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Síndrome del intestino irritable y enfermedad in
Síndrome del intestino irritable y enfermedad inflamatoria intestinal, diferentes pero cada vez más habituales
El síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) son trastornos funcionales del sistema digestivo que afectan de forma notable a la calidad de vida de los pacientes, y cada vez son más habituales. A pesar de tener síntomas en común son dos patologías totalmente diferentes. En primer lugar, el SII representa el paradigma de los trastornos funcionales digestivos (TFD) en el campo de la patología digestiva. Ninguna otra enfermedad suele suscitar mayores discrepancias entre el modo en que el facultativo transmite al enfermo el origen de su problema y las expectativas reales que el enfermo había depositado en su médico. El SII es un TFD caracterizado por la presencia de dolor o molestia abdo
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minal asociado a cambios en la frecuencia y/o consistencia de las deposiciones. Como tal trastorno funcional, se asume que el paciente con un SII no presenta ninguna alteración bioquímica o estructural que pueda justificar la naturaleza de los síntomas. Realmente la percepción que tiene el paciente de su dolencia es muy distinta. El enfermo casi nunca le interesa saber cual es la causa de su daño, ni si existe un trastorno orgánico o funcional. Lo que le importan es que alivien sus síntomas. El Dr. Pedro Tárraga, miembro del grupo de trabajo de digestivo de la SEMG, señala que “en SII el tratamiento suele ser sintomático, si hay dolor se dan analgésicos o espasmolíticos, si hay diarrea se suele dar dieta y algún tratamiento astringente y si hay estreñimiento, laxantes”. Asimismo, los probióticos con cepas específicas para estos tratamientos se han convertido en una alternativa para evitar la reagudización de estos sínto
mas, ya que ayudan a reducir su aparición, mejorando notablemente la calidad de vida del paciente. La EII hace referencia según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) al grupo de enfermedades crónicas que se caracterizan por presentar un proceso inflamatorio a nivel intestinal. Actualmente se incluyen tres patologías dentro de este conjunto: la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn y la colitis indeterminada.
Los probióticos se han convertido en una alternativa para evitar la reagudización de los síntomas Se considera que esta enfermedad se produce por una alteración en el sistema inmune del paciente, atacando su propio tubo digestivo. Esta patología está inducida por un componente genético y por la posible influencia de un agente externo como puede ser el tabaco, la dieta, algún agente infeccioso, etc. Estas enfermedades del intestino esencialmente, inmunomediadas, inflamatorias y crónicas, que evolucionan en brotes y periodos de remisión. Por otro lado, alteran la capacidad del organismo para digerir los alimentos y absorber los nutrientes provocando úlceras y perforaciones que pueden poner en riesgo la vida del paciente. un mecanismo predominante de inflamación a nivel de intestino. Por tanto, la mucosa intestinal), los corticoides, los El curso de esta patología es mucho más severo que la del SII, tanto es así que “tienen que estar temporadas con fluidoceras en la pared intestinal lo que provopacientes es claramente mejor en el SII. ocasiones, la ansiedad de los síntomas puede hacer que la calidad disminuseguimiento crónico en consulta. Y en
La EII se produce por una
Dr. Tárraga: “El curso de la EII es mucho más severo que la del SII, los
Los síntomas que presenta esta patología son muy variados y dependen de si el paciente presenta una colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. Los pacientes con EII cursan con diarreas que suele ir acompañadas de sangrado e incluso de sustancias purulentas y dolor abdominal acompañado de fiebre en algunos casos.
En cuanto al tratamiento hoy en día se dispone de un arsenal terapéutico muy importante que es capaz de controlar la enfermedad en un amplio tanto por ciento de casos. Debido a la cronicidad y a su curso por brotes, es una patología muy insidiosa, que requiere un control ce bajas laborales y, alteración de la vida
muy estricto por parte del especialista en digestivo y por parte del paciente, quien debe ser consciente de su enfermedad para que, a través de la medicación sea capaz de minimizarla y que le afecte lo menos posible en su vida. El Dr. Alberto Álvarez Delgado, especialista de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), señala que “la enmayoría de los fármacos van destinados a disminuir este proceso a diferentes niveles. Los más utilizados son fármacos como la mesalazina (actúa a nivel de la inmunosupresores y los fármacos biológicos”. terapia o alimentación artificial porque hay un grave riesgo de la vida. Además, muchas veces necesitan ingresos hospitalarios, incluso cirugías debido a las úlca que sea necesario quitar algunos trozos intestinales” señala el Dr. Tárraga. En cuanto a la calidad de vida de estos “No presenta organicidad, aunque en ya. Los pacientes suelen tener épocas de mejoría y otras de empeoramiento. Con los nuevos tratamientos la calidad de vida está mejorando. Mientras que en la EII depende del tipo de enfermedad, del segmento afecto, de la intensidad de la inflamación. En general los pacientes deben de tener siempre tratamiento, ocasiones limitados por la propia enfermedad. La calidad de vida de los pacientes de EII depende de muchos factores, tipo de enfermedad, afectación general, tratamientos recibidos, etc.” Dr. Álvarez. declara el
“El SII sin llegar a ser una alteración muy grave, altera la vida de los pacientes. Existe una alternancia de la aparición de los síntomas. En cuanto a los días con síntomas suele haber entre 3 o 4 al mes lo que afecta a su vida laboral. Les produfermedad inflamatoria intestinal tiene
personal y familiar. Los días que tiene afectación tiene miedo de ir a alguna comida familiar o a una reunión”.
El SII es un trastorno funcional digestivo caracterizado por la presencia de dolor abdominal asociado a cambios en la frecuencia y/o consistencia de las deposiciones. Como tal trastorno funcional, se asume que el paciente no presenta ninguna alteración bioquímica o estructural que pueda justificar la naturaleza de los síntomas. Es condición sine qua non la presencia de dolor o molestia abdominal asociado a un cambio en la frecuencia o consistencia de las deposiciones por un periodo no inferior a 3 meses, y un comienzo de los síntomas de al menos 6 meses antes del diagnóstico. en la población que no
De hecho, se ha publicado que la prevalencia de percepción de intolerancias alimentarias es 2 veces superior En este sentido, el miembro del grupo
que en la población que no padece de trabajo de digestivo de la SEMG, el
SII. Sin embargo, dichas intolerancias El Dr. Pedro Tárraga seña
solo pueden demostrarse en una pequeña proporción. Así, cuando se “en SII el tratamiento suele ser sinto
supone que existe una «alergia alimático. Si hay dolor se dan analgési
mentaria» se suele comprobar que en cos o espasmolíticos, si hay diarrea se
el 50-90% de los casos no es una versuele dar dieta y algún tratamiento
dadera alergia sino una intolerancia o astringente y si hay estreñimiento,
aversión a ciertos alimentos.
tamientos se han convertido en una reducir su aparición, y en consecuen
Dos tercios de los pacientes con SII creen que sus síntomas son desencadenados por algún alimento
En cualquier caso, más del 60% de los pacientes con SII describen un empeoramiento de los síntomas después de las comidas: 28% unos 15 minutos después de comer y el 93% en las 3 primeras horas. En otro estudio reciente el 84% de los pacientes con SII dad de los mismos con algún tipo de alimento, especialmente hidratos de carbono o grasas. De hecho, en sujetos sanos se ha podido establecer una relación entre el aporte de lípidos intraduodenales y un aumento de la sensibilidad intestinal. Esta misma relación se ha demostrado en pacientes con SII independientemente del subtipo al que pertenezcan; este mecanismo podría explicar el aumento de los síntomas tras la ingesta de alimentos ricos en grasas.
ló anteriormente para iSanidad que
laxantes”.
Asimismo, los probióticos con cepas específicas para estos traalternativa para evitar la reagudización de estos síntomas mejorándolos considerablemente, ya que ayudan a
relacionaron sus síntomas y la intensi
cia consiguiendo aporta una mejor calidad de vida para los pacientes.
La importancia de la dieta en el SII se constató en una encuesta realizada a más de 1.200 pacientes en la que se comprobó que el 63% estaban interesados en saber qué alimentos evitar.
El responsable del Comité de Nutrición de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), Dr. Francesc Casellas Jordá aseguró que “numerosos estudios señalan el papel potencial de la dieta como desencadenante de los síntomas de SII. Siendo las modificaciones o restricciones dietéticas el mecanismo más frecuentemente empleado por los pacientes para tratar de controlar los síntomas, de forma que en el 62% de los casos, los pacientes restringen su dieta sin el consejo del gastroenterólogo o el nutricionista”.
En este sentido, los cambios alimentarios que se han considerado beneficiosos incluyen comidas pequeñas (69%), evitar alimentos grasos (64%), mayor consumo de fibra (58%), evitar productos lácteos (54%), hidratos de carbono (43%), cafeína (41%), alcohol (27%) y alimentos ricos en proteínas como la carne (21%). Sin embargo, aunque algunos pacientes identifican alimentos específicos que desencadenan sus síntomas, hay pocas evidencias de que el SII se deba a una verdadera intolerancia alimentaria.
La respuesta beneficiosa a la exclusión de ciertos alimentos es muy variable (del 15-71%), siendo más frecuente para los lácteos, el trigo y los huevos. Alimentos ricos en salicilatos o aminas también se han considerado problemáticos en pacientes con SII
Debido a que la relación causal entre alimentos específicos y síntomas es difícil de probar, muchos pacientes limitan y excluyen alimentos de su dieta de forma indiscriminada. Esto conduce a una dieta inadecuada. Aun así, la desnutrición es poco frecuente en pacientes con SII. No obstante, en algunas ocasiones las dietas restrictivas y desequilibradas pueden llevar a deficiencias de micronutrientes, e incluso a desnutrición calóricoproteica.