esta diligencia al cuidado de los Escribanos, agenos por lo comun de literatura, y del Idioma Latino, y de mas lenguas en que se hallan los mejores Libros.”30 Aunque la instrucción va dirigida a libros y papeles, nos interesa ahora señalar el mecanismo propuesto para el inventario de los materiales bibliográficos. En primer lugar, se hace un clara distinción entre los fondos impresos y ma nuscritos que han de figurar en índices separados. 28 C. Eguía Ruiz. “Los jesuitas, proveedores de bibliotecas. Recuento de muchos espolios”. Razón y Fe, 1944, p.234. 29 Colección General de las providencias hasta aquí tomadas por el Gobierno sobre el estrañamiento y ocupación de temporalidades de los Regulares de la Compañía..., Parte Primera. Madrid: Imprenta Real de la Gazeta, 1767, p.46-51. 30 Idem., p.46-47.


112 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 En cuanto a los impresos, el apellido del autor y su nombre será el punto de acceso utilizado en la ordenación alfabética del índice. Seguidamente, se transcribirá el título completo, lugar y año de la edición, con objeto de conocer si se trata de la primera edición o de ediciones posteriores. Estos datos van a permitir la identificación inmediata de todos los fondos, cuestión fundamental para el fiscal Campomanes quien no puede ocultar en su instrucción el conocimiento e interés que como bibliófilo despierta en él tan rico patrimonio. En cuanto a los manuscritos, será necesario consignar las primeras y últimas líneas del texto, así como el número de sus folios. Le interesa al fiscal tener un co nocimiento exacto de aquellos códices en pergamino avitelado “en letra gótica, ó monacal antigua” por lo que tales datos deberán figurar en el índice de manuscritos. Además, las obras encuadernadas conjuntamente deberán ser revisadas con atención, anotando el principio y fin de cada una de ellas. Para una mayor facilidad de localización se anotará en cada obra el número asignado en el índice ya sea de impresos o de manuscritos. Este inventario de fondos bibliográficos afectará tanto a los procedentes de las librerías como a los de los aposentos de los padres. Todos ellos deberán ser depositados en la biblioteca del correspondiente Colegio o en otra sala con am plitud suficiente, quedando bajo llave, en espera de enviarlos al destino que se les asigne. Por último, los ejemplares depositados en las porterías e imprentas de la Compañía deberán también ser inventariados (ver anexo III). La aplicación de estas instrucciones en la catalogación de los fondos dio ori gen a una importante tarea de ordenación bibliográfica que puso claramente de manifiesto la sospechada riqueza del patrimonio de los jesuitas españoles de la época.31 El paso siguiente en la tarea reorganizadora planteada por Campomanes debía ser la distribución de aquellos ricos fondos en librerías o bibliotecas. Fue preciso, por tanto, determinar el destino que debía tener el patrimonio incautado. Aunque ya, en esta Real Cédula en su artículo XXIV se mencionan a las universidades como posibles centros receptores, hasta 1772 no se dará el marco normativo que regule esta interesante cuestión. En efecto, el 2 de mayo de ese año se expide una Real Provisión32 donde se contiene la instrucción por la que se regula la entrega de los fondos jesuíticos a diversas instituciones. En líneas generales la distribución es la siguiente: 31 B. Bartolomé Martínez. Op.cit., p.375. 32 Real Provisión de los Señores del Consejo... en que se incluye la Instrucción formada sobre el destino de todas las Librerías existentes en las Casas, Colegios, y Residencias que los Regulares... En: Colección General de las providencias tomadas sobre el estrañamiento y ocupación de Temporalidades de Regulares de la extinguida orden de la Compañía que exîstian en los Dominios de S.M. Parte Quarta. Madrid: Imprenta Real de la Gazeta, 1774, p.39-46.


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1º Bibliotecas Públicas Episcopales: a ellas irán los libros de los jesuitas que todavía no se hubiesen asignado, con excepción hecha de los procedentes de los Colegios de Loyola y Villagarcía que deberán ser aplicados a los Seminarios de Misiones. 2º Bibliotecas Universitarias: Las universidades recientemente aprobadas acogerán las “librerías de las Casas y Colegios que tenían los expulsos en los Pueblos donde exîsten, debiendo servir para la educación de sus estudiantes, y funciones literarias”. Como excepción, la Universidad de Palma, pese a no ser de las aprobadas, podrá recibir los fondos bibliográficos procedentes de los dos colegios jesuíticos de la isla. 3º Biblioteca del Seminario de Toledo: el antiguo colegio toledano convertido en Seminario “Clerical y de Corrección” pasa a detentar la Librería jesuítica “para uso de sus Directores, Alumnos, é Individuos”. 4º Archivo de los Reales Estudios de San Isidro: en él se depositarán ordenadamente “los papeles manuscritos y de pura disciplina interior y exterior de los Regulares expulsos, y los demás que miren á su gobierno político”, así como los “títulos de pertenencias y derechos temporales”33 (ver anexo IV). Esta reordenación de los fondos debía realizarse conforme a unas reglas de terminadas y así, las entregas de materiales serían efectuadas por las Juntas Municipales y Provinciales. Éstas pedirían el correspondiente recibo de entrega y previo a ello efectuarían el reconocimiento de los libros que contuviesen “máxîmas, y doctrinas perjudiciales á el Dogma, Religion, buenas costumbres, y regalías de S.M.” Todos los fondos con estas características serían depositados por separado en las bibliotecas de destino.34 Una vez efectuada la distribución, las instituciones más beneficiadas fueron, sin duda, las universidades, tanto mayores como menores ubicadas en aquellas localidades donde estuvieron los distintos Colegios de la Compañía. Junto a ellas, seminarios, bibliotecas episcopales y algunos conventos se vieron favorecidos en el reparto. Por otro lado, algunos de los colegios jesuíticos que continuaron su actividad docente fuera ya de la órbita de la Compañía dispusieron de sus respectivos fondos bibliotecarios. 33 El cumplimiento del punto V de la Instrucción hizo posible la creación de ese riquísimo archivo “nada desfrutado de mil curiosidades” del que habla el P.Burriel, ver cita 27. 34 Colección general de las providencias... Madrid: Imprenta Real de la Gazeta, 1774, p.45.


114 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 PANORAMA DE LAS BIBLIOTECAS Y SU REFLEJO EN LA LEGISLACIÓN Biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro Muchos de los colegios de latinidad y retórica de los jesuitas fueron secularizados a partir de la expulsión,35 y tras reestructurarse sus enseñanzas, conservaron y siguieron utilizando sus librerías.36 Es éste el caso del Colegio Imperial de Madrid, fundado por Felipe IV en 1625, que cambia su nombre por el de Reales Estudios de San Isidro y que reabre sus puertas en 1770.37 La biblioteca constituía, sin duda, uno de los ejes de los nuevos estudios, se gún podemos deducir del texto recogido en el Real Decreto de 19 de enero de 1770:38 Mando, que para el mayor adelantamiento de los Reales Estudios fundados en el Colegio Imperial, que fué de los Regulares de la Compañía, y he mandado restablecer, se erija una biblioteca pública, la que había en dicho Colegio, así para el uso de los maestros y profesores, y de sus discípulos, como para el común de los demás estudiosos que quieran concurrir á ella; y para su ordenación, cuidado y asistencia, quiero, que se nombre un Bibliotecario, que esté en la Biblioteca las horas que se le destinen por la mañana y por la tarde, con la obligación de enseñar la Historia Literaria, y un segundo Bibliotecario para ayudar al primero.

Por otro lado, el decreto de reestablecimiento de los Reales Estudios señala que el cargo de bibliotecario no será por concurso sino que el Consejo propondrá al rey “algunos sugetos acreditados por su erudición, virtud, entereza, zelo y deseo del aprovechamiento de la juventud,” para que él elija y nombre al que juzgue más útil, y más conforme a sus reales intenciones.39 Años más tarde, el monarca insiste en la necesidad de que dicha biblioteca tenga el carácter de pública. Son dos las razones que la hacen idónea para ello:

35 Por Provisión del Consejo de 5 de octubre de 1767 se procedió “á subrogar la enseñanza de Primeras letras, Latinidad y Retórica que se hallaba al cargo de estos (los jesuitas), en maestros y preceptores seculares á oposición. Novísima recopilación..., t.IV, p.15, nota 3. 36 Para Aguilar Piñal, pese al interés mostrado por Campomanes en este punto, no debió ser fácil poner nuevamente en marcha estos centros docentes:”En unos casos, los edificios se des tinaron a hospicio, o casa de misericordia; en otros a cuartel, hospital o centro universitario; los más terminaron vencidos por la ruina y el abandono. Solo unos pocos renovaron la función docente a cargo de profesores seculares". Op.cit., p.233. 37 Idem. En él se dieron cita los mejores profesores (convocatorias públicas de carácter nacional) del país, quedando incluso en algunas disciplinas por encima de algunos centros universitarios al contar con cátedras de Derecho natural y de gentes, de física experimental (fue el primero en introducir esta disciplina), matemáticas, griego, árabe y hebreo, retórica y poética “además de otra de absoluta novedad, vinculada al bibliotecario del centro: la cátedra de historia literaria...” 38 Libro VIII, Título XIX, Ley III de la Novísima recopilación. 39 Libro VIII, Título II, Ley III.


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1ª La importante riqueza de sus fondos.40 2ª Su adecuada y estratégica ubicación que venía a facilitar la utilización frecuente del establecimiento. El texto del R.D. de 8 de octubre de 1785 lo expresa en los siguientes términos: Estando como estoy informado de que en los Reales Estudios restablecidos en el Colegio Imperial, que fué de los Regulares de la Compañía, con los caudales que ha producido la venta de los libros duplicados y sobrantes se ha formado y construido una Biblioteca muy capaz, en que estan colocados mas de treinta y quatro mil volúmenes; la qual, por el parage en que está situada, se halla en buena proporción para ser freqüentada por las personas estudiosas y aplicadas, pudiendo ser por lo mismo de mucha utilidad: á fin de que esta Biblioteca se abra y destine para el servicio del Público, lo que quiero se haga inmediatamente, encargo, que entre los dos Bibliotecarios primero y segundo se me proponga el método, horas y demas particulares concernientes al buen uso y gobierno de la Biblioteca.41

En el incremento de la Biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro debió jugar un papel importante la entrega obligatoria de ejemplares de los nuevos li bros impresos. Este privilegio, concedido por los reyes a la Biblioteca del Escorial y posteriormente a la Biblioteca Real, se hará extensivo a partir de 1786 a los Reales Estudios por R.O. de 1 de enero.42 Se equipara así la nueva biblioteca pública con las antedichas fundaciones reales: Atendiendo favorablemente al mejor surtimiento de la Biblioteca de los Estudios Reales de Madrid, en consideracion a la pública utilidad que resulta de este establecimiento; he resuelto, que todos los que im priman alguna obra en el Reyno, de qualquier género que sea, hayan de dar un exemplar de ella á la dicha Biblioteca; y solo con esta condicion se les conceda licencia para la impresion del mismo modo que se practica en favor de la antigua Biblioteca Real de esta Corte, y de la del Real Monasterio de S. Lorenzo del Escorial.

Bibliotecas Universitarias También las universidades van a recibir parte del legado bibliográfico jesuítico. La necesaria reforma de la Enseñanza Superior asumida por Carlos III quedará tan sólo en tímidos tanteos que, sin embargo, inspirarán en gran medida los pla nes de reforma de la centuria siguiente. La decadencia de los Colegios Mayores 40 Según Eguía Ruiz, la biblioteca del Colegio Imperial abarcaba todas las disciplinas siendo una de las primeras de España al haber recibido desde el primer momento la protección real. También los jesuitas la mimaron y acrecentaron por diversos procedimientos. Así, cuando en la centuria siguiente José Bartolomé Gallardo realizó la revisión de la misma con objeto de llevar fondos útiles a la recién creada Biblioteca de las Cortes, fueron trasladados un buen número de volúmenes, entre ellos manuscritos, muchos de ellos iluminados, junto a impresos raros y de gran valor. Op.cit.,p.242-243. 41 Libro VIII, Título XIX, Ley IV de la Novísima recopilación. 42 Libro VIII, Título XVI, Ley XXXIX.


116 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 quedará amortiguada con la reforma carolina de 1777, pero la problemática de la propia universidad, con sus cátedras mal dotadas, la escasa preparación de su profesorado y el estancamiento de sus planes de estudios impidió a los ilustrados sacar a la universidad española de su tradicional postración. Pese a ello, la falta de recursos económicos pudo ser paliada, en parte, con el expolio de los bienes de la Compañía y así muchos colegios y casas de los jesuitas pasaron a acoger en sus muros enseñanzas universitarias al tiempo que las bibliotecas de estos centros van a nutrirse de nuevos ingresos, en ocasiones cuantiosos, activando su funcionalidad como centros del saber. La situación precaria de muchas Bibliotecas de Facultades Mayores y Menores podemos constatarla en las instrucciones y reglas dictadas a los Directores de las Universidades en febrero de 1769; dice así el texto legal en su artículo 22: También puede faltar Biblioteca, ó no ser tan completa como requiere el esplendor y la enseñanza de un Estudio general: y á este fin propondrá también el Director lo conveniente, con atención á los fondos, y á otros medios que se puedan proporcionar.43

Ante este panorama no duda el fiscal Campomanes en sus instrucciones designar a las universidades como receptoras de fondos jesuíticos ya que “Donde quiera que hubiere Universidades, podrá ser útil agregar a ellas los Libros que se hallaren en las Casas de la Compañía, situadas en los mismos Pueblos; y para poderlo decretar el Consejo con conocimiento, consultará el Executor, de acuerdo los Diputados, que nombre el Claustro, que será un graduado de cada Facultad.”44 El estudio realizado por Eguía Ruiz pone de manifiesto cómo el cumplimiento de la Instrucción de 22 de abril de 1767 vino a incrementar los fondos universitarios. El conde de Campomanes, en su informe de 1788 sobre las bibliotecas españolas, nos refiere el rico contenido de algunas bibliotecas universitarias como Salamanca, Alcalá, Valladolid y Santiago y añade que todas ellas fueron receptoras de fondos de los jesuitas.45 La trascendencia de esta medida para algunas de las anquilosadas bibliotecas universitarias queda patente en el testimonio escrito en 1881 por el Director de la Biblioteca de la Universidad de Valladolid: Aunque desde la fundación de esta Universidad es conjeturable que debió existir biblioteca, no mereció ésta nombre de tal hasta el enriquecimiento fundamental obtenido en ella por la aplicación que se le hizo de los libros procedentes de la suprimida Compañía de Jesús en cumplimiento de la Real Orden de Carlos III.46

43 Libro VIII, Título V, Ley II. 44 Instrucción de lo que se deberá observar, para inventariar los libros, y papeles existentes... art.XXIV. En: Colección General de las providencias hasta aquí tomadas... Parte Primera. Madrid: Im prenta Real de la Gazeta, 1767. 45 Noticia abreviada de las bibliotecas..., Op.cit., p.123. 46 C. Eguía Ruiz. Op.cit., p.240.


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También los ilustrados analizarán la formación de bibliotecas en centros uni versitarios de nueva creación. Es el caso de los Colegios de Cirugía de Cádiz (1748), el de Barcelona (1760) y el de San Carlos de Madrid (1780). A ellos les seguirán años más tarde los fundados por Carlos IV en Burgos y Santiago (1804) que vendrían a completar el panorama formativo en esta materia. Todos ellos debían contar con fondos bibliográficos especializados, según recoge la Real Cédula de 6 de mayo de 1804, donde se estudia el establecimiento de bibliotecas públicas en estos centros de enseñanza: En cada uno de los Colegios de Cirugía ha de haber una oficina destinada para Biblioteca; en la qual se procurará tener todas las mejores obras de la Facultad y sus ramos auxîliares para la instruccion pública, haciéndose sucesivamente una colección de las que se consideren más convenientes á este fin: y el empleo de Bibliotecario recaerá en uno de los catedráticos supernumerarios; el qual, ú otro profesor del Colegio, le substituirá en los casos de enfermedad ó ausencia, para que no se falte al cumplimiento de las obligaciones de este destino.47

El carácter de estas bibliotecas era público, permitiendo por ello la entrada a toda “persona decente, sea ó no de la profesion” y sus fondos estaban excluidos de préstamo. Las ordenanzas establecen también el horario de la misma que varía según los meses de año. El bibliotecario deberá mantener dos índices alfabéticos, autores y materias con indicación de la signatura topográfica (ver anexo V). El apoyo a las ciencias útiles se manifiesta en la creación de una Cátedra de Clínica o Medicina Práctica en el Hospital General de la Corte. Como no podía ser menos, se la dota de biblioteca y se le otorga el privilegio de ingresar en su fondo un ejemplar de todo lo que se imprima: Habiéndome servido establecer en beneficio de la humanidad, y para mayor y mas acertado alivio de las dolencias de mis amados vasallos, una cátedra de Clínica ó Medicina práctica en el Hospital general de esta Corte, en la que los profesores puedan acabar de adquirir en esta Ciencia la posible perfeccion; he resuelto al mismo tiempo, que para el mayor complemento de la coleccion de obras, que formarán la Biblioteca de esta cátedra se exîja de los autores de quanto se imprima en mis Reales dominios un exemplar de sus escritos con destino á ellas.48

Bibliotecas públicas episcopales No escapaba a los ilustrados españoles la riqueza de las bibliotecas episcopales, que desde la Edad Media habían constituido importantísimos conjuntos de materiales bibliográficos. Es por esto que ante la necesidad de incrementar las bibliotecas públicas en el reino, las autoridades van a fijar sus ojos en dichas instituciones, normalizando el desenvolvimiento de las mismas. Así, en 1770, con motivo de regular el Patrimonio de las Mitras, se otorga un reglamento en el que 47 Libro VIII, Título XIX, Ley V de la Novísima recopilación. 48 Libro VIII, Título XVI, Ley XL.


118 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 se recogen junto a otros bienes patrimoniales los libros conservados en los palacios episcopales. En adelante, según la Real Cédula de 17 de febrero, habrá de reservarse “perpetuamente á favor de las Mitras todas las librerías de los Prelados, que se encontrasen al tiempo de su muerte, para el uso de sus sucesores y familia, y para el aprovechamiento público de sus diocesanos, principalmente de aquellos que se dedican al estudio de la predicacion, y demas exercicios del pasto espiritual de las almas.”49 Son dos los objetivos que persigue la aplicación de esta norma. En primer lugar, las surtidas bibliotecas de los obispos no podrán ser enajenadas por los familiares del prelado una vez muerto. Este hecho era al parecer frecuente y originaba pérdidas irreparables en las bibliotecas episcopales. En segundo lugar, aquellos fondos pasarán a ser públicos y su acceso ya no queda restringido a un grupo privilegiado, abriéndose ahora a todos los que quisieran acudir a ella. Por ello se determina que, a la muerte del prelado se forme un índice de los libros existentes, con indicación de autor, materia y lugar de impresión. Se crea el cargo de bibliotecario que será nombrado por el rey a propuesta de los prelados, a través de una terna y se especifica su remuneración (de 400 a 800 ducados) que correrá a cargo del fondo de la Mitra.50 Se establece, por último, el número de horas de apertura del establecimiento, respetando los días festivos. A partir de ese momento, este tipo de bibliotecas, como establecimientos públicos, quedan bajo la tutela y control del monarca (ver anexo VI). El legado jesuítico vino también a enriquecer los anaqueles de aquellas bibliotecas eclesiásticas, ahora públicas y, así, la Instrucción de 1772, antes mencionada, recoge la aplicación de los libros de los jesuitas, aún no asignados, a las episcopales. Las Juntas Provinciales y Municipales de los respectivos territorios dispusieron “la entrega de Librerías á los Reverendos Arzobispos y Obispos”, siguiendo la orden recibida. Un ejemplo significativo recogido por Eguía Ruiz es el caso de la Biblioteca Episcopal de Mallorca. En ella se depositaron los libros duplicados procedentes de los Colegios de San Ignacio de Pollensa y de San Martín de Palma y constitu49 Libro II, Título XIII, Ley V. 50 Por Real Provisión de 12 de febrero de 1772 se determina que el empleo de bibliotecario habrá “de ser incompatible con cualquier Dignidad, Canonjía o Beneficio residencial, en horas incompatibles, o que distraiga al Bibliotecario de cumplir con su cargo”, no debiendo recaer “en sujeto que sea Subcolector de espolios y vacantes, Provisor y Visitador, Secretario de Cámara, Notario de la Curia Eclesiástica, ni que tenga otra cualquiera Judicatura y Oficio, para escusar el perjuicio de que sirven mal uno y otro encargo”. Nos encontramos, pues, ante una exigencia de dedicación específica. Cit. por Viñao Frago, A. El Colegio-Seminario de San Fulgencio: Ilustración, Liberalismo e Inquisición. Separata de Areas, 6, 1986, p.23.


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yeron la base de la Biblioteca Episcopal. Parece que los volúmenes triplicados fueron vendidos en pública almoneda.51 Bibliotecas de los Seminarios Los seminarios serán objeto, como otros centros de enseñanza, de la acción reformadora de los políticos del siglo XVIII. Siguiendo los acuerdos del Concilio de Trento, los monarcas españoles acometerán las reformas y erección de nuevos seminarios para la educación del clero, en cumplimiento de la Real Cédula de 14 de agosto de 1768. Por ella, se manda erigir Seminarios Conciliares, donde no los hubiere, destinados a la educación del clero, al tiempo que se ordena ubicarlos en los edificios que habían quedado vacantes por el extrañamiento de los Regulares. Nuevamente las temporalidades de la Compañía de Jesús van a ser utilizadas directamente en la constitución de nuevos o reformados centros de enseñanza, en este caso, eclesiales. Efectivamente, en los edificios expoliados será ubicada una serie de seminarios y, del mismo modo, una parte importante del patrimonio bibliográfico de los jesuitas será destinada a sus bibliotecas. De manera específica, la Instrucción de 2 de mayo de 1772, como ya veíamos señala que: “Habiendose destinado la Fábrica del Colegio de Toledo para el establecimiento de un Seminario, segun la mente del Concilio de Trento, que ha de ser igualmente Clerical, y de Correccion, se reserva la Librería de aquel Colegio para uso de sus Directores, Alumnos, é Individuos.”52 El estudio de Eguía Ruiz, tantas veces mencionado, recoge noticias de más de veinte seminarios que de manera más o menos generosa disfrutaron en su momento de los libros de los expulsos. De la riqueza de algunas de estas colecciones nos queda constancia gracias a los catálogos conservados.53 Otras veces, la presencia de leyendas o cartelas manuscritas nos aclaran la procedencia de los mismos.

51 C. Eguía Ruiz. Op.cit., p.249-250. 52 Colección General de las providencias tomadas sobre el estrañamiento y ocupación de Temporalidades de Regulares de la extinguida orden de la Compañía que exîstian en los Dominios de S.M. Parte Quarta. Madrid: Imprenta Real de la Gazeta, 1774, p.43. 53 “En Zaragoza se aprovechó el vaciado colegio jesuítico para Seminario sacerdotal, y así subsiste al presente con el nombre de San Carlos. Su erección data de 1788. Calcúlense las visicitudes que corrieron desde 1767 los libros de aquel colegio. De ellos pudieron pasar algunos a la Universidad. Pero sin duda la mayor parte pararon en aquel establecimiento eclesiástico, así como una riqueza grande de manuscritos que con otros muchos de varia extracción allí se conservan. La importancia de los libros heredados, aun supuesta la pérdida o malversación de muchas obras, puede deducirse fácilmente por el copioso y rico catálogo que conocemos”. Boletín de Archivos (3ªépoca), t.19, p.417; t.20, p.117 y ss., cit. por Eguía Ruiz,C., Op.cit., p.245-246.


120 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Bibliotecas de las Sociedades Económicas La presencia constante de la tutela real en las actividades culturales resulta incuestionable al ser analizadas, por una institución, las características del panorama ilustrado español. Aunque de iniciativa privada, las Sociedades Económicas de Amigos del País encontraron en los poderes públicos un apoyo incondicional. La primera de ellas, la Sociedad Vascongada, fundada en Ver gara en 1763 por el conde de Peñaflorida, será el punto de partida para la implantación de otras muchas que, en sus respectivas regiones, tratarán de favorecer el desenvolvimiento cultural, económico y científico de sus áreas de influencia. Este eficaz instrumento en la mejora de la “agricultura, industria y oficios, ó artefactos”, objetivos perseguidos por las sociedades, recibirá pronto el aliento del Estado Ilustrado. Los estatutos otorgados en 1775 a la Sociedad Económica de Madrid son buena prueba de ello. A lo largo de sus dieciocho títulos, vemos cómo el legislador normaliza su funcionamiento, no olvidando incluir un aspecto importante de la nueva asociación: su biblioteca o librería como se la denomina en el capítulo a ella dedicado: 1 Se irán recogiendo los escritos económicos, y políticos para el uso de la Sociedad, los oficios, y agricultura, con especialidad los publicados, ó traducidos por autores Españoles. 2 Los socios que publicaren escritos de este género, harán muy bien en dar un exemplar para la Librería de la Sociedad. 3 Quando no hubiere ocupacion con que llenar las sesiones, será útil la lectura de algunas de estas obras, y el conferir sobre su método, y sis tema, tomando la palabra los que tubieren mayor instruccion en aquel género de escritos, y continuándola con utilidad los que pudieren añadir, sin que empiecen á hablar unos, hasta que hayan concluido los otros.54

Las Sociedades Económicas llegaron a formar Bibliotecas bastante surtidas, ricas en materiales renovados y alejadas de los fondos tradicionales que hasta el momento habían configurado las bibliotecas españolas.55

54 Real Cédula de S.M. y Señores del Consejo, en que se aprueban los estatutos de la Sociedad económica de amigos del Pais, con lo demás que se expresa, á fin de promover la agricultura, industria y oficios. Madrid: Im prenta de Pedro Marín, 1775, p.11-12. 55 Una parte importante del fondo estaba constituida por libros franceses por lo que las sociedades sirvieron de “puente entre la cultura española y la nueva filosofía francesa, apurando al máximo la tolerancia gubernamental y burlando la celosa vigilancia de la Inquisición”. Fuentes, Juan F. “Luces y sombras de la Ilustración española”. Rev. de Educación, nº extraordinario, 1988, p.17.


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Este tipo de fondos, a diferencia de los analizados anteriormente, parece que fueron de carácter privado, para uso de los socios y, tal vez, por esta razón no son mencionadas por el conde de Campomanes en el informe referido.56 En resumidas cuentas, el análisis de las medidas, normativas y directrices emanadas del Estado nos hablan claramente de un planteamiento bibliotecario, que pretende analizar una necesidad social percibida por la minoría dirigente. Se tra taba, en definitiva, de poner al alcance de todos, los instrumentos esenciales que posibilitasen la consecución del ideal ilustrado. Desgraciadamente, como en otros tantos aspectos, la utopía ilustrada, no consiguió hacerse realidad; los proyectos bibliotecarios, la reorganización de los ricos fondos bibliográficos y el funcionamiento de nuevos y reformados establecimientos librarios, fueron tímidos e insuficientes para lograr modificar el panorama bibliotecario de la centuria. Sus “Bibliotecas Públicas” carecieron de los medios económicos indispensables que garantizasen la presencia en tales instituciones de un personal especializado, convenientemente remunerado y en número suficiente. Junto a ello, la renovación y actualización de sus fondos, siempre escasa, no pudo ser paliada con el expolio jesuítico. Si con esta acción las bibliotecas “públicas” incrementaron de hecho los volúmenes de sus anaqueles, estos contuvieron en su mayor parte volúmenes tradicionales y humanísticos y en una me nor proporción textos científicos modernos y renovados. Sin embargo, todas estas medidas ilustradas aportaron un aspecto enormemente positivo al panorama bibliotecario español. Por primera vez se esboza un intento estructural de organización bibliotecaria, al tiempo que se plantea de manera sistemática la tan necesaria conservación, incremento y uso de un patrimonio bibliográfico y documental de extraordinaria riqueza.

Anexos ANEXO I D.Felipe V, en Madrid por dec. de 2 de Enero de 1716. Establecimiento de la Real Biblioteca ó Librería pública de Madrid. Habiendo resuelto establecer una Biblioteca, y colocarla dentro de mi Real palacio de Madrid, se ha juntado en ella el mayor número de libros que hasta ahora se ha podido, con algunos manuscritos, varios instrumentos Matemáticos, porcion 56 Si están recogidas, por el contrario, las bibliotecas de las Reales Academias, tan necesarias para el ejercicio de las tareas a ellas encomendadas. Entre todas ellas, destaca la de la Academia de la Historia, siendo “numerosa y extensiva no sólo a la parte histórica, sino también a la cronología, Geografía y Antigüedades”, Noticia abreviada de las bibliotecas..., Op.cit., cap. IV y V.


122 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 de monedas y otras curiosidades; para cuya subsistencia y manutencion la he dotado con ocho mil pesos de renta á el año, asignándoles en las del tabaco y naypes del Reyno, con la independencia y precision, para la puntual paga de ellos, que se ha juzgado conveniente: y haciéndose preciso asignar el número de Ofi ciales que ha de haber en la referida Librería, sueldos que estos han de gozar, y constituciones y establecimientos que se han de observar en ella; he resuelto, haya un Director general de la referida Librería, que ha de ser mi Confesor, y el que lo fuere en adelante; y debaxo de las órdenes de éste y á su dispocision ha de haber los ministros y oficiales siguientes: un Bibliotecario mayor con mil pesos escudos de salario á el año; quatro Bibliotecarios con quinientos pesos escudos de salario cada uno; un Administrador con otros quinientos pesos de salario á el año; dos escribientes con el salario cada uno de doscientos cincuenta pesos; un portero con doscientos pesos; y un ayuda con ciento. Y siendo la renta que, como queda dicho, se asigna á esta Librería de ocho mil pesos al año, é importando los sueldos aquí expresados quatro mil y trescientos; declaro, que los tres mil y setecientos restantes se han de emplear todos los años en la compra de libros que no hubiere, y en los demas gastos ordinarios y precisos de ella. Y habiéndose formado por mi Confesor las constituciones para esta Librería, he venido y vengo en aprobarlas, y mandar, como mando, se observen y cumplan, así por el Bibliotecario mayor actual, como por los otros Bibliotecarios y demas oficiales de esta Librería que actualmente hay en ella, y por los que hubiere en adelante, sin variar ni alterar las referidas constituciones con motivo alguno sin expresa órden mia: declarando tambien, como declaro, que todas las dependencias de la referida Librería ahora y en adelante han de correr y se han de despachar, con independencia de qualquier Tribunal y Ministro, por mano de mi Secretario del Despacho universal que corriere con el negociado de Casas Reales. CONSTITUCIONES DE LA REAL Libreria de el Rey Nuestro Señor Phelipe Quinto. I. El Confessor de el Rey será siempre el Director de la Real Libreria, para dar cuenta à su Magestad de lo que se executa en ella; y representarle lo que fuere necessario, para su estabilidad, y permanencia. II. El Bibliothecario Mayor, dentro de la Libreria, será el Superior de los de más Bibliothecarios, y demás Ministros; y como tal mandará à todos en orden à lo conveniente à ella, y todos le obedecerán, como tal Superior. III. El Bibliothecario Mayor dará noticia à el Director de los desordenes, que sucedieren en la Libreria, ò no pudiere emmendar, para que los ponga en la noticia de su Magestad, y dé providencia para el remedio. IV. El Bibliothecario Mayor podrá dár licencia à los Bibliothecarios, y demás Ministros, para faltar à la Libreria por el tiempo de un mes, si tuvieren justa causa; y si fuere necessario mas tiempo, será esto proprio de el Director. V. El Bibliothecario Mayor señalará à cada uno de los Bibliothecarios cada año, la parte de la Libreria, de que han de cuidar, y à demás señalará à cada uno la


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parte de lo recondito de la Libreria, como los manuscriptos, Instrumentos Mathemáticos, monedas, y medallas, y demás curiosidades. VI. El Bibliothecario Mayor señalará à cada uno de los Bibliothecarios, y de más Oficiales, los quartos para su habitacion. VII. Los quatro Bibliothecarios, los dos Escrivientes, y Porteros, han de assistir todos los dias à la Libreria, por la mañana, y tarde, excepto los dias de Fiesta, y los dias de la Semana Santa, y los dos dias de Feria en la Octava de la Natividad de el Señor, por la santidad de los Misterios, que celebra entonces la Iglesia; y entrarán todos por la mañana, desde primero de Mayo, hasta fin de Septiembre, à las ocho, hasta las once; y por la tarde, desde las quatro, hasta las siete. Y deste primero de Octubre, hasta fin de Abril, entrarán por la mañana à las nueve, hasta las doze; y por la tarde, desde las tres, hasta las seis; y en los meses menores, hasta las Ave Marias. VIII. El Bibliothecario Mayor assistirá todos los dias à la Libreria (si no tubiere algun legitimo embarazo) el tiempo que fuere necessario, para que la Libreria esté en el debido, y conveniente estado, conforme à la confiança, que haze de él su Magestad; y si tubiere necesidad de ausentarse por algun tiempo, ha de ser con licencia de el Director; y si estubiere enfermo, ò ausente, cometerá sus vezes à el Bibliothecario, que le pareciere. IX. Los quatro Bibliothecarios tendrán gran cuidado, de que los Libros estén limpios, haziendo, que los sacudan los Porteros, ò Escrivientes, y en su debido lugar, conforme à la parte, que à cada uno le tocare, y el Indice, que de ella tubiere. X. Quando algun Bibliothecario estubiere enfermo, ausente, ò legitimamente ocupado, los dos mas inmediatos cuidarán de la porcion de la Libreria, que à el tal le tocare. XI. Ninguno de los Oficiales de la Real Libreria, podrá sacár, ni extraer de ella Libro alguno, sin licencia, por escrito, de su Magestad; ni esto sea licito à el Di rector sin ella. Y si su Magestad se sirviere de darla, se tome recibo de la persona, para quien se diere la licencia, annotando el dia, mes y año, y se guarde el recibo, para cobrar el Libro, ò Libros, que se extrageren, passado el tiempo de la licencia, y se annote en el Libro, que ha de haver para esto. XII. Los quatro Bibliothecarios han de sacár à los que vinieren à la Libreria los Libros, que pidieren, de su lugar, y voverlos à él; sin permitir esto à los que entraren de fuera à leer en la Libreria. XIII. El Bibliothecario Mayor cuidará de los libros, que se necesitaren comprar para la Libreria, y dará el orden para vender, ò trocar los libros duplicados, que barriere en ella; señalando uno de los quatro Bibliothecarios para esto: el cual no pueda executar venta, cambio, ò trueque, sin el consentimiento de el Bibliothecario Mayor. XIV. Quando se compraren nuevos Libros, el Bibliothecario Mayor hará, que se escrivan en los Indices, y Cathalogos de ellos; y hará, que en dichos Libros los


124 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Escrivientes pongan la nota, ò el numero, que les conviniere, y se colocarán en el lugar correspondiente. XV. El Administrador de la Libreria debe cobrar los efectos señalados por su Magestad, para la manutencion de ella, y sus Ministros, y satisfacerles sus sueldos con puntualidad, conforme à el orden de su Magestad; y cada año debe dár cuenta de la administració à el Bibliotheceario Mayor, con la assistencia de dos Bibliothecarios, que señalare el Mayor. Y ajustada la cuenta, el Bibliothecario Mayor la ponga en manos de el Director, para que la reconozca, y reconocida se guarde en la Libreria, para que conste de el caudal de ella. XVI. El Administrador ha de tener obligación de comprar todo lo necessario para la Libreria; y dar tambien lo que fuere preciso para los gastos mayores, y menores de ella: para todo lo qual ha de tener libramiento, y orden el de el Bi bliothecario Mayor, por escrito; y sin el, no se le passe en cuenta ningun gasto, excepto la paga de los sueldos de los Ministros, y Oficiales de la Libreria, que estos se le abonarán con solos sus recibos. XVII. Los Escrivientes, en orden à su ministerio, executarán las ordenes, que les diere el Bibliothecario Mayor. XVIII. El Portero, y su Ayudante, tendràn obligacion à abrir por la mañana la Libreria, à las horas señaladas; tenerla limpia, y asseada; y de la misma suerte por la tarde: y antes de cerrar las puertas de la Libreria, la reconocerán toda, para que nadie quede escondido en ella: y de parte de noche, despues de haverla cerrado, llevaràn las llaves à el Bibliothecario Mayor, ò à uno de los quatro Bibliothecarios, que han de tener este cuidado cada uno tres meses en el año. Y cerrada la Libreria de parte de noche, sin licencia de su Magestad no se pueda abrir, ni entrar con luz en ella. Y por parte de mañana vayan los Porteros à recibir las llaves de el Bibliothecario, para abrirla à las horas señaladas; y el Bibliothecario Mayor podrà solamente dar licencia, para que en algun caso se abra, por la mañana, antes de dicho tiempo. XIX. Como su Magestad es el dueño de la Libreria, solo èl puede dàr, ò quitar las Plazas de ella; mas quando llegare à vacar alguna de ellas, el Bibliothecario Mayor avisarà de la vacante à el Director: el qual, despues de haver conferido con el Bibliothecario Mayor los sugetos convenientes para ella, los propondrà à su Magestad para su eleccion. Y si vacare la plaza de Bibliothecario Mayor, el mas antiguo darà esta noticia à el Director, para que su Magestad la provea; y en el interin, el Bibliothecario mas antiguo harà los oficios de Bibliothecario Mayor. XX. Todos los años se emplearàn en comprar Libros dos mil y quinientos pesos y quedaràn mil y doscientos para los gastos ordinarios de la Libreria. Y si despues de algunos años, no hubiere Libros en que emplear toda la cantidad de los dichos dos mil y quinientos pesos, la que sobrare se reponga en una arca de tres llaves, que la una ha de tener el Bibliothecario Mayor; la otra el Bibliothecario mas antiguo; y la otra el Administrador: y despues de tres años se ha de dàr


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cuenta de el caudal, que hubiere, à el Director, para que lo ponga en noticia de su Magestad, para su disposicion. Guillermo Daubenton ANEXO II D.Carlos III en Buen Retiro por céd. de 11 de Diciembre de 1761. Observancia de las nuevas constituciones de la Real Biblioteca establecida en Madrid por la ley precedente. Habiendo visto y exâminado con toda atencion las nuevas constituciones formadas por el Bibliotecario mayor de mi Real Biblioteca, fundada en mi Real Palacio por el Rey mi Señor y padre en su decreto de 2 de Enero de 1716; vengo en aprobarlas en todos sus capítulos, para que desde ahora en adelante se observen y guarden inviolablemente ::: previniendo, que los caudales de su dotacion y sueldos de sus individuos quiero se paguen por tercios por mi Tesorería general; y he mandado expedir á mi Mayordomo mayor el decreto correspondiente á la declaracion de criados de mi Real Casa á todos los individuos de la Biblioteca. 1. La Biblioteca, como fundación Real, y una de las mas preciosas alhajas de la Corona, de que resulta tanto beneficio y honor al Estado, estará siempre baxo la proteccion de S. M.; y todas sus dependencias y negocios correrán siempre privativamente, con entera independencia de otro qualquier Ministro, por el Secretario del Despacho universal que tuviere á su cargo las Casas Reales. 2. De todas las obras, libros, papeles y escritos de qualesquiera clase, y por pequeños que sean, que se impriman ó reimpriman en los Reynos y dominios de S.M., se deberá entregar un exemplar á la Real Biblioteca, en conformidad del Real decreto de 26 de Julio de 1716...: y á fin de que cesen las dudas, que algunos han suscitado voluntariamente para excusarse de la entrega del exemplar de cada libro ú obra; se declara ser comprehendida en dicha obligacion no solo las obras de primera impresion, sino todas las reimpresiones que se hicieren de ellas, aun que sean identicas, y por los mismos autores ó sugetos que hubieren hecho, costeado o corrido con las primeras; todos los quales, y qualesquiera otros que sean dueños de la impresion ó reimpresion, ó la costeen, ó corran con ella, han de te ner la expresada obligacion. Y para su debido efecto y cumplimiento, y cortar los embarazos que hasta ahora lo han impedido, deberán siempre todos los impresores reservar en su poder un exemplar de qualquiera obra, libro, mapa ó papel que impriman, y enviarle á la Real Biblioteca; sin cuyo recibo no pasarán á entregar la obra ó libro á su autor, ó al dueño de la impresion, ni se podrá poner en gazeta, venderse ni hacerse uso alguno de ella. 3. Siendo muy conveniente que en la Real Biblioteca se conserven todas las ordenanzas, reglamentos, pragmáticas, cédulas, decretos y demás papeles que de


126 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 órden de S.M. se imprimieren por las Secretarías del Despacho universal, Consejos y Tribunales de estos Reynos; y habiéndose comunicado esta resolucion que ha tomado S.M., para que los impresores respectivos no puedan excusarse con pretexto alguno de su cumplimiento, tendrán estos la misma igual obligacion de reservar y remitir á la Real Biblioteca un exemplar de cada ordenanza, reglamento, pragmática, cédula, decreto ó providencia respectiva que hubieren impreso; y deberán acompañar el correspondiente recibo de la Biblioteca, quando presentaren á las Secretarías, Consejos etc. las cuentas de las impresiones que hubieren hecho de su órden. 4. En conseqüencia del privilegio que goza la Real Biblioteca, para que todos los tasadores de librerías, que quedan de venta por muerte de sus dueños, ó por otros motivos, la den puntual noticia de la tasacion que hubiesen hecho, para que pueda tratar de su compra..., tendrán los expresados tasadores precisa obligacion de pasar aviso al Bibliotecario mayor de todas las que se tasasen, con copia fir mada de su mano, que comprehenda los libros impresos y manuscritos de cada una; previniendo á los dueños, ó sugetos que las tuvieren á su cargo, no pasen á efectuar su venta en el término de quince dias siguientes, para que dentro de él pueda resolver el Bibliotecario mayor, si conviene ó no comprarlas para la Real Biblioteca; lo que podrá executar ajustándose con los dueños, ó sugetos que de ban venderlas, ó bien por el tanto que ofrecieren otros compradores, de que se le deberá dar aviso formal, como tambien del dia en que se abriese su venta por menor, quando no resuelvan hacerla del modo expresado. 5. Para los gastos precisos anuales que debe hacer la Real Biblioteca, así para su conservacion como para el servicio del Público, tendrá en cada un año treinta y nueve mil trescientos cincuenta y seis reales de vellon, que es lo que importan todos, computados á cada clase; y se incluirán en las cuentas del Tesoro como hasta ahora. 6. Asimismo tendrá otros cincuenta mil reales de vellon para compras ordinarias de libros impresos y manuscritos, medallas é impresiones, en esta forma: veinte mil para libros para libros impresos y manuscritos, diez mil para medallas y antigüedades, y veinte mil para impresiones; y se incluirán en la misma cuenta del Tesorero, ó bien se llevará otra anual separada para darla á S.M., como se dispone en el cap.15.núm.6 de estas constituciones. 7. La Real Biblioteca tendrá para su custodia y quietud el Cuerpo de guardia que hoy tiene, ó bien el que S.M. destinare en adelante, siempre á las órdenes del Bibliotecario mayor en lo perteneciente á la Biblioteca: y conforme á ellas podrá registrar á los que entraren á salieren de ella, no dexando sacar libro alguno; y si hubiere quien lo intentare, le detendrá, y dará cuenta al Bibliotecario mayor, ó á alguno de los quatro Bibliotecarios. Tampoco permitirá, que se entre en ella con gorro, cofia, pelo atado, embozo ú otro trage indecente ó sospechoso, ni muger alguna en dias y horas de estudio; pues para ver la Biblioteca, podrá ir en los fe riados con permiso del Bibliotecario mayor. De noche tendrá abierta la puerta de


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la calle, y luz en el zaguan en invierno y verano; asistiendo allí, y rondando, á la hora que señalare el Bibliotecario mayor, la circunferencia y territorio de la Biblioteca, para precaver riesgos de incendio, y otros que puedan sobrevenir: y en todo lo demas que se ofrezca conducente á estos fines, estará el expresado Cuerpo de guardia á las órdenes que le diere el Bibliotecario mayor por sí ó por medio de los Bibliotecarios. 57

ANEXO III REAL CEDULA, COMPREHENSIVA DE LA INSTRUCCION de lo que se deberá observar, para inventariar los Libros y Papeles exîstentes en las Casas que han sido de los Regulares de la Compañía en todos los Dominios de S.M. Don Carlos, por la gracia de Dios, Rey de Castilla... A vos los Jueces Comisionados, que por especial delegacion del Conde de Aranda, Presidente de nuestro Consejo, entendeis en estos Dominios de España, y en los de las Indias, Islas Filipinas, y demas adjacentes, en las diligencias respectivas á el estrañamiento, y ocupacion de temporalidades de los Regulares de la Compañía, en cumplimiento del Real decreto, expedido por nuestra Real Persona, en veinte y siete de Febrero prôximo pasado, á consulta de nuestro Consejo Real de veinte y nueve de Enero antecedente, en el Extraordinario que se celebra con motivo de las occurrencias pasadas, salud y gracia. SABED, que en veinte y dos de este mes por nuestro Fiscal, D. Pedro Rodriguez Campománes, se presentó pedimento, exponiendo que en su antecedente de cinco del mismo, sobre que recayó nuestra Carta de siete de él, que se os há comunicado, se reservó proponer al nuestro Consejo el método individual de formalizar el Indice, y reconocimiento de Libros, y Papeles de las Casas de la Compañía, por requerir reglas especiales, para que se executase con uniformidad en todas ellas, y con el debido método, distincion, y claridad; por que no haciéndose así se caería en confusion, y mucho mas si se entregase esta diligencia al cuidado de los Escribanos, agenos por lo comun de literatura, y del idioma Latino, y demas lenguas en que se hallan los mejores Libros; y que por otro lado reduciendose á un Inventario en papel sellado, autorizado de Escribano, sería una obra cansada, y prolija, que consumiría muchos salarios y costas, y absorveria en algunas partes el valor de los Libros: llegándose á esto, que el mé todo de ordenar los papeles no es dado á otras personas, que á las versadas en 57 En los demás capítulos hasta el 16, que contienen estas constituciones, se trata de los individuos de la Real Biblioteca, sus calidades, y sueldos: del Bibliotecario mayor; de los Bibliotecarios; del Tesorero; Administrador; de los oficiales escribientes; de los porteros; de los índices, catálogos é inventarios; de los libros de cuenta y razon; del archivo; de las arcas y caudales; de las puertas y llaves; de la asistencia y dias feriados; del cuidado y custodia de la Real Biblioteca; de las Juntas y de los sellos.


128 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 negocios, y literatura, y como no son frequentes, habia conceptuado el nuestro Fiscal por indispensable reducir todo esto á reglas, y clases, con las advertencias, y precauciones convenientes, á cuyo efecto habia dispuesto la Instruccion rubricada, que presentó en veinte y quatro Artículos, y pidió que, con su insercion, se comunicase á todos los Delegados, y Executores, para que arreglándose á ella en esta parte, se adelantase un ramo tan esencial de los Inventarios, y diligencias pendientes en las Casas, que fueron de los Regulares de la Compañía del nombre de Jesus, precediendo nuestra aprobacion, baxo de las adiciones, y declaraciones que tubiésemos por conveniente; y con dicho pedimento, en efecto, presentó nuestro Fiscal la Instruccion, que consta de los referidos veinte y quatro Capítulos, la qual dice así: INSTRUCCION DE LO QUE SE DEBERA OBSERVAR, PARA INVENTARIAR LOS LIBROS, Y PAPELES EXISTENTES EN LAS CASAS, QUE HAN SIDO DE LOS REGULARES DE LA COMPAÑIA, EN TODOS LOS DOMINIOS DE SU MAGESTAD.

I Primeramente los Libros se dividen en impresos y manuscritos, y de cada clase se hará Indice separado, expresado el tamaño de marca mayor, folio, quarto, ú octavo. II Se colocarán por órden alfabético los apellidos de los Autores, poniendo se guidamente entre paréntesis el nombre propio, y todo el título ó portada, para que se venga en conocimiento del contenido de la obra. III En los impresos se pondrá también el lugar, y año de la edicion, porque esto contribuye á saber si es la primera, ó si es reimpresion: lo qual conduce mucho en especial respecto á los Libros de Moral, en que há habido algunas variaciones sucesivas. IV En los manuscritos se pondrán los dos primeros renglones con que em pieza la obra, y los dos últimos con que finaliza, y el número de folios de que consta; consiguiéndose por este medio saber si el manuscrito está íntegro, ó diminuto. V Si hubiere algunos Códices membranáceos, en letra gótica, ó monacal antigua, se colocará entre los manuscritos, expresando en efecto si se hallan escritos en vitela. VI Suele acontecer que en un mismo volúmen se hallan diferenttes obras encuadernadas unidamente, y será del caso ojearlas al tiempo de hacer el Indice, para advertirlo; y en este caso se pondrá en cada una el principio, y fin, en la forma que yá queda prevenido en el artículo iv. VII Aunque sean Libros de Sermones, Cursos de Artes, materias de Theología, Oraciones retóricas, Relaciones históricas, y otras semejantes, Quadernos, Relaciones de Fiestas, Conclusionnes, y otros semejantes, se colocarán en el respectivo Indice de impresos, ó manuscritos, poniéndoles el número, para que con él correspondan al Indice, y se hallen con facilidad.


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VIII Los Libros, y Papeles que se hallen en los Aposentos, se reconocerán uno por uno, y se harán Inventarios particulares, para trasladarlos luego al Indice general. IX Conforme se vaya evacuando cada aposento, se irán trasladando los Libros yá impresos, yá manuscritos, á la Librería, si es capaz; y en su defecto á otra pieza suficiente, para que se hallen baxo de una llave, y se les dé el destino que corresponda. X Los demás Papeles manuscritos se reducen á instrumentos públicos, libros de cuenta y razon, vales, y cartas de correspondencia. XI De cada clase de estas se hán de hacer legajos separados, sin omitir papel alguno por inútil y despreciable que parezca; pues todos se deben recoger, y or denar con el mayor cuidado. XII Las cartas se pueden reducir á tres clases, que son: correspondencia de intereses pecuniarios, correspondencia literaria, y correspondencia privada, en que se traten asuntos acaso de gobierno; y baxo de estas tres clases se deben hacer legajos con su carpeta y cinta, expresando en la rotulata el Padre, y aposento á que pertenecen. XIII Se colocarán las cartas de cada legajo por antigüedad de fechas, y es de esa manera fácil su inteligencia, porque la série cronológica de los tiempos conduce á ella con facilidad, y órden. XIV Aunque sean poesías, papeles satíricos, y de otro qualquiera especie, no se despreciarán, ántes se procurará colocarlos con cubierta separada. XV La misma se pondrá á las Escrituras de fundacion, títulos de pertenencia, Congregaciones, ó fundaciones pías, para que de todo haya noticia. XVI La formacion de Indices de Libros impresos, donde hubiere Libreros hábiles, se podrá encomendar á estos, y que al mismo tiempo hagan su tasacion, cuidando algun literato inteligente, é imparcial, rever la ortografía, y exâtitud de los Indices. XVII En quanto á los manuscritos deben aun ser de mayor satisfaccion los que se encarguen de su reconocimiento, y formacion de Indice, por la importancia de que no se extravien; y no será preciso poner en Inventario judicial estos Indices, contentándose el Juez Executor con colocar firmado el Indice en Autos, y poner diligencia de estar conforme con el númmero de volúmenes exîstentes en la Biblioteca comun, y aposentos de la respectiva Casa. XVIII Suele acontecer, que en granjas, ó residencias anexas á los Colegios, hay Papeles y Libros manuales, que servian al uso de los Regulares, que por tiempo residian en ellas; y, como pertenecientes á la Compañía, deben añadirse al Indice de Libros de la respectiva Casa, baxo de las reglas que ván indicadas respecto á los aposentos, por militar iguales circunstancias. XIX A las Porterias se vendian Obras impresas de estos Regulares, por cuenta de sus Comunidades, de las quales se debe hacer Inventario, con expresion de los exemplares en papel, ó encuadernados, que se encontraren, y el precio á que se


130 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 vendia cada tomo, ó juego, para darles salida, como caudal, y efectos de la misma Casa. XX Por la misma razon, si alguna de estas Obras se vendian por Impresores, Libreros, ó otras personas eclesiásticas, ó seculares, se ajustará la cuenta con ellas, así del producto, como de los enseres, abonandolos la comision. XXI Es regular tambien se encuentren Imprentas de las Comunidades, en confianza á nombre de Seglares, y de ellas se hará Inventario formal, con distinción de Prensas, Fundiciones de Letra; Caxas, Papel, y demás peltrechos; para ponerlas en debido cóbro, y proporcionar su venta á Seculares, en quienes deben existir conforme á las órdenes circulares del Consejo, por ser este manejo impropio de Casas Religiosas, y perjudicial su exîstencia en los privilegiados. XXII Ultimamente, si hubiese Obras que de cuenta de estas Comunidades, ó individuos de ellas, se estubiesen imprimiendo al tiempo de la novedad ocurrida con dichos Regulares, se sobreseerá en la impresion, inventariará su exîstencia, y recogerá el original por el Juez Executor, exâminando la licencia, y ajuste baxo de que se imprima, sobre que se tomará declaracion al Impresor, y siendo la obra corriente, y usual, se continuará; pero siendo nueva, ó añadida, se consultará al Consejo. XXIII Los demás casos no prevenidos se gobernarán conforme al espíritu de esta Instruccion, y á lo que está dispuesto por derecho, consultándose en los casos dudosos y graves. XXIV Donde quiera que hubiere Universidades, podrá ser útil agregar á ellas los Libros que se hallaren en las Casas de la Compañía, situadas en los mismos Pueblos; y para poderlo decretar el Consejo con conocimiento, consultará el Executor, de acuerdo con los Diputados, que nombre el Claustro, que será un graduado de cada Facultad. Madrid y Abril veinte y dos de mil setecientos sesenta y siete. ANEXO IV REAL PROVISION DE LOS SEÑORES del Consejo en el Extraordinario á consulta con S.M., en que se incluye la Instruccion formada sobre el destino de todas las Librerías exîstentes en las Casas, Colegios, y Residencias que los Regulares de la extinguida Compañía dexaron en estos Dominios, con las reglas oportunas para proceder á su entrega, y otras prevenciones que se han estimado convenientes. Don Carlos por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de Leon... A vos los Presidentes, é Individuos de las Juntas Provinciales y Municipales, creadas en estos Reynos para los asuntos respectivos á la ocupacion de Temporalidades de los Regulares expulsos de la Compañía llamada de Jesus, y demás personas á quienes lo contenido en esta nuestra Carta toque, ó tocar pueda en qualquier manera, salud y gracia. SABED, que á Consulta de la Cámara de diez y siete de Diciembre de


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mil setecientos y sesenta, vino nuestra Real Persona en aprobar el Reglamento executado por Don Manuel Ventura de Figueroa, de nuestro Consejo y Cámara, Colector General interino, que entonces era de Espolios y Vacantes, para el establecimiento de un fondo correspondiente á anticipar el gasto de Bulas de las cinquenta y seis Mitras de estos Reynos, y otras cosas dirigidas al mayor alivio de los Prelados á su ingreso en la Diocesis. Entre ellas se mandaron reservar perpetuamente á favor de las Mitras todas las Librerías, que se encontrasen á la muerte de los Prelados para el uso de sus sucesores y familia, y para el aprovechamiento público de sus Diocesanos, principalmente de aquellos que se dedican al estudio y la predicacion, y demás exercicios del pasto espiritual de las Almas; prescribiendo las mas oportunas reglas para el adelantamiento de estas Bibliotecas públicas, que se han de colocar en los Palacios Episcopales con los respectivos Bibliotecarios baxo la proteccion de la Cámara; aplicando nuestra Real Persona á estas Librerías públicas los libros, que no se hallasen destinados de los expulsos de la Compañía. Habiendose dado aviso de esta Real resolucion en quatro de Enero de mil setecientos setenta y uno al Conde de Aranda, Presidente de nuestro Consejo, á fin de que haciendolo presente al Extraordinario dispusiese el cumplimiento en la parte que le tocaba en quanto á los referidos libros de los expulsos de la Compañía, que no se hallasen destinados: Pasado á nuestros Fiscales D. Pedro Ro driguez Campománes, y D. Josef Moñino, con lo que expusieron consultó nuestro Consejo en el Extraordinario en veinte y siete de Agosto del mismo año lo que estimó conveniente en punto á que declarase nuestra Real Persona, que en la concesion hecha por punto general no se comprehendian los papeles manuscritos, y de pura disciplina interior, y exterior de los Regulares expulsos, y otros que se expresaban; contemplando util, que además de las Librerías que estubiesen aplicadas anteriormente, tambien se exceptuasen las de los Collegios de Loyola y Villagarcia, las de los Pueblos en que se hallan las Universidades aprobadas, y las de Palma y Toledo executandose la entrega de las que restasen con arreglo á la Instruccion que se formase, y en que se comprehendiesen varios puntos propuestos por nuestros Fiscales, dandose las ordenes convenientes, y escribiendose á los Reverendos Prelados las Cartas acordadas que indicaron. Y habiendose nuestra Real Persona conformado en todo con el parecer de nuestro Consejo, por resolucion á dicha Consulta, publicada en veinte y nueve de Octubre del mismo año, se mandó cumplir, y que para ello poniendose Certificacion en el Expediente á donde correspondía pasase á nuestros Fiscales. En su conseqüencia expusieron en respuesta de quince de Enero próxîmo lo que se les ofreció para la execucion de lo resuelto; y visto por el nuestro Consejo en el Extraordinario de cinco de Febrero siguiente, se mandó formar la Instruccion mencionada, que en efecto se hizo, y su tenor dice asi:


132 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 INSTRUCCION QUE SE FORMA del orden del Consejo en el Extraordinario, y deberá observarse por las respectivas Juntas Provinciales, y Municipales en la entrega de las Librerías, que quedaron en las varias Casas, Colegios, y Residencias que los Regulares de la Compañía estrañados tubieron en estos Reynos, aplicadas por S.M. á Consulta de la Cámara para Bibliotecas públicas de los Palacios Episcopales, con las limitaciones y excepciones, que se ha dignado hacer á consulta del propio Consejo en el Extraordinario, y demás acordado por éste en el asunto. I. Quedan exceptuadas desde luego de esta gracia todas las Librerías, ó juegos de libros, que por providencias de S.M., ó del Consejo se hallen aplicadas antes de ahora; debiendose llevar á efecto, si ya no lo estubiese, lo resuelto sobre este particular. II. Estando aplicados los Colegios de Loyola, y Villagarcía para Seminarios de Misioneros, que pasen á la propagacion de la Fé en la América Meridional, la Septentrional y Filipinas; y siendo indispensable proveerles de libros en suficiente número y calidad, no solo se exceptúan para este fin las Librerías de dichos dos Colegios, sinó que las Juntas Provinciales de Valladolid, y Guipuzcoa deben aten der á dichos Seminarios, aplicandoles los libros correspondientes de los que exîstan en los demás Colegios y Casas de la comprehension de ellas. III. Tambien se reservan á beneficio de las Universidades del Reyno, aprobadas por las ultimas providencias, las Librerías de las Casas y Colegios que tenían los expulsos en los Pueblos donde exîsten, debiendo servir para la educacion de sus Estudiantes, y funciones literarias; sucediendo lo mismo respecto á las Librerías de los dos Colegios de Palma, las quales quedan á beneficio de aquella Universidad; pues aunque no es de las aprobadas, milita el poderoso motivo de ser la unica que hay en la Isla de Mallorca, que por sus circunstancias requiere este auxîlio. IV. Habiendose destinado la Fábrica del Colegio de Toledo para el establecimiento de un Seminario, segun la mente del Concilio de Trento, que ha de ser igualmente Clerical, y de Correccion, se reserva la Librería de aquel Colegio para uso de sus Directores, Alumnos, é Individuos. V. Hechas estas limitaciones se declara, que las demás Librerías de las Casas y Colegios de España están comprehendidas en la gracia de S.M. para Bibliotecas públicas de los Palacios Episcopales; con advertencia de que los papeles manuscritos, y de pura disciplina interior y exterior de los Regulares expulsos, y los de más que miren á su gobierno político, y materias que puedan conducir para los fines del Gobierno, é igualmente los que correspondan á la clase de títulos de pertenencias y derechos temporales, que competían á los expulsos, deberán reservarse y remitirse con la debida distincion y separacion de clases al Archivo de San Isidro el Real de esta Corte, consiguiente á lo prevenido en la Circular de 2 de Mayo de 1769, para que el Director de los Estudios Reales, de acuerdo con los


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Bibliotecarios, y la Contaduría, en lo respectivo á derechos temporales, los hagan colocar con distincion de Colegios, á cuyo fin se les comunicará la orden correspondiente. VI. En esta inteligencia, y con arreglo á lo que vá contenido en esta Instruccion, las Juntas Provinciales de los respectivos territorios dispondrán, que las Municipales de su mando pongan en execucion, con la brevedad mas posible, la entrega de Librerías á los Reverendos Arzobispos y Obispos, para que tenga efecto lo resuelto por S.M., á cuyo fin tratarán con los mismos Prelados, ó personas que deputen; executando lo mismo respecto á las que tienen distinta aplicacion con las Universidades, y demás personas á quienes corresponda, reservando las de Valladolid y Guipuzcoa los libros que se separen para los Seminarios de Mi sioneros de Indias, para que á su tiempo se entreguen á quienes corresponda. VII. Unas y otras han de hacer las entregas de Librerías, recogiendo formal recibo, antecediendo el hacer reconocimiento de aquellos libros que contengan máximas, y doctrinas perjudiciales á el Dogma, Religion, buenas costumbres, y regalías de S.M. los quales han de quedar separados en las mismas Bibliotecas Episcopales, y en las de las Universidades y Seminarios, á quienes se aplican, á disposicion de S.M. y del Consejo para lo que pueda conducir á los objetos del Gobierno. IX. Los libros de la Escuela llamada Jesuítica, en quanto á la enseñanza, se han de reservar asimismo en las propias Librerías á donde se remitan, conforme á las Reales Cédulas expedidas por el Consejo. Madrid 27 de Abril de 1772. D. Pedro Rodriguez Campománes. D. Josef Moñino. Y para que tenga efecto lo resuelto, fue acordado librar esta nuestra Carta para Vos; por la qual os mandamos, que arreglandoos en todo á lo contenido en la Instruccion inserta, procedais á executar quanto contiene, sin contravenir, ni permitir se conntravenga en manera alguna á lo que previene, antes sí lo lleveis á puntual efecto, por ser asi nuestra voluntad, y que el traslado impreso de esta nuestra Carta, firmado de D.Josef Payo Sanz, nuestro Escribano de Cámara honorario del Consejo, con destino y exercicio en el Extraordinario, se le dé la misma fé y crédito que al original. Dada en Madrid á 2 de Mayo de 1772. El Conde de Aranda. El Marqués de S. Juan de Tasó. D. Bernardo Caballero. D. Juan de Lerín Bracamonte. D. Pedro de Avila. Yo D. Josef Payo Sanz, Escribano de Cámara honorario del Consejo, la hice escribir por su mandado en el Extraordinario. Registrada. D. Nicolás Verdugo. Teniente de Chanciller Mayor. D. Nicolás Verdugo.


134 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 ANEXO V D. Carlos IV en Aranjuez por céd. de 6 de Mayo de 1804 con insercion de las ordenanzas para los Colegios de Cirugía cap.12. Establecimiento de Bibliotecas públicas en los Colegios de Cirugía, y órden que se ha de observar en ellas. En cada uno de los Colegios de Cirugía ha de haber una oficina destinada para Biblioteca; en la qual se procurará tener todas las mejores obras de la Facultad y sus ramos auxîliares para la instruccion pública, haciéndose sucesivamente una colección de las que se consideren más convenientes á este fin: y el empleo de Bibliotecario recaerá en uno de los catedráticos supernumerarios; el qual, ú otro profesor del Colegio, le substituirá en los casos de enfermedad ó ausencia, para que no se falte al cumplimiento de las obligaciones de este destino. 2. Debiendo ser pública esta Biblioteca, se permitirá la entrada en ella á toda persona decente, sea ó no de la profesion; y se la subministrarán los libros que pidiese: y para que los que asistan puedan leer con comodidad, y hacer los apuntes que tengan por convenientes, habrá los asientos necesarios, y mesas con recado de escribir. El Bibliotecario cuidará, que despues que hubieren concluido, le vuelvan á entregar los libros, que colocará inmediatamente en el estante á que correspondan, pues ninguno podrá sacarse de la Biblioteca. 3. Asistirá á ella el Bibliotecario, y estará abierta todos los dias del curso, me nos los jueves y fiestas, de diez á doce de la mañana, y de tres á cinco de la tarde en los meses de Octubre, Marzo y Abril; de diez á doce de la mañana, y de dos á quatro de la tarde en Noviembre, Diciembre, Enero y Febrero; y en Mayo y Ju nio de nueve á once por la mañana, y de quatro á seis por la tarde; y si por ocupacion ó impedimento legítimo no pudiese á alguna de estas horas permanecer en la Biblioteca, dexará en ella á uno de los discípulos de su mayor confianza y desempeño. 4. Seguirá correspondencias literarias, y hará de Secretario de Literatura del Colegio en todas las que éste entablare de dicha clase: formará y tendrá dos índices alfabéticos de los libros que hubiere en la Biblioteca, uno por apellido de los autores, y el otro por las materias de que traten, con expresion del número del estante donde esten colocados. Estos índices servirán al mismo tiempo de inventario de todas las obras que hubiere en la Biblioteca; y por él hará entrega de ellos el que saliere de este destino, y se hará cargo el que le suceda. 5. Ha de cuidar el Bibliotecario del buen órden y decoro de la Biblioteca, y de que los concurrentes á ella guarden la debida circunspeccion y silencio, para que no se interrumpan en la lectura; y podrá negar la entrada, ó hacer salir de la sala á los que no observaren estas reglas tan conformes á toda sociedad.


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6. Tambien será del cargo del Bibliotecario la adquisicion de todas las obras útiles Facultativas y de ramos auxîliares, que se publiquen dentro y fuera del Reyno, precediendo la aprobacion del Colegio, y de la Junta superior Gubernativa, y la venta de los que se hayan impreso de cuenta del Colegio y á su beneficio, cuidando de su enquadernacion. Del producto de estas presentará cuenta formal al fin de cada año, para que el Colegio incluya su importe por partida de cargo en la general que debe rendir y otra en que especifique el costo de los libros que hubiese comprado y puesto en la Biblioteca, y los gastos que para el mejor aseo y servidumbre de ésta, y por razon de correspondencia se hubieren originado, acompañando los recados justificativos, para que aprobada por el mismo Colegio, se inserte por partida de data en la expresada cuenta general.

ANEXO VI D. Carlos III en el Pardo por resol. á cons. de 17 de Diciembre de 1770, y cédula de la Cámara de 17 de Febrero de 1771. Establecimiento de un fondo para costear la expedicion de bulas de los Arzobispos y Obispos: reserva de alhajas para el uso de los Prelados, y de libros para bibliotecas públicas. He venido en mandar expedir la presente cédula para la puntual observancia y cumplimiento del siguiente reglamento, que debe observar la Colecturía general y demás á quienes toque. REGLAMENTO 28. Resérvanse asimismo desde ahora en adelante perpetuamente á favor de las Mitras todas las librerías de los Prelados, que se encontrasen al tiempo de su muerte, para el uso de sus sucesores y familia, y para el aprovechamiento público de sus diocesanos, principalmente de aquellos que se dedican al estudio de la predicacion, y demas exercicios del pasto espiritual de las almas. 29. A la muerte del Prelado formará el Subcolector un índice de los libros que dexase, con expresion de sus autores, materia de la obra, y lugar de su impresion. 30. El Colector general, con vista de este índice ó inventario, ha de destinar del respectivo espolio y vacante aquella parte que permitan las necesidades de la diocesis, para que emplee en algunos libros importantes y útiles á este establecimiento: en inteligencia de que tengo mandado aplicar á estas librerías públicas los libros, que no se hallan destinados, de los expulsos de la Compañía. 31. Por la notoria utilidad que resulta a las Mitras y sus diocesanos, se declara también por necesario en cada diócesis un empleo de Bibliotecario, con la


136 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 obligación de responder de los libros que se les entreguen, y asistir en la librería ó biblioteca tres horas por la mañana y dos por la tarde, todos los dias que no sean festivos. 32. Los Prelados por medio de mi Consejo de la Cámara me propondrá tres Eclesiásticos diocesanos de buena literatura y exemplo, para que yo nombre al que sea de mi Real agrado. 33. El Bibliotecario, ántes de entrar á servir este empleo, ha de hacer formal obligación á favor de la Mitra de respoder de todos los libros que se les entreguen; y de asistir en la biblioteca tres horas por la mañana y dos por la tarde, como queda expresado. 34. Por razon de su trabajo se le han de asignar de los frutos de la Mitra de quatrocientos á ochocientos ducados, segun el prudente arbitrio del Prelado con presencia de todas las circunstancias; los quales les satisfará en Sede plena, y en Sede vacante lo hará el Colector general de los frutos de ella, como se executa con los demas oficiales de la Mitra, no siendo el Bibliotecario ménos útil y necesario que estos. 35. Se me harán presentes estas asignaciones de los Bibliotecarios, para tenerlas en consideracion al tiempo que se cargan las pensiones de las Mitras. 36. Se ha de encargar á los Bibliotecarios, se dediquen eficazmente por su parte, para que se verifiquen los adelantamientos que deben esperarse de esta providencia, que dispensa á mis vasallos mi amor y piedad; con la seguridad de que mi Consejo de la Cámara atenderá particularmente á los que se distingan, y me hará presentes sus méritos. 37. Los Prelados señalarán en sus palacios episcopales aquellas piezas que consideren mas á propósito para colocacion de la biblioteca, y concurrencia de sus diocesanos; estableciendo las conferencias y estudios que consideren mas útiles y convenientes, sin perjuicio de las Universidades donde las hubiese. 38. Tendrán presentes los mismos Prelados á los que se señalen en su aplicacion y aprovechamiento, para favorecerles y colocarlos; dando tambien cuenta de sus méritos á mi Consejo de la Cámara, para que se les atienda en las provisiones Reales. 39. Estas Bibliotecas han de estar baxo la proteccion de mi Consejo de la Cámara, con quien deben entenderse los Prelados; siendo comprehendidos en este reglamento, no solo los Arzobispados y Obispados que vacaren en lo futuro, sino tambien los que han vacado desde el dia 27 de Noviembre de 1768, en que se publicó en mi Consejo de la Cámara la resolucion mia á su consulta.


Reseñas FERNÁNDEZ, Stella Maris. Técnicas del trabajo intelectual. 2ª ed. (Corregida y aumentada.) Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras, Oficina de Publicaciones del Ciclo Básico Común, 1996. XIX – 284 p. Reseña elaborada por: ESTELA MORALES CAMPOS

bios que impone el Ndeuessatrorrosilloglode las, catecracnotelorizagías,do exiporgelaunacelericredadcienytelosescam pecialización en todos XX

los campos del conocimiento; reclama reunir esfuerzos e instituir normas y principios para evitar en el hombre desgastes intelectuales inútiles y, a la postre, desalentadores. En Técnicas del trabajo intelectual, Stella Maris Fernández –profesora de la Facultad de Filosofía y Letras y directora del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas, ambas dependencias de la Universidad de Buenos Aires–, a partir de su experiencia docente en diversos niveles de enseñanza, brinda, no un manual de metodología de la investigación, sino la exposición de conocimientos propedéuticos e indicaciones prácticas para sortear dificultades en el acceso a las fuentes documentales, así como de recursos técnicos adecuados para que el estudioso obre con una mentalidad crítica y sistematizada que lo inserte en el trabajo intelectual, cuyo máximo término lo constituye la investigación. A lo largo de este volumen, la autora de La imprenta hispanoamericana y de La biblioteca escolar nos introduce en conceptos elementales como el de aprendizaje y nos hace recordar la importancia de las notas como un instrumento (del estudiante, del profesional, del investigador y del escritor) para desarrollar conocimientos y para registrar y organizar información e ideas. Asimismo, nos muestra un análisis pormenorizado de los distintos aspectos de la lectura: en qué consiste, su tipología y su valor en el quehacer intelectual, a fin de realizar una correcta selección de fuentes de información para obtener de ellas el máximo provecho y para estar permanentemente actualizados. Stella Maris nos ofrece además una útil y minuciosa descripción de los diferentes trabajos escritos, tomando en cuenta su naturaleza: los de extracción (el esquema, la sinopsis, el paralelo, el resumen, la síntesis y los diagramas), que re presentan formas de verificar la comprensión de un texto, y los de elaboración (la monografía, la tesis y la tesina), es decir, aquellos trabajos de carácter académico que se realizan utilizando una clara aplicación de nociones y de soportes me todológicos (como el uso adecuado de las citas bibliográficas), con el propósito de demostrar los conocimientos de contenido y de sistematización que alguien posee sobre un tema determinado. Al margen de estas formas de comunicación a


138 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 que los estudiantes y profesionales se enfrentan constantemente, la autora traza también la descripción de trabajos escritos que responden a otros objetivos y que poseen características propias, como el currículum vitae, el acta, la memoria y el relato. El libro se complementa con los capítulos correspondientes a “La comunicación oral” (donde se explican las diferentes formas de esa modalidad, como la lección, el comentario de textos, la conferencia y la dinámica de grupos), la “Documentación” (técnica consistente en el acopio y análisis de resultados pro pios de la actividad intelectual en cualquier campo de la ciencia), la “Normalización” (que se refiere a la presentación de los documentos, el tratamiento de los mismos, la transliteración, la terminología, etcétera), los “Programas y sistemas internacionales de información” (diversas instancias de cooperación internacional para atender los problemas y necesidades de usuarios de todos los países: organismos de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales no gubernamentales, sistemas internacionales de información y redes regionales de información en América Latina), los “Organismos nacionales” (las áreas de información en redes y sistemas que aportan el flujo continuo de información en el control bi bliográfico de la literatura generada en Argentina) y “La investigación” (en donde se define esta actividad, resaltando su importancia como impulsora del desarrollo y bienestar de las naciones). Esta segunda edición, además, actualiza algunos aspectos de la correspondiente a la de 1992: lleva a cabo una reestructuración de sus diversos capítulos y añade otros como “Imágenes” (la denominación empleada para abarcar gráficos, mapas, figuras, etcétera), “Impresión por procedimientos electrónicos” (que incluye los usos de la computadora como una herramienta de uso cotidiano), “Cómo se redacta” (algunos esbozos) y, finalmente, un sucinto apartado sobre “La propiedad intelectual” (breve información sobre cómo salvaguardar los derechos de una obra en vías de publicación). Técnicas del trabajo intelectual es una obra recomendable para todos aquellos –estudiantes, profesionistas, investigadores– que buscan una guía metodológica que oriente en la eficaz creación de hábitos de estudio, en el hábil manejo de fuentes de consulta y en la motivación para elaborar juicios personales que refuercen la originalidad de la labor intelectual.


Reseñas

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MOLINA CAMPOS, Enrique. Teoría de la biblioteconomía. Edición póstuma a cargo de Rafael Olivares, Granada, España : Universidad de Granada, 1995. 282 p. ISBN 84-338-2116-4. Reseña elaborada por: FELIPE MENESES TELLO

traza una amplia y profunda interpretación teorética en torno de imEstaporobra tantes problemas y categorías capitales de la bibliotecología, tales como:

Precisiones terminológicas; Biblioteconomía tradicional y biblioteconomía científica; Biblioteconomía científica: orígenes, desarrollo y situación en el ámbito de la ciencia contemporánea; Definiciones de la Biblioteconomía y esquema definitorio de la biblioteconomía científica; La biblioteca como sistema; La catalogación; La clasificación; La indización; La recuperación de información; y La automatización. Cada rubro integra un capítulo. Según el autor, se trata con toda probabilidad de la primera obra en español que intenta establecer una Ciencia de la Biblioteca; en otro término, una bibliotecología científica. Las diversas observaciones y deducciones que muestra Molina Campos ponen en entredicho a importantes autores españoles y norteamericanos, pero también reconoce plenamente los aciertos de algunos estudiosos de esas u otras latitudes, como los italianos y alemanes, entre otros. A continuación se apuntan ciertas reflexiones, quizás las más relevantes (aunque no las únicas), que constituyen el cuerpo de la obra. Molina Campos parte de unas “precisiones terminológicas”, las que tienen como propósito evitar el uso de vocablos impropios (teoría, principio, teorética, axioma, sistema, práctica, epistemología, ciencia, técnica y tecnología) por parte de quienes se dedican al estudio e investigación científicos de la bibliotecología, esto es, “el especialista en la infraestructura científico-teórica de la disciplina” y cuya formación académica ha sido particularmente bibliotecaria. Más adelante, el autor hace un breve análisis de dos tipos de biblioteconomías: 1) la tradicional y 2) la científica. La primera, “vetusta y consuetudinaria”, se distingue por las viejas prácticas bibliotecarias; es decir, por las funciones custodial, inventarial; carente de bases teóricas y teoréticas; nula de principios, de leyes y de hipótesis para proceder a realizar investigación. Esta clase de biblioteconomía perdura hasta el siglo XIX. A la segunda, a la nueva biblioteconomía, la define como “la ciencia del orden, de un conjunto de órdenes aplicados a documentos y a noticias”; en este nuevo estadio disciplinar, “el bibliotecario ya no es ni un artesano habilidoso ni un erudito pedagogo”, es “un técnico”, “un especialista de los procedimientos de mediación catalográfica y bibliográfica”. Reconoce a Martín


140 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Schrettigen, bibliotecario alemán, como el creador de la Ciencia de la Biblioteca durante los albores del siglo XIX. Abundante es el capítulo dedicado al estudio de la cientificidad de la biblioteconomía, en donde se citan con especial atención los nombres de figuras importantes: Calimaco de Cirene, R. Fournival, J.K. Koch, D. Rossetti, G. Naudé, G.W. Leibniz, P. Otlet, A. Serrai, E. Currás, J. López Yepes, J.H. Shera, F.W. Lancaster y varios más. Interesante es, asimismo, la parte sobre el significado del término Biblioteconomía Científica. El autor acude a múltiples fuentes semasiológicas y enciclopédicas para analizar cuidadosamente los diferentes conceptos que se han vertido al respecto. Determina algunos de ellos como vagos e inexactos; otros como poco rigurosos e insuficientemente ilustrativos. No obstante, nos orientan hacia una “certeza de la cientificidad de nuestra disciplina”. La reflexión de Molina Campos es, en este sentido, bastante analítica y crítica; y entre las conclusiones que apunta al respecto, cabe mencionar textualmente las siguientes: “1) Por su significado tradicional y por las implicaciones del sufijo ‘nomía’, el término biblioteconomía no responde al concepto científico de nuestra disciplina. 2) Con criterio estrictamente etimológico, el nombre que debería llevar la biblioteconomía científica es el de bibliotecología”. La definición que formula y fundamenta de esta área del conocimiento, “nada novedosa” escribe el autor, es la siguiente: “Ciencia y técnica de la organización que media entre el depósito de informaciones registradas y el uso individual o social que se hace de ellas”. Se puede afirmar, por otra parte, que la biblioteca es un sistema en cuanto que presenta tres atributos esenciales: 1) objetivos que debe cumplir, 2) relaciones que median entre los elementos que la constituyen y 3) el ambiente creado por todos los objetos que influyen en ella. De esta manera, el autor pone énfasis en el concepto de biblioteca como sistema a través de la articulación de: colección–uso, catálogos-usuarios, objetivos-satisfacción de demandas, eficiencia-costo, y otras relaciones. Acorde con Molina Campos, un sistema bibliotecario, independientemente de su naturaleza, tiene como misión no sólo satisfacer las necesidades de información “sino también promoverlas y estimularlas”; desde esta arista, el autor conceptúa al usuario como “la figura clave del sistema, porque es a la vez raíz y meta del mismo”, es quien “determina...la fisonomía de una biblioteca”. En relación con los métodos, técnicas e instrumentos de la ordenación documental, en lo que se refiere a los procesos de catalogación, clasificación e indización, el autor hace abundantes y claras explicaciones en torno a las fronteras y características de cada actividad; así como sus vinculaciones operativas e impactos en “el encuentro usuario-documento”, fenómeno en el que se finca principalmente esta tríada científica del ordenamiento bibliográfico. Analiza con rigor el tipo y las condiciones estructurales y funcionales de los catálogos; y critica severamente los niveles lógicos de la catalogación de los que tanto “se ha envanecido el pensamiento biblioteconómico moderno”. Por lo que respecta a la clasificación, el problema comienza desde “los matices semán-


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ticos” del vocablo en castellano al presentar “una disemia” en el intento de diferenciar el significado entre la creación de un sistema de clasificación y la aplicación de ese esquema a un conglomerado de objetos-documentos. La primera es científica, mientras que la segunda es una técnica. En otras palabras, la primera “es obra de creación conceptual individual; la segunda, es tarea aplicativa aprendida y ejecutada colectivamente”. Molina Campos se ocupa del esclarecimiento de la tarea creativa, esto es, de la clasificación propiamente dicha. En el marco de la fenomenología del orden bibliotecario, el autor considera a la indización como otra de las operaciones científicas en el ámbito biblioteconómico, indicando una estrecha relación y simultaneidad con la catalogación y clasificación. Acerca de este proceso se distinguen los descriptores y los encabezamientos de materia de las palabras clave como símbolos lingüísticos, portadores de signos identificatorios que llevan al usuario a la localización y transmisión del documento requerido. Los dos primeros se caracterizan porque son términos seleccionados a partir de una normalización que permite evitar equívocos; las palabras clave son vocablos escogidos libremente del título o del contenido de los documentos con el mayor peso informativo. En suma, la indización es el proceso portador de “mensajes lingüísticos” que la biblioteca crea como sistema de orden documental que es. Desde esta perspectiva, Molina Campos plantea varios postulados que invitan a la reflexión y a la duda metódica sobre dicho fenómeno. Otro de los puntos que analiza nuestro autor es el concerniente a la recuperación de la información. Este proceso, afirma, se forma por “dos conjuntos: el conjunto de los documentos, representado y mediado por la organización catalográfica, y el conjunto de las demandas de los usuarios”, entre los que establece las categorías de documentos “pertinentes” y “no pertinentes”, explicándolas textual y matemáticamente. El último capítulo de la obra, la automatización, presenta algunos aspectos sobre la utilización de los ordenadores en el terreno bibliotecario y documentario. En este contexto el autor identifica tres perfiles: “1) automatización total o par cial de los procedimientos corrientes, sin modificaciones sustanciales del sistema; 2) creación de un sistema centrado en las posibilidades que el ordenador ofrece como instrumento de mediación y de interacción entre documentos y usuarios; 3) realización de conexiones y de canjes bibliográficos”. No obstante, uno de los mayores retos que distingue el autor en torno de la “biblioteconomía electrónica”, pendiente aún, es la elaboración de programas que resuelvan los problemas del depósito y de la recuperación de información semántica. Finalmente, a pesar de los cambios producidos por las tecnologías computacionales, el personal bibliotecario “ha aprendido que no todo lo que se puede hacer, se debe hacer”. En resumen, Molina Campos se empeñó mediante su obra “en consolidar una biblioteconomía científica” para los hispanoparlantes. La abundante y profunda prosa que constituye cada uno de los capítulos exige una sólida formación


142 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 bibliotecaria y, asimismo, una extremada concentración. En ocasiones, es menester, para una cabal comprensión, releer algunos párrafos. La bibliografía que cita a lo largo del libro está dividida al final en dos partes: la general y la específica. Acorde con el nivel del contenido de la obra, se recomienda principalmente para cursos de posgrado.

World Information Report 1997/98. General editor: Yves Courrier. Paris: UNESCO Publishing, 1997. 390 p. Reseña elaborada por: HOMERO QUEZADA PACHECO

n cincuenta años de existencia, la siempre ha estado activa en el Ecam po de la información. Sus responsabilidades a este respecto están claraUNESCO

mente asentadas en su Constitución, la cual le asigna el papel de alentar el intercambio internacional de información como parte de una tarea que promueva la paz a través de la distribución del conocimiento y la libre circulación de las ideas. Es precisamente en ese contexto en el que se inscribe la publicación del World Information Report, obra diseñada con el claro propósito de ofrecer al lector no especialista, y en particular al responsable en la toma de decisiones, así como al público en general, la amplia realidad del universo de la información tal como se presenta hoy en día dentro del marco de los desarrollos tecnológicos, sociales y políticos del mundo. El World Information Report brinda una panorámica global en aspectos concernientes a archivos, bibliotecas y servicios de información, además de algunos otros temas de interés que se vislumbran en los albores del siglo XXI, a partir de la contribución de los mejores especialistas de todo el planeta. El World Information Report 1997/98 está dividido en tres partes. La primera, que a su vez consta de dos apartados, rinde una descripción de los servicios de información en todo el mundo. La sección A se concentra en bibliotecas y servicios de información, y adopta un enfoque geopolítico que divide al mundo en ocho regiones dispuestas de Este a Oeste y de Norte a Sur: Asia Oriental y Oceanía; Asia del Sur; los Estados Árabes; África (sur del Sahara); Europa Oriental y la Comunidad de Estados Independientes; Europa Occidental; Canadá y los Estados Unidos; y América Latina y el Caribe.


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Aunque cada autor escogió un tratamiento particular, en general se abarcan las siguientes áreas (capítulos 1-8): bibliotecas nacionales y sistemas de información, bibliotecas académicas, bibliotecas públicas, bibliotecas escolares, bibliotecas es pecializadas, asociaciones profesionales, y programas de educación y capacitación para personal de información. Otros temas, como mercadeo e información o publicidad e investigación, se incluyen sólo en algunos capítulos. En este horizonte, los autores examinan cuestiones como la introducción de la información y las tecnologías de telecomunicaciones, el control bibliográfico, la producción de ba ses de datos, y la colaboración internacional dentro de una determinada región, así como entre diversas latitudes. La perspectiva se ubica en la realidad actual e incorpora, siempre que fue posible, la provisión de datos estadísticos. Cabe destacar aquí que la redacción del capítulo correspondiente a América Latina y el Caribe de esa sección (cap. 8) corrió a cargo de Estela Morales Campos, quien nos proporciona un acercamiento bien documentado acerca de los servicios de información en dicha zona geográfica; su recorrido inicia trazando una aproximación al concepto, funciones y servicios de las bibliotecas públicas y escolares, enfatizando que su perfeccionamiento se encuentra estrechamente ligado al progreso económico y educativo de los países de la región. Pasa después a las bibliotecas nacionales –que trabajan en forma colegiada, junto con España y Portugal, agrupadas en la Asociación de Bibliotecas Nacionales de Iberoamérica, ABINIA–, bibliotecas universitarias –las mejor dotadas en cuanto a presupuesto, personal profesional e infraestructura tecnológica– y bibliotecas especializadas –las cuales, por sus características, se incorporan más rápidamente a los cambios y al sector comercial de la información–. El capítulo se complementa con una visión general –logros y adversidades– en torno a los recursos humanos de los servicios bibliotecarios, así como al avance de la investigación, la incorporación de sistemas tecnológicos –la cooperación entre los países de la región en un mundo globalizado– y el papel de las asociaciones profesionales, cuya prosperidad desempeña un papel de gran relevancia en la defensa, promoción y uso de la información tanto local como regionalmente, hablando. La sección B de la primera parte sigue una orientación similar a la anterior, sólo que ahora se describen los sistemas y servicios de archivo. Se utiliza también una organización geopolítica (capítulos 9-13), pero la división mundial es más amplia: Asia; los Estados Árabes; África (sur del Sahara); Europa y Norteamérica; y América Latina y el Caribe. La segunda parte (“Infrastructures for information work”) trata sobre los componentes técnicos básicos del trabajo de información, los cuales se presentan a través de un formato de informes de vanguardia. Dado que los proveedores de información emplean un amplio margen de herramientas tecnológicas, se establece el planteamiento, en tres capítulos (15-17), de sendos estudios acerca de las tecnologías más importantes: computadoras, multimedia y telecomunicacio-


144 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 nes. Internet mereció un capítulo más amplio (18), lo mismo que los requerimientos y especificidades de los edificios bibliotecarios (cap. 19). Finalmente, la tercera parte (“Issues and trends”) no expone un punto de vista descriptivo, sino que analiza un buen número de temas importantes de interés contemporáneo. Varios de estos temas se relacionan con el auge tecnológico, pero otros tienen un enfoque político, social o legal. Problemas cruciales ante el advenimiento del nuevo milenio, como el futuro del libro, los derechos de autor, la preservación y herencia de archivos, y la cooperación y asistencia internacional, se cubren en capítulos como “The information society”, “Information highways”, “Economic intelligence” o “Copyright in the electronic age”. Los límites del mundo de la información no están claramente definidos ni son estables en una época de rápida expansión de las tecnologías. El World Information Report es justamente un intento por reflejar esta realidad en movimiento mientras el siglo XX llega a su fin; asimismo, constituye un instrumento tanto de diagnóstico como de resolución que proporcionará a los responsables en la toma de decisiones, pero también a los funcionarios gubernamentales, a los profesionales de la información y al público en general, un mejor entendimiento del mundo de la información tal como es hoy en día y una perspectiva más precisa de lo que será mañana.

GORBEA PORTAL, Salvador. El modelo matemático de Bradford: su aplicación a las revistas latinoamericanas de las ciencias bibliotecológicas y de la información. México: UNAM, CUIB, 1996. 152p. Reseña elaborada por: RUBÉN URBIZAGÁSTEGUI

tablemente, son pocos los libros publicados en lengua española, sobre LaBimen bliometría y sus implicaciones teóricas y prácticas. Con excepción de algu-

nas publicaciones hechas en España, en América Latina –muy a pesar de su cre ciente demanda– existe un espacio vacío de publicaciones sobre este tópico. Para llenar ese vacío, Salvador Gorbea Portal, del CUIB de la UNAM, nos ofrece ahora un libro dedicado exclusivamente al modelo matemático de Bradford, pero más conocido como la Ley de Bradford. Con la edición de este libro, el CUIB muestra, una vez más, pulcritud en la edición y difusión de materiales bibliográficos de apoyo al desarrollo de la Bibliotecología Latinoamericana, y seriedad como centro de investigación líder en América Latina. El bellísimo diseño de la portada


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es de Ignacio Rodríguez y Mario Ocampo, pero la responsabilidad editorial es de Carlos Ceballos. La Ley de Bradford ha cautivado el interés de especialistas por su sofisticado procesamiento y su elusividad. No es gratuito que más o menos desde 1960 co menzaran a aparecer una serie de artículos aplicando, replicando y rebatiendo este modelo. Sin embargo, el tratamiento dado al asunto por Gorbea Portal, no es matematizante, como acostumbra hacerlo la academia americana. En este caso no se necesita ser especialista para entender y practicar este modelo. Es inteligible para cualquier persona con moderado conocimiento estadístico y es un buen texto de cabecera para estudiantes de graduación y posgraduación, así como un excelente material de apoyo para los profesores comprometidos con la enseñanza de la bibliometría. El libro está dividido en cuatro partes. Una introducción en la que el autor describe los antecedentes y objetivos del estudio, señalando que a pesar de haber algunos estudios sobre las publicaciones periódicas en el campo de la Bibliotecología y Ciencias de la Información, “hasta este momento, en toda la literatura consultada y disponible, no se identificó ni un solo estudio que analice las publicaciones periódicas latinoamericanas en las ciencias bibliotecológicas y de la información que utilice el modelo de Bradford y que presente, en español, en forma detallada, el origen y desarrollo de este modelo” (p.7). Sin embargo, en 1979 la aplicación de este modelo a ese campo ya había sido experimentado por el autor de esta reseña, pero usando la colección de revistas de bibliotecología latinoamericana de la Biblioteca del IBICT en Río de Janeiro. También en 1983, Antonio Felipe Correa da Costa publicó en Brasilia, un folleto en la forma de manual, detallando la aplicación del modelo de Bradford. He aquí, pues, los antecedentes de este mag nífico libro. Indudablemente, el mayor aporte de esta publicación, y su utilidad para futuros trabajos prácticos en este campo, está dado por el segundo capítulo: “El modelo matemático de Bradford”. Aquí, el autor reproduce muy didácticamente el trabajo original de Samuel Clemente Bradford en la Biblioteca del Museo de Ciencias de Londres. Replica y explica el modelo y su postulado teórico, así como la forma de obtener el llamado “multiplicador de Bradford” y su utilidad. Dedica también espacio a la representación gráfica y la aplicación práctica del modelo. El tercer capítulo está enteramente dedicado al análisis de la repercusión del modelo en la literatura especializada. Comenzando con B.C. Vickery en 1948, quien fue también el primero en acuñar a este modelo el nombre de “ley de la distribución de Bradford” y de observar la ambigüedad entre lo observado por Bradford y lo definido matemáticamente en su modelo. Revisa así a los revisores de la Ley de Bradford, y Kendall, Cole, Leimkulher, Groos, Goffman & Warren, Lewani, Freeman, Pontigo, etc. aparecen adecuadamente detallados.


146 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Uno de los objetivos del libro es identificar “el núcleo de revistas latinoamericanas más productivas en Ciencias Bibliotecológicas y de la Información” (p. 8), el cuarto capítulo está dedicado a la aplicación del modelo a las revistas latinoamericanas de bibliotecología y ciencia de la información. Para alcanzar este objetivo el autor analizó la información contenida en INFOBILA (Información Bibliotecológica Latinoamericana) en 1944. En esa época, INFOBILA contaba con 5,400 documentos indizados, de los cuales fueron retirados una muestra de 2,397 referencias de artículos, pertenecientes a 197 publicaciones periódicas latinoamericanas productoras de artículos relacionados con bibliotecología, ciencia de la información y archivología, y cubren un periodo de 69 años. De esa forma identificó un grupo de 28 revistas claves encontradas en las zonas 1 y 2, algunas de las cuales, como es natural, debido al extenso periodo cubierto, ya cesaron en su publicación o cambiaron de nombre. Tal es el caso, por ejemplo, de la Revista de Biblioteconomía de Brasilia, Ciencia Bibliotecaria, Biblioteca Universitaria, REDICAB, Actualidad de la Información Científica y Técnica, Boletín de la Bi blioteca de la Escuela Universitaria C.A., Revista da Escola de Biblioteconomia da UFMG, etc. También hace un análisis del ajuste del modelo, y la dispersión por fecha de publicación, lugar e idioma, tipo y cantidad de autores, áreas temáticas, y cobertura geográfica. Así es como se pone en evidencia que México publica más artículos que Brasil, sin embargo, este resultado parece un poco dudoso debido a los problemas de cobertura de INFOBILA que naturalmente incorpora más y mejor la producción mexicana que la de otros países. El libro, incluye, también, “una muestra selectiva de lo más significativo que se ha escrito sobre el tema en el ámbito internacional, con el objetivo de que el lector interesado en el modelo de Bradford pueda profundizar más en la crítica y aplicación de él” (p.8). Sin embargo, en la literatura proporcionada, poco es ofrecido sobre la “crítica” a este modelo. Finalmente se nos ofrece una bibliografía selectiva sobre el modelo matemático de Bradford, y naturalmente, como la bi bliografía es “selectiva”, la selección refleja más el gusto personal del autor. Naturalmente, esto no modifica en absoluto el valor académico del libro. Recomiendo, pues, altamente la adquisición y lectura de este pionero e interesante texto sobre un campo que aún tiene mucho que ofrecer y mucho que explorarse en América Latina.


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MCNEIL, Beth y Denise J. Johnson. Patron behavior in libraries: a handbook of positive approaches to negative situations. Chicago: ALA, 1996.

Reseña elaborada por: MANUEL ÁVILA URIZA

tecológica de la actualidad existe una gran producción Enquela analitelirazatulosra biteblio mas relacionados con la tecnología, por lo cual vale la pena

llamar la atención sobre esta obra que nos ubica frente a la razón de ser de los servicios bibliotecarios: los usuarios. La obra trata el tema de las situaciones conflictivas provocadas por los usua rios de las bibliotecas, mediante una compilación de escritos realizados por especialistas que examinan los asuntos que mejor conocen desde las diferentes perspectivas de los diversos tipos de bibliotecas: públicas, infantiles, universitarias y especializadas. Está dividida en tres partes: los tipos de usuarios que plantean mayores pro blemas; los problemas que suelen presentarse; y las soluciones propuestas para resolverlos. Pretende ser una guía práctica que sirva de auxiliar en la capacitación del personal, la solución de problemas con los usuarios, la elaboración de procedimientos para la solución de las situaciones conflictivas y el análisis de los pro blemas provocados por la conducta de los usuarios. En la primera parte se tratan los tipos de usuarios con los que suelen presentarse mayores problemas: los indigentes que acuden a las bibliotecas y que ubican al bibliotecario frente a la situación de respetar su derecho de acudir a la biblioteca como un lugar público –al cual acuden muchas veces buscando un lugar donde refugiarse– y tratar de que su presencia no afecte a los demás usuarios que sí van a buscar material informativo. Otra situación similar que se estudia es el caso de los enfermos mentales que acuden a la biblioteca y que también puede provocar que los demás usuarios se alejen de ella. Los jóvenes son vistos por algunas personas como conflictivos debido a algunas actitudes provocadoras, como la falta de acatamiento de las normas. Por otro lado, los ancianos también pueden plantear, no tanto situaciones problemáticas, sino necesidades especiales que re quieren de una atención especial para ser satisfechas plenamente. Asimismo, se analiza el caso de situaciones conflictivas desde la perspectiva de las bibliotecas universitarias, que no están exentas de ellas. En la segunda parte se tratan los problemas que suelen plantearse con más frecuencia, por ejemplo: los actos ilegales –desde la mutilación de libros hasta los crímenes– que llegan a ocurrir en las bibliotecas, y relacionados con ellos, los derechos y responsabilidades del usuario desde el punto de vista legal. El hostiga-


148 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 miento sexual se presenta también como una situación problemática que merece una consideración especial por parte del personal para su manejo adecuado. En la tercera y última parte de la obra se plantean soluciones a los problemas expuestos: el mejoramiento de las habilidades de comunicación con los usuarios, el desarrollo e implementación de una política relativa a la conducta de los usuarios y una pequeña bibliografía comentada acerca de los problemas que surgen con los usuarios. Se trata de una obra valiosa por su enfoque eminentemente práctico y que, en muchos casos, aun cuando la experiencia de la cual surge es la norteamericana, puede ser útil para aplicarse en la elaboración de una política de la biblioteca relativa a los usuarios en situaciones de este tipo.

Scholarly publishing: the electronic frontier / edited by Robin P. Peek, Gregory B. Newby ; James E. Rush, prolog. — Cambridge, Massachusetts : The MIT Press, 1996. xxii, 363 p. ; 24 cm. ISBN 0-262-16157-5 Reseña elaborada por: ANGÉLICA MARÍA ROSAS GUTIÉRREZ

los trabajos que se han escrito en torno a la publicación electróDinivercasosy sussonefec tos actuales y futuros para varios segmentos de la sociedad.

Sin duda la transformación que la industria de la publicación está sufriendo a raíz de la transición de la publicación tradicionalmente impresa a la electrónica presenta para el ámbito académico diferentes cuestiones importantes e interesantes, porque gran parte de lo que se escribe y comunica sobre nuestro mundo emerge de las instituciones de investigación y educación superior. Gregory B. Newby y Robin P. Peek, profesores asistentes de la Escuela de Bibliotecología y Ciencia de la Información, en la Universidad de Illinois y de la Escuela de Posgrado de Bibliotecología y Ciencia de la Información del Simmon College respectivamente, como editores de la obra Scholarly publishing: the electronic frontier se preguntan ¿cuál será la naturaleza de la publicación académica, y cómo los involucrados en el mundo académico ayudarán a darle forma? Acertadamente Newby y Peek afirman que tanto universidades, bibliotecas y editoriales académicas enfrentan cuestiones criticas respecto a la naturaleza del “discurso social” y la “estructura organizacional”, ya que éstos se han alterado de manera significativa


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por el hecho de cómo la publicación se mueve del paradigma impreso a uno electrónico, y que la misma naturaleza de la comunicación académica está cambiando de manera radical. Por su parte, James E. Rush, director ejecutivo de PALINET (organización no lucrativa de servicios bibliotecarios), en su prologo plantea diversas interrogantes que giran en torno a la viabilidad y el papel de la publicación electrónica como una actividad en las instituciones académicas. Asimismo, menciona que somos los bibliotecólogos y otros profesionales de la información quienes podríamos comenzar a canalizar y dirigir el rumbo de los cambios que actualmente se pre sentan en la publicación académica, si se desea que las bibliotecas continúen con el papel de depositarias del conocimiento producido por la humanidad. Muchos trabajos han tratado el tema de la publicación electrónica en una for ma simplista, confundiendo las limitaciones de la actual tecnología con las inhe rentes características del medio electrónico. Situación contraria encontramos en Scholarly publishing, ya que los diecinueve trabajos incluidos son escritos por diversos profesionales, autoridades en la materia que examinan con profundidad el futuro de la publicación electrónica y su impacto en la comunidad académica. Editada por The MIT Press conjuntamente con la American Society for Information Science, la obra es reflejo del entusiasmo editorial de estas dos instituciones de reconocido prestigio internacional, puesto que ambas instituciones se han comprometido en la publicación de libros que abarcan temas de vanguardia como es el caso de la publicación electrónica. Este libro se divide en dos partes: “El impacto de la publicación electrónica en la vida académica”, donde se discuten los cambios que están ocurriendo y ocurrirán en torno al papel de la publicación en el ambiente académico y “Los nuevos cambios” que nos introduce en algunas de la principales cuestiones que aún no existen, que quizá se estén dando o existirán de muy diferente forma a la de la publicación tradicional. En la primera sección, Rob Kling presenta un marco teórico y filosófico sobre el papel de la tecnología en la publicación electrónica; en cambio, Robert Silverman discute las implicaciones de la publicación electrónica para los autores –generadores del conocimiento–, y advierte cuán necesario es que el trabajo académico y los procedimientos de evaluación estén de acuerdo con los cambios que la comunicación académica está sufriendo. También, en la primera parte de este libro, Odlyzko anticipa que los sistemas de revisión por pares crecerán, en tanto que en el último capítulo Steven Harnard, por un lado, señala que las redes electrónicas permiten pasar de un modelo comercial, en donde el autor vende sus palabras, a un modelo de colaboración, y por otro, que la publicación electrónica puede aprovechar las ventajas del subsidio de las universidades, bibliotecas y so ciedades doctas, entre otras. En la segunda parte se presenta una serie de aspectos en la que participan no solamente los autores, sino también editores y bibliotecarios. La parte crítica en


150 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 el ambiente académico es el control de calidad. Cliford Lynch afirma que la integridad de la información es tan importante para el medio electrónico como lo es para el medio impreso, en tanto que Lisa Freeman puntualiza que el papel de la prensa o editorial universitaria debe continuar en el mundo de la publicación electrónica. Ann Okerson escribe sobre el presente y futuro de la comunicación académica, en donde las bibliotecas son el elemento importante que posibilita parte de esa comunicación. Marlene Manoff, desde la perspectiva del bibliotecario académico, hace una seria crítica a la posición de los bibliotecarios en relación con la falta de interés sobre las formas en las cuales la nueva tecnología puede aplicarse. Por su parte, Fytton Rowland justifica que el papel de los editores continuará en la era electrónica. En el capítulo que da fin a esta sección, David H. Rotman identifica los principales propósitos de la comunicación académica, y examina como ésta se facilita con la tecnología. En su conjunto, la obra proporciona un buen marco de referencia para acer carse a los problemas que hoy día se presentan en torno a la publicación electrónica, y aunque estos capítulos se enfocan a la publicación académica, muchos de los temas son pertinentes para otro tipo de publicaciones. Si bien, no todo lo del libro se dirige a la publicación en Internet, esta obra es una buena recomendación para contar con una visión sobre aspectos relacionados con la publicación en línea. Las cuestiones analizadas en Scholarly publishing aún están en su etapa de germinación, por lo que este libro resulta ser de gran utilidad para todos aquellos estudiosos o profesionales interesados en el proceso de la comunicación científica, y para todos aquellos que deseen profundizar en la discusión de la publicación electrónica en el entorno académico.

BROPHY, Peter; Kate Coulling. Quality management for information and library managers. London, ASLIB, 1996 Reseña elaborada por: GUADALUPE CARRIÓN RODRÍGUEZ

con la Universidad Central Lancashire, Laestáobradividediaudatoenresdosingleparses,tes.vinEnculalados primera se presenta una introducción a los

conceptos de calidad y en la segunda se analiza el tema de calidad relacionándolo con bibliotecas y servicios de información. En el primer capítulo de la primera parte los autores hacen referencia a la dificultad de proporcionar una definición adecuada de “calidad”, aunque consideran


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que las más útiles son aquéllas que ponen énfasis en el vínculo que existe entre el cliente, sus necesidades o propósitos y el producto o servicio que se recibe. En términos generales, la calidad se identifica como algo bueno; un “producto de calidad” es aquel que cumple adecuadamente con su función, así como un “servicio de calidad” no sólo satisface las expectativas del cliente, sino que las supera. El concepto de calidad aparece en los países de occidente en los setentas, al constatar cómo el Japón pudo recuperar en poco más de dos décadas su situación económica, lo que se explica por la habilidad y capacidad de su industria para responder a lo que los clientes deseaban. Los aspectos clave que han de considerarse cuando se habla de calidad son: ? la calidad se logra cuando se satisfacen las necesidades del cliente ? la calidad es parte esencial de toda organización ? la calidad no depende de altos precios o de abundantes recursos. El capítulo segundo está dedicado a los gurús de la calidad. En primer término se menciona a W. Edwards Deming, quien introdujo el esquema de Control Estadístico de Proceso para asegurar la calidad y desarrolló el ciclo: planear, hacer, revisar, actuar, asignando a la administración la mayor responsabilidad en el logro de la calidad. Joseph Juran también centró su atención en la responsabilidad de la administración en el logro de la calidad, particularmente en los aspectos estratégicos y financieros. Asimismo se refirió a clientes tanto externos como internos de una organización, lo cual se aplica cabalmente al entorno de los servicios bibliotecarios y de información. Philip J. Crosby, si bien hace hincapié en la responsabilidad que tiene la administración en el logro de la calidad, considera que los trabajadores también desempeñan un papel muy importante. Finalmente se menciona a Armand V. Feigenbaum, quien consideró que la ad ministración de calidad tendrá éxito en la medida en que la responsabilidad se ex tienda a cada individuo de la organización y a cada aspecto de las operaciones. El capítulo tercero hace referencia a la norma ISO 9000, que trata de aseguramiento de calidad. Ha habido un enfoque equivocado de esta norma al creer que sólo considera aspectos de “control”, “inspección” y “prueba”. Su valor principal consiste en que proporciona un modelo para administrar cualquier tipo de organización, bien sea una fábrica o una biblioteca.


152 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 El cliente, tema del capítulo cuarto, es considerado como el elemento central al hablar de calidad. Se hace referencia a la importancia de que éste tenga una percepción positiva y favorable de los servicios que se le ofrecen. Las preguntas clave que debe formularse el oferente de servicios son: qué y cómo se entrega el servicio. El capítulo quinto hace referencia a lo que los autores consideran los tres principales premios de calidad: el Premio Deming, que da un enfoque global a la administración de calidad y a los aspectos estadísticos para manejarla, aunque no es explícito en relación con el papel que juega el cliente. El Premio Baldridge, que se concentra propiamente en los aspectos de administración de la calidad y enfa tiza en “benchmarking.” Finalmente, el Premio Europeo de Calidad, cuyo enfoque es el de “calidad de la ciudadanía corporativa” que abarca la evaluación del entorno en el cual opera la organización, incluyendo aspectos sociales. En el capítulo sexto se menciona un trabajo inglés “La Carta del Ciudadano” que aparece en 1991, tendiente a elevar el estándar de los servicios públicos, a fin de que respondan a las necesidades de los clientes. Las organizaciones que cum plan con los lineamientos expuestos en esta carta son también acreedoras a un premio. En el capítulo séptimo, el más amplio del libro, se aborda el tema de “administración total de la calidad”, para lo cual la norma británica 7850 ofrece la si guiente definición: “Filosofía de administración y prácticas de la compañía que tienen como propósito aprovechar los recursos humanos y materiales de una organización de la forma más efectiva, a fin de que pueda lograr sus objetivos.” Una clara definición de la misión de la organización es importante en el proceso de administración total de calidad . Se hace énfasis en el proceso de adiestramiento del personal, igualmente se estudian aspectos relacionados con la medición de la calidad, técnicas de solución de problemas, benchmarking, recursos y costos en los que se incurre y que minimizan los que se destinan a la elaboración y entrega de servicios de calidad. El enfoque de la segunda parte del libro está directamente relacionado con la aplicación de calidad a bibliotecas y servicios de información. El capítulo octavo menciona diferentes autores que han desarrollado investigación sobre calidad aplicada a estos sectores y las aplicaciones que han tenido. En Inglaterra este proceso de calidad total en bibliotecas y la revisión de la literatura sobre el particular se inicia en 1992. Se han desarrollado modelos para aplicar este proceso en bibliotecas, uno de los cuales fue impulsado por la Oficina de Administración de Servicios de la Asociación Norteamericana de Bibliotecas de Investigación. Cabe resaltar que a lo largo de esta década se ha incrementado la actividad en la aplicación de la administración de calidad en bibliotecas y servi-


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cios de información, así como de proyectos de investigación que permitan comprender la filosofía y los términos de la administración de calidad. El capítulo noveno se detiene a explicar la importancia de definir una mi sión para la biblioteca, aspecto que ya fue discutido en capítulos anteriores al referirse a la calidad en cualquier tipo de organización. En la misión se deben considerar los propósitos y valores, los que sirven de punto de partida a las bibliotecas y centros de información para embarcarse en programas de administración de calidad. Las estadísticas, los estándares y los lineamientos son los temas del capítulo décimo. Se trata de herramientas de apoyo a los servicios de información, desarrolladas por diversos organismos, entre los que destacan los de la Asociación de Bibliotecas y el Instituto de Científicos de la Información en el Reino Uni do, la Asociación Americana de Bibliotecas y la Asociación de Bibliotecas Universitarias en los Estados Unidos. La Asociación Internacional de Asociaciones de Bibliotecas publicó en 1986 las Normas IFLA para bibliotecas universitarias. La efectividad de las bibliotecas y de los servicios de información se trata en el capítulo décimo primero. Se hace referencia a un sinnúmero de documentos sobre este tema, resaltando que efectividad se refiere, en términos generales, al efecto que la organización tiene en el entorno. El capítulo anterior está directamente relacionado con el décimo segundo en el que se desarrolla el tema de la medición sistemática del rendimiento de las bi bliotecas y los servicios de información. Se reseñan algunas metodologías para medir el rendimiento, destacando la de Van House Weil y McClure, Measuring academic library performance: a practical approach. utilizada para medir el rendimiento de bibliotecas académicas. También se hace referencia a la obra Output measures for public libraries, útil guía para medir el rendimiento de bibliotecas públicas, elaborada por un equipo de profesionales contratado por la Asociación Americana de Bibliotecas, ALA. Asimismo se menciona la obra Keys to success que fue el re sultado de un estudio financiado por la Biblioteca Británica, aunque no tuvo el mismo reconocimiento que el título mencionado con anterioridad. También se revisa el tema de medición en las bibliotecas académicas británicas. Los estudios de medición del rendimiento son cada vez más sofisticados, aunque al igual que otras herramientas no son la panacea, ya que no ofrecen orientación en cuanto a lo que se debe hacer para mejorar el servicio; en general se mide lo cuantificable y se dejan fuera aspectos subjetivos relacionados directamente con el servicio. No es factible que los mismos indicadores se empleen para todas las bibliotecas de un mismo tipo; pueden servir como medidas de comparación, pero ello no necesariamente refleja la calidad del servicio.


154 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 En el capítulo décimo tercero se hace referencia al mandato en el Reino Unido de aplicar indicadores en bibliotecas públicas, de acuerdo con lo estipulado en la Carta del Ciudadano, a la cual se hace referencia en el capítulo sexto. También se menciona la conveniencia de contratar algunos servicios externos para las bi bliotecas, con el objeto de disminuir costos, asegurando siempre la calidad de los servicios. El capítulo décimo cuarto se refiere al punto de cómo implantar la administración de la calidad: de la teoría a la acción. Para ello se requiere compromiso, articular una clara visión en la que se indique a dónde debe dirigirse la organización y dar a todos los empleados la oportunidad de asumir responsabilidades en el desarrollo de programas en los que se manifiesten la mejora continua y el cambio permanente. El libro está escrito en un lenguaje sencillo; se presenta un breve párrafo de conclusiones al término de cada capítulo y concluye con tres apéndices: el primero cubre criterios para la ciencia de la información; el segundo ofrece un modelo de misión para una biblioteca pública y el tercero es una cédula para el servicio de bibliotecas públicas. Para finalizar se ofrece una amplia bibliografía sobre el tema, documentos a los que se hace mención en los diversos capítulos.


Investigaciones Investigaciones en proceso en América Latina Coordinación MARTHA AÑORVE GUILLÉN

ARGENTINA CONTACTOS

Stella Maris Fernández Dirección: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Centro de Investigaciones Bibliotecológicas, Puán 480, 4o. piso, Of. 456, (1406)Buenos Aires, Argentina. Tel.: 54-1-432-02-18/0334 Fax: 54-1-432-01-21 E-mail: Postmaster@CEINBI.fil.uba.ar

Buenos Aires Proyecto: Introducción a una bibliografía crítica sobre bibliotecas particulares argentinas durante el periodo hispánico: punto de partida para una relectura bibliotecaria de la historia de las bibliotecas argentinas.

Objetivos: Los objetivos de la presente in vestigación son: recopilar la bibliografía édita existente sobre las bibliotecas particulares argentinas durante la dominación española y, a partir de ello, realizar un estudio del estado actual de la historia de las bibliotecas en Argentina. Resumen: El trabajo se divide en dos sec ciones: a) bibliografía anotada y crítica so bre los documentos que estudian las bibliotecas particulares argentinas durante el periodo hispánico; b) análisis teórico de la situación actual de la historia de las biblio-

tecas argentinas. Finalmente, se plantea la necesidad de abordar esta clase de estudios desde una nueva perspectiva bibliotecaria, tomando en cuenta el contexto social y el empleo de estudios como la bibliometría, entre otros. Pal. Clave: Historia del libro y de las bibliotecas. Bibliografías. Periodo hispánico. Argentina. Inicio: 1994 Fin: 1998 Instit: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Centro de Investigaciones Bibliotecológicas. Financia.: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras País:Argentina. Ciudad: Buenos Aires. Resp. ind.: Alejandro E. Parada Estud. res. ind.: Licenciatura Comunic. resp. ind.:Neuquén 960, Depto. 4 1405 Buenos Aires, Capital Federal, Rep. Argentina, Tel.: 431-66-43, E-mail: Postmaster@Histbi.filo.uba.ar Contactado por: Stella Maris Fernández Proyecto: Manuel Selva y los estudios bibliográficos y bibliotecológicos en la Argentina. (Tributo a un maestro olvidado)

Objetivos: Rescatar del olvido a Manuel Selva (1890-1955), gestor del primer curso profesional de bibliotecarios en la República Argentina. Resumen: El trabajo se divide en dos tópicos. En primera instancia se aborda la vida,


156 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 trayectoria, y bibliografía de Manuel Selva. En un segundo momento, se estudia la participación y organización por parte de Selva del Curso de biblioteconomía (1937) en la Escuela de Servicio Social del Museo Social Argentino. Posteriormente se estudian los aportes de Manuel Selva en la bibliotecología nacional (bibliotecología comparada, estadística bibliotecaria, planeamiento bibliotecario, difusión de la CDU, etc.) La conclusión principal a la cual se arriba es el papel incuestionable de Selva como pionero y principal antecedente de la bibliotecología moderna argentina. Pal. Clave: Enseñanza de la bibliotecología. Historia de la bibliotecología. Argentina. Siglo XX. Inicio: 1996 Fin: 1997 Instit.: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Centro de In vestigaciones Bibliotecológicas. Financia.:Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras País:Argentina. Ciudad: Buenos Aires. Resp. ind.: Alejandro E. Parada Estud. res. ind.: Licenciatura Comunic. resp. ind.:Neuquén 960, Dpto. 4, 1405 Buenos Aires, Capital Federal, Rep. Argentina. Tel.: 431-66-43 E-mail: Postmaster@Histbi.filo.UBA.AR Contactado por: Stella Maris Fernández Proyecto: Susana Santos Gómez: una bibliógrafa ejemplar.

Objetivos:Estudiar y reseñar la obra bibliográfica de Susana Santos Gómez. Resumen: El trabajo aborda la trayectoria y bibliografía de Susana Santos Gómez, deteniéndose en sus aportes más importantes. Se analiza particularmente su obra principal: Bibliografía de viajeros a la Argentina. Finalmente, se estudia a Susana Santos Gómez como modelo de trabajo para todo bibliógrafo. Pal. Clave: Bibliógrafos argentinos. Bibliografías. Argentina. Siglo XX

Inicio: 1996 Fin: 1997 Instit.: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Centro de In vestigaciones Bibliotecológicas Financia.:Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras País:Argentina Ciudad: Buenos Aires. Resp. ind.: Alejandro E. Parada Estud. res. ind.: Licenciatura Comunic. resp. ind.: Neuquén 960, Depto. 4, 1405 Buenos Aires, Capital Federal, Rep. Argentina. Tel.: 431-66-43 E-mail: Postmaster@Histbi.filo.UBA.AR Contactado por: Stella Maris Fernández

BRASIL Contactado por: Dinah Aguiar Poblacion Dirección:Universidade do São Paulo, Escola de Comunicaçoes e Artes, Av. Prof. Lucio Martins Rodríguez, 443, Cidade Universitaria CEP 05508, São Paulo, SP-Brasil Tel.: 55-11 818-40-76 Fax: 55-11-818-4325 E-mail: dinahmap@usp.br Contactado por: Sebastião de Souza Dirección:Universidad de Brasilia, Facultad de Estudios Sociales Aplicados, Caixa Postal 04561, CEP 70919-970, BrasiliaDF-Brasil, Fax: 98-55-61-273-84-54, 348-24-22 Brasília Proyecto: Ciência da informação em busca de sua identidade

Objetivos:Analisar os problemas teóricos e práticos da ciência da informação, visando sua imagem científica e social Resumen: Aborda os três principais problemas da ciência da informação: o epistemológicos, o teológicos e o de identidade científica e social, resultante dos outros dois. Pal. Clave: Ciência da informação-identidade. Filosofia da biblioteconomia. Inicio: 1997


Investigaciones en proceso en América Latina

Fin: 2001 Instit.: Universidad de Brasília Obten. grado: Doctorado País:Brasil. Ciudad: Brasília. Resp. ind.: Sebastião de Souza Estud. res. ind.: Maestría Comunic. resp. ind.:Fone:(061)225-40-74 San 402-BL.K-Apto. 205 Brasília-DF-Brasil CEP 70.834-110 Contactado por: Sebastião de Souza Proyecto: Empresário da informação, carreira alternativa para o bibliotecário

Objetivos:Identificar a existência, motivos e requisitos dessa carreira no Brasil. Resumen: Confirmar a existência dessa atividade no Brasil, identificar os motivos de opção, de oportunidades de mercado e as habilidades necessárias para desempenhar essa função. Pal. Clave: Empresário da informaçãobiblioteconomia. Inicio: 1992 Fin: 1997 Instit.: Universidade de Brasília, Depto. de Ciência da Informação e Documentação Obten. grado: Doctorado País:Brasil. Ciudad: Brasília. Resp. ind.: Sofia Galvão Baptista Estud. res. ind.: Maestría (Doctoranda por la Universidad de Brasília) Comunic. resp. ind.:Universidade de Brasília. FAD. CID. Campus Universitário Asa Norte, Brasília-DF-Brasil Contactado por: Sebastião de Souza Proyecto: El estado de las colecciones de obras raras en las bibliotecas de las universidades federales brasileñas Objetivos:Hacer un diagnóstico del estado actual de esas colecciones y detectar los factores que determinan su existencia Resumen: En un primer momento, se puede afirmar que el estado de las colecciones de obras raras en las bibliotecas de las universidades federales brasileñas depende de los criterios de raridad, de las políticas de desarrollo y formación de co-

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lecciones y del tipo de formación de los profesionales de la información que trabajan con obras raras. Pal. Clave: Criterios de raridad. Obras raras. Profesional de la información en obras raras. Inicio: 1996 Fin: 1998 Instit.: Universidad de Brasília Financia.: Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico(CNPq) Obten. grado: Maestría País:Brasil. Ciudad: Brasília. Resp. ind.: Miguel Ángel Márdero Arellano Estud. res. ind.: Licenciatura Comunic. resp. Ind.: SQN-205-L-306 CEP 70843-120 Brasília-DF-Brasil Tel.: (061) 273-96-85 Contactado por: Sebastião de Souza Proyecto: A inserção dos alunos no curso de arquivologia Objetivos: Analisar a justificativa apresentada pelos alunos que ingressam no curso de graduação em Arquivologia.

Resumen: Considerando que, durante os quatro semestres que estive lecionando a disciplina introdução a arquivologia foram verificados interesses diversos apresentados pelos alunos recém ingressados no curso, serão avaliados por um período de dois a três anos, se ocorreram mudanças. Pal. Clave: Arquivologia. Ensino. Profissional de Arquivologia. Inicio: 1995 Fin: 1998 Instit.: Universidade de Brasília País:Brasil. Ciudad: Brasília. Resp. ind.: Katia Isabelli de B. Melo de Souza Estud. res. ind.: Maestría Comunic. resp. ind.: Fax (061) 273-8454 E-mail: isabelli@guarany.cpd.unb.br Contactado por: Dinah Aguiar Poblacion


158 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997

Proyecto: Interação entre biblioteca pública e comunidade baseado em estudos de sugmentação de mercado

Objetivos:Interação entre biblioteca pública e comunidade baseado em estudos de segmentação de mercado. Resumen: O fracasso da biblioteca pública se deve ao fato de querer atender a todos. Isso é impossível nos países em desenvolvimento. A segmentação de mercado demonstra uma ligação efetiva com a comunidade, a biblioteca passa então a trabalhar com grupos pré determinados e aumenta a sua eficacia. Pal. Clave: Biblioteca pública. Comunidade. Segmentação de mercado. Inicio: 1996 Fin: 1998 Instit.: Universidade de Brasília, Departamento de Ciência da Informação e Documentação Financia.: Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq) Obten. grado: Pos-doctorado País:Brasil. Ciudad: Brasília. Resp. colect.: Emir José Suaiden Estud. res. colec.: Doctorado Comunic. res. colec.: SHIS QL 8 Conj. 6 Casa 9- Brasília-DF, 71620-265 Colaboradores:Kira Tarapanoff Contactado por: Sebastião de Souza Proyecto: O mercado de trabalho do bibliotecário e o currículo de formação profissional

Objetivos:Oferecer subsidios para um constante monitoramento e aprimoramento do ensino profissional de biblioteconomia mediante o reconhecimento das tendências do mercado local de Brasília, ao longo do tempo: a pesquisa coleta dados rotineiramente a cada ano. Resumen: Em fases preliminar iniciada em 1991, esta pesquisa tentou obter dados do mercado mediante a coleta e análise de

anuncios de emprego publicados em jornais diários brasileiros. A experiência mostrou não serem viáveis essas fontes. Mas mostrou também que os proprios fomandos do curso de biblioteconomia da Universidade de Brasília poderiam ser a fonte desejada. O que se pretende agora é obter a descrição detalhada, ao longo do tempo da vida profissional dos que se formaram na Universidade de Brasília (coleta de dados é feita todos os anos com as novas turmas que se formam e com as turmas já formadas: tipo de emprego, posiçoes ocupadas, mudanças de emprego, tarefas e responsabilidades, uso de tecnologias, novos cursos ou iniciativas de aprimoramento profissional, salários. Essas informações são então comparadas ao currículo e se tornam tanto mais interessantes quanto mais o tempo passa e mais dados se acu mulan, permitindo novos cruzamentos. Pal. Clave: Formação profissional-bibliotecário. Brasília. Brasil-formação profissional. Inicio: 1995 Instit.: Universidade de Brasília, Facultade de Estudos Sociais Aplicados, Departamento de Ciência da Informação e documentação, Programa de Pós-Graduação em Ciência da Informação País:Brasil. Ciudad: Brasília. Resp. colect.:Suzana Pinheiro Machado Mueller. Comunic. res. colec.: Universidade de Bra sília, Facultade de Estudos Sociais Aplicados, Departamento de Ciência da Informação e Documentação-CID, Programa de Pós-Graduação em Ciência da Informação, Campus Universitário, Asa Norte, 71910900 Brasília, Caixa Postal 04561 70919-970 Brasília-DF Tel.: 455 61 3482422 Fax: 455 61 2738454. Colaboradores: Sofía Galvão Baptista Contactado por: Dinah Aguiar Poblacion


Investigaciones en proceso en América Latina Proyecto: Produção científica no Brasil: panorama da produção científica brasileira veiculada em revistas nacionais.

Objetivos: O levantamento visa obter uma visão dos periódicos científicos brasileiros que permita compreender o papel que de sempenham na divulgação da pesquisa na cional. Questoes tais como os artigos publicados em revistas nacionais são lidos e citados por outros autores nacionais? Em que medida, quando se compara com citações a periódicos estrangeiros? E em que medida, quando a comparação é feita com fontes não periódicas, nacionais e estrangeiras? Há alguma relação entre maior im pacto de determinados titulos de periódicos e suas características físicas, tais como regularidade na edição, existência de corpo editorial, número de artigos publicados por ano, ligaçoes institucionais e outras? Quais são os principais periódicos em cada área do saber? Há difereças no desempenho de periódicos brasileiros como divulgadores da ciência nacional entre as diferentes áreas do saber? Esses objetivos, nesta etapa, se referem ás duas áreas que se pretende investigar inicialmente: economia e educação. Um outro objetivo do estudo ora proposto é o desenvolver e testar uma metodología apropiada para examinar a literatura científica nacional. Tal metodología deveria ter como características principais a aplicabilidade a todas as áreas do conhe cimento e simplicidade de aplicação. Resumen: O tema da pesquisa é a literatura científica periódica brasileira. A pesquisa tem como objetivo obter conhecimento sobre os periódicos científicos brasileiros no seu papel de canal de divulgação da pesquisa nacional. Pretende responder a pergunta que papel exerce, na comunicação científica de cada área do conhecimento no Brasil, a artigo publicado nas revistas científicas nacionais? Tentará obter resposta a essa questão mediante uma série de perguntas mais específicas relacionadas com determinadas características dos artigos e das revistas. As revistas científicas brasilei-

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ras serão consideradas segundo critérios quantitativos e qualitativos aplicados aos artigos que publicam e a características de sua edição. Os periódicos serão agrupados segundo áreas do saber e cada grupo será estudado separadamente. A pesquisa é di vidida em etapas que correspondem aque las áreas. Os dados serão levantados com base no exame dos fascículos dos títulos selecionados. A seleção é feita com base em criterios tais como fonte de financiamento, tiragem, alcance nacional, anos de existencia e outros. A metodologia incluirá exame dos fascículos para extração dos dados mas poderá também incluir entrevista com alguns editores e autores para completas os dados obtidos. Pal. Clave: Comunicação científica. Periódicos científicos. Brasil. Artigo científico. Brasil. Inicio: 1996 Fin: 1998 Instit.: Universidade de Brasília, Facultade de Estudos Sociais Aplicados, Departamento de Ciência da Informação e Documentação, Programa de Pos-Graduação Em Ciência da Informação. Financia.:Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq) País:Brasil. Ciudad: Brasília. Resp. colect.: Suzana Pinheiro Machado Mueller Comunic. res. colec.: Universidade de Bra sília, Facultade de Estudos Sociais Aplicados, Departamento de Ciência da Informação e Documentação (CID) Programa de Pós-Graduação em Ciência da Informação, Campus Universitario, Asa Norte, 70919-970 Brasília, Caixa Postal 04561 70919-970 Brasília-DF Tel.:455 61 3482422 Fax:455 61 2738454 Colaboradores: Lydia Alvarenga Contactado por: Dinah Aguiar Poblacion


160 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Curitiba-Paraná Proyecto: Divulgação do livro em resenhas de periódicos de circulação nacional.

Objetivos:Analisa o processo de ligitimação exercido pelas resenhas de periódicos de circulação nacional como prática de divulgação do campo editorial para extrair algumas conclusoes sobre as características, a validade e as consequencias dessa forma de divulgação no Brasil. Resumen: Analiza o processo de legitimação exerciso pelas resenhas de periódicos de circulação nacional como prática de divulgação do campo editorial para extrair algumas conclusoes sobre as características, a validade e as consequencias dessa forma de divulgação no Brasil. Pal. Clave: Divulgação do libro. resenhas e circulação do livro. Inicio: 1995 Fin: 1996 Instit.: Universidade Federal do Paraná País:Brasil. Ciudad: Curitiba-Paraná. Resp. colect.:Leilah Santiago Bufrem Estud. res. colec.: Comunic. res. colec.: Universidad Federal do Paraná, Depto. de Biblioteconomía, Rua Fenaral Carneiro 460, 7o. Andar, Curitiba-Paraná, Brasil CEP 80060. 150. Rua Carlos de Carvalho, 198 ap. 1402 CEP 80410-180 Curitiba-Paraná, Brasil. Colaboradores:Ricardo Triska, Dina Yassue Kagueyama Contactado por: Dinah Aguiar Poblacion São Paulo Proyecto: Do acervo ao acesso: a perspectiva da biblioteca virtual e a atuação do information broker no contexto da Industria de Cosméticos do Estado de São Paulo.

Objetivos:Investigar as condiçoes conceituais e estruturais da aplicação do “modelo” de biblioteca virtual em unidades de in-

formação em indústrias e o perfil profissional envolvido para o seu gerenciamento Resumen: Investigação descritivo-exploratória dos conceitos, características e condiçoes de viabilidade da “biblioteca virtual” em empresas, assim como a postura e atividades de seu gerente (conceitos e atributos do information broker), utilizando uma metodologia de estudo de caso na empresa cosmética do Estado de São Paulo. Pal. Clave: Biblioteca virtual. Information broker. Acervo versus acceso. Custos de serviços de informação. Inicio: 1995 Fin: 1997 Instit.: Universidade de São Paulo, Escola de Comunicaçoes e Artes Financia.:Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq) Bolsa de estudos Obten. grado: Doctorado País:Brasil. Ciudad: São Paulo. Resp. ind.: Patricia Zeni Marchiori Estud. res. ind.: Maestría Comunic. resp. ind.:Universidade Federal do Paraná, Departamento de Biblioteconomía, Rua General Carneiro 460 7o. andar CEP 80060-120 Tel.: 362-3038 r. 2241 e 2279 E-mail: marchior@coruja.humanas.ufpr.br Contactado por: Dinah Aguiar Poblacion Proyecto: A linguagem verbal e suas relações com linguagens documentárias: a palabra e o texto.

Objetivos:Atualizar e aprofundar a análise de a representação documentária nas suas relações lexicais e textuais com a linguagem natural. Resumen: Num primeiro trabalho exploratório a pesquisa descartou a Análise do Discurso e se concentrou na Lingüística Textual, tendo em vista maior adequação ao objetivo geral. Como campos complementares foram eleitas a Semântica e a Lexicologia que vêm sendo revistas à luz de abordagens Pragmáticas, para que se chegue à atualização e aprofundamento do


Investigaciones en proceso en América Latina

conhecimento no plano teórico e metodológico da representação documentária. Pal. Clave: Representação documentária. Linguagens. Linguagem documentária. Inicio: 1996 Fin: 1998 Instit.: Universidade do São Paulo, Escola de Comunicações e Artes País:Brasil. Ciudad: São Paulo. Resp. colect.:Anna Maria Marques Cintra Estud. res. colec.: Doctorado Comunic. res. Colec.: E-mail: acintra@sti.com.br. Colaboradores:Claudio Omar I Nunes, Leia K. Bussab, Ilza Padua Pelegrini Contactado por: Dinah Aguiar Poblacion Proyecto: Princípios de análise documentária para documentos fotográficos

Objetivos:Propor princípios para análise documentária de fotografias, visando aumentar sua pertinência e eficiência. Resumen: Os procedimentos de resumo e indexção desenvolvidos para a informação textual não podem ser mecanicamente transpostos para o documento fotográfico: ressalta-se a necessidade de justapor, para efeitos de análise documentária, o conteúdo informacional da imagem à sua forma, ou seja, a expressão fotográfica. A partir dos níveis de análise propostos por Panofsky para as artes visuais (pré-iconográfico, iconográfico e iconológico), discute-se a proposta teórica de representação da imagem de Shatford, que preconiza 3 níveis (de genérico, de específico e sobre), detalhando nestes níveis a acepção das categorias quem, onde, quando e o que. A proposta de Shatford deverá ser analisada á luz de uma tipologia da imagem, visando tornar o procedimento de representação da imagem mais consistente e eficaz. Supoese necessário, para a representação da ima gem, o detalhamento de duas grades de leitura distintas (conteúdo informacional e expressão fotográfica), além das regras de combinações entre as mesmas, tendo por

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quadro referencial a questão da tipologia da imagem. Pal. Clave: Imagem fotográfica-análise do cumentária. Arquivos fotográficos. Imagem fotográfica-resumo e indexação. Inicio: 1996 Fin: 1998 Instit.: Universidad de São Paulo (USP), Escola deComunuicações e Artes(ECA), Departamento de Biblioteconomia e Documentação Financia.:Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnologico (CNPq) País:Brasil Ciudad: São Paulo. Resp. ind.: Johana W. Smit Estud. res. ind.: Doctorado Comunic. resp. ind.:Universidad de São Paulo, Escola de Comunicaçoes e Artes, Departamento de Biblioteconomia e Documentação, Av. Prof. Lúcio Martins Rodríguez 443, Cidade Universitária -05587 -900 São Paulo, Brasil. E-mail: cbdjoke@usp.br Contactado por: Dinah Aguiar Poblacion Proyecto: Serviços de Informação Educativos “Oficina de Informação” e “Estação Memoria”

Objetivos:Desenvolvimento e Sistematização de duas novas modalidades de Serviços de Informação “Oficina de Informação” e “Estação memoria” tendo em vista a construção de referencias teóricas e metodológicas para serviços de informação em educação. Resumen: Projeto de pesquisa cooperativa, tendo em vista o desenvolvimento de referências teóricas e operacional para serviço de informação em educação, a partir da criação e acompanhamento de 2 novos serviços de informação em ambiente de educação formal e não-formal. Pal. Clave: Informação e Educação. Biblioteca e Educação. Biblioteca. Memória e Educação. Oficina de Informação. Estação Memória. Inicio: 1990


162 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 Fin: 1998 Instit.: Universidade de São Paulo Financia.:Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnologico (CNPq), Conselho Nacional de Pesquisa. País:Brasil. Ciudad: São Paulo. Resp. colect.:Edmir Perroti Estud. res. colec.: Doctorado Comunic. res. colec.: Av. Prof. Lúcio Martins Rodriguez 443, Universidade de São Paulo, Escola de Comunicações e Artes, Departamento de Biblioteconomía e Documentación, 05508-900 São Paulo, Brasil, Fax.: (011)818-43-25 Contactado por: Dinah Aguiar Poblacion

COLOMBIA CONTACTOS: Ma. Clemencia Molina E. Dirección:Universidad de Antioquía. Escuela Interamericana de Bibliotecología. AA. 1226 Medellín-Colombia. Tel.: (574) 210 59 45. Fax: (574) 210 59 46

Pal. Clave: Mercadeo. Servicios de información. Información. Inicio: 1997 Fin: 1997 Instit.: Escuela Interamericana de Bibliotecología, Universidad de Antioquía. Financia.:Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología “Francisco José de Caldas” COLCIENCIAS País:Colombia. Ciudad: Medellín. Resp. colect.:Efrén Barrera Restrepo Estud. res. colec.: Doctorado Comunic. res. colec.: Universidad Complutense de Madrid. Oficina de Postgrados, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Antioquía. Tel.: (94) 2195832 Colaboradores: Martín Arango, Luz Elena Buritica, Yardley Saldarriaga, Gabriela Yepez y Jazmín Bianet Torres Mesa. Contactado por: María Clemencia Molina E.

CUBA Medellín Proyecto: Mercadeo de servicios de información en Información en Colombia: Situación actual, cambios y tendencias.

Objetivos: Describir la situación actual del mercadeo de los servicios de información en Colombia y diseñar estrategias nuevas para atender las demandas de información del usuario, dentro de los cánones de la mercadotecnia actual. Resumen: Esta investigación pretende dar respuesta a preguntas tales: ¿Cómo están respondiendo las unidades de información de Colombia, al vertiginoso desarrollo de la tecnología, que está causando cambios en los hábitos de los usuarios? Es importante esta respuesta para hacer verdaderas empresas de las unidades de información, basadas en la satisfacción del usuario.

Contactado por: Emilio Setién Quesada Dirección:Biblioteca Nacional “José Martí” Av. Independencia y 20 de mayo, Plaza de la Revolución, Cd. de la Habana, Cuba, Tel.: 98 (537) 817656 Fax: 33 59 38 y 81 62 24 Email: bnjm@binanet.lib.inf.cu La Habana Proyecto: Bibliografía bibliotecológica cubana (Siglo XX hasta 1994)

Objetivos:Concluir la compilación de la bibliografía bibliotecológica cubana (hasta 1994) y enriquecer la catacterización existente sobre su comportamiento. Resumen: Incluye monografías y artículos publicados en Cuba sobre el tema, así como el análisis de las tendencias de es tas publicaciones en distintos periodos.


Investigaciones en proceso en América Latina

El proyecto prevé su continuación en el futuro. Pal. Clave: Cuba.Publicaciones bibliotecológicas. Fin: 1997 Instit.: Centro de Investigaciones Bibliotecológicas, Biblioteca Nacional José Martí Financia.:Estatal País:Cuba. Ciudad: La Habana. Resp. ind.: Lilia Fe Pérez Estud. res. ind.: Licenciatura Comunic. resp. ind.:Fax: 537 81 62 24 Contactado por: Emilio Setién Quesada

Proyecto: Estudio microbiológico de los depósitos de la Biblioteca Nacional “José Martí”

Objetivos:Caracterizar la representación fúngica que incide en la preservación de colecciones en una zona caribeña insular y establecer sus formas de tratamiento Resumen: Incluye el estudio de agentes fúngicas que se reproducen en condiciones de temperatura y humedad relativamente altas de los depósitos de las bibliotecas así como las diversas formas de controlar esos microorganismos Pal. Clave: Cuba. Conservación de documentos. Agentes biológicos-Agentes fúngicos. Fin: 1997 Instit.: Centro de Investigaciones Bibliotecológicas, Biblioteca Nacional “José Martí” Financia.:Estatal País:Cuba. Ciudad: La Habana. Resp. ind.: Juana Díaz Magans Estud. res. ind.: Licenciatura Comunic. resp. ind.:Tel.: 537 81 6224 Contactado por: Emilio Setién Quesada Proyecto: Identidad bibliotecológica cubana

Objetivos:Caracterizar el origen y evolución de la actividad bibliotecaria (fenómeno) y la Bibliotecología (disciplina) en

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Cuba e identificar las peculiaridades que le son propias. Resumen: Incluye caracterizaciones sobre: el fenómeno informativo en el siglo XX; el origen y desarrollo de las bibliotecas en Cuba; la literatura bibliotecológica nacional; la legislación bibliotecaria; la formación del bibliotecólogo y del bibliotecario; su movimiento asociativo; las concepciones bibliotecológicas que han influido en el país; la bibliotecología como ciencia; las investigaciones bibliotecológicas cubanas. Pal. Clave: Cuba.Bibliotecas. Bibliotecología. Fin: 1997 Instit.: Centro de Investigaciones Bibliotecológicas, Biblioteca Nacional “José Martí” Financia.:Estatal País:Cuba. Ciudad: La Habana. Resp. ind.: Emilio Setién Quezada Estud. res. ind.: Doctorado Comunic. resp. ind.:Fax. 537 816224 Contactado por: Emilio Setién Quesada Proyecto: Mapoteca digitalizada de la Biblioteca Nacional José Martí

Objetivos:Selección de estructura y campos de bases de datos propias de la descripción de mapas y creación de programas que faciliten su digitalización con la tecnología existente en la institución Resumen: Incluye la argumentación de programas de cómputo que permiten lograr digitalización de imágenes con una tecnología modesta Pal. Clave: Cuba-MapotecasDigitalización. Fin: 1997 Instit.: Centro de Investigaciones Bibliotecológicas, Biblioteca Nacional José Martí Financia.:Estatal País:Cuba. Ciudad: La Habana. Resp. ind.: Antonio Pérez Cano Estud. res. ind.: Ingeniería Comunic. resp. ind.:Fax: 537 81 6224 Contactado por: Emilio Setién Quesada


164 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 MÉXICO CONTACTOS Griselda Gómez Pérez, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Madero y Aldama s/n (zona centro) 78000 San Luis Potosí, S.L.P. Tel./Fax: (48) 1404-62. Martha A. Añorve Guillén, Universidad Nacional Autónoma de México,Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, Torre II de Humanidades, Piso 12, Ciudad Universitaria, 04510 México, D.F. Tel.: (5)623-03-28, 623-03-38 Fax: 550-74-61 E-mail: anorve@servidor.unam.mx

Distrito Federal Proyecto: Colaboración y desempeño en la investigación científica: Un es tudio de los científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Objetivos:Determinar la importancia de los vínculos establecidos con colegas en el extranjero para el desarrollo de la investigación científica en México y examinar los motivos por colaborar con científicos nacionales y extranjeros. Resumen: A través de coautorías se determinarán los patrones de comunicación y colaboración de los científicos más productivos de la UNAM y se relacionarán estos parámetros con otras variables, como son estancias en otras instituciones y citas recibidas. Asimismo a través de entrevistas se establecerán los motivos y mecanismos de la colaboración con colegas dentro y fuera del país. Pal. Clave: Colaboración. Productividad. Citas. Investigación científica. Sabáticos. México. Universidades. Inicio: 1991 Fin: 1997 Instit.: Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas

Financia.:Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas Obten. grado: Doctorado País:México. Ciudad: Distrito Federal. Resp. ind.: Jane M. Russell de Galina Estud. res. ind.: Maestría Comunic. resp. ind.:Tel. 623-03-30 Fax: 623-03-65, E-mail: jrussell@servidor.unam.mx Contactado por: Martha Añorve Guillén Proyecto: Conocimiento y uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

Objetivos: Mostrar cómo las tecnologías de la información y las telecomunicaciones son elemento esencial en la formulación de conceptos que propicien el desarrollo de nuevos servicios bibliotecarios que respondan al comportamiento informativo y a las finalidades de las actividades de docencia e investigación en las Instituciones de Educación Superior. Resumen: Se proponen algunos puntos de partida para el estudio de cuestionario como: Las características de la oferta tecnológica aplicable a la organización y manejo documental; los fundamentos teóricos de la formación de profesionales de la información, frente al uso de nuevas tecnologías, en América Latina; las directrices requeridas en la formación de usuarios. Pal. Clave: Tecnología de la información. Educación bibliotecológica-América Latina. Educación de usuarios. Inicio: 1996 Fin: 1996 Instit.: Universidad Nacional Autónoma de México, Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas Financia.: UNESCO País: México. Ciudad: Distrito Federal. Resp. colect.:Ramiro Lafuente López Estud. res. colec.: Maestría


Investigaciones en proceso en América Latina

Comunic. res. colec.: 6-23-03-55 Fax: 55074-61 E-mail:lafuente@servidor.unam.mx Colaboradores: Juan José Calva, Patricia Hernández, Emilio Setién, Araceli Torres Contactado por: Martha Añorve Guillén San Luis Potosí Proyecto: Bibliotecología: Un enfoque epistemológico.

Objetivos:Determinar el fundamento epistemológico actual de la Bibliotecología. Analizar los problemas epistemológicos de la Bibliotecología como disciplina. Sustentar el objeto de estudio de la Bibliotecología. Resumen: Reflexiones argumentadas y sustentadas sobre el fundamento epistemológico que rige hoy a la Bibliotecología. Identificación de los aspectos que debilitan la concepción de la Bibliotecología como disciplina. Proponer el objeto de estudio de la Bibliotecología, basado en planteamientos críticos. Pal. Clave: Bibliotecología-Epistemología. Bibliotecología-Crítica. Inicio: 1994 Fin: 1997 Instit.: Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Licenciatura en Biblioteconomía. País: México. Ciudad: San Luis Potosí. Resp. ind.: Rosa María Martínez Rider Estud. res. ind.: Maestría Comunic. resp. ind.:Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Licenciatura en Biblioteconomía, Av. Industrias No. 101, C.P. 78494 San Luis Potosí, S.L.P. (México), Tel. 18-25-21. Contactado por: Griselda Gómez Pérez Proyecto: Diagnóstico de docencia: La naturaleza y alcance de la práctica docente en la Licenciatura en Bi blioteconomía de la U.A.S.L.P.

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Objetivos:Realizar una caracterización de la práctica docente en la Licenciatura en Biblioteconomía. Resumen: Diagnóstico de docencia para determinar cuáles son los factores del comportamiento docente que influyen en el rendimiento académico desde perspectivas teórico-prácticas que faciliten su entendimiento y conduzcan a sugerir alternativas de solución a la problemática planteada. Pal. Clave: Bibliotecología-educación-práctica docente. Inicio: 1996 Fin: 1997 Instit.: Universidad Pedagógica Nacional País:México. Ciudad: San Luis Potosí. Resp. ind.: Beatriz Rodríguez Sierra Estud. res. ind.: Maestría Comunic. resp. ind.:Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Licenciatura en Biblioteconomía, Av. Industrias No. 101, C.P. 78494 San Luis Potosí, S.L.P. (México), Tel. 18-25-21. Contactado por: Griselda Gómez Pérez Proyecto: Evaluación del Servicio Social de la Licenciatura en Biblioteconomía de la U.A.S.L.P.

Objetivos:Analizar y determinar las características del servicio social en relación a los otros elementos del currículum de la licenciatura en Biblioteconomía de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Resumen: Identificar los principales lugares e instituciones tanto públicas como privadas donde los alumnos de la licenciatura realizan su servicio social y determinar cuáles materias del plan de estudios se ponen en práctica y la correspondencia que existe entre el plan de estudios y las actividades que se realizan en el servicio social. Pal. Clave: Evaluación-currículum-servicio social. Biblioteconomía-servicio social-San Luis Potosí. Inicio: 1995 Fin: 1996 Instit.: Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Licenciatura en Biblioteconomía.


166 Investigación Bibliotecológica v. 11 No. 23 julio/diciembre de 1997 País:México. Ciudad: San Luis Potosí. Resp. ind.: Norma Lilia Ariceaga Hernández Estud. res. ind.: Licenciatura Comunic. resp. ind.:Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Madero y Aldama s/n Centro, 78000 San Luis Potosí, S.L.P. Tel. (48) 14-04-62 Contactado por: Griselda Gómez Pérez Proyecto: Investigación de la práctica docente en las materias de mapoteconomía y archivonomía.

Objetivos:Analizar el proceso enseñanza aprendizaje, en el quehacer educativo bibliotecológico. Resumen: Analizar los factores que influyen en el tipo de docencia y tipo de aprendizaje en las materias de mapoteconomía y archivonomía.

Pal. Clave: Bibliotecología-educación-práctica docente. Bibliotecología-educación. enseñanza-aprendizaje. Bibliotecología-educación-evaluación. Inicio: 1996 Fin: 1997 Instit.: Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Licenciatura en Biblioteconomía País:México. Ciudad: San Luis Potosí. Resp. ind.: Rosa María Martínez Rider Estud. res. ind.: Maestría Comunic. resp. ind.:Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Licenciatura en Bi blioteconomía, Av. Industrias No. 101, Fracc. Talleres, Tel. 18-25-21 C.P. 78494 San Luis Potosí, S.L.P. (México) Contactado por: Griselda Gómez Pérez



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