Vivienda & Ciudad 3

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VIVIENDA & CIUDAD

Editorial de : ANA FALÚ Colaboran en esta edición: ANA CRAVINO MIRIAM MONTERRUBIO PAOLA FLORES CAMILO MORENO MARGARITA PÉREZ ANGIE BETANCUR NORBERTO RODRÍGUEZ LOURDES GARCÍA SANTIAGO PALERO DENISE MATTIOLI ANA ELORZA

NUMERO 3 - AÑO 2016 INSTITUTO DE INVESTIGACION DE VIVIENDA Y HABITAT VIVIENDA & CIUDAD /DICIEMBRE 2016/ VOLUMEN 3

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VIVIENDA & CIUDAD Revista anual del Instituto de Investigación de Vivienda y Hábitat de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Esta publicación surge de la producción de trabajos desarrollados en el INVIHAB con el objetivo de proporcionar a los investigadores un espacio de difusión que permitirá dar cuenta de los proyectos en curso, como así también publicar artículos científicos de otros centros o unidades académicas en la materia. Fotografía de tapa FUENTE: The Guardian - Ph Bullit Marquez

http://www.theguardian.com/artanddesign/gallery/2012/dec/08/observer-20-photographs-of-week#img-5

Editora Responsable: Prof. Dk. Arq. Ana Falú - Directora INVIHAB Consejo Editorial: Prof. Dra. Arq. Cecilia Marengo - Vice Directora INVIHAB Dra. Arq. Beatriz Giobellina Mgtr. Arq. Mónica Martinez Mgtr. Arq. Miriam Liborio Dra.. Virginia Monayar Dra. Ana Laura Elorza Asistentes Comité Editorial: Arq. Juan Santiago Palero Arq. Mariel Ivón Arias Arq. Martín Hernán Lemma Arq. Sebastián Cortés Oviedo Arq. Denise Mattioli Arq. Jael Bengualid Arq. Renzo Cáceres Soc. Mónica Alvarado Comité Científico Externo Dr. Rod Burgess - Oxford Brooks, Reino Unido. Dra. Marisa Carmona - TU DELFT, Holanda. Dra. Beatriz Cuenya - CEUR CONICET, Buenos Aires, Argentina. Dra. Mercedes Lentini - UNCuyo, Argentina. Dra. Zaida Muxi - Politécnico de Barcelona, España. Arq. Alfredo Rodriguez - SUR, Estudios Sociales y Educación, Chile. Dr. Miguel Barreto - UNNE, Argentina.

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VOLUMEN 3 /DICIEMBRE 2016/ VIVIENDA & CIUDAD


CONTENIDOS 5-6

Ana Falú EDITORIAL

7-24

Ana Cravino Historia de la Vivienda Social. Primera Parte: Del conventillo a las casas baratas.

25-38

Miriam Monterrubio y Paola Flores La cotidianeidad transformada: Experiencias de las mujeres habitantes del centro historico de la CDMX.

39-50

Camilo Moreno Adaptación del patrimonio cultural a vivienda comunal en arriendo: “inquilinatos”, Bogotá.

51-66

Margarita Pérez Osorno y Angie Betancur Condiciones de infraestructura, vivienda y entornos de algunas comunidades colombianas adyacentes a proyectos extractivos.

67-76

Norberto Rodríguez y Luciana Ghermandi Análisis general de la interface naturalurbana y de la terminología que la describe.

77-84

María de Lourdes García Habitar el diseno. La vivienda desde la igualdad de género.

85-92

Santiago Palero El Derecho a la Ciudad, según Henri Lefebvre. Del libro al movimiento.

93-96

Denise Mattioli y Ana L. Elorza Crítica al Hábitat III. Perspectivas y reflexiones en torno a las ciudades.

97-101

Ana Falú ¿Quo Vadis Nueva Agenda Urbana? Acerca del proceso y los contenidos.

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AUTORES ANA MARÍA FALÚ

Directora del INVIHAB, Profesora e Investigadora de la FAUD UNC. Es Directora del Proyecto de Investigación apoyado por SECYT bajo el título: Periferia urbana y exclusión social: violencias e inseguridad. Directora de la Maestría en Gestión y Desarrollo Habitacional de la FAUD UNC. Directora de CISCSA, Red Mujer y Hábitat LAC, y coordinadora del Gender HUB UN-HABITAT. Fue una de las expertas en el Derecho a la Ciudad convocada por ONU en el marco de la tercera conferencia internacional sobre Hábitat.

MIRIAM MONTERRUBIO

Licenciada en Administración y Maestra en Planeación y Políticas Metropolitanas, por la Universidad Autónoma Metropolitana. Miembro fundador de Colectivo Crea Ciudad donde ha realizado diversas investigaciones sobre movilidad, transporte, género, ciudades globales, entre otros. Ha participado en diferentes foros internacionales con ponencias cuyas temáticas son los jóvenes y los programas para incentivar la movilidad no motorizada en la Ciudad de México. Experiencia en el uso de la Inteligencia Territorial.

CAMILO MORENO

Arquitecto de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá y Maestro en Arquitectura dentro del Campo de Conocimiento de “Análisis Teoría e Historia” de la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador, ponente y especialista en diferentes temas relacionados con la conservación de patrimonio arquitectónico y urbano. En 2013 fue ganador de la Beca de Jóvenes Investigadores del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural de Bogotá otorgada por el Concejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México. .

ANGIE BETANCUR

Administradora en salud: énfasis en gestión sanitaria y ambiental, Colombia, egresada de la Facultad Nacional de Salud Pública Universidad de Antioquia. Perteneciente a la línea de investigación de epidemiología ambiental y ocupacional del grupo de investigación en salud y ambiente. Principales publicaciones: Coautora libro: Tendencias en sexualidad y reproducción en las políticas públicas de salud sexual y reproductiva en Colombia, 2003-2014. .

M. LOURDES GARCIA

Licenciada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Profesora Titular y Coordinadora del Laboratorio: Hábitat Social, Participación y Género (LAHAS). Es integrante de las siguientes Redes: Mujer y Hábitat; HUBGender- UN, Coalición Hábitat México (HIC-AL) e Internacional de Investigación y Acción en Mejoramiento Barrial y Urbano (RIIAMBU).

ANA CRAVINO

Doctora FADU-UBA. Arquitecta Universidad de Morón; Profesora Superior Universitaria, UM; Magister en Gestión de Proyectos educativos, CAECE. Docente de la Universidad de Buenos Aires, Palermo, ITBA y Morón. Investigadora Categorizada del Programa de Incentivos del Ministerio de Educación de la Nación. Forma parte del Cuerpo Académico del Doctorado en Diseño. Autora de Enseñanza de la Arquitectura. Una aproximación histórica; Reflexiones sobre la teoría y la Crítica; Arquitectura y Técnica, entre otros libros.

PAOLA FLORES

Egresada de la Maestría en Planeación y Políticas Metropolitanas por la Universidad Autónoma Metropolitana y comunicóloga por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es especialista en procesos participativos y desarrollo urbano. Ha gestionado proyectos de investigación-acción en barrios informales en países como México, Haití y Honduras. Tiene amplia experiencia en programas de feducación popular con temáticas como el desarrollo local, mejoramiento del hábitat, planeación estratégica y perspectiva de género.

MARGARITA PÉREZ O.

Administradora en salud: énfasis en gestión sanitaria y ambiental/especialista en Salud Ocupacional/Magíster en Epidemiología (Universidad de Antioquia). Candidata a doctorado en desarrollo sostenible (Universidad de Manizales), Colombia. Afiliación institucional: docente Facultad Nacional de Salud Pública Universidad de Antioquia. Coordinadora de la línea de investigación de epidemiología ambiental y ocupacional del grupo de investigación en salud y ambiente.

NORBERTO RODRIGUEZ

Fue Jefe de Estudio en Yacimiento Catriel YPF, Río Negro. Trabajó en distintos estudios de arquitectura españoles. Cursó el posgrado en PROPUR-UBA (2008-2010) hasta obtener la Especialización. Completa la cursada de Maestría en CTI-UNRN en Bariloche (2010-2012), cuya tesis de maestría está en ejecución. Coordina el área de “Paisaje Urbano y Periurbano” en ASADEP. Realiza actualmente el Doctorado en Urbanismo, FADU-UBA (2016). .

ANA LAURA ELORZA

Magister en Gestión y Desarrollo Habitacional (FAUD-UNC) Licenciada en Trabajo Social. Doctora en Ciencias Sociales (UNCuyo) Investigadora del INVIHAB- FAUD. Docente asistente en la Escuela de Trabajo Social (UNC). Investigadora de CONICET desde el año 2015.

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SANTIAGO PALERO

Arquitecto FAUD UNC. Investigador del INVIHAB y Becario CONICET. Doctorando del Doctorado en Arquitectura. Tesis Doctoral: Alcances de la arquitectura participativa entre 1976 y 1996. Profesor Asistente de Introducción a la Historia de la Arquitectura A y de Historia de la Arquitectura II FAUD UNC.

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DENISE MATTIOLI

Arquitecta FAUD UNC. Investigadora del INVIHAB y becaria del CONICET. Doctoranda del Doctorado en Arquiectura. Tesis doctoral: Imaginarios de transición en el hábitat, emergentes de prácticas serranas. Profesora de Historia del Arte en la Universidad Provincial de Córdoba.


EDITORIAL

POR ANA FALÚ

Me complace presentar el tercer número de la Revista Electrónica “Vivienda & Ciudad” del Instituto de Investigación de Vivienda y Hábitat –INVIHAB-. En esta nueva edición de nuestra revista buscamos dar continuidad y difundir la reflexión sobre los debates actuales en materia de vivienda, ciudad y ambiente, incorporando las dinámicas sociales en el territorio. Sus contenidos se definen por una política editorial que prioriza la calidad de las colaboraciones a partir de su originalidad, pertinencia temática, sistematización y rigor científico, valorando especialmente aquellas derivadas de investigaciones. Para su tercera edición, la convocatoria se realizó con temática libre y fue abierta a otros países de la región, por lo que se receptaron diversos trabajos cuyo abordaje fuese pertinente a la línea editorial. Esta revista es un esfuerzo conjunto de quienes integran el INVIHAB: Profesores Investigadores, investigadores de carrera del CONICET - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas-, investigadores becarios de SECYT, CONICET, Extensión de UNC, la mayoría de los cuales están categorizados en el Programa de Incentivos a Docentes Investigadores del Ministerio de Educación de la Nación, todo lo cual constituye una promisoria masa crítica científica en formación. Si bien el INVIHAB nació como Instituto de Investigaciones de Vivienda, con la actual dirección se definió la importancia de ampliar e integrar la dimensión del hábitat y la ciudad, por entender que no podemos investigar sobre vivienda sin pensar en la ciudad. Es en este contexto que nos ocupa estudiar, conocer y reflexionar conjuntamente respuestas y esperamos contribuir desde el INVIHAB a estos debates. En esta nueva edición de “Vivienda & Ciudad” contribuyen con artículos, algunos inéditos, otros ya publicados o presentados en eventos científicos, diversas personas de la disciplina del contexto nacional e internacional, jóvenes investigadores y expertos. El primer artículo denominado Historia de la vivienda social (I): del conventillo a las casas baratas, elaborado por la investigadora Dra. Ana Cravino, desarrolla una revisión histórica del hábitat popular durante el proceso de formación del Estado Argentino. Centra su comunicación en la intervención de los diferentes niveles de gobierno: nacional, provinciales y municipales, en la producción de viviendas para sectores de bajos recursos hasta principios del siglo XX. Es interesante su enfoque analítico acerca de la concepción política que las define, según la autora desde un marco liberal que delega al mercado la resolución del problema. Finalmente expone cómo a partir de diferentes iniciativas el Estado reacciona ante la gravedad de la situación que se denuncia, y da inicio a ensayos en torno a la solución del problema habitacional. El segundo artículo aborda la diversidad de significados que se otorga para analizar las formas de habitar en los centros históricos urbanos. Miriam Monterrubio y Paola Flores toman el caso del área central de la Ciudad de México, investigando a partir de las vivencias de sus habitantes y desde la diversidad de sus prácticas, formas de vida, tradiciones y costumbres. A partir de la indagación a través de entrevistas, revelan cómo esta población ha experimentado las transformaciones de los procesos de regeneración urbana de manera diferencial, enfocando en las experiencias de las mujeres habitantes. Una mirada desde el género y lo cotidiano, muy innovadora y omitida en general por los estudios de vivienda y ciudad, que suma a trabajos en curso en el INVIHB, particularmente por el equipo de investigación con mi dirección. En relación a la vivienda social y a los centros históricos, Camilo Moreno aporta un texto Adaptación del patrimonio cultural a vivienda comunal en arriendo, en el cual aborda el caso de los inquilinatos en Bogotá. En el mismo analiza cómo el sector llamado del Voto Nacional, se degradó hasta convertirse, según el autor, no sólo en el barrio más peligroso de la ciudad, sino que como consecuencia de ello, generó un área con significativo número VIVIENDA & CIUDAD /DICIEMBRE 2016/ VOLUMEN 3

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de inmuebles de patrimonio urbano en abandono. El autor reconoce las propuestas de políticas públicas de revitalización generadas desde el Estado y analiza la dificultad de su implementación en el sector durante las últimas décadas. Aporta en su articulo el análisis diagnostico sobre tres viviendas, donde más que una crítica arquitectónica o espacial a las intervenciones realizadas en estos casos, busca mostrar cómo se crea una “salvaguardia del patrimonio”, a través de la apropiación y la habitabilidad del mismo. Margarita Osorno y Angie Betancur, abordan sobre las Condiciones de infraestructura, vivienda y entornos en algunas comunidades colombianas adyacentes a proyectos extractivos. Las autoras hablan de la importancia de establecer condiciones que propicien el progreso de la calidad de vida de las comunidades y niveles de desarrollo adecuados a lo largo del territorio, lo cual se ve amenazado por el auge de un modelo extractivista y concentrado, el cual -en la mayoría de los casos- no cuenta con medidas de control por parte del Estado, que mitiguen los impactos socio-ambientales generados. Este tema es parte de las líneas de trabajo en curso en el INVIHAB y las vienen analizando las investigadoras Dra. Beatriz Giobellina y de la Mgter. Miriam Liborio. Norberto Rodríguez, contribuye con un artículo que da cuenta de los avances de su tesis de doctorado en urbanismo. En el mismo analiza los procesos urbanos en zonas de interfase natural-urbana planteando un estudio de las diferencias observadas desde el abordaje teórico conceptual en la materia. Para ello contribuye con un análisis pormenorizado acerca de los términos counterurbanization (contraurbanización), naturbanización, migración por amenidades y otros en este campo disciplinar, buscando contribuir así a los debate en curso. A partir de la experiencia como Jurado internacional del concurso Pensar la Vivienda, Vivir la Ciudad organizado por la FAUD UNC y patrocinado por ONU-Hábitat, y desde su vasta experiencia como investigadora en la UNAM, y los estudios desarrollados en el marco del Laboratorio de Hábitat Social, Participación y Género, Lourdes García contribuye con un análisis de los paradigmas que definen el diseño de las viviendas. Pone el foco en los conceptos que se trasmiten y asumen en la enseñanza universitaria latinoamericana en el tema cuestionando estos paradigmas desde una mirada crítica. Aporta reflexiones acerca de las formas de vivir y habitar y las significativas transformaciones con énfasis en las mujeres. El Derecho a la Ciudad, del libro al movimiento, elaborado por Santiago Palero, recoge en una análisis rico y complejo, los debates y orígenes planteados en la construcción del concepto que lo ocupa. En el mismo, bucea particularmente los aportes de Henri Lefebvre, quien inaugura el término, ubicando el momento y contexto de la década del 60 en Paris. El legado del autor es vinculado a los debates e influencias de otros pensadores contemporáneos, los que rastrea en sus posiciones y articula. Incorpora en su análisis las actuales visiones y expresiones sobre el Derecho de la Ciudad re significando la actualidad del enfoque. Reviste interés esta contribución en el marco de la Conferencia de Hábitat III, la cual tuvo como eje central y desde la diversidad de temas que conformaron la Nueva Agenda Urbana, el Derecho a la Ciudad. Denise Mattioli y la Dra Ana Laura Elorza, investigadoras de CONICET en el INVIHAB, contribuyen con una reseña del libro Ciudades para Cambiar la Vida. Una respuesta a Hábitat III, editado por Jordi Borja, Fernando Carrión y Marcelo Corti, el cual recoge artículos de destacados analistas e investigadores/as de América Latina sobre la Ciudad. Este libro se constituye de alguna manera, en un manifiesto crítico presentado en las Jornadas del Hábitat III Alternativo, organizado en FLACSO Ecuador en simultáneo a la Conferencia Oficial. Finalmente, y bajo mi autoría desarrollo una breve reflexión sobre el proceso de Hábitat III, el momento mismo de la Conferencia y la diversidad de expresiones que tuvieron lugar en Quito en Octubre de 2016. Reviso los aspectos más significativos de la Nueva Agenda Urbana, sus avances y omisiones. Quiero agradecer a todas y todos los autores por este compromiso con la tarea de investigación, con el INVIHAB y la formación de recursos humanos. En especial un agradecimiento al Arq. Alejando Brunelli por el permanente apoyo y aportes a la edición de esta Revista.

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HISTORIA DE LA VIVIENDA SOCIAL. PRIMERA PARTE: DEL CONVENTILLO A LAS CASAS BARATAS. ANA CRAVINO cravino.ana@gmail.com

RESUMEN

ABSTRACT

Al intentar construir una historia del hábitat popular se debe dar cuenta de su inicial invisibilidad. En el proceso de formación del Estado Argentino hasta principios del siglo XX, los diferentes gobiernos nacionales, provinciales y municipales tuvieron poca intervención en la producción de viviendas para sectores de bajos recursos, dado que respondían a una concepción liberal que delegaba en el mercado la resolución del problema. Poco a poco, a partir de diferentes iniciativas (de la beneficencia católica, cooperativismo y patronal) el Estado tomará conciencia de la gravedad de la situación y empezará a realizar ensayos tentativos en torno a la solución del problema habitacional.

Trying to build a history of popular habitat must account for its initial invisibility. In the process of formation of the Argentine State until the early twentieth century, various national, provincial and municipal governments had little involvement in the production of housing for low-income sectors, since they responded to a liberal conception delegating market resolution of the problem. Gradually, from different initiatives (Catholic Charities, cooperatives and employers) the State will become aware of the seriousness of the situation and begin to make tentative trials around the solution of the housing problem.

Palabras claves: Política de vivienda - Conventillo Casa chorizo - Vivienda colectiva

Keywords: Housing Policy - Tenement house - Chorizo house - Social Housing

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(ONU 1991) DERECHO A LA VIVIENDA: Derecho compuesto, cuya vulneración acarrea la de otros derechos fundamentales. Su violación hace peligrar elderecho a un empleo que se torna difícil de asegurar y mantener, el derecho a la salud, física y mental, a la educación, a la integridad física, a elegir residencia, a la privacidad o a la vida familiar.

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1. Introducción Al intentar construir una historia del hábitat popular se debe dar cuenta de su inicial invisibilidad. En el proceso de formación del Estado Argentino hasta principios del siglo XX, los diferentes gobiernos nacionales, provinciales y municipales tuvieron poca intervención en la producción de viviendas para sectores de bajos recursos, dado que respondían a una concepción liberal que delegaba en el mercado la resolución del problema. La adopción del modelo económico agroexportador en el esquema de la división internacional del trabajo requería que la obra pública estuviera constituida fundamentalmente por infraestructura, mientras que la política inmigratoria necesitaba de edificios de equipamiento. De este modo se construyeron puertos, usinas, todo tipo de edificios públicos, escuelas, hospitales, teatros, hasta hoteles para inmigrantes, pero no viviendas. A un mismo tiempo, los textos de historia de la arquitectura argentina1, hasta avanzado el siglo XX, abundaban sobre palacios, mansiones y palacetes, y las llamadas “casas

de renta”, destinadas al alquiler para sectores de la clase media 2; mientras que poco hay sobre vivienda social3. Este momento histórico concuerda con el de la arquitectura académica, y a la vez, con el período de mayor crecimiento demográfico del país, causado por un importante flujo de inmigrantes.4 Anahí Ballent coincide señalando que “el parque habitacional se construyó sobre la base de la suma de esfuerzos individuales, posibilitado por los procesos de ascenso social y de constitución de las capas medias y populares urbanas”.5 Una única iniciativa concretada por parte del Estado 6, que es posible destacar, es el proyecto solicitado en 1882 por el intendente Torcuato de Alvear al Director de la Oficina de Ingenieros Municipales, Juan Antonio Buschiazzo, para la construcción de una “Casa para obreros”, que pudiera servir como “modelo para casas de inquilinato...” 7, proyecto que fue materializado parcialmente en la actual Avenida Las Heras (llamada entonces Chavango), fuera del ámbito céntrico en aquella época.8 (Figura 1) (Figura 2)

1. (Ortiz, 1968) (Gutiérrez y Ortiz). 2. El Código Civil prohibía de manera explícita la subdivisión de la propiedad, por consiguiente, las viviendas de las “casas colectivas” sólo podían alquilarse. Recién en 1948 se sancionó la Ley de Propiedad Horizontal impulsada entre otros factores, por la caída de los niveles de habitabilidad de los nuevos edificios y por la paulatina pérdida de rentabilidad de las propiedades alquiladas. 3. No obstante vale recordar que el primer graduado en Arquitectura, Raymundo Batlle, presentó una tesis publicada en 1877 sobre “Habitaciones para obreros”, consignada en (Candiotti, 1920, P. 576) Ver también (Battle, 1983) (Selva, 1901) (Selva, 1904). 4. Entre 1880 y 1910 entraron al país unos 4.000.000 de inmigrantes, en su mayoría españoles e italianos, radicándose en Buenos Aires un 60 % de éstos. En 1914 el 30, 3 % de la población de Buenos Aires era extranjera. (Suriano, 1983, P. 7) 5 (Ballent, 2005, P. 41). 5. (Ballent, 2005, P. 41) 6. Liernur, (1993, 188) señala que 1871, después de la epidemia de fiebre amarilla, dos ingenieros (Casimir Chanoine y Alfredo Ebelo) presentaron a la municipalidad sendos proyectos de “villas para obreros”, que por falta de presupuesto (y voluntad) política) no se concretaron. Liernur (2000, P. 438) y Sánchez (2015, P.134-137) dan cuenta del proyecto de 1909 de C. Fernández Poblet y Alejandro Ortuzar para un barrio obrero aunque uno lo ubica en el Bajo Flores y la otra en La Tablada… 7. Más que una propuesta de renovación tipológica de la habitación obrera, los distintos proyectos de Buschiazzo proponían sólo una mejora de la calidad constructiva y de los servicios sanitarios de los ya clásicos conventillos y una reducción de las áreas comunes, de acuerdo con lo aconsejado por Guillermo Rawson. (Sánchez, 2006, P. 116) (Yujnovsky, 1974 b, P. 343). 8. Zona que correspondía a los “antiguos mataderos del norte”. (Viñuales, 1984, 426) (Shmidt, 1995) (Radovanovic – Russo, 1985) (Gutman-Hardoy, 2007, P. 117-119).

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Figura 1. Casas para obreros de Juan Antonio Buschiazzo. 9 10

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o conventillos12 o en el peor de los casos alojados en cama caliente: cuatro a seis horas de cama a un peso, en maromas (sogas colgadas de los techos de galpones para dormir de pie), o en los caños albergados en el puerto13. A medida que el progreso económico-familiar lo permitía, y conforme a la aceptación de arraigarse definitivamente en esa nueva patria, se autoconstruían14 una serie de habitaciones alineadas con patio lateral, la llamada casa “chorizo”, en un lote, pagado en cuotas mensuales, y ubicado en la entonces periferia de la ciudad, merced al boleto ferroviario subsidiado.15 Si los recursos se los permitían recurrirían a pequeñas empresas constructoras que financiaban la operación, como la “Buenos Aires Building Society”, el “Banco del Bien Raíz”, “El Banco Constructor de La Plata”, “El Hogar Argentino” y “La Constructora Nacional”, entre otras.16 2. Bajo el influjo del Higienismo, el Reformismo y la Beneficencia Católica.

Figura 2. Casas para obreros de Juan Antonio Buschiazzo. 17

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Figura 3. Conventillo de la calle Piedras 1268 en Caras y Caretas de 1902.

Las masas de inmigrantes –en su mayoría campesinos- eran atraídas, no tanto al campo que se deseaba poblar, sino a las grandes ciudades, paralelo al incipiente desarrollo nacional del capitalismo industrial.11 En este contexto, y con un doble desarraigo: de nacionalidad y de base productiva, los sectores sociales de bajos recursos quedaron librados a su suerte y limitados a su propia iniciativa, residiendo en inquilinatos

A comienzos del siglo XX se abre una brecha en la inacción oficial y el Estado comienza a ocuparse del problema de la vivienda obrera con un enfoque netamente “Higienista”, que respondía al positivismo dominante en las esferas de poder. El Higienismo, tanto en su versión clásica sustentada en las teorías miasmáticas) como en la posterior a Pasteur (apoyada en la tesis microbiana del contagio a través un germen patógeno), es definido como una práctica racional y científica que impone un intervención activa sobre la sociedad. De este modo, la salud es entendida como el producto de las condiciones del medio social y físico en el que desarrollan la vida las personas. Es por ello que será un primer objetivo de la higiene pública involucrarse en los principales factores que afectan a la salud social: la provisión de agua potable, la eliminación de los residuos cloacales, la recolección de la basura, la construcción de pavimentos, así como la ubicación de parques públicos, cementerios, mataderos y hospitales.18 Paulatinamente, el Higienismo pasará al ámbito privado, tomando como una de sus mayores preocupaciones al conventillo, foco elegido para simbolizar todos los males que encerraba la sociedad (Figura 3).

9. En realidad fueron ocupadas por empleados municipales de modestos ingresos (Batista, 1979, P. 28). 10. (Pagani, 2008, P. 43). 11. Según Schvazer (1981, P.8) el Censo Industrial de 1914 señalaba la existencia de 250000 establecimientos fabriles que daban trabajo a 242000 obreros. 12. Según el padrón municipal de 1919 funcionaban en la Capital Federal 2.470 conventillos en los que residían 148.393 personas, el 8 % de la población de ese distrito. (Schteingart y otros, 1974) Para Yujnovsky (1974, b) todavía en 1936 se registran 9.074 casas de inquilinato en una población de 242.255 habitantes, ocupando como promedio 2,58 personas por cuarto. 13. Para algunos, (Fernández, 1981) el apelativo “atorrante” utilizado para denotar a los desocupados, provenía de una supuesta marca A. Torrant que tendrían los caños del puerto de Buenos Aires aún en construcción, utilizados como albergue. Aunque, pareciera ser más probable, que la palabra provenga de “atorrar” deformación del verbo napolitano “torare”, empleado para definir el letargo de los pescadores que esperan con parsimonia su presa. 14. Decía en 1931 Américo Ghioldi: “Es necesario recorrer los barrios apartados de la ciudad en días domingo y ver a hombres, mujeres y niños trabajando afanosamente en la construcción de una pobre habitación, una cocina y un w.c....” (Ghioldi, 1931). 15. (Torres, 2006) (Yujnovsky, 1974) (Liernur, 1984) (Liernur, 1986) (Liernur, 1999) 16. En (Gutiérrez-Gutman, 1988, 47). 17. (Viñuales, 1984) 18. (Armus, 1995).

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Eduardo Wilde sostiene: “Así los barrios centrales, ristocráticos, ricos, lujosos y cuidados de las ciudades, no serán salubres, si en los alrededores no se observa una prudente higiene y si el capital no interviene para formar allí jardines, vía pública limpia, habitaciones aseadas, aunque pequeñas y baratas. Por egoísmo, las gentes acomodadas de las poblaciones, deben cuidar del modo de vivir de los pobres, porque la salubridad de una ciudad es un resultado de muchos factores y no un producto de la acción individual o colectiva aplicada a una sola sección, a una calle, a un barrio.” 19 Y más específicamente agrega Guillermo Rawson: “De aquellas fétidas pocilgas, cuyo aire jamás se renueva y en cuyo ambiente se cultivan los gérmenes de las más terribles enfermedades, salen esas emanaciones, se incorporan a la atmósfera circunvecina y son conducidos por ella tal vez hasta los lujosos palacios de los ricos. Un día, uno de los seres queridos del hogar, un hijo, que es un ángel a quien rodeamos de cuidados y de caricias, se despierta ardiendo con la fiebre y con el sufrimiento de una grave dolencia ( ) aquel cuadro de horror que hemos contemplado un momento en la casa del pobre. Pensemos en aquella acumulación de centenares de personas, de todas las edades y condiciones, amontonadas en el recinto malsano de sus habitaciones; recordemos que allí se desenvuelven y se reproducen por millares, bajo aquellas mortíferas influencias, los gérmenes eficaces para producir las infecciones, y que ese aire envenenado se escapa lentamente con su carga de muerte, se difunde en las calles, penetra sin ser visto en las casas, aun en las mejor dispuestas; y que aquel niño querido, en medio de su infantil alegría y aun bajo las caricias de sus padres, ha respirado acaso una porción pequeña de aquel aire viajero que va llevando a todas partes el germen de la muerte.( ) No basta acudir con la limosna para socorrer individualmente la miseria; no basta construir hospitales y asilos para pobres y mendigos; no basta acudir con lomillones para subvenir a estos infortunios accidentales en aquella clase deprimida de la sociedad. Es necesario ir más allá; es

preciso buscar al pobre en su alojamiento y mejorar las condiciones higiénicas de su hogar, levantando así su vigor físico y moral, sin deprimir su carácter y el de su familia humillándose con la limosna”. 20 En 1872 desde otra posición ideológica Friederich Engels acepta los mismos hechos: “El cólera, el tifus, la fiebre tifoidea, la viruela y otras enfermedades devastadoras esparcen sus gérmenes en el aire pestilente y en las aguas contaminadas de estos barrios obreros. Aquí no desaparecen casi nunca y se desarrollan en forma de grandes epidemias cada vez que las circunstancias les son propicias. Estas epidemias se extienden entonces a los otros barrios más aireados y más sanos en que habitan los señores capitalistas. La clase capitalista dominante no puede permitirse impunemente el placer de favorecer las enfermedades epidémicas en el seno de la clase obrera, pues sufriría ella misma las consecuencias, ya que el ángel exterminador es tan implacable con los capitalistas como con los obreros”. 21 Vale señalar que Rawson como Wilde, médicos higienistas, habían padecido en 1871 la experiencia traumática de la epidemia de fiebre amarilla que azoló Buenos Aires22 , apoyando entonces las tesis de que el agua y el aire transportaban miasmas o gases nocivos. Es por eso que defendían la actuación sobre la vivienda popular, donde, según ellos, se originaban los males físicos –y morales- que afectaban la sociedad. El poder público encontraba legítimo la intervención sobre el ámbito privado (piezas de conventillos, casillas precarias) cuando el bien común lo requiriera, como lo habían hecho ya en 1871. Describe ese procedimiento Diego Howlin: “Cuando comenzaban las requisas, los echaban a los empujones a la calle, casi siempre sin dejarles recoger sus pertenencias. Es natural que se resistieran, que gritaran, que intentaran salvar lo poco que tenían. Pero todo cuanto había en la casa estaba condenado a ser quemado”.23 De modo que, a partir del caso emblemático de las epidemias cólera y fiebre amarilla fueron apareciendo distintas ordenanzas que permitieron la “Inspección, vigilancia e higiene de los hoteles o casas habitadas por más de una familia”24,

19. (Wilde, 1885, P. 266-269) (Recalde, 1988, P. 140-141). 20. (Rawson 1891, P. 108) (Recalde, 1988, Págs. 143 –144) (Páez, 1970, P. 15). 21. (Engels, 1974, P. 344) 22. La ciudad de Buenos Aires también había sufrido brotes de fiebre amarilla en 1858, y de cólera en 1867/1868. 23. (Howlin, 2004). 24. (Paiva, 1996) (Paiva, 1999).

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sancionándose también distintos Reglamentos Generales de Construcción que contemplaban no sólo la prohibición de emplear ciertos materiales para levantar paredes como barro (adobe) o madera, las características de los pisos, la ubicación de cocinas, piletones y letrinas, una altura mínima de 4 metros (que permitiría la circulación de aire necesaria para alejar los indeseables miasmas), así como la cantidad de inquilinos por habitación.25 En este sentido, sólo entre 1891 y 1892 la intendencia municipal había desalojado 890 casas de inquilinato por malas condiciones y unas 336 piezas por hacinamiento.26 Se juzgaba entonces que el conventillo por sus condiciones físicas (falta de aire y sol, ausencia de agua potable y cloacas, construcción precaria), era en sí mismo un peligro para el resto de la sociedad, consideración que paulatinamente se fue extendiendo a sus habitantes. Señala asimismo Domingo Selva: “El pobre obrero comienza a reflexionar sobre su suerte.... germinarán pensamientos conformes con la disparidad material de los hombres ante las necesidades de la vida. Su ánimo se agriará, tomará el trabajo como una carga, la familia le será un gravamen... irá siendo terreno propicio para que germine la simiente de las agitaciones sociales buscando un ideal aún no bien comprendido. Y nuestro hombre, que con poco podía haber continuado siendo un elemento conservador por excelencia de la sociedad, entrará en la militancia obrera... hará huelga, provocará disturbios... será en breve un verdadero elemento de trastorno social.....”27 Por ello es que este enfoque “Higienista”, aunque heredero de los descubrimientos de Luis Pasteur e Ignac Semmelweis excedía plenamente lo sanitario y se orientaba hacia lo social, considerando entonces que las condiciones deplorables de vida del conventillo no sólo permitían el contagio de enfermedades como la tuberculosis o el cólera, sino que además impulsaban a quien residiera allí hacia el desorden, el caos o la conducta inmoral.

Por consiguiente el problema de la habitación obrera, como se definía en aquel momento, no podía quedar limitado a mejorar las condiciones sanitarias de dichas edificaciones sino que para Selva debían erradicarse “la promiscuidad y la vagancia, la ebriedad y la disolución familiar que acechan tras estos «vestíbulos de la muerte» que son los conventillos”.28 Cabe aclarar algunos conceptos: El conventillo29 (o casa de inquilinato) era un tipo peculiar de vivienda urbana de Uruguay, Chile30 y Argentina, donde cada cuarto era alquilado por una familia o por un grupo de hombres solos, generalmente inmigrantes. Los servicios (letrinas, duchas, piletones de lavar31, cuando los había32) eran de uso comunitario para todos los inquilinos. Generalmente no había cocinas, por lo que se debía preparar los alimentos en braceros que se encendían en el patio o en la misma habitación cuando el tiempo no era propicio. Muchas veces el conventillo aparecía por la refuncionalización de antiguas casonas coloniales en los barrios de la zona sur de Buenos Aires: San Telmo, Concepción, Balvanera, Monserrat, San Nicolás y Catedral al sud, que habían sido abandonados por los sectores más pudientes de la sociedad después de la epidemia de fiebre amarilla, aunque también estaban presentes en las parroquias de San Miguel, La Piedad y el Socorro32. La alta rentabilidad de este tipo de alojamiento hizo que se construyeran edificios especialmente orientados para ese uso, muchos de ellos de gran precariedad34. La intención de los sectores populares de habitar en el centro, se debía fundamentalmente a la mayor oferta habitacional y a la necesidad de vivir cerca de los lugares de trabajo.35 La mayoría de los conventillos contaban además con reglamentaciones internas que configuraban un “eficaz sistema represivo”, utilizado a conveniencia, puesto que “a través de sus cláusulas, los propietarios y caseros establecían las pautas de conducta que los inquilinos debían observar.”36

25.

Ver motivos de desalojo o faltas para la habilitación de inquilinatos en Pagani (2007) Ver las mediciones de altura de las piezas de inquilinato como variable relevante a destacar en el Boletín del Departamento Nacional del Trabajo (BNDT Nº 15, 1910, P. 846- 952) (BNDT Nº 21, 1912 P. 409). 26. (Yujnovsky, 1974 b, P. 336). 27. (Selva, 1901, P. 103). 28. (Cirvini, 2004, P. 203). 29. En Brasil se lo llamó cortico; en Cuba ciudadela o cuartería; en Perú solar y en México Casa de vecindad.. 30. (Hidalgo Dattwyler, 2000). 31. Ordenanzas municipales prohibían expresamente lavar ropa en conventillos, no obstante esto se hacía, tal como consta en los dichos de Santiago de Estrada, quien describe al del patio de un inquilinato “cruzado por sogas en todas las direcciones” (Páez, 1970, P. 20) En 1905 el diputado socialista Alfredo Palacios presentó un proyecto de ley que establecía la prohibición de poner medidores de agua en los conventillos como deseaban algunos propietarios y caseros. Cabe aclarar que la ropa que se lavaba podía ser de la propia familia o para terceros, pago mediante. 32. Según Suriano (1983, P.11) “en 1904 el 22 % de los conventillos no poseían baños de ninguna clase”. 33. (Pagani, 2007). 34. Aparece en el periódico anarquista La Protesta humana del 18 de febrero de 1900 la siguiente descripción: “El trabajador que vive con sus hijos y su esposa en una triste y miserable choza, sin aire, sin sol; con el techo agujereado para que pase el agua durante la lluvia; sin patio porque éste siempre lo usa el patrón para hacer otro tugurio más para alquilar; sin baño, sin lo necesario para la limpieza, para la higiene privada”... 35. Ver asimismo el recorrido “virtual” que realiza Liernur por la Buenos Aires en la época de transición entre la “Gran Aldea” y la del centenario: “En la próxima cuadra, continuando hacia el Norte, se encontraba sobre Independencia una barraca con 20 habitaciones. Muchas casas entre Belgrano y Moreno tenían agregados precarios y acumulaban más de cuarenta habitaciones. ( ) Ahí nomás, en Santiago de Estero y Salta, podía verse un conventillo «de chapa» con 32 habitaciones propiedad de los Lanús.” (Liernur, 1993, P. 181-182). 36. (Suriano, 1983).

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En términos generales, los inquilinatos estaban conformados por habitaciones ubicadas alrededor de uno o varios patios centrales, o en cuartos alineados a lo largo de pasillos y galerías. Alojamientos similares surgen en otras ciudades de América Latina e incluso Europa. Es por ello que Friederich Engels afirmaba en 1845: “El par de cientos de casas, que pertenecen al viejo Manchester, hace ya tiempo que fueron abandonadas por sus primeros habitantes, sólo la época industrial ha metido en ellas a los enjambres de trabajadores a los que ahora alojan” 37 Sin embargo, Korn y De la Torre señalan que: “La proporción de conventillos en la edificación total de la ciudad pasó de ser el 8,4% de los edificios en 1887 a constituir sólo el 2 % en 1919. La cantidad de habitantes por cuarto de conventillo tiene un pico de 3 habitantes promedio en 1904 38 y luego, inmediatamente después de la recesión de la Gran Guerra, en 1919, es de 3,3 habitantes por cuarto. La población que se aloja en estos sitios es la más pobre de la ciudad y pasa de ser el 25 % de la población a menos del 10 % en 1919...”.39 No obstante, Diego Lecuona sostiene que existía en los conventillos una proporción importante de familias que habitaban más de una pieza y que las condiciones de higiene no eran del todo inadecuadas para la época.40 Por otra parte como atestiguan Armus y Hardoy fueron varios los modos de habitar de los sectores populares en el período considerado, aunque la crítica de aquel entonces ha centrado su atención en la figura del conventillo. En ese mismo sentido, Armus y Hardoy mencionan la presencia, además del conventillo, de la casa chorizo o “casa familiar expandible”, la dependencia de servicio de la residencia de elite, la casilla precaria en el lote propio, el rancho en el terreno baldío, el “cuarto del fondo” de una vivienda unifamiliar, y las fondas y pensiones, entre otras estrategias habitacionales.41 Vale también observar la invisibilidad de

37. (Engels, 1978). 38. Señala Suriano (1983) que algunas veces dos matrimonios jóvenes compartían la habitación por razones económicas. Suriano, 1983, P. 9). 39. (Korn – De la Torre, 1985, P. 250). 40. (Lecuona, 1993). 41. (Armus, Hardoy, 1990, P. 155-193). 42. (Aboy, 2008).

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las pensiones en los textos de historia de la arquitectura que es rescatada por Rosa Aboy42. Además como afirma Suriano, “existió una franja de población –quizás tan importante como la que vivía en conventillodifícil de captar a través de los datos censales, que moraba en iguales o peores condiciones en fondas, bodegones, hoteles, casas de pensión y departamentos o casas pequeñas e incómodas”.43 Asimismo en el mismo Boletín del Departamento Nacional del Trabajo se consigna en los suburbios la existencia de casitas con 3 o más piezas “en condiciones higiénicas y de vida deplorables.” 44 Con respecto a las “dependencias de servicio” de las grandes mansiones hay una línea de investigación no iniciada si consideramos los datos del Censo de 1895 consignados por Korn- De la Torre45 donde se registran residencias hasta con once sirvientes. Dichas habitaciones se encontraban en las planta bajas y subsuelos (cocheros, por ejemplo) o “disimuladas” en las azoteas amansardadas de las casas acomodadas. Es interesante hacer algunas reflexiones al respecto. La mayoría de la población de las casas de inquilinato eran inmigrantes europeos, mayoritariamente italianos y españoles, pero también polacos, rusos, siriolibaneses, armenios y de otras colectividades. Muchas diferencias los separaban: idioma, costumbres, tradiciones, religión, pero la mayoría de ellos manifestaba un origen campesino: algunos pequeños propietarios empobrecidos por las crisis agrícola de fines del siglo XIX, otros más humildes, simples jornaleros. Sin embargo, era frecuente en su lugar de origen la convivencia en el mismo cuarto –y a veces en la misma cama- de padres e hijos46. De tal modo que la precaria habitabilidad de los conventillos no era, en muchos casos, un cambio sustancial con la vivienda anterior. Por otra parte, y aquí reside el peso del proceso de “argentinamiento” –si es que cabe este neologismo-, que incluía no sólo la educación Ley 1420 de educación universal, obligatoria, gratuita y laica, sino también la incorporación coercitiva de las pautas de comportamiento impulsadas por el higienismo47, que se manifiestan no sólo en la aparición de letrinas, sino también en el de duchas.48

43. (Suriano, 1983, P. 8). 44. (Suriano, 1983, P. 54). 45. (Korn – De la Torre, 1985, P. 255-256). 46. Práctica frecuente en la Europa campesina (Sainz de la H., 2002). 47. En el Hotel de Inmigrantes se le enseñaba a los recién llegados, además de una breve introducción nacional, a emplear herramientas tecnológicas avanzadas para el campo y a utilizar servicios sanitarios modernos.

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Korn y De la Torre afirman: “Por el hecho de tratarse, en una buena parte, del alquiler de cuartos de antiguas casas, estos lugares contaban con la solidez de su construcción. Su existencia como casas de alquiler de cuartos, estuvo, por otra parte, siempre sujeta a legislación sobre las condiciones básicas de limpieza y sanidad. Desde 1871, se exigía que hubiese inodoros en las letrinas, un departamento destinado a cocina y, a partir de 1887, la obligación de instalar agua corriente y un cubaje de 15 m3 por personas que permitía tres personas en un cuarto de 4m x 3m x 3m.” 49.

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Figura 4. Barrio de las Ranas sobre la quema de Parque Patricios, 1901, Fotografía de Harry Olds 50.

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Figura 5. Casillas cerca del puerto de Buenos Aires, 1890, AGN.

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Figura 6. Campamento de mendigos, Saavedra, 1900, AGN.

Empero otros tipos de alojamiento no sufren la condena que pesa sobre los conventillos, como ocurre por ejemplo con los ranchos del “Barrio de la Ranas”, ubicado en los terrenos de la quema de Parque Patricios (donde sus habitantes utilizaban para hacer las paredes latas usadas de 20 litros de querosén rellenas de barro51) (Figura 4), las viviendas de uno o dos cuartos autoconstruidas y los conventillos (más pequeños, pero también de peor calidad constructiva) de los suburbios. Con respecto a las casillas precarias, señala Liernur que este tipo de construcción “junto con los ranchos, carpas y otros modos elementales del habitar constituyen un área problemática hasta ahora soslayada por nuestros estudios. Sin embargo, con un mínimo costo, no anclaje al terreno y posibilidades de agregación, constituyeron la mejor respuesta que los sectores populares podían hallar ante condiciones de gran inestabilidad que debieron afrontar”.52 (Figura 5) (Figura 6). Entonces ¿Por qué el conventillo se convirtió en el objetivo principal de la crítica, cuando en el peor momento sólo alcanza al 25 % de la población de Buenos Aires? Podemos suponer que con esta argumentación se pretende avalar una segregación espacial, cuestionando la forma de habitación más visible de los sectores populares, presente incluso en los barrios de élite: el conventillo. Otros modos de habitar como ranchos y casillas precarias se ubicaban en terrenos baldíos e incluso inundables como los próximos al arroyo Maldonado, Dock Sud o el bajo Belgrano. Las casas chorizo autoconstruidas también permanecen fueran de la vista de los sectores más favorecidos, pues los lotes que se ofrecían a la venta en cuotas accesibles se encuentran en la entonces periferia de la ciudad. No obstante como señalan Korn-De la Torre “si la intención de tal segregación existió, no se logró llevarla a la práctica en cuanto a los propietarios de inmuebles de las zonas más caras de la ciudad. Para decirlo de un modo

48.

En el modelo de vivienda “ultrabarata” de Rafael de la Hoz, propuesta en 1953 en España no se incluye baños... (de la Hoz – García de Paredes, 1953) (Rabasco Pozuelo, 2011). 49. (Korn de la Torre, 1985) Según el Reglamento de Construcciones de casas de vecindad y conventillos de 1908. 50. (Gutman. 1999). 51. Ver referencia elíptica a este barrio en Medhurst-Thomas (1924, 138): “esa horrible colección de cajas cuadradas, en fila, en el mejor de los casos hechas de mampostería y en el peor, de latas de toda clase, desde sardinas hasta las de kerosene”. 52. (Liernur, 1984, P.116).

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porteño, da toda la impresión de que una serie de recién llegados se «colaron» por todas partes, incluidos los barrios de San Nicolás y el Socorro.” A estos “infiltrados” había que desterrarlos, pero recurriendo a un discurso “bien intencionado” como el higienista que no trasuntara ningún prejuicio de clase o de condición,53 o apelando a razones de índole económica. Es este el pensamiento de Samuel Gache quien considera conveniente que las familias más pobres se retiren a barrios más alejados donde puedan encontrar viviendas de mejor calidad y accesibles, ya que el centro de la ciudad se encontraba en proceso de embellecimiento y construcción de mansiones…54 Los testimonios utilizados para cuestionar a los inquilinatos encierra un trasfondo económico: El valor creciente de la tierra urbana en determinadas áreas centrales55, va a forzar la expulsión de los obreros de este tipo de localización, mediante el aumento desmedido del alquiler de las habitaciones; o empleando la estrategia de exigir la demolición de los insalubres conventillos, los que quedarán cercados en los barrios de San Telmo, Barracas y la Boca. El suelo vacante será empleado para la construcción de “casas de renta” de varios pisos56 que alquiladas “a los grandes negocios, almacenes, tiendas, escritorios o convertidos en modernas casas de vecindad reditúan mayor renta”,57 pues están dirigidos a sectores sociales más acomodados.58 Para dar cuenta de la relación entre el salario obrero y el porcentaje destinado al alquiler de una pieza en un inquilinato, podemos señalar que “En 1904, año en que la población que vive en conventillos constituye alrededor del 14 % de la población total, en la mitad de estas casas el alquiler por cuarto era de alrededor de 13 pesos mensuales. Esta suma constituía alrededor del 22 % del salario mensual mínimo de un albañil (igual aproximadamente a 58,75 pesos) y del 15 % del de un carpintero o el de un herrero.”59 Sabemos, asimismo, que

la cuota mensual para la compra financiada de una “casa chorizo” de tres habitaciones en Floresta en el año 1906 era de 103,50 $60, es decir ocho veces más que el pago de un alquiler y el equivalente a un salario obrero. En 1908, después del aumento significativo que desencadenaría la “huelga de inquilinos” el alquiler de una pieza asciende a 22 $, para el “Departamento Nacional del Trabajo” este pago corresponde al 22 % de los ingresos de un trabajador. En 1912 el porcentaje del salario de un obrero industrial insumido en alquiler de un cuarto de conventillo era del 30, 1 %.61 Veinte años más tarde, los porcentajes son aproximadamente los mismos: el 24 % de los recursos de una familia obrera se destinan a alquiler (39, 63 $ mensuales).62 Describe el mismo fenómeno Engels (1974, 326): “La extensión de las grandes ciudades modernas da a los terrenos, sobre todo en los barrios del centro, un valor artificial, a veces desmesuradamente elevado; los edificios ya construidos sobre estos terrenos, lejos de aumentar su valor, por el contrario lo disminuyen, porque ya no corresponden a las nuevas condiciones, y son derribados para reemplazarlos por nuevos edificios. ( ) El resultado es que los obreros van siendo desplazados del centro a la periferia; que las viviendas obreras y, en general, las viviendas pequeñas, son cada vez más escasas y más caras, llegando en muchos casos a ser imposible hallar una casa de ese tipo, pues en tales condiciones, la industria de la construcción encuentra en la edificación de casas de alquiler elevado un campo de especulación infinitamente más favorable, y solamente por excepción construye casas para obreros” La consecuencia de este fenómeno va ser la “despoblación o emigración del centro a la periferia o sea hacia los barrios suburbanos” tal como registra Cibils en 1911.63 En Buenos Aires paulatinamente los conventillos, en

53. En el Boletín del Departamento Nacional del Trabajo de 1912 se consignan los valores de piezas de inquilinato en los diferentes barrios de la ciudad,

incluyendo las parroquias del Pilar y del Socorro. (BDNT Nº 21 de 1912. P. 402-404). 54. (Gaché, 1900). 55. Favorecido por los Códigos de Edificación que permitían construir en altura. Ver alegato del Diputado Enrique Dickman en el debate de la Ley de Casas Baratas, 3 de septiembre de 1915, Cámara de Diputados de la Nación, P. 191. 56. Yujnovsky (1974 b) consigna el aumento progresivo de la altura de la edificación de Buenos Aires, que se correspondería con esta densificación de las áreas centrales. 57. (Suriano, 1983, 51) (Acosta, 1934). 58. “Cada año se construyen nuevas casas en el lugar de los viejos conventillos, pero el resultado es más bien negativo para el proletariado, porque las nuevas viviendas se destinan a la clase media y están fuera del alcance económico de las familias obreras. ( )La nueva edificación de tipo corriente no resuelve la crisis y se resume en el desplazamiento paulatino del proletariado hacia los límites de la urbe”. (Acosta, 1934 a, P. 42). 59. (Korn - De La Torre, 1985). 60. (Gutiérrez- Gutman, 1988, P. 16).

61. Según Yujnovsky (1974, b, P. 358).

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concomitancia con el aumento del valor de la tierra, van desapareciendo de las parroquias de San Nicolás, San Miguel, La Piedad y El Socorro, cumpliendo el objetivo anterior de segregación espacial. Se había impugnado vida en los inquilinatos con una intención moralizadora, tal como vimos en las expresiones de higienistas y reformistas. Existe en estos años para los sectores más opulentos de la sociedad argentina, que se autodefinen como valuarte moral de la sociedad, un claro vínculo entre inmigración, pobreza y conventillo, conectados a su vez con la degeneración racial, la inmoralidad y, acaso, el crimen. Decía Eduardo Wilde: “Un cuarto de conventillo ( ) es la alcoba del marido, de la mujer y de la cría, como dicen ellos en su lenguaje expresivo; la cría son cinco o seis chicos debidamente sucios; es comedor, cocina, despensa, patio para que jueguen los niños, sitio donde se depositan los excrementos, a lo menos temporalmente, depósito de basura, almacén de ropa sucia y limpia si la hay, morada del perro y del gato, depósito de agua, almacén de comestibles, sitio donde arde a la noche un candil, una vela o una lámpara; en fin, cada cuarto de éstos es un pandemónium donde respiran contra las prescripciones higiénicas, contra las leyes del sentido común y el buen gusto y hasta contra las exigencias del organismo mismo, cuatro, cinco o más personas. De manera que si hubiera algo hecho con el propósito de contrariar todos los preceptos higiénicos, al hacer un conventillo no se habría acertado mejor”.64 Para Wilde, pareciera que la “suciedad” y el “mal gusto” eran una opción y no una consecuencia de la miseria65, por eso se debía “moralizar” a los desposeídos. No difiere en esencia el pensamiento del diputado católico Juan Cafferata: “El conventillo es una lacra. Allí habita la promiscuidad, germina la rebeldía, florece la tuberculosis, se disgrega la familia, se corrompe la niñez y naufraga la edad madura. Los conventillos son atroces. Las suciedades en contacto. El pudor y la independencia imposibles. Las pasiones acechando pared de por medio en lucha y contacto cotidianos (...) Este es el conventillo, foco de todas ruindades.” 66

En un mensaje al Congreso Nacional de 1920, el presidente radical Hipólito Yrigoyen67 declara con respecto al excesivo valor que tiene el alquiler de una pieza de conventillo para los sectores populares a los que se “les imponen, en muchos casos, como única solución, vivir en habitaciones antihigiénicas e insalubres, hacinados, con graves perjuicios para la salud, cuando no son otros mayores de orden moral, que nacen en la promiscuidad del inquilinato.” 68 Esta conectividad ente pobreza, inmigración y conducta inmoral, será tan obvia, que en las diversas acciones, tanto privadas como estatales, para proveer vivienda a los sectores populares, se sancionarán normativas para supervisar el comportamiento de sus habitantes: La “Sociedad Protectora del Obrero” responsable de Barrio Buteler tendrá poder de inspección para controlar el “correcto” uso de las viviendas mediante un riguroso reglamento que prohibiría la realización de las fiestas, la presencia de personas extrañas a la familia, el subalquiler, etc. Años más tarde desde el Estado Nacional, se propone modificar la Ley 9677 de Casas Baratas para “agregar al Art. 8, la facultad de la Comisión para efectuar el desalojo de aquellas familias cuya inconducta sea causa de escándalo o mal ejemplo.” 69 Asimismo, vale afirmar que desde una mirada política los patios de los conventillos configuraban el espacio ideal para verdaderas asambleas de anarquistas y socialistas, tal como se había visto en la huelga de alquileres de 1907 70. Guillermo Rawson pretendía mediante reglamentaciones tratar de “evitar el contacto social entre los inquilinos. El intercambio social era regulado pero sólo dentro del marco de tareas colectivas estrictamente programadas”71 De ahí que sectores más conservadores propicien la vivienda individual, a pesar de su mayor costo, que la colectiva. Se preguntaba por ejemplo Enrique Prack en 1919: “Las autoridades policiales pueden quizás perseguir y disolver las asambleas de los enemigos del orden social, pero quién evitará las reuniones de los habitantes de un conventillo”.72 Es interesante notar que el significativo carácter social del patio del conventillo se debía, a su vez, a esta misma mirada moralizadora que se tenía sobre sus habitantes. Es éste el lugar (y no la propia habitación)

62. Revista Nuestra Arquitectura Nº 48 de julio de 1933, P. 403. 63. (Cibils, 1911, P. 87). 64. (Wilde, 1895, p. 29-30). 65. Cuando Eduardo Wilde decía este discurso, en muchos conventillos el agua era un bien más que escaso, provista por aguateros que la traían

en carros. Recordemos que en 1875 sólo el 13% de la población de Buenos Aires tenía agua potable, aunque en años posteriores esto empezaría a corregirse (Yunovsky, 1974 b, 358). 66. (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, 1934). 67. Recordemos que su primera presidencia da un cierto impulso a las obras de la Comisión Nacional de Casas Baratas: En 1919: Conjunto “Valentín Alsina”; 1921: Barrio “Juan Cafferata” y 1922 Casa “Bernardino Rivadavia”. 68. (Del Mazo, 1984, P. 102). 69. (Comisión Nacional de Casas Baratas, 1939, P. 235). 70. (Lecuona, 1993, P. 121). 71. (Sánchez, 2007, P. 109). 72. Citado por Ballent (1990).

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donde una mujer (soltera o casada) puede recibir a sus amistades o parientes de sexo masculino. (Y a la inversa) Esta necesaria exhibición pública de la vida social ocurre en el patio de las casas de inquilinato, fenómeno que luego se trasladaría al patio de las casas chorizos, aún cuando éstas dispongan de una habitación (sala) destinada a tal fin. Por otra parte, la galería será también el lugar de trabajo del sastre y del zapatero, de la modista y la sombrerera, pero será específicamente en el patio donde trabajarán las mujeres que lavan ropa para afuera. Por otra parte, la argumentación contra los inquilinatos proponen, de alguna manera, incentivar la radicación de los inmigrantes en el país, puesto que los que venían como trabajadores golondrina o con proyectos de un regreso próximo a la madre patria, (luego de “hacerse la América”) consideraban lógico habitar transitoriamente en conventillos o habitaciones precarias, para incrementar su capacidad de ahorro. La estrategia que se va a utilizar es fomentar el ideal de la “casa propia”73, definitiva, que entonces sólo podía materializarse en la periferia.74 Liernur75sostiene que no sin dificultad se instaló en los sectores populares el deseo de la propiedad privada de la vivienda (objetada desde el anarquismo76 y el socialismo77) citando las afirmaciones del Banco “El Hogar Argentino” quien informaba que “no hace todavía muchos años los bancos giraban al exterior sumas fabulosas compuestas de los pequeños y casi insignificantes ahorros de los inmigrantes”, sin embargo en los días del Centenario este hecho ha desaparecido, lo cual puede ser atribuido a la “facilidad de adquisición de la tierra, a la incalculable fuerza atractiva de la propiedad”. La visibilidad de los conventillos y los conflictos que dentro de ellos se manifiestan (inmigración-desarraigo, lucha por el sustento, convivencia forzosa de nacionalidades distintas, temor al desalojo y la 73.

falta de trabajo) también encontrarán su lugar en la literatura y el teatro.78 También es en este momento que empieza a sentirse a nivel local, las acciones del movimiento Reformista que propone mejorar las condiciones de vida de los sectores más postergados de la sociedad, no apelando argumentos ligados a la misericordia o la justicia, sino orientados a evitar las posibles consecuencias de una reacción violenta de los que nada tienen, negando el carácter inevitable de la lucha de clases, y proponiendo entonces la posibilidad de construir una convivencia armoniosa entre el trabajo y el capital. El Higienismo, por su parte, ya había difundido la creencia que el entorno físico es determinante no sólo de la salud de los hombres sino también de su conducta. Es por ello que el movimiento reformista, heredero de aquella concepción, considera que la intervención sobre el ambiente físico podría determinar cambios en el comportamiento social y moral de la clase obrera, sin descartar para este fin la vía disciplinaria. En el mismo sentido y desde una postura (que luego se denominaría “Doctrina Social de la Iglesia”) religiosa y no laica, sectores de poder ligados al catolicismo bregan por intervenir en la “cuestión social”. Vale recordar la importancia que tuvo la encíclica papal “Rerum Novarun” 79 promulgada por el Papa León XIII el 15 de mayo de 1891, donde por primera vez la Iglesia católica aborda la situación de la clase obrera.80 Dentro de este documento se videncian algunos principios81 como el derecho a la propiedad privada y la limosna como deber cristiano. Por ende la “cuestión social” es entendida como una problemática factible de ser resuelta mediante la caridad, mientras que las diferencias sociales no deberían ser cuestionadas porque serían hechos naturales. De tal modo que la caridad cristiana debería practicarse para fomentar en los sectores bajos una también cristiana resignación.

Un enigmático C.S.S. afirma en 1933: “Las campañas fomentando la adquisición de la casa propia han inspirado a comprarla a muchos que nunca debieron hacerlo y no lo hubieran hecho si hubieran comprendido lo que emprendían” (C.S.S., 1933, P. 111). 74. Este ideal perdura hasta nuestros días. Cuando sectores populares reclaman vivienda, no piden sólo mejores condiciones de alojamiento, claman además la propiedad de la misma. Esto no ocurre, por ejemplo, en Europa. 75. (Liernur, 1984, P.108-109). 76. El periódico anarquista La protesta del 4 de octubre de 1907, P. 1, durante la “huelga de inquilinos” exclama: “¿Casas para obreros! Nos gritan ahora ¿Cómo si los obreros necesitaran tutores que les hicieran casas como a las bestias les hacen galpones o cabañas!. Pillos o desvergonzados, hablan de esto con un desparpajo que haría reír si no diera asco.” Citado por Suriano (1983, P. 71). 77. “Y la utopía burguesa y pequeño burguesa de proporcionar a cada obrero una casita en propiedad y encadenarle así a su capitalista de una manera semifeudal, adquiere ahora un aspecto completamente distinto”. (Engels, 1974, P. 323). 78. El desalojo (1906) de Florencio Sánchez; El conventillo (1917) de Luis Pascarella; El conventillo de la Paloma (1929) de Alberto Vacarezza. 79. http://www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_15051891_rerum-novarum_sp.html. 80. La Federación de Círculos Católicos de Obreros fue fundada por el R. P. Federico Grote, para dar vida en tierra argentina al pensamiento luminoso de la Encíclica Rerum Novarum de S. S. León XIII. 81. Reconocidos por Gramsci según Pronko (2003, P. 30).

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Ya lo afirmaba Eduardo Wilde en 1878: “la existencia de jerarquías es condición del orden social; que la naturaleza de la fortuna está en la naturaleza de la vida de los pueblos”. 82 No es ajeno a estas ideas el pensamiento del diputado chileno Agustín Edwards: “La estabilidad social depende de la sana, moral y legal constitución de la familia, base fundamental de toda sociedad, piedra angular en que descansa la paz social. El conventillo es el arma más tremenda que la sociedad esgrime contra su estabilidad, la familia no puede constituirse moralmente, no puede surgir sin que la clase obrera tenga habitaciones sanas e higiénicas. Si el interés privado puede hacerse oír en este recinto, permítaseme que diga que el interés privado de todos los capitalistas ( ) está en que se atienda las verdaderas necesidades del obrero para que éste, pueda conformarse con la suerte y la categoría que en el mundo le ha tocado, por ley natural.” 83 Años más tarde coincide con estas ideas Monseñor Miguel De Andrea al inaugurar un barrio obrero realizando por la filantropía católica: “A los que en la vida ha tocado luchar desde abajo hay que demostrarles que la desigualdad es la ley de la naturaleza, pero hay que probarles que los favorecidos por la fortuna se sienten solidarios con los que no la tienen”. 84 Paulatinamente la visibilidad y la gravedad de situación determinarán este cambio de actitud cuyo ejemplo más claro será la sanción de un conjunto de leyes que empezarán a ocuparse de la “cuestión obrera”. Dos hechos son significativos en este comienzo de siglo: la huelga general de 1902 y el estudio de Juan Bialet Massé sobre “El estado de las clases obreras argentinas” de 1904. Por otra parte, las respuestas que van surgir en estos años con respecto a los reclamos sobre las condiciones de trabajo y de vivienda, oscilará entre el castigo (Ley 4144 de Residencia de 190285, Ley 7029 de Defensa Nacional de 1910), la regulación (proyecto de Ley de trabajo de Joaquín V. González de 190486) y la formulación de normativas que impliquen algún beneficio a los sectores más desfavorecidos. (Ley 4661 de descanso dominical de 190587 y Ley 5291 de 1907 Reglamentaria del trabajo de mujeres y menores). El reformismo higienista contemplará entonces la vivienda como uno de sus objetos predilectos y construirá primeramente un discurso sobre la “salud”88

del hábitat que tendrá como sustento científico las teorías miasmáticas (aún cuando ellas hayan sido superadas), incluyendo como problema el hacinamiento de los conventillos, y las explicaciones circulatorias en las que se asociaba el contagio de enfermedades con el asoleamiento, y el movimiento del aire, del agua y de los residuos. Gradualmente, como señalamos, las preocupaciones de este movimiento se irán trasladando hacia temas morales y sociales: promiscuidad, alcoholismo, rol de la mujer en el hogar, abandono de la infancia, mejoramiento de la raza, etc. Afirmaba entonces el médico higienista Emilio Coni en 1919: “La ciudad del porvenir no conocerá ni conventillos, ni casas de inquilinato. Los poderes públicos y las empresas construirán casas y barrios obreros de una, dos, tres y cuatro piezas con sus servicios correspondientes. Entonces se habrá desterrado la contaminación física y moral en las viviendas de las clases trabajadoras. ( ) El obrero estará atraído por su vivienda higiénica y sonriente, y sus hijos no entrarán en la escuela del vicio, desde sus primeros años y la habitación colectiva no quedará en la historia sino como recuerdo vergonzoso”. 89 Es interesante notar aquí una mirada que persistirá por décadas: Creer que modificar el aspecto más visible de la pobreza –la vivienda- hace desaparecer todas las otras cuestiones que definen una condición social baja. Siguiendo una secuencia histórica respecto al marco legislativo, el 27 de septiembre de 1905 fue aprobada la ley Nº 4824, a propuesta del diputado Ignacio Irigoyen, que autorizaba a la Municipalidad a emitir títulos por 2 millones de pesos, destinados a un fondo para la construcción de casas obreras y a transferir terrenos del Estado a los municipios. No obstante, antes que la mencionada ley diera algún fruto, a fines de agosto de 1907 estalla la llamada “huelga de inquilinos”90. La misma tuvo lugar por el aumento del valor de los alquileres, originado a su vez en el anuncio por parte del gobierno municipal de una suba de impuestos que supuestamente se motivaba en los mayores costos de la ampliación de la infraestructura sanitaria91, coincidente a su vez -según Yujnovsky 92 - con una corta recesión producto de malas cosechas y de las crisis de las bolsas de Nueva York y Londres.

82. Citado por Sánchez (2006, P. 107). 83. Agustín Edwards. Boletín del Congreso, Diputados, 19 de junio de 1903. Citado por (Hidalgo Dattwyler, 2000). 84. De Andrea, Miguel “Discurso inaugural de la Mansión para obreros de Berisso”, diario El Día, La Plata, 30 de junio de 1920. Citado por Liernur (1986, P. 76). 85. Sancionada después de la huelga general convocada por anarquista y socialistas. 86. Es interesante notar que tanto los sectores obreros vinculados con el anarquismo (Federación Obrera Argentina) como la patronal (Unión Industrial) tomarán como éxito propio la no sanción de la ley. (Panettieri, 1984). 87. La U.I.A. se opone a que se pague el día domingo no trabajado, afirmando que sobre la situación del obrero son muchas “las exageraciones y las inexactitudes que sobre esta materia contiene la prédica interesada de los que provocan y sostienen estas agitaciones obreras, en gran parte artificiales y forzadas en nuestro país” (Panettieri, 1984, P. 35). 88. Es frecuente en innumerables documentos sobre este tópico que se hable de vivienda para el obrero “sana” o “higiénica” y no sólo económica o barata. Expresión higienista expresada en la ley belga de 1889, y repetida en francesa y española.. 89. (Coni, 1919, P. 343). 90. Todo comenzó cuando los inquilinos del conventillo “Los Cuatro Diques”, situado en la calle Ituzaingó 279, propiedad de Pedro Holterhoff, se negaron a pagar el alquiler. (Suriano, 1983) (Girbal de Blacha, 2000).

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Los reclamos de los huelguistas incluían además de una rebaja del 30 %, la eliminación de los tres meses de depósito, la flexibilidad en el vencimiento de los pagos, y un mejoramiento de las condiciones de las viviendas.93 La represión no tardó en llegar94 y hacia fines de noviembre, la protesta prácticamente concluyó.95 En algunos conventillos las demandas fueron aceptadas, mientras que en otros no pudieron lograr ninguna de sus exigencias. Pese al resultado negativo, la huelga permitió que la situación habitacional de los más desfavorecidos se hiciera pública en la sociedad. Este tipo de revuelta no sólo sucedió en Argentina, Oyon Bañales destaca que “Las huelgas de alquileres y la politización de las relaciones inquilino-casero en que desembocó el largo período de incubación de la crisis fueron rasgos de diversas grandes ciudades en torno a 1914. En Budapest, el conflicto estalló a partir de 1907; en Viena en 1911, ( ) desembocando en la gran huelga de alquileres de Glasgow de 1915” 96. Quizás es por estas circunstancias que ese mismo año se realizó el Segundo Congreso de Católicos Argentinos97, donde Juan Félix Cafferata98 hace un llamamiento reclamando acciones en pos de un mejoramiento de la vivienda de los trabajadores respondiendo claramente a la encíclica papal de 189199 y al clima social imperante en el país. En concordancia con ello, el 12 de noviembre, Azucena Buteler, miembro de la filantrópica “Sociedad Protectora del Obrero” dona a la Ciudad de Buenos Aires un terreno para

91.

construir un conjunto de casas económicas. La piedra fundamental fue colocada el 15 de diciembre de 1907 concluyéndose las primeras 64 viviendas100 tres años más tarde con los fondos proporcionados por la Ley Irigoyen. El alquiler de esas casas era apenas un poco mayor que una pieza de inquilinato de 30 a 50 $, según la cantidad de dormitorios.101 Lecuona destaca el discurso del presidente José Figueroa Alcorta en el mencionado acto: “El conventillo, el inquilinato y demás zahúrdas cerradas a la luz y al aire no limitan su acción al fermento de las protestas aisladas y los extravíos libertarios; no circunscriben su acción morbosa al desgaste gradual de lo que ha caído en sus garras, sino que extienden su influencia perniciosa sobre el porvenir, comprometiendo las energías vivas del país en un descenso seguro, pues nada hay más evidente que de ahí no pueden salir más que organismos valetudinarios, incapacitados para la lucha por el bien, por los ideales de la vida culta, por la conquista del progreso social.” 102 En 1912 se inaugura una nueva obra bajo la supervisión de la sociedad de Beneficencia “San Vicente de Paul” con terrenos donados por la Municipalidad y con el aporte de 400.000 $ por parte del Jockey Club en la manzana comprendida por las calles Traful, Cachi, Gramajo Gutiérrez y Salí (actual Albert Einstein) en el barrio de Nueva Pompeya. El barrio constaba de “96 casas de dos y tres piezas, cocina, baño, pileta para la lavar y wc.103 Los alquileres que devengan estas son de 25 y 30 $ mensuales”104 (Figura 7).

El diario La Nación del 19 de septiembre de 1907 informa que: “un conventillo de 50 piezas, al cual se aumentaron los impuestos en una proporción de 80 pesos anuales. Correspondía, pues, el aumento a 1,60 por habitación. Pues bien, el precio de las piezas, que era de $ 20, fue aumentado a 25, de suerte que el propietario escudándose en el recargo aumentó sus utilidades en 2.920 pesos anuales.” Citado por Girbal de Blacha, (2000). 92. (Yunovsky, 1974b, P. 361). 93. En 1903 el Informe de la Comisión Municipal de Higiene de Balvanera Norte afirma que “las habitaciones son de madera con techo de zinc, en malas condiciones de conservación, sin pintura, sin blanqueo y sin ventilación. Los pisos de los patios son ya de ladrillos asentados en barro, ya de empedrado bruto o si no de tierra. Las paredes divisorias son de duelas de trozos de tablas viejas o de chapas de hierro galvanizado”. El Tiempo, Buenos Aires, 21 de enero de 1903, P. 2. Citado por Girbal de Blacha, (2000). 94. En las escaramuzas entre huelguistas y policías murió el joven anarquista Miguel Pepe. Otros activistas extranjeros fueron deportados. 95. La huelga de inquilinos también fue conocida como “huelga de las escobas” por el protagonismo que tuvieron las mujeres que echaban a escobazos a los cobradores…. 96. (Oyon Bañales, 2003). 97. El primer Congreso de 1884 había sido motivado con la intención de crear un partido político para oponerse al laicismo dominante, liderado por José Manuel Estrada y Pedro Goyena quien había descollado en el debate parlamentario contra la Ley de Educación 1420, finalmente sancionada en ese año. 98. Vinculado a los Círculos de Obreros Católicos, “nucleamientos que tenían por objeto el socorro mutuo para los trabajadores así como la prédica ideológica, pues se trataba de protegerlos y alejarlos de las sociedades orientadas por valores liberales, socialistas y anarquistas. ( ) Según el diario <Los Principios> de Córdoba, la acción de los círculos en esa ciudad estaba destinada a «… levantar el nivel moral de las clases obreras con la propagación de las ideas católicas que los inducen a trabajar y no a esas desgraciadas huelgas en las que el que pierde es el obrero»” (Sábato, 2002, P. 148.). 99. (Liernur, 2001, P. 56). 100. Según el BNDT: “64 casas, con un total de 148 habitaciones, de las cuales 56 son para casas de familia y 8 para negocios. la superficie cubierta puede albergar 300 personas” (BDNT Nº 21, 1912, P. 432). 101. (BDNT Nº 21, P. 339-340). 102. (Lecuona, 1993, P. 82). 103. En aquellos años el inodoro todavía se encontraba separado del baño.

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Figura 7. Barrio San Vicente de Paul, Nueva Pompeya 105.

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Figura 8. Vivienda de la colonia obrera de Parque Patricios 110.

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Figura 9. Bloques de viviendas Establecimiento textil Gratry 113.

Poco después, en 1914, con los mismos fondos y en una operatoria similar, se culminaría en el barrio “La Colonia” de Parque Patricios con 116 viviendas obreras, “de 2,3 y 4 piezas”106 también gestionado por la sociedad “San Vicente de Paul”.107 Los terrenos sobre los que se asentaron las casas habían sido adquiridos en 1909 por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires con el apoyo financiero del Jockey Club (Figura 8).

104. BDNT Nº 21, 1912 P. 441. 105. https://lateja1.wordpress.com/2009/05/01/1912-microbarrio-san-

vicente-de-paul/. 106. BDNT Nº 21, 1912 P. 440. 107. La Sociedad de Beneficencia administraría el alquiler de las viviendas hasta 1954, cuando al aparecer la Ley de Propiedad Horizontal, se vendieron en cuotas a 30 años a sus ocupantes. (El valor de la cuota era de 121 $). 108. (Viñuales,1984, P.172). 109. BDNT Nº 21, 1912, P. 441.

Las fachadas en un sobrio lenguaje italianizante, no difieren de sus muchas contemporáneas casas “chorizo”. No obstante, la ubicación central de la puerta de entrada en alguna de las viviendas nos remite a la descripción que hiciera del conjunto ideado por Juan Antonio Buschiazzo en 1888: “Se accedía por un zaguán que tenía a ambos lados piezas de 4 x 4 y luego seguía una de igual dimensión...”108 Otras de las casas tenían dos plantas, algunas con jardín delantero y otras sobre la línea municipal, manifestando diferentes tipologías. En el centro del barrio una pequeña plazoleta enfatiza el sentido de comunidad propuesto: lo suficiente para generar un espacio verde, pero no tan importante para permitir un significativo intercambio vecinal. Es interesante notar que las viviendas populares construidas por estas sociedades benefactoras de orientación católica se ubicarían en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires acorde con la disponibilidad de terrenos baratos, pero también enfatizando una segregación social: los barrios del norte quedarán reservados para los sectores más altos. El mismo Boletín del Departamento Nacional del trabajo consignaría que tanto la Colonia Obrera como el Barrio San Vicente de Paul estaban en zonas castigadas “por las inundaciones. Actualmente la Municipalidad está realizando obras de desagües y rellenos de calles que seguramente hará aminorar los frecuentes peligros a que están amenazados los habitantes de esos barrios.”109 Entre las experiencias realizadas por el sector patronal, generalmente dirigidas a satisfacer la demanda habitacional de gerentes o empleados, podemos destacar el barrio jardín realizado por la cervecería Quilmes en 1895, las construcciones en torno a los ingenios tucumanos San Juan y Esperanza en 1904 y Bella Vista en 1908, y distintas edificaciones cercanas a los diferentes talleres ferroviarios. Un caso diferente es el del Establecimiento textil Gratry de Nueva Pompeya donde se construyó 3 bloques de “viviendas” para 600 personas (Figura 9). Según se publicó en 1912, “Cada block consta de 30 piezas, representando en conjunto un total de 90 habitaciones, cuyas dimensiones son de 4 metros de largo por 3 de ancho y 3.50 de altura.”111 Sin embargo, más que viviendas, lo que hizo la empresa fue construir su propio conventillo, con habitaciones más pequeñas que las tradicionales. Podemos suponer que la oferta habitacional no sólo buscaba un mayor presentismo obrero, sino que actuaba como una fórmula extorsiva y de control social, ya que en caso de perder el trabajo, también se perdía la vivienda.112

110. La Colonia es un barrio de ocho manzanas tipo “tallarín”, determinado por las calles José A. Cortejarena, Diógenes Taborda, Andrés Ferreyra (antes denominadas Arena, San Francisco y Aconcagua) y Cachi, en el barrio de Parque Patricios, y en cuyo centro se encuentra la plazoleta Francisco López Torres. “Un Barrio Obrero en Parque Patricios “ en Historias de Buenos Aires, Año 1, Nº 3, Junio 1987. P. 19. 111. BDNT Nº 21, 1912, P. 458. 112. (Norando Scheinkman, 2011). 113. http://anred.org/spip.php?article4134.

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3. El Cooperativismo. El 30 de julio de 1905 políticos socialistas como Juan B Justo y Nicolás Repetto impulsaron la fundación de la Cooperativa de Consumo, Edificación y Crédito “El Hogar Obrero” cuya finalidad inicial había sido otorgar créditos a sus asociados para la construcción de viviendas individuales, pero luego posteriormente, tomar la iniciativa de construir viviendas colectivas para ofrecerlas en alquiler, considerando que esta alternativa llegaría a más beneficiados. En junio de 1907 la cooperativa compró 4 lotes sobre la Avenida Escalada entre Rivadavia y Unión (Ramón Falcón) en el barrio de Liniers donde construyó tres casas de dos dormitorios cada una y una casa de tres dormitorios que luego ofrecieron a la venta. La tipología propuesta corresponde a la clásica casa chorizo o de patio lateral. (Figura 10). En 1910 construyó en Ramos Mejía un barrio obrero de 21 casas El conjunto fue inaugurado en un acto presidido por Enrique Dickmann y Juan B. Justo, quien hizo notar que la tipología adoptada (cottage de dos plantas) configuraba una verdadera revolución, ya que habitualmente las casas se edificaban sobre un lado del terreno disponiendo las piezas en hilera (Casa “chorizo”), mientras que las recién inauguradas disponían de una distribución más confortable y una mejor la ventilación.115 Son sus palabras: “En menos de un año se levantaron veintiuna casitas distribuidas según el tipo inglés llamado cottage: planta baja con comedor espacioso, cocina y baño y dos dormitorios en planta alta. ( ) Y reconocemos que el estilo arquitectónico de estas habitaciones peca por exceso de unidad, que hay demasiada rectitud y rigidez en sus líneas y demasiada desnudez en sus planos, pero las casas han tenido que ser sencillas para poder ser baratas. La parte decorativa de la obra ha sido dejada a los socios ocupantes que rivalizarán en sus jardines, y podrán fácilmente romper la monotonía de las líneas con algún pequeño pórtico de madera en que enrede una linda trepadora, y con macetas de flores.”116 Años más tarde Nicolás Repetto hace un balance: “No hemos hecho casitas que constan de una serie de piezas y que pueden

114. http://www.eho.coop/historia. 115. (Rofé y otras, 2005). 116. (Carracedo, 1980).

independizarse las una de las otras para alquilarse: hemos hecho casitas con una entrada propia, con un hall propio, donde las habitaciones dan casi todas sobre el hall y están dotadas de aberturas opuestas. Son casitas de familia, casitas donde el alquiler no puede aliviarse subalquilando una o más piezas”.117 (Figura 11) En 1914 “El Hogar Obrero” inauguraba en la localidad de Turdera un grupo de seis viviendas apareadas individuales, volviendo al tipo de casa con patio lateral. Cada vivienda tenía dos habitaciones, una galería cubierta, cocina, baño con su servicio sanitario completo y un altillo. Disponían, además, de jardín al frente, lateral y al fondo. Anahía Ballent sostiene que “La preocupación por mantener espacios de terreno libre, si por una parte es coherente con el proceso de privatización del suelo urbano -y en tal sentido la cooperativa opera como una empresa más, por otra se relaciona con óptimas condiciones de ventilación, también busca extender el ámbito doméstico al espacio libre. La familia ya no buscaría el espacio abierto en la calle, tal como afirmaba la literatura de la época con respecto a la casa tradicional.”118 El primer edificio construido, luego de dos experiencias con viviendas individuales en Ramos Mejía y Turdera, estaba ubicado en Bolívar y Martín García, constando de 7 pisos, incluyendo: sótano, planta baja y entrepiso destinados a servicios generales de la cooperativa y otros cuatro pisos con 32 departamentos, de dos y tres piezas, baño y cocina. Juan B. Justo, fundador del partido socialista y del “Hogar Obrero”, en el discurso de inauguración de la mencionada casa colectiva, reafirmará claramente el 9 de julio de 1913 su rechazo al clientelismo y la beneficencia: “32 nuevos departamentos significan bien poca cosa para una ciudad donde hacen falta 100.000 casas obreras, pero eso no obstante hay que celebrar el espíritu que ha inspirado la construcción, de proyecciones y alcances infinitos… la casa que se inaugura es una prueba de la capacidad económica del pueblo obrero y de la autonomía con que puede manejar sus propios intereses colectivos…” 119 La obra fue iniciada por el Arq. Julio Molina y Vedia, y concluida por los Ing. C. Fernández Poblet y Alejandro Ortúzar.

117. Debate Ley casas Baratas. 118. (Ballent, 1989). 119. (Rofe y otras, 2005).

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4. El reconocimiento de un problema.

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Figura 10. Casas del Hogar Obrero en Liniers 114.

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Figura 11. Casas en Ramos Mejía, 1911.

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La secuencia de leyes que son sancionadas marca el ritmo de las preocupaciones gubernamentales a los efectos de mantener el “orden social”. En este sentido destacamos la importancia que jugaría en un primer momento la dirigencia política católica que deseaban “disputar a socialistas y anarquistas la influencia sobre los trabajadores”.122 En 1908123 el Presidente de la Nación José Figueroa Alcorta por medio de un decreto comisiona al profesor Ernesto Quesada estudie en Europa e “informe sobre los resultados prácticos obtenidos por la acción privada y pública respecto a la construcción de casas baratas e higiénicas y sobre la posibilidad de aceptar en nuestro país alguno de los sistemas allí empleados”,124 dándole instrucciones específicas al respecto y clasificando los resultados obtenidos de acuerdo a: a) la acción privada (individual y social) con fines de lucro; b) la acción privada (individual y social) con fines de beneficencia; c) la acción patronal; d) la acción obrera; e) la acción del estado; f) la acción de los municipios o de otras divisiones administrativas.125 Agregando el mencionado decreto que se investigue las siguientes cuestiones: “si tiende a hacer a los obreros propietarios de las casas que habitan y de qué modo; qué proporción guarda la renta de las casas habitadas por obreros con el valor de las mismas; como se facilita al obrero el pago del alquiler”, asimismo se debería indagar los “medios de comunicación entre las fabricas o talleres y las viviendas de los trabajadores; capacidad de las casas; condiciones higiénicas de las mismas; destino, según se trate de casa de familia o de las habitaciones para individuos o para grupos de trabajadores”.126

Figura 12. El Hogar obrero, Primera casa colectiva: Bolívar y Martín García, 1913 120.

Sin embargo, vale señalar que tipológicamente el primer edificio del Hogar Obrero no difiere substancialmente de sus contemporáneas casas de rentas destinadas para alquiler de sectores medios,121 aunque existen espacios comunes que enfatizan el carácter de “casa del pueblo”.

En 1910 se sanciona la Ley 7102127 que destina un porcentaje de lo recaudado en las carreras de caballos para la construcción de casas para obreros.128 En 1911 se aprueba la Ley 8.172 que autoriza al Banco Hipotecario a otorgar créditos para la vivienda. Por otra parte, en octubre de 1913, se firma un contrato entre la Municipalidad de Buenos Aires y la Compañía de Construcciones Modernas para la construcción de 10.000 viviendas de 5 habitaciones cada una, en terrenos situados a no menos de 4 cuadras de

120. http://www.eho.coop/historia. 121. Teresa Boselli afirma que “contaba con unidades de vivienda con baños incluidos en los departamentos (solución que hasta entonces no se había usado en la vivienda obrera)”. (Boselli, 2007) No obstante en la descripción que ya mencionamos del conjunto ideado en 1888 por Buschiazzo, Graciela Viñuales, señala que en cada vivienda “Había un local de baño con inodoro. Sobre un ángulo del jardín estaba la pileta de lavar. Tenía servicio de gas”. (Viñuales, 1984, 172). 122. (Ghio, 2007, P. 47). 123. En el Boletín del Departamento Nacional del Trabajo Nº 6, 1908 ya se había publicado un estudio sobre la “Habitación del Obrero en Inglaterra” (BDNT Nº 6, 1908, P. 528-543). 124. BDNT Nº 7, 1908, P. 661. Versión digital en http://www.trabajo.gov.ar/downloads/biblioteca/bdnt/1908_7.pdf. 125. BDNT Nº 7, 1908, P. 662.

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líneas de ferrocarril o tranvía. (Ya que dicha compañía estaba vinculada con capitales ingleses ligados a intereses ferroviarios129). A partir de 1912 empieza a germinar la idea en sectores gubernamentales que las acciones de la beneficencia, el cooperativismo y el sector patronal no alcanzaban para resolver el problema habitacional de la clase obrera. Por otra parte vale señalar que después de la aplicación de la Ley Sáenz Peña de voto secreto, en 1913 el Partido Socialista obtuvo cinco representantes en el Congreso de la Nación: Juan B. Justo, Alfredo Palacios, Mario Bravo, y Nicolás Repetto en la Cámara de Diputados, y Enrique Del Valle Iberlucea en la Cámara de Senadores, quienes intervendrían activamente en las discusiones en torno a la situación social. En 1915 se crea la Comisión Nacional de Casas Baratas -Ley 9677- propuesta en el Congreso por el diputado Juan Félix Cafferata, marcando el ingreso activo del Estado a la problemática habitacional.

126. BDNT Nº 7, 1908, P. 662. 127. En su artículo 7º dispone con respecto a las carreras de caballos organizadas por el Jockey Club: “El producido líquido de las reuniones de los jueves, deducido el 25 % que se destinará a la Municipalidad de la Capital, se aplicará a la formación de un fondo para la construcción de casas para obreros.” Recordemos en 1909 que en la compra del terreno del barrio La Colonia ya lo había colaborado el Jockey Club. 128. En el debate de la Ley de Casas Baratas los diputados socialistas cuestionarán el uso del dinero obtenido a partir del juego. 129. En el mencionado debate el diputado conservador por Tucumán, Ambrosio Nougués, se refiere a la misma como una “compañía extranjera”.

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LA COTIDIANEIDAD TRANSFORMADA: EXPERIENCIAS DE LAS MUJERES HABITANTES DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO. MIRIAM MONTERRUBIO mi.mont.h@gmail.com PAOLA FLORES

RESUMEN

ABSTRACT

Entender el significado de habitar el Centro Histórico de la Ciudad de México (CDMX), requiere asumir la diversidad de lecturas que la gente le otorga. Sus habitantes, dotados de distintas prácticas, estilos de vida y costumbres, han experimentado las transformaciones de los procesos de regeneración urbana de manera diferencial, permeando su relación con el lugar que habitan. Esta realidad compleja, abre la posibilidad de explorar desde la experiencia subjetiva la forma en la que los diversos grupos sociales viven y se adaptan a dichas transformaciones. En este sentido, la presente investigación tiene como objetivo conocer cómo ha impactado el proyecto del Corredor Cultural Regina en las prácticas cotidianas de un grupo de mujeres habitantes de la zona, evidenciando de qué manera este proyecto ha aportado a la adaptación y creación de prácticas urbanas en miras de un mayor aprovechamiento de la ciudad.

To understand the meaning of inhabiting the Historical Center of Mexico City, requires to assume the diversity of readings given by the people. Its inhabitants provided with different practices, life styles and customs, have experienced differently the transformations of urban regeneration processes, affecting their relation with the place where live. This complex reality, allows the posibility to examine from subjective experience how many social groups live and adapt to these transfromations. Therefore, this research aims to determine how it has impacted the Regina Cultural Corridor project in the daily practices of a group of women living in the area, showing how this project has contributed to the adaptation and creation of urban practices towards a better use of the city. Keywords: Public space - Historical center - Gender Daily life - Women

Palabras claves: Espacio público - Centro histórico Género - Vida cotidiana - Mujeres

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Introducción Los centros históricos latinoamericanos se han alineado a las tendencias de la economía global, impactando las políticas urbanas implementadas; sin embargo, estos procesos se han asimilado de diferente manera, ya que las características sociales, políticas y económicas de cada espacio urbano permiten dinámicas propias de transformación. En el caso de las áreas centrales de la Ciudad de México, su estructura espacial y social, su infraestructura y equipamiento en contraste con su deterioro y abandono, otorgan complejidad y problemáticas específicas, las cuales se entretejen con atributos culturales e históricos, dando como resultado una particular evolución en comparación con el resto de la ciudad. Este espacio urbano lleno de contrastes ha experimentado procesos de planificación urbana para la regeneración integral de sus funciones, lo cual ha traído contradicciones entre lo local y lo global. Sus manifestaciones son claras: por un lado, se observa la tendencia de la economía global para desvanecer las ventajas de la centralidad y considerar el patrimonio de los centros históricos únicamente como capital que se rentabiliza; y por otro, altos costos de la vivienda y de los productos, desintegración de la comunidad, procesos de homogeneización, gentrificación, terciarización y resistencia por parte de grupos sociales en la defensa de su barrio. Esta disputa en la ciudad, influye en el diseño del espacio urbano, impacta en las dinámicas y formas de vida de los habitantes; los cuales viven de manera distinta las transformaciones generadas. Socialmente, su estructura urbana ha adquirido una particular significación, la confluencia entre aspectos

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físicos, sociales y personales ha construido una imagen y una forma de habitar. Es en este espacio físico y social que la investigación centra su interés. Este territorio significante que alberga transformaciones derivadas de las políticas y dinámicas urbanas, sugiere nuevas problemáticas a resolver, nuevas maneras de vivir y nuevos códigos a aprender que requieren ser comprendidos. Asimismo, el acercamiento a la experiencia de las mujeres aporta elementos para conocer la forma en la que cotidianamente se apropian del barrio como el primer lugar de acceso a la vida pública; otorga una reflexión crítica sobre las dinámicas sociales que se construyen dentro de un espacio en constante transformación y nos da pauta a visibilizar a “aquellos y aquellas” que muchas veces quedan al margen de las políticas urbanas y de las prácticas de renovación de estos barrios. Así, al analizar desde la perspectiva de género es posible reconocer la complejidad y la heterogeneidad del espacio urbano, se consideran los factores y condiciones que lo constituyen para comprender de manera más amplia las formas de usarlo, vivirlo y disfrutarlo según los diferentes grupos de la sociedad. Para lograr lo anterior, nos apoyamos en una metodología que permitió analizar al sujeto de manera discriminada, conocer la experiencia de las mujeres, sus modos de vida y las alternativas que surgen ante los procesos institucionalizados de cambio socio-espacial. A través de la observación participante, la historia de vida y las entrevistas a profundidad, la investigación proporciona información importante acerca de las prácticas emergentes, los nuevos discursos y formas de vida que emergen como respuesta a dichos fenómenos urbanos y que construyen nuevas formas en que las mujeres se relacionan con el espacio.


Los elementos que conforman esta realidad compleja, pueden retomarse para generar reflexiones sobre la dirección que están tomando los proyectos de revitalización de centros históricos, su verdadero impacto en la población residente y la importancia de integrar necesidades específicas y acordes a las prácticas cotidianas de las personas como una oportunidad que permita no sólo la adaptación al proyecto o programa, sino también su identificación, apropiación y perennidad. El Centro Histórico de la Ciudad de México, ¿un lugar para todos? A Siete siglos de historia nacional es lo que albergan 9.1 km cuadrados. El Centro Histórico de la Ciudad de México: espacio bien dotado de infraestructura, medios de transporte, plazas, centros culturales, museos, bibliotecas, edificios religiosos, comercios y otros, es sin duda el referente por excelencia para entender cada una de las etapas que ha vivido este país. Fue gracias a un decreto emitido en abril de 1980 por el Poder Ejecutivo Federal, que el Centro Histórico de la Ciudad de México quedó dividido en dos zonas nombradas Perímetro A y Perímetro B. El Perímetro A está compuesto por las edificaciones más antiguas y de mayor valor cultural, abarca aproximadamente 3.2 km cuadrados y corresponde a la superficie que cubrió la ciudad prehispánica y su ampliación virreinal hasta el inicio de la Guerra de Independencia en 1810. El perímetro B abarca una superficie de 5.9 km cuadrados. Consta de las ampliaciones que tuvo la ciudad desde 1821 hasta finales del siglo XIX. Como consecuencia, ambos perímetros han sufrido importantes transformaciones urbanas que han marcado nuevas direcciones en el rumbo oscilante del Centro Histórico. A partir de los años 70, se comenzaron las construcciones de las líneas 1, 2, 3 y 4 del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM) beneficiándose con un flujo de más de 600 mil personas. De esta forma, la llegada del metro al Centro Histórico significó la entrada a una etapa de modernidad. El Centro se convirtió entonces, en un referente para los demás puntos de la ciudad. Otra intervención urbana importante fue la puesta en marcha del programa de Renovación Habitacional Popular (RHP). Después de la catástrofe del sismo de 1985, se realizó una acción emergente de rehabilitación de viviendas habitadas generalmente por clases populares. Este programa, es considerado referente fundamental en la historia de la política habitacional de las áreas centrales del país, transformó la política de vivienda mexicana, reconstruyó viviendas de interés social en los barrios centrales de la ciudad en donde vivían originalmente los beneficiarios, lo que favoreció a la relación de los habitantes con su lugar de vida.

Cabe destacar que a principios del siglo XX, el Centro Histórico de la Ciudad de México había perdido relevancia con respecto al resto de la ciudad. La conservación del patrimonio era una de sus únicas funciones primordiales, era evidente que requería un proyecto de regeneración integral que conciliara con las problemáticas propias de las áreas centrales y sobretodo, el gran desafío de preservar el patrimonio histórico con la vida cotidiana de sus residentes. Sin embargo, la tendencia mundial posiciona a los centros históricos como un punto extremadamente atractivo para las actividades turísticas y culturales, lo que provoca decisiones alejadas a dicho equilibrio. Iniciada la época de los noventa se creó el Fideicomiso del Centro Histórico, cuyo objetivo era “promover, gestionar y coordinar ante los particulares y las autoridades competentes la ejecución de acciones, obras y servicios que propicien la recuperación, conservación del centro histórico, buscando la simplificación de trámites para su consecución” 1. De esta forma, el Centro experimentó los incentivos fiscales otorgados por los gobiernos Federal y de la Ciudad de México para beneficiar intervenciones de particulares e instituciones diversas en 525 inmuebles. Sin embargo, solamente el 31% de esas inversiones estaban encaminadas a la rehabilitación y 2% a la reconstrucción. El mejoramiento de fachadas, y el reacondicionamiento de espacios fueron las acciones protagonistas (Coulomb, 2004). Lo anterior, nos da muestra sobre la falta de acciones verdaderamente integrales para recuperar las funciones sociales, económicas y culturales. Se negó una visión heterogénea y profunda en el análisis de las necesidades de este territorio, dejando de lado, las acciones de fortalecimiento de la estructura social indispensable para hacer ciudad. La centralidad de la Ciudad de México aspira a conservar su “función de ciudad antigua” pero se ve permeada por un sinfín de elementos (la mayoría derivados de tendencias globalizadoras), presentándose una apropiación por parte de actores privados, que surgen formas urbanas comercializables, redituables y valiosas para el mercado causantes de una evolución que afecta mayoritariamente a los residentes, sobre todo a los residentes de clases populares (Janoschka, 2002). Los procesos que surgen, propios de las ciudades capitalistas, provocan el desplazamiento de la población más pobre, debido a la transformación de los barrios residenciales, los nuevos establecimientos comerciales, las renovadas políticas de ocupación de espacio público y el alza del precio del suelo. Por ejemplo, a finales de los años 90, gracias a los incentivos fiscales para invertir en el Centro Histórico, se evidencia una preferencia en la localización

1. Contrato constitutivo de Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México (1990).

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de los inmuebles y del uso de los espacios intervenidos. El corredor financiero, fue el lugar por excelencia para concentrar las inversiones, lo que dejaba fuera el 80 % restante correspondiente a los barrios populares que se encuentran a su alrededor (Coulomb, 2004). Lo anterior resalta una débil estrategia para mejorar el deterioro habitacional e impulsar la significación y valorización del hábitat dentro de las áreas centrales. Por tanto, la afectación directa a la forma de vida de los residentes es cada vez más visible, provocando impactos distintos entre la población de acuerdo al género, la condición social, la edad y la etnia a la que se pertenezca. Los centros históricos de las ciudades, resultan ser una pieza clave en el sistema urbano y como tal, han sufrido diversos procesos de transformación y de reinvención a lo largo de la historia, los cuales se someten muchas veces a lo que marcan las tendencias económicas globales. Sin embargo, también encontramos muchos ejemplos europeos y latinoamericanos que buscan detener el deterioro de sus áreas centrales y además tratan de revertir los efectos que éste ha tenido. Así, estos espacios sirven para experimentar nuevas formas de intervención urbana que conjugan políticas que en ocasiones pierden el control de la realidad social debido a la falta de una visión integral del espacio público y las personas que lo habitan. Regina y sus transformaciones: del cambio físico al cambio en lo cotidiano. La calle Regina fue un proyecto de peatonalización cuyo objetivo era impulsar la actividad artística y cultural que ya se desarrollaba en esa zona e impactar además, en su reactivación económica a través de su consolidación como un corredor cultural. Este proyecto también contemplaba la remodelación de la plaza y teatro de Las Vizcaínas, así como su vinculación con otras edificaciones de valor histórico como el templo y plaza de Regina Coeli, el convento de San Jerónimo y el Colegio de las Vizcaínas. Además, el proyecto de la calle Regina integraba acciones de mejoramiento a la vivienda y la incorporación de nuevos usos del espacio público, culturales y de servicios complementarios, respetando siempre la vocación del lugar. Por ello, la remodelación si bien consideraba un diseño más contemporáneo, éste debía integrarse al entorno de la arquitectura colonial. Por tanto,

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se perfilaba como un proyecto totalmente congruente con la estrategia del gobierno de la ciudad para la recuperación del espacio público que generaría equidad, diversidad y cohesión social, cultural y reactivación económica en la zona. Asimismo, sería un eje articulador y de continuidad del espacio urbano con recorridos peatonales entre la avenida Eje Central y la avenida 20 de Noviembre. El 23 de octubre de 2008, el entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, junto con autoridades del Fideicomiso del Centro Histórico entregaron el primer Corredor Cultural Peatonal de esta área de la ciudad, proyecto aprobado un año antes y que formaba parte del programa de rehabilitación del Centro. De esta forma, Regina de ser un espacio que fungía como un gran estacionamiento, ahora se había convertido en una flamante calle peatonal con vocación cultural. Poco después de su inauguración, se realizaron diversos eventos culturales, tales como la proyección de películas por parte del Festival Mexicano en el Centro Histórico de “Docs DF” y “Ambulante”; además de ferias del libro y lecturas en voz alta, iniciativa esta última de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Sin embargo, ¿qué ha pasado a siete años de su renovación? ¿ha logrado la cohesión social y cultural, equidad, diversidad y de reactivación económica? ¿cómo se vive Regina? ¿quién la disfruta y cómo lo hace? Ahora, la calle Regina se ha convertido en un interesante laboratorio urbano y social en donde de manera privilegiada se evidencian tensiones entre los nuevos residentes y consumidores de clase media, con los antiguos habitantes de bajos ingresos (Olivera y Delgadillo, 2014). Regina sí mejoró el espacio público, la infraestructura a su alrededor, tiene mejor iluminación; pero también, aumentaron los cafés, restaurantes, bares y galerías financiadas por Carlos Slim, principalmente. Quien además, adquirió inmuebles que fueron remodelados y ofertados como viviendas para nuevos residentes de clase media. Si bien es cierto que Regina se revitalizó después de su renovación y transformación física, es importante mencionar, que las dinámicas que se viven actualmente parecen distar del objetivo que originó este proyecto. Tal como menciona Leal (2007), se retrata un nuevo paisaje en Regina donde por una parte está destinado


al consumo de jóvenes foráneos debido al fomento de negocios, actividades artísticas y culturales, un mayor sistema de seguridad pública y privada, así como por la apertura de nuevos espacios de entretenimiento; pero por otro, también está la llegada de nuevos residentes, artistas, promotores culturales y jóvenes profesionales, gerentes de empresas inmobiliarias, etc. De esta forma, Regina ha sido objeto de cambios radicales y al parecer, con algunos resultados contrapuestos. Mientras la calle adquirió beneficios que en su momento proyectaba ser para todos, ahora estos beneficios carecen de equidad. El disfrute de su espacio es diferenciado y comienza a depender de la posición en que se esté, como residente o visitante. Parte importante de las transformaciones que esto ha generado, es el hecho de que al reactivarse la economía local, quienes son más partícipes de los beneficios que esto ofrece, son los visitantes. Pues los vecinos dejan de participar en los comercios que ahora están en esta calle, ya que tienen funciones distintas a la que un residente pueda disfrutar o necesitar de forma cotidiana, tales como tiendas de abarrotes, papelerías, carnicerías, recauderías, peluquerías, etc. Al ser una zona más comercial que habitacional, las funciones de los comercios y de las dinámicas que cada residente realiza en el barrio se ven contrapuestas frente a lo que realmente se ha fomentado. Ahora, se vende más alcohol, hay más basura y contaminación auditiva. Regina se transformó en una zona de bares que nada tiene que ver con los vecinos ni sus realidades. Ante tal situación, un residente expresó la necesidad de que los vecinos vuelvan a tener las riendas de la calle y no los propietarios de los bares, que Regina se vuelva vecinal, social, cultural, como originalmente era la intención. Una mirada desde el género y lo cotidiano. Desde su creación, la ciudad ha sido el reflejo de las características sociales y económicas que componen una época, materializándose en su espacio y determinando códigos, relaciones y prácticas a seguir por parte de los habitantes y grupos sociales (García, 1996). Sin embargo, este proceso no contiene experiencias homogéneas. De acuerdo a los distintos roles, responsabilidades, condiciones sociales, culturales y de igualdad en el acceso a los recursos que ofrece la ciudad, los grupos sociales viven y les impacta de manera diferenciada, el espacio urbano y sus transformaciones. La tendencia a seguir un modelo espacial que exige el contexto económico actual deja de lado la experiencia, dificultades y evoluciones de los sujetos en el espacio

urbano, provocando un desfase entre la construcción de ciudad basada en rasgos generalizables de la división de roles entre los dos sexos y las necesidades reales de los diferentes grupos sociales que cohabitan. El impacto de las políticas de renovación urbana en el Centro Histórico, es un proceso que ha desprendido necesidades específicas, formas de vida diversas, relaciones de poder y dificultades que en ocasiones se expresan en brechas de desigualdad, entorpeciendo el acceso igualitario a las oportunidades que ofrece el medio urbano. En este tenor, el análisis genérico, otorga una reflexión crítica sobre las dinámicas sociales que se construyen dentro de un espacio en constante transformación, nos da pauta a visibilizar a “aquél” que queda al margen de las políticas urbanas y de las prácticas de renovación de estos barrios. Las mujeres, en su vida cotidiana, se apropian del barrio como el primer lugar de acceso a la vida pública. Son mayoritariamente ellas las constructoras de su hábitat, las administradoras de los servicios básicos, y las que se encargan de su cuidado, por ello observan y experimentan de una manera específica los procesos de evolución de su territorio. Territorio que las provee (o no) de relaciones sociales, participación, información-comunicación y actividades de esparcimiento 2. Por tanto, hábitat se entenderá como la “manera de habitar y ocupar el espacio y las actividades esenciales que se relacionan con él. El hábitat comprende el espacio territorial ocupado por una persona o un grupo de personas, que realizan en él las actividades esenciales para la vida” (Ander Egg, 1982:175). Es una acción individual que se entreteje en lo social y colectivo. El residente influye en el espacio público, la construcción e intervención de éste es un producto social, sin embargo también sus evoluciones y transformaciones determinan prácticas sociales y reflejan valores, cultura y factores de poder de la sociedad que los genera. Para Carlos Buthet (1992) el hábitat “también manifiesta la interacción de individuos y grupos sociales que oponen a los condicionamientos del proceso de cambio y/o transformación, su propia impronta y protagonismo en las diferentes maneras de ser, estar y actuar para doblegarlos y producir situaciones superadoras”. Definir el hábitat bajo esta perspectiva, nos proporciona elementos para explicar el horizonte de comprensión que abarca la vida cotidiana de los residentes de un espacio público regenerado que no siempre es sensible a sus necesidades y prioridades. Las prácticas emergentes, los nuevos discursos y formas de vida que

2. Hay que tener en cuenta que según un informe del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) a propósito del día Internacional de la Mujer, menciona que en la delegación Cuauhtémoc (donde se ubica el Centro Histórico de la Ciudad de México) se presenta el mayor número de hogares con jefatura femenina, 40 de cada 100 (INEGI, 2011). Mismas que como encargadas de la producción de bienes y servicios para el hogar, se encuentran carentes de oportunidades integrales que le permitan una mayor facilidad en la realización de sus actividades diarias.

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nacen como respuesta a los fenómenos urbanos, nos abre la posibilidad de acercarnos a nuevas relaciones sujeto-espacio que surgen a partir de la implementación de políticas urbanas 3. Para Blanca Gutiérrez Valdivia y Adriana Ciocoletto (2013), la falta de incorporación de la perspectiva de género y la experiencia cotidiana en la planificación y el diseño urbano, determina que la calidad de vida de mujeres y hombres en la ciudad es diferente, debido a que la repartición de oportunidades para desarrollar las actividades cotidianas no es simétrica. Las autoras mencionan que en la sociedad patriarcal, no se acepta la pluralidad de modelos, la diferencia y el matiz de la subjetividad. El espacio doméstico no está reconocido, lo que conlleva a la sobrevaloración del trabajo remunerado y el olvido de la vida cotidiana. Si bien, la situación andro-céntrica de la vida urbana y del hogar se ha transformado y diversificado, la evolución del espacio público no va al mismo ritmo, lo que provoca forzosamente desigualdades en el uso y disfrute de lo que el mundo público ofrece. Esta situación se agudiza en los centros históricos, cuyos espacios están sujetos a planes de rehabilitación que no siempre corresponden a las necesidades de los habitantes de dichos barrios. Los programas priorizan objetivos acordes a intereses externos, mas no a la realidad local del espacio rehabilitado. Se encaminan a la homogenización y simplificación de la realidad, respondiendo sólo a exigencias económicas y a expectativas por parte de los visitantes, lo que provoca mantener invisibilizados a los sujetos que viven ahí. Es decir, un modelo pensado desde la abstracción de los planos e intereses económicos y no desde las vivencias de las personas que harán un uso cotidiano de éstos. Las perspectivas feministas 4 que abordan la planificación urbana, ponen de manifiesto la necesidad de procurar barrios y ciudades más acordes a los requerimientos para un buen desarrollo de las tareas de cuidado, lo que logrará la revalorización

de la vida cotidiana y con esto, políticas más eficientes y ciudades más inclusivas. Se propone que para el desarrollo de la vida, la sociedad y la civilización, se reconozca y garanticen las condiciones óptimas para realizar el trabajo productivo y reproductivo. “La segregación de decisiones según la escala de trabajo ha generado una falta de coherencia en muchos territorios que se manifiesta especialmente en los barrios y en sus entornos, en la falta de redes de proximidad para el desarrollo de la vida cotidiana” (Muxi, Casanovas, Ciocoletto, Fonseca y Gutiérrez, 2011:110). Asimismo, culturalmente las mujeres son encargadas del cuidado de niños, enfermos y ancianos, y un ambiente que no sea seguro para ellos, propicia un obstáculo más para la vida de las mismas. Se requiere conocer en qué medida la recuperación de espacios, el rescate de inmuebles y el mejoramiento de vivienda han contribuido a realizar esta tarea de manera amable; o bien, cómo ha afectado el curso de sus labores cotidianas y qué tipo de mecanismos se crean para hacer frente a las nuevas condiciones del entorno urbano 5. Espacio público es espacio cotidiano. En lo referente al funcionamiento de todo el sistema urbano, el espacio público es también una herramienta operativa debido a que acoge elementos necesarios para el funcionamiento de la ciudad: la movilidad, las actividades comerciales, eventos culturales y procesos simbólicos, actividades concernientes al cuidado, esparcimiento, entre otras. En este sentido, se enfatiza la vivencia diaria de las personas, ya que las condiciones del espacio determinarán en gran medida el uso y la adaptación en la realización de las tareas cotidianas. El espacio público contiene la vida colectiva y cotidiana, proporciona identidad, permite o limita el intercambio y la participación de los ciudadanos, al mismo tiempo que experimenta conflictos, rechazo y dificultades subjetivas de los habitantes. “El barrio es el lugar más cercano y común de lo público

3. Liliana Rainero menciona que “integrar la perspectiva de género, en la planificación urbana compromete decisiones en distintas dimensiones. A nivel

político, implica una toma de posición que plantea como objetivo la equidad de género, que se traduce en una mirada diferente para pensar los procesos de intervención en el territorio. A nivel de la forma de trabajo, implica desarrollar nuevas metodologías que permitan prever el impacto en la vida cotidiana de hombres y mujeres, de las decisiones implícitas en la planificación física”(Rainero, 2002:98). 4. Podemos destacar autoras como Inés Sanchez Madariaga, María de Lourdes García, Alejandra Massolo, Adriana Ciocoletto y Zaida Muxi. 5. Martha García menciona que la integración del género en los proyectos urbanos “permitirá dar una respuesta satisfactoria a las necesidades tanto de las mujeres como de otros grupos desfavorecidos (niños, ancianos) y por supuesto a los hombres en su conjunto, favoreciendo su participación conjunta en la creación de un elemento por esencia colectivo como es la ciudad”(García, 1996).

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para los habitantes de la ciudad. Es el espacio de encuentro cotidiano, cara a cara, de personas de distintas familias, en particular para los habitantes de bajos ingresos. En el barrio se da una mayor y frecuente comunicación social. Ahí es posible la visibilidad e identidad del sujeto con su comunidad y su territorio. Como la gente en el barrio permanentemente debe interactuar, si no gusta de sus vecinos se muda o permanece aislada”. (Segovia, 2002:123). Ana Bofill (2005:30) indica que “la gestión de la vida cotidiana no se produce solamente en el interior de las paredes que conforman la vivienda. Es también un conjunto de actividades, comportamientos, sensaciones y experiencias que se producen en el espacio público, en el espacio hasta ahora considerado masculino”. De esta forma, al no equiparar las dos esferas y situarlas en igualdad de valoración, se genera una descompensación de oportunidades y obligaciones que repercute particularmente en las mujeres y en las personas dependientes como lo son los niños, adultos mayores o aquéllas con falta de autonomía. La relación entre la configuración física y el uso social de los espacios, se construye en gran medida desde lo cotidiano. El espacio puede facilitar u obstaculizar la realización de las tareas y actividades diarias. Asimismo, estas condiciones físicas pueden dar cabida a la gestación de nuevas dinámicas que apunten al mejoramiento general de las condiciones de vida. Lo anterior requiere prestar atención al uso social de los espacios urbanos en toda su diversidad y establecerlo como el entorno próximo que va a permitir la convivencia y vinculación. En este contexto, el espacio público cuenta con la función de conectar actividades, donde de manera individual o colectiva se desarrolle la vida cotidiana y se crean lazos sociales y culturales. Metodología. La metodología de trabajo consistió en dos etapas. La primera: la observación participante durante el periodo de enero a noviembre de 2015, con diferentes horarios y días de visita. Ésto, nos permitió construir una fotografía de la vida del barrio determinando la configuración física de sus espacios, los equipamientos existentes, las cualidades, características de la población que interviene, así como los espacios simbólicos, la manera en la que funcionan, la dinámica social y las prácticas que se realizan en ellos. Durante las visitas se realizaron encuentros informales y 5 entrevistas a profundidad a personas que acuden habitualmente a la zona, para conocer su percepción, motivos y frecuencia de visita, conocimiento del barrio y las actividades que realiza en la Calle Regina. La segunda etapa se refiere a la realización de 7 historias de vida a mujeres que habitan en la Calle Regina.

Se plantearon dos categorías: 1) las residentes originarias, es decir que toda su vida o gran parte de ella, han vivido en Regina; y 2) las residentes nuevas, que viven en la zona poco antes o bien, después del proyecto de renovación. Estas categorías abarcan mujeres de distinta edad, nivel socioeconómico, educativo, ocupación e intereses, para permitir la diversidad de percepciones y conocer la complejidad en la percepción y apropiación de Regina como espacio cotidiano. El objetivo principal de los testimonios fue describir el proceso de adaptación y la experiencia 6 de las mujeres a partir de la implementación del proyecto. Entender el fenómeno, problemática o proceso social desde la visión del actor, tomando en cuenta el significado afectivo que tienen las cosas, situaciones, experiencias y relaciones que repercutieron en las personas (Chárriez, 2012). Las historias de vida nos accedieron a las construcciones simbólicas de las mujeres sobre su lugar de vida, su experiencia durante el proceso de transformación, su percepción actual del espacio, su forma de relacionarse con él, así como sus sentimientos sobre el futuro. Esta técnica fue un ir y venir entre las sensaciones individuales y la construcción de una opinión colectiva sobre el proceso de transformación que sufrió su hábitat. Las mujeres de Regina y su vivir en el Centro Histórico de la Ciudad de México. La diversidad de perfiles de las mujeres que participaron en el estudio, otorgó un amplio panorama de percepciones e historias sobre lo que significa para ellas vivir en un territorio que forma parte de la centralidad y que ha sufrido transformaciones para su revitalización. Lo anterior constató que las formas de vida, necesidades, prácticas y tareas, expectativas y opiniones de las participantes, si bien en algunos puntos coinciden, no son homogéneas. Esta pluralidad confirma que existe un impacto diferenciado de género y que las repercusiones de las transformaciones urbanas en la vida cotidiana, dependerán de elementos subjetivos, de la historia y condición de cada participante. En este sentido, no es posible hablar de una experiencia única de ser mujer - habitante de la calle Regina, sino más bien de una diversidad de situaciones y vivencias 7. 1. ¿Quiénes la habitan y por qué? Las evoluciones ocurridas en los barrios centrales, han atraído a una población que se encuentra muy interesada en consumir las nuevas cualidades arquitectónicas y urbanísticas, la infraestructura cultural y de diversión que ofrecen estos barrios. Lo anterior concibe una nueva dinámica social y un nuevo estilo de vida que al ser insertado a un espacio urbano que en sí mismo cuenta ya con una configuración compleja, genera un conflicto socio espacial y procesos desiguales de adaptación.

6.

Las historias de vida pertenecientes al campo de la investigación cualitativa, sostienen; según su paradigma fenomenológico, que la realidad es construida socialmente por medio de conceptos y explicaciones individuales o colectivas de una determinada situación (Taylor y Bogdan, 1984). 7. Ines Sanchez Madariaga, habla de la existencia de distintos grupos de mujeres y las distintas necesidades en la ciudad. El hecho de ser hombre o mujer, atraviesa otras categorías sociales (edad, origen, clase) así como todos los estados: salud, civil, etc. Asimismo, la autora menciona que las principales necesidades diferenciadas entre las mujeres, obedece a las distintas combinaciones del género con condiciones físicas, socioeconómicas y culturales (Sánchez, 2004).

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A pesar de las transformaciones que ha sufrido su lugar de vida, la mayoría de las mujeres entrevistadas han preponderado las ventajas derivadas del proyecto adaptándose a los cambios. Sin embargo, este proceso no ha sido el mismo para todas y para conocerlo, es necesario analizar desde donde se vive. Las razones por las que las residentes originarias llegaron a habitar la calle de Regina son mayoritariamente externas, están referidas a la historia familiar o bien, al trabajo. “Pues yo vivo aquí porque pues, porque me casé y aquí vivía mi marido…” (Emilia). “Yo llegué por medio de mi esposo, él fue el que abrió una pollería, se hizo de otra pollería y me dijo ayúdame, sólo era ayúdame un año pero ya son 22 años” (Martha). No existe en su historia un deseo personal por habitar la zona, lo que muestra también un primer acercamiento a Regina, sin deseos ni referentes significativos. “Pues llegué, por medio de mi mamá que aquí trabajaba y pues ya nosotros venimos de 8 años a trabajar aquí” (Lorena). “Pues nada especial, sólo sé que llevo viviendo aquí, mi edad” (Karen). Por su parte, las nuevas residentes relataron que llegaron a Regina porque tenían una expectativa de lo que el barrio les podía ofrecer. Mencionaron que vivir en el centro, era un objetivo o gusto personal, desde hace tiempo: “Yo quería vivir aquí, o sea a mí el centro siempre me ha gustado mucho” (Daniela). Asimismo, identificaron las ventajas de vivir en las áreas centrales, que acorde con su profesión les permitía realizar sus actividades laborales y referentes al cuidado mucho más fácil. “Pues buscando encontré el departamento, yo quería en el centro. Siempre en el centro porque hay de todo y a mí me conviene por mi negocio, o sea yo necesitaba estar cerca de mi negocio de comida, para ir y venir fácil y abastecerme y eso. Primero viví aquí en la diagonal 20 de Noviembre y después me cambié para acá” (Susana). Las nuevas residentes, contaban ya con un referente simbólico de la calle, tenían el deseo de habitarlo debido a la estética que

ofrecía el lugar, la cercanía con las manifestaciones culturales que se realizan e incluso por el imaginario que representaba: “un barrio bohemio y nostálgico” que se conjuga con un “ambiente de fiesta y buena onda” 8. Comentaron también que debido a su profesión o interés personal de consumir un tipo de cultura y dinámica social que se desarrolla merced a las actividades programadas dentro del proyecto. “Pues cuando buscábamos casa, caminábamos por el centro y siempre decimos que sería lindo vivir ahí, porque obvio ahora que lo renovaron, todo es muy lindo, nos encanta la arquitectura, que siempre hay como movimiento, hay museos…y como siempre andamos de pata de perro, pensamos en que nos gustaría estar en medio de todo lo que el centro ofrece en onda cultural” (María). Lo anterior pone de manifiesto una diferencia entre las necesidades y expectativas de las nuevas residentes frente las originarias. Las nuevas residentes cuentan con ambiciones específicas acordes a un modo de vida ligado a su profesión, por ejemplo: una de las entrevistadas es artista - diseñadora y mencionaba que vivir en la calle Regina le permite tener contacto y relación con otros artistas o personas dentro del ámbito. Está más cerca de actividades que le interesan y se encuentra en un ambiente que le permite desarrollar su profesión. Asimismo, otra de las entrevistadas es guía de turistas y vivir en el centro le conviene debido a que tiene en proximidad las atracciones turísticas de sus clientes, encuentra en la calle Regina un lugar seguro y agradable para vivir, además de parecerle interesante formar parte del ambiente que se genera entre la gente joven que habita en la zona. Las razones por las que llegaron al barrio marca una diferencia importante entre la forma en que las mujeres se relacionan con su hábitat. La decisión de vivir y formar parte de un territorio y su dinámica, facilita no sólo a adaptarse y apropiarse de mejor manera a sus evoluciones, sino que contribuirá a reproducir las prácticas sociales y procesos que se generan. En los testimonios, es evidente que el poder de decisión sobre el lugar en donde quieres vivir, permea el enfoque con el cual observas tu cotidianeidad. Las nuevas

8. Según el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2010, la calle Regina muestra una alta densidad en comparación a otras zonas del centro (INEGI,

2010). A partir de los programas de revitalización y repoblamiento emprendidos en la zona hay una vasta oferta de edificios, que se vuelven el destino de una gran parte de los nuevos residentes en el Centro Histórico. Lo anterior es posible es posible a que existen profesionales que han apreciado las ventajas del centro histórico y buscan consumir los signos e imágenes que genera dando paso a un proceso de regeneración sociorresidencial. “El cuadrante de Regina atrae principalmente a jóvenes artistas y profesionistas de mayor nivel socioeconómico y con mayor movilidad espacial, que contrariamente a los residentes originales, se vinculan de forma más cercana con el patrimonio y con la oferta cultural” (Carmona, 2014:51).

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residentes decidieron vivir en Regina porque satisface gustos e intereses específicos, por lo que su experiencia se ve enmarcada de una serie de elementos positivos, lo que es una ventaja frente a las mujeres que no decidieron por cuenta propia vivir ahí, y que además debieron adaptarse a cambios desconocidos que en muchas ocasiones no correspondieron a lo que en realidad necesitaban. 2. ¿Cómo era antes? Las mujeres tanto originarias como nuevas, tienen una percepción negativa de la calle antes de la implementación del proyecto. A diferencia de los hombres consultados, las mujeres hicieron especial referencia a la estética y percepción de inseguridad que emanaba la zona coincidiendo con descripciones como peligrosa, sola o fea: “era muy… mucho vandalismo, la calle más tétrica, o sea estaba muy feo” (Martha). Los hombres por su parte; aunque mencionaron estos aspectos, se concentraron más en “la vida de barrio” que representaba la calle antes del proyecto. Las fiestas en las vecindades, los puntos de encuentro callejeros, la acción vecinal fueron algunas de las características que mencionaron, formaban parte de Regina. “El aspecto estaba como para decir mejor me evito pasar por aquí, mejor le doy la vuelta. Físicamente sí estaba muy fea, parecía una calle de barrio. Muy fea” (Amalia). La repercusión que tiene en las mujeres la percepción y sensación de inseguridad en el espacio público, provoca una relación con su lugar de vida distinto que en el caso de los hombres. Misma que dificulta crear lazos de identidad barrial, apropiación y sociabilidad 9. Durante las entrevistas, las mujeres mencionaron el deterioro de la calle, la basura acumulada en las esquinas, su oscuridad y soledad como elementos que conformaban un contexto poco seguro que no les permitía moverse libremente en él. Asimismo asociaron esta situación con la falta de identificación y afecto al barrio, la ausencia de relación con los vecinos y la falta de participación en actividades. “La veíamos como una calle con miedo, porque en las noches se veía muy oscuro porque no había lámparas y como a las diez ya no había gente a la vuelta y aquí sobre 20 tampoco. De los niños que viven aquí a la vuelta nadie salía a jugar por lo mismo de los carros que pasaban, podía haber accidente” (Ana Karen). “Esta parte estaba súper feo, antes de vivir aquí veníamos a caminar o a visitar a mi tía que tenía un negocio acá, pero veníamos a la parte de Madero, ahí por la Catedral, donde estaba bien; pero aquí, no. Antes era una zona muy comercial con bodegas, oscura y sin gente, feona, pues. Ya en la tarde era una zona muy fea”. (Daniela).

Las mujeres comentaron que no había condiciones en el espacio público para disfrutar de él. Hicieron énfasis en cómo la configuración de la calle no permitía que los niños jugaran en seguridad, dificultaba el traslado y propiciaba el poco interés de salir a caminar o pasar tiempo afuera. “Pues estaba sola no había mucha gente y no pasaba mucha gente. Salíamos muy poco porque toda la gente que vive aquí pues trabajaba y llegaba noche. Las banquetas eran estacionamiento de los que venían y como era muy chiquitito el lugar para pasar pues era el carro o era el peatón. Pero nada más había eso.” (Lorena). 3. Y el proyecto se puso en marcha… Todas las mujeres entrevistadas que vivieron la puesta en marcha del proyecto mencionaron que nunca fueron consultadas ni informadas respecto a los objetivos, las acciones y los resultados esperados. “No hubo consulta, nada más llegaron y empezaron a hacer todo” (Ana Karen). Si bien entre los objetivos del proyecto se encuentra fortalecer la cohesión social y la convivencia entre sus habitantes, no se menciona ningún esfuerzo por parte de las autoridades para involucrar a los vecinos en la planificación, desarrollo y continuidad del mismo. Las mujeres aunque escucharon rumores sobre la peatonalización; no sabían de qué manera les iba a beneficiar el proyecto y qué futuro les depararía. “Al principio no, nada más dijeron que iban a ir renovando calles, nos nos dijeron cuando empezarían. Llegaron en la madrugada y empezaron a levantar pavimento, ya cuando nosotros llegamos al trabajo ya estaba todo el material y todo… no hubo consulta. No nos tomaron en cuenta para nada de lo que se iba a hacer, no. Ya hasta después nos dijeron que iba a ser peatonal, pero mucho después” (Martha). La falta de una estrategia de comunicación y participación, ha provocado no sólo la confusión de las personas, sino que además ha generado un sentimiento de exclusión en las acciones encaminadas en el desarrollo de su lugar de vida. No poder decidir sobre lo que se requiere en función de necesidades reales y expectativas de los que habitan la calle Regina, genera un sentimiento de resentimiento y ha contribuido a la pasividad y desinterés de sus habitantes, así como a mantenerse al margen de lo que ofrece el proyecto. “¡Ah no!, nada. No hubo consulta, no nos informaron y no pidieron nuestra opinión” (Emilia). Si bien, aunque todas las entrevistadas han identificado bien los impactos positivos que el proyecto ha traído

9. En todas las ciudades, las mujeres y niñas enfrentan peligros y temen sufrir varios tipos de violencia sexual en los espacios públicos (desde el acoso hasta agresiones sexuales). Las mujeres han tenido que construir estrategias para evitar ser víctimas de la violencia, estrategias que van desde salir solo en determinada hora, evitar estar en la calle a horas nocturnas, evitar transporte público, ir siempre acompañadas, entre otras; entre otras. Esta situación mantiene a las mujeres en una situación constante de alerta, limitando su acceso en el disfrute a las oportunidades que ofrece a la ciudad.

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a su entorno, mencionan que les hubiera gustado participar verdaderamente en la construcción del proyecto, tomando en cuenta sus necesidades y deseos, facilitando el proceso de comprensión y adaptación. Para muchas de las entrevistadas el proyecto fue hecho con base a lo que los “turistas quieren”. Mencionan que no se sienten identificadas y hablan del proyecto como si no fuera el de “su calle”, como si los beneficios no fueran directamente para ellas. Si bien comentan que sí disfrutan las mejoras físicas que el proyecto ha traído, dicen no estar involucradas ni tener un papel importante para generar y fortalecer los objetivos estratégicos que el proyecto pretendía (ser espacio de encuentro, convivencia, cohesión social y diversidad para favorecer la calidad de vida de sus habitantes). Para las entrevistadas, el proyecto de revitalización de la calle Regina pone de manifiesto la poca sensibilidad, no sólo hacia las prácticas cotidianas de las mujeres, sino también hacia la diversidad de formas de vida que convergen en su espacio. La cohesión social, la convivencia y la apropiación del espacio público son procesos que se generan desde los habitantes; son ellos quienes los fomentan al construirse en colectivo, al darles voz y al valorizar los deseos y perspectivas de todos los actores implicados. Sin embargo, mencionan que, el proyecto no reconoce las necesidades de los grupos sociales que habitan la calle, tampoco ha procurado estrategias para mejorar y volver más agradable su experiencia. Para ellas, es un proyecto decidido y enfocado a intereses lejanos a los suyos. 4. El poder de la imagen urbana “Ya cuando regresamos; o sea ya para instalarnos, ahora sí me quedé sorprendida, ni reconocíamos, había partes que ni reconocía” (Daniela). Al preguntar sobre la rehabilitación física de la calle, las mujeres coincidieron en una percepción positiva, que no sólo era referida a la estética del lugar, sino a factores como la seguridad, el sentimiento de pertenencia y el disfrute del espacio. “Que está muy tranquilo, los niños pueden andar afuera, caminar tranquilamente, es una calle segura porque se vigila un poquito más y gracias a Dios no nos han atracado” (Martha). El alumbrado público, la peatonalización, la mejora de fachadas, así como la implementación de nuevos comercios, permitieron construir un ambiente de seguridad, el cual invita a las mujeres y a sus dependientes a salir. “Pues cuando la arreglaron bien porque ya había más luz, ya bajaban más a los niños, ya jugaban. Hay más niños que antes y los

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niños que viven pues los dejan salir” (Ana Karen). Las mujeres con niños mencionaron que eso “fue un gran alivio” ya que mientras se encontraban en el trabajo, (mayoritariamente en la misma calle) sabían que sus hijos no corrían peligro, podían jugar enfrente del local o ir al parque. “Pues a mi mamá le gusta porque ya jugamos mis hermanas y yo ahí a la vuelta, estamos más tranquilas, ya no nos da miedo estar ahí. Mi mamá ya no se preocupa tanto de que si nos vamos nos vaya a pasar algo” Este sentimiento de seguridad y confianza permite la libertad para usar los espacios ya sea al momento de realizar las tareas cotidianas, en el traslado o para su disfrute. El mejoramiento físico del entorno además de favorecer la percepción de seguridad; ha fomentado el sentimiento de pertenencia al lugar de vida, algunas mujeres se dijeron orgullosas de habitar Regina: “No pues lo mejor, uno se siente bien, todo mundo pregunta por la calle, incluso ya todo mundo quiere vivir aquí, buscan que si no se renta o se vende casa” (Lorena). Sin embargo, aunque Regina comenzó a ser más visitada y a estar “de moda”; aseguran que “volver más bonita la calle” no ha propiciado mayor relación vecinal, ni tampoco ven cambios en la convivencia de los habitantes de la calle. Por ejemplo, principalmente las residentes originarias comentan que la forma en la que se relacionan con los vecinos no ha cambiado, ni mejorado, ni aumentado; no participan en las actividades artísticas o culturales que se proponen porque no les interesan, “no les entienden” o bien, no se enteran de lo que pasa. La mayoría indica que no se sienten parte de la dinámica social que existe. “Luego si veo que hay músicos y así, pero es porque salgo a comprar algo, sino ni me entero” (Daniela). “La calle de Regina se puso hermosa, daba mucho gusto pasar por ahí y ver la belleza de los edificios, del espacio lleno de gente que disfrutaba. Yo salía mucho a caminar, a la hora que fuera uno se sentía segura. Pero hay cosas que han cambiado, ya no sé ni quién vive aquí, ya ni veo a los vecinos, ni sé lo que pasa con la gente que vive aquí, vienen y van todo el tiempo y pues los que siempre han estado trabajan y regresan a su casa, como que ni salen. A pesar de que hay muchas cosas a fuera, yo luego ni me entero” (Paula). Lo anterior, da muestra que los espacios públicos no son sólo infraestructuras puestas a disposición de la gente. La estética


del paisaje urbano, aunque favorece la percepción del lugar de vida no asegura la cohesión social. El espacio público se construye colectivamente, reconociendo el derecho de cada individuo a la ciudad y a la diversidad de grupos sociales que coexisten 10. Según las experiencias de las mujeres que conocimos queda claro que la infraestructura implementada corresponde a los intereses de grupos sociales particulares y prepondera un espacio público ideal para visitantes y consumidores, ignorando los requerimientos de un espacio que facilite las tareas cotidianas ligadas a la gestión del cuidado. Lo cual, les afecta particularmente, ya que son las mujeres quienes usan mayoritariamente el barrio y a pesar de aprovechar los beneficios que aporta este espacio renovado, no hay una mejora sustancial en su nivel de participación y calidad de vida. “Para mí ningún beneficio me ha traído, creo que hicieron un bien para los niños que abrieron el parquecito, eso ha tenido un uso diferente, un beneficio, pero de ahí en fuera no nada. Nadie se habla así que digas, que buenos vecinos, yo no le hablo a nadie, ni sé cómo sea la relación con los vecinos ni con los otros negocios” (Emilia). 5. ¿El barrio de antes desaparece? Al hablar del barrio, nos referimos al espacio físico y social que representa no sólo una división territorial (en este caso el Corredor Cultural Regina), sino también una unidad que integra infraestructura, usos, valores, cultura y significados propios que los habitantes construyen e interpretan según su forma de hacer, vivir, disfrutar y usar el espacio cotidiano, aportando con ello nuevas maneras de relación sujeto-espacio. Regina no desaparece, se resignifica a cada transformación. Sin embargo, este proceso de resignificación del espacio, de reconstrucción de valores y usos no ha sido incluyente. No es un proceso construido de manera colectiva que permita la integración, adaptación y apropiación de nuevos elementos y conserve aquéllos que forman parte de la tradición y prácticas establecidas, “era una calle de comidas corridas y arreglaban máquinas coser, ahora hay puro bar” (Emilia). Es un proyecto excluyente que beneficia a un grupo social que ha ido imponiendo la forma de vivir y usar el espacio. Este proceso no ha sido impulsado desde y para los habitantes; hecho que no ha favorecido la cohesión social y el acceso equitativo a los beneficios del proyecto. “Aquí ya hay puro extranjero, puro joven artista” (Marta). La calle de Regina poco a poco deja de ser lo que cuentan las residentes más antiguas. Algunas con nostalgia, mencionan que se ha vuelto más comercial y ha dejado de lado a sus vecinos. Además de la percepción positiva de la rehabilitación del espacio físico, la mayoría

de las entrevistadas, no mencionan ninguna mejora en su calidad de vida, tampoco mencionan que el proyecto haya facilitado sus tareas cotidianas; al contrario, poco a poco comienzan a resentir las efectos negativos de los cambios. Las mujeres mencionaron que muchas de las actividades culturales que se realizaban en el espacio público antes y recién iniciado el proyecto, son cada vez más esporádicas. Incluso, cuando se trata de alguna festividad como las ofrendas de Día de Muertos, los vecinos no participan ni están involucrados en la organización ni en el montaje. “Recuerdo que ese día vino un camionsote a instalar todo, era de la Fundación, yo creo, pero no había ningún vecino, todos tenían playera de Telmex” (Daniela). El barrio de Regina, aloja cada fin de semana a jóvenes de toda la ciudad para el disfrute de su ambiente y paisaje. La calle visitada por turistas quienes admiran su arquitectura, consumen en sus restaurantes y disfrutan de las expresiones artísticas que se organizan. Pero también, es el espacio de la vida cotidiana de sus residentes, quienes a diario deben realizar tareas y actividades en un territorio que cada vez se vuelve más ajeno a sus necesidades. Las residentes originarias, (mayoritariamente mujeres con hijos) además de que en el centro se encuentra su lugar de trabajo, es el lugar donde realizan el abasto cotidiano de alimentos, el acompañamiento de personas dependientes, gestiones administrativas y otras tareas cotidianas relativas al cuidado, mencionaron que si bien el centro cubre la mayoría de sus necesidades y tenía la ventaja de tener “todo cerca” cuenta con infraestructuras muy deterioradas o deficientes, que vuelven complicada la realización de sus actividades diarias. La situación se ha intensificado con el proyecto de revitalización. “Ya no se puede encontrar una tiendita, o si sí todo lo dan mucho más caro” (Daniela). La actividad económica que emerge de todo el proceso de regeneración de las áreas centrales, ha provocado impactos en la población residente. Es evidente el cambio de tipo de comercio que existe en las calles del centro, en comparación a lo que se observaba hace diez años. Los restaurantes, bares y discotecas, tiendas de ropa y calzado, cadenas de mini supermercados, son actualmente comercios que de manera invasora adornan la calle de Regina. Estos establecimientos atraen otro tipo de características laborales, genera otra dinámica económica más adaptada a las tendencias internacionales turística y comercial. “Creo que sí cambia mucho la forma de consumo. Ahora yo tengo que comprar más en el oxxo en el seven y

10.

Al respecto Borja y Muxi (2000) “El hecho más relevante para garantizar el uso del espacio público por parte de todos es la diversidad; diversidad de funciones y de usuarios. La misma seguridad queda así de una manera o de otra garantizada. La diversidad favorece la multifuncionalidad y se vuelve un elemento de potencialidad evolutiva. El espacio cotidiano es el de los juegos, de las relaciones casuales o habituales con los otros, del recorrido diario entre las diversas actividades y del encuentro. Este espacio coincide con el espacio público de la ciudad. Por eso favorecer el espacio público dándole cualidades estéticas, espaciales y formales facilita las relaciones y el sentimiento de pertenencia al lugar”

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así, cosa que no hacía cuando vivía en otro lado. Porque si bien hay como negocios locales, tienditas, el mercado de San Juan, tampoco es que me quede bien. Sí me afecta porque no puedo comprar fruta fresca y entonces me voy al mercado de por casa de mi mamá a comprarla pero ya te imaginas el traslado con todo y bolsas. En definitiva hay más negocios que se enfocan a un tipo de consumidor, bares, restaurantes, porque aunque haya tiendas no son como una tienda normal, que encuentras en cualquier colonia” (María). Muchas mujeres mencionaron que es cada vez más difícil abastecerse de alimentos y productos que necesitan en su vida cotidiana. Ya sea porque muchos negocios locales se han ido y han sido sustituidos por restaurantes, bares, cafeterías; o bien, porque los productos han aumentado significativamente de precio. Asimismo, mencionan que las tiendas han preferido la venta de bebidas alcohólicas, por lo que en muchas de ellas han disminuido su diversidad de productos. Los comercios se empiezan a homogeneizar y es cada vez más difícil satisfacer la demanda que las tareas domésticas requieren. “Para mí nada, no me gustó nada, inclusive me perjudicaron los negocios que están aca, muchísimo. Antes no había tantos. Porque el negocio ya sabes que es la cerveza, y aquí no vendemos nada de licor ni cervezas. De sorpresa, los negocios se vinieron abajo, ya no había clientela, no entraban. Aquí también. La clientela bajó, las rentas subían. No había dinero para las rentas. Sin consultarnos nada” (Susana). “Aquí lo que hace falta es una guardería, o estancia infantil, o sea sí hay una pero no es suficiente, y no me parece idónea, o sea está entre restaurantes y bares, no tiene un patio, está muy improvisada. Entonces me tengo que desplazar a otro punto de la ciudad con todo y chamaco, todos los días. En vez de que sigan poniendo bares, deberían pensar en otras cosas” (Daniela). La dinámica económica implementada en la calle Regina ha provocado el encarecimiento de productos y servicios. Las entrevistadas aseguraron el aumento acelerado en las rentas de los departamentos, así como una falta de equidad en la distribución de programas de rehabilitación de vivienda. “El dueño, ya me quería cobrar el doble de renta, sin motivo, así de un día para otro, me dijo que había mucha más gente que pagaría lo que me pide, ya quería cobrar casi como si fuera la Roma o la Condesa” (Marta). “Aquí arreglaron todos los edificios menos éste, o sea porque éste ya

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estaba ocupado, los otros los pusieron bonitos y a rentar a nuevas personas, acá está en unas condiciones horribles, de verdad horribles desde hace años” (Lorena). El encarecimiento de la zona tiene un impacto importante en algunas mujeres entrevistadas quienes son abastecedoras únicas del hogar, permeando en su economía familiar, en su consumo y acceso a servicios, en su tranquilidad y calidad de vida. “Lo que pasa es que ya aquí, llegan cosas muy caras, la luz todo eso llegan muy caras, han aumentado según porque es zona residencial según viene ahí especificado en el recibo. Antes pagábamos muy poquito de luz, cuando mucho 200 pesos y ahora ya son 800 pesos, casi de 900. Ha subido mucho y no consumimos más, no sé que vaya pasar.” (Emilia). El centro, a pesar de ser una zona donde puede encontrarse de todo, las mujeres mencionaron que es un espacio en conflicto constante que no facilita las actividades cotidianas. Salir a determinada hora o en determinado día, salir con hijos, trasladarse en ciertas zonas, no poder salir tranquilamente ni ágilmente, abastecerse de productos de uso diario, fueron algunas situaciones que calificaron como difícil de realizar en Regina. “No es fácil hacer las compras de alimentos, ir a la papelería por algo que necesite el niño; todo eso es complicado se debe caminar varias calles llenas de gente, ahora peor que los restaurantes que ponen sus mesas afuera, el ruido, la música, o sea se vuelve estresante, como que uno sí la piensa a la hora de salir y eso que yo estoy acostumbrada. Ya se más o menos a qué hora mejor me encierro para no salir y evitar cansarme; también creo que algunas personas ya ni lo sienten van así como fantasmas y ni se dan cuenta de lo que hay a su alrededor” (Paula). 7. Reflexiones en torno al futuro “Ya no va a vivir aquí gente, se va a volver sólo turística”. Pocas expectativas quedan desde que el proyecto se puso en marcha. Si bien, el gusto con el que vieron transformar su calle, se ha ido desvaneciendo poco a poco por las repercusiones que ha traído a su día a día. El ruido excesivo ha provocado el conflicto entre comerciantes y residentes, lo que crea una pelea eterna y sentimientos de frustración y enojo entre los vecinos. “No sólo es molesto para mí, es un problema porque mi hijo se duerme temprano y su recámara directo a la ventana de Regina, el negocio tiene su música hasta las dos de la mañana” (Daniela).


La presencia constante de visitantes, ha cohibido el uso y disfrute del espacio colectivo, incluso a la mayoría ahora les parece igual de inseguro que antes ya que siempre hay gente desconocida o personas en estado de ebriedad. Las mujeres con hijos mencionaron que aún con el parque es difícil salir con los niños debido a la cantidad de visitantes, a la falta de actividades o equipamientos y al peligro que representa la venta de bebidas alcohólicas en exceso.

pero también se han excluido de manera progresiva las prácticas reales, proceso escondido bajo el discurso de un proyecto plural y en miras del fortalecimiento social.

Al preguntar sobre la perspectiva a futuro, las mujeres mencionaron que poco a poco las tradiciones de Regina se han sustituido por otras que corresponden a un grupo de personas del cual no se sienten identificadas. Incluso las nuevas residentes, están conscientes de los impactos de exclusión que ha tenido la calle mencionando que aunque en un primer momento se aprovechó mucho el beneficio, poco a poco se ha “transformado en algo que no es, forzar en meter cosas que no van con la dinámica local” (Daniela).

Asimismo, desaprovechar el poder de acción de los actores, habla de la falta de valoración por el hábitat y de las personas como generadoras y constructoras de su propia dinámica barrial. La falta de participación de las mujeres en las decisiones de su lugar de vida, limita la pluralidad de infraestructuras y programas; lo que da como resultado la falta de equidad en el acceso de oportunidades, invisibilidad de actores y prácticas, así como conflictos socio territoriales.

“Antes mi sensación era como que había gente local, había niños que salían a jugar futbol y frontón chavitos de aquí, ya no están. Sí creo que las personas han sido desplazadas por los visitantes, no siento que fue un proyecto que incluyera y respetara ciertas dinámicas tradicionales. Las cosas típicas como los elotes, los tamales, los comercios locales, que se encuentran en cualquier barrio se quitaron por vender la estética del lugar. Los vecinos hemos quedado olvidados” (Daniela). Reflexiones Finales. Las personas que habitan la ciudad dan sentido y significado al espacio. La configuración física, usos y simbolismos, conforman un espacio que no es neutro y que puede o no motivar acciones de cambio en las relaciones de género, en el involucramiento y solidaridad entre vecinos y en el mejoramiento de su lugar de vida. El espacio público es un factor indispensable en la conformación barrial, por lo que no es posible pensarlo sin considerar los requisitos de hombres y mujeres de edades distintas que habitan y visitan ese espacio colectivo. Si bien el espacio público de los centros históricos contiene elementos complejos a tomar en cuenta, la solución de operar con patrones homogéneos, bajo intereses externos o tendencias globalizadoras, no resulta ser la opción que permita la inclusión de las expectativas de los diferentes grupos sociales. Los espacios públicos de los centros históricos requieren construirse con identidad y valor social, con una visión integral que promueva una dinámica de sociabilidad mayor y más compleja que la existente.

La ausencia de un programa que corresponda a la diversidad de grupos sociales que habitan la ciudad, a la pluralidad de experiencias y necesidades provoca obstaculizar el acceso a las oportunidades y recursos que el territorio ofrece.

Es entonces imprescindible la integración de prácticas enfocadas a cubrir las necesidades de los grupos diversos que habitan en el área central de la Ciudad de México. Por lo que la apropiación del espacio por parte de esta población es indispensable para mantener el proyecto de regeneración. A mayor apropiación colectiva del espacio público, el sentimiento de seguridad aumentará. Cuando las necesidades, aspiraciones y problemas del acontecer cotidiano se comparten, se fortalecen lazos de confianza y se facilita la participación y la organización. Finalmente, el componente del género en el análisis urbano, permite entender la organización y desarrollo del espacio para identificar y comprender la manera en la que los diferentes procesos en las ciudades han impactado a los grupos sociales desde su particular condición. La perspectiva de género y el análisis desde lo cotidiano, incluye una visión social que favorece la generación de propuestas realmente acordes a los aspectos prioritarios de los residentes. Abordar al espacio público como espacio de cotidianidad, significa generar acciones que promuevan la mejora y mantenimiento de las condiciones físicas en las que se realizan las actividades del día a día, que valoren sus prácticas y usos tradicionalmente instaurados; y se reconozca la diversidad de la población residente. Facilitando así, el cambio de percepción del entorno, la accesibilidad a las oportunidades que ofrece, la creación de lazos simbólicos con el territorio y el fortalecimiento del tejido social.

La experiencia de las mujeres que habitan en la calle Regina constató la incongruencia entre los objetivos de las políticas de regeneración y los impactos reales en la cotidianeidad de las residentes. Las prácticas diarias se han ido adaptando y transformando; sin embargo, las mujeres mencionan que los costos resultan ser más que los beneficios. La transformación de la calle, trajo consigo el aprovechamiento de la infraestructura implementada, VIVIENDA & CIUDAD /DICIEMBRE 2016/ VOLUMEN 3: 25-38

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ADAPTACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL A VIVIENDA COMUNAL EN ARRIENDO: “INQUILINATOS” EL SECTOR DEL VOTO NACIONAL, BOGOTÁ. CAMILO MORENO camilomoreno120@hotmail.com

RESUMEN

ABSTRACT

El sector del Voto Nacional en Bogotá, a principios del siglo XX, fue uno de los lugares más exclusivos al costado occidental de lo que hoy se considera como el centro histórico. En este lugar, vivían gran parte de los comerciantes más importantes de la ciudad. Sin embargo, con la migración de la población de altos recursos a la periferia de la ciudad, este sector se empezó a degradar hasta llegar a convertirse, no sólo en el barrio más peligroso de la ciudad, sino que a su vez, pasó a ser un área con gran cantidad de patrimonio inmueble en abandono. Más allá de algunas políticas públicas de revitalización que se han intentado implantar durante las últimas décadas para este sector, se ha encontrado que algunos arrendatarios han sido los encargados de “preservar” este patrimonio histórico, adecuando estas antiguas casonas en viviendas comunales en arriendo, llamadas en Bogotá “inquilinatos”. Es así, como en este artículo, se muestra el diagnóstico que se realizó sobre tres viviendas, donde más que una crítica arquitectónica o espacial a las intervenciones en estos inmuebles, se muestra un paralelo entre la forma cómo se crea una “salvaguardia del patrimonio”, a través de la apropiación y la habitabilidad del mismo.

The sector of Voto Nacional in Bogota, in the early twentieth century, was one of the most exclusive places on the western side of what today is considered the historic center; much of the most important merchants of the city lived here. However, because of the migration of the population of high resources to the periphery of the city, this sector began to degrade until it became not only in one of the most dangerous neighborhood but an area with lots of abandoned property assets. Beyond some public revitalization policies that have been attempted in recent decades for this sector, it has been found that some tenants have been responsible for “preserving” this heritage, adapting these old houses in communal housing for rent, called “tenements” in Bogota. Thus, this article shows the diagnosis that was made on three houses, where more than an architectural or spatial review related to interventions in these buildings, it elaborates a parallel comparation between the way how a “heritage conservation” is created through ownership and occupancy of it. Keywords: Cultural heritage - Building recycling - Tenement house - Communal Housing

Palabras claves: Patrimonio cultural - Reutilización Inquilinato - Vivienda comunal

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Introducción Este artículo se compone de tres apartes principales los cuales, en primera instancia, tienen dos secciones introductorias que van a estar entrelazadas entre sí como son: la delimitación de un contexto histórico y la caracterización del sector en el que se encuentran los inmuebles, estos apartes son relevantes para entender el estado de conservación en el que se encuentran los bienes de interés cultural y sus diferentes transformaciones. Posteriormente se pasa al análisis de los inmuebles, en el cual a través del estudio de sus condiciones físicas, y de la determinación de la relación entre los usos de los espacios, se cualifica el hábitat al interior del mismo. Antes de iniciar con las diferentes secciones del documento, se hace necesario delimitar el concepto de –inquilinato-, que si bien a lo largo de Latinoamérica tiene sus diferentes “homólogos” como las vecindades en México o los conventillos en Argentina, en realidad tienen unas características particulares. La definición que más se ajusta a lo que se considera un inquilinato en Colombia es: “una vivienda compartida donde se alojan dos o más hogares en condición de arrendatarios, dentro de una misma estructura física o inmueble, compartiendo espacios comunales como patios, corredores, solares, áreas sociales y servicios, como son cocina, baños y lavadero”. (Zorro, 1974, p. 15). La dinámica económica de la zona de estudio hace del inquilinato una posible solución a la demanda habitacional de bajo costo para la población de bajos ingresos que llega a Bogotá, a la cual además se les ofrece una excelente ubicación, y la informalidad suficiente para evitar contratos de arrendamiento. La historia de los inquilinatos en el centro histórico no es reciente, por lo que su presencia es mayor en los barrios de vieja data

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como el Voto Nacional. Como afirma Ceballos y Tarchópulos (2005), en su estudio sobre los patrones urbanos de la vivienda de sectores de bajos recursos en Bogotá, “se trata de una oferta de cuartos de alquiler en edificaciones antiguas con un alto grado de deterioro, que demandan hogares con baja capacidad de pago, razón por la que aceptan alojarse en las deficientes condiciones físico-espaciales que éstas ofrecen. No obstante, esta franja de población reconoce como una ventaja la localización en la ciudad que les permite un fácil acceso a los servicios urbanos y a las fuentes de ingresos”. A pesar de que en el barrio del Voto Nacional tan solo el 4% de las viviendas corresponden a inquilinatos, estos ocupan casi en todos los casos, inmuebles de conservación patrimonial, que se caracterizan por ser viviendas de dos pisos que mantienen el uso comercial, en gran parte del primer piso y subdividen el resto del inmueble para adecuar habitaciones de alquiler. Esta problemática es tan frecuente en los centros históricos de Latinoamérica, que aquí se expone tan solo un ejemplo. Contexto Histórico. Desde la fundación de Bogotá, como colonia de los españoles, hasta finales del siglo XVIII, el centro histórico siempre fue limitado en su costado occidental por el camino que trazaba el Río San Francisco, para unirse con el Río San Agustín. Solamente hasta las primeras décadas del siglo XIX, empieza a ser un sitio de interés público cuando es utilizado para asesinar a diferentes mártires de la independencia, en lo que se conocía como Huerta de Jaimes, que posteriormente pasó a conocerse como la Plaza de los Mártires (Mejia, 2000, p. 199). Este sector que por muchos años fue tan sólo una plaza con grandes jardines, hasta 1906 se empezó a


consolidar junto con la parroquia de San Victorino, la cuál recién fundada contaba con 25 manzanas (Cardeño, 2006, p. 17). Los principales hechos que ayudaron a que se diera este proceso fueron: Por una parte, el eje de desarrollo que se conformó entre la Plaza de Bolívar, la Plaza de los Mártires y la Plaza de Maderas, principal eje de comercio de la ciudad; y por otra parte, la creación de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, la cual rápidamente ganó varios adeptos por la significación cultural que tuvo con el pasar del tiempo. El eje de desarrollo que coincide con la actual Calle 11, tiene una importancia histórica y simbólica, debido a que comunicaba dos de los puntos más importantes que tuvo la ciudad hasta el siglo XX, como lo eran, la Plaza de Bolivar, lugar que concentraba el poder político y eclesiástico, aunado a la cotidianidad de la vida civil, y la Plaza de Maderas, en la cual se encontraba una importante actividad comercial donde se vendían todos los productos que llegaban a la Estación del Ferrocarril de la Sabana, provenientes de todo el mundo, a través del Río Magdalena. La consolidación de este importante corredor histórico de la Calle 11, no sólo se fue constituyendo en un eje comercial relevante para la ciudad, sino que también fue escenario de la construcción de un “patrimonio inmueble menor”, que en algunos casos llego a ser declarado como Bien de Interés Cultural del ámbito distrital. A pesar de la influencia que tuvó la Calle 11, el elemento que detonó el desarrollo alrededor de la Plaza de los Mártires, fue la creación de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Si bien en un principio esta iglesia era tan sólo una pequeña ermita construida en los terrenos donados por doña Rosalida Calvo, en 1892 (UNAL, 2012, p. 47). A los diez años de haberse construido, cuando se consagra el país al Sagrado Corazón de Jesús, pidiendo por el fin de la guerra de los mil días en 1902, la iglesia y el sector empiezan a tener un dinamismo importante debido a que cada año se llevaba a cabo un evento político, en el cual los presidentes “renovaban” el voto por la paz (Mejía, 2000, p. 206), por lo que el barrio con el pasar de los años recibió el nombre del Voto Nacional. El 9 de abril de 1948, una fecha que no sólo marcó profundamente la historia del conflicto en Colombia, sino que dejo manchada de sangre la ciudad, al enterarse del asesinato de uno de sus líderes políticos más queridos en la historia, Jorge Eliécer Gaitán, no sólo resultó en una destrucción masiva de gran parte del patrimonio histórico del centro de la ciudad, sino que a su vez se encargó de olvidar, consciente o inconscientemente, un barrio que se empezó a segregar y degradar, en el momento en el que comenzó a albergar a un sector de la población que introdujo la venta de productos ilegales como forma de trabajo, al no tener otras oportunidades de empleo (Garzón y Morris, 2000, p. 33). Las transformaciones en la ciudad después de la segunda mitad del siglo XX, se hicieron notar rápidamente en el sector, más aún cuando se trazó la Avenida Caracas y cortó la antigua Escuela de Medicina y la Plaza de los Mártires, marcando un límite físico respecto a lo que era el centro histórico. Sin

embargo, específicamente las transformaciones sociales que se estaban dando en el sector no eran tan evidentes, debido a que la antigua conexión a través de los eje de las Calles 10 y 11, ya no era tan utilizada por los transeúntes, por que éstos habían sido cortados por las nuevas grandes avenidas (Garzón y Morris, 2000, p. 37). Al pasar a la década de los 80s y 90s la violencia a lo largo del país comenzó a empeorar, por lo que se empezaron a dar grandes migraciones de población, a la ciudad de Bogotá. Lejos de asentarse en la periferia, empezarón a llegar al sector del Voto Nacional, lugar que se había consolidado como un puerto de transporte intraurbano e intermunicipal (Cardeño, 2006, p. 78), el cual había cambiado su antigua función de área de uso habitacional y comercial, para pasar a ser un sitio de bodegas, mercados y vivienda temporal en alquiler. La unión de estas tres características, -segregación socio-espacial, migración de población de excasos recursos, y el caos producido por el desorden y la falta de higiene ligado al uso de puerto de transporte y plaza- entre otras carácteriticas, fueron el germen que detonaría la degradación del sector, el cual ha sido completamente abandonado hasta nuestros días. Si bien en las últimas décadas se han intentado llevar a cabo algunas acciones para reactivar el sector física y socialmente, como lo fueron el fallido proyecto del “Tercer Milenio” o la creación del Centro de Atención Móvil a Drogodependientes, -CAMAD-, es claro que no ha existido un entendimiento profundo de las problemáticas que ha vivido el sector desde la segunda mitad del siglo XX. El sector del Voto Nacional y sus inquilinatos en la actualidad. Este sector que se ha caracterizado a lo largo de su historia por recibir población migrante de toda Colombia, o incluso de países vecinos, por sus condiciones de vulnerabilidad socio-espacial. Es una de las áreas perfectas para encontrar alojamiento temporal de bajo costo, en una zona central de la ciudad que tiene un fácil acceso a los diferentes servicios urbanos (Ceballos, Tarchópulos, p. 2003). Si bien es común saber que en la zona existen diferentes inmuebles con el uso de inquilinatos, no hay ningún tipo de letrero que los identifique como tal, haciendo que la única manera de llegar a ellos, sea a través de conocidos que recomiendan el lugar. La manzana en la que se sitúa la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús es de origen colonial y hace parte del trazado claramente ortogonal del barrio Voto Nacional. Tiene una forma rectangular que pareciera fragmentarse en una sección oriental y una occidental, lo que denota el trazado inicial de la carrera 16 por la mitad de la manzana. Estas dos secciones se diferencian por sus características morfológicas y su origen histórico: el costado oriental -donde se localizan la iglesia, las casas de conservación, el filosofado y la estructura claustral- tiene su origen en el siglo XIX y cuenta con los predios de mayor dimensión de la manzana. El costado occidental, de desarrolló más

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Figura 1. Contexto, objetos de estudio (Fuente: Elaboración propia). 1. Plaza de los Mártires; 2. Iglesia del Voto Nacional; 3. Dirección de Reclutamiento(antigua Escuela de Medicina); 4. El Bronx; 5. Inquilinato A; 6. Inquilinato B; 7. Inquilinato C.

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Imagen 2. Fachadas inquilinatos, objeto de estudio (Fuente: Elaboración propia).

tarde, por lo que se caracteriza por ser de menor altura, tener predios más pequeños, esquinas subdivididas de formas irregulares, y no cuenta con edificaciones de gran valor cultural. La presencia de inquilinatos es particularmente concentrada en la manzana de la iglesia, y es que por ejemplo, es de especial interés, que en 3 de las 6 casas declaradas como bienes de interés cultural funcionen viviendas comunales en arriendo, es decir, allí se concentran el 25% de los inquilinatos del barrio Voto Nacional. Este caso es excepcional, ya que la localización de los inquilinatos por lo general es muy dispersa en el centro histórico. En estas casas se observan gran cantidad de intervenciones que buscan aumentar el espacio de habitación, subdividiendo los grandes espacios. Sin embargo, la mayoría son intervenciones regresivas que se han hecho con materiales livianos y desmontables como madera y zinc. Los tres inquilinatos que se escogieron para ser analizados, son Bienes de Interés Cultural del ámbito distrital, declarados por el Decreto 606 de 2001, con una categoría de intervención de conservación tipológica, la cual restringe las obras a subdivisiones,

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reparaciones o reforzamientos estructurales, entre otros. Si bien está protección legal, supone una valoración por expertos que determinaron los niveles de protección que debían tener estos inmuebles, nunca se preguntó a sus propietarios si querían que su patrimonio, en términos económicos, fuera declarado un bien común de los ciudadanos, sin embargo si se les “obliga” a que la custodia y mantenimiento del mismo salga de sus bolsillos. En el caso de estos tres inmuebles, no se conoce a ninguno de los propietarios debido a que viven fuera del país. Las utilidades que sacan tanto de los locales comerciales que tienen en la planta baja, como la renta que dejan los inquilinatos, es manejada por terceros quienes a su vez le piden cuentas a los administradores de dichos lugares. Estos últimos, son una pieza clave, para la conservación e intervención de los inmuebles, ya que al no existir una apropiación de este patrimonio por parte de sus dueños o de los inquilinos, son los administradores quienes se van a encargar de la conservación de estos edificios. Más allá de tener algun tipo de conocimiento sobre restauración de monumentos, estas personas proponen intervenciones que les


otros dos han sido ocupados parcialmente. Este inmueble cuenta con un área de 720 m2 y 20 habitaciones para 40 personas aproximadamente, las zonas públicas, contando el amplio patio central suman en total de 236 m2 y las privadas 384 m2.

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La Residencia Guadalupe -inquilinato B-, es el de mayor densidad de ocupación y peor estado de conservación, ocupa las dos plantas del inmueble de la calle 11 No. 15-53 y a diferencia del anterior, gran parte de sus residentes viven allí por cortos periodos. Originalmente la casa contaba con un patio interior adyacente a la escalera y otro en la parte trasera colindante con la iglesia, de estos solo se conserva el segundo, que es el espacio comunal más representativo del inquilinato. Este inquilinato tiene un área total de 660 m2, donde 137 m2 (entre corredores, patio y cocina) son de uso comunal y 523m2 de uso privado, el principal espacio comunal es el solar, que tiene 37 m2 y la cocina de tan solo 2,2 m2, el patio interior ha sido ocupado para albergar depósitos en primer piso y habitaciones en el segundo. El inquilinato tiene 15 piezas y alberga a 34 personas aproximadamente, lo que aunado a la insuficiente oferta de espacios comunales, evidencia una lamentable condición de habitabilidad. Figura 3. Levantamiento de primer y segundo piso de los inquilinatos Fuente: Elaboración propia.

dan beneficios especialmente de tipo económico, y en menor medida de tipo “cultural”. Lejos de que este análisis de las adaptaciones, se convierta en una critica a dichas intervenciones, busca poner en valor, cómo la dimensión física del habitat de un inquilinato es adaptada dentro de un bien de interés cultural. Dimensión física de los inquilinatos. Los tres inmuebles que se están analizando son procedentes del siglo XIX, y funcionaban como una sola unidad de vivienda en la que tenían un pequeño espacio comercial en la planta principal que da sobre la calle principal de acceso. No obstante con el pasar de los años, se fueron subdiviviendo hasta quedar en las estructuras que se pueden reconocer hoy en día, algunas de las caracteristicas físicas iniciales que se pueden dar de estos inmuebles son (Figura 2): El inquilinato A, ubicado en la calle 11 No. 1535, ocupa el segundo piso de la casa esquinera y es el de mayor tamaño, en general es el mejor conservado debido al mantenimiento constante de los espacios comunes y a la remodelación de las habitaciones cada vez que son desocupadas, la administradora del lugar busca alquilar por periodos largos de tiempo para prevenir mayores deterioros del inmueble. El inquilinato es además muy generoso en los espacios destinados a los servicios comunales, de los dos patios existentes originalmente se conserva completamente solo el más próximo al acceso, los

El inquilinato C ocupa el primer y segundo piso del inmueble ubicado en la calle 11 No. 15-85, sus residentes son en su gran mayoría ecuatorianos otavaleños que se dedican a la venta de artesanías en el sector y son participantes activos de los eventos y actividades eclesiásticas de los claretianos. La casa se encuentra en un estado regular de conservación, debido a las intervenciones inadecuadas y al mantenimiento poco frecuente, sus espacios comunales son más que generosos, subutilizados. El patio interior, donde culmina la escalera de acceso desde la calle 11, es el espacio comunal más representativo, este inquilinato ocupa casi la tercera parte del primer piso del inmueble y la totalidad del segundo, tiene un área de 579m2, de los cuales 283 son de uso comunal y 298 de uso privado, el área comunal más importante corresponde al patio principal y trasero de la casa, cuenta con 20 habitaciones y una población flotante de 25 personas. En el caso del inquilinato A, el más grande de los tres, al ser un predio esquinero que cuenta con acceso sobre la Calle 11 y la Plaza de los Mártires, se configura en torno a dos patios centrales, que si bien uno de ellos se encuentra ocupado, aún se puede reconocer en la lectura tipológica del espacio. En el caso de los inquilinatos B y C, al ser predios medianeros, cuentan con dos patios laterales, que han sido parcialmente conservados (imagen 3). Más allá de la afectación física que traen estas intervenciones para los inmuebles, fue importantes reconocerlas para darse cuenta que si bien los esquemas de funcionamiento de la casa seguían siendo prácticamente iguales, la problemática del habitat al interior del mismo en cuestiones tan básicas como la ventilación e iluminación, no sólo afectan el confort en estos espacios, sino que a su vez, son las zonas donde hay mayor deterioro de los inmuebles. Vale la pena reconocer que las intervenciones

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Figura 4. Zonificación al interior del inquilinato (Elaboración propia).

que se realizan, tanto en la ocupación de los patíos como en la subdivisión de las diferentes estancias, se hace con piezas de madera que permiten reconocer la estructura original, cumpliendo inconcientemente con uno de los principios de la restauración actual, en la cual se pide que las intervenciones sean desmontables y se distingan de la espacialidad original, aún así, este tipo de materialidad interior no es el más propicio para brindar un confort acústico y térmico al interior de las habitaciones. Características morfológicas y tipológicas. Los tres inquilinatos tienen características espaciales diferentes debido a su clasificación tipológica, a su organización funcional y a las transformaciones que han sufrido recientemente. El análisis de las relaciones entre el tamaño, las características de acceso, circulación y localización de patios, permitió la identificación de una tipología de casa de patio común a todos los inmuebles de inquilinato y de dos subtipos –de patio central y patio lateral- (Figura 4). El subtipo de patio central, corresponde al inquilinato A, una vivienda esquinera de gran tamaño, el inquilinato funciona solo en el segundo nivel, por lo que el acceso se da directamente desde la Calle 11 por la esquina noroccidental del predio, al parecer este acceso es una de las modificaciones al inmueble original, pues por lo general la circulación vertical se disponía junto al patio principal. Originalmente, la casa tenía dos patios de dimensiones y jerarquías diferentes: el principal con un área de 48

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m2 y el secundario de 20m2, actualmente apenas se lee la existencia del patio principal por la conservación de los capiteles y por la dilatación entre la cubierta y el muro perimetral que lo contiene, este patio se ha cerrado y subdividido para albergar más habitaciones, sin embargo, el patio secundario, adyacente a la puerta de ingreso actual, sí se conserva. Frente a la circulación, es posible afirmar que originalmente existía un recorrido perimetral a los patios, no obstante, en la actualidad solo el patio principal mantiene esta configuración, las intervenciones realizadas para construir la cocina comunal junto al patio secundario y la adición de habitaciones sobre su costado oriental, han modificado la configuración original de la circulación alrededor de este. Los inmuebles de los inquilinatos B –Residencia Guadalupe- y C, representan el subtipo 2 o de patio lateral. Este subtipo se caracteriza por tener dos patios dispuestos sobre un mismo costado y una circulación central que conecta longitudinalmente al zaguán con los patios laterales -principal y posterior- y las habitaciones. La Residencia Guadalupe es la que mejor conserva en sus dos niveles las características tipológicas de las casas originales, ya que preserva el acceso, la escalera original en forma de U y la estructura de madera de sus patios, sin embargo, el patio principal ha sido ocupado para albergar bodegas y habitaciones y se le ha construido un muro perimetral que impide la entrada de luz a gran parte de la vivienda, el patio posterior colinda por el costado sur con el transepto de la iglesia.


El inquilinato C tiene accesos independientes para el primer y segundo nivel. Al interior del inmueble no existe circulación vertical entre primer y segundo piso, a pesar de esto, se considera como un solo inquilinato por pertenecer al mismo inmueble por compartir espacios comunales –baños y cocina- y por tener un mismo administrador. El patio principal solo funciona para el segundo piso, este se ubica sobre el costado oriental y remata el acceso desde la calle 11, éste ha sido cubierto y se han construido algunos volúmenes de madera en su interior. Por su parte, al patio posterior, solo se tiene acceso desde el primer piso y está aislado física y visualmente desde el segundo nivel, está configurado por tres frentes con gabinetes de valiosa elaboración en madera, la crujía sur que configura el patio posterior limita con la iglesia por su fachada occidental.

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Las áreas comunes en los inquilinatos.

Figura 5. Tipo de baños inquilinato C. Fuente: Elaboración propia.

Uno de los primeros puntos que hay que resaltar de la dimension social en estos inquilinatos, tiene que ver con las áreas comunes que ofrecen los mismos, las cuales permiten determinar el grado de hacinamiento que viven las personas que tienen su residencia allí. Si bien se desconoce que exista un coeficiente que determine el porcentaje óptimo respecto a la proporción que debería tener las áreas privas con relación a las áreas comunes, en estos tres inquilinatos existió una condición en la cual donde habían menos áreas comunes, había un mayor grado de hacinamiento, ligado principalmente a una mayor subdivisión de espacios destinados a estancias de habitación. Ahora bien, lejos de poder determinar un área óptima común en este tipo de vivienda en arriendo, lo que si existe es un análisis por tipos de espacios comunes, principalmente del área de los baños y de las cocinas que permite valorar el grado de habitabilidad mínima que tienen estos inmuebles.

Tabla 1. Relación de áreas (m2) en los inquilinatos. Fuente: Elaboración propia .

Tabla 2. Nivel de sanidad de acuerdo a número de unidades sanitarias por pieza. Fuente: Indicadores de (Arboleda, Henao, Laínez, 2006, p, 31).

Vale la pena mencionar que al ser estos inmuebles casas del siglo XIX, los espacios comunes como el baño o la cocina, usualmente se encontraban fuera de la casa en el patio posterior, o cuando se ubicaban dentro de la casa, usualmente eran dispuestos en lugares poco iluminados o ventilados. Al ser adaptadas estas viviendas como inquilinatos y tener que aumentar la oferta de las áreas comunes, implicaban una obvia transformación y actualización, tanto de las estancias en las que se encontraban los servicios originalmente, como las redes de los mismos. Baños.

Tabla 3. Clasificación de niveles de sanidad según número de unidades sanitarias por habitante. Fuente: Indicadores de (Arboleda, Henao, Laínez, 2006, p, 31).

Es interesante ver como de estos tres ejemplos que se están estudiando, sólo el inquilinato A, que ocupa la planta superior del inmueble, es el único que cuenta con el servicio de baños dentro de la edificación, el cual para ventilarse e iluminarse, se vale de un de un patio de ropas que se encuentra justo al lado. En el caso de los inquilinatos B y C, recurren a tener estos servicios en los patios traseros como era la tradición en estos inmuebles.

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Una característica que van a tener en común los tres casos, es que las regaderas y los sanitarios se encuentran separados para maximizar la eficiencia en el uso de este servicio. Desafortunadamente, más allá de preocuparse por la conservación de los inmuebles, al analizar el higiene, la calidad y la oferta de este servicio en los tres inquilinatos, es preocupante ver que un servicio tan básico para la vivienda, solo en el inquilinato C cuenta con un servicio aceptable. Es importante ver que si uno sólo analiza los datos por área, se daría cuenta que en el inquilinato A y B (tabla 2), se tiene una superficie mayor, pero al observar la demanda en relación a la cantidad de habitantes de estos espacios (gráfic 1), que en esencia se convierte en un dato más relevantes para quienes habitan estos lugares, la información se invierte. Al hacer el levantamiento de la cantidad de inodoros que hay en cada uno de los tres inquilinatos, se puede observar como el inquilinato B, presenta una cifra “no aceptable” de un sanitario por cada 17 personas que viven en el inmueble, siendo uno de los grandes problemas del habitat de este inmueble. Por el contrario si se observan los datos del inquilinato A y C presenta un servicio apenas aceptable de una unidad por cada 10 y 8 habitantes, respectivamente. Lo que se manifiesta en una mejor calidad y la convivencia al interior de estos espacios. Desafortunadamente para los propietarios de estos inmuebles, y para sus administradores, el tema de las unidades sanitarias no es relevante, y se restringe al mínimo ya que son los lugares que requieren mayor mantenimiento diario, y por ende, mayor inversión económica. Zonas de lavado. Un lugar que en los tres inquilinatos se encuentra junto a los baños, es la zona de lavado, principalmente ligado a un tema de economía en las instalaciones, ventilación e iluminación de los mismos. Aunque la demanda y el uso de estos espacios comunales no es tan alta por parte de los habitantes, en los tres espacios cumple con unas dimensiones mínimas para esta actividad. En el caso de la zona del patio de ropas siempre se comparte con la zona de lavado, a excepción del caso del inquilinato A, que tiene una zona extra sobre un patio central. Coincidencialmente, estos usos que causan grandes afectaciones a los bienes

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patrimoniales por humedades tanto en los muros, pisos y techos, se encuentra en zonas que causan una menor afectación a la edificación, como lo son la zona de los patios posteriores. Sin embargo, en una actitud ética de una buena práctica de la arquitectura y el urbanismo, sería apropiado ver las afectaciones sobre los patios posteriores con que están colindando, para no generar problemas a la estructura de los predios vecinos. Cocina. La cocina dentro de la vivienda comunal de arriendo, usualmente se consideran de dos tipos, exteriores e interiores o comunal y privada, que se diferencian principalmente por su ubicación respecto de la unidad habitacional. En el caso particular de las cocinas exteriores es un fenómeno natural, que cada vez existan menos y sean más pequeñas (Arboleda, Henao, Laínez, 2006; 105), al preferir ocupar estos espacios como zonas de habitación, sin embargo, dentro de los tres inquilinatos, se da la particularidad que la cocina tiene un uso restringido al estar junto al cuarto del administrador del inmueble, quien determina los horarios de uso. En el caso de las cocinas internas, que se suponen deberían contar con las instalaciones de electricidad, acueducto y alcantarillado al interior de las habitaciones para que funcionen (Arboleda, Henao, Laínez, 2006; 106), a pesar de que en estos inquilinatos no se cuenta con este tipo de instalaciones, las personas que tienen pensado quedarse más tiempo, y que usualmente se encuentran en las habitaciones más grandes, han hecho adaptaciones en las cuales en un pequeño mesón instalan pequeñas cocinetas a gas propano. Este uso tanto de pequeñas cocinetas en las habitaciones, como las grandes cocinas de uso comunal, representan un importante riesgo para los habitantes del inquilinato y para el mismo inmueble, en la medida en que, por una parte, las divisiones de estos espacios son en madera, siendo elementos altamente combustibles, y por otra parte, la alta emisión de gases que provocan las estufas a gas al interior de las mismas instancias en las que se duerme, implica un constante deterioro para la salud, lo que causa que, a diferencia de los baños, ésta no sea una solución apropiada ni para el habitat, ni para los inmuebles de conservación, siendo éste otro de los puntos críticos a tener en cuenta en la manera en la que funcionan estos inquilinatos en bienes de interés cultural.


Áreas privadas en los inquilinatos.

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Las áreas privadas de los inquilinatos, son aquellas que le dan sentido a su función, y a su vez las que causan mayores subdivisiones al interior de los inmuebles en los que se encuentran. Cada una de estas habitaciones tienen dimensiones y tipos tan variados que carece de sentido plantear una clasificación de los mismos, pasando desde estancias que miden 2 m2 en las cuales sólo se tiene una cama y el espacio suficiente para abrir una pequeña puerta de 60 centímetros, hasta habitaciones de 40 m2 donde se crean diferentes lugares como pequeños comedores y cocinetas.

Figura 6. Zona de lavado inquilinato A Fuente: Elaboración propia.

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En promedio, en estas habitaciones duermen de dos a tres personas que conviven en un mismo espacio, pagando un alquiler que varía, según el tamaño de habitación, entre los 2.5 y 10 dólares por día. El nivel de hacinamiento que se vive en estos espacios esta ligado, no sólo al número de habitantes que se encuentran en una habitación, sino a las condiciones físicas de ese espacio mínimo habitable, las cuales no ayudan a que exista unas mejores condiciones de confort, al no cumplir con unos requisitos básicos de iluminación o ventilación. En el inquilinato A las habitaciones del costado nor-oriental tienen buena iluminación y ventilación por tener uno de sus lados sobre las fachadas esquineras, mientras que las del costado sur carecen de estas características, siendo las habitaciones más económicas. Las dimensiones de las habitaciones varían entre los 8 y los 36m2 , y por lo general en aquellas que superan los 10m2 se cuenta con cocinas interiores. Vale la pena resaltar que este es el único inmueble en el que se aprovecha la doble altura que tienen estos espacios, para crear mezzanines que aumentan el espacio habitable.

Figura 7. Zona de cocina inquilinato C. Fuente: Elaboración propia.

Grafico 1. Relación de cantidad de habitantes por inodoro. Fuente: Elaboración propia.

Grafico 2. Relación de cantidad de habitantes por piezaa. Fuente: Elaboración propia .

El inquilinato B, por el contrario, tiene muy malas condiciones de iluminación y ventilación, debido a que es un predio medianero cuyo patio interior fue ocupado, restringiendo el acceso de luz al interior de la vivienda, las únicas habitaciones bien iluminadas son las que se encuentran alrededor del solar y sobre la fachada norte, por lo que durante el día, el uso de la energía eléctrica para suministrar iluminación artificial es constante y necesaria, el tamaño de las habitaciones es el más reducido de todos los inquilinatos, al tener espacios de 3 a 15m2. Por su parte, las habitaciones del inquilinato C se caracterizan por su buen estado de conservación, en ellas no se han hecho grandes intervenciones, por lo que las dimensiones originales -16m2 aprox.- se conservan en su mayoría. Los espacios que no conservan sus dimensiones originales, tienen un área de 5 a 20 m2, donde sólo las estancias más grandes, como los antiguos salones, se han subdividido, los patios central y posterior se han conservado, por lo que las posibilidades de iluminación son mejores que en los casos anteriores, sin embargo, los muros absolutamente cerrados no facilitan una iluminación y ventilación optima, esta situación es preocupante si se considera que la mayoría de estas habitaciones tienen cocina propia.

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Figura 8. Usos al interior de los inmuebles. Fuente: Elaboración propia.

A pesar de los problemas sanitarios o de confort que se puede generar en torno a estas habitaciones, es claro que la afectación que se genera sobre el inmueble de conservación, se encuentra ligada más a la manera en que se lleve a cabo la intervención del espacio, que en la subdivisión del mismo. Ahora bien teniendo esa perspectiva por delante, vale la pena replantear la situación en sentido inverso, preguntándose, si se mejora las intervenciones que se hacen en estos inmuebles de conservación, se puede mejorar el habitat interior de estos lugares?

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Reflexión Final. Como se mostró a lo largo de este texto, las adaptaciones que se han hecho en estos bienes de interés cultural, han sido las encargadas, irónicamente, de darle vida y uso a un inmueble que podría estar abandonado, detruyendose desde sus entrañas. Desafortunadamente, en algunos casos, le ha quitado lentamente la calidad de vida, a las personas que deciden habitar en él.


Lejos de que este tipo de uso de vivienda sea insostenible para los habitantes o para los inmuebles de conservación, hace falta más que una inversión en pintura de las fachadas para embellecimiento del paisaje urbano, una capacitación a los administradores de estos sitios, quienes son los que toman las decisiones de las intervenciones físicas que se hacen sobre la edificación, y una regulación mínima de estos espacios, que obligue a los administradores a cumplir con unas condiciones mínimas de confort del espacio que se esta ofreciendo. No obstante, para que se puedan llevar a cabo este tipo de propuestas, es necesario que se rompan dos paradigmas que están presentes en los inquilinatos que se asientan sobre predios de conservación. Por una parte, es necesario cambiar el estigma social que hay ligado a este uso, donde las malas condiciones de hábitat que se viven al interior del mismo hacen distorsionar la imagen social de las personas que viven allí, quienes no tienen otra posibilidad de acceder a otro tipo de vivienda por la situación económica en la que se encuentran. Y por otra parte, que los bienes de interés cultural lejos de ser catálogos en las oficinas dedicadas a la conservación del patrimonio, deberían tener un uso el cual no sólo tiene una relevancia por su valor histórico, estético o simbólico, sino que también cumplen con una nueva importancia social.

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CONDICIONES DE INFRAESTRUCTURA, VIVIENDA Y ENTORNOS DE ALGUNAS COMUNIDADES COLOMBIANAS ADYACENTES A PROYECTOS EXTRACTIVOS. MARGARITA PÉREZ margarita.perez@udea.edu.co ANGIE BETANCUR anibetancur@hotmail.com

RESUMEN

ABSTRACT

Reconocer la importancia de establecer condiciones que propicien el progreso de la calidad de vida de las comunidades es pieza clave y fundamental para alcanzar niveles de desarrollo adecuados a lo largo del territorio nacional, situación que se ve truncada tras la implementación a la par de un modelo industrial extractivista, el cual se ejecuta en la mayoría de los casos sin las medidas de control y vigilancia requeridas para mitigar los impactos socioambientales que se generan tras la ejecución de este tipo de actividad. El presente documento, pretende identificar las condiciones de infraestructura, vivienda y entornos de algunas comunidades adyacentes a proyectos extractivos en el contexto colombiano. En donde se puede apreciar un panorama desalentador en cuando a calidad de vida de este tipo de poblaciones, tanto a nivel ambiental, como social y de subsistencia.

Recognizing the importance of establishing conditions conducive to the progress of the quality of life of the communities is key and fundamental to achieve adequate levels of throughout the national territory development, a situation that is truncated after implementation on par with a model extractive industry, which runs in most cases without the control and surveillance measures required to mitigate the socio-environmental impacts that are generated after the execution of this type of activity. This document aims to identify the infrastructure, housing and environment of some communities adjacent to mining projects in the Colombian context. Where you can see a grim picture on when this quality of life of such populations, both environmentally, socially and subsistence. Keywords: Healthy environments - Mining - Housing Habitat - Industrial development

Palabras claves: Entornos saludables - Minería Vivienda - Hábitat - Desarrollo industrial

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1. Introducción En las últimas décadas, el desarrollo y enfoque hacia la construcción de una economía extractivista, se ha convertido en el tema central de las políticas gubernamentales del país, bajo el pretexto de “salir de los rangos del subdesarrollo” para transformar la nación a un contexto más próspero y de mayor riqueza, escenario que ha propulsado que el Estado le haya apostado con todas sus fuerzas al denominado “boom minero energético”; pero la situación actual, no se aproxima a las condiciones deseadas y planteadas tras la incursión de este tipo de industria, hoy por hoy, se han comenzado a vislumbrar los estragos e impactos del accionar de este sector económico en el territorio nacional tanto a nivel ambiental, como social, político, económico y cultural. En Colombia la minería es un sector estratégico para su desarrollo. En una carrera sin control ni reglas claras, esta actividad hace trámite en el territorio, arrastrando una estela de problemas sobre la sociedad, el ambiente, el bienestar y la salud de las personas.1 Si bien, Colombia cuenta con un marco normativo y legal bastante contundente, a la par, se han generado estrategias y relaciones que menguan la trascendencia de las políticas estipuladas y firmadas entre el Estado y los proyectos extractivos, a su vez, se le suma la condición de parcialidad de las instituciones gubernamentales en territorios de interés minero, lo que incrementa los niveles de vulnerabilidad de este tipo de poblaciones, ya que los organismos de control y vigilancia destinados, poseen limitaciones para llevar a cabo su labor, generandocondiciones que

propician la extracción de los minerales de manera “libre” y sin supervisión alguna tanto de parte de las empresas, como también de organizaciones criminales que llevan a cabo esta actividad con el propósito de lucrar sus propias economías, lo que es denominado “minería ilegal”. El escenario nombrado anteriormente, permite reconocer una de las principales causas de los impactos que este sector ha generado en el territorio colombiano: la imparcialidad del Estado durante la ejecución del desarrollo de la industria minera, lo que por otra parte traduce a olvido y abandono gubernamental para los territorios más denigrados de la nación, y se hace alusión a “territorios más denigrados”, ya que una de las actividades antrópicas que genera mayor impacto y detrimento socioambiental es la minería: La minería es una actividad rentable en Colombia, pero por la falta de control social y las debilidades institucionales, el control ambiental es el mínimo exigido y la responsabilidad social de las empresas responde sólo a sus intereses. Aunque la producción y los ingresos mineros han aumentado, no se observa un impacto positivo de la minería en el desarrollo nacional ni de las comunidades locales 2. Debido a estos contextos propios de vulnerabilidad de determinadas comunidades, a nivel internacional, se han implementado medidas y diferentes lineamientos con el fin de garantizar la protección y el mejoramiento de las condiciones de subsistencia de toda la población, proyectando entornos aseguradores que forjen escenarios de vida con calidad.

1. Olivero, s.f., p. 3. 2. Unidad de Planeación Minero Energética y Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, 2014, p. 12.

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Como lo señalan la Organización Panamericana de la Salud y el Comité Técnico Nacional de Entornos Saludables: La Estrategia de Entornos Saludables promovida por la Organización Panamericana de la Salud, exalta y reconoce en primer lugar, que la vivienda y la familia son determinantes supremos para el bienestar y la salud individual y colectiva 3. Según, la Organización Panamericana de la Salud y el Comité Técnico Nacional de Entornos Saludables (2011), esta estrategia pretende no solo propiciar mejores escenarios en cuanto a viviendas y medio ambiente, sino también, reconocer que a raíz del perfeccionamiento de estos dos contextos, indudablemente, se evidenciará el alcance de mejores condiciones en cuanto a calidad de vida del individuo; a su vez, reconocen que existen tres variables claves al hablar de vivienda: “la casa (el refugio físico donde habita una persona), el hogar (el grupo de personas que conviven bajo el mismo techo), el entorno (el ambiente exterior que rodea la casa) y la comunidad (el grupo de personas que constituyen el vecindario)”.4 Reconociendo, pues, la importancia de propiciar entornos saludables en todos los escenarios sociales del país, el presente documento, pretende identificar las condiciones de infraestructura, vivienda y de hábitat de algunas comunidades adyacentes a proyectos extractivos en el contexto colombiano, en cuanto al marco del creciente “boom minero energético” propiciado por el gobierno, a su vez, que este mismo, ha firmado y acordado estándares internacionales comprometiéndose con el mejoramiento de las condiciones de calidad de vida de las comunidades a nivel nacional. 2. Metodología y Resultados. Para identificar las condiciones de infraestructura, vivienda y entornos de algunas comunidades adyacentes a proyectos extractivos en el contexto colombiano; se examinaron diferentes fuentes bibliográficas alusivas al campo de estudio, requerido en el presente documento, tomando como referentes investigativos: boletines informativos, libros, artículos de investigación y documentos electrónicos, los cuales fueron respectivamente sistematizados y analizados. Este escrito de tipo documental y reflexivo se elaboró en dos etapas: la primera de carácter investigativo, que consintió en la consulta y selección de la información, y la segunda de tipo analítico, en la cual se llevó a cabo el proceso de evaluación, aprobación y reflexión de la indagación obtenida durante la ejecución de la fase consultiva.

Aspectos Generales. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Organización Mundial de la Salud (OMS) (s.f.), en Colombia, la Estrategia de Entornos Saludables, se ha llevado a cabo en tres escenarios concretos: la escuela, la vivienda y el lugar de trabajo. La OPS, a nivel nacional, ha brindado su apoyo y servicio técnico tanto en la planeación, como en la puesta en marcha de planes, programas y proyectos relacionados con esta temática, aportando una cobertura adicional a todas las esferas locales de los departamentos; como lo aseguran dichas organizaciones es de gran significado para la ejecución efectiva de este tipo de programas, reconocer la importancia del área de “Salud Ambiental y Desarrollo Sostenible”, ya que argumentan que existe una estrecha relación entre salud y ambiente como factor indispensable que favorece o afecta dichos entornos.5 Como bien se mencionó en el párrafo anterior, la principal fuente de un desarrollo asertivo en cuanto a términos de calidad de vida, es la sustentabilidad del entorno y el hábitat en el cual cada ser humano se desenvuelve, y esto tiene cabida en todos los contextos de su vida cotidiana: escuela, vivienda y área laboral, si hay carencia y una deficiente oferta en el ámbito ambiental, no existe garantías para favorecer escenarios que posibiliten un bienestar social e individual. En el caso de la industria minera, de acuerdo con el proyecto Minería, Minerales y Desarrollo Sustentable (s.f.), este tipo de producción, genera una serie de afectaciones en los territorios donde se pone en marcha: desde una perspectiva social, los impactos concebidos por el desarrollo de dicha actividad, se relacionan con el incremento de los índices de desplazamiento, migración, deterioro a la dinámica cultural de las comunidades propias a estos territorios, aumento de la tensión social dado a las posturas que este sector forja dentro de los miembros de la colectividad, pérdida de las dinámicas económicas y políticas propias de estas zonas, entre otros, en cuanto a la esfera ambiental, se despliegan afectaciones relacionadas al quebranto de la biodiversidad y de las tierras de cultivo o de pastoreo, destrucción de hábitat, contaminación del aire, suelo y ríos, agotamiento del recurso hídrico y en algunos casos, generación de accidentes concernientes con la actividad de la mina teniendo severas consecuencias para la población civil.6 Impactos que como se pudo estimar, generan un grado de alteración significativo en este tipo de comunidades, puesto que sus dinámicas poblaciones, estilos y calidad de vida se repercuten vigorosamente, autores como Gudynas (2014), consideran que los conflictos socio-ambientales relacionados al accionar

3. Organización Panamericana de la Salud y el Comité Técnico Nacional de Entornos Saludables, 2011, p. 4. 4. Ibídem, p. 6. 5. Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la Salud, s.f. 6. Proyecto Minería, Minerales y Desarrollo Sustentable, s.f., p. 16. VIVIENDA & CIUDAD /DICIEMBRE 2016/ VOLUMEN 3: 51-66

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minero son unos de los más dinámicos y complejos, puesto que no solamente entran en juego aquellas implicaciones ambientales generadas por la puesta en marcha de este tipo de actividad, sino también porque incorporan otros componentes territoriales como cultual, medios productivos, dinámica social, etc., conceptuando así, que en la mayoría de los casos se presenta un tríada alrededor de los conflictos extractivistas, la cual encuadra al ambiente, la sociedad y el mercado7, con base a esto, es importante reconocer que Colombia a raíz de su accionar minero, se encuentra envuelto en una serie de conflictos y luchas entre la defensa del territorio y esta actividad, conforme a esto el autor define “conflicto socio-ambiental” como una dinámica de posiciones: (…) Dinámica de oposiciones, que resultan de diferentes valoraciones, percepciones o significados sobre acciones o circunstancias vinculadas con la sociedad y el ambiente, que discurre como un proceso que se expresa en acciones colectivas, donde los actores en oposición interaccionan entre sí en ámbitos públicos. 8 Es importante pues, reconocer, la significancia que tiene la problemática extractivista, puesto que repercuten sobre todas las esferas de determinado territorio, entendiéndose este como la correlación de todas las dimensiones de interacción de los individuos, más no sólo como el espacio geográfico destinado a su albergue y modos de vida: Llanos (2010), define el territorio, como aquel conjunto de prácticas y relaciones sociales, culturales, económicas, políticas y medio ambientales existentes dentro de determinada dimensión espacial9, concepción no muy distante a la de autores como Sánchez (2013), quien argumenta, que el territorio no solo es la relación entre los elementos materiales del espacio geográfico, como los recursos ambientales, sino también como la dinámica cultural, política y social de las comunidades que habitan determinado espacio geográfico.10 A su vez, autores como Montañez y Delgado (1998), manifiestan que para la compresión de la estructura de determinado 7. Gudynas, 2014, p. 8. 8. Ibídem, p. 9. 9. Llanos, 2010, p. 3. 10. Sánchez, 2013, p. 37. 11. Olivares, s.f., p. 3.

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territorio, se debe fundamentalmente considerar siente nociones: la relación social como la expresión de territorialidad (siendo pues el espacio geográfico el escenario que propicia dichas relaciones), el territorio como un espacio de poder, el territorio como la construcción social, la actividad espacial de los actores territoriales como representación de apropiación territorial, el territorio como un espacio de percepciones, valoración y actitudes divergentes, el territorio como una esfera tendiente al cambio y territorio como identidad regional. La importancia de tener presente el concepto de territorio cuando se habla de entornos saludables es vital, puesto que estas dos nociones se co-relacionan, ya que no se pueden implementar políticas certeras y de trascendencia sin evaluar los contextos territoriales, sus conflictos, sus necesidades y sus oportunidades, como condiciones particulares y propias de cada dimensión espacial. Cuando la comunidad se ve amenazada por factores externos, como es el caso de la puesta en marcha de proyectos de gran envergadura como los mineros, y comienza a notar la degradación de su entorno y medios de subsistencia, carece completamente de espacios garantes de bienestar tanto individual como colectivo, generando así la afectación de las condiciones propulsoras del tan añorado concepto que estimuló a organizaciones como la ONU y OPS de facultar la estrategia de entornos saludables a nivel mundial y es: “calidad de vida”, noción, que según Olivares (s.f.), está ligada al de bienestar y relacionada a la existencia de regocijo y obtenciones de una persona: “La calidad de vida es un concepto que no permite separar las necesidades físicas de aquellas espirituales, debido que tiene que ver con la capacidad de las personas (esto es, la posibilidad de efectuar las tareas que debiera realizar una persona) así como la del disfrute de sus preferencias”. 11 Así pues, en los siguientes apartados se hará un acercamiento a estas nociones de territorio, calidad de vida, conflictos socio-ambientales y entornos saludables en cuanto a las condiciones de infraestructura, vivienda y hábitats de algunas comunidades colombianas adyacentes a proyectos mineros,


siendo este asunto de alta relevancia para un país que ha puesto en manos de este sector una de sus cinco máquinas de impulso económico nacional, las tan mencionadas “locomotoras de desarrollo” que tienen como lema alcanzar un “crecimiento sostenible y competitividad” en todo el territorio nacional, y se soportan aparte del sector extractivo en cuatro áreas más: infraestructura, vivienda, agro e innovación ¿será que estas estrategias propuestas en los mandatos del presidente actual de Colombia han logrado alcanzar esa tan añorada “prosperidad para todos” que tanto se ha mencionado en los Planes Nacionales de Desarrollo del mandatario? Contexto colombiano. El Ministerio y Viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Dirección de Asuntos Ambientales, Sectorial y Urbana (2012), en un documento titulado “Criterios ambientales para el diseño y construcción de vivienda urbana”, señalan, que a partir de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Johannesburgo (Sudáfrica) llevada a cabo en el año 2002, con el objetivo de implementar los requerimientos internacionales acerca de la disminución de la pobreza extrema, y carencia de acceso a los servicios tanto de energía como de agua, se dio inicio a una serie de medidas en cuanto a su replanteamiento sobre la manera de forjar los escenarios de desarrollo humano, de residir y desenvolverse en el territorio. A raíz de esto, se crean las siguientes medidas12: Colombia, incursiona en este proceso mundial con la adopción entre otras, del Convenio de Diversidad Biológica de la Cumbre de Río de Janeiro, en La Ley 165 de 1994 y la Convención sobre Cambio Climático del 9 de mayo de 1992, en la Ley 629 de 2000. De esta forma se han generado compromisos derivados de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo, con reorientación de la política ambiental nacional buscando garantizar el desarrollo sostenible y contribuir a la reducción de la pobreza, mediante la inclusión de criterios ambientales en políticas de sectores prioritarios como salud, vivienda, desarrollo territorial, agua, desarrollo urbano, energía y transporte.13 Como bien se puede apreciar, el Estado Colombiano, reconoce a través de su marco legal y normativo la importancia de generar programas, proyectos y mecanismos de vigilancia y control, que aseguren la calidad de vida de sus habitantes, inclusive, se hace hincapié de este asunto en su Plan Decenal de Salud Publica actual, el cual establece una serie de objetivos, estrategias y planes a seguir para garantizar la erradicación de la pobreza y el aumento de los niveles de vida de sus nacionales.

En el marco del actual Plan Decenal de Salud Pública, según el Ministerio de Salud y Protección Social, de Colombia (2012-2021), en el contexto de hábitat saludable, se tienen en cuenta un conjunto de políticas públicas, estrategias y acciones intersectoriales e interdisciplinarias, orientadas al mejoramiento de la calidad de vida y condiciones de salud de la nación, en los entornos de vivienda, hábitat, laborales, de recreación, etc. con el fin de favorecer el bienestar tanto individual como social de los colombianos. A continuación se traen a colación los objetivos enmarcados en el componente de hábitat saludable, por medio de los cuales se desea garantizar estos derechos a los colombianos14: a. Reducir las brechas de inequidad en el acceso al agua potable, coberturas de acueducto, alcantarillado y aseo. b. Intervenir los determinantes sanitarios y ambientales de la salud, con enfoque diferencial, priorizando la calidad del agua para consumo humano, uso terapéutico y recreacional, y el riesgo generado por la gestión inadecuada de los residuos sólidos y líquidos. c. Intervenir con enfoque diferencial los determinantes sanitarios y ambientales de la salud relacionada con la calidad del aire, el ruido y las radiaciones electromagnéticas, los impactos del urbanismo, las condiciones de la ruralidad, las características de la movilidad, las condiciones de la vivienda y espacios públicos. d. Intervenir los determinantes sanitarios y ambientales de la salud, con enfoque diferencial, relacionados con el riesgo biológico asociado a la presencia de vectores, tenencia de animales de producción, compañía y silvestres. e. Intervenir los determinantes sanitarios y ambientales de la salud relacionados con las sustancias y productos químicos, residuos peligrosos, nanotecnologías y dispositivos médicos de uso estético y cosmético. f. Promover la responsabilidad social empresarial en la adopción de Sistemas de Producción Limpia, promoción de la salud de los trabajadores, promoción de entornos de trabajo saludables y prevención de los riesgos del trabajo. g. Promover la formulación o implementación de políticas intersectoriales orientadas a la protección y recuperación de entornos y ecosistemas estratégicos altamente vulnerables, como páramos y glaciares de alta montaña, humedales, bosques, manglares, mares, océanos y cuencas hidrográficas, entre otros. h. Fortalecer la gestión intersectorial para el cumplimiento de los compromisos nacionales e internacionales relacionados con agendas, acuerdos y convenios sobre la salud ambiental. i. Fortalecer el control y vigilancia sanitaria en terminales portuarias y puntos de entrada15.

12.

Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible y Dirección de Asuntos Ambientales, Sectorial y Urbana, 2012, p. 10. 13. Ibídem, p. 10. 14. Ministerio de Salud y Protección Social, Colombia. 2012-2021, p. 3.. 15. Ibídem, p. 3.

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La pregunta a lo anterior es la siguiente: ¿es posible garantizar el cumplimiento no solo de estos objetivos, sino también de las leyes y normas existentes y planteadas por el gobierno, a la vez, que se asegura el crecimiento económico y social de la nación con la penetración en todos los territorios a nivel nacional de proyectos mineros?, porque se debe recordar que “no se puede jugar para Dios y el diablo a la vez”, y que la implementación de este último mecanismo de extracción, inhibe el cumplimiento de avalar condiciones propicias para alcanzar la calidad de vida de las comunidades adyacentes a este tipo de proyectos. No basta con que el Estado asegure por medio de un papel, garantizar los estándares internacionales de protección a los derechos humanos, si a la par teje estrategias que mitiguen los efectos de este tipo de medidas, ya que, como bien es sabido, la labor minera se lleva a cabo en áreas descentralizadas y de difícil acceso, entonces ¿Qué pasa con la ejecución de este tipo de programas en estas zonas, si ni siquiera se tiene suficiente control y vigilancia a la industria minera sobre el desarrollo de sus actividades en aras de prevenir la mayor cantidad de impactos al territorio? En un informe escrito por Ponce (2010), se describe que las cifras sobre titulación minera en Colombia, según datos hallados en el registro de las memorias del congreso nacional del ministerio de minas y energía, se pasó de 3.713 títulos vigentes en el año 2001 a 8.126 para finales del 2009, teniendo como principal base de producción, el carbón, con un valor productivo del 51,8%, el ferroníquel, con el 21,2% y el oro con el 14,6%, alcanzando un reconocimiento a nivel mundial por poseer las mayores reservas de carbón de sur américa y por ende, ser el mayor productor de este mineral en la esfera continental, a su vez, este autor, asegura, que a nivel nacional, el PIB minero ha tenido un alza del 60% entre los años 2001 y 2009, situación que se ha originado principalmente por la producción de estos tres minerales, sin embargo, el aporte de este sector a la economía nacional es limitado, puesto que sólo ha oscilado entre 1,33% y 1,60%, contribución muy mínima si se compara con las registradas por este tipo de industria en países como 16. Ponce, 2010, p. 14. 17. Manrique, 2013, p. 1. 18. Ibídem, p. 5. 19. Ibídem, p.6. 20. Cante, 2010.

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Chile, Canadá, Perú y Brasil16. A continuación, se develan algunos rasgos del comportamiento de la producción minera nacional: La producción de Carbón en Colombia para el primer trimestre de 2013 fue de 18.388.972,94 toneladas, presentando un decrecimiento del 21,43% con respecto a las 23.403.912,21 toneladas del mismo período del año 2012, es decir una disminución de 5.014.939,27 toneladas y de 14,23% en relación con 21.439.267,50 toneladas del cuarto trimestre de 2012.17 La Producción de metales preciosos para el primer trimestre de 2013, fue de 20.024,83 kilogramos, presentando un incremento de 11,07%, frente a los 18.029,46 kilogramos del mismo período de 2012, pero tiene un decrecimiento de 8,98%, en relación con el cuarto trimestre de 2012, que reportó una producción de 22.000,26 kilogramos.18 La producción de níquel contenido ferroníquel para el primer trimestre de 2013 fue de 12.057,54 toneladas, con un decrecimiento de 10,21% en relación con el mismo período de 2012, que alcanzó una producción de 13.429,17 toneladas y de 0,01% frente a una producción de 12.059,28 toneladas, del cuarto trimestre de 2012.19 Cante (2012), trae a colación en uno de sus artículos informativos que, en un análisis realizado por su colega María del Pilar Pardo sobre las áreas de reserva minera del país, se tiene que durante la administración del actual presidente Santos se ha multiplicado el potencial minero por más de mil, obteniéndose así un aproximado de 21 millones de hectáreas, y que estas tienen tendencia a crecer otros 4 millones más.20 Lo anterior solo indica que a pesar de tener vastas áreas de hectáreas destinas a la extracción de minerales y flagelación ambiental y territorial, hay una tendencia alta a aumentar su número, sin garantizar tan siquiera que se logre el objetivo de alcanzar niveles prósperos de economía nacional en base a este sector industrial ya que el PIB de esta “locomotora de desarrollo” no es suficiente y ni siquiera responde a los mínimos requerimientos de “crecimiento sostenible y competitividad”; y como si no fuera poco, y


para brindar un mayor acercamiento al contexto actual del país CINEP/Programa por la paz (2012), asegura que comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes, entre enero de 2001 y diciembre de 2011, han llevado a cabo más de 274 acciones sociales colectivas en todo el territorio nacional, con el fin de visibilizar la problemática que se vive en sus comunidades a raíz del accionar minero y dentro de los principales motivos de estas luchas sociales asociadas con explotación de petróleo, carbón y oro se encuentran: incumplimiento a pactos (24%), violación de derechos (16%), inobservancia a políticas y destrucción al entorno natural (14%), infracción a los pliegos laborales (12%), petición de empleo (7%) y daños a la infraestructura y otros motivos (4%).21 A raíz de las cifras mencionadas surge la siguiente pregunta: ¿La estrategia de entornos saludables cubre todo el territorio nacional, o sólo las poblaciones de carácter no minero? A continuación, se darán a conocer diferentes contextos de “entornos saludables” que se tejen en las comunidades adyacentes a proyectos mineros. Condiciones de infraestructura y vivienda de algunos territorios mineros de Colombia. Retomando el tema de entornos saludables y calidad de vida, Olivares, (s.f.), define que los indicadores de este último concepto mencionado, se pueden diferenciar en tres componentes: en el tener, en el amar y en el ser: Tener. Se trata del dominio y control de las condiciones materiales indispensables para la supervivencia y para evitar la pobreza. Se refiere a las necesidades de nutrición, de ambiente saludable (aire, agua, clima), de atención de enfermedades, entre otras. Se consideran los siguientes indicadores principales: Los recursos económicos (o ingresos), las condiciones de vivienda, el empleo, las condiciones y ambiente de trabajo, la salud, la educación.22 Amar. Se refiere al vínculo de la persona con otras y su identificación como comunidad. Se utilizan indicadores, como los siguientes: Arraigo y contacto con la comunidad local, apego a la familia y a los parientes, patrones vigentes de amistad, vínculos con compañeros de asociaciones y organizaciones, relaciones con los compañeros de trabajo.23 Ser. Se trata de la integración social y ambiental en general, permitiendo el desarrollo personal y evitando el aislamiento. Cuentan con los siguientes indicadores: Participación en las decisiones y actividades que influyen en su vida, la actividad política, oportunidad para realizar actividades recreativas, oportunidad de una vida significativa

21. CINEP/Programa por la paz, 2012, p. 13. 22. Olivares, s.f., p. 3. 23. Ibídem, p. 4. 24. Ibídem, p. 4. 25. Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, s.f., p. 3.

en el trabajo, oportunidad de integración y de disfrute de la naturaleza (contemplación, paseos, jardinería, crianza).24 Estos indicadores son importantes tenerlos presente en este apartado del documento, ya que permiten, proporcionar un acercamiento y comparar si estos se cumplen en los escenarios de algunos de los entornos mineros del país. Se evidencian entonces situaciones de diferentes territorios que son considerados “cunas de oro” para la industria extractiva nacional y se expone lo actual de unas de las zonas “más ricas” de Colombia, en cuanto a su potencial minero y de recursos naturales, como algunas localidades del Sur de Bolívar, Sogamoso, Boyacá, el Departamento del Chocó, municipio de Buriticá-Antioquia, Marmato-Caldas y el Departamento de la Guajira, zonas que son representantes fieles del tema que se está abordando actividad. La sub región del Sur de Bolívar, está ubicada en el departamento de Bolívar, en la región Caribe de Colombia, limita con las márgenes izquierdas del río Magdalena y la margen derecha del río Cauca al Noreste, del río Tigüi al Suroeste y un vasto número de ciénagas al norte en cercanías a Mompós, comprendiendo 18 municipios los cuales anidan un total de 340.000 habitantes25; si bien, Colombia cuenta con la denominación de 26 zonas o distritos considerados de carácter minero (188 municipios), “el Cono del Sur” como es llamado también el “Sur de Bolívar, posee dos de estos, los cuales se caracterizan por la producción de oro y plata: El Distrito Minero de San Martín de Loba y el Distrito Minero de Santa Rosa26, con respecto a este primero, está conformado por los municipios de San Martín de Loba, Barranco de Loba27 y Hatillo de Loba y este segundo por los municipios de San Pablo, Santa Rosa del Sur y Simití28, paradójicamente, las características naturales e hídricas de este departamento, no aseguran la riqueza de sus comunidades: las colectividades adyacentes a los proyectos mineros que se llevan a cabo en esta subregión, se caracterizan por poseer una carencia de infraestructura, evidenciando un alto nivel de abandono institucional, ya que ante los pocos recursos monetarios con que se cuenta en este territorio, se dificulta no solo la construcción de planteles educativos, sino también el pago a docentes que lleven a cabo su función en este lugar29: Para algunas zonas de minería aurífera en el Sur de Bolívar, por ejemplo, aunque la mayor parte de la población son niños, las escuelas suelen abrir en Marzo y cerrar en Octubre, todo supeditado a subcontratación de profesores mediante diversos intermediarios. Bajo el probable sesgo del autor y basado en visitas realizadas a la zona, gran parte del trabajo académico de estos niños se restringe a la celebración de partidos de fútbol.30

26. Rey, 2008, p. 21. 27. Turizo, Caballero y Olivero, 2014. 28. Rey, 2008, p. 21. 29. Olivero, s.f., p. 22. 30. Ibídem, p. 22.

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Situación similar al contexto de varias veredas del municipio de Sogamoso, Boyacá, territorio que se encuentra bordeado de una vasta cadena montañosa que hace parte de la cordillera oriental de los antes, limitando al norte, con los municipios de Nobsa y Tópaga, al oriente, con los municipios de Tópaga, Monguí y Aquitania, al sur, con Aquitania, Cuitiva e Iza y, al occidente, con Tibasosa, Firavitoba e Iza31: Según un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Empresa Nacional Minera Ltda. MINERCOL (2001), en 15 veredas de carácter minero del municipio de Sogamoso, Boyacá, la percepción de la situación escolar es altamente crítica, puesto que si bien se cuenta con escuelas, colegios y el Sena del Centro Nacional Minero en una de sus veredas, cerca de un 40% de niños y niñas ubicados en las zonas rurales no pueden cursar noveno, décimo y once, lo que los obliga a desplazarse a los colegios del centro del pueblo, escenario complejo, puesto que estos se ven obligados a desertar debido a las condiciones económicas de las familias, a su vez, se encontró en dicho estudio que solamente el 1% de la población escolar accede a las universidades pero hay una escasa generación de empleo para los jóvenes que logran terminar su educación superior.32

de la República Actividad Cultural”, realizada por Mosquera (s.f.), en donde se describen las principales características de los entornos, infraestructura y de las viviendas rurales de este departamento:

De la misma manera, otro caso que demuestra las condiciones paupérrimas de este tipo de territorios, se evidencia en el Chocó, departamento que limita por el Norte con la República de Panamá y el mar Caribe, por el Este con Antioquia, Risaralda y Valle del cauca, región que a su vez cuenta con limites por el sur de este territorio y por el Oeste, circunscribe con el océano Pacífico, cabe resaltar, que su economía principalmente proviene de la extracción minera33, actividad que ha sido altamente representativa para los chocoanos a nivel histórico y cultural, lo cual ha llevado a esta región a ocupar actualmente uno de los principales puestos en cuanto a producción de oro y platino dentro del escalafón nacional, a continuación, un fragmento de la investigación titulada “La vivienda rural en el choco: Biblioteca virtual Luis Ángel Arango: Banco

Yo aquí en mi casa, por lo menos al río no voy. Si uno se mete al rio, le da rasquiña, le da picazón, porque el río está contaminado, le sale hongo. A las playas no se puede porque vienen llenas de mercurio. La pesca, ¿para qué ese pescado? si ese pescado está contaminado. Si uno se lo come le hace daño y si uno lo va a vender no se lo compran.35

De manera que, todas las aldeas de veredas y corregimientos y muchas cabeceras municipales se distinguen por los bajísimos niveles de habitabilidad resultantes de la pobreza generalizada de los moradores, de la precariedad y baja calidad de la vivienda, de la ausencia de sistemas sanitarios y energéticos adecuados y de la escasez o carencia absoluta de agua potable, en una región donde el agua es superabundante. Los moradores no saben qué hacer con los desperdicios domésticos y sólo algunos poblados disponen de unas horas de luz eléctrica, por medio de una planta que a menudo no funciona por falta de combustible o de un repuesto (…).34 Como se puede evidenciar, no hay características que propicien ni entornos saludables ni los niveles básicos de calidad de vida, a continuación y para apoyar la investigación de Mosquera, se pone en evidencia el diario vivir de algunas comunidades chocoanas como lo son Río Quito y Soledad por medio de un testimonio y el fragmento de una investigación realizado por Tierra digna (2015):

En la comunidad de la Soledad, por el contrario, aunque muchos residentes aún continúan utilizando el agua de río para cocinar y lavar ropa y sus utensilios de cocina, el agua para beber la consiguen en Quibdó. Deben conseguirla en la capital del departamento porque, a diferencia de San Isidro, cuando no ha llovido en días, la comunidad no tiene una quebrada no impactada por la minería de dónde abastecerse.36

31. Alcaldía de Sogamoso, Boyacá, s.f. 32. Organización Internacional del trabajo, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Empresa Nacional Minera Ltda. MINERCOL, 2011, p. 39. 33. Gobernación del Chocó, s.f. 34. Mosquera, s.f. 35. Tierra digna, p.67. 36. Tierra digna, p.69.

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Figura 1. Condiciones de infraestructura viviendas aledañas a centros mineros del Chocó. Fuente: Conexión Colombia (2009).

Y como si no fuera poco, las condiciones educativas no son de envidiar: la Organización Internacional del Trabajo, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Empresa Nacional Minera Ltda. MINERCOL (2001), señalan que en el caso de varios municipios de este departamento, como Condoto, fuera de poseer escasos planteles educativos, los docentes de escuelas rurales manifiestan que no poseen material didáctico y el pago de los docentes es escaso, situación que propicia que los niveles educativos de los escolares no sean óptimos y de calidad.37 En la figura número 1 titulada: “Condiciones de infraestructura viviendas aledañas a centros mineros del Chocó”, se podrá evidenciar el contexto de infraestructura actual de las viviendas aledañas a sus respectivos entornos mineros, esta imagen, fue capturada por Conexión Colombia (2008), quienes dan a conocer el testimonio de la mujer, la cual expone como dos de sus hermanas a una semana de la fotografía, perdieron la vida en un accidente minero. No muy distante a estos dos contextos, se encuentra la comunidad de la vereda Untí del municipio de Buriticá, Antioquia, territorio, localizado a 93 Km de la capital del departamento, que limita al norte con Peque, al sur con Santa fe de Antioquia y Giraldo, al oriente con Sabanalarga y Liborina y por el occidente con Cañasgordas, y es reconocido popularmente con el seudónimo de “casilla de oro”, distintivo que hace alusión a sus riquezas auríferas, que no son para nada ajenas al impulso económico de este territorio38, el cual, no cuenta con ninguna diferencia

respecto a las dos zonas mencionadas anteriormente, ya que también dispone de una infraestructura de vivienda prácticamente improvisada, con debilidades en cuanto a construcción y materiales no admisibles para el albergue de personas de cualquier rango de edad: La vereda Untí está compuesta por 75 habitantes distribuidos en 12 viviendas (…) Los habitantes de Untí reconocen cinco partes fundamentales que componen la estructura de la vivienda; el techo, las “albarjas” (maderas que sostienen el techo), estantillos, paredes y piso. Para cada una de estas partes utilizan materias primas diferentes, algunas de ellas recolectadas en cercanías a la localidad, mientras que otras deben ser compradas (…) Los habitantes de Untí diferencian entornos de producción y recreación. Podemos distinguir los espacios de los cultivos, los espacios de cacería, los espacios del río donde se llevan a cabo actividades de pesca y minería.39 A su vez, es importante tener presente que según una investigación realizada por Gaviria y González (2013), en la que ponen en evidencia algunas cifras de este municipio, de acuerdo con el Censo poblacional realizado por el DANE en el año 2005, manifiestan que el 70,3% de los habitantes de Buriticá cuentan con un alto grado de insatisfacción de sus necesidades básicas, determinando que en cuanto a los siguientes indicadores, Buriticá posee deplorables condiciones: viviendas inadecuadas, viviendas con hacinamiento crítico, viviendas con servicios inadecuados, viviendas con alta dependencia económica y viviendas con niños en edad que no asisten a la escuela.40

37. Organización Internacional del trabajo, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Empresa Nacional Minera Ltda. MINERCOL, 2001, p. 42. 38. Alcaldía de Buriticá, Antioquia, s.f. 39. Espinosos, 2012. 40. Gaviria y González, 2013, p. 23.

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En la figura número 2, titulada “Condiciones de infraestructura viviendas aledañas a centros mineros de Buriticá-Antioquia”, se pude visualizar el contexto actual del accionar minero en el municipio de Buriticá- Antioquia, sus entornos y condiciones de infraestructura tanto vial como de vivienda en los sectores aledaños a proyectos extractivos.

que tiene que sobrevivir esta comunidad, se le suman las características de sus viviendas, de las cuales, muchas ni siquiera cuentan con baldosín, y deben “soportar” que el piso de su casa sean de tierra y sus paredes de “Bahareque”, es decir, maderos o bambús entrelazados y ensamblados con una mezcla de tierra húmeda y paja.

Otro de los territorios dolientes del accionar minero es Marmato, Caldas, municipio ubicado a 74 Km de la capital de este departamento (Manizales), limitando al norte con el Antioquia, al sur con los municipios de Supía y Mercel, al oriente con la margen izquierda del Cauca y al occidente con el municipio de Supía, territorio que ha hecho de la minería su base económica y de producción durante las últimas décadas41. A continuación, se describen las condiciones en cuanto a infraestructura, entornos y características de vivienda que sobresalen en el municipio de Marmato, Caldas:

Por otra parte, respecto a las características predominantes de las viviendas en el municipio, principalmente en cuanto a materiales utilizados, el SISBEN del año 2003, arrojó que la mayoría de las viviendas de Marmato están construidas en Bahareque, tapia pisada y ladrillo, a la vez que predominan los pisos en cemento y en baldosa (…) De igual manera, llama la atención que existe un grupo significativo de personas que residen en viviendas que tienen piso en tierra (692 habitantes - 7.89%).43

Los marmateños viven sobre la montaña que guarda su desgracia. Debajo de sus pies están los veinte mil millones de dólares en oro que se han convertido en su perdición. Quienes hasta ahora conocen su historia pensarán que este pequeño municipio de Caldas es afortunado y próspero, pero nada se opone más a la realidad. El aire, allá en lo alto de la Cordillera Occidental, huele y sabe a tierra por la abundancia de senderos destapados. Allá, el burro y los pies son los más eficaces medios de transporte. Allá, los enfermos deben aliviarse antes de las seis de la tarde, porque a esa hora se cierra la única droguería del pueblo. No falta nada importante, pero tampoco sobra (…) En Marmato solo hay oro de más. Y cerveza, tal vez. Se ven más compraventas de polvo dorado que panaderías, y muchos más molinos donde se filtra este mineral precioso, que restaurantes. A solo unos pasos de las casas de los mineros se encuentran 551 bocaminas que, según la Agencia Nacional de Minería, se dividen en 121 títulos mineros. De ellos, 96 pertenecen a Gran Colombia Gold, la empresa creada con recursos canadienses que en 2010 compró los títulos de Colombia Goldfields y que hoy es dueña del 79 % de la montaña del denominado «Pesebre de oro de Colombia».42 Aunado a lo anterior, y como si no bastara con las condiciones del entorno a la

41. Alcandía de Marmato, Caldas, s.f. 42. Roldán, 2014. 43. Consejo Municipal para la Gestión del Riesgo de Desastres, 2013. 44. Sandoval, 2012, p. 19.

Sandoval (2012), en su investigación titulada “Habitus productivo y minería: el caso de Marmato, Caldas”, expone el testimonio de uno de los habitantes de este municipio, el cual, se manifiesta inconforme con las condiciones de su entorno y reclama que este territorio, sólo es visto para la extracción de oro: Las multinacionales dedicadas a la exploración y explotación del oro no parecen compensar a las comunidades y, en cambio, sí perjudican sus tradicionales formas de vida y de trabajo. El empleo generado por estas empresas es generalmente de índole formal y cualificada, lo que deja por fuera la mano de obra campesina local y a las formas artesanales de explotación excluidas de la competencia. Sin embargo, en el caso de la Compañía Colombiana de Caldas, el 70% del empleo es generado para obreros de socavón (empleados de la empresa Compañía Mineros Nacionales, comunicación personal, 23 de septiembre, 2011).44 Por otro lado, los habitantes también carecen de las condiciones propicias que garanticen el mínimo vital de agua: de acuerdo con la Corporación Autónoma Regional de Caldas y Corporación Aldea Global (2010), actualmente, el municipio se encuentra coexistiendo con un problema crítica en cuanto a la disponibilidad del agua potable, dado que esta se encuentra disputada entre el sector extractivo y la comunidad, adicionalmente,

45. Corporación Autónoma Regional de Caldas y Corporación Aldea

Global, 2010, p.17. 46. Gobernación de La Guajira: Oportunidad para todos, Presentación La guajira, s.f. 47. Agencia de la ONU para los Refugiados, s.f., p. 1.

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Figura 2. Condiciones de infraestructura viviendas aledañas a centros mineros de Buriticá- Antioquia. Fuente: Minería Buriticá (2014).

Figura 3. Condiciones de infraestructura viviendas aledañas a centros mineros Marmato-Caldas. Fuente: Este país si tiene arreglo (2015).

de los 24 acueductos con que cuenta la zona rural, estos representan una oferta deficiente ante la demanda de este líquido vital debido a las condiciones de calidad y cantidad. 45 En la figura número 3, titulada “Condiciones de infraestructura viviendas aledañas a centros mineros de Marmato-Caldas”, se pude concebir el contexto actual del accionar minero en este municipio, sus entornos y condiciones de infraestructura tanto vial como de vivienda en los sectores aledaños a proyectos extractivos.

En el caso de la Guajira, departamento situado al norte del país y perteneciente a la región del Caribe colombiano, la cual limita al norte y al oeste con el mar Caribe, al este con Venezuela, al sur con el departamento del Cesar y al suroeste con el departamento del Magdalena46, su fuente económica se encuentra en la explotación de carbón, de gas natural y de sal marina, y dentro de los principales municipios en cuanto a generación de estos minerales se hallan: Albania, Barrancas, Hatonuevo, Maicao, Uribia, Rihoacha, Manaure y Sal Juan del Cesar 47, jurisdicciones en las cuales, el contexto no varía, siendo este el territorio que más beneficios ha propiciado al país en cuanto a la producción y exportación de carbón, es uno de los más pobres y abandonados por el estado:

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Cárdenas (2011), en su investigación titulada: “Población guajira, pobreza, desarrollo humano y oportunidades humanas para los niños en La Guajira” da a conocer el contexto actual de las poblaciones indígenas ubicadas en inmediaciones del proyecto minero Cerrejón, destacando principalmente las inadecuadas condiciones en cuanto a infraestructura de los hogares y las limitaciones respecto al acceso a la educación para los escolares:

laboral y a su vez la necesidad de desplazar hogares e incluso comunidades enteras, contextos que pueden ocasionar diferentes tipos de conflictos entre las comunidades afectadas o grupos sociales con los proyectos que incursionan en sus territorios, situación que se manifiesta en diversas expresiones y formas de protesta y es originada por la escases de instituciones capaces de prevenir y manejar el conflicto social ante este tipo de impactos territoriales.50

(…) Se puede constatar las grandes deficiencias de los hogares en cuanto a la prestación de servicios públicos, especialmente en saneamiento básico (…) A nivel urbano no existe un tratamiento adecuado de aguas residuales y a nivel rural este es uno de los temas más complejos de manejar. Sólo el 21.1% de la población indígena tiene acceso a servicios de acueducto, el 11.8% a alcantarillado y el 13.2% a recolección de basuras (…) El 71.5% de los hogares indígenas no tienen servicio sanitario (…) El 85%, una proporción excepcionalmente alta de hogares indígenas utiliza leña como combustible para cocinar.48

Impactos del entorno generados por la incursión de proyectos mineros.

Los servicios de educación en el área de influencia son muy precarios. En el área urbana existen pocos colegios y en la zona rural sólo hay presencia de escuelas algunas de ellas con educación bilingüe wayunaiki-español (…) El 56.9% de la población indígena cuenta con ningún nivel educativo, el 27,2% alcanzó básica primaria y apenas el 12.4% cuenta con nivel de básica secundaria.49 ¿Cuáles son los entornos saludables que se garantizan en el territorio nacional?, porque como se pudo evidenciar en los casos expuestos, estos escenarios no se visibilizan para los territorios aledaños a los denominados proyectos mineros: de acuerdo con Vargas (2013), si se compara el sector minero con la ocurrencia de un sismo, se podría decir, que se asemejan con que sus impactos se vivencian más fuertemente en cuanto a la proximidad del territorio con el epicentro, en el caso de este tipo de industria, las externalidades negativas en el ámbito local, se pueden relacionar con las consecuencias en la salud y los medios de vida de la población, las secuelas en cuanto a los fenómenos de migración que genera este tipo de mercado

Como bien se ha podido confrontar, las características de los entornos mineros, son inapropiadas para cualquier forma de vida, no solo a nivel de infraestructura, lo que a su vez es ilógico, ya que son zonas que generan un alto índice de riqueza, pero lamentablemente esos ingresos monetarios se evidencian más que en la comunidad y en las características propias de sus entornos y medios de subsistencia, en los mismos dueños de los proyectos y titulaciones. Según la “Guía para evaluar Estudios de Impactos Ambientales de proyectos mineros, vista general de actividades mineras y sus impactos” (s.f.), el desarrollo de la extracción minera sin el debido proceso de conducción e inspección, generan un conjunto de impactos en cuanto al deterioro de los suelos, las fuentes hídricas y el ecosistema donde se lleve a cabo, lo que a su vez, concibe con la concepción de un impacto en las condiciones de vida de la población local, ya que no solo se afectan sus medios de manutención, sino también sus dinámicas productivas tales como la pesca y la agricultura, sumándosele a estas condiciones, la debilidad institucional y carencia de organismos del Estado, ya que de por sí, este tipo de actividad se lleva a cabo en áreas excluidas y de difícil acceso, lo que quiere decir que aquellos proyectos a los cuales se les otorguen licencia de explotación, deben de por si acatar la normatividad existente en el país, y velar por el bien de la comunidad a la cual afectan bien sea de manera directa o indirecta. 51

Lo anterior, indica la importancia que tiene asegurar el sostenimiento ambiental

48. Cárdenas, p. 25. 49. Ibídem, p. 30. 50. Vargas, 2013, p.4. 51. Guía para evaluar Estudios de Impactos Ambientales de proyectos mineros, Vista general de actividades mineras y sus impactos, s.f.

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de cualquier tipo de territorio, ya que (como se mencionó antes), es la base de cualquier comunidad, no solo en materia de productividad, sino también de supervivencia, es complejo, que a pesar de que exista normatividad que garantice la protección social y de hábitat, el país siga presentando violaciones en cuanto a derechos humanos y ambientales. “Los impactos de las actividades mineras pueden afectar súbitamente la calidad de vida y el bienestar físico, mental y social mencionados en la definición de salud por la OMS. Los campamentos mineros improvisados con frecuencia pueden afectar la disponibilidad de alimentos y seguridad (calidad y cantidad) aumentando el riesgo de desnutrición no solamente por la exposición a sustancias tóxicas sino también por deficiencias nutricionales, no es extraño ver efectos indirectos de la minería en la salud pública tales como un aumento de la incidencia de tuberculosis, asma, bronquitis crónica y enfermedades gastrointestinales”.52 A continuación, se traen a colación dos casos de comunidades que no solo han visto afectado su entorno natural, sino también sus derechos humanos tras la incursión de proyectos mineros en sus territorios: El municipio de Buriticá, Antioquia, en las últimas décadas, se ha caracterizado por incursionar altamente en la industria minera del país, lo que lo ha convertido en uno de los principales productores de oro del Departamento, situación, que ha generado altas repercusiones en materia ambiental de su hábitat, y a su vez, ha forjado en esta comunidad un debilitamiento sistemático en las condiciones de su calidad de vida, producto de la alta contaminación hídrica, del aire y del suelo. - Afectación de la oferta de agua: El sector de Los Asientos, sede de la minería formal e informal, es abastecido por tres quebradas: los Chorros, El Oso y La Mina, las cuales han disminuido significativamente su caudal, hasta el punto que Los Chorros ya está seca. Una de las causas de la disminución del caudal es el exceso de consumo de agua en los entables mineros que la utilizan las 24 horas del día (…).53 - La afectación del aire: La cabecera municipal, según el Esquema de Ordenamiento Territorial, tiene definido uso residencia. No obstante en octubre de 2013 se habían instalado una docena de compras de oro que poseen quemadores y realizan un proceso industrial de transformación parar separar el oro y el mercurio de la amalgama emitiendo al aire sustancias toxicas que respiran los habitantes urbanos (…) En Octubre del 2013 el hospital tenía registrados dos casos de niveles de contaminación por mercurio por encima del estándar

normal.54 - Afectación al recurso suelo: En general, se puede afirmar que las labores de minería informal en Buriticá, sector Los Asientos se caracteriza por una alta deforestación de la superficie que favorece el flujo de aguas superficiales que posteriormente puede activar procesos erosivos.55 Como se puede apreciar, en el caso de Buriticá, existe una afectación altamente significativa en las condiciones ambientales y del entorno de la población, lo que a su vez, ha significado un impacto en las circunstancias de salud pública del municipio, tras el debilitamiento de los determinantes sociales, ambientales, biológicos y ecológicos de la salud de la comunidad, representando este contexto uno de los muchos casos que existen en Colombia de vulneración de derechos colectivos por encima del desarrollo de la actividad minera, otro caso, se encuentra evidenciado en el municipio de Barrancabermeja: Según Suárez, (2015) “Los títulos mineros ocupan de nuevo la agenda pública en Barrancabermeja, luego de que el año pasado este fuera un motivo de retraso para el proyecto de vivienda gratuita Terrazas del Puerto”, el autor, señala que cerca de tres mil soluciones de viviendas se han visto afectados por tres títulos mineros en el lote La Puerta, el mismo en donde hoy se construye Terrazas del Puerto, sin embargo, el autor en su texto, reconoce que durante un pleito jurídico, llevado a cabo en el año 2014, la Agencia Nacional Minera concluyó en darle más importancia a la construcción de dichas viviendas, decisión que se tomó junto con el propietario del título minero.56 Tras analizar los contextos evidenciados tanto a nivel de hábitat como de infraestructura física de algunas comunidades adyacentes a proyectos mineros, solo queda una pregunta ¿Qué pasa con la Estrategia de Entornos Saludables implementada por el gobierno nacional? Recuperando entornos. Es tan importante garantizar el dinamismo social, su “rehabilitación y revitalización”, para así alcanzar niveles apropiados de calidad de vida de las comunidades, que en países como Chile, reconociendo el significado de este postulado, se han encargado de generar diversas estrategias de mejoramiento de entornos en zonas mineras que han dejado de operar, siendo conscientes del alto impacto social, económico, ambiental y cultural, que este tipo de industria genera durante y después de su operación.

52. Ibídem, p. 17. 53. Conciudadanía y Corantioquia, 2013, p. 80. 54. Ibídem, p. 80. 55. Ibídem, p. 80. 56. Suárez, 2015. VIVIENDA & CIUDAD /DICIEMBRE 2016/ VOLUMEN 3: 51-66

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Pérez (2003), hace referencia al caso de la comunidad de Lota, ubicada en la Provincia de Concepción, Región del Biobío, Chile, demostrando, la importancia de abordar la rehabilitación de los territorios desde el mejoramiento de sus condiciones de infraestructura y vivienda, propiciando así, no solo, el progreso de la calidad de vida de las comunidades abordadas, sino también su dinamismo social y económico57: “(…) En general, y a pesar de su dispersión y falta de vertebración en el contexto urbano, la rehabilitación de la vivienda y los equipamientos que han sido realizados provocan un mejoramiento de la situación urbana existente. La imagen y el clima económico de la ciudad y su entorno están muy gradualmente comenzando a mejorar. El interés en los tejidos adyacentes está creciendo y considerando las condiciones locales, este proceso puede ser visto como positivo debido a que algunas partes de la ciudad de Lota y su entorno carecen aún de lugares atractivos para nuevas iniciativas económicas”.58 Es importante tener en cuenta este postulado en aras de la investigación, porque Chile es un país altamente minero, y es significativo el hecho de que a pesar de apoyar este tipo de industria en todo su esplendor, demuestra con hechos la importancia de garantizar entornos saludables a las comunidades afectadas por esta actividad antrópica: no solo basta con aprobar leyes y marcos normativos, esto no es útil cuando las acciones se ven limitadas ante el crecimiento y soporte de la industria minera. 3. Discusión. Según la Agencia de noticias de la Universidad Nacional (2016), en el marco del desarrollo del XIX Congreso Colombiano de Minería, que se realizó en la ciudad de Medellín durante los días 23 al 27 de mayo del presente año, se abordaron temas referentes a las problemáticas sociales que ha generado la acción minera en algunos territorios del país, evidenciando que los llamados “beneficios” de esta actividad se limitan tras los grandes problemas territoriales que a su vez se forjan, tal es el caso de la delincuencia y deterioro hídrico, fuera de esto, también se señaló la importancia de abordar la extracción minera

57. Pérez, 2003. 58. Ibídem. 59. Agencia de noticias de la Universidad Nacional, 2016. 60. Ibídem.

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y el impacto en cuanto a migraciones e inmigraciones que origina para el entorno donde se lleve a cabo59: “Garantizar la calidad de vida de las personas que habitan los entornos mineros con infraestructura, salud, educación y vivienda, es otra de las políticas que se plantean desde el Centro de Pensamiento. “Cuando se habla de que un municipio tiene mil habitantes y llegan otros seis mil, prácticamente queda desplazado. Entonces debe haber un equilibrio entre las necesidades de los proyectos mineros y la capacidad de lo social”, explica el conferencista (…) En relación con la economía se plantea una reflexión, pues los costos sociales de la minería son más altos que los beneficios. La pregunta es si la minería es o no sostenible desde el punto de vista económico”.60 Con respecto al fragmento del párrafo anterior, se hace indispensable traer a colación la pregunta hecha por el expositor sobre si “¿la minería es o no sostenible desde el punto de vista económico?”, ¿cabe de verdad alguna duda al respecto?, en lo enunciado en este documento, se puede apreciar que los altos pasivos ambientales y sociales que deja a su paso este tipo de industria no justifica su desarrollo y ejecución, ya que simplemente genera ingresos a unos pocos. Basar los medios económicos de un país en una industria que desgasta los recursos naturales y deteriora las condiciones de calidad de vida de la comunidad, no tiene nombre, como bien se ha podido apreciar, pese que los territorios donde se lleven a cabo extracción minera son altamente ricos y prósperos (solamente en el ámbito de biodiversidad), son las zonas más olvidadas de las políticas gubernamentales y cubrimiento institucional, y las áreas donde más abunda la pobreza, la miseria y las bajas condiciones de calidad de vida. Sin embargo ¿Qué motiva al Estado a seguir impulsando una industria que desmejora las condiciones de vida de sus habitantes? “En general, la mayoría de los impactos negativos derivados de la minería en Colombia están directamente relacionados, sin excepción, con la pobreza reinante en gran parte de las


zonas de extracción de minerales del país. Esta pobreza está tan arraigada en el seno mismo de las comunidades, que hasta logra enmascararse como una característica cultural propia. El origen de este problema, muy probablemente está en la ausencia de Estado y en el aislamiento que deriva de tal situación”. 61 Se puede constatar a su vez, que son inocuas las políticas y acuerdos gubernamentales, los proyectos mineros pueden disponer libremente de los territorios, ya que no existe un control suficiente y sobresale una debilidad institucional latente; las multinacionales solo se limitan a mitigar su impacto y velar por el cumplimiento de la denominada “responsabilidad social” a través de “pañitos de agua tibia” que calmen las voces de las comunidades y no generen sospecha de parte de los organismos de control.

¿Dónde queda la garantía que el gobierno da a sus nacionales de contar con vivienda, entornos laboral y educativo y hábitat saludables?, que no se olvide que el país cuenta con 32 Departamentos y 1.123 municipios y sus políticas se deben llevar a cabo en la extensión del territorio nacional, no es justo que ciertos territorios solo son tenidos en cuenta para la expedición de títulos mineros, pero al momento de ejecutar programas de protección ambiental y ciudadana, son motivo de olvido y abandono de parte del Estado, y esto se evidencia en el presente documento, y las características que se describieron en los casos del Sur de Bolívar, el Departamento del Chocó, y municipios como Buriticá, Marmato y Barrancabermeja.

“Con frecuencia, los contados proyectos que se realizan resultan demasiado costosos e ineficientes; son inadecuados al medio natural, social, económico y cultural; y enfocan puntualmente las necesidades de la población, pues se limitan a construir algunas escuelas rudimentarias, puestos de salud y guarderías, elementales o muy precarias, o a proporcionar a los agricultores unas cuantas láminas metálicas o de asbesto-cemento para cambiar el techo vegetal de las casas”. 62 4. Conclusiones. Como se pudo evidenciar a lo largo del documento, a pesar de que el Estado colombiano demuestre su “interés” de garantizar los niveles mínimos de calidad de vida para sus habitantes, tras la implementación de programas, políticas públicas, firmas de convenios internacionales, creación de leyes, y adopción de normatividad, la realidad en los territorios donde se lleva a cabo una de las labores que mayor importancia le ha dado el gobierno en el marco de su economía y una de las actividades antrópicas que más repercusiones ambientales y sociales genera, es letal, no es coincidencia que todos los casos vistos padezcan las mismas características en cuanto a infraestructura y hábitat, ya que son zonas “alejadas” una de otras y pertenecen a diferentes Departamentos, lamentablemente, a pesar de su distancia, existen dos particularidades que comparten: la ausencia institucional y la ejecución de proyectos mineros en sus áreas, lo que se convierte en algo crítico, porque demuestra la debilidad de los organismos de control para garantizar sus mandatos y cumplir con sus deberes, no solo en lo pactado por la denominada “Estrategia de Entornos Saludables” sino también en el marco de la normatividad minera ambiental y social.

61. Olivero, s.f.p.22. 62. Op. Cit. Mosquera, s.f. VIVIENDA & CIUDAD /DICIEMBRE 2016/ VOLUMEN 3: 51-66

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ANÁLISIS GENERAL DE LA INTERFASE NATURAL-URBANA Y DE LA TERMINOLOGÍA QUE LA DESCRIBE. NORBERTO RODRÍGUEZ paisajespatagonicos12@gmail.com LUCIANA GHERMANDI Colaboración

RESUMEN

ABSTRACT

Este artículo presenta un avance del capítulo 4 de la tesis de doctorado en urbanismo (FADU-UBA), titulada “Preservación paisajística en la interfase natural-urbana de ciudades turísticas de montaña, en torno al lago Nahuel Huapi de Argentina y al lago Tahoe de EEUU”. En la misma se analizarán los procesos urbanos en zonas de interfase natural-urbana, y en el capítulo referido se plantea un análisis general de las diferencias observadas en el uso de algunos términos utilizados para describirlos, en Europa y América durante las últimas décadas del siglo XX y principios del siglo XXI. Se analizaron los términos contraurbanización, naturbanización y migración por amenidades a partir de la búsqueda de sus diversos significados en la Web, libros y textos científicos. Concluimos que existe cierto grado de confusión en el uso de estos términos que genera superposiciones poco claras que deberían ser analizadas a la hora de utilizarlos para poder generar discusiones útiles a los fines comparativos.

This article presents an advance of chapter 4 of the doctoral thesis in urbanism (FADU-UBA), titled “Landscape preservation in the natural-urban interface of mountain touristic cities, around Lake Nahuel Huapi in Argentina and Lake Tahoe USA”. The work will analyze the urban processes in zones of natural-urban interface, and in the referred chapter a general analysis of the differences observed in the use of some terms related to describe them, in Europe and America during the last decades of the XX century and the beginning of the XXI century. The terms counterurbanization, naturbanization and migration by amenities were analyzed from the search of their diverse meanings in the Web, books and scientific texts. We conclude that there is some confusion in the use of these words that generates unclear overlaps that should be analyzed when using them to generate useful discussions for comparative purposes.

Palabras claves: Preservación paisajística - Interfase natural-urbana - Contraurbanización - Naturbanización Ciudades turísticas

Keywords: Landscape preservation - Natural-urban interface - Counterurbanization - Naturbanization - Touristic cities

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1. Introducción Se expondrá aquí un avance de la investigación sobre procesos urbanos en zonas de interfase natural-urbana, correspondiente al capítulo 4 de la tesis de Doctorado en Urbanismo (FADU-UBA), titulada “Preservación paisajística en la interfase natural-urbana de ciudades turísticas de montaña, en torno al lago Nahuel Huapi de Argentina y al lago Tahoe de EEUU”. En el capítulo 4, cuyo título es “Análisis general de la interfase naturalurbana y de la terminología que la describe” se analizan los procesos de urbanización sobre zonas naturales, sus diferencias con las áreas rurales, y se realiza un recuento y una crítica de la terminología utilizada para su descripción. Para este último objetivo se revisan los términos que describen los conceptos y procesos, referidos al avance de las urbanizaciones sobre territorios de características rurales o naturales. Se describen los términos urbano, rural, natural y otros derivados de estos como el natural-urbano (wildland-urban interfase usado por autores como Radeloff, et al. 2005) y el rural-urbano (Matteucci et al, 2006), que están asociados a procesos centrales como la contraurbanización (Ferrás, 2007) y la naturbanización (Prados, 2009). Se analiza también el término migración por amenidades (amenity migration en Löffler & Steinicke, 2005), muy utilizado para analizar los movimientos de la población hacia zonas o ciudades turísticas. Este análisis

ayudará a entender los actuales procesos de urbanización diferenciándolos de aquellos que se realizaron hasta fines del siglo pasado, cuando comienza a surgir una demanda por un nuevo tipo de tierras, que, como se verá, ya no son rurales sino naturales. 2. Procesos de urbanización en expansión. El uso de los conceptos o términos que se analizarán, deriva del intento por describir la problemática relacionada a los procesos de ocupación territorial derivados del crecimiento poblacional y urbano. Existe en la últimas décadas una tendencia nueva en los procesos de expansión urbana, la cual no avanza solamente sobre áreas rurales, creando una interfase rural-urbana, sino que se dirige hacia sectores naturales (en algunos casos áreas protegidas) creando una interfase natural-urbana. Esta tendencia ha sido estudiada en forma asidua1, sobre todo inicialmente en el crecimiento de grandes centros urbanos. Existe la creencia de que los procesos que van de lo rural a lo urbano son irreversibles principalmente debido al aumento poblacional que demanda accesibilidad a la tecnología, eficiencia en la movilidad, acceso a las redes de infraestructuras, mayor demanda energética y cambios en los tipos constructivos y urbanos acordes a esas tecnologías. Dichos avances se relacionan con el concepto de progreso2 y desarrollo3 socio-económico.

1. Existen ya varios estudios que hacen referencia al crecimiento urbano como los análisis realizados por Buzai (en Matteucci et al, 2006: p. 13-31) y sobre

la interfase rural-urbana, como los de Morello, Rodríguez y Pengue (en Matteucci et al, 2006: p. 35-71), entre otros. 2. El concepto de progreso en lo urbano, se relacionará aquí con el acercamiento a las últimas tecnologías y avances científicos de la modernidad, que los habitantes ven principalmente ligado a las comodidades que brindan los servicios próximos a su vivienda. 3. Al desarrollo se lo ligará más a la expectativa de una mejora socio-económica, tal como lo hace el Fondo Monetario Internacional (página web del FMI).

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La urbanización es un proceso lento de superposición por zonas, donde los nuevos espacios urbanos van alcanzando un cierto nivel de confort, mientras los espacios rurales se relacionan generalmente con el atraso, la decadencia y el alejamiento de servicios o infraestructuras (Pérez y Herrera, 2006; Caprio Martín, 2002). Este proceso de ir transformando en urbano lo rural y lo natural, pareciera percibirse como el único proceso posible y se ha naturalizado, conformando lo que sería una evolución gradual (similar al concepto de evolución del hombre, de tipo darwiniano) sobre el territorio. Se puede observar desde tal perspectiva, un camino que va del espacio natural (poco o nada antropizado) al rural (antropizado pero poco edificado, con algunos servicios y con uso principalmente agro-ganadero o forestal) y finalmente al espacio urbano (con alta densidad de infraestructura, servicios, industria, comercios y centros político-administrativos). En la escala antes descripta, los espacios naturales quedan en un nivel inferior y sin posibilidades de obtener algún grado de habitabilidad aceptable, alejados de la modernidad4 la cual queda ligada a las zonas urbanas, donde se alcanzaría el progreso y el desarrollo. Las áreas mixtas de interés para el presente trabajo son aquellas donde se superponen parcialmente, como en un ecotono5, las características naturales con otras escasamente urbanas6, y que en algún momento pueden interceptarse con las rurales. El espacio natural es valorado por preservar la biodiversidad de especies y ecosistemas, por sus valores históricos y de contemplación de los paisajes que pueden redundar, además, en un elevado atractivo turístico de estos espacios (Leiper, 1990; Bertoncello, 2000; Valiente et al. 2005). El término que utiliza Rodríguez (2014) es el de patrimonio paisajístico natural, que describe la condición patrimonial comunitaria del espacio natural de un determinado lugar. El interés que despierta la preservación de estos espacios atractores para el turismo y para los residentes, es una cuestión tan delicada y compleja que éstos lugares podrían ser considerados territorios débiles (en un grado intermedio estarían los mixtos como el natural-urbanos) contrapuestos a aquellos considerados fuertes, como los urbanos (Bozzano, 2000 y 2012). Los espacios naturales y rurales cuando se encuentran en un ejido municipal están sujetos a normativas y códigos que definen los usos permitidos y aquellos sujetos a limitaciones. Sin embargo los espacios

de interfase no están específicamente regulados como tales, aún dentro de los ejidos. En la tesis referida arriba, se analizarán los espacios de interfase en San Carlos de Bariloche en el extremo sur del continente americano (Patagonia, Argentina), y en Tahoe City en el hemisferio norte (California, EEUU). En ambas localidades turísticas el paisaje es el atractivo más destacado y se pueden observar amplias zonas de interfase natural-urbana. La mayoría de los estudios sobre espacios mixtos, principalmente en Europa, se refieren al tipo rural-urbano (que no se analizarán aquí), son referidos a la periferia de grandes ciudades7 o regiones muy pobladas y rodeadas por campo. Sin embargo en algunas regiones del mundo, como América, todavía existen amplios espacios no urbanizados donde se generan migraciones que no van ya del campo a la gran ciudad (como ocurrió en el siglo pasado), sino desde grandes ciudades hacia ciudades intermedias8 que poseen entornos naturales con distinto grado de intervención humana (Isem & Ibarz, 2002). 3. Terminología. Contraurbanización y suburbanización Löffler y Steinicke (2005) utilizaron el concepto de counterurbanization (contraurbanización) usado desde los años ‘60 principalmente en la zona de Sierra Nevada, California, Estados Unidos. Estos autores encontraron un incremento reciente e importante en las migraciones que tienden a ser de población blanca, bien educada, con ingresos del hogar considerables. La demanda generada en Sierra Nevada ha elevado los precios de las parcelas y de la construcción generando inconvenientes en la planificación territorial, los cuales produjeron discordias entre los pobladores que llegaron a fines de la década del ‘80 y los “recién llegados”. Estos autores observan al: “…concepto de ‘contraurbanización’, que describe el redescubrimiento y la reevaluación de las zonas rurales como espacio residencial y comercial… está asociado con una migración a regiones periféricas y por lo tanto a un aumento de las cifras de población en ciertas zonas rurales…” (Löffler y Steinicke, 2005). Por otra parte, Raumann y Cablk (2008) analizan en el lago Tahoe (Sierra Nevada en EEUU) como la explotación forestal primero y el desarrollo urbanos ocurrido a partir de los años ’50, han generado impactos negativo sobre las aguas del lago. En Suramérica Ferrás (2007) plantea que

4. Se tomará a la modernidad como el concepto usado por Habermas:

proceso acumulativo que refuerza a la formación de capital, a la movilización de recursos, al desarrollo de las fuerzas productivas, a la difusión de los derechos de participación política, de las formas de vida urbanas, entre otros, según Cincunegui (2014: p.76) citando a Habermas (2008). 5. Se puede considerar a este término como la zona de transición entre dos ecosistemas diferentes. 6. Se considerará como tales a los espacios con senderos vehiculares que pueden no llegar a ser calles o no están bien demarcadas, cuentan con alguna vivienda, al menos luz eléctrica, pero donde todo el resto de los servicios dependen del propietario o grupo de vecinos y no por ente municipal o de gobierno. 7. Por grandes ciudades se puede asumir que son las que superan los 200.000 habitantes (hasta allí son intermedias) según un artículo publicado en “Café de las ciudades” por Ricot (2012), cuando cita a Randler (1992). 8. Las ciudades intermedias según Sassone (2000) son las que más han crecido proporcionalmente en los últimos tiempos, y con un mayor número de inmigración, en relación a las grandes ciudades.

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existe una resistencia al uso del término contraurbanización, prefiriéndose el término suburbanización citando a Mitchell (2004). La contraurbanización es considerado un concepto caótico, que: “… implica el movimiento demográfico y la desconcentración en las áreas urbanas, parece conformar un nuevo proceso de distribución espacial de la población y la definición de un nuevo modelo de asentamiento de la población en el espacio que puede llegar a superar la Teoría de Lugar Central…” (Ferrás, 2007). La teoría del lugar central como dicho autor refiere, está liga a un centro atractor y desde donde polarmente se organiza el espacio urbano. Este autor agrega que, la contraurbanización genera diversificación social en el campo, nuevas relaciones urbanorurales y problemas de planificación. Según Ferrás, el término solo fue utilizado en la década del ’90 citando a Pooley y Turnbull (1996) en Europa. Pero cita a Berry (1976) que lo usa en EEUU veinte años antes y hace una comparación por oposición, entre la urbanización clásica de atracción hacia los centros (movimiento centrípeto) y esta nueva tendencia que parece repeler la población hacia la periferia (movimiento centrífugo). La suburbanización como término es usado por Remedi (2000) que citando a Mundford (1963) indica que la suburbanización es “un escape colectivo al espacio privado”. Como una muestra más de la relación que estos procesos tienen con las ciudades más grandes, Ciccolella & Mignaqui (2009) -en su texto sobre el capitalismo global y transformaciones metropolitanashacenhace referencia a una revolución urbanística que en los últimos años se debería a: “…la difusión universal de un único tipo (o un tipo hegemónico) de suburbanización: el modelo americano, expandiendo el suelo…”. Es decir que en todo caso este término refiere a una expansión casi sin límites de los espacios urbanos centrales, sobre las áreas periféricas lindantes a las grandes ciudades. Interfase natural-urbana y naturbanización La interfase natural-urbana, proviene de la denominación utilizada para definir espacios mixtos en el idioma inglés (wildland– urban interfase; Davis, 1990; Radeloff, et al. 2005) y se refiere a áreas mixtas urbanoforestales, que entrarían en la categoría ya mencionada como natural. Este término ha

sido y es muy utilizado para referirse a la problemática de incendios, en un entorno con viviendas insertas en un espacio con grandes cantidades de biomasa (bosques o matorrales) que lo hace muy vulnerable al peligro de incendios (Ghermandi et al. 2016). También se relaciona con la introducción de especies exóticas y el cambio de ciertas características originales del paisaje, que conduce al declive de la biodiversidad. Según los estudios de Radeloff et al. (2005) la interfase natural-urbana abarca en EEUU un área de 719.156 km2 y casi 45 millones de viviendas. California cuenta con el mayor número de viviendas en dichas áreas llegando a 5,1 millones. Se destaca la necesidad de una planificación adecuada en el uso del suelo, la limitación a su extensión para facilitar la prevención y lucha contra los incendios y la conservación. La evolución de la tendencia a ocupar zonas naturales o protegidas, se han estado analizando en USA desde fines de los años 70’. En la revista California Agriculture, se publicó una nota que planteó la estructura forestal como la llave para un adecuado proceso de planeamiento urbano, indicando que: “… Todas estas áreas urbanas gozan de árboles en las calles y en lotes porque se establecieron inicialmente en un área silvestre.”, traducido de Mc Bride y Jacobs (1979). El uso del término wildland-urban interfasese se relacionó inicialmente solo con zonas forestales, aunque wildland significa “tierra salvaje”(wild = salvaje y land = tierra)9. Tal vez este término derive de la percepción de lo salvaje, como necesariamente bosques o zonas forestadas y de una identidad relacionada con una cultura de la vida en la montaña, como un espacio fuertemente ligado al colono y las zonas de frontera. De hecho también en la provincia de Río Negro (Argentina) el Servicio de Protección y Lucha contra los Incendios Forestales (SPLIF) pareciera desconocer a los demás ecosistemas naturales (estepa y matorrales), que sin embargo ocupan el 90% de la provincia. Evidentemente la percepción de que medio ambiente deberíamos proteger se ha modificado en estas últimas tres décadas, incorporando ambientes que no eran valorados en el pasado. En Suramérica se usó del término “urbano-forestal” se usa en relación a un área de la Patagonia argentina (Halaman &

9. Según el Cambridge Dictionary en http://dictionary.cambridge.org/dictionary/english-spanish/.

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Cecilia, 2012). Estos autores plantean la existencia de una comunidad en la interfase urbano-forestal que se preocupa por la prevención de los incendios, aunque esto involucra conflictos generados por las normas de cuidado ambiental que modifican anteriores usos del lugar. Caballero (2004) en España habla del riesgo de incendios forestales, en el marco de un proyecto denominado WARM (Wildland Urban Area Fire Risk Management) en el cual se identifican y dimensionan problemas y factores vinculados a los incendios en dichas áreas. La situación analizada, muestra las diferencias en la vulnerabilidad y el riesgo de incendios forestales cuando se modifican los patrones de viviendas-vegetación y los materiales combustibles a través de la modelización del comportamiento de incendios, escorrentías de agua y deslizamientos de tierras. En Tucumán (Argentina) se estudió la problemática de los avances urbanos en zonas naturales. Grau (2010) analizó los cambios en la interfase natural-urbana ocurridos en las últimas décadas, planteándose algunas preguntas, como las siguientes: “… ¿Cómo se integran estos sistemas naturales y antrópicos? ¿Cuáles son los procesos que permitirán un uso del territorio eficiente en proveer áreas urbanas de buena calidad, productos agrícolas y conservación de la naturaleza y ‘servicios’ tales como protección de cuencas o provisión de escenarios para uso recreativo y turístico?... ¿Qué “diseño” de expansión urbana es más eficiente y compatible con la conservación de la naturaleza, la calidad de vida y los sistemas agrícolas productivos? ¿Cómo se comparan los valores del mercado contra valores “intrínsecos” (por ejemplo, conservación de especies) o de uso común difícilmente cuantificables (por ejemplo, valor estético de la naturaleza)?...” (Grau, 2010). En las últimas dos décadas se ha evidenciado en Europa una tendencia a elegir espacios lindantes a zonas ambientalmente protegidas, como parques y reservas. En la península ibérica Prados (2009) desarrolla el análisis de la naturbanización en relación a los servicios ambientales de un espacio natural e indica que es: “… definido recientemente para hacer referencia a la llegada de población y actividades urbanas a áreas de alto valor natural, tales como los Parques Nacionales, generando cambios en la base socioeconómica y ecológica de las áreas de influencia y en el propio espacio protegido…”. Desde ese concepto se analiza el proceso de la ocupación de áreas naturales -percibidas como vírgenes- por nuevos habitantes o visitantes. En particular se profundiza esa situación en zonas de montaña y espacios periurbanos, donde la actividad turística está presente (Prados, 2011). En su texto Prados (2009) plantea la necesidad de controlar el impacto de los procesos urbanos y agrícolas intensivos sobre estos espacios naturales. La autora muestra el enfoque clásico de espacios agrícolas tradicionales -diferenciándolo de aquellos más agresivos

de las últimas décadas para el ambiente- como aquellos que conforman un paisaje cultural y son el sostén del patrimonio territorial y del hábitat natural, además de ser suministradores de bienes y servicios ambientales. En el análisis que realiza Prados (2011) se observan casos con avances urbanos sobre las zonas de montaña en parques españoles y portugueses y, en todos ellos, encuentra que el detonante del desarrollo residencial es el reconocimiento, por parte de los residentes o visitantes, de la calidad ambiental y paisajística de los espacios naturales protegidos. Aunque presenta paralelismos entre los avances periurbanos sobre los espacios rurales y los de montaña, plantea generar propuestas para la correcta inserción de los procesos detectados en la conservación de los espacios naturales protegidos, diferenciándose en tal caso el espacio natural del rural. En lo que hace a la forma de percibir y demandar estos espacios en Europa, Elbersen (2002) llega a la siguiente conclusión: “…se ve reforzada la presencia humana, por la existencia de un área natural protegida, siendo esta una razón importante para seleccionar un área como un nuevo lugar para vivir. Los motivos relacionados con la calidad del entorno físico también fueron razones mencionadas para la satisfacción residencial en las áreas de estudio.”. Para Elbersen10, la composición de la población que se desplazó a las áreas naturales es de clase media alta (universitarios, profesionales independientes, jubilados con altos ingresos, por ejemplo) situación que no coincide con las poblaciones en áreas rurales lindantes y sin protección natural. Esta condición social preferente, también se aplica a las características del hogar de los residentes de segunda vivienda o temporales. Además, hay diferencias en las motivaciones de la elección según la nacionalidad de los pobladores (alemanes, británicos o españoles). Se detectaron diferencias, relacionadas a sus motivaciones y a las distinta percepción de los conceptos “rurales y naturales”, en las miradas regionales y nacionales. La apreciación por distintos actores de la naturaleza protegida, en el medio ambiente residencial, se explica por la idea de que la naturaleza aumenta la calidad de vida de los habitantes de esas áreas. Las medidas de preservación que son propias de las áreas protegidas generan limitaciones que han producido en algunos casos una apreciación negativa de la naturaleza en el entorno residencial cercano, una vez que los propietarios se instalan en un lugar. La situación en América del norte y sur, muestran similares demandas por habitar en espacios protegidos que en Europa, aunque existen diferencias relacionadas con la densidad habitacional y el aprovechamiento

10. Los datos fueron recolectados a través de la investigación por encuestas en cinco áreas de estudio en Europa, con el fin de caracterizar las respuestas de comportamiento de los residentes actuales y potenciales a la presencia de la naturaleza protegida. Se partió del supuesto de que para comprender mejor el proceso de cambio funcional, en las zonas rurales, que subyace en las relaciones familiares con áreas naturales protegidas, los mismos deben ser estudiados.

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territorial histórico. Debido a la densidad poblacional en Europa es posible considerar que hubo una dispersión socio-territorial en espacios rurales, hasta la revolución industrial que lleva gran cantidad de personas a las ciudades con un alto nivel de complejidad sanitaria, hasta los primeros servicios e infraestructuras en el Siglo XIX (Gorostiza, 2014). En América, en cambio, las distancias entre los grandes centros urbanos fueron muy elevadas durante mucho tiempo, lo que mostraría menor dispersión en zonas rurales respecto a Europa, ya que por diferentes motivos históricos en el oeste Norteamericano y en la Patagonia, los colonos empezaron sus explotaciones rurales solo a partir de fines del Siglo XIX y en algunos casos principios del Siglo XX (Vallmitjana, 1995). La región cordillerana de la Patagonia se destaca por su reciente poblamiento en urbanizaciones cercanas a las montañas, donde existen desde las primeras décadas del siglo XX parques y reservas naturales con diferentes grados de protección ambiental. En el centro y norte de Sudamérica el uso rural en las montañas es más tradicional, posiblemente debido a factores climáticos e históricos. Hammer et al. (2007), aseguran que las residencias en áreas de interfase naturalurbanas han ido creciendo durante la década del 90’ en California, Oregon y Washington donde identifica 53.000 km2 de zonas de interfase con un aumento en la década del ‘90 del 17.6% (1 millón de viviendas). Estos autores consideran que el aumento de vivienda están exacerbando los problemas de incendios forestales. Migración por Amenidades Löffler & Steinicke (2005) utilizan el término migración por amenidades (amenity migration), junto al término contraurbanización, indicando que ambos términos se utilizan en referencia al mismo proceso, ligado a una migración con características específicas hacia lugares determinados. Estos autores citan a Moss (2003) que define el proceso como: “… personas que se mueven hacia las montañas para residir todo el año o de forma intermitente, principalmente debido a su mayor diferenciación real y percibida desde lo ambiental y cultural.”. En algunas de las fotos que ofrecen los autores en dicho texto, muestran un área totalmente cubierta por un bosque cerrado, que apenas deja entrever algunas casas. Una de ellas (Fig. 10) se describe al pie como: “…la expansión rural en la parte noreste del Lago Tahoe (Incline Village, Nevada).” (Löffler y Steinicke, 2005,

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p. 22). Lo que podría llevar a preguntarse el lector, hasta que punto podemos considerar que hay un espacio “rural” aquí, e incluso si no es contradictorio definir a los mismos como “wildland” (tierras salvajes) simultáneamente, respecto a los mismos espacios. Aunque no se tiene información si puede tratase de áreas rurales abandonadas hace mucho tiempo, donde la vegetación se recuperó y se ha convertido en un bosque, en tal caso sería una situación similar a lo planteado para algunos lugares de Tucumán -en el norte Argentino- por Grau (2010). En las ciudades turísticas el tipo de migración es distinta a la típica “del campo a la ciudad” mayoritariamente (aunque puede existir en parte cierta migración rural), lo cual, recientemente se ha comenzado a denominar “migración por amenidades”. Se trata de una tendencia que se viene observando desde fines del siglo XX a principios del siglo XXI, por la elección de ciertos grupos sociales que, por su elevado poder económico, buscan lugares cada vez más exclusivos, alejados de grandes centros poblados y con alto valor agregado por sus condiciones paisajísticas y naturales. En este nuevo tipo migratorio, se puede apreciar una tendencia a la explotación inmobiliaria que se apoya en el interés por ciertos paisajes, o las condiciones de un entorno ambientalmente atractivo; situación que ha sido vista como negativa para la actividad turística, el ambiente y la propia sociedad que recibe dicha migración (Otero et al. 2006). La demanda por lugares con condiciones naturales preservadas, puede originar conflictos por la modificación del espacio elegido, por el impacto y la transformación en la calidad del paisaje, por ejemplo por la tala del bosque nativo para la construcción de campos de golf, canchas de polo y su urbanización en general. Para los procesos migratorios enunciados entonces, vemos que hay inversores y nuevos residentes que eligen visitar y residir, en predios por sus condiciones naturales privilegiadas (bosque, costas de lago y vistas o paisaje destacado), para luego modificar parcial o totalmente el entorno. De esta manera se transforman las condiciones originales del suelo, lo que representa un impacto no evaluado debidamente por los entes reguladores. En las entrevistas realizadas por Rodríguez (2014) relativas a las razones que llevan a visitar o habitar estas regiones con paisajes atractivos, respecto a la ciudad de Bariloche, y resume sobre lo e por un turista: “…Lo que más le gusta de aquí, es que en solo un par de kilómetros llegan a la naturaleza y ya no ve tanto edificado…”, pero el mismo


turista duda y afirma: “…cuánto más seguirá siendo así?” pues vio en sus distintos viajes grandes avances en lo edificado. 4. Conclusiones. Los estudios sobre contraurbanizacion, naturbanización y de migración por amenidades en zonas turísticas, muestran algunas diferencias en cada continente, por sus propias características físico-geográficas, históricas y culturales. No obstante existir diferencias, los atractivos del paisaje natural y las vistas panorámicas valoradas, percibidas como escasamente modificados por el hombre, son motivo de la elección de estos sitios en todos los continentes. Los conceptos describen la tendencia de ciertos grupos sociales a elegir habitar áreas periurbanas, con usos previos rurales (hasta mediado del siglo XX), y zonas naturales cada vez más alejadas de las periferias de los centros urbanos. Las zonas donde se producen nuevas urbanizaciones suelen ser de montaña con bosques y espacios donde existen las nacientes de las aguas regionales. Esto significa que son áreas muy delicadas desde el punto de vista ambiental por ser proveedoras de bienes y servicios fundamentales. Muchos estudios hacen referencia una la demanda por lugares cada vez más salvajes o naturales y la presión por urbanizar dichos lugares, se produce aún en zonas donde resulta más costoso construir, por las condiciones topográficas y de alta cobertura vegetal (bosques con elevada pendiente y zonas anegadizas, por ejemplo). La percepción de lugar por parte de los nuevos pobladores puede derivar, sin embargo, en actitudes contradictorias como la introducción de especies exóticas invasoras en cercos y jardines, la transgresión a normativas que protegen el medio ambiente y el bosque circundante, entre otras (Elbersen, 2002). La contraurbanización ha estado inicialmente ligada a estudios territoriales y urbanísticos, aunque no necesariamente llevados a cabo en ciudades turísticas. La naturbanización por otro lado refiere a procesos urbano-territioriales más recientes ocurridos en Europa y ligados a zonas turísticas principalmente.. A pesar de existir diferentes términos, el uso que hacen de los mismos es aún un poco confuso sobre todo en cuanto a la diferencia entre lo rural y lo natural. En cuanto al término migración por amenidades éste se vincula con las migraciones y el turismo en ciudades con atractivos paisajísticos y naturales muy destacados. El uso de este término no está necesariamente ligado a trabajos urbanísticos, aunque es obvia la relación que hay entre el término y la naturbanización. Los estudios de casos que se analizarán en la tesis de referencia, son la ciudad de Bariloche en la Patagonia (Argentina) y las poblaciones sobre la costa oeste del lago Tahoe en la Sierra nevada (USA). Allí las viviendas están a tal punto inmersas en un bosque que, en una visión aérea o desde una imagen satelital, pueden quedar ocultas bajo las copas de los árboles. En América del Norte, los Parques

Nacionales empezaron a ser creados hace más de 150 años y contienen mayormente zonas naturales (al igual que en Suramérica) con escasa o nula transformación por parte del hombre para fines rurales o de explotación intensiva. Por lo tanto las condiciones naturales gracias a la creación de los parques nacionales fueron mantenidas con pocos cambios. Anteriormente a la creación de los parques naturales, pudieron haber existido posibles cambios del paisaje por procesos de incendios forestales (naturales o intencionales) o por tala de algunos bosques en algunas regiones. Para analizar todo este fenómeno, como nuevo proceso urbano en zonas distintas y más delicadas o débiles que las rurales se ha dado uso a términos diversos. Así, distintos autores parecen estar hablando de lo mismo aunque existen ciertas diferencias. En el caso de la contraurbanización en principio parece referirse a una tendencia que no diferencia suelos con usos rurales, o naturales. Tal vez este sea el término más antiguo nacido cuando el proceso de periurbanización se producía en las periferias cercanas a grandes centros urbanos, y aún no existía la tendencia a migrar a ciudades intermedias. Debido a que ciertos sectores naturales evolucionaron fuertemente desde fines del siglo XX, como espacios de borde o interfase cada vez más extenso, surge la búsqueda de entender estas realidades en cuanto a la problemática de la preservación del paisaje. Pero contradictoriamente, estos espacios de interfase natural-urbana, resultan ser muy impactados, afectando negativamente al propio paisaje natural que atrajo en un primer momento a los nuevos habitantes. Entender las lógicas, procesos y formas de gestión de otras realidades, considerando países con niveles económicos y formas socio-políticas diferentes, podría ayudar en encontrar alternativas que permita resolver esta situación, favoreciendo nuevos conocimientos para una mejor planificación urbana en zonas de bosque, montaña y lagos, con uso mayormente turístico. Para ello se ha planteado desde el inicio en este artículo diferenciar y poner en valor los espacios donde exista una interfase natural-urbana. El término naturbanización parece estar hablando más directamente de áreas que definitivamente no serían rurales sino puramente naturales, aunque no es siempre así, ya que algunas áreas analizadas con procesos de naturbanización son rurales, según lo plantea la propia autora Prados. Al parecer la diferencia entre la naturbanización y la contraurbanización es que la primera responde a la demanda de espacios naturales no rurales y el segundo y más antiguo solo pretendía describir el proceso de alejamiento de los centros urbanos para vivir en áreas con usos rurales. En cuanto al término migración por amenidades, que hace referencia a la demanda de cierto tipo de servicios y facilidades en el entorno de las residencias, requeridos en estas nuevas áreas alejadas de los centros urbanos. En general estos casos se encuentran ligados mayormente a los conjuntos de barrios privados cerrados o country, por tanto a un nivel socio-económico determinado, que pueden generar cierto nivel de impacto ambiental.

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Pero puede ocurrir que logren desarrollarse barrios abiertos con espacios y usos particulares individuales, respondiendo al término de migración por amenidades también, que pueden estar ubicados en espacios linderos, como servicios diferenciales (prácticas de golf, clubes privados y amarraderos privados) que complementen las demandas requeridas por estos nuevos barrios. Sería adecuado considerar que, podría dar la impresión para algunos autores, que los procesos de crecimiento urbano pueden asimilarse a los generados sobre zonas rurales o naturales, como si estas dos últimas fueran casi lo mismo o incluso exactamente iguales. Pero sin embargo la primera tiene una tradición de usos que han permitido sostener un nivel de aprovechamiento y explotación por el ser humano, con un impacto antrópico, en general muy elevado. En algunos casos, pueden volver a un cierto nivel natural, o con repoblación de zonas boscosas en áreas donde abandonaron la explotación agro-ganadera o forestal. En cambio, en las zonas naturales, más allá de poder discutir la antigüedad sin usos previos (en América o Europa) y la posibilidad de recuperar el paisaje histórico en zonas rurales abandonadas, las zonas que se puedan definir como naturales tienen una diversidad biológica muy superior a un paisaje rural antropizado, y esto es percibido y valorado por los nuevos migrantes. Finalmente, se espera con este texto haber alcanzado un avance en el capítulo 4, en que se plantea un análisis general de las problemáticas vinculadas al crecimiento urbano y los términos utilizados para ello. Para áreas como las descriptas aquí, se plantea entonces el uso de una diferenciación marcada entre lo urbano puro, lo rural y sus usos, y lo que se puede percibir como “natural”, pudiendo así expresar más claramente una diferencia entre zonas mixtas rural-urbanas de aquellas que entendemos se pueden denominar “interfase natural-urbana”, que en la tesis se desarrollarán considerando cierta zonas seleccionadas del entorno de los lagos: Nahuel Huapi (Patagonia Argentina) y Tahoe (Sierra Nevada, EEUU) a una escala regional y local, teniendo presente los resultados expuestos en este artículo.

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HABITAR EL DISEÑO: LA VIVIENDA DESDE LA IGUALDAD DE GÉNERO. M. DE LOURDES GARCÍA VÁZQUEZ lourdesgarcia19@gmail.com

RESUMEN

ABSTRACT

La diversidad de proyectos presentados en el Concurso Pensar la vivienda, Vivir la ciudad, fue sumamente enriquecedor porque nos dio una idea de lo que estamos enseñando en las diversas universidades de América Latina y los resultados es que hemos avanzado muy poco sobre el “modelo planteado por el movimiento moderno” para la vivienda colectiva. Lo seguimos repitiendo sin cuestionar su validez, generalmente nos hemos conformado en conocer el momento en que se realizó el proyecto, la forma en que se construyó y las fotografías de su inauguración, pero no hemos realizado investigaciones sobre los cambios y evolución de cada uno de los edificios y su relación con la ciudad, para poder decir que tenemos que recoger y que transformar de la vivienda moderna. No reflexionamos que las viviendas son para vivir y habitar en ellas y que los edificios deben tener la capacidad de evolucionar y transformarse de acuerdo a los cambios socio-económicos de las personas que los habiten, este es el elemento clave para estimar la pertinencia de un conjunto de vivienda colectiva.

The diversity of projects recepted in the “Pensar la vivienda, Vivir la ciudad” Contest was extremely enriching because it gave us an idea of ​​what we are teaching in the Latin American universities and the results is that we have made very little progress on the “modern movement model” for collective housing. We continue to repeat it without questioning its validity, generally we have been satisfied in knowing the moment in which the project was realized, the way in which it was constructed and the photographs of its inauguration, but we have not done research on the changes and evolution of each one of the buildings and their relationship with the city, to be able to say that we have to collect and transform of modern housing. We do not reflect that the dwellings are for living in them and that the buildings must have the capacity to evolve and be transformed according to the socio-economic changes of the people that inhabit them, this is the key element to estimate the pertinence of a collective housing. Keywords: Housing - Gender - Habitat

Palabras claves: Vivienda - Género - Hábitat

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La realización de Concursos como el “Pensar la Vivienda, Vivir la Ciudad”, nos da la oportunidad a las diferentes universidades latinoamericanas, contar con un espacio que permita evaluar los avances o rezagos que tenemos respecto a la docencia, investigación y extensión en un tema prioritario como es el de la vivienda, pensada más allá de cuatro paredes y un techo. La convocatoria se diseñó de acuerdo a temas actuales sobre las ciudades y la problemática central del hábitat, suscitando la búsqueda de estrategias que incorporasen opciones urbanas innovadoras de vivienda con mayor densidad, sustentabilidad y calidad de vida. Se sugirió que los proyectos plantearan respuestas a: ¿Viviendas para nuevos tipos de familia? ¿La igualdad de género en proyectos residenciales? ¿Cómo la vivienda podría ser un instrumento que ayudase a cumplir el derecho a la ciudad para los sectores más desfavorecidos? ¿Conciliar la tensión entre lo individual y lo colectivo? ¿Qué representa lo doméstico en la vivienda actual? Preguntas que quedaron sin respuesta, porque la inmensa mayoría de los proyectos no las consideraron. La diversidad de proyectos presentados dan una idea de lo que estamos enseñando en las numerosas universidades de América Latina y los resultados es que hemos avanzado muy poco sobre el “modelo planteado por el movimiento moderno1” para la vivienda colectiva.

Lo seguimos repitiendo sin cuestionar su validez para la sociedad actual, generalmente nos hemos conformado en conocer el momento en que se realizó el proyecto, la forma en que se construyó y las fotografías de su inauguración, pero no hemos realizado investigaciones sobre los cambios y evolución de cada uno de los espacios que conforman la vivienda, de los edificios y su relación con la ciudad; para evaluarlos y decir que tenemos que conservar y que transformar de la vivienda para la sociedad de nuestros días. No reflexionamos que las viviendas son para vivir y habitar en ellas y que los edificios deben tener la capacidad de evolucionar y transformarse de acuerdo a los cambios socio-económicos de las personas que los habiten, este es el elemento clave para estimar la pertinencia de un conjunto de vivienda colectiva. La vivienda es un proceso no un producto, por lo tanto, debe haber un grado de previsión de las arquitectas y arquitectos para que la obra se adelante a la época en que se proyecta, para que siga siendo adecuada durante el tiempo que permanezca en uso, tal como escribió Rasmussen2. Desde los años sesenta y setenta del siglo pasado se suscitaron críticas a este tipo de conjuntos por arquitectos y otros intelectuales interesados por encontrar solución a la problemática social a la que daban lugar, como John F. C. Turner, Christopher Alexander, Wolf Jobst Siedler, Brigitte Reimann, Alexander Mitscherlich, Aldo Rossi, Jane Jacobs, Françoise Choay,

1. En este sentido, entiendo la construcción del modelo como un trabajo de naturaleza eminentemente teórica, cuyo nivel de abstracción alcanza estadios de racionalidad profunda, y donde sus raíces están directamente vinculadas con la realidad que se trata de organizar. De este razonamiento se desprende, el considerar los modelos como “representaciones idealizadas” o modo de representación o explicación de la realidad. Los modelos, entonces, no deben ser tomados ni como descripciones exactas ni como ficciones, sino como analogías, en las que sólo algunas, no todas, las características son las mismas o similares a las de la realidad. Dado que, la complejidad de la realidad determina la manera de conocer y hasta dónde conocer, pues el sujeto no puede conocer todo, incluso lo que no es directamente observable. 2. Rasmussen, Steen Eiler (2004) “La Experiencia de la arquitectura: sobre la percepción de nuestro entorno” Volumen 5 de Estudios Universitarios de Arquitectura. Editorial Reverte.

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Enrique Ortiz, Víctor Pelli, Joan Mac Donald Maier, etc., actualmente sus cuestionamientos, sin duda, tienen plena vigencia. A la luz de los proyectos presentados y de los críticos mencionados, se hace necesaria una revisión profunda derivada, especialmente, de los requerimientos actuales, según criterios de sustentabilidad, atendiendo a una conformación de una sociedad más diversa, menos jerárquica y en términos de igualdad de género. Voy a referirme al diseño de la vivienda desde la igualdad de género, porque es uno de los puntos que se sugería se contemplara en los proyectos y ninguna de las propuestas presentadas demostró estar conscientes de este cambio social y de cómo materializarlo al formalizar el proyecto. ¿Es la vivienda, la casa, el hogar, lo mismo para hombres y mujeres? “La arquitectura exterior parece haber absorbido a los arquitectos avant garde a las expensas del espacio interior. Como si una casa debería ser concebida por los placeres del ojo más que por el bienestar de sus habitantes” - Eileen Gray3. Antes de responder a esta pregunta, es necesario hacer notar que la concepción de la vivienda colectiva, en los proyectos presentados, fue desde el punto de vista de las arquitectas y arquitectos4, en términos: funcionales, formales, tecnológicos, ambientales y en casos excepcionales sociales. Por lo que no se tomaron en cuenta variables como: habitabilidad, vida cotidiana, uso del tiempo, participación, seguridad, identidad o cambios en los roles de género que son criterios que nos darían elementos para entender las transformaciones sociales que ha habido y los nuevos requerimientos espaciales. Para Collin5 es engañosa hoy la representación tradicional de la distribución sexuada del espacio, que el término mujeres se asocie a lo privado y hombre a lo público, sin embargo, tampoco es cierto el espejismo moderno según el cual esta distribución estaría hoy ya rebasada. En ese sentido, volviendo a la pregunta, ¿si hay una diferencia en la percepción y significado de la vivienda

para las mujeres y otro para los hombres? La respuesta es que si existe y para los hombres es un lugar de descanso y reposo después de realizar las actividades productivas y públicas en el espacio urbano. Para las mujeres tiene otro significado, es el lugar para las actividades reproductivas, las privadas, es su lugar de permanencia, donde realizan las tareas domésticas, pero también las actividades productivas, es el lugar de los otros: hijos, parejas, padres, enfermos. En el diseño de la vivienda confluye la relación entre la ocupación de los lugares y la posición y situación social de las mujeres respecto a los hombres, que hace que las decisiones para definir los espacios no las tomen ellas sino el marido, el padre o el arquitecto, responde a relaciones de poder. Si bien, la vivienda asignada socialmente a la mujer, no se diseña u organiza como totalidad en el espacio de lo femenino. La mayoría de las áreas son consideradas por las mujeres como espacios funcionales (lavar, cocinar, comer, etc.) mas no en el espacio de lo femenino. La mujer asocia el espacio femenino a un área de tranquilidad, de cuidado personal, para la distensión y la creatividad. Nos encontramos así ante un espacio del imaginario femenino, sesgado, prácticamente nulo. Las mujeres están privadas de lo privado porque la vivienda representa para ellas un lugar apartado de lo social y de lo público, no como persona que se encuentra ahí, sino como esposa y madre. La vivienda ha sido considerada el “espacio de lo femenino”, pero, el aceptar que la vivienda corresponde a la mujer, es aceptar la sobredimensión de las actividades domésticas6 en desventaja de ésta. La vivienda debería entenderse entonces, como el espacio de lo femenino y lo masculino, con todas las actividades que ella genera y que deberían ser compartidas. Por último pensar que la arquitectura está al margen de la sociedad que la acoge y es valiosa en sí misma es una simplicidad propia de sociedades arrogantes y diría que hasta autoritarias. Una idea determinada de ciudad y arquitectura afirma o segrega ciertos modos de vida, crea presión simbólica sobre otros, ofrece una determinada perspectiva de la realidad y esto se refleja desde las plantas de las viviendas al diseño de los conjuntos urbanos. Los proyectos de vivienda presentados, la mayoría eran en edificios en altura (de 5 a 10 o más niveles) en donde las plantas bajas eran destinadas a comercios, gimnasios o centros educativos y se asentaban en grandes plazas

3. http://casas.cosas.com/eileen-gray/ 4. En este caso no importa si son arquitectas o arquitectos porque la formación que tenemos es la misma, univoca, monodisciplinar y de características

androcéntricas, en donde a lo largo de todos los estudios universitarios NO tenemos referencias de las obras realizadas por arquitectas, el ARQUITECTO es hombre; sin considerar que siempre tuvieron a su lado a mujeres a las que nunca les reconocieron su producción. Esto ha dado lugar a una lucha porque se visibilice su trabajo y recientemente ya ha habido dos premios Pritzker otorgadas a las arquitectas Zaha Hadid (2004) y Kazuyo Sejima junto a Ryue Nishizawa (SANAA) (2010). Si les interesa tener más información sobre la trayectoria de diferentes arquitectas pueden consultar el Blog Un día una arquitecta https://undiaunaarquitecta.wordpress.com/ incluye a 365 en una primera etapa, en septiembre de 2016 se inició una segunda. https:// undiaunaarquitecta2.wordpress.com/. 5. COLLIN, Françoise. (1994) Espacio doméstico, Espacio público. Madrid: Seminario Permanente “Ciudad espacio público”. http://www. derechoshumanos.unlp.edu.ar/assets/files/documentos/espacio-domestico-espacio-publico-vida-privada.pdf. 6. Moser, Caroline O. N., señala que la mujer, sobre todo la de escasos recursos económicos, desarrolla un triple rol: reproductivo (tareas domésticas) productivo (trabajo remunerado) y comunitario (gestiones para tener servicios y equipamiento urbano básico). De ahí la importancia de conocer el Uso del Tiempo.

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y jardines, desde el punto de vista de la seguridad para las mujeres que trabajan por la noche por ejemplo doctoras, enfermeras, meseras, el caminar por metros y metros de lugares que permanecen solos, sin poder ser vistas u oídas las coloca en un nivel máximo de vulnerabilidad para ser violentadas. Se propuso lo conocido y aceptado formalmente, no se pensó en las condiciones actuales de inseguridad, y si bien el diseño no resolverá este problema, tampoco tiene porque acrecentarlo. “El pueblo que vive en jacales y cuartos redondos, no puede HABLAR de arquitectura. Haremos las casas del pueblo. Estetas y Retóricos - ojalá mueran todos - harán después sus conclusiones” - Juan Legarreta 1933. Un ejemplo de como un arquitecto tiene como eje a las mujeres al proyectar una vivienda, son las propuestas de Juan Legarreta7, cuyas actitudes políticas e ideológicas lo condujeron a desarrollar propuestas urbano-arquitectónicas para las clases más desposeídas. Desde sus estudios universitarios, manifestó un gran interés en resolver los problemas habitacionales, en 1930 presenta su tesis sobre vivienda obrera y para demostrar sus ideas, construye una vivienda bajo esos supuestos. Tomando en cuenta el contexto histórico, desde la Carta Magna de 1917 se establece el derecho universal de vivienda que materializa el interés del “régimen revolucionario” en su conjunto, por generar y promover una vivienda digna al alcance de las clases con menos recursos8; de una sociedad que salía de un movimiento armado que había dejado a gran parte del país devastado y con uno de los más grandes movimientos migratorios registrados en su historia, hacia las ciudades del interior, pero sobre todo a la Ciudad de México. En 1932 el arquitecto Carlos Obregón

Santacilia convoca a un concurso sobre la “La casa obrera mínima”, donde Legarreta aplica los resultados obtenidos en la casa de Ex Hipódromo de Peralvillo. Gana el concurso y en septiembre de 1933 se inaugura uno de los primeros conjuntos habitacionales para trabajadores realizados en México. Si bien, no era el primer conjunto pensado para obreros en México, sí fue el primero que iba más allá del mero trazo de las calles y la urbanización, ya que incluía el diseño y la construcción de las casas. Asimismo, las propuestas de Legarreta tomaron como base una característica que las hace únicas: establece como eje de su diseño a la madre, a la mujer como centro del hogar, concepción cultural que prevalecía en esa época, en donde la mujer se encargaba solo del cuidado de los hijos, de la familia y se consideraba el “ama de casa” la “reina del hogar” y por lo tanto se pensaba que el espacio que le correspondía era el de la cocina y los servicios. Su importancia estaba en el discurso, en los hechos, el que decidía los espacios era el marido, el padre o el hijo mayor. Así que considerar las necesidades de la mujer, era un progreso para esa época. Si se analiza cada uno de los proyectos de Legarreta9, desde el que le sirvió como tesis profesional10 (un dúplex que construyó en 1931 en la colonia Ex Hipódromo de Peralvillo)11, hasta sus tres tipologías básicas, construidas en tres conjuntos habitacionales (Aarón Sáenz, 1933; Plutarco Elías Calles, 1934; y La Michoacana, 193612); se podrá observar en todas las plantas arquitectónicas que el área correspondiente al patio de servicio, la cocina, el comedor y el vestíbulo, conforma un solo eje entre el exterior e interior de la vivienda. En una sociedad de machismo exacerbado, los quehaceres que se realizan al interior de cada uno de estos espacios de la vivienda, han sido destinados históricamente a las mujeres. Para la década de los años 30

7. Arquitecto mexicano, desgraciadamente su vida fue muy corta de 1902 a 1934. Fue uno de los primeros arquitectos funcionalistas del México post-

revolucionario. Destacan sus propuestas por economizar en la construcción, lo que posibilita la repetición de las viviendas “con módulos constructivos” que abaratarían el costo de la vivienda obrera. 1934 es nombrado asesor estatal en materia de vivienda popular, según los lineamientos de Plan Sexenal del Presidente Lázaro Cárdenas. El 4 de Abril de 1934, fallece en un accidente de carretera. Juan Legarreta fue un comprometido social, un socialista radical. 8. En 1929 el Partido Nacional Revolucionario (PNR) (del cual derivo el Partido Revolucionario Institucional PRI), se propuso hacer cumplir la fracción XII del art, 123 de la Constitución mexicana, así como la frase III del art. 111 de la Ley del Trabajo, que estipulaba -la obligación que tienen los patrones de proporcionar a los trabajadores de viviendas cómodas e higiénicas-. 9. Vázquez Ángeles, Jorge (2012) “A la caza de Juan Legarreta”, Revista Casa del Tiempo Vol. V época IV número 53, marzo 2012 ISSN 0185-4275. 10. FUNDARQMX, Meneses Vélez, Israel. Juan Legarreta. Recorrido por su proyecto de vivienda. Domingo 25 de septiembre de 2016. http://www. arquired.com.mx/agenda/recorrido-arquitectonico-juan-legarreta-proyecto-vivienda/ 11. Esta casa aún existe, está en la calle de Elorduy esquina con Calzada Vallejo, Colonia Ex Hipódromo de Peralvillo (Google Maps). 12. Entre 1935 y 1936 se construyó este conjunto de 205 viviendas, con el apoyo del arquitecto Vicente Pinedo, mismo que el arquitecto Legarreta no alcanzó a ver terminado debido a su prematura muerte en 1934.

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Figura 1. Dibujos de la propuesta ganadora del concurso para el Muestrario de la Construcción Moderna “Casa Obrera Mínima “ de Juan Legarreta y Justino Fernández, 1932. Fuente: El Arquitecto (1934)13.

los derechos de la mujer eran prácticamente nulos, baste recordar que se consiguió al menos el derecho al voto hasta 1957. Si se toma en cuenta este contexto, el proyecto de Legarreta fue crear una zona que redujera esta condición, concentrando actividades para eliminar recorridos cansados, todo desde la zona con la mejor vista al exterior 14 . En la fifura de la Vivienda obrera mínima Conjunto Aarón Sáenz15 (1934) en la colonia Balbuena, la parte coloreada demuestra la integración de los servicios para ahorrar tiempo y esfuerzo a la mujer.

Figura 2. Vivienda obrera mínima Conjunto Aarón Sáenz (1934) en la colonia Balbuena. Fuente: https://es.pinterest.com/pin/475974254351574281/.

De esta manera la mujer ya no se encontraría relegada a un rincón de la vivienda, sino que se conectaría con el exterior, desde donde podría ver a los vecinos y platicar, vigilar a los hijos en sus juegos y donde se podría librar de preocupaciones y establecer una convivencia más allá de su familia. Carlos González Lobo16, analiza las viviendas, profundizando en la casa Tipo 1, en donde describe esquemáticamente cinco cualidades de esta tipología: Modulación normalizada, Centralidad materna, Zona de intimidad, Flexibilidad espacial y su Hábitat activo.

13.

Había sido publicado antes por la Revista Cemento, llamada posteriormente Tolteca (Que promovía el uso del cemento en la construcción); porque para los arquitectos tradicionales la vivienda de este tipo no merecía el título de arquitectura. 14. Conceptos que también son eje en los análisis que con perspectiva de género realiza actualmente Zaida Muxi para el diseño de la vivienda. 15. El Licenciado Aarón Sáenz, era Jefe del Departamento del Distrito Federal, según la “costumbre” los habitantes de la colonia, en este caso el conjunto de viviendas, ponían el nombre de los políticos en turno para recibir “beneficios”, esto es una manifestación de la corporativización existente. 16. González Lobo, Carlos (2004) “Juan Legarreta” en “La arquitectura mexicana del siglo XX” , México CONACULTA.

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viviendas queden orientadas de oriente a poniente y viceversa, y así los rayos solares calienten e iluminen las viviendas todos los días del año. Las casas de la colonia Balbuena fueron puestas en filas –según el arreglo del llamado Zeilenbau que estaba siendo promovido por las escuelas de vivienda alemanas— con dos filas paralelas por cada manzana. En medio de las cuatro manzanas se ubicó una manzana completa de áreas comunes con un “jardín obrero”, canchas deportivas y (aparentemente) un kínder17.

Figura 3. Vivienda obrera mínima Conjunto Aarón Sáenz (1934) en la colonia Balbuena. La parte coloreada demuestra la integración de los servicios para : ahorrar tiempo y esfuerzo a la mujer.

La lógica planteada en cada manzana es ubicar en las esquinas de las cabeceras orientadas al norte, la vivienda Tipo 2 (de dos niveles con espacio de doble altura y de 88 metros cuadrados; en medio de ellas, dos viviendas reflejadas Tipo 3 (de dos niveles: planta baja, comercio; planta alta, vivienda 60 cuadrados por nivel). Esta combinación en los usos del suelo, proporciona seguridad en el uso del espacio exterior, porque siempre encontrara a personas en diferentes horarios. El desarrollo de la lotificación en medio de las cabeceras norte y sur, se basa en la Tipología 1, es decir, la planta de un solo nivel, de 6m x 9m (54m2 ) concebida para una familia de dos adultos y cuatro hijos. Su costo, incluyendo menaje y mobiliario, se proyectó en $2200, a pagarse por mensualidades de $30, monto que equivalía a una típica renta mensual de una familia de la clase obrera. Las cabeceras orientadas al sur se mantenían abiertas, con el fin de generar un área jardinada expuesta a la vista.

Figura 4.

Innova en la lotificación. Las contribuciones de Legarreta no se sujetan a lo anterior. Si se examinan los conjuntos Aarón Sáenz (Balbuena) y Plutarco Elías Calles (San Jacinto), se podrán identificar otras cualidades. Legarreta proyecta una lotificación que obedece a un eje norte-sur, para que las

Las manzanas se diseñaron para que fueran estrictamente peatonales, mientras que el perímetro se destinó al automóvil, creando así una especie de “mini-supermanzana”, adelantándose varios años a su tiempo. Actualmente, aún se puede ver esto; sin embargo, con la primacía del automóvil, las calles peatonales han tenido que compartir su uso con el estacionamiento de autos. A pesar de ello, muchas de estas calles no han perdido su tranquilidad por ser rigurosamente locales y estar determinadas por un cambio de nivel entre la calle peatonal y la de autos.

17. Leidenberger, Georg (2016) “Los inicios de la vivienda social de la Ciudad de México (1930-1950). Una perspectiva urbanística” en el libro “Servicios urbanos en las ciudades mexicanas de los siglos XIX y XX” Departamento de Evaluación del Diseño en el Tiempo, Universidad Autónoma MetropolitanaAzcapotzalco.

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Figura 5. Vivienda obrera mínima Conjunto Aarón Sáenz (1934) en la colonia Balbuena. Fuente: https://es.pinterest.com/pin/475974254351574273/.

Figuras 6 y 7. Vivienda obrera mínima Conjunto Aarón Sáenz (1934) en la colonia Balbuena. Fuente https://www.tumblr.com/tagged/vivienda-obreram%C3%ADnima

Figura 8. Vivienda obrera mínima Conjunto Aarón Sáenz (1934) en la colonia Balbuena. Fuente: http://otrootroblog.blogspot.mx/2010/09/ventantaslo-moderno-2.html .

Nuevamente cabría preguntarnos: ¿Qué ha cambiado desde 1932? ¿Qué avances ha habido en el tema de la vivienda social desde los primeros conjuntos habitacionales en México? ¿Qué avances ha habido en considerar las necesidades diferentes de mujeres y hombres en el uso de los espacios? Si no ha cambiado tanto y las respuestas son similares, ¿no habría que ponerse entonces a instrumentarlas sin presumir como gran logro o como grandes ideas algo que, finalmente, no dista mucho de los ejercicios que cada semestre se repiten en muchas de las facultades de arquitectura incluso, creo, con logros menores a los mostrados? Por último, es necesario entender a la sociedad de hoy y reconocer que el principal reto que tenemos es investigar y proyectar para la pluralidad y la diversidad. Evitar esa realidad es rehuir la responsabilidad más profunda de la arquitectura al día de hoy. Más allá de discutir sobre “si es o no arquitectura”18, debemos de debatir sobre las implicaciones sociales y culturales de la arquitectura y la ciudad en la que vivimos todos los días.

18.

Buena o mala; adecuada o inadecuada, formal o funcional, para mí arquitectura es o no es y punto.

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REFERENCIAS COLLIN, Françoise. (1994) Espacio doméstico, Espacio público. Madrid: Seminario Permanente “Ciudad espacio público”. http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/assets/files/documentos/espacio-domestico-espacio-publico-vida-privada.pdf CONSTITUCIÓN Política de los Estados Unidos Mexicanos, (1917) file:///C:/Users/Lourdes/Downloads/1917apocrifo.pdf GONZÁLEZ Lobo, Carlos (2004) “Juan Legarreta” en “La arquitectura mexicana del siglo XX”, México CONACULTA. LEIDENBERGER, Georg (2016) “Los inicios de la vivienda social de la Ciudad de México (1930-1950). Una perspectiva urbanística” en el libro “Servicios urbanos en las ciudades mexicanas de los siglos XIX y XX” Departamento de Evaluación del Diseño en el Tiempo, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. MENESES Vélez, Israel (2016) FUNDARQMX Juan Legarreta. Recorrido por su proyecto de vivienda. Domingo 25 de septiembre. http://www.arquired.com.mx/agenda/recorrido-arquitectonico-juan-legarreta-proyecto-vivienda/ RASMUSSEN, Steen Eiler (2004) “La Experiencia de la arquitectura: sobre la percepción de nuestro entorno” Volumen 5 de Estudios Universitarios de Arquitectura. Editorial Reverte VÁZQUEZ Ángeles, Jorge (2012) “A la caza de Juan Legarreta”, Revista Casa del Tiempo Vol. V época IV número 53, marzo 2012 ISSN 0185-4275 YEPES Rodríguez, Jorge Oscar (2015/2016) “Juan Legarreta: vivienda obrera mexicana posrevolucionaria” en Revista bitácora arquitectura + número 32. Noviembre 2015 + marzo 2016. Facultad de Arquitectura UNAM.

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EL DERECHO A LA CIUDAD, SEGÚN HENRI LEFEBVRE. DEL LIBRO AL MOVIMIENTO. JUAN SANTIAGO PALERO juansantiagoarqpalero@gmail.com

RESUMEN

ABSTRACT

Este artículo busca profundizar en el concepto de derecho a la ciudad, partiendo de la obra de Henri Lefebvre, para recomponer la riqueza y la complejidad del concepto original. Se revisarán, también, las visione actuales de este concepto y su relación con otras ideas que forman parte del legado del sociólogo francés para la arquitectura, el urbanismo y para todas las miradas que confluyen en el ámbito de la ciudad. Por momentos, el derecho a la ciudad, como bandera de lucha, se muestra escindido del concepto que le diera origen. Es por eso que, se propone recomponer el contexto del libro al cual debe su nombre, rastreando las influencias del autor, la vigencia de los problemas abordados y el alcance de su propuesta. Teniendo en cuenta que el derecho a la ciudad constituye el eje del debate de la conferencia de Hábitat III de Quito 2016, resulta oportuno profundizar en las raíces conceptuales del libro escrito por Henri Lefebvre, como un paso previo para generar un enfoque apropiado a la escala de los problemas todavía vigentes, medio siglo después.

This article aims to deepen the concept of the Right to the City, starting from the work of Henri Lefebvre, in order to recompose the richness and complexity of the original term. A full review of this concept will be exposed, including actual changes, and its relation to other ideas that are part of the legacy of the French sociologist; focusing on his legacy for architecture, urbanism and for all the glances that come together in the study of the city. The right to the city, as a flag of struggle, is often shown split from the concept that gave rise to it; on the contrary, it is proposed to recompose the context of the book, tracking the influences of the author, the discussion of the problems addressed and the scope of his proposal. Considering that the Right to the City was central in the debate at the Habitat III conference that took place in Quito 2016, it is opportune to inquire into the conceptual roots of the book written by Henri Lefebvre. At least, as a previous step to generate an appropriate approach to the scale of the social issues still in force, half a century later.

Palabras claves: Derecho a la Ciudad - Hábitat Marxismo - Urbanismo Moderno

Keywords: Right to the City - Habitat - Marxism - Modern urbanism

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El libro. En el año 2014 se cumplen 45 años de la edición castellana Le droit à la ville. En este pequeño libro, de ciento setenta páginas en la edición castellana de Península, convergen una serie de reflexiones, charlas, pensamientos en voz alta, y arengas propias de los agitados años de la segunda posguerra francesa. Las experiencias de un pensador comprometido, activo y polémico, situado en el eje del remolino ideológico, convergen como hilos delgados para anudarse entre las páginas de El derecho a la ciudad conformando una soga desprolija, pero irrompible. Es, en verdad, un texto complicado, con muchas idas y vueltas. Esto puede atribuirse al método regresivoprogresivo usado por Lefebvre, en el cual va retomando ideas analizadas sucesivamente para ir subiendo la apuesta en cada aproximación. Por momentos, puede resultar desconcertante. Sin embargo, la metodología parece ajustada a la complejidad del fenómeno a abordar: la ciudad. Su proceder recuerda una vieja táctica de los jugadores más experimentados del casino. Mantenerse apostando, pero repetir frecuentemente una jugada con un monto ascendente. Es, en definitiva un abordaje heurístico. Que permite ir adaptando la aproximación según el dinamismo de un objetivo móvil, inaprensible, fluctuante. En las primeras páginas del libro, el autor advierte que su abordaje se parece a la “visión de un caballero andante”. Es decir que, desde el comienzo, su libro se plantea como una experiencia espacio-temporal: es como caminar por la ciudad. A partir de ello, comienzan a reconocerse dos influencias claras: la figura del “flaneur” de Charles Baudelaire rescatada por Walter Benjamin y las derivas situacionistas. Según avanza en su discurso, el autor se entrega plenamente a los mismos climas que va generando, se deja

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llevar. Algunos fragmentos se cargan de ironía corrosiva; a veces evidencian la precisión histórica propia de los análisis marxistas; e incluso, por momentos, se muestra nostálgico y poético con respecto a la riqueza sutil de la vida cotidiana. En cuanto a lo temporal, desglosando la deriva espacio-temporal que propone el autor, el libro se apoya en un riguroso análisis histórico del fenómeno. Partiendo de la ciudad política de la antigüedad, para pasar a la ciudad comercial del renacimiento, la ciudad industrial del capitalismo, y llegando a vaticinar la urbanidad escindida de lo industrial. En la descripción de esta última etapa puede reconocerse el carácter anticipatorio de Lefebvre. Principalmente, teniendo en cuenta que los efectos de la globalización sobre las ciudades eran, en esa época, incipientes. Evidentemente, la lectura histórica de la ciudad ya venía desarrollándose, en paralelo, junto a otros autores como Melvin Webber o Lewis Mumford (Costes 2011). No obstante, El derecho a la ciudad se destaca por abordar, casi intuitivamente, lo que terminarán por precisar décadas más tarde, autores de la talla de Manuel Castells, Saskia Sassen o Rod Burgess. Pese no contar con una adecuada distancia en el tiempo, describiendo los hechos mientras estaban sucediendo, El derecho a la ciudad resulta fundamental a la hora de estudiar los efectos del Neoliberalismo en la ciudad des-industrial, entregada a las finanzas y la provisión de servicios. Donde lo históricamente formado “queda sólo como objeto de consumo cultural para turistas y para el esteticismo, ávidos de espectáculos y de lo pintoresco. Incluso para los que buscan comprenderla cálidamente, la ciudad está muerta” (Lefebvre 1968/1969: p.125). Para ejemplificar esta última etapa de la ciudad analiza el caso de Atenas, paradójicamente, capital del país de Europa que hoy evidencia los peores resultados de las recetas del Neoliberalismo.


Con respecto a lo espacial, el libro se encuentra sembrado de ricas descripciones casi escenográficas. Las ajetreadas ciudades de la toscana medieval, una novela futurista de Azimov, ciudades desmontables (seguramente pensaba en New Babylon de Constant), la exposición universal de Montreal. Toda una batería de lugares que parecen reclamar la presencia de dibujos o fotografías. Lefebvre no las concede. Confía en el poder de las palabras. Sabe que quien se entrega a sus textos navega en un río de montaña, agitado y sinuoso, que nos permite ver un mismo lugar más de una vez, desde diferentes perspectivas. El derecho a la ciudad es, en primera instancia, una experiencia espacio-temporal: un viaje. El autor. ENacido en Hagetmau, pudo constatar cómo el acelerado proceso de urbanización guiado por la industria transformaba las landas francesas. Abandonó joven su lugar de nacimiento para estudiar en la Sorbona de París, donde se incorporó a los principales debates de la época. Se enfrentó al subjetivismo de Bergson mientras comenzaban a sentirse las repercusiones de la Revolución de Octubre. A partir de la lectura de Hegel y Marx estableció un vínculo de por vida con el Partido Comunista. Al cual Ingresó en 1928 siendo suspendido en 1958, pero sin desafiliarse jamás1. Toda una historia de vida marcada por encuentros y desencuentros con aquellos pensadores que enriquecieron los debates del partido, como Jean Paul Sartre, Louis Althusser o Edgard Morin. Lefebvre comparte con el marxismo las constantes alusiones a la historia para desenmascarar los mecanismos de dominación, también mantiene algo que muchos de los que utilizan el nombre de su libro parecen haber perdido: la superación de lo táctico para pasar a lo estratégico. Con lo cual, sus propuestas, si bien parten del ámbito personal deben verse encaminadas en una finalidad colectiva. Las transformaciones de lo cotidiano, como pueden ser el aumento de salarios o la distribución de las rentas, constituyen acciones tácticas en pos de una estructura mayor orientada a la producción de una nueva sociabilidad. No pueden estancarse en un reclamo sectorial. Sin embargo, el enfrentamiento contra la ortodoxia marxista puede comenzar a notarse cuando Lefebvre propone una manera poética de habitar, cercana a Martin Heidegger, donde la vida del ser humano se asemeja a una búsqueda artística. Es por ello que propone habitar, en contra del concepto estático del Hábitat2, para recuperar la capacidad creadora del ser humano. Entendiendo la ciudad como una obra de arte colectiva. Su constante defensa de posturas utópicas, va a ser otro de los factores de discordia con el marxismo

ortodoxo. Si bien Lefebvre va a mantener la confianza en el proletariado, la transformación de la ciudad no queda atada a la transformación previa de las condiciones de producción. No puede considerarse un resultado natural de la dictadura del proletariado. Por el contrario, la recuperación de la ciudad implica la organización activa, e inmediata, de sus habitantes. Donde la finalidad no parece trazada de antemano por el mesianismo de Marx sino que se presta a la constante presentación y superación de lo utópico. Más que una tradición redentora de origen judeocristiana, puede verse en Lefebvre una herencia más reciente, el utopismo francés de Charles Fourier. Sin embargo, la ruptura más tajante con el Partido Comunista francés surge a partir del análisis sobre La Comuna de París. En este ícono histórico del comunismo, no se cumple el postulado marxista que sitúa a la fábrica como el eje de las revoluciones. Los comuneros que asumieron el control de París en 1871, encontraron una ciudad devastada por la invasión de Bismark. Por lo cual, la clave del conflicto no era la recuperación de los medios de producción sino la recuperación de la calle. Planteaba un cambio de escenario. Desde una perspectiva optimista, teniendo en cuenta que La Comuna de París no surge específicamente de las fábricas, su análisis resulta esperanzador para abordar la situación de la ciudad actual. Donde una parte importante de la población ha sido marginada de la producción o mantiene una relación laboral inestable, desdibujada por el Neoliberalismo. Consecuentemente, el derecho a la ciudad no puede verse debilitado por el estado de disipación de la clase trabajadora, por el contrario, debería verse fortalecida ante la incorporación de los nuevos precarizados urbanos (Harvey 2013). Luego de realizar el servicio militar, trabajó en una fábrica y, más determinante, fue taxista de París (Elden 2004). Muchos pueden tentarse a vincular directamente este hecho con el rumbo que tomarán sus estudios sociológicos. Sin embargo, existes factores previos, de mayor peso y complejidad. Por ejemplo debe destacarse que Lefebvre se interesa, académicamente, por la ciudad cuando comienza a escribir sobre un fenómeno aparentemente opuesto: la situación del campo. En los primeros trabajos, mientras militaba para el Partido Comunista francés, Lefebvre va a plantear que el carácter urbano de la industrialización se extiende más allá del espacio físico de la ciudad. Constituye un sentido civilizatorio que se derrama a través de las infraestructuras que van surcando el campo. La luz eléctrica, las carreteras y las telecomunicaciones, por mencionar algunas, son como flujos que no respetan una barrera idílica entre lo urbano y lo rural3. No obstante, el contraste entre la ciudad y el campo no se diluye sino que se acentúa. Es una

1. Según Thierry Paquot, Lefebvre fue “miembro del Partido Comunista francés (de 1928 a 1958, fecha de sus suspensión), pero [era] rebelde a cualquier

ortodoxia (él prefería denominarse “marxiano”)” p.81. 2. En la página 32 De El derecho a la ciudad, el autor afirma que el Hábitat, como categoría, fue invención de una serie de “notables” del siglo XIX, quienes más allá de tener buenas intenciones, terminaron por alejar la capacidad creadora de los pobladores de la conformación del ambiente. Lo que antes se realizaba simplemente habitando, ahora constituía un objeto de estudio específico para un conjunto de especialistas. 3. La ciudad como un sentido civilizatorio que no respeta el límite concreto de la morfología urbana, que va más allá de una densidad elevada de edificios, coincide con el pensamiento de Marshall McLuhan, cuando aclara que no hace falta tener televisión para vivir en una sociedad televisada. Ni siquiera hace falta mirar tele, simplemente está presente en las conversaciones cotidianas, en las relaciones, en las artes. Todo se tiñe del lenguaje que emana de los televisores. Strate, Lance. “El medio y el mensaje de McLuhan” Infoamérica ICR Nº7-8, 2012: 62-80.

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relación de pertenencia donde la población marginada de los flujos urbanos queda fuera, excluida, de la civilización. En París, Lefebvre entró en contacto con los surrealistas, y a través de su intermedio, con los grupos de artistas que a mitad de siglo fusionaban radicalmente el arte y la lucha política cotidiana. Nos referimos a grupos como CoBrA y la Internacional Letrista. Comenzando así lo que el filósofo definiría como una relación de amor que termina mal. Junto a los situacionistas, sostenía que la ciudad debía recuperar el sentido de fiesta, pero no se refería a “la Fiesta” con mayúsculas como aquellos eventos excepcionales que sólo sirven para distraer al obrero de su vida alienada, sino como ensueño y alegría cotidiana. Transformar la ciudad en el escenario de una religión civil. Por consiguiente, cuando Lefebvre habla del “derecho” no debe entenderse como una cuestión jurídica, normativa, en realidad se refiere al goce y a la apropiación de la ciudad. Así mismo, cabe aclarar que la apropiación no se asocia en este caso a la propiedad privada. Por el contrario, frente a la ciudad pensada desde el valor de cambio, la ciudad de producción y circulación de capital, Lefebvre propone reinstalar el valor de uso4. Si bien esta reivindicación puede entenderse como un objetivo enmarcado dentro de la lógica marxista, la manera de lograrlo se vuelca del todo hacia el costado más surrealista del situacionismo. En una referencia directa a los textos de Guy Debord, Lefebvre propone recuperar la capacidad creadora de la población para concebir la ciudad como una obra de arte colectiva. Una manera de habitar guiada por la creatividad y el sentido lúdico. Las referencias a la internacional situacionista no terminan en lo teórico, anteriormente habíamos destacado el paralelismo con las imágenes de New Babylon de Constant Nieuwenhuys. Principalmente, cuando al final del libro, Lefebvre sueña con una ciudad efímera, incompleta, que se transforma día a día. (p.158). Esto demuestra que el vínculo entre Lefebvre y los

situacionistas es estrecho, quizás demasiado. La sinergia termina dramáticamente cuando los situacionistas lo acusan de plagio. Aparentemente, Lefebvre consideraba que las charlas informales mantenidas con el grupo podían ser procesadas en ámbitos académicos sin necesidad de realizar citas rigurosas. Es difícil tomar partido en el tema, en primer lugar porque la internacional situacionista no se caracterizaba por mantener ámbitos muy formales. ¿Tendría algún valor realizar una cita sobre algo expresado en esos espacios? En segundo lugar, cuesta condenar a Lefebvre si tenemos en cuenta que la lógica de la investigación académica y el mercado editorial suponen una concepción del conocimiento sumamente individualista. Pese a que Lefebvre y los situacionistas lograron un crecimiento simbiótico en el ambiente cultural de París, la relación no podía perdurar dentro del competitivo ámbito académico. Las aguas terminaron por dividirse. Para intentar abarcar el conjunto de líneas de pensamiento que confluyen en este libro, deberíamos sumar, a los orígenes marxistas y al intercambio con los situacionistas, el vitalismo de Nietzsche, que comenzaba a iluminar el camino de los post-estructuralistas. Esto puede notarse en la despiadada crítica que realiza hacia el “viejo humanismo clásico”, señalando que quienes intentan recuperar la ciudad del pasado, pretenden habitar un cadáver5. En su lugar, propone crear una nueva ciudad para una nueva sociedad. La ciudad del pasado, congelada en los centros históricos, se ha convertido en una escenografía para el consumo6. “Con este embalaje se cubren trivialidades y superficialidades, «a medida humana» […]. Mientras a nosotros nos toca […]«crear» algo de la talla del universo.” (Lefebvre 1968/1969: p125). El cuestionamiento al humanismo no termina de enrolar a Lefebvre dentro de los anti-humanistas. Por el contrario, en El derecho a la ciudad va a aprovechar para realizar, de paso, una crítica hacia los admiradores de Nietzsche -probablemente a

4. Si bien “El derecho a la ciudad” suele ser rescatado por ONGs o instituciones estructuradas y formales, en el goce casi subversivo de los espacios,

en la apropiación y re-significación de espacios que estuvieron pensados para la producción y el consumo, podemos encontrar semejanzas con grupos más informales. Así, en cualquier metrópolis de hoy, una serie de corrientes culturales parecen rescatar las ideas de Lefebvre sin habérselo propuesto. Podríamos mencionar, por ejemplo, el arte del graffiti; el Skate estilo San Francisco, que prefiere el mobiliario urbano antes que una pista diseñada específicamente para patinar; y el Parkour, jóvenes que realizan excursiones atléticas por la periferia de las ciudades escalando, saltando y atravesando terrazas, puentes, muros, y diferentes infraestructuras urbanas. 5. Es inevitable asociar las críticas de Lefebvre hacia los humanistas con aquella entrevista en la que Giancarlo De Carlo acusaba de necrofilia a los arquitectos, como Robert Venturi o Aldo Rossi, devotos del estudio tipológico. Zucchi, Benedict. Giancarlo De Carlo. Oxford. Butterworth Architecture, 1992. 5. Con esta definición del centro convertido en una escenografía para el consumo vuelve a destacarse el carácter visionario del libro, adelantándose a las investigaciones que a principios del siglo veintiuno hablarían de procesos de urBANALización (Muñoz 2008).

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Michel Foucault- afirmando que se equivocan al pensar que el humanismo clásico tenía algo que ver con el hombre en sí. Una crítica hacia el humanismo no debería conducirnos a abandonar la confianza en el ser humano. Mientras que algunos creen que con la muerte de Dios, muere también el hombre, en las antípodas, Lefebvre propone rescatar al ser humano como agente y destino de la transformación de la ciudad. A fin de cuentas, el nihilismo puede servir para cuestionar, pero no construye. ¿Para quién vamos a forjar una nueva ciudad si no es para el ser humano? A lo largo del presente trabajo, evitamos utilizar la ciudad como sinónimo de lo urbano. A decir verdad, se propone respetar la diferencia planteada en El derecho a la ciudad, donde lo urbano es futuro, inexistente y proyectable, mientras que la ciudad es presente, cotidiana y dialéctica. La preferencia de Lefebvre por lo segundo queda planteada desde el título del libro. No se llama “el derecho a lo urbano”. Más que prever un cambio futuro, busca alterar el presente. Al plantear una transformación mutua con el objeto de estudio, donde tanto el conocimiento como los cambios físicos surgen de la lucha cuerpo a cuerpo con el contexto, podemos reconocer una tendencia vitalista, que vincula la teoría con la praxis. Esto puede analizarse no sólo a partir de las influencias que recibe Lefebvre (ya mencionamos a Debord y a Nietzsche) sino también por aspectos de su propio carácter. Se trata, sin duda, de un autor inquieto. Que vivió hasta los 90 años con la misma intensidad y energía. Durante el servicio militar, en su juventud, ya había escrito un panfleto contra el colonialismo francés, fue perseguido por el nazismo e integró la resistencia durante la segunda guerra. En síntesis, conocía aquellas aristas de la realidad que no se aprecian desde la comodidad de una biblioteca7. Lefebvre comparte con los post-estructuralistas el constante ataque hacia las ciencias parcelarias. En efecto, sostiene que la fragmentación de la realidad impide el abordaje de la complejidad urbana. Los análisis fragmentarios no carecen de rigor, pero el rigor es inhabitable. Por el hecho de tener un procedimiento coherente, no quiere decir que constituyan verdad. Ni, mucho menos, que generen ciudad. En ello, parece haber también una defensa de su método, que sin ninguna simplificación didáctica, va reiterando temas pero sumándoles diferentes enfoques y crecientes niveles de complejidad. Bajo la crítica de las ciencias parcelarias, Lefebvre va a enjuiciar tres claves de la modernidad: la razón analítica, el Hábitat como categoría y el urbanismo como ideología. Durante los siglos XIX y XX, los diversos niveles de la realidad social quedan

subordinados a una racionalidad organizadora que descompone minuciosamente los elementos para subordinarlos a una finalidad que permanece oculta. Quienes la sostienen, pretenden justificar su finalidad, la orientación de la totalidad, en función de la rigurosidad en la descomposición. Lo cual lleva a plantear que “El racionalismo que pretende deducir de sus propios análisis el objetivo que estos análisis persiguen, es a su vez una ideología” (Lefebvre 1968/1969: p.39). Continuando con el siglo diecinueve, Lefebvre afirma que, en ese periodo, una serie de intelectuales bienintencionados aíslan una función de la complejidad de la ciudad. Mediante esa operación, aislando un proceso dinámico en un objeto de estudio estático, algunos intelectuales del diecinueve, “conciben el Hábitat. Hasta entonces habitar era participar en una vida social, en una comunidad, pueblo o ciudad.” (Lefebvre 1968/1969: p.32) A partir de aquí, la sociedad va a ser relegada y la creación del ambiente humano va a quedar en manos de especialistas que proyectan sobre el terreno una realidad simplificada, esquemática y orientada. Según esta visión, el Hábitat, un concepto que en la actualidad convoca miradas amplias, profundas y críticas, parece surgir de una operación epistemológica de carácter tecnocrático. Habiendo dicho esto, ya podemos imaginarnos que las críticas al urbanismo, como disciplina nacida en el siglo XIX, son feroces. Además de encarnar un recorte ideológico de la realidad, descrito anteriormente, el Urbanismo produjo a lo largo del siglo XX una serie de situaciones enemigas de cualquier sentido posible de urbanidad. Ya describimos la concepción escenográfica de las áreas históricas que expulsa a los pobladores cuando los urbanistas tratan de revitalizarlas, ahora deberíamos sumar también la extensión infinita del suburbio (l’habitat pavillonnaire) como medicina para la congestión urbana y la proliferación de monoblocks (grand ensemble) como solución al problema de la vivienda. Ambas soluciones, si bien pretendían ser un aporte cuantitativo al hábitat, terminaron por degradar la calidad del habitar. La lectura de Lefebvre resulta profética cuando notamos que los mencionados contra-favores del urbanismo hacia la cultura urbana estaban recién comenzando en los años 60. Con el tiempo, todos los procesos insinuados por Lefebvre (la banalización del centro, la monotonía del sprawl y la anomia de los monoblocks), se llevarían al extremo. Si bien los aportes de Lefebvre son cada vez más difundidos, también aumenta la magnitud de los fenómenos que cuestionan. El legado. El pensamiento y la creatividad de Lefebvre no se agotan al abordar la ciudad. Sus reflexiones sobre este

7. Al mencionar la biografía multifacética de Lefebvre, no pretendemos afirmar que el compromiso con las clases populares no pueda lograrse mediante un camino puramente académico. Del mismo modo, no podemos decir que toda vida comprometida con las causas comunitarias derive en un interés particular por la ciudad. Para ello, es interesante realizar un contraste con la vida del fotógrafo Henri Cartier-Bresson. Si bien ambos mostraban una afinidad especial con la vida de las clases populares, Cartier-Bresson comienza imitando los motivos urbanos de Eugène Atget para volcarse cada vez más hacia el exotismo de los países semi-rurales que visitaba. De manera que en 1970, cuando el filósofo reafirmaba la importancia de la ciudad en La Révolution urbaine, el fotógrafo editaba Vive la France, un libro cargado de nostalgia que rescataba la realidad rural del país. Chéroux, Clément. Henri Cartier-Bresson. Barcelona. Blume, 2012.

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tema no quedan comprendidas en un solo libro. Muchos de los temas que Lefebvre nuclea alrededor de la ciudad se encuentran en varios de sus textos, no solo en Le Droit a la ville. Es así, que podemos afirmar que Henri Lefebvre escribió sobre una multiplicidad de temas. Sus escritos abordan tópicos tan diversos como la semiótica, el pensamiento político, el arte y, por supuesto, la ciudad. A raíz de los escritos que realizara sobre este último tema, debería considerarse un autor fundamental en las escuelas de urbanismo y arquitectura. Sin embargo, la operación de situar la ciudad como el eje del pensamiento de Lefebvre sería algo forzada. En efecto, su obra no se deja ordenar fácilmente. La ciudad es uno de los temas trasversales que pueden encontrarse, con diferente nivel de complejidad, en muchas de sus obras. Algo similar sucede con otroes temas como, la lucha de clases, la heterotopía frente a la isotopía, la alienación y las pulsiones de vida. Todos estos temas se van entrelazando a lo largo de diferentes obras, por lo que resulta imposible reducir las reflexiones acerca de la ciudad al libro El derecho a la ciudad. Por ejemplo, se identifican reflexiones sobre el proceso urbanización (y su relación con la industria) en sus escritos sobre el campo. También puede verse el rol protagónico de la ciudad en las reflexiones sobre marxismo y, principalmente, en su análisis sobre la Comuna de París.

que recupera sus estudios sobre la vida cotidiana, quizás por la herencia cercana de la Escuela de Frankfurt, cercana a Peter Marcuse y Lukasz Stanek. También, puede distinguirse una línea francesa que retoma los conflictos urbanos, tema siempre latente en dicho país. La tendencia anglosajona se acerca más a las reflexiones sobre las manifestaciones de la desigualdad en el espacio gracias a la figura de David Harvey y Edward Soja, formados a partir de la geografía. En España y en las escuelas de arquitectura de Latinoamérica, hay un rescate de Lefebvre, que incluye autores como Jordi Borja, Zaida Muxi, y otros autores que cuestionan la ortodoxia del urbanismo tecnócrata, buscando introducir criterios más democráticos en la configuración de los espacios públicos. En una intención por lograr coordinar instancias académicas que trasciendan las fronteras nacionales, puede mencionarse el trabajo de una multiplicidad de acuerdos inter-institucionales como por ejemplo, la Red Alfa Ibis que vincula investigaciones de diferentes regiones en pos de ciudades más justas e inclusivas.

En definitiva, el pensamiento de Lefebvre excede la ciudad, y las reflexiones sobre ella no quedan condensadas en El derecho a la ciudad. De todos modos, podemos destacar una secuencia de libros donde las alusiones se hacen más directas: comenzando por El derecho a la ciudad (1968/1969); siguiendo con De lo rural a lo urbano (1970/1971); luego La revolución urbana (1970/1972); El pensamiento marxista y la ciudad (1972/1983); Espacio y política (1973/1976) para finalmente concluir en La producción del espacio (1974/2013). Cabe destacar que, a lo largo de toda esta secuencia, nunca se ven ánimos de sintetizar o clasificar lo dicho, algunos temas se agregan, otros se complejizan o se miran desde otro punto de vista. El río sigue fluyendo.

Si bien hay una reivindicación a nivel global de Lefebvre desde los ámbitos académicos, particularmente en estos últimos tiempos, la recuperación del derecho a la ciudad va más allá de lo académico y lo editorial para enraizar en lo más profundo de las luchas sociales urbanas. Por momentos, las interpretaciones son demasiado amplias. En palabras del mismo Lefebvre, podemos decir que se quedan en lo táctico, sin pasar a lo estratégico. No obstante, pese a que no tengan origen en la lectura rigurosa de El derecho a la ciudad, seguramente cautivarían al autor. El movimiento por el derecho a la ciudad en Latinoamérica reúne tanto a organizaciones sociales urbanas como a artistas y pensadores relacionados con temas tan amplios como los derechos humanos, la crisis ambiental, el transporte, la accesibilidad, la pobreza y las temáticas de género. Todos estos problemas se manifiestan, e incluso parecen potenciar sus consecuencias, en el ámbito de la ciudad. En un contexto global en el que la mitad de la población mundial habita en ciudades y considerando que este número ascenderá al 65 por ciento en 20508, una acción coordinada que contemple la complejidad del fenómeno urbano resulta imprescindible.

La amplitud del pensamiento de Lefebvre, dio paso a interpretaciones muy diversas. Se habla de una corriente alemana

A partir del Foro Social Mundial de Porto Alegre del año 2001, una serie de encuentros han logrado coordinar las acciones

8. Preámbulo de la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad 2005 http://www.onuhabitat.org/index.php?option=com_docman&task=doc_ details&gid=50&Itemid=3.

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necesarias para incidir en las políticas de gobiernos locales y nacionales. La Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad evidencia dos características que bien pueden asociarse a las palabras textuales de Lefebvre: por un lado la capacidad de sintetizar arte, técnica y pensamiento filosófico en “proyectos urbanísticos” surgido de la praxis cotidiana. Por otro lado, la convergencia de las diferentes luchas en “un programa político de reforma urbana” (p. 133). En ese sentido, los movimientos latinoamericanos que rescatan el título del libro, respetan su contenido. Tal vez pueda criticarse un excesivo apego al significado de “derecho” como marco jurídico. Algo fácilmente justificable si tenemos en cuenta que en las ciudades del sur, marcadas por la desigualdad social, uno de los problemas centrales es el reconocimiento de los derechos básicos (por no decir de existencia) de sectores sociales actualmente marginados de cualquier forma de desarrollo. Las luchas de los pueblos originarios y los pobladores de favelas o villas de emergencia son ejemplos tópicos, pero también marcan el perfil inclusivo de la Carta aquellas organizaciones que trabajan en pos del reconocimiento de los derechos de mujeres, niños y jóvenes. Ante lo cual, podemos concluir afirmando que el legado de El derecho a la ciudad es tan diverso como sus orígenes. La capacidad intelectual de Henri Lefebvre para reunir en un mismo libro una multiplicidad de fuentes filosóficas (marxismo, anti-humanismo, situacionismo, vitalismo) deriva, también, en una variada gama de interpretaciones y líneas de acción posibles. Emulando también, la complejidad del tema a abordar: la ciudad. Si decíamos que el libro logra crear una soga a partir de la sumatoria de hilos sueltos, entonces esa soga sirve para sostener una verdadera red de acciones y visiones diversas en escala y sentido. Después de todo, las implicaciones más profundas del libro, no podrían alcanzarse mediante una lectura unívoca, regular y dirigida. Por el contrario, la concepción de la ciudad como ámbito de goce y transformada mediante la recuperación de la capacidad creadora de la clase obrera, requiere de acciones coordinadas que superen los ámbitos locales. Se trata de definir un nuevo sentido civilizatorio a nivel global.

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CRÍTICA AL HABITAT III. PERSPECTIVAS Y REFLEXIONES EN TORNO A LAS CIUDADES. DENISE MATTIOLI den.mattioli@gmail.com ANA LAURA ELORZA analauraelorza@hotmail.com

RESUMEN

ABSTRACT

Reseña del libro “Ciudades para cambiar la vida. Una respuesta a Hábitat III” de Jordi Borja, Fernando Carrión y Marcelo Corti (Editores). FLACSO Ecuador. Ed. Café de las ciudades. Octubre, 2016. 352 páginas.

Review of the book “Cities to change life. A response to Habitat III” from Jordi Borja, Fernando Carrión and Marcelo Corti (Editors). FLACSO Ecuador. Ed. Café de las ciudades. October, 2016. 352 p. r.

Palabras claves: Derecho a la Ciudad - Hábitat alternativo

Keywords: Right to the City - Alternative habitat

“Si hay un lugar que le queda a la universidad es el de pensarlo todo, incluso aquello que es incómodo para nuestra formación política.” Jaqcues Derridá “El verdadero salto consiste en introducir la invención en la existencia”. Frantz Fanon

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Corren tiempos contradictorios: las dualidades emergen como expresiones de los límites que enfrenta el capital para su expansión ante las complejas dinámicas que atraviesan los territorios de la aldea global (Sassen). John Holloway (2015) nos invita a que “Pensemos en la crisis, pensemos en la esperanza”, como categorías en constante tensión e interdependencia a la hora de reflexionar sobre las contradicciones que conviven en el sistema ante los cada vez más notorios procesos de crisis globales. ¿Pero que sucede cuando discutir sobre las diversas manifestaciones de crisis y la cuestión del futuro de la humanidad, cuya mayoría vive en ciudades, no llega a alarmar, ni siquiera a sorprender a aquellos que tienen el poder para incidir con políticas y programas para todos los ciudadanos? Cuando las expectativas se desvanecen del lado de los centros de poder, destellos de esperanza se renuevan en el léxico y las acciones de movimientos sociales, comunidades urbanas y rurales, ambientalistas, técnicos y académicos para pensar en alternativas. Este libro, emerge de esta articulación crítica respecto al proceso de construcción de los acuerdos plasmados en la cumbre Hábitat III, desarrollada en octubre de 2016 en Quito (Ecuador). Mientras que la conferencia oficial organizada por Naciones Unidas tuvo por objetivo construir “La Nueva Agenda Urbana” de cara a los próximos veinte años, un grupo de intelectuales, profesionales vinculados al pensamiento y la gestión de las ciudades, interpelados por las contradicciones de las legendarias reuniones de Hábitat1, convidaron un espacio para pensar sobre los problemas que la agenda oficial invisibiliza, inhibe o esquiva; denominado: el Foro Alternativo de Hábitat III. 1. Hábitat I (Vancouver, 1976) y Hábitat II (Estambul, 1996) .

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En este marco, se realizaron una serie de encuentros, instancias de debate, cuyos resultados fueron compilados en este libro que invita a una reflexión crítica sobre los procesos de urbanización en Europa y América Latinalos territorios más poblados del planeta-, los actores que intervienen en ellas y los desafíos presentes. El libro se encuentra estructurado en distintas secciones: una introducción, cuatro partes que nuclean las contribuciones según distintos tópicos de análisis (actores, la ciudad como objeto material, la ciudad como escenario de la vida social, derechos y ciudadanía, la ciudad en América Latina) y por último, a modo de epílogo, se presenta el Proyecto de Manifiesto que se presentó a debate en el Foro Alternativo de Quito. La introducción titulada Ciudades resistentes, ciudades posibles, con autoría de Jordi Borja y Fernando Carrión, parte de la crítica a las cumbres de Hábitat: “las grandes conferencias internacionales son grandes “cumbres” mediáticas y costosas sobre la pobreza, el medio ambiente o los asentamientos humanos, con especial énfasis en las viviendas. Sin otro resultado que las declaraciones retóricas, debidamente controladas por los gobiernos y las multinacionales, y con efectos nulos para la población” (Borja y Carrión, 2016: 27). De este texto introductorio se desprende un decálogo de los desafíos a la hora de enfrentar los retos más complejos del hábitat en la actualidad y el futuro. Para tal fin, los autores describen, analizan y reflexionan sobre las causas y los actores responsables del malestar urbano generalizado a partir del choque y disputa de intereses entre estados, corporaciones económicas, organismos financieros e instituciones civiles. Este análisis crítico y a su vez, propositivo, alienta a la promoción de acciones alternativas y transformadoras para superar o por lo


menos demostrar tales males. Como cierre, arriban a dos afirmaciones contundentes: “hábitat no se compromete a nada” y “no nos representa”, dando cuenta la colonialidad epistémica que circula por los centros de poder y donde unos pocos se arrogan el poder de hablar y decidir por las mayorías, lo que Boaventura de Sousa Santos (2009) denominó como epistemicidios. “¿Quién asume los compromisos? Los gobiernos nacionales? El PNUD y Hábitat? Los gobiernos de las ciudades? ¿Se concretan los compromisos en acciones o controles por parte de los gobiernos competentes? ¿Qué medidas se tomarían si se incumplen los compromisos?” (pp: 57) son algunas de las preguntas disparadoras que abren a la reflexión sobre la incidencia real de estas cumbres. En la primera parte denominada “Sobre ONUHábitat y el rol los organismos internacionales” se presentan trabajos de Michel Cohen, Ana Sugranyes, Miera Belili, Fernando Carrión y Pietro Garau, en los que se analiza el rol que se le atribuye a las cumbres de Hábitat y a los organismos internacionales en las configuraciones de los territorios urbanos, desde una reflexión crítica de los resultados derivados de Hábitat I y II, y se plantea un análisis de la Nueva Agenda Urbana. La segunda parte “Preguntas y miradas sobre la ciudad”, dividida en dos secciones, compila las reflexiones sobre una serie de categorías con el objetivo de registrar distintas perspectivas de la ciudad, desde una serie de interrogantes. En la primera sección, se indaga en la ciudad como objeto de actuaciones físicas desde el urbanismo. Esta mirada contempla a la diversidad de actores intervinientes en los procesos urbanos, que responden a preguntas por la exclusión y las desigualdades sociales, por los instrumentos urbanos y por la ética disciplinaria con la participación un numeroso grupo de colaboradores (Pedro Pírez, Alicia Ziccardi, Roberto Eibenshutz, Gustave Massiah, Eduardo Reese, Andrea Catenazzi, Alfredo Rodriguez, Eduardo Leira y Marcelo Corti). La otra sección, apunta a indagar en la ciudad como escenario y condición de la vida social con preguntas por el género, por el gobierno urbano en la sociedad de los datos, por el ambiente sostenible y por la movilidad desde la perspectiva de diferentes autores (Ana Falú, Marina Subirats, Valerie Peugeot, Jose Manuel Naredo, Lluis Brau y Andres Borthagaray) La tercera parte “Ideas, derechos y ciudadanía” también se divide en dos secciones: el primero trata sobre el derecho a la ciudad con contribuciones de Boaventura de Sousa Santos, Enrique Ortiz y Ana Sugranyes; y el segundo, es de ideas sobre ciudad y ciudadanía, reflexiones que son abordadas de diferentes maneras: a través de una entrevista realizada a David Harvey, una síntesis del pensamiento de Jane Jacobs y de producciones realizadas por Bernardo Secchi y de Etienne Balibar.

La cuarta parte es específica y a la vez general de América Latina, se reúnen síntesis de documentos sobre los impactos de las políticas recomendadas por Hábitat II en seis países- Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y México, con trabajos de Michel Cohen, María Carrizosa y Margarita Gutman; y un texto de Carrión sobre las nuevas características de los procesos de urbanización y las transformaciones de las ciudades. Por último, se publica el Manifiesto en el cual se describen los principales problemas que atraviesan las ciudades, los cuales estarían generando procesos de “urbanización sin ciudad” frente a los cuales los organismos internacionales, los Estados y actores de la sociedad civil (incluidos los profesionales del urbanismo) no dan respuestas concretas para abordar dichos problemas, sino sólo acuerdos que quedan en una retórica sin valor. Desde dicho documento se denuncia las complejas tramas que intervienen a modo de causas de esta situación y a modo propositivo algunos fundamentos esenciales a la hora de pensar y hacer ciudad. Este libro significa un importante aporte a la comprensión y reflexión contemporánea respecto a las ciudades, sus actores y su posibilidad de futuro desde las diferentes perspectivas de sus autores, cuyos territorios de acción transitan las dualidades –crisis/resistencia-en el marco del modelo de desarrollo capitalista, colonial y patriarcal actual. Este libro, nos invita a pensar además, sobre del rol de los diferentes actores (organismos internacionales, Estados, empresas, profesionales, organizaciones de la sociedad civil) en la producción de éstos y cómo desde diferentes niveles (macro-micro) intervienen o podrían intervenir en sostener las ciudades tal cual son o promover importantes cambios en donde lo central sea la vida de los ciudadanos. Es por ello importante registrar el conocimiento que se produce en los bordes, en los intersticios y en las fronteras del pensamiento hegemónico occidental. Para ello hay que construir las herramientas teóricas que nos permitan pensar como habitar problemáticamente la modernidad en el medio de un proceso global de expansión, exclusión, expulsión (Sassen), fragmentación, segregación y gentrificación. Allí es donde podremos actuar con imaginación disidente, con otras categorías de análisis. Los movimientos sociales, los colectivos profesionales y expertos y muchos gobiernos locales pueden desarrollar ideas y prácticas alternativas. Son por lo tanto la esperanza. Finalmente, este libro constituye un gran aporte en esta línea, cuyas reflexiones bregan por ciudades para cambiar la vida.

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REFERENCIAS Borja, Jordi; Carrión, Fernando; y Corti, Marcelo Editores). Ciudades para cambiar la vida. Una respuesta a Hábitat III. FLACSO Ecuador. Ed. Café de las ciudades. Octubre, 2016.

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¿QUO VADIS NUEVA AGENDA URBANA?: ACERCA DEL PROCESO Y LOS CONTENIDOS. ANA FALÚ anamariafalu@gmail.com

RESUMEN

ABSTRACT

Hábitat III fue la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible que tuvo lugar en Quito, Ecuador, del 17 al 20 de Octubre de 2016, para centrarse en la implementación de una Nueva Agenda Urbana (NAU) que aseguraría el compromiso político para el desarrollo urbano sostenible, a los fines de evaluar los logros hasta la fecha, frente a la pobreza y la desigualdad, e identificar y abordar desafíos nuevos y emergentes. Desde la participación en dicho proceso como Experta en el Derecho a la Ciudad, Ana Falú desarrolla una breve reflexión sobre el momento mismo de la Conferencia y la diversidad de expresiones que tuvieron lugar en Quito, revisando los aspectos más significativos de la Nueva Agenda Urbana, sus avances y omisiones, como la baja participación de los gobiernos locales, migrantes, refugiados y, en particular, de las mujeres.

Habitat III was the United Nations Conference on Housing and Sustainable Urban Development that took place in Quito, Ecuador, from 17 – 20 October 2016, to focus on the implementation of a New Urban Agenda (NUA), to secure renewed political commitment for sustainable urban development, assess accomplishments to date, address poverty and identify and address new and emerging challenges. From her participation in the process as an Expert on the Right to the City, Ana Falú goes into a reflection about the moment of the conference and the diversity of expressions, in order to evidence significatives points, advances and hiddings on the document, such as local goverments involvements, and low incorporation of critic topics like refugees, and mainly, women. ipation

Keywords: New Urban Agenda - Gender - Local partic-

Palabras claves: Nueva Agenda Urbana - Género Participación local

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Las posiciones acerca de los logros de la Nueva Agenda Urbana son muy controversiales, desde quienes aseguran que la inclusión del Derecho a la Ciudad es un avance significativo (Nelson Saule Jr. Polis, Brasil), a quienes como Jordi Borja (2016) plantean que, “Hábitat se ha devaluado y es probable que desaparezca o se reforme a corto plazo”. Lo cierto es que desde la Primera Conferencia de Hábitat I en Vancouver (1976) y la segunda, 20 años después, en Estambul (1996), el mundo no parece haber avanzado en disminuir las obscenas distancias entre las clases sociales, y no ha dado muestras de un cambio a favor de las mayorías pobres del mundo, viviendo en condiciones precarias en cualquiera de las latitudes, ya no sólo en el mundo sub desarrollado o periférico, sino también en los países centrales. La afirmación que formula Jordi Borja en relación a este nuevo consenso internacional: “esto no es garantía de un cambio en favor de las mayorías sociales pues, si está teledirigido por los gobiernos de los estados, el cambio será para no cambiar”, merece al menos una reflexión desde todas las personas que estuvimos y estamos de alguna manera vinculados o involucrados en este proceso y sus resultados.

Figura 1. Conferencia Oficial Hábitat III. Quito, 2016. Fuente: Cuenta oficial deFacebook Hábitat III ONU.

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No faltan quienes, se muestran aún mas escépticos sobre la utilidad de la NUA y plantean que es mas bien un retroceso que un avance en relación a los anteriores consensos de Vancouver y Estambul, ya que se continúan planteando los mismos desafíos mientras crece la complejidad de las ciudades en un mundo urbanizado con mayores desigualdades económicas y sociales e incertezas políticas. Hoy confrontamos mayores injusticias territoriales, mas desiguales para unas que para otros, por ejemplo me refiero a las mujeres de nuestra América Latina, aquellas que según CEPAL (2014) son las mas pobres, tienen el doble de hijos que las mas ricas y viven en territorios de desamparo de las políticas. Esta Nueva Agenda Urbana tendrá sentido si avanzamos, junto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible en disminuir de manera efectiva y eficiente la injusticia territorial y garantizar el derecho a la ciudad, bajándolo de la retorica a las practicas. Tenemos una Nueva Agenda Urbana. El conjunto de representantes de los Estados reunidos en Quito, Ecuador el dia 20 de Octubre pasado consensuaron la NUA (por sus siglas en inglés). La misma, como dije,


Figura 1. Espacio Hábitat III Alternativo. Ana Falú, entre sus disertantes. Quito, 2016. Fuente: Cuenta oficial deFacebook Hábitat 3 Alternativo.

deberia comprometer a los gobiernos en los proximos 20 años. Sus contenidos son el resultado del proceso impulsado por ONU Habitat durante los últimos dos años. En el mismo participaron además de la misma ONU, representantes de los gobiernos, de las organizaciones sociales comprometidas con la tematica, los gobiernos locales, el sector privado y los bancos. Esa participacion se vinculó de distintas maneras a un proceso ad hoc de consultas por internet y de expertos convocados para el debate de cada una de las diez lineas temáticas. La protagonista principal fue El derecho a la Ciudad. Eventos de distinto tipo se sucedieron para converger en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible –conocida como Hábitat III-: Por un lado el proceso técnico de los Expertos, que se definió como el de trabajo de Unidades Politicas en 10 temas con una profusion de reuniones de trabajo. Tambien los Comités Asesores para los Temas Reigonales y Temas Especiales. Y en simultáneo lo que se definiría como el proceso politico, que incluyó la definicion de agendas y consensos a nivel de reuniones regionales; America Latina la tuvo en Toluca (Mexico del 18 al 20 Abril 2016), y otras multiples expresiones como los Campus de Pensadoras Urbanas, Grupos de Trabajo de la Sociedad Civil, de Académicos, Grupos de Mujeres, y otros que definieron el Dossier Latinoamericano, el trabajo sobre Áreas metropolitanas, acerca de las Ciudades Intermedias y acerca de Asentamientos informales. H III ha sido el gran encuentro mundial sobre la temática, fue allí donde los Estados decidieron la Nueva Agenda Urbana para los siguientes 20 años. En paralelo a una instancia de definiciones gubernamentales, esta conferencia, como otras, se constituyen en un punto de llegada y de encuentro de años de practicas y rebeldias, de investigaciones académicas, de activismo popular, de generación de conocimiento y agendas politicas. En la evaluación de lo actuado y del punto de llegada, que siempre es el del desafío de un nuevo período de compromisos a monitorear. La sensación es, reitero, muy contradictoria.

Si la reflexión la hacemos pensando en clave de construcción colectiva, que es lo decisivo en estos procesos, podríamos decir que ha significado reforzar los vínculos a nivel de los movimientos, redes y organizaciones sociales de la región y el mundo. Asimismo, quiero destacar que fue el escenario en el que convergieron un conjunto de intelectuales reflexionando desde hace décadas sobre los fenómenos urbanos y habitacionales, incorporando quizás por primera vez, los cortes transversales más significativos como los derechos de las mujeres a la ciudad, de proteger para el presente y el futuro el patrimonio natural y cultural. Cada uno de estos espacios sumando y reconociendo a especialistas en cada campo del conocimiento necesario para el complejo debate acerca de las ciudades y las formas de vivir en ellas y de habitarlas y, de cuidar del planeta. También la academia fortaleció vínculos a nivel regional e internacional y se crearon nuevos. Si pensamos en algunos actores claves para la complejidad de nuestras ciudades inasibles, desde sus roles como decisores politicos, quienes detentan el poder de la asignacion presupuestaria junto a los consejos municipales, es crucial pensar en los gobiernos locales. La sensación que predominó es que no encontraron un perfil muy claro dentro de la propia Conferencia de Hábitat III, sí bien fortalecieron vínculos y formularon agendas a través de la Red Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales y Regionales (UCLG, por sus siglas en inglés), por ejemplo, y en los encuentros preparatorios hacia Hábitat III. Lo llamativo es que grandes líderes de las ciudades tuvieron roles convocantes; es posible que la presencia masiva fue aquella que se congregó para escuchar a las alcaldesas de mayor prestigio en el mundo: Ada Colau (Barcelona), Manuela Carmena (Madrid), Anna Hidalgo (París). El avance de la perspectiva de género de alguna manera se expresó tambien en estas voces significativas que manifestaron el compromiso en politicas concretas para mejorar las condiciones de vida de las personas, de estas mujeres. Como ya aprendimos no basta con ser mujeres, es preciso que esas mujeres que acceden a cargos de liderazgo y decisión politica tengan un claro

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Figura 1. Manifestación grupos y comités populares Resistencia Hábitat III. Fuente: Habitat International Coallition LA (HIC-AL).

compromiso con la agenda de derechos humanos, del derecho a la ciudad y los derechos de las mujeres, a la ciudad, a los servicios, a una vida sin violencias entre otros. Y el campo de los derechos humanos hoy implica mas que nunca, particularmente para Europa, una politica humanizada en relacion a los refugiados y en este sentido Ada Colau y Manuela Carmena han sido ejemplo. Podriamos decir, junto a Lorena Zárate, Secretaria General de la Coalición Internacional del Hábitat (HIC, por sus siglas en inglés), que la NUA avanzó en incorporar en su texto: el respeto y garantía de todos los derechos humanos e igualdad de género para todas-os, la función social de la tierra y el control público de los procesos de especulación, la prevención de los desalojos y desplazamientos forzosos, las contribuciones de los sectores informales y de la economía social y solidaria a la economía urbana en su conjunto, la gestión responsable y sostenible de los recursos naturales y bienes culturales, y la visión integrada del territorio más allá de la división urbano-rural y de las fronteras administrativas, entre otros. En el espacio de Hábitat III Alternativo se conjugaron las voces mas decisivas del pensamiento urbano: Fernando Carrión (FLACSO, Ecuador), Jordi Borja (UOC, Bcn), Alicia Ziccardi (UNAM), Marcelo Corti (UNC), Saskia Sassen (Columbia University NY), Pedro Pirez (CONICET), Alfredo Rodriguez (SUR Chile), entre muchos mas intelectuales. En éste quiero poner la atención en FEMcity: una mirada ciudadana De Derechos y Discriminación, uno de los Foros significativos, que convocó a las voces más relevantes en el tema y que instaló la necesidad de pensar en clave de género el

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desarrollo de las ciudades, el espacio público, la seguridad de las mujeres, y los distintos abordajes que hacen a la NUA. Este evento a propuesta mia lo coordinamos conjuntamente con Fernando Carriñon e implicó 34 ponentes, 1 conferencia magistral a cargo de Saskia Sassen y el lanzamiento de un libro. Sin embargo, hay que decirlo, la inclusión social, de género y diversidad en la NUA es limitada. El concepto transformador de ¨genero¨ constituyo al igual que ¨las mujeres´ parte del largo listado de ¨lo politicamente correcto¨ en cada seccion tematica del documento. Siguen siendo omitidas en la planificación urbana y en el amplio y complejo despliegue de derechos inherentes al Derecho a la Ciudad, las mujeres, asi como otros sujetos de derecho. Hay un sentimiento de insatisfacción que radica en que no somos ingenuas/os, sabemos que poco de los puntos normativos y declarativos de la NUA encontrarán los recursos, la voluntad política y la capacidad para implementarlos en beneficios del colectivo y de quienes se encuentran por sus situaciones en mayor vulnerabilidad, en territorios urbanos –riquísimos por cierto– o en rurales –igualmente poderosos para sus pocos dueños de la producción–. Ahora, lo central sería que cada grupo de acción vinculado a los temas del Derecho a la Ciudad o El Hábitat, como se los denomina, en cada ciudad, país, región o a nivel internacional, y en cada una de la diversidad de expresiones de la diversidad de voces: grupos sociales, mujeres organizadas, movimientos urbanos, academica, gobiernos locales, etc, ojalá, logren mantener las articulaciones logradas, las profundicen, y poder así monitorear el proceso de


urbanización y expansión de las ciudades en cada nivel de la complejidad. Para ello ya aprendimos que necesitamos de informacion fehaciente, datos estadísticos, casos, estudios, que permitan argumentaciones sólidas frente a la emergencia ambiental, el crecimiento especulativo y fragmentado de las ciudades. Y, particularmente, observantes de las desigualdades entre hombres y mujeres en el uso y disfrute de las ciudades, desigualdades que atraviesan a todos los colectivos –étnicos, raciales, etarios, de opción sexual, trans, otros–, que limitan el ejercicio pleno de los derechos humanos, de los derechos ciudadanos tan declamados en cada panel, en cada evento y en el propio texto de la NUA, que se evidencian en las precarias condiciones de habitabilidad que soportan las mayorías pobres del mundo, en la inequitativa distribución de los bienes urbanos, en las dificultades para la movilidad y accesibilidad, sea por costos, calidad o seguridad. Los desafios centrales siguen siendo los mismos: defender lo ganado y evitar retrocesos. Lo primero a observar con preocupacion es el contexto global y regional, incierto decimos, sin embargo no solo incierto, sino con un fuerte sesgo conservador que se instala en el mundo y en la region, el cual abre las puertas para el retroceso en politicas que logramos avanzar. Un segundo tema critico y central a la calidad de vida en una region urbana, con mas del 80% de sus habitantes viviendo en ciudades y para el mundo en general, es el desafío de achicar las brechas de desigualdad, de las desigualdades que tienen color de piel, sexo e identidades culturales, para mencionar las mas evidentes. En este sentido interpelar el modelo neoliberal y bregar por una mayor y mejor redistribucion de las riquezas. Para lo dicho, es decisivo fortalecer las

voces sociales y también de academicas. Todo lo cual debe hacerse en el marco de los derechos humanos, lo cual implia una ferrea y sostenida lucha contra el racismo, la xenofobia, la homofobia, entre otros. Es decir temas centrales a la democracia. Finalmente, fortalecer la democracia, las instituciones, la transparencia. Los problemas no son nuevos, son más complejos, más inasibles. Los consensos de las anteriores conferencias parecen haber fracasado ante un mundo que no logra revertir retos presentes por décadas, evidentes en las viviendas precarias, en sociedades ricas o en las que muestran riquezas obscenas. Sociedades excluyentes, patriarcales, violentas, injustas con quienes aportan su trabajo como los/as migrantes, o con quienes sufren las peores consecuencias en sus vidas en razón de guerras. Enfrentamos un contexto de crisis económica, ambiental y de condiciones de habitabilidad: falta de trabajo decentes, brechas de pobrezas que se amplían, violencias que se multiplican y complejizan, mujeres asesinadas, migrantes que no encuentran seguridad legal mientras se multiplican las formas de explotarlos. Frente a la Latinoamérica urbana, sólo la articulación de las voces, el fortalecimiento de las redes y el consenso sobre lo principal de las agendas, la escucha de estas voces por parte de quienes deciden y gobiernan, es posible que permita avanzar en políticas públicas más decididas para evitar y a la vez “zurcir” las desigualdades de la segregación económica, social, cultural, de género que se expresan en una injusticia territorial y espacial. Precisamos: mecanismos, recursos y voluntad política.

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