AQUELLA MUJER

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Enriqueta Martí

AQUELLA MUJER 5°B

-Nataly Grados -Camila Daza


Todo empezรณ cuando mi hermana menor y yo estรกbamos disfrutando de una funciรณn en el teatro del Liceo (Barcelona). Nuestros padres eran de una posiciรณn acomodada y rica, por supuesto. En ese momento, ellos andaban en muchos viajes de negocios y se dieron un tiempo para pasar una noche familiar.


La vista era increĂ­ble, mi hermana menor Micaela y yo estĂĄbamos impresionadas por el esplendor del lugar. Mis ojos marrones claros se iluminaban con los distintos efectos de luces y los ojos azules de mi madre y hermana se resaltaban por el tono colorido del lugar.


Estábamos tan distraídas admirando la inmensidad del lugar que cuando nos percatamos, nuestros padres hablaban con una mujer desconocida. Debido a sus viajes andaban buscando una niñera para nosotras, pues sólo contábamos con 12 y 8 años de edad, y allí fue donde la vimos, no sabíamos que esa mujer de tez blanca, ojos decaídos y labios delgados causaría gran impacto en nuestra vida, o mejor dicho, posteriormente en nuestro infierno.


Cuando llegamos de la escuela, sabíamos que nuestros padres no estarían en casa, lo que no sabíamos es que nos encontraríamos con que esa mujer extraña estaba en nuestra sala. -Hola niñas, me llamo Enriqueta Martí y seré su nueva niñera.

Dijo con una voz dulce mientras nos extendía su mano derecha. Respondí al gesto amable, mi hermana también lo hizo pero con una cara algo incómoda. Pasamos la tarde juntas viendo películas y nos dejó a cada una en nuestra habitación para dormir.



Ese mismo día en la mañana, le pregunté la razón por la cual había salido en la madrugada. -Eso no es de tu importancia, es más, ¿Qué hacías despierta tan tarde? Si no quieres que le diga a tus padres que estás portándote de una manera inapropiada, será mejor que dejes ese tipo de preguntas. En ese momento, no pude creer que la mujer tan amable que nos cuidaba, tenía un gesto de enojo por haber hecho una simple pregunta. Tal vez, esa pregunta no fue tan simple para ella. -No le hagas caso, está demente- dijo mi Micaela que recién despertaba. No pasó algo extraño en el resto del día, sólo en el atardecer. Enriqueta estaba hablando con nuestros padres acerca de un supuesto campamento, me pareció raro que no nos haya comentado absolutamente nada sobre ello, empezaba a darme cuenta que guardaba muchos secretos, o tal vez sólo nos quería sorprender.


Desperté a las 2am nuevamente, pero esta vez no con la boca seca, sino, con los gritos de Micaela. Me asusté mucho y traté de tranquilizarme yendo a su cuarto pensando que tenía una pesadilla. Pero, en ese momento sentí como una persona desconocida me amordazaba, todos los tóxicos que estaban en un trapo empapado de ellos se introducían en mi sistema respiratorio y a mi cerebro. La acción fue tan rápida que sólo pude observar a mi pequeña hermana desmayada en los brazos de Enriqueta.


Desperté en una habitación con niñas y niños. Se veían de una manera demasiado descuidada, a la mayoría hasta se le veían los huesos debido al hambre por el que pasaban, otros estaban con golpes y moretones en el cuerpo. Rápidamente pregunté por Micaela y me señalaron a una pequeña niña maquillada, llevaba un vestido muy vulgar para su corta edad. Ella lloraba mientras me veía, me miré a un espejo que los niños con mirada rota me dieron, yo también estaba maquillada, estaba con una blusa transparente y un short demasiado corto y pegado. No encontraba explicación alguna, ni siquiera sabía si buscar a Enriqueta, pues, antes que me desmayara, recuerdo que ella nos trajo aquí.


Nuestra “niñera” entró a la habitación y se llevó a una niña, que se decía, tenía tan sólo 5 años. Me aterré cuando regresó, pues los pantalones que llevaba estaban con sangre. Sabía lo que estaba pasando, ahora las salidas de madrugada, el enojo por mis dudas, el “campamento” tenían sentido. Enriqueta era una proxeneta, hasta ahora, no podía creer en lo que mi hermana y yo estábamos encerradas. No encontraba solución alguna, no quería que Enriqueta entrara y se llevara a mi hermana o a mí, simplemente quería morir. Al parecer, una niña de mi edad leía mis pensamientos. -Si te quieres morir no hay problema, sólo has enojar a Enriqueta y ella no dudará en sacar su navaja y apuñalarte una y otra vez en el corazón.

-¿Ya pasó antes?-Fue lo primero que pregunté aterrada. -Pasó, pasará y seguirá pasando, ya me harté de todo lo que esos psicópatas me hacen.


En ese momento, Enriqueta entró a la habitación y se quiso llevar a mi reciente amiga, era la primera chica con la que tenía una conversación y la primera a la cual veía como la arrastraba de los cabellos castaños que tenía. Ella se resistía valientemente como si tuviera otra opción, gritaba y forcejeaba. Enriqueta se hartó de luchar, sacó la navaja que tenía en uno de sus bolsillos y la apuñaló en cualquier parte del cuerpo para que se deje de mover. Ví como la navaja partía su brazo, prácticamente, Enriqueta la estaba mutilando viva. Sus gritos aumentaban, mientras más gritaba, Enriqueta le daba una muerte más dolorosa, no paraba de apuñalarla. Luego retiró la navaja y la clavó en su pecho, su sangre salpicaba a mi rostro, veía la maldad en los sus ojos, la obsesión por apuñalarla cada vez más, hacerla sufrir y llorar, al parecer era su diversión ya que no paraba hasta su pobre y débil último aliento.


-Tú,(dijo señalando a una de las mayores niñas) llévala al cuarto. Ahora que ella ya no molestará mas, tengo que conseguir a otra, Micaela, pagarán más por ti así que eres la siguiente.

-¡NO! Grité. -Al parecer no aprendiste la lección- dijo Enriqueta.




En ese momento yo estaba aterrada, sólo se me ocurría gritar por ayuda y pedir a Dios que me salvara. Tomé valor y empecé a forcejearla, al ver mi valiente acción, todos los niños junto con ,i hermana se me unieron y juntos logramos empujar a Enriqueta contra la puerta hasta derribarla. Uno de los niños dijo: ¡Yo vivía por aquí! ¡Oh Dios, tan cerca de mi hogar! Mi hermana se atrevió a preguntarle al niño que estaba entre lágrimas y que afirmaba conocer el lugar, por una comisaría cercana y este nos dirigió hacia ella. Inmediatamente minutos después la policía encarceló a Enriqueta, quien por el impacto contra la puerta, quedó desmayada en el mismo lugar. Aproximadamente una hora después, empezaron a llegar los padres de los niños desaparecidos y tuvieron un amoroso reencuentro con ellos. Nosotras tuvimos que esperar 5 horas para ver a nuestros padres pues estos estaban en un viaje de negocios. Mis padres nunca terminaron de disculparse por dejarnos a cargo de una proxeneta que parecía una niñera inofensiva. Lo más importante era que mi hermana y yo estuvimos a salvo desde ese momento porque nuestros padre prometieron nunca más dejarnos solas. Ellos dejaron de viajar tan seguido y si tenían que hacerlo, nos llevaban con ellos. Debido a todo lo sucedido, mi hermana y yo tuvimos que ir a un psicólogo para deshacernos de algunos traumas por lo que vivimos. Finalmente ahora estamos bien, somos una familia feliz y lo peor ya pasó, me alegra saber que Enriqueta Martí ya nunca volverá a hacerle daño a algún otro niño.


…? Aunque.. Algunas personas creen y afirman que después de la muerte nuestra alma se reencarna en otro cuerpo.. Entonces.. ¿Enriqueta volverá a hacer lo mismo en su otra vida o tal vez algo peor buscando venganza? Cuidado, el siguiente puedes ser tu.


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