El alma

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EL ALMA

Cuadro sinóptico. I – Noción y existencia. – Pruebas.

1° Su espiritualidad Noción. – Pruebas

II – Sus propiedades

2° Su inmortalidad 3° Su libertad Noción. – Pruebas

El Determinismo

Conocimiento racional. – Volición. Progreso. – Lenguaje Religiosidad. – Moralidad Emoción artística

La conciencia Análisis del acto humano Modo de obrar general

Físico. – Fisiológico Psicológico Refutación

CAPITULO 1- NOCIÓN Y EXISTENCIA DEL ALMA ¿Qué es el alma?


Alma es el principio distinto de la materia, mediante el cual vivimos, sentimos y entendemos. Se dice: a) principio distinto de la materia, porque advertimos en nosotros fenómenos absolutamente irreductibles a la materia. b) Por el cual vivimos, para denotar que el alma ejecuta las operaciones propias de las plantas: la nutrición, crecimiento, reproducción, etc. e) Por el cual sentimos, para denotar que el alma desempeña las funciones propias de los animales, a saber: el conocimiento sensible, el movimiento local, etc. d) Por el cual entendemos, para denotar que desempeña las operaciones propias del hombre y de los seres inteligentes, como el juicio, el raciocinio y la volición. – Volición viene del latín velle, querer; y denota el acto propio de la voluntad. Las plantas, los animales y los hombres tienen pues un elemento o principio distinto de la materia, que se llama principio vital en las plantas y en los animales; y alma o espíritu en el hombre. A veces el término alma se aplica también al principio vital de los animales. El término espíritu se aplica exclusivamente al hombre.

Existencia del alma humana . 1° Prueba de razón. La razón nos demuestra que hay en nosotros un principio vital distinto del cuerpo. En efecto, la materia es inerte y no puede


tener vida, sensación, ni inteligencia. Puesto que el hombre vive, siente y piensa, es necesario admitir en él un principio distinto de la materia, al que llamamos alma. 2° Argumento de experiencia. Nos demuestra la experiencia que la vida tiene propiedades fundamentalmente opuestas a las de la materia, y que en consecuencia, no puede proceder de ésta. Por ejemplo, el nacer de otro ser igual, el crecimiento interno, la muerte, la diferenciación de órganos y las funciones peculiares de cada órgano (aparato circulatorio, .respiratorio, etc.), son absolutamente propios y exclusivos del ser viviente. Existe, pues, un principio distinto de la materia, capaz de producir esas operaciones, que no se hallan en el ser puramente material. 3° Argumento de conciencia. Hay en nosotros algo que cambia y algo que perdura. a) Los sabios han comprobado que las células del cuerpo humano mueren y son reemplazadas por otras. Al cabo de algún tiempo (dos años, según algunos sabios; según otros, algo más) ya no hay en el cuerpo ninguna de las células que había anteriormente. La conciencia en cambio, nos demuestra que hay en nosotros algo que permanece inalterable en medio de esos cambios corporales. Nos damos cuenta perfectamente de que somos los mismos que hace diez o veinte años. Luego hay en nosotros un principio distinto del cuerpo, que permanece invariable, en medio de los cambios de éste. Y a este principio lo llamamos alma.


El alma humana es una substancia. Hay autores que para negar la existencia del alma, enseñan que ésta no es otra cosa que la reunión de los fenómenos que se verifican en nosotros. Este es un grave error. En efecto: a) repugna que estos fenómenos se verifiquen sin un ser que les sirva de sustento. b) Los fenómenos pasan; el "yo" permanece. Yo juego desde que era niño, yo aprendí mi primera lección a los siete años, yo estudio esta lección. Todo esto se va sucediendo, va pasando en mí; pero yo me mantengo el mismo. Luego no sólo hay fenómenos transitorios sino también una substancia permanente, en la cual se realizan. CAPITULO II - PROPIEDADES DEL ALMA HUMANA

Tres propiedades fundamentales El alma humana tiene tres propiedades fundamentales, a saber: es espiritual, libre e inmortal.


Art. 1° ESPIRITUALIDAD DEL ALMA A) NOCIÓN DE ESPIRITUALIDAD Que el alma es espiritual, significa: 1° Que no es cuerpo, esto es, que no consta de partes materiales. 2° Que no depende del cuerpo ni en su ser, ni en sus operaciones propias. 1° No es cuerpo, Ni la vemos ni la palpamos; y sólo conocemos su existencia por sus efectos; p. e. cuando comparamos al hombre vivo con un cadáver. 2° No depende del cuerpo: a) ni en su ser, porque puede sobrevivirle; b) ni en sus operaciones propias, porque aunque el alma necesite del cuerpo como de instrumento para obrar, efectúa operaciones de un orden absolutamente superior a la materia, como probaremos. La espiritualidad de nuestra alma no es perfecta, como la de las sustancias meramente espirituales, que no están unidas a ningún cuerpo. (Dios y los ángeles). Pues, a) por una parte está unida al cuerpo; b) por otra depende de éste en las operaciones de orden vegetativo y sensitivo; y por último, c) en las que son propias del alma no depende del cuerpo; pero sí recibe de los sentidos las imágenes, de donde ella saca las ideas y voliciones, como explicaremos. B) PRUEBAS DE LA ESPIRITUALIDAD DEL ALMA Se prueba la espiritualidad del alma porque ella efectúa operaciones de orden inmaterial. Es evidente que todo ser obra de acuerdo con su naturaleza. Así no se puede pedir vida a una piedra; ni a un manzano que vea ni que oiga. En consecuencia, si el alma produce operaciones inmateriales, hay necesidad de admitir en el hombre un principio inmaterial, de una naturaleza esencialmente


superior a la del bruto. Probaremos esto por las dos operaciones peculiares del hombre: el conocimiento intelectual y la volición. Y lo confirmaremos analizando otras diferencias esenciales que median entre el hombre y el bruto a saber: el lenguaje, el progreso, la moralidad, la religiosidad y el sentimiento artístico.

El conocimiento intelectual Nuestro conocimiento sobrepasa el orden material, y en consecuencia, es inmensamente superior al de los animales. En efecto, 1° conocemos objetos inmateriales; 2° los mismos seres materiales los conocemos de modo inmaterial; 3° raciocinamos. Tres cosas que no puede efectuar el bruto. 1° Conocemos objetos inmateriales, como Dios, y nociones inmateriales y abstractas, como las de derecho, moral, virtud, justicia, que el animal nunca llegará a conocer. 2° Los mismos, seres corporales los conocemos de modo inmaterial, pues apartando sus propiedades materiales y concretas, llegamos a foro mar .la idea de ellos, que es algo plenamente inmaterial. Así no sólo distinguimos unos hombres de otros por sus cualidades particulares, sino que haciendo a un lado estas cualidades, y fijándonos en lo que tienen de común y esencial, formamos la idea. P. e. no sólo conocemos a éste y aquél hombre, sino que viendo lo que tienen de común decimos: el hombre es un animal racional. El animal no puede formar ideas. Un perro distingue a su amo del mendigo y del extraño por sus facciones, voz y demás condiciones particulares; pero


nunca podrá decirse: estos tres individuos tienen algo de común: son animales racionales. Los sentidos, órganos de la sensibilidad, transmiten al cerebro las imágenes de los objetos. Sobre estas imágenes trabaja el pensamiento abstrayendo de ellas lo que tienen de material, y llegando a formar la idea, de naturaleza inmaterial, y en consecuencia de un orden esencialmente superior a la materia. 3° El hombre puede raciocinar. Toda esta página es de raciocinio. El animal no puede raciocinar. Es absurdo suponer que un perro lea un libro y discuta sus ideas con el autor. Luego debe haber en el hombre un principio inmaterial, origen de estas operaciones inmateriales, que no puede efectuar el animal. La volición . Volición es el acto propio de la voluntad, como el conocimiento lo es del entendimiento. La volición prueba la espiritualidad de nuestra alma. 1° En efecto, la voluntad tiene por objeto, lo bueno, lo justo, lo hermoso; nociones inmateriales que es imposible hallar en el animal. 2° Además la voluntad tiene la prerrogativa de la libertad. El hombre procede con libertad en la elección de los diversos medios para llegar a un fin. Así, un general para ganar una batalla, levanta planos, mide distancias; ordena


inspecciones, emplea tales o cuales armas, utiliza ya una táctica, ya otra, combate en este o aquel lugar; y todo esto lo hace con premeditación y libre elección de medios. Nada de esto podemos concebir en el animal, porque no tiene conocimiento racional de los medios que puede emplear. El lenguaje Entendemos por lenguaje cualquier medio de que se valga el hombre para expresar sus ideas, juicios y raciocinios. Este medio puede ser oral, escrito o por señas.

El animal podrá expresar algunas sensaciones, p. e. el hambre, la alegría, el temor, etc. Pero jamás ideas o nociones abstractas. Y no es porque le falta la facultad de articular sonidos, como vemos en los loros sino porque no tiene inteligencia. Además, el animal se expresará por medio de gritos o gestos naturales; pero nunca podrá recurrir al lenguaje convencional, jamás podrá darle a un signo tal o cual significación arbitraria, lo que es propio de la inteligencia. Por eso jamás el animal podrá escribir, porque la escritura está siempre hecha a base de signos arbitrarios. El progreso . El progreso es también peculiar del hombre. No se ha dado un solo caso de que el animal progrese. Las abejas y hormigas de nuestros días construyen colmenas y hormigueros exactamente como los construían hace 20 o 30 siglos, según se deduce de las descripciones que nos dejaran Aristóteles, Plinio, etc.


El hombre, por el contrario, hace cada día los progresos más sorprendentes, que nos pasman y asombran. La causa de esta diferencia está en que el progreso supone el estudio esmerado y la cuidadosa escogencia de los medios para conseguir un fin. El animal jamás progresará, porque es guiado por un instinto ciego, sin el conocimiento racional de los medios. Religiosidad, Moralidad, Emoción artística El hombre tiene tres nobilísimos sentimientos de que carece en absoluto el animal. 1° El sentimiento religioso mediante el cual aprecia la grandeza del Creador, y se mueve a honrarlo, amarlo y servirlo. 2° El sentimiento moral, que fundado en la distinción entre el bien y el mal, lo hace sentir alegría por el primero, y remordimiento por el segundo. 3° El sentimiento artístico, por el cual el hombre percibe la belleza de un paisaje, estatua, sinfonía, etc., y se deleita en ella. Ninguno de estos sentimientos encontramos en el animal, puesto que todos tres parten de conocimientos racionales. Y todos tres demuestran la inmensa superioridad del hombre. Conclusión


El conocimiento racional, la volición, el lenguaje, el progreso, la religiosidad, la moralidad y el sentimiento artístico prueban con evidencia que hay en el hombre un principio racional, capaz de ejercitar estas operaciones, de que el bruto carece. Tiene, pues, el hombre un alma espiritual; y confundirla con la del bruto es un absurdo incalificable. Pasa aquí también que el materialismo, por ir en pos de sus prejuicios, niega las cosas más evidentes y se abraza a los absurdos. Objeciones Las objeciones de los materialistas contra la espiritualidad del alma parten principalmente de dos hechos: el alma no puede verse ni palparse; el pensamiento tiene una relación tan íntima con el cerebro que debe considerarse de la misma naturaleza de éste. Veámoslas. 1° Objeción de Moleschott: “Si hago el análisis químico del cuerpo, encuentro en él carbonato, yoduro de potasio, cal, magnesio, hierro … pero no alma o espíritu. Luego el alma no existe”. Respuesta: El alma no se ve precisamente porque es un espíritu. Si se viera o se palpara, ello iría contra nuestra tesis, porque no sería espiritual. Mas los sentidos no son la única facultad cognoscitiva del hombre; éste tiene también la razón. Y la razón prueba la existencia del alma por los actos que ejecuta. – Querer ver el alma es como querer tocar el pensamiento. 2° Hay una íntima correlación entre el cerebro y el pensamiento. A un buen cerebro corresponde una poderosa facultad mental; cuando hay lesiones en el cerebro el pensamiento se perturba; y cuando el cerebro no funciona, el pensamiento cesa. En consecuencia, el pensamiento debe considerarse de la


misma naturaleza que el cerebro, su órgano material. Respuesta: A) Efectivamente hay íntima relación entre el cerebro y el pensamiento, puesto que el entendimiento trabaja sobre las imágenes presentadas por los sentidos, y en último análisis por el cerebro, en donde todas ellas se reflejan. Pero es importante advertir que la relación entre el cerebro y el pensamiento no es una relación de causa eficiente a efecto; sino de facultad a instrumento. B) Por otra parte la correlación entre el cerebro y el pensamiento dista mucho de ser uniforme. a) En primer lugar es falso que haya siempre proporción entre el tamaño del cerebro y el vigor del pensamiento.

Rafael, Napoleón y otros ingenios

privilegiados tenían cerebros relativamente pequeños.

Si el cerebro del

naturalista Cuvier pesaba 1861 gramos, el de Gambetta, célebre político francés, no pesaba sino 1165. b) Hoy día se ha comprobado plenamente que el pensamiento subsiste después de graves lesiones del cerebro. En el curso de la guerra europea de 1914 a 1918 pudieron constatarse numerosos casos de lesiones cerebrales, pérdida considerable de la substancia cerebral, ablación de los centros que se decían sensitivos, motores o intelectivos, reducción de los glóbulos frontales, etc., sin que los heridos se resintieran gravemente, ni perdieran el uso de sus facultades sensitivas, motoras o intelectuales. (Véase Boulanger, Apol. N. 109). Por estos mismos hechos ha quedado perfectamente desacreditada la teoría de las localizaciones cerebrales. 3ª Objeción de Vogt y de Buchner. “El cerebro segrega el pensamiento de la


misma manera que el hígado la bilis, o el riñón la orina”. Respuesta: Para que la comparación tuviera valor fuera necesario que el cerebro, que es un órgano material, segregara un efecto material y compuesto, como la bilis o la orina. Pero ¿qué ácidos o qué componentes químicos forman el pensamiento? 4ª Se ha llegado a calcular el gasto de fósforo y otras materias orgánicas que acompañan el trabajo intelectual, lo que prueba que éste es de naturaleza material. Respuesta: Lo que se ha llegado a medir no es el trabajo intelectual, sino el trabajo orgánico, inseparable de la sensación, y que sirve de base al pensamiento. 5ª Durante el trabajo intelectual el cerebro se pone en vibración; lo que indica que el pensamiento es una vibración cerebral. Respuesta: El error de los materialistas está en afirmar que el pensamiento sea una pura vibración, por el hecho de que se verifique con algunas vibraciones.

Exactamente como si la ejecución de un solo de violín se

atribuyera a las vibraciones de las cuerdas, prescindiendo del artista que lo toca. Además, si el pensamiento fuera una simple vibración material, cómo explicar el que un mismo sonido pueda expresar ideas diferentes? (Así la palabra vino, según que sea interrogativa o afirmativa, o un sustantivo, expresa ideas diferentes). Hiriendo la palabra al cerebro en la misma forma debiera producir


la misma vibración, la misma imagen, la misma idea. Si una misma palabra puede despertar diversas ideas es porque hay en el hombre un principio que trabaja sobre las imágenes, y abstrae de ellas las diversas ideas que pueden encerrar. Art. 2° LA INMORTALIDAD DEL ALMA La inmortalidad del alma es un lógico corolario de su espiritualidad y de la sabiduría y justicia divinas. Estúdiense estas ideas en el N° 127 del Dogma. Podemos agregar que la inmortalidad del alma es una verdad de consentimiento universal, ya que todos los pueblos, tanto los cultos como los incultos la han confesado. La veneración de los antepasados, el levantarles algún monumento, el colocar alimentos o armas en sus tumbas, el ofrecerles sacrificios, son hechos que se pueden comprobar aun en pueblos atrasados, y que prueban la universalidad de esta creencia. Sobre la prueba deducida del orden moral es muy significativo este texto de Roussean: “Aunque no tuviera otras pruebas de la inmortalidad del alma que el triunfo del impío y la opresión del justo, esto sólo me impediría dudar de ella. Desigualdad tan injusta y desagradable me fuerza a exclamar: No termina aquí abajo todo para nosotros; después de la muerte el orden se restablece”. Art. 3° LA LIBERTAD.


A) SU NATURALEZA Libertad es la propiedad de nuestra voluntad por la cual elegimos una cosa más bien que otra, sin sentirnos forzados a ello. La libertad es externa e interna.

a) Libertad externa es la ausencia de

coacción exterior. b) Libertad interna es la ausencia de toda necesidad interior que nos determine a obrar. La interna es la que nos hace dueños de nuestros actos y constituye el libre albedrío. En la Moral estudiamos la diferencia entre la libertad física y la moral (343) y estudiamos la necesidad absoluta de la libertad como base y fundamento del orden moral. Veamos ahora algunas pruebas de la libertad, ya por el testimonio de la conciencia, ya por el análisis del acto libre, ya por testimonio común de la humanidad. Luego refutaremos las objeciones que los deterministas levantan en contra de la libertad. B) PRUEBAS DE LA LIBERTAD Prueba por la conciencia


1ª La conciencia nos dice con perfecta claridad que somos libres; que ninguno de los móviles que mueven nuestra voluntad obra en ella con tanta fuerza que no se pueda decidir por otro. De modo que nosotros mismos somos los que nos determinamos a obrar. 2ª Sentirse uno libre, como sentirse pensante es pensar en realidad; y sentirse alegre es tener alegría. Estas son cosas que leemos directamente en nuestra conciencia sin ningún intermedio; y sobre las cuales en consecuencia no cabe error. Prueba por el análisis del acto humano Encontramos tres cosas en el acto humano: la deliberación, la determinación y la ejecución. El hombre que obra racionalmente delibera, escoge los medios y obra. Pues bien: en cada una de esas tres etapas se advierte la liberta. 1ª La deliberación prueba la libertad. El animal no delibera, sino que se deja guiar por un instinto ciego. Un pajarito se lanza diez veces contra un vidrio, confundiéndolo con el espacio vacío. Nosotros mismos en las cosas en que no nos sentimos libres no entablamos deliberación. No nos ponemos a deliberar sobre si dejamos respirar a nuestros pulmones o palpitar a nuestro corazón. En cambio deliberamos y opinamos sobre todo aquello hacia lo cual nos sentimos libres. 2ª La elección prueba la libertad.

Preguntados, podemos contestar o no

contestar; decir la verdad o una mentira, o eludir la respuesta. Y esto por propio impulso, sin que nadie nos obligue.


3ª La ejecución también la demuestra. Nos resolvemos libremente a hacer esto o aquello. En nuestra conciencia está que manera.

pudiéramos obrar de otra

Durante la obra advertimos que nos es dado suspenderla.

Una

resolución en tanto es irrevocable en cuanto la voluntad se mantenga en el propósito de no obrar en sentido contrario. Prueba por el modo de obrar de los hombres

El modo de obrar de todos los hombres prueba con evidencia la existencia de la libertad. En efecto: a) No se le ruega a un árbol, ni se castiga un río, ni se hace contrato con un perro. b) "No se reprende a un niño porque sea cojo o feo; pero se le reprende y castiga por ser terco; puesto que lo uno depende de la libertad, y lo otro no”. (Bossuet). c) Sin la libertad no se concibe la educación; pues ésta consiste en modelar nuestros actos, sometiéndolos a las normas de lo verdadero, lo bueno y lo decente. d) Sin la libertad no se explican las leyes, los premios y castigos, el elogio ni la censura de la opinión pública. e) Los mismos que niegan la libertad, en su conducta privada se comportan exactamente como el común de los hombres.


En consecuencia concluimos con Descartes: “Estamos tan seguros de nuestra libertad, que no hay nada que conozcamos tan claramente”. C) EL DETERMINISMO Determinismo es el sistema que enseña que no somos libres para obrar, sino que estamos determinados de antemano a ello en tal o cual sentido, por factores que nos impulsan necesariamente. Según la naturaleza de estos factores, se divide en físico, fisiológico y psicológico. Hay también un determinismo teológico o religioso, que refutamos al hablar de la predestinación. (V. N° 80). Determinismo físico o científico Niega la libertad pretextando que nos fuerzan a obrar motivos de orden físico; p. e. la ley de la conservación de la energía, que rige a la materia. Ferri lo expone en tres puntos que refutamos en seguida: 1° “Ley absoluta de la naturaleza es que todo efecto sea necesario consiguiente de sus antecedentes Inmediatos". Respuesta: Es evidente que todo efecto proviene de una causa o antecedente. Mas esta causa puede ser libre. Trasplantar al hombre el modo de obrar fatal de la naturaleza inanimada, es muy propio de un materialista, pero también muy alejado de la verdad. 2° “El hecho de que en el mundo nada se crea ni destruye prueba que en el


mundo no hay puesto para la libertad. Pues ésta no puede crear otras energías fuera de las ya existente”. Respuesta: Nuevamente el argumento es muy propio de un materialista, que no admite sino energías materiales. Pero siendo el alma espiritual, no está sujeta a las leyes de la materia. Aun concediendo que el acto voluntario tuviera relación directa con las energías físico-químicas, su intervención no sería para crear nuevas energías, sino para dar dirección a las existentes. 3° “Las estadísticas prueban que en paridad de circunstancias los individuos y los pueblos obran del mismo modo". Respuesta: En este modo de obrar se presentan muchas excepciones, que prueban precisamente la existencia de la libertad, porque de otra suerte quedarían sin explicación ninguna. Además, dice el gran sabio Claudio Bernard: ”Las leyes de la estadística son siempre verdaderas en general y falsas si se aplican en particular”. Supongamos que se comprueba que de diez enfermos de tifo nueve se salvan y uno muere: si ya se han salvado nueve, la ley de la estadística está muy lejos de comprobar que el que enferma en décimo lugar se morirá. El determinismo fisiológico Niega la libertad alegando que el medio, la herencia, el clima, el


temperamento, etc. Son factores que la anulan. Respuesta: Sin duda son factores que obran más o menos poderosamente en ella, pero no llegan a anularla.

Por el contrario, la voluntad puede obrar

decididamente sobre estos factores, modificándolos y dirigiéndolos. Pudiera haber excepciones; pero las excepciones no son base para formular las reglas. Si ello fuera así, las virtudes más eximias, el desprendimiento más generoso, el heroísmo más sublime, lo mismo que la degradación más rebajada, vendrían a ser cuestiones de medio y de temperamento, sin responsabilidad, sin lugar a mérito o a demérito, a elogio o a reproche. Teoría cuya repugnancia salta a la vista. Determinismo psicológico Niega la libertad pretextando que el motivo que nos mueve a obrar se nos presenta de tal manera, que no podemos elegir otro. Léibniz lo expone así: “La voluntad es siempre determinada por un motivo; cuando delibera, es que está en presencia de varios motivos contradictorios; entre ellos hay uno que es el más fuerte; y es siempre por éste por el que la voluntad se decide. El motivo más poderoso la determina como el peso mayor hace inclinar la balanza del lado en que se le coloque”. Respuesta: Sin duda, la voluntad es siempre determinada por algún motivo, pero determinada libremente. O mejor dicho la elección no se la impone el motivo, sino que ella misma la hace.

Los motivos tienen la fuerza que la

voluntad quiere brindarle; de modo que en realidad ella es la dueña de su elección.


Examinemos en efecto qué se entiende por motivo más fuerte: ¿el que tiene más fuerza en sí mismo para mover la voluntad; o el que ésta encuentra más poderoso? Evidentemente lo último. Sin duda que en sí misma la virtud es más poderosa que el vicio y sin embargo cuántas veces prefieren los hombres el vicio! ¿Y cómo encuentra la voluntad más poderosa este motivo? misma lo hace más poderoso.

Porque ella

Ella tiene la propiedad de aligerar o hacer

pesados los platillos de la balanza. Los motivos tiene la fuera que la voluntad quiere brindarles. La voluntad puede dejar de pensar en uno para concentrar de lleno la atención en otro. O puede elegir indiferentemente uno u otro, sin otra causa de su decisión que su libre elección. En igualdad de circunstancias pasa también que la voluntad elige a veces una cosa, a veces otra; lo que prueba que lo que decide la elección no es la fuerza objetiva del motivo, sino su libérrima escogencia. Podemos, pues, sentar estas conclusiones: a) No existe para la voluntad motivo absolutamente más fuerte en sí mismo, de modo que ella no pueda decidirse por otro. b) La voluntad se decide por el motivo que ella misma convierte en más fuerte.

LA RELIGIÓN CAPITULO I – ORIGEN DE LA RELIGIÓN Dos teorías


En el Dogma estudiamos la naturaleza y necesidad de la Religión. Estudiemos ahora, siquiera sea brevemente los problemas referentes a su origen, o sea lo que se llama el hecho religioso. Llamase hecho religioso la existencia del sentimiento religioso y la creencia de un ser superior en todos los tiempos y en todos los pueblos. Sobre el origen de este hecho hay dos teorías: la racionalista y la católica: a) Para los racionalistas la Religión es un mero producto humano; algo subjetivo que no corresponde a ninguna realidad; para los católicos, la Religión es la relación del hombre con una realidad objetiva, a saber, con un ser superior, conocido por la razón o por la Revelación. B) Para los primeros, la Religión comenzó por ciertas formas inferiores; para los segundos, por el monoteísmo o creencia en un solo Dios. Para entender las teorías, demos la explicación de algunos términos: El Naturismo consiste en ver espíritus en los fenómenos de la naturaleza. El salvaje cree en el espíritu de la montaña, del río, etc. Animismo es la creencia de que los espíritus de los antepasados vienen en los fenómenos y acontecimientos. Totemismo es la creencia en espíritus ocultos en los animales. Naturismo, animismo y totemismo se refieren a una idea común: la creencia en espíritus, colocándolos, ya en los fenómenos naturales, ya en el alma de los antepasados, ya en animales. Ahora viene otra serie de ideas: cuando el hombre quiere entrar en comunicación con los espíritus, les presta un cuerpo. Si es un cuerpo material, fabricado por él mismo, (un ídolo), tenemos la idolatría. Si es un cuerpo humano vivo (el de un brujo), tenemos la magia. Si es un objeto o símbolo cualquiera (un fetiche que puede ser una piedra, un


árbol, etc.), tenemos el fetichismo. Damos sobre estos términos alguna explicación más. 1° Animismo. – Para muchos autores el término animismo tiene un sentido más general. Denota la tendencia del hombre salvaje a ver dentro de los objetos sensibles un espíritu semejante al suyo, al cual rinde culto para granjearse su protección. En este sentido se puede referir al naturismo, fetichismo y totemismo.– Lo que nosotros llamamos animismo, o se la comunicación con los espíritus de los antepasados, ellos lo llaman manismo (de manes, antepasados). 2° Totemismo.– Es una especie de culto rendido a ciertos animales, considerándolos emparentados con una familia o tribu, y como protectores de ella.– Tótem es el animal protector, que la tribu venera y que no puede matar. Teoría racionalista

Su fin es explicar el hecho religioso prescindiendo de Dios. La defienden todos los que niegan la existencia de Dios, o al menos la revelación; y que no pudiendo negar la religiosidad del hombre, pretenden darle una explicación natural, a su acomodo. La llamamos racionalista, aunque como se ve, no es exclusiva de los racionalistas. El punto de partida es el evolucionismo. El hombre primitivo, apenas salido del estado de animalidad no tenía sentimiento religioso alguno.


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