2016
2015
NOVENA PROMOCIÓN
Gúia de estudio EXPOSICIÓN NOVENA PROMOCIÓN
05.05.16 - 20.05.16
EXPOSITORES
Museo de arquitectura LEOPOLDO ROTHER
NOVENA PROMOCIÓN
Desde hace ya varias décadas la fotografía ha colonizado la experiencia humana cotidiana, y el lenguaje fotográfico se ha convertido en una forma de interacción simbólica ubicua en nuestra sociedad. Este fenómeno está asociado no solamente con la amplia disponibilidad e inmediatez de las herramientas técnicas necesarias para hacer imágenes, sino también con una explosión de la cultura visual.
En ese contexto se hacen necesarias y pertinentes las experiencias que permiten trascender la búsqueda de “buenas” imágenes para ubicarse en un terreno mucho más complejo que esté acorde con el desarrollo de dicha cultura. Ese terreno lo constituye el dominio de herramientas metodológicas, sensibles e intelectuales para concebir y realizar profundos procesos de creación mediante la fotografía. Este es el eje fundamental de la presente muestra, que ofrece un panorama de los resultados obtenidos por los estudiantes de la Especialización en Fotografía de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional en su novena promoción. La exposición no gira en torno a un eje curatorial temático predeterminado, aún cuando en esta ocasión coinciden un buen número de trabajos que indagan sobre el género del retrato o que plantean reflexiones y preguntas sobre la compleja relación del hombre con el espacio. Sin embargo la diversidad de intereses, de metodologías y de formas de proceder en el camino creativo que han recorrido estos autores no puede reducirse a estas categorías. Lo que caracteriza la muestra es más bien el hecho de asumir con rigurosidad la cuestión de expresar y materializar en un proyecto fotográfico todo un proceso de pensamiento, entendiendo y experimentando todos los niveles del proceso creativo que ello implica. Para este efecto se requiere una formación en fotografía que haga énfasis no sólo en la técnica y la instrumentalización del medio, sino que ofrezca una visión integral del proceso creativo en fotografía asociada a una comprensión profunda de lo fotográfico. Esto es justamente lo que intentamos consolidar en este posgrado, el único del país en esta disciplina y uno de los pocos en Latinoamérica.
Hace más de 16 años, los hermanos Miguel y Fermín Sierra, al igual que muchas otras familias, fueron desplazados forzosamente a causa del conflicto armado. Originarios de Las Palmas, sus caminos se separaron tras el abandono de ese pequeño pueblo enclavado en las montañas de Bolívar donde vivían, después de una masacre perpetrada por un grupo paramilitar. A partir de la observación e indagación de los espacios que habitan actualmente, sus rituales diarios y la cotidianidad de cada uno de ellos, en éstas imágenes se explora el significado de la distancia y la ausencia del otro. Este proyecto incursiona en la intimidad de dos mundos: por un lado, la vida solitaria de Miguel, el hermano mayor, quién después de un corto tiempo –y en compañía de otros pocos palmeros– decidió regresar a ese lugar deshabitado; y por otro, la de Fermín, quién hace más de una década vive en Bogotá, donde cambió las rutinas del campo por la vida en la ciudad. La serie que aquí se presenta, es una interpretación subjetiva de los efectos del desarraigo. Así, las paredes desgastadas por los años sirven como telón de fondo para enmarcar la vida rural que aún lleva Miguel y son metáfora de la pervivencia de otro tiempo que se resiste en el olvido. Los elementos que rodean a Fermín, evocan la nostalgia de los años que ha pasado alejado de su tierra y simbolizan la esperanza del retorno. Desde ésta poética fotográfica, se interpela el fenómeno del desplazamiento forzado en una dimensión diferente al lenguaje de la reportería gráfica. También, se abre una ventana, para que el espectador –desde su propia lectura– pueda adentrarse en este diálogo visual sobre la memoria propia y ajena.
flickr.com/mariacayena
A LA SOMBRA DE LAS PALMAS
CAYENA ABELLO BARBOSA
flickr.com/javialdanaphoto
JUSTO AL LÍMITE
JAVIER ALDANA BUSTOS
En el límite de la ciudad, las calles del barrio Bilbao de Suba son testigos mudos del diario vivir de Brayan y Edison, dos niños que por un buen tiempo estuvieron desamparados mientras parte de su familia pasaba una desafortunada temporada en algún recinto carcelario. Estos niños encontraron en sus perros la mejor compañía para jugar y compartir su infancia, en un improvisado cambuche frente a su casa. Cierto día una brigada de estudiantes del Colegio Delia Zapata Olivella dedicados a rescatar animales heridos y abandonados encontró estos perros, y entre cajas improvisadas llevaron al colegio los 7 cachorros de muñeca, una de las mascotas de Edison. Y fue entonces cuándo él y su hermano sintieron la necesidad de no abandonarla, manifestándole a su mamá la firme intención de querer regresar a las aulas. Hoy Edison ha ingresado a esa institución, mientras que Brayan logró conseguir un cupo en un colegio de aceleración lejos de su casa, y por ello decidió no matricularse. De alguna forma la relación con sus perros los mantiene con esperanza y les permite descubrir los matices en un ambiente donde su criterio fácilmente puede nublarse. Pero Brayan y Edison junto a sus mascotas, siguen su camino por esa línea que se hace cada vez más delgada. Aunque la calle los reclama y están justo al límite, nadie sabe cual será su destino. Simplemente la vida se encargará de empujarlos a algún lugar. Con este trabajo fotográfico atestiguo esa incertidumbre.
flickr.com/daab36
MONUMENTOS REVOLUCIONARIOS
DANIEL ARISMENDI BARRERA
El mito de la Insurrección Liberal, movimiento que surgió en el país producto de la lucha política y social de mediados del siglo XX permanece en la memoria colectiva, personificado hasta el día de hoy en la figura de Guadalupe Salcedo Unda, el comandante más famoso de uno de los grupos de las guerrillas liberales que operaron en los Llanos orientales colombianos desde 1949 a 1953, símbolo de luchas sociales y del hombre llanero cuya figura es inmortalizada hoy por medio de obras de teatro, películas, libros y monumentos. Así, el monumento de Guadalupe Salcedo Unda cumple con la función social de recordar un suceso determinante, genera lugares comunes de reconocimiento, determina el pasado común de la comunidad y transmite el mito a futuras generaciones. Por medio de la función social que cumple “Monumentos revolucionarios” se pretende, a través de una serie de retratos, reconocer el papel de aquellos miembros que hicieron parte de la insurrección liberal y que aún permanecen en los Llanos orientales. Miembros invisibilizados por la historia, que hicieron parte de aquel hecho histórico y hoy viven en las sombras de la historia oficial. Estos monumentos dan cuenta de las tradiciones llaneras que aún perduran en ellos, reconocen su valor histórico-cultural y hablan de las condiciones por las que actualmente atraviesan. Esta serie de retratos, realizados en lugares emblemáticos de la historia de la violencia en el Casanare, busca dar a conocer a las nuevas generaciones parte de las raíces históricas y las dinámicas regionales del conflicto armado colombiano e interroga el mito de Guadalupe Salcedo Unda con el fin de aportar a la construcción de la memoria del conflicto armado Colombiano.
aunqueseanfotos.blogspot.com.co
AUNQUE SEAN FOTOS
CLAUDIA ÁVILA MORALES
Aunque sean fotos es un gesto de miedo y de nostalgia que retrata la relación de la vida y de la muerte en las fotografías. A través de las desapariciones de estas imágenes, entre el pasado y el presente, las piezas nos recuerdan como somos nosotros mismos quienes intentamos sobrevivir en medio de la angustia por nuestra breve y obligada existencia. Los archivos fotográficos que se van construyendo como colecciones habitan, cada vez más insistentemente, en el campo de lo digital, en una corriente de información que no se queda. De esta manera elijo retratos de personas que han fallecido y que han dejado sus imágenes circulando en internet. Luego de imprimirlas y someterlas a su disolución en químicos, capturo esta nueva partida de la imagen, reapropiándolas dentro de un lenguaje también digital, para traerlas en un nuevo estado del relato. Las piezas que componen este proyecto habitan como fotografías que desaparecen frente a nosotros por medio del formato de vídeo, narran su propia despedida y abordan el problema de la imagen como una pregunta hacia la importancia, la veracidad y el papel que desarrollan dentro de la construcción del sujeto y la forma de recordar y querer ser recordados a través del tiempo.
behance.net/federico_baron
BÚNKER
FEDERICO BARÓN RINCÓN
Durante tres años he recorrido cada rincón del búnker de la Fiscalía General de la Nación, una edificación en Bogotá caracterizada por su imponente arquitectura y constante actividad de vigilancia y control. Quiero presentar este lugar como una suerte de prisión, ya que no logra adaptarse a su sentido literal sino que presenta una ambigüedad: alberga, vigila y protege a los criminales que están siendo acusados, y al mismo tiempo alberga, vigila y protege a los visitantes y funcionarios públicos. Búnker es una serie fotográfica que surge desde mi propia experiencia y percepción de este espacio, de la necesidad de determinar el por qué no existe una sensación plena de libertad, ya que en apariencia, no solo es coartada por la inmensidad de sus edificios, sino es a través de las cámaras de seguridad y de esa constante observación a sus habitantes lo que hace que este sitio sea una representación del panóptico contemporáneo, de un todo visible. Para abordar el proyecto, decido identificar dos puntos de vista: por un lado, explorar una mirada externa donde la colosal arquitectura lleve a sentir la bruma de lo inmenso, la imposibilidad de controlar el entorno y la dificultad para salir de él, y por el otro, presentar una mirada desde su interior que genere sensaciones falsas de libertad con lugares amplios pero protegidos, gigantes pero dominados. El control y el poder sobre el individuo son los pilares de Búnker, donde los espacios están ocupados por humanos anónimos rodeados de cantidades monumentales de cemento y hormigón. Al fin y al cabo, cada visitante es prisionero del lugar.
En santa Isabel, antiguo y tradicional barrio ubicado en el centro-sur de Bogotá, habitan tras las puertas que resguardan el agite urbano, personas que viven su presente en otro tiempo. Se trata de una comunidad de adultos mayores propietarios de grandes casas que componen este, otrora, tranquilo lugar. En su mayoría estas personas construyeron o compraron sus casas con la vitalidad y el entusiasmo de la juventud en aras de brindar a su familia vivienda cómoda y seguridad. Compartieron ventura, desventura y aventura con la familia, los amigos y conocidos. Pasado el tiempo sus hijos crecieron y partieron. Hoy esperan en soledad la muerte que poco a poco se va llevando a sus vecinos, a sus esposos y en algún momento a sí mismos junto con los espacios que habitan. En cada uno de estos hogares que fueron tomando cuerpo a lo largo de muchos años, se efectúa una simbiosis entre quien lo habita y sus objetos. Cada pequeño detalle es invaluable para su dueño: refleja su alma y expone su devenir en la vida. Hablamos por lo tanto de la persistencia de la memoria que se revela en aspectos comunes en cada una de estas imágenes como familia, religión y gusto; condensando todo ello en una fracción de espacio que se habita. Barrio que se expresa individual en pequeños espacios privados y que en su variedad guarda en común el ambiente vetusto compartiendo con sus habitantes el destino de desaparición y olvido… y así, el fin de una manera de entender e interpretar la realidad.
behance.com/juliobarrera
BARRIO ABIERTO
JULIO BARRERA MORENO
“Life is more important than art; that’s what makes art important” — James Baldwin Casa 47 ha sido el hogar de personas sin casa, un espacio en ruinas habitado en Bogotá, a través de cuyas fotografías se busca plantear interrogantes acerca del hábitat digno y la concepción del buen vivir en una ciudad. Este es un relato de adentro hacia afuera, que a partir de las dicotomías propias de la ruina que se dinamizan en una dialéctica espacio temporal, advierte sobre la presencia humana en un lugar típicamente ausente. Contrastes de forma y contenido propios de la estructura en ruinas, y de estos con los objetos de sus habitantes, son una constante en la narrativa de estas fotografías que intentan leer en las cosas las maneras de habitar. Lo que se ha configurado dentro de la Casa 47 por casi diez años, representa una categoría particular de ruina, una que tal vez sea medida de esta época y de esta ciudad, donde factores de pobreza, marginalidad y desplazamiento han inaugurado fórmulas alternativas de vivienda; esas maneras de hacer para la reapropiación del orden espacial de las que habla Certeau. Sin dejar de ser un lugar del pasado, lo que ha venido sucediendo al interior de la Casa 47 propone una mirada sobre un lugar donde se conmemora lo efímero, la vulnerabilidad y la mutabilidad de un espacio intervenido por la presencia humana en medio de la decadencia. Desalojados los habitantes de la Casa 47 en extrañas circunstancias a la fecha de la última versión de este texto, una vez más, este lugar es terreno de cambio, poniendo de presente el valor transformador de la ruina en toda su extensión, y dejando abierta la búsqueda inicial por descifrar en ese palimpsesto la ironía de las personas sin casa y casas sin personas en Bogotá.
flickr.com/acamelo
CASA 47
ADRIANA CAMELO CONTENTO
¿Son los programas de retoque fotográfico los que incentivan una normatización del cuerpo o son una herramienta que posibilita la emancipación de un ideal de belleza vigente en la sociedad actual? La metodología utilizada para tratar de resolver esta pregunta ha consistido en convocar fotógrafos de diversas ciudades del país a intervenir dos imágenes de una mujer de frente y espalda, haciendo referencia en su pose a la famosa obra de Leonardo da Vinci llamada “hombre de Vitruvio”. Este dibujo conecta ideas que convergen con el proyecto fotográfico, principalmente la belleza ajustada a los cánones y la búsqueda del ser humano por tratar de encajar sus pensamientos y anhelos en el mundo real. El resultado plantea interrogantes sobre la relación entre fotografía, publicidad, cuerpo y normatización. Señala una delgada línea que divide los ideales de belleza y la posibilidad de hacerlos realidad: Un deseo latente de modificar el mundo que sobrepasa nuestra propia carne. Indica que somos seducidos por las formas utópicas que la publicidad crea con fines comerciales. Imágenes estáticas y en movimiento que desde muy temprana edad son inculcadas en el ser humano con una tenacidad brutalmente efectiva. Logrado su cometido estamos dispuestos a creer que así deberíamos ser, hasta el punto de necesitarlo, comprarlo y venderlo. Llegado a esta hipótesis surge una nueva pregunta: ¿Estamos siendo condicionados o somos conspiradores y victimarios?. Estas palabras pueden resultar incómodas, quizás nos involucra demasiado y no hay un culpable a quien podamos excomulgar. La búsqueda de una respuesta a la pregunta inicial termina por arrojar nuevas dudas, pero brinda una luz sobre como nos vemos realmente, la diferencia que existe entre lo que muestra el espejo y la imagen latente que tenemos de nosotros mismos en nuestra mente.
casteldiaz.com
CUERPO Y PREJUICIO
CARLOS CELIS DÍAZ
En el jardín los árboles eran rectos, retóricos, las avenidas rectas, los estanques retóricos… retóricos, y en fila los búhos, rectos, retóricos, retóricos… — León de Greiff La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual — Byung-Chul Han
Queremos ver, cada vez más. Queremos saber lo que el otro hace y queremos entenderlo. Queremos creer que, viendo, ya entendemos. Joan Fontcuberta nos recuerda en El beso de Judas que la necesidad de creer en las imágenes (especialmente en las fotográficas) a veces nos lleva a confundirlas con lo que representan, con sus referentes en el mundo. A veces, también, el mundo pareciera querer ser como sus imágenes…
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El proyecto de Bogotá que dio origen al Centro Internacional está marcado por una tensión: querer acercarse al ideal de ciudad moderna europea, pero no lograrlo, quedarse en la ciudad específica, limitada, siempre menos que una ciudad. El imaginario de este lugar encierra todo lo que Bogotá ha querido y quiere ser, pero también todo lo que nunca llegará a ser. Me pregunto por una estructura que, a gran escala, promete información, control y orden como lo más deseable, pero si uno se acerca a examinarla se revela contradictoria, tambaleante, imposible. En el nivel más pequeño, en el detalle, conviven los resquicios de lo singular, de la resistencia, con las grietas de esa aparente perfección: ¿hasta qué punto puede sostenerse una construcción de este tipo? Donde no hay oscuridad explora visualmente ese desajuste entre el ideal y la realidad, para la ideología de la transparencia: la contradicción de unos personajes que están simultáneamente expuestos y ocultos, diferenciados y uniformados, que están aparentemente cerca pero tan lejos. Es la tensión de un espacio que se plantea como perfectamente controlado pero no puede contener el azar de lo orgánico, como perfectamente limpio pero nunca deja de estar sucio y marcado por todo lo que no es en absoluto transparente.
davidgomezcorrea.co
DONDE NO HAY OSCURIDAD
DAVID GÓMEZ CORREA
monicagomezprieto.co
ROLES DEL JUEGO
MÓNICA GÓMOZ PRIETO
Roles del juego es una aproximación conceptual y plástica a cerca de la producción de los mercados de juguetes que enmarcan enteramente la práctica femenina en el contexto doméstico, como si se tratara de una especie objetivada con relación a su entorno. Este proyecto nace a partir de mis intereses sobre el género femenino, sus conductas y apropiaciones naturalizadas con respecto a sus horizontes culturales en donde se idealiza por parte del otro (hombre-industria) el rol que como mujer debe asumir mediante una aceptación normativa, cargada de jerarquías y a su vez de exclusiones. Como resultado visual, una imagen emblanquecida en una serie de fotografías y videos que realicé con los juguetes-electrodomésticos elaborados por la industria desde mediados del siglo XX, y producidos para las niñas en tonos rosados y violetas, surgiendo una reflexión en dos sentidos sobre este proyecto: por un lado, desde unas experiencias personales y familiares en donde se plantea un rol cargado de cualidades que giran en torno a la familia, y por el otro desde una cultura que re-crea un modelo hegemónico como patrón. Así, se pretende neutralizar una serie de significados que se mimetizan fuertemente en la traducción objeto-real a juguete generando relaciones inciertas entre arquitectura-espacio y rol-poder, pasando por elementos visuales, la escala, la función y el sonido que inquietan la atención a ejercer juegos de roles. Las relaciones entre lo femenino y el espacio doméstico dan cuenta de la manera como se señalan los roles y las prácticas que se proyectan desde la infancia por medio del juego, el lenguaje y los objetos, creados para el desarrollo hábil de las tareas del hogar, en donde la mujer debía y aún debe organizar, atender y brillar ante la familia y la sociedad.
jessykamorales.tumblr.com
LA FERIA DEL CORDERO
JESSYKA MORALES SATIVA
Obsesionada con mis raíces, marcada por vivencias personales antes y después de abandonar mi país y motivada por cierta nostalgia que siento frente a la previsible desaparición de la actividad pecuaria, quiero contar a través del presente ensayo fotográfico una parte de este proceso de producción, la matanza. La feria del cordero es como se llama la carnicería de los Sativa, una familia boyacense conocida en el municipio de Duitama desde hace años por trabajar en la producción y el expendio de carne de cabro y cordero. Mi abuelo José Cristóbal Sativa y mis tíos Álvaro y Cristóbal, dedican diariamente su vida a trabajar con cabros, corderos y ovejas. Ellos compran el ganado en las ferias ganaderas de algunos pueblos de Boyacá, luego lo sacrifican en su matadero e intentan sacarle el máximo provecho a sus pieles y carnes para ofrecerlas al consumidor. A partir de la vida laboral de mis tíos, muestro el documento doméstico/diario sobre una actividad que procede de modelos y técnicas tradicionales en mi familia. Documentado este proceso como una práctica de la vida cotidiana que se lleva a cabo entre los miembros de toda la sociedad, relacionados con fines instrumentales de supervivencia. Estoy segura que la actividad pecuaria, una de las más significativa del medio rural continuará, pero debido a la industrialización y tecnificación del sector agropecuario en nuestro país, y por otro lado, al cambio de roles en las familias campesinas, como en la mía, esta actividad o proceso de producción cambie o desaparezca. Sin embargo, a través de cada una de estas fotografías, perdurará.
Quien ha caminado por las calles durante la noche conoce la sensación. La oscuridad parece ocultar la realidad de la vista, la hace difusa y el cuerpo se anticipa a posibles peligros, reales o imaginarios. La noche potencia en los espacios la percepción de amenaza, que suele detonar en nosotros el miedo. Existe una idea arraigada que caracteriza determinadas situaciones como peligrosas, un imaginario que en su mayoría nada tiene que ver con experiencias previas y que vincula espacios, situaciones y personas como posibles amenazas. Los pasos peatonales debajo de puentes vehiculares son un espacio particularmente intimidante para quien los transita, su configuración arquitectónica resulta en una suerte de túneles estrechos, sucios, mal iluminados que generan una sensación de encierro. Allí toma lugar el único camino, un recorrido ineludible de un punto a otro en el que convergen todos los elementos que producen temor e intranquilidad en el transeúnte. Sin embargo, en estos lugares, los mismos elementos resultan en una composición visual que pasa inadvertida a los ojos del transeúnte a causa del miedo. Ineludible es resultado de una exploración fotográfica por estos únicos caminos en la ciudad de Bogotá; un simulacro de la mirada del transeúnte despojada del miedo. La oportunidad de realizar el recorrido sin ninguna predisposición, sin temor o inseguridad. Transitar con la mirada el juego de luces y sombras de principio a fin; descubrir lo que esconde la penumbra y conocer lo que la luz ilumina. Puesta la mirada en la entrada de los túneles, las imágenes buscan redimir estos espacios, exaltar la quietud, el ritmo y la belleza que pasan inadvertidas.
behance.net/alejandromm
INELUDIBLE
ALEJANDRO MORENO MARÍN
Tótem reflexiona sobre las formas en que construimos colectivamente cultura material, por medio de la apropiación de objetos y espacios que están en el límite entre lo público y lo privado en Bogotá. En las calles de la ciudad, hay evidencia de cómo las personas apropian y modifican objetos y espacios, configurando un nuevo uso y significado para aquello que estaba dispuesto con otro fin. Estas nuevas materialidades proponen diferentes disposiciones y estéticas de los elementos de nuestra cotidianidad. Suponen entonces una reinterpretación de la dimensión material de la cultura y por tanto un ejemplo de construcción de cultura material. Los postes de luz están en esa instancia intermedia en la cual se dan intervenciones tanto de personas del común como de funcionarios públicos. Las distintas huellas que poco a poco van quedando son el resultado de esa complicidad y terminan por construir monumentales esculturas que reflejan la idiosincrasia que las rodea. Se trata de un ejercicio colectivo en el que el objeto se modifica constantemente y exhibe múltiples intenciones de los individuos que lo circundan, transformándose en símbolo de la cultura bogotana.
behance.net/otrosantiagomurillo
TĂ“TEM
SANTIAGO MURILLO CAMARGO
behance.net/andrespgbog
MÉDIUM
ANDRÉS PATIÑO GARZÓN
Fotografía como espacio y procedimiento Fotografiar lugares históricos implica recorrer el espacio para tomar decisiones que permitan transmitir en la imagen la monumentalidad material y la solemnidad del emplazamiento, visibles en los elementos arquitectónicos constitutivos del lugar. Dichos elementos sumados a la luz y la sombra generan una atmósfera etérea que propicia la visibilidad del espíritu histórico de la edificación: se trata de un procedimiento en el que capturar imágenes en un medio físico genera reflexiones y encuentros inesperados con el sustrato intangible del lugar. Este proyecto pone en diálogo dos capas históricas y visuales sobre un mismo espacio, el cual permite la aproximación entre elementos que han sido separados física y temporalmente. La primera capa es el Edificio Quintana, ubicado en el Pasaje Hernández y construido a finales del siglo XIX y principios del XX, cuya conformación es reflejo de las ideas de progreso y lujo de la Bogotá cosmopolita. Se trata de un lugar aislado del exterior, que encierra valiosas muestras de arquitectura e historia a las cuales no hay acceso y que tan solo son visibles a través de la fotografía. La segunda capa está constituida por tarjetas de visita que pertenecen a mi archivo personal de coleccionista: retratos de individuos que simbolizan los ideales de la época de construcción del edificio. En este encuentro el fotógrafo se convierte en un médium: un agente que en el acto de producción de la imagen en un espacio decadente, lidia con lo oculto, despierta y convoca el sustrato ideológico de una época, la cual recobra protagonismo y visibilidad, cuando se conjugan la agudeza sensorial, la expresión arquitectónica, el ojo, la cámara y la investigación histórica.
Mi prima Carmen Hermencia Piragauta es la monja de la familia. Desde hace 65 años eligió formar parte de la comunidad Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena , haciendo votos de sacrificio y obediencia absolutos con el fin de ser un devoto instrumento de su religión. Para ella, la vida ha sido Dios en cada momento y en todo lugar, y no habrá dicha más grande que la de morirse para estar con él. El encuentro es una serie fotográfica en la que abstraigo a mi prima de su medio conventual, dejándole su hábito gris, la única prenda de vestir que ha usado por décadas, siendo testigo de todos estos años de realidades y de sus achaques propios de la vejez. De esta forma me adentro y tanteo en las tinieblas de su devoción, para retratar esos estados de introspección, abandonamiento y éxtasis que contempla el misticismo religioso impregnado en su cuerpo. En este proyecto no solamente es mi intención reconocer a Carmen Hermencia como una parte inexorable de mi origen, sino también propicio un encuentro entre el escepticismo y el misterio de la fe. Es una apuesta atemporal, para comprender que, como cualquier ser humano octogenario y sin importar cuán rígida sea su profesión perpetua, los delirios de la Hermana Laurita se presentan con mayor intensidad cuanta más penitencia sobrelleva al esperar su imperiosa partida hacia lo eterno.
monicapiragauta.tumblr.com
EL ENCUENTRO
MÓNICA PIRAGAUTA ROLDÁN
nattleya.com
SOBERANAS PUTAS
NATALY PUERTA GONZÁLEZ
Soberanas Putas es una serie fotográfica basada en entrevistas y encuentros con cuatro mujeres que ejercen la prostitución. A partir de esto, cada cual cose una máscara hecha con ropa que ha usado cuando trabaja, y que identifica a su alter ego. Prendas que al igual que sus cuerpos tienen una historia. Es así como desvisten su cuerpo pero nunca su rostro, ni su verdadera identidad. Están dispuestas a empezar la lucha en su campo de batalla, son personas valientes, cabezas de familia o responsables de si mismas, mujeres que decidieron ejercer la prostitución y no se fueron por ninguna vía fácil, prefirieron “guerrearla” en ausencia de condiciones laborales, a su manera y bajo sus propias reglas. Cada quien elige cómo sobrevivir, su propia máscara. Sandra, Martha, Sonia y Marta, quienes se podrían describir como unas verdaderas guerreras, tras muchos años de haber ejercido el trabajo sexual, materializan ese alter ego que crearon como un recurso para protegerse. Ese rostro que muestran a sus clientes, de mujeres fuertes, libres, desinhibidas, coquetas pero que no se dejan de nadie. En este oficio es donde se intensifican las relaciones de poder y control entre hombre y mujer, cliente y trabajadora. Las servidoras sexuales, por la marginalidad de su trabajo, están expuestas a condiciones que las hacen tener un alto grado de vulnerabilidad. Sin embargo ellas actúan de tal manera en la que puedan tener el control. Deciden qué se hace, porque ante todo son mujeres con dignidad. Las soberanas de sus territorios. A diferencia de lo que se suele creer sobre el ser puta. Actúan para controlar, construyen un alter ego para protegerse. Por más putas que sean, ellas son la mayor autoridad sobre sus propios cuerpos y las reglas de estos deben ser inquebrantables.
Los objetos cotidianos, específicamente los juguetes, son instrumentos que subjetivan y delimitan el espectro de identificaciones con el que cuenta una persona, también resultan siendo claves para leer el cuerpo que los manipula, los palpa, los usa y los viste. Esto quiere decir que, a partir de los usos de determinados objetos, de lo que hacemos con ellos, se instauran ciertos imaginarios “naturales”, binarios y estáticos permitiendo al espectador foráneo leer ese cuerpo como hombre/ mujer, masculino/femenino, rudo/frágil, etc., mientras hace a un lado cómo ese cuerpo se piensa a sí mismo. Entonces, a través del juego se inscriben automáticamente modos de ser y estar, aprendiendo el juego de ser hombres y mujeres. Aquí viene mi intuición: si nosotros como sujetos dotamos de valores simbólicos los objetos cotidianos, convirtiendo un vaso en “el vaso”, podríamos plantearlo a la inversa, cómo estos objetos nos dotan de valores simbólicos a la vez que nos significan. Si el género se construye desde una repetición de actos performativos estilizados, permeados y guiados por un contexto sociocultural y un sistema de clases específico, siguiendo a Butler, quiero pensarlo como huella de la repetición de acciones que involucran objetos. Entonces, sospecho que los juguetes son cover-ups, fachadas que disfrazan y dan resonancia a la artificialidad de los discursos hegemónicos heteronormativos, prótesis de “identidad”. Pensémoslo así: si los juguetes son objetos de plástico, también lo son las identificaciones, el género mismo. La génesis de este proceso es una pregunta por la ruptura, por el quiebre en la cadena de identificaciones masculinas de tres generaciones: mi abuelo, mi papá y yo.
sebastiansanabria.com
ARQUEOLOGÍA DEL GÉNERO
SEBASTIÁN SANABRIA ARDILA
flickr.com/natalia_sarmiento_hernandez
CRUZANDO
NATALIA SARMIENTO HERNANDÉZ
A diario recorremos la ciudad, repetimos mecánicamente caminos que nos conducen entre ríos de personas desconocidas, con las que compartimos algunas pisadas que se pierden en la multitud. Nos acompañamos sin darnos cuenta, sin reconocernos unos a otros. Compartimos un instante, un espacio, un trayecto, el cruce de una cebra. Este proyecto surge de un ejercicio de observación de un cruce peatonal en el centro de Bogotá, una zona con gran diversidad de personajes y situaciones. Me interesa dar cuenta del paso del tiempo y el movimiento en un mismo espacio, la cebra. Lugar humanizado en la ciudad en el que la prioridad pertenece a quien la cruza por un tiempo determinado, y se desplaza sobre ella a un ritmo propio que está inmerso en uno colectivo. No hay dos caminantes iguales pero todos nos movemos esquivando cuerpos, fijamos la mirada al piso, al frente, abriéndonos paso entre la masa mientras cruzamos de un lugar a otro. No hay parada que nos permita reconocer en detalle a personas que quizás no veremos de nuevo o difícilmente podamos distinguir en otro momento. Personas con las que solo cruzamos, sombras que nos acompañan y acompañamos por un instante. Capturo el movimiento a través de manchas de colores que dan cuenta del rastro y el recorrido de quien cruza, o de congelados que permiten reconocer a algunos personajes. La composición crea una noción de temporalidad donde los sujetos en movimiento colapsan armónicamente dentro de una imagen estática; construyendo una narrativa del espacio sobre líneas blancas que se extienden en horizontal como un pentagrama sobre el que las personas cruzan.
Ella se llama Flor de María porque nació en el mes de las flores y de la virgen. Ella es una mujer recia de carácter, recta en su proceder y ante todo una matriarca y gran luchadora. El amor de su vida se llamaba Luis, estuvieron casados durante 51 años pero cuando Luis se fue al cielo porque un cáncer le gano la batalla, Flor comenzó a divagar en los recuerdos tristes de un pasado alegre con Luis, mientras ella se perdía del presente. Flor con el duelo fue perdiendo su carácter y su don de mando eso que la hacia la matriarca, resulto que fue diagnosticada de Alzheimer. Flor es mi abuela, la mama de mi mama y un ejemplo a seguir, pero Flor ya no es la que era y ahora tiene una mirada perdida que quizás está en búsqueda de su amado Luis. Este diario visual que retrata a Flor todas las mañanas al despertar, algunas mañanas son mas afortunadas que otras porque algunas mañanas me busca a mi, pero otras busca a Luis. Las fotos son mi búsqueda de los dos, primero de la lucidez de mi abuela y segundo del recuerdo dulce de mi abuelo en la mirada perdida de su esposa.
ceciliaserranosequera.tumblr.com
QUE TU OLVIDO NO SEA MI MEMORIA
CECILIA SERRANO SEQUERA
sebastianjvr.tumblr.com
FRONTERAS CUSTODIADAS
SEBASTIAN VANEGAS RUIZ
En una ciudad como Bogotá la seguridad es un tema que se encuentra constantemente en nuestras mentes, es por esto que en cada esquina encontramos personas dedicadas única y exclusivamente a salvaguardar la integridad del otro. Estos sujetos redefinen su identidad a través del uso del uniforme, asumiendo así una nueva identidad que sirve como pase de entrada a este grupo social. Celador, guardia y vigilante son algunas de las palabras usadas para distinguir a estos individuos que hacen parte de las filas de la denominada seguridad privada. A partir de esta redefinición de la identidad del individuo, resulta inevitable que aparezca una distinción entre quien vigila y quien es vigilado. Este hecho, hace que ambos sujetos se sumerjan dentro de dinámicas sociales, donde el principal intermediario es un distanciamiento en términos de quien ejerce control sobre el otro. Como consecuencia a esta separación, se crean fronteras que dividen los espacios de acuerdo a la jerarquía otorgada por el uniforme que se porte. Mientras que calles, puertas, escaleras, aceras y paredes son espacios comúnmente asignados a estos vigilantes para que permanezcan la mayor parte de su día, sitios interiores son los espacios naturales de esos individuos que demandan cuidado y protección. La relación entre aquel que vigila y el que es vigilado se transforma en una repartición de poderes y fronteras, en donde inevitablemente el sujeto encargado de proteger al otro, se transforma en una especie de intermediario entre el adentro y el afuera. Al guardia de seguridad, sin anticiparlo, se le es otorgada una ilusión de poder carente de todo tipo de reconocimiento y estatus; aquel que es custodiado es quien en realidad goza de una posición privilegiada, pues es quien por su situación jerárquica es capaz de ejercer control sobre el otro.
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