Revista digital computacion ii

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República Bolivariana de Venezuela Ministerio del poder popular para la educación universitaria Instituto tecnológico “Antonio José de Sucre” Mérida Edo Mérida

Nombre: Jean Pier Linares C.I: V-24197798 Clase: 71


En el mundo psicológico y sociológico están estudiando que es lo que lleva a las personas a engancharse de un modo muy especial con algunas redes sociales y/o juegos en los que se produce un efecto hipnótico muy especial. Es que las ondas cerebrales delta, las que nos llevan a un estado estado hipnótico, suceden en el hemisferio cerebral derecho en plena actividad, y es similar a las de un sueño profundo y meditación. Estas mismas ondas son las que se generan en nuestro cerebro cuando se ingresa en “la zona máquina” en donde nuestra actividad nos hace olvidar del mundo que nos rodea. Este estado fue muy estudiado por los casinos de Las Vegas y en estudios antropológicos han detectado las satisfacción que siente nuestro cerebro al transitar un mundo donde algunas tareas son mecánicas pero a la vez debes encontrar patrones, reconocer figuras, personas, detectar relaciones, etc. Es así que podemos pasar horas haciendo clic en fotos de nuestros conocidos de facebook, sin que nos demos cuenta del paso del tiempo. O pasando de nivel en el Candy Crush Saga. O mirando nuestro timeline de Twitter, viendo como suceden los tweets. O jugando a juegos que te llevan a una realidad virtual paralela y te mantienen jugando por 12 horas seguidas. La antropóloga del MIT Natasha Schüll ha denominado esta hipnosis como “The Machine Zone“ o “la Zona Máquina”. Y donde no se trata de ganar, sino de perderse en este estado hipnótico y olvidarse del mundo y los problemas. Es como viajar en piloto automático. Es un ritmo. Un círculo de eventos sincronizados perfectamente, en donde se produce una distorsión del tiempo/espacio. Muchos experimentan sensaciones como la de ser parte de una máquina. Si aprietas un botón, algo sucede. Si aprietas otro, algo similar sucede, pero no exactamente igual y puede depender de mis elecciones. A veces ganas a veces pierdes. Y esto se repite y es en el placer y seguridad de la repetición la clave para enganchar los sujetos. Aunque al finalizar, muchas veces se obtenga una sensación de haber estado perdiendo el tiempo.


iDiots nos muestra a través de unos simpáticos robots el cotidiano que la mayoría de las personas vivimos, intentando tener el último modelo de cualquier aparato tecnológico como un teléfono, por más de que no lo necesitemos, basando nuestra felicidad solo en las posesiones materiales y no en las verdaderas vivencias: el estar en contacto con otras personas, mirarnos a los ojos, hablar cara a cara, pasear, disfrutar de las pequeñas cosas. Forma un mensaje con toque de humor, pero que sí nos deja pensando en algo profundo. Esta es una situación de la que todos (o casi todos) estamos conscientes, pero tristemente no hacemos mucho para revertir.


Algo más del 50% de los jóvenes de 17 años se agobia si no tiene el móvil, un 12 por ciento de los adolescentes españoles abusan del móvil o de Internet. Y el 14% de los adolescentes reconoce estar enganchado a algún videojuego, aunque aún no se sabe cuántos de estos adolescentes terminarán siendo casos patológicos. Estos problemas ha sugerido a la Agencia Antidroga a organizar tres programas de prevención de adicción a las nuevas tecnologías en tres centros escolares de Madrid. Y han sido tratados durante la celebración del Segundo Simposio Internacional Multidisciplinar sobre el Trastorno por Déficit de Atención y trastornos de la conducta, organizado por CONFIAS (Fundación para una infancia y adolescencia saludables) y el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Según los expertos, el móvil, internet, los chats o el messenger pueden ser simples entretenimientos, pero, cuando se convierten en adicción, se producen desequilibrios en el niño que impiden su socialización y entorpecen su desarrollo. Finalmente, afirman, el niño se esclaviza al igual que ocurre con otras adicciones, lo que conlleva consecuencias como el fracaso escolar y social, alteraciones de la conducta, autismo y encerramiento progresivo en sí mismo. Origen biológico de las adicciones a las nuevas tecnologías Para los especialistas, detrás de estas adicciones, además de un origen social (costumbres) y biológico (neurotransmisores), sobre los que se está investigando, podría haber un problema de desatención familiar; opinan que si las familias ejerciesen la función contenedora que deben tener, esto no ocurriría. Se ha investigado el cerebro humano para buscar un origen biológico que condicione dichas adicciones. Según estudios, los jóvenes se hacen adictos a una tecnología o a un comportamiento porque, al final, se convierte en algo biológico y que está relacionado con varios elementos: la dopamina (que está relacionada con


los circuitos de recompensa), la noradrenalina (relacionada con la excitación) y las endorfinas (también conocidas como hormonas de la felicidad). La aparición y progresivo auge de las nuevas tecnologías ha ido paralelo al surgimiento de una nueva expresión de un viejo fenómeno : La Adicción. Telefonía móvil, videojuegos, ordenador, Internet, chats, etc...conforman aparentemente el origen del problema. L. es una adolescente de 15 años que dedicaba un promedio de acceso a Internet de más de 8 horas diarias. La niña, en un proceso paulatino pero implacable, había terminado por negarse a seguir asistiendo a la escuela, e incluso renunciaba a salir con sus amigas. Cuando sus padres la trajeron a consulta su patrón horario había cambiado. L. dormía durante el día y la noche se la pasaba conectada a la red (chat). Lo más significativo : Su renuncia total a cualquier otro tipo de actividad. Ante la pregunta más comúnmente realizada de si las nuevas tecnologías son un riesgo potencial para la adicción, la mayoría de expertos coinciden en señalar que dichas tecnologías no generan, por sí mismas, la adicción. Las personas con determinados problemas previos son las que más recurren a ellas y hacen un uso indebido de las mismas. Los jóvenes que se encuentran en situación de riesgo son aquellos que han crecido en un ambiente familiar poco propicio para su desarrollo o falto de un adecuado nivel comunicativo, suelen poseer una baja autoestima y tienden a huir de un mundo adulto que les resulta hostil, refugiándose en las nuevas tecnologías. A ello se une, en el caso de los adolescentes, el hecho de encontrarse en un periodo de cambios tanto físicos como emocionales. La no aceptación de la propia imagen corporal, la baja autoestima, la inseguridad y otros factores, pueden hacer de las nuevas tecnologías un refugio ideal para que los


adolescentes proyecten ante los otros una imagen "más ideal" o incluso "irreal" de sí mismo para hacerla más atractiva según los vigentes cánones sociales. Un niño tímido por naturaleza puede encontrar en la "privacidad" del ciberespacio un medio para liberarse de las ansiedades que le producen las relaciones sociales diarias en contacto directo. En principio esta actividad, dentro de unos límites, no debería suponer nada pernicioso. La barrera de lo patológico se cruza cuando dicha conducta implica tanto al sujeto que conduce a dependencia. La persona reduce progresivamente su campo de intereses y sus obligaciones, de manera que la conducta adictiva termina por acaparar su vida y no existen otras actividades gratificantes fuera de la conducta motivo de adicción. Es, en definitiva, la adicción, la que les impide desarrollar sus habilidades sociales en la vida real, les hace hipersensibles a los juicios de los demás y acrecienta su inseguridad. A partir de aquí se desarrolla una tendencia al aislamiento, se rompen las relaciones sociales, se produce el fracaso escolar y aparece la agresividad en ocasiones dirigida contra los propios miembros de la familia.


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