Revista Arco Iris

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EL ENSARTE DE LAS ARTES

Cusco - Ediciรณn Nยบ1 - Diciembre 2018


EL ENSARTE DE LAS ARTES UKUKU’S BAR CULTURAL INVERSIONES ILLAPA SRL. Calle Plateros 316 - Cusco Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2018 - 23330 Edición Nº 1 Diciembre 2018 Cusco - Perú Edición: Marco A. Moscoso Velarde Selección de textos: Felipe Roa Obriola Juan Mescco Sinchi Diseño y diagramación: José Carlos Chaparro Jara Corrección de estilo: Juan Mescco Sinchi Marco A. Moscoso Velarde Fotografía: Jorge Portugal Hughes Vanhoucke Felipe Roa Obriola Archivo del Ukuku’s Imagen de portada: Mario Curasi y Alejandro Roa Pacheco Publicidad: Marly Morales Pazos Equipo Ukuku’s: Felipe Roa Obriola Edgar Ojeda Umeres Julio Antonio Roa Cuba Edgar Alegría Auca José Roa Cuba Raúl Benigno Zabala M. Miriam Orellana Ocampo Dina Rupaylla Rony R.Huerta Collantes Madaly Vergara Zúñiga Diana Alzamora Meléndez Heber Torres Ccopa Hugo Benítez Salazar Paul Muñoz Olgado Leonardo Andrés Jaimes Blanco Paolo Frank Vivanco Tablada José Martín Miranda Elías Afortunado Flores Juana Huaman Sánchez

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Los Ukukus y el Arco Iris Entrelazando Cumplidos “Un Festival esencial para todos los cusqueños” Conversamos con William Luna. Ukuku’s: Un Coctel Místico Movimiento y color bajo la lluvia “Logré el respeto con mi trabajo en metal, creando y trabajando” Entrevista a Heber Huamán Máscara de Carne Hacia un teatro contemporáneo en los escenarios alternativos de Cusco “El Ukuku’s es como mi familia” Entrevista a Jesús Garay El pasado va adelante La poesía y el Cusco, los poetas y el Ukuku’s QOYLLURIT’I Un destino a seguir De La Victoria al Arco Iris Condenados a vivir en sociedad, condenados a seguir en soledad. Breve apunte sobre el rock en el Cusco “Deben existir más iniciativas como el Ukuku’s” Conversamos con la escultora Edith Sánchez La fotografía cusqueña El ecléctico Arco Iris Festival del Arco Iris: Un Río Desbocado de Energía El disfrute de comer y beber

La revista ARCO IRIS no se responsabiliza por la información (precios, productos, servicios, promociones o datos de contacto) proporcionada por las empresas anunciantes. Los puntos de vista en los artículos pertenecen a los redactores y no necesariamente a ARCO IRIS. Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio y para cualquier fin sin previa autorización de INVERSIONES ILLAPA.


Los Ukukus y el Arco Iris Por: Luis Nieto Degregori

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uenta una leyenda que todos los seres vivos e inanimados de nuestro planeta eran o blancos o negros y que la vida en este planeta blanquinegro era tediosa y tranquila, tan tediosa y tan tranquila que los demás, los conformistas, estaban permanentemente sumidos en el sopor o el sueño, pero un sueño oscuro como un pozo profundo, negro de tan oscuro. Los inconformes, que eran los menos, decidieron un día rebelarse contra esta monotonía y empezaron a buscar, cada vez con más empeño, la forma de cambiar las cosas. Decidieron para eso presentarse donde el Apu más poderoso, una cumbre coronada de nieve, y pedirle consejo. “Tienen, en algún confín del mundo, que encontrar al Arco Iris”, les dijo el Apu. Muchos días y muchas noches, muchas lunas blancas y soles

negros, duró esta búsqueda hasta que por fin los que no se resignaban a que la existencia fuera grisácea encontraron al Arco Iris y le pidieron que pintara el mundo de colores. Y todo cambió, empezando por los sueños que la gente soñaba, que eran coloridos y luminosos y despertaban el ansia de crear. Desde entonces, los descendientes de esos hombres que encontraron al Arco Iris, los Ukukus, siguen ascendiendo año tras año al Apu para purificarse en sus nieves eternas y para mantener vivo el espíritu creativo, la vitalidad y la rebeldía. Esta es la razón también por la que los Ukukus, junto con los artistas cusqueños, celebran por veinticinco años consecutivos la Semana del Arco Iris, con la participación de músicos y pintores, escritores y teatristas, cineastas y escultores.

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Entrelazando Cumplidos Por: Juan Mescco Sinchi

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ace 25 diciembres, el Festival del Arco Iris es penetrar al Ukuku’s en las noches iluminadas de colores. Es memorable que todo empezó con la inquietud incansable de amigos: Tito y Julio Roa, los Edgares Ojeda y Alegría, Rodolfo Rodríguez, Mario Curasi, Ricardo Castro y Juan Mescco, que irradiados por colores imaginaron e hicieron días y noches de arte. Entre conversaciones los objetivos mencionados eran y son, dar espacio a las artes, apreciar y difundir a los artistas cusqueños contemporáneos, motivos suficientes para la unidad de artistas, el compartir nuestro quehacer con el público, aunque vale decir que el evento ha crecido a nivel regional, nacional e internacional. La feliz iniciativa de darle a la vida nocturna cusqueña una dimensión artística. A contrapelo de aquellas voces nubladas que asocian noche cusqueña con transgresiones de la moral y atentados a las costumbres de nuestra ciudad. Teniendo presente que el Arco Iris es mostrar la Cultura Viva del Cusco, repartiendo escenario con artistas foráneos. Los objetivos siguen vigentes y los artistas están aquí como q’entes que saludan a la luna cusqueña. Durante los años se han apostado diferentes slogans como: “Semana del Arco Iris”, “Arco Iris: Encuentro con las Artes”, “Tiempos de Cambio”, “El Ensarte de las

Artes”, entre otros. En algunos Arco Iris, el festival amplió sus fronteras: espacios públicos para los pasacalles de inauguración, los estatales fueron para las exposiciones de artes plásticas, lecturas literarias y muestra de teatro que se realizaron en el Museo Inka de la UNSAAC, Museo de Arte Contemporáneo de la Municipalidad del Cusco y la Casa Garcilaso del ex Instituto Nacional de Cultura. Cada año, era y es oportunidad para abrir los sentidos principales de esta ciudad y sus habitantes. La pintura latiendo entre líneas y colores, en manos del recordado Tolo Olivera, entre otros artistas reconocidos del Cusco. La escultura, manera de materializar lo invisible y su solidez es huella perpetua con la presencia de Heber Huamán entre los jóvenes ejecutores. El modo de ver la realidad con imaginación es una cualidad inconmensurable de la literatura cusqueña contemporánea en representación de escritores como Mario Guevara, Enrique Rozas y Luis Nieto, en que la narrativa envolviendo en circunstancias desconocidas que conducen a finales de gozo o perplejidad. La poesía que satisface del cerebro al cuerpo, seguirá siendo una invisible que toca la puerta en palabras del inmortal Raúl Brozovich, Germán Bauch y nuestra celebrada Ana Bertha Vizcarra, seguidos de jóvenes valores cusqueños.

“El Ukuku’s ha seguido, sigue y seguirá aportando por la cultura viva del Cusco”.

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La música que alegra el corazón, cada estilo tiene su valor y el canto es respiro frenético entre ritmos creados y recreados, en interpretaciones de los grandiosos Los Campesinos, los precisos grupos: Expresión, Metáfora, Arco Iris, Pachatusan, Reynaldo y Enrique Pilco, entre otros apreciados, asimismo, cabe destacar a los grupos musicales que con variados estilos hacen que fluyan en su wayno, rock, trova, jazz, cumbia y tradicional. El espacio es un lugar que el teatro conoce y domina, el lenguaje corporal comunica entre luces y sombras en presencia de Rodolfo Rodríguez, Grupo Kapuli, Jiliat Zambrano entre grupos e independientes que siguen en la brega escénica. El instante es captado por la fotografía, la emoción y conmoción en un click en las cámaras de Carlos Nishiyama y Edwin Chávez entre los jóvenes que perennizan en una imagen. El cine y video introduce al espectador a universos inimaginables, los que —acaso-reúnen a todas las artes, en trabajos de Jorge Vigniati y Luis Figueroa con los nuevos realizadores locales. El Arco Iris del Ukuku’s tuvo la presencia de personajes y grupos de quilate, entre los rememorados: Jaime Guardia, Amador Vallumbrosio e Hijos, Miki Gonzáles, Manuelcha Prado, etc. Pintores como la rusa “Zafra”, Alberto Quintanilla. Escritores nacionales como Tulio Mora, Lawrence Carrasco y Miguel Ildefonso. El Grupo Yuyachkani con Débora Correa. Cineastas como Iván Sanjines, Paul Joule, etc. Cualquier omisión en involuntaria, las disculpas pertinentes.

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En el transcurso se detuvo cierto entusiasmo con artistas que se adelantaron en el camino, como los poetas Raúl Brozovich y German Bauch, quienes tuvieron homenajes merecidos. La pérdida de nuestro estimado Yuri Boluarte ha tenido amplio espacio en el Ukuku’s en dos consideraciones sobre su persona amigable y la trova que lo acompañó, asimismo, no olvidamos a Gonzalo Medina, artistas que ascendieron al Hanan Pacha. Breves párrafos sobre las artes en vivo que se realizaron durante los 25 años, los consecuentes asistentes dan y darán testimonio de los festivales inolvidables donde la originalidad de sus

manifestaciones es concebida como un gran performance cusqueño. El Ukuku’s, representado por Inversiones Illapa S.R.L., como empresa privada ha seguido, sigue y seguirá apostando por la Cultura Viva del Cusco, es bien sabido que sus noches se iluminan atravesados por las artes, pues tiene en su haber innumerables actividades culturales y sociales durante el año. Es preciso anunciar que el Ukuku’s es parte del Proyecto “Andes Verdes” con instituciones ECOAN y AMAZON EXPLORER en las plantaciones de árboles para la vida. También indicar que con el corazón de cristal, durante

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estos años se tuvo inmensa proyección social al ofrecer sin figurar las chocolatadas en muchas comunidades campesinas con el lema “Navidad con el niño del campo”, acción que ha tomado parte del Arco Iris. Asimismo, con la actividad del “Código Barby” se concedió 1000 textos en favor de la lectura al Centro Penitenciario de Mujeres del Cusco, coordinando con la actriz Claudia Mori se hizo presentaciones en el Ukuku’s en que la entrada era un ejemplar. Igualmente, ha sido sede, como bar cultural, de la Noche de Lecturas Literarias como parte de la IV Feria Internacional del Libro de Cusco, de la misma manera, fue parte

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en la Campaña a favor de la Lectura. Ahora, el Arco Iris, en su versión 25, continúa con el Ensarte de las Artes, donde los jóvenes hacen que permanezca en el Ukuku’s, en que cada año tenga bríos en este Cusco diurno y nocturno. Tito Roa en su frase: “El tiempo no pasó, se detuvo, en este sentir, compartimos nuestro pan llamado Arte”. Y quienes le acompañamos vamos en el afán de reunir las voces de las artes. Que este festival sea para participar, observar, escuchar, respirar y sentir, el Ukuku’s abre su territorio. Es urgente celebrarlo y celebrarnos

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“Un Festival esencial para todos los cusqueños” Entrevista: Raúl Escalante Foto: Alejandro Rodríguez

Ya sea con una guitarra chocha, poemas perversos, pinceles locos, o solo entusiasmo y una chela en mano, innumerables y variopintos artistas pasaron en estos años por la semana del Arco Iris del Ukuku’s Bar Cultural. Y en esa lista no podía “no estar” presente el talentosísimo William Luna, quien en esta conversa nos cuenta un poquito de lo que para él significa esta fiesta de las artes. ¿Qué representa para William Luna la Semana del Arco Iris del Ukuku’s Bar? Es un festival muy importante donde los cusqueños podemos demostrar nuestro talento. En lo personal, a mí como cusqueño me da mucho orgullo haber sido y ser aún parte de esta fiesta de las artes, a pesar de que no vivo acá. El Ukuku’s es mi casa: nuestra casa (aclara el artista); y el festival del Arco Iris es un evento esencial para nuestra ciudad.

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Cuéntanos algún recuerdo “ukukuciento” que se te venga a la cabeza en este instante. Tengo una anécdota de la que incluso Tito no se acordaba. Era 1986 y yo empezaba a hacer música con Elizabeth Jenkins y Walter Sotelo. Nos llamábamos Big childrens (chicos grandes) y hacíamos un tipo de música casi infantil porque de eso se trataba: no olvidar que siempre somos niños, cuando entonces Tito y Becho nos eligieron como padrinos de la pista de

baile. En esos días recién estaban pintado el local y ambientándolo con obras artísticas. Así inauguramos el Ukuku’s, bar que hoy en día es un lugar emblemático en Cusco. Elizabeth y yo aún somos sus orgullosos padrinos. Por todo ello quiero agradecer a la dirigencia del Ukuku’s: a Tito, gran hermano; a Becho y a Jhony Cárcamo, su esposa, y amiga mía de la escuela de música; gracias a ella pude cantar por primera vez en el Ukuku’s Bar, que es ahora una institu-


ción que enaltece al Cusco. Cuando estoy fuera del país, ya sea en Europa o Estados Unidos, siempre digo “soy del Cusco”, y recomiendo “si vas por mi tierra tienes que pasar por el Ukuku’s”. ¿Cómo es la vida de William Luna?, artista reconocido y harto aplaudido. No es fácil la vida del músico. Lo importante es mantenerse. No hay un día que amanezca sin que esté inventando una forma de generarme trabajo: la lucha es diaria. Y no es como muchos creen, que cuando uno ya es reconocido se hace apático, creído, insensible o que la fama lo consume ¡No!, más bien cuando uno se hace popular tiene que ser más convincente para que continúe siguiéndolo la gente. Y ahora es más difícil porque hay

más competencia. Hay tantos buenos músicos en estas nuevas generaciones, que yo ya quisiera estar al nivel de ellos.

“Si vas por mi tierra tienes que pasar por el Ukuku’s”. ¿Qué proyectos musicales tienes para el próximo año? Estuve en Ecuador, viajando de norte a sur, y pasé de todo para poder grabar una última producción que se llama “Uniendo pueblos”. He trabajado

este proyecto con David West, músico ecuatoriano-canadiense, quien me dio la oportunidad de componer y grabar con él. Hemos hecho un video y todo, siempre buscando tener un álbum competitivo. Y para lograr esto, incluso me he encerrado en un estudio por más de una semana. En fin, lanzaremos esta última producción en enero de 2019. ¿Y tu filosofía de vida? Cada día es un milagro de existencia. Yo no hago planes para más de seis meses de plazo, pues no sé si voy a estar vivo para eso. No puedo jactarme del mañana, el pasado no existe y mañana no sabemos. El día presente, el momento: eso es lo único real que tenemos

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Ukuku’s: Un Coctel Místico Por: Marco F. Carpio Sánchez

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a historia no sucede solo porque el tiempo pasa sin cesar, ni porque los almanaques hacen su labor de recordarnos que el tiempo debe pasar; la historia se hace en el día a día, esa es la mejor forma de narrar lo transcurrido a quien desees contárselo, manifestándole que: hiciste historia, que haces historia y que eres parte de la historia; quién le quita a Ukuku’s lo andado durante 9125 días traducidos en 25 años, y que algunos denominan “bodas de plata”; y que yo me permitiría decir, con el debido respeto, para este particular acontecimiento: “bodas de piedra”, pero de esa piedra ruda, firme, eterna, que se une al torrente de nuestra existencia como parte de un sentimiento eterno de compromiso con la Pachamama, como si hubiera estado

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esculpida a la medida del sentimiento de quien conoce realmente el Ukuku’s. Si se tuviera que contar esta particular historia vivida por parte de cada uno de los que construyeron, visitaron o pasaron por el Ukuku’s, lograríamos un “coctel de experiencias” con y sin hielo o a la temperatura de la memoria de cada uno, cada instante sería insumo con características propias, plasmadas en cada ser que expresó con su presencia la vigencia de ese mágico espacio, y que se embriagó de placer más que del propio líbido mental. Entonces, permítanme decir o contar que, si hay algo, de lo mucho que destacar, de ese espacio mágico, es la tarea que se impusieron, de principio como un deber o como un deber ser, la tarea


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de mantener vigente el misticismo nato que se puede percibir en cada uno de sus pilares humanos que con creces supieron transmitir a propios y extraños ese sentimiento denominado Mística, y estos se vieron y se sintieron en algún momento del recorrido nocturno parte de aquello denominado Mágico, y que con especial particularidad se puede hallar, esa magia, en todos los rincones del espacio Ukuku. La presencia de extra – terrestres con características de humanoide, felizmente, confluyen en una suma de seres con orígenes variados, con pareceres diferentes, con ideas particulares, con deseos de aventura escondida, con sueños de trasnochado, con fe y sin fe, más los seres nuestros del lugar, todos ellos mezclados creando momentos únicos, diferentes y sobre todo creando una mezcla “particular” que concentrados en un Shaker inmenso e imaginario, produce una especie de brebaje al cuál atrevidamente llamaremos: coctel Místico, el cual es invitado a beber y vivir noche tras noche, y que finalmente tienen su pausa en cada amanecer. Las presentes líneas son el resultado de haber estado uno o más momentos dentro, que a manera de agradecimiento y homenaje, como debe ser, fluyen naturalmente desde lo más profundo de la memoria acompañado de latidos. Larga vida al Ukuku’s y al Festival del Arco Iris

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THE BAR

Live music every night and happy hour, great BBQ wings, fusion food and snacks, craft beers, hookahs, wi-fi, table games, Bar whith great atmosphere. Open 5:00 pm Close 2:00 am Recomendado por:

Siguenos en:

Calle Tandapata 100, San Blas

Km.0 cusco

km.0_cusco


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Movimiento y color bajo la lluvia Por: Rodolfo Rodríguez

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uántas cosas se crean y pierden a diario en el transcurso de la vida, a cada instante como perennizando que el hombre traza momentáneos signos de su paso. A pesar de la decadencia, eran los años dorados para mí. Transitaba las tardes de la chichería y merodeábamos la noche adueñándonos de una parcela cerca del proscenio en el barco de las noches cusqueñas. La gente estaba harta con lo “mimo de siempre” comenzaba un tiempo de performances (así le llamábamos a pequeñas acciones escénicas con alguna “locura”). Tito y sus Ukuku’s, le dieron a esas noches una pasión que juntaba almas en torno al arte. Estos cargaban en sus espaldas la parte no poética del arte y de aquellos delirios que se hacían posibles. Un amigo me dio la idea de hacer un día rojo en el bar; así las luces, el ambiente en general, la escena a presentarse el vino, flores y cuanto pudiese ser rojo, incluidos precios especiales a quien vestía de rojo y también oferta de tra-

gos rojos. Un pintor realizaría una obra en vivo con tonos rojos. Pica pica rojo y una cuerda que se hilaría entre todos harían una cuerda roja en la que anudarían todos los artistas que participen de la noche, armando de este modo el primer cordón de un qhipu que se armaría durante una semana en la que se tejerían un color del arco iris por día. Como un hijo a quien se le planea la vida; nació el Festival del Arco Iris. En el solsticio de verano (navidad) las peores fechas para organizar un festival cultural. Pero tenía estrella, desde que comenzó, creció a su manera y no a lo pensado. Se liberó de sus colores y sus qhipus, se hizo de todos y se desbordó del hogar en que fue niño hasta copar los teatros y recintos de la ciudad. Ahora es más, ya superó la edad de los suicidas y vuela libre de nosotros. Yo solo recuerdo que no para y que sigue, que sigue y que sigue creciendo. Pues que vengan muchos más veranos para bailar y pintar bajo la lluvia del Festival del Arco Iris. ¡Salud!

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“Logré el respeto con mi trabajo en metal, creando y trabajando” Este año cumple 50 años de vida artística, se consagró a los 18 como una promesa de la escultura en metal. Hoy es todo un ícono del Cusco, sus obras e instalaciones forjaron la imagen del Ukuku’s durante estos 25 años. Heber Huamán es todo un personaje, contador de historias y anécdotas. Un curioso nato a quien siempre vi ávido de aprender y experimentar, creativo forjador de impresionantes esculturas metálicas. Entrevista: Frida Ibáñez Ayerbe

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¿De dónde viene Heber? En realidad yo soy apurimeño y llegué al Cusco a los cinco meses de nacido, cuando todos se iban del Cusco después del terremoto del ’50. Vinimos por un cupo de empresarios emprendedores de Apurímac, migramos a burro y mula porque las carreteras del Cusco estaban destruídas. Cuando mi papá llegó a Santa Ana vio una ciudad en ruinas, había casas y terrenos para escoger porque todos se iban. A mi papá le dieron el Colegio Ciencias, que estaba derruido y él hizo su taller en el frontis del colegio por cinco años, hasta la reconstrucción. De ahí se fue al puente de Av. del Ejército, donde comenzó a hacer sus cocinas. Nací en ese ambiente —dentro de un taller-- aprendí a tornear y soldar a los ocho años.

era técnico, tenía un poder económico fuerte, quise estudiar en la UNI y no ingresé. Paralelamente yo trabajaba en mis obras y gané el Primer Premio Nacional al Mejor Artista Popular en 1968, cuando tenía 18 años y me condecora el presidente Velasco Alvarado. Gané entre mil y obtuve una medalla y un diploma firmado por los generales de esa época. Ese diploma ahora está medio mosqueado porque lo dejé en la pared pegado con chinches por mucho tiempo (ríe).

“Cuando tenía 10 años hice un trabajo muy lindo que un profesor jamás me lo devolvió”.

¿Cómo recuerdas esos primeros años en Cusco? Yo era el único ayudante de mi padre para reparar cocinas. Desde primero de secundaria trabajé muy duro, salía del colegio y tenía cinco minutos para llegar al taller, ahí me esperaba una larga lista para reparar cocinas. Yo era el reparador oficial, iba de casa en casa a reparar y me daban buena propina, pero salía oliendo a gas y gasolina. Iba al colegio oliendo así, me hicieron mucho bullying por eso, me decían cocinero. Era un insulto para mí, yo le decía a mi papá y él me decía que era parte del oficio.

“El Comercio” y “La Prensa” me publicaron pequeños artículos y cuando regreso a Cusco, don Mariano Fuentes Lira enterado de que había ganado el primer premio (porque era muy amigo de mi padre, ya que vivían en la misma calle), me dijo: “Oye ñato, tú no debes estar en la mecánica, tú debes estar en la escuela” y de las orejas me llevó a la escuela. Yo nunca postulé, don Mariano me llevó a la fuerza.

¿Cómo decides estudiar en la ESABAC? No era mi intención, nunca había pensado en estudiar en la Escuela. Mi papá

¡Qué honor! pero también habrá sido una responsabilidad para ti… Indudablemente que sí, pero… no aguanté ni un mes y me escapé de la

Escuela. Mis maestros Machicado y Hugo Béjar me enseñaban casitas, llamitas en cerámica, cosas que yo ya había hecho en metal. Pensaba: “este no es mi mundo” y me quité. Cuando don Mariano fue a buscarme, me preguntó el por qué no quería estar en la escuela. Y era porque yo trabajaba haciendo mis máquinas, exhibiéndolas en la Plaza de Armas, él aceptó en ese momento, que la escuela no era para mí. Pasó un año y don Mariano regresó a mi casa, otra vez. Para decirme que había un profesor que era Edgar Torres Calderón, y me llevó a su taller. Por entonces ese taller estaba en la calle Q’era, cuando llegamos estaba oscuro y es que estaban estudiando en slides las obras de Picasso. Fue la primera vez que vi a un profesor que entendía a Picasso, de quien yo era fanático. Me quedé con ese profesor que fue genial. Fuimos grandes amigos con el Chino Torres. Para ese entonces los abstractos en Cusco éramos pocos, y justamente el profesor Torres iba a mi taller a enseñarme escultura moderna. Recuerdas tu primera obra de arte y lo que sentiste? Yo desde niño había hecho arte repetitivo a mano. El profesor siempre te pone un modelo que en primaria por ejemplo, me lo daban en cartón o cartulina y yo lo hacía en madera o metal, yo era soldador y carpintero. Pero nadie creía que yo hacía esos trabajos, como mi papá era famoso pensaban que él los hacía. Cuando tenía 10 años hice un trabajo muy lindo que un profesor jamás me lo devolvió. En el Politécnico hacía trabajos “locos”, conocía de torneo y

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soldadura, pero ahí tampoco creían que yo hacía mis trabajos. Mi papá fue como un estigma, en la prensa —en mis inicios-- publicaron alguna vez, que mi trabajo era obra de mi padre. Sin embargo seguí, y logré que me respeten exponiendo en más de quince ferias de arte, yo trabajé siempre en metal. Era chibolo y acompañaba a otros artistas consagrados. Y así he seguido hasta ahora, creando, trabajando. Este año cumplo 50 años de vida artística… Hablemos del Ukuku’s, ya que lo frecuentas hace años. ¿En qué crees que ha aportado a los artistas de Cusco? Yo conocí a Tito diez años antes de que exista el Ukuku’s, porque su hermana

“Lo más atrevido fue cuando llevé soldadura autógena y herrería, e hice fuego en el escenario, después de nuestra intervención entraron Los Campesinos, fue una locura”. 20


mayor es mi comadre y yo conocí a la familia Roa desde muy niño. Cada que han necesitado un apoyo logístico, lo he dado siempre por amistad. Cuando se abrió el Ukuku’s, con el “Taller Cuatro” --que por entonces existía-hicimos toda una escenografía para que entren “Los Campesinos”, --deben existir todavía todas esas láminas que hicimos—. Lo más atrevido fue lo mío, cuando llevé soldadura autógena y herrería, e hice fuego en el escenario. Para nuestra suerte nadie nos controló y fuimos libres, hicimos nuestra instalación, los chicos agarraban fuego, yo tenía en mi bolsillo polvos de cobre y bronce, parecía un alquimista, ponía muchos colores que chorreaban. Yo con bividí hacía lo mío, mientras sonaba la música unos pintaban atrás mientras tomábamos nuestra cerveza, terminamos haciendo la escenografía en tres paneles. El local estaba lleno, lo único que quería era bañarme en agua fría porque estaba sudando y me dio una bronquitis terrible, después de nuestra intervención entraron “Los Campesinos” a tocar, fue toda una locura… ¿Qué le deseas al Ukuku’s por estos 25 años? ¿Qué les dirías a todos los ukukeños? Espero que tengan continuidad y que sigan en la misma casa —porque es alquilada y costosa--. Que sigan estos tiempos de producción y cultura. Yo he decorado muchas discotecas y pienso que el Ukuku’s es la única que tiene presencia y calidad cusqueña. Espero que se mantengan así y Felicidades por estos 25 años

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Máscara de Carne Por: Hugo Contreras Rozas

“El teatro es, de todas las artes, la más humana, porque su finalidad e instrumento es el hombre”. Carlos de Araujo

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Cuál es el objeto propio sobre el que debe trabajar el actor? ¿Cualquier texto se vuelve teatro si lo “trabajó” un actor? ¿El teatro es sólo texto? ¿En qué lugar se encuentran los otros componentes del fenómeno teatral? ¿Basta sólo el talento o la experiencia intuitiva para hacer teatro? Son muchas las preguntas que surgen y muy pocas las respuestas que se dan. Empero, un cuestionamiento brota de la necesidad actual en que se sumerge el teatro cusqueño y salta oportuno, como corcho sobreviviente en el mar. ¿Qué podemos hacer para contrarrestar el estatismo? ¿Debemos avanzar del centro absoluto, donde dos pasos adelante son la respuesta lógica de dos pasos atrás? Cada vez que hacemos teatro por el peso de sus hechos, marcamos sólo oasis ilusorios, para caer luego en pasos llenos de ansiedad, codicia y vanidad. Y las interrogantes nos abruman y dejamos al teatro que sobreviva solo. Mientras nosotros variopintos ingresamos de cabeza al carrusel de la oferta y la demanda. Hemos inventado las artes para darnos explicaciones, orden, claridad, y tal vez, trazar un camino a nuestra conciencia. Y hemos descubierto que el arte, para merecer ese nombre, debe ser útil, y no meramente decorativo. El arte no cambió nada. Pero, desde esta impotencia, el arte debe cambiarlo todo. El teatro es, de todas las artes, la más humana y conoce un solo tiempo verbal: El presente indicativo. Opuesto del cine, donde todo es ya pasado. El

teatro tiene el privilegio único de imponer que “todo ocurre” incluso inducir a una civilización al descontento, capaz de cuestionar todo lo cierto, lo seguro, lo predecible, y alterar nuestras percepciones y nuestras acciones. Porque como toda verdad, el teatro se sitúa en la esfera de la acción y la transformación. Porque si no fuera, así, en algún momento de la vida nos

morimos, sin que nos entierren. Hemos dado todo a la vida y la vida nos ha dado todo lo que debía darnos. Lo que sigue después ya no merece el nombre de vida. El mundo está lleno de gente muerta que cree estar viva. Recordemos que el teatro puede cambiar el mundo. Recordemos que los límites del teatro son aquellos que nosotros mismos le imponemos

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Hacia un teatro contemporáneo en los escenarios alternativos de Cusco Por: Eduardo Flores

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a ciudad de Cusco responde a un ritmo propio, a un movimiento de la escena teatral muy particular, es cierto que viene en crecimiento hace algunos años, hoy en día sin duda, hay un movimiento fuerte y amplio, de diversas temáticas, colores y texturas, grupos, colectivos de artistas independientes que realizan su quehacer teatral en diversos ámbitos de la ciudad, en diversas disciplinas, incluidas las fusiones folclóricas y todos los etcéteras imaginables, importante remarcar la independencia de estos grupos, colectivos y artistas, puesto que en Perú no se cuenta con un elenco nacional de teatro, hay elencos de danza clásica, ballet o de sinfónicas además de coros infantiles y juveniles mas no es caso del teatro

como tal, aunque esto jamás será impedimento para la continuidad, creatividad y desarrollo de las artes escénicas a nivel nacional con las diversas influencias y hacia los distintos “teatros” de todos los rincones del Perú; en este punto es importante nombrar los precursores del teatro contemporáneo cusqueño y nacional, ilustres personajes, como Lucho Castro del otrora Grupo Impulso, hoy en día, Asociación Cultural Q´ente, Hugo Bonet que dirigió el TEUQ, Guido Guevara y Zulema Arriola del Grupo Máscara, Hugo Contreras, inclinando su propuesta al teatro físico, con una casi grotoskiana disciplina escénica en Kapulí Teatro, Rodolfo Rodríguez “el mimo que habla”, uno de los primeros mimos de la plaza San Francisco, luego director del

enigmático Grupo Teatro de Barro, Teresa Lastarria, actriz cusqueña, Hugo Salazar de Juglar Teatro y también recordado mimo cusqueño, entre tantos otros que nutrieron nuestras tablas, lucharon y continúan luchando cada uno desde su propia trinchera por la actividad que tanto aman y tanto les ha dado, sin nombrar por supuesto reconocimientos simbólicos, sino ser valorados por un público que los reconoce como artistas, los no tan jóvenes como este humilde servidor debemos tenerlos en cuenta como antecedentes y precursores, sin sus luchas no tendríamos estos espacios tampoco quizás, estas formas tan diversas de teatro en nuestra ciudad, recordar a los más jóvenes, para continuar regando la semilla que los mayores de-

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jaron. Sin ellos no habría este teatro contemporáneo cusqueño. Me enfoco en lo anterior como un brevísimo y muy simple detalle de nombrar, seguro se me escapan algunos que engrosan esta lista, Francisco León, Dino Jiménez, Jiliat Zambrano, etc. de incontables pero valiosos teatristas cusqueños. Aclarado lo primero, si me preguntan ¿cuál es o fue el espacio de continuidad artística más importante del Cusco de manera independiente y auto gestionada? Sin duda respondería el Ukuku’s Bar, y de manera más concreta el Festival del Arco Iris que, no solo ha mantenido un nivel de calidad, sino también ha reunido a la mayor cantidad de artistas cusqueños de las tablas, es cierto que en Cusco hubo festivales internacionales, muestras nacionales, regionales, algunas llegando hasta su quinta entrega, pero mantener 25 años con un discurso limpio y amplio en cuanto a las libertades y diversidades de temas que los artistas tocan en sus composiciones. Cómo no mencionar este espacio como fuente fecunda de muchos proyectos teatrales, como algunos años atrás esos 15 minutos que preparabas para un trabajo en unos meses se convertían en obras que transitaron y tienen su proceso partiendo de este mitológico lugar, para nombrar algunos: Los Tambores de Lucho Ramírez, Noche Oscura del Cuerpo y Camino de Barro de Intruso Teatro, La Caja el caso del Grupo Darte, La Cena Ajena de Oswaldo Povea, tantas performances y exploraciones escénicas que se dieron en este espacio, cuando el

único teatro de Cusco se encontraba cerrado por el incendio ocurrido en el 2011 y reinaugurado como “Teatro Municipal de Cusco Daniel Estrada Pérez”, ya el 2013, contando con técnicos a disposición para el apoyo en las funciones, que es un avance significativo aunque falta mucho por corregir. Recordar grupos que son parte del espacio escénico que el Ukuku’s Bar brinda, además del festival que realiza cada año, siempre en diciembre: Ikaro Teatro, Edgar Carmelino con Don Arte, Proyecto Birlibirloque con su trabajo para niños, el Grupo Alma Andina, Dalia Ivanova Paz, Tania Castro, Claudia Mori, Anahí Araoz, Nina Chaska Zelada y Carolina Niño de Guzmán, Daniel Ascencio de Ilusión Colectiva, en danza: las chicas de Kandunga de danza contemporánea, Silvia Liz Soto y Vania Farfán, las bailarinas Ninoska Carbajal y Carol Arzubialde entre otros, amigos que vinieron de Lima y contribuyeron con su granito de arena, otros que llegaron de otras partes del planeta en sus viajes intergalácticos hacia el ombligo del mundo, no es gratuito hacer referencia en este punto a la cantidad de espectáculos que se estrenaron, construyeron y tuvieron vida gracias a la iniciativa de Tito Roa como principal gestor cultural del Ukuku’s Bar Cultural, sino también la amplitud del lugar para facilitar, empujar y abrir sus espacios a la creación cusqueña. Es cierto que hay espacios como el Convento de Santo Domingo - Qorikancha con sus impulsos e iniciativas, el ICPNAC prestando sus instalaciones, la ahora en remodelación, Casa de la Cultura Cusco. La Esencia de

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Rimacpampa Chico, pequeño lugar dirigido al expendio de mates, es un espacio que apuesta por la cultura y ha generado un interesante circuito de improvisación teatral, teatro y acciones escénicas para cusqueños y visitantes, sumada a estas iniciativas como la Casa Darte el primer teatro independiente de la ciudad, impulsos como el de Epicentro Centro de Artes en la zona de Cachimayo, en el teatro de los compañeros de Don Arte en San Miguel, los dos últimos en el dis-

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trito de San Sebastián, los impulsos de centros culturales, muestran un crecimiento significativo de las artes escénicas en Cusco, negarlo sería un acto de mezquindad, como negar el hecho que el trabajo continúa, que todavía tenemos mucho camino por recorrer, pero entonces si hay tantos espacios que aportan y son tan valiosos para las artes escénicas en Cusco, ¿por qué el Festival del Arco Iris? Por una simple y única respuesta, el admirable trabajo durante 25 años

ininterrumpidos de Festival, que engloba todas las manifestaciones artísticas, en una amplia gama desde la escultura, pintura, grabado, literatura, performance, música, teatro, danza, videoarte, etc. Es absolutamente increíble. Y si me permito responder a mi pregunta, fue fundamental hace 25 años y sigue siendo fundamental ahora motivando a los creadores cusqueños a participar. ¡Felices 25 años, Festival del Arco Iris, el ensarte de las artes! Y gracias por tanto para el Cusco


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“El Ukuku’s

es como mi familia” Lo conocí hace muchos años, en su momento causó todo un revuelo musical en el ambiente nocturno de Cusco, por eso su grupo fue denominado como “Los Reyes de la Noche Cusqueña” por el furor que generaban en sus presentaciones. La pachanga chola había nacido y se forjó en el Ukuku’s durante estos 25 años. Será el mismo Jesús Garay quien nos cuente de su trayectoria musical y su paso por nuestro bar cultural. Entrevista: Frida Ibañez Cuéntanos sobre tus inicios musicales Yo nací en una familia de músicos, mis hermanos mayores son músicos, mis padres son músicos pero a la vez solamente grabaron un disco, mi señora madre un carnavalito. Mis hermanos mayores tienen cuatro LP’s y tres de 45’. Uno como grupo “Spectros” y el resto como grupo “Trébol”. Y bueno, yo vivo en una empresa musical porque ellos tenían su sala de grabación, su empresa de hacer discos (fue la primera en Cusco) y es ahí donde nace Jesús Garay como cantante, como músico, como compositor, quien poco a poco comenzó a vivir de la música haciendo

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baladas, rock… hasta que me fui a Argentina y me nace hacer folklor. ¿Pero tu familia quería que fueras músico? Bueno, los padres siempre quieren que los hijos sean “profesionales” o quieren que sean empresarios, porque mis padres eran comerciantes. Y digamos que el rebelde que comienza todo fue mi hermano Delfín quien a los 16 años se fue a Lima a hacer música, a grabar su primer 45. Recuerdo que trajo a casa, su disco, llorando y diciéndole a mis padres: “esto es lo que me gusta hacer”. Era su primer sencillo grabado

con Peter Delvis, una balada titulada “Te Amaré” de José María Napoleón. Yo escuché de chiquito a mi padre, decirle a mi hermano: “de la música no vas a vivir” (ríe). Delfín a los 18 años se convierte en un empresario que trajo a Tulio Loza al Cusco. Después hace una empresa con mi hermano Moisés y dos amigos, y eso hace que él se vaya a Lima mientras nosotros, los hermanos menores tocábamos rock y baladas. Tuvimos tres grupos: “Quietos”, “Stone Boys” y “Forever” porque pensamos que íbamos a ser rockeros por siempre (los dos: la clásica y reímos). Pasó el tiempo e hicimos un 45 entre hermanos,


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Incluso recuerdo que me decían: “ha llegado el hermano israelita” (reímos). Así comenzó, en la Universidad Andina nace “El Grupo Andino”, pero cuando quise patentar el nombre, otro Grupo Andino existe hace 40 años en Bolivia, y además son los compositores del tema “Cómo has hecho”, que pensaba pertenecía a los Gaitán Castro. Y bueno, en una reunión nace el nombre de “Pueblo Andino”, y este año cumplimos 25 años, igual que el Ukuku’s.

que se llamó “The Garay’s” con Moisés, Delfín, Wilbert y Yo. Cumplí 18 años y me fui, agarrando un charanguito y mi guitarra. Papá y Mamá me preguntaron ¿a dónde vas?, yo les respondí: “a ser profesional” (reímos). ¿Y a dónde te fuiste? Me fui a la Argentina… quise conocer el mundo. El plan era irme por toda Sudamérica, fui primero a Chile donde estuve por quince días, de ahí fui a Argentina. No iba en plan de manguear porque estaba con mi dinero, mis padres me ayudaron y me dieron un año de tiempo. Pero me ajustaba en los gastos y llegué a la Argentina, fui a Paraguay, Brasil y

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luego retorno a la Argentina porque allí tenía amigos. Y decido quedarme a vivir, estuve dos años y medio. Tiempo en el que estudié música, en una escuela de verano, hice folklor aunque lo que quería hacer era rock. Y eso fue importante, porque es ahí donde me nace hacer folklor, en Argentina. Con un amigo de Santiago del Estero, un peruano y tres argentinos. Y cuando regreso a Perú vengo con esa energía de hacer folklor. Llego y cuando decía: “voy a ser folklorista”, todos se reían (ríe). Por qué no te veían haciendo folklor… No pues, vine con el pelo largo y barbón.

Y en estos veinticinco años ¿cuánta gente ha tocado en Pueblo Andino? Haciendo un conteo rápido, fueron un total de 70 músicos que están regados por todo el mundo, entre Europa, Brasil, Argentina, Arequipa, aquí en Cusco. De quienes empezamos esto, sólo quedamos dos personas. Sergio que tiene 23 años en el grupo, Andrés tiene 20 años en el grupo y Percy con 18 años en el grupo. Los otros están 10 años o 6 años que viene a ser parte del nuevo material de “Pueblo Andino” que incluye el timbal, el saxo, el trombón, la trompeta, y violín. Toda esa camada ya tiene 6 años en el grupo. El cambio es constante pues siempre hay quienes quieren hacer un poco más, por ejemplo algunos decidieron ir a Lima y estudiar en el Conservatorio, otros dos están en Palacio de Gobierno como músicos principales (saxofón y trompeta). ¿Consideras que Pueblo Andino fue un semillero de talentos? Yo no lo considero así pero creo que ellos sí, me di cuenta de esto cuando ellos me pedían permiso y además me traían un sustituto para que yo no tenga que conseguir otro músico. Por ahí


me enteré que ellos hasta cobraban para que otros entren al grupo, los integrantes decían: “vas a tocar en Pueblo, rájate” (ríe). Debe ser la trayectoria, los años de hacer música… Creo no equivocarme al decir que en este momento son los músicos mejores pagados en el medio. ¿Y en qué momento les dieron el título de los Reyes de la Noche Cusqueña? Esto nace gracias al programa “Maritere” de Frecuencia Latina en Lima, previamente, un equipo del canal vino al Cusco en comisión para cubrir una noticia en provincia. Regresando a Cusco ellos visitaron algunos lugares donde nosotros tocábamos y nos siguieron durante una semana. A raíz de esto nos invitan a Lima para hacer un programa especial, el director Ricardo Tokura afirmó que sin nosotros no habría juerga en Cusco, fue así que María Teresa Braschi “Maritere” nos presentó así: “Con ustedes, Pueblo Andino, Los Reyes de la Noche Cusqueña”, y desde ahí se quedó patentado como nuestro título. ¿Cuántas producciones tiene Pueblo Andino en estos 25 años? Ya tenemos 11 producciones, de las cuales dos están hechas en Argentina. Una de ellas saldrá publicada en febrero. Mientras vamos cristalizando en nuestro estudio, algunas composiciones pendientes. Estamos trabajando en un disco con temas pachangueros, tuvimos un disco de baladas que sorprendió a la gente “Continúa el Viaje” y pensaban que no éramos nosotros, quizá fue la añoranza de la familia, de la casa porque esa época vivíamos en

Lima, y es que allá todos los shows tenían onda romántica y para entrar a ese mercado hicimos un disco con composiciones románticas que nos sirvió pero nosotros somos más pachangueros. ¿Cómo recuerdas el Ukuku’s hace 25 años? Recuerdo a Becho flaquito (risas), a Tito, Coné, el Chino… Empezamos tocando en este local, cuando éramos “el Grupo Andino” y no teníamos batería, yo tocaba el bombo, yo hacía la percusión. Nos pusieron un domingo, el sábado tocábamos en otro local. Eran los dos únicos días que tocábamos y poco a poco fue creciendo. Recuerdo que los “Arco Iris” se fueron de viaje por un mes y me llamaron del “Kamikase” y las fechas de ellos era martes, jueves y sábado. Así poco a poco, tocábamos prácticamente todos los días, en estos locales (Ukuku’s y Kamikase), me llamaban otros locales pero no pegábamos porque querían que hagamos música tranquila y no bailable: “Aquí vienen a comer, no a bailar”, pero cuando tocábamos en el Ukuku’s era reventón total, juerga total, pachanga total y felicidad total para nosotros. Nos quedamos en el Ukuku’s y en el Kamikase durante buen tiempo, hasta que desapareció el Kamikase y seguimos en el Ukuku’s. Siempre agradecidos porque fueron los primeros en abrirnos las puertas para hacernos conocidos porque no había locales para quienes mangueaban en la Plaza. No había buen sonido o lugares para que la gente vaya a divertirse fuera del Ukuku’s o el Kamikase.

¿Recuerdas algún momento especial de estos 25 años, alguna tocada que te haya marcado? Carnavales, porque recuerdo que nosotros comenzamos a tocar en una fiesta de carnavales y ellos no estaban preparados. Nosotros llevamos nuestros chisguetes, serpentina y talco. Como yo había aprendido un poco de esto en Argentina, y sabía que la gente lo disfrutaba. Comenzamos a hacer una fiesta de carnavales en el Ukuku’s, ¿te imaginas? Recuerdo que había dos cilindros de agua abajo, en los que juntaban agua de lluvia. Y comenzaron a meter a todos, incluso a Becho de cabeza al cilindro. Todos estaban mojados, era de noche y el mismo público se prestó a todo, de forma muy familiar y amena. Al inicio pusieron una mesita de billar donde jugábamos, fueron uno de los primeros en poner internet público, un barcito donde te preparaban sanguchitos, salchipapas, después de tocar… y pasarla en familia. Y todos los hermanos artistas siempre están en el Ukuku’s. ¿Qué les deseas a nuestros amigos del Ukuku’s por estos 25 años? Nuevamente a todos ellos, a toda esa familia grande del Ukuku’s, les deseo muchas felicidades y que sigan para adelante, con esa sencillez que los caracteriza. En especial a Tito y que siempre cuando los necesitas para hablar, están ahí para escuchar. Y eso es lo lindo, porque los siento como mi familia… ¡Ukuku’s felices 25 años!

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El pasado va adelante Por: Tito Roa

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o todas las historias de vida fortalecen nuestra existencia, sin embargo, se muestran a través del tiempo como verdaderos enigmas en el camino, donde la magia de la vida las hacen reales, estos recuerdos, llamémoslo así, en mi punto de vista, significa libertad, la esencia de vida y esperanza del vivir es la libertad. Así,

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me encuentro en el pasado, libre, y entiendo que nuestro presente es un viaje al futuro, transportando en el tiempo mi existencia, incluyo mis huesos y órganos, así me encuentro al tratar de forjar estas frases. Cuánto más podría pedir si los deseos fueron como los lirios del destino, en esta trascendencia de la vida el ob-

servar alegra mucho, el viajar no es mío. ¿Dónde estaría si hubiera sido así? Pero este viaje me trae libertad, me siento frágil en el tiempo, como las noches de bohemia que acompañaron a mis ojos y oídos, a historias de fantasía, las fantásticas formas humanas del arte y a los seres que cruzaron frente a mí en una danza de esperanza,


en esos días con la libertad en mi vida, pude entender el verdadero valor del ser humano, a través de mi actividad en la bohemia, vi cruzar la tristeza y la alegría y las demás huevadas en que el hombre se transformó, entendí que mi trabajo era una madeja de sentimientos, un gran hilo que se forjó como la fuerza del acero. Querido Cusco, que me reparaste debajo de la luna y estrellas, que me viste más en la noche que en el día, que me enviaste en la sangre tu historia, el saber que eres gran energía, querido Qasana wasi que de muy niño te vi, que

en esa visión guardaba algo que no me pertenecía y al final me cobijaste, por ti me encuentro libre. Cuántos pasos más podré dar en este viaje al pasado, la verdad me conmueve en mi estructura, compartir un viaje a los años del ayer me enseña mucho, traer al presente momentos fascinantes, me ponen el corazón en la mano, no sabría a quién recordar porque todos están presentes, recuerdo al cojo Miki, allí está el cara de chicle, el más malo del Perú, susurro, con su biblia bajo el brazo y poder en su mente, personaje no muy grato en la bohemia, pero con

gran esperanza de cambio que al final perdió su libertad gracias al sistema. Cómo no recordar a nuestro personaje del centro, el “Gato con botas”, lo vi llegar a nuestro pueblo, con él compartí pichangas (no pensemos mal, era un gran futbolista), igual el tiempo lo refleja, puedo viajar en él y detenerme a comer una huevolada o una sopa donde la “chinichis” o pedir una matasquita a Abel, rodando en tres ruedas, el famoso “picolito”, o unos pasos más allá unos sándwich de dedos, comida de bohemios, amos de la noche, más qué decir, interrumpo mi viaje para escu-

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char una canción, que a lo lejos suena, Pobrecito mi hermanito, ha leído en un librito y una voz casi ronca se presenta ante un menos conocido crudo del mundo, Mucho gusto, Santiago Suárez Vértiz del Perú, un concha su madre, --risas--, un clásico del centro, salto la barra y al cruzar, un cuchillo se clava frente a mí en un viejo palo, más risas, tranquilo Titucha todo está controlado me dice mi viejo amigo de barrio, David Díaz del Olmo (el Loco) compartimos tantas historia juntos que faltarían pá-

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ginas para contar, entre música y tragos se abre la muchedumbre y allí está el negro Javier, desnudo frente a la barra del bar, calato, lanzando sus prendas al aire, ¡¡¡qué me crees que soy ladrón!!! grita, qué locuras, pequeñas manifestaciones de libertad que ahondaron mi existencia en la vida nocturna, el Kamikase, allí Javier sintiéndose culpable por burla y broma irónica de sus amigos que te hacen la vida alegre, ahora la libertad es esquiva, los jóvenes frágiles al deseo se pierden

en caricias interminables, este encuentro no es casual, el magnetismo y la energía del ande ahora nos une, frente a ellos, pelos rubios cuerpos blancos como las velas de nuestro Taytacha, se pierden en fantasías de la palabra y sonido de una bandeja que alarma los nervios desgastados de un débil cuerpo, corroído por el consumo de sustancias que se asemejan a colores alegres pero brutales, muchos de ellos partieron al encuentro de la sombra, mis más sinceros recuerdos


para ellos. Así transcurrieron los años, entre broncas callejeras, risas y llantos pero una vida llena de libertad con virtud. Un sobresalto despierta mis sentidos, la ilusión de independencia, sumada la responsabilidad y más allá el querer una vida cómoda, una mentira más y deseos vanos, me disparan a enfrentarme a una nueva aventura. Ukukus 700 años antes, pensando en sus mágicos cimientos, sintiendo su vibración en lo más hondo de mis sen-

tidos, una imagen sagrada cruza y viaja en cada corriente de mis venas, se dirige exactamente a la punta de mis dedos, donde el tiempo y la energía del universo dejó plasmada nuestra identidad, la única que la naturaleza identifica, allí están mis manos con terminación en dedos, tratando de conectarse a mi viaje al pasado. Una vieja vasija de barro abrirá su vientre para transportarnos a un Nuevo nacimiento, un personaje con la quebradiza nobleza del tiempo, con tem-

peramento sereno y visión profunda, observa sutilmente, como el viento, con la pureza que puede respirar en el fondo de la vasija, pero nuestros ojos se iluminan de esperanza para ser elegido por nuestros sagrados Apus, en una danza en el universo, nuevamente se abren mis ojos en el pasado, para observar un nuevo tiempo en esta remembranza de libertad. Esta historia continuará…

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La poesía y el Cusco, los poetas y el Ukuku’s Por: Pavel Ugarte Céspedes

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racias al cronista cusqueño Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamayhua, y su recopilación de expresiones culturales incaicas apuntaladas en su “Relación de las antigüedades deste Reyno del Pirú”, podemos afirmar que los orígenes de la poesía peruana se establecen en la ciudad genital del continente, el Cusco. Escrita posiblemente en 1613, fue en 1879 que gracias a Marcos Jiménez de la Espada se imprime por primera vez junto a otras dos crónicas, bajo el título de “Tres relaciones de antigüedades peruanas”1. En el prólogo a “Mil años de Poesía Peruana”, Sebastián Salazar Bondy advierte: “La tradición poética peruana arranca de muy antiguo. Los cronistas consignan cánticos y oraciones prehispánicos y en el folklore perduran joyas de un delicado cancionero erótico y campesino, cuyas traducciones al español han influido en los poetas cultos desde los tiempos de Mariano Melgar. En la actualidad, el incremento de las versiones castellanas de la literatura autóctona, están dejando una huella visible en la obra de los más jóvenes. Se transmite, salvando los siglos, un tono. Precisamente el tono triste y sentimental a que aludimos. Este viene, pues, desde lejos, desde muy lejos2. Bien dice César Toro Montalvo: “En efecto, habrá que cambiar el curso de la literatura peruana en lo concerniente a la literatura inca. Tendrá que merecer

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un capítulo especial los himnos del Inca Manco Cápac, quien virtualmente se constituye en el primer poeta peruano de la literatura peruana”3. O Viracocha Señor del Universo; (Ya sea este varón Ya sea hembra, El Señor del calor y de la generación): Así como quien, hace sortilegio con saliva… Manco Cápac

Esta información es relevante pues evidencia en el Cusco una fuerte tradición literaria. Este espíritu desafortunadamente no se ve reflejado en una Facultad de Letras y Literatura pero sí en sus calles, cafés, espacios públicos y centros culturales como el Ukuku’s y el Festival del Arco Iris. El tejido histórico de nuestra ciudad, ha concentrado las más diferentes voces del mundo. Son innumerables los libros, textos y poemas. Son numerosos también

TORO MONTALVO, César. “Manual de Literatura Peruana”, Tomo I. Pág. 31. 4ta Edición, A.F.A. Editores Importadores. Lima 2004. SALAZAR BONDY, Sebastián. “Mil años de Poesía Peruana”. Primera Edición. Lima, 1964. Ibid. Pp. 31.

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las poetas que testimoniaron su encuentro con la ciudad solar. Los más especiales para mí, siempre han sido los olvidados. Los cusqueños no registrados por el statu quo, y a dos de ellos me quiero avocar: Abraham Vizcarra Echave y Carmela Perea de Thompson. En la tesis para optar al grado de Doctor en Letras, Luis Nieto Miranda aborda el Romanticismo desde ambos autores afirmando a priori que el Inca Garcilaso es nuestro primer romántico como también el drama Ollantay su expresión de protesta4. Abraham Vizcarra Echave (18511884) nació en el Cusco el primero de enero y falleció a la edad de Cristo. Contemporáneo de Clorinda Matto de Turner, la insigne cusqueña lo retrata como el poeta de tonos tristes y dulces, sobrecogidos y melancólicos. Dicen algunos textos de “Si tú me amaras”: Si tú me amaras ya no sería / mi triste vida tan desolada / algunas flores encontraría / en mi camino, si tú me amaras! En el poema “Desahogo” se pregunta ¿Qué soy? mientras responde entre otros versos: “(soy) pájaro errante, sin nido /

astro apagado y perdido / del cielo en la inmensidad!” Carmela Perea de Thompson (18911925) signada también por un destino trágico fallece con 34 años de edad. Escribió desde niña y parte de su poesía además de amorosa es combativa pues se gesta en las postrimerías de la Guerra con Chile: “Y si otra vez el déspota pretende / tus pueblos asolar con su avaricia / vallas pondremos a su vil codicia / con ese brío que tu amor enciende”. Concluye Nieto: “Carmela Perea no tuvo tiempo ni reposo para cuajar la obra anhelada. La vida fue injustamente cruel con ella. Errante y abatida (…) arrastrada como por un torbellino hacia pueblos y ciudades que no conocía y luchando a brazo partido sin la ayuda de nadie, por el pan para sus hijos huérfanos, se comprende que no lograra culminar, como ella hubiera deseado, una obra poética que la obsesionaba hasta el desvelo”5. Sendos poetas deben atraer nuestro interés para profundizar en su vida y obra, ambas apasionantes y vitales para esa memoria del Cusco Poéti-

“Durante todos estos años, desde este ángulo de la noche bohemia y creativa se ha expuesto la producción lírica del Cusco

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NIETO MIRANDA, Luis. “2 Poetas Cuzqueños”. Universidad Nacional de San Antonio abad del Cuzco. Facultad de Letras y Ciencias Humanas. Tesis presentada para optar al grado académico de Doctor en Letras, 1965. Ibid. Pp. 69.

co que también se concentra en el Ukuku’s Bar Cultural, el cual también es parte del Mapa Literario de nuestra ciudad. Durante todos estos años, desde este ángulo de la noche bohemia y creativa se ha expuesto la


producción lírica del Cusco en consecutivas generaciones como diferentes orientaciones y expresiones de la belleza escrita. Festivales como el “Enero en la Palabra”, que también asoma al cuarto de siglo, o la “Carava-

na de Poesía: Perú poema por escribir” tienen asidero en este núcleo de “mamíferos de lujo” como reza un verso de Raúl Brozovich, en su momento también concurrente. Tras su muerte diez años después, realizamos en el mismo

Ukuku’s, un homenaje en compañía de la poeta Ana Bertha Vizcarra, quien junto a las nuevas generaciones ha sido parte de presentaciones de libro, recitales, conmemoraciones y memorables noches de Ande y poesía

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QOYLLURIT’I Un destino a seguir Por: Mario Curasi

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i madre, desde muy niño me llevaba por todas partes de la ciudad, yo era afortunado por las aventuras en su compañía, me recorría por todos los templos de la ciudad y de allí a otros como Huanca, Teteq’aqa, el Señor de Ecce Homo, las fiestas tradicionales de Belén, San Sebastián, San Jerónimo, Kaninkunka y Pampamarca, donde era parte de sus rezos y plegarias entre tradicionales danzas y comida, ¿cuál sería el móvil que motivaría tantas vivencias? Atento observaba todo a mi rededor, hasta que llegó el día, sería uno muy especial, me arropó como nunca, a más no poder, tres pantalones, polos, medias y chompas y unas zapatillas, ella igual y a la vez cogía frazadas y se proveía de productos de su tienda y en un balde transparente depositaba el mejor de los churrascos, jugosos y encebollados con morayas, ella decía, es para el camino. Después, andábamos por el antiguo aeropuerto en busca de un viejo camión que nos llevaría a nuestro destino, Mawayani. La gente iba abrigada y muchos de ellos ataviados con

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trajes típicos, plumas y waqollos entre las barandas de la carrocería de madera del camión, como jinetes avivando el viaje, los músicos en adelante con bombos, tambores y pitos al compás del ritmo Chakiri, todo un jolgorio sobre ruedas. Pasando Urcos, una ser-

penteante culebra de luces se deslizaba por las cumbres, la noche de luna llena, luna plena, la gente murmuraba entre el polvo, todos danzaban al ritmo del camino, eran horas de viaje, una eternidad. Llegamos a Ccatca, allí una concentración de feligreses nos reci-


bieron con ponches de habas y danzas como preludio de un rito y proseguimos el viaje cruzando entre riachuelos en curvas interminables, estos andes áridos y los vientos gélidos de junio quemaban la piel de los rostros. Ocongate a la vista, tras cruzar un puente de piedra avizoramos el pueblo, segundo descanso inevitable, el tránsito se hacía denso y el bullicio se entremezclaba con resonancias ancestrales de Ch’unchus y Ukukus y uno que otro lamento, proseguimos entre los plateados espacios de cultivos, paralelos al gran río, llegamos a una pampa donde había un minúsculo pueblito de casas de paja (Mawayani). Mi madre cargaba todo el mundo sobre sus espaldas mientras me enseñaba el camino, se detenía por unas tazas de café dulce bien caliente, como a ella le gustaba para el frío. ¡Vamos! me decía mientras con los pies casi congelados subíamos lentamente hacia la cumbre. El sonido de la música telúrica nos rodeaba por todas partes en un concierto de pisadas de caballo y la conversación de feligreses, me sentía un astronauta, la gente gritaba ¡¡Cuidado!! Mientras una luz caía en el abismo, todos se detenían y decían ¡se ha caído, se ha caído! Por entre los hilos de agua congelada en el piso y otras pistas de hielo. Aquí muchos se caen, decían, también bultos y caballos y en la oscuridad hay muy poco por hacer ya que los precipicios y senderos son muy delgados, seguíamos el camino y veíamos que se hacían cadenas humanas para ayudarse unos con otros, sorteábamos lugares de fango y hielo mientras la noche clareaba, hilos interminables ilumina-

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dos por la luna se alejaban entre cumbres agrestes de roca, arena e ichu. Son siete kilómetros nomás, decía mi madre, a lado de ella todo era posible, al amanecer el lugar era incomparable, veía estancias donde cientos de alpacas agrupadas todavía dormían, en la cima la nieve perpetua iluminaba con un blanco reluciente. Ya falta poco, me afirmaba, descansamos, un respiro, nos alimentamos, todo ahí sabía mejor mientras las primeras luces de la mañana nos daban en el cuerpo. Descansamos apoyados a nuestro enorme bulto, donde están todas las soluciones habidas para resolver el periplo, alcohol para el viento, ruda, coca, pan, atunes, etc. Dormimos media hora. El cielo azul, límpido mostraba su grandeza al despertar, comparsas de músicos y danzantes cruzaban y se detenían en las apachetas del camino, proseguimos, y de la nada aparecía un gran nevado, el “Sinakara”, mi madre decía ¡hemos llegado! Muchos años más adelante, en Bellas Artes, de manera automática hice renacer imágenes memorables, todavía en la existencia de mi madre, los ukukus y k’arachunchus se traducían en lienzos, donde el hielo y los nevados

eran escenarios de estos personajes. Los ukukus son como semidioses, una mutación entre oso-hombre u hombre alpaca. Posteriormente, se realizaron los primeros murales del Ukuku’s y de allí en adelante se ha visto transcurrir veinticinco años de arte, tradición e identidad donde toda la imaginación y energía del quehacer cultural de la ciudad se integra en torno al Festival del Arco Iris, todas las artes, mixtura para grandes, arte total, noches y días interminables en el mes de diciembre; donde participan todas las expresiones desde las miradas intensas y democráticas de sus hacedores. Siete colores que construyen una gran voluntad e iniciativa que ha trascendido más de dos décadas entre sorpresas y locura, un destino para insistir en repetir una y otra vez. Somos una gran familia y el germen de la cultura, es lo que nos ha unido inmutable, se pierde en la memoria de los que somos parte integral de su construcción y organización. Hemos visto crecer nuevas generaciones, son nuestro legado, la semilla que germina con el tiempo como parte de la vibración constante dentro de una dimensión que apenas comprendemos

“Se ha visto transcurrir veinticinco años de arte, tradición e identidad donde toda la imaginación y energía del quehacer cultural de la ciudad se integra”.

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De La Victoria al Arco Iris Por: Piero Bustos*

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n el Ukuku`s, todas las madrugadas de bohemia cusqueña son una ceremonia de bebida, amor y música creada por sus Willaq Umus, que combinaron una sagaz visión empresarial pero con respeto a la Pachamama. Sin lugares en esta parte del planeta donde poder ejercer nuestro derecho de comunidad de espíritus ebrios en revolución permanente de resistencia cultural. Un día del cual no me acuerdo, subí las escaleras de ese Arco Iris sónico y como la canción No rain de Blind Melon aparecieron ante mis ojos los más delirantes Ukukus festejando la vida. Me incorporé a la danza y bebí compulsivamente todas las bebidas sagradas. Desde ese momento, no dejo de guitarrear junto a ellos cada vez que los Apus me derivan por esos lares. Tito Roa, fan de Qoyllurit’i y descendiente del “gigante de Paruro” de Martín Chambi y Edgar Ojeda alias Becho, descendiente de Waskar por lo huasca que es, son dos cabezas visibles del proyecto entre otros, que está cumpliendo 25 años al servicio del Taky Onkoy universal. Ukuku’s ubicado en la calle Plateros, es un clásico donde cada muro tiene una historia y muchos niños se procrearon después de sus conclaves. Larga vida a los huacos eróticos *Ukuku de la base del barrio de La Victoria

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Condenados a vivir en sociedad, condenados a seguir en soledad* Breve apunte sobre el rock en el Cusco Por: Marco A. Moscoso

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l rocanrol llegó a Lima un 15 de setiembre de 1955. Ese día el viejo cine Metro estrenaba el film Blackboard Jungle (“Semilla de maldad”), uno de los primeros retratos de la juventud una vez que ésta había sido inoculada con el virus del “rocanrol” nos cuenta Pedro Cornejo abriendo su libro Alta Tensión, breve historia del rock en el Perú, que habla, creo yo, certeramente de lo que es el rock, un virus que llega para quedarse, y que con el tiempo empieza además a unirse a virus musicales propios de nuestras culturas, con lo que marca

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perfectamente su permanencia por los siglos de los siglos. El virus ya se había inoculado en mi desde la infancia escuchando algunas bandas de heavy y glam en una playa remota en el puerto de Ilo donde viví por unos años, luego casi al terminar la secundaria en Matellini, Chorrillos vi en el puesto habitual de periódicos una revista con nombres en la portada, de bandas conocidas y otras que ni en pelea de perros, Leusemia, Rafo Ráez, Ilusión Marchita, Voz Propia con revista en mano al día siguiente ya estaba en pleno jirón Quilca comprando

*Extraído de la canción “Chicha Negra” de La Base.

los k-sets que cambiarían mi vida para siempre. “No hay, no hay futuro, no, no existes tu, oh oh ohhhhh”. Con el tiempo y gracias a este virus que cada vez crecía más, ya visitaba Galería Brasil e iba a conciertos under en diversos distritos de esa gris ciudad, para rematar comencé a editar el Dolor de muela, fanzine en el que escribía junto a amigos sobre las bandas que nos gustaban, allá a fines de los 90’s. Ya en los 2000, caminando por la Av. El Sol me entero que el disco duro donde había almacenado ya casi terminado y maquetado el nuevo Dolor de Muela


había sido formateado por error, mientras no sabía qué hacer para recuperar toda la chamba me convoca Orestes Bellota para poner aquellas canciones en su programa de radio “Canto Enfermo”, ahí cada domingo de mañana rompía los parlantes de la radio junto a Jimmy Vera, Stella Maris, Luis H. Figueroa, Giani Amar y otros que tenían sus propios espacios dedicados a la poesía, la trova, el metal, etc. Cuando Canto Enfermo dejó de cantar, el virus este no me dejaba tranquilo, es así que buscando una radio donde poder encajar tremenda empresa, escucho un sábado por la noche, “olor a tierra mojada, que olor tan agradecido, hoy el viento me ha traído, el viento que viene y va”, que era la canción que escuchaba cada mañana, averigüé todo sobre tal radio y en febrero del 2001 ya estaba conduciendo Cultura Rock, el programa del rock peruano, que tiempo después mutó a Desde los Suburbios, emerge el rock peruano. Después de como 10 años de haber dejado las cabinas de radio donde tanto hemos compartido con las bandas cusqueñas, volvimos hace un año con Desde los Suburbios, en la misma radio que aceptó tal jalada de los pelos para la FM, Radio Metropolitana 107.7 FM. * En Cusco, en esos primeros años del rock peruano que fueron los

60’s, una banda llamada Spectros, ya hacía de las suyas en las fogatas bailables (que eran lo equivalente a las matinales) desde 1967 aproximadamente, luego con algunos cambios en su alineación en los 70’s se hicieron llamar El Trébol, “quizá el primer grupo rockero peruano en cantar en nuestra lengua nativa fue el Trébol, con la canción “El viento pregunta por ti””, apunta Carlos Torres en su libro Demoler, el rock en el Perú 1965-1975, canción que formó parte de su LP Buscándote editado en 1973. Este pequeño apunte sobre el rock en nuestra ciudad intenta rescatar —hasta donde se pudo— nombres de bandas que pisaron los escenarios y otras que aún están ahí gritando en nuestros oídos, nos hacen saltar, cantar, llorar, poguear, vivir, vivir intensamente. Recientemente el músico Esteban Rodríguez se ha graduado de la Escuela de Música de la PUCP con la tesis “Caracterización y reinterpretación de lo local en la escena de rock de la ciudad del Cusco”, investigación que aborda cómo las interacciones de elementos geográficos, culturales, sociales, económicos son percibidos por los agentes de la escena musical con el ánimo de generar una identificación y caracterización de lo que se llamaría una escena de rock cusqueña propiamente dicha. Como apunte, Esteban forma parte de la banda cusqueña Karma Ukuko.

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El rock como manifestación cultural está muy arraigado en nuestra ciudad, como contábamos al inicio de este texto, en Cusco ya venían tocando bandas como Spectros, Los Diabólicos, Davs-Vodskas, Trébol y muchas otras más. Con los años y las décadas llegan Perros, Gatos, Locos; Broken Zoom, Totem, Punk Waro, pero ya la explosión se viene del 2000 para adelante con la irrupción de bandas como Melanoma Social, Menarkia, NSPé, Karma Ukuku, Estado Narco, Transmisión, Basura, La Base, Slow Death, KDM, Morkill, Maniaco Depresivo, La Perseguidora del Gato con Botas, Sábato, La Muka, Velatorio, Sicarivm, Sonda, Despondent Chants, Desgarrado Frenesí, Tatako Tusuq, Insanity, Fósil, TAZ, Cuerdas. Después de unos años de silencio salen a escena bandas como La Jenkins Warox, Tóxicas, Chintatá, Manifestaxion Subversiva, Yardigans, Bacterias, La Nave de Cristal, AK-47, Kriadilla, The Fractal Sound of Trees, Whisper of Death, Muñeca Rota, Trastorno Social, Super Manzanillas, Eqay, Blu Jaggers, Llama Cós-

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mica, La Bruja Blass, Siwar Project, Freak Circus, 8.8, Dark Rituals, Wayna Cohetes, Motteros, Sapo Tetón entre muchas otras que nos van regalando melodías y canciones de resistencia. Estas bandas se presentaban en conciertos, en los que muchas veces se compartía con poesía, performance y otras artes escénicas alternativas, en espacios como el Sui Generis en calle Q’era, Lobas Pub en San Blas, La Grieta en Pumacurco, el Salón Comunal de Progreso, la Federación de Trabajadores en Recoleta Angosta por nombrar algunos, y como no el Ukuku’s Bar Cultural de la calle Plateros. * El Festival del Arco Iris del Ukuku’s siempre ha abierto sus puertas a las bandas cusqueñas y de hecho, a nuevas propuestas musicales que juntas hacen que cada noche sea diferente porque se van marcando por estilos musicales, una noche para folklor, para fusión, para metal, para punk rock, indie y así sucesivamente. Las bandas se preparan previamente y se

acogen a la convocatoria que año a año este espacio abre en estas fechas. Pero no solo durante el Festival del Arco Iris se presentaban las bandas de rock, recuerdo mucho conciertos como los que hacía Morkill en fechas indistintas, y que para ser una banda independiente de heavy y thrash metal con temas propios, llenaban el Ukuku’s Bar Cultural de cabo a rabo, con las melenas dando vueltas en mesas y en el espacio para el respectivo mosh y pogo. Recientemente, este año Yardigans presentó su disco YRDGNS junto a otras bandas de la escena como Los Abigeos del Dolor (grupo de chicha con ex integrantes de bandas como Menarkia y Punk Waro), Coco Sáenz y La Jenkins Warox; obteniendo un lleno total mientras la banda cantaba sus mejores canciones, “No me vas a convencer, somos la generación que nadie puede vencer”, el público joven coreaba y saltaba. Este 2018, el cartel de bandas de rock está que quema así que no se pueden perder participar del Festival del Arco Iris del 25 al 30 de diciembre, en nuestra casa, el Ukuku’s Bar Cultural


“Deben existir más iniciativas como el Ukuku’s” Entrevista: Frida Ibañez

Conversamos con la joven escultora Edith Sánchez, sobre su participación en el Festival del Arco Iris en los últimos años. ¿De dónde eres? Yo soy de Apurímac, pero he pasado mucho tiempo viviendo en Cusco, aunque viví en Lima pero me vine aquí por razones de estudio. Estudié la secundaria en Lima y siempre me gustó todo lo relacionado a las artes plásticas. Me gustaba todo, pero decidí por la escultura porque me pareció más completo, es volumen y color. ¿En ese sentido, qué artista te impresionó? Siempre había visto dentro de la escuela las esculturas de Santiago Visa (padre) y a pesar que no tenían color, eran hermosas en forma y volumen. Fue quien me inspiró a comenzar en el rubro. La escultura básicamente es volumen, es su característica principal y a veces no es necesario el color, porque la luz y el mismo ambiente se lo dan. ¿Cuál es la temática de tu trabajo? Se me hace muy fácil retratar la figura

femenina, sus formas son llamativas y perfectas para la escultura. ¿Cuál fue tu primer acercamiento con el Ukuku’s? Creo que fue el “señor Ukuku”, yo le llamó así a Tito, porque en un inicio nunca recordaba su nombre, fue quien me invitó -quizá porque alguien le había hablado de mí- para participar de la Semana del Arco Iris. Yo estuve feliz, porque fue uno de los primeros que se fijó en mí como artista. Fue increíble que alguien mostrara algo de interés en mi obra porque en ese momento aún era alumna. De ahí me gustó participar en ese círculo, porque podía compartir con la gente que estaba dentro y también con otros artistas del ambiente. No había un taller donde existían docentes y alumnos, sino había gente que hacía de todo y con quienes el intercambio de experiencias y el aprendizaje ha sido una experiencia interesante.

Deseos para el Ukuku’s por estos 25 años Desde un inicio me pareció interesante el proyecto y pienso que deberían existir más iniciativas como esta, más empresas cusqueñas que apoyen el arte y la cultura, indirecta o directamente como lo está haciendo el Ukuku’s. Es una forma de ayudar a hacer crecer la parte cultural de Cusco. Sería interesante que esto incentive a otras empresas porque si son más, va a ser mucho mejor el ambiente artístico. Yo sé que hay apoyo en lo que es el arte popular cusqueño pero no se debe dejar de lado lo artístico, porque el arte en sí es mucho más. Y sin duda el Ukuku’s ha hecho estos años lo que no hicieron otras entidades culturales o lucrativas, como dar auspicios, y esto porque a nadie le interesa apoyar la cultura. Y eso es triste, desde ese punto de vista, el Ukuku’s está dando un gran ejemplo a seguir. ¡Felices 25!

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La fotografía cusqueña Texto y fotos: Luis H. Figueroa

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s necesario recordar que desde agosto de 1839, ha corrido mucha agua debajo del puente, aquel año fue presentada formalmente en Francia una técnica que literalmente, cambiaría la forma de ver el mundo. Aquello que fue denominado “el espejo con memoria” era precisamente eso, una superficie de plata pulida hasta el punto de ver el reflejo preciso de las cosas sobre su superficie, y gracias a un cristal debidamente enfocado y a las propiedades químicas de los vapores de yodo era capaz de retener esa imagen de manera permanente. En 1842, llegaría Maximiliano Danti a nuestro país con este invento denominado daguerrotipo y considerado por su gran difusión comercial el proceso primigenio de la fotografía, aunque mucho antes se realizaron numerosos intentos algunos con éxito y otros no. La primera cámara fotográfica en nuestra ciudad se registra alrededor del año de 1845, su presencia se debería al fotógrafo peruano Jacinto Pedevilla, años más tarde arribaría a la ciudad el explorador francés Émile Colpaert con un aparato similar. A principios del siglo XX, surgirían muchos nombres como los forjadores de un estilo que el historiador Pablo Macera consideró tenía todo el aspecto de una escuela, la escuela de fotografía cusqueña. Entre ellos encontramos a Miguel Cha-

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ni, José Gabriel González, Juan Manuel Figueroa Aznar, Filiberto y Crisanto Cabrera, Martín Chambi, Eulogio Nishiyama, entre otros, la mayoría de los cuales tenían sus estudios fotográficos dis-

“El trabajo de muchos de ellos ha sido preservado por sus familias, en colecciones particulares... ...Todos ellos conservan la memoria gráfica de la ciudad”. puestos a acoger a clientes que llegarían a hacerse un retrato personal, grupal o familiar, aunque paralelamente también realizaban la labor de registro metódico, pictórico y preciso a través de aquel ojo de cristal de muchos atractivos de la antigua capital inca y sus alrededores. Es así, contamos con una fuente de referencia importante de un período anterior al terremoto de 1950, el cual destruyó gran parte de las edificaciones de la ciudad, entre casonas co-

loniales e iglesias, y que sirvió como registro crucial para dar paso a una reconstrucción de la ciudad de manera relativamente armoniosa. El trabajo de muchos de ellos ha sido preservado por sus familias, en colecciones particulares, como también dentro de archivos creados específicamente para tal efecto como el Archivo Fotográfico de Martín Chambi, organizado por Theo Allain Chambi, la Fototeca del Sur Andino, dirigida por Carlos Nishiyama donde se encuentra la obra de su padre Eulogio Nishiyama junto a su archivo personal, y también la Fototeca Andina del Centro Bartolomé de las Casas, donde se alberga obras de otros fotógrafos locales. Todos ellos conservan la memoria gráfica de la ciudad. Posterior a 1970, la entonces bachiller Cristina Torres en su tesis, señala que hay un silencio de producción visual que duraría hasta 1980 aproximadamente, espacio en el tiempo donde se encuentra la figura de otro fotógrafo: Guillermo Guevara Yábar. A partir de la década del ’80, la fotografía cusqueña atraviesa un período de crisis fundamentalmente debido a la presencia del terrorismo en nuestro país. El control que ejercían las autoridades de entonces forzaba a los fotógrafos viajeros a tomar precauciones que décadas atrás no eran necesarias. A pesar de estas dificultades, fotógrafos como Carlos Nishiyama persisten


en su afán de documentar las fiestas, tradiciones y rituales de las comunidades altoandinas, buscando en ellas esa sensación necesaria de paz en medio de la violencia que atribulaba las entrañas de nuestro pueblo. La fotografía cusqueña reaparecería lentamente a partir de la década del ‘80, presenciando una transición lenta e inexorable del medio analógico al digital. Los fotógrafos de las décadas del ‘50 y ‘60 recuerdan que habían encarado el proceso en colores de una manera exitosa, en un tiempo que requería enviar los rollos de película positiva Kodachrome para ser procesados en Estados Unidos. Junto a este impulso de fotografiar en color también tenemos que mencionar a otro fenómeno importante que nacía en este período: el cine cusqueño. A mediados de la década del 2000 y con la popularización de las cámaras digitales, nuevas miradas han surgido en el Cusco. El interés por la documentación y representación veraz de nuestro entorno, nuestras calles, nuestros paisajes y comunidades siguen siendo registradas en su cambio constante por aquellos fotógrafos viajeros que se apartan de lo urbano para dejar constancia de una presencia andina que perdura en su esencia a través del paso del tiempo. También resalta el trabajo de fotógrafos que con el medio digital han llevado un paso adelante aquella preciada técnica del retoque fotográfico que pertenecía a los antiguos maestros como Figueroa o Chambi y han sido apropiadas y transformadas a través de pinceles virtuales. La memoria del Cusco se preserva en la mirada de aquellos que han aprendido a mirar

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El eclĂŠctico Arco Iris Texto y fotos: Hughes Vanhoucke

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ada año, el Festival Cultural del Arco Iris está apuntado en amarillo fluorescente en mi agenda, el único festival fuera de Europa al que atiendo armado con mis cámaras, más específicamente en mi segundo hogar, el Cusco. Cuánto tiempo ha pasado desde que fui por primera vez, no lo recuerdo exactamente, pero fue hace mucho tiempo. De mi primera visita al Ukuku’s sí me acuerdo, se remonta a septiembre u octubre de 1993, el año en que abrió sus puertas si no me equivoco. Desde entonces, he estado visitando regularmente al Ukukus cada vez que cruzo el gran charco y me quedo en el Ombligo del Mundo, siendo al final del invierno del hemisferio sur, al igual que durante las últimas y primeras semanas del año. El Ukuku’s siempre está en mi agenda, gracias a su lado ecléctico de las cosas y el buen ambiente, un hito en la vibrante vida cultural y nocturna del Cusco. El ambiente multicultural que reina y la variada oferta de artistas en numerosos segmentos del arte y todas las categorías de edad, y esto entre Navidad y Año Nuevo, es algo que me atrae enormemente. Un ambiente que, según mis conocimientos, no se encuentra en otro lugar en el Cusco, en un momento en que el freno de mano está puesto a la vida cultural durante una semana debido a las celebraciones de fin de año. El festival comienza justamente en uno de esos días festivos, específicamente el de Navidad cuando muchos negocios están cerrados y cuando la oferta cultural es prácticamente nula, excepto el Ukukus, por supuesto. En cada una de las cinco noches se presenta una colorida mezcla de arte, artistas plásticos, poetas, teatristas y comediantes u otros artistas visuales. La mezcla perfecta. Para cerrar las noches, varias bandas de mú-

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sica folclórica, rock o pop dan lo mejor de sí mismas en uno de los escenarios más antiguos y usados del cercado de Cusco, la antigua ciudad de los incas. Desde que Morkill actuó el 26 de diciembre del 2010, he estado haciendo fotos de las bandas que actúan y, en varias oportunidades me he hecho amigo de algunos integrantes de ellas. Como fotógrafo de prensa pertenezco al mayor grupo de prensa belga y la revista española de rock y metal La Heavy (anteriormente conocida como Heavy Rock) con tirada mensual de 50,000 ejemplares y la revista en línea asociada Mariskal Rock,

“El Ukuku’s siempre está en mi agenda, gracias a su lado ecléctico de las cosas y el buen ambiente, un hito en la vibrante vida cultural y nocturna del Cusco”.

visito las salas de conciertos más pequeñas y acogedoras hasta los más grandes escenarios de Europa, así como festivales con hasta 80.000 visitantes por día. El Festival del Arco Iris, sin embargo, sigue siendo para mi uno de los mejores festivales pequeños al que puedo asistir con amigos locales para disfrutar de la oferta cusqueña. Ya estoy a la espera de la nueva edición del Festival del Arco Iris, así como de la actuación de una banda de amables músicos de rock que no se ven a menudo en los escenarios a pesar que son verdaderos cusqueños

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Festival del Arco Iris: Un Río Desbocado de Energía Por: Julio Antonio Gutiérrez Samanez (Kutiry)

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ue allí, que un 29 de diciembre de 1993, Tito Roa, Edgard Alegría, Edgard Ojeda y Julio Roa, que en su adolescencia fueron críticos con nosotros y con nuestra euforia irresponsable (Los Vortex), tuvieron una visión maravillosa y fundaron el Ukukus Bar Cultural, en pleno centro del Cusco, donde se mostrarían, de primera intención, las primeras antiguallas coleccionadas por Don Felipe Roa, el patriarca familiar, fomentarían la cultura y el arte, auspiciarían eventos culturales, etc. Eso haría del local un espacio inconfundible que sería el centro gravitacional para toda esa muchachada perdida y feliz. Allí volvimos a encontrarnos los pintores, músicos, poetas y bricheros: el manicomio completo de locos de los barrios de Qosqollaqta y los locos estrafalarios venidos de todos los confines de la tierra. Mil leyendas, mil historias de amor surgían de este tabernáculo que pronto se llenó de esculturas de Heber Huamán, caricaturas del Ch’illico, murales de Carlos Olivera y música de cuanto grupo aparecía y desaparecía en el firmamento de las noches de la bohemia cusqueña. Pasaron entre muchos: Jaime Guardia, Miki González, Manongo Mujica, Manuelcha Prado, Gian Pierre Magnet, Amador Vallumbrosio e hijos, Débora Correa de Yuyachkani, etc., etc. Tiempo después, escribí un texto sobre el cura patriota Pérez Armendáriz y por rara coincidencia de la vida, fue el libreto de un video en que actuó José Roa, encarnando a ese sacerdote ilustre y anecdótico. A Héctor lo encontré afincado en Aguas Calientes, haciendo

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artesanía, como diría Pichicato, cerca de “Machu Picture”. El Ukukus Bar Cultural, brillaba con el esplendor del Arco Iris. Todos los meses de diciembre, un festival y una caravana inundaban las calles y la plaza cusqueña con acróbatas, saltimbanquis, bellas adolescentes subidas en enormes zancos de madera que hacían piruetas y volatines, con toda la fauna de ángeles y demonios, celebrando la vida que corría a raudales “derramando energía” y lisura, en aquel firmamento de constelaciones y estrellas, de faunos, musas aedas y bardos como el Chino Velásquez, Juan Mescco, el “Piwi” y Pavel Ugarte de la nueva hornada; pintores como Edwin Chávez, Mario Curasi, Carlos Olivera, el “Taller Cuatro”, los Ch’illicos; escritores como Lucho Nieto, Enrique Rosas y Mario Guevara –antes que la fama los distanciase-, que hacían de este bello festival una catarsis generacional, el cual, como bola de nieve, iría creciendo involucrando a más artistas, arrastrando a más generaciones. Seguía de cerca, junto con mis desaparecidos amigos: Lucho Figueroa “El Timbre” eximio cineasta, Gonzalo Medina “Gon” genio de la pintura, Fausto Espinoza, entrañable amigo y artista, Tolo Olivera, otro genio del arte, Walter Vargas Machuca teatrista y poeta o mis waykis menores: “Qolla pato” y Vlady Escobedo, fallecidos en la flor de la edad; sin pensar que algún días serían un recuerdo afectuoso. Pero, la fiesta sigue, el talento y el arte no se detienen, el arte es eterno, la vida es corta y, como dice Tito Roa, el artífice de este prodigio: “esto ha sido un río de energía”. Quizás recordando a nuestro “Brozo” inmortal, poeta de poetas, cuando escribió: “Nosotros ingenieros del alma somos una / fábrica de sueños. / Energía –una locomotora del entusiasmo…” 

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El disfrute de comer y beber Por: Juan Mescco Sinchi

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n una noche indicada, se expone el Festival del regalo de Nuestra Madre Tierra, el agradable Buffet Andino, gracias a la pericia de nuestra estimada Miriam Ocampo Rosell, quien es conocedora de la gastronomía cusqueña tradicional y lo expresa en los suculentos platos que pre-

senta. El sabor que inunda el Ukuku’s Bar Cultural proviene del: yuyu hawch’a, q’apchi de setas, tarwi uchu, solterito, lisas uchu, entre otros. En el Arco Iris se goza participando y compartiendo nuestros alimentos en su riqueza en preparación. A disponer el arte en el paladar. Prove-

cho. Asimismo, se ha hecho infaltable el Festival del Cocktail, con la habilidad y experiencia de los Barman, que hacen un carnaval de bebidas y color, que mediante su creación también los denominan de acuerdo al día del

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festival, compuestos de infinidad de licores y sabores. Un sorbo que llena de satisfacción a los concurrentes en medio del Arco Iris y los saludos en toques de copas y vasos cristalinos. Salud por los 25 años del Ukuku’s Bar Cultural


Q’apchi de Setas del Ukuku’s Receta de Miriam Ocampo Ingredientes: Ají molido, cebolla picada, palillo, ramas de wakatay, papas sancochadas, habas verdes, setas bien lavadas, queso andino, huevos, leche, sal a gusto. Preparación: Hacer un aderezo de ajo, cebolla y sal, un poco de aceite y palillo. Añadir un poco de agua hervida. Agregar las papas sancochadas trozadas, habas, queso, huevo. Hervir unos quince minutos. Agregar las setas y dejar hervir unos otros 15 minutos y para servir agregar leche. Este rico platillo lo puedes degustar en el celebrado buffet andino que se da gratuitamente el día central del Festival del Arco Iris.

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