LOMA HERMOSA

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Colección homenaje a Henry D. Thoreau quien, cansado del establishment, decidió irse a vivir al campo, construirse una cabaña con sus propias manos y plantar él mismo sus alimentos. Así vivió dos años (hasta 1847), vendiendo parte de su cosecha para comprar en el pueblo los objetos que no podía fabricar. El estado lo declaró evasor de impuestos en 1846 y lo condenó a prisión. A partir de este encierro, escribió su obra más famosa: La desobediencia civil, publicada en 1849.



Loma Hermosa

IOSHUA

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Loma hermosa - IOSHUA Edición e impresión al cuidado de la editora. Nulú Bonsai Editora de Arte / Ioshua, 2009. Diseño de colección: Grau Hertt Diagramación: Luciano Páez S. Corrección: Sebastián Goyeneche Diseño de tapa: Estudio Ä Este libro forma parte de un ATAQUE EMOCIONAL AL SISTEMA CAPITALISTA Homenaje a Henry David Thoreau

www.nulubonsai.com.ar / nulu.bonsai@gmail.com


ioshua Loma Hermosa



LOS PUTOS, CAPÍTULO 1

Me despierto sobresaltado por el quilombo que hacen los perros. Gritos. Corridas por el pasillo. Le reconozco la voz a Yago. Me quedo atento, expectante. Quiero acordarme rápido donde quedó el fierro y si le puse balas. Pablo sigue dormido... parece que no escuchó nada. Me vuelvo a la cama. Pablo se mueve y me abraza. Le pongo la cabeza en mi pecho y lo abrazo fuerte. Él sigue re dormido y estar así tan juntos... fu. Pablo respira tan suave... es tan lindo. Me voy durmiendo acariciándolo. -7-


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No sé, creo que ya muy entre sueños escucho unos disparos allá por el fondo. No sé. Ya me dormí. Ya a la mañana Pablo me despierta chupándome la pija. Curtimos a full y ya se empieza a escuchar a todo volumen la televisión y la cumbiancha en todo el villerío. Alto polvo y nos quedamos ahí un ratito. Nos levantamos. Mientras Pablo se entra a bañar yo hago café y me vuelvo a la cama y me quedo re colgado escuchando la música del rancho de al lado, “...mi chico de los ojos café...” de Gilda a todo volumen, claro. Ja! A veces me alegro que a Doña Paz le guste tanto Gilda. Pablo viene en bolas pasándose la toalla por el pelo mojado, se busca alguna pilcha y me apura. –Dale loco. Amor, arriba. Activala. Acordate que a tu primo Ariel ya lo largaron. Apuralo a que te devuelva la guita que le prestamos para su jermu. Y decile que no se haga el gil con vos, que sos el primo y le salvamos a la puta esa. Agarralo ahora que después te va a meter excusas. Yo ahora me voy al hospital a ver cómo está mi sobrinito. ¿Te dije? Ayer María te mandó un montón de besos... Me dijo: “Decile a mi cuñadito que es el más lindo y que le mando un montón de besos...”. Me parece que está caliente con vos! Quiere que vayamos a su casa ahora cuando el Pini salga de la internación... así estamos todos juntos un poco... a mi sobrinito le va a hacer bien eso, ¿no? ¿podés

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creer que el Javier ni se apareció todavía? A ese gil lo voy a arruinar todo en donde me lo cruce. Mirá que hay que ser muy hijo de puta para borrarte justo cuando a tu hijo lo tienen que operar de un tumor en la cabecita, qué mierda... Bueno, amor, te dejo 30 pesos. Me llevo los puchos. Después nos vemos. Sabés que te amo, guachín. Me da un beso en toda la boca y lo veo salir con ese lompa Adidas que tanto me calienta cómo le marca el orto. Me levanto. Ya son como las 10 de la mañana. Ufff. Me doy una ducha rápido. Me visto y encaro la puerta. Salgo al pasillo y mientras cierro la puerta con llave me voy poniendo un buzo. Arranco. Paso por la ventana de Doña Paz y la saludo. La viejita sigue copadisima con Gilda. A unos pasos más me cruzo con la Gaby que me dice: “Che, ¿anoche escuchaste algo?”. –¿Qué pasó? GABY: –Boludo, anoche la gorra los corrió al Yago y al Pichón. Los giles pusieron caño a una Rhasa y saltó la custodia y los bobos encararon pa’cá. Cualquiera. Los venían siguiendo desde Moreno. Los agarraron allá atrás, por lo de la Romi, en el pasillo que da al pavimento. El Yago se quiso hacer el loco y lo bajaron con 2 corchazos, al Pichón lo agarraron piola y marchó a la penitenciaria creo, era reincidente. Yo lo baño al Sebis y vamos con la Yiye pal velorio. No sé si ya lo trajeron al cuerpo... pero voy ahora pa’chusmeá. ¿Vas? -9-


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–¿En dónde lo hacen? GABY: –En lo de las hermanas del Yago, más vale. ¿En dónde más lo van a hacer, chavón? –Bueno. Hago unas cosas y paso por allá, ¿sí? Nos vemo’ ahí. Che, Gaby, ¿tenés un pucho? GABY: –Sí, claro, mi amor. Para vo’ todo, ya sabés, ja! A ver cuándo me invitás a tomar una birra o algo, eh. La miro, le sonrío y pienso que no puede ser tan boluda de no darse cuenta que ya no me gustan las minas. Una vez cuando éramos re pendejitos, como en tercer grado masomenos, en la escuela nos dimos unos besos en la boca y desde entonces la boluda jode con que es mi novia... pero bue. Me enciende el cigarrillo. Le doy un beso en la mejilla y sigo mi rumbo. Camino y me empieza a caer la ficha posta de lo que me acaba de chusmear la Gaby... Mataron a Yago...

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CAPÍTULO

2

Sigo caminando y se me viene como una patada al pecho recordar que el Yago y yo curtíamos antes... masomenos cuando teníamos 14, creo, y la seguimos hasta los 16, 17 ó 18. Nosotros éramos re amigos y andábamos juntos para todos lados. Casi nunca entrábamos a la escuela y nos íbamos a boludear por ahí. Ja! Una vez Yago consiguió un paquete de Camel de 10 y nos fuimos a los talleres abandonados del ferro para aprender a fumar. Pitábamos y logramos fumar y todo eso y ese día no paramos de toser como unos boluditos. -11-


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Yago zafaba de su casa todo el día porque la madre salía con un chavón medio desastroso que a Yago no le gustaba ni un poco. Siempre tenia quilombos por eso y entonces él se iba a la calle, bardeaba, volvía la casa, lo cagaban a palos y así una y otra vez. Yo me la pasaba pateando con él porque en mi casa yo no quería estar porque mis viejos se estaban divorciando re mal y zafaba por la mía porque no me aguantaba tantos gritos, mis hermanas llorando, mi viejo escabiado le pegaba a mi vieja... todo un asco, entonces, con Yago creo nos acompañábamos un poco, el uno al otro. Bien piola... pero necesitábamos más y bue, un día pintó. La excusa fue que una vez él consiguió una revista porno y más vale que nos hicimos la rata del colegio y nos fuimos de una para los talleres del ferro. Ja! Creo que llegamos corriendo. Entramos saltando la tapia de siempre. Encaramos por la escalera para el tercer piso, el ultimo y más silencioso de todo el lugar. Nos sentamos en el piso. Yago abre la mochila y ahí tenía la revista toda doblada. Estabamos re ansiosos. Sin decir nada Yago pone la revista en el piso, entre dos y la abre y empezó a pasar despacio las hojas. Estabamos re callados. Re concentrados en esas fotos de minas, chavones, minas con chavones, minas con minas, chavones con chavones, pijas, conchas, tetas, culos y todo eso. En silencio un buen rato mirando todo eso.

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De repente Yago traga saliva y sin mirarme a la cara me dice con un tono de voz que yo no le conocía: “Estoy caliente. ¿Vos?”. Ufff. “Sí”, le dije, creo que con un tono de voz que yo ni me conocía. Yago dejó la revista a un lado y se sacó la remera, el pantalón y el calzoncillo y se empezó a pajear. Yo lo miraba nada más. Yago levanta la mirada de su pija, me pone la mano cerca del bulto y me dice: YAGO: –Dale, boludo. ¿No estás caliente? Sacate la ropa, dale. Sacátela toda. Y me puse en bolas sin dudarlo ni un poco. Me quedé así, desnudo, mirando cómo se pajeaba. Me mira, me mira la pija y me apura: YAGO: –¿Y? Dale, boludo. Pajeate. Yo estaba re excitado, re al palo pero ni me movía. Me vuelve a mirar y me dice como fastidiado: YAGO: –¿Y? Vos sos un boludo. Es así, ¿ves? Agarrátela y movela así. Así, ¿ves? Así así así. Me decía mientras él me la agarraba y me la movía. Creo que nunca volví a sentir un contacto tan suave con nadie. Yo no hacía nada, estaba como tieso. Yago se pajeaba y mientras me hacía la paja a mí con su otra mano. En un momento no se de dónde me salió acariciarle un poco el pecho, tocarle un poco los huevos. Parecía que le gustaba. Me apretaba mucho la pija, creo que me dolía un poco que me hiciera eso... pero yo ni

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me quejaba... sólo miraba extasiado cómo él se escupía la cabeza de la pija. “Asi es mejor”, dijo y acto seguido se movió hacia mí acercando su cabeza y bajando la jeta a centímetros de mi pija. Yo me quedé helado, re tieso mal, creí que Yago me la iba a chupar! Pero movió un poco la boca y dejo caer un hilo grueso de saliva hasta la cabeza de mi pija. Le quedó un hilito de baba colgando que se lo guardó con la lengua y se incorporó rápido. Todo esto paso en un instante nomás... pero a mí me pareció en cámara lenta, en serio... y bueno, eso me puso entregado para cualquiera, en serio.

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CAPÍTULO

3

Yo no sé si alguna vez estuve enamorado de Yago y mucho menos si acaso él alguna vez estuvo enamorado de mí. Sólo estábamos juntos todo el día todos los días y a veces, con cualquier excusa, curtíamos. La cosa empezó asi... pajeándonos... pero después la seguimos y a tocarnos más... a buscar, y encontrar, sensaciones entre los dos cuerpos... y así, después ya transábamos a full. Sin vueltas. -15-


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La primera vez que nos chupamos las pijas Yago me dijo: “Che, chupala y yo te la chupo. Pero no lo hagamos como putos, ¿eh? Chupala bien, como un macho” y yo creo que así era la manera en que vivíamos todo eso que hacíamos solos. A ninguno de los dos jamás se le ocurrió pensar en que éramos “novios” o cosa semejante ni siquiera. Asi pasamos unos años... siendo re amigos, los mejores, metiéndonos en problemas, fumando, enviciándonos con la birra y jalar poxirán... y claro, curtiendo sin vueltas cuando estábamos solos. Yago me cogió y yo lo cogí a Yago... pero siempre como él decía: “Che, no lo hagamos como putos, ¿eh? Hagámoslo bien piola. Como machos posta” y no se equivocó... él sabía muy bien de lo que hablaba... por alguna razón Yago sabía que PUTO no tenía que ser sinónimo de marica ni de afeminado y mucho menos en un barrio como en el que nos había tocado nacer y criarnos. Acá, donde decir PUTO vale lo mismo que TRAIDOR, ORTIBA y hasta BASURA. Yago me enseñó esto y, por eso, a pesar de estar tan unidos, nadie nunca ni sospechó nuestra historia y por eso entonces a nadie ni se le cruzaba por la cabeza decirnos LOS PUTOS.. Porque, claro, hoy me doy cuenta: Yago sabía que no lo éramos.

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CAPÍTULO

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Asi, lo que empezó de la nada... también se quedo ahí... en la nada.

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Ya teníamos como 17 años y empezábamos a tener amigos diferentes cada uno por su lado. Yago cada vez más hacía junta con los drogones de los pasillos del fondo de la villita. Ya casi ni nos veíamos... y asi también casi dejamos de saludarnos si nos cruzábamos por ahí. Yo a veces lo veía escabiando birra con pastillas en la esquina con los pesados del otro lado... y capaz me enteraba por la Gaby o mis hermanas que Yago había empezado a chorear grosso y a caer en comisarías, que la madre se murió por un aborto mal hecho en el barrio y todas cosas así. Yo creo que nunca extrañé curtir con él ni nada parecido. Es que fue sólo eso... esos años. Yo arranqué por la mía... pero sí, a veces me acordaba que habíamos cogido, pero nada más. Con el tiempo empecé a transar con minitas pero no había otra... a mí ya me re gustaban los pibe. Yo tenía una noviecita así re legal y todo, la Yesi. Yo iba a buscarla a la casa, tomábamos mate con su mamá y todo ese rollo. Teníamos 18 años. Yo no la pasaba mal pero ya la hacía re cornuda con un cheto del barrio de Padua. Al final corté con ella y seguí unos meses más con este pibe de Padua, pero onda re careta. Yo no quería que se entere nadie y encima este pibe, Diego, no me gustaba mucho como curtía pero yo seguía con él porque no me animaba o no sabía cómo encarar a hacer

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onda con otro pibe. Entonces así me tenía que conformar y sacarme las ganas de pija con ese gil. Diego no me gustaba mucho porque yo creo que él cogía como puto, no sé, como con ganas de pasar por mujer en la cama, no sé, como que ese pibe tenía toques maricas que no me cabían ni un poco. Con Diego siempre fui activo... creo que esos eran los momentos en que sí extrañaba a Yago, ja! Al cabo que me borré y me maté a pajas un par de meses hasta que lo conocí a Pablo. Cada tanto por el barrio corrían chismes de las viejas que decían que “el Yago robó la carnicería del Turco”, “Yago está preso en Devoto”, “Yago embarazó a una piba”, “Yago tiene dos tiros en la gamba” y bla bla bla bla bla. Pero a pesar de esos chismes yo nunca volví a pensar ni a sentir nada particular por Yago en todos estos años... hasta hoy... que la Gaby me chismeó que anoche en un pasillo del fondo lo mataron los ratis con dos cuetazos... Ufff... tengo el pecho como ahogado, no sé, como... no sé. Tengo que ordenar la cabeza. Mejor me pongo un poco las pilas: me voy ya a lo de mi primo y después zafo directo para la casa del Yago. Sí. Ufff...

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CAPÍTULO

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Llego a lo de mi primo y me recibe haciéndose el bueno fatal. Se huele que vengo por la guita. Me hace pasar a su casa. Saludo a los tres pibes que tiene que están ahí tirados viendo la televisión. Mi primo manda al más chico a comprar unas cervezas. Mientras, nos vamos para la cocina y me va contando cómo y por qué le cayó la policía a él y a la putita esa que tiene de jermu. Me cuenta toda una re historia de que le hicieron la cama con un robo a un depósito químico y bla bla bla. Para mí todo es pura mentira pero lo escucho y le doy la razón a cada gilada que dice, si total... ni me interesan sus secuencias de gil delincuente. -21-


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Tomamos las birras. Hablamos de un par de cosas de la familia y ya medio aburrido le aclaro el porqué vine a verlo. Se hace medio el boludo pero un par de vueltas y me da toda la guita. Bien. Disimulando su cara de orto me agradece el préstamo y me recuerda que puedo contar con él y su rancho por cualquiera cosa. Se lo agradezco. Beso y abrazo. Saludo a todos ahí y rajo para la calle.

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CAPĂ?TULO

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Sigo pensando en lo de Yago, bah... pienso en Yago, en realidad. Pero mejor me tomo un bondi para ir a comprar porro para Pablo. DespuĂŠs voy a ver si ya trajeron a Yago a su casa. -23-


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Rajo para lo del Uruguayo. Llego. Hago la historia rápido y salgo. Ya son como las 4 de la tarde. Mejor voy a sorprender a Pablo que está con el Pini y María en el hospital. Estoy cerca. Me tomo un remis y en 10 minutos estoy ahí. Llego. Paso por el kiosco y me compro puchos y unas golosinas para Pablo y María y el Pini. Entro al hospital. Subo por la escalera. Atravieso un pasillo y encuentro la habitación. Entro y ahí están María sentada en la cama junto al nene teniéndole la manito y Pablo mirando por la ventana, me ven entrar y sonríen contentos. Chuponcito a Pablo, beso a María y le doy un beso en la frente al Pini, pero está dormido. Me dicen que lo sedaron un poco para hacerle unos estudios y para bajarle un poco el dolor que más siente en la nuca, en donde tiene el tumor. Pobrecito, tan chiquito y sufriendo tanto todo eso. Le acaricio el pelo a María y se emociona. Les reparto las cositas que les compré pero el Pini a lo mejor disfruta los caramelos después... cuando reaccione. Hablamos un poco pero todo muy bajito para no perturbar al nene. Pablo no quita los ojos del Pini y me emociona ver esa mirada en sus ojazos hermosos.

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Pablo sería el mejor padre del mundo. Si alguna vez, por esas cosas de la vida, él o yo tuviéramos un hijo con alguna minita... sin dudarlo yo quisiera que sólo Pablo críe como todo un hombre a mi hijito y estar siempre ahí para verlos. Nunca pensé en ver a un hombre y creer que sería un buen padre... pero yo sé, con todo mi pecho, que Pablo sería el mejor padre del mundo para mi hijito. Ni él ni yo tuvimos la fortuna de un padre decente... pilas... cariñoso, creo que por eso sabemos todo lo que un nene necesita a su viejo. Creo que María sabe esto y por eso comparte mucho de la crianza del Pini con Pablo. El nene recién tiene 4 años y ya le cambió mucho, en serio, mucho la cabeza a Pablo. Yo lo sé, María me lo dijo. Ella tenía 15 años cuando tuvo al Pini. El Javier, el padre del nene, iba y venía, siempre en el choreo. De entrada Pablo se quedó firme junto a María y el nene. A veces hasta peleando a trompadas con el Javier porque el gil bardeaba con ella o el bebe. Fer, el hermano mayor de Pablo y María, una vez le puso el revlver en la cabeza al Javier y le advirtió que si volvía a joder a María o al Pini... lo mataba. Pero María siempre le daba otra oportunidad al Javier. El gil venía y le tiraba dos lágrimas y le prometía que se iba a portar bien y le compraba algo caro al nene y así un mes o dos y

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después volvía todo el quilombo... golpes, gritos, huídas y toda esa mierda. Pero esta ultima vez, con lo del tumor en la cabecita del nene, el Javier se borró de repente... es una mierda de tipo. En donde lo encontremos ya se la vamos a dar cruda por gil. Ese tipo no la va a sacar gratis a ésta. Se la tenemos jurada. Fer labura muy bien en un frigorífico y tiene una familia hermosa. Graciela, su mujer, una gorda pura madre que se encarga de dos nenas: Ayelén y Cintia, y de los gemelos Nacho y Rodri, que son terribles. Fer y Graciela ayudan a María con plata pero ya no se meten en su historia con Javier, hacen bien, creo. Sólo se limitan a ayudarla con guita y mucho más ahora que ninguno puede creer su mala suerte con la salud del Pini. Pero no importa nada. Todos hacemos algo por ella y el nene, y lo sabe. Pero bueno, era muy chica cuando lo conoció al Javier... y así fueron las cosas... pero, bue, qué sé yo, acá estamos: ella sin dormir bien desde que le diagnosticaron eso al nene y lo internaron acá. Pablo parece tranquilo pero yo sé que está cansado pero no va a aflojar ni a venirse abajo, y yo acá... creo que ninguno ni almorzó todavía. Ya son como las 6 y media de la tarde y justo viene la Rosi, una amiga de María que la está acompañando por las noches a

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cuidar al nene. Bueno, yo aprovecho y les digo que bajemos a comer algo al buffet del hospital mientras Rosi se va acomodando tranquila. María medio que no quiere pero la Rosi la apura y la anima a que baje con Pablo y conmigo a comer y fumarse un pucho y eso, que ella va a estar bien. –Dale boluda, andá, que yo me quedo acá con mi sobrinito postizo -dice la Rosi mientras acomoda por ahí las bolsas que trajo con lanas y agujas para tejer y con esos libritos de novelitas rosas que ella tiene como 500 en la casa de su vieja. La Rosi es un poco charlatana pero buenísima piba y compinche de María desde toda la vida, según me contó. Bueno, salimos de la habitación y justo nos cruza una enfermera que nos dice que ya terminó el horario de visitas y que sólo puede volver a entrar la mamá del nene. –Está bien, muchas gracias -decimos y seguimos camino para el buffet. Yo estoy re muerto de hambre.

Ufff, me acordé que todavía ni les conté que anoche mataron a Yago...

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CAPÍTULO

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Ya en el buffet. Nos sentamos junto a una de las ventanas que dan al patio interno del hospital. Pablo pregunta qué vamos a pedir de comer. Bue, yo quiero dos hamburguesas con queso y una fanta naranja... Pablo me mira y se ríe... que soy un hambriento, pero él también pide lo mismo. María sólo pide un té con galletitas. -29-


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–¿Pero sos boluda vos? -le digo. –Tu hijo te necesita fuerte. No te hagás la gila y comé algo bien posta. Capaz que todavía también tenemos que venir a internarte a vos en otra habitación... no me jodas, boluda. Comé -le decimos con Pablo, y sin consultarla más le pedimos lo mismo que nosotros. PABLO: –Me traés acá 6 hamburguesas con queso y 3 fanta, por favor. Gracias. La voz de Pablo es grave y segura. Me encanta. Mientras esperamos la comida no podemos evitar hablar de la salud de Pini, y María nos cuenta cómo va la cosa en verdad. Que parece que lo quieren operar en estos días, que va a ser riesgoso pero que los estudios muestran que su cuadro empeora con los días y que... bueno... todo eso... que nada va bien. María sabe que su hijito nunca podrá hablar ni jugar como los otros chicos ni nada de eso... pero hoy sólo pelea por retenerlo con ella un poco más. Pablo y yo nos miramos y miramos a María que nos cuenta esto mientras se le caen las lágrimas y se enciende un cigarrillo y nos quedamos re callados. Llega la comida. A comer. Y seguimos re callados.

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CAPÍTULO

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Terminamos las hamburguesas con café y unas medialunas buenísimas. María parece un poco más compuesta y hasta sonríe un poco con las boludeces que dice Pablo, que es de acero y pone su risa para ayudar un poco más a sobrellevar todo esto. Pero María ya quiere subir a estar con el Pini y está bien, la entendemos. La despedimos ahí. Pablo le deja plata. La veo irse y no pienso en nada... ya todo me supera por hoy. -31-


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–Qué bueno verte acá. Me sorprendiste. Me pones contento, sabés -me dice Pablo clavándome esos ojazos hermosos. Le acaricio la mano y me sonrío. –Ariel me pagó todo -le digo. PABLO: –Joya. A ese chavón tenés que pisarle los talones por asuntos de guita. Mejor así. Que garpe y no joda más. ¿Cómo es eso que tiene línea piola en todos lados pero siempre te rompe las pelotas a vos para que lo salves de sus cagadas de gran chorro? Fijate, amor. Yo te digo nada más... es tu pariente... pero vos fijate, viste. –Sí, qué sé yo... bueno, no importa. Ya fue. Pasé por lo del Uruguayo y te compré porro -digo mientras llamo a la moza y busco la guita para pagar y salir de ahí. Pablo me sonríe y me acaricia el bulto por debajo de la mesita. Turro.

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CAPÍTULO

Ya en la vereda caminamos como hacia la estación de tren. -33-

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–¿Vas a querer comer algo más después? ¿Querés que llevemos algo de por acá ahora o nos quedó algo en la heladera? -me pregunta Pablo y yo no le respondo. PABLO: –Eh! Te pregunté algo... –Mmmm... no sé, no creo... -le respondo. Ya son como las 9 de la noche, creo. PABLO: –¿Qué te pasa? ¿De qué te acordaste? Pará, vos te ponés así cuando te cae la ficha de algo. Dale, decime qué pasa. Me agarra la mano, nos paramos y hablamos ahí. –Sí, mmm... No vayamos para casa ahora. Primero acompañame a un lugar. No te dije pero anoche lo mataron a Yago y lo están velando ahora. Vamos, ¿no? PABLO: –¿Que qué?, ¿que mataron al Yago anoche? ¿Al chorro ese? ¿En serio? –Sí, posta. Me lo dijo la Gaby esta mañana después que vos te fuiste. PABLO: –Faaa, qué zarpado... y al final se la dieron nomás a ese pibito... Qué loco, ¿en qué lo agarraron? ¿Quién lo bajó? –Venía con el Pichón escapando de la yuta. Los agarraron por un pasillo del fondo. La gorra le puso dos tiros en el pecho. PABLO: –Nooo! Quéijodeputa! Qué loco... Pero pará, ¿qué onda? ¿Vos eras amigo de él? ¿De la familia? ¿Por qué tenemos que ir?

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–Sí. Yo fui amigo de Yago cuando éramos guachos. Bah, hasta hace un par de años, antes de conocerte. Qué sé yo si conozco a sus hermanos, pero cualquiera, no sé, quiero ir. Dale, acompañame. Es un rato nomás. Yo también ya quiero estar en casa. ¿Dale? Es un rato y zafamos, ¿sí? PABLO: –Yyy bue... sí, qué sé yo... vamo si vos queres. Sí, dale vamo. Si no tengo otra opción... jaj! Se sonríe y me abraza fuerte fuerte. Lo amo tanto. En la esquina nos tomamos un remis. Ya son como las 9 y 20, me parece.

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CAPÍTULO

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Llegamos al barrio. El remisero nos deja en la esquina, dice que no se mete más adentro por acá con el auto. “Tabién, listo”, digo. Pablo paga y bajamos. Nos vamos acercando al rancho. Mucha gente. Pibitos chorros, guachines y una baranda a porro que mata. Saludo a unos pibe que ya se van. -37-


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Encaramos entrar a la casa y nos encontramos con la Gaby que nos saca para afuera haciéndonos señas de que debíamos seguirla. Nos quedamos por la vereda y nos prendemos un cigarrillo cada uno y la Gaby nos dice como hablando en secreto –Boludos, ¿dónde estaban? Hace un rato vino la yuta! Pasó que los gatos estos se pusieron a los tiros en honor al Yago. Los hubieran visto! Jaja! Estos guachines pelaron los fierros y tiraban pa’rriba. Plah plah plah para vo’, Yago, decían estos gatines. Un quilombo, se lo perdieron, pero bue: ¿dónde estaban? Fueron a ver a tu sobrinito al hospital, ¿no? ¿cómo está el nene? Ay por favor mandale saludos míos a la María... ella todavía está enojada conmigo pero yo no soy rencorosa ni tan mala persona y te juro que desde que me enteré lo de tu sobrinito yo rezo por ellos todas las noches, en serio eh, preguntale a mi tía. Rezo por la salud de tu sobrinito y para que la virgencita le dé fuerzas a tu hermana y sobre todo rezo para que a mi Sebis no le pase lo mismo. Yo creo que me muero si me pasa eso, ¿te imaginás? Ay no! Por la Virgen Santa que eso no me pase a mí! Y bueno, acá estamos... yo ya me iba para mi casa y justo llegan ahora ustedes... Bueno, chusmeame mañana si pasa algo ¿ahora se van a quedar mucho? Viste que está el Martín, el hermano mayor de Yago. Me dijeron que salió condicional hace un mes, ¿lo viste? Tá re fuerte el guacho... ja! Me parece que le quiero hacer un hermanito al Sebis, jajajaj. Bueno, che, los dejo. Nos

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vemo’ mañana. Che, Pablo, mañana te doy una estampita que me bendijo el cura así se la llevás y se la das a la María... y decile que ya no esté enojada conmigo por una giladita, ¿sí? ¿Le decís? Bueno, ahora sí me voy. Ah, qué triste lo de Yago... tan lindo pibe y mirá cómo terminó... y bue... Nos da un besos y se va. A veces esta piba se pone re pesada. Ahora sí. Volvemos a encarar la entrada al ranchito. Pasamos el patio. Saludamos a unos pibes conocidos. Ahí está la puerta abierta. Creo que estoy nervioso...

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CAPÍTULO

11, FINAL

Ya adentro de la casilla. Todos callados mirándose entre sí o hacia el cajón ahí en el medio de la pieza. Muchos pibes y sólo un par de pibas apenas. Nadie llora, solamente una piba junto al cajón y las dos hermanas de Yago pero cada una en un rincón aparte. Pablo se queda a dos pasos atrás mío fumando. Creo que nadie se dio cuenta que entramos. Yo encaro unos pasos hasta el cajón y ahí está el Yago casi tan hermoso como siempre. -41-


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Sí. Yo lo miro mucho. Hace como 8 años que no estábamos tan cerca. Y sigue ahí... casi tan hermoso como siempre. Porque el Yago sí que estaba re bueno: alto, siempre bien bronceado por vivir en cuero, flaco pero con los músculos bien marcado, culito parado, pecho lampiño bien al frente, altanero, el torso y las gambas todos tumbereados de escrachos, siempre con gorrita, zapatillas de primera y una jeta con los mejores labios. Ufff, pura virilidad. Puro pibe chorro villero de lo mejor. Altísima facha la del Yago... y yo no puedo dejar de mirarlo, es que todavía está tan bueno. La piba que llora al lado parece que ni me registra. Yago tiene la cara recortada por la puntilla blanca barata de la mortaja. En las manos le pusieron un rosario blanco y unas flores. Yo lo recorro con la mirada de punta a punta. Adentro del cajón le dejaron cigarrillos, porros y hasta una cajita de vino en los pies. Le corro un poquito la mortaja y le acaricio la cara. Todavía tiene la piel más suave de todas. No puedo dejar de mirarlo. Le toco muy despacio los labios. Todavía son los más hermosos de todos. Ahora están fríos pero... cómo me la chupaba de lo mejor con toda esa boca. Ahora tan frío... pero todavía tan bueno. No puedo dejar de mirarlo y me vienen a la mente

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como una patada un monton de imágenes y sensaciones de cuando cogíamos: en los talleres abandonados del ferro, en mi casa, una vez en el campito de las piletas, yo cogiéndolo a Yago, Yago cogiéndome, chupándonos las pijas, transando, cervezas, poxirán, faso, pajas. No puedo dejar de mirarlo y el pecho se me llena de imágenes y sensaciones de cuando cogíamos. Ufff, creo se me paró la pija.

Faaa, ya fue. Me re colgué mal. No me doy más rosca.

Levanto la mirada alrededor. Las pibas ahí siguen llorando. Creo que hay otra gente. Pablo está sentado en un rincón y me mira como aburrido. Se levanta y viene hacia mí. “Te re colgaste, amor. Ya son como las 11 y media. ¿Vamos para casa?”, me propone acariciándome la oreja con ese susurro. Le digo que sí, moviendo un poco la cabeza. “Te espero afuera”, me dice y sale re tranqui de la pieza. Yo me quedo todavía un poco colgado sin poder dejar de mirar a Yago... pero ya me voy. Le doy un beso en la frente mientras pienso:

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–Adiós loco. Tabas re zarpado pibito. Vos sí que sabías cómo se cogía con un pibe. Gracias. Kapo el Yago. Pero la bardeaste mucho, guachín. Hoy siento algo re raro por vos, posta. No sé... como que te extraño o que capaz voy a llorar. Pero quedate piola, sabés que no voy a hacerlo como maricona niaí. Si acaso me pinta llorarte, loco, no te preocupés. Yo no te voy a llorar como puto, eh. Te lloraría bien piola, como un macho posta. Como siempre lo hicimos antes. Y tanto así fue que, fijate loco, nadie nunca se animó a decirnos PUTOS.

Fin




EL RENGO

Marcos se pelea con Diego. Cervezas, un metegol, un pibe fanรกtico de La Renga y sus ganas de tatuarse son la excusa perfecta para coger. Suenan Almafuerte, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, y Pantera. De noche. En la casa de Diego estamos solos. Sus viejos se fueron de vacaciones hace una semana. -47-


El rengo

–Cerrá el orto! Dejá de darme vueltas, Diego, decime ya la posta de una… DIEGO: –Cortala, ya fue… qué pesado… Che, tanto lío por un simple polvo nada más… –¿Qué? Ufff dale, ya que guitarreaste agitá las ramas, pero agitalas bien piola de una… DIEGO: –Basta che, ya fue, Marcos… Vamos a comer y ya olvidate… dale… –¿Que me olvide? ¿Vos sos pelotudo? Diego, decime la posta si me cagaste con ese gil de la ferretería. Dale, decime todo ya que guitarreaste. DIEGO: –Sí, listo. Sí. Cogí con él. Sí… listo… ¿y qué?... –Pero vos sos un asco de puto. Puto de mierda -le digo entre dientes tragándome las ganas de re cagarlo a trompadas por garca. Gil. DIEGO: –Fue un polvo nada más… ¿Qué queres? Vos ya dabas asco de borracho. No servías para nada. Te la pasás tomando y drogándote. Bue, me aburrí y le di cabida al pibe… Qué sé yo… ya fue… –Sos un puto de mierda, Diego. Y no me aguanto y le pongo un derechazo en toda la jeta. Lo agarro del cuello. Lo mataría. Lo tengo ahí pero lo suelto tirándolo para atrás. Me re putea mal. Gil. Me voy. Sigue gritándome. Ni me doy vuelta, nunca más. Me voy.

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ioshua

Me voy caminando para mi casa. Necesito tranquilizarme. Se me caen las lágrimas de bronca. Diego la re puta concha de tu puta madre. Puto de mierda. Yo sigo caminando. Me prendo un cigarrillo. Diego putazo de mierda. Basta basta, ya re fue. Tengo que cortarla de darme rosca. Listo, loco. Ya fue. A olvidarlo. Mejor me compro una birra y a otra cosa. Al otro día me voy por la tarde a Morón y como a la noche vuelvo al barrio. Paso por el kiosco de La Gladis y como siempre hay un par de guachines tomando birra o jugando al metegol. Yo paso sin dar pelota y me gritan: “Eh! Hermética. ¿Ya no saludás vos?”. Me doy vuelta y veo que es El Chache. Me dice Hermética porque es la remera que tengo puesta. CHACHE: –Eh! Locura, qué caripela guacho… –Desde ayer que estoy como el orto chavón, mejor ni me preguntes. Posta... CHACHE: –Ah bueno, todo piola entonces. Ya fue, tomate un trago -me dice y me alcanza una botella de birra. Me tomo unos tragos y se la paso al Marianito que está ahí. Me prendo un cigarrillo. CHACHE: –Marcos, ¿querés jugar? Dale que nos faltan contra. Hace como una hora que estamos acá con El Marianito esperando que caiga alguno de los pibes para jugar piola.

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El rengo

–Bueno che, yo les hago la segunda pero les aviso que estoy re para atrás. CHACHE: –Jajajaja, todo bien. Dale dale que así ya arrancamos. Che, Gladis pasame otra birra y dos fichas pal metegol. Después te pago, gorda. La gorda Gladis sonríe desde la ventanilla y todo bien. Me mira y me dice: “¿Cómo andás, nene? Vos no te juntés con estos gatos que son pura vagancia”. –Todo bien, Gladis. Son mis amigos. CHACHE: –Viste, gorda. Mejor ocupate de lo tuyo y traeme la birra bien fría por favor… y atendé a los clientes ahí que los hacés esperar por chusmear -Chache le guiña un ojo y la gorda Gladis le sonríe con picardía. MARIANITO: –Che, loco, que pinte alguno. Somos tres y nos falta uno. Si no me voy a dormir que mañana laburo. Ya son como las once de la noche guachos. Chache destapa la cerveza con las muelas, le da un sorbo y le pasa la botella a Marianito y le dice: “Callate que ahí llegó el que juega ésta para mí…”. Miramos y es El Rengo que justo viene a comprar al kiosco de La Gladis. Y justo este pibe tenía que venir! Cómo me calienta. Está re fuerte el guacho. Se llama Hernán y tiene como 20 años.

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Le dicen El Rengo porque es re fanático de La Renga. Él siempre tiene puesta una remera de la banda, tiene todos los discos y los sigue a todos lados. Labura en la verdulería frente a las piletas del Muni… y El Rengo siempre me calentó mucho. Él es alto, flaco, con una mirada siempre atorrante y una boca de lo mejor… es tan masculino, simple, tan chavón pero también con mucha jeta de pillo. Ja! Se acerca, nos saluda con un apretón de manos y se queda ahí sonriendo y fumando. CHACHE: –Dale, Rengo, jugá para mí y les hacemos el orto a estos pichis. Goleada la que se van a comer, jajaja MARIANITO: –Pero cerrá el culo que te lleno las nalgas de goles a vos y a tu socio. Jajajaja. Reímos, tomamos cerveza y arrancamos al metegol. Yo no puedo evitar mirarle el bulto a El Rengo. Trato de concentrarme en el juego pero este pibe me puede. Yo lo miro y cruzamos un par de miradas. Trasca El Rengo se acomoda el bulto a cada rato y yo no puedo evitar mirarlo. Estamos frente a frente. Él juega con Chache y yo con Marianito. Siento la mirada de El Rengo, posta, no estoy falseando niaí! Listo. Con Marianito los goleamos 5 a 2. El Chache se quiere cortar las bolas. Ja!

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El rengo

CHACHE: –Pero ché! Tanto que te esperé a vos Rengo y al final no me ayudás en nada… qué cosa che. Bue, vení Marianito y jugá conmigo que vas a ver que ahora sí. Me quiero ir a dormir ganado un partidito. Vos Rengo tomátela que no me serviste para ninguna… Nos reímos. Ahora somos El Rengo y yo contra El Chache y Marianito. El Rengo me mira, me parece que me está tirando onda. Posta. Jugamos. 1 a 0. 1 a 1. 2 a 1. 2 a 2. 3 a 2. 4 a 2. 4 a 3. Nos ganaron ahí nomás. El Chache festeja. Yo me enciendo un cigarrillo y le doy fuego a El Rengo. CHACHE: –Bue, locos. Así me quería ir a dormir… ganador! Che, nos vemos mañana. Mi vieja me debe andar buscando. Nos vemos. Che, Marcos, pará. ¿Vos mañana vas a estar en tu casa? ¿Me podés tatuar? Ya compré los pigmentos y tengo el dibujo que me quiero hacer. ¿Vos mañana podés? –¿Mañana? Sí. Dale. Pasate a la tarde y lo hacemos. Todo bien. No hay ningún problema. CHACHE: –Joya! Quedamos así entonces. Mañana paso. Chau, muchachos. Che, vos Rengo que te querías escrachar la gamba… Bue, ahí lo tenes, Marcos tatúa. Arreglen. Nos vemos, guachos. Chache y Marianito se van. Nos quedamos ahí y ya sale el marido de La Gladis para guardar el metegol. Le damos una mano con El Rengo para entrarlo. Salimos mientras cierran el kiosco.

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ioshua

EL RENGO: –¿Así que vos tatuás? ¿Cuánto cobrás? –Sí. ¿Cobrar? Y, no sé, depende. Al Chache no le cobro nada porque es mi amigo, qué sé yo… EL RENGO: –¿Pero a mí cuánto me cobrás? –Qué sé yo… ¿Qué te querés hacer? EL RENGO: –Me quiero escribir LA RENGA acá -me dice palmeándose el frente del muslo derecho. –Tá bien… ¿las letras nada más? EL RENGO: –Sí, pero que sean iguales a las originales, así bien piola. ¿Cuánto me cobrás eso? –Qué sé yo… nada. Es muy sencillo eso que querés. Qué sé yo… avisame cuándo lo querés. EL RENGO: –¿Posta? ¿No me cobrás nada? Ufff gracias, loco. Bué, no sé… ¿Vos cuándo podés? ¿Tengo que comprar la tinta? –Nah. Yo tengo para eso. No vas a usar mucha tinta. Bueno, no sé… cuando vos quieras. Vos conseguime el dibujo de las letras y te lo escracho. EL RENGO: –Uuuu qué copado! Ufff bue, no sé. ¿Vos ahora podés? ¿Te jode? –¿Ahora? Sí, qué sé yo… todo bien. Dale. ¿Pero vos tenés el dibujo con las letras? Se agarra la remera y me dice: “Claro, chavón!”. Sí claro, qué boludo yo… por algo le dicen El Rengo… con semejante remera de La Renga. Ja! –Ja! Bueno bueno. Dale, vamos.

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El rengo

Y arrancamos para mi casa que queda a dos cuadras. En la otra esquina nos cruzamos al Yago y su bandita de chorros. Los saludamos y seguimos. Llegamos a mi casa. Entramos. Mi vieja ya está re durmiendo. Vamos a mi pieza. Traigo una botella de agua bien fría de la heladera y cierro la puerta. Pongo música. Mundo guanaco de Almafuerte, va de una. “Ponete cómodo…”, le digo mientras busco la maquinita y las tintas y arreglo los cables y todo eso. El Rengo se sienta en mi cama y mira las paredes de mi pieza. “Te cabe el heavy…”, me dice mirando todos los pósters y fotos de Pantera, Megadeth, Napalm Death, Slayer y un montón más que tengo ahí. “Sí, a full”, le respondo y ya tengo todo listo. –Bueno, yo ya estoy. Fijate dónde te acomodás y así empezamos ahora… EL RENGO: –Sí. Me quedo acá recostado nomás, así me ves bien la remera y lo copias tranqui. ¿Tá bien? –Sí. Todo bien. Dale… Nos quedamos mirándonos. Yo estoy con la maquinita y los guantes puesto sentado en una sillita frente a él que está como recostado en mi cama.

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EL RENGO: –Uuu sí. Jajaja qué colgado que soy… Che, me tengo que sacar el pantalón porque lo quiero acá, te dije… ¿No te jode, no? -me dice tocándose el frente del muslo derecho y claro, el pibe tiene un jean y tiene que sacárselo nomás… Este chavón me pone al mango. Él se tira un poco hacia atrás y se desprende el cinturón y se abre el cierre de la bragueta y se baja el lompa. Uffff tiene un slip blanco. Se me re está parando la verga. Se deja el pantalón todo arrugado por los tobillos y se acomoda bien. Yo me acerco más hacia él y arrancamos. Ahora no sé cómo mierda seguir… Tengo el bulto del pibe a menos de medio metro de la cara… hasta puedo oler como un perfume que me pone a mil. El Rengo me mira. Yo le miro la remera y voy dibujando con la maquinita despacio para no hacer cagada… pero el bulto del pibe me pierde, trasca El Rengo tiene la piel re suave y lampiña. “Todo bien?”, me pregunta. Parece que me ve agitado. “Sí. Claro”, le digo tratando poner toda latención posible en el tatuaje y agarrándole un poco más el muslo para afirmar el trazo. No hablamos. Sólo suena la banda de Iorio y el zumbido de la maquinita escrachando.

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El rengo

Yo la tengo re dura y me jode un poco. Me hago el boludo y me acomodo un poco la pija para que no me joda tanto. Me parece que El Rengo se re dio cuenta pero no dice nada. Sigue mirándome y se acomoda el bulto y nos miramos. Yo sigo en el tatuaje. Le miro el bulto y veo que se le paró, en el slip se marcan los contornos de los huevos y la verga bien dura hacia el costado. EL RENGO: –Che, loco… disculpá… No sé… se me re paró de una. Disculpame, se paró… Yo lo miro y no digo nada. Me sonrío y sigo terminando el tatuaje… Pero qué buena pija que tiene! La punta se le asoma por la cintura del slip. Zarpado. Uffff. –Pará pará, boludo… Ufff loco. Se me re paró a mí también -le digo apagando la maquinita y tocándome el bulto. Nos miramos. EL RENGO: –¿Sí? Bue… nos re pintó la calentura, ¿no, loco? Yo… no sé… estoy re pajero capaz… y me calenté mal. –Yo también, boludo. Además tengo tu verga re dura casi en la jeta… Nos miramos. Sonreímos… EL RENGO: –Y bue. Pintó. Pelá, loco.

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Lo miro fijo. Golazo. Me sonrío y me saco los guantes y dejo la maquinita con cuidado ahí nomás. Me levanto de la sillita y saco la pija bien dura. Nos miramos. “Ahí está…”, le digo invitándolo sin vueltas. Me la mira un toque y se acerca. La agarra y me empieza a pajear despacio y nos miramos. Yo me saco la remera y le pongo suave las manos detrás de la nuca y lo acerco despacio para que se la meta en la boca. Ufff la chupa re joya El Rengo. Alto pete me hace mientras se pajea re despacio y le saco la remera. Transamos. Yo se la chupo bien piola. Caricias. Besos. Nos pajeamos y acabamos juntos. Re joya. Yo me limpio la guasca con mi remera de Hermética y El Rengo hace lo mismo pero con su remera de La Renga. Uffff golazo. Nos prendemos un cigarrillo, nos reimos de unas boludeces y pongo otro disco. Vulgar display of Power de Pantera. Grosso. Me dice que este disco le gusta. Hablamos algunas giladas. Todo bien. Seguimos en bolas. Es bien copado el pibe. Se mira el tatuaje y lo toca muy despacito. Dice que le re gusta, que le quedó re joya… está contento el guacho.

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El rengo

Le aclaro que todavía faltan dos o tres trazos más para terminarlo joya joya, pero nos quedamos un rato más ahí tirados en mi cama mirándonos, hablando boludeces y transando a full. Le digo que mejor le voy a terminar el escracho ahora así todavía tiene tiempo para dormir unas horas para ir a laburar en la verdulería, pero me dice que hoy no labura… que todo bien para quedarnos así un rato piola. Turro. Le re cabe la pija. Joya. Hablamos de su laburo, de su novia, de su viejo, de las bandas que me gustan, de los recitales a los que cada uno fue y esas cosas. Copado. Transamos re piola y pongo otro disco. Me pide si me copo con algo de Los Redonditos. Ja! Cómo no… La mosca y la sopa va de primera. Al rato arrancamos tranca a terminar el tatuaje. Todo tranqui. Me dice que mañana no labura porque pidió el día libre para irse a Tandil a seguir a La Renga, que se toma el micro a las 3 de la tarde en Merlo, que va con su novia y que está re copado con el nuevo disco y me habla de las canciones y todo ese rollo de puro fanático. Yo lo escucho y él habla y habla pero no deja de mirarme la boca y la pija.

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ioshua

Es muy lindo pibe El Rengo. Curtimos a full y se queda a dormir un rato. Mañana La Renga toca en Tandil y El Rengo ya tiene su entrada y un lugar en el micro. Mañana él va a estar allá, como hoy acá, haciendo el aguante.

Fin



ME MUERO POR CHUPARTE LA PIJA

Pablo, Un día te dije algo horrible que... Te hice llorar y lloramos juntos. Yo soy una desgracia y siempre lo arruino todo, pero vos sos re bueno, un capo, un bombón. Sé que ese día me zarpé. -61-


Me muero por chuparte la pija

Sos el pibe más lindo: casi despeinado, las zapas siempre con barro y esa mirada achinada por el porro. Sos hermoso, pero ni así me rescaté y ese día te dije algo horrible que te hizo llorar y lloramos juntos, mucho. Pero me pareció que no llorabas sólo por lo que te dije. ¿Por qué más lloraste vos? Yo me largué a moquear porque te vi herido y lloré mucho más porque fui yo el que te lastimó, pero también lloré por una bocha de cosas; tuyas, mías, qué sé yo... mi vida es una re secuencia, ya sabés. No me olvido que estuvimos así un rato hasta que te calmaste. Yo sólo te acariciaba el pelo. Ya no había música, el disco de LOS PIBES CHORROS se había terminado hace un toque. Che, un día te dije algo horrible que nos hizo mierda y nunca te pedí perdón. Vos sos re bueno y me la dejaste pasar, no me dijiste nada y eso me hizo re mierda, sabelo. Capaz fue eso y algo más lo que me terminó de quemar ese día. ¿O ya era de noche cuando llegué a tu casa? Pablo, te besé tantas veces, tantas. Tantas como pude, siempre; pero ese día quise poder más que nunca. Capaz así creía que iba a borrar mi cagada, qué gil que fui. Che, me enteré que estuviste con EL URUGUAYO y que casi caés con él cuando los ratis le reventaron el rancho. Me puse re loco, man. ¿Cómo te enganchaste con ese tranza? Ese Urugua es un re gato, yo todavía tengo bondi con ese pinta. Le cabió por mulo.

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ioshua

Tá, ya fue, estoy bardeando otra vez. Disculpame, me fui de boca. Me dijeron también que ahora estás más tranca, que estás en la casa de tu hermano. Estoy seguro que el te cuida bien, FER es un capo total. ¿Qué fue de mi historia? La mía va por el mismo camino. También tuve algunos bondis con la gorra pero ya está todo tranca, en serio. Ahora estoy parando acá cerca de tu casa, venite. Estoy en lo del MARIANITO, el primo de CHACHE. venite. Ayer casi me paso por lo de tu hermano pero no me dio ir re careta, qué sé yo. Te dejé re mal la última vez y capaz que no querés ni verme, pero yo sí quiero verte. Te debo un par de palabras que nunca te dije por gil, por vivir re loco, por boludo que soy. Siempre tengo en la cabeza todo lo que vivimos juntos. Y tu sonrisa (la más bonita de todo el barrio), las tardes en las piletas del Muni, cuando se me re paraba cada vez que me abrazabas frente a los pibes del Deportivo, y lo más valioso: cuando cogíamos escuchando a EL GRUPO AVENTURA, altas noche, Pablo. Che, quiero verte. Quiero decirte todo. Quiero decirte esas palabras que vos siempre me dijiste con la voz mas dulce y que yo nunca te devolví:

“Che, Pablo, me muero por chuparte la pija”.



índice Los putos / 5 Capítulo 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Capítulo 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Capítulo 3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Capítulo 4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 Capítulo 5 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 Capítulo 6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Capítulo 7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 Capítulo 8 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Capítulo 9 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 Capítulo 10 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Capítulo 11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

El Rengo / 47 Me muero por chuparte la pija / 61



ATAQUE EMOCIONAL AL SISTEMA CAPITALISTA 0001. 0002. 0003. 0004. 0005. 0006. 0007. 0008. 0009. 0010.

La otra campaña - GRAU HERTT Pija birra faso - IOSHUA La reacción opuesta - CECILIA MTZ RUPPEL Declaración de amor - BELÉN MALDONADO Con una remera de Sonic Youth- MALÉN DENIS Fuego Chico - CARLA SAGULO La ecuación de los mediocres - FREY CHINELLI La otra campaña II - GRAU HERTT Loma hermosa - IOSHUA Libro Sorpresa

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Loma hermosa de Ioshua se termin贸 de imprimir EN NOVIEMBRE DE 2009 en imprenta Tecno Offset, J.J.Araujo 3293, Villa Lugano.


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