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Legado para la lucha por la verdad y la justicia
Legado
Legado para la lucha por la verdad y la justicia
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[Nota de Revista Análisis de la Realidad Nacional: en la madrugada del miércoles del 23 de mayo de 2018, el Tribunal C de Mayor Riesgo, declaró culpables y sentenció a penas de prisión inconmutables a Manuel Benedicto Lucas García, exjefe del Estado Mayor del Ejército; Manuel Antonio Callejas Callejas, exjefe de Inteligencia Militar; y los ex altos cargos de la zona militar de Quezaltenango, Francisco Luis Gordillo Martínez, excomandante y Hugo Ramiro Zaldaña Rojas, exoficial de inteligencia militar en esa instalación castrense, por la desaparición forzada de Marco Antonio Molina Theissen y la detención ilegal y violación de su hermana Emma Guadalupe Molina Theissen, hechos ocurridos en 1981.
De ese modo concluyó un inedito proceso judicial, cuyo último acto fue una prolongada audiencia en la cual, entre otras personas, tomaron la palabra Emma Theissen Álvarez de Molina y Emma Guadalupe Molina Theissen. Sus breves alegatos como víctimas de la violencia contrainsurgente, que reproducimos a continuación, son un legado para la lucha por la verdad y la justicia en Guatemala]
Solicitud ante el tribunal de Emma Theissen Alvarez de Molina1
Yo también quiero referirme, señores jueces, a este acto tan grosero, tan abusivo, al que fuimos sometidas como familia. Ignoraba yo cuánto había sufrido mi hija en manos del Ejército de Guatemala, un ejército al que yo creí que era protector de la sociedad. Cuando llegaron a mi casa, yo ignoraba hasta qué grado ella estaba sufriendo, y ese dolor que me causó el secuestro de mi hijo, lo uno también con el de ella, y lo llevo yo también.
Es una barbaridad lo que han hecho con nosotros señor juez, ¡no tenían ningún derecho de llevarse a mi hijo!, un niño, un jovencito de apenas 14 años. Sólo gente malvada, no cabe duda, pudo haber hecho esas barbaridades en toda Guatemala, porque no fue solo a mi hijo, se llevaron por miles a los niños, a los jóvenes, a las personas de todas las edades. No, no merecemos eso. Señores jueces, yo pido que todo eso sea visto por ustedes y castigado de la manera en que debe ser. Y específicamente, yo acuso nuevamente al señor Zaldaña Rojas, que fue quien se llevó a mi hijo Marco Antonio, y que nos digan dónde están sus restos, porque a estas alturas considero yo que mi hijo ya está muerto.
1. Transcripción de Ana María Cofiño / laCuerda. Publicado el 24 de mayo de 2018 en https://www.facebook.com/ cofino.ana Siempre tuve muchas esperanzas, a veces en mi dolor, en nuestro dolor creíamos que él iba a aparecer, yo pensaba en mi tontera, porque esa es una tontera, que hubiera uno, siquiera uno que lo ayudara y lo librara de ese sacrificio al que lo sometieron. Es algo imposible de olvidar, un dolor.
Ahora yo ya puedo hablar, antes no podía, solo lloraba y lloraba por esto tan terrible. Pero me he llenado de fuerza, porque quiero pedir, además, que esto no vuelva a pasar en Guatemala. Son por miles que se cuentan los desaparecidos, cinco mil
niños menores de edad. Es una barbaridad, es imposible de sufrir otra vez.
Así que por favor señores jueces, yo ruego que consideren eso y que asuman, en su posición, nuestro dolor, nuestra angustia y así mismo actúen para castigar esos hechos.
Creo que nada más.
Guatemala, 21 de mayo de 2018
El testimonio final de Emma Molina Theissen2
Muy buenos días, es la primera vez que me dirijo a un tribunal nacional y agradezco mucho la oportunidad de ser escuchada. Yo quiero en primer lugar ratificar lo que acá han manifestado mis abogados, los peritos, los testigos y son hechos ciertos; mi cautiverio, la tortura, la violencia sexual, son responsabilidad de los acusados y muy particularmente del señor Zaldaña. Quiero ratificar el hecho de mi fuga, como un hecho que no es raro, es rarísimo porque si no, no hubiera habido 45 mil desaparecidos en este país. Quiero contarles muy brevemente, que no me mataron pero que sí destruyeron profundamente mi vida, durante muchísimos años en los que estuve llena de terror, llena de dolor, años en los que no me consideraba merecedora de la vida, consideraba que mi vida era una vida robada a mi hermano y que lo más importante que había hecho por mí que era salvar mi vida y que me había llenado de orgullo y sentimiento de logro. En el momento que se produce mi fuga, se convierte en el peor error, en el peor momento de mi vida y en la peor decisión, porque significó el secuestro y la desaparición de mi hermanito.
Quiero decirles que he vivido aplastada por la culpa, llena de vergüenza, llena de dolor, llena de asco, mucho asco, no tienen idea, profanaron mi cuerpo, violentaron toda mi humanidad
2. Tomado de la versión publicada por Lucía Escobar en elPeriódico del miércoles 23 de mayo de 2018, bajo el título: “Estuve al borde de matarme”, accesible en https://elperiodico.com.gt/ lacolumna/2018/05/23/estuve-al-borde-de-matarme/
y eso me va acompañar toda la vida. Hoy saco fuerzas de todo el amor que he recibido durante todo este tiempo, saco las fuerzas del amor de mi padre que aunque fue tan distante, alcohólico, duro, difícil, nunca jamás violó a una mujer, ni desapareció a un niño. Saco fuerzas de mi madre que es un ejemplo de fortaleza y dignidad, saco fuerzas de mis hermanas que han buscado la justicia durante décadas aun en contra de mi desesperanza, aun en contra de mi sentimiento de profunda derrota, saco fuerza del amor de tanta gente que me ha acompañado, me ha apoyado, me ha sostenido durante tanto tiempo.
Y vengo a pedirle al tribunal que su sentencia sea una sentencia proporcional al daño provocado, quiero pedirle que cada una de las personas que han pasado por estas sillas y que han declarado su dolor: las madres, los padres, los hermanos de los desaparecidos, sean tomados en cuenta y que de alguna manera se les dignifique a través de su sentencia, muy particularmente Julio César Del Valle, Héctor Alvarado Chuga, las niñas Portillo, el Dr. Calderón. Y quiero decirles también que lo que ustedes nos digan el día de hoy va a ser algo tan importante, no solo para mi familia, sino para miles de familias. Yo renuncié muchas veces a la vida, estuve al borde de morirme, de matarme, nunca pensé, jamás pensé la posibilidad de la justicia y este proceso ha sido tan reparador, tan sanador porque esto significa que el Estado que tanto nos lastimó, tanto nos ofendió, a través de las fuerzas armadas; ahora nos escucha, nos dice que nos cree o que tal vez es posible que digamos la verdad. Nos dicen lo siento, este juicio nos está diciendo sentimos lo que les pasó, no importa en qué términos se dé la sentencia, no importa, este proceso nos ha dado la oportunidad de contar nuestra verdad y de pedir la justicia que merecemos.
Y finalmente quiero decirle a los señores acusados, que les devuelvo la vergüenza, que les devuelvo el terror, no puedo deshacerme del dolor y jamás podré deshacerme del asco, los dejo con su odio porque se necesita mucho odio para hacer lo que nos hicieron, merecemos justicia, merezco justicia y quiero que los acusados se queden con todo lo demás y ojalá que tengan un poquito de honor y nos digan dónde está Marco Antonio.