Universidad siglo xxi jenny cortez

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Nuevos Paradigmas / Universidad Siglo XXI

En este mundo globalizante, volátil, con necesidades sociales imperantes que resolver de manera urgente, desequilibrado, contaminado, con brechas muy amplias en el ámbito económico y estimulado por el desarrollo extraordinario de las tecnologías de la comunicación y la información, la Educación para el siglo XXI, juega el papel principal y debe enseñarnos a vivir y convivir juntos en nuestro Planeta en decadencia, destruido por el ser humano: La Madre Tierra. En este sentido uno de los bastiones y pilares fundamentales de los retos que tiene la Educación para el siglo XXI, es lograr la transformación del hombre/mujer en ciudadanos del mundo, sin perder las raíces ni la identidad de cada nación, para ello debemos contar con la guía, el norte, el faro de luz: La Educación no solo a nivel individual sino colectivo, teniendo claro nuestra misión y visión de vida (quienes somos, de dónde venimos y para donde vamos). Ciertamente el núcleo de la Educación es la Familia, allí desde que somos concebidos en el vientre de nuestra madre, vamos formando nuestra vida y poco a poco preparándonos con valores, costumbres, tradiciones, actitudes en el proceso de nuestro crecimiento. Aunado a esto pasamos por una formación desde la infancia, adolescencia y adultez por instituciones educativas de distintas índoles en su mayoría rígidas, frías y tradicionalistas, donde la instrucción va de la mano del programa de gobierno y sociedad en la cual nos encontramos inmersos claustrando sueños, creatividad y críticas en los sujetos de aprendizaje de estas instituciones. En este orden de ideas es menester, que la Educación del siglo XXI rompa los actuales paradigmas ya que este sujeto en formación se inserta en el sector universitario y es allí donde logra las competencias para resolver y dar soluciones a los problemas sociales que giran en torno a su profesión. Pero, ¿la universidad actual está formando para competir o para resolver estos problemas?, ¿esta nuestra universidad en capacidad de dar respuesta a los retos de la educación del siglo XXI?, reflexionemos en estos aspectos. ¿Cuál es el papel de los educadores en los albores de un nuevo siglo y de un nuevo milenio, en un mundo en proceso de cambio y transformación? Al respecto, el ex Director General de la UNESCO don Federico Mayor nos recuerda un pensamiento de Albert Einstein: “En épocas de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.


También dijo: “Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil”– Albert Einstein. Partiendo de estas premisas, es necesario analizar como nosotros los docentes estamos impartiendo o trabajando dentro de nuestros entornos estudiantiles, y si nos estamos adaptando a las exigencias actuales de la sociedad, si lo que enseñamos es formación para la vida o simplemente para aprobar una asignatura más. Es duro observar como las brechas sociales son cada vez más amplias y en nuestro País la fuga de cerebros y de capital humano hacia el exterior va en crecimiento. Tomando en cuenta estas reflexiones nos enfocamos también en lo que los ministerios diseñan y se nos obliga a impartir dentro de las aulas de clases. ¿Entonces qué Hacer?; ¿Está en nuestras manos el cambio educativo? En este sentido, podemos decir que un sistema educativo orientado hacia las necesidades del siglo XXI debe incorporar una definición de ciencia (conocimiento) que la entienda con el enfoque de Investigación y Desarrollo, tratando de producir cambios en ellos. En este enfoque, el fin fundamental de la ciencia es operar sobre la realidad para transformarla. Es menester, destacar algunas premisas de diferentes autores a tomar en consideración y que aún se encuentran en vigencia en pro de la educación para este siglo y nuestro País (Venezuela), pero debemos rescatar: Allí la posición crítica de Cortázar (1990), resume que el bagaje histórico tiene aportes importantes para definir los niveles de prestigio de la profesión docente. Para ello, vale como elemento enlazante, reconstruir la imagen del docente dentro de los distintos momentos del país. El docente es un virtuoso, esboza Albornoz (1991), que se asocia con la actividad de un artista. Por un lado debe mostrar dominio del conocimiento y por el otro, creatividad, que le permita, frente a las nuevas exigenciasyalainevitableaparicióndelatecnologíaenelentornoeducativo, convertirse en un recurso que facilite, es decir, promueva el autoaprendizaje en forma consciente, elaborando estrategias que potencien el conocimiento a través de la tecnología y despierten en el estudiante el potencial para adquirir y utilizar el conocimiento a través de la utilización eficiente de las tecnologías. Esto implica convertir la universidad en una comunidad de aprendizaje y enseñanza, que “... faculte a los educandos para que orienten su formación hacia un mayor rigor, coherencia y complejidad”, según destaca Pace (1998).


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