Marzo 2014 2ยบ de Bachillerato Literatura castellana INS La Mar de la Frau
En los locales públicos había espejos y cristales con las iniciales de los partidos políticos. CNT, UGT, FAI, que también gritaban desde la panza roja y negra de los tranvías, las traseras de los coches, las paredes de las casas.
El fragmento se sitúa a finales de la primera parte de la obra. El texto describe el encuentro de Sol (protagonista) y su hermano Eduardo. Eduardo le cuenta su punto de vista sobre la guerra y el cambio de su carácter.
También se describen las ideologías políticas del momento y el inicio de la guerra, los destrozos en Barcelona. El cambio de la sociedad producido por la guerra.
No eran tambores creciendo hasta el estruendo lo que oyó Daniel y que hacía temblar el espacio. Era un alarido punzante, que se diría sin principio ni fin, que desde siempre hubiese existido latente en la atmósfera y que, de improviso, ganase la atención, sobre todo rumor o voz. Reseguía las calles y dejaba en suspenso una estela de silencio miedoso, como la cola de un perro mojada.
Carrer Ample
Una casa donde viven cuatro hombres, desordenada, con libros amontonados en las paredes, cosas antiguas, grietas, en definitiva podrĂamos definir la casa como un verdadero caos. Vivian en una buhardilla con su padre. El portal tenĂa el suelo de piedra negra y los muros olĂan a humedad. La cocina estaba renegrida y oscura.
Eduardo entró en la habitación indicada. Era una pieza pequeña con una ventana al patio. En una cama de hierro negro yacía Daniel, vestido, con una bufanda al cuello. La ventana estaba cerrada. Un olor peculiar y la espesura de la atmósfera daban a entender que aquella pieza no era ventilada con frecuencia.
Cerca de las 12 llegaron a la calle en que vivía Daniel, en una parte de la ciudad desconocida para Sol. Los altos muros de las casas se alzaban opacos y llenos de silencio. El olor del mar se adhería a ellos con un regusto de podredumbre. Le pareció que en el cielo, en el estrecho y largo cielo aprisionado, había un tinte lúgubre, como de presagio.
Carrer Nou de Sant Francesc
El restaurante daba por un lado a los arcos de la plaza, y por otro, a las Ramblas. Dentro reinaba una atmósfera tibia, algo melancólica. El maître conocía a mi padre y se acercó solícito.
El restaurante aparece cuando Sol pregunta a su hermano Eduardo como conociĂł a las amistades con las que comparte el refugio. Cuando se lo pregunta, se hace un viaje al pasado, a cuando Eduardo tenĂa 14 aĂąos, y fue con su padre al restaurante, para hablar de planes de futuro y trabajo.
Pasó el tiempo. Día tras día, la ciudad fue apagándose. Un nuevo aspecto, sucio y miserable, se descubría ante los ojos de Eudardo. Una ciudad despojada, herida. Las tiendas pequeñas, vacías, los almacenes cerrados, los hombres en el frente. Ya no se veían desfilar puño en alto mujeres vestidas de soldado.
Bajo la luz potente, excesiva, un traje amarillo, de un amarillo exasperante. Lo vio enseguida. El color en el fondo de los ojos y un leve temblor rezagado en algún lugar del corazón, la del traje amarillo era una mujer avejentada con mechones de pelo pegajoso, negro, sin brillo, con suciedad de hollín, sobre las sienes. [...] Él sintió un tirón en el alma que le empujaba hacia atrás, hacia la puerta. Mamá pedía silencio siempre. Mamá pedía silencio a cambio de cines de barro, de regaliz que pringaba los dedos y el traje, deun par de botas para jugar al fútbol.
Plaça de Salvador Seguí
Entraron por la calle del Buensuceso, hasta la plaza y se arrimaron al mostrador de mĂĄrmol de un bar viejo y destartalado. Fuera habĂa dos mesas y butacas de mimbre donde se sentaban milicianos y soldados. Enfrente, una iglesia convertida en cuartel.
A menudo iba al hotel Colón. Cuántas cosas descubrió Cloti en él, paseándose por sus largos pasillos con un pijama de seda. Al decírselo a Sol, la miraba a través, sonriendo con cierta malignidad.
En la novela, se menciona este famoso hotel en el capĂtulo 3, en la primera parte de la novela, cuando Cloti ya ha conocido a Sol y le explica cosas de su vida.
La plaza de Cataluña, barrida por un viento que levantaba nubes de polvo, aparecía solitaria, como desnuda. Tiempo atrás, recordaba, en el centro había un monumento al soldado desconocido, en cartón piedra, pronto convertido en una masa confusa y pastosa de colores mezclados por las lluvias. Ahora era algo infinitamente triste, todo a su alrededor, la plaza, la ciudad, era como una gran ruina expuesta a la mirada.
Josep Maria Adzeries Jordi Aluja Noelia Belmonte Arnau Carles Paula García Alfonso García Andrea Massagué Marisol Martín-Albo Luisa Ocampo Alicia Casals Isabel Castro