Contenido Exclusivo
CÓMO LOGRAR UNA FOTOGRAFÍA Existen tantas imágenes y tan fácil acceso a ellas que al final del día acabamos saturados, la mayoría las vemos de pasada, ni tan siquiera llegamos a dedicarles un nanosegundo de nuestras vidas. Sin embargo, cuando te gusta la fotografía, cuando son tus fotos, una parte de tu ego de artista busca la aprobación o admiración de los demás. En esta era en la que cualquiera tiene cámara en mano las veinticuatro horas del día, parece que ya está todo fotografiado, todo visto y creado. Es posible que pienses que ya no puedes lograr algo original, diferente… que seguro que alguien lo ha hecho antes. Bien, puede que sí y puede que no. Hoy vamos a dedicar esta publicación exclusiva para los lectores VIP a darte algunas claves para lograrlo, para que puedas conseguir fotografías únicas y diferentes que atrapen la mirada del espectador y le provoquen un pellizco en el estómago (o en el corazón).
Cuando uno empieza en el mundo de la fotografía está tan preocupado de lograr fotografías correctas y, muchas veces, tan obsesionado con ampliar el equipo, que puede olvidar qué es lo que le gusta fotografiar de verdad. Porque nos gusta la fotografía en general, pero siempre tendemos a un área en particular. Hay quien lleva la fotografía callejera en las venas, quien ha nacido para la fotografía documental o a quien le apasionan los retratos. También hay búhos que persiguen las estrellas o la luna, o amantes de la naturaleza que pueden pasar tres horas fotografiando la misma flor o una tarde entera a la espera de una mariposilla que se pose sobre la margarita que tiene delante. Por otro lado, están los que adoran las fotos planificadas y, por el contrario, los que
buscan el instante, el momento único y fugaz. No, a todos no nos gusta lo mismo. Faltaría más, si fuera así esto sería demasiado aburrido, ¿no crees? Por ello, piensa qué te gusta de verdad, porque igual te empeñas en lograr una fotografía macro única cuando esta disciplina te aburre soberanamente y lo que necesitas es el bullicio de la urbe o, al revés, te lanzas en busca de esa fotografía callejera que deje embobado cuando la timidez te impide hasta saludar al vecino en el ascensor y, además, no te gustan las fotos precipitadas sino tener todo el control sobre la escena. Descubre primero en qué tipo de fotografía te mueves mejor y explótala. Puedes salir de vez en cuando a experimentar, por supuesto. Pero sólo disfrutando de verdad lograrás algo único, impactante.
Fotografía de Joe Ridley/Beth Martin bajo licencia Creative Commons
Al hilo de lo que te acabamos de contar, también es importante que te conozcas no sólo como fotógrafo, sino como persona. La rutina a veces logra que nos olvidemos de nosotros mismos, de quién fuimos un día y de adónde queríamos llegar; nos engulle y atrapa y borra nuestros anhelos.
Párate un poco, recupera algo de tiempo para reflexionar y meditar sobre qué sientes con respecto a la vida, qué esperas de ella o qué es lo que quieres buscar a lo largo de tu existencia. Las fotografías son un reflejo de lo que somos, de quiénes somos, pues una fotografía es una traducción de cómo vemos y sentimos el mundo. Una misma escena nunca será fotografiada igual por dos personas distintas, ni siquiera utilizando el mismo equipo y los mismos ajustes. Si es así es porque no están poniendo su alma, y de esta manera no se puede lograr algo único. Sólo meras fotocopias de lo que cualquiera puede ver, y eso no interesa.
Fotografía de Sara Diniz Outeiro bajo licencia Creative Commons
Otro aspecto fundamental que se nos olvida es la necesidad de nutrirnos culturalmente, tanto a nivel de fotografías, películas, etcétera, como en otras disciplinas artísticas. Todo aquello que enriquezca tu mente, tu ser, acabará reflejándose en tu trabajo. Cuanto más rico seas por dentro, más podrás entregar a los demás a través de tu mirada. Una tierra que no se siembra, ni riega ni abona, difícilmente dará frutos… Lee libros (de todo tipo), escucha música, ve a exposiciones, comparte opiniones y pensamientos con otras personas con inquietudes similares a las tuyas, hay vida más allá de la televisión y las redes sociales ;).
Si tu fotografía no provoca algún tipo de emoción en el espectador, ten por seguro que no lograrás que repare en ella. ¿Y cómo se emociona? Parece fácil decirlo pero llevarlo a cabo es otra historia, ¿cierto?
Fotografía de Lotte Meijer bajo licencia Creative Commons
Existen algunos trucos que te ayudarán a emocionar con tus fotografías, pero hay uno infalible. Si tú no te emocionas con lo que haces, jamás podrás transmitir sentimiento alguno. Cuando pongas toda tu alma en la fotografía, sí, esa que has nutrido, que conoces y sabes qué siente y quiere, entonces, y sólo entonces, llegarás directo al corazón del espectador. Como un dardo en el centro de la diana.
Nada de lo anterior servirá si no sabes exponer bien, enfocar o no conoces las reglas de composición, bien sea para aplicarlas o para saltártelas con conocimiento de causa. Se presupone que, si bien no eres un experto, al menos
conoces los principios básicos y eres capaz de lograr una imagen correcta, de lo contrario, no te queda más remedio que ponerte a aprender y a practicar. Antes de encontrar una foto única y diferente, tienes que saber lograr una foto correcta ;).
Fotografía de Jamie Street bajo licencia Creative Commons
Cuando busques una fotografía única y diferente sé egoísta. Con esto nos referimos a que pienses en ti y no en el público. “¿Cómo? ¿Pero si lo que quiero es emocionar al público?” Puede que estés pensando esto, ¿verdad? Pues es muy simple, la fotografía que captures te tiene que emocionar a ti, te tiene que gustar a ti, llenarte, satisfacerte completamente. Por mucho que intentes agradar al resto, si a ti no te llena no transmitirá nada auténtico, será una falsa. Igual está realizada de forma excelente, pero no dirá nada de ti y será una de esas imágenes que pasan sin pena ni gloria. Si no te gusta de verdad, no la compartas, no será única.
Fotografía de ian dooley bajo licencia Creative Commons
La era digital ha traído grandes beneficios al aprendizaje pero también grandes inconvenientes. Somos de dedo fácil, disparar es gratis por lo que no pensamos, la mayoría de las veces, en si ese disparo es o no necesario de verdad, si merece la pena. Hay una canción que dice “habla sólo cuando lo que tengas que decir sea mejor que el silencio”, pues te proponemos un ejercicio siguiendo esta premisa, no para hacerlo siempre, pero sí para hacer algunas salidas fotográficas con este propósito. Se trata de ponerte un límite de fotografías. Por ejemplo, en una tarde fotográfica no puedes disparar más de cinco veces. Este ejercicio te servirá para pensar bien las fotos, para estudiar bien las escenas, para concentrarte de verdad en lograr un gran resultado, una foto que diga algo, una foto diferente, no una más con las que rellenar discos duros. ¿Te animas? Si sigues estos consejos llegará el día en que esa foto única y diferente saldrá de tu cámara sola. Esa fotografía está dentro de ti, no ahí fuera. Deja que brote.
Prueba nuestro libro La Magia de Fotografiar en Modo Manual