Un cuento de Semana Santa
el pequeĂąo burro
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Había una vez
en un lejano país un pequeño burrito que era demasiado pequeño para trabajar con sus hermanos los burros
El burrito siempre estaba aburrido porque no tenía con quien jugar.
¡Todos estaban demasiado ocupados!
Lo único que hacía era estar parado y esperar, comer y dormir
¡era aburridísimo!
"¡Cómo me gustaría hacer algo importante!"
Pero nadie lo elegía nunca para hacer nada
Hasta que un día todo cambió
Sucedió una mañana cuando unos extraños se acercaron a su dueño
"¡El Señor lo necesita!"
¿Quién podría necesitar a un pequeño burrito que no servía para nada? Lleno de emoción el burrito partió con esos amables hombres...
Era el hombre más extraordinario que jamás había visto ¡Y se subió en el burrito! Caminaron un poco y entraron en la ciudad ¡El burrito no podía creer lo que estaba pasando!
Al parecer ese no era un hombre cualquiera
¡Era un rey! Aunque no estaba vestido como rey, ni usaba una corona, las personas brincaban de alegría, saludaban con hojas de palma y gritaban:
"¡Hossanna! Sálvanos Rey y Mesías nuestro"
¡Fue el mejor día de burrito! Hizo lo más importante que algún burro jamás hizo: ¡Cargó a un gran Rey! ¡Llevó a Dios mismo!
Cuando todos vieron un burro cualquiera...
Dios lo eligió para enseñarnos que Él no es un rey cualquiera
Y así fue como se cumplió la profecía:
Díganle a la gente de Jerusalén: ¡Miren, ahí viene su rey! Él es humilde, viene montado en un burrito
¿Te gustaría conocer a ese Rey? "Señor Jesús, hoy sé que tu eres el Rey del mundo, perdóname por las cosas malas que he hecho, tú puedes perdonarme y salvarme. Quiero conocerte y que seas el Rey de mi corazón" Amén
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