Jueves 18-2-2016 / Fuáquiti / 9
8 / Fuáquiti / Jueves 18-2-2016
La entrevista
Por Farah Hallal
Carlos de Peña Doctor en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales con sede en Buenos Aires (Flacso Argentina). Desde hace más de una década se dedica a la investigación social y la asesoría estratégica de empresas. Docente universitario. Colaborador de la Comisión de Educación de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios. Columnista de opinión y analista político. Coordinador General del colectivo de participación política Nueva Democracia.
Políticamente, estuvo vinculado al Partido de la Liberación Dominicana (1990-1998). En el año 2008 retoma su participación política. Del 2010 a la fecha ha participado en la construcción de diversos esfuerzos de organización de una alternativa política. En la actualidad es candidato a Senador del Distrito Nacional por la Coalición de Partidos que sostiene la candidatura a la Presidencia de Minou Tavárez Mirabal para el proceso electoral de mayo de 2016.
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Es común que un candidato 'a lo que sea' ponga en su boca muchas veces las palabras «igualdad» y «justicia», Ud. no es la excepción. ¿Qué le hace pensar que los votantes creerán su discurso? El concepto de «igualdad» y «justicia» –en boca de políticos que tienen 20, 25 o 30 años haciendo, exactamente, lo contrario de «justicia» e «igualdad»–, podría sonar a demagogia y 'más de lo mismo'. En mi caso, recién acabo de llegar a la participación política formal y creo que en ese discurso –en otras propuesta por venir– debe medírseme por los compromisos que asumo y los resultados que ofrezco. El electorado tendrá que decidir si mis propuestas, mi contenido, mis ideas y, sobretodo, la integridad en mi trayectoria de vida son ejemplos para diferenciarme.
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¿Qué le ofrece el colectivo de participación política Nueva Democracia que no le ofrece otra organización? Nueva Democracia ha llegado a la política para rescatar dos conceptos fundamentales: la ética en el ejercicio de la misma y una nueva
propuesta estética que implique que la ciudadanía pueda elegir a sus autoridades democráticamente a través de nutrirse de información de sus propuestas y no de prácticas clientelares.
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Las alianzas que hemos visto de cara a las próximas elecciones sugieren que quienes aspiran a representarnos acaban yéndose con quien mejor les cobije. Gente incluso en la que se creía y en quien se confiaba. ¿Qué nos asegura que usted no hará lo mismo y una vez en el Senado no representará los intereses de quienes no votaron por Ud. ?
En el caso de Nueva Democracia y la alianza que ha hecho con el proyecto que encarna de Minou Tavares Mirabal a la Presidencia, hemos dado ejemplo de que ni tenemos intereses particulares ni estamos aspirando una curul en el Senado –inclusive por ir al Senado mismo–, sino que nosotros estamos defendiendo una ideas, unas propuestas ideológicas y, sobretodo, queremos ir al Senado –precisamente– para eliminar ese Senado y hacer un Congreso Unicameral. Nueva Democracia forma parte de una coalición de organizaciones
políticas que apoya a Minou Tavares Mirabal para la presidencia de la República en el mes de mayo del 2016. Pero además de eso, nuestra organización pretende participar de este proceso electoral para sembrar la idea en la ciudadanía de que un nuevo Congreso es necesario, posible y urgente. Y ese nuevo Congreso debe ser unicameral, representativo y eficiente. Por eso nosotros hemos decidido presentar mi candidatura para, precisamente, eliminar la bicameralidad de esta Institución del Estado. Y cuando digo eliminar lo bicameral no es otra cosa que convertir el actual Congreso Nacional de dos cámaras en una sola Cámara como existen en otros países de Latinoamérica del mismo tamaño que el nuestro. Esa Cámara
tendría representantes, no solo geográficos sino de intereses profesionales, de intereses comunitarios, de intereses de género, de intereses de trabajadores... es decir, una Cámara plural, representativa de todos los perfiles de ciudadanía y, al mismo tiempo, una Cámara que esté al servicio de los grupos que habitan la República Dominicana y no de una minoría.
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Si usted tuviera la oportunidad de hacer cambios concretos en Educación, ¿cuáles serían?
Sacar el aula de la escuela y la escuela del aula a través de: redefinir el rol del docente, hacer cambios profundos en los contenidos y, sobre todo, convertir al alumno en un sujeto activo de su propio aprendizaje.
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Empresas productivas que produzcan más riquezas; un Estado que pueda ser capaz de distribuir y redistribuir a través de los tributos de esa riquezas de manera justa. Y unas leyes que se cumplan, amparando y protegiendo los más desfavorecidos.
Creo que independientemente de que gane o no la senaduría, la República Dominicana está necesitando de un tipo de liderazgo que parta de dos premisas: la ética como accionar de vida y un pensamiento profundo sobre cómo debe ser la sociedad dominicana de hoy en día para que la mayor cantidad de dominicanos puedan ser felices.
¿Cuáles –a su juicio– serían los aspectos más fundamentales y urgentes para llegar a un punto de equilibrio en cuanto a justicia social se refiere?
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¿Cuál reforma constitucional Ud. cree que aquí hace falta?
En la República Dominicana hace falta la instalación de una Asamblea Constituyente por voto popular que haga cambios profundos en la forma de cómo se organiza, cómo se distribuye y se concentra el poder en la República Dominicana. Una Constituyente debe implicar la redistribución justa del poder y sus dimensiones a la mayoría de la ciudadanía que habita en la Rep. Dom.
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Juguemos: mencione en una frase inteligente y honesta las palabras «mujer» y «justicia».
El mundo será un lugar más justo cuando las mujeres no tengan que defender sus derechos para ser reconocidas iguales frente al mundo.
¿Qué tipo de liderazgo usted se ha planteado promover si fuera electo senador por el Distrito Nacional?
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¿Cómo piensa contribuir para que en RD exista mayor rigor institucional y que este no se quebrante?
El rigor institucional es consecuencia de la vocación, la voluntad del cumplimiento de la ley. Yo creo que mi aporte y el de cualquier ciudadano que se sienta responsable de los destinos de la República va a ser –y tiene que ser– predicando con el ejemplo del respeto a las normativas institucionales y el respeto, sobre todo, a la voluntad consciente de las mayorías.
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Tengo una hija. A lo mejor Ud. también. Si usted fuera electo senador de Santo Domingo, ¿qué me promete hacer por los derechos de mi hija?
Los padres tienen derecho a conformar una familia robusta, estable y sana. Y ese derecho debe ser reconocido por los empleadores. Si alguna reforma al código laboral debe existir, es la posibilidad de flexibilizar las condiciones laborales de las madres en etapa de gestación, de las madres que acaban de dar a luz. Se necesita crear las condiciones para que la paternidad pueda ser ejercida de forma responsable, estable y sin inconvenientes de tipo laboral o de tipo económico. Si alguna prioridad debería tener todo representante de los intereses del pueblo son los derechos de la infancia. Y esos derechos de la infancia no se traducen en otra cosa que en dotar a la totalidad de niñas y niños de la República Dominicana de las mínimas condiciones para que crezcan felices. Y esas mínimas condiciones no son otras que el derecho a una salud, a una pediatría óptima donde todas sus necesidades de salud estén cubiertas; el derecho a una Educación de calidad, y se traduce «calidad» como el compromiso de las autoridades y de los docentes de dotarlos de las habilidades para la vida desde la ética, desde el amor, desde el cultivo al respeto a lo colectivo y a lo público. También la infancia necesita crecer en un ambiente de juego, no en un ambiente de dolor, de tristeza porque sus padres viven en condiciones infrahumanas o de precariedad como la mayoría de los dominicanos en estos momentos en los barrios populares. Creo que es muy importante que si alguien pretende dirigir los destinos de la República Dominicana, sea desde el Poder Ejecutivo o desde la Asamblea Nacional –que es el Congreso–, una de las cinco primeras prioridades debe ser los derechos de la infancia. Y deben tener –esos derechos–, una traducción concreta, específica y contundente para amparar y proteger a la infancia, sobre todo en condiciones de serias precariedades.