Presentación curatorial - Inauguración Exposición Roser Bru de Norte a Sur

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ROSER BRU DE NORTE A SUR Presentación curatorial en la inauguración de cierre de la itinerancia. Por Inés Ortega-Márquez Curadora e Investigadora Independiente

Centro Cultural Providencia. Santiago de Chile. 27 enero 2024 Contacto: iortegam.duran@gmail.com +56993202515 1


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I. La muestra que hoy presentamos, “Roser Bru de Norte a Sur” nos habla

de la trayectoria fértil de una notable mujer-artista, pintora y grabadora, y releva algunos de los ejes conceptuales que cruzan su obra, fundamentados aquí en su sensibilidad artística por la representación de las Mujeres y su rol social, y por la Memoria, que la conecta a la

crítica histórica y social y a los derechos humanos. I.1. En relación a la representación de las mujeres, señalar que

en los años 60, en un tiempo en que la mujer era socialmente invisibilizada y la perspectiva de género no era un tema político, Roser es pionera en Latinoamérica de una nueva iconografía basada en el cuerpo de la mujer.

Visibiliza desde entonces a través de la figura femenina, desde la íntima maternidad y la vida hasta la herida interna

-las violencias

culturales y políticas-. Utiliza la exuberancia de las frutas mediterráneas

y americanas como metáforas que aluden a la riqueza y la exuberancia de la sexualidad femenina, y sus sandías grabadas y pintadas son símbolo del triángulo de goce y de fertilidad de la mujer.

También conecta con esta región americana, abordando el “territorio” a través de la representación de la estética de la mujer de

Chile - su segunda patria- y de distintos países del entorno: la mujer boliviana, la mujer de Perú, la mujer chilena en sus sencillos oficios -las vendedoras de pescado, vendedoras de verduras-. Adopta elementos 2


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iconográficos del nuevo continente -la frontalidad, los códices- que la

enlazan con sus mujeres totémicas y poderosas de estética frontal de finales de los 60, cercanas a las figuras del románico catalán estudiado por Roser en sus orígenes.

I.2. En el eje “Memoria”, quiero destacar que el golpe de estado

de 1973 provoca una fuerte conmoción en Roser Bru. Revive el dolor de su infancia y su adolescencia perseguidas, la Guerra Civil Española,

y los traumas de la II Guerra mundial que también asolaron su patria de origen, y los mimetiza y funde en el dolor del Golpe de Estado en Chile. Asi, la contingencia chilena hace aflorar en su obra la memoria de aquella guerra que de algún modo mantenía encapsulada, porque hay que sobrevivir. Aquella guerra que se trajo consigo como bagage a Chile, cuando, en 1939, desembarcó en Valparaíso del mítico Winnipeg fletado por Neruda junto a más de 2.200 refugiados de la República española.

-efemérides que este año 2024 conmemora su 85º

aniversario y que nos trae el recuerdo de otras figuras que, junto a

Roser, también fueron más tarde notables personalidades que aportaron al país: artistas como José Balmes, premio nacional de Artes plásticas 1999, intelectuales como el historiador Leopoldo Castedo, el ingeniero Victor Pey que construyó el Puerto de Arica -primer punto de arribo del Winnipeg en tierras chilenas- e innumerables maestros que nos trajeron sus oficios de impresores, panaderos o ferreteros. 3


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A partir del golpe, el escenario creativo de Roser Bru es ocupado por la contingencia política chilena y su obra sufre una

importante modificación estética. Su obsesión por la historia y la memoria la llevan a crear obras que rozan la muerte trágica en un yendo-viniendo del pasado a lo actual. Y sus creaciones de este periodo, inspiradas en el soldado republicano caído, de la foto de Robert Capa “muerte de un miliciano” captada en la localidad de Espejo, Córdoba, que dio la vuelta al

mundo, se ponen a conversar con Liliana Valdenegro, desaparecida número 335 en la dictadura chilena.

En este tiempo, Roser, acusando el impacto de las nuevas tendencias en las artes visuales chilenas – manifiesta interés por la

fotografía y los nuevos significantes-. Los utiliza en una producción de “resistencia” y comienza a incorporar en sus retratos funerarios nombres, números de detenidos, y fotos identitarias en collage, denunciando con acento ácido, pero bien humanista, la realidad de las

tragedias que azotaron al pueblo chileno

La muestra está jalonada de una serie de QR que relacionan obras pictóricas en diálogo con los grabados exhibidos, dando cuenta de la diversidad de lenguajes, técnicas y trabajo experimental que entraña su trabajo.

Son algunas de las obras pertenecientes a coleccionistas 4


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privados que exhibimos en 2018 en el Museo Nacional de Bellas Artes, en la muestra “4 Premios Nacionales”. Entre ellos, hermosas materias de los años 60, óleos y 3 de los 4 Textiles “La familia” que estuvieron ubicados en 1972 en el edificio de la Unctad III, hoy el Gam. Desaparecidos en dictadura y posteriormente reencontrados y restaurados, debieran poder ser restituidos prontamente al Estado. Pueden admirar igualmente la obra “Cal, cal viva” de la colección del Museo de Arte Contemporáneo MAC, inspirada en los trágcos episodios de los Hornos de Lonquén. Una obra esencial de su producción, que fue incluida en 2017 en la muestra internacional “Radical Woman”, lo que supone un gran reconocimiento para la artista al ser posicionada entre las mejores artistas latinoamericanas.

Para terminar, quiero destacar un aspecto importante de la

biografía de Roser Bru, que impacta directamente en su influencia en las artes chilenas. Y es su lado de enseñante.

Desde que en 1957 fuera invitada por Nemesio Antúnez a ser parte del Taller 99, donde profundizó su formación como grabadora, se convierte al tiempo en voz poderosa, maestra y modelo a seguir por cientos de alumnas y alumnos, con quienes se relaciona hasta sus últimos días.

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Asimismo, fue profesora de dibujo y pintura de la Escuela de Arte de la Pontífica Universidad Católica de Chile desde 1964 a 1968, siendo

también profesora invitada al taller de pintura en 1989.

La trascendencia de su creación empieza a ser hoy también

reconocida en su patria de origen, España,

siendo incorporada en

el relato oficial de los artistas de la posguerra, como artista-mujer y como artista del exilio. Así, obras suyas han entrado recientemente en

las importantes colecciones del museo Reina Sofia de Madrid y del Museo Nacional de Cataluña en Barcelona. Obras que justamente pueden ver en esta muestra: los grabados de la serie “Made in Spain”

1968, y, en QR, la pintura del mismo año “Mujer con sus partes”.

En 1939 Roser llegó a Chile con su maleta llena de dolor e incertidumbre. Pero sembró en esta tierra fértil, y en su obra crecieron, sandías, enseñanzas, belleza, sensibilidad, solidaridad, denuncia… y una referencia artística que perdurará por siempre. En 2015 Bru es reconocida con el Premio Nacional de Artes Plásticas, en palabras del comité, “por su propuesta estética, la solidez de su obra, su consecuencia como artista y su capacidad de incursionar en distintas expresiones plásticas”.

En 2018 España le otorga la

Medalla de Oro del Mérito a las Bellas Artes. Reconocimientos tardíos, pero que dan cuenta del impacto creciente de su obra.

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Y en el año de su Centenario, a dos años de su partida, celebramos hoy en Santiago de Chile, en la Comuna de Providencia en la que vivió y murió, la poética de su legado, que ya es Memoria, a través del reconocimiento y puesta en valor de la obra de una de las artistas más entrañable, sólida y comprometida del siglo XX.

Inés Ortega-Márquez Curadora

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