La autoridad pedagógica en cuestión

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La autoridad pedagógica en cuestión Beatriz Greco Una autoridad pedagógica que se haga cargo de la recepción de las nuevas generaciones, del trabajo de inscribir, nombrar y reconocer, proteger la vida y autorizar lo nuevo. Una autoridad que sostenga y delimite lugares, trace líneas de continuidad entre generaciones y produzca las interrupciones necesarias de órdenes injustos. El ejercicio de la autoridad del maestro ignorante pone en cuestión la razón y la práctica pedagógica ordinaria, que confía a la inteligencia del maestro el cuidado de calmar la distancia que separa al ignorante del saber. Él es solamente una autoridad, una voluntad que dirige al ignorante para que haga su camino, para que ponga en marcha la capacidad que ya posee. El maestro ignorante no es un lugar vacante, no es ausencia, ni indiferencia, ni desinterés, tampoco es ignorancia, por el contario trabajo de maestro: habla, relata, dice, su pensamiento narra su aventura, orden actividades, pone tareas, ofrece objetos, se hace presente con sus preguntas, sus palabras, sus deseo, su ignorancia, su camino, su recorrido, también guarda silencio, escucha, espera, da la palabra, sostiene un encuadre de trabajo. Enseña sin explicación sin indicaciones, sin despliegue de la inteligencia del maestro, pero con insistencia en la necesidad de que el alumno realice trabajo intelectual. Confundir transmisión de voluntad e inteligencia lleva ejercer una autoridad que al mismo tiempo legitima una posición y legitima un sistema que obstaculiza la emancipación del alumno. La autoridad no es un mandato sino la garantía de que alguien da a lo que se dice y a lo que hace. Se relaciona la idea de un poder que se ejerce, se le piensa como una posición de jerarquía ya planteada o creando una jerarquía. Es posible pensar que la autoridad pedagógica-concebida al modo del maestro “ignorante” reúne en su propio ejercicio un modo de acercare al conocimiento y a la convivencia con los otros. Organiza un campo de trabajo donde enseñanza y convivencia no se separan y esto se alcanza rechazando ocupar lugares de saber-poder.


Una autoridad en un sentido político es un lugar donde se negara sí misma una posición de superioridad con respeto a otro “inferir” anula una misma lógica de órdenes y descendencias. La autoridad hoy está en crisis, reconstruir el concepto de autoridad en el vínculo pedagógico es construir una nueva idea de pensar y sostener la autoridad pedagógica. Educar implica una noción de autoridad, porque significa dominar los contenidos que debemos transmitir, manejar técnicas pedagógicas. La autoridad es institucional, se sostiene en el trabajo en equipo, en la coherencia, en el clima institucional de la escuela.

Autoridad pedagógica ligada a: •

La transformación: un docente que transmite pasado, pero no como algo fijo, sino en constante creación, desde la mirada del presente y el futuro. Busca las formas de enseñar haciéndose cargo para promover en recorrido propio de cada alumno, que o queda estancado sino que abre a la complejidad de lo nuevo.

La confianza: saber escuchar y saber decir no desde una lógica controladora, lo cual implica que el docente renuncie a la omnipotencia, la cantidad total. Se trata de una confianza instituyente que da oportunidades que se abre a lo novedoso, que confía en alumno.

La igualdad y la ignorancia: se trata de que el docente no desiguala con el alumno, sino que despliegan un conocimiento y abre nuevos diálogos para que ellos promuevan sus propis caminos. Ello implica romper con la idea de saber y poder, entre ignorantes y sabios, entre inteligentes y no inteligentes, entre buenos y malos alumnos. Un ser maestro sin ser amor y dueño. Un maestro ignorante que enseña sin explicaciones, ni indicaciones. Un maestro que considera que todas las inteligencias son iguales, que cualquier alumno puede desplegarla. Un maestro que enseña lo que ignora, que se ubica en igualdad, considera que la ignoración puede provocar el deseo de


saber. Un maestro que no aplasta la inteligencia de su alumno sino que promueve sus propios caminos. •

La emancipación: pasar de una autoridad del dominio del otro, a una autoridad emancipadora, una autoridad que permite el despliegue de posibilidades de todos y cada uno, una autoridad que no sujete, que busque que sus alumnos descubran el poder de su pensamiento. Una autoridad que se haga cargo de sus alumnos y se responsabilice por sus aprendizajes, que transmita voluntad pero no su inteligencia o su saber, que estimule interés, que secuencie actividades de enseñanza, que corrija sin violencia. Una autoridad que forma inteligencia.


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