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CONSEJO editorial Daniel Valdez Puertos Julio César Durán Praxedis Razo
Equipo web Diseño Mariana Martínez Balvanera Webmaster Iván Novelo Programación Fernando Malvaez
Equipo digital Diseño editorial Iranyela López COLABORADORES Alejandro Moreno Novelo Roger Koza Gabriela Sandoval Pamela Torres
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omos una revista electrónica enfocada en el universo cinematográfico, que posee un ímpetu joven e irreverente (al margen del sistema), adicta al celuloide, pero también mantiene ojo crítico ante el mismo y su lenguaje. Nos interesa el cine como un fenómeno lúdico, cultural, histórico y social. Queremos abordar al cine no sólo desde la reseña y la nota informativa, sino desde su crítica, su investigación y teorización. No creemos en toda película realizada y exhibida, creemos en el arte cinematográfico, nos interesa el cine de verdad y de calidad. A través de una labor crítica, lúdica y creativa, la revista pretende alejarse de datos en bruto que sólo crean confusión y esterilidad en el acercamiento del público hacia el mundo fílmico. Difundimos de forma fresca, juguetona y poética, el enfrentamiento con un lenguaje inevitable y poderoso como es hoy en día el cine y todo tipo de discurso audiovisual.
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CANNES I
The great Gatsby 10-11 heli 12-13
14 ES II CANN
salvo 14-15 the bling ring 16-17 Tian Zhu Ding 18-19 Jeune et Jolie 20-21
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Un voyageur 22-23 Fruitvale station 24 Le pasée 25-26
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CANNES IV
Blue Ruin 27-28 L’inconnu Du Lac 29-30
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L´image manquante 31-32 Ain’t them bodies saints 33-34 Así suena Cannes 2013 35
Lo bueno: Inside Llewyn Davis 36-39 Lo malo: Death March 40-41 Lo FEO: borgman 42-43 Cannes: Un Certain Regard 2013 44-45
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13 días para Cannes 2013
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F.I.L.M.E. será el medio mexicano joven con cobertura en tiempo real desde la 66ª Edición del Festival de Cine de Cannes y justo ahora estamos preparándonos para este evento. Así que para ir abriendo boca, les brindamos una lista de 13 puntos que son imprescindibles para esta edición. El panorama de la Costa azul. La Riviera Francesa que en su esplendor de finales de primavera recibe año con año al Festival. El equipo de F.I.L.M.E., no hay porqué negarlo, disfrutará entre película y película de la costa mediterránea francesa y compartiremos con ustedes lo más destacado. Las fiestas y celebraciones fílmica y no-fílmicas. Ante la intensa labor de engullir un buffet fílmico sin fin, se abre también la visión del oasis celebratorio nocturno del festival. Se avizoran trasnoches épicas e inigualables pues es un hecho que la Croisette enloquece un poco más y más cada noche del Festival. El Cine Mexicano e Iberoamericano. Como pocas veces, México cuenta con tres filmes en las secciones más importantes: Heli de Escalante en la Selección Oficial, filme proveniente de las entrañas reygadienses en Mantarraya ND. La Jaula de Oro de
Quemada-Diez, producción de Machete Films que con el Año Bisiesto de Rowe se trajeron la Camera D’Or Contrafábula de una niña disecada de Iglesias, tesis fílmica proveniente del Centro Capacitación Cinematográfica que representa a México tras un buen tiempo silenciado en el Cinefondation. En la extensión a los países hermanos se presenta de harto interés el nuevo de Puenzo, Wakolda, en Un Certain Regard; en el cortometraje Mañana todas las cosas de Schjaer de la UCINE argentina y en Asunción de Luna Toledo proveniente de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Otro puñado de filmes se proyectará en las competecncias y selecciones paralelas, además de que en el Short Film Corner se exhibirán un amplio abanico de filmes breves, entre ellos Por un Puñado de Canicas de Estibaliz Márquez producido por nuestro colaborador Alejandro
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Moreno-Novelo para el CUEC e IMCINE, así como El Rey del Otro Cine de nuestra nueva colaboradora Gabriela Sandoval. Honores a La India. El festival ensancha su ánimo celebratorio al cono sud-centroasiático, foco mayor de la producción fílmica internacional. El país invitado será honrado con la presentación del filme Bollywood Talkies de Kashyap, Banerje, Akhtar y Johar, entre muchas otras actividades que llevaremos hasta ustedes, queridos lectores.
Excelsitud fuera de competencia: El festival bajo la presencia de Audrey Tautou como maestra de ceremonias en la inauguración, la tridimensional The Great Gatsby de Luhrman abrirá las pantallas con altísimas expectativas. Aún sin competir por la Palm D’Or. En los días posteriores, también sin ánimos de ser premiadas, se exhibirán Blind Detective de Johnnie To, Muhammad Ali’s Greatest Fight de Frears, La nueva sensación americana J.C. Chandor presenta All Is Lost; por su parte Canet mostrará Blood Ties, al tiempo que el film más cachondeado al momento es, sin duda, The Bling Ring donde la señorita Coppola presumirá o asumirá las consecuencias. Al cierre Zulu de Salle hará los honores tras la entrega del palmarés. Los Clásicos. Vértigo y Kim Novak. La nostalgia propositiva del festival de Cannes permitirá la presencia de diversos filmes restaurados. La selección toda es imprescindible contando en sus filas con Bertolucci (El último Empetrador), Wilder (Fedora Remastered), Chereau (La Reine Margot), Cocteau (La Bella y la Bestia), Resnais (Hiroshima Mon
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Amour), Satyajit Ray (Charulata), Cousins (A Story of Children and Film), Demy (Los paraguas de Cheburgo), Clément (Plein Soleil), Lhomme en su mancuerna inolvidable con Marker (Le Joli Mai) y Ozu (Una tarde de Otoño). Pero el centro revulsivo de las miradas a estos filmes-pilares será sin duda la presencia de la irreplicable Kim Novak en la función especial del más grande filme de la historia (según el BFI, con el que discordamos) Vertigo del omnipresente maestro Alfred Hitchcock. La Quincena de los realizadores. Este paralelismo semi-antagónico del festival (aunque co-participe de la competición por la Camera D’Or) iniciado como una reivindicación fílmica en los años 60 encuentra hoy un eco de aquellas épocas con dos filmes jodorowskianos, Jodorowski´s Dune sobre su mal lograda adaptación fílmica del texto de Herbert y La Danza de la Realidad, llamémoslo un egopic. De diferente interés pero también en un tono biográfico el maestro-hijo-de-maestro Marcel Ophuls presentará Un Voyageur/Ain´t misbehavin donde desfilarán desde Moreau a Allen y de Kubrick a Truffaut entre muchos otros. Cinefondation y los cortometrajes. Filmes de todas partes, de todos temas, todos estilos y calibres. Este dueto de apartados micro-fílmicos recibirá su justa revisión por parte de F.I.L.M.E. para romper con el tratamiento de olvido usual que se le da (si no se ganan heroica o lluviosamente las palmas).
En paralelo. La Semana de la Crítica. De donde somos y a lo que vamos. F.I.L.M.E. pondrá foco al hectágono fílmico de largometrajes y el decágono de cortometrajes. Nos vienen en antojo Nos Héros Sont Morts Ce Soir de Perrault, For those un Peril de Wright, The Opportunist de Lassiter y Breath me de Eun-young. Un certain regard, es la demostración preclara de los filmes que si bien no llegan a la competencia máxima no demeritan en absolutamente nada, es más, muchas veces esta competición contiene EL FILME más destacado del festival. Copada de primeros filmes se dejan ver algunos viejos conocidos como Alix Jr. y su Death March, Franco con As I Lay Dying –que continúa su devenir fílmico modernitas americano-, Lav Diaz con Norte, The End of History y Denis con Les Salauds. La Selección oficial El banquete es inconmesurable por parte de los filmes que creativamente buscan sus laureles están otros maestros como Los Coen -Inside Llewyn Davis; Despleschin- Jimmy P.; Farhadi-Le Passé; Gray-The Immigrant; Jarmusch-Only Lovers Left Alive; Ozon-Jeune & Jolie, Payne-Nebraska, Sorrentino-La Grande Belleza, Soderbergh (con su anunciado canto de cisne fílmico) Behind the Candelabra, Polanski-Venus in Fur y, el nuevo provocador de culto, Windign Refn-Only God Forgives. Tanto antojo que hasta da empacho ¿Cuál les da más hambre, lectores?
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tiempo, algunos viejos amigos y conocidos de festivales e industria mexicana también andarán picando piedra por allá y les mantendremos con las primicias justas y necesarias. El Palmarés Dorado. En los últimos Los años los filmes galardonados han sido, cuanjurados. do menos, inequiparables: Amour de Haneke El jurado prin- el año pasado; la épica sensorial The Tree of cipal lo encabezará el Life de Terrence Malick en 2011 y la más que maestro de maestros (pésele enigmática Uncle Boonmee who can recall his a quien le pese) Steven Spielberg past lifes, en 2010, portan todos un inequívoy haciéndole contrapeso estarán Kawa- co aliento especial. La noche del 26 de mayo se, Mungiiu, Ramsay, Ang Lee, la Kidman, un nuevo filme y su realizador serán ungidos, Mr. Waltz, Monsieur Auteuil y Vidya Balan. quizá por primera vez, quizá por segunda En Un Certain Regard guía nadie menos (ninguno de los del club de la doble palma que Vinterberg acompañado de las bellísi- participa este año), como faro del quehacer mas Ziyi y Sagnier. Y para los primerizos la fílmico, F.I.L.M.E. Magazine estará ahí, en direcjuez principal será otra maestra incompa- to desde el Palais des Festival et des Congrès, rable: Agnès Varda acompañada de Isabelle informándoles críticamente de la entrega del Coixet entre otros. Hartos ojos bellos y reconocimiento fílmico más conocido en el circuito internacional de festivales: la Palma de propositivos. La prensa compañera & amigos Oro. de F.I.L.M.E. Nos permitiremos el gusto de Lectores, estén muy pendientes ya que día a día les estaremos informando más y más entablar enlaces amistosos con medios internacionales que nos permitirán pre- sobre el Festival más prestigioso del mundo, sentarles un panorama más amplio de la esperando complacer sus apetitos fílmicos (y si bacanal fílmica francesa por excelencia. Al no, háganos llegar sus sugerencias, no lo duden). por Mr. FILME
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Jour de Cannes I The great Gatsby La gran gala de apertura, el glamour y el primer guiño que da la edición 2013 del festival de cine más importante del mundo, el Festival de Cannes, llega con bombo y platillo; para inaugurar esta fiesta que se muestra como exclusiva pero también como un punto de partida para muchas producciones internacionales, se presenta El gran Gatsby (Baz Lurhman, 2013)
Justo previo a la locura que se vive mientras su servidor escribe esto (debajo de mi ocurre la alfombra roja llena de gritos y tumultos), la función para la prensa de El gran Gatsby se vivio con la mayor calma en la gigantesca sala Debussy con no más de un cuarto de su capacidad ocupada, para después (como siempre) ver como la prensa huye del lugar apenas anunciados (no cuando han aparecido), los créditos de la película. La elegante sala que nos recibió con todo y las incomodas gafas de 3D no dejo nada que desear, la proyección de la película (perfecta, bastante lejos de la mejor exhibición de cadena de cines) fue la mejor parte del inicio nuestro viaje en Cannes. La película sirve, tal cual, para tener una serie de imágenes en movimiento que hacen referencia directa (y fiel) de la gran novela de Scott Fitzgerald. El exceso y la grandeza de Jay Gatsby (DiCaprio,
maduro en muchos aspectos) vistos por Nick Carraway (McGuire infantiloide en todo el filme), el omnipresente testigo del conflicto dramático, se notan poco a poco mientras vamos descubriendo los detalles del New York de los años 20 (algo lejanos de la obra de Raoul Walsh, por ejemplo). A par tir de un misterio que rápidamente se devela, y que obviamente es el del protagonista que pone nombre a esta cinta, pasamos a un drama que nunca se logra cuajar : el imposible amor con Daisy Buchanan (bellísima Carey Mulligan) que se vio interrumpido por la guerra y por las circunstancias/conveniencias de una sociedad sin ninguna motivación que se regodea en el dinero hasta el har tazgo. La reciente película de Lurhman se va a perder en el uso del 3D que no tiene nada que hacer aquí y que incluso, no solo se desperdicia sino que no se nota, ni siquiera en las escenas más estilizadas.Tal vez es gracias a ello que la historia se ve dividida en tratar de conocer al gran Gatsby -con todo lo que el realizador gusta desde mezclar la música pop contemporánea con el cine de época (la grandilocuencia visual)-, para después pasar al conflicto que no alcanzará a desarrollarse en los personajes y que dejará un sabor insípido en el espectador. El filme es flojo, no llega a desplegar la tragedia ni el detalle de una narración que le ha valido a la obra un lugar importante en la literatura mundial. Gatsby, como protagónico, se desvanece un poco entre
todos los elementos que se presentan, con un DiCaprio que en todo momento se nota como una re-hechura de la encarnación que Robert Redford hiciera en 1974 (que por cierto escribió Coppola); la heroína por su lado, parte fundamental del conflicto y provocador de todo lo que vemos en pantalla, pierde la fuerza que caracteriza a las mujeres de Fitzgerald y termina sin mucha empatía que digamos. Lo rescatable, dentro de todo, es el diseño de los créditos, por un lado; por otro, una mezcla que se ve como un punto arriesgado y desafiante en el filme, pero que finalmente para Lurhman es no más que un detalle en su gran pastiche de música pop y estilización a todo lo que da: la reinterpretación del cine silente, imagen casi a 16 o 18 cuadros por segundo, que llega aquí no en blanco y negro sino a color, reproduciendo el principio de siglo con un toque que altera el granulo de la fotografía y que es la tercera dimensión. Sin duda, encantadores momentos de una obra que no llega muy lejos y que no termina por sostener el espíritu de la novela. Así comienza Cannes, pero no olvidemos que el inicio es mitad mexicano, tras la alfombra roja y ceremonia de apertura con Gatsby y todo su esplendor, se exhibe la primera película en competencia: Heli (2013) de Amat Ecalante. No dejen de leer nuestra cobertura. por Julio César Durán
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Jour de Cannes I: hELI México en competencia Ser quien debes ser, aunque nadie te lo exija. Esa parece el motto frágil de Escalante en su segundo filme, Heli (2013), que responde entonces a esa posible situación personal de su realizador quien lejos de que en su tercer filme aporte un estilo autoral propio, pareciese auto-condescender y regodearse (quizá esta palabra es un poco demasiado) en muchos de los “requerimientos” del (supuesto) cine de autor latinoamericano. Entiéndase que no es un filme vago cualquiera. La temática del pequeño individuo afectado por el contexto polimórficamente violento de las sociedades narco-latinoamericanas, tiene otro roce formal cinematográfico en el cine mexicano (después de Miss Bala, Naranjo, 2011). Pero al tiempo, lamentablemente, éste se debilita escena a escena. Cada vez que se corre la cortina y se devela alguno de los conflictos humanos de una comuna familiar que se muestra educativa, sexual y/o laboralmente inestable, un espasmo al interior de la película expone y explota lugares comunes, de asombro o risa fácil. Se pueden encontrar tantos elementos descuidados, obvios y forzados, tanto, que el ver Heli como una especie de filme secular al sinodal/hermano mayor de Escalante, Carlos Reygadas, en la utilización de elementos ya “probados” (cfr. Batalla en
el Cielo 2005, o la propia Stellet Licht 2007), es un acto crítico hirientemente inevitable. La cinefotogafía que con gracia y nubes figueroenses emula débilmente la obra de Alexis Zabé, es solo propuesta como un envoltorio embellecedor. La dirección actoral podría sentirse como un aliento de progreso en la obra de Escalante pero la notable indecisión de, en definitiva, crear un prospecto de construcción histriónica ficcionada (entiéndase la construcción normal de una ficción con actores profesionales o naturales a partir y a través de sus habilidades interpretativas) incomoda hasta a los mismos sujetos proyectados en pantalla. Y los juegos (cuasi de fórmula) de la estructura narrativa del relato así como los inconsistentes cambios en el punto de vista (léase la sinopsis del filme como ejemplo) son la base primordial y endeble por la que el filme no termina de cuajar. Heli y su realizador pierden por mano propia la posibilidad de definición propia de sus personalidades. Se atisban, apenas, trazos de auto-convicción y búsqueda de sentido personal, que se inhiben voluntariamente por desempeñar ese papel que, o es innecesariamente inasible o simplemente queda muy grande. Escalante y su filme aparentan y solo juegan a ser algo, a cumplir con un rol que nadie les pide cumplir. por Alejandro Moreno Novelo
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Con una intensa lluvia, la segunda jornada del festival trancurrió con mucho movimiento y con dos acontecimientos importantes: el comienzo de la Semana de la Crítica y el de la Quincena de los realizadores. Con una enorme cantidad de películas por venir, llega también la competencia paralela, bien conocida por todos como Una Cierta Mirada.
SALVO La Semana de la Crítica inició su corrida de selectos filmes, solo 7 largometrajes mas un buen puñado de cortometrajes. Si bien el filme de apertura oficial ha sido Suzanne de Katell Quillévéré, Salvo (2013), co-dirigido por Fabio Grassadonia & Antonio Piazza ha sido el primero en ver luz y recibir el escrutinio del (cada vez menos) exclusivo club de escritores filmófilos.
La historia de dos pequeñas bestias, Salvo (Saleh Bakri) y Rita (Sara Serraiocco), con su encuentro y convulsiva metamorfosis, es el centro narrativo de este romance maldito con hechuras de cine negro. La primer bestia, el agreste Salvo, se presenta como un ser de personalidad y propósitos física y psicológicamente inasibles –con excepción de ser un matón siciliano imbatible–, hasta que en sus derroteros encuentra una luz diferente, el reflejo de su ser en los ojos enceguecidos de la delicada y grácil, Rita; a su vez, ella, bajo el sortilegio violento y traumático de Salvo, puede (un haz de luz a la vez), reencontrarse con el mundo divisable y feroz del que él intenta guarecerla.
Entre los encantamientos románticos que tornan las vidas de los protagonistas y la acción suspense que acechan dichas transformaciones, el desenvolvimiento del filme entre pulsos de imágenes cinefotográficamente atractivas (cortesía de Daniele Cipri), pero bajo un montaje dramático flácido y al tiempo tosco no permiten más que encontrar un divertimento simple y un tanto rebuscado. Los personajes cumplen con sus cometidos estructurales “reglamentarios” y las interpretaciones mayormente enjutas (con momento excepcionales de Serraiocco) ayudan poco participar de la emocionalidad cotidiana o heróica de cualquier de ellos. Salvo, trata de ser, como se ha dicho, un film noir que deviene en su apócope, el thriller, desdibujado ante la enternecida historia de amor. Alejandro Moreno Novelo
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The Bling Ring La sección A Certain Regard, cuyo jurado preside el director danés Thomas Vinterberg, abrió por fin el día 16 de mayo con la gala de la más reciente película de Sofia Coppola: The Bling Ring (2013). El filme, que está basado en hechos reales –de cierta manera adapta el ar tículo de Vanity Fair escrito por Nancy Jo–, está producido por la cineasta y su hermano Roman Coppola, y también coproducido por Francis Ford (padre de ambos) a través de su casa, American Zoetrope. The Bling Ring (cuyo estreno en México se ha anunciado para el verano) nos recuerda de cierta manera al tono de la ópera prima de la Coppola (Vírgenes Suicidas, 1999) donde nos acercamos a la descomposición/emancipación de un grupo de chicas jóvenes y la narrativa se rompe en grandes momentos con intervenciones
a la cine documental. Acá, Sofia nos muestra su interpretación del burdo y vulgar ambiente en el que la adolescencia norteamericana de Los Ángeles, obsesionada con las celebridades de Hollywood y su modus vivendi (si le podemos llamar de esa manera), para poco a poco, de la manera más hueca posible, convertirse en una pequeña pero notoria parte del mundo criminal. Definitivamente no, no es la mejor película de Sofia Coppola, quien pierde la oportunidad de representar una forma de erotización adolescente para irse más bien por el lado contemplativo, con cámaras fijas, planos lo-fi, aunque todo esto sumamente estilizado por la vacua personalidad clasemediera gringa desde la cual quiere entrarle al cine del “todo es la imagen”, sin embargo aquella misma se queda sólo en una muy bien producida obra visual
sin un arco narrativo sólido ya que el contenido queda muy lejos de la forma. Coppola sabe muy bien cómo hacer una película. Logra en ocasiones dejar de lado sus estáticos emplazamientos y hacer un par de planos subjetivos sumados a bien hechas escenas cámara-en-mano para mantenernos casi siempre en el punto de vista del coprotagónico, sin embargo no termina por llegar a momentos sublimes ni enormes como en sus dos primeros filmes. Tal vez la edad de una cineasta madura que quiere mantenerse con el ojo muy pegado a una juventud cercana a ella (por contexto más no por época) la hace menos apta para mantener un discurso que no sólo sea llamativo sino que también sea serio. por Julio César Durán
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Tian Zhu Ding* Mientras veía Tian Zhu Ding (A Touch of Sin, 2013) de Jia Zhangke, título que remite a A Touch of Zen de King Hu, en dos oportunidades recordé un film que sintetiza todo lo que no quiero defender del cine contemporáneo: Babel. Un amigo portugués, admirador del realizador, dice en un momento: “voy a expresar una blasfemia: por momentos pensé en Babel”. “Somos dos”, le dije. El inicio poco tiene que ver con el laureado film de Iñárritu, pero el film sí viene a decir algo sobre China. No es sentencioso, ni mucho menos religioso. Larga como si fuera
un film de Kitano de la década del 90: un primer plano sobre un tomate en el suelo, un hombre juega con él, y luego un plano general sobre un camión de tomates que se ha desbarrancado. Unos kilómetros más atrás, en la misma ruta de montaña al norte de China, más precisamente en Shanxi, un motociclista se cruza con tres jóvenes. Los pendejos llevan unos martillos y le exigen dinero. La respuesta es inmediata: dos tiros rápidos, dos muertes instantáneas. El tercero correrá un poco, pero el motociclista será implacable: el tercer balazo llega por la nuca. En el camino, un poco más adelante, se cruzan el motociclista y aquel hombre que jugaba con el tomate. Habrá otros cruces similares pero sin subrayados pomposos. Y sin aviso se escucha una explosión. Fundido en negro, y allí comienza la película dividida en cuatro historias. En el cine de Jia Zhangke no había asesinatos directos, tampoco tiros; sí existía un asesino
difuso llamado estado. He aquí una novedad de este Jia 2013: la violencia explícita se incorpora al cine del maestro de la Sexta Generación, y su exposición y tratamiento conjura cualquier búsqueda realista en su representación. Las cuatros historias mencionadas finalizan con algún pico de violencia extrema: todas tienen a un solo protagonista y el lugar elegido para cada una de ellas es diferente, y ninguno de los espacios elegidos corresponde a las grandes capitales chinas. Hay también una preocupación lingüística (por dar cuenta que en ese inmenso territorio absolutamente entregado a una extraño experimento socioeconómico de características colosales, que bien podría denominarse comunismo
liberal, un oxímoron inevitable e impuesto por la práctica) se habla de muchos modos. La comunión del pueblo ya no pasa por la gloria del estado. La vieja subjetividad dispersa en el cuerpo del estado ha sido reemplaza por un nuevo hombre: el individuo, el consumidor, el animal que acumula. Como en todas las películas de Jia ese orden tiene una expresión geológica. China es una nación en construcción, un país work in progress. Los planos generales sobre las transformaciones edilicias, la dialéctica infinita que va de la demolición y a la reconstrucción permanente se evidencian cada tanto. La arquitectura es la escritura bruta de la historia y su expresión política directa. * Extracto tomado del blog Con los ojos abiertos. por Roger Koza
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Jeune et Jolie
François Ozon ha visualizado en muchas ocasiones un mundo joven, bello, terso, jamás delicado pero sí fino y redondo en varios aspectos. Con referencias constantes al elemento agua, específicamente al mar entendido como corporalidad y representación de la libertad, el realizador francés ha hecho constantemente que sus personajes, siempre jóvenes, lo habiten de una u otra manera, sin embargo, en esta ocasión, con la obra que ha titulado Jeune et Jolie (2013), parte de aquella gran acumulación de líquido para mover a su preciosa protagonista hacia lugares provocativos.
Con un argumento que podemos situar a mitad del camino entre Ellas (Malgorzata Szumowska, 2011) y Sleeping Beauty (Julia Leigh, 2011), Ozon edifica una película (nada extensa, hay que decirlo) que recorre veredas, curvas inesperadas y miradores fílmicos, a los cuales en momentos regresará o en otros los cambiará, todo para tener la experiencia de una sensualidad adolescente de la mano de su protagonista Marine Vacth, quien no solo es joven y bella como el título del filme ya nos anuncia, sino que se encuentra en apariencia perdida o mejor dicho fuera de sí misma (me parece, voluntariamente) tras un encuentro sexual en las vísperas de su cumpleaños número 17, para después buscarse a través de otra exploración por el control de todo su mundo físico y la búsqueda también por ejercer cierta clase de poder sobre (sí misma claro está y en) los hombres. A partir de aquí la chica, quien siempre
será inocentemente (¿?) acechada por el hermano menor –en momentos su más preciado confidente–, va a ser la catalizadora de una especie de muerte de la infancia para llegar bastante lejos, es decir, a la precoz madurez de una imaginería erótica que se desarrolla en una batalla coital (a veces en camas, a veces en baños y otros lugares fetichizados) entre la “perversión” de la vejez y la “ternura” de la juventud. De una estilización impresionante pero a la vez, y paradójicamente, sobria, Jeune et Joli (en el mismo mood de Swimming Pool, 2003) nos muestra la feminidad siempre latente del realizador, quien se sale del cliché de la llamada música indie (usada por mil y un directores para tratar de entender a las juventudes
contemporáneas) y nos lleva en este viaje de la mano de Françoise Hardy y otros músicos aledaños para tomar un tema ya ensayado de manera poética –bien aprendido por Ozon– del gran Rimbaud (o en todo caso de Los Angeles Azules): el término de la infancia y la lucha de la madurez en la intempestiva edad donde Eros parece ser el todopoderoso dueño de las tierras que, en este caso, son los cuerpos y los sentimientos humanos. Pero la Semana (de nueve días) apenas inicia y con el divertimento brindado por este primer filme como punto de salida, se vislumbra una selección fílmica extraordinaria. F.I.L.M.E. les seguirá convidando de esta borrachera con tragos cinematográficos si ustedes nos siguen leyendo. por Julio Cesar Duran
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Jour de Cannes III UnElvoyageur cine como retrato de vida Bajo la nublada primavera que nos ha agarrado por sopresa en la Costa azul de la provenza francesa, el equipo de esta revista digital continúa a la caza de lo que el Festival de Cannes ofrece a los miles de visitantes que el puerto recibe. Con más de una treintena de eventos por día (que se reparten entre la alfombra roja diaria de la selección oficial, las proyecciones del A Certain Regard, la Quincena de Realizadores, la Semana de la Crítica y mucho más), compartimos una pequeña probada de lo que nos parece más relevante de la jornada.
Filme de aproximadamente 1:45 min que forma parte del programa de la Quincena de Realizadores, Un voyageur (2013), me hizo reír, llorar, pensar, pensar en el cine como una forma de vida, sin restricciones, en las buenas y en las malas, el cine, dice Marcel Ophüls –contemporáneo e inspiración de la Nouvelle Vauge, vástago del legendario realizador germano, Max Ophüls–, existe para eso, para hacer reír, llorar, pensar. Se trata de un documento visual, una película autobiográfica que rememora tanto suicidios, como viejos amores, pequeñas guerras mentales, alguna guerra mundial. Un documental que nos recuerda que la vida es hermosa, casi infinita cuando se hace lo que se ama.
Filme para aquellos nostálgicos del cine negro hollywodense, de la nueva ola francesa; para aquellos que inician, que creen que llegaran alto, para aquellos que no lo han hecho aún. Para aprender, para ganarse una sonrisa, y ¿porque no?, anhelarse así en un futuro, para aquellos que por el cine y con él existimos. Ophüls nos deja un filme que forma, que guía; divertido y nostálgico, narcisista. Documental histórico, de archivo cinematográfico. Nos deja el retrato de su vida y el cine; del cine, su vida. por Pamela Torres
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Fruitvale station El filme de Ryan Coogler, presente en la sección Una Cierta Mirada, narra un día en la vida de Oscar Grant, quien recientemente se ha quedado sin trabajo, su novia ya no confía en él y su madre, cuyo cumpleaños es en la misma jornada, se ha cansado de la problemática vida que ha llevado Oscar hasta el momento. Si eso no parece suficientemente caótico para un chico que apenas tiene 22 años, él tiene que, además de todo, sacar adelante a su hija de cuatro años. Será precisamente en el vórtice de toda esta locura que nuestro protagonista ha decido reivindicarse con las mujeres
que lo rodean (justo la víspera de año nuevo), pero un mal presentimiento se va apoderando del universo en el que está inmerso. Fruitvale station (2013) a pesar de tener notables aciertos estéticos, deja un hueco en la parte narrativa, la cual nunca llega a sostenerse por completo, pues el tono melodramático que empieza a adquirir mientras va avanzando la historia y la para nada sutil intención de querer generar empatía en el espectador hacia el personaje principal, cuyo carácter es sólo un esbozo de lo que pudo haberse convertido en un personaje memorable, hacen que la cinta vaya perdiendo frescura y se convierte en otro de tantos melodramas que por poco llegan a ser prescindibles. Sin embargo debo admitir que los últimos veinte minutos de la película son uno de esos notables aciertos que ya antes mencionaba y que hace que valga la pena verla de principio a fin. por Gabriela Sandoval
Le pasée Tras el hitazo internacional que supuso. Una separación (2011), donde el mundo notaba una apertura de la tradición/cultura/vida del medio oriente y más aún, el Irán contemporáneo sin fetiche ni exotismo ni xenofobia, Asghar Farhadi regresa un poco más melodramático que antes, pero sin perder su fuerza visual con Le pasée (2013), coproducción francoiraní que se encuentra en compitiendo en la selección oficial del Festival.
El director continúa con su preferencia por el medium shot, con el que nos va a poner en medio de un triángulo en construcción (y melancólica destrucción también) entre la bella pero histérica Marie (Bérénice Bejo), su segundo ex esposo Ahmad (el todo comprensivo Ali Mosaffa) y la nueva pareja, Samir (el gran profetaTahar Rahim), incluídos también las dos hijas de ella y el pequeño retoño del último. Con esta moderna familia francesa de origen iraní, Farhadi nos pone como testigos presenciales en el ir y venir, más los giros de tuerca de una historia que pretende comenzar únicamente con la firma de un divorcio, y termina siendo el gran drama de aceptación, amor/desamor, suicidios y choques generacionales. La descripción anterior es bastante simple para lo que la película muestra por sí misma, sin embargo nos da un mapa general de esta familia cuya complejidad va más allá de entenderse distintos en tierras con
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maneras diferentes de vivir (al menos a la que les es propia por cultura originaria), y que termina estructurando una historia de manera original, sin ninguna formalidad protocolaria del guión convencional. La historia se deja ir tranquilamente, sobriamente, pero con intensidad emocional suficiente para mantenernos a la expectativa durante las dos horas en que transcurre nuestra visita al hogar de estos (complejos y tan humanos que casi podemos tocarlos) personajes. Le pasée (en castellano literalmente El pasado), se basa en los recuerdos así como en las acciones que siempre permanecen. Intenciones y decisiones que son causas y consecuencias de conflictos, de búsquedas
personales, de desencuentros. Con elementos que sirven a manera de filtros (llámese ventanas y todo tipo de cristales), nos vamos a colar poco a poco al presente de los protagonistas, desde donde, con maestría (sin llegar a alcanzar lo notable de su anterior filme, sin embargo), el realizador nos muestra su historia personal, pero más importante, lo que sienten, piensan y viven. Hasta ahora, al lado de la otra francófona (Jeune et Joli, 2013), es de lo más decente que se ha podido ver por parte de la competencia, sin embargo muy pronto llegan los riquísimos golpes del oriente lejano. por Julio Cesar Duran
Jour de Cannes IV El Festival continúa entre las decenas de proyecciones que se realizan en estas dos semanas, en que la pequeña ciudad de Cannes se convierte en la capital del cine mundial. Los cinéfilos siguen arribando, los periodistas, los realizadores y todos los que hacen los filmes presentados en esta fiesta. Entre multitudes, calles cerradas, mal servicio de transporte, lluvia, y más misterios, las alfombras rojas siguen capturando el interés y la curiosidad de todo el mundo. Las exhibiciones especiales (Bombay Talkies, de la mano de 4 de los más importantes directores hindúes), las obras de culto con su realizadores (Alejandro Jodorowsky con La Danza de la Realidad) y homenajes (Marcel Ophüls, toda una vida fílmica), así como las por fin activas (y sin mayor problema, afortunadamente) sesiones de cine en la playa, le dan movimiento a este gigantesco evento.
Blue Ruin Blue Ruin, película americana escrita y dirigida por Jeremy Saulnier con la única pretensión de “entretener al espectador”, según dijo en una entrevista mientras presentaba su película. La visión de un director jóven, de talla independiente, se ve reflejada en la dirección de sus actores, la narrativa visual y la estructura del guión. Situada en la época actual, en alguna ciudad americana, acto violento tras acto violento, y alguno que otro chiste. El filme fluye al ritmo del corazón del personaje, Dwigth, representado por Macon Blair, los diálogos son concisos, suficientes. No esperen un montaje tipo película de acción gringa. Sí hay balazos, sí hay muertos y persecuciones, que suceden durante todo el filme, sabiendo exactamente lo que sigue en la historia, con extrema tensión y ganas de saber el cómo.
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El guión es simple, un hombre de veintitantos que va a matar a los asesinos de sus padres. Sin enredos, ni giros de tuerca estilo hollywodense, Saulnier nos guía a través de la historia de manera orgánica, chistosa e irónica. Filme recomendado, diciéndoles que Saulnier lo logró, entretener al espectador, además de generar esta mezcla de sentimientos que lo lleva a pensar en el asesinato más allá de una venganza, como una causa de honor, asunto que contrasta en la estela moralista estadounidense. por Pamela Torres
L’inconnu Du Lac Este no tan obscuro objeto del deseo en el cinéfilo mexicano acotado cómica y bruscamente como “cine de temática”, en un ánimo todo-englobador de cualquier película con rastros LGBTTTI mínimos o exacerbados, sufre en latitudes latinoamericanas, y vaya que sufre, de un patético entusiasmo (enraizado, sí, en sociedades moralistas-a-morales) por exponer a los individuos que no gozan de felicidad propia o comunitaria: al amar, padecen; al reír,
se disimulan; al nadar, se hunden; al ir de fiesta se azotan y hasta al coger, derraman las de Petra von Kant. El filme de dicho “género” no demerita en calidad fílmica, técnica, crítica, estética, no. Pero el agua salada en las mejillas de sus protagonista podría rehidratar el mar muerto de ser necesario. Todo otro “sub-género”: emoción y anécdota suelen verse sodomizadas en la búsqueda de una auto-expiación, aparentemente irredimible. No es bajo este estigma si no a partir y a través del mismo, que encontrar un filme francófono como L’inconnu Du Lac” de Alan Guiraudie se proyecta como una experiencia esperanzadora, a la sazón entretenida y de paso aleccionadora. Guirauidie erotiza, gráfica y no gratuitamente. Eyaculatoriamente atrevido, se permite re-dimenzionar a los cuerpos varoniles con propiedad: cuerpos que en vaivenes amatorios se permiten disfrutar, disfrutar y al tiempo dan cabida a su existencia como seres coti-
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dianos, conscientes tanto de sus sentimientos como de su comunidad, entorno y los rebujos que incitan las comidillas sin devorarse ni destrosarze en pedazos. Guiraudie entonces analiza: los comportamientos primarios del hombre-hombre, así como la conformación, deriva y decadencia de proto-comunas que gozan de la privacidad que la secrecía pública: los contactos de nuestras necesidades amatorias y de empatía fraternal. Dos hombres pueden destrozarse el culo por amor y engañar con una sonrisa en la boca. Pueden ser herramientas vívidas de catalización, escape y auto-reconocimiento con el simple hecho de hablarse de frente, compartir el sol sobre las rocas templadas al pie de un lago, en el que igualmente pueden sumergirse o nadar juntos por el simple gusto de dejar el tiempo ser/pasar. L’Inconnu Du Lac cuestiona los límites del sacrificio naïve, y/o de la credulidad de la inocencia romántica en la edad adulta. Sus personajes pasan por eso a contra-tempo, se
sofistica un suspense de alta ligereza, al tiempo que patetiza el detectivismo de cómica intriga. Corrompe esquemas del “género” para salvar vacíos pseudo-catárticos**, para permitirse un éxtasis, un disfrute común (agradecido, mucho, por el espectador de sexualidad divergente a los personajes en pantalla). El filme de Guiraudie no llegará muy pronto, ni a muchas pantallas en cines cercanos al lector hispano parlante de este texto, pero podemos asegurar que habrá un festival que le dé espacio como un riesgo de programación redituable. Y entonces ojalá los cineastas arriesgados, “de temática”, puedan observarla y reconsiderar que el lamento polaco, el blanco y negro irredento y la purga devastante no conllevan adheridos, per se, las etiquetas de buen gusto, interés o -siquiera mínima- trascendencia.
por Pamela Torres
Jour de Cannes V La búsqueda de otros cines y de filmes que nos golpeen las visceras continúa en este viaje por la Costa Azul Francesa. Hacia el final del primer Film de Semana del Festival de Cannes, todo se vuelve parte de oriente, desde la mencionada remasterización en 3D del clásico de Bertolucci, El último emperador, pasando por la más reciente joya llamada Soshite chichi ni naru de Kore-Eda Hirokazu y llegando a los extremos de Tian Zhu Ding de Jian Zhangke, se corona la aventura con un documental de una de las leyendas más queridas de Camboya. También pudimos encontrar el inicio de la semana con todo y su sección de competencia llena de hitazos hablados en inglés -cosa peculiar en la edición 2013 de esta fiesta- como la más reciente de los Coen, Inside Llewyn Davies, en la sección de competencia o As I lay dying de James Franco en Un Certain Regard. Sin más, entramos a las películas propiamente; compartimos una probada de dos interesantes historias en resistencia.
L’image manquante El director camboyano Rithy Pahn se encuentra presente en la sección Un Certain Regard con un documental bastante notable, que medita sobre su propia infancia y juventud. El espectador es partícipe de todo, desde el cómodo lecho familiar del narrador, lleno de impulsos, de música, de risas, de poesía, de cine por supuesto, hasta ser testigo de cómo el Khmer Rouge toma control de la nación, para después escuchar la oscura época de los campos de concentración y de reeducación en el que el mismo Panh perdió a toda su familia. L´image manquante (2013) -en español, la imagen faltante- trabaja al inicio con imágenes hermosas sobre lugares venidos a menos, latas de película y filmes casi destruidos. Sin embargo el grueso de la película –que también nos pasea por una serie de imágenes de archivo (desde
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el viejo cine popular de Camboya, hasta los panfletos cinematográficos del régimen militar)–, nos va a mostrar un cuento representado a partir de una construcción peculiar. En el inicio vemos las manos de Rithy Panh modelando pequeños humanos de arcilla, así nos presenta a su familia y amigos; pero después continúa con estas figuritas que poco a poco irán encontrando escenarios y serán los protagonistas de esta re-creación, de este importantísimo ejercicio de re-contrucción; encontramos al director rememorando para literalmente ir creando la historia nacional reciente desde su punto de vista como un testigo presencial, quien sufrió en carne propia la pérdida del color e identidad de todo un pueblo. La curiosa técnica documental de este filme, estará mostrando fueras de foco de momentos perdidos en la historia personal de su director. Visiones encontradas, recuerdos tristes. Las pequeñas figuras
están inmóviles, expectantes, congeladas como muchas memorias, se encuentran dentro de mini locaciones que cambian todo el tiempo, unidas a una cámara en movimiento que las atraviesa, las pasea y las rodea sin ningún estatismo. Imágenes que se pierden entre nuestros recuerdos son lo que Panh estará buscando en su documental. La fotografía perdida que da fe de las atrocidades cometidas por aquel nuevo/viejo régimen que lo “re educó”. ¿Qué importancia tendría esta foto, qué pasaría si la encontráramos? ¿Para qué y quién fue hecha? Nunca veremos aquel ícono, pero en el ensayo que el cineasta nos regala, se intentará reproducir dicho retrato al mismo tiempo que, con esa acción, se recuperan no sólo las memorias de un personaje, sino la vida misma que fuera destruida por un regimen fascista. por Julio César Durán
Ain’t them bodies saints Producida, de cierta manera, bajo las formas del cine independiente, el joven director norteamericano David Lowery logra tener a sus dos protagonistas Cassey Afleck y Rooney Mara (quienes se encuentran en las filas del cine industrial) en medio de un paseo dramático con tintes del western crepuscular bastante bien realizado y con una manufactura por demás notable. A pesar de su sencillez y la “calma” con la que se desarrolla –una contemplación maravillosa de los colores, texturas y demás elementos– Ain´t them bodies saints (2013)
es una construcción sobria del personaje a la Bonnie y Clyde pero sólo por principio. Bob y Ruth, una pareja de algo que bien podríamos llamar outsiders, no se construyen propiamente a partir de una alienación y una búsqueda (como sí lo hacen los personajes de Arthur Penn en su película de 1967), sino de saberse de inicio, parte de otra sociedad norteamericana, que se encuentra fuera de la que posee y practica buenas costumbres. Mucho más cercanos al explosivo idilio de Martin Sheen y Sissy Spacek en la ópera prima de Terrence Malick (Badlands, 1973),
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los protagonistas de la película de Lowery son una manera de continuación de estos últimos, quienes tras un tiroteo (consecuencia de un robo donde su tercer cómplice muere) son separados el uno del otro. El conflicto y el motivo de la película será la historia posterior: la mujer interpretada por Mara está embarazada y promete esperar a su amado, él escapa de prisión 4 años después con el jugoso botín a cuestas mientras es literalmente cazado, y finalmente uno de los policías que los atrapó se comienza a intimar y se engancha con la chica en cuestión; todo esto va en un mismo camino con varias vidas en convergencia. Los logros del filme son muchos. No es una película de acción, no es un thriller, no es una roadmovie; todo el tono de la historia, que se ve sólidamente manejado, está en tragedia. Sí, el argumento parte de un ambiente semi-weterniano en la Texas rural, bien aprovechada por el diseñador de producción y el fotógrafo, quienes acompañan
el ojo del realizador en ésta aventura que se antoja contemplativa pero también preciosista y tensa (en el mejor de los sentidos). Sin llegar a la balacera y sin prisas, Ain´t them bodies saints va in crecendo hasta llegar a un tercer acto donde el clímax lo permea todo y nos deja respirar únicamente hasta el final a pesar de su simpleza narrativa y de su naturalismo. El cine joven estadounidense da muestras de vida en una de las sesiones especiales de la Semana de la crítica (que se vio solamente en dos ocasiones), desde una mitología bastante particular salida del imaginario popular gringo: el atractivo personaje-tipo del fuera de la ley que de entre todo el vacío de la américa capitalista, aparece como un punto de fuga de una ideología resentida e inocente. No por nada es descrita por su autor como una canción de folk.
por Julio César Durán
Así suena Cannes 2013 Entre el bullicio y la exclusividad/exclusión, el Festival de Cannes se desarrolla (para los cinéfilos) de la mejor forma posible, sin embargo es dificil poder abordar todo lo que uno desearía por la obscena cantidad de actividades que convergen durante dos semanas en la Costa Azul. Nuestra colaboradora gala se pasea entre la gente y los escenarios del puerto de Cannes para poder recoger algunos de sus sonidos, así pudo encontrar desde estudiantes de cine, mujeres muy estilizadas, la a veces solitaria playa, hasta los chicos deTroma Films que durante todo el Festival estuvieron rompiendo madres como se debe. Sin más, déjese llevar por los ecos de ésta fiesta.
Jour de Cannes VI Aún en tierras francesas y con el Festival a punto de terminar, nuestro corresponsal de guerra recapitula algunas de las películas que ha podido observar en esta locura de celebración cinematográfica. Un tríptico de filmes que se antojan bastante discutibles, es lo que usted querido lector, puede revisar Los hermanos Ethan y Joel Coen, quienes se intercambian chamba entre sí, siendo alahora. gunas veces productores, otras directores y otras más guionistas, estrenan su nueva obra a cuatro manos en la selección oficial de competencia del Festival y forman parte de la oleada de filmes participantes que ya sea están hablados en idioma inglés, están hechos en Norteamérica o están co-producidos por Estados Unidos. Como siempre, este par se engolosina con sus ambientes acostumbrados, aquel medio oeste gringo
Lo bueno:
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Inside Llewyn Davis
en el que crecieron o los estados norteños de su país, bien conocidos por ser la cuna de multiples formas de cultura popular en algunos casos, y en otros por ser las tierras cosmopolitas por excelencia del mundo occidental. Inside Llewyn Davis (2013), que hace referencia al álbum de vinil homónimo del cantautor protagonista del filme, comienza (y termina) en el legendario Gaslight Café de Manhattan (lugar-hito de los años 60 y 70 por tener entre sus shows a personajes como Bob Dylan, Charles Mingus, Bruce Springsteen, y alguna vez entre sus parroquianos a Jimi Hendrix y Albert Hammond). Con una fotografía en mate (de Bruno Delbonnel, sí, el mismo de Faust, 2011) y un diseño de producción (cortesía de Deborah Jensen) por demás elaboradísimo, preciso y sobrio, la película nos lleva directo a la otra cara de la década sesentera, cuya música popular era la batuta que guiaba a los tiempos que estaban cambiando con frenesí. Llewyn Davis, nuestro héroe en esta ocasión (muy venido a menos), es un cantante de folk cuyo partner ha muerto hace ya mucho tiempo y con quien tuvo algún momento de gloria. Sin tener una dirección fija, viviendo en casas de amigos, trabajando y dando conciertos para ganar el pan de cada dia, Llewyn tendrá que viajar hasta Chicago en un arranque de desesperación, para encontrarse con un gran productor quien se espera lo lleve por buen camino a
él y a su música. Para no arruinar la historia, que es bastante sencilla, no contaré mucho más. Llewyn se pondrá en marcha en medio de un mal momento, entre sus inestabilidades y su furia, tendrá que vérselas (entre otras personas) con una vieja amante/amiga, compañeros de profesión, la hermana y amigos que de alguna manera sienten aprecio por su trabajo, sin embargo, no necesariamente por su persona. La película es sobria y emotiva a mas no poder, no es una obra pretenciosa que intente explicitar la épica del héroe (o en nuestros tiempos, la del antihéroe), sino que tiene el buen tino de limitarse a sí misma a ser una historia de viaje, que como siempre, será de búsqueda, de encuentros y sobre todo de desencuentros, casi todos internos. Inside Llewyn Davis será una historia del yo contra todos, pero sin excesos, sin tener al rockstar frustrado; aquí veremos al ser humano nada más, que por poco llega a ser un personaje de pieza finamente trabajado por un gran Oscar Isaac, rodeado de Carey Mulligan, John Goodman y Justin Timberlake bien dirigidos. El relato nos lleva tranquilamente sin que podamos quitar los ojos de la pantalla con este folkero que se encuentra contra la pared, en camino a perderse pero también para descubrirse en medio de una estructura narrativa muy cercana a The Big Lebowski (1998), de la que podríamos decir, es su otra cara de la moneda.
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No hay mucho que replicarle a los Coen, creadores de mundos y de lugares alternativos tan verosímiles que se pueden casi tocar. Con Llewyn Davies llegan, al igual que en otras ocasiones, a regalarnos un personaje que podemos sentir dentro de nosotros y con el cual viajamos también, a parte de las carreteras nevadas que aparecen en el filme, acompañados del soundtrack creado expresamente por Marcus Mumford y T-Bone Burnett. Sin exagerar es una película que llega de manera sencilla y honesta desde los ojos al corazón.
por Julio César Durán
Lo malo: Death March 40 41
El poster del vigésimo segundo largometraje de Adolfo Alix Jr. (uno de ellos, Manila (2009), lo realiza a cuatro manos con el monumental y refrescante Raya Martin) promete una película cuidada, interesante, dura, tal vez peculiar si se conoce la generación y el país de origen del autor. La imagen primera que tenemos del filme vende mucho y más con un nombre que golpea: Death March (2013). Se le suma un argumento llamativo en el que se relata una batalla de 1942 donde soldados filipinos y norteamericanos son obligados a caminar de sol a sol por inhóspitos parajes entre enfermedades y la locura que comienza a apoderarse de todos, en-
medio de esto, 2 protagonistas aparecen, uno como racionalizador de todo el conflicto, el otro como sujeto que se humaniza en medio del dolor. El resultado es una de las peores películas vistas en el Festival (por lo menos en Una Cierta Mirada), que intenta copiar el estilo y la forma del mencionado cineasta filipino, Raya Martin, quien ha experimentado y ha rebuscado un lenguaje a través de sus elementos más primarios. Death March se pasa todos y cada uno de sus largos minutos entre lamentos y lloriqueos de una bola de props hechos pasar por personajes y con un par de protagónicos que entre sus forzados diálogos –y digámoslo de una vez, ridículos–, pretenden conmover a partir de una ingenuidad por demás desesperante.
Filmada en digital, la película hace un uso sin sentido de la fotografía en blanco y negro, misma que no tiene razón de ser para nada, que viene de la mano con un montaje repetitivo y escenas híper violentas en ralentí y close up... ¿para qué? Sin motivo. Sólo sirve para cambiarle, por unos segundos, el lento ritmo y el tono a toda la película. Decorados falsos bien mezclados (eso sí) con sonidos que interactúan con los movimientos y actores, dejan ver la pretensión de mantener unidad, por parte de Alix Jr., con el nuevo cine de Filipinas, pero en ningún momento los lleva a la pantalla con buena mano y solo pareciera un plagio del sui generis Perceval le gallois (Eric Rohmer, 1978). Malograda por donde se le vea. por Julio César Durán
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Lo feo: Borgman Sí, feo, raro, sucio, pero ninguno de estos adjetivos es para denostar ni para hacer menos a una obra muy bien pensada, sino todo lo contrario. El cine holandés contemporáneo ignora toda convención estereotípica y/o argumental para una fábula que se pasea entre varios géneros en el octavo filme de Alex van Warmerdam titulado simple y llanamente Borgman (2013). Camiel Borgman, con nombre de mensajero divino y apellido de genealogía nórdica, aparece de la nada (más bien de un hoyo en el suelo cual hobbit) para alterar la vida cotidiana de una familia acomodada en un suburbio cualquiera de los países bajos, la cual está conformada por padre y madre maduros, dos ninas, un
pequeño, la joven (americana o británica no se sabe) nana y un casi desapercibido jardinero ya mayor. El gnomo protagonista pide asilo, comida y claro, la higiene ante todo, un lugar donde poder asearse a diario.Tras un encuentro violento con los dueños del lecho familiar, logra colarse y ganarse no solo la confianza de la señora de la casa, sino más importante aún, su curiosidad. Tras unos días a escondidas de todos –menos de una receptiva niña– decide marcharse, pero la mujer ya dentro de una rutina extraña con aquel ente, le pide quedarse “a jugar”. Desde aquí la obra se tornará aparte de violenta, bastante graciosa de un modo muy ácido. Esta pieza visual saltará sin ningún fallo o ninguna nota falsa, entre varios acentos,
desde el suspenso hasta llegar al drama, de la comedia negra a la fantasía; incluso desde el arco dramático logrará pasar de los tiempos oníricos hasta los dramas psicosexuales que no concluyen, pero nada de ello, de alguna maravillosa manera que no logro comprender, está sobrando, mucho menos se nota irreal. El elemento ajeno, casi sobrenatural, que se verá a acompañado poco a poco de múltiples “colegas” y que en este caso se hace llamar Borgman, romperá y destruirá todo lo que conocemos como fórmulas o expectativas para tener un final de lo más tranquilo y desconcertante. Si bien no se puede decir que es una película para todo público y que se llevará todos los premios de la selección de competencia, sí se puede, desde el ánimo más puramente cinéfilo (y me parece es lo más valioso) agradecer de sobremanera un cine que no teme salir de convencionalismos para llegar a lugares insospechados. Borgman es una de las curiosidades de la selección oficial que esta cara a cara enfrentándose por la palma de oro. por Julio César Durán
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Cannes: Un Certain Regard 2013 El festival de la costa está llegando a su fin. Docenas de proyectos fílmicos, cientos de celebridades y miles de espectadores se despiden de lo que fue una semana con estrellas, sorpresas, decepciones e historias. El Festival de Cannes está por terminar. Todo esto nos lleva al día esperado para algunos mexicanos. Hoy por la tarde se llevó a cabo la ceremonia de premiación de la categoría Un Certain Regard, en la que los ganadores fueron: Fruitvale Station de Ryan Coogler, fue acreedora del premio Porvenir. Filme basado en la historia de Oscar Grant, quien el 1 de enero de 2009 fue asesinado en la estación Fruitvale del subterráneo de San Francisco por la policía. Este crimen que fue registrado por varios celulares. El premio Un Talent Certain fue para el ensamble actoral de La Jaula de Oro de Diego Quemada Diez -filme español coproducido en México-, gracias al reparto que trabajó con el realizador y que consiste casi en su totalidad en no actores.
En cuanto el premio a Mejor dirección fue otorgado a Alaing Guiraudie por su trabajo en L´inconnu du lac. El llamado Premio del Jurado fue para el filme Omar de Hany Abu-Assad. Finalmente el filme L´Image Manquant de Rithy Panh se llevó el premio principal Certain Regard. por Mariana Martínez Balvanera
Sofia Coppola Amat Escalante
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Bernardo Bertolucci
Diego Quemada-Diez Mark Cousins
Rithy Pahn
Roman Polanski
La Jaula de Oro
Jane Campion
Alan Guiraudie Thomas Vinterberg
claire denis