JovenGuardia N 16

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JOVENGUARDIA JUVENTUD COMUNISTA DE ESPAÑA (MARXISTA-LENINISTA)

NÚMERO 16

ABR-MAY

2014

Receta para las elecciones europeas Pág. 4

Fútbol popular contra el capital

Stop subida del transporte

Trabajadores FNAC en huelga

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Ricardo Basso

Fútbol popular contra el capital

El fútbol, como ha sucedido con cualquier otro fenómeno de masas, ha logrado ser absorbido en las últimas décadas de forma casi absoluta por la dinámica capitalista. Poco queda del deporte obrero nacido y exportado por los trabajadores ingleses durante el fenómeno expansivo de la industrialización. Ahora, por el contrario, parece tratarse única y exclusivamente de un deporte elitista, de propietarios magnates y salarios astronómicos, de palcos VIP repletos de políticos oportunistas y empresarios enriquecidos con la construcción o la privatización de los recursos, es decir, un deporte del capital… Porque hay que reconocer que el fútbol nació del vientre del capitalismo industrial, pero lo hizo como hijo bastardo y proletario, esparcido con la reproducción del sistema por las barriadas suburbanas de las capitales del mundo gracias al imperialismo británico, es decir, que nació rebelde entre tanta dominación y turbulencia, nació popular… Si apreciamos su evolución histórica como deporte podemos decir que corrió la misma suerte que la clase trabajadora, primeramente fue marginado para terminar siendo en fechas más recientes integrado en el sistema mediático y de consumo. El capitalismo logró integrar el fútbol como un elemento más de dominación y de producción de ganancias. Y es que tras la fachada alienante, que muchos críticos ajenos indican como faceta fundamental del fútbol en nuestra época, se esconde su esencia. Como hijo del capitalismo lleva en su seno, como

ADN imborrable, las contradicciones mismas de un sistema caracterizado por estar de dividido de forma tajante entre explotadores y explotados. Son estos últimos, los explotados, los que aun lo sostienen y lo hacen funcionar, así como también sucede con el mundo. El problema es que esto no se aprecia a simple vista. Como muchos otros ámbitos masivos el fútbol se sostiene por la gente, por la mayoría de la población del planeta que lo degusta en sus diversos espacios: en la calle, en el estadio o en la televisión. Tres espacios en los que el capital intenta y logra ejercer su dominación para sostener su lógica de ganancias.


3 La calle y el estadio, son populares por naturaleza, a diferencia de la televisión, el principal agente alienador que permitió desvirtuar al fútbol y conducirlo por la senda del negocio. Para comprender esto hay que entender que el fútbol nace en la calle y que posteriormente es cooptado por los grandes salarios. Los obreros del deporte, también conocidos como futbolistas, son en su mayoría provenientes de barrios bajos y familias sin recursos. El capitalismo ha sido capaz de articular un entramado complejo para comprarlos con la simple ilusión de triunfar o directamente con los polémicos contratos laborales multimillonarios, los cuales están sostenidos principalmente por la publicidad televisiva. La televisión no solo arrancó al fútbol de sus barrios, sino que lo concentró como negocio en cada vez menos equipos. Los clubes como el Real Madrid, Barcelona, Manchester United o Bayern de Múnich, principales ejemplos de esta cuestión, en las últimas décadas se han distanciado del resto de clubes de forma abismal y han llegado a mundializarse de una forma verdaderamente aterradora. En contraposición a todo esto es el estadio en donde pueden apreciarse los elementos de resisten-

cia popular que aun es capaz de ofrecer el fútbol. A pesar de los precios abusivos y elitistas que se intentan imponer para ingresar a los mismos, cada vez son más las aficiones politizadas que han surgido como respuesta a la crisis del capitalismo y a su versión futbolística. Cada vez son más los seguidores pasionales y desinteresados que se identifican con valores como los del “anticapitalismo, el antifascismo y el antirracismo”. Así como también cada vez son más los se han desengañado por completo con los grandes clubes y han comenzado a nutrir a los pequeños, a los que no están inmersos en el indigno negocio, tanto como hinchas o incluso como propietarios. Desde aficiones como la del Sankt Pauli o los Bukaneros del Rayo Vallecano, famosas por su carácter anticapitalista, hasta clubes como el FC United of Manchester o el CAP Ciudad de Murcia, los cuales han desarrollado un tipo de gestión basado en el accionariado popular, se ha empezado a construir el camino contra el fútbol-negocio. El deporte proletario por excelencia, como cualquier otro ámbito popular inmerso en la dinámica capitalista, debe resistir construyendo su poder contrahegemónico hasta finalmente vencer. El fútbol popular está en su deber histórico de disputarle la final al capital y derrotarlo para siempre. ¡A por ellos!


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Receta para las elecciones Europeas: unidad popular para acabar con el régimen

El próximo 25 de mayo se podrá votar en nuestro país a los políticos que nos tienen que representar en Bruselas los próximos cinco años. La izquierda no ha conseguido aunar en una sola lista las ansias de transformación social de millones de trabajadores y jóvenes. Os exponemos nuestra receta para que la transformación social y política sea posible en nuestro país y en toda Europa.

Ingredientes Un puñado de organización en los centros de trabajo La precariedad y el paro son nuestro pan de cada día. Los trabajadores tenemos cada vez menos fuerza en las empresas para conseguir derechos y las grandes empresas y el gobierno no quieren ni siquiera que exista negociación entre las partes para llegar a acuerdos. Los sindicatos están fuertemente desprestigiados, no sin razón, y las sucesivas reformas laborales nos aprietan las tuercas e intentan limitar nuestras reivindicaciones. El drama de la pobreza y el paro nos atenaza. Tenemos que recuperar la iniciativa. Unirnos a nuestros compañeros en el curro y crear sindicatos para reclamar lo que es nuestro, organizarnos como jóvenes trabajadores en las estructuras sindicales, crear miles de Plataformas de Afectados por las Hipotecas para luchar el derecho a la vivienda, agruparnos como desempleados para exigir un trabajo digno, agruparnos como jóvenes periodistas, médicos o profesores, para poner nuestra profesión al servicio de la sociedad: ¡en el curro, unidos!

Medio litro de Gamonal Los vecinos del barrio de Gamonal han demostrado que sí se puede. Vivimos en barrios donde al paro y la pobreza se une un déficit de equipamientos e infraestructuras, donde la oferta cultural está reducida a la mínima expresión. Nuestros barrios están abandonados por el poder político, no les interesamos porque no vivimos en los barrios ricos. Necesitamos asociaciones de vecinos en los barrios, asambleas populares en cada uno de ellos, reclamemos lo que es nuestro, construyamos centros sociales para nosotros, los jóvenes, desarrollemos una oferta cultural amplia y representativa de la juventud: ¡en el barrio, vivos!

Una cucharada de organización estudiantil Nos expulsan de las aulas, nos reducen las becas, empeoran nuestro sistema educativo, expulsan a nuestros profesores de la enseñanza, privatizan nuestra educación. Los estudiantes tenemos que levantarnos ante esta situación y reclamar nuestros derechos porque los precios de los grados y másteres son prohibitivos, porque nuestros compañeros no pueden estudiar, porque nos privatizan la FP. Necesitamos asociaciones estudiantiles, que se coordinen entre ellas y construir el movimiento estudiantil en cada centro de estudio, en cada región, en todo el país: ¡en la enseñanza, rebeldes!

300 gramos de 22M El 22M fue una experiencia única para todos nosotros. Millones de personas (estudiantes, trabajadores, pensionistas) unidos en un mismo fin. No podemos limitarnos a reclamar lo que nos corresponde como estudiantes, o como trabajadores, también debemos buscar unirnos con el resto del pueblo construyendo nuestra unidad. Unificar las luchas y señalar a los culpables de nuestra situación es el objetivo: ¡en cada pueblo y ciudad, 22M!


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Una alternativa económica El gobierno Rajoy nos dice que lo peor ya ha pasado. Nuestra propia realidad le desmiente. La estrategia del PP ha sido rebajar los salarios y privatizar y recortar en servicios públicos como medio para ganar “competitividad”, pues de esta forma conseguimos exportar más y por tanto nuestro país podrá crecer. En realidad, todos los países de la UE tienen la misma receta y en esta carrera por conseguir salarios más bajos para hacer productos más baratos no podemos ganar todos los países. Además, únicamente un porcentaje ínfimo de empresas (las más grandes) pueden exportar sus productos al extranjero. No es ninguna solución. Necesitamos subir los salarios, redistribuir la riqueza, crear y reforzar los impuestos para las grandes empresas y los ricos, darle instrumentos al Estado para que pueda intervenir en la economía para beneficiar a la mayoría social, revertir las privatizaciones y mejorar los servicios públicos, negarnos a pagar una deuda ilegítima que nos impide progresar. De esta manera los trabajadores tendríamos dinero para poder comprar, los pequeños negocios podrán salir adelante con nuestras compras, la economía crecerá al margen de los vaivenes internacionales y el Estado tendrá recursos y medios para garantizar la equidad y eliminar la pobreza. Estas propuestas chocan con un régimen político y económico antisocial e injusto.

Una alternativa política Para hacer posible una sociedad en beneficio de los trabajadores y estudiantes debemos romper con este régimen. Un régimen que limita la democracia, cuyos representantes públicos no cumplen el mandato de gobernar en beneficio del pueblo, donde nuestra única participación se reduce a votar cada cuatro años y donde las decisiones importantes se toman teniendo en consideración a las grandes empresas y bancos pero no a sus víctimas (trabajadores, desempleados, desahuciados o estudiantes). La corrupción es ya la forma de gobierno en nuestro país con miles de casos por doquier. La corrupción es régimen y por ello acabar con la corrupción es construir otra sociedad.

Una alternativa de país Más allá de si nos consideramos españoles o catalanes, vascos o gallegos (o incluso todo ello a la vez) debemos reconocer que el problema territorial en España se ha situado en un primer plano. Una parte mayoritaria de los catalanes quieren votar en un referéndum sobre cómo quieren que sean sus relaciones con España, y el fin de la violencia de ETA pone en primer plano en Euskadi la necesidad de conocer cuál es la voluntad de los vascos. Los dirigentes políticos de uno y otro lado intentan azuzar el odio entre nosotros. CIU acusa a andaluces y extremeños de robar las riquezas de los catalanes, el PP considera a cualquier independentista poco menos que un terrorista o una persona que conspira contra nuestra Constitución. Mientras que la propia Constitución, que se ha convertido en un trasto inservible para garantizar derechos sociales a los trabajadores, es utilizada para impedir expresarnos democráticamente. Necesitamos un nuevo proyecto de país que asuma que sólo podemos convivir juntos si queremos hacerlo y por ello los trabajadores tenemos derecho a decidir, sin la injerencia de las élites económicas, sobre todos los asuntos, incluidos los que se refieren a las relaciones que queremos mantener con los trabajadores de otros territorios.

Pero, para salir de nuestra actual situación no nos basta una receta, necesitamos juntar hombros y manos, desarrollar al máximo nuestra confianza y unidad, demostrar a los poderosos que juntos: ¡SÍ PODEMOS!


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Juanjo Hinojo En esta última década en el área Barcelona hemos estado viviendo una subida sistemática de los precios de transporte, la crisis ha endurecido bastante la tendencia -y sobre todo ha hecho que se note más en los bolsillos de los ciudadanos- pero no se trata de nada nuevo; del 2001 al 2007 el bono integrado de 10 viajes (la T-10, uno de los más populares) subió un 27%, siempre por encima del IPC (24,8%) y de las subidas salariales pactadas (22,44%). Estos datos dan otro golpe al mito de los tiempos de bonanza económica. El estallido de la burbuja inmobiliaria ha hecho que los precios continúen subiendo a un ritmo todavía mayor, entre 2008 y 2012 ha habido una subida del precio de la T-10 de un 30%, dejando el precio del billete de los 5,25 euros del año 2000 a 9,25 en 2012, 9,80 en 2013 y 10,30 en 2014. El organismo público competente, la Autoridad Metropolitana de Transporte (ATM), el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya han presentado estos últimos tarifazos -los más graves- como un sacrificio que hay que asumir, ante una situación temporal adversa. Con este argumento no sólo están obviando el hecho de que el transporte lleve subiendo durante toda la década anterior, sino que se están dejando de lado un pequeño e interesante detalle: cómo se distribuye el presupuesto de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). TMB es una empresa de titularidad pública con parte de capital privado cuyos 600 directivos se llevan un 15% de las partidas salariales, se calcula que cobran unos 100.000 euros anuales más pluses y otras ven-

tajas -se sospecha porque la cifra de sus salarios no es pública-. Hay que sumar que el ayuntamiento de Barcelona, parte de la ATM y titular de TMB, tiene año tras año más ingresos que gastos, concretamente en 2013 fueron 23 millones de euros de superávit acumulado. Ante esa situación, que no sólo ahonda en la pobreza de las personas sino que es vista como tremendamente injusta, no ha tardado en surgir una respuesta con la fundación de la plataforma Stop Pujades -Stop Subidas, en catalán-. Desde prácticamente principios del 2014 esta plataforma lleva luchando contra las subidas de transporte, a través de las asociaciones de vecinos, organizando bloqueos de líneas de metro cada miércoles, convocando manifestaciones y toda clase de actos. Esta respuesta del pueblo de Barcelona a los atropellos de la administración pública y los grandes intereses privados que cobija no es nueva. El 1 de marzo de 1951 se produjo una huelga de tranvías -la primera del franquismo- por la subida del precio del billete, en los 60, 70 y 80 se peleó por nuevas líneas de metro que conectasen la maltratada periferia de la ciudad -y que vecinos, como los del barrio de la Marina, siguen peleando-; en los 90 y los 2000 los habitantes del barrio del Carmel protestaron para que llegase el metro, por su deficiente ejecución -que provocó hundimientos y destrozos- y por los desvíos de fondos públicos (el famoso 3% de comisión que se embolsaban los responsable políticos de las obras de la ampliación hasta el Carmel de la línea 5). Los habitantes de Barcelona, tras todas estas batallas -muchas ganadas y algunas perdidas- se enfrentan ahora a otro atropello, uno más de toda la lista que han tenido que sufrir todos los trabajadores de Europa y a los que llevan tiempo diciendo basta.


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EN HUELGA Álvaro trabaja desde hace seis años en FNAC a jornada completa. No está afiliado a ningún sindicato, pero no se resigna. Frente a los ataques de la empresa, Álvaro no duda en defender sus derechos y se ha unido a la huelga convocada durante la jornada de Sant Jordi, el 23 de abril. JCE(m-l): El 19 de abril hicisteis huelga, hoy también, ¿qué os ha llevado a esta situación? Álvaro: Tenemos motivos de sobra. Se nos ha bajado por enésima vez el sueldo, para conservar el salario anterior se nos ofrece hacer unas 300 horas más al año, se ha eliminado el seguro médico, los domingos y festivos nos los quieren pagar como un día normal… y, bueno, hay un montón de razones. Ha habido un ERE escondido a base de mobbing (acoso laboral), con el que han conseguido que recientemente veinte personas hayan dejado la empresa. Conozco también el caso de una persona a la que despidieron simplemente por quejarse de que en el almacén hace frío. Esto no puede seguir así. ¿Qué situación sindical encontramos en FNAC? En el comité de empresa hay dos sindicatos: por un lado está CGT, y por otro la UGT, que es el mayoritario y el que claramente da prioridad a los intereses de la empresa, votando a favor de las cosas más descabelladas. La convocatoria de huelga surge a iniciativa de CGT. En principio parecía que UGT se sumaba, pero finalmente se ha echado atrás. No sé ellos qué alegan (no estoy al tanto), pero motivos para hacer huelga hay de sobra. En general, ¿están organizados los trabajadores? A medias. Hay gente sindicada, otros que no, y algunos que por ser relativamente nuevos en la empresa ni saben que hay sindicato. Pero, en cualquier caso, predomina el miedo a las represalias: hay compañeros muy sometidos a los cargos superiores, que ni se plantean defender sus derechos. Imagínate, cada dos por tres te llaman

para darte la charla en el despacho; y en momentos como en el que estamos este tipo de reuniones se producen a diario. Claro, ahora se están organizando asambleas abiertas con todos los trabajadores, sindicados o no, y la empresa responde con contundencia. La precariedad a la que condenan los contratos temporales y de media jornada son motivo de sobra para luchar, pero quizás también para no querer hacer huelga, ya que la empresa puede sustituir fácilmente un puesto de trabajo así. ¿Cómo responde la plantilla al llamamiento de CGT? ¿existen divisiones entre fijos y temporales? Muchos nos hemos animado a luchar, pero es verdad que cuesta movilizar a los compañeros. Es normal, con contratos temporales la gente tiene miedo a quedarse mañana sin trabajo. Yo llevo muchos años y estoy cansado de que nos tomen el pelo: al menos hay que defender lo que tenemos, porque si nos quedamos de brazos cruzados las cosas sólo van a ir a peor. Pero, claro, la mayoría de gente que entra en FNAC no dura más de tres meses. Por aquí han pasado personas muy competentes, que han trabajo de una manera profesional y que, sin embargo, les han echado a la primera de cambio sin alegar ningún motivo, simplemente empleando las herramientas que les ofrece la reforma laboral. FNAC conoce la ley a pies juntillas y le está sacando mucho partido: de hecho, desde que entró en vigor la reforma ha habido muchas reuniones para modificar las condiciones laborales, dos de ellas con éxito gracias al apoyo de UGT. ¿Cómo puede suceder algo así? si en el comité de empresa predominan los delegados de UGT es porque, en teoría, cuentan con el apoyo de la plantilla y, sin embargo, no parecen defender los intereses de los trabajadores...

Lee las entrevistas completas en este enlace o en nuestra página web



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