17 Haikus

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Jorge Luis Borges Diecisiete haiku

La ociosa espada sueña con sus batallas. Otro es mi sueño.

Algo me han dicho la tarde y la montaña. Ya lo he perdido.

El hombre ha muerto. La barba no lo sabe. Crecen las uñas.

La vasta noche no es ahora otra cosa que una fragancia.

Ésta es la mano que alguna vez tocaba tu cabellera.

¿Es o no es el sueño que olvidé antes del alba?

Bajo el alero el espejo no copia más que la luna.

Callan las cuerdas. La música sabía lo que yo siento.

Bajo la luna la sombra que se alarga es una sola.

Hoy no me alegran los almendros del huerto. Son tu recuerdo.

¿Es un imperio esa luz que se apaga o una luciérnaga?

Oscuramente libros, láminas, llaves siguen mi suerte.

La luna nueva ella también la mira desde otro puerto.

Desde aquel día no he movido las piezas en el tablero.

Lejos un trino. El ruiseñor no sabe que te consuela.

En el desierto acontece la aurora. Alguien lo sabe.

La vieja mano sigue trazando versos para el olvido.

Tras derramar el vaso, recogida el agua... donde está la que falta.


Galerías del Cardenal Salazar Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Córdoba

Jacinto Lara

Dirección:

Pablo Rabasco

- Exposición: Comisariado: José Álvarez

Coordinación:

Carmen M. del Campo / Sergio Rodríguez

- Catálogo: Edita:

Galerías del Cardenal Salazar, Córdoba, 2014

Texto:

Jesús Alcaide

Fotografía: Javier Lara

Imprime:

Ediciones DonFolio I.S.B.N.:

ISBN ISBN -


Un proyecto en marcha Desde los inicios del proyecto de las Galerías del Cardenal Salazar, el motivo central de su puesta en marcha ha sido articular una nueva redefinición de los espacios de la Facultad de Filosofía y Letras destinada a complementar las funciones tradicionales del edificio, uniendo el cultivo de las Humanidades a la creatividad y a la creación artística. Desde este punto de vista, el programa expositivo de las Galerías del Cardenal Salazar, que transcurre ya por su segundo curso académico, aspira a ser un nexo entre las propuestas artísticas actuales y el alumnado universitario, a más de la afluencia de visitantes que la Facultad posibilita en función de su excepcional enclave, en el corazón mismo de la ciudad.

sirvió como punto de partida del programa expositivo de las Galerías del Cardenal Salazar. Ensamble fue asimismo una metáfora del trabajo colaborativo que alimenta el espíritu de las GCS, donde las labores son realizadas tanto por los profesores del Centro implicados como por el alumnado colaborador en el proyecto, quienes adquieren así de primera mano numerosos conocimientos de gran utilidad en vistas a la inserción laboral dentro de este campo de actuación.

Tras esta primera exposición, el proyecto GCS apostó en su primer curso de andadura por el apoyo a los valores emergentes, propósito que resultó cristalizado en las siguientes muestras exhibidas en las GCS, Electra, de Lorena Pérez, Vuela Ícaro, de Pepito Morán, Fábula, de Miguel Hernández Camacho, y Yo nací–respetadme–con el cine, Previamente a la puesta en marcha del pro- exposición esta última con carácter documental, yecto GCS, la Facultad vivió dos interesantes in- dedicada al LXXXV aniversario del Cineclub Espamersiones en la creación artística a resultas de la ñol, realizada con la colaboración de la Filmoteca realización de la obra Atlas nocturna de Miguel Gó- de Andalucía. Las restantes muestras alternaron mez Losada, en la Biblioteca del Centro, y la insta- diversas disciplinas técnicas, con un claro predomilación de una escultura mural donada por Juan Se- nio de la fotografía. Del mismo modo se posibilitó la rrano en el espacio de intersección entre la fábrica colaboración en las labores de comisariado, siendo antigua y las nuevas dependencias de la Facultad. obligado reseñar los encomiables trabajos llevados Estas aportaciones se concretaron más adelante a cabo por Pablo Navazo y Mª del Carmen Molina en una fructífera colaboración entre ambos artistas Barea en las exposiciones Fábula y Yo nací-resdando como resultado Ensamble, exposición con- petadme-con el cine, respectivamente. La edición junta de Juan Serrano y Miguel Gómez Losada que


de un catálogo low cost acorde con el presupuesto que maneja el proyecto GCS ha permitido la edición hasta el momento de tres de ellos–cuatro con el que el lector tiene ahora en sus manos–los cuales han contado con textos de especialistas como los críticos de arte Jesús Alcaide y Fernando Castro Flórez y el profesor de la Universidad de California (UCLA) Cyril Brian Morris, además de los textos de los propios comisarios antes señalados. Tras un primer curso de funcionamiento, en el que el proyecto y sus propuestas emergieron a la luz pública, las Galerías del Cardenal Salazar se decantan en el presente segundo tramo de su trayectoria por valores plenamente asentados en el panorama artístico, comenzando con la exposición titulada Home, Bumpy Home, a cargo de Marisa Vadillo, a la que sigue la que ahora presentamos, 17 haikus, en la que Jacinto Lara nos muestra su última producción, y que cuenta con el valor añadido del excelente texto crítico que sigue a esta presentación, a cargo de Jesús Alcaide, quien revalida de este modo su colaboración con el proyecto GCS. José Álvarez, enero de 2014


HACIA UN HORIZONTE CERCANO (zonas de indeterminación, intuiciones satisfechas y varias lecturas en espera) Utilizamos las palabras para ordenar el mundo. Nuestro entorno aparece difuso, caótico, desordenado, hasta que el lenguaje intenta delimitar territorios y conceptos con los que facilitar que la experiencia humana pueda tener lugar en él. Venir al mundo, es venir al lenguaje, construirlo y habitarlo, experimentarlo con la certidumbre de aquel que conoce los vacíos que en el existen, los alambres sobre los que debe danzar y ese público que expectante espera su caída. Es tiempo una vez más para el funambulismo. Pongámonos pues a jugar con las palabras. Decía Wolfgang Iser que en el proceso de lectura se mezclan sin cesar las esperas modificadas y los recuerdos transformados. Ante una obra, el lector se enfrenta con su horizonte de expectativas mediante un correlato que consiste al mismo tiempo en intuiciones satisfechas y representaciones vacías1. Leer es pues habitar esos vacíos, intentar nombrar esas zonas de indeterminación, construir entre (no)dos la casa del lenguaje. 1 Iser, W. “El proceso de lectura”. Estética de la recepción. Madrid. 1989. p.151

En este sentido, la obra de arte es una propuesta de juego, una invitación a viajar hacia horizontes cercanos, por lugares que desconocemos y que finalmente, como en el cuento de Borges, acaban formando el rostro de cada uno de nosotros, nuestro mapa interior. Hace ya varias décadas que en el trabajo de Jacinto Lara aparecen estas coordenadas; la palabra como signo, el paisaje como terra incognita, el arte como juego, la imagen como sombra. Inmerso en la lectura de sus últimas obras, 17 Haikus, vuelvo a transitar por paisajes que intentan revitalizar la experiencia del lector, llegar a lugares desconocidos por zonas poco confortables, en los que a modo de hitos o señales, las palabras, los signos, el lenguaje en definitiva, va trazando esa exhausta tarea de poner nombre a todo aquello que nos rodea, olvidando que ya Barthes decía que innombrables son las palabras del mundo, a lo que estas obras añaden, a veces las palabras nada significan, un verso de un poema de Antonio Gómez, que tramándose en las superficies de sus obras, no para de repetirse en mi cabeza desde ese momento en que lo leí, y llegue a comprender todo aquello que se esconde en esas cuatro palabras y el vacío que existe en todo signo.


En un mundo como el nuestro donde viajar es sinónimo de turismo, el arte parece ser el único medio que nos queda para viajar hacia territorios remotos. De la misma manera que la posmodernidad acabó con los grandes relatos, nuestra hipermodernidad2 o posmodernidad líquida por utilizar el término de Bauman, hace imposible no sentirse turista en expediciones inciertas como las del viajero actual.

nando por sus trabajos aparecen huellas y pisadas que nos avisan de la importancia del camino, de la experiencia de andar, no ya como experiencia estética a la manera de Careri, sino como experiencia de vida. Un camino interior, un proceso de auto-conocimiento, un viaje hacia el fondo no ya de la noche, sino de cada uno de aquellos que nos colocamos delante de alguna de sus piezas.

Escritas al margen, o quizás anotadas, como Tal y como afirma Jorge Carrión a propósito en el título de su anterior exposición, las palabras de Sebald, el viaje físico es correlato del viaje inte- se van disolviendo para hablar sobre estos haikus rior, de conocimiento, de indagación. El viaje total: que van desapareciendo de la superficie de la pantambién en la forma, en las palabras.3 Es esa la talla para habitar los vacíos internos de aquel que experiencia de viajar que tiene el lector ante estos ahora escribe sobre ellos. Yo mismo, el funambu17 Haikus. No escudriñamos atlas como diría Cha- lista que contra las cuerdas vuelve a ensayar cortwin, sino que navegamos por un mar de signos en vetas y acrobacias sobre el alambre del lenguaje. el que como semionautas tenemos que aprender a esquivar las tormentas del significado, los res- Caminar por caminar cansa, tal y como apatos del naufragio del significante, volver a creer en rece en una de sus piezas, pero no es cansancio el lenguaje y el diálogo como únicas maneras de o agotamiento lo que se puede leer en cada uno acercamiento a la experiencia artística. de estos haikus, sino todo lo contrario, la huella de todas aquellas experiencias que configuran la Frente a ese viaje para turistas, los 17 Haikus memoria personal del artista, los alambiques geode Jacinto Lara nos llevan a donde no sabemos métricos de un pensamiento que parece asentarse por lugares que nunca habíamos transitado. Cami- y sostener el magma caótico de la memoria y la vida. 2 Lipovetsky, G. Los tiempos hipermodernos. 2006 3 Carrión, Jorge. Viaje contra espacio: Juan Goytisolo y W.G. Sebald.. 2009. p.153.


De esta manera, al igual que en trabajos anteriores se había decidido a escudriñar el mundo a partir de figuras geométricas imposibles que proyectaban su sombra sobre el mundo real, en esta ocasión, esas estructuras geométricas, modelos mentales de número y aritmética visual, hunden sus cimientos en la masa informe de esas texturas del papel artesanal tintado, esgrafiado, grabado, trazando puentes y conexiones entre dos mundos considerados comúnmente opuestos, pero que como se ve en cualquier haiku, forman parte de ese Todo en el que se desarrolla nuestra vida. Y es en este Todo, donde los haikus de Jacinto hacen crepitar las múltiples experiencias que ha tenido a lo largo de estos años con diversas enseñanzas de la cultura oriental, experiencias que van creando una interminable trama sobre la que aparecen palabras, versos, que como señales o signos, nos orientan en algo que más que una cartografía sentimental, casi lo llamaría una topografía de la experiencia, habitada y señalada por los límites del yo siempre en relación con los otros. No existe otra manera de abordar estos haikus que no sea la del juego y el diálogo. Si en el famoso texto de Gombrich4 el niño jugaba con un 4 Gombrich, E.H. Meditaciones sobre un caballo de juguete. Escrito originalmente como aportación a Aspectos de la forma. Simposio sobre

caballo de madera, que no era más que un simple palo al que el niño convertía en animal sobre el que cabalgar, en los haikus de Jacinto, está Todo y está Nada, lo que quizá sea más importante, ese vacío que permite que nos proyectemos sobre cada una de estas composiciones para estar alerta de que, hablar de sentimientos no resulta gratuito y lo que duele me transforma. Decía Cioran que la mayor de las locuras es creer que caminamos sobre algo sólido. En cuanto la historia se insinúa, nos persuadimos de lo contrario. Nuestros pasos parecían adherirse al suelo y descubrimos bruscamente que no hay nada que se asemeje al suelo, que tampoco hay nada que se asemeje a los pasos.5 Una vez más el lápiz quebrado en la portada del libro de Cioran me advierte sobre la futilidad de la escritura, sobre la imposibilidad de llegar al fondo de esos vacíos que deja el lenguaje, sobre la manera de habitar las zonas de indeterminación de Iser, sobre esas simas que se abren en cada uno de los 17 Haikus de Jacinto Lara. Su sombra me persigue. Hace tiempo que ya no veo las imágenes, sino la sombra que la forma en la naturaleza y el arte. L.L Whyte (ed.), Londres, 1951. 5 Cioran, E. Desgarradura. 2004. p.83


proyectan. Ahí es donde habita su presencia, en ese no ser, no estar, a medio camino entre el acontecimiento y la memoria de lo acontecido. Rastros y recuerdos que engrasan la maquinaria del pensamiento para volver a ponernos frente a otra de las frases que aparece esgrafiada en uno de los haikus. Cada ausencia, cada huella, cada cicatriz, son un poema. Y aquí es donde el círculo se cierra, pues por más que se suture, la cicatriz es recuerdo de un dolor, la huella, presencia de algo que ya pasó, y la ausencia, el signo de un acontecer que irremediablemente ya nunca volverá. Mientras tanto, seguiremos caminando. Despacio, pero caminando. Jesús Alcaide, enero 2014


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


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Dimensiones: 49,5 x 80 cm. Profundidad 4,5 cm. Tabla revestida con papel hecho a mano y varilla de acero de 0,6 x 0,6 cm. Soldada.


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