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OPINIÓN

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REPORTAJE

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Pidamos a la ministra Carolina Darias que vaya también en metro y autobús

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Luis A. de Haro Director general de iSanidad

Mientras Pedro Sánchez va en Falcon y Super Puma, la ministra de Justicia, Pilar Llop, va en metro y autobús, al menos eso dice ella. Quizá por eso sabe lo que hablan los pasajeros de la mañana, cuando va al Ministerio, o de la tarde, cuando vuelve a casa. Lo importante es que está “pegada” a la realidad y sabe que la renovación del Consejo General del Poder Judicial es algo básico para los españoles. Según Pilar Llop es más importante este tema del poder judicial que la subida de los precios, las pensiones o la pérdida de poder adquisitivo. Por eso lo hablan los “viajeros” en los lugares públicos, donde se comparten las principales preocupaciones. Parece que el Poder Judicial es más importante incluso que la temporalidad en los contratos.

Pilar Llop, va en metro y autobús, por eso sabe lo que hablan los pasajeros de la mañana, cuando va al Ministerio, o de la tarde, cuando vuelve a casa

La mayoría de los que viajan en metro y autobús, sin embargo, hablan poco de sus problemas. Se lee, se escucha música, se interactúa con las redes sociales, pero se habla poco con los desconocidos. De los problemas que preocupan a los españoles se habla con los amigos y compañeros en zonas privadas. Es decir, se comparten los problemas con una cervecita delante, en un paseo, en la piscina (quien la tiene) o haciendo deporte. Pocos problemas se cuentan en el autobús y en el metro, y menos al lado de una ministra que lleva escolta.

La ministra de Justicia y Pedro Sánchez pueden hacer lo que quieran, transporte público, Falcon o Super Puma. Lo que sí se podría es pedir a la ministra de Sanidad que vaya en metro y autobús. Podría conocer los problemas profesionales con las agresiones, con los contratos temporales, con las plazas, con la ineficacia de muchos “jefes”… Incluso se le puede pedir que coma en el comedor del personal, así se enterará de lo duro que es hacer guardias, los problemas de la conciliación familiar o que la subida de los precios no va acompañada de subidas salariales.

Si la ministra se acerca, en metro, autobús o al comedor, a los MIR se enterará de muchas cosas. Podrá saber la explotación horaria que sufren, la inseguridad que tienen cuando acaben la residencia o la “putada” que significa que no haya elección de plaza en tiempo real.

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