La edición en papel (2004) de esta versión digital ha sida realizada de manera artesanal, por el propio autor.
Otros Títulos: Ecos (Poesías) La memoria de los otros (Cuentos breves) Un par de ojos abiertos (Poesías) Conjurando Demonios (Cuentos breves) El Maldito (Novela)
Cuerpos que gimen largos ecos en un desarticulado nudo, buscando conjurar los demonios del silencio y el vacío. Cuerpos que se entrelazan con los ojos abiertos, repitiendo en la propia historia y en la historia de los otros, el intento inquebrantable de ver más allá. Detrás de un lenguaje carnal y contundente, Juan Carlos, no abandona el camino de metaforizar las vivencias de los hombres que se golpean, ciegos, en derroteros aullantes y oscuros. En esta nueva obra, el autor explora el lado más oscuro de la experiencia humana, el sufrimiento y el goce. En su búsqueda estética que abarca las palabras, el movimiento y la vivencia, Cárdenas, se adentra en la piel y los latidos del hombre que se busca a sí mismo para trascenderse en un sentido último. Nos enfrenta con la desesperada búsqueda del alma intentando una completud que no llega.
Silvia Arias
Juan Carlos Cรกrdenas
Somos tan s贸lo eso...
Cuerpos
Cuerpos
Cuerpos excitados frotándose en la profundidad de la noche. Manos y dedos que se entrelazan. Cuerpos desnudos, que se apetecen y se tantean. Gemidos de lobos en celo, acometiéndose con ganas. Cuerpos quemándose en el borde de la cama. Objetos que se desean y se desintegran, que se devoran palmo a palmo en múltiples orgasmos. ¿Cuerpos en el círculo vicioso de los cuerpos que sólo buscan otros cuerpos?
Cuerpos Cuerpos en llamas, besados por primera vez, que luego querrán ser amados todos los días. Bocas hambrientas de pequeños mordiscos. Cuerpos que se beben de un trago el sudor y otros fluidos.
Cuerpos Cuerpos, simulando que nada les duele, aunque desfallezcan de soledades y abandonos. Cuerpos que buscan un refugio en lugares donde no es posible, ni siquiera, simular que no est谩n. Cuerpos, tan s贸lo eso, sumergidos en un mar de saliva. Manos que tocan y manosean, que rozan o acarician. Cuerpos que satisfacen el instinto primitivo del hombre: La necesidad de amar y sentirse amados.
Cuerpos Cuerpos quebrados a la altura del pecho, que no soportaron el paso del amor ni el karma de saberse desprotegidos y abandonados. Cuerpos arrastrándose como si fueran reptiles. Pedazos de manos y piernas que han ido encontrándose a lo largo del día o han ido extraviándose en esa necesidad visceral de reunirse con sus otros pedazos, a cualquier precio, o al punto de ser, nada más, que una masa deforme de carne y huesos.
Cuerpos
Cuerpos envueltos en la caprichosa trampa el estereotipo y la imagen. Cuerpos con la sola idea de seducirse a sí mismos, masturbándose en público sin ningún tipo de sobresalto y dejándoles a los otros la resignación o la culpa.
Cuerpos Cuerpos torturados y asesinados, Enterrados, en las fosas que no pudieron acallarnos los gritos. Cuerpos nacidos para morir o predestinados a la mutilación y el desmembramiento. Cuerpos con el estigma de recrear una y otra vez el momento en el que fueron marcados. Cuerpos que han perdido, luego de la primer puñalada, el dolor y la rabia. Cuerpos, con el alma muerta o con la sangre seca... Y aún de pié.
Cuerpos
Cuerpos retratados por una lente para ser mirados con morbosidad y lujuria. Cuerpos sin culpa ni remordimientos, entregados o sometidos, hirviendo en sudor y esperma. Cuerpos cuyo infierno es el anonimato, en el que son lamidos y penetrados, pero jamรกs amados.
Cuerpos Cuerpos movidos grotescamente, mientras la electricidad los cruza de lado a lado. Cuerpos arrojados por la alcantarilla, aún con el cordón umbilical, que no alcanzaron a llorar. Cuerpos inmóviles, retorcidos entre los escombros, reducidos a una bolsa de plástico, a un hueco sin nombre. Cuerpos que imploraron y rogaron, hasta el último segundo, por piedad y por amor.
Cuerpos
Cuerpos midiendo a ojo la estatura, subidos a tacones altos, aunque no pertenezcan al género que debe usarlos. Cuerpos padeciendo la metamorfosis de los sexos, o peor aún, sintiéndose ajenos. Cuerpos que se presienten y se acechan, que se rehúyen y se acercan, para luego olvidar si alguna vez se cruzaron.
Cuerpos Cuerpos mintiéndose a sí mismo y acumulando mentiras en los otros. Cuerpos desprovistos de cualquier sentimiento pero imitando los gestos, como la ternura o la pasión, para dar la impresión de no estar muertos. Cuerpos que no resisten un segundo encuentro, por saberse inmolados en el primero, aunque el primero fuese sólo el principio. Cuerpos por los que entregaríamos el alma, o por los que renunciaríamos a nuestro único dios.
Cuerpos
Cuerpos que se nos acurrucan en la yema de los dedos y nos dejan su presencia aunque ya se hayan ido. Cuerpos hechos de aproximaciones, que nos devuelven la fe o sencillamente nos restauran la piel, y por los cuales harĂamos de nuestra vida, un permanente duelo.
Cuerpos Cuerpos, a los que se les amputó la conciencia y jamás han de darse cuenta. Cuerpos, que nos interrumpen o nos postergan, que se nos interponen o nos impiden. Cuerpos, cuya única finalidad es la de ser objetos por los cuales uno quisiera que algo. nos anticipara el golpe.
Cuerpos
Cuerpos abiertos de par en par por el instinto irreductible de un animal hambriento. Cuerpos tajados, a los que se les extirp贸 el coraz贸n mientras lat铆a. Cuerpos mudos, sin la mirada y sin los gestos que hubieran podido se帽alarnos, a sus asesinos.
Cuerpos
Cuerpos atrapados, sin salida, a los que se los ver谩 caer o con un tiro en la cien. Cuerpos venidos en pena, paridos con indiferencia, a los que, la propia mano de sus madres, les ahog贸 el primer llanto.
Cuerpos
Cuerpos anestesiados, excitados o perdidos bajo alguna sustancia alucin贸gena, manoteando en el vac铆o, el sentido de estar vivos. Cuerpos idos al extremo, en el que el placer y el dolor, son lo mismo.
Cuerpos Cuerpos muertos, que no soportan a los vivos, pero mucho mĂĄs, no pudiendo con sus propias muertes, nos arrastran a la desesperaciĂłn que les provoca verse recostados en el ataĂşd.
Cuerpos
Cuerpos con una árida ausencia sin destino, sostenidos por la incógnita de estar aquí. Cuerpos con los brazos extendidos, afiebrados de esperar a la intemperie, más que improbable... el imposible regreso.
Cuerpos Juan Carlos Cรกrdenas
ecosjcc@hotmail.com