European Review of Latin American and Caribbean Studies 69, October 2000 앚
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Empresarios y empresas en el norte de Me´ xico Monterrey: del Estado oliga´ rquico a la globalizacio´ n Mario Cerutti, Isabel Ortega y Lylia Palacios*
Comentarios introductorios ¿Pueden haber surgido durante el siglo XIX o principios del XX, en sociedades perife´ ricas1, grupos empresariales regionales de cierta importancia, perdurabilidad, alta capacidad de adaptacio´ n y con condiciones de liderazgo a escala del Estado-nacio´ n donde operaban? ¿Pudieron hacerlo, adema´ s, impulsando procesos de desarrollo industrial? Y lo ma´ s importante: ¿existen todavı´a? Y si existen, ¿esta´ n en condiciones de sobrellevar la feroz reconversio´ n planteada durante los an˜ os ochenta e insertarse con relativo e´ xito en un mundo globalizado? Aunque de manera somera, el caso que aquı´ se estudia procura describir un ejemplo latinoamericano – Monterrey, en el norte de Me´ xico – que hasta el an˜ o 2000, al menos, habrı´a logrado salvar tales requisitos. Sus orı´genes pueden remontarse a los tiempos ma´ s convulsivos de la historia mexicana, a mediados del siglo XIX: cuando Estados Unidos – en plena expansio´ n territorial y en vı´speras de su revolucio´ n industrial – se apropio´ de ma´ s de la mitad de la geografı´a del inestable vecino del sur. Fue en esos tumultuosos an˜ os, precisamente, cuando en Monterrey se comenzo´ a perfilar una burguesı´a comercial alimentada por las oportunidades que gestaban la tosca frontera del Bravo, por guerras y eje´ rcitos dedicados ya a las luchas civiles, ya a combatir apaches y comanches, ya a repeler invasiones externas. Desde esos tiempos se conocieron en Monterrey apellidos y familias que – durante de´ cadas – prosiguieron menciona´ ndose en el escenario regional de los negocios: Zambrano, Madero, Garza, Caldero´ n, Belden, Milmo, Herna´ ndez, Rivero. Entre 1860 y la revolucio´ n se sumaron nuevos apellidos: Sada, Armendaiz, Muguerza, Ferrara, Maiz. Este conjunto de apellidos – que agrupaba comerciantes auto´ ctonos e inmigrantes – alento´ la primera fase de crecimiento industrial en la ciudad, entre 1890 y 1910. Este trabajo sugiere que una de las posibles bases de la perdurabilidad de este empresariado habrı´a sido la continuidad histo´ rica de muchos de esos apellidos en el siempre incierto mundo del capital. Las redes familiares – apenas discutidas por falta de espacio – parecen haberse tornado un elemento decisivo para el desenvolvimiento y sobrevivencia de esta burguesı´a con cimientos regionales. * Los autores agradecen el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologı´a en México (CONACYT) brindado al proyecto ‘Monterrey 1940-1998. Desarrollo industrial y formacio´ n de grupos empresariales’, del cual derivo´ el presente trabajo.